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INDUSTRIALIZACIÓN POR

SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES
EN MÉXICO 1940-1982
ESEMEX PARCIAL 2

8 DE OCTUBRE DE 2023
PROFESOR: DAVID ANTUNEZ
DANIEL SMITH
Daniel Smith FM

ANTECEDENTES:
Durante el porfiriato, México desarrolló la agricultura para la exportación, destacando la producción de caña y
tabaco. Sin embargo, la Gran Depresión marcó el inicio de importantes cambios bajo la presidencia de Lázaro
Cárdenas (1934-1940). Se implementó la Reforma Agraria en 1935 y se nacionalizó la industria petrolera y
ferroviaria. La Reforma Agraria tenía como objetivo crear empleos en el sector agrícola para compensar la falta
de empleo en la industria. Estas políticas también mejoraron la situación de los campesinos en la venta de sus
productos.

Simultáneamente, se impulsó un proyecto de desarrollo nacionalista y autónomo. Esto transformó el papel del
gobierno en la promoción del cambio y el desarrollo económico.

En el mandato de Ávila Camacho (1940-1946), se sentaron las bases para la industrialización en México, conocida
como el "Modelo de Industrialización Sustitutiva" o "Modelo de Sustitución de Importaciones". Se crearon
organismos como el IMSS y se reorganizó Nafin para apoyar la industrialización y revitalizar la producción estatal,
en beneficio de la iniciativa privada.

Durante el periodo de Miguel Alemán Valdés (1946-1952), se aumentaron las obras de infraestructura, se fomentó
la inversión privada mediante exenciones fiscales y facilidades crediticias, se promovieron actividades industriales
y se apoyó la inversión privada en el campo. Esto condujo a un fuerte crecimiento industrial en la década de los
cincuenta, especialmente en pequeñas y medianas empresas.

En 1955, se promulgó la Ley para el Fomento de las Industrias Nuevas y Necesarias, que facilitó la creación de
numerosas empresas industriales, en su mayoría pequeñas y medianas, y transformó talleres y artesanías en
pequeñas empresas. El Estado proporcionó apoyo financiero para satisfacer la demanda de créditos de estas
empresas, lo que contribuyó a la primera etapa del Modelo de Industrialización Sustitutiva (1940-1955).

PRIMERA ETAPA (1940-1955):


Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos redirigió su producción hacia la fabricación de armamentos,
lo que tuvo un impacto significativo en la economía mexicana. En ese período, México se vio impulsado a
incrementar la producción de manufacturas ligeras para el mercado interno y para exportar a Estados Unidos.
Este cambio marcó el inicio de diversas funciones clave del Estado mexicano en ese momento.

1. Productor y proveedor de bienes básicos: El gobierno mexicano tomó la decisión de expropiar y nacionalizar
tanto la industria petrolera en 1938 como la industria eléctrica en 1960. Esto tenía como objetivo asegurar el
suministro de petróleo y electricidad a precios subsidiados para estimular la producción industrial, aunque a
expensas de las finanzas del Estado.
2. Banca de desarrollo: Ante la ausencia de mercados financieros desarrollados, se crearon instituciones
financieras estatales para financiar proyectos de inversión de largo plazo y proyectos de riesgo. Esto incluyó
la creación de entidades como el Banco Nacional de Crédito Ejidal, la Nacional Financiera y el Banco Nacional
de Comercio Exterior.
3. Estado de bienestar: El gobierno mexicano optó por proporcionar servicios de seguridad social, como
educación, salud y vivienda, para respaldar el proceso de industrialización. Se establecieron instituciones
como la Secretaría de Educación Pública (SEP), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Instituto Mexicano
del Seguro Social (IMSS), entre otros.
4. Control Social: El Estado desempeñó un papel de mediador y árbitro entre trabajadores y empresarios para
facilitar la acumulación de capital. Este equilibrio se mantuvo a través de organizaciones afiliadas al Partido
Daniel Smith FM

Revolucionario Institucional (PRI), como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación


Nacional Campesina (CNC) y la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).
5. Regulador de mercados: El gobierno estableció regulaciones y organismos encargados de supervisar y
sancionar prácticas comerciales desleales. Se crearon entidades como el Comité Regulador del Mercado de
Subsistencias y la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO).
6. Proveedor de infraestructura básica: El Estado se encargó de construir grandes obras de infraestructura, como
carreteras, puertos, presas y represas, que eran esenciales para el crecimiento económico y la
industrialización.
7. Demanda de bienes y servicios: El gobierno se convirtió en un mercado importante para muchas empresas
que suministraban bienes y servicios para proyectos de obras públicas. Algunas de estas empresas tenían
vínculos cercanos con el grupo gobernante.

Sin embargo, la función más destacada del Estado en este contexto fue la de "protector". Esta política de
protección se implementó para salvaguardar la industria nacional de la competencia extranjera y hacerla más
competitiva. Aunque al principio esta protección resultó en precios más altos para los consumidores, se esperaba
que, a largo plazo, las empresas se volvieran más eficientes y los precios disminuyeran. Sin embargo, a medida
que pasaba el tiempo, la protección excesiva llevó a la ineficiencia y a empresas cada vez menos competitivas.

Para que este modelo de sustitución de importaciones funcionara, el Estado tenía que proteger a la industria de
la competencia externa y, al mismo tiempo, generar divisas para importar bienes de capital e insumos necesarios
para la producción industrial. En la primera etapa de este proceso, se modernizó la agricultura y se obtuvieron
divisas a través de las exportaciones agrícolas. Se utilizaron diversos instrumentos de protección, como aranceles,
subsidios a las exportaciones, licencias de importación y políticas fiscales favorables a las empresas
manufactureras.

Sin embargo, a medida que avanzaba la sustitución de importaciones, surgieron desafíos, como la reducción de
las posibilidades de desarrollo y el aumento de la dependencia de otros sectores para la capacidad de importación.
Esto resultó en fluctuaciones en el tipo de cambio, inflación y déficits en la balanza de pagos y las finanzas públicas,
creando desequilibrios tanto internos como externos en la economía mexicana.

SEGUNDA ETAPA (1955-1970):


En esta etapa clave de la historia económica de México, se observó un patrón de endeudamiento significativo con
el exterior como una estrategia para financiar el gasto público. Sin embargo, no todo fue negativo durante lo que
se conoce como el "periodo de desarrollo estabilizador," que abarcó el mandato del presidente Adolfo López
Mateos (1958-1964). Durante este período, México logró mantener un crecimiento económico sostenido con una
tasa de inflación que se mantuvo por debajo del 5%, y se logró una estabilidad en el tipo de cambio.

La administración de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) continuó esta política económica, manteniendo un
crecimiento sostenido sin inflación y una estabilidad en el tipo de cambio. Se mantuvieron políticas como la
protección arancelaria, los subsidios, las exenciones fiscales, el control de las organizaciones obreras, el control
salarial y la liberalización de precios.

Desde la Segunda Guerra Mundial, el gobierno mexicano asumió un papel activo en la economía, implementando
aranceles, otorgando subsidios y exenciones fiscales. Esto impulsó la demanda externa y, en consecuencia,
estimuló la economía nacional. Para combatir la inflación, se adoptó una política monetaria restrictiva y se ejerció
un estricto control del presupuesto. La devaluación de la moneda se utilizó para fomentar sectores como la
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agricultura y la ganadería y evitar la fuga de capitales. Además, la intensa participación del Estado requirió una
reforma fiscal que introdujo el impuesto sobre la renta (ISR). La minería y la agricultura desempeñaron un papel
crucial en la financiación de las exportaciones.

A pesar de estos esfuerzos, el tan esperado crecimiento económico a largo plazo no se materializó debido a
problemas estructurales. Estos desafíos incluyeron la dependencia del financiamiento externo, la falta de una
reforma fiscal eficaz, la debilidad del sistema financiero, la baja propensión al ahorro, la mala estructura
demográfica y la desigual distribución del ingreso.

A lo largo de este período, la participación activa del Estado en la economía fue esencial y se llevó a cabo
principalmente a través de la banca mixta o pública. Se fomentó la reducción de la presencia del capital extranjero
en el país. Además, México orientó su economía hacia el mercado interno y profundizó la industrialización
mediante un aumento en el proteccionismo comercial.

Este enfoque resultó en cambios significativos en la composición sectorial del producto interno bruto,
beneficiando a la industria en detrimento del sector agropecuario y los servicios. A pesar de algunos desafíos,
como la falta de inversión a largo plazo y un alto déficit, la participación estatal siguió siendo esencial para el
desarrollo económico.

En 1966, se implementó el programa maquilador en la frontera norte de México. Este programa incentivó la
instalación de plantas industriales intensivas en mano de obra, estrechamente vinculadas a la exportación. Se
ofrecieron beneficios fiscales, como la exención de impuestos a la importación de insumos y maquinaria. Sin
embargo, las ventas de estas maquiladoras en el mercado interno se limitaron.

TERCERA ETAPA (1970-1982):


Durante la presidencia de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), México enfrentó una crisis económica provocada
por irregularidades económicas heredadas de administraciones anteriores. Estos problemas incluyeron un alto
gasto público financiado con una oferta monetaria excesiva, endeudamiento externo y un fuerte déficit en la
balanza de pagos. La consecuencia fue un crecimiento significativo de la inflación, una devaluación del peso, un
aumento en las importaciones de alimentos, un crecimiento de la deuda externa y una fuga de capitales.

El siguiente presidente, José López Portillo (1977-1982), presenció un auge petrolero que benefició a México. Este
boom petrolero se convirtió en la base para la recuperación económica del país. La confianza en las exportaciones
de petróleo llevó a políticas de expansión fiscal y monetaria, lo que resultó en un aumento de la inflación y una
pérdida de competitividad en el comercio exterior. A pesar de las políticas restrictivas adoptadas en otros países
en medio de una recesión global, México continuó expandiendo su economía.

En 1976, después de 22 años de mantener una tasa de cambio fija, México devaluó su moneda de 12.50 a 19.70
pesos por dólar. Esta devaluación fue un punto de inflexión importante. Aunque trajo consigo efectos positivos
como la competitividad y la atracción de inversión, también requirió recortes en el gasto público y la eliminación
del encaje legal. El petróleo desempeñó un papel fundamental en la economía al financiar la inversión
gubernamental.

Sin embargo, la dependencia excesiva del petróleo como fuente de ingresos llevó a problemas a largo plazo. A
pesar de contar con divisas generadas por la exportación de petróleo y crédito externo, no se implementaron
medidas típicas de ajuste recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El desequilibrio externo se
convirtió en una restricción importante para el crecimiento.
Daniel Smith FM

La economía mexicana demostró una marcada dependencia del petróleo, una fuerte orientación hacia la
exportación de un solo producto y una creciente dependencia fiscal de los ingresos petroleros. El crecimiento de
la deuda externa puso fin al crecimiento económico, y se necesitaron reformas, incluyendo la nacionalización de
la banca en 1982, debido a la extrema situación de deuda externa.

La expansión del gasto público disminuyó la inversión del sector privado, especialmente de las pequeñas y
medianas empresas. La falta de una política monetaria y crediticia adecuada por parte del Banco de México
obstaculizó la economía. Además, proyectos productivos mal planificados y problemas de corrupción
desperdiciaron recursos vitales.

Este período también se caracterizó por un crecimiento económico moderado, alta inflación y una crisis de balanza
de pagos en 1976, lo que resultó en desempleo y una disminución del poder adquisitivo de los salarios. La
distribución del ingreso no se mejoró significativamente. En general, la combinación de un crecimiento económico
limitado y una alta inflación afectó principalmente a las clases populares.

Entre 1977 y 1982, México experimentó una transición en su política económica, pasando de un enfoque en la
industrialización sustitutiva de importaciones a una mayor dependencia en el sector petrolero como motor del
crecimiento. Sin embargo, esta transición llevó al país a la trampa de la petrodependencia externa y la sustitución
de importaciones.

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