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Una devoción que

nos asemeja a
Cristo
¡Bienvenido!
El proyecto que estás iniciando puede ser una de las aventuras personales más especiales y
fructíferas de tu vida. ¿Por qué? Porque es el mismo Señor de cielo y tierra - quien ha hecho
posible que estés iniciando este taller -, quien, si le dejas, se revelará de manera muy especial
al mostrarte su Corazón. Efectivamente, “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo
Único para salvarnos”; Jesús, el Unigénito de Dios, engendrado, no creado, al hacerse
Hombre para salvarnos y mostrarnos el camino a la Vida Eterna, tiene un Corazón, de
carne; como tú y yo; con el que ama, siente, elige libremente y se entrega; en todo como
nosotros menos en el pecado, pero sin dejar de ser Dios, de manera perfecta e infinita.
¡Misterio que sólo se puede explicar desde el Amor!

Como un acto de amor y reparación a este Sagrado Corazón que tanto ha amado a los
hombres, hoy llega a tus manos esta consagración; consagración que es un pacto de amor
entre el alma dispuesta a retribuir con amor donde antes hubo indiferencia y hasta desprecio;
consagración que nos ayuda a recibir las gracias necesarias que nos preservan del pecado
mortal; Consagración que día a día, y a través de las lecciones de amor, nos ayuda a iniciar
una transfiguración que nos lleva a caminar por las sendas de la perfección, perfección
necesaria para heredar el Reino de los cielos.

En las sesiones iremos desarrollando poco a poco los principios y contenidos que explican esta
Espiritualidad, siempre desde lo revelado en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la
Iglesia y enriquecido con revelaciones particulares, que, si bien no añaden nada nuevo a lo
Revelado por Cristo y sus Apóstoles, explican o ponen énfasis en el tema que nos reúne.

Para que se alcancen los objetivos trazados en este taller es necesario únicamente que quieras
conocer el maravilloso mensaje que Cristo nos da a través de esta Espiritualidad. Acompaña
cada sesión con momentos de reflexión en la que poniéndote en oración y repasando los
puntos desarrollados, escuches del mismo Jesús, lo que tiene que decirte al respecto. Así como
le salió al encuentro a tantos santos - amigos de su Corazón -, a tantas familias, jóvenes,
niños, matrimonios, sacerdotes y religiosas, a Santa María y San Juan Apóstol inclusive,
asimismo quiere bendecirte y mostrarte los tesoros y gracias escondidos en Sagrado
Corazón.

¡Que Dios te bendiga abundantemente!


En el Corazón de Jesús,

Jóvenes de Avanzada y Voluntas Tua

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Consagración Diaria
Reina del cielo, mi dulce Madre María
yo aunque débil e indigno
pero animado por la amorosa invitación
del Sagrado Corazón de Jesús deseo consagrarme enteramente
a él, deseo ofrecerle todo a través de tu Inmaculado
Corazón y con una confianza de niño en tus cuidados,
espero me ayudes a cumplir con mi propósito.

Sagrado Corazón de Jesús, rey de bondad y de amor,


libre y con todo el corazón acepto este dulce pacto:
de cuidar tú de mí y yo de ti,
deseo que todo lo mío sea tuyo, y lo pongo en tus manos:
mi alma, mi salvación enterna, mi libertad, mi progreso
espiritual, mi vida, mi salud, mi familia, mis posesiones y mi
trabajo y cualquier obra buena que yo pueda realizar
para que tu dispongas de todo según tu voluntad.

Haré lo mejor que pueda en estos asuntos


pero permaneceré contento con lo que
tu amante corazón decida para mí.

En cambio, te pido, que el tiempo que me resta no sea


desperdiciado, deseo hacer algo importante para ayudarte a
reinar en el mundo, por medio de mi oración,
mi trabajo diario, mis sufrimientos y actos de abnegación.
Que todo lo que haga en cada moemnto de mi vida
pueda ser utilizado para establecer tu divino reinado.
Que mis últimas palabras y mis últimas fuerzas
sean palabras de amor, sean entrega generosa
a tu Sacratísimo Corazón.

Amén, Amén.

3
Oración
Queremos ser de los Tuyos

Corazón de Jesús, queremos ser de los tuyos,


los tuyos de veras.
Los que no retrocedan,
los que no se desalienten,
los que no conozcan las medias tintas
ni las posturas ambiguas.
Los que lo den todo, antes que traicionarte.

Por eso te rogamos que nos enseñes,


que nos formes, que nos venzas
y nos enciendas en santa violencia
y en afanes de conquista.

haznos apóstoles de tu Reino,


luchadores de tu Santa Iglesia,
Para recorrer el mundo
siempre a tu servicio.
Con la sola ilusión de que Tú reines,
de que Tú seas más amado,
de que Tú seas más conocido.

Nuestra Señora de los valientes,


Nuestra Señora de los humildes,
encarna de nuevo a Cristo
en nuestra pobre vida.

Amén. Amén.

4
Las 12 Promesas del
Sagrado Corazón de Jesús
1. Te daré todas las gracias necesarias a tu estado de vida.
2. Estableceré la paz en tu hogar.
3. Te consolaré en todas tus aflicciones.
4. Seré tu refugio en tu vida y sobre todo en tu muerte.
5. Bendeciré abundantemente tus proyectos.
6. Los pecadores tendrán en mi Corazón la fuente de
misericordia.

7. Las almas tibias crecerán en fervor.


8. Las almas fervorosas alcanzarán más perfección.
9. Bendeciré el lugar donde esté expuesto mi Corazón y sea
honrado.

10. Daré a los sacerdotes el don de tocar los corazones más


empedernidos.

11. Sipropagas esta devoción, tendrás tu nombre escrito en mi


Corazón.

12. Yo te prometo que mi amor todopoderoso te concederá, si


comulgas nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la
penitencia final: no morirás en desgracia ni sin recibir los
sacramentos, mi Divino Corazón será tu refugio en este último
momento.

5
Actos de Consagración al
Sagrado Corazón de Jesús
Acto de amor:
Nada tengo, ¡oh mi amado Salvador y mi Dios!, nada tengo que sea capaz de
agradarnos, nada puedo hacer, nada soy; más yo tengo un corazón, y esto me
basta: me pueden quitar la salud, la honra, la vida misma; más nadie me podrá
quitar mi corazón, y con este corazón os puedo amar ¡oh mi adorable Jesús! Pues
con este corazón os quiero amar, ¡oh mi Dios! Yo os quiero amar, y quiero amaros
siempre más y más aquí en la tierra, para poder amaros por toda la eternidad en

Acto de adoración:
Señor mío Jesucristo y mi Dios, yo os creo real y verdaderamente presente en el
Santísimo Sacramento del altar, recibid este acto de profundísima adoración,
para suplir el deseo que tengo de adoraros innecesariamente, y en acción de
gracia por los sentimientos de amor que vuestro Sagrado Corazón tiene para
conmigo; os ofrezco todos los actos de adoración, de resignación, de paciencia
que vuestro Sagrado Corazón hizo en la tierra durante vuestra vida mortal, y
todos los que aún hace y hará por toda la eternidad en el cielo, a fin de adoraros,
de amaros y de alabaros cuanto me sea posible por ese mismo Corazón durante
todo el tiempo de mi vida.
Abridme, pues,ese Sagrado Corazón para que sea en adelante el lugar de mi
refugio y mi descanso. Amén.

Acto de contrición:
¡Oh mi Salvador y mi Dios!, cuyo Corazón, herido de amor y de dolor, concibió
tanta pena de todos los pecados del mundo; ¡que no pueda yo sentir aquel mismo
dolor que en Vos acusaron mis pecados! Os ruego que suplaís con este dolor, que
Vos tuvisteis, el que a mí me falta. Imprimid en mi corazón el horror y temor
hasta que las más leves faltas: trocad y reformad este infeliz corazón al modelo
de vuestro infinitamente puro, soberanamente santo y siempre abrazado de amor
para vuestro Padre celestial; pues protesto que no quiero amar en adelante más
que lo que él ama, y detesto todo lo que le desagrada. Amén.

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Invocación al
Sagrado Corazón de Jesús

¡Oh Corazón Santísimo, Corazón agustísimo, dueño de


todos los corazones! Yo os amo, yo os adoro, yo os alabo,
yo os doy gracias y soy todo y para siempre vuestro.
Vos sois mi fortaleza, mi apoyo, mi recompensa, mi
salud, mi amparo mi amor y todo mi bien.

¡Oh Corazón de amor!, quedos conmigo y en mi poder;


gobernadme, salvadme, trocadme todo en Vos.
No me neguéis la condición de hijo de vuestro Corazón,
en quien deseo morir a mí mismo y al pecado para vivir
de sola su vida.

Corazón de Jesús, reformad mi ingrato corazón; haced


que en adelante se una a vuestro amor por el suyo, y se
acerque tanto a Vos como lejos estuvo en lo pasado; y
pues sois su Criador, sed, os ruego, su galardonador.

Amén

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Rosario del
Sagrado Corazón de Jesús
Cada denario:
Inicio: “Jesús manso y humilde de
Corazón, haz mi corazón
semejante al vuestro.”

“Sagrado Corazón de Jesús


en vos confío.”

Final: “Inmaculado Corazón


de María sé la
salvación mía.”

Final:
Inicio: (Por los enfermos)
Alma de Cristo santifícame,
Padre Nuestro
cuerpo de Cristo sálvame,
Corazón de Cristo vivifícame,
Ave María
Sangre de Cristo embriágame, Gloria
agua del costado de Cristo lávame,
pasión de Cristo confórtame,
oh buen Jesús óyeme,
dentro de tus llagas escóndeme,
no permitas que me aprte de ti,
del maligno enemigo defiéndeme,
a la hora de mi muerte llámame,
y mandame ir a ti para que,
con San José, la Virgen María,
tus ángeles y tus Santos,
te alabe y te bendiga,
por los siglos de los siglos . Amén

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33 Resoluciones del alma que quiere
llegar al perfecto amor del
Sagrado Corazón de Jesús
1. Hijo, en este día te pido que vacíes tu corazón de todo afecto terreno; búscame en
la soledad de mi Sagrario, y de rodillas reconóceme como a tu Amo y Señor.
2. Arrepiéntete de tus pecados y emprende el camino de la reparación y el
sacrificio.

3. Acude al tribunal de mi divina misericordia; busca el Sacramento de la


Confesión y purifica tu corazón. Recuerda que al cielo nada manchado podrá
entrar.

4. Imita las virtudes de mi Sagrado Corazón; pídeme que embellezca tu corazón


con las virtudes de la humildad y de la mansedumbre.

5. Carga con la cruz de cada día con amor, no reniegues del sufrimiento, acepta la
prueba como una manifestación del gran amor que te tengo.

6. Imita las virtudes de María; conságrate a su Inmaculado Corazón y hazte su


siervo, su esclavo de amor.

7. Embellece tu interior con el sacrificio, la mortificación; ámalas en extremo.

8. Busca el silencio; el silencio fue la escuela en la que los santos se hicieron santos.

9. Aléjate de las cosas del mundo; el mundo ha llevado a la perdición y a la


condenación a infinidad de almas.

10. Busca la reconciliación, vive verdaderamente el espíritu de fraternidad.

11. Cierra tus labios a la crítica, a la murmuración; no hables de ti nada bueno,


exalta más bien las virtudes y cualidades de tus hermanos.

12. Considérate el más pequeño, no busques los primeros puestos. Recuerda que
quien humilla será ensalzado, y quien ensalce será humillado.

13. Medita en mi Evangelio, escudriña la Palabra de Dios.

14. No buques la vanagloria, la fama, el poder, busca más bien los medios que
identifiquen tu vida, que tu proyecto de vida sea siempre conforme a mi divina
voluntad.

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15. Busca la pureza de corazón; jamás habito en un corazón maloliente, putrefacto.

16. Visítame en el Santísimo Sacramento del altar; ahí podrás verme con los ojos del
alma; ahí te hablaré, te inspiraré para que hagas cosas buenas.

17. Vive en plenitud los mandamientos de la ley de Dios.

18. Cuida de tus amistades, busca amigos buenos; amigos de fe, amigos que caminan
en la rectitud, en la verdad.

19. Haz obras de caridad; la caridad borra multitud de pecados.

20. Haz firmes propósitos en tu vida y cúmplelos; se perseverante en mi seguimiento.

21. No te dejes vencer por la tentación; la fuerza la hallarás en Mí.

22. Despierta en tus manos la devoción a mi Sagrado Corazón; ten presente que
grandes promesas, grandes bendiciones derramaré sobre cada uno de los
apóstoles de mi Sagrado Corazón.

23. Haz sacrificios de amor, domina tu voluntad.

24. Busca espacios de oración, oxigena tu espíritu.

25. Mantente siempre en la verdad, verdad que te hará libre.

26. Cuida de tus conversaciones; las palabras que broten de tus labios, han de ser
palabras que edifiquen, construyan.

27. Conserva la paz en tu corazón; jamás permitas que la turbación entre en ti,
puede causar estragos en tu vida.

28. Haz de tu vida ofrenda eterna de amor; la oración, el sacrificio son medios para
que purifiques tu corazón y limpies tu alma.

29. Vive siempre de acuerdo a mi divina voluntad; no hagas nada que vaya en contra
de mi santo querer, porque en vez de encontrar la felicidad hallarás desgracia.

30. Que tu vida sea una preparación para la muerte; por eso, proponte morir al
hombre viejo para que mi gloria y mi poder desciendan sobre ti con toda su
fuerza.

31. Que todas tus acciones tengan verdadera rectitud de intención.

32. Evita, a toda costa, el pecado; ten en cuenta que hasta las faltas más leves hieren
mi Sagrado Corazón.

33. Aléjate de las cosas del mundo, porque en el te perderás; busca la gloria y la
honra a mi Santo Nombre, por medio de una conversión perfecta y
transformante.
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Letanías al
Sagrado Corazón de Jesús
-Señor, ten piedad de nosotros.
-Cristo, ten piedad de nosotros.
-Señor, ten piedad de nosotros. Se repite
-Cristo, óyenos.
-Cristo, escúchanos.

-Dios, Padre Celestial,


-Dios Hijo, Redentor del mundo,
-Dios, Espíritu Santo,
-Santísima Trinidad, que eres un solo Dios,
-Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre,
-Corazón de Jesús, formado en el seno
de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
-Corazón de Jesús, unido sustancialmente
al Verbo de Dios,
-Corazón de Jesús, de infinita majestad,
-Corazón de Jesús, templo santo de Dios,
-Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo,
-Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo,
-Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, Ten piedad
-Corazón de Jesús, santuario de la justicia y del amor, de nosotros
-Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
-Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes,
-Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
-Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
-Corazón de Jesús, en quien se hallan
todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
-Corazón de Jesús, en quien reside toda la plenitud
de la divinidad,
-Corazón de Jesús, en quien el Padre se complace,
-Corazón de Jesús, de cuya plenitud
todos hemos recibido,
-Corazón de Jesús, deseado de las eternas colinas,
-Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia,

11
-Corazón de Jesús, generoso para todos
los que te invocan,
-Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad,
-Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
-Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
-Corazón de Jesús, triturado por nuestros pecados,
-Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, Ten piedad
-Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, de nosotros
-Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
-Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
-Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
-Corazón de Jesús, víctima por los pecadores,
-Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
-Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
-Corazón de Jesús, delicia de todos los santos,

-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor

-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ecúchanos Señor

-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de mosotros

-Jesús, manso y humilde de Corazón, Haz nuestro corazón


semejante al tuyo

Oración final:
Oh, Dios todopoderoso y eterno, mira en el Corazón de tu amadísimo Hijo las
alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te ofrece, y concede
el perdón a estos hijos tuyos que piden misericordia en el nombre de tu mismo
Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el cual vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. AMÉN

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Novena al
Sagrado Corazón de Jesús
Oración Inicial:
Oh Jesús, atraído hacia Ti por la fuerte irradiación de tu amor, vengo a tu Corazón
Santísimo, formado en el seno virginal de María por obra del Espíritu Santo. Hijo del Padre,
que con el Espíritu Santo constituyen la Augusta Trinidad, eres Tú asiento de todas las
gracias, modelo de todas las virtudes, ideal de toda santidad y meta suprema para todo
cristiano.
En estos días que anteceden a tu fiesta, quiero acercarme a Ti, con espíritu contrito y
humillado, para clamarte me concedas esas ansias de santidad que esta obra de tu Amor, Pro
Ecclesia Sancta, reclaman de mi entrega a ella.
Cómo anhelo, Divino Corazón, que aceleres el plazo y colmes los deseos de esta familia tuya
nacida de tu amor, que tanto desea ver convertido en realidad su ideal y también el aumento
de sus miembros y los medios para cumplir la misión que le ha sido confiada.
Mientras tanto, haz que vivamos en la plenitud de las virtudes teologales, firmes en la fe,
apoyados en los hechos a lo largo de estos años, que confirman que Tú nos has entregado esta
Obra que has previsto para la santificación de la Iglesia;alimentados con la esperanza de un
bien tan necesario para responder al Vaticano II; y fuertemente enamorados de tu Divino
Corazón, cuya devoción es nuestra roca, nuestro baluarte y el mejor instrumento para
santificarnos nosotros y colaborar en la santificación de la Iglesia.
María, Tú que formaste en tu seno, por obra del Espíritu Santo, este Divino Corazón,
intercede con la fuerza de tu mediación para que lleguemos a la realidad que anhelamos.
Así sea. Amén.

Día
En esta parte rezar la oración que corresponde a cada día.

Acto de desagravio:
Acudamos a desagraviar al Sagrado Corazón de Jesús:
Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanación de fiestas que se cometen contra el nombre
de Dios en sus templos: PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
Por los ataques a la Iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo: PERDÓN, SEÑOR,
PERDÓN.
Por los apóstatas, los que desprecian el Magisterio de la Iglesia y todos los falsos profetas:
PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
Por las opresiones de los gobiernos, de esclavitud, de delincuencia, y todas las injusticias
aborales, familiares y sociales: PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
Por todos los actos inhumanos de violencia, asesinatos, torturas, malos tratos, robos, estafas,
extorsiones: PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
Por toda la inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en las relaciones sociales,
espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas, drogas: PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

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Por los pecados de escándalo y de respeto humano: PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno: PERDÓN,
SEÑOR, PERDÓN.
Por los sacerdotes y religiosos indignos, por los políticos ambiciosos, por todos los abusos de
autoridad: PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.
Cristo Jesús, le pedimos especialmente a tu Corazón que conceda gracias abundantes a los
más necesitados; nunca permitas que nos apartemos de Ti, sino que aprendiendo de tu
Corazón nuestros sentimientos y juicios, cada día nos parezcamos más a Ti.

Oración Final:
Corazón Santísimo de Jesús, don tuyo es tu Corazón y con Él nos lo das todo. Nos lo diste al
nacer en Belén, nos lo diste en la cruz al ser traspasado por la lanza y nos lo das todos los
días al darnos tu propio cuerpo en la Sagrada Eucaristía.
¡Daos cuenta, nos dices, de lo que os doy! Pues, Señor, que el fruto de esta novena sea sobre
todo, que nos abras el sentido de este don tuyo, compendio de todos tus dones. Danos el pleno
conocimiento de este don; danos una segura esperanza que en tu Corazón lo tendremos todo;
y sobre todo, danos tu amor desbordante para ese Corazón donde quisiéramos vivir en la
tierra para santificarnos, donde tengamos la dicha de poseeros en el Cielo.
Y esta gracia dánosla igualmente a todos los que formamos parte de Pro Ecclesia Sancta,
bajo el cuidado maternal de tu Madre. Así sea. Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria.


Alabado sea el Corazón de Jesús en todo lugar y tiempo...
Con María, su Madre.

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1 Día
El Corazón traspasado de Cristo
El agua que Cristo prometió, brotaría de su Corazón, brotó en su muerte consumada
al ser traspasado su Corazón por la lanza. La muerte de Nuestro Señor es nuestra
salvación y nuestra vida. Con su muerte se instituye la Iglesia, los sacramentos, se
nos comunica el Espíritu Santo, río de la gracia; pero es el mismo Cristo quien ha
simbolizado en su Corazón traspasado su muerte redentora y la fuente de gracias,
para darnos de nuevo a entender que el motivo de su muerte y de la gracia que nos
hace Hijos de Dios, es el amor.
“Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Único” (Jn. 3,16). “…como
propiciación por nuestros pecados” (1Jn. 4,10). “Ved el amor de Dios, que nos ha
concedido ser hijos suyos” (1Jn. 3,1). Y quiere Cristo que vayamos a Él y bebamos de
esa fuente. ¿No es esto proponernos ya la espiritualidad de su Corazón, Corazón
bueno y humilde (Mt. 11,29) del cual hemos de aprender? Después revelaría a Santa
Margarita María: “Éste es el Corazón que tanto ha amado a los hom-
bres”.
Por ello, dicen los Papas, hablando de la devoción al Corazón de Jesús: “Es un culto
al amor con que Dios nos amó por medio de Jesús”. “Nadie llegará a sentir
debidamente a Jesucristo crucificado, si no penetra en los más íntimos secretos de su
Corazón”.

2 Día
La Creación
El primer misterio del amor de Dios es habernos creado, solamente por nuestro bien
y para que le demos gloria. La creación de este universo fantástico e
inconmensurable; la creación de nuestros primeros padres y de todo el género
humano; la creación de mi alma y de mi cuerpo, pro-
gresivamente formado. Mi existencia, primer don, fundamento de todos los demás.
¿No hemos de dar gracias a Dios y darle gloria, reconociéndole con admiración en
sus criaturas?
Todo hombre que no lo haga es inexcusable, según San Pablo (Rom. 1,20).
El hombre ha de colaborar con Dios en su obra creadora. Por Dios “ha sido
constituido Señor de toda la creación visible, para gobernarla y usarla glorificando
a Dios”. Por ello, hemos de consagrar el mundo a Dios “con nuestra vida santa en
todas partes”. (Vat. II, GS. 13 y LG, 34)
La desobediencia al Creador es el pecado. Entonces es el mismo Creador quien viene
a los suyos para redimirlos. ¿Pero le recibimos en el mundo?
“Padre nuestro: santificado sea tu nombre”. ¿Y qué mejor forma de santificarlo que
las consagraciones públicas a su Corazón?

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3 Día
La Encarnación
¡Tanto amó Dios al mundo! ¿Quién hubiera imaginado que llegase el Creador a
hacerse criatura? ¿Quién se hubiera atrevido a pedirle semejante señal de su amor?
Y lo hace a la manera de Dios. Que no es aparatosamente, sino cuidando todos los
detalles hasta el extremo: con la mayor delicadeza, sencillez y austeridad (en esta
economía terrena de prueba y de pecado), para darnos ejemplo y constituir la Iglesia.
Desde el momento que Dios se hace hombre, los hombres estamos llamados a
incorporarnos a Dios mediante la gracia. Cristo, el Dios hecho hombre, es la cabeza
del Cuerpo Místico, cuyos miembros somos todos los sarmientos unidos a la vid. De
Él, la vid, nosotros recibimos la vida, la gracia, es decir, el ser hijos de Dios y
herederos de su reino. Cristo es el nudo que nos une con
Dios; en Cristo y por Cristo somos injertados en Dios.
Dios tiene ya un Corazón de hombre para amarnos más de cerca, comprendernos
mejor, y para que podamos reclinar sobre Él nuestras cabezas aturdidas o
angustiadas. Corazón de Dios solitario, porque vino a los suyos y los suyos no le
recibimos. Corazón de Jesús que busca alguien que quiera consolarle, ser su amigo,
admitirle en su casa. Está a tu puerta y llama. ¿Le abrirás?

4 Día
La Redención
Tanto amó Dios al mundo, que no solamente le entregó a su Hijo único, sino que se
lo entregó para que fuera elevado, clavado a una cruz, para salvarnos a todos. Todos
estábamos sin gracia (sin ser hijos de Dios, sin derecho a su herencia, a participar de
su vida y felicidad inmensa) por el pecado de Adán. Y nuestros propios pecados nos
hacen merecedores de castigo eterno. El Señor del universo, el infinitamente Santo,
en su justicia perfecta ha de castigar adecuadamente hasta el último pecado. Pero en
su increíble amor quiere ese castigo, esa satisfacción por el pecado, pagarla Él
mismo. Y es ese Cristo Redentor, el Dios que ha tomado un cuerpo mortal, quien va
a padecer y morir, como precio y rescate de los pecadores, incapaces de alcanzar el
perdón por nosotros mismos.
Redención de Cristo consumada en su muerte, simbolizada y recapitulada en la
lanza que traspasa su Corazón. Esta lanzada es el hecho jurídico, podemos decir,
que da constancia de su muerte, pues era el procedimiento legal para testificarla. Por
ella, el Corazón traspasado de Cristo es la puerta abierta con su muerte para
penetrar en los sublimes secretos de la Divinidad. Puerta elevada, a cuyo pie, junto
a la cruz, está nuestra Madre, Corredentora. Pidámosle que nos levan-
te e introduzca por Ella en la intimidad de su Hijo.

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5 Día
La Misa
La Misa, sacrificio eucarístico, es exactamente la renovación del sacrificio de la
Cruz, no solo su recuerdo y representación. Y no porque Cristo vuelva a morir o
padecer, sino porque de nuevo ofrece al Padre su sacrificio de la Cruz, como se lo
ofreció en el Calvario. El sacerdote hace el papel de Cristo, presente en la
consagración del pan y el vino, cuya separación aparente del
cuerpo y sangre, reproduce el sacrificio incruento.
La víctima, Cristo-Dios, es de valor infinito, por eso no ofrecemos otras víctimas
(por ejemplo corderos, como en el Antiguo Testamento), pues, además de superfluas,
sería hacer de menos a la que es completa y sobreabundante.
El sacrificio de tal víctima ha alcanzado gracias de Dios suficientes para redimir uno
y mil mundos. El problema ahora es que esas se nos apliquen. Lo conseguimos sobre
todo cuando, junto al sacrificio de Cristo y participando de él en la comunión, le
ofrecemos el nuestro.
De su Corazón brotó sangre y agua, símbolo de aquellas gracias. Acerquémonos al
Corazón de Jesús; pidámosle beber esa agua y recibir su Espíritu, según lo prometió
(Jn. 7,37-39).

6 Día
La Eucaristía
Dios no cesa de darnos muestras de su amor. Después de crearnos y redimirnos, no
contento con haberse hecho hombre para ser nuestro hermano, se hace pan para ser
nuestro alimento. Decir esto, sino fuese un dogma, lo tomaríamos como una
blasfemia, algo tremendamente irrespetuoso y absurdo, como les pareció a los
judíos. Por eso es uno de los mayores actos de fe que nos exige Cristo: creer que en
cada Hostia consagrada ya no hay pan, sino que está Él mismo, con su
propio cuerpo, realmente presente.
La vida cristiana, con el esfuerzo cotidiano para cumplir los mandamientos y resistir
las tentaciones, es difícil, imposible para nuestras solas fuerzas. Y esto es la solución
genial e insospechada del Corazón de Cristo: ser, Él mismo, verdadero alimento que
da la vida eterna. Al mismo tiempo que así permanece entre nosotros plantando su
tienda de campaña ( o tabernáculo) en multitud de Iglesias, y aún entrando en
nuestro mismo pecho.
Si solo el creer en la Eucaristía es ya un mérito, ¿qué será el recibirla?, ¿No hemos de
agradecerle y desear que su Corazón esté junto al nuestro?

17
8 Día
La Iglesia
Atar y desatar, en la Biblia, son palabras jurídicas, que se refieren a imponer o
derogar leyes. Y esa facultad da Dios a los suyos, a su Iglesia, edificada sobre Pedro
y sus sucesores, a quienes entrega las llaves del Reino de los Cielos (cfr. Mt. 16, 18-19).
La Iglesia es la estructura y el cauce que instituye Cristo para comunicarnos los
favores de su amistad. Por la Iglesia, no mera reunión anárquica de espectadores,
sino verdadera unión social, con leyes y autoridad, nos enseña y dirige Cristo con la
asistencia del Espíritu Santo, y nos colma de gracias mediante los sacramentos. Por
la Iglesia oye nuestras peticiones, y aún está Él mismo presente entre nosotros con
una nueva presencia, además de la presencia eucarística y de la divina.
La Iglesia, es el Cuerpo Místico de Cristo y Pueblo de Dios con estructura social y
jurídica; espléndida creación del Corazón de Jesús, que nos hace el incomparable
beneficio de unirnos permanentemente a Sí.
Tanto, que aún perdiendo la gracia -unión intima con Él- todavía nuestra Santa
Madre, la Iglesia, comunidad de todos los cristianos, presidida y vivificada por
Cristo, nos conserva en su seno y se esfuerza por devolvernos a la amistad con Jesús.
En agradecimiento, reconozcamos y confesemos al Papa, Vicario de Cristo (que hace
las veces de Cristo), siguiendo sus enseñanzas y obedeciendo sus disposiciones. Y
como miembros de la Iglesia, sintamos con Ella. Todo se lo merece;
y más de lo que le ofrezcas tú, te lo devolverá Ella en esta vida y en la otra.

9 Día
La Virgen María
Si María es Madre de Cristo, y nosotros formamos con Él un solo cuerpo,
consecuentemente Ella es también nuestra Madre. Así lo publicó Cristo en la Cruz,
dirigiéndose a Juan, "el discípulo que tanto quería", representante allí de todos
nosotros, a quienes tanto quiere también.
María es nuestra Madre porque nos da a Cristo, vida nuestra (cfr. Jn. 11,25; 14,6;
6,54-57; 3,36).
Por María nos viene la fuente de todas las gracias, Cristo; luego es natural que
también nos haya de venir por Ella todas las gracias en particular. En prueba de
esto, por Ella hizo Cristo su primer milagro en las bodas de Caná, convirtiendo el
agua en vino. Ella, Reina del Cielo y Madre de la Iglesia, muestra su poder de Reina
y su amor de Madre, siendo Mediadora universal de todas las gracias. De la Cabeza,
Cristo, a los miembros, nos viene a través de María. Por eso algún Santo
Padre la llama "Cuello" del cuerpo místico.
Cuando el Corazón de Cristo en la Cruz no tiene más ya que darnos, nos da a su
misma Madre para que nos alcance la vida y nos lleve a su Hijo. Con todo el amor y
la gratitud de San Juan, recibámosla por siempre en nuestra casa, para ser hijos
suyos de verdad. Que nos gloriemos de ser sus hijos, y Ella no tenga que
avergonzarse nunca de ser nuestra Madre.

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Meditaciones
Sesión 1:
Estamos a punto de Consagrarnos o renovar la Consagración (según el caso). Valdría
la pena hacer una pequeña reflexión ¿Cómo defines tu vida? ¿Cuál es tu visión de la
vida?
Para poder cumplir los propósitos que Dios tiene para ti y cada uno de nosotros,
tendremos que cuestionar la sabiduría común y sustituirla con enfoques bíblicos de la
vida.
La Escritura dice: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante
la renovación (cambio) de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de
Dios”.
Cambio significa cambiar el rumbo, corregir lo que no está bien, lo que es adecuado
mejorar. Si lo hacemos en los asuntos del mundo, con más razón lo podemos hacer en
nuestra vida espiritual.
¿Qué significa “cambiar el rumbo” hoy en día? En esto cada quien debe reflexionar y
hacer lo que se necesite para lograr el cambio del que hablamos. Hay cinco propósitos
que podemos lograr y así empezar a dar testimonio de ese cambio de rumbo:

1.Cambiamos cuando le rendimos adoración a Dios, con nuestro amor, con nuestro
agradecimiento, con nuestra alabanza y con una vida más santa.
2.Cambiamos cuando amamos a nuestro prójimo y se lo demostramos a través de
buenas obras.
3.Cambiamos cuando nos asemejamos a Cristo.
4.Cambiamos cuando hacemos del servicio una forma de vida y nuestros dones los
ponemos al servicio de los demás convirtiéndonos en misioneros.
5.Cambiamos cuando vivimos en congruencia con los valores del Evangelio.

¿Qué significa rendirse? ¿Consagrarse? La rendición a Dios no es algo pasivo, no es


fatalismo, no es una excusa. No es aceptar el estado actual de las cosas. Todo lo
contrario: es sacrificar nuestra vida y sufrir para cambiar lo que se debe modificar.
Dios suele llamar a las personas consagradas a luchar por Él. La entrega no es para
que reprimas tu personalidad. La entrega, la consagración de tu ser potencia tu
personalidad. C.S. Lewis señaló: “Cuanto más dejamos que Dios tome nuestra vida,
más verdaderamente nos convertimos en lo que somos, porque Él nos creó. Él inventó
todas las distintas personas que hemos sido destinados a ser. Cuando me vuelvo hacia
Cristo, cuando me rindo a su personalidad, entonces comienzo a tener mi verdadera
personalidad”.

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La auténtica consagración y entrega se demuestra con la obediencia y la confianza
diciéndole “Sí Señor”. Decirle no sería una contradicción. No podemos llamar Señor a
Jesús si nos negamos a obedecerle. Las personas consagradas obedecen a su Señor,
obedecen la Palabra de Dios, obedecen a la Iglesia y a su representante el Papa.
Incluso aunque piensen que no tiene sentido.

Realizar la consagración significa firmar un contrato con Dios. En los contratos se


expresa lo que acuerdan las partes que van a firmar y a qué se comprometen. La
consagración es lo mismo. Es acordar con Dios de vivir a Su manera, haciendo Su
voluntad y aceptando Su amor, Su fidelidad, Su ternura.Con la consagración ha
llegado el tiempo, el momento para que te rindas a Dios, a su gracia, amor y sabiduría.
Aprendamos a convertirnos en amigos de Dios. Lo podemos ser mediante la
conversación constante. No será posible desarrollar una relación estrecha con Dios si
sólo asistimos a la iglesia una vez a la semana. La amistad con Dios se cultiva cuando
compartimos con Él todas nuestras vivencias. Dios quiere ser incluido en todas
nuestras actividades y en cada uno de nuestros pensamientos. Es posible tener una
conversación con Él y estar a la espera de su respuesta a lo largo del día, comentándole
lo que estamos haciendo, nuestros planes, proyectos, conduciendo el automóvil,
caminando, trabajando, etc.

Dios quiere que seamos sus amigos y existe la idea equivocada de que pasar tiempo con
Dios significa estar a solas con Él. Claro que sí necesitamos pasar tiempo a solas con Él,
pero eso representa apenas una fracción del tiempo que estamos despiertos. Todo lo
que hacemos, todas y cada una de nuestras actividades, pueden ser tiempo que
pasamos con Dios, si lo invitamos a acompañarnos y somos conscientes de Su
presencia. De esta forma, las cosas, las tareas más simples como cocinar, atender a la
familia, realizar las tareas más comunes se convierten en actos de alabanza y de
comunión con Dios. Entendemos que “la amistad con Dios” no es cambiar lo que uno
hace sino cambiar la actitud de uno al hacerlo. Lo que normalmente haces para ti,
comienzas a hacerlo para Dios; ya se trate de comer, bañarse, trabajar, descansar o
tirar la basura.

“Si enseñas estas cosas a otros, serás un buen amigo de Cristo Jesús”, (1Tm 4, 6). Hay
que preguntarnos: ¿Estoy consciente de que libre y voluntariamente estoy dispuesto a
hacer esta consagración a Jesús? Esta consagración es aquella en la que consagro mi
persona, consagro a mi familia, mi trabajo, mis afanes, esfuerzos, proyectos, anhelos,
frustraciones, mi pasado, mi presente, mi futuro. Lo que soy, lo que tengo y todo
aquello que me gustaría ser. Le entrego a Dios TODO. ABSOLUTAMENTE TODO.
Cambio y dejo atrás todo aquello que no es de Dios y haré lo necesario para que, en mi
familia, en mi trabajo y en todo lugar se dé testimonio de la presencia de Jesús en
nuestras vidas.

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Sesión 2:
En una sociedad postmoderna y en una Iglesia que tiende a ser agnosticista-pelagiana,
hablar del Sagrado Corazón de Jesús es un atrevimiento importante. ¿Cómo nos
atrevemos a hacer actual esta devoción, cuando vivimos en los tiempos de los
hashtags? ¿Cómo sentirnos interrogados por el Corazón de Jesús cuando lo que está de
moda es una espiritualidad indiferente y lejana a toda sobrenaturalidad? Parece que
hablar de mística es hablar de algo del siglo XVI como poco. Pero,
atrevámonos ¿Qué es el Sagrado Corazón de Jesús hoy en día?

Es simple, el corazón de cualquier cosa o persona, es su ser, su esencia, su totalidad.


Hablar del Sagrado Corazón de Cristo es hablar de la Palabra, el Verbo hecho carne
que habita constantemen te entre nosotros. Eso es lo maravilloso de la promesa de
Cristo:
Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y
he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. (Mt 28. 19-20)
Tiene sentido transmitir el Mensaje, el Misterio y el Compromiso cristiano, porque
Cristo vive junto a cada uno de nosotros.

Comparto un fragmento de la primera de las revelaciones a Santa Margarita María


Alacoque, lean este fragmento pensando que Cristo le habla directamente a usted:
“Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia
ti, que, no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, es menester que
las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos
dones que te estoy descubriendo los cuales contienen las gracias santificantes y
saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un
abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía.”

Sería necesario que todos los cristianos, recordáramos esta presencia constante,
amorosa, apasionada, que Cristo nos ha prometido. Una presencia que está dispuesta a
darnos los dones necesarios para superar los problemas, males y pruebas que nos ofrece
diariamente el mundo. Una presencia que busca que nosotros seamos la herramienta a
través de la cual Él se manifiesta en el mundo. Una presencia que no quiere una vida
de fe cerrada y penosa, centrada en nosotros mismos. Dios no quiere nuestro mal, sino
purificarnos y convertirnos en herramientas eficaces para hacer Su Volun-
tad.

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En la segunda Arma revelada a Santa Margarita María Alacoque, Cristo nos señala
que su cercanía es un don maravilloso, nunca una pesada carga:
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es todo menos una mística de penalidades
emocionales, dulzona y empalagosa. Es un recordatorio de la presencia divina entre
nosotros, en nuestro día a día. Queda a nuestra voluntad aceptar esta presencia de
Cristo y dejarnos transformar por su Gracia. Todo un Misterio.

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Sesión 3:
Jesús Eucaristía era el centro de su vida, pues allí se le manifestaba Jesús con su
Corazón, ardiendo en llamas de amor. Y era tan grande su deseo de unirse a Él en la
comunión que era para ella un verdadero tormento no poder recibirlo todos los días.
Nos dice: La víspera de la comunión me sentía tan abismada en tan profundo silencio
que no podía hablar sin hacerme gran violencia, preocupada en la grandeza del acto
que iba a ejecutar; y, cuando ya lo había realizado, no hubiera que-
rido beber, ni comer, ni ver, ni hablar; tan grandes eran la consolación y la paz que
sentía.

Yendo una vez a comulgar me pareció la sagrada hostia como un sol cuyo brillo no
podía soportar y vi a Nuestro Señor en medio de ella con una corona de espinas, la cual
puso sobre mi cabeza poco después de haberle recibido, diciéndome: “Recibe, hija mía,
esta corona en prenda de la que muy pronto te será dada para tu conformidad
conmigo”.
Para Margarita María era poco la Misa cotidiana y hubiera querido asistir a todas las
Misas que se celebraban en el mundo entero. Por ello, se unía en espíritu a todas las
Misas del día y les decía a sus novicias: Ofrezcan a Dios todas las Misas que se celebran
en la Iglesia. Rueguen a sus santos ángeles que las oigan y las ofrezcan en su lugar
para reparar tantas ofensas que Nuestro Señor recibe de los pecadores en el mundo
entero.

Era uso en el convento de Paray que cada día comulgara una religiosa en nombre de la
Comunidad. Cuando alguna hermana no podía comulgar siguiendo el turno, dicen sus
compañeras que la Superiora siempre la reemplazaba por la hermana Margarita, pues
abía que siempre estaba dispuesta a comulgar.

Ella misma nos dice sobre su amor a Jesús Eucaristía: No podía rezar oraciones vocales
delante del Santísimo Sacramento, donde me sentía tan absorta que nunca me cansaba.
Y hubiera pasado allí los días y las noches sin beber ni comer y sin saber lo que hacía,
si no era consumirme en su presencia como un cirio ardiente para pagarle amor por
amor. No podía quedarme en la parte baja de la iglesia y, por mucha confusión que
sintiera en mí misma, no dejaba de ponerme lo más cerca posible del Santísimo
Sacramento.

A veces mi divino Maestro me descubría su amor y entonces hubiera deseado recibirlo


en la sagrada comunión, aunque para ello hubiera tenido que andar con los pies
descalzos por un camino de llamas. Semejante trabajo habría sido muy poca cosa

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comparada con la pena que me causaba aquella privación. Un día, durante mi
enfermedad, me sentí muy impulsada a ir al coro para comulgar. Me parecía que
nunca acabaría la noche. Sin embargo, no pudiendo sostenerme en pie, comprendí que
era pretender lo imposible. Entonces Él vino a socorrerme y, tocándome la mano, me
dijo: “¿Qué temes, hija de poca fe? Levántate y ven a buscarme”. Y sentí tan
eficazmente los efectos de esto que me pareció no tener ya mal alguno. Habiéndome
levantado contra el parecer de la enfermera, ésta me hizo acostar de nuevo a pesar de
la seguridad que le di de hallarme bien, y nuestra Madre me reprendió por el apego que
tenía a mi propia voluntad. No le dije el motivo que me había impulsado a hacerlo por
temor de que fuese una imaginación y ella lo tomase, por cierto.

Una vez, que ardientemente deseaba comulgar, se me puso delante mi divino Maestro,
cuando iba cargada con las barreduras, y me dijo: “Hija mía, he oído tus gemidos, y los
deseos de tu corazón me son tan agradables, que, si no hubiera instituido mi divino
sacramento de amor, lo haría por amor tuyo, para tener el placer de alojarme en tu
alma y tomar un reposo de amor en tu corazón”. Con lo cual me sentí penetrada de
tan vivo ardor, que toda mi alma quedó transportada, y no podía explicarme sino con
estas palabras: “¡Oh, amor! ¡Oh, exceso del amor de un Dios hacia una miserable
criatura!”. Y durante toda mi vida me ha servido esto de poderoso aguijón para
excitarme al reconocimiento de amor tan puro.

amor tuyo, para tener el placer de alojarme en tu alma y tomar un reposo de amor en
tu corazón”. Con lo cual me sentí penetrada de tan vivo ardor, que toda mi alma quedó
transportada, y no podía explicarme sino con estas palabras: “¡Oh, amor! ¡Oh, exceso
del amor de un Dios hacia una miserable criatura!”. Y durante toda mi vida me ha
servido esto de poderoso aguijón para excitarme al reconocimiento de amor tan puro.

Cuando me despierto, me parece hallar a mi Dios presente, al cual se une mi corazón


como a su principio y plenitud. Esto produce en mí tan ardiente sed de estar ante el
Santísimo Sacramento que los momentos que empleo en vestirme me parecen horas.
Siento un dolor tan vivo y agudo que me parece estar atada y apretada con tal fuerza
que me es imposible resistir. Y voy allí como una enferma lánguida a presentarme al
médico omnipotente, fuera del cual no puedo encontrar reposo ni alivio al dolor que
tengo en el lado izquierdo y en el pecho. Estoy a sus pies como una hostia viva que no
tiene más deseo que el de inmolarse y sacrificarse para consumirme como un
holocausto en las puras llamas de su amor… Empleo entonces todas mis fuerzas en
abrazar al Amado de mi alma; pero, no con los brazos del cuerpo, sino con los
interiores, que son las potencias del alma.

Mi mayor contento es estar en presencia del Santísimo Sacramento donde mi corazón


se halla como en su centro. Yo le digo: “Jesús mío y amor mío, toma cuanto tengo y
cuanto soy y poséeme según tu beneplácito, puesto que todo lo que tengo es tuyo sin

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reserva. Transfórmame por completo en Ti a fin de que no pueda separarme de Ti ni
un solo instante, ni obre sino impulsada por tu puro amor. Tengo tan gran deseo de la
santa comunión que, aun cuando tuviera que pasar por un campo de llamas con los
pies desnudos, me parece que nada me costaría este trabajo, comparado
con la privación de aquel bien. Nada es capaz de darme gozo tan grande como este pan
de amor.

Un viernes, después de recibir a mi Salvador (en comunión), puso mi boca sobre su


sagrado Costado, y me tuvo fuertemente abrazada por espacio de tres o cuatro horas,
sintiendo yo tales delicias que no me es dado explicarlo. Oía continuamente estas
palabras: “Ahora ves que nada se pierde en manos del Omnipotente y que se halla todo
gozando de Mí”. Yo le decía: “¡Oh amor mío!, dejo de buen grado estos placeres
extraordinarios para amarte por amor de Ti mismo, ¡oh Dios mío!”.
Y se las repetía tantas veces cuantas renovaba Él estas divinas caricias.

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Para Reflexionar
El Sagrado Corazón de Jesús
en la juventud
Nuestro redentor Jesús, aunque desde el principio de su existencia estuvo lleno de todas
las virtudes y de todas las excelencias, al llegar a la plenitud de la edad de hombre
perfecto, manifestó más claramente al mundo las excelentísimas prerrogativas de su
Corazón adorable.
Las divinas Escrituras nos dan a conocer estos adelantos del buen Jesús, cuando nos
dicen que crecía en sabiduría, edad y gracia, delante de Dios y de los hombres. Y, en la
pobre, pero santa casa del carpintero de Nazaret, desconocida de los poderosos de los
sabios de la tierra, se iba formando aquel hombre, que había de dar al mundo una
nueva ley de amor y de virtud. Avanzaba, por consiguiente, el buen Jesús ante los
hombres, para enseñarnos, con su ejemplo, a avanzar continua-
mente por el camino de la perfección.

Procuremos pues, emplear el tiempo de la presente vida, en adquirir, cada día nuevas
virtudes, en desarraigar de nuestro corazón los vicios y en servir y adorar a nuestro
Padre celestial. Quien no lo hace así, malbarata sus días miserablemente y tendrá que
dar cuenta a la Justicia divina de no haber aprovechado el tiempo.

Contempla al Corazón noble y generoso de Jesús durante su Juventud. El joven tiene,


de suyo, un corazón noble y se guía ordinariamente por generosos sentimientos, de
manera que el egoísmo no suele dominar en la juventud, la edad más hermosa de la
vida. Considera, por lo tanto, aquella divina Persona, cuyo excelentísimo Corazón
estaba siempre presto a sacrificarse por la gloria de Dios, únicamente por ella vivía, y
no buscaba, en su conducta, otra cosa que el aumento de esta divina gloria. Y, para
entender con más claridad que no le guio otro principio que éste, durante toda su vida,
considera que, movido precisamente por este deseo, se hizo hombre y murió,
después en la Cruz.
Es cierto que el corazón de la juventud es noble y generoso; pero, ¡qué diferente del
Corazón de Jesús! El fuego de las pasiones es el que la mueve, el amor sensible la ocupa,
las cosas exteriores la entretienen y no se acuerda de amar a quien generosamente la
convida al más dulce y al más santo de los amores, a quien, desde la Cruz, nos espera
con los brazos abiertos para darnos el abrazo amoroso de una amistad santa e
inmoral.

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¡Cristiano!, si eres joven, no dejes pasar esa hermosa edad sin consagrarte al amor del
Corazón de Jesús, ofreciéndole aquellos hermosísimos sentimientos, que son la gloria de
la juventud, y que pronto se desvanecen, como las flores pierden el aroma en cuanto se
marchitan. Y, si pasó ya, para ti, aquella edad, y la has disipado vanamente, sin
consagrarte al amor de Jesucristo, aprovecha aun lo que te queda de vida, y, si no has
sabido ofrecerle un corazón joven y rico en amor, ofrécele, a lo menos, una voluntad
recta y un corazón humilde y contrito y agradecido a sus finezas.

Meditémoslo unos momentos.

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Frases para meditar
“Junto al Corazón de Cristo, el corazón del hombre aprende a
conocer el sentido verdadero y único de su vida y de su
destino”.

San Juan Pablo II

“Este Divino Corazón es pura dulzura, por lo tanto, debemos


esperar... Él sabe cuando actuar”.

Santa Margarita Maria de Alacoque

“El Corazón de Jesús es la fuente de todas la bendiciones y de


todas las gracias”.

Don Bosco
“A pesar de toda oposición, este Divino Corazón triunfará.
Dichosos los que han sido instrumento para establecer su
Reinado”.

Santa Margarita Maria de Alacoque

“Sagrado Corazón de Jesús, enseñame a olvidarme


enteramente de mí, ya que éste es el único camino para entrar
en ti ”.

San Claudio de la Colombiere

28
¡Felicitaciones, tu nombre
está escrito en el Corazón
de Jesús!

Ahora te toca vivir y promover esta devoción.

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