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y la ortodoxia. Se trata de una corriente que abarca alrededor del 37 % de la feligresía cristiana
(unos 801 millones de fieles), y que reúne bajo el mismo nombre a un conjunto muy diverso de
iglesias cristianas, sin que exista entre ellas una autoridad suprema ni una unidad estructural.
Las distintas doctrinas que integran el protestantismo, al igual que el catolicismo y la ortodoxia,
profesan la fe en Jesús de Nazaret como el mesías anunciado en las antiguas escrituras hebreas,
así como la devoción por la Biblia y la identificación con la cruz. Pero al mismo tiempo presentan
un conjunto notorio de diferencias, como el rechazo al santoral católico, a la idea del celibato del
sacerdocio y en especial a la autoridad religiosa del papa y el Vaticano.
A pesar de su gran diversidad, las iglesias que componen el protestantismo pueden agruparse en
tres categorías:
Iglesias históricas de carácter congregacional. Conocidas como las iglesias de la segunda reforma,
surgieron en Inglaterra en el siglo XVI como una extensión del puritanismo. Es el caso de las
iglesias puritanas, la iglesia menonita o la mayoría de las iglesias evangélicas.
Iglesias carismáticas sin continuidad histórica. En su mayoría de reciente creación, como los
movimientos pentecostales y carismáticos.
Los orígenes del protestantismo como movimiento religioso se remontan al siglo XVI, cuando tuvo
lugar la Reforma protestante o Revolución protestante, un conjunto de críticas y cuestionamientos
al dogma cristiano tradicional católico y a la autoridad del papa. Esta reforma tuvo el propósito de
reformar la religión cristiana para volver a una práctica más “pura” u “original”, es decir, similar a
la practicada por los primeros cristianos de la Antigüedad.
Esto fue interpretado como una indignante señal de mercantilismo por parte de la iglesia, y motivó
al fraile agostino y profesor de teología Martín Lutero (1483-1546) a escribir su Cuestionamiento al
poder y eficacia de las indulgencias (mejor conocido como “las noventa y cinco tesis”). Allí acusaba
a la iglesia de fomentar el falso arrepentimiento entre los fieles y de traicionar los principios
cristianos fundamentales.
Pero nada detuvo el cisma que ya había comenzado a abrirse en la cristiandad. Las élites
germanas, de educación humanista y ambición de autonomía, vieron la oportunidad de romper
con la autoridad papal y fundar sus propias iglesias cristianas. Así comenzó la Reforma y a una
serie de guerras religiosas que sacudieron al continente durante el siglo venidero.
Europa quedó dividida en dos bloques cristianos: al norte, los países protestantes, con sus
respectivas versiones de la iglesia, y al sur los países católicos, leales al papado y entregados a una
Contrarreforma.
En esta protesta se proclamaba que la autoridad secular no podía imponer los asuntos de la fe, y
aunque el emperador se negó a recibir el documento, este fue reproducido y distribuido a lo largo
del imperio. La división religiosa del Sacro Imperio Romano Germánico condujo a la Guerra de los
Treinta Años (1618-1648), uno de los conflictos más sangrientos de la historia europea.
Es una rama del cristianismo, distinta del catolicismo y la ortodoxia. Sin embargo, no se trata de un
movimiento unificado, sino de un conjunto de iglesias autónomas e independientes.
No tiene una autoridad religiosa central, ni un cuerpo doctrinal único, pero todas las iglesias
protestantes predican las enseñanzas de Jesús de Nazaret, tenido como el mesías divino, así como
los antiguos preceptos hebreos del Antiguo Testamento. Esto significa que su libro sagrado común
es la Biblia y su símbolo fundamental es la cruz.
Se presenta como una alternativa al cristianismo católico, ya que aspira a recuperar la “pureza” del
cristianismo original. Cada iglesia protestante lo hace, sin embargo, a su manera.
Aunque no tienen un cuerpo doctrinal cohesionado y unificado, las iglesias del protestantismo
comparten un cuerpo mínimo de cinco “solas” o principios fundamentales, que son:
Una sola escritura (sola scriptura). Plantea que existe una única verdad expresada en la palabra de
Dios, contenida a su vez en la Biblia. Dependiendo de la iglesia, esto puede interpretarse como que
se debe rechazar todo lo que no aparezca en ella, o como que ella debe servir más bien de
inspiración y que debe ser interpretada en términos contemporáneos.
Una sola fe (sola fide). Plantea que existe una sola vía posible a la salvación humana, y que es a
través de la fe en Jesucristo, por lo cual se requiere la entrega absoluta de la feligresía.
Una sola gracia (sola gratia). Plantea que la salvación es otorgada al ser humano por gracia de
Dios, sin que la persona pueda ganarla por propia mano. Esto da origen a diferentes posturas
respecto a la libertad individual y el libre albedrío: algunas más radicales que proponen su
inexistencia, y otras más conciliadoras que defienden su necesidad.
Un solo Cristo (solus Christus). Plantea que solo existe un mediador entre la humanidad y el
creador divino, y ese mediador es Jesucristo. Aunque esto es hasta cierto punto compartido por
todo el cristianismo, los protestantes niegan la posibilidad de intermediación de los santos (como
la Virgen María) entre Dios y la feligresía.
Una sola gloria divina (soli deo gloria). Plantea que solo Dios es merecedor de gloria y devoción, ya
que es el creador de todo lo que existe. Por ende, niega la veneración de cualquier santo, hombre
o cosa en su lugar.
El anglicanismo. Surgida en el siglo XVI a partir de la ruptura con el papa del rey Enrique VIII de
Inglaterra, aspira a ser una “vía media” entre el catolicismo y el protestantismo más extremo.
Otorga la figura de autoridad religiosa al monarca de Inglaterra, celebra el bautismo y la eucaristía,
y tiene alrededor de 85 millones de fieles, casi en su totalidad en Inglaterra.
El calvinismo. Surgida en el siglo XVI tras la ruptura de Juan Calvino con el catolicismo en Francia y
Suiza, agrupa la iglesia reformada (5 millones de fieles), la presbiteriana (50 millones de fieles) y la
congregacional (30 millones de fieles) de Países Bajos, Escocia e Inglaterra, respectivamente.
El bautismo. Surgida en Inglaterra a principios del siglo XVII, como una rama del puritanismo, tiene
nexos con la iglesia congregacional y la calvinista. Es la iglesia mayoritaria en los Estados Unidos
con unos 100 millones de seguidores, que celebra la eucaristía y el bautismo, y le da a este último
una especial significación y protagonismo en sus ritos.
El metodismo. Surgida en el siglo XVII en Inglaterra, con la obra del teólogo británico John Wesley,
es una doctrina que hace énfasis en la conversión, la predicación y la santidad, bastante
emparentada con el calvinismo y el anglicanismo. Celebra la eucaristía y el bautismo, y cuenta con
85 millones de fieles entre Estados Unidos, Reino Unido y el África subsahariana.
El evangelismo. Surgida a partir del metodismo inglés, el pietismo luterano y la iglesia de Moravia,
es una de las iglesias protestantes más populares del planeta, con alrededor de 600 millones de
fieles concentrados en Estados Unidos, Latinoamérica, África subsahariana y Corea del Sur.
Celebra el bautismo y la eucaristía, y fomenta en sus fieles un intenso sentimiento de renacer al
incorporarse al culto, expresado a menudo por la glosolalia (hablar en “lenguas” al recibir al
espíritu santo).
El pentecostalismo. Surgida a finales del siglo XIX y comienzos del XX, es una variante muy joven
del protestantismo, inspirada en las prédicas de Charles Finney y William Seymour. Combina
simultáneamente la idea de pequeñas congregaciones locales con asambleas multitudinarias
(“Asambleas de Dios”), celebra la eucaristía y el bautismo, con énfasis en la percepción del espíritu
santo (a través de glosolalia, estados de trance o desmayos). Tiene cerca de 250 millones de fieles
entre Estados Unidos, América Latina, el África Subsahariana y Corea del Sur.
El adventismo. Surgida durante la primera mitad del siglo XIX, como consecuencia de la prédica del
Gran Despertar Religioso hecha por el granjero estadounidense William Miller. Celebra el
bautismo y la cena del Señor, y cree en la existencia de un santuario celestial reservado para los
fieles en el paraíso. Tiene alrededor de 70 millones de fieles en el mundo, principalmente en Brasil
y en la India.
El protestantismo es un movimiento religioso que se originó en el siglo XVI para referirse a los
cristianos que se separaron de la iglesia católica tras la Reforma protestante impulsada por Martín
Lutero.
Los seguidores de Lutero se opusieron al decreto de la Dieta de Espira en el año 1529, en la cual se
prohibieron las innovaciones religiosas y se declaró la necesidad de la Misa y la interpretación de
las sagradas escrituras según las enseñanzas tradicionales.
Luego, los luteranos y demás personas que se oponían a dicho decreto, firmaron un acuerdo en el
que manifestaron su disconformidad y reafirmaron su nueva fe, por lo que comenzaron a ser
denominados como protestantes.
Desde ese entonces, se denomina como protestante a todos aquellos cristianos que se separaron
de la Iglesia católica y que, a su vez, formaron otras congregaciones que surgieron tras el
protestantismo como el anglicanismo, el luteranismo y el calvinismo. También se debe mencionar
a la iglesia evangélica como parte del protestantismo.
Creer que la salvación depende de la fe de las personas y no de las buenas obras que se hagan.
Los protestantes solo tienen dos sacramentos que son el bautismo y la eucaristía.
Según el protestantismo, Dios se revela a los hombres a través de las sagradas escrituras y las
oraciones.
Los protestantes rechazan la autoridad del Papa, las indulgencias, no creen en el purgatorio, en la
devoción de los santos, ni en la intercesión de los santos difuntos.