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Irrigación

702 MOORE

Inervación del corazón.


El corazón está inervado por fibras nerviosas autónomas procedentes del plexo cardíaco (fig.
4-64; v. también la fig. 4-69 B y C), que a menudo bastante artificialmente se divide en porción
superficial y porción profunda. Esta red nerviosa, está situada sobre la superficie anterior de la
bifurcación de la tráquea (una estructura respiratoria), ya que en la disección se observa
habitualmente después de extirpar la aorta ascendente y la bifurcación del tronco pulmonar.
Sin embargo, su relación primaria es con la cara posterior de estas dos últimas estructuras, en

especial la aorta
ascendente. El plexo
cardíaco está formado
por fibras simpáticas y
parasimpáticas en ruta
hacia el corazón, así
como por fibras
aferentes viscerales
que conducen fibras
reflejas y nociceptivas
desde el corazón. Las
fibras se dirigen desde
el plexo a lo largo y
hacia los vasos
coronarios y los
componentes del
sistema de conducción,
en particular el nodo
SA.
La inervación simpática procede de fibras presinápticas, cuyos cuerpos celulares residen en los
núcleos intermediolaterales (astas laterales) de los cinco o seis segmentos torácicos superiores
de la médula espinal, y de fibras simpáticas postsinápticas con cuerpos celulares en los
ganglios paravertebrales cervicales y torácicos superiores de los troncos simpáticos. Las fibras
postsinápticas atraviesan los nervios esplácnicos cardiopulmonares y el plexo cardíaco, y
terminan en los nódulos SA y AV, y se relacionan con las terminaciones de las fibras
parasimpáticas en las arterias coronarias. La estimulación simpática aumenta la frecuencia
cardíaca, la conducción del impulso y la fuerza de contracción, y al mismo tiempo aumenta el
flujo a través de los vasos coronarios para soportar este aumento de la actividad. La
estimulación adrenérgica del nodo SA y del tejido de conducción aumenta la frecuencia de
despolarización de las células marcapasos mientras aumenta la conducción AV. La estimulación
adrenérgica directa a partir de fibras nerviosas simpáticas, así como la estimulación hormonal
suprarrenal indirecta, aumentan la contractilidad atrial y ventricular. La mayor parte de los
receptores adrenérgicos de los vasos coronarios son receptores b2 , que al ser activados
producen relajación (o quizás inhibición) del músculo liso vascular y, por consiguiente,
dilatación de las arterias (Wilson-Pauwels et al., 1997). Esto aporta más oxígeno y nutrientes al
miocardio durante los períodos de mayor actividad. (MOORE 708)

La inervación parasimpática del corazón procede de fibras presinápticas de los nervios vagos.
Los cuerpos celulares parasimpáticos postsinápticos (ganglios intrínsecos) se localizan en la
pared atrial y en el tabique interatrial, cerca de los nódulos SA y AV, y a lo largo de las arterias
coronarias. La estimulación parasimpática disminuye la frecuencia cardíaca, reduce la fuerza
de contracción y constriñe las arterias coronarias, con lo cual se ahorra energía entre períodos
de mayor necesidad. Las fibras parasimpáticas postsinápticas liberan acetilcolina, que se une a
los receptores muscarínicos para enlentecer la velocidad de despolarización de las células
marcapasos y la conducción AV, así como para disminuir la contractilidad de los atrios. (728)

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