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Análisis: Mont Olympus Jan Fabré.

Una bacanal helénica en el siglo 21

Introducción:

Todo en “Mount Olympus” de Jan Fabré es excesivo. El singular creador estrenó en 2015 esta
pieza donde recrea simbólicamente la experiencia de una bacanal teatral de la Grecia clásica.
En ella los ciudadanos empleaban todo un día para asistir al teatro. La propuesta de
veinticuatro horas de duración ofrece un tributo a las treinta y tres tragedias que se conservan.
Frases extraídas de los textos clásicos en la puesta en escena más magnificente, disruptiva,
provocadora y excesiva. Soportada por la exquisita puesta en escena propia de Fabré. El
coreógrafo belga presenta catorce capítulos donde los personajes transcurren por las
emociones y expresiones del ser humano sin filtro. Asistir a un espectáculo de tal magnitud es
seguramente mucho más que una experiencia teatral es casi una experiencia ritual de pura
estimulación de sensorial, que incluye estímulos visuales, acústicos, olfativos.

La obra completa arranca con una erección en escena, es toda una declaración de intenciones.
Los veintisiete actores y actrices que, bajo el apelativo de “Guerreros de la belleza”,
conforman la compañía desatan todo su poderío y expresivo. Termina con una gran
coreografía de estilo Twerking. Y transcurren por escenas con contenido sexo explícito,
violencia, alternando el dinamismo de la danza y la quietud inspirada en el teatro NO. Los
textos se suceden si aparente vínculo ni hilo conductor. Tampoco se establecen diálogos entre
los personajes. Dejando la impresión causada, la interpretación de lo sucedido y las
conclusiones, si las hubiere, en más del espectador. La pieza es de una extraordinaria exigencia
física y mental, por su duración, intensidad y dificultad coreografía; además de requerir un
impresionante nivel de concentración sostenido en el tiempo

Biografía: Jan Fabré nace en diciembre de


1958, en Amberes, Bélgica. Artista
multidisciplinar destacan sus trabajos como
director de escena dramaturgo coreógrafo y
diseñador Sus puestas en escena son
altamente arriesgadas y disruptivas.
Performances Que de discurren entre la
provocación, las vísceras, el sexo y el lado
más salvaje del ser humano son expuestos
sin ambages. Sus creaciones escénicas como
a él mismo le gusta definirlas son prolíficas
Incluyendo más de 25 títulos desde el año
2000, Esto supone más de un estreno anual.
previamente ya había realizado a finales de
los 70 principios de los 80 performance
altamente provocadoras con quema de dinero y escritura con sus cenizas dibujos con su propia
sangre, Estás performance estaban vinculadas a su actividad con las artes plásticas en las que
se incluyen esculturas de bronce y dibujos.

“Mi trabajo es como el fármaco, el fármaco es una medicina que puede curarte o envenenarte.
Creo que mi trabajo es una catarsis que comparte con el público coma que va a través del
tiempo y el dolor para llegar al público…Amo los símbolos olvidados. Vivimos rodeados de ellos
pero ya no entendemos qué significa mi trabajo es acerca de eso coma desempolvar los
símbolos y darles un lugar en nuestra sociedad y en el ser humano” Entrevista para Noticias 22
(México) https://youtu.be/FGuXAGuebtg

Descripción

Resulta injusto y presuntuoso juzgar la parte por el todo. Por su alto contenido sexual y
provocador la mayoría del espectáculo no se encuentra disponible en las plataformas de video
de la red por lo que a pesar de estudiar diversos fragmentos es imposible visualizar todo el
espectáculo completo.

El inicio del video propuesto para el análisis arranca al final del capítulo 13 titulado “Ayax”.
Esta escena se encuentra rodeado por ocho cuerpos dispuestos ordenadamente en el
escenario, envueltos en sudarios blancos, su mujer que se arrastra sumisa para ungirle los
pies, permanece arrodillada mientras se dirige al público en varios idiomas.

La escenografía cuenta con ocho mesas móviles, en este momento se encuentran situadas
simétricamente a ambos lados del escenario, divididas en dos filas de cuatro. El centro se
encuentra iluminado con luz cenital, frontal blanca y un ligero recorte de silueta para aportar
volumen. También cuenta con treinta y tres esferas de luz, una por tragedia, con movilidad
propia. Ascienden y descienden desde la parrilla creando su propia coreografía. En este
fragmento se encuentran desplegadas formando diagonales en la misma dirección que los
cuerpos bajo los sudarios. Las que se encuentran próximas al proscenio a mayor altura y las
más cercanas al fondo apenas se sitúan tres metros del suelo, aportan profundidad a la
escena. Este recurso ha sido usado en reiteradas ocasiones por el artista, por ejemplo en 1984
en su obra “La locura del teatro” una pieza que también comparte la característica de ser de
una propuesta extensa, con una duración de cuatro horas. La escena se acompaña de la
retroproyección una imagen estática de gran formato en blanco y negro. Muestra una figura,
vuelta de espaldas, con la cabeza y la columna arqueadas hacia atrás y los brazos ligeramente
abiertos al lado del tronco, en actitud de exposición y entrega. Philóctetes, abandonado en la
mitología por su hedor tras ser herido por una serpiente, repite “lo único que para dar es mi
herida”
Captura de pantalla minuto 7:50 extraído del video Jan Fabre Mount Olympus, Philoctetes & Troubley, canal youtube Eskenion

Se oye una melodía creada por una voz femenina dulce, mientras los cuerpos son retirados en
dos tiempos por cuatro parejas, Ayax, débil, se dirige al fondo despacio, con e inestable
movimiento seguido por la mujer ya erguida y salen de escena. Caen unas partículas que
pueden simular la lluvia.

Captura de pantalla minuto 14:00 extraído del video Jan Fabre Mount Olympus, Philoctetes & Troubley, canal youtube Eskenion

Suenan tambores y unos violines generadores de tensión. Seis parejas han entrado en escena.
Las luces han descendido y la iluminación se ha vuelto calidad. Se limpian despacio, primero
individualmente, comparten objeto que contiene jabón o aceite esencial, también se limpian el
mutuamente. Un componente de cada pareja sale del escenario para dejar el objeto. Tras un
cambio de ritmo marcado por un sonido metálico, similar a la campana del ring de boxeo,
regresan. El sonido ejerce de aviso para iniciar la pelea. Se oyen alaridos y gritos realizados por
los propios interpretes. El ritmo del paisaje sonoro desciende, junto con las esferas de luz y la
intensidad de la lucha. Hasta que todas las parejas permanecen tumbadas y abrazadas en el
suelo, unas notas de arpa y los tensos violines acompañan esta condensación de la energía,
está sucesión se repite.

Se oye la voz en off de la tercera vez que se repite el proceso “todos los días son una
repetición“
Sobre las mesas personajes tiran polvo blanco amarillo azul verde y lluvias a los luchadores que
corren. Excepto pareja que permanece tumbada.

Hablan, gritan y corean .

Las sombras se proyectan en pantalla trasera. Personaje entre cajas aparecen para tirando
polvo tiñendo a los que está encima de las mesas

Pareja del centro inicia el movimiento vuelve a parar. Los polvos cambian de color rojo
amarillo naranja. Tiñen a los corredores, corredores caen y se levantan. Cambia paisaje
musical. Coreografía en el centro urbano y tuerking.

Coreografía lumínica diagonales


Solista serpiente diablo
Pareja pt izq movimiento sexuales.
Vuelve la coreografía. Solista serpiente diablo
Luces oscilan
Uso de la repetición
Cuatro mujeres de blanco se quitan túnica y quedan desnudas. Hombre dorado habla y
Black out final_ Más de 20 minutos de aplauso del público.

Valoración:

La atrevida propuesta de Fabré tiene el ánimo de provocar al espectador, de llevarlo a un


trance que modifique su percepción, me atrevería a decir que busca liberar de tabús al público
que asiste a su obra. Confronta el comportamiento humano más visceral, habitualmente
reservado a la parcela íntima con composiciones de extremada belleza visual. Cada elemento
en escena está milimétricamente medido. La ubicación de los personajes. Iluminación,
vestuario y paisaje sonoro, en definitiva, toda la composición está volcada hacia la estética a
pesar de la crudeza de las escenas. La iluminación y coreografía de las 33 esferas, homenaje a
las 33 tragedias griegas que se conservan, es sublime. Personalmente considero que abusa de
la repetición y la provocación, pero intuyo que las sensaciones desde el público presente en el
teatro, debe ser totalmente diferente, tras 24 horas en un mismo espacio sometido a tantos
estímulos perceptivos el estado mental se modifica. El uso del texto creado por el escritor
Jeroen Olyslaegers son píldoras comprimidas extraídas de las propias tragedias, sin que se
creen diálogos teatrales, aportan mensajes dirigiendo la mente del espectador. Desde luego se
puede afirmar que Mount Olympus debe ser una de las piezas escénicas más arriesgadas del
siglo XXI. Una experiencia que emula los festivales teatrales de la antigua Grecia en las
festividades dionisiacas. Un claro intento de Fabré de superar todas las medidas establecidas,
que cuenta con detractores y admiradores a partes iguales.

Ficha Artística

Dirección: Jan Fabre


Autoría: Jeroen Olyslaegers (TEXTOS), Jan Fabre (IDEA ORIGINAL Y COREOGRAFÍA)
Dramaturgia:
Miet Martens, Hans-Thies Lehmann, Luk Van den Dries, Freddy Decreus
Ayudante de dirección: Floria Lomme
Escenografía: Peter de Cupere
Iluminación: Helmut Van den Meersschaut
Sonido: Tom Buys
Audiovisuales: Phil Griffin
Vestuario: Kasia Mielczarek, Maarten Van Mulken
Coreografía: Jan Fabre
Música: Dag Taeldeman
Producción: Troubleyn
Producción ejecutiva: Sebastiaan Peeters

Intérpretes:
Lore Borremans
Katrien Bruyneel
Annabelle Chambon
Cédric Charron
Tabitha Cholet
Renée Copraij
Anny Czupper
Els Deceukelier
Barbara De Coninck
Piet Defrancq
Mélissa Guérin
Stella Höttler
Sven Jakir
Ivana Jozic
Marina Kaptijn
Gustav Koenigs
Colline Libon
Sarah Lutz
Moreno Perna
Gilles Polet
Pietro Quadrino
Antony Rizzi
Matteo Sedda
Merel Severs
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