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CARACTERÍSTICAS DE LA EDAD

MEDIA
Tras la caída de Roma en el año 476, el Imperio romano de Occidente se fracturó en varios
reinos controlados por reyes descendientes de las familias de los pueblos germánicos
migrantes que lo habían invadido: visigodos, francos, germanos y anglos, entre otros. Cada
reino desarrolló características particulares debido a que constituyó su sociedad a partir de
elementos de la cultura romana, la cultura germánica que se asentó en su territorio y las
culturas presentes antes del dominio romano. En este contexto surgieron nuevas formas de
organización política y social.
La sociedad medieval estuvo fuertemente jerarquizada y se caracterizó por una gran
desigualdad entre los sectores que la componían: los reyes eran la máxima autoridad de su
territorio y bajo su poder se encontraba la nobleza, una clase social conformada por
acaudalados terratenientes que disponían de privilegios y ejercían el poder dentro de sus
territorios. Estos grupos sociales vivieron dentro de grandes castillos en el campo que les
ofrecían seguridad: allí surgió una cultura llamada cortesana, consistente en modales,
vestimentas, costumbres, juegos y fiestas que sirvieron para diferenciarlos del resto de la
población. Sus trabajadores, conocidos como siervos, eran mayoritariamente campesinos o
sirvientes.
En el ámbito de la salud destacan las constantes epidemias que afectaron a Europa
occidental durante el Medioevo, las cuales agravaron la pobreza y el hambre de la
población. Debido al poco conocimiento de medicina, los procedimientos y las técnicas
sanitarios no pudieron responder a las necesidades de la población: esto derivó en altos
índices de mortandad.
Durante esta época, la Iglesia católica tuvo gran poder en los ámbitos ideológico y político,
lo cual se reflejó en la influencia que ejerció en casi todos los aspectos de la vida de los
distintos estratos sociales. El catolicismo se difundió por toda Europa y se convirtió en la
religión oficial, aunque siguió conviviendo en ciertas regiones con otras religiones, como el
judaísmo, el islam y antiguas creencias europeas. El papa, dirigente máximo de la Iglesia
católica, poseía numerosos recursos económicos y ejerció una gran influencia en la
sociedad de Europa occidental, incluidos los reyes y la nobleza.
Durante la Edad Media se desarrolló en Europa occidental una cultura muy distinta a la
romana en aspectos como la vestimenta, las costumbres, la religión y otros más. La
jerarquización social en este periodo determinó el lugar que cada persona desempeñó
dentro de la sociedad, con marcadas diferencias entre la nobleza y los siervos, las personas
del campo y las de las urbes. El arte tuvo momentos de esplendor y se utilizó como una
forma de mostrar el poderío de los nobles y de la Iglesia católica, como lo prueban las
grandes construcciones como castillos y catedrales; asimismo, las historias de los reyes se
difundieron en cantos y epopeyas.
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Europa occidental se dividió en reinos gobernados por familias triunfantes provenientes de
los pueblos que controlaron las diversas regiones anteriormente pertenecientes al extinto
Imperio romano de Occidente: hubo reinos visigodos, germanos y anglos. Estos pueblos se
convirtieron al catolicismo, religión que adoptaron de manera oficial en sus reinos, y
retomaron aspectos de la administración y la cultura romana.
La organización política y territorial en el occidente de Europa durante la Edad Media fue
compleja debido a la existencia de numerosos reinos pequeños y débiles con constantes
conflictos entre sí. Sus problemas se debían a las frecuentes divisiones y las efímeras
alianzas entre los reinos, y las amenazas externas, como las últimas migraciones
provenientes del norte y este de Europa, la presencia musulmana en España y los conflictos
con el Imperio romano Oriental.

Imperio Carolingio y el Sacro Imperio


romano germánico
Panorama político tras la caída del Imperio romano de Occidente

Entre los siglos vin y x hubo una nueva ola migratoria de pueblos provenientes del norte de
Europa, como los lombardos y los normandos, y de otros grupos del oriente de Europa y
Asia, como húngaros y eslavos, que se trasladaron hacia Alemania y la península itálica.
Tras la caída de Roma, el territorio de la actual Francia, conocido como la Galia, estuvo
bajo el control de varios grupos según la región, pero los francos se impusieron y llegaron a
gobernar los actuales territorios de Francia, Bélgica, Países Bajos y parte de Alemania.
El rey de los francos, llamado Carlomagno (742-814), fue hijo de Pipino el Breve y formó
parte de un nuevo linaje real: los Carolingios. Carlomagno continuó el proyecto, iniciado
por su padre, de unificar los reinos dispersos, por ello, al momento de asumir el reinado de
los francos emprendió campañas militares para invadir el norte de la península itálica, los
reinos visigodos de la actual España (por entonces ya controlada en gran parte por los
musulmanes) y Europa Central y del Este. Mediante la guerra y un sistema de alianzas, en
poco tiempo consolidó su poderío en un extenso territorio.

Territorio gobernado por Carlomagno

Carlomagno tuvo el apoyo de la Iglesia católica, particularmente del papa León III. Ningún
rey había intentado nombrarse emperador tras la caída de Roma hasta Carlomagno. En el
año 800, en un intento de restablecer el antiguo Imperio romano de Occidente, el papa lo
coronó emperador. Esta fue una manera de hacerlo heredero de las glorias roma¬ nas
pasadas y le permitió asumir el prestigio de la Antigüedad romana. Tras la muerte de
Carlomagno en el año 814, el imperio se desmoronó, pues su hijo, Luis el Piadoso, no logró
mantener la unidad imperial y, en consecuencia, el imperio acabó dividido en tres regiones
hacia 843.
La región occidental conformó el reino de Francia (con una extensión semejante a la
Francia actual), los territorios del centro formaron la Francia media y al oriente se
consolidó la Francia oriental, en los territorios actuales de Alemania y sus alrededores. En
esta última región, hacia el año 962, el rey Otón logró que el papa lo reconociera como
descendiente de Carlomagno para poder ser nombrado emperador y restablecer el Imperio
romano de Occidente. Lograda su empresa, Otón nombró a sus territorios Sacro Imperio
romano germánico y se asumió heredero tanto de la grandeza de Carlomagno como del
Imperio romano. Su imperio estuvo conformado por la unión de muchos pequeños reinos
unidos bajo el poder del emperador y su área de influencia se extendió hacia la región
central y oriental de Europa, así como a regiones de Italia. Hacia el siglo x, el Sacro
Imperio romano germánico dominaba el área territorial más grande de la región. A partir de
entonces, el imperio tuvo cierta estabilidad política, territorial y económica que le permitió
mantenerse unificado hasta el siglo xix.
Sacro Imperio romano germánico

Durante la Edad Media se desarrollaron diversos procesos políticos y culturales que


actualmente forman parte de la identidad y conciencia his¬ tórica de diversos países
europeos.
El intento de Carlomagno por resucitar el antiguo Imperio romano no logró permanecer tras
su muerte; sin embargo, el Sacro Imperio romano germánico, que se veía a sí mismo como
heredero de Carlomagno y del Imperio romano, logró consolidar su poder y generar
estabilidad política y económica en la región central europea.

Imperio Bizantino
(Constantinopla)
Contrario a la fragmentación y los problemas de la zona occidental de Eu¬ ropa, la parte
oriental vivió una época de esplendor durante la Edad Media. Esta zona era parte del
Imperio romano de Oriente, también llamado Imperio bizantino, o Bizancio, debido a que
su capital era Constantinopla, una ciudad fundada por el emperador Constantino en la
antigua Bizancio. Este imperio se mantuvo ajeno a los problemas políticos y sociales, así
como a la desintegración del Imperio romano de Occidente, del cual paulatinamente se
diferenciaba en su idioma y religión, pues en Bizancio se hablaba griego y se practicaba
una variante del catolicismo conocido como ortodoxo.
La estratégica ubicación de Constantinopla, entre el mar Mediterráneo y el mar Negro, le
permitió desarrollar una intensa actividad comercial mediante la venta de mercancías
provenientes de Asia que viajaban para ofrecerse en Bizancio y en Europa occidental y a la
inversa: mercancías europeas que se enviaban a Asia. Las rutas comerciales favorecieron el
enriquecimiento de los comerciantes; esto permitió que fuera una de las regiones más ricas
de la época y favoreció su enriquecimiento con las aportaciones de otras regiones vecinas.
Bizancio llegó a controlar un extenso territorio al oriente del Mediterráneo, tuvo cierta
estabilidad y vivió generalmente en paz.
Bizancio mantuvo algunas de las costumbres e instituciones de Roma, pero lentamente
desarrolló su propia identidad, de mar¬ cada tradición griega. Esta región era cristiana y
originalmente practicaba el catolicismo romano, pues aceptaba la autoridad del papa de
Roma. Sin embargo, las diferencias en la práctica religiosa respecto de Occidente
aumentaron con el tiempo: para los siglos v y vi, la distancia entre ambas creció
exponencialmente y el rompimiento total aconteció durante el llamado Cisma de 1054,
momento en que las iglesias cristianas se separaron y se constituyó la católica en Occidente
y la ortodoxa en Oriente, cada una con su propia estructura y sus propios dirigentes. La
Iglesia ortodoxa se consolidó en la región oriental de Europa, incluyendo Rusia, y se
convirtió en la religión oficial.
476 550 800 814 962 1 054
Muere
Fin del Máxima Carlomagno: Fundación del Cisma de las
Carlomagno
Imperio extensión del máxima Sacro Imperio iglesias
es nombrado
romano de Imperio extensión romano católica y
emperador
Occidente bizantino territorial de su germánico ortodoxa
imperio
Existió un marcado contraste entre la debilidad, pobreza y falta de cohesión de Europa
occidental frente a la estabilidad y el auge comercial de Bizancio; por esta razón, Occidente
siempre tuvo cierto recelo hacia Oriente. Cada vez más diferentes entre sí, era difícil
reconocer en ellos regiones que formaron parte de un mismo imperio, ya que habían
terminado por desarrollarse por separado. Bizancio mantuvo rutas comerciales con regiones
de Europa y Asia, de esta manera, estableció relaciones con las regiones vecinas, lo cual
enriqueció su cultura. La unidad y el poderío bizantino se extendió, con sus altibajos, hasta
finales de la Edad Media, pero su influencia llegó más allá de sus fronteras mediante el
comercio.
Durante la Edad Media se desarrollaron procesos cuya influencia se observa aún en la
Europa actual, en los territorios de algunos países y las culturas y costumbres regionales,
entr

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