Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Se dice que la Danza fue la primera de las Artes Bellas. La Danza existe
desde que el hombre se movió y caminó por la tierra, pues el andar requiere pose y
equilibrio. Es opinión aceptada que la Danza comenzó como un ritual primitivo
religioso y que se usaba también para expresar alegría o dolor. (Parera,2010:36).
A través de Café Müller la coreógrafa Pina Bausch ha creado una propuesta artística
donde no solo el protagonismo se encuentra en los bailarines y su danza, sino también el
peso escénico está en la propuesta visual del montaje. La cafetería es más que una
escenografía, es el marco que contiene los cuerpos de seis bailarines y es también una
creación, es más que un decorado, es un elemento que tiene también una fuerza
performativa.
Las sillas están dispersas por todo el escenario, cuando Malou Airaudo corre y se mueve
con los ojos cerrados, en la escena hay un riesgo de choque real, cruel, ninguna
representación es posible: Rolf Borzik hizo una escenografía dinámica en la que él mismo
tenía que crear espacio, abrir el espacio necesario para que la danza ocurriese sin que los
bailarines sufriesen golpes ni caídas graves. El estado de alerta en la escena que aún
podemos ver en video es tan real como la tensión que las bailarinas con los ojos cerrados
nos provocan al chocar contra los muebles.
Sillas vacías, mesas vacías, que Rolf Borzik va quitando con rapidez en la medida en la que
los bailarines se acercan. Todo pasa como en un sueño profundo, en el que una sola
persona está despierta y protege a las otras, víctimas de un encantamiento: Mientras los
otros realizan sus danzas con los ojos cerrados, Rolf vigila y se mueve lo más ágil que
puede salvando obstáculos para que los bailarines puedan moverse. Este riesgo real,
condicionado por los muebles, da cuenta de la no representación y mantiene al público
siempre al borde de la incertidumbre, no se sabe cuándo alguien va a caer.
La obra tiene elementos del teatro existencialista y del absurdo: el lugar-no lugar, la
repetición, la circularidad, el no progreso del argumento y la acción, los personajes como
títeres, la angustia, la soledad, la incomunicación.
Pavis “entra en un trance en el que se somete a los flujos de la danza sin poder
sustraerse a la intensidad energética del cuerpo danzante.”
“Pasea al espectador tanto por la ficción distante como por la performance vivida, o lo
arrastra hacia el movimiento y, en otros momentos, lo ancla en una ficción con la que se
mezcla su propio conocimiento de la realidad.” La característica del espectador manteniendo
una actitud de observador, propia del teatro épico, será una muy presente en la Danza-
teatro. El público se sienta a observar y no se vuelca en la acción que se desarrolla. Si
observamos Café Müller, las escenas sucederán tan rápido, cambiarán constantemente e
incluso se repetirán en varias ocasiones. Aunque lo intentara, el espectador, no podría dar
un seguimiento lógico de ellas. Al final, al igual que en el teatro épico, el público observará y
despertará en él la actividad, al ofrecerle imágenes del mundo. Esta actividad se podrá ver
de la siguiente manera.
Es el uso de la energía el motivo por el cual una acción pasa de ser ordinaria a convertirse
en un movimiento dancístico.
lo que vemos en las piezas de Bausch es la transformación del cuerpo clásico del bailar
ínintérprete en un cuerpo performativo, productor, abierto y capaz de hacer que algo
inesperado suceda en la escena.
Como Explica Guzmán (2014) cada vez que un bailarín crea movimientos está construyendo
su propio tiempo-espacio. Es decir, cada movimiento, llevará con él las acciones del tiempo.
En las primeras imágenes de Café Müller hay dos cuerpos que producen dos espacios. Por
un lado, Pina Bausch, caminando con pasos pequeños y serenos, genera un espacio de
calma. Por el otro lado, la bailarina Nazareth Panadero que representa a una mujer vestida
con un traje azul, un abrigo negro y unos zapatos de taco rojos, recorre la sala con pasos
acelerados y el constante giro de la cabeza de un lado a otro; produce de la prisa, el apuro
El movimiento de Nazareth contrasta con los pasos suaves de Pina Bausch, quien recorre la
superficie caminando lentamente y con los ojos cerrados.
Los visibiliza, los corporifica sobre el escenario, los muestra desnudos a través del
movimiento, con toda honestidad y crueldad, porque el cuerpo nunca miente. La expresión
de un cuerpo que baila no se puede disfrazar, no hay fraude posible.
Lo que habría que recordar es que la creación visual es igualmente un acto creativo, la
fuerza escénica de lo visual es performativa en el sentido en que afecta a los bailarines que
están bailando sobre tierra, claveles o agua, lo mismo que al público que lo percibe. Sucede
igual con las sillas y mesas de Café Müller
La obra Café Müller no sigue una narrativa estructurada, ni una progresión lineal; en
contraste con la danza tradicional que tiene una dramaturgia con principio, clímax y
desenlace. Estas características serán importantes a lo largo de todas las obras de Pina. No
seguir estos estereotipos crea una estética diferente ante el espectador. Genera una
introspección del que está viendo la obra, haciéndo que reflexione y que profundice en lo
más profundo de su ser. Una danza muy visceral, de carácter pasional.
PARERA, Celida (2010). “Historia de la Danza y el Ballet”. Digitalizado por ULPGC, Biblioteca
Universitaria, p.36-39
GUZMAN, Adriana (2014). “Danza: creación de tiempos” en Alteridades, vol.24, n.48, p.35-45.