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1. Los recursos:
La pobreza o riqueza de los recursos agropecuarios no puede ser definida en abstracto sino en
relación al volumen de población que éstos deben sostener y alimentar y a las condiciones
técnicas y sociales en que puede realizarse su explotación. El área de la cordillera andina tiene,
desde el punto de vista de la agricultura capitalista moderna, recursos agropecuarios
sumamente pobres, que dan origen a rentas diferenciales negativas. Bajo tales condiciones, la
agricultura serrana estaba condenada a ser una "agricultura tradicional campesina" más que
otra de granjeros familiares capitalistas tipo farmer o de grandes plantaciones. Sólo el
"campesino tradicional", desprovisto de mejores oportunidades, puede producir allí donde las
condiciones no permiten generar un valor agregado capaz de pagar un salario que cubra la
reproducción de los trabajadores y sus familias, y dejar además una ganancia medida sobre el
capital invertido (en tierra, medios de producción y salarios) no muy diferente a la que el
inversionista podría obtener empleando ese capital en otras actividades.
Pero, de un lado, no basta que haya buenas condiciones naturales para que exista desarrollo
capitalista agrario, y, de otro, la pobreza y el atraso de los campesinos asentados en las tierras
"malas" no depende sólo de la calidad de los recursos. En ambas cuestiones intervienen
circunstancias políticas y económicas de orden general. Veámoslas.
DECISIONES POLÍTICAS
1. Acceso igualitario a tierras: El propósito debe ser aquí doble: Evitar el doloroso proceso de
desarrollo junker en las áreas mejores; y reducir las disparidades en la tenencia de la tierra
dentro del propio campesinado.
6. Organización campesina: Las políticas deben orientarse aquí a dos niveles: el político-gremial
y el productivo. Destaca la importancia de la representación política y gremial del campesinado
pobre andino, así como la promoción de formas cooperativas de producción, pero enfatiza que
estas decisiones deben surgir desde los propios campesinos y no imponerse desde arriba.
Los campesinos andinos no son pobres porque su economía sea natural y bárbara, reducto
tradicional-natural aislado de la economía nacional e internacional. Webb llama la atención
sobre el hecho de que durante los años cincuenta y sesenta se produjo una verdadera
"revolución comerciar en la economía agraria serrana, pero se guarda mucho ‒con razón‒ de
decir que hubiera una "revolución económica". En la base misma de la economía de mercado
está el retribuir al pequeño productor independiente, al campesino, según su producción, o sea
según la tierra (y animales) de que dispone y la productividad con que la explota. Sus ingresos
son sumamente exiguos porque su producción es francamente baja. En la sociedad mercantil-
capitalista el capital se mueve en busca de ganancias; de las más altas posibles. No va a entrar
allí ‒la agricultura serrana‒ donde los rendimientos son muy bajos. Bajo la actual economía
mercantil-capitalista, el campesinado andino está condenado al intercambio desigual. Hay
varios terrenos en los que esto puede argumentarse; el campesino tiene que continuar
incesantemente vendiendo productos agrícolas, independientemente del precio que le
paguen. En definitiva, los campesinos compran (a los capitalistas) bienes cuyo precio de oferta
tiene un severo tope ‒la ganancia‒ y venden bienes en el mercado cuyo precio de oferta tiene
un tope muy bajo: la sobrevivencia física. No se puede redistribuir el ingreso en medida
importante sin alterar significativamente la producción, y la magnitud de la redistribución aquí
envuelta es fundamental: no se trata de aumentar un poco las pensiones de unas cuantas
viudas y otros cuantos jubilados, sino de duplicar o triplicar el ingreso de un 25% de la
población. El x% más alto de la población, a quienes deberíamos quitar la mitad de los
ingresos, son la burguesía y sus adláteres, que controlan el grueso de la producción; y la
detendrían, la sabotearían, enviarían los capitales al extranjero y harían mil cosas más si
intentásemos desposeerles de la mitad de sus ingresos sin quitarles primero el control sobre la
producción.
CITAS:
OPINIÓN:
La reforma agraria fue un evento importante en la historia del Perú ya que fue esperanza y fe
para miles de campesinos y campesinas, buscaba corregir la desigualdad en la distribución de
la tierra, promover la modernización y desarrollo del sector agrícola, y mejorar las condiciones
de vida de los campesinos, quienes eran la mayoría de la población rural; sin embargo también
perjudico ya que hubo un problema económico al bajar las exportaciones, sumando a que se
tenia que pagar por el terreno expropiado a los antiguos propietarios todo esto hizo que suba
la deuda interna del país. Entonces podemos decir que la reforma agraria tuvo efectos
positivos, pero también negativos para el país.