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LA FAMILIA MEDIEVAL SUS COSTUMBRES

Y TRADICIONES
La Familia:
La estructura familiar de la Alta Edad Media
recuerda a la que se manifestaba tanto en la
sociedad romana como germánica al estar
integrada por el núcleo matrimonial -esposos
e hijos- y un grupo de parientes lejanos,
viudas, jóvenes huérfanos, sobrinos y
esclavos.

Todos estos
integrantes estaban bajo el dominio del varón
-bien sea de forma natural o por la adopción-,
quien descendía de una estirpe, siendo su
principal obligación proteger a sus miembros.
No en balde, la ley salia hace referencia a que
el individuo no tiene derecho a protección si
no forma parte de una familia. Como es de
suponer, esta protección se paga con una
estrecha dependencia.
Pero también se pueden enumerar una amplia
serie de ventajas como la venganza familiar o
el recurso a poder utilizar a la parentela para
pagar una multa ya que la solidaridad
económica es obligatoria. No obstante, si
alguien desea romper con su parentela debe
acudir a los tribunales donde realizará un rito
y jurará su renuncia a la protección, sucesión
y beneficio relacionados con su familia.
La familia vive bajo el mismo techo e incluso
comparte la misma cama. Tíos, sobrinos,
esclavos y sirvientes comparten la cama
donde la lujuria puede encontrar a un amplio
número de seguidores en aquellos cuerpos
desnudos. Esta es la razón por la que la
Iglesia insistirá en prohibir este tipo de
situaciones y favorecer la emancipación de la
familia conyugal donde sólo padres e hijos
compartan casa y cama.
El padre es el guardián de la pureza de sus
hijas como máximo protector de su
descendencia. Las mujeres tiene capacidad
sucesoria a excepción de la llamada tierra
salia, los bienes raíces que pertenecen a la
colectividad familiar. Al contraer matrimonio,
la joven pasa a manos del marido, quien
ahora debe ejercer el papel de protector. El
enlace matrimonial se escenifica en la
ceremonia de los esponsales, momento en el
que los padres reciben una determinada suma
como compra simbólica del poder paterno
sobre la novia.
La ceremonia era pública y la donación se
hacía obligatoria. Entre los francos alcanzaba
la suma de un sueldo y un denario si se
trataba de un primer matrimonio, aumentando
hasta tres sueldos y un denario en caso de
sucesivos enlaces. La ceremonia se
completaba con la entrega de las arras por
parte del novio a la novia, aunque el enlace
pudiera llevarse a cabo incluso años después.
Los matrimonios solían ser concertados,
especialmente entre las familias importantes,
por lo que si alguien se casaba con una mujer
diferente a la prometida debía pagar una
multa de 62 sueldos y medio.
La joven tenía que aceptar la decisión paterna
aunque conocemos casos de muchachas que
se han negado a admitir el compromiso como
ocurrió a santa Genoveva o santa Maxellenda.
Lo curioso del caso es que diversos concilios
merovingios y el decreto de Clotario II (614)
prohiben casar a las mujeres contra su
voluntad. Esta libertad vigilada motivaría que
algunas mujeres tomaran espontáneamente a
un hombre, en secreto, o que se produjeran
raptos de muchachas, secuestros que
contaban con el beneplácito de la víctima que
rompía así con la rígida disposición paterna.
Como es lógico pensar, todos los códigos
consideran a estas mujeres adúlteras mientras
que el hombre se verá en la obligación de
pagar a los padres el doble de la donación
estipulada. En caso de que no se pague, el
castigo es la castración. Si un muchacho se
casa con una joven sin el consiguiente
mandato paterno, deberá pagar a su suegro el
triple de la donación determinada. Si esto se
produce, el matrimonio ya es irreversible por
lo que debemos preguntarnos si el matrimonio
no dejaba de ser un pequeño negocio para los
progenitores.
Tras los esponsales se realiza un banquete
donde la comida y la bebida corren sin reparo
-siempre que la economía familiar lo permita-.
El jolgorio se acompañaba de cantos y bailes
de talante obsceno para provocar la
fecundidad de la pareja. Durante el banquete
la novia recibe regalos tales como joyas,
animales de compañía, objetos del hogar, etc.
El novio también le hace entrega de un par de
pantuflas, como símbolo de paz doméstica, y
un anillo de oro, símbolo de fidelidad de clara
tradición romana. Los romanos llevaban el
anillo en el dedo corazón de la mano derecha
o en el anular de la izquierda -continuando la
tradición egipcia según la cual desde esos
lugares había un nervio que llevaba
directamente al corazón-.

Las damas nobles también solían llevar un


sello en el pulgar derecho, una muestra de la
autoridad que poseía para administrar sus
propios bienes. La ceremonia concluye con el
beso de los novios en la boca, simbolizando
así la unión de los cuerpos. Tras este rito, la
pareja era acompañada a la casa y se
quedaba en el lecho nupcial. El matrimonio
debe consumarse para que alcance su
legitimidad, consumación que se produce en
la noche de bodas. Al mañana siguiente el
esposo entrega a su mujer un obsequio
llamado “morgengabe” para agradecer que
fuera virgen al matrimonio, dando fe de la
pureza de la joven desposada y asegurándose
que la descendencia es suya. Esta donación
post-consumación no se realiza en caso de
segundas nupcias. De este “morgengabe” la
viuda se queda con un tercio y el resto será
entregado a la familia en caso de muerte del
marido.
La edad de matrimonio debía de estar próxima
a la mayoría de edad, es decir, los doce años,
según nos cuenta Fortunato al hacer mención
del matrimonio de la pequeña Vilitutha a la
edad de trece años, quien falleció a
consecuencia del parto poco después. Ya que
la virginidad suponía el futuro de la parentela,
se protege a la mujer de raptos o violaciones,
al tiempo que se reprime la ruptura del
matrimonio y se castiga contundentemente el
adulterio y el incesto. Los galo-romanos
castigan la violación de una mujer libre con la
muerte del culpable mientras que si la violada
era esclava, el violador debía pagar su valor.
Los francos castigaban este delito con el pago
de 200 sueldos en época de Carlomagno.
Podemos considerar que se trataba de una
mujer “corrompida” por lo que carecía de
valor, incluso deben renunciar a la propiedad
de sus bienes. La única salida a la violación
era la prostitución.
El incesto estaba especialmente perseguido, a
pesar de no tratarse de relaciones entre
hermanos. Los matrimonios con parientes se
consideran incestuosos, entendiendo por
parentela “una pariente o la hermana de la
propia esposa” o “la hija de una hermana o de
un hermano, la mujer de un hermano o de un
tío”. Los incestuosos eran separados y
quedaban al margen de la ley, a la vez que
recibían la excomunión y su matrimonio era
tachado de infamia.
El adulterio era considerado por los
burgundios como “pestilente”. La mujer
adúltera era estrangulada y arrojada a la
ciénaga inmediatamente mientras que los
galo-romanos establecían que los adúlteros
sorprendidos en flagrante delito serían
muertos en el acto ” de un solo golpe”. Los
francos consideraban el adulterio como una
mancha para la familia por lo que la culpable
debía ser castigada con la muerte.
También entendían que el hombre libre que se
relacionaba con una esclava de otro era un
adúltero por lo que perdía la libertad, lo que
no sucedía en el caso de que fuera su esclava
con quien se relacionara. Curiosamente los
burgundios hacían extensión de la definición
de adulterio a aquellas mujeres viudas o
jóvenes solteras que se relacionaban con un
hombre por propia voluntad. Si el violador o el
raptor son duramente castigados, el adúltero
apenas recibe castigo ya que los posibles hijos
de esa relación son suyos. La mujer sí es
culpable porque destruye su porvenir.
Afortunadamente, la influencia del
Cristianismo cambiará estos conceptos. En
palabras de Michel Rouche “mientras que el
paganismo acusa a la mujer de ser el único
responsable del amor pasional, el Cristianismo
lo atribuye indiferentemente al hombre y a la
mujer (…)
Se abandona la idea pagana conforma a la
cual el adulterio mancilla a la mujer y no al
hombre”. Cierta idea de igualdad de sexos
empieza a despuntar en el Occidente europeo.
Buena parte de la culpabilidad a la hora de no
considerar al hombre adúltero debemos
encontrarla en la práctica por parte de los
germanos de la poligamia, mientras los galos-
romanos mantenían el concubinato. Las
relaciones con las esclavas parecen habituales
tanto en un grupo como en el otro, naciendo
abundantes descendientes de estos contactos.
Los hijos nacidos de esa relación eran
esclavos, excepto si el padre decidía su
liberación. Ya que las mujeres eran elegidas
entre personas cercanas al linaje familiar, la
costumbre germánica permitía al marido tener
esposas de segunda categoría, siempre libres,
añadiéndose las esclavas. La primera esposa
era la poseedora de los derechos y sus hijos
eran los receptores de la sucesión. Si la
primera esposa era estéril, los hijos de las
concubinas podían auparse al rango de
heredero. Los enfrentamientos en los harenes
nobiliarios y reales serán frecuentes.
Chilperico llegó a estrangular a su esposa,
Galeswintha, para poder dar a su esclava
Fredegonda el puesto de favorita, lo que
desencadenó la guerra civil entre los años 573
y 613.
El papel de la Iglesia respecto a la poligamia
supondrá la más absoluta de las prohibiciones,
apelando a la indisolubilidad matrimonial y a
la monogamia, llegando a prohibir el
matrimonio entre los primos hermanos. Será
en el siglo X cuando los dictados eclesiásticos
en defensa de la monogamia empiecen a
surtir efecto. La ley burgundia y la ley romana
autorizaban el divorcio, mientras que la
Iglesia lo prohibía. Evidentemente existen
condicionantes que lo permiten, siempre
desfavorables con la mujer. El divorcio es
automático si la mujer es acusada por su
marido de adulterio, maleficio o violación de
una tumba. El marido será repudiado en caso
de violación de sepultura o asesinato.
El mutuo acuerdo sería la fórmula más
acertada para el divorcio, siempre y cuando
los cónyuges pertenecieran a la etnia galo-
romana. Esta fórmula incluso será aceptada, a
regañadientes, por la Iglesia, al menos hasta
el siglo VIII. Siempre era más razonable que
el llamado “divorcio a la carolingia”,
consistente en animar a la mujer a que de una
vuelta por las cocinas y ordenar al esclavo
matarife que la degollara. Tras pagar la
correspondiente multa a la familia, el noble
podía volver a casarse porque quedaba viudo.
No tenían igual suerte las viudas ya que las
leyes germánicas intentarán poner todo tipo
de impedimentos a un segunda matrimonio de
una mujer viuda.
Conserva su dote y el “morgengabe”, por lo
que mantiene independencia económica. Pero
si vuelve a contraer matrimonio, perderá esta
independencia al caer en el ámbito familiar del
nuevo marido y revertir el patrimonio en su
propia parentela. Los hijos eran especialmente
protegidos en la época altomedieval. En
numerosos casos se intenta atraer hacia el
niño las cualidades de aquel animal querido y
envidiado, por lo que se impondrán nombres
relacionados con la naturaleza: Bert-chramm,
brillante cuervo, que hoy se ha convertido en
Bertrand; Wolf-gang, camina a paso de lobo;
o Bern-hard, oso fuerte, del que ha surgido
Bernardo. De todas maneras se siguen
produciendo casos de exposición de hijos,
ahora a las puertas de la iglesia.
Afortunadamente para el neonato, el
sacerdote anunciaba su descubrimiento de
manera pública y si nadie reclamaba al
pequeño pasaría a ser esclavo de quien lo
había encontrado.
El niño sería confiado a alguna nodriza, siendo
amamantado hasta los tres años entre el
pueblo. En caso de guerra los niños se
convertían en un preciado botín. Si una ciudad
era conquistada, los conquistadores
asesinaban a “cuantos podían orinar contra la
muralla” y se llevaban a las mujeres y los
niños menores de tres años. A pesar de la
enorme natalidad, la mortalidad infantil
también era elevada por lo que el núcleo
familiar no debía de contar con numerosos
niños. Alguno solía ser entregado a un
monasterio para su educación, lo que
equivalía entregar a Dios aquello que más se
ama.
La educación estaba vinculada al mundo
violento que caracteriza la Alta Edad Media. El
deporte y la caza serán los ejes educativos
que se inician tras la “barbatoria”, el primer
corte de la barba del joven. La natación, la
carrera o la equitación formaban parte de las
enseñanzas fundamentales del joven germano
que tiene en el animal y en las armas a sus
estrechos colaboradores. Subir al caballo era
todo un ejercicio gimnástico al carecer de
estribo hasta el siglo IX, siendo el animal uno
de los bienes más preciados, tal y como
podemos comprobar en el caso de un joven
llamado Datus, quien conservó su caballo y
dejó a su madre prisionera de los musulmanes
durante un ataque de éstos a Conques en el
año 793.
El joven no entregó su caballo a pesar de que
los islámicos arrancaron los senos de la madre
y luego le cortaron la cabeza ante sus propios
ojos. En un mundo tan marcado por la
violencia parece cargado de lógica que la
preparación militar sea la elegida para los
jóvenes nobles, si bien en las escuelas
monásticas podían aprender los rudimentos de
la lectura y la escritura.
Los ancianos ocupan un curioso papel en el
entorno familiar altomedieval. Ya que la media
de vida alcanzaba los 30 años, no debía ser
muy común ver a ancianos en la sociedad. Su
escaso número es proporcional a su utilidad,
excepción hecha de los jefe de clanes o tribus,
los llamados “seniores“. Si el anciano mantiene
sus fuerzas será aceptado por la sociedad. Si
esto no es así, su futuro sólo le depara donar
sus bienes a una abadía donde se retirará. En
la abadía recibirá comida, bebida y
alojamiento.
HOMOSEXUALIDAD Y EL AMOR CONYUGAL EN LA EDAD
MEDIA MATRIMONIO
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Edad Media Matrimonio

LA EDAD MEDIA: AMOR Y HOMOSEXUALIDAD

La Vida Cotidiana en la Edad Media


Resumen de la Edad Media
Leyes Y Castigos Medievales
Las Diversiones y FestejosAntigua
Casas y Comidas Medievales
Fiestas en la Edad Media

La Homoxesualidad: Aunque la iglesia condenó


la homosexualidad en la Baja Edad Media, no
le había preocupado demasiado el
comportamiento homosexual, y tal actitud
también prevaleció en el mundo secular. Sin
embargo, alrededor del siglo XIII, estas
actitudes tolerantes cambiaron drásticamente.
Algunos historiadores
relacionan este cambio con el clima de temor
e intolerancia que prevaleció en el siglo contra
los grupos minoritarios que se apartaban de la
norma de la mayoría. Un enfoque preferido de
los críticos fue identificar a los homosexuales
con otros grupos detestados.
Se describió la homosexualidad como una
práctica regular de musulmanes y conspicuos
herejes, como los albigenses. Entre 1250 y
1300, lo que se había tolerado en la mayor
parte de Europa, ahora constituía un acto
criminal que merecía la muerte.
La legislación contra la homosexualidad se
refería a ésta, por lo común, como un pecado
“contra natura”. Éste es precisamente el
argumento desarrollado por Tomás de Aquino,
quien ha formado la opinión católica en esta
materia durante siglos.
En su Summa Teologica, Tomas de Aquino
manifestó que el propósito del sexo era la
procreación , por lo tanto, solo podía ser
practicado legítimamente de forma que no
excluyera esta posibilidad. Así la
homosexualidad era “contraria a la
naturaleza” y constituía una desviación del
orden natural establecido por Dios. Este
argumento y las leyes que prohibían la
actividad homosexual so pena de castigos
graves siguió siendo la norma en Europa y en
cualquier parte del mundo cristiano hasta el
siglo XX.
El Amor Conyugal y Extraconyugal:
En la mayoría de los textos altomedievales no
se hace referencia a la relación conyugal con
la palabra amor, utilizándose más bien el
término “caritas”.
Este término lo utiliza Jonás de Orleans en el
siglo IX para hacer referencia al amor que
conlleva la “honesta copulatio“, la relación sexual
que tiene como objetivo la procreación, una
relación carnal sin desbordamientos y
absolutamente fiel y desinteresada.

Eginhardo, el biógrafo de Carlomagno, hace


referencia a su fallecida esposa como “su
mujer, su hermana, su compañera” mientras
que una pareja del siglo V se separan para
disfrutar del matrimonio místico con Dios. Sí
se emplea la palabra amor para hacer
referencia a la relación extraconyugal,
cargada de pasión.
En la Alta Edad Media se considera que el
amor es un impulso irresistible de los
sentidos, un impulso de deseo que difícilmente
puede manifestarse en el ámbito matrimonial.
Los paganos encuentran el origen de esta
pasión en la divinidad mientras los cristianos
la achacan al maligno Satán, por lo que este
amor debe ser destructor.
Los germanos utilizan un término relacionado
con el deseo sexual: la “líbido”, curiosamente
siempre relacionado con las mujeres. Los
códigos legales hacen referencia a este ardor
sexual, hablando de las viudas: “toda viuda
que libre y espontáneamente, vencida por el
deseo se haya unido con alguno y esto haya
acabado por saberse pierde inmediatamente
sus derechos y no puede casarse con el
hombre en cuestión”.
Five Absurd Myths about the Middle Ages

The Middle Ages is full of historical myths. Many


historians blame this on the rise of humanism and the
Renaissance movement. Both of these cultural shifts
encouraged society to look back at medieval times in
disgust. Gothic architecture from the Middle Ages was
abandoned in the beginning of the Modern era, and
replaced by classic Greek and Roman architecture. In
other words, anything pertaining to the Middle Ages was
seen as vulgar, tasteless, and old-fashioned.

Here are some of the most absurd myths and


misconceptions about the Middle Ages, which a lot of
people still believe to this day.

Everyone Smelled Really Bad

The Myth: People did not care much for bathing. Peasants
were completely filthy and smelled like dead carcasses.
The upper class only bathed once or twice a year.

The Truth: Public saunas and baths were quite common


during the Middle Ages. They gave people an opportunity
to socialize and freshen up. The city of Bath in England
was a holy place because of its natural hot springs.
Crowds came from all parts of the country to warm up
and get clean.

Most brothels in London required guests to wash


themselves before getting down to business. It was also
considered good manners to wash your hands before
having a meal. Rich people immersed themselves in tubs
of heated water, while the lower class took regular spit
baths. Smelling good was considered holy, while bad
odors were associated with sin, so people in the Middle
Ages definitely did what they could to stay fresh.

Many experts believe that this myth sprouted because of


the Black Death, which struck Europe in the 14th century.
Some doctors believed that bathing would open up your
body’s pores, and invite in bad germs, so they started
advising against it.

People Believed that the Earth was Flat

The Myth: Everyone in the Middle Ages believed that the


Earth was flat, and the Church taught it as a strict
doctrine.

The Truth: There are absolutely no records showing


Church teachings of a flat Earth during the Middle Ages. It
was a well-known fact that the world was a sphere, and
widely accepted by the majority of scholars.

Even the poor and uneducated knew what the shape of


the Earth was round. Kings used an orb as a symbol of
their earthly power, which they held in their left hand
while sitting on their thrones. This symbolism would not
make sense unless they believed the world was round.

The romanticized idea that Christopher Columbus


discovered a round Earth on a brave voyage opposed by
the Church is nothing more than a myth. It was created in
1827 by a novelist named Washington Irving. He was
commissioned to write a novel about the life of
Columbus, but quickly found that the explorer had been
wrong about the size of the Earth. In an attempt to make
a more heroic story, Irving made up the whole idea that
the medieval church preached a flat Earth.

Beheadings and Burnings for All

The Myth: The medieval Church burned thousands of


women for being “witches,” and beheadings were a
common way to deal with common criminals.
The Truth: The “Witch Fad” did not happen during the
Middle Ages. The craze took its peak during the 16th and
17th centuries, so it belongs to the early Modern era.
From the 5th to 15th centuries, the Church taught against
the existence of witches, and scolded people who
believed in them. The Church was caught up in the Witch
Craze after the end of the Black Plague. And even then,
witches were usually hanged, not burned. Burning was
reserved for popular cases.

As far as beheadings go, only the French Revolution


witnessed such common beheadings. In the Middle Ages,
beheading was reserved for the worst criminals. It wasn’t
a neat or efficient way to get the deed done, so the
common criminals were typically exempt from it.

Knights Were the Most Honorable and Chivalrous of Men

The Myth: Knights were brave and courteous warriors.


They stood up for the innocent and killed the wicked.

The Truth: Most knights were young men with high


testosterone levels, and when they were not fighting in a
war, they were wreaking havoc on the local population. In
fact, towards the end of the 11th century, local lords used
these knights to fight over land, which resulted in the
slaughtering of entire villages. When the church grew
tired of these conflicts, they commanded the First
Crusade to compel these young men towards the Middle
East, where they massacred the entire population of
Jerusalem.

Chastity Belts

The Myth: Knights would encase their wives in chastity


belts as they went off to war.

The Truth: This is nothing more than a myth meant to


“romanticize” the notion of chivalry. Actually, the chastity
belt is not even a medieval invention –chastity belts were
first produced during the Renaissance.
DIVERSIONES FIESTAS Y JUEGOS (AJEDREZ) EN LA EDAD
MEDIA CAZA Y PESCA
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la edad media Caza y Pesca

LA EDAD MEDIA: JUEGOS Y DIVERSIONES

La Vida Cotidiana en la Edad Media


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Leyes Y Castigos Medievales
Las Diversiones y FestejosAntigua
Casas y Comidas Medievales
Fiestas en la Edad Media

Diversiones Medievales:
Entre los romanos la ociosidad era el modo
ideal de vida ya que el trabajo era algo
despreciable que ya realizaban los esclavos.
Pero en la Europa germánica cambiará este
concepto, en parte por la introducción del
cristianismo. No en balde, san Benito de Nursia
incorpora a su regla monástica la máxima “ora
et labora” que implica aceptar el trabajo como
algo saludable y que satisface al espíritu. Aún
así los nobles no son muy aficionadas a la labor
por lo que sus diversiones son bastante
conocidas.
LA GUERRA, LOS TORNEOS Y LA CAZA: Las
principales ocupaciones de los señores eran la
guerra, los torneos y la caza. La guerra,
ocupación favorita de aquellas violentas
personas, pues la hacían valiéndose del motivo
más baladí, consistía generalmente en
sorpresas; era táctica acostumbrada destruir
las cosechas del adversario para rendirlo por
hambre. Cuando ocurría un choque, los
combatientes procuraban más bien – hacer
prisioneros que matar, porque los prisioneros
eran fuente de provechos. Los ponían, en
efecto, en libertad, pero siempre mediante el
pago de una suma de dinero llamada rescate.

A falta de guerra, el señor se distraía con los


torneos. Los torneos, que más tarde se
convirtieron en simulacros de combate en
campo cerrado entre dos hombres, fueron en
su origen verdaderas batallas entre dos tropas.
En Francia, en tiempo de Felipe Augusto, un
torneo reunió tres mil caballeros. Los
adversarios se encontraban en campo raso y
cargaban con furor. Cuando una de las dos
partes cedía, « entonces, dice un testigo del
torneo, empezaba la persecución encarnizada
por los viñedos, los fosos y los bosques;
entonces se velan los caballeros y las
cabalgaduras que caían pisoteados por los
vencedores y sus caballos, heridos y
aniquilados. »
En los torneos, como en la guerra, se hacían
prisioneros que debían pagar rescate. Muchos
señores vivían de sus victorias en esas lides,
como Otros viven hoy de las suyas, los
vencedores en las carreras caballos y en los
campeonatos y proezas deportivas.
La caza era menos un placer que una
necesidad. El señor cazaba para alimentarse y
alimentar a sus hombres. Como la mayor parte
del suelo era improductivo, — cubierto de
bosques y pantanos, — había poco ganado
vacuno y lanar; rara vez se comía carne de
vaca o de carnero. El alimento consistía
principalmente en carne de cerdo, que de este
animal había numerosas manadas en los
bosques, en carne de cabrito y, en fin, la que
suministraba la caza jabalí, oso, ciervo y corzo
cuyos cuartos se Servían enteros.
También se utilizaban trampas como el ciervo
en celo atado a unas ramas que con sus
bramidos atraía a las hembras. Otro tipo de
caza era el que tenía a las aves de presa como
protagonistas. Los halcones eran muy
preciados y aquel que osase robar uno de una
percha debía soportar un cruel castigo: el
animal devoraría cinco onzas de carne roja
sobre el pecho del ladrón. Para la caza era
habitual utilizar el arco, especialmente para
una modalidad denominada tiro al vuelo. El
cazador, montado a caballo, disparaba sus
flechas contra las aves, siendo su criado quien
le preparaba el arco. Otro tipo era la caza a
cuchillo, especialmente para los jabalíes, la
pieza más preciada.

Entre las diversiones más sosegadas tenemos


la pesca -que no requería casi actividad física
por lo que no era ocio típico del guerrero- el
ajedrez y los banquetes, momento en el que el
noble se abandonaba a las pasiones de la
comida y la bebida.
Los Festines: En los banquetes con que
celebraban las fiestas — torneos, casamientos,
bautizos, etc. — también se servían a más de
las aves de corral, perdices, avutardas, cisne y
pavos reales o pavones. Los guisos se
sazonaban d manera exagerada. Esos festines,
harto prolongados, se interrumpían reiteradas
veces con diversiones muy variadas, llamadas
entremeses; una de ellas consistía en servir
enormes pasteles que, al abrirlos, dejaban
escapar multitud de pajarillos, y en soltar
halcones que les daba; caza allí mismo.
En aquella época se comía con los dedos, pues
e tenedor era tan maravilla en el siglo XV, que
el rey de Francia, Carlos V. sólo poseía seis
utensilios de este género. En vez de café y de
licores, se ofrecía vino refrescado con hielo y
aromatizado con canela, clavos, incienso y
miel. Ese era el momento en que aparecían
juglares, músicos y acróbatas, que tocaban el
arpa, la cornamusa, la chirimía, y, al mismo
tiempo, mostraban títeres y animales
adiestrados, hacían habilidades sobre cuerdas,
y juegos y truhanerías. Después se
presentaban trovadores y troveros que
cantaban y recitaban trozos de los cantares de
gesto o las hazañas de Carlomagno y del Cid.
El Ajedrez fue uno de los juegos favoritos de los
señores feudales: era originario de oriente y
tuvo una amplia difusión en Europa con la
llegada de los árabes. El entusiasmo que
genero este juego tiene que ver con la actividad
guerrera de estos señores. El ajedrez es un
juego en el que se despliegan jugadas, tácticas
y estrategias de tipo militar, cuyo objetivo es
abrirse en paso entre las filas enemigas para
capturar a su rey.
ALGO MAS…
Los orígenes del balonpié se remontan a la Edad media.
Hay constancia de que en 1217 se jugaba en Derby,
ciudad inglesa que se atribuye la calidad de cuna de este
deporte.
Desde esos remotos inicios, el fútbol parece haber sido un
juego violento, una especie de rito masculino y guerrero.
En Chester, después de una victoria militar contra
Dinamarca, los ingleses disputaron un célebre partido
usando como balón la cabeza de un soldado danés.
Curiosamente, como se ha visto, los primeros
campeonatos olímpicos de fútbol se jugaron entre
ingleses y daneses.
El deporte llegó a ser tan brutal que el rey Eduardo II optó
por prohibirlo. Shakespeare en su Rey Lear criticó
ácidamente la violencia de este juego en el que a veces el
enfrentamiento de dos equipos ocasionaba verdadera
batalla entre ciudades y pueblos.
Aunque en 1457 el monarca Juan III acentuó la
persecución contra estos futbolistas primitivos,
rudimentarios y bárbaros, el deporte se siguió
practicando clandestinamente.
Un historiador de la época anotaba: “los jugadores se
rompen el cuello, a veces un brazo, otras los dos y es
frecuente verlos sangrar por las narices. Casi siempre
todos terminan heridos”.
En las iglesias se recitaba una oración que decía: “Señor,
aleja de nosotros ese juego que atenta contra la virtud
divina y el espíritu de bien. El fútbol, Señor, es una forma
de contienda, una práctica sangrienta, no un juego”.
Pese a la persecución que se prolongo por cinco siglos, la
popularidad del fútbol siguió cundiendo especialmente
entre las clases populares de Inglaterra.
La prohibición se levantó recién en 1681, bajo el reinado
de Carlos II

SOBRE EL TEATRO MEDIEVAL: El mundo antiguo


no legó al mundo medieval ninguna forma
dramática viva. Al perderse en Roma el arte
teatral, en medio de los aparatosos juegos del
circo, será la Iglesia quien devuelva al teatro
vida y sentido nuevos, hasta que el pueblo
arrastre hasta él, lejos del altar, al nuevo
drama. El primer espectáculo escrito y
representado por entero fuera de la Iglesia se
montó hacia mediados del siglo XII.
La liturgia dio a luz el drama, como antaño el
mito de Orfeo lo hiciera con la tragedia. Con un
intervalo de dieciocho siglos, el teatro renace y
conoce las mismas fases: coros que celebran el
nacimiento de un dios, actores que se van
destacando del grupo, y personalizándose,
para representar la historia divina hasta que,
poco a poco, vuelvan a representar la historia
del hombre.
Esta forma teatral iría perfeccionándose
durante los siglos XII, XIII y XIV, hasta florecer
en el siglo XV. El tema del misterio es siempre
un tema religioso, penetrado de profundidad
mística, pero que contiene al mismo tiempo
pintorescas escenas de violenta comicidad. Se
trata de espectáculos que duraban varios días.
Es un teatro que probablemente nació en los
tiempos de la clandestinidad del cristianismo y
se desarrolló en una época de crisis profunda,
debatiéndose entre los restos de la mentalidad
pagana que había dominado el Mediterráneo y
la de los pueblos bárbaros, de tan diferente
origen.
La Edad Media se vio obligada a salvar lo
positivo de aquel mundo pagano y a preparar
los cimientos de una nueva sociedad. La
oscuridad que se atribuye a esta época -
exagerándola, por cierto- se debe a esta
mezcla de elementos y a la ingente labor que
ofrecía su acoplamiento.
La Iglesia tuvo que enfrentarse a la tarea de
completar lo que no había conseguido el
Imperio Romano: mentalizar a los invasores
bárbaros con una nueva idea de la existencia.
Quizá por ello el teatro medieval, reflejo de su
época, más que presentar hechos ordenados,
los expone simplemente ante los ojos del
espectador, se los hace ver. La idea de este
nuevo teatro surge de la búsqueda de una
nueva idea de sociedad, y también de una
nueva lengua, ya que se hallan en formación
todas las lenguas vulgares, procedentes del
latín.
Los primeros documentos que se conservan de
teatro medieval son franceses; se remontan al
año 1100, y están escritos en dos lenguas
alternadas: latín y francés vulgar. Las
representaciones medievales reciben los
nombres de milagros, misterios, y farsas, en el
caso del teatro profano. Estos espectáculos se
parecen en toda Europa, debido a una razón
clara: la cristiandad. La Iglesia ya cuenta,
además de su poder espiritual, con el poder
político, aunque aún no tiene una verdadera
organización estatal.
ETIQUETA EN LA MESA

En esta sección podrás encontrar algunas sugerencias para


ponerlas en práctica el día que tengas una cena especial y
te quieras lucir con tus amistades, pero antes de usarlas en
una reunión practícalas en tu casa no vaya a ser que te
veas acartonado, y por favor no las uses con amigos muy
íntimos porque, cuando te retires hablarán un poco mal de
ti.

SOLO ALGUNAS SUGERENCIAS


El arreglo de la mesa: debe ser sencillo, se
admiten las mantelerías de color y las vajillas y
cristalería de fantasía. El centro de mesa puede
ocuparlo un centro de flores, frutas, o bien el
servicio de entremeses.
Se debe elegir con cuidado a los invitados, a fin
de que, en lo posible, simpaticen, no haya entre
ellos personas enemistadas y, hasta donde sea
posible, pertenezcan a un mismo nivel social y ,
sobre todo, posean el mismo nivel educativo.
De preferencia entre un cubierto y otro deberá
haber una separación de 45 cm.
Las servilletas se deben doblar de manera
sencilla, recta o triangular, pero sin fantasía.
La regla más segura para los comensales es:
Comer con delicadeza, cosa que está al alcance
de todos.
Al sentarse procurará no quedar demasiado
lejos ni demasiado cerca de la mesa, sino a una
distancia conveniente para conservar libertad y
naturalidad de movimiento, no se debe apoyar
en el respaldo de la silla, no se acodará e
inclinará sobre la mesa. tampoco debe empezar
a comer hasta que haya comenzado la persona
que preside.
La servilleta no se prende del cuello;
simplemente se deja a medio desdoblar sobre
las rodillas.
El pan se debe cortar con la mano, nunca con el
cuchillo.
Una taza de caldo o consomé puede tomarse
con igual corrección a cucharadas que tomando
la taza por el asa y bebiendo. Si se inclina el
plato de sopa para tomar las últimas cucharadas
de su contenido ( lo que está permitido sólo en
comidas de cierta intimidad) , no se hará
inclinando el plato hacia el comensal, sino en
sentido contrario.
En una mesa bien servida, los cubiertos se
hallan ya colocados a ambos lados del plato en
el orden en que deben usarse, comenzando por
las piezas exteriores. En caso de duda, espere
un momento y vea como lo hacen los demás.
El tenedor se sostendrá en la mano derecha para
comer los alimentos que no se cortan con
cuchillo: huevos, legumbres, etc. Para las
carnes, frutas carrozas, quesos duros, pastelerías
, etc., que necesitan cortarse, se tendrá el
cuchillo en la mano derecha y el tenedor en la
izquierda para sujetar el trozo de alimento que
se corte. Se cortará cada vez el bocado que se
lleva a la boca mediante el tenedor sujeto por la
mano izquierda. El pescado requiere de cubierto
especial: tenedor de tres púas y pala para
partirlo, que se usan del mismo modo que el
tenedor y cuchillo corrientes. Si no existen
cubiertos especiales puede utilizar el tenedor
corriente y un trozo de pan.
El cuchillo no se debe llevar a la boca por
ningún motivo.
Al terminar cada platillo, se dejarán el cuchillo
y el tenedor sobre él, paralelos, no cruzados;
nunca apoyados contra el plato y menos aún
sobre el mantel.
Nada más desagradable que un comensal
silencioso, excepto otro comensal que charle
por los codos.
Historia
Fue durante el Renacimiento, en el Siglo XV, que se
empezó a utilizar el "buen comportamiento social" en
Francia. Durante este proceso, empiezan a aparecer
los finos manteles, las vajillas de porcelana fina, los
cubiertos de oro y plata, la cristalería, etc. Además,
se establece el uso de horarios para las comidas, un
orden para los invitados al sentarse a la mesa, un
orden para la presentación de los platos, etc.
Sin embargo, estas reglas eran aplicables
únicamente para una reducida clase privilegiada,
que vivían en grandes mansiones, con una gran
cantidad de esclavos y criados que hacían posible
cumplir las más estrictas reglas de etiqueta. Para el
resto de las personas humildes, esto era solo una
fantasía.
La Revolución Industrial, que inició a finales del siglo
XVIII, ya asentaba sus bases en el Silgo XX. Con las
Guerras Mundiales y la Revolución Comunista, el
continente Americano irrumpió en la Europa
milenaria, provocando el establecimiento de un
nuevo orden social.
La masificación de la producción desplazó el trabajo
manual y artesanal y el ingreso de las mujeres al
mercado de trabajo cambió la rutina familiar. Se
redujeron los espacios en el hogar al establecerse
los edificios por apartamentos, se redujo también la
cantidad y tamaño de los muebles. El acceso al
conocimiento de una numerosa clase media y la
escasez de mano de obra doméstica democratizaron
la etiqueta y el protocolo. Eso no quiere decir que
algunas reglas importantes hayan dejado de
cumplirse. Una minoría de nobles y aristócratas
mantiene en uso estas reglas aunque han tenido que
aceptar algunos cambios, por la transculturización
de las sociedades y la globalización.
Los cambios que tímidamente se venían realizando
desde finales del siglo pasado y principios de este,
se desplomaron de golpe en los años sesenta. Las
faldas subieron hasta la exageración, aparecieron
los hippies, el "no me importa" y el romper con las
reglas establecidas a toda costa. Si a esto
agregamos los restaurantes populares, los de
comida rápida, los nuevos compromisos sociales y
laborales, tenemos que cambiaron todas las reglas.
Sin embargo, aun hay oportunidades en las que
debemos participar de recepciones o reuniones de
alta categoría, que nos exigen los conocimientos
básicos de etiqueta, el saber servirnos, tomar los
cubiertos, etc. Así como reglas de cortesía en la
mesa que pueden hacernos pasar un momento de
pena si no las atendemos.
Las reglas de etiqueta son ciertas actitudes que se
deben llevar a cabo por respeto. Actualmente, las
reglas de etiqueta son una combinación de las
reglas francesas y las americanas.
La invitación
El primer paso para una reunión es la invitación. Hay
diferentes maneras de hacerla: por escrito,
personalmente o por teléfono.
El invitado no tiene porqué preguntar nada. Es el
futuro anfitrión quien le debe indicar el motivo, la
hora, si la reunión es formal o informal, y demás
detalles.
Debe procurar conocer muy bien las limitaciones
dietéticas y/o culturales de sus invitados. Al
momento de invitar, basta con que pregunte: ¿hay
algo que no pueda comer?

Un detalle importante, para pasar un momento


agradable y evitar cualquier tipo de inconvenientes
en la reunión, es que la persona a quien se está
invitando se entere de quienes son las otras
personas a las que se tiene contemplado invitar.
Si va a asistir otra persona con la que el invitado no
se sienta cómodo o no se lleve bién, siempre es
mejor inventar una buena excusa y abstenerse ir.
Cómo planear una cena
Haga su lista de invitados. El primer paso es
saber a quienes se va a invitar, y que tipo de reunión
se va a hacer. Calcular el número aproximado de
las personas que asistirán para evitar que la comida
resulte demasiado abundante o muy escasa.
Planée el menú. Lo mejor es hacer una lista de
todo lo que se va a necesitar, incluyendo el bar.
Realice todas las compras del día anterior o antes si
es posible, para evitar que falte algo. Informe a su
servicio de todos los detalles de la cena: menú,
número de personas, etc. para que sepan cómo
poner la mesa y cómo preparar el bar. Tenga todos
los vasos que se van a usar en sus respectivas
bandejas y que también estén listas todas las
bandejas que se van a utilizar para servir la comida;
lo mismo los cubiertos, las piezas de servir, saleros,
etc.

Prepare el bar. Debe tener todas las bebidas que


van a brindar; el número de vasos para el bar debe
ser por lo menos el doble del número de personas
que van a asistir. No olvide los limones ya cortados,
el hielo y una jarra para el agua. Tenga otra bandeja
con licores para después de cenar y en otra, las
copitas de licores. Si acompaña su menú con vino,
jamás olvide que el vino tinto acompaña las carnes
rojas, y el vino blanco frío, de preferencia no muy
dulce, se sirve con el pescado.
La mesa. Debe estar puesta según la ocasión, el
número de personas y el menú. Es muy importante
delegar la mayoría de estas cosas a su servicio (si
cuenta con él), y que usted solo se encargue de
checar que todo esté perfecto, haciéndoles notar sus
errores para que los corrijan. Si no tiene suficiente
servicio, puede hacer todo esto en la mañana o el
día anterior.
Estilos para el manejo de los cubiertos
Por regla general, los cubiertos se utilizan de afuera
hacia adentro, según como estén colocados. Los
primeros que utilizaremos son los que están más
lejos del plato. Para utilizarlos, hay dos estilos:
Estilo Europeo:
El tenedor se sostiene con la
mano izquierda todo el tiempo,
con las púas hacia abajo. En
la mano derecha se sostiene
el cuchillo, con el filo hacia
abajo. Además de servir para cortar la carne, éste
ayuda a colocar los alimentos sobre el tenedor.
Algunos alimentos, como el arroz, pueden apilarse
en el tenedor o bien darse la vuelta a éste
momentáneamente y, usándolo como cuchara,
recogerlos con ayuda del cuchillo. En ambos casos,
los cubiertos deben colocarse en forma angular, no
paralela, porque al levantar los codos se molesta a
los vecinos de mesa.

Estilo Norteamericano.
El tenedor se maneja con la mano izquierda al cortar
los alimentos y el cuchillo con la derecha, pero al
llevar la comida a la boca, el tenedor pasa a la mano
derecha (volteando las puntas hacia arriba),
mientras el cuchillo descansa en el borde del plato y
la mano izquierda en el regazo. Cuando se necesita
cortar de nuevo, el tenedor regresa a la mano
izquierda. Aunque el tenedor puede cambiar de
mano, este cambio se limita a lo imprescindible. En
algunos lugares se acostumbra descansar el brazo
izquierdo en el regazo mientras se maneja el tenedor
con la mano derecha, pero esto no es bien visto por
la mayoría.
Cómo tomar los alimentos.

La mayoría de las personas conoce como tomar los


alimentos, sin embargo, en algunas veces nos
surgen dudas sobre como tomar alguno de ellos. La
clave general es:
 Los alimentos blandos, se toman con el tenedor.

 Los alimentos más duros (como las carnes), se toman


con cuchillo y tenedor.

 Los pescados se toman con la pala y el tenedor de


pescado.

1.- El entremés.
Consomés y sopas:
Las sopas, caldos y consomés, se toman con la
cuchara.
Si le sirven el consomé en su taza, con asas, puede
optar por beberlo en vez de tomarlo con la cuchara,
si es asi, nunca deje la cuchara dentro del recipiente,
sino en el plato que le acompaña.
Los platos como purés, cremas y texturas similares
también se toman con la cuchara.
Verduras:
Los espárragos , aunque se toman con las manos,
cada vez es más habitual tomarlos con el tenedor. Y
si están fibrosos, trocearlos con el cuchillo.
Las alcachofas se toman con las manos, hoja por
hoja hasta llegar al corazón que se toma con el
tenedor.
Los guisantes, se "cargan" con el tenedor , pero no
se pinchan. Nos podemos ayudar con el cuchillo
para empujar, y nunca llevar el cuchillo a la boca.
Las zanahorias crudas y verduras "duras" pueden
necesitar del cuchillo para ser troceadas.
El resto de verduras y ensaladas, se toman todas
con el tenedor.

2.- El Plato Fuerte.


Pescados y mariscos:
La mayor parte de los pescados se toman con la
pala y tenedor de pescado.
Cuando se sirven enteros, se les quita la cola, las
espinas y la cabeza, y luego se toman con el tenedor
de pescado.
Si la pieza se sirve limpia, sólamente utilizaremos el
tenedor de pescado tanto para comer como para
trocear.
El pulpo se come con el tenedor, aunque en
determinadas ocasiones (si el trozo es muy grande)
habremos de auxiliarnos con el cuchillo.
Los moluscos de cáscara (almejas, mejillones, etc.)
se despegan de la concha utilizando el tenedor y se
llevan a la boca con él.
En determinados casos, es factible llevarse el
molusco a la boca con la cáscara, introduciendo
ligeramente (como la cuchara) la cáscara en la boca,
pero sin sorber.

Las ostras u ostiones se abren con un cuchillo


especial, y una vez abiertas se despega el molusco
con el tenedor.
El marisco se toma en su mayoría con las manos,
auxiliados por unas tenazas para romper las partes
más duras del mismo (como las patas).
Si el marisco se da preparado (gambas peladas,
colas de langosta o bogavante, etc.) se toma
sólamente con el tenedor.
Es conveniente cuando se come marisco poner unos
recipientes de agua con limón para limpiarse los
dedos. También son adecuadas las toallitas
impregnadas con limón.

Carnes:
Todas las carnes se toman con cuchillo y tenedor.
Se trocean a medida que se va comiendo y no toda
la pieza de golpe, a menos que se trate de niños y
personas muy mayores o incapacitadas.
Ciertas aves o piezas de caza, pueden servirse
enteras. Si es grande la pieza el anfitrión las sirve.
Si son piezas pequeñas (como codornices,
pichones, etc.) las debemos trocear nosotros con
sumo cuidado.
Primero se separan las alas, luego los muslos y por
último la pechuga.
Piernas de cordero y similares se cortan de manera
horizontal.
Redondos, RoastBeef y piezas similares, se cortan
en medallones con cortes verticales.

3.- El Postre:
La mayoría de los postres se toman con los
cubiertos de postre.
Unos con la cucharilla de postre (helados, sorbetes,
cremas, mousses, etc.) y otros con el tenedor de
postre (tartas, bizcochos, frutas cocidas, etc.).
Solo determinadas piezas como el pastelitos
pequeños, bocaditos, bombones, etc. se toman con
las manos de un solo bocado.
Las frutas pequeñas (ciruelas, cerezas, etc.) se
comen con la mano.
Las frutas tropicales, se comen muchas de ellas con
cucharilla, como la chirimoya, por ejemplo.
Otros Alimentos:
 El caviar: Se toma con una cucharita y se deposita
sobre un pan tostado o pan untado previamente en
mantequilla. Se sirve sobre el pan, pero no se
estruja, manteniendo las bolitas enteras.

 El paté: Se unta sobre pan tostado, galletas o pan de


molde tostado, utilizando por regla general, un
cuchillo especial para ello. Se trata de un cuchillo
plano y sin filo de corte.

 Las croquetas: Se trocean y toman con el tenedor.


 Aperitivos: Depende de la situación. Es decir, en
cócteles, lunchs y actos en los que permanecemos
de pie, se suelen tomar con la mano. Si estamos
sentados a la mesa, se toman con el tenedor.

 Aceitunas: Las aceitunas se toman con la mano, o


por el palillo como a veces suelen ofrecerse.
También se puede utilizar el tenedor, sin embargo,
esto es una tarea bastante complicada a veces.

 Las alcachofas: Se toman las hojas una a una con las


manos y se come la parte carnosa, dejando la fibrosa
a un lado del plato. Cuando llegamos al corazón se
toma con el tenedor.

 Los langostinos y similares: Se pelan con las manos,


pues con los cubiertos de pescado sería una labor de
virtuosos. Si nos la sirven peladas, se toman con el
tenedor de pescado.

 Mejillones y almejas: Los moluscos de cáscara se


toman con el tenedor o introduciendo un trozo de la
cáscara, como si fuera una cuchara, en la boca.

 Huevos: Los huevos se toman con el tenedor, tanto


para comerlos como para trocearlos.

 Quesos: La mayor parte de los quesos se toma con


los cubiertos de postre. En el caso de quesos
cremosos o cremas de queso, se untan como el paté.
 Espárragos: Se toman por el tallo con los dedos, se
mojan en una salsa si se desea y se introduce la
parte mojada en la boca, dando un solo bocado, y sin
chupar. Sin embargo, tambien se puede
utilizar el tenedor si se desea.

 Consomés y caldos: Se toman con la cuchara,


aunque en determinados casos como los consomés,
pueden ser bebidos.

 Caracoles: Hay que utilizar unos cubiertos


especiales. Uno para sujetar el caracol y otro
tenedor de dos largos dientes, para extraer la parte
comestible.

 Cremas y purés: Se toman todas con la cuchara.

 Ensaladas: Se toman con el tenedor. Para servirse, si


hay que hacerlo, se sirve con la cuchara y el tenedor.

 Espaguetis: Se utiliza únicamente el tenedor para


enrollarlos y llevarlos a la boca, no debemos
ayudarnos de la cuchara.
Al Sentarse a la Mesa
El ambiente agradable es lo principal para una
buena comida. La serenidad y la armonía deben
reinar en el comedor, y se debe comer con
tranquilidad y pasimonía, mientras se participa de la
conversación.
La primera persona en sentarse es la anfitriona y
también la primera en levantarse al terminar la
comida.
Los comensales se sientan a la mesa por el lado derecho
de la silla, o sea, por el lado del brazo izquierdo de la
persona, y lo harán después de que la anfitriona haya
tomado asiento.
Si los puestos no están asignados previamente, los
invitados esperan a que la anfitriona, desde el suyo, les
indique dónde deben sentarse.
La silla se acerca de tal manera que la barbilla del
comensal quede frente al borde de la mesa.

La postura que se debe adoptar en la mesa:


Se debe mantener la espalda recta. Para lograrlo, se
colocan los pies juntos, uno delante del otro. Sin
estirar ni cruzar las piernas por debajo de la mesa, ni
hacer contorsiones con los tobillos o pies.
Los cubiertos deben ascender con los alimentos a la boca,
en vez de que la cabeza descienda hacia el plato. La vista
debe seguir el trayecto del alimento que se lleva a la
boca; es incorrecto dirigir la mirada a otra parte.
Al utilizar los cubiertos, los codos deben permanecer
ligeramente pegados al cuerpo, sin separarlos o elevarlos
en exceso.
Los brazos se mantienen fuera, apoyando sobre la mesa
sólo las muñecas y las manos. En ningún caso se apoyan
los codos sobre la mesa.
La Servilleta
Una vez que la anfitriona ha tomado su servilleta, se
considera formalmente iniciada la comida. Después, los
demás invitados extienden la suya.
La servilleta se desdobla en dos, nunca completamente,
ni a la vista de todo el mundo, y se coloca sobre las
rodillas. No es de buen gusto meterse una punta de la
servilleta en el chaleco, la blusa o el cinturón, ni anudarla
alrededor del cuello.
La servilleta puede usarse cuantas veces se necesite
durante la comida y es obligatorio hacerlo antes de tomar
agua o vino.
Se declara formalmente terminada la comida cuando la
anfitriona coloca la servilleta a su derecha e indica
claramente a los invitados dónde se tomará el café. Esta
vez, la servilleta no se dobla como estaba al principio,
pero tampoco se deja de manera desordenada.

Cuándo empezar a comer


La anfitriona empezará a comer cuando ya estén servidos
los señores 1 y 2, y lo hará despacio para dar tiempo de
servir a los otros invitados.

Otros detalles que deben cuidarse


Los movimientos en la mesa deben ser delicados: jamás
deben llevarse las manos a la cabeza y menos peinarse,
rascarse, manosearse la cara, limpiarse las uñas,
retocarse el maquillaje, etcétera, todo lo cual puede
hacerse en el cuarto de baño.
Si se necesita estornudar, toser o sonarse la nariz, se
busca un pañuelo limpio inmediatamente, actuando con
discreción y pidiendo disculpas.
Si se trata de un ataque persistente de tos, es mejor salir
de la habitación hasta recuperarse, para no molestar a los
demás. Tomar un poco de agua o comer un trozo de pan,
algunas veces suaviza la situación.
En ocasiones muy formales, nadie debe levantarse de la
mesa, pero si se necesita ir al servicio, se hará de la forma
más discreta posible y sin dar explicación alguna; no hay
por qué permanecer sentado, sufriendo y angustiado. Los
demás invitados serán lo suficientemente educados como
para no hacer comentarios si alguien se levanta de la
mesa.
Cuando un invitado permanece demasiado tiempo fuera
del comedor, los anfitriones deben ir personalmente a ver
qué sucede.
La anfitriona debe evitar excusarse por las cosas que no
salieron como debían. Es mejor pasar por alto que la sopa
quedó un poco salada y que la carne estuvo a punto de
quemarse, sin convertirlo en tema de conversación en la
mesa. Los comensales bien educados sólo harán
comentarios de elogio y enhorabuena al anfitrión.
Jamás se utilizan los palillos de dientes en la mesa.
No se debe fumar durante la comida, entre un plato y
otro. El momento oportuno para hacerlo es al final,
cuando se sirve el café, y aun en ese momento si los
demás no fuman, se debe pedir permiso antes de
encender el cigarrillo.

Accidentes en la mesa
Hasta a la persona más cuidadosa le puede ocurrir un
accidente en la mesa. En ese caso, se procura no llamar la
atención y se levanta con discreción lo que ha caído,
poniéndolo sobre el plato nuevamente. No es preciso
disculparse si no se le ha hecho daño a alguien, y si se
derrama vino o agua en exceso se llama al mesero, quién
se ocupará de todo: el comensal no debe intentar
ayudarle. Si un invitado rompe una copa o plato, pide
disculpas y al despedirse ofrece encargarse del gasto
necesario para reponerlo. Si el anfitrión se rehúsa, se le
puede compensar mediante un regalo. Si se trata de una
pieza de cristal, se toma nota del dibujo y la marca y se
compra una nueva.

El rol de anfitrión
La primera regla es la puntualidad. Símbolo de
educación y elegancia, pero sobre todo, de respeto
hacia los invitados.

Los anfitriones nunca deben presentarse más


elegantes que los invitados, ya que éstos pueden
llegar a incomodarse. Los anfitriones deben
proyectar siempre una imágen fresca y cómoda,
deben estar todo el tiempo sonrientes, y el invitado
no debe percibir el esfuerzo que hubo detrás de la
reunión. La conversación que ofrezcan debe ser
siempre agradable, y nunca deben descansar
durante el evento. Deben estar pendientes de los
que se habla, de que lo que se come y bebe y de
cada detalle que pueda surgir, sin demostrar
preocupación por que algo pueda fallar.
Hay otros detalles importantes, si va a colocar velas
sobre la mesa, trate de encenderlas cuando los
comensales no estén presentes. Las flores son
exquisitas, pero pueden perder todo su "glamour" si
coloca centros de mesa o ramos exagerados que
interfieran con el contacto visual entre sus invitados.
Si le obsequian un regalo, el invitado espera que lo
abra esa misma noche. No lo desilusione: quiere ver
si acertó en su elección. Si le traen una torta, debe
servirla esa misma noche. No hacerlo sería una
descortesía. A la hora de devolver el plato, si no lo
haces ese mismo día, regréselo con una torta o
dulces.
Antes de la comida sólo se deben ofrecer cosas
secas, no dulces, o bebidas como whisky, jerez, vino
blanco o champagne. Si se sirven bocadillos, hay
que tener cuidado de no repetir después, en el resto
de los platillos, ni los mismos colores, ni texturas.
Antes se acostumbraba servir 5 platillos: entremés o
sopa, entrada, sorbete, plato fuerte y postre;
actualmente esta costumbre se ha reducido a sólo
tres, por la moda de las dietas.
Hay que ser cuidadoso en la planeación del menú,
ya que no se deben repetir colores, guarniciones,
consistencias ni ingredientes. El platillo que dará la
pauta para idear el resto del menú, es el plato fuerte.

Es muy importante saber que no se debe insistir


cuando alguien no desea comer o beber algo.

Es una completa falta de educación fumar en la


mesa, a menos que todos fumen. Cuando termine la
la comida, el café puede tomarse en la misma mesa
o en la sala, ese es el momento adecuado para
fumar, si lo desea. Si hay fumadores entre sus
invitados, jamás olvide colocar los ceniceros.
Cuando los invitados se empiezan a retirar, lo
correcto es acompañar a cada uno hasta la puerta.
Las despedidas deben ser rápidas, pues no hay que
olvidar que el resto de los invitados aun están
dentro.
Las reglas de etiqueta no deben practicarse de
manera rígida sino deben presentarse de forma
natural y cómoda. Son algo que se tiene que
aprender. Al igual que se aprenden detalles como la
forma de acomodar los sitios en la mesa, cómo
deben ponerse los cubiertos, las copas, los arreglos
de mesa, cómo debe servirse y muchos otros
detalles.
La forma como reciba a sus invitados en du casa
depende totalmente de su estilo personal, asi que no
piense en copiar a otras personas detalles que no
vayan con usted. Si nunca ha llevado el rol de
anfitrión, no empiece dando fiestas grandes, sino
reuniones pequeñas con sus familiares y amigos
más íntimos. Y otro detalle importante: nunca pruebe
una receta nueva en una reunión.
Cómo poner la mesa
Recuerde que la mesa es símbolo de hogar, de
reunión y de convivencia. Según sea la forma en la
que arregle dara un toque especial a cada momento.
La ocasión , el espacio disponible y la cantidad de
personas que te acompañan te indicarán tus
posibilidades.
No importa cuál sea la ocasión, y por muy informal
que sea, asegúrese que los manteles estén
perfectamente limpios, planchados y sin marcas de
doblez.

Hay ciertas cosas básicas que se deben recordar:


 Para que no te tomen por sorpresa es
conveniente que la mesa esté puesta antes de
que lleguen tus invitados. Si no tienen mucho
tiempo porque realizas otras actividades fuera
del hogar, te sugerimos que acomodes desde la
noche anterior.

 El mantel debe estar siempre limpio, planchado


y si es posible que combine con el color de tu
vajilla.

 Los tenedores van a la izquierda, con excepción


del tenedor pequeñito de pescado que va a la
derecha.

 Las cucharas y los cuchillos van a la derecha


del plato, con el filo del cuchillo hacia el interior.

 Los cubiertos deben colocarse en el orden en


que van a ser utilizados, comenzando por el
exterior. El tenedor y la cuchara del postre
ofrécelos después. Así evitarás la confusión de
cubiertos a la hora de comer.

 Si no tiene una vajilla completa, puede jugar


armoniosamente con varios estilos. Los platos
de postre o los de servir, por ejemplo, pueden
ser diferentes a los restantes.
 Si su mesa es muy larga tenga siempre dos
juegos de salero/pimentero, hielo, agua, etc.
 La comida debe ser servida por el lado
izquierdo, ya que esto da más facilidad a los
comensales para servirse, usando la mano
derecha. Generalmente se sirve primero el
pescado y luego la carne porque su sabor es
más fuerte.

 Las copas del agua y del vino se colocan a la


derecha, en la parte superior de los cubiertos,
con la copa del vino hacia el exterior, y deben
ser servidas a sólo tres cuartas partes de su
capacidad.

 La persona que sirve el vino debe tomar en


cuenta el no levantar las copas de su lugar para
servirlas. El vino debe ser servido cuando los
invitados ya estén sentados.

 El plato de mantequilla, con el cuchillo sobre ella


y con el filo hacia el interior, va al lado izquierdo
a la altura de las copas.

 Para mayor versatilidad y contraste es mejor


seleccionar la vajilla en un color neutro (blanco)
y si le gustan los diseños, escoja uno que sea
sobrio y simple. Esto le facilitará combinarlo con
diferentes manteles y decorar la mesa con flores
o frutas sin ningún temor, y pueden ser usados
a cualquier hora y en cualquier ocasión.

 Las velas son un buen método para eliminar el


humo de los cigarrillos tan clásicos después de
comer.

 Para las mesas redondas de patio, compre


manteles que hagan juego; pueden tener
diseños y ser del color de su preferencia.

 Se debe decorar el comedor de acuerdo a la


ocasión que se celebra, de acuerdo al número
de comensales que se van a recibir y por
supuesto, al tipo de comida que se va a servir.
Mesa Buffet
La mesa en donde cada quien se sirve y elige donde
sentarse es ideal para muchos invitados. Su mayor
ventaja es que resuelve los problemas de espacio,
sillas y servicio.
El buffet puede ser tan elegante o informal como
usted lo desee. Eso dependerá de la forma de
arreglar la mesa y del menú que haya elegido.
Deben ofrecerse distintos platillos y bien combinados
y equilibrados.
Acomode los platillos a los lados de la mesa, si
están adornados se verán más apetitosos. Procure
que todo esté bien caliente antes de servirlo y
coloque suficiente s cucharas de servir para cada
plato.
Los postres y pasteles van a los extremos de la
mesa. Si no te cabe todo, colóquelos en un carrito
junto con las tazas, las cucharitas y el café.
Le sugerimos que los platos los acomode uno
encima del otro formando una columna . Los
cubiertos de una forma decorativa junto con las
servilletas de tela o de papel. Estas pueden ir
enrolladas en los cubiertos dentro de una canasta.
Colocar en una mesita los vasos, las copas, las
botellas de vino, los refrescos , el agua y la hielera ,
le hará más fácil el trabajo de estar sirviendo
bebidas a cada invitado. Procure que esta zona
siempre esté limpia y le aconsejamos colocar un
cenicero muy cerca. Generalmente aquí se reúnen
varias personas a un mismo tiempo.
Para recoger los platos sucios utilice una charola
grande. Si no tiene personal de servicio pida a
alguien de confianza que le ayude, si es su pareja
sería ideal.
Forma de servirse
El servicio desde la bandeja se hace de manera limpia y
proporcional. Se escoge la ración que esté más a mano,
sin partir las porciones que ya vienen listas como, por
ejemplo, un filete, papa, etcétera.
La cantidad que cada persona se sirve debe ser suficiente
y moderada, sin que sobrepase el borde del plato, pero
teniendo en cuenta que en las comidas formales no se
repite ningún alimento.
Frecuentemente, algunos alimentos se sirven de la
bandeja al plato con cuchara y tenedor. Éste se utiliza con
las púas hacia abajo. La cuchara funciona como receptor,
llevando al plato la porción correspondiente, con el
tenedor como guía.
Se debe comer despacio. Además de demostrar
educación y elegancia, esto contribuye a una buena
digestión.
Los alimentos se mastican con la boca cerrada, sin hacer
ruido.
No se habla mientras hay alimentos en la boca.
Los líquidos se toman silenciosamente, luego de haber
secado los labios con la servilleta, sin sorberlos
ruidosamente y mucho menos enjuagarse la boca con
ellos al beber.
No se mastica durante mucho tiempo, ni se toma líquido
mientras haya alimentos en la boca.
En cuanto a las bebidas calientes, nunca se les debe
soplar para enfriarlas.
Cuando se necesita algo que está fuera del alcance de las
manos (un salero, por ejemplo), se le debe pedir al
camarero o al comensal más próximo, diciendo "por
favor" y dando las "gracias" cuando lo acerquen; jamás
levantarse de la mesa o extender el brazo por encima de
las cosas o personas para tomarlo.
El pan se parte con la mano, nunca con el cuchillo, un
trocito cada vez que se lleva directamente a la boca. Las
tostadas y galletas se muerden.
Se unta mantequilla sólo al pedacito de pan que se llevará
a la boca; nunca debe tomarse una tajada grande y
enmaquillarla de una vez.
No se come pan antes de que se sirva algún alimento, ni
se separa el migajón de la corteza.
No se ayuda a preparar el bocado con un pedazo de pan.
De ser necesario, esto se hace con el cuchillo.
No se moja el pan en la salsa y mucho menos se limpia el
plato con él.
Cualquier alimento servido en una taza con asas, como el
consomé, debe tomarse directamente del recipiente
después de revolverlo suavemente con la cuchara.
Cada trozo de carne o de cualquier alimento debe
cortarse en el momento de comerlo.
Las comidas deben tomarse limpiamente, sin mezclarlas
en el plato. Tampoco se mezclan las legumbres y las
salsas, estas últimas se vierten directamente sobre el
alimento que le corresponde.
Las espinas de pescado se quitan antes de comenzar a
comerlo, con el cuchillo apropiado. Pero en caso de que
se haya ido una a la boca, se saca con discreción y se deja
en el borde del plato.
Las semillas de aceitunas o cerezas se sacan de la boca de
la siguiente manera: se cierra la mano (formando un
puño) sin apretar, se recoge la semilla, se lleva a la punta
de los dedos y se deja en la orilla del plato.
En principio, es descortés rechazar un alimento, pero es
posible que por razones religiosas, éticas o médicas no se
pueda comer lo que se sirve. Si no hay otro remedio, la
mejor solución es aceptar una pequeña cantidad y
complementar con la guarnición de verduras. Si el
anfitrión pregunta, se le explica brevemente la razón sin
entrar en detalles y se cambia delicadamente de tema.
Un buen anfitrión no hará preguntas, o mejor aún, deberá
haber consultado en el momento de formular la
invitación si hay algún plato que el invitado no puede
ingerir. Por su parte, el invitado indicará al anfitrión si
tiene algún tabú culinario, pero no se debe actuar así por
puro capricho.
No debe dejarse comida en el plato, pero es de buen tono
que no se termine toda (como si se limpiara el plato).
Uso de los Cubiertos

La correcta utilización de los cubiertos denota, en


gran medida, la buena educación de una persona.
Como regla general todos los cubiertos se toman por
el mango en su parte superior. Ninguna de las
piezas de la cubertería se limpia con la servilleta.
Aunque existen gran variedad de cubiertos, por regla
general, se utilizan sólamente los más básicos, no
siendo necesarios la mayoría de los cubiertos
"extraños" o poco utilizados. En determinadas
ocasiones, sobre todo en restaurantes, veremos que
no se ponen todos los cubiertos en la mesa, sino
que se van poniendo a medida que se cambian los
platos. Es una práctica muy utilizada cuando son
pocos los comensales, pues en caso contrario sería
casi imposible hacerlo.
Uso del cuchillo.
El cuchillo se toma con la mano derecha y el filo
hacia abajo, de manera que el mango quede oculto
en la palma de la mano. Se utiliza haciendo una
ligera presión con el dedo índice, por la parte
opuesta al filo, sin llegar a tocar la hoja; el pulgar y el
dedo medio lo sostienen por los lados mientras los
dedos restantes se doblan ligeramente. El cuchillo
nunca se lleva a la boca, ni se chupa ni se limpia
(con la boca o la servilleta). El filo del cuchillo
siempre se dirige hacia el centro del plato: desde su
colocación en la mesa, mientras se está comiendo,
cuando descansa en el plato y al finalizar la comida.
La función del cuchillo es cortar o trocear los
alimentos. Es de mala educación trocear por
completo un alimento, a excepción de
los que son servidos para niños o
personas incapacitadas o muy mayores.
Para el pescado se debe utilizar
exclusivamente un cuchillo especial en
forma de pala, que no tiene sierra o filo
cortante. Con él se separan las espinas
centrales y todas las que se lleguen a encontrar.
Uso del tenedor.
El tenedor, utilizado en solitario se toma con la mano
derecha y con las púas hacia arriba. Se sujeta por la
zona del mango más próxima al extremo con el
pulgar y el índice, descansando sobre el dedo
medio, que a su vez en los otros dos. Se utiliza para
llevar los alimentos a la boca, y para trocear
alimentos blandos como verduras, tortillas y huevos.
Si se utiliza con el cuchillo, el tenedor se toma con la
mano izquierda y las púas hacia abajo, siendo su
misión llevar los alimentos a la boca.
Uso de la cuchara.
La cuchara, se toma con la mano derecha y la
concavidad hacia arriba. Es utilizada para alimentos
líquidos (sopas), pastosos (cremas, purés) y otros
platos como legumbres y platos caldosos.
El movimiento de la cuchara cuando se
"recoge" el alimento debe ser del comensal
hacia el centro de la mesa, sin llenarla
demasiado para que no se escurra en el
trayecto del plato a la boca. La cuchara se
lleva horizontalmente a la boca cuando
contiene consomé y ligeramente inclinada si es sopa o
crema.
Al terminar de tomar la sopa, la cuchara se deja en el
plato hondo que contenía aquélla, pero en el caso del
consomé se deja en el plato llano en que está colocada la
taza. Si el consomé tiene trocitos de pan, se comen con la
cuchara.
Al tomar una cucharada de café o sopa, no es correcto
soplar sobre ella. Debe esperarse a que se enfríe sola.
Las cucharillas se emplean en ciertos postres para recoger
el almíbar, aunque se haya usado previamente el
tenedor. En cambio, con el café, la cucharilla sólo se
emplea para remover el azúcar y una vez agitado el
líquido se deja en el plato que trae la taza, aun cuando
después haya que volver a utilizarla si se quiere agregar
más azúcar. Nunca se toma una taza de café a
cucharaditas.
La cuchara se puede utilizar con el tenedor únicamente
para servir ensalada.

En la mesa:

Cuando estamos en la mesa y queremos hacer una


pausa durante la comida, los cubiertos deben
reposar en el plato y no sobre el mantel o la
servilleta. Se deben colocar en ángulo de 45º, el
tenedor con las púas hacia abajo y el cuchillo con el
filo hacia adentro. Está muy mal visto el hábito de
dejar los cubiertos con el mango reposando sobre la
mesa y las puntas en el plato. Una vez que los
cubiertos se han levantado de la mesa para ser
utilizados, ya no la vuelven a tocar para nada.
Si se desconoce la utilidad de algún cubierto, se
sugiere observar a los demás comensales para
seguir sus mismos movimientos.
No se gesticula con los cubiertos en la mano
Nunca se debe tomar la comida con los dedos, a
excepción de ciertos mariscos.
Si terminamos y deseamos que nos retiren el plato,
debemos colocar los cubiertos, colocados de forma
paralela, a un lado del plato (haciendo la similitud
con las agujas de un reloj, en la posición de las
cuatro y veinte). Esto es para dar un aspecto de
orden y limpieza al plato vacío y evitar que los
mismos caigan al suelo o sobre la mesa cuando el
mesero retire el servicio.

¿Quiere conocer algunas "reglas de


etiqueta curiosas"?

¿Quiere conocer algunas "reglas de


etiqueta curiosas"? Lea el texto a
continuación, que trae algunas
curiosidades, inclusive históricas:
15 Reglas de "etiqueta"
1.En el siglo XIX a los marineros de la Royal
Navy les prohibieron comer con tenedores,
por considerarles amanerados.
2.Los astronautas rusos suelen orinar en los
neumáticos de los autobuses antes del
lanzamiento, una costumbre iniciada por
Yuri Gagarin.
3.Según la etiqueta inglesa, el hombre que
padezca tiña puede optar por no quitarse el
sombrero en presencia del monarca.
4.En Nepal, las esposas de Narikot están
obligadas a lavar los pies de sus esposos y
luego a beber el agua sucia como muestra
de devoción.
5.El saludo típico en la tribu Masai consiste
en escupir al otro.
6.En el siglo XVI Inglaterra, según la
costumbre, los hombres debían saludar a
sus invitadas con la mano en el pecho.
7.Hasta hace cien años era común que los
hombres egipcios pagaran a un siervo para
que consumara su matrimonio en la noche
de bodas.
8.Según la antigua ley Judía, la mala
respiración presagia divorcio.
9.Los caníbales de las islas Fiji solían comer
sin manos, pero como muestra de respeto a
la muerte, solían comerse a las personas
con tenedores de madera.

10.La antigua Ley India de Manu indica que


cualquier ciudadano al que se le escape una
ventosidad en presencia de monarca, podría
ver amputadas sus nalgas.
11.Tokio tiene 24 ejemplos memorables de
personas que murieron o se hirieron al
realizar el saludo tradicional japonés, la
reverencia.
12.En algunos países mediterráneos y
latinoamericanos, eructar es muestra de
agradecimiento y deleite tras una comida.
13.Los tibetanos solían dejarse larga la uña
del dedo pequeño de la mano izquierda, por
lo que siempre tenían las orejas y la nariz
limpias.
14.El primer libro ruso sobre la etiqueta fue
publicado en 1718 por la emperatriz Anna,
que revolucionó las ideas sobre las buenas
maneras y que quiso mantener los
estándares europeos del buen gusto.
Titulado El fiel reflejo de la juventud, el
volumen enseñaba a los rusos cómo utilizar
el cuchillo y el tenedor, que no se debía
escupir en el suelo, o no sonarse apretando
con un solo dedo la nariz, así como no
apoyar los codos en el asiento del
compañero en comidas formales.
15.Según las estrictas reglas de la etiqueta
española, cuando los monarcas mueren, sus
cuerpos deben velarse bajo la bóveda de El
Escorial.
Sacado de
http://es.vavo.com/games/etiqueta.asp
Pares eclesiásticosEditar

Arzobispo-duque de Reims, primero de los ParesObispo-


duque de LaonObispo-duque de LangresObispo-conde de
ChâlonsObispo-conde de NoyonObispo-conde de
Beauvais

Pares laicosEditar

Ducado de Borgoña (anexionado en 1477)Ducado de


Normandía (anexionado en 1204)Ducado de Aquitania
(anexionado en 1453)Condado de Flandes (anexionado en
1477)Condado de Champaña (anexionado en
1314)Condado de Tolosa (anexionado en 1271)

Pares tardíosEditar

Dinastía de Hostun: ducado-par en 1715Ducado de


Tallard: ducado-par en 1715. Casa Ducal del Delfín De
Tallard de hostun par por herencia.

Siglo XIIIEditar
Bretaña: ducado-par en 1297 (unido a Francia en
1532)Anjou: condado-par en 1297Artois: condado en
1297

Siglo XIVEditar

Poitou: condado-par en 1314La Marche: condado-par en


1316Evreux: condado-par en 1316Angoulême: condado-
par en 1317La Marche: condado-par en 1317Étampes:
condado-par en 1327Bourbon: ducado-par en
1327Beaumont-le-Roger: condado-par en 1328Maine:
condado-par en 1331Orleans: ducado-par en 1344Valois:
condado-par en 1344Nevers: condado-par en
1347Mantes: condado-par en 1353Anjou: ducado-par en
1356Mâcon: condado en 1359Berry: ducado-par en
1360Auvergne: ducado-par en 1360Touraine: ducado-par
en 1360Montpellier: baronía-par en 1371Périgord:
condado-par en 1399

Siglo XVEditar

Alençon: ducado-par en 1404Soissons: condado-par en


1404Coucy: baronía-par en 1404Nemours: ducado-par en
1404Châtillon: castellanía-par en 1404Rethel: condado-
par en 1405Valois: ducado-par en 1406Mortagne:
condado-par en 1407Mortain: condado-par en 1407Évry-
le-Châtel: castellanía-par en 1408Jouy-le-Châtel:
castellanía en 1408Évreux: condado-par en
1427Saintonge: condado-par en 1428Foix: condado-par
en 1458Eu: condado-par en 1458Villefranche: condado-
par en 1480Arengosse: condado-par 1500

Siglo XVIEditar

Angoulême: ducado-par en 1515Vendôme: ducado-par


en 1515Châtellerault: ducado-par en 1515Guise: ducado-
par en 1528Montpensier: ducado-par en 1529Aumale:
ducado-par en 1547Albret: ducado-par en
1550Montmorency: ducado-par en 1551Forez: ducado-
par en 1566Château-Thierry: ducado-par en 1566Perche:
ducado-par en 1566Penthièvre: ducado-par en
1569Évreux: ducado-par en 1569Dreux: ducado-par en
1569Mercœur: ducado-par en 1569Uzès: ducado-par en
1572 (el más antiguo en la actualidad))Mayenne: ducado-
par en 1573Saint-Fargeau: ducado-par en 1574Joyeuse:
ducado-par en 1581Piney-Luxembourg: ducado-par en
1581Epernon: ducado-par en 1581Elbeuf: ducado-par en
1581Rethel: ducado-par en 1581Hallwin: ducado-par en
1587Montbazon: ducado-par en 1588Ventadour: ducdo-
par en 1589Thouars (La Trémoille): ducado-par en
1599Biron: ducado-par en 1598

Siglo XVIIEditar
Aiguillon: ducado-par en 1600Rohan: ducado-par en
1603Sully: ducado-par en 1606Fronsac: ducado-par en
1608Damville: ducado-par en 1610Hallwin/Candale:
ducado-par en 1611Châteauroux: ducado-par en
1616Luynes: ducado-par en 1619Lesdiguières: ducado-
par en 1620Bellegarde: ducado-par en 1620Brissac:
ducado-par en 1620Hallwin: ducado-par en 1621Candale:
ducado-par en 1621Chaulnes: ducado-par en
1621Chevreuse: ducado-par en 1627Richelieu: ducado-
par en 1631La Valette: ducado-par en 1631La
Rochefoucauld: ducado-par en 1631Enghien: ducado-par
en 1633Retz: ducado-par en 1634Fronsac: ducado-par en
1634Aiguillon: ducado-par en 1634Saint-Simon: ducado-
par en 1635La Force: ducado-par en 1637Aiguillon:
ducado-par en 1638Valentinois: ducado-par en
1642Châtillon: ducado-par en 1643Coligny: ducado-par
en 1648Poix-Créquy: condado-par en 1652Randan:
ducado-par en 1661Verneuil: ducado-par en 1663Estrées:
ducado-par en 1663Gramont: ducado-par en 1663La
Meilleraie: ducado-par en 1663Rethel-Mazarin: ducado-
par en 1663Villeroy: ducado-par en 1663Mortemart:
ducado-par en 1663Poix-Créquy: ducado-par en
1663Saint-Aignan: ducado-par en 1663Randan-Foix:
ducado-par en 1663La Rocheguyon: ducado-par en
1663Tresmes/Gesvres: ducado-par en 1663Noailles:
ducado-par en 1663Coislin: ducado-par en 1663Choiseul:
ducado-par en 1665Aumont: ducado-par en 1665La
Ferté-Senneterre (Saint-Nectaire): ducado-par en
1665Montausier: ducado-par en 1665La Vallière: ducado-
par en 1667Nemours: ducado-par en 1672Béthune-
Charost: ducado-par en 1690Saint-Cloud: ducado-par en
1690 por el arzobispo de París

Siglo XVIIIEditar

Châteauvillain: ducado-par en 1703Boufflers: ducado-par


en 1708Villars: ducado-par en 1709Harcourt: ducado-par
en 1709Fitz-James: ducado-par en 1710Antin: ducado-par
en 1711Rambouillet: ducado-par en 1711Rohan-Rohan
(Frontenay): ducado-par en 1714Villars-Brancas: ducado-
par en 1716Roannais / La Feuillade: ducado-paren
1716Lévis: ducado-par en 1723Châtillon: ducado-par en
1736Fleury: ducado-par en 1736Gisors/Belle-Isle: ducado-
par en 1748Duras: ducado-par en 1756Stainville
(Choiseul): ducado-par en 1758La Vauguyon: ducado-par
en 1758Praslin: ducado-par en 1762Choiseul d'Amboise:
ducado-par en 1764Clermont-Tonnerre: ducado-par en
1775Châteauroux: ducado-par en 1776Gisors: ducado-par
en 1776Brunoy: ducado-par en 1777Louvois: ducado-par
en 1777Amboise: ducado-par en 1787Coigny: ducado-par
en 1787

Nobleza inmemorial fr
Editar

En Francia, estas familias son, en primer lugar, los


descendientes por línea paterna y legítima de los
primeros duques de Borgoña, Normandía, Gascuña
y Aquitania, y de los condes de Anjou, Blois, Bretaña,
Champagne, Flandes y Toulouse, y en un segundo lugar,
de los condes de Angoulême, Bigorre, Cominges, Foix,
Forez, Perigord, Ponthieu, Rouergue y Vermandois, y los
vizcondes de Limoges, Turena, Béarn, Béziers
y Carcassonne, y los señores de Borbón, Coucy y Beaujeu.
Esta nobleza ni se otorga ni se puede acceder a ella

Títulos. Nobiliarios

Los títulos nobiliarios eran de alguna manera la mejor


manera de tener un orden durante el Feudalismo del la
Edad Media y el sistema de regencia en el mismo. Todos
los títulos estaban otorgados por el Rey y los agraciados
eran los Caballeros de la Corte que destacaban en
batallas.

Entre los títulos nobiliarios también disponemos de una


jerarquía que designa los rangos dentro de la nobleza y
que es la siguiente: Rey/Reina, Principe/Princesa,
Infante/Infanta, Archiduque/Archiduquesa,
Duque/Duquesa, Marqués/Marquesa, Conde/Condesa,
Vizcone/Vizcondesa, Barón/Baronesa, Señor.

Aunque tras el título de Infante/Infanta, encontramos


Archiduque, este título solamente fue utilizado en el
Imperio Austria y nunca vió la luz en otros países como
España.

El título de Duque suele ser otorgado por el Rey a hijos de


la Realeza y que no pueden ostentar al reinado como es
el caso del Prícipe heredero.

Los Marqueses son los siguientes en la pirámide


jerárquica de la nobleza que regían los Marquesados y
eran hombres de bastante poder. en aquel entonces se
trataba de magnates de la época y que nada tiene que ver
con lo que a día de hoy conocemos como magnate.

Los Condes por su parte, eran originariamente los


acompañantes del Emperador en tiempos del Imperio
romano y que su feudo era llamado Condado.
Los Vizcondes eran los sustitutos de los anteriores en su
ausencia y que actualmente es un título honorífico
simplemente.

Por otra parte, los Barones eran los menos comunes y son
personas influyentes allá donde las haya y que durante el
Feudalismo disponían de todos de los derechos del
Feudo, o lo que es lo mismo, derecho a tener tierras y
vasallos trabajando en ellas.

Aunque si quieres saber cual es el título más poderoso de


ellos, tendrás que saber que se trata del Emperador, el
cual es Rey de Reyes y regente de un Imperio

Escalafones de nobleza

La nobleza no es una clase social, sino un estamento del


antiguo régimen que se hereda. Hay nobles con o sin
título. Los primeros se dividen en grandes de España y
títulos: duque, marqués, conde, vizconde, barón y señor.

1. HIDALGOS. Carecen de título, por eso hay muchos que


lo son y no lo saben. Su nobleza solo pasa al varón.
2. SEÑOR. Es el título de menor rango, que indica la
posesión de lugares.

3. BARON. Título de nobleza y dignidad.

4. VIZCONDE. Vice-conde. Antiguamente, sustitutos del


conde y generalmente solían gobernar una provincia.

5. CONDE. Del término latino ´comes, comitis´,


acompañante. Solían estar en ambientes palatinos junto a
los monarcas.

6. MARQUES. Procede del término ´marca´, porque se


concedía habitualmente a señores de tierras situadas
junto a las fronteras.

7. DUQUE. De ´dux´, gobernador. Título que detenta la


nobleza más alta.

8. GRANDE DE ESPAÑA. Según la tradición, pueden estar


cubiertos ante el monarca, y las mujeres sentadas. Tienen
el honor de que el rey les llame ´primos´ porque los 24
primeros eran parientes reales, y deben pedirle permiso
para casarse
8 interesting facts about vikings

The seafaring Vikings were a group of people that came


from the Scandinavian countries of Norway, Denmark,
and Sweden. They made an enduring name for
themselves in the 8th through the 11th centuries for
being tactical warriors, smart traders, and daring
explorers. In fact, they arrived in America 1,000 years
before Columbus ever did, and archeologists have found
some of their remnants scattered as far east as Russia.

While video games and movies tend to portray Vikings as


ruthless savages with oversized helmets and hollow
brains, their culture and motives reach far beyond that.
The term Viking means, “pirate raid” in the Old Norse
language. The people of Scandinavia commonly used the
word as a verb to describe a tradition where men would
take off in the summers and go “viking.” Contrary to
popular belief, the majority of these expeditions did not
consist of raiding villages and raping women. Instead,
their purpose was usually to discover new land and trade.

Catholic propaganda is responsible for most of the


modern misconception about Vikings (they were pagans,
not Christian) The church lost several facilities, treasures,
and relics to Scandinavian people, so they made it their
mission for many years to make them look like wild
beasts.

They Didn’t Wear those Cool Horned Helmets

Pretty much every single Viking costume you have seen in


a movie or video game is a lie. These warriors usually
went into battle bareheaded. The whole horned-helm
idea came about in Victorian times when Vikings were
romanticized. Painters began to depict them as
glamorous savages with horned helmets; however,
nothing found during the Viking Age shows this image to
be in the least bit authentic.

They Buried their Dead in Boats

Vikings loved their boats, and the Scandinavian culture


was extremely superstitious. It was considered a great
honor for a person to be mummified, dressed in finery,
and placed to rest in a ship. They believed that these
ships would transcend the dead into the afterlife.
Distinguished warriors and highborn women were often
put to rest in vessels, surrounded by valuable goods and
sacrificed slaves.

They Loved to Keep Themselves Clean and Tidy


Several Viking excavations have turned up razors, combs,
tweezers, and even ear cleaners. It turns out these savage
warriors cared quite a lot about their personal hygiene.
Historians also believe that the typical Viking citizen
bathed at least once a week, far more than any other
European group during that time.

They Liked to Ski for Fun

Roughly 6000 years ago, the Scandinavian people


developed their own version of skis and used them for
hunting, traveling, and entertainment. They even had a
god of skiing, who was named Ullr. Kings and high lords
indulged in skiing for entertainment, and sometimes had
competitions where the best skiers could win prizes.

Viking Women Had Basic Rights

Vikings girls were usually forced to marry around the age


of 12 and tend to a household full of kids while their
husbands sailed off into awesome adventures. However,
when compared to other women during that time, they
enjoyed a wide range of freedoms. They had the right to
inherit property, file for a divorce, and even reclaim
settlements if the marriage failed.
They Used Urine to Start Fires

Vikings lived a large part of their lives on the go. Because


they did not have lighters, they would collect a tree
fungus called touchwood, and boil it for several days in
their own urine. After the mixture was done, they would
pound it into a felt like substance. The sodium nitrate
found in the urine would mix with the touchwood and
make the mixture easily combustible, so they could easily
start a fire while on the road.

They Took Part in Human Trafficking

Many Viking businessmen made small fortunes by


capturing women and young men and then selling them
in giant slave markets across the Middle East and Europe.
These slaves were usually referred to as thralls, and came
from Celtic, Anglo-Saxon and Slavic settlements raided by
the Vikings.

Viking Men Often Dyed their Hair

During the Viking Era, having blonde hair was really “in”
with the cool crowd. Therefore, brunette Vikings, mostly
men, would use a heavily concentrated soap with high
levels of lye that would bleach their hair. Historians
believe that aside from being part of their culture’s
beauty ideal, the bleached hair would also help keep lice
away.
Medieval Christmas

Citation: C N Trueman "Medieval Christmas"


historylearningsite.co.uk. The History Learning Site, 5 Mar
2015. 4 Apr 2018.

Christmas in Medieval England was very different to


Christmas now. The Church ensured that Christmas was a
true religious holiday. Celebrations were for the birth of
Christ as opposed to simply peasants enjoying
themselves.

The first recorded use of the word “Christmas” was in


1038 when a book from Saxon England used the words
“Cristes Maesse” in it.

Also of note for Medieval England was the fact that


William the Conqueror had himself crowned king of
England on Christmas Day 1066. Those noble men
allowed inside Westminster Abbey cheered so loudly
when the crowning ceremony was taking place that the
guards outside thought something was happening to their
master inside the abbey. They rushed inside, attacked
people and houses near to Westminster Abbey were
burned down.
However, some of the problems experienced at Christmas
then have had a knock-on effect for us. For example, carol
singers going from house to house now is as a result of
carols being banned within churches in Medieval times.
Carol singers in Medieval times took the word “carol”
literally – it means to sing and dance in a circle. So many
Xmas services were spoiled by carol signers doing just
this, that the Church at the time banned them and
ordered the carol singers into the street.

The Christmas crib originated in Medieval times but in


Medieval Italy. In 1223, Saint Francis of Assisi is said to
have used a crib to explain to the local people of Assisi
the Christmas story. It seems that the part played by
animals in the Christmas story also comes from the early
13th century even if the Bible does not mention them !

December 28th is a day children may not have enjoyed in


Medieval times. December 28th is “Holy Innocents Day”
or “Childermass Day”. This is the day when King Herod
ordered that all children under two years of age be killed.
In some European towns it was the custom for a boy to
be given charge of a town for one day after being made a
bishop for just December 28th. In Medieval England,
children were reminded of Herod’s cruelty by being
beaten. December 28th was seen by many then as a day
of bad luck. No-one would get married on that day; no-
one would start a building on that day and Edward IV
refused to be crowned on that day.

What was eaten on Christmas Day? Certainly not turkey.


Turkeys naturally come from America and only got to
Europe after the discovery of that continent in the late
15th century. So turkey would not have been on the
Christmas menu of anybody in England. The rich would
have eaten goose and, with the king’s permission, swan.
If they could be caught, woodcock would also be eaten.
To make a roast bird look even more tasty, medieval
cooks used to cover the cooking bird with butter and
saffron plant. This would give the cooked bird a golden
colour by the time it was served. However, if the poor
could afford it, the Church had a fixed price of 7 pence for
a ready cooked goose. An uncooked goose would cost 6
pence – about a day’s wages.

Venison from deer would also be on the menu. It has also


given us a famous saying !! The poor would not be
allowed to eat the best parts of a deer. However, in
keeping with the spirit of Christmas, a decent lord might
let the poor have what was left of the deer. These parts
were known as the deer’s ‘umbles’. These were the heart,
liver, tongue, feet, ears and brains. Mixed with whatever
else a cook could get, they were made into a pie.
Therefore, the poor would eat ‘umble pie’. Nowadays, if
you have taken a tumble in life and have to live a
standard of life you would not usually be used to, it is said
that you are having to eat ‘humble pie’.

Mince pies are a tradition now for Christmas. In Medieval


England a large mince pie was always baked. However,
they were filled with all sorts of shredded meat along
with spices and fruit. This recipe only changed in Victorian
times when the shredded meat was left out.

It was also believed that if you made a wish with the first
bite of your first mince pie, your wish would come true. If
you also refused the first mince pie someone offered you
over Christmas, you would then suffer bad luck.

Christmas puddings in Medieval England were spicy


porridge and known as “frumenty”. This was considered a
real treat. It was made of thick porridge (or boiled
wheat). Currants and dried fruit were stirred in. The yolks
of eggs were also added and, if available, spices such as
cinnamon and nutmeg. The mixture was left to cool and
set before being served.

A less than Christian practice at this time and found only


really in the countryside was the practice of killing a wild
boar, cutting off its head, and offering it to the goddess of
farming so that you would have a good crop in the
following year.
Christmas Day was also a “quarter day”. This meant that
the poor had to pay their rent on this day!

“Mumming” was also practiced at Christmas. This was


where actors performed plays and dances in villages or
castles. Mystery plays were also performed in which the
story of Christ was told. King Herod would be in a mystery
play and he would be the equivalent of a ‘baddie’ in a
modern pantomime.

Boxing Day has traditionally been associated with the rich


giving gifts to the poor in boxes. This is not strictly true.
On Boxing Day, the poor did receive money from their
masters but in hollow clay pots with a slit in the top.
These had to be broken to get the money out. These
small clay pots were nicknamed “piggies”. As a result, we
now have piggy banks for collecting money in.

Many girls from poor families did not get married until
they were in their twenties.

Girls from richer families tended to marry earlier than


girls from poor families. The poorer families needed as
many working for them as was possible, so a daughter
getting married at an early age would have deprived
them of a worker. This was not true for a rich family. Girls
had no choice over who they married and many girls from
rich families were usually married to someone as a
political gesture or because it was an advantage to the
girl’s family itself – as opposed to what the girl herself
wanted. Once married, the young lady came under the
control of her husband.
La vie quotidienne au Moyen Âge
Introduction
Cet article regroupe plusieurs aspects des mœurs et
de la vie quotidienne au Moyen Âge. Nous
étudierons successivement :
 La vie urbaine au Moyen Âge, avec l'expansion
des communes et la description de Paris
 La vie des paysans à la campagne
 Les divertissements populaires tels que les
foires ou les tournois de chevaliers
 Les mœurs et coutumes, habillement, coiffures,
rôle des femmes...
La vie urbaine
Les communes
Avec le réveil économique et la croissance des villes,
l'influence de ses habitants, les burgenses ou
bourgeois était croissante. Dans les principales cités
d'Europe s'étaient formées des associations
appelées corporations, guildes ou hanses, et
rassemblant les personnes exerçant le même métier.
Au début leur rôle consistait en un soutien mutuel
contre la concurrence et le besoin. Mais les
corporations se heurtèrent très vite aux seigneurs qui
voyaient d'un mauvais œil cette organisation
étrangère à l'ordre féodal. La lutte entre seigneurs et
bourgeois fut ainsi à l'origine du mouvement des
communes libres. Peu à peu, la prospérité et l'unité
de la bourgeoisie citadine réussissaient à contrôler
ou neutraliser le pouvoir effectif du seigneur. Les
moyens utilisés étaient divers. Parfois, les citoyens
trouvaient l'appui d'un allié précieux : l'évêque de la
ville. L'évêque n'hésitait pas à défendre les
bourgeois contre leur seigneur et même à prendre
les armes pour s'opposer aux grands féodaux. Dans
d'autres lieux, c'est le souverain lui-même qui
soutenait les prétentions des bourgeois : le comte de
Flandre et le roi de France encouragèrent le
mouvement des communes. Pour le roi de France, il
s'agissait d'affaiblir le pouvoir des grands feudataires
du royaume. Ainsi, les citadins d'une ville « se
gouvernaient en commun », d'où l'appellation de
commune.
Les libertés communales
Dans la plupart des cas, les bourgeois conjurés
achetaient leurs libertés au seigneur. Si le seigneur
acceptait, on rédigeait des « chartes de franchise »
(ou de liberté), énumérant les droits accordés aux
communes libres. Mais bien souvent, irrités par les
refus et réticences qu'ils rencontrèrent, les citadins
n'hésitèrent pas à recourir à la violence. Bien sûr, la
répression féodale était terriblement sanglante (1076
: Le Mans, 1114 : Amiens ...). Mais le mouvement
s'étendit durant les XIIe et XIIIème siècle. Les
libertés acquises par les villes étaient plus ou moins
étendues. Au nord-est de la France, la commune
jouit d'une réelle indépendance. Elle fait ses lois, bat
sa monnaie, lève une milice... Mais c'est en
Allemagne et Italie du Nord que les libertés sont les
plus larges : les communes constituent de véritables
petits états. Ayant obtenu leur autonomie, les
communes s'organisèrent sous le gouvernement de
leurs magistrats, contrôlés et aidés par le conseil
communal, dont faisaient partie les personnages les
plus riches et les plus influents de la cité. Souvent,
des conflits éclataient entre les corporations et les
grands de la cité (marchands, banquiers...). Le roi
proposait alors son arbitrage face à ces conflits
permanents. Mais parfois, la cité faisait appel à un
personnage étranger à la ville, le podestat (celui qui
exerce l'autorité), auquel on confiait le gouvernement
de la cité. Le mouvement d'émancipation de ces
villes introduisit des manières de penser et des
attitudes qui étaient étrangères au monde féodal.
Enfin, il légua une institution qui se maintint jusqu'à
nos jours : le régime municipal.
« L'air de la cité rend libre »
Une règle particulière fut établie dans certaines
communes, notamment Bologne. Elle consistait à
acheter la liberté d'un esclave s'il se réfugiait un an
et un jour dans une commune. Les citoyens ne
désiraient aucun serf ou esclave sur leur territoire.

Paris au Moyen Âge


Protégée par l'épaisse muraille de ses remparts, qui
discipline sa croissance et le met à l'abri des
invasions, Paris, à la fin du XIIIe siècle, compte
environ 200 000 habitants, ce qui est énorme pour
l'époque. Située sur la montagne Sainte-Geneviève,
l'université attire plus de deux mille étudiants et une
centaine de professeurs venus de toute l'Europe.
Dans ce quartier, marchands et artisans sont surtout
spécialisés dans le livre (relieurs, parcheminiers,
enlumineurs). Entre ce quartier intellectuel de la rive
gauche et la ville marchande de la rive droite, l'île de
la Cité concentre les fonctions politiques et
religieuses. Robert le Pieux, au début du XIe siècle,
a décidé d'y établir la résidence royale. A partir de
1160, sous l'impulsion de Sully, évêque de Paris a
été ouvert le chantier d'une nouvelle cathédrale.
L'évêque dirige lui-même les travaux, embauchant
tailleurs, charpentiers... Grâce à l'application des
principes de l'architecture ogivale (ou gothique),
Notre-Dame peut élever sa voûte jusqu'à 35 mètres,
et ses murs troués de vitraux multicolores,
permettent à la lumière de pénétrer dans la nef pour
éclairer les nombreuses statues. En 1245, Saint
Louis fait construire la Sainte-Chapelle, un
monument d'une audace architecturale
exceptionnelle. 1130 panneaux de verre y résument
l'histoire du monde telle qu'elle est racontée dans la
Bible. Situé au croisement d'une voie fluviale, la
Seine, et de la route terrestre allant d'Orléans à
Senlis, Paris est aussi un carrefour commercial
important et un grand centre économique et
bancaire. La Seine est encombrée de bateaux et ses
rives sont parsemées de moulins. Sur la rive droite,
deux grandes bâtisses construites par Philippe
Auguste permettent la protection des marchandises
entreposées. Par suite du développement de la ville,
ce premier marché permanent (les premières halles)
déborde rapidement l'enceinte prévue. Les ateliers et
les échoppes envahissent alors les rues. Les
artisans se regroupent par rues auxquelles ils
donnent le nom de leur corporation : rue de la
Ferronnerie, rue de la Tissanderie... La corporation
la plus importante est celle des « marchands d'eau »,
son chef, finira par s'imposer comme maire de Paris.
Paris au Moyen Âge
 A gauche, la ville marchande, la plus animée
(rive droite).
 Au centre, sur l'île, on a les fonctions religieuses
et politiques
 A droite, le quartier intellectuel de la ville, avec
son université et ses artisans spécialisés dans le
livre (rive gauche).

Des rues très animées


En 1131, le fils aîné de Louis VI qui se promenait à
cheval dans Paris fut jeté à bas de sa monture qui
avait été effrayée par un troupeau de cochons. Le
dauphin se fractura le crâne et mourut peu après. Le
roi avait donc interdit les cochons dans la ville. Mais
les animaux ne disparurent pas pour autant. Les
places et les rues étaient très sales, jusqu'au jour
où Philippe Auguste, incommodé par l'odeur de purin
qui montait jusqu'à ses fenêtres décida de les faire
paver. Ces rues étaient le théâtre d'une immense
animation. Dès le lever du jour, l'étuveur invitait les
citoyens à prendre un bain chaud dans son
établissement. Les boutiques s'ouvraient alors :
drapiers, barbiers interpellaient les clients depuis le
pas des portes, le pâtissier offrait ses gâteaux, ses
saucissons et son pâté. Le pain était vendu par des
marchands ambulants, qui le portaient dans de
grands paniers en osier. Comme les gens ne
savaient pas lire, les commerçants affichaient de
lourdes enseignes sur leur boutique. Mais il n'y avait
pas que les marchandises que l'on vantait dans la
rue. Les actes officiels et les nouvelles étaient criés.
Des attroupements de badauds se formaient autour
de jongleurs, musiciens qui récitaient notamment des
chansons de geste. Mêlés à la foule, les mendiants
imploraient les passants. Les eaux usées et les
détritus étaient jetés par les fenêtres, « Gare à l'eau !
» criait-on. Lorsque la nuit tombait, les rues étaient
plongées dans l'obscurité, il n'y avait pas encore
d'éclairage public. Aussi, la nuit, les rues étaient-
elles abandonnées aux brigands.
La vie rurale
Campagne et ville
Les paysans représentent près de 95% de la
population médiévale, ils formèrent la base
matérielle, et le fondement de l'activité économique
de la civilisation européenne. Le dynamisme des
marchands et artisans fit la prospérité des cités, mais
ce sont les paysans qui nourrissaient les citadins. Le
travail de la terre était pénible et laborieux, mais il
s'améliora, et permit à l'Europe de prospérer. Au
Moyen Âge, la séparation entre ville et campagne
était moins nette qu'aujourd'hui. Autour des remparts
de la cité s'étendaient champs et prés. Mais le
développement technique avec l'essor du commerce,
de l'artisanat et des travaux intellectuels en ville, et
de la culture et de l'élevage en campagne, entraîna
une séparation plus marquée. La vie des paysans
épousait le rythme des saisons, les mêmes travaux
se répétaient d'une année à l'autre. Les
transformations à la campagne étaient moins
nombreuses et moins rapides qu'en ville. La vie
citadine, au contraire, favorisait le contact entre les
individus, la diffusion des connaissances techniques
et intellectuelles. L'habitant des cités apparaissait
moins soumis aux contraintes de la nature.
La représentation du temps
Au Moyen Âge, les paysans avaient une conception
du temps très différente de la nôtre; ils se le
représentaient comme quelque chose qui se répétait
sans cesse et qui revenait toujours à son point de
départ, à l'instar des aiguilles d'une horloge. Le
temps était pour eux à l'image des saisons qui se
succédaient. Ainsi le calendrier des paysans
épousait étroitement la succession des activités
agricoles (labours, semailles, récoltes...). Les mois
de l'année sont un motif fréquemment représenté au
Moyen Âge, chaque mois est symbolisé par les
activités agricoles de la saison.

Deux catégories de paysans


 Les serfs de la glèbe : Les paysans, ou serfs
de la glèbe (c'est-à-dire de la terre, au sens de
sol cultivé) faisaient partie du domaine. Lorsque
le terrain était vendu, ils passaient d'un maître à
l'autre, de la même manière que les animaux de
la ferme. Les fils de paysans devenaient
paysans comme leurs ancêtres, et comme leur
futur descendance. Mais le servage n'était pas à
proprement parler l'esclavage, même si la
condition des serfs était proche des esclaves de
l'Antiquité. Dès la fin de l'Empire romain,
l'esclavage avait reculé sous l'influence de la
nouvelle organisation économique et sociale, qui
s'était formée autour du domaine, et qui
suppléait l'État en pleine décomposition. De plus
l'Église condamnait l'esclavage. Les serfs
avaient beaucoup d'obligations mais aussi des
droits. Ils étaient pleinement considérés comme
des personnes, et théoriquement, ils pouvaient
quitter le domaine à tout moment, aucune loi ne
les obligeait à rester liés à la terre.
 Manants et alleutiers : Le phénomène de
servage se généralisa en Europe du Nord. En
témoignent les nombreux vocables européens.
Du latin manere (resider), dérivèrent les
mots mansus ou manse, c'est-à-dire les champs
et la maison des paysans. En français, le
paysan fut appelé manant, celui qui reste sur la
terre. L'habitation de la ferme fut appelée
maison. En Angleterre, les seigneurs
appelèrent manor, manoir, le petit château
destiné à surveiller et protéger les champs. A
côté des serfs subsistaient des paysans libres
ou alleux. Les alleutiers (ou vilains), comme on
les appelait en France, étaient fort nombreux
dans l'Europe du Sud.
Serfs de la glèbe travaillant la culture fourragère

Introduction des cultures fourragères (XVIe siècle)


La répartition du territoire
Au début du Moyen Âge, l'Europe était une étendue
inculte et sauvage, appauvrie par le passage des
tribus barbares. La transformation de ce continent
est le résultat du labeur ininterrompu commencé à
l'époque médiévale, et en particulier des grands
défrichements des forêts (par le feu ou la hache). La
terre appartenant au seigneur était divisée en deux
parties :
 La réserve domaniale : Du
latin dominus (maître). En plus du château ou de
la résidence seigneuriale, elle comprenait les
champs, les vignes, les pâturages, les forêts,
terrain de chasse du seigneur. Elle comprenait
également le village installé autour du château,
avec le four, le moulin et des artisans tels que le
sellier ou le forgeron.
 Les manses : Le reste du domaine était divisé
en manses (ou tenures) attribués selon leur
étendue à une ou plusieurs familles paysannes.
Le manse était la cellule fondamentale de
l'économie agraire du Moyen Âge. Le serf
disposait des produits du potager, ainsi que de
la basse-cour et du porc, une des seules
sources de protéine animale, le mouton était
réservé à la laine et le bœuf pour le trait. Le serf
avait également le droit de faire paître ses bêtes
sur les champs en jachère (terrains non
cultivés).
L'évolution du servage
En échange de la terre et de la protection militaire, le
serf avait quelques devoirs envers son seigneur. Il
devait remettre une partie de la récolte à son
suzerain et payer des taxes. Il devait également
participer gratuitement à des travaux appelés
corvées. Ces tâches pouvaient être labours, récoltes
ou sarclages sur les terres du seigneur. Mais ils
étaient également appelés à la réparation d'un pont,
creusement d'un puits ou réparation des murs du
château. Mais au fil des ans, les besoins en argent
des seigneurs s'accrurent, en partie à cause de
l'enrichissement général. Le paysan quant à lui
obtenait des revenus en vendant au marché les
produits qu'il ne consommait pas. Cela modifia la
condition du serf qui pouvait ainsi s'affranchir des
corvées et réquisitions militaires en échange d'une
somme d'argent au seigneur. On passa ainsi du
servage au fermage, le propriétaire louait la terre au
paysan qui l'exploitait à son compte. La production
agricole augmenta considérablement car le paysan
travaillait à son compte et se devait d'obtenir de quoi
payer le loyer et de quoi nourrir sa famille.
Paysans labourant un champ
De nouvelles techniques agricoles
Les paysans avaient constaté que certaines cultures
comme les céréales, appauvrissaient le sol, alors
que d'autres comme les légumineuses (pois, fèves,
haricots) l'enrichissaient. Pour éviter l'épuisement du
sol, les agriculteurs de l'Antiquité avaient institué le
système de la rotation biennale : un champ semé en
céréales était laissé en jachère l'année suivante, il
était labouré, mais non semé, et servait de pâturage.
Au Moyen Âge, la rotation devint triennale : le champ
était cultivé en céréales la première année, puis en
légumes la deuxième année, avant d'être laissé en
jachère la troisième année. Le gain de ce système
était double. En effet, désormais seul un champ sur
trois restait improductif, et la culture des légumes
enrichissait la terre. La production augmenta de
50%, le paysan pouvait vendre ses excédents et
améliorer sa condition précaire. De plus, la technique
permit l'amélioration des outils agricoles : araire,
charrue, herse, houe, faucille...
Les divertissements populaires
Foires et spectacles
 Les foires : C'est à partir du IXe siècle et sous
l'essor des croisades qu'une ferveur religieuse
redonna de la vigueur à la vie sociale. Les
grandes foires européennes du Moyen Âge
eurent à cette époque leur premier moment
d'authentique splendeur. Les foires apparurent
comme la conséquence de la nécessité pour les
commerçants de s'approvisionner en
marchandises de toutes sortes. La France fut un
acteur de premier ordre dans le développement
des grandes foires médiévales, parmi lesquelles
se détachent celles de la Champagne et la foire
parisienne du Lendit. Au XIIe siècle apparurent
d'autres foires et d'autres produits, notamment la
foire de Beaucaire en Languedoc. Mais avec le
temps, les foires méridionales françaises furent
éclipsées par celles organisés quatre fois l'an,
deux semaines durant, dans la ville de Lyon,
depuis 1420. La situation privilégiée de Lyon, à
un croisement où confluent les courants du trafic
international provenant des quatre points
cardinaux, en fit une ville de foire par
excellence.
 Les spectacles : Le Bas Moyen Âge fut une
époque où l'industrie et le commerce eurent un
essor qui ne sera dépassé qu'à l'aube de la
Révolution industrielle du XVIIIe siècle. Les
gens se déplaçaient alors partout, sur mer
comme sur terre. Des spectacles itinérants se
produisaient de foire en foire et sur les plus
modestes marchés régionaux. Saltimbanques,
funambules, lanceurs de couteaux, ventriloques,
conteurs, bouffons, pitres, mimes... passaient de
palais en châteaux, sans négliger les plus
petites cours royales. Parfois, d'authentiques
œuvres théâtrales étaient montées. Les œuvres
représentées par ces compagnies ambulantes
étaient rudimentaires, car peu de gens
pouvaient lire et écrire. Les dialogues pouvaient
ainsi être livrés à l'improvisation des interprètes,
qui pouvaient être des étudiants en vacances ou
des religieux.
Foire marchande

Les tournois
Seuls les chevaliers pouvaient participer aux joutes
et aux tournois. Ces compétitions étaient le
spectacle le plus apprécié du public durant tout le
Moyen Âge. Le tournoi était solennellement ouvert
par un héraut (officier chargés de faire des
proclamations solennelles), qui annonçait sur les
places publiques l'intention du roi ou d'un grand
seigneur de rassembler pour cette fête les chevaliers
les plus réputés du pays. Autour d'une vaste
esplanade, appelée lice, les participants avaient
élevés leurs riches tentes ou pavillons. Au sommet
de la lance plantée à l'entrée était suspendu le
bouclier avec les armoiries du seigneur. Le tournoi
durait habituellement plusieurs jours. Les épreuves
étaient variées et dotées d'un riche prix. Les
adversaires s'affrontaient avec des armes dites «
courtoises », c'est-à-dire rendues inoffensives ou
presque (les accidents étaient fréquents) : les lances
étaient épointées et les épées privées de leur
tranchant. Alors que la joute voyait s'affronter deux
cavaliers séparés par une barrière ou une corde, la «
mêlée » consistait en une véritable bataille rangée
entre deux groupes de cavaliers égaux en nombre.
La mêlée se déroulait en champ libre, et bien qu'il
existât quelques règles comme celle de ne pas
frapper d'estoc, elle était très violente ! Il n'était pas
rare de sortir des morts du terrain d'affrontement. Au
XVe siècle, se formèrent des compagnies de
chevaliers dont l'unique but était de favoriser des
tournois. Pour les jeunes fils cadets d'aristocrates, le
tournoi devenait une véritable profession. A en croire
les chroniqueurs, les combats devinrent de plus en
plus spectaculaires. Il y avait parfois d'autres
compétitions comme la lutte libre, le tir à l'arc, à
l'arbalète ou à la fronde.
La joute
L'épreuve la plus spectaculaire était la joute, au
cours de laquelle deux adversaires s'affrontaient
directement, à pied et à cheval. Le chevalier défiait
son rival en touchant de la pointe de l'épée le
bouclier suspendu à son pavillon. Le défi devait alors
être relevé. Descendu dans la lice, le chevalier parait
son armure resplendissante, manifestant ses
sentiments envers sa dame, à qui l'on dédiait le
combat : le chevalier portait au bras, sur la lance, ou
autour du cou, un voile ou un mouchoir aux couleurs
de celle-ci. Puis la joute commençait. Au signal des
juges, les concurrents s'élançaient au galop l'un
contre l'autre; le choc des lances contre les boucliers
ou l'armure était terrible. Si aucun des deux
adversaires n'était désarçonné, un nouvel
engagement succédait au premier. Au contraire, si
l'un tombait, l'autre mettait pied à terre et le duel
continuait à l'épée ou à la masse. Le perdant devait
reconnaître loyalement sa défaite, sinon les juges le
déclaraient « hors de combat ». Le vainqueur
recevait non seulement le prix mis en compétition,
mais aussi les armes, les chevaux et la personne
même du vaincu : celui-ci était considéré comme
prisonnier et recouvrait la liberté sous une rançon.
Le dernier tournoi
En 1559, c'est au cours d'un double mariage que se
produisit un spectacle de bien funeste mémoire.
Pour clôturer les festivités, un tournoi eu lieu à Paris.
Le roi de France Henri II décida alors d'y participer
pour affronter le comte de Montgomery, l'une des
plus fines lames de l'époque. La fatalité fit qu'au
cours de la troisième passe, la lance de
Montgomery, déviée par l'écu d'Henri pénétra sous la
visière du casque de celui-ci et lui traversa l'œil. Le
roi agonisa dix jours, puis mourut. La reine Catherine
de Médicis interdit alors les tournois et les joutes sur
le sol français.

Les fêtes
Au Moyen Âge, près d'une journée sur trois est
chômée, il y a beaucoup de vacances. La majorité
des fêtes sont catholiques, mais la tradition a
conservé quelques rites d'origine païenne :
 Les fêtes catholiques
o Epiphanie : Elle correspond à la

présentation de Jésus aux Rois Mages. La


traditionnelle galette des rois est alors
partagée.
o Carême : Quarante jours avant Pâques, le

peuple est invité au partage, au jeun et à la


prière.
o Pâques : Vers le début du printemps, on

s'échange des œufs peints pour symboliser


la fin des privations de l'hiver et du carême.
o Toussaint : Fête d'origine celte, instituée par
Louis le Pieux. Le 1er novembre, on fête
Tous les Saints, c'est-à-dire de la
Communauté des vivants et des morts.
o Noël : Le 25 décembre, on fête l'avènement

du Christ.
 Les fêtes profanes
o La fête des fous : Elle était célébrée le jour

de Noël, ou le jour de l'An ou encore de


l'Épiphanie. Les domestiques prenaient la
place de leurs maîtres, les valeurs établies
de la société étaient renversées et la
religion était ridiculisée.
o La fête de l'âne : Elle était célébrée dans

certaines villes la veille de Noël. En


souvenir de la fuite en Egypte, une jeune
fille tenant un enfant dans ses bras
pénétrait dans une église à dos d'âne.
Pendant la messe, toutes les prières se
terminaient alors par "hi-han". L'Église a
rapidement interdit ces célébrations.
o Les Mais : Le 1er mai ou au cours du mois

de mai, les jeunes hommes déposaient des


branches d'arbres devant la porte des
jeunes filles à marier. La branche d'arbre
symbolisait les qualités ou les défauts de la
jeune fille.
o La Saint-Jean : Le soir du 24 juin, au

moment des moissons, on allume de grands


feux. Les jeunes couples se tenaient par la
main et sautaient par dessus le feu pour
avoir des enfants ou une bonne récolte.
o La Saint-Michel : Le 29 septembre, les
paysans devaient payer aux seigneurs leurs
redevances (taxes).
Les moeurs et coutumes
La condition des femmes
Au Moyen Âge, l'Église considère la femme comme
instigatrice du péché originel, on la soupçonne de
porter l'hérésie. Il n'y a qu'un remède à cela : le
mariage, en rendant la femme mère. Ce sont les
familles qui unissent leurs enfants, généralement
douze ans pour les femmes et quatorze ans pour les
hommes. Dans les classes élevées, le mariage est
un instrument d'alliances et d'implémentations. Si le
couple n'est pas en mesure d'avoir un enfant, le
mariage peut être remis en question, et la femme
peut être répudiée. Beaucoup de grossesses sont
fatales aux mères, et faute d'avortement on pratique
beaucoup l'infanticide. Les prostituées ou filles de
joie sont beaucoup présentes au Moyen Âge. La
prostitution est autorisée par l'Église, la femme doit
provenir d'une ville étrangère pour éviter l'inceste.
Souvent, ces femmes ont été rejetées par leur
famille après un viol ou une grossesse clandestine.
Le viol est puni, mais pas de la même façon : s'il
s'agit d'une religieuse, d'une femme mariée ou d'une
vierge, le crime peut être puni de mort. S'il s'agit
d'une servante d'humble condition, on doit fournir
une indemnité à la famille. Les femmes participent
activement à la vie économique, d'ailleurs, dans le
commerce alimentaire, les femmes sont majoritaires.
Cependant les salaires sont dès cette époque
nettement inférieurs aux hommes. En campagne,
elles aident leur mari aux tâches agricoles. Mais à
travers l'amour courtois des chevaliers et
troubadours, la femme reste une importante source
d'inspiration. Principalement développé par la culture
occitane, les femmes sont vénérées pour leur beauté
et leur amour, les hommes pour leur courage et leur
bravoure. Enfin certaines femmes ont réussi à se
forger une solide renommée historique : Aliénor
d'Aquitaine, Marie de France, Jeanne d'Arc...
Costumes et habillement
Le vêtement possède au Moyen Âge une
signification sociale : selon le rang et les fonctions
occupés, on ne s'habillera pas de la même façon. Au
XVe siècle, la plupart des hommes ont adopté le port
d'un vêtement de dessus très court, mais certains,
par décence, continuent de porter des robes et
manteaux longs : les prêtres, les notables, les
doctes. Parmi ceux-ci, médecins et juristes partagent
le privilège de porter le même costume rouge doublé
de fourrure blanche. Les vêtements proprement dits
sont complétés par de nombreux accessoires du
costume. La ceinture, le plus souvent une simple
lanière de cuir, est parfois cloutée. Celle des femmes
peut être orfévrée et constituer un véritable bijou.
Nombreux sont les hommes à accrocher à leur
ceinture une bourse ou une sacoche. Accessoire
indispensable du costume, les aiguillettes sont des
lacets accrochant l'un à l'autre deux vêtements ou
deux pièces d'un même vêtement.
Cycle de la Passion du Christ : Reniement de
saint Pierre
Cycle de la Passion du Christ : Reniement de saint
Pierre (10/25) - Sanctuaire Notre-Dame des
Fontaines, La Brigue
Les coiffures
Les gens du Moyen Âge ne conçoivent pas de vivre
tête nue, la variété des couvre-chefs, tant masculins
que féminins, est flagrante. Les femmes de plus haut
rang portent des coiffes à cornes cachant
complètement leurs cheveux tirés en arrière. Ces
coiffes sont recouvertes de tissu façonné et parfois
d'une résille. Certaines portent un simple voile blanc
tombant sur leurs épaules. Quand elles sont vieilles,
les femmes s'entourent toute la tête, y compris le
menton, dans des linges blancs appelés touailles. La
touaille est une pièce de tissu étroite et très allongée
qui fait partie du trousseau de la mariée et sert à tout
dans la maison : torchon, serviette, essuie-mains,
maillot, bandage, tablier... Diversité et hiérarchie
apparaissent également dans les coiffures
masculines. Travailleurs manuels et hommes de
peine portent un simple calot. Apprêter son chaperon
demande une certaine dextérité : cette longue pièce
de drap est enroulée au sommet de la tête. L'un,
court, retombe sur le côté, l'autre plus long, drape
souplement les épaules ; en cas de mauvais temps il
peut aussi serrer davantage le cou et les oreilles
pour les protéger du froid.
Les repas
La table est généralement recouverte d'une nappe
blanche, au centre de la table, dans une grande
coupe sur pied se trouve le plat principal. Les
aliments ne sont pas posés sur des assiettes mais
sur des « tailloirs », larges tranches de miches de
pain, qui absorbent le jus. D'autres petits pains,
façonnés en boules détachables les unes des autres,
sont à la disposition des convives. Les gens
mangent avec leurs doigts et partagent quelques
verres et quelques couteaux, la cuiller est réservée
au service du plat central, la fourchette n'existe pas à
cette époque (introduite sous Henri III). La nourriture
est hachée (on a de mauvaises dents) et très épicée
(elle se conserve mal). Les carafes, pour l'eau et
pour le vin, et différentes sortes de cruches et de
pichets sont utilisées dans chaque maison.
Cycle de la Passion du Christ : Dernière Cène
Cycle de la Passion du Christ : Dernière Cène (2/25)
- Sanctuaire Notre-Dame des Fontaines, La Brigue

Sources et liens
 http://www.culture.gouv.fr/culture/medieval/franc
ais/index.htm
 http://www.chez.com/ivn/femme/femme.htm
 http://pages.infinit.net/folken/medieval/themes.ht
m
Lectures conseillées
La vie des seigneurs au Moyen Âge
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MÉDIÉVALECHEVALIERMOYEN
ÂGECINQUIÈMESECONDE

Succédant à l'Antiquité, le Moyen Âge est une longue


période. On considère généralement qu'il a débuté en
476, avec la chute de l'Empire romain d'Occident, et a
pris fin en 1492, date de la découverte de l'Amérique
par Christophe Colomb.

Repas des noces d'Arus et de la fille


d'Olivier, enluminure de Loyset Liédet,
dans histoire d'Olivier de Castille. ? Bruges, XVe
siècle.
© BnF
On ne peut porter un regard unique sur mille ans de
vie quotidienne médiévale. La division de la société en
« trois ordres » — les Bellatores (ceux qui
combattent), les Oratores (ceux qui prient),
les Laboratores (ceux qui travaillent) — prévaut
jusqu'à la fin du XIIIe siècle. L’émergence des villes,
de la bourgeoisie et des marchands, amène à la
création d’un tissu social urbain complexe. Les
paysans continuent à représenter la majorité de la
population et sont la base matérielle et le fondement
de l'activité économique. Il en résulte des relations
nouvelles entre ville et campagne, entre seigneurs et
« banquiers », producteurs et commerçants. Les
grandes foires en sont un élément original, qui font se
croiser avec la vie du terroir les flux nouveaux des
voies commerciales qui traversent les grandes villes .

Chevalier à table, forteresse de la tour Blanche,


Londres.
Photo © Olivia Gaultier 2011
LES BELLATORES : CEUX QUI FONT LA GUERRE
Dans les trois ordres de la société médiévale, les
nobles sont qualifiés du latin de Bellatores : ceux qui
font la guerre.
S'il y a plusieurs échelons de puissance chez les
nobles, selon les terres gouvernées, ils adoptent un
même mode de vie : l'habitat (maison forte, château
fort), l'alimentation surabondante, l'apparat de la vie
de cour (banquets, danse, musique), des activités
assez violentes, comme chasse et tournoi, en rapport
de simulacre avec celle de la guerre.
Le luxe assied symboliquement le seigneur dans son
autorité et prestige : un mode de vie en
représentation, dont la profusion doit rester visible,
hors de tout souci de mesure. Conserver table ouverte
par exemple est indispensable, et permet de produire
apparitions de domestiques, effets de service,
souvent entrecoupés d'attractions. Les festins sont «
mis en scène » pour donner à voir les différences de
statut social des convives, le seigneur qui accueille
devant être servi de façon plus copieuse que les
hôtes. La viande est l'aliment symbolique de la
noblesse, image de force et de vigueur. Elle reflète sa
capacité à la vénerie (chasse à courre du gibier),
image elle-même de sa disposition à affronter la
nature sauvage, le danger du gros gibier, donc la
guerre. La chasse illustre la maîtrise de ses forêts,
comme la pêche, souvent en étangs rationalisés,
illustre la tenue en main des autres richesses vivantes
de ses terres. Ainsi de la fauconnerie (chasse à l'aide
d'oiseaux dressés) : le seigneur gouverne au monde
des oiseaux, forme ses gens à façonner l'ordre naturel
de son territoire. Les réceptions des nobles au
château permettent d'affirmer cet ordre des choses,
de réunir des vassaux qui viennent avec leur famille.
C'est l'occasion pour la châtelaine d'être entourée
d'autres dames, de pratiquer avec elles en privé
divers travaux de couture, broderie ou filage.
Le mode de vie assez séparé au plan des sexes est
lié à un mariage qui répond peu à une inclination
réciproque mais est le moyen de renforcer une lignée,
d'associer des territoires, de mettre fin à une guerre.
Ce statut non amoureux du mariage, qui met la femme
sous tutelle masculine, est équilibré par l'amour
courtois : on considère licite que l'épouse d'un grand
seigneur accepte l'engagement de fidélité d'un
chevalier célibataire ; ce jeu d'amour, en principe non
charnel et basé sur le don de soi du chevalier, est très
codifié : regards, baisers, requêtes et actes de
prouesse de chevalerie de l'amant (tournois, etc.).

La vie des paysans au Moyen Âge


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MÉDIÉVALEMOYEN ÂGECINQUIÈMESECONDE
Le Viticulteur, Barthélemy l'Anglais,
Livre de Propriétés des Choses, enluminure, fin
XVe siècle
© BnF

LES LABORATORES : CEUX QUI TRAVAILLENT


Le verbe latin laborare, dont le sens est travailler, a
donné en français labourer. Cela en dit long sur le
sens large, dans les trois ordres sociaux médiévaux,
de celui des Laboratores : ceux qui travaillent.
Si ce mode de vie représente celui des neuf dixièmes
de la population, il y a dans cet ordre des différences
de statut social, notamment entre serfs et vilains. Ces
derniers, que l'on appelle aussi alleutiers, ne sont pas
rattachés à la terre du seigneur, mais doivent la
travailler et payer des impôts. Les serfs, en revanche,
appartiennent au seigneur et à sa terre, et ils sont «
vendus » avec le domaine si le seigneur s'en sépare.
En échange de sa protection militaire, ils doivent au
seigneur une partie de la récolte et des travaux
gratuits (corvées) : creusement de puits, entretien de
ponts, curage des fossés, empierrage des chemins,
réparation des enclos, etc. Dans cette société où les
affrontements guerriers peuvent détruire les moyens
de production agricoles et entraîner des disettes, la
vie des paysans est extrêmement difficile et aléatoire.
Vie de labeur permanent, rythmée par l'adaptation des
travaux des champs à la journée solaire, aux saisons
et à leurs aléas climatiques. Le cycle labours,
semailles, récoltes dessine l'année en calendrier
rigoureux, lui fait épouser les formes strictes de
l'almanach et le pli de ses éphémérides : phases de la
lune et leurs influences agricoles, etc. Ce calendrier
est en même temps une liturgie : le temps journalier
est mesuré par les cloches du village qui scandent les
heures du jour et leurs offices, le temps annuel par le
calendrier chrétien et ses cycles de fêtes.
La situation alimentaire des paysans est instable,
mais son modèle repose sur trois bases : le pain, le
vin, et le companage, mot significatif : ce qui
accompagne le pain. On pourrait dire plus souvent : le
pain, la soupe, et ce qui l'accompagne... Les céréales
sont la base de l'alimentation, mais le blé étant vendu
ou prélevé comme céréale noble (farine de froment),
les paysans se contentent des céréales secondaires :
seigle, orge, épeautre. L'autre base alimentaire
concerne les légumes secs : fèves, pois, haricots
secs, lentilles. Ce mode de vie suscite le mépris de
l'aristocratie qui traite les pauvres de mangeurs de
vieux lard. On raille leurs préparations bouillies, alors
qu'au château on privilégie le grillé et le rôti,
symboliques du puissant et de la chasse : le carné, le
saignant. L'habitude carnée des paysans est, elle,
d'origine domestique : moutons (ils fournissent aussi
laine, cuir et fourrure), porcs, poules et leurs oeufs. Ils
vivent dans des maisons de boue séchée ou de bois,
en pièce unique de terre battue, partagée durant
l'hiver avec le bétail et son apport de chaleur.
L'habitation est chauffée en journée par un foyer
central, enfoui la nuit sous les cendres, de crainte des
incendies : le couvre-feu. En dehors des villages, la
forêt reste à toute heure une proximité magique et
hostile, incarnant à la fois le sauvage et la survenance
de l'imprévu : hordes de brigands ou de guerriers.

Spectacles, tournois et fêtes au Moyen Âge


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MÉDIÉVALECHEVALIERMOYEN
ÂGECINQUIÈMESECONDE

Walter Von Klingen, chevalier de la cour


du Roi Rodolphe 1er, lors d'un tournoi.
Source : Meister der Manessischen Liederhandschrift
© The Yorck Project - Free Software Foundation, Inc.
« Nous interdisons ces foires détestables où viennent
les chevaliers pour exhiber leurs forces. Ils s'y
rassemblent avec une audace téméraire et il advient
souvent mort d'homme et péril pour les âmes. À ceux
qui y trouvent la mort, on refusera une sépulture
chrétienne. »
Ainsi le concile de Clermont, en 1130, condamne-t-il
les tournois, ces « spectacles » très populaires du
Moyen Âge. Pour la gloire, pour une dame, pour
relever un défi ou pour de l'argent, des chevaliers et
des princes se lancent dans ces simulacres de
batailles, qui peuvent aller jusqu'à la mort. Ils sont un
étrange substitut à la guerre, parée alors du statut du
divertissement. Le tournoi, à mi-chemin entre fête
militaire et entraînement en temps de paix, vient
retoucher et actualiser les hiérarchies du moment de
la noblesse guerrière. C'est une vaste foire aux
seigneuries, aux fiefs, fortunes, rançons et chevaux :
un vainqueur recevant non seulement le prix en jeu,
mais encore les armes, les chevaux et la personne
même du vaincu, lequel, considéré comme prisonnier,
ne recouvre la liberté que sous une rançon. Aux
danses et fêtes qui encadrent ces rencontres, les
jeunes femmes participent... Le tournoi est un
divertissement qui ne brasse pas toute la société,
mais permet au tout-venant des chevaliers de se
confronter aux ténors de la haute noblesse.
Dans la seigneurie, le château abrite des
divertissements moins violents, comme le passage de
petits spectacles : saltimbanques, ventriloques,
conteurs, bouffons, mimes, passent de palais en
châteaux, jusqu'aux plus petites cours. Funambules,
lanceurs de couteaux, musiciens, montreurs d'ours,
peuvent se retrouver jusqu'au village. Tous ces
bateleurs ont des publics au château comme au
village.
Mais les habitants des campagnes se divertissent
surtout lors des fêtes ; les fêtes religieuses elles-
mêmes peuvent être des occasions de réjouissance.
Certaines d'entre elles prennent même la place d'une
fête païenne antécédente : le Carnaval par exemple,
que l'église a absorbé dans le temps de Pâques, lui
faisant marquer le Mardi-gras, veille de l'entrée en
Carême. D'autres fêtes restées plus laïques scandent
l'année : fête de l'âne (dite fête des innocents), fête
des fous, fête de la Saint Jean, fête du Bœuf gras. Il y
a aussi des fêtes purement agricoles : lors des
moissons, le seigneur organise de vastes banquets
de plein air pour encourager ses sujets.

Viviendo como un buen cristiano en la Edad Media


SEÑORSEÑORÍOPERIODO MEDIEVALEDAD
MEDIAQUINTOSEGUNDO
Las fauces del infierno,
la iluminación del Maestro de la ciudad de las damas,
XV temprano º siglo
© BNF
La Edad Media occidental vive bajo el cemento moral
de la cristiandad. Desde la ciudad al campo, desde el
señor hasta el siervo, él suelda la vida íntima de
todos. El clero de la Iglesia, muy numeroso, está solo
en una de las tres órdenes sociales : los oratores (los
que rezan). Además del clero secular que vive entre
la población, el clero regular vive según el gobierno
de una orden monástica. Las órdenes de los monjes
son, al mismo tiempo, microcosmos dirigidos hacia la
vida espiritual y "entrenadores" de los estilos de vida
seculares: los teólogos y los clérigos se forman en
estas estructuras, pero también los hombres de
ciencia, los médicos, los artistas.
ORANDO PARA GANAR SU SALVACION
"Vivir como un buen cristiano" es pensar en una vida
después de la muerte, para la cual uno debe ganar la
salvación de Dios, apuntar al reino de la vida eterna
y, por lo tanto, respetar las enseñanzas de la Iglesia
durante la vida terrenal. : orar a Dios todos los días, ir
a misa, comulgar en Pascua. Dar limosna a los
pobres, donaciones a la Iglesia, peregrinar, también
puede ayudar a obtener el perdón de sus faltas.
Muchos peregrinos van a lugares donde se guardan
las reliquias de los santos, van a Roma en la tumba
de San Pedro, en Jerusalén en la de Cristo, a
Santiago de Compostela. Los rituales peregrinos se
multiplican, junto con los santos y los nuevos
descubrimientos de sus reliquias: contexto de
celebración de milagros, maravillas, devoción. La vida
ordinaria de los cristianos está marcada por las
celebraciones religiosas que "sagraron" las etapas:
bautismo, matrimonio, funerales (el sacramento de la
extrema unción). El año está salpicado de festivales
religiosos, incluidos los dos polos de Navidad y
Semana Santa. El calendario litúrgico está finamente
tejido entre el calendario de las estaciones y el
calendario agrícola. Las aldeas se agrupan en
parroquias, con su iglesia, su sacerdote, su
cementerio.
La Colegiata de
Saint-Ours Loches (Touraine) XII ° siglo- © DR
Los cristianos viven en la conciencia de pertenecer a
una entidad humana y moral, que no debe excluirse:
no viven en un estado de herejía, no se arriesgan a la
excomunión. Esta visión del mundo modela el
comportamiento de los individuos: la omnipresencia
del pecado, el infierno concebido como sufrimiento
concreto después de la muerte. La idea de que la vida
terrenal es el reino de la imperfección, la desigualdad,
los pecados y las faltas, acerca la muerte a una
presencia natural y familiar. La gran segadora, que
tan a menudo merodea con epidemias, guerras y
hambrunas, sabrá cómo acabar con las
enfermedades, la pobreza y los dolores de la vejez.

Vivre en famille au Moyen Âge


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MÉDIÉVALEMOYEN ÂGECINQUIÈMESECONDE
Après l'an 1100 seulement, les premiers rituels
liturgiques du mariage indiquent une pénétration
progressive du pouvoir des clercs dans la vie des
familles. Ils s’assurent du consentement des époux,
de la dignité religieuse de l’union. Au cours de la
dernière partie du Moyen Âge, on verra progresser
dans les villes une forme de famille étroite classique,
groupant autour du couple ses seuls enfants, alors
qu’à la campagne le groupe familial élargi persiste
plus longtemps. L’aristocratie, qui a toujours
considéré le mariage comme un instrument
d'alliances politiques et foncières entre lignages, tient
peu compte des préceptes canoniques :
concubinages et mariages multiples restent pratiqués
très longtemps. L’interprétation par l’Église de ses
propres principes (par ex. sur les cas de nullité) lui
permet de tolérer la séparation de nombreux couples
de la noblesse : si la femme n'est pas en mesure
d'avoir un enfant, le mariage est remis en question,
l’épouse peut être répudiée...
Grisélidis remettant sa fille à Gautier de Saluces,
enluminure de Maître de Boèce XVe siècle © BnF
Mais le mariage chrétien est un sacrement, et l’Église
veille au moins à ce qu’il n’ait pas lieu au-dessous d’un
certain âge (12 ans pour les femmes, 14 ans pour les
hommes) ou contre la volonté d’un des partenaires.
L’amour entre conjoints est le seul explicitement
permis, à condition de n’y point prendre trop de plaisir
et de ne pas éviter la procréation. Les époux doivent
être fidèles l’un à l’autre, vivre ensemble en élevant
leurs enfants sous l’autorité de l’époux. Souvent au
Moyen Âge, le bébé peut hélas mourir rapidement ou
naître difforme et risquer l’abandon à la porte d’une
église. Le tiers des enfants ne survit pas au-delà des
cinq premières années, certains couples n’en voyant
aucun arriver à la puberté. L’enfance est vue de fait
comme un moment dur à passer, les parents
attendant de leurs enfants « bon fruit quand ils seront
grands », mais étant inquiets et réservés tant qu’ils
n’ont pas passé la période critique. L’enfant n’est pas
sacralisé, on admire chez lui ce qui laisse augurer de
l’âge adulte. Les familles riches font appel à des
nourrices, puis à des précepteurs (à partir de 7 ans).
La brièveté d’ensemble de la vie fait que sa période
« productive » commence tôt et l’on pense vite à
trouver un métier au nouveau venu — celui de clerc
ou de chevalier ayant la préférence, de très jeunes
êtres sont confiés à des monastères, d’autres
entraînés à la chevalerie avant l’âge de 10 ans et des
petites filles placées chez un employeur dès 8 ans…

Alimentation et hygiène de vie au Moyen Âge


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MOYEN ÂGECINQUIÈMESECONDE
Pathologie : furoncles, Barthélemy l'Anglais,
Livre de Propriétés des Choses, enluminure fin
XVe siècle © BnF
Alimentation et hygiène de vie doivent suivre
l’alternance des jours « gras » et jours « maigres » du
calendrier religieux, et le « Vivre en bon chrétien »
définit ici la bonne mesure entre besoins du corps et
salut de l’âme. La viande, perçue comme liée au
péché de chair, est interdite les jours maigres. De
même, les aliments à base de graisses animales,
œufs et laitages, le sont pendant le Carême. Ce temps
pascal du Carême englobe le renoncement aux
plaisirs sexuels, autre pulsion « animale » que le
chrétien doit être apte à maîtriser. Durant toute
l’année, la viande est prohibée le vendredi, jour de la
mort du Christ, et donc jour maigre de la semaine
chrétienne. Les aliments proscrits sont remplacés par
le poisson, dont la nature est « froide et humide »,
sans vision de sang, et donc ne risque pas d’échauffer
le mangeur, de l’inciter à « l’incendie de la luxure ».
Ces prohibitions alimentaires, encore plus dures dans
les monastères, touchent tous les corps sociaux, mais
sont moins pénibles chez les élites, qui, ayant plus de
facilité et de choix de nourriture, peuvent transformer
une cuisine de substitution en un nouveau
raffinement. L’aristocratie est mieux protégée des
risques liés à la nourriture : elle a des échappatoires
à la disette lorsque celle-ci frappe une campagne qui
ne se nourrit que de champs dont une guerre vient de
détruire les récoltes. Le régime alimentaire paysan lié
à une terre unique présente des déséquilibres : le pain
a une place centrale, toute mauvaise récolte de
céréales est un fléau. Les plus pauvres, au moment
d’une grande famine comme celle de 1033, se sont
vus contraints de manger racines, herbes des
ruisseaux, et toute sorte de charognes.
Les médecins sont peu nombreux, seuls riches et
nobles accèdent régulièrement à leurs services, les
paysans et travailleurs ayant surtout accès à des
guérisseurs populaires, ou à des femmes,
nombreuses à avoir acquis des pratiques de soins
essentielles. L’hôpital, terme englobant dispensaires
pour pauvres, cliniques pour blessés, maisons pour
aveugles, boiteux, malades mentaux, doit beaucoup à
la contribution de l'Église. Les hôpitaux monastiques
développent, avec des auxiliaires laïcs, des hospices
pour les pèlerins victimes d’épidémies et de maladies
chroniques, travaillent à l’isolement de la peste et de
la lèpre. Les Religieux de Saint Antoine soignent le
« mal des ardents », le plus meurtrier du Moyen Âge,
contracté par intoxication alimentaire de seigle avarié.
Il provoque des gangrènes, un état hallucinatoire
proche de la démence, consume ses victimes comme
un feu dévorant.
L’hygiène dans les foyers varie selon l’ordre social,
mais il n’y a pas de pièce dédiée à la toilette, un
baquet de bois se posant ici ou là, ceux qui n’ont pas
d’accès au savon se servant d’un mélange de
saponaire (racine) et de graisse animale. On se frotte
rarement les dents, sauf dans les milieux nobiliaires,
où l’on utilise du corail en poudre et de l’os de seiche
écrasé, et un cordon de soie en guise de fil dentaire.
Pour certaines couches sociales des grandes villes,
l’hygiène devient un art de vivre, les étuves y sont
assez nombreuses au XIVe siècle. Dans ces
établissements, on peut y boire et manger sur une
planche posée au-dessus du bain, se baigner en
compagnie.

Moyen Âge : Contes et romans populaires


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MÉDIÉVALECHEVALIERMOYEN
ÂGECINQUIÈMESECONDE
Quelques grandes épopées ou légendes, populaires
au Moyen Âge et ayant atteint aujourd’hui un statut
mythique.

Beowulf : Poème épique anglo-saxon, probablement


écrit au VIIIe siècle, qui raconte les combats du
guerrier Beowulf, et qui a inspiré J.R.R. Tolkien pour
son roman Le Seigneur des anneaux en 1954-55.

La Chanson de Roland : Poème épique de la fin du


XIe siècle. Il chante les exploits du chevalier Roland,
neveu et fidèle serviteur de Charlemagne. À travers la
figure historique de cet empereur et celle de Roland,
l'œuvre vise à exalter les valeurs de fidélité à des
guides guerriers et politiques, et stigmatise les valeurs
négatives : lâcheté, trahison, félonie, mensonge, ruse.

Le Conte du Graal : Geoffroy de Monmouth écrit en


1133 une Vie de Merlin, puis Chrétien de Troyes
rédige son Perceval ou le conte du Graal en 1180.
Nombreux sont les autres romans, dits « de la table
ronde », qui évoquent la geste d'Arthur et de ses
chevaliers, dédiée à la quête d'un vase qui aurait
contenu le sang du Christ avant la mise au tombeau :
le Graal. Arthur, Merlin, Lancelot, Perceval et les
autres chevaliers ont été associés dans la légende,
mais le sont rarement dans un roman unique de
l'époque.

Tristan et Iseut : Le Normand Béroul écrit le Roman


de Tristan vers 1170, d’après une légende d’origine
celtique. C’est la magie d’une potion d’amour qui
rapproche Tristan de la femme de son oncle, la jeune
Iseut. Le couple « légal » est celui d’Iseut et du roi
Marc, le couple « d’esprit » celui de Tristan & Iseut.
Les jeunes gens, très respectueux du roi, vivent ce
conflit comme un destin auquel leur loyauté peut
mettre fin, ce qui s’avérera impossible.

Le Poème du Cid : Inspiré d’un personnage


historique, Le Poème du Cid, composé vers 1200, est
la seule chanson de geste de l’Espagne médiévale. Il
développe les idéaux intimes de la chevalerie et prône
les valeurs issues du « mérite » contre celles de la
« naissance » et du lignage. C’est en cela que le
thème intéressera Corneille pour sa célèbre pièce Le
Cid, en 1637.

La Chanson des Nibelungen : Cette légende est


d’origine scandinave, mais sa version du XIIIe siècle
en vieil allemand imprègne toute une part
« nordique » de la culture germanique, notamment à
travers les exploits de Siefgried. Elle est à l’origine de
centaines d’œuvres, dont l’Anneau du Nibelung, cycle
de quatre opéras de Richard Wagner. Le réalisateur
allemand Fritz Lang réalise en 1924 deux films muets
à grand spectacle.

Le Roman de Renart :Recueil de récits des XIIe et


XIIIe siècles français, dont les protagonistes sont des
animaux agissant en humains. Le monde animal traité
est bien sûr le miroir du monde humain, et sert avant
tout à le critiquer : chevaliers, pèlerins, courtisans, y
sont moqués dans leur hypocrisie.

Le Roman de la Rose : Œuvre poétique en vers


d’ancien Français très raffinés, écrite par Guillaume
de Lorris et Jean de Meung, de 1237 à 1280. On y
devise sur l’amour de façon allégorique, et la cour que
fait un homme à son aimée est traitée comme
tentative de pénétrer dans un jardin clôturé.
L’ensemble de ces allégories essaye de dépasser
« l’amour courtois » de l’époque, pour atteindre la
réflexion mystique..

Robin des Bois : Héros archétypal du Moyen Âge


anglais, dont les aventures sont célébrées dès le
début du XIVe siècle dans des ballades populaires.

Le Decameron : Œuvre allégorique italienne écrite par


Boccace entre 1349 et 1353. Il s’agit d’une centaine
de récits étalés sur dix journées (d’où le titre), mettant
en présence, pendant l’épidémie de Peste noire à
Florence, des caractères de la vie quotidienne :
marchands, banquiers, artisans, paysans venus à la
ville, etc..
Lancelot embrassant Guenièvre, peinture de Lancelot
du Lac par Michel Gonnot, XVe siècle © BnF
Films inspirés de légendes du Moyen Âge
1938 Les Aventures de Robin des bois de Michael
Curtiz
1957 Le Septième Sceau de Ingmar Bergman
1974 Lancelot du Lac de Robert Bresson
1981 Excalibur de John Boorman
1986 Le Nom de la rose de Jean-Jacques Annaud
1995 Braveheart de Mel Gibson
2002-2004 Le Seigneur des anneaux (trilogie) de
Peter Jackson
2004 Le Roi Arthur d'Antoine Fuqua
2005 Kingdom of Heaven de Ridley Scott

LAVAR LOS PLATOS CON GRASA:

Con Un manojo de hierbas, se lavaba. Si tenían grasa, se


mezclaba con cenizas de madera que, en contacto con la
grasa, formaba jabón. Limpio!
Los campesinos (fr y traducido por fragmento)

Les paysans au Moyen Âge


Les débuts
Les techniques
agricoles
Les outils
(calendrier des
saisons)
Corvées, taxes et
La vie quotidienne
impôts
Le seigneur et ses
Différents paysans
paysans
Les mots suivis d'un * ont leur définition dans le glossaire.
Les débuts
Pour développer l'agriculture, il faut tout d'abord préparer
le terrain autant que les hommes :
- défricher (par le feu, la hache) les forêts
- emblaver*
- se sédentariser pour surveiller et protéger la croissance
des cultures et assurer la récolte.
Les hameaux se bâtissent et s'agrandissent au centre des
terrains gagnés sur la forêt.
Entre 1050 et 1150 les seigneurs poussent les paysans à
défricher pour augmenter la production agricole. Cette
période s'achève au XIII° siècle. Les villages qui naissent
ont pour nom : Neubourg (le nouveau bourg), Les
Essarts (du verbe essarter* ). Dans le sud de la France on
appelle bastides ces nouveaux habitats créés au XIII°s ou
après la guerre de Cent Ans.
Après le défrichage, les troncs d'arbres abattus ne servent
pas à construire le nouveau village. Le bois vaut cher, le
seigneur le vendra.
Les défriches trop nombreuses et incontrôlées causent des
catastrophes : glissements de terrain, inondations en
chaîne, maisons emportées, bourgs et villages submergés.
Le système de défrichement de l'époque se fait d'abord et
très souvent par le feu, qui laisse un sol très sensible à
l'érosion.
Le plus souvent, beaucoup de forêts - et pas toujours celles
qui sont susceptibles d'être défrichées - servent toute
l'année à faire pâturer les troupeaux : le sol, dépouillé de
toute petite végétation (celle qui retient l'eau en surface),
part à chaque grosse pluie.
Les pouvoirs royaux ou régionaux furent contraints
d'établir des lois et des règlements partout où cela se
révéla nécessaire pour limiter les dégâts.
Les outils
L'araire : charrue de bois dépourvue de roues. Elle creuse
des sillons sans retourner la terre. Elle est efficace sur les
sols légers mais insuffisante pour les terres humides,
argileuses du nord.
Plus tardif : la charrue.
Pour que le grain germe bien, il faut apporter de l'oxygène
à l'intérieur du sol et seule la charrue à versoir aère la terre
en profondeur. C'est un outil coûteux qui contient du fer et
nécessite la force un animal de trait. La charrue comporte
trois outils :
- le coutre (couteau qui coupe la terre verticalement)
- le soc (coupe horizontalement en profondeur)
- le versoir (retourne la terre coupée sur le côté).
La herse
La houe
La faucille
Les techniques agricoles
Les rendements sont généralement de 1 pour 2. On calcule
que en général 1 à 1,5 ha étaient nécessaires pour subvenir
aux principaux besoins d'une personne. Dans les
meilleures périodes (fin du Moyen Age plutôt) le
rendement passa à 1 pour 5.
Assolement triennal :
1° année : céréales d'hivers
2° année : céréales de printemps
3° année : jachère
Cheptel peu développé => peu de fumier

Travaux en fonction des saisons


Hiver Printemps
La terre
gelée est [le printemps est aussi la période
au repos et des disettes lorsque la moisson
les précédente a été maigre et que la
paysans se nouvelle récolte tarde à venir.]
font C'est le moment des labours (dès
bûcherons que la terre est dégelée) puis des
ou semailles.
artisans.
Le bois La fin de l'hiver est le moment de
sert à tout tailler la vigne. Elle est cultivée
: à la dans le nord de la France, en
constructi Angleterre et aux Pays Bas
on, à la jusqu'au XIV° siècle.
cuisine et
au Entre avril et juin a lieu la tonte
chauffage, des moutons.
à fabriquer
des
charrettes
et des
outils
(râteaux,
herses,
fourches).
Sont aussi
confectionnés des
paniers, est tanné le
cuir pour les
chaussures et les
harnais. Si le seigneur
est un abbé, il
demandera des peaux
de moutons pour ses
parchemins.
Eté Automne
En octobre la
terre est travaillée
à nouveau pour
recevoir les
semailles d'hiver
C'est le foin que l'on qui germeront au
fauche en premier, printemps
puis vient la moisson. suivant.
Les épis sont coupés
C'est aussi le
à la faucille. Les tiges
temps de la
sont laissées sur place
vendange.
pour servir de pâture.
Les chaumes seront A l'automne la
brûlés afin de forêt donne ses
fertiliser la terre. fruits : miel,
glands pour
La récolte des épis est engraisser les
déposée sur l'aire puis porcs, noisettes,
battue au fléau ou châtaignes (dont
piétinée par les on fait une farine
mulets. Pendant les qui remplace le
mois suivants, le blé pour les plus
grain sera moulu en pauvres).
fonction des besoins. Dans les
clairières on
fabrique le
charbon de bois.

Polycultures de céréales : seigle, blé, avoine, orge, millets.


Les céréales sont complétées dans l'alimentation par
quelques légumineuses : fèves, pois, lentilles.
Dans les forêts on récolte pour le bétail autant que pour les
hommes : glands, faînes, merises, pommes sauvages,
nèfles, fruits de l'aubépine, cynorhodons, noisettes,
prunelles, framboises, mures, fraises.
Le milleperthuis ou la marjolaine peuvent servir de
condiment ou de remèdes.
Elevage : le porc est l'animal prédominant car il donne
plus de viande par rapport à son poids. Tout se mange et
sa chair grasse se conserve bien.
Des croisades, certains seigneurs ramènent les principes de
l'irrigation. Ce qui fonctionne sous un soleil impitoyable et
pour une terre aride fera des merveilles dans un climat
plus tempéré.
La majorité de la main-d'oeuvre est louée. Manouvriers,
gens de peine, sont embauchés suivant les travaux et les
saisons. Leur recrutement se fait dans les régions proches
des domaines. On trouve : laboureurs, faucheurs,
moissonneurs, bergers, bûcherons.
Le fumier est l'un des seuls fertilisants que l'on connaisse à
cette époque. Il est si précieux que l'abbé de Saint Denis
demande à ses paysans - entre autres redevances - des pots
de fientes de pigeons.
On ne peut pas augmenter les troupeaux pour avoir plus de
fumier. Nourrir du bétail nécessite des pâturages et toute la
surface de la terre sert aux céréales destinées aux hommes.
De plus, boeufs et moutons mangent du foin pendant
l'hiver . Mais ce fourrage est une denrée de luxe réservée
aux chevaux des seigneurs.
Le cheval est un animal noble. il vaut trop cher en général
pour tirer la charrue. Jusqu'à la fin du Moyen Age ce sont
les boeufs que l'on attelle. Dans les régions pauvres c'est
l'homme qui pousse l'araire.
Corvées, taxes et impots
Le seigneur fait payer cher sa protection, d'abord sous
forme de corvées :
- curer les fossés,
- empierrer les chemins
- rentrer du bois,
- rentrer du fourrage...
Puis à mesure que l'argent circule mieux, les corvées sont
remplacées par les redevances* :
- la taille (sert à payer la protection du seigneur). Elle
apparaît après 1050. C'est un impôt direct. A partir du
XIV° siècle, la taille devient un impôt royal.
- Les aides (taxes sur le transport des marchandises)
- le cens et le champart (forment le loyer de la terre).
Pour avoir le droit de s'installer et de vivre sur la terre d'un
seigneur, le paysan paie deux sortes de redevances. Le
cens qui est fixe et le champart, calculé en fonction de la
récolte ; plus celle-ci est bonne, plus le paysan paie cher.
Les banalités : Ces taxes liées au droit de ban que détient
le seigneur étaient si fréquentes qu'elles ont donné le mot
"banal" dans notre langage d'aujourd'hui.
Ces banalités coûtent chers aux paysans qui doivent payer
un droit pour utiliser le moulin, le pressoir et le four à pain
que le seigneur a fait construire et que lui seul a les
moyens d'entretenir.
Les serfs doivent payer des impôts particuliers :
- la mainmorte au moment d'un héritage
- le formariage pour se marier à l'extérieur de la
seigneurie.
La vie quotidienne
La moitié des enfants meurent en bas âge et rares sont les
vieillards de plus de 40 ans.
Le pain est la base de l'alimentation.
Différents paysans
Au XII° siècle la plupart des paysans travaillent sur les
terres d'un seigneur et sont locataires de parcelles
(tenures* ). Ces paysans sont des hommes libres. Leurs
parents où leurs aïeux se sont engagés par un bail, mais il
dure parfois plusieurs vies. En théorie ils peuvent partir
travailler la terre d'un autre seigneur. En réalité, ils restent
par besoin de sécurité.
Seuls les serfs sont attachés à une terre, un maître. Mais ils
ne sont pas non plus des esclaves. Ils peuvent vivre en
famille et posséder quelques biens. Les serfs exploitent
une partie du domaine que le seigneur garde pour lui : la
réserve.
Les serfs doivent payer des impôts particuliers comme
la mainmorte au moment d'un héritage et
le formariage pour se marier à l'extérieur de la seigneurie.
A partir du XII° siècle de nombreux seigneurs
affranchissent leurs serfs, préférant employer des salariés
ou louer leur réserve à des fermiers (paysans qui paient un
fermage, une sorte de loyer en argent, pouvant valoir un
tiers ou même la moitié des récoltes).
Au cours des siècles, certains fermiers réussissent à
s'enrichir. A la fin du Moyen Age ils forment la classe des
laboureurs, qui possèdent une paire de boeufs ou un cheval
et un attelage. Rien à voir avec les pauvres manouvriers
qui n'ont que leurs bras.
Le seigneur et ses paysans
Dans les guerres, les paysans sont les premières victimes.
Les adversaires veulent faire table rase de tout ce qui
appartient à l'ennemi : récoltes et manants compris. Puis, il
y a le pillage.
Le seigneur qui, seulement occupé par les plaisirs de la
chasse, piétine et détruit sans scrupules les récoltes des
paysans a existé. Ce n'est pas une exagération des livres
d'histoire. Des chroniqueurs de l'époque rapportent ces
faits. Louis XI même condamna sévèrement cette pratique.
Mais un tel comportement n'est pas systématique.
Beaucoup de petits seigneurs, souvent ruinés eux aussi par
la guerre, tirent la plus grande de leurs revenus des terres
qu'ils possèdent. Elles sont exploitées par des serfs ou des
manouvriers, ou cédées en fermage sous forme de tenure*.
Mais toutes sans exception, doivent en fin d'année, par le
jeu des redevances diverses, en nature ou en argent, leur
rapporter de quoi vivre.
Le seigneur a souvent mieux à faire que de s'occuper de
ses domaines. Il confie cette tâche à un intendant qui
surveille les travaux agricoles et lève les impôts.
Mais si le seigneur est le plus fort parce qu'il possède les
armes et le donjon, il ne peut pas faire n'importe quoi. Il
est tenu par la coutume. Elle définit les droits et les
devoirs de chacun. Transmise oralement par les anciens,
elle est écrite à partir du XII° siècle.
Les paysans au Moyen Âge
Les débuts
Les techniques
agricoles
Les outils
(calendrier des
saisons)
Corvées, taxes et
La vie quotidienne
impôts
Le seigneur et ses
Différents paysans
paysans

Les mots suivis d'un * ont leur définition dans le glossaire.


Les débuts
Pour développer l'agriculture, il faut tout d'abord préparer
le terrain autant que les hommes :
- défricher (par le feu, la hache) les forêts
- emblaver*
- se sédentariser pour surveiller et protéger la croissance
des cultures et assurer la récolte.
Les hameaux se bâtissent et s'agrandissent au centre des
terrains gagnés sur la forêt.
Entre 1050 et 1150 les seigneurs poussent les paysans à
défricher pour augmenter la production agricole. Cette
période s'achève au XIII° siècle. Les villages qui naissent
ont pour nom : Neubourg (le nouveau bourg), Les
Essarts (du verbe essarter* ). Dans le sud de la France on
appelle bastides ces nouveaux habitats créés au XIII°s ou
après la guerre de Cent Ans.
Après le défrichage, les troncs d'arbres abattus ne servent
pas à construire le nouveau village. Le bois vaut cher, le
seigneur le vendra.
Les défriches trop nombreuses et incontrôlées causent des
catastrophes : glissements de terrain, inondations en
chaîne, maisons emportées, bourgs et villages submergés.
Le système de défrichement de l'époque se fait d'abord et
très souvent par le feu, qui laisse un sol très sensible à
l'érosion.
Le plus souvent, beaucoup de forêts - et pas toujours celles
qui sont susceptibles d'être défrichées - servent toute
l'année à faire pâturer les troupeaux : le sol, dépouillé de
toute petite végétation (celle qui retient l'eau en surface),
part à chaque grosse pluie.
Les pouvoirs royaux ou régionaux furent contraints
d'établir des lois et des règlements partout où cela se
révéla nécessaire pour limiter les dégâts.
Les outils
L'araire : charrue de bois dépourvue de roues. Elle creuse
des sillons sans retourner la terre. Elle est efficace sur les
sols légers mais insuffisante pour les terres humides,
argileuses du nord.
Plus tardif : la charrue.
Pour que le grain germe bien, il faut apporter de l'oxygène
à l'intérieur du sol et seule la charrue à versoir aère la terre
en profondeur. C'est un outil coûteux qui contient du fer et
nécessite la force un animal de trait. La charrue comporte
trois outils :
- le coutre (couteau qui coupe la terre verticalement)
- le soc (coupe horizontalement en profondeur)
- le versoir (retourne la terre coupée sur le côté).
La herse
La houe
La faucille
Les techniques agricoles
Les rendements sont généralement de 1 pour 2. On calcule
que en général 1 à 1,5 ha étaient nécessaires pour subvenir
aux principaux besoins d'une personne. Dans les
meilleures périodes (fin du Moyen Age plutôt) le
rendement passa à 1 pour 5.
Assolement triennal :
1° année : céréales d'hivers
2° année : céréales de printemps
3° année : jachère
Cheptel peu développé => peu de fumier

Travaux en fonction des saisons


Hiver Printemps
La terre
gelée est [le printemps est aussi la période
au repos et des disettes lorsque la moisson
les précédente a été maigre et que la
paysans se nouvelle récolte tarde à venir.]
font C'est le moment des labours (dès
bûcherons que la terre est dégelée) puis des
ou semailles.
artisans. La fin de l'hiver est le moment de
Le bois tailler la vigne. Elle est cultivée
sert à tout dans le nord de la France, en
: à la Angleterre et aux Pays Bas
constructi jusqu'au XIV° siècle.
on, à la
cuisine et Entre avril et juin a lieu la tonte
au des moutons.
chauffage,
à fabriquer
des
charrettes
et des
outils
(râteaux,
herses,
fourches).
Sont aussi
confectionnés des
paniers, est tanné le
cuir pour les
chaussures et les
harnais. Si le seigneur
est un abbé, il
demandera des peaux
de moutons pour ses
parchemins.
Automne
Eté
En octobre la
terre est travaillée
à nouveau pour
recevoir les
semailles d'hiver
C'est le foin que l'on qui germeront au
fauche en premier, printemps
puis vient la moisson. suivant.
Les épis sont coupés C'est aussi le
à la faucille. Les tiges temps de la
sont laissées sur place vendange.
pour servir de pâture.
Les chaumes seront A l'automne la
brûlés afin de forêt donne ses
fertiliser la terre. fruits : miel,
glands pour
La récolte des épis est engraisser les
déposée sur l'aire puis porcs, noisettes,
battue au fléau ou châtaignes (dont
piétinée par les on fait une farine
mulets. Pendant les qui remplace le
mois suivants, le blé pour les plus
grain sera moulu en pauvres).
fonction des besoins. Dans les
clairières on
fabrique le
charbon de bois.

Polycultures de céréales : seigle, blé, avoine, orge, millets.


Les céréales sont complétées dans l'alimentation par
quelques légumineuses : fèves, pois, lentilles.
Dans les forêts on récolte pour le bétail autant que pour les
hommes : glands, faînes, merises, pommes sauvages,
nèfles, fruits de l'aubépine, cynorhodons, noisettes,
prunelles, framboises, mures, fraises.
Le milleperthuis ou la marjolaine peuvent servir de
condiment ou de remèdes.
Elevage : le porc est l'animal prédominant car il donne
plus de viande par rapport à son poids. Tout se mange et
sa chair grasse se conserve bien.
Des croisades, certains seigneurs ramènent les principes de
l'irrigation. Ce qui fonctionne sous un soleil impitoyable et
pour une terre aride fera des merveilles dans un climat
plus tempéré.
La majorité de la main-d'oeuvre est louée. Manouvriers,
gens de peine, sont embauchés suivant les travaux et les
saisons. Leur recrutement se fait dans les régions proches
des domaines. On trouve : laboureurs, faucheurs,
moissonneurs, bergers, bûcherons.
Le fumier est l'un des seuls fertilisants que l'on connaisse à
cette époque. Il est si précieux que l'abbé de Saint Denis
demande à ses paysans - entre autres redevances - des pots
de fientes de pigeons.
On ne peut pas augmenter les troupeaux pour avoir plus de
fumier. Nourrir du bétail nécessite des pâturages et toute la
surface de la terre sert aux céréales destinées aux hommes.
De plus, boeufs et moutons mangent du foin pendant
l'hiver . Mais ce fourrage est une denrée de luxe réservée
aux chevaux des seigneurs.
Le cheval est un animal noble. il vaut trop cher en général
pour tirer la charrue. Jusqu'à la fin du Moyen Age ce sont
les boeufs que l'on attelle. Dans les régions pauvres c'est
l'homme qui pousse l'araire.
Corvées, taxes et impots
Le seigneur fait payer cher sa protection, d'abord sous
forme de corvées :
- curer les fossés,
- empierrer les chemins
- rentrer du bois,
- rentrer du fourrage...
Puis à mesure que l'argent circule mieux, les corvées sont
remplacées par les redevances* :
- la taille (sert à payer la protection du seigneur). Elle
apparaît après 1050. C'est un impôt direct. A partir du
XIV° siècle, la taille devient un impôt royal.
- Les aides (taxes sur le transport des marchandises)
- le cens et le champart (forment le loyer de la terre).
Pour avoir le droit de s'installer et de vivre sur la terre d'un
seigneur, le paysan paie deux sortes de redevances. Le
cens qui est fixe et le champart, calculé en fonction de la
récolte ; plus celle-ci est bonne, plus le paysan paie cher.
Les banalités : Ces taxes liées au droit de ban que détient
le seigneur étaient si fréquentes qu'elles ont donné le mot
"banal" dans notre langage d'aujourd'hui.
Ces banalités coûtent chers aux paysans qui doivent payer
un droit pour utiliser le moulin, le pressoir et le four à pain
que le seigneur a fait construire et que lui seul a les
moyens d'entretenir.
Les serfs doivent payer des impôts particuliers :
- la mainmorte au moment d'un héritage
- le formariage pour se marier à l'extérieur de la
seigneurie.
La vie quotidienne
La moitié des enfants meurent en bas âge et rares sont les
vieillards de plus de 40 ans.
Le pain est la base de l'alimentation.
Différents paysans
Au XII° siècle la plupart des paysans travaillent sur les
terres d'un seigneur et sont locataires de parcelles
(tenures* ). Ces paysans sont des hommes libres. Leurs
parents où leurs aïeux se sont engagés par un bail, mais il
dure parfois plusieurs vies. En théorie ils peuvent partir
travailler la terre d'un autre seigneur. En réalité, ils restent
par besoin de sécurité.
Seuls les serfs sont attachés à une terre, un maître. Mais ils
ne sont pas non plus des esclaves. Ils peuvent vivre en
famille et posséder quelques biens. Les serfs exploitent
une partie du domaine que le seigneur garde pour lui : la
réserve.
Les serfs doivent payer des impôts particuliers comme
la mainmorte au moment d'un héritage et
le formariage pour se marier à l'extérieur de la seigneurie.
A partir du XII° siècle de nombreux seigneurs
affranchissent leurs serfs, préférant employer des salariés
ou louer leur réserve à des fermiers (paysans qui paient un
fermage, une sorte de loyer en argent, pouvant valoir un
tiers ou même la moitié des récoltes).
Au cours des siècles, certains fermiers réussissent à
s'enrichir. A la fin du Moyen Age ils forment la classe des
laboureurs, qui possèdent une paire de boeufs ou un cheval
et un attelage. Rien à voir avec les pauvres manouvriers
qui n'ont que leurs bras.
Le seigneur et ses paysans
Dans les guerres, les paysans sont les premières victimes.
Les adversaires veulent faire table rase de tout ce qui
appartient à l'ennemi : récoltes et manants compris. Puis, il
y a le pillage.
Le seigneur qui, seulement occupé par les plaisirs de la
chasse, piétine et détruit sans scrupules les récoltes des
paysans a existé. Ce n'est pas une exagération des livres
d'histoire. Des chroniqueurs de l'époque rapportent ces
faits. Louis XI même condamna sévèrement cette pratique.
Mais un tel comportement n'est pas systématique.
Beaucoup de petits seigneurs, souvent ruinés eux aussi par
la guerre, tirent la plus grande de leurs revenus des terres
qu'ils possèdent. Elles sont exploitées par des serfs ou des
manouvriers, ou cédées en fermage sous forme de tenure*.
Mais toutes sans exception, doivent en fin d'année, par le
jeu des redevances diverses, en nature ou en argent, leur
rapporter de quoi vivre.
Le seigneur a souvent mieux à faire que de s'occuper de
ses domaines. Il confie cette tâche à un intendant qui
surveille les travaux agricoles et lève les impôts.
Mais si le seigneur est le plus fort parce qu'il possède les
armes et le donjon, il ne peut pas faire n'importe quoi. Il
est tenu par la coutume. Elle définit les droits et les
devoirs de chacun. Transmise oralement par les anciens,
elle est écrite à partir du XII° siècle.
http://www.culture.gouv.fr/culture/medieval/francais/vq
obj4.htm

0bjets de la vie quotidienne

L'anachronisme pratiqué en permanence par les


peintres médiévaux,
qui leur fait replacer les épisodes de l'Histoire
sainte dans leur propre époque,
permet de rechercher dans leurs oeuvres l'image
d'accessoires
ou d'outils utilisés dans la vie de tous les jours.

L'eau
L'approvisionnement en eau de la maison est
une tâche importante :
une servante en
transporte dans
un seau de bois
posé sur sa
tête;

une autre
femme prépare
le bain d'un
nouveau-né
dans une
cuvette posée
sur le banc-
coffre placé le
long du lit : elle
teste de la
main la
température de
l'eau, qu'elle
rectifiera en y
versant le
contenu d'un
pichet.

La cuisine
De la hotte de la cheminée pend une crémaillère
à anneaux, permettant de suspendre un
chaudron plus ou moins près des flammes selon
le mode de cuisson désiré.
Des chenets retiennent les bûches.

Ici l'objet accroché à la crémaillère


est un « calen », lampe à huile en
métal que sa tige recourbée en
crochet permet d'agripper en divers
endroits.

Les repas
La table est recouverte d'une nappe blanche à
laquelle le tissage de la toile a donné un aspect
gaufré.

Les
Au
aliments
centre
ne sont
de la
pas
table,
posés sur
dans
des
une
assiettes
grande
mais sur
coupe
des «
sur pied
tailloirs
se
», larges
trouve
tranches
le plat
de
principa
miches
l, un
de pain,
agneau
qui
rôti.
absorben
t le jus.
D'autres petits pains, façonnés en boules
détachables les unes des autres, sont à la
disposition des convives. Ceux-ci partagent
quelques verres et quelques couteaux, mais
mangent avec leurs doigts ;
la cuiller est réservée au service du plat central,
la fourchette n'existe pas à cette époque.

Deux petites boîtes, contenant sel et épices, et


une carafe, complètent le dressage de cette
table.

Les carafes, pour l'eau et


pour le vin, et différentes
sortes de cruches et de
pichets sont utilisés dans
chaque maison.

Les outils de métier


Le berger surpris en pleine activité par
l'apparition de l'ange de la Nativité, est en train
de fabriquer des aliments à partir du lait de ses
brebis et de ses chèvres.
Derrière lui un seau à traire en
bois est posé sur le sol,
devant lui un chaudron.

La louche et l'écuelle qu'il tient


sur ses genoux lui servent dans
quelque étape de la fabrication
du fromage.
Dans la partie gauche de cette scène de Fuite en
Égypte, le paysan interpellé par les soldats porte
un panier d'osier tressé ; il guide ses boeufs
couplés par un joug.
Dans son exil, saint Joseph
a emporté les outils qui lui
permettent d'exercer son
métier de charpentier :
hache passée dans sa
ceinture, grande scie de
long tenue sur son épaule.

Le barillet contenant une


petite provision d'eau
potable, est utilisé par tous
ceux qui voyagent ou
travaillent loin de leur
maison.
L'âne est la monture la plus utilisée dans les
régions alpines ; licol et bât le harnachent.
Le transport des produits de la terre ou de
l'artisanat se fait également grâce à des
charrettes.

Celle qui est représentée ici


appartient à une scène de
miracle, c'est pourquoi elle
est utilisée comme
charrette funéraire, et elle
est tirée par un ours.

Dans la vie ordinaire on ne


rencontrait pas de tel
attelage, mais plutôt des
paires de boeufs.

Les sons
A la campagne comme en ville, illettrés ou doctes, les gens
du Moyen Âge ont une grande familiarité avec le domaine
des sons, émis ou reçus.

Les claquettes en bois


signalent l'approche
d'un lépreux, et sont
également utilisées dans
certaines cérémonies
religieuses de la
Semaine Sainte.
La parole est le principal
instrument de la pastorale, et
s'exerce dans les églises mais aussi
sur les places publiques :

une chaire provisoire peut alors


être installée pour le prédicateur.

La musique est présente


jusqu'aux champs :

l'un des bergers de


l'Annonce de la Nativité
porte sous son bras une
cornemuse.
v
Vida cotidiana – la mujer

Les femmes au Moyen Âge


"Que ce soit à travers le "jeu" de la courtoisie ou le
mariage, la femme du Moyen-Âge demeure un objet.
Investigatrice du péché originel, on soupçonne la femme
de porter l'hérésie, de porter le maléfice, le poison. Le sexe
féminin est considéré impétueux, incapable
d'assouvissement et dévorant. Les chevaliers n'ont qu'un
seul remède pour vaincre ces corrompues et corruptrices
(Ève) : le mariage. En effet, ce dernier désarme totalement
la femme en la rendant mère. Pour elle, une grossesse
n'attend pas l'autre, et ce, avec une chance sur deux d'en
mourir. Ceci favorise... la polygamie."
Chaucer
"Si les femmes n'étaient pas bonnes et leurs conseils
inutiles, Dieu ne les aurait jamais consacrées comme l'aide
de l'homme mais plutôt comme la cause du mal..."
Charte d'Aardenburg
Les relations homme-femme
Les canons de la femme
À partir du XIIième siècle, la femme idéale doit être
élancée, avec la taille mince, les jambes longues, la
poitrine haute et petite (les gros seins sont bannis: les
femmes qui ont une trop forte poitrine doivent la bander).
Cette silhouette évolue ensuite pour prendre la forme
incurvée d'un S: la tête légèrement inclinée vers l'avant, la
poitrine effacée, le ventre et les hanches projetés vers
l'avant.
Le mariage
Le modèle du mariage chrétien, basé sur une relation
monogamique indissoluble, est une invention médiévale
qui date du treizième siècle. Il s'agit en théorie d'un
mariage unique, avec consentement des deux personnes et
sans possibilité de divorce. Cependant, la théorie fut bien
souvent différente de la réalité. Ainsi, ce sont les familles
(parents) qui unissent les enfants, et ce, dès l'âge de douze
ans pour les femmes et de quatorze ans pour les hommes.
Les jeunes couples se mariant sans le consentement des
parents courent le risque d'être déshérités. Autant du côté
des classes "inférieures" que du côté des classes "élevées",
le choix des parents dicte les liens matrimoniaux.
Il faut cependant faire une distinction entre les différentes
classes sociales, le mariage est un moyen de renforcer des
aliances pour la noblesse, un moyen d'assurer et renforcer
le capital pour la bourgeoisie, et dans ces milieux le
mariage est souvent/parfois un arrangement entre famille.
Chez le peuple point de ces soucis et le mariage d'amour y
est plus fréquent.
Chez les classes 'élevées", le mariage des filles est un
instrument d'alliance et d'implantation, si bien qu'il se
négocie ou pire, qu'il s'impose par le rapt, forçant ainsi la
famille de la jeune femme à accepter l'union.
De plus, le mariage n'est pas si "indissoluble" en réalité
qu'en théorie. Ainsi, il est fréquent que les hommes de
noblesse aient des concubines qui donnent parfois
naissance à ce que l'on appellera au onzième siècle des
bâtards. Si l'épouse est incapable de donner naissance à un
héritier, ces bâtards peuvent parfois hériter de leur père.
L'épouse en question, stérile ou ne donnant naissance qu'à
des filles, peut aussi être répudiée par son mari, ce dernier
voulant s'assurer une descendance. C'est ce que fit
notamment le roi Lothaire II en 855.
Le corps et la maternité
Si ne pas être en mesure d'avoir des enfants met l'avenir de
son mariage en danger, en revanche, accoucher, au Moyen
Âge, à cause du manque d'hygiène et du peu de moyens
dont disposent les sages-femmes, est risqué. On n'autorise
les césariennes que sur les femmes décédées, ce qui fait
que bien des femmes meurent en couches. De plus,
comme on ne peut déceler les grossesses très tôt, les
femmes désirant se faire avorter courent le risque d'y
rester.
Le Moyen Âge se résume donc en gros par un taux de
mortalité en couches assez élevé et l'infanticide ainsi que
l'abandon des enfants comme étant les deux méthodes les
plus répandues pour se défaire des enfants non désirés.
La prostitution
On dit souvent que la prostitution est le plus vieux métier
du monde. Que cette affirmation soit vraie ou non, il reste
qu'au Moyen Âge, ce métier existe. D'ailleurs, pendant un
certain temps, au Moyen Âge, l'Église contrôle la
prostitution qui est chose légale. Cependant, il est interdit
aux femmes mariées, aux religieuses et aux enfants de s'y
livrer. De plus, les femmes doivent être de l'extérieur de la
ville afin d'éviter l'inceste. Habituellement, les prostituées
sont des servantes, des filles rejetées par leur famille après
un viol ou une grossesse clandestine et celles qui n'ont pu
se trouver du travail. On ne peut généraliser quant au
traitement des prostituées au Moyen Âge, car la situation a
varié d'un siècle à l'autre. Par contre, une chose est
certaine, le 11ème et le 13ième siècle furent des époques
où l'on fit beaucoup pour le relèvement des prostituées.
L'Église considère alors ces femmes non comme des
"filles perdues", mais comme des "brebis égarées". Elle les
autorise à former une corporation avec tous les privilèges
qui y sont attachés. Le pape Innocent III, dans une bulle de
1198, promet même la rémission des péchés aux hommes
qui épouseraient une fille de joie...
Le viol
Mais la prostitution ne suffit pas, au Moyen Âge tout
comme aujourd'hui, à contrôler les "menaces" pesant sur
les jeunes filles et les femmes mariées. En effet, parmi les
crimes commis au Moyen Âge, il y a le viol. La personne
ayant commis un tel acte est punie, mais elle ne l'est pas
toujours de la même manière. En effet, si la victime est
une religieuse, une femme mariée ou une vierge,
l'agresseur peut être pendu pour ce qu'il a fait. Cependant,
s'il s'agit d'une femme d'une humble condition (une
servante par exemple), il s'agit alors de verser à la victime
ou à sa famille une indemnité. La punition est donc
tributaire du statut social de la femme.
La vie professionnelle de la femme
Les femmes, au Moyen Âge, participent activement à la
vie économique. En ville, elles travaillent notamment dans
le commerce, dans le secteur du textile et en alimentation.
D'ailleurs, dans le petit commerce d'alimentation, les
femmes sont majoritaires. Aussi, les industries qui
apparaissent comme le prolongement d'activités
domestiques leur sont plus ou moins réservées: la
boulangerie, la fabrication de la bière (en Angleterre, les
femmes ont le monopole de la bière et de l"industrie
laitière).
En campagne, elles aident également leurs époux
notamment en aidant à faire la moisson et la fenaison.
Lingères, bonnetières, couturières, tavernières,
blanchisseuses sont donc des métiers que les femmes du
Moyen Âge ont occupés, mais il ne faut pas pour autant
croire qu'elles étaient considérées égales aux hommes. En
effet, les salaires féminins sont, dès cette époque, très
inférieurs à ceux des hommes; le travail à domicile,
qu'aucune organisation professionnelle ne défend, accuse
des rémunérations particulièrement basses, tant à la ville
qu'à la campagne.
Femmes célèbres
Les femmes du Moyen Âge ont su se tailler une place dans
le marché du travail, mais ont également su, dans certains
cas, se tailler une place dans les écrits de nos manuels
d'histoire. Parmi les femmes qui se distinguent au Moyen
Âge, il y a:
 Hildegarde de Bingen , auteure et compositeure
(abbesse)
 Margery Kempe, auteur
 Aliénor d'Aquitaine, comtesse de Poitou, appelée
"reine des troubadours", pivot de la civilisation
courtoise du 12ème siècle et initiatrice des cours
d'amour
 Jeanne d'Arc, célèbre héroïne française canonisée en
1920
 Anne Comnène, princesse byzantine qui se fait
historienne du règne de son père, Alexis premier.
 Marie de France, écrivain francophone connue
(12ème siècle)
 Dhuoda, écrivain qui laissa un livre d'éducation pour
son fils (9ème siècle)
 Christine de Pisan, écrivain italienne qui prend la
défense des personnes de sexe féminin dans sa "Cité
des Femmes", son "Trésor des Dames" et son "Épître
au dieu Amour". Elle réclame notamment
l'instruction pour les femmes: "Si la coutume était de
mettre les petites filles à l'école et leur faire
apprendre des sciences comme l'on fait aux garçons,
elles apprendraient aussi bien et par aventure plus".
Elle inaugure également le temps des protestations
féminines.
 Héloïse, élève d'Abélard qu'elle épousa secrètement.
Séparée de lui, elle entre au couvent et devient
abbesse. C'est alors qu'elle établit une correspondance
avec Abélard, correspondance dont se dégagent à la
fois la passion et la scolastique (enseignement
théologique et philosophique).

Bibliographie conseillée :
La femme au temps des cathédrales de Régine Pernoud,
très bon livre qui montre que contrairement à l'image que
l'on s'en fait souvent, plutot que d'être masculin le moyen
âge est surtout féminin.
URL d'origine
: http://historama.free.fr/medievale/dossiers/femmes

LA FEMME
La place des femmes dans la société médiévale
Se débarrasser de la réputation de l'obscurantisme
Au XVIème siècle, les protestants, au nom de la réforme,
dénoncent la "nuit médiévale". Au XVIIIème siècle, les
philosophes, dont Voltaire, et avec quelle violence, font
triompher les Lumières de la Raison sur l'obscurantisme
moyenâgeux.
Fascinés, les romantiques redécouvrent les rêves et les
passions d'une époque que Michelet accable : "Mille ans
de douleurs" et que Huysmans évoque avec nostalgie : "La
noblesse, le clergé, la bourgeoisie, le peuple avaient dans
ce temps-là l'âme plus haute". Jusqu'à 1940, la gauche
dénonce l'oppression, la tyrannie et le fanatisme du Moyen
Age, tandis que la droite le réhabilite en exaltant sa
spiritualité et les grandes figures qui font notre histoire.
Aujourd'hui, grâce à l'ensemble des travaux des
chercheurs, historiens, anthropologues, archéologues, etc.,
une nouvelle approche, plus souple, plus nuancée,
certainement plus authentique se fait jour, et qui modifie et
remodèle le visage même du temps des cathédrales.
La certitude qui ressort de toutes ces recherches, c'est que
le Moyen Age a perdu sa mauvaise réputation
d'obscurantisme.
Remodeler le visage du temps des cathédrales
La mentalité et la sensibilité médiévale sait faire face à
tous les plaisirs de la vie. D'abord le plaisir sexuel,
conjugal et extra-conjugal, et aussi les plaisirs de la table,
des fêtes, des jeux. La notion de plaisir, loin d'être évincée
au Moyen Age, manifeste d'une belle santé et se montre
capable de satisfaire à la fois les sens et l'esprit.
Bien que dans cette société régie par l'église, où la morale
et les interdits font loi, il a existé, justement, une
conception du plaisir tout à fait spécifique. L'association
chair-péché fixait au rapport sexuel un cadre et des limites,
mais l'idée même d'amour entraînait une sublimation que
nous ne connaissons plus aujourd'hui.
Du désir à la fin'amor
Impossible de parler du Moyen Age sans parler de
l'amour, cette fin'amor qui nous est parvenue grâce à la
poésie des troubadours. Hommes, femmes, ils ont écrit des
chansons amoureuses, satiriques ou burlesques.
Le petit nombre des poèmes féminins qui nous sont
parvenus est en fait lié au problème général des
troubadours. Seulement un dixième des mélodies est
conservé. Cela s'explique par le fait que, longtemps
véhiculée oralement, la poésie n'a été consigné par écrit
que beaucoup plus tard.
Les femmes troubadours étaient des dames de la haute
société, elles jouaient le même jeu poétique que les
hommes, en inversant les rôles. Si on ne peut parler de
libération de la femme à cette époque, on peut cependant
constater qu'elles étaient capables de jouer avec le code
érotico-poétique masculin d'une façon remarquable.
La poésie des troubadours essaime un peu partout dans
l'Europe médiévale. Au XIVème siècle, l'Inquisition,
installée à Toulouse, signa sa fin. Elle obligea les
troubadours à ne chanter leur dame - ou damoiseau - que
pour l'épouser. C'était anéantir tout un mouvement de
libération.
Une femme de pouvoir
Au Moyen Age, sans difficulté, le femme pouvait être
reine. Ainsi voit-on une Aliènor diriger d'abord en France,
puis en Angleterre. Là-bas, une de ses décisions a été
d'unifier les mesures.
Que le seigneur s'absente (croisades) ou meure, les
femmes gouvernent. On voit ainsi des domaines comme
celui de Champagne dirigé pendant un demi siècle par une
femme. Jeanne et Marie de Constantinople , deux soeurs,
ont dirigé la Flandre et le Hainaut pendant de très longues
années.
On ne déniait alors à la femme le pouvoir politique, et les
résultats étaient excellents.
La transmission du savoir
Dès le haut Moyen Age et encore au XIIéme siècle, les
femmes ont joué un rôle majeur dans la transmission des
connaissances. On a pu remarquer que, dans les
monastères de femmes, la culture était plus poussée que
dans les monastères d'hommes. Notre plus ancienne
encyclopédie a été composée en Alsace, au XIIème siécle
par une femme, une moniale, Herrade de Landsberg,
l'abbesse du Mont-Sion. Elle a aussi écrit les deux seuls
ouvrages de médecine et de sciences naturelles alors
composés en occident.
Il ne faut pas oublier Dhuoda de Septimanie qui vivait à
l'époque de Charlemagne et qui a composé un Manuel
pour mon fils, notre premier traité d'éducation.
A noter aussi, ce qu'on ignore généralement, que c'est la
reine Bathilde qui a complètement aboli l'esclavage, vers
l'an 650, en interdisant les marchés d'esclaves qui avaient
lieu dans son royaume de Neustrie, le nord de la France.
Le temps de l'exclusion de la femme
Quand l'Université de Paris est fondée au début du
XIIIéme siècle, la femme est écartée du savoir dont les
clercs se réservent le monopole. Ils en interdisent l'accès
aux femmes, aux Ordres mineurs, aux Ordres mendiants.
Thomas d'Aquin est expulsé de l'université pendant deux
ans. En 1314, Philippe le Bel limite la succession au trône
par les femmes. En 1593, un arrêt du Parlement de Paris
interdit à la femme toute fonction dans l'État. A partir du
XVIIIème siècle, la reine n'est plus couronnée, elle est
seulement l'épouse du roi.

La condition des femmes au Moyen Age

Le mariage

Les droits

L'amour courtois

Règles de l'amour courtois

Le fin'amor

Condition des femmes au Moyen Age


Le mariage

Le consentement des deux conjoints est nécessaire.


La cérémonie est sacralisée, bénie par un prêtre (mais il
peut y avoir des exceptions).
Pour protéger la femme contre son mari, il est ordonné à
celui-ci de lui constituer un douaire, un capital, dont le
montant est fixé au tiers ou à la moitié de ses biens selon
les régions.
A la mort de la femme, le douaire revient aux enfants de
son époux, même si elle est remariée.
La répudiation est interdite.
L'adultère est sérieusement condamné.
Le divorce n'est autorisé qu'en trois cas après une enquète
de moralité effectuée par un prêtre et la consultation de
témoins :
- la stérilité ou l'impuissance ;
- la consanguinité étendue au 7° degré de parenté ;
- l'ordination ultérieure de l'un des conjoints (de
nombreuses femmes furent obligées d'entrer au couvent à
une certaine époque. Charlemagne, pour former des
alliances, n'hésita pas à utiliser ce procédé).
En Ecosse, la cérémonie peut se passer de la bénédiction
d'un prêtre. Il suffit que les deux conjoints affirment
devant témoins être mari et femme pour que le mariage
soit effectif.

Les droits

Les femmes du petit peuple et les bourgeoises jouissent


d'un assez grande liberté. Majeures à douze ans, elles
sont libres de gérer leurs biens, de se marier, de voter
même !
Bien des métiers leur sont accessibles.
Pour la femme noble, il en va tout autrement.
Dans l'univers violent, agressif, essentiellement viril des
châteaux, elle ne compte guère. Son sort est lié à la terre,
seule garantie du pouvoir. Ainsi est-elle une monnaie
d'échange pour les seigneurs qui désirent accroître leurs
biens et assurer une descendance.
Les fillettes sont promises parfois dès leur naissance à des
hommes souvent bien plus âgées qu'elles. Leur rôle est
pourtant non négligeable puisqu'en l'absence de leur époux
qui, lorsqu'il n'est pas en guerre, s'adonne à la chasse, c'est
à elles de gérer et d'administrer leurs biens.

L'amour courtois
On ne se marie jamais au mois de
mai. Lors des fêtes de mai, garçons et
filles se réunissent pour chanter et
danser dans les prés.
Pour célébrer le retour du printemps,
les hommes et les femmes se
courtisent librement.
Les jeunes gens élisent leur reine,
une femme mariée, qui se choisit un
partenaire autre que son " jaloux " de
mari.

Dans les châteaux les liens du de la


parenté sont renforcés. La femme
règne en maîtresse sur le petit
monde des chevaliers et des écuyers,
célibataires. On aime se distraire et
les fêtes sont nombreuses: mariages,
tournois, adoubements,...

Le prestige de la DAME, l'épouse du seigneur est


considérable dans le coeur des guerriers. Elle cristallise
leurs rêves, leurs désirs, leurs espoirs. Le chevalier doit se
montrer prêt à mourir héroïquement pour son amie, alors
que celle-ci est censé le protéger par son amour et lui
inspire vaillance et courage.
Mais l'union des coeurs devient le principe de toutes les
vertus.
L'amour devient un art, une mystique, une exaltation de
l'âme et une délicieuse souffrance.
REGLES DE L'AMOUR COURTOIS
1. Le mariage ne doit pas empêcher d'aimer
2. Qui n'est pas jaloux ne peut aimer
3. On ne peut accorder son coeur à deux femmes à la
fois
4. L'amour augmente ou diminue, il se renouvelle sans
cesse
5. L'amant ne peut rien obtenir sans l'accord de sa
dame
6. L'homme ne peut aimer qu'après la puberté
7. A la mort de son amant(e), un délai de deux ans est
nécessaire avant de s'adonner à un nouvel amour
8. Personne ne doit être privé de l'être aimé sans la
meilleure des raisons
9. On ne peut aimer sans y être incité par l'amour
10. Amoureux n'est pas avare
11. L'amant doit aimer une femme de condition
supérieure à la sienne
12. Le parfait amant ne désire d'autres étreintes
que celles de son amante
13. L'amour doit rester secret s'il veut durer
14. La conquête amoureuse doit être difficile : c'est
ce qui donne son prix à l'amour
15. Le parfait amant pâlit en présence de sa dame
16. Quand un amant aperçoit l'objet de son amour,
son coeur tressaille
17. Un nouvel amour chasse l'ancien
18. Seule la vertu rend digne d'être aimé
19. Lorsque l'amour diminue, puis disparaît, il est
rare qu'il reprenne vigueur
20. L'amoureux vît dans la crainte
21. La jalousie fait croitre l'amour
22. Lorsqu'un amant soupçonne son amante, la
jalousie et la passion augmentent
23. Tourmenté par l'amour, l'amant dort peu et
mange moins
24. L'amant doit agir en pensant à sa dame
25. Le parfait amant n'aime que ce qu'il pense
plaire à sa dame
26. L'amant ne saurait rien refuser à celle que son
coeur a élue
27. L'amant n'est jamais rassasié des plaisirs que lui
apporte sa dame
28. Le plus petit soupçon incite l'amant à
soupçonner le pire chez sa bien-aimée
29. Amour ne rime pas avec luxure
30. Le véritable amant est obsédé sans relâche par
l'image de celle qu'il aime
31. Rien n'empêche une femme d'être aimé par
deux hommes et un homme d'être aimé par deux
femmes

Epuré du réalisme de
l'amour chevaleresque,
la Fin'Amor répond à
32. quelques critères.
 L'amour est obligatoirement adultère.
Les mariages nobles n'étant pas une affaire de
sentiments, la passion ne peut être trouvée
qu'ailleurs. L'échange des coeurs, la fidélité promise,
n'engage alors plus les biens, mais les personnes.

 L'amour exige le secret, pas seulement pour son


caractère adultérin, mais aussi parce qu'il est une
chose trop grave pour être divulgué.

 La dame est toujours de condition supérieure à celle


de son amant, un chevalier célibataire.
L'attitude de ce dernier, calquée sur le système
féodal, doit être pleine d'humilité, de réserve et de
soumission. Il est son " homme-lige ", son vassal,
d'une loyauté et d'une fidélité sans faille.
En retour, la dame et l'amour ont le pouvoir
d'inspirer au chevalier toutes les vertus, valeur
morale et parfaite courtoisie.
[Croyance : seul l'amour peut mener l'homme à la
perfection morale puisqu'il engendre et développe
toutes les vertus.]

 La dame est lointaine, inaccessible, nimbée de


mysticisme.
Dans sa conquête amoureuse, le chevalier est
confronté à des obstacles, des épreuves ; ce peuvent
être : le mari jaloux, l'éloignement de la personne,...
Il faut être prêt à mourir pour l'élue. En retour, la
dame accorde à son amant un baiser, une étreinte,
ou la joie d'admirer sa nudité.
 La chasteté est la fois l'épreuve et la récompense
suprême : la petite cérémonie de l' assag (l'essai).
Elle donne à la dame le moyen de vérifier dans
qu'elle mesure son ami est capable de la respecter,
alors que, couché à côté d'elle, il est dans une
situation extrêmement tentatrice.
Tous les subterfuges érotiques sont autorisés, à
condition de ne pas en venir au fait (baisers,
étreintes, caresses).
 LA PROSTITUTION AU MOYEN AGE


girl-friends de Gustav Klimt


 Introduction
 Depuis le début des temps, la prostitution n'a cessé

d'exister. Déjà à l'époque du paléolithique, les


hommes étaient prêts à livrer le produit de leur chasse
aux femmes qu'ils désiraient pour obtenir leurs
faveurs sexuelles. Au cours des siècles, le processus
s'est bien sur sophistiqué, mais il reste toujours le
même: les hommes seront toujours prêts à payer le
prix pour obtenir ces faveurs.
 La prostitution existait donc pendant la période du

Moyen Age, soit de 500 à 1500, mais comment était-


elle perçue par le clergé, les rois et le peuple? D'après
les textes de lois, les édits, les bulles papales, les
règlements municipaux et même les anecdotes, une
brève étude de la perception de la prostitution au
cours du Moyen Age sera construite.
 L'étude débutera donc avec l'époque du Ve au XIe

siècle, où nous aborderons les différentes conceptions


du phénomène en passant par les mesures prises par
l'Empereur Justinien et son épouse Théodora afin de
diminuer le proxénétisme, puis celles de Théodoric
1er, le "Code Alaric", et pour finir la période, celles
de Charlemagne. Puis du XIIe au XIIIe siècle, c'est le
temps de l'acceptation, avec les politiques variées de
Saint Louis et le problème des prostituées suivants les
croisades. En terminant, nous étudierons les efforts
des papes tels Jules II, et des municipalités pour
institutionnaliser la prostitution du XIVe au XVe
siècle, avec des règlements et des codes.
 VIème au XIème siècle : Différentes perceptions

 Justinien et Théodora

 De 527 à 565, c'est l'empereur Justinien 1er qui règne

avec son épouse Théodora (morte en 548) sur


l'empire byzantin. En matière de prostitution, ce
grand empereur fut très innovateur. Pour ce faire, il
stipula 531 dans son Corpus Juris Civilis que tous les
proxénètes tels les souteneurs et les maquerelles
seront punies sévèrement s'ils sont trouvés coupable
de pratiquer ces métiers. Pour la première fois, une
loi s'attaquait aux problèmes de la prostitution par ces
racines. Par le fait même, les lois interdisant aux ex-
prostituées de se marier furent également abolies.
 L'empereur Théodose le Grand (379-395), avait bien

essayé lui aussi d'interdire la prostitution, en


ordonnant d'envoyer en exil tous les pères, époux, ou
maîtres qui prostituent leurs filles, femmes ou
esclaves, mais il n'a pas créé une véritable loi.
Toutefois, on peut facilement comprendre les efforts
de Justinien en cette matière, car l'impératrice avait
pratiqué le plus vieux métier du monde avant de
l'épouser. Selon un extrait de ce code, on peut
d'ailleurs se demander si Justinien ne fait pas allusion
aux difficultés qu'il a rencontrées: "...qu'il arrivait
souvent que des hommes, qui par pitié voulaient les
soustraire à leur malheureux sort ou les épouser, ne
pouvaient les arracher à ces sortes de prison ou ne les
obtenaient qu'à prix d'or."
 On constate également que rien dans ce code de loi

ne fait allusion aux prostituées elles-mêmes. En fait,


cette loi visait essentiellement à faire sortir les
prostituées des maisons closes. Afin de réussir son
projet, il devait évidemment faire plus, c'est pourquoi
il mit sur pied le premier centre de réadaptation
sociale, nommé Metanoia qui voulait dire se repentir.
Malgré ces efforts considérables, le programme fut
un échec, et le centre a été obligé de fermer ces
portes.
 Théodoric et le "Code Alaric"

 Les nombreuses tribus germaniques quant à elles,

partageaient souvent le même avis sur le sujet. Pour


ces tribus, la prostitution représentait une malédiction
à combattre. Théodoric 1e, fut semblerait-il, le
premier à user de violence dans ce domaine. En effet,
il parait que les proxénètes étaient jugés très
sévèrement, car ils étaient passibles de la peine de
mort pour avoir commis un tel crime. Cependant, ce
n'est qu'avec le "Code Alaric" promulgué par Alaric
II, roi des Wisigoths, que la persécution des
prostituées a débuté véritablement. En effet, ce code
prévoyait pour la première fois que les femmes de
petites vertus étaient aussi coupable que les
proxénètes et qu'elles étaient justiciables du fouet.
 Charlemagne

 Genséric de Carthage et Frédéric 1er Barberousse ont


également renforcé ces mesures, mais c'est
Charlemagne qui fut le premier, du moins en France,
à inclure dans les capitulaires une loi portant
exclusivement sur la prostitution. Malgré le fait que
tous les chefs francs ont des harems, ou des gynécées
ou y vivent leurs concubines, la prostitution pour le
commun des mortels n'est aucunement tolérée.
 En effet, les capitulaires stipulent que toutes

personnes qui racolent, aident des prostituées, ou


encore tiennent des bordels, sont passibles de
flagellation. En fait, les prostituées sont perçues
comme de très graves criminels, car elles sont
passibles de 300 coups de fouets, soit le nombre de
coups de fouets le plus élevé mentionnés dans le
"Code Alaric", en plus de voir leur chevelure coupée.
En cas de récidive, la loi était intransigeante, et la
criminelle était vendue au marché des esclaves.
Malgré de telles mesures, Charlemagne n'a put
enrayer la prostitution.
 Pendant cette époque la prostitution était un

phénomène rare étant donné que la société franque


était majoritairement rurale, et que la prostitution est
un phénomène essentiellement urbain. Toutefois, des
soeurs vivant au couvent ont été trouvées coupables
de se livrer à de telles activités pour augmenter leur
revenus.
 XIIème au XIIIème siècle : Le temps de

l'acceptation
 Saint Louis

 Pendant l'époque où Louis IX régna, soit de 1226

à1270, la politique face à la prostitution fut


changeante, passant de la prohibition à la tolérance. Il
passa d'abord un édit en 1254, où il menace
d'extradition toute personne faisant indirectement ou
non de la prostitution son métier. Alors commença
une dure répression, et la prostitution clandestine
remplaça les maisons de débauches ouvertes à tous.
Mais les hommes s'en plaignants furent nombreux,
argumentant que depuis la publication de l'édit, il est
difficile pour eux de protéger la vertu de leurs
femmes et de leurs filles contre les assauts de
violence que canalisaient autrefois les bordels. L'édit
fut donc révoqué deux ans plus tard, et un nouveau
décret a rétabli la prostitution, à condition que
différentes règles soit suivies.
 Ce trouvant devant l'échec cinglant de sa politique

intransigeante, il décida d'être plus tolérant et ouvrit


les portes d'un centre de réadaptation et de
reclassement. Ce centre, dans la même ligne de pensé
que celui ouvert sous Justinien, fut nommé "Couvent
des filles-Dieu" et fut poursuivit sous le règne de
Charles V. Mais Louis "le Saint" devait se heurter à
un problème de taille; la prostitution en terre sainte.
 Le temps des croisades
 Dès la première croisade, soit de 1096 à 1099, les
prostituées ont suivit les troupes en grand nombre.
Toutefois, on peut croire que ce nombre augmenta
rapidement car pendant la huitième croisade menée
par Saint Louis les livres de comptes royaux font état
sous la rubrique "camp followers" que l'État devait
payer un salaire à environ 13 000 prostituées afin
d'encourager les troupes à continuer la guerre sainte.
Saint-Louis se trouvait donc confronté à un problème
de conscience, mais comment pouvait-il empêcher les
prostituées de suivre ces hommes seuls perdus dans
ces contrées inconnues et si loin de leur chère épouse.
 Quant au fils de Louis IX, Philippe, il a poursuivit

l'attitude de son père, c'est-à-dire les règles imposées


aux putains, qui les maintenait dans des quartiers
spécifiques de la ville. Cette attitude de relâchement,
que de nombreux politiciens préconisaient également
montre que la prostitution ne scandalisait pas la
population en général.
 Saint-Thomas d'Aquin

 Le discours ecclésial du XIe et du XIIe siècle, établit


par le Decretum de Burchard, évêque de Worms, fait
état d'un double standard en ce qui concerne la
prostitution. Tout d'abord, il considère la prostitution
comme un mal, mais d'un autre part, il admet sa
nécessité. D'ailleurs, il stipule qu'une femme s'ayant
adonné à de tels actes devait se soumettre à une
pénitence de six années, alors que son partenaire
devait jeûner pendant dix jours. Donc, il montre par
la même occasion que l'acte de la femme est
beaucoup plus grave que celle de l'homme, et que le
mal se situe du côté de la prostituée et non de celui
qui en a besoin comme exutoire.
 La véritable "...rationalisation de la tolérance de la
prostitution" fut donnée par nul autre que Saint-
Thomas d'Aquin, dans sa Somme théologique. Il fait
allusion trois fois dans cet ouvrage à la prostitution,
mais toujours d'une manière détournée. Il commence
donc par insinuer que l'on doit se montrer tolérant
envers la prostitution, puis va plus loin en
mentionnant que l'on peut accepter les fruits de ce
commerce en toute conscience. On peut donc
conclure que malgré le fait qu'il n'approuve pas le
geste, il se montre tolérant envers de telles activités.
D'ailleurs, St-Thomas d'Aquin reprit les propos de
Saint-Augustin disant que la "prostitution in the
towns is like the cesspool in the palace: take away the
cesspool and the palace will become an unclean and
evil-smelling place."
 Ceci est parfaitement compréhensible, car le clergé

s'est enrichi considérablement sur le dos de la putain,


et qu'il a besoin d'une justification pour avoir agi de
la sorte. D'ailleurs, de telles pratiques se sont
répandues largement au cours des siècles suivants.
 XIVème au XVème siècle : Le temps de

l'institutionnalisation
 Une pastorale d'enfermement

 La première tentative de sanitarisme dans le domaine

de la prostitution remonte à 1360, avec


l'établissement par Jeanne 1re, reine des Deux-
Siciles, d'un bordel en Avignon où les filles étaient
largement contrôlées par des médecins et une
abbesse. Cette initiative était bien sûr faite pour
renflouer les coffres du royaume, et non dans une
perspective humaniste, mais elle a tout de même créé
un précédent.
 Étant donné que le Grand Conseil de 1358 a
mentionné que "les pécheresses sont absolument
nécessaires à la Terra", mieux vaut organiser et
contrôler ces dernières. En effet, à partir du XIVe
siècle, on assiste a un effort d'institutionnalisation de
la prostitution visant à tirer profit de ce commerce,
mais surtout de le restreindre à certaines zones de la
ville. Puisque les bordels seront dorénavant
considérés comme nécessaires par l'Église, les
municipalités et les élites des royaumes, tels le clergé
dégénéré de l'époque, en prendront rapidement le
contrôle et en tireront évidemment profit.
 D'ailleurs, Voltaire rapportait que l'évêque de Genève
administrait tous les bordiaux de ces terres.
Dominique Dallayrac va même jusqu'à avancer que la
prostitution amena plus de richesse au clergé que tous
leur fidèles réunis. St-Thomas d'Aquin raconte
également que des moines perpignanais organisaient
une collecte de fond pour ouvrir un nouveau bordel,
dont ils vantaient le mérite; "oeuvre sainte, pie et
méritoire". D'ailleurs, La chose ira encore plus loin,
car en 1510, le pape Jules II fit construire un bordel
strictement réservé aux chrétiens.
 La naissance du réglementarisme

 Une savoureuse anecdote nous dépeint bien comment


les codes vestimentaires furent établis. C'est l'histoire
d'une reine qui aurait partagé le baiser de paix à
l'église avec une courtisane richement parée.
Apprenant d'une dame l'erreur qu'elle à commise,
demanda au roi d'interdire à des femmes de petites
vertus de porter "...de si riches toilettes, de sorte
qu'on ne puisse les confondre avec les honnêtes
gens." Bien sur, ce n'est qu'une anecdote, mais elle
reflète une réalité; les femmes de bonnes vertus
veulent se démarquer des courtisanes, et éviter que de
telles erreurs se produisent.
 On voit donc apparaître au XIVe siècle toute une

série de règlements visant à ségréguer les prostituées.


Tout d'abord, on commence par restreindre leurs
activités à l'île du Rialto, soit le quartier des affaires,
et en 1360, on leur interdit de se rendre dans le Rialto
Nuovo. De la même façon, on leur permet de racoler
dans les ruelles, mais non sur l'artère principale du
marché. A partir de cette date est également né un
"hôtel public, contrôlé par la République". Ensuite,
on leur interdit, à partir de 1438, de franchir le seuil
des tavernes, et en 1460, un capitulaire ordonne à
toutes les prostituées de rejoindre la maison, sinon
elles seraient passibles de 10 livres d'amende et de 25
fustigations.
 Ce changement est évidemment tributaire de

l'effervescence économique que connaît Venise à ce


moment, et d'une volonté de donner au coeur de la
ville un aspect digne de son prestige. D'ailleurs, en
1492, on expulse les mendiants de la paroisse pour
les mêmes motifs. Ces règlements témoignent par le
fait même, d'une volonté toujours plus grande pour
l'État vénitien d'affirmer son contrôle sur la vie
publique, et même sur la vie privée.
 Afin de vérifier que les règlements soit bien

appliqués, on leurs assignaient des vêtements


particuliers afin qu'on les reconnaissent et que l'on
puisse sévir si jamais elles n'obéissaient pas. Dans de
nombreuse villes européennes, des codes
vestimentaires ont été établis, tel à Venise, ou l'on
assignait les prostituées de porter un ruban de couleur
jaune au cou. À Londres, on leur interdisait de porter
de la fourrure ou de la soie. Les talons des souliers
des prostituées étaient également limités à une
certaines hauteur, à Venise, et à Sienne, elles
devaient porter des souliers plats ou des pantoufles.
Les souteneurs sont également "condamnés à porter
un habit de couleur jaune, sous peine d'être
fouettés....afin que tous puissent les reconnaître et
surtout les éviter". Ces codes vestimentaires reçurent
l'appuis du clergé, comme le pape Clément III le
mentionnait à la fin du XIIe siècle: " harlots should
dress differently from honest women".
 Conclusion

 Tout comme vous avez pu le constater, malgré les

interdictions de toutes sortes, la prostitution à


traversée les époques et pour devenir aujourd'hui
encore le fléau à enrayer. Évidemment, on peut
constater par cette brève étude que les élites de la
société ont souvent prêché leurs intérêts, et que
parfois, ils ne mettaient pas toujours en pratique ce
qu'ils prêchaient. Certains ce sont bien sur enrichis
sur le dos de la pauvre putain, mais certains ont aussi
réellement fait des efforts pour améliorer son sort en
dressant des programmes pour les réhabiliter. Malgré
les échecs de ces mesures, de bonnes intentions les
ont régies et il ne faut pas oublier que ce sont les
ancêtres des programmes sociaux que l'on utilise
aujourd'hui. En terminant, notons que les hommes ont
souvent condamné la prostitution en public, mais que
ces derniers l'ont toujours fort apprécié en privé.

 Bibliographie
A. Brundage, James. Sumptuary laws and

prostitution in late medieval Italy. Journal of


medieval history, 13 (Mars 1987), pp. 343-353.
 Bullough, Vern et Bonnie Bullough. Women and

prostitution. A social history. Prometheus Books,


Buffalo, 1987.
 Dallayrac, Dominique. Dossier prostitution. Éditions

Robert Laffont, Paris, 1966.


 Decker, John F.. Prostitution: Regulation and

Control. Fred B. Rotherman et Co., Littletown, 1979.


 Nadeau, Jean-Guy. Entre le fantasme et la

reconnaissance. Étude pastorale de pratiques de


prostitution. Thèse de Ph.D.(théologie), Université de
Montréal, 1983.
 Otis, Leah Lydia. Prostitution in Medieval Society.

The History of an Urban Institution in


Languedoc. The University of Chicago Press,
Chicago, 1985.
 Pavan, E.. Police des moeurs, société et politique à

Venise à la fin du Moyen Age. Revue historique, 536


(octobre-novembre 1980), pp.241-288.
 W. Sanger, William. The History of

Prostitution. Harper & Brothers, New York, 1972.



 Cette page a été réalisé par Chantal Lapointe
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The peasants were at the bottom of the Feudal System
and had to obey their local lord to whom they had sworn
an oath of obedience on the Bible. Because they had
sworn an oath to their lord, it was taken for granted that
they had sworn a similar oath to the duke, earl or baron
who owned that lord’s property.

The position of the peasant was made clear byJean


Froissart when he wrote:

It is the custom in England, as with other countries, for


the nobility to have great power over the common
people, who are serfs. This means that they are bound by
law and custom to plough the field of their masters,
harvest the corn, gather it into barns, and thresh and
winnow the grain; they must also mow and carry home
the hay, cut and collect wood, and perform all manner of
tasks of this kind. Written in 1395

The one thing the peasant had to do in Medieval England


was to pay out money in taxes or rent. He had to pay rent
for his land to his lord; he had to pay a tax to the church
called a tithe. This was a tax on all of the farm produce he
had produced in that year. A tithe was 10% of the value of
what he had farmed. This may not seem a lot but it could
make or break a peasant’s family. A peasant could pay in
cash or in kind – seeds, equipment etc. Either ways, tithes
were a deeply unpopular tax. The church collected so
much produce from this tax, that it had to be stored in
huge tithe barns. Some of these barns can still be seen
today. There is a very large one in Maidstone, Kent, which
now has a collection of carriages in it.

Peasants also had to work for free on church land. This


was highly inconvenient as this time could have been
used by the peasant to work on their own land. However,
the power of the church was such that no-one dared
break this rule as they had been taught from a very early
age that God would see their sins and punish them.

The Domesday Book meant that the king knew how much
tax you owed and you could not argue with this – hence
why it brought ‘doom and gloom’ to people.

After you had paid your taxes, you could keep what was
left – which would not be a great deal. If you had to give
away seeds for the next growing season, this could be
especially hard as you might end up with not having
enough to grow let alone to feed yourself.

Peasants lived in cruck houses. These had a wooden


frame onto which was plastered wattle and daub. This
was a mixture of mud, straw and manure. The straw
added insulation to the wall while the manure was
considered good for binding the whole mixture together
and giving it strength. The mixture was left to dry in the
sun and formed what was a strong building material.

What a cruck house may have looked like – minus the


wattle and daub

Cruck houses were not big but repairs were quite cheap
and easy to do. The roofs were thatched. There would be
little furniture within the cruck houses and straw would
be used for lining the floor. The houses are likely to have
been very hot in the summer and very cold in the winter.
Windows were just holes in the walls as glass was very
expensive. Doors might be covered with a curtain rather
than having a door as good wood could be expensive

At night, any animal you owned would be brought inside


for safety. There were a number of reasons for this.

First, wild animals roamed the countryside. England still


had wolves and bears in the forests and these could easily
have taken a pig, cow or chickens. The loss of any animal
could be a disaster but the loss of valuable animals such
as an ox would be a calamity.
If left outside at night they could also have been stolen or
simply have wandered off. If they were inside your house,
none of these would happen and they were safe.
However, they must have made the house even more
dirty than it usually would have been as none of these
animals would have been house-trained. They would
have also brought in fleas and flies etc. increasing the
unhygienic nature of the house.

The houses would have had none of the things we accept


as normal today – no running water, no toilets, no baths
and washing basins. Soap was unheard of and as was
shampoo. People would have been covered with dirt,
fleas and lice. Beds were simply straw stuffed mattresses
and these would have attracted lice, fleas and all types of
bugs. Your toilet would have been a bucket which would
have been emptied into the nearest river at the start of
the day.

Water had a number of purposes for peasants – cooking,


washing etc. Unfortunately, the water usually came from
the same source. A local river, stream or well provided a
village with water but this water source was also used as
a way of getting rid of your waste at the start of the day.
It was usually the job of a wife to collect water first thing
in the morning. Water was collected in wooden buckets.
Villages that had access to a well could simply wind up
their water from the well itself.

Towns needed a larger water supply. Water could be


brought into a town using a series of ditches; lead pipes
could also be used. Water in a town would come out of
conduit which was similar to a modern day fountain.

Bathing was a rarity even for the rich. A rich person might
have a bath just several times a year but to make life
easier, several people might use the water before it was
got rid of!

It was said that a peasant could expect to be fully bathed


just twice in their life; once, when they were born and
when they had died! Face and hand washing was more
common but knowledge of hygiene was non-existent. No-
one knew that germs could be spread by dirty hands.

London had a number of public baths near the River


Thames. These were called “stews“. Several people at
one time would bath in them. However, as people had to
take off what clothes they wore, the stews also attracted
thieves who would steal what they could when the
victims were hardly in a position to run after them!
Regardless of how water was acquired, there was a very
real potential that it could be contaminated as toilet
waste was continuously thrown into rivers which would
make its way into a water source somewhere.

Families would have cooked and slept in the same room.


Children would have slept in a loft if the cruck house was
big enough.

The lives of peasant children would have been very


different to today. They would not have attended school
for a start. Very many would have died before they were
six months old as disease would have been very common.
As soon as was possible, children joined their parents
working on the land. They could not do any major
physical work but they could clear stones off the land –
which might damage farming tools – and they could be
used to chase birds away during the time when seeds
were sown. Peasant children could only look forward to a
life of great hardship.

For all peasants, life was “nasty, brutish and short.”


Villano medieval

Medieval Villein
A Medieval Villein was initially one of a class of feudal
serfs who initially held the legal status of freemen in their
dealings with all people except their lord. A medieval
village or manor usually contained several classes of
laborers, consisting of the Medieval Villein, the serf and
peasant. There might be a number of freemen, who paid
a fixed rent, either in money or produce, for the use of
their land.

Gradually the distinction between the Medieval Villein


and the serf disappeared. Most of the peasants were
serfs or villeins. The serf and the Medieval Villein
laboured in the lord's household or at work on his
domain. Under feudalism the lords and nobles of the land
had certain rights over Medieval Villeins which included
the right of jurisdiction, which gave judicial power to the
nobles and lords and the right of hunting. For more
interesting information about rights in Medieval Times
click the following link:

Feudal System

Definition of the Medieval Villein


The Medieval Villein was a peasant who worked his lord's
land and paid him certain dues in return for the use of
land, the possession (not the ownership) of which was
heritable. The dues were usually in the form of labor on
the lord's land. The Medieval Villein was expected to
work for approximately 3 days each week on the lord's
land. A Medieval Villein was one bound to work on a
certain manor, and thus attached to the soil, and sold
with it into the service of whoever purchased the land.

The daily life of a Medieval Villein was dictated by the


requirements of the lord of the manor. A Medieval Villein
also had to make certain payments, either in money or
more often in grain, honey, eggs, or other produce. When
a Medieval Villein ground the wheat he was obliged to
use the lord's mill, and pay the customary charge. In
theory the lord could tax his villeins as heavily and make
them work as hard as he pleased, but the fear of losing
his tenants prevented him from imposing too great
burdens on the daily life of the Medieval Villein.

The Villeins and their Common Use of Non-arable Land


Besides the Medieval Villein holding farm land, which in
England averaged about thirty acres, each Medieval
Villein had certain rights over the non-arable land of the
manor. A Medieval Villein could cut a limited amount of
hay from the meadow. He could turn so many farm
animals such as cattle, geese and swine on the waste. A
Medieval Villein was also given the privilege of taking
wood from the forest for fuel and building purposes. The
holding of a Medieval Villein included a house in the
village.

Vida cotidiana de los campesinos

The Daily Life of a Medieval Peasant who worked on the


land was often hard. A Medieval peasant had to labor on
the lord's land for two or three days each week, and at
specially busy seasons, such as ploughing and harvesting.
The daily life of a Medieval peasant can be described as
follows:

The daily life of a Medieval peasant started at started in


the summer as early as 3amA Medieval peasant would
start with breakfast, usually of pottageWork in the fields
or on the land started by dawn and the daily life of a
Medieval peasant included the following common
tasks:Reaping - To cut crops for harvest with a scythe,
sickle, or reaper.Sowing - the process of planting
seedsPloughing - To break and turn over earth with a
plough to form a furrowBinding and ThatchingHaymaking
- cutting grass and curing it for hay.Threshing - To beat
the stems and husks of plants to separate the grains or
seeds from the straw.Hedging - creating
boundariesOutside work finished at dusk, working hours
for Medieval Peasants were therefore longer during the
summer monthsPeasants made some of their own tools
and utensils using wood, leather and the horns from
cattleWomen generally ate when her husband and
children had finished and had little leisure time

Medieval peasants within the castles as stable hands to


help with the horses and kitchen staff. The horses were
extremely important to the Lord and Knights - the horses
had to be fed, groomed and their stables kept clean.

Medieval Peasant Clothing


The Medieval Peasant clothing was basic and practical.
The Medieval Peasants clothes consisted of:

A blouse of cloth or skin fastened by a leather belt round


the waistAn overcoat or mantle of thick woollen material,
which fell from his shoulders to half-way down his
legsShoes or large bootsShort woollen trousersFrom his
belt there hung a sheath for his knifeMedieval Peasants
generally went bareheaded, but in cold weather or in rain
he wore a woollen hatGloves were only worn by Medieval
Peasants for their practical clothing value and were
padded for use in tasks such as hedging
Medieval Peasant - Holidays
The Medieval Peasant had their days of rest and
amusement. Medieval holidays were in fact much more
numerous than at present. During the era period the
festivals of the Church were frequent and were rigidly
kept by the Medieval Peasant, as each festival was the
pretext for a forced holiday from manual labour. The
Medieval Peasant therefore enjoyed many holidays; it has
been estimated that, besides Sundays, about eight weeks
in every year were free from work. Festivities at
Christmas, Easter, and May Day, at the end of ploughing
and the completion of harvest, relieved the monotony of
the daily round of labor for the Medieval Peasant.

Vida cotidiana de las campesinas medievales

Daily Life of Medieval Peasant Women


The daily life Medieval Peasant women was hard. Most of
the peasants wereMedieval Serfs or Medieval Villeins.
Women were expected to help their peasant husbands
with their daily chores as well as attending to provisions
and the cooking of daily meals and other duties
customarily undertaken by women. The daily life of
Medieval peasant women can be described as follows:
The daily life of a peasant woman started at started in the
summer as early as 3am

She first had to prepare a breakfast, usually of


pottageWork in the fields or on the land started by dawn
and the daily life of a peasant woman during the Middle
Ages would include this type of hard work during busy
times especially harvestPreparations had to be started in
order to provide the daily mealsPeasant women were
expected to look after small animals - geese, chickens
etcWeaving, spinning and making and mending clothes
were also part of a woman's workPreparing rushes for
lightingMaking preservesTending the vegetable plot and
collecting berries and herbsWomen were also responsible
for the children and need an understanding of medicines
and herbs for basic nursing requirementsOutside work
finished at dusk, working hours were therefore longer
during the summer monthsWomen generally ate when
her husband and children had finished and had little
leisure time

So ended the daily life of Medieval Peasant Women


during the Medieval times and era.

Medieval PeasantMedieval SerfsThe Peasants Revolt

Medieval Peasant Women in a Castle


Medieval peasant women had to provide meals and
undertake menial tasks for their lord and his family. Many
of the Medieval peasants who worked in the castles were
women. Medieval Peasant Women worked in the kitchen
and were expected to cook, clean and wait on the lord.

Medieval Peasant Women


The Medieval Peasant Women lived on a manor in a
village and worked either in the village or in the local
castle or Manor House. Their houses were small, thatch-
roofed and had one room which housed both the people
and occasionally animals. The houses of the Medieval
Peasant Women would be located in a village and
grouped about an open space (the "green"), or on both
sides of a single, narrow street. The population of one of
these villages often did not often exceed one hundred
people.

Medieval Peasant Women - Food


The life of Medieval Peasant Women changed with the
seasons. Small animals required slaughtering and skinning
during the autumn as it was not economic or practical to
feed animals during the winter. The meat was then
preserved in salt. Bread was a mainstay of the Medieval
Peasant Women and her family. Corn, grain, cabbage, ale
or cider was obtained from the local area
tabernasmedicinacocina
cocina

ÍNDICE
La Taberna y el Tabernero
Vino y Alimento
Los Clientes: Los Hombres de Bien * Los
Otros * Las Mujeres
Valoración de la Taberna
Los Documentos <tabernas2.htm>

Afirmar que en la Baja Edad Media la taberna era el


sitio donde se iba a beber vino no deja de ser una
definición demasiado simple de lo que la taberna
significaba en estos años. Ante todo era un espacio
de compraventa y por tanto de intercambio
económico, pero también un servicio público, un
centro de integración o de exclusión, un lugar de
expansión y convivialidad, en suma, un espacio que
reproducía dentro de sus cuatro paredes una
sociedad compleja. Por ello, vamos a dedicar unas
breves líneas a describir la vida de la taberna en el
reino de Granada justo en los años posteriores a la
conquista castellana, aunque la mayoría de la
información que ofrecemos puede aplicarse sin
problemas al conjunto de Castilla. Terminaremos la
exposición con una pequeña selección de textos de la
época.
LA TABERNA Y EL TABERNERO
Aunque en las alquerías más pequeñas sólo
contaban con una sola taberna, lo cierto es que en los
núcleos más populosos existía un gran número de
ellas -que variaba según el tamaño de la poblaciión-
distribuidas a lo largo y ancho del entramado urbano
pero que, frecuentemente, se concentraban en calles
concretas. La propiedad de los locales pertenecía en
la mayoría de los casos al concejo, a la oligarquía
urbana o a la Iglesia, a cuyas manos habían ido a
parar en calidad de bienes propios, mercedes reales
o a través de la apropiación de bienes habices o de
algunas rentas musulmanas como la de la hagüela en
las que se incluían las tabernas y las tiendas en
general. No resulta fácil saber cómo debía ser una
hipotética taberna en cuanto a medidas, disposición
interna, mobiliario, etc. No obstante, algunas de las
cláusulas contenidas en las ordenanzas nos permiten
diferenciar en su interior un pequeño ángulo
destinado a la venta al por menor de vino y donde
estarían los instrumentos de medida (un cuartillo o
medio cuartillo de madera) e incluso algunos
coladores, cerca las tinajas de vino y, colocada en un
punto bien visible, la cédula del precio de cada uno de
los vinos disponibles. En un espacio contiguo se
ubicarían las mesas y bancas donde se sentaría la
clientela a beber, comer o jugar, y posiblemente la
cocina; en torno a estas dependencias se localizarían
la bodega y algunas camas. Lógicamente dentro de
la taberna debería haber una serie de utensilios
destinados a la preparación de la comida: un anafre
de hierro, unas trébedes, diversas pailas, sartenes y
asadores, una caldereta y un caldero, paletas de
hierro, cucharas horadadas, un rallo, almireces, etc.;
otras destinadas a contenedores: cántaras, orzas,
tinajas de agua; u otras de servicio: jarros y platos (1).
A diferencia de otros locales comerciales, que
presentaban un horario partido de mañana y de tarde,
la taberna aparece como un lugar abierto a lo largo
del día, de sol a sol. Los domingos o días de fiesta no
se debía abrir hasta que hubiese finalizado la Misa
Mayor, la última en celebrarse, a no ser que se
presentase un caminante o forastero que estuviera de
paso o a punto de partir.
Las características de su funcionamiento venían
marcadas por la forma en que el tabernero se había
hecho cargo de la taberna. Se llamaba tabernero al
menos a tres tipos de individuos. Era, en primer lugar,
todo vecino que se dedicaba a la venta pública del
vino producido en sus propias tierras. Era, también, el
tabernero público, persona encargada del
abastecimiento y cuidado de los lugares gestionados
por el concejo. Cualquier persona que desease
atenderlos participaba en un proceso de subasta
convocado por el cabildo en un día prefijado. El
concejo solía establecer las condiciones inexcusables
de partida, tales como el número de tabernas, período
de inicio y finalización de sus servicios, tipos y precios
del vino a despachar, beneficios extraordinarios que
se le concederán, etc. La subasta permitiría que todos
los pujadores (llamados postores) fuesen
presentando a la baja sus ofertas (o posturas), de
modo que una vez aceptada una, la siguiente tenía
que ser mejor para ser admitida. Finalizado el tiempo
establecido para ello se hacía el remate, que era una
especie de acuerdo verbal que precedía al
documento notarial en el que quedaba fijado
legalmente el contrato entre el mejor postor (el
obligado) y el concejo. Tras ello, el pregonero de la
localidad procedía a dar cuenta por las calles y plazas
principales de este acuerdo.
Finalmente, los taberneros cosarios -los más
numerosos- se dedicaban a vender el vino de otros a
cambio de una comisión preestablecida. Aunque
siempre tendieron a comprar vino para revenderlo y
conseguir beneficio de ambas transacciones, el peso
político de los grupos de viñateros acabó imponiendo
sus intereses económicos sobre los de los
vendedores, obligando a que éstos vendieran su vino
como intermediarios obteniendo una ganancia
previamente pactada que oscilaba entre el 10-15%
del total de las ventas. Sin embargo, los casos de
fugas de taberneros con el producto o de impagos del
mismo dieron origen a la exigencia de una fianza que
debía entregarse al escribano del concejo cada vez
que se abría una taberna. Cuando el vino de la tierra
se había acabado podía comprarse directamente en
la alhóndiga, donde se encontraban caldos foráneos;
allí, después de los tres días preceptivos destinados
a la venta a los vecinos, podrían adquirirlo a las horas
y precios marcados por las autoridades municipales.
Sabemos que en ocasiones los arrieros que iban a la
alhóndiga llevaban a escondidas catas de vino a los
taberneros para apartárselo ilegalmente.
La diferencia entre cada uno de estos taberneros
residía no tanto en la forma de abastecer sus
respectivos locales, sino en la diferente función
desarrollada y en el ofrecimiento o no de
determinados servicios. En cualquier caso, todos
estaban sujetos a las ordenanzas emanadas por el
concejo y sometidos a la vigilancia de sus
funcionarios. La normativa municipal tenía distintos
objetivos:
Establecer las relaciones de los taberneros con los
viticultores y vinateros. Así, se ordena comprar y
vender primero el vino local, dar fianza cada vez que
se abra una taberna y se establece la comisión por
vender el vino ajeno.
Favorecer la información del usuario garantizando la
visibilidad de las ordenanzas, la cédula del precio y
los instrumentos de medida en el local; práctica que
servía asimismo para dar fe de que el tabernero
conocía la ley y no podía alegar ignorancia en caso
de fraude.
Evitar engaños en cuanto a calidad, cantidad o
precio del vino despachado. Las disposiciones
incidían en medir a la vista del cliente, no poseer
manga, talega o casca para colar el vino (pues ello
indicaría que el vino tenía posos), tener sólo un tipo
de vino blanco o tinto, no vender vinagre y no dar vino
revuelto, aguado o adobado.
Delimitar qué productos o platos pueden
despacharse y cuáles no. Existe prohibición taxativa
de comprar conejos, perdices, cabra, oveja, carnero,
los cuartos traseros de todas las carnes, los menudos
y huevos, siendo lícito el uso de la vaca, macho cabrío
o puerco así como de los pescados más baratos del
mercado. En Granada, por ejemplo, no puede
venderse ningún tipo de aves, piernas de carnero,
ternero o vaca, y, en el caso del cerdo, los lomos,
solomillos, perniles y lenguas. Entre los pescados,
truchas, anguilas, tollos o pescada cecial no debían
ser adquiridos .
Delimitar cuáles son las funciones de la taberna. La
mayoría de las medidas puestas en marcha
pretendieron que cada espacio de venta tuviera su
propio ámbito comercial. Así, no deberá suplantar la
labor de mesones acogiendo a huéspedes o dándoles
de comer más de tres días seguidos; de la mancebía,
acogiendo prostitutas; de las ventas ofreciendo carne
de caza, etc.
Poner límite a las personas que entrasen en la
taberna. Ello tuvo como resultado la interdicción a
moriscos, esclavos y a los solteros o casados que
tuviesen la familia en la localidad de residencia.
Otras reglas afectaban al lugar o calle donde debían
situarse las tabernas, el sistema de pesos y medidas
imperante, la forma de revisarlas periódicamente, etc.
Si el tabernero incumplía alguna de estas ordenanzas
-hecho bastante habitual-, y era descubierto en una
de las inspecciones periódicas se le denunciaba y era
castigado con las penas prefijadas para cada fraude:
pago de pequeñas cantidades, retirada del producto,
rotura de las vasijas, azotes, etc.

VINO Y ALIMENTO
Si damos una ojeada a los productos que se podían
encontrar en una taberna sorprenderá la variedad de
los mismos. Lógicamente, el vino constituía el eje en
torno al que giraba el funcionamiento del local ya que
se podía vender al por menor o consumirse in situ.
Los caldos que se podían encontrar no eran aquéllos
finos y afamados que solían adquirir las familias de
clase alta, sino otros jóvenes, procedentes de la
transformación de la última cosecha de uva de la
comarca o, en su defecto, de las principales zonas
productoras (Loja, Baza, Alcalá la Real Úbeda). Su
calidad era baja ya que envejecían rápidamente,
perdiendo en relativamente poco tiempo gran parte de
su sabor, olor y color primitivos; ello explica por qué
se diferenciaba en cuanto a precio y estimación el
vino nuevo del vino añejo. Ello motivó que en muchas
ocasiones el encargado de la taberna enmascarara
este hecho mezclando vino nuevo con el añejo,
añadiéndole mosto o distintas sustancias que
ayudaran a modificar el sabor, de modo que el
tabernero no saliera perdiendo en la venta de un caldo
que había comprado a precio alto por ser joven y que
debía vender mucho más barato por ser viejo. Aunque
el vino podía ser blanco o tinto, no se debía tener más
de una tinaja abierta de cada tipo, y las que
estuviesen cerradas tenían que estar selladas y ser
abiertas únicamente ante la presencia del diputado
municipal pertinente.
Coincidiendo con las horas de comer (desayuno,
almuerzo, comida, merienda o cena) se servían
diversos guisos de carne y pescado, cuya presencia
variaba dependiendo de la estacionalidad de la
mayoría de los productos. Los platos que se podían
encontrar se preparaban con las especies más
baratas y menos estimadas, tal como obligaba la
normativa municipal, pero en ocasiones podían
encontrarse piezas de carne, caza o pescado muy
apreciadas. Los taberneros se esmeraron en buscar
materias primas de primera calidad para satisfacer la
demanda de sus clientes o simplemente para
animarlos a consumir, aunque ello supusiera infringir
la ley. Así, a menudo los vemos adquiriendo con
subterfugios (sobornos, regalos o invitaciones a
cortadores, vendedores, cazadores, pescadores,
matarifes) carnero, aves, lomos de cerdo, perdices, o
pescados tan valorados como lenguados, aguja,
congrio, merluza, lisa, salmonete, albur, gallo,
rodaballo, lecha, róbalo, acedía etc. Rara vez se
explica en qué consistían estas viandas, aunque
sabemos que el estofado de carne con caldo, nabos
y berzas, era uno de los típicos platos de taberna, y
tenemos testimoniada la existencia (ilegal) de
empanada de congrio, guisos de tollo seco o de
pescada cecial, longanizas y huevos.
Pero ¿De dónde procedían todos estos alimentos?
Como hemos visto, el vino, era en su mayoría el
producido por los propietarios de viñas de la localidad
y de su tierra, o el llegado a la alhóndiga de los
centros productores cercanos. La carne y pescado se
adquirían usualmente en la carnicería y en la
pescadería, pero su compra estaba estrictamente
regulada con objeto de impedir el acaparamiento,
garantizar el abastecimiento del conjunto de la
comunidad y evitar que los productos o tajos
identificadores de las clases desaparecieran. Para no
cometer fraude los taberneros tenían que acercarse a
la carnicería/pescadería sólo después de cierta hora
(en Málaga después de las 9) y hacerlo
personalmente o enviando a personas que
informasen claramente que iban a comprar para la
taberna. Su obligación era adquirir sólo los alimentos
permitidos y utilizarlos para cocinar, nunca para
revenderlos. El pan y el resto de productos, verduras,
frutas, huevos etc. se obtenían en la plaza, aunque no
podían comprarse los destinados al abasto de la
ciudad en un circuito que oscilaba entre las tres y las
siete lenguas alrededor de la misma. Las tabernas se
proveerían igualmente de los aportes ofrecidos, casi
siempre de manera ilegal, por pequeños campesinos,
pastores, pescadores o cazadores.
En cuanto a los precios variaban dependiendo de
como se gestionara la taberna. Si el encargado era un
obligado, el remate fijaba los precios de venta del
conjunto del período o de los distintos subperíodos en
que se dividía. En lo demás casos debía ser un
funcionario municipal el que, tras examinar la calidad
y variedad del producto, dispusiera cuál era el precio
del vino; si el tabernero era cosario a este valor habría
que sumar el porcentaje de beneficio preestablecido.
Los platos cocinados también les ponían precio los
funcionarios municipales: en Baza y Loja se indica
que de cada libra de carne se hagan tres pedazos
iguales, cada uno de los cuales se venderá guisado
como mucho a un 50% más de lo que pagaron en la
carnicería, ganancia en la que se incluían los demás
ingredientes del guiso. No sabemos si el cliente
pagaba por comida, plato, ingredientes del guiso, etc.,
aunque el pan que acompañaba la comida le costaba
lo mismo que si lo hubiera comprado en la plaza, pues
el tabernero no obtenía beneficio de su presencia en
el local.

LOS CLIENTES
A) Los Hombres de Bien
Hubo dos elementos que hicieron de la taberna un
centro socializador muy concurrido. Al considerase el
vino un alimento fortificante y energético era
consumido por todas aquellas personas que tenían un
trabajo duro físicamente, por lo que la taberna se
convirtió en un centro de reunión de algunos
trabajadores: es el caso de los maestros canteros y
tapiadores, albañiles, carpinteros, peones de obras,
jornaleros del campo, pescadores, etc. De otro lado,
al ser comedores populares, eran cita obligada para
aquellos que trabajaban lejos de casa, para los
hombres viudos, solteros o casados que no contaban
con familia en la localidad. En 1538 el jurado
almeriense Alonso de Ortega exponía ante la
Chancillería de Granada que: «los dichos hombres de
la mar, por tener sus casas lexos y estar pescando e
trabajando alli, les hera necesario que tomasen la
comida en los bodegones e tabernas». En las
ordenanzas de Antequera se dice que: «algunos
estrangeros e otros desta çibdad que son personas
trabaxadores y ganaderos se estan en las tavernas
comiendo y vebiendo».
B) Los Otros
Sin dejar de ser verdad lo anterior, lo cierto es que de
comer y beber se pasaba fácilmente a la borrachera y
de ésta a lo que las fuentes llaman el «escándalo».
Este hecho tenía una importancia vital, pues el abuso
del vino producía altercados, disturbios y
enfrentamientos cuyo resultado podía ser la muerte,
el abandono del hogar, el maltrato de las esposas o
un sinfín más de comportamientos indeseables. En
una de las ordenanzas de Baza (reproducida en el
apéndice 6) se afirma que los cristianos nuevos y
viejos se emborrachan y maltratan a sus mujeres, se
matan, dejan de trabajar y de ocuparse de sus
haciendas. Las medidas adoptadas por el concejo -
que se muestra aquí cual juez de familia- se centrarán
en prohibir a los casados y a los solteros ir a comer y
beber a las tabernas.
Mudéjares y moriscos se muestran como grandes
consumidores de vino en público en estos años. Las
ordenanzas de la almotacenía de Guadix, datadas en
el año 1495, penaban con cuatro reales a cualquier
«moro» que se encontrase en la taberna comprando
vino o bebiéndolo. Gracias a una Real Provisión
emitida por Doña Juana en julio de 1505 sabemos que
los excesos de los moriscos seguían siendo
frecuentes, por lo que se solicitaba al corregidor de la
ciudad que pusiera remedio, pues todas las fiestas y
domingos había muchos de ellos ebrios que se
mataban a cuchilladas. La efectividad de esta
prohibición no debió ser mucha porque en 1515 volvió
a editarse una cédula condenando a un día de cárcel
a los moriscos que se emborrachasen fuera de sus
casas alegando que: «se embriagan de manera que
caen publicamente por las calles e los cristianos
viejos se burlan de ellos, e por estar borrachos se
causan algunos escandalos». Queda claro que los
motivos básicos de esta normativa son de orden
público y urbanidad, se trata de evitar
enfrentamientos entre grupos de personas que hayan
bebido. Pero ¿a qué se debe esta diferenciación entre
cristianos y musulmanes por parte de las
autoridades? Cabe pensar que ese orden público
aludido se entendiese en sentido amplio: ¿por qué no
pensar que un simple enfrentamiento entre borrachos
de ambas comunidades acabara generando una
nueva rebelión? En estos primeros años de
dominación castellana, con todas las rebeliones
acaecidas, del descontento musulmán, en los que
además el hostigamiento de la piratería norteafricana
y los asaltos de andalusíes emigrados en busca de
sus correligionarios eran constantes, se favorecieron
medidas para conseguir la pacificación individual y
comunitaria de la población sometida.
El mismo interés perseguía la prohibición de la
presencia de esclavos en las tabernas, a no ser que
fuesen con una vasija a comprar vino para sus amos
y se marchasen inmediatamente. Gran parte de estos
esclavos formarían parte de aquellos musulmanes
que habían perdido su libertad tras la toma a la fuerza
de algunas ciudades, Málaga por ejemplo, aunque
también procederían del comercio internacional de
negros. Los motivos aducidos son que en las
tabernas se les encubrían los robos y fechorías que
hacían en casas o tierras de sus amos, e incluso se
les compraban o escondían algunos de los productos
hurtados, que iban desde gavillas de trigo, canastas
de frutas, joyas, etc. con cuyo dinero ayudarían
seguramente a pagar su libertad.
Intención edificante presenta una serie de normas
destinadas a impedir la presencia de camas, el baile
y el canto, el juego de naipes o dados, o las apuestas,
aunque fuesen de cosas de comer, porque con esa
excusa se apostaba dinero y se podía dar lugar a la
aparición de disputas. Más relación con el decoro y la
moral cristiana tiene la prohibición mencionada de
abrir los domingos antes de Misa Mayor, porque era
habitual que los bebedores blasfemaran, discutieran
o se pelearan, hecho nada aconsejable en el día del
Señor. La presencia de vagos, prostitutas, jugadores,
esclavos y «moros» completarían, por tanto, el
catálogo de tipos humanos que poblaban las tabernas
de los que intentó deshacerse sin éxito el cabildo.
C) ¿Y las mujeres?
Las mujeres parecen ser las sufridoras del consumo
del vino ya que su actitud es, a tenor de lo que dicen
las fuentes, la de soportar estoicamente las
borracheras de sus maridos, sus ausencias
prolongadas del hogar o sus abusos con ellas. Según
una disposición del cabildo de Antequera del día 4 de
febrero de 1495 los «onbres casados dexan sus
casas e mugeres e fijos e vyénense a comer a las
tavernas». El hecho de que el vino fuese una bebida
sustitutiva del agua permitiría hablar de un consumo
generalizado y elevado sin distinción de clase o sexo.
Sin embargo, las mujeres no aparecen normalmente
como consumidoras en público de vino. Tan sólo
hemos encontrado un caso -bastante ambiguo, todo
hay que decirlo- relatado por las actas de Vera de
1497 (apéndice 8), en el que la mujer de Lope de
Alhamán aparece alcoholizada. ¿Por qué las
referencias sobre mujeres bebedoras son tan
escasas? Sencillamente porque beber vino no era
una cuestión puramente fisiológica. Creemos que las
respuestas proporcionadas a estas y otras cuestiones
por el historiador australiano Lynn Martin (2) para
Italia, Francia e Inglaterra en este mismo período
pueden servir en nuestro caso. Según este profesor
el consumo femenino era elevado pero menor que el
masculino, pero se constata la existencia de mujeres
alcohólicas o de otras cuyo comportamiento variaba o
se «desviaba» cuando bebían. Afirma que la estrecha
asociación cultural entre alcohol, sexo y poder
combinada con la noción patriarcal imperante
influyeron decisivamente en la «privacidad» del
consumo femenino. Desde el punto de vista
masculino el alcohol daba poder a la mujer, por lo que
se reaccionaba quitándoselo legalmente: se
presuponía que las mujeres debían ser obedientes,
modestas, humildes, silenciosas y sobrias, debían
estar en casa para salvaguardar su castidad y evitar
cualquier sospecha de frivolidad sexual. Ello explica
que las mujeres que frecuentaban las tabernas
fuesen principalmente prostitutas o que las que ellas
se acercaban a comprar vino fuesen sobre todo
siervas, ya que su presencia en estos centros de
sociabilidad les otorgaba automáticamente mala
fama.

VALORACIÓN DE LA TABERNA
Veamos un ejemplo que demuestra cuál era la
consideración que tenía el común del pueblo, al
menos en la ciudad de Granada, de la taberna. Una
disposición contenida en el libro de ordenanzas,
emitida el año 1508, prohibía a los taberneros del
Albaicín vender su vino en otro sitio que no fuese la
Calle Real, la que iba desde la iglesia de San
Salvador hasta Puerta Elvira. Sin embargo, en una
cédula real de 1511 de don Fernando daba licencia a
los vecinos del barrio para que pudiesen vender vino
en sus propias casas, después que éstos se quejasen
«por ser como son onbres casados que biven e
bevieron syenpre onestamente e tienen conpradas
sus casas en el dicho Albayzin e heredades e viñas
en esa çibdad e en su termino. E en las dichas sus
casas venden la mayor parte del año vino de su propia
cosecha... Por que vos mando que sy las tales
personas... son veçinos del... e biven onestamente
ellos e sus mugeres e non resçiben en sus casas
personas de mal bivir ni desonesto de que se siga mal
exenplo, dispenseys con ellos e con la dicha
hordenança». Por lo demás, sabemos del intento
infructuoso del cabildo de Antequera en 1495 de
dedicar la taberna sólo a la venta de vino por los
escándalos que originaba la gente que iba a comer.
El concejo consideraba que la taberna debía existir
para proporcionar un servicio a la comunidad, pero no
era indiferente al hecho de que allí se generaba
desorden público y se observaban comportamientos
sociales amorales. Este hecho es el reflejo de una
consideración ambivalente de la taberna, presente en
la sociedad de la época, que le otorgaba valores
positivos o negativos según se subrayasen la
necesidad de su existencia o la realidad que la
rodeaba.

LOS DOCUMENTOS <tabernas2.htm>

NOTAS
(1) Los utensilios y recipientes mencionados eran los
habituales de las cocinas de la época, y de cuya
existencia sabemos por los inventarios post-mortem o
los hechos tras la huida "allende" de los moriscos de
Granada.
(2) Martin, L. (1998): «Deviant Drinking or deviant
women?», en Research Centre for the History of Food
and Drink's Homepage. Reviews an articles by
Members of the Research Centre. Adelaida.
<http://chomsky.arts.adelaide.edu.au/CentreFoodDrink/
Articles/DeviantDrinking.html>
Toda la Europa Medieval

Esta opción trataría aspectos de la cultura europea (hay


pocos datos para otras culturas y en general las culturas
se mezclaban poco) con la opción de viajar por todo el
Viejo Mundo o ser originario de otra zona de éste. Podría
comenzar con la caída del Imperio Romano en Occidente
(alrededor del siglo V) y terminar con la expulsión forzosa
de los judíos españoles en 1492.
Finales del Reinado de Alfonso X, el Sabio

El reinado de Alfonso X (1221-1284) se caracterizó por la


redacción de muchos libros: una historia general de
España, libros de leyes, de canciones seculares, ajedrez,
astronomía, geología,... (aunque las dos últimas se
parecían más a nuestra astrología que a las ciencias que
conocemos).
Además, ésta fue una época de convivencia entre las tres
culturas de la península Ibérica: cristianos, judíos y
musulmanes. Alfonso X era “rey de tres religiones” y
había un cierto grado de mestizaje en las costumbres.

Posibles Actividades
Las actividades que se podrían realizar, con mayor o
menor dificultad, dependen siempre de la época escogida
y demás preferencias del grupo. Incluyen el combate, el
baile, ir de tabernas, la costura y demás artes textiles (hay
que vestirse), música, poesía, caligrafía, iluminación,
forja, cocina,... El interés y el grado de dedicación de los
implicados es el límite.
Éstas pueden organizarse (o no) en una estructura de
gremios, de forma que los que sepan algo puedan ayudar
a los que no saben nada. Las reuniones de los gremios
(juntos o por separado) servirían además para socializar
dentro del grupo, intercambiar ideas, desarrollar el
personaje adoptado por cada uno, etc.
Todas estas actividades se ven a su vez reflejadas en los
grandes eventos: los festejos, torneos y banquetes.
Festejos - con su gula, lujuria, orgullo...
La sociedad medieval era... muy social. El invitar a los
súbditos, vecinos, amigos, familiares o una mezcla de
todos éstos era muy importante. La gente pasaba la
mayor parte de su tiempo trabajando, administrando las
tierras o entrenándose para la guerra, por lo que las
diversiones de un buen banquete eran fundamentales.
Hasta los más pobres disfrutaban de los banquetes de los
ricos (¡se les daban las sobras!) y la gente corriente
también se cuidaba dentro de sus posibilidades. Cualquier
excusa vale.
Una buena fiesta debe celebrarse en un salón
adecuadamente decorado y puede incluir:
 una cena completa con su variedad de platos,
preparados de la forma más vistosa posible
 un intermedio con entretenimientos: bailes, música,
juegos, teatro...
 otra cena (sí, otra) al estilo de la anterior
 vino, cidra, cerveza y/o hidromiel (o substitutos para
el que no guste) para acompañarlo todo
 entretenimientos entre plato y plato
Los platos y la forma de servirlos se basan en manuales y
otros textos de la época, al igual que la mayoría de los
entretenimientos.
La forma de comportarse sería cortés, en el sentido
cortesano de la palabra (lo que no quiere decir ripipi - el
minué y los lazitos llegaron bien enterrada la Edad
Media).
Obviamente, casi todo tipo de actividades puede
realizarse en una fiesta de este tipo, desde los necesarios
(cocinar, hacerse los trajes, organizar el entretenimiento)
hasta los opcionales (escribir, dirigir y actuar en las
obritas teatrales, tocar, cantar, bailar, buscar
compradores para una seda finísima, ofrecerse como
médico, astrólogo o envenenador, etc.)
Torneos - ira... y gula, lujuria y orgullo

miniatura del Codex Manesse


Los torneos, con sus banquetes y festejos acompañantes
(ver anterior) eran otro de los momentos estelares de la
vida medieval, por mucho que la Iglesia intentara
prohibirlos.
El torneo se centra en el combate cortés, que no
necesitaba ser hasta la muerte ni mucho menos - había
reglas establecidas para que la cosa resultase menos
fatídica. A menudo también se usaban armas diferentes
de las de la guerra, menos "efectivas".
Dos estilos que conozco son:
 de contacto limitado (pulled blow): con armas reales
(sin afilar) y armadura más o menos ligera un estilo
muy apropiado para periodos bastante tempranos
 de contacto completo: con armadura bien hecha y
armas de caña de ratán reforzada, usadas con toda
la fuerza del combatiente

Si te apetece...
Todo esto - y mucho más - es realizable con un poco de
interés y entusiasmo. Si tu lo tienes, o si quieres
comentarme cualquier cosa sobre esta página, por favor
no dudes en escribirme <contactar.shtml>
Religión

Fêtes religieuses
Fête des fous (01 I)
Veille de l'Epiphanie
Chandeleur (02 II)
1er Dimanche de Carème
Mardi Gras
Pâques : solstice de printemps
1er Mai
Pentecote
St Jean Baptiste : solstice d'été
Aoustée : Fin de la moisson
Assomption (15 VIII)
St Michel (29 IX) : vendanges
St Remy (01 X) : vendanges
Toussaint (30 X)
Jour des morts (O1 XI)
Noël (25 XII) : solstice d'hiver
St Innocents (28 XII)
St Sylvestre (31 XII)
Les monastères
Les premiers monastères ont été fondés en Egypte.
Le plus vieux est le monastère de Baouit, du début du
IVème siècle, fondé par St Apollo.

Saint Benoit fonde l'ordre des Bénédidictins au VIème


siècle au Mont Cassin. Son mode de vie va couvrir
l'Europe de monastères. Il instaure le système des 7
heures canoniques, et organise la vie spirituelle et
manuelle autour.
Le relachement des règles va ammener des réformes. Au
début du Xème siècle, le Duc d'Aquitaine, Guillaume le
Pieux, fonde un monastère à Cluny, petit village du
Maconnais. Cela à la suite des invasions sarrazines,
normandes et hongroises. En quelques années les moines
de Cluny couvriront l'Europe de la Pologne au Portugal de
1400 maisons et dépendances. Le père abbé de Cluny
réunissait assez souvent des représentants de chaque
monastère pour rendre compte de l'état de chaque
communauté et donner des instructions. Cela a obligé à
agrandir sans cesse le monastère de Cluny. Au début du
XIIème siècle, l'abbaye pouvait loger 460 moines et
accueillir 2000 visiteurs. L'église construite de 1088 à
1135 était à l'echelle (aussi grande que Saint Pierre de
Rome). Les premières abbayes étaient en bois, peu à peu
seulement on a construit en pierre.
Cluny va lancer le pélerinage de Saint Jacques de
Compostelle, et lancer aussi la reconquête de l'Espagne.
Saint Odilon fut père abbé de Cluny. Urbain II sortira de
Cluny, il prêchera la 1ère croisade. Saint Hugues en fit
parti, ainsi que Pierre le vénérable.
A la fin du XIème siècle, l'ordre de Cluny relache aussi
l'observation de la règle de Saint Benoit. En 1098, Saint
Robert, abbé de Molesmes, fonde au milieu de la forêt
marécageuse de Citeau, dans le diocèse de Langres, un
monastère pour réformer la règle de Saint Benoit. L'ordre
des Cisterciens va se dévelloper le jour où Saint Bernard,
jeune noble de la région va le rejoindre en 1112. A la
mort de Saint Bernard, en 1152, l'ordre comptait 343
monastères; et avant la fin du XIIème siècle, 530. Saint
Bernard fut l'âme et l'animateur de l'ordre, il organisa la
seconde croisade. Cluny s'est dévellopé par la volonté des
hommes désireux de sortir de la barbarie des Xème et
XIème siècles.
Citeau est né de la volonté de s'arracher aux plaisirs
terrestres et de la volonté d'austérité de certains. L'ordre
de Citeau exige que les moines se retirent dans les forêts,
loin de toute agglomération. La dernière abbaye
cistercienne construite sera celle de Vale Royal en 1277
en Cheshire (Angleterre).

Le moine a pour mission de consacrer sa vie à Dieu par la


méditation, les prières et les offices.

A partir du XIème siècle, il existe des moines "convers",


qui, à la différence des autres moines, s'occupent des
taches matérielles, mais qui ne seront jamais prêtres. Ils
font voeux de chasteté, de pauvreté et d'obéïssance. Ils
ont leur propre refectoire et leur dortoir.

Voici les recommandations de St BENOIT qui fonda l'ordre


des BÉNÉDICTINS :
«L'oisiveté est l'ennemi de l'âme. C'est pourquoi, à des
moments fixés, les frères doivent être occupés au travail
des mains ; et, à heures fixées également, à la lecture
divine. Qu'ils fassent les travaux nécessaires depuis la
première heure (six heures du matin) jusqu'à la
quatrième environ. De la quatrième à la sixième heure,
qu'ils s'occupent à la lecture. Après sexte qu'ils se lèvent
de table et fassent la sieste sur leur lit, en parfait silence,
ou, si l'un d'eux veut lire, qu'il lise pour lui, de manière à
ne gêner personne. Puis de nouveau qu'ils travaillent à
leur tâche jusqu'à vêpres. S'il y en a un assez négligent et
paresseux pour ne pas vouloir ou ne pas pou voir méditer
ou lire, qu'on lui don ne une tâche à faire, afin quil ne soit
pas désoeuvré. Aux frères infirmes ou délicats, qu'on
assigne une tâche telle qu'ils ne soient point oisifs, mais
qu'ils ne soient pas accablés par un travail trop dur et
tentés de s'enfuir".

« Le premier soin des Bénédictins qui fondent un


monastère est d'ouvrir une école où nobles et clercs
reçoivent sur les mêmes bancs, le même enseignement
gratuit... Ils y vivent sous la surveillance d'un moine âgé et
fidèle à ses devoirs. Il y a une table au milieu de la salle.
Le maître, le lector, lit la leçon. Eux, assis sur un banc qui
fait le tour de la pièce, ils prennent des notes sur de
petites tablettes de cire qu'ils tiennent sur les genoux. Ils
les rédigent dans la salle d'étude sur des cahiers de
parchemin. Chacun possède son « scriptionale » fait de
deux tablettes de bois réunies par trois planchettes
verticales. C'est une boîte où ils rangent papier de vélin,
grattoir et plume. A l'un des coins, un trou est percé pour
l'encrier de corne. »
(H. BACHELIN « L'Abbaye »)

Les monastères les plus célèbres furent ceux de Cluny, de


la Grande Chartreuse (ordre des Chartreux, fondé par
Saint Bruno), et de Clairvaux fondé par Saint-Bernard.
Ces monastères furent des centres de civilisation au
Moyen-Age. «Sans l'inviolabilité et le loisir du cloître, les
livres et les langues de l'Antiquité ne nous auraient point
été transmis, et la chaîne qui lie le passé au présent eut
été brisée. »
(CHATEAUBRIAND, « Etudes historiques »)

Sous Charlemagne on construit 232 monastères.

Au IXème siècle, les monastères ont de 60 à 300 moines,


et de 0 à 150 serviteurs
Exemples :
moines 60 70 120 150 300
serviteurs 112 1000 150
Couvent de femmes
Jusqu'au 13ème siècle les couvent n'ont pas de stricte
clôture

Monastères, une liste


Andelys : couvent fondé au 6 par la reine Clotilde
Aniane : 8ème
Annegray : fondée en 590 par Colomban
Arles : Saint Jean d'Arles fondé en 513, premier couvent
de femmes en Gaule
Arles : Saint Trophime : 5-12ème
Armagh : 4ème
Aubeterre, monastère de femme, fondé par Saint Gilbert
de Neuffonts
Aulps : existe au 12ème siècle
Aurillac : Saint Clément : fondée en 874
Beaume les messieurs : 10ème
Bruges : Oudenberg : 11ème
Buzet : fondée en 1135, cistercienne
Caen : St Etienne 11ème, Abbaye aux Dames ou de la
Trinité 11ème,
Chartreuse : fondée en 1084
Chelles : couvent de femmes fondé au 7ème par la reine
Bathilde
Cherlieu : existe au 12ème siècle
Chirac (près de Mende) : prieuré au 14ème
Citeaux : fondée en 1098, existe au 12ème siècle,
cistercienne. En 1200, 525 maisons dépendent de
Citeaux. En 1300, 694 maisons dépendent de Citeaux.
Clairvaux : fondée en 1115, existe au 12ème siècle,
cistercienne
Cluny : fondée en 909-910, existe au 10-11-12ème siècle,
bénédictine. En 1100, 1100 maisons dépendent de Cluny.
Il y a eu jusqu'à 400 moines à Cluny.
Coblence : Saint Castor : 842
Corbie : fondée en 660, fermée en 1790, bénédictine
Corbier : 8ème
Croix Saint-Leufroy : monastère fondé au 7ème par Saint
Sidoine en Normandie
Dolon : 12ème
Dijon : Saint Benigne : 11ème
Faremoutiers : fondé au 7ème, pour femme
Fécamp : fondée en 1001 par Guillaume de Volpiano
Ferrières : 8-9ème
Flavigny : 8ème
Fleury : existe au 10-11ème siècle
Fontaine : fondé vers 600 par disciple de Colomban
Fontenay : fondée en 1119, cistercienne
Fontevrault : fondée en 1100-1101, bénédictine
Francfort : 8ème
Gand : Saint Bavon : 8ème
Germigny des prés : fondée en 800
Habent (près de Metz) : 7ème
Hautecombe : existe au 12ème siècle
Hersfeld : 8ème
Jouarre : Notre Dame, monastère double (avec un
couvent) fondé par Adon, argentier de Dagobert, vers 630
Jumièges : fondé au 7ème par Philibert disciple de
Colomban
Lagheim (?) : 1277, St Géréon de Cologne
Luxeil : fondé vers 600 par des disciple de Colomban
Liguge : fondée par St Martin
Limoge : St Martial : 11ème
Lorsch : Saint Nazaire : fondée en 763
Luxeuil : 7-8ème, fondée en 590 par Colomban
Maastricht : Saint Gervais : 8ème
Marseille : St Victor : 5ème
Metz : abbaye des Saints Apôtres 7ème au 18ème siècle
Morigny : existe au 12ème siècle, bénédictine
Mormoutiers : fondée par St Martin
Murbach : 8ème
Neuffontaines, monastère prémontré, dans l'Allier, fondé
par Saint Gilbert de Neuffonts en 1149.
Noirmoutier : monastère au 7ème
Paraclet : existe au 12ème siècle, pour femmes
Paris : Saint Martin des champs : 11ème
Poitiers : Sainte croix : fondée en 560
Poitiers : Couvent Sainte Croix de Poitiers fondé au 6ème
par la reine Radegonde (2ème couvent en Gaule)
Pontigny : existe au 12ème siècle
Prémontré : fondée en 1120
Rebais : fondé au 7ème par Dadon/St Ouen disciple de
Colomban
Remiremont : existe au 7ème
Saint Amand : 9ème
Saint Benoit sur Loire : existe au 12ème siècle,
bénédictine
Saint Cloud
Saint Denis : 7ème au 12ème siècle
Saint Etienne : fondée en 1151, cistercienne
Saint-Germain d'Auxerre : abbaye 14ème
Saint Germain des Prés : fondée en 533, bénédictine a la
fin du 7ème
Saint Maurice : 8ème
Saint Omer : Saint Bertin : 9ème
Saint Pierre de Mauriac : fondée en 511
Saint Riquier : fondée en 799, existe au 11ème
Saint Savin sur Gartempe : 10ème
Saint-Victor de Marseille : abbaye 14ème
Saint Wandrille : 8ème
Senlis : En 864, Pépin II d'Aquitaine y est enfermé.
Solignac : fondé au 7ème par Eloi disciple de Colomban
Staffelsee : 110 moines et 140 domestiques
Tournai : St Martin 12ème
Tournus : Saint Philibert : 10ème
Tours : Saint Martin : 8-9ème
Tours : couvent fondé au 6ème
Troyes : Saint Loup : 8ème
Vaucelles : bénédictine, 13ème
Vaulerent : cistercienne. En 1136 : 45 à 85 hectares. De
1136 à 1148 : 83 parcelles pour 275 hectares. En 1248 :
320 à 380 hectares en 31 parcelles (9 de 50 à 100 arpents,
11 de 1 à 5 arpents)
Vezelay : 12ème
Warburg : 8ème

Etranger
Bobbio/Bolbio (Italie) : 8ème, fondée en 612-613 par
Colomban
Bregenz (Suisse) : fondé vers 600 par Colomban
Canterbury : bénédictine.
Erfurt (all) : 8ème
Fulda (allemagne) : fondée en 741
Hildesheim (all) : Saint Michel : 11ème
Lincoln (Angleterre) : fondée au 11ème siècle par
Remiggio
Lobbes (Belgique) : 12ème
Mont Cassin (Italie) : 8ème, fondée en 529 par St Benoît
Reichenau (allemagne) : abbaye bénédictine, 11ème
Ripon (Yorkshire, Angleterre) : 7ème
Riveaux (Yorkshire) : 12ème
St Gall (Suisse) : fondé vers 612 par Gall, disciple de
Colomban
Vale Royal (Angleterre) : cistercienne, fondée en 1277.
Entre 1278 et 1281, la construction de l'abbaye de Vale
Royal en Angleterre nécessite 35.000 T de pierre
transportées par 35500 charretées sur une distance de 8
km.
Steinbach (Michelstadt) : 8-9ème
Wurzburg (all) : 8ème
Les messes
En quelle langue était dite la messe au moyen âge ?
Le concile de 813 est clair et ordonne à tous les prêtres de
prêcher désormais "en langue romane rustique ou
germanique". Sans doute le latin demeure-t-il au IXème
une langue très pratiquée. Les efforts réalisés à la fin du
VIIIème pour instruire les futurs "administrateurs" du
royaume le laisse supposer. Malgré tout, il faut bien noter
que les "serments de Strasbourg" du 14 février 842, par
lesquels Charles le Chauve et Louis le Germanique se
promettent une aide mutuelle en réponse aux
prétentions hégémoniques de Lothaire, sont prêtés en
langue vulgaire (ce sont, je crois, les plus anciens textes
connus en vieux français et en haut Allemand). On peut
supposer dès lors que nombre des prédications se sont
faites en langue vernaculaire et cela ira en s'amplifiant.
Nul doute que Pierre l'ermite, prédicateur vagabond de la
Première croisade, appela au départ dans la langue des
hommes à qui il s'adressait (de pauvres paysans). Les
messes continuaient d'être dites et chantées en latin.
Bien sûr, la situation est toute différente à l'intérieur des
monastères où le latin faisait partie intégrante de la vie
quotidienne de chaque moine (à Cluny, on disait 215
psaumes en latin par jour, la règle prévoyait la lecture
d'un psautier par semaine et celle de la Bible entière en
un an ; c'est encore sans compter la lecture des auteurs
ecclésiastique...).
Signalons un court mais éclairant article de Michel
Banniard, "Génèses linguistiques de la France", dans "La
France de l'An Mil", ss. dir. de Robert Delort, Paris, 1990,
pp.214-229. l'auteur y aborde sur différents plans
(religion, droit, littérature) la question de la langue
vernaculaire, d'un éloignement du sacré à craindre pour
l'Eglise et de la nécessité de s'adapter aux réalités du
siècle.
Sur la question précise, il me semble que le "Dictionnaire
d'Archéologie Chrétienne et de Liturgie", de F. Cabrol,
Paris, 1907-1953, devrait donner un certain nombre
d'information.
Voir aussi "Le Clerc séculier au Moyen Age" (Actes du
colloque d'Amiens, 1991), Paris, 1993.

Histoire de la messe
Voici une petite présentation des origines des différentes
parties d'une messe.

Psaume Judica
(Intrïbo) Son usage a été établi par St Pie V en 1568.
L'usage de réciter des psaumes à voix basse pendant le
chant de l'introït est très ancien. St Pie V n'a fait que fixer
et déterminer quel psaume et de quelle manière pour le
rite romain.
Confiteor
L'origine en remonte peut-être au VIIIe siècle.

Gloria
Ce chant est des plus anciens dans l'église.
Mais sa place n'était pas à la Messe. Il se chante à la fin
des offices de nuit et du matin (Laudes), et telle est
encore sa place en orient et, partiellement, à Milan.

Collecte
Le "Pax vobis" est d'un usage très ancien, c'était une
formule de salut chez les Juifs. Dans les premiers siècles
tous les prêtres disaient le "Pax vobis". Le prêtre doit
avoir les bras étendus pour dire la collecte. Il observe
l'ancienne manière de prier des premiers chrétiens.
L'usage en a été transmis par les peintures des
Catacombes.

Epitre
L'usage remonte au début du christianisme.

Séquence
Elle se développe spontanément à partir de la /sequela/
de l'Alleluia (telle qu'elle se pratique encore dans le chant
milanais). La tradition est inconstante d'une région à
l'autre, chaque diocèse se fabriquant un répertoire
propre.
Evangile
L'usage remonte au début du christianisme.

Credo
Une partie fut ajoutée dans le premier concile de
Constantinople.
Jusqu'au XIe siècle le Credo n'était pas récité
publiquement. St Henri, empereur d'Allemagne, alors en
visite à Rome, demanda au pape Benoit VIII pour quelle
raison. A la suite de cette remarque il fut décidé que le
Credo se dirait à la messe.
Le Credo a sa place d'origine dans la liturgie du baptême.
De bonne heure il est inséré dans la liturgie de la Messe,
d'abord en Orient, où les disputes théologiques sont plus
féroces. Sous l'influence orientale, il passe dans les
liturgies gallicanes (y compris la liturgie hispanique) d'où il
passe dans la liturgie romano-franque (IXe siècle).
L'histoire de St Henri raconte comment le Credo se fraie
un chemin dans le rite romain de Rome (vieux-romain),
destiné à disparaître au XIIIe siècle.

Offertoire
Date vraisemblablement du VIIIe ou IXe siècle.
Les Chartreux suivent une liturgie du XIe, et les
Dominicains celle du XIIIe siècle. Toutefois ils ne font pas
cette cérémonie à l'église mais à la sacristie, et
quelquefois à l'autel, mais alors avant le commencement
de la messe.
On a toujours fait un offertoire, rite essentielle à la
liturgie eucharistique. Sa place originelle est celle qu'il a
encore dans le rite romain. Les orientaux en ont déplacé
une partie (la préparation des oblats) à l'avant-messe,
surtout pour des raisons pratiques. Les mêmes raisons qui
l'ont fait déplacer dans les rites romains de type français
(Dominicains, etc...). Chez eux la préparation des oblats (à
distinguer de l'offertoire) se situe non pas avant la Messe,
mais pendant le chant du graduel.

Encensement
Cet usage des parfums a commencé en Orient.

Suscipe, Sancta Trinitas


Cette oraison fut rendue universelle par St Pie V.

Oratre, fratres
"Super oblata" est la secrète (qui remonte à la plus haute
antiquité). Orate Fratres (-et sorores) introduit la prière
des fidèles.
Divers sur la religion :
Le célibat des prêtres est décidé au 10ème siècle (réforme
grégorienne) : pour lutter contre la simonie.
Le triangle est le signe de Dieu.
Le jour qui ont disparus avec la réforme du calendrier
Grégorien : Vendredi 5 Octobre 1582 au Jeudi 14 Octobre
1582.

De 1050 à 1350 on construit 500 grandes églises et


quelques milliers d'églises paroissiales.
Il y avait au moyen âge une église pour 200 habitants
environ.
A Norwich, Lincoln et York (villes de 5 à 10.000
habitants), il y avait respectivement : 50, 49 et 41 églises.
En Occident, il y a en général une église pour 200 h.
En certains endroits en Hongrie et en Italie, il y avait une
église pour 100 h.

Pour l'église, une guerre juste l'est :


quant aux personnes qui la font (laïcs)
quant à son objet (redresser une injustice)
quant à sa cause (on doit d'abord utiliser tous les moyens
diplomatiques)
quant à son intention (désir de justice, pas de haine,
cupidité, orgueil, ambition)
quant à l'autorité qui la déclare (église ou Prince
souverain)

En 1183, création de 12 paroisses dans l'Ile de la Cité par


l'évêque de Paris.
La réfection d'une abbaye demande plus de 10 ans.

Fin du 13ème siècle, il y a 37 paroisses à Paris.

Arras a une paroisse dans la cité, 9 dans les faubourgs.

En 1200, Amiens et Reims comptent 4 paroisses chacunes.

Les clercs n'exercent pas avant l'âge de 25 à 30 ans.

Au Moyen Age en France, 3-4% de la population est


religieux réguliers ou séculiers.

Saint Jacques de Compostelle : découverte d'un


sarcophage vers 800 et début des pélérinages.

Purgatoire
imaginé au 12ème siècle
officialisé en 1274

L'église

Selon Rome, le célibat du clergé régulier est exigé et celui


du séculier conseillé. Mais le peuple voit d'un bon oeil un
prêtre ou un évêque marié car, partageant ainsi le sort
commun, il en devient pour eux un modèle de vie plus
proche et saisissable.

L'église vit principalement de la dîme (perçue sur les


produits de la terre et l'élevage) et des dividendes
provenant des produits de ses monastères ou des
pèlerinages.
Des messes pour les chiens du Roi
«A Robin Raffon, pour argent à lui payé et baillé, dont il
fait chanter une messe, pour les chiens, limiers et lévriers
devant Saint-Mesmin. Et pour faire offrande de cire et
d'argent pour lesdits chiens, pour doubte du mal de rage,
le 28 novembre, 20 sols parisis.
Au même pour avoir mené tous lesdits chiens en
pèlerinage à Saint-Mesmin, et illec avoir fait chanter une
messe pour lesdits chiens. Avec ce, pour offrir une
chandelle devant le dit saint, pour doubte du mal de rage,
le 22 jour de mars, 20 sols parisis. »
(Comptes de la Vènerie du roi Charles VI pour l'année
1390.)
Glossaire
Pour les termes d'architecture, voir aussi le Glossaire
d'architecture médiévale.

Vous pouvez aussi consulter Glossaire en PHP : un


glossaire riche en termes médiévaux.
Sources
Les mots du vocabulaire chrétien sont suivis d'un C
majuscule entre parenthèses, ceux du vocabulaire juif d'un
J majuscule entre parenthèses et ceux du vocabulaire
musulman d'un M majuscule entre parenthèses.
A-B-C-D-E-F-G-H-I-J-K-L-M-N-O-P-
Q-R-S-T-U-V-W-X-Y-Z

A
Monastère* d'hommes ou de femmes
doté d'une autonomie juridique et dirigé
Abbaye (C)
par un abbé (de l'araméen abba, père) ou
une abbesse.

Abbé Titre religieux, supérieur d'un monastère


Ablution ghusl
ablution de purification mineure.
(M)

Acolyte Titre religieux, ordre mineur


Mot arabe désignant l'appel à la prière
Adhan (M) du vendredi et aux cinq prières
quotidiennes.

Administrateu
r (évêque)(C Voir Evêque Administrateur.
(cath))

De la racine highid, conter. Désigne un


ensemble foisonnant de commentaires
rabbiniques (les midrashim), de textes
Aggada (J)
édifiants, de légendes, de contes moraux,
d'anecdotes historiques et de rudiments
de médecine et d'astrologie, etc...

C'est le pèlerinage à la Mecque.


Cinquième pilier de l'Islam, il est l'acte
essentiel du culte islamique. Tout croyant
doit le faire une fois dans sa vie s'il en a
les moyens. Sur ce territoire interdit à
tout non-musulman, on trouve la Ka'aba,
Al hajj (M)
sanctuaire sacré de l'Islam (dont le nom
provient de sa forme cubique),
renfermant la pierre noire, initialement
immaculée et censée avoir été noircie
par le péché humain. Les pèlerins doivent
en effectuer sept fois le tour.

Nom donné à un ermite religieux, vivant


Anachorète en solitaire, par opposition au cénobite
qui vit en communauté.
Du latin anathema. Excommunication*
Anathème (C) majeure prononcée contre les hérétiques
ou les ennemis de la foi catholique.

Ancien
voir Bible*.
Testament (C)
Du grec antiphônos, qui répond. Refrain
repris par le choeur entre chaque verset
d'un psaume* ou chanté seulement
avant ou après le psaume.
Refrain, tiré d'un hymne ou d'un psaume,
Antienne (C)
et répété par le chœur au début et à la
fin d'une psalmodie, voire entre chaque
verset. Le recueil d'antiennes placé au
milieu du chœur pour la commodité du
chant est un antiphonaire.

Du grec antiphônos, qui répond. Livre


contenant la musique pour les offices*
autres que la messe*, il concorde avec
Antiphonaire le bréviaire*.Le mot antiphonaire tire son
(C) nom des antiennes*. Mais par extension,
il a fini par signifier toutes les parties
chantées d'un office, dont il contient les
différents hymnes*.

Apocalypse Du grec apokalupsis, révélation. Dernier


(C) livre du Nouveau Testament*, attribué
par l'Eglise* à saint Jean l'Evangéliste,
riche en visions symboliques,
prophétiques et eschatologiques*.
Titre religieux, ont le même pouvoir
qu'un évêque, mais un territoire plus
Archevêque (C étendu
(cath)) premier évêque d'une province
ecclésiastique comprenant plusieurs
diocèses
Archevêché (C
résidence de l'archevêque
(cath))
Vicaire général chargé par l'évêque de
Archidiacre (C
l'administration d'une certaine partie du
(cath))
diocèse.
issue de l'enseignement du prêtre
d'Alexandrie Arius (vers 256-333) qui
établissait une nette distinction entre les
trois personnes de la Trinité (pour lui seul
le Père étant éternel, le Fils n'était donc
pas de même nature que lui et l'Esprit
Arianisme (C) procédait du Père par le Fils et non du
Père et du Fils), cette hérésie fut
condamnée par le Concile de Nicée en
325 (qui définit le Fils comme
consubstantiel au Père). L'êvèque arien
Ulfila ( mort en 383) ayant converti les
Goths de Mésie, cette hérésie s'installa
en Occident à la faveur des invasions
germaniques.
L'Arche d'Alliance (aron ha-berit) du
Tabernacle du désert ; ce terme désigne
Aron (J)
également l'arche-armoire de
la synagogue* (aron ha-qodesh).

Du latin ascensio. Fête commémorant la


Ascension (C) montée au ciel du Christ, quarante jours
après Pâques*

Du latin asceta ; du grec askêtês, celui qui


s'exerce. Désigne le genre de vie
Ascétisme (C) religieuse de personnes qui s'imposent
par piété, des exercices de pénitence, des
privations, des mortifications.
Terme biblique qui, depuis le Moyen Age,
désigne une ère culturelle de la
civilisation juive, comprenant
l'Angleterre, la France au nord de la
Ashkénase (J) Loire, la région rhénane, l'Allemagne
actuelle, la Pologne, l'Europe centrale et
orientale ; ainsi que les rites liturgiques
et les coutumes spécifiques qui se sont
développés dans ces pays.
B
Basilique église privilégiée.
Du latin beatificare. Acte de l'autorité
pontificale par lequel une personne
Béatification
défunte est mise aux rang des «
(C)
bienheureux » et peut bénéficier d'un
culte local.
gardien et portier, c'est l'homme de
Bedeau (C
confiance du chancelier, lien entre les
(cath))
étudiants et l'autorité universitaire.
Du latin benedictus d'où vient le prénom
Benoît. Adjectif appliqué aux ordres et
aux moines* qui vivent selon la règle de
Saint-Benoît, c'est à dire Benoît de
Nursie, fondateur du monastère* du
Bénédictin (C) Mont-Cassin vers 530. Revue et corrigée
par Benoît d'Aniane, un abbé du
Languedoc qui avait été conseiller de
Charlemagne, cette règle devint la règle
de quasiment tous les monastères
d'Occident au IXe siècle.

Du latin biblia : "le livre", c'est à dire le


livre sacré des Juifs (Ancien Testament
seul) et des Chrétiens (Ancien et
Nouveau Testament).
Bible (C et J) La Bible des Chrétiens contient 71 livres,
originellement écrits en hébreu, en
araméen (la langue que parlait le Christ)
et en grec.
La Bible hébraïque (l'Ancien Testament),
dans l'ordre canonique fixé par les Juifs
de Palestine au début de l'ère chrétienne,
contient 24 livres. Ces livres sont indiqués
par les lettres BH suivies de un ou deux
chiffres.
Il faut distinguer la Bible hébraïque de la
Bible des Septante, bible (Ancien
Testament) traduite en grec à Alexandrie
pour les Juifs de la dispersion, qui
contient un plus grand nombre de livres
et incorpore des livres entrés dans
l'Ancien Testament des Chrétiens, de
même que des livres non reçus dans
l'ordre canonique chrétien et considérés
comme "apocryphes" (voir Evangile*).
NOUVEAU
ANCIEN
TESTAMENT, 28
TESTAMENT, 43
LIVRES (ICI DANS
LIVRES
LEUR APPELLATION
Pentateuque
CATHOLIQUE)
 La Genèse BH Les Evangiles [c'est à

1 dire "la bonne


 L'Exode BH 2 nouvelle"]
 Le Lévitique
 Evangile selon
BH 3
 Les Nombres
Saint Matthieu
 Evangile selon
BH 4
Saint Marc
 Le  Evangile selon
Deutéronome Saint Luc
BH 5  Evangile selon
Saint Jean
Les Livres Actes des
Historiques Apôtres
 Josué BH 6 Epîtres [c'est à dire
 Juges BH 7 "lettres"] de Saint-
 Ruth BH 17 Paul
 Samuel BH 8
 Le Livre des  aux Romains

Rois BH 9  Première aux

 Livres des Corinthiens


chroniques  Deuxième aux

BH 24 Corinthiens
[dernier livre  aux Galates

de la bible  aux Ephésiens

juive]  aux Philippiens

 Esdras BH 23  aux Colossiens

[Esdras et  Première aux

Néhémie Thessaloniciens
réunis]  Deuxième aux

 Néhémie BH Thessaloniciens
23  Première à

 Tobie Thimothée
 Judith  Deuxième à

 Esther BH 21 Thimothée
 1er Livre des  à Tite

Macchabées  à Philémon
 2e Livre des  Epître aux
Maccabées Hébreux
 Epîtres
Les Livres catholiques
poétiques et  Epître de Saint-
sapientiaux Jacques
 Première Epître
 Job BH 15
de Saint-Pierre
 Psaumes BH
 Deuxième
14
Epître de Saint-
 Proverbes BH
Pierre
16
 Première Epître
 Ecclésiaste BH
de Saint-Jean
19 (Qohélet)
 Deuxième
 Cantique des
Epître de Saint-
cantiques BH
Jean
18
 Troisième
 Livre de la
Epître de Saint-
sagesse
Jean
 Ecclésiastique
 Epître de Saint-
Les Livres Jude
prophétiques
L'Apocalypse [c'est à
 Isaïe BH 10 dire "la révélation"]
 Jérémie BH 11
 Lamentations
BH 20
 Livre de
Baruch
 Ezéchiel BH
12
 Daniel BH 22
 Osée BH 13
[les Douze
prophètes en
un livre]
 Joël BH 13-2
 Amos BH 13-3
 Abdias BH 13-
4
 Jonas BH 15-5
 Michée BH
13-6
 Nahum BH
13-7
 Habaquq BH
13-8
 Sophonie BH
13-9
 Aggée BH 13-
10
 Zacharie BH
13-11
 Malachie BH
13-12

secte manichéenne originaire de Bulgarie


Bogomile (Bougres). Leur doctrine a probablement
influencé les cathares.

Bréviaire (C) Du latin brevis, bref. Livre liturgique


contenant tous les textes de l'office divin,
c'est à dire les prières, les hymnes*,
les psaumes* et les lectures pour toutes
les heures de prières officielles de
chaque jour (matines, laudes, prime,
tierce, sexte, none, vêpres et complies),
agencées selon les jours de l'année
ecclésiastique et les fêtes des saints.

Du latin médiéval bulla, sceau. Lettre


patente du pape, avec le sceau de plomb,
désignée par les premiers mots du texte
(ex. bulle Unigenitus), et contenant
Bulle (C)
ordinairement une constitution générale
(ex.bulle d'excommunication* ; bulle
d'indiction* pour la convocation
d'un concile*).
C
Du latin calendarium, registre de dettes.
Liste des mois de l'année indiquant les
jours de fête, principalement celles
Calendrier (C)
des saints*. Il figure au début de
plusieurs manuscrits comme
les bréviaires* et les livres d'heures*.
Du grec kanôn, mesure, règle. Partie de
Canon (C) la messe* contenant les paroles
sacramentelles et les oraisons*, allant de
la préface au Pater [Pater noster, qui es
in coelis ... Notre père, qui êtes (ou es)
aux cieux ...].
Du grec kanôn, mesure, règle. Prononcée
par le pape, elle met le « canonisé » au
Canonisation
nombre des saints* suivant les règles et
(C)
avec les cérémonies prescrites par
l'Eglise*.

Du latin cardinalis, de cardo, -inis, pivot.


Membre du « Sacré collège », électeur et
Cardinal (C)
conseiller du pape (les cardinaux réunis
en conclave* élisent le pape).
Du latin quadragesima dies, le
quarantième jour. Période de quarante
six jours d'abstinence et de privation
Carème (C) entre le mardi gras et le jour de Pâques*,
pendant laquelle, à l'exception des
dimanches, l'Eglise catholique prescrivait,
puis recommandait le jeûne et la prière.

Du grec katêkhêsis. Enseignement des


principes de la foi. Le catéchisme est sa
Catéchèse (C)
version simplifiée sous la forme de
questions-réponses destinée aux enfants.
Du latin cathedra, siège, chaire
Cathédrale (C) épiscopale. Une cathédrale n'est pas
simplement une église de grande taille,
et il y a de petites cathédrales. La
cathédraleest l'église de l'évêque*, ou se
trouve son siège ("cathèdre")
cérémoniel.

Premier des cinq piliers (ou obligations


personnelles) de l'Islam. Profession de foi
: « J'atteste qu'il n'y a de Dieu qu'Allah et
Chahada (M)
que Mahomet est son prophète ». Quand
on témoigne ainsi en public de sa foi, on
adhère à la communauté musulmane.

Du latin canonicus, terme d'abord


appliqué à des clercs* vivant selon une
règle, ou « canon ».
Les chanoines (ou chanoinesses) ont un
Chanoine (C) statut intermédiaire entre les moines et
les clercs, et constituent le chapitre*
d'une cathédrale ou collégiale.
dignitaire ecclésiastique qui autrefois
possédait un canonicat

Chapelain (C
prêtre desservant une chapelle privée.
(cath))
Du latin capitulum. Dans
les monastères*, l'usage était de lire des
fragments (ou des chapitres) de la règle
Chapitre (C) canonique devant les chanoines* ou
les moines* assemblés. Ces « chapitres »
ont donné leur nom à des réunions
particulières puis à l'ensemble de ceux
qui y participaient, enfin au lieu où elles
se tenaient, la « salle capitulaire ».
Mot arabe désignant la loi canonique
islamique régissant la vie religieuse,
Charia (M) politique, sociale et individuelle, toujours
en vigueur dans certains Etats
musulmans.

ordre monastique fondé vers 1084 par


saint Bruno, théologien allemand, qui
installe sa première communauté dans
Chartreux (C) une haute et sauvage vallée alpine, près
de Grenoble : la grande Chartreuse. II
prône un ascétisme et un isolement
rigoureux.
De l'arabe chi'a, parti. Désigne le
mouvement né du problème posé par la
succession du Prophète. Il désigne ceux,
minoritaires, qui se réclamaient de la
légitimité familiale de ‘Ali, le gendre du
Prophète, pour prendre la tête de la
Chiisme / communauté, et qui contestèrent la
Sunnisme (M) succession d'Abu Bakr (v. 573 - Médine
634), beau père et successeur de
Mahomet, premier calife (632-634) ;
ensemble doctrinal commun aux
différentes religions qui en dérivèrent.
Se distingue du sunnisme, courant
majoritaire de l'Islam basé sur la Sunna*,
par le rôle assigné aux imams*, par une
interprétation plus allégorique, souvent
mystique du Coran*, et par l'adoption de
thèmes spécifiques (Passion de Husayn,
fils d'Ali ; retour de l'imam « caché »).
Terme musulman. Partisans de la
doctrine musulmane considérant que la
succession d'Abu Bakr (beau-père et
successeur de Mahomet, le premier des
Chiite (M) califes) au califat était illégale et que ce
dernier devait revenir aux descendants
d'Ali (époux de Fatima et gendre de
Mahomet; quatrième calife - 656-661 -
assassiné à Kufa, sa capitale).
Monogramme du Christ fait des lettres
Chrisme
grecques W (ki) et P (ro)

ordre monastique fondé à Cîteaux, près


de Dijon, en 1098 par Robert de
Molesme, en réaction à l'attitude trop
Cistercien ostentatoire des bénédictins de Cluny.
Rejoint par Bernard de Fontaine en 1112,
l'ordre des « moines blancs » connaîtra
une expansion considérable.
Du latin clericus. Celui qui est entré dans
Clerc (C) l'état ecclésiastique par réception de la
tonsure.
On peut donc être clerc sans recevoir les
ordres sacrés (prêtrise, diaconat...). Le
clerc qui se marie perd simplement son
aptitude à recevoir les bénéfices
ecclésiastiques.

Du latin claustrum, clôture. Galerie


couverte, de forme carrée, permettant
d'aller de l'un à l'autre des bâtiments
conventuels (église, logis de l'abbé,
Cloître (C)
réfectoire et dortoir des moines). La
bibliothèque principale où « armarium »
du monastère donnait fréquemment sur
le cloître.

Complies (C Heure liturgique, juste avant de se


(cath)) coucher.
Du latin computus. Calculs
chronologiques servant à dresser le
Comput (C)
calendrier des fêtes mobiles,
particulièrement de Pâques*.

Du latin consilium, assemblée. Réunion


des évêques et des docteurs en
théologie, pour statuer, en accord avec le
pape, sur des questions de dogme*, de
Concile (C) morale ou de discipline.
Au cours de l'histoire, l'Eglise connut 21
Conciles qui portent le nom de l'endroit
où ils ont eus lieu. Celui du Latran eut lieu
au Palais du Latran à Rome.
Du latin conclave, chambre fermée à clé.
Désigne le lieu où s'assemblent
Conclave (C)
les cardinaux* pour élire un nouveau
pape, et l'assemblée elle-même.

Du latin grex, gregis, troupeau . En droit


canon, une congrégation religieuse est un
groupement de religieux ou de
Congrégation religieuses qui ne sont ni moines ni
(C) moniales, qui ont prononcé des voeux
simples, temporaires ou perpétuels. Au
XIXe siècle, en langage courant, le terme
a aussi servi à désigner les ordres.

Du latin consistorium. Assemblée


des cardinaux* sous la présidence du
pape pour s'occuper des affaires
Consistoire (C
générales de l'Eglise* (voir Concile*).
et J)
Egalement assemblée de pasteurs ou du
conseil de la synagogue* qui dirige une
communauté protestante ou israëlite.

mot occitan qui veut dire « consolation ».


Unique sacrement cathare, appelé aussi
Consolament « saint baptême de Jésus-Christ » ;
(cathare) sacrement donné aux novices pour leur
entrée en vie religieuse et aux mourants
pour leur Salut.

Convers (C) Du latin conversus, converti. Frères


laïques - religieux de plein droit sans être
des moines* principalement destinés par
les cisterciens à l'exploitation des
domaines ruraux. De fait,
les convers étaient majoritairement
d'origine plus modeste et avaient un rang
inférieur à celui des moines*.
Mot arabe désignant le livre sacré des
musulmans, parole d'Allah transmise à
Mahomet par l'archange Gabriel. Il est
écrit en arabe et se compose de 114
Coran (M)
chapitres ou surates*. Il est le fondement
de la civilisation musulmane, la source du
dogme, et (avec les hadiths*) de la loi de
l'Islam (Charia*).
Du latin conventus, mot désignant une
assemblée, une communauté et, à ce
titre, il est d'un emploi constant au
Moyen-Age pour les hommes comme
pour les femmes. Avec la création des
ordres mendiants, le couvent désigne
Couvent (C) une maison religieuse ; il se distingue du
monastère en ce sens que les membres
de la communauté ne sont pas
des moines*, mais des religieux (pouvant
ainsi sortir du couvent, à la différence
des moines qui se doivent de vivre à
l'écart du monde).
de "hosanna", cri de joie, de triomphe.
Croix située aux quatre points cardinaux
Croix
d'un cimetière, limitant le terrain
hosannière
consacré. Parfois confondue avec la croix
cimetériale.
Croyant
fidèle de l'église cathare.
(cathare)

Le Commandeur templier du Foui11oux


Cultor (C
avait le titre de "Cultor" indiquant le rôle
(cath))
foncier irnportant de cette préceptorie.
Du latin cura, soin. Prêtre chargé de la
Curé (C) direction spirituelle et de l'administration
d'une paroisse dite « cure ».
D
Du grec deka, dix, et logos, parole. Les dix
commandements gravés sur des tables,
Décalogue (C)
que Dieu donna à Moïse sur le Mont
Sinaï.
Diaconat (C ordre qui confère le pouvoir de baptiser
(cath)) et de prêcher
clerc qui a reçu le diaconat.
Diacre (C
grade dans la hiérarchie de l'Église
(cath))
cathare.

Diaspora (J) Ensemble des communautés juives


établies hors de Palestine, surtout après
l'Exil (VIe siècle avant Jésus Christ) ou qui
demeurent en dehors d'Israël depuis la
création de cet Etat.

Guerre sainte que tout musulman doit


accomplir pour défendre ou
Djihad (M)
éventuellement étendre le domaine de
l'Islam.

Théologien qui enseigne les dogmes* du


Docteur de
christianisme et à qui est accordé ce titre
l'Eglise (C)
officiel de par l'importance de ses écrits.
Docteur de la Dans le judaïsme, spécialiste et
loi (J) interprète autorisé de la Torah*.

Du grec dogma, opinion. Point de


Dogme (C) doctrine établi ou regardé comme une
vérité fondamentale et incontestable.

titre honnorifique donné à certains


Dom (lat.
religieux ; avant le XIVe siècle, il est
dominus
accordé à maintes personnes et précède
maître)
le nom de famille ou la fonction.
Titre religieux, Curé de plusieurs
doyen
paroisses
Du latin directum, ce qui est juste, et du
Droit canon grec kanôn, mesure, règle. Les Pères de
(C) l'Eglise* ont employé ces termes pour
nommer le recueil des livres bibliques
reconnus par l'Eglise, la loi ecclésiastique
et, plus particulièrement, les décrets
des conciles* relatifs à la foi et à la
discipline. Le droit canon est l'ensemble
des dispositions juridiques établies par
l'autorité ecclésiastique. Il a pour objet la
régulation de la vie sociale du groupe
ecclésial ; précise la mission de
l'institution ; définit le statut des fidèles
et les organes du gouvernement ; fixe les
procédures diverses.
E
Ecclésiastique
qui concerne l'Eglise, le clergé
(C (cath))

Du grec ekklêsia, assemblée convoquée.


Communauté religieuse fondée par les
disciples de Jésus-Christ. Catholique et
romaine, elle groupe la portion la plus
nombreuse de la chrétienté ; soumise au
pape, lequel réside au Vatican. Se sont
Eglise (C) séparées d'elle, d'une part, les églises
orientales, dites « orthodoxes », qui
regroupent les Eglises chalcédoniennes
ou non chalcédoniennes (selon qu'elles
ont accepté ou non les conclusions
du concile* de Chalcédoine, en 451),
issues pour l'essentiel du schisme* de
1054 ; et, d'autre part, les Eglises
protestantes, nées de la réforme
luthérienne et calviniste du XVIe siècle.
Edifice où se réunissent les chrétiens
catholiques pour célébrer leur culte.

(1er et 2ème Livre des rois) son nom


signifie « Yhwh est mon Dieu ». Il a vécu
au royaume d'Israël sous le règne du roi
Achab et de son épouse Jézabel (IXe
Elie siècle av. J.-C). Son action n'est pas
réellement de prédire mais plutôt de
transmettre la parole de Dieu. Il sera
enlevé par Dieu vers le ciel dans un char
de feu.

Du grec egkuklios, circulaire. Lettre


envoyée par le pape à tous les évêques*
(ou parfois à ceux d'une seule nation),
Encyclique (C)
généralement pour rappeler la doctrine
de l'Eglise* à propos d'un problème
d'actualité.

lettres écrites par les Apôtres aux


Épitres (C) premières communautés chrétiennes et
insérées dans le Nouveau Testament.

Du grec eschatos, dernier, et logos,


discours. Ensemble de doctrines et de
Eschatologie
croyances portant sur le destin final de
(C)
l'homme (eschatologie individuelle) et de
l'univers (eschatologie universelle).
Du grec eukharistia signifiant « action de
grâce ». L'eucharistie est le sacrement
essentiel du christianisme, car il incarne
réellement et substanciellement le corps,
Eucharistie (C) le sang et la divinité de Jésus-Christ, sous
les espèces du pain et du vin. C'est le
mystère pascal qui y est célébré,
commémorant et perpétuant ainsi le
sacrifice du Christ.
Livre contenant les passages
Evangéliaire
des Evangiles* lus ou chantés à la messe*
(C)
pour chaque jour de l'année liturgique.

Littéralement : « bonne nouvelle


».Désigne chacun des livres de la Bible*
où la vie et la doctrine du Christ ont été
consignées. Les Pères de l'Eglise* ont dû
opérer un tri entre les écrits apocryphes
et les écrits canoniques. Les premiers
Evangile (C)
sont le fruit d'assemblées de fidèles
désireuses de porter la Bonne Nouvelle
en l'auréolant de merveilleux et de
symbolique, sans que la transmission des
textes soit fiables ; les seconds sont
conformes à l'enseignement apostolique.

Evangiles il s'agit essentiellement de textes ajoutés


apocryphes (C au Nouveau Testament à partir du IIe
(cath)) siècle ap. J.-C. par l'invention pieuse et
qui se fonde sur des traditions
d'authenticité extrêmement variables (J.
Favier).
Du latin episcopum, emprunté au
grec episkopos, gardien, surveillant.
Dignitaire de l'ordre le plus élevé de la
prêtrise, qui dans l'Eglise catholique est
chargé de la conduite d'un diocèse.
Evêque (C)
prêtre qui a reçu la plénitude du
sacerdoce et qui ordinairement,
administre un diocèse.
Titre religieux, dirige un évêché,
équivalent des apôtres.

Terme employé aux 14, 15 et 16ème


siècle. Dans NAZ, J. "Dictionnaire du droit
canonique" sous la rubrique "Evêques" il
est dit que les évêques avaient, surtout à
l'époque du Grand Schisme, un cumul de
charge de diocèses. Ainsi ils nommaient
Evêque un co-adjureur (ou assistant) qui était
administrateu chargé de demeurer dans le diocèses et
r (C (cath)) rendre des comptes à l'évêque duement
nommé par le pape. Ce co-adjureur était
aussi appelé
"administrateur". Concernant la "prise de
possession" ou la "non prise de
possession" d'un évêché, cela signifiait
qu'un évêque nommé par le Pape avait le
droit de résider dans son diocèse, donc
de prendre possession, ou de nommer un
co-adjureur, donc de ne pas prendre
possession. En fait, il y avait deux
catégories d'évêques: ceux qui étaient
destinés à être co-adjureur et les autres
qui étaient en poste de façon plutôt
permanente et qui ne déléguaient pas
leurs pouvoir. Ces deux catégories
avaient un titre particulier latin (dont je
n'ai pas le terme). Toutefois cette
pratique (la prise ou la non prise de
possession et la nomination d'un co-
adjureur) fut rendue illégale par le pape
de Rome lorsque le schisme fut réglé par
le conclave. Certains évêques
continuèrent cet exercice, mais ils se
retrouvaient rapidement devant un
tribunal ecclésiastique et pouvaient être
rapidement privé de leur bénéfices pour
une période plus ou moins longue.

Du latin excommunicatio. Peine


Excommunica ecclésiastique par laquelle quelqu'un est
tion (C) retranché de la communion de l'Eglise
catholique.
interprétation philologique, historique ou
Exégèse doctrinale d'un texte dont le sens, la
portée, sont sujets à discussion,
récit ayant pour sujet une rédemption
Exemplum particulière. Il prend donc une valeur
d'exemple dans une optique chrétienne.

Exorciste Titre religieux, ordre mineur


F
itinérant ; proscrit pendant les
Faidit/Faydit persécutions contre les Cathares
(cathare) chevalier occitan de foi hérétique
dépossédé de ses biens

Terme arabe signifiant littéralement «


l'ouvrante ». Il désigne la
première sourate* du Coran*. On la
Fatiha (M) nomme « mère du Livre » ou «
fondement du Livre ». Elle comporte sept
versets et constitue une prière
introductive essentielle dans la liturgie.

Décision juridique prononcée par un


Fatwa (M)
dignitaire religieux à partir de la Charia*.
Science du droit religieux musulman
constitué à partir du VIIIe siècle. Dans le
monde sunnite (voir chiisme*) existent
Fiqh (M)
quatre école juridiques :
hanafite, malékite*, shafi'ite, hanbalite,
du nom de leurs fondateurs.
G
doctrine qui avance que l'Église de
France, dont le chef est le roi, est
indépendante de la papauté pour toutes
Gallicanisme les questions autres que spirituelles. Son
origine remonte à Philippe le Bel, mais
son acte de naissance date de 1407, à
l'occasion du Grand Schisme.

Dépôt de livres sacrés endommagés,


traités avec respect en raison du nom
divin que les textes comportent.
Genisah (J) La genisah de Fostat, près du Caire,
découverte à la fin du siècle dernier, a
livré plusieurs centaines de mille de
fragments de textes anciens.
du grec gnôsis, « connaissance ». Ni foi ni
savoir, l'idée gnostique concerne les
Gnostique
mystères sacrés et apporte la délivrance
(le retour à l'Un, au Principe).

Du latin gradus, degré. Livre contenant la


Graduel (ou musique pour la célébration de la messe*
livre de ; il concorde avec le missel*. Par
choeur) (C) extension, le mot signifie toutes les
parties chantées de la messe.
dépendant de l'Église arménienne, dont
Grégorien (C) l'origine est due à Krikor, chef suprême
de l'Église en Arménie, connu également
sous le nom de saint Grégoire
l'Illuminateur (IV s.) ; ralliée au
monophysisme en 451.
H
De l'arabe hadith, conversation, récit.
Recueil des actes et des paroles du
prophète Mahomet et de ses
compagnons à propos de commentaires
Hadith (M)
du Coran* ou de règles de conduite.
Cette loi orale qui constitue le second
fondement du droit après le Coran, fut
retranscrite et compilée au IXe siècle.

Extrait des Livres des prophètes, lus à


la synagogue*, le sabbat*, les jours de
Haftarah (J)
fête et les jours de jeûne, après la lecture
de la péricope* biblique hebdomadaire.
Livre rituel destiné à la soirée de
Haggadah
la Pessah*. Il contient le récit de la sortie
(plur.
d'Egypte, ainsi que des hymnes* et
haggadot) (J)
des psaumes* de louanges.
Du grec hagios, saint, et graphein, écrire.
Hagiographie
Ouvrage qui fait le récit de la vie
(C)
des saints*.

De la racine halakh, aller, marcher.


Halakhah (J) Désigne l'ensemble des lois, sentences
rabbiniques et prescriptions religieuses
(voir mitsvot*), qui règlent la vie
quotidienne des Juifs. La halakhah est un
système évolutif, fondé sur la discussion
libre et le débat contradictoire, et qui
intègre progressivement les acquis des
générations précédentes.
Littéralement « inauguration » . Nom de
la fête qui commémore l'inauguration du
culte dans le Temple de Jérusalem
Hanoukah (J) purifié, après la victoire de Juda
Maccabée sur les armées d'Antiochus
Epiphane, en 163 avant notre ère. Elle est
appelée également « fête des lumières ».

Littéralement « séparation », désigne la


cérémonie de clôture du sabbat*, qui
Havdavah (J)
marque la fin de la fête et le début des
jours ouvrables.

De l'arabe hidjra, fuite. Ere de l'Islam, qui


commence en 622 de l'ére chrétiennne,
Hegire (M)
date à laquelle Mahomet s'enfuit à
Médine.
Du grec hairesis, choix. Doctrine d'origine
chrétienne contraire à la foi catholique et
condamnée par l'Eglise*.
Hérésie (C) au sens étymologique « choix », mais très
vite ce mot signifia « erreur » et à ce titre
fut réprimée par les pouvoirs religieux
dominants.
Du latin hora. Prières présentées dans
le bréviaire* et qui sont dites ou
chantées aux heures fixes du jour. Terme
aussi utilisé comme abréviation
Heures (C)
pour Livre d'heures* quand le mot est
accompagné d'un nom de possesseur
mécène ou bibliophile, par exemple
les Heures Sforza.

La prière des heures se succède tous les


jours de l'année, à l'exception du
dimanche qui est un jour particulier. Il y a
Heures Matines (minuit), Laudes (vers 3 heures
liturgiques (C du matin), Prime (juste à l'aube), Tierce
(cath)) (vers 9 heures), Sexte (vers midi), None
(vers 15 heures), Vêpres (louange du soir,
vers 17 heures), Complies (juste avant de
se coucher).
du grec hieros, « sacré » , et phainein, «
apparaître ». Une figure hiérophanique
traduit toujours une manifestation du
Hiérophaniqu
sacré (lieu, objet, symbole, idée...),
e
reflétant l'expérience du sacré et
impliquant les notions de vérité, d'être et
de signifiant.

Hiloula (plur. Jour anniversaire de la mort des saints,


hiloulot) (J) marqué par des pèlerinages sur leurs
tombes et le partage de repas rituels
dans les synagogues*.
Du grec humnos. Chant religieux à la
gloire de Dieu, utilisé durant les fêtes, les
processions, les célébrations, et qui
trouve également sa place dans la piété
Hymne (C) individuelle.
chant sacré en l'honneur de Dieu,
composé de strophes, composé à partir
de textes non issus de l'Ecriture sainte
mais nés de l'inspiration personnelle
I
littéralement « briseur d'image ».
Partisan des empereurs byzantins qui
Iconoclaste
s'opposèrent à l'adoration et au culte des
images saintes.

Mot arabe désignant le dignitaire


religieux qui conduit la prière (chez les
Imam (M) sunnites) [chez les chiites, c'est le chef de
la communauté] ; ou chef d'une école
juridique ou théologique islamique.
Mot latin, littéralement : « qu'il soit
Imprimatur imprimé ». Autorisation d'imprimer un
(C) ouvrage, notamment de philosophie, de
théologie, de spiritualité, de morale ou
d'histoire religieuse, accordée par
l'autorité ecclésiastique, l'évêque d'un
diocèse par exemple. Cette mention est
généralement indiquée au verso de la
page de titre. Anciennement, les
universités accordaient des imprimatur
pour les publications de leurs
professeurs. Les membres du clergé et
des différents ordres religieux devaient
nécessairement obtenir cette
autorisation avant de publier. Cette règle
est moins stricte de nos jours. (Voir
aussi Imprimi potest* et Nihil obstat*.)
Littéralement : « peut être imprimé ».
Permission d'imprimer un ouvrage écrit
notamment par un membre du clergé ou
Imprimi d'un ordre religieux, accordé par un
potest (C) supérieur religieux. Cette mention se
trouve généralement placée au verso de
la page de titre. (Voir Imprimatur*
et Nihil obstat*.)
Mot latin, littéralement « indicateur ». Le
mot a deux sens : liste de mots clés de
recherche figurant à la fin d'un volume
Index (C) (index des noms propres, des sujets, des
matières, etc... ; et, pour les catholiques,
liste de livres prohibés ou sujets à
caution. L'Index librorum
prohibitorum fut publié pour la dernière
fois en 1948.
Du latin indictio, taxe extraordinaire.
Rang qu'occupe une année dans la
période de quinze ans, prise en compte
Indiction (C)
dans le comput* ecclésiastique. Désigne
aussi la fixation d'un jour dit pour la
réunion d'un concile* ou d'un synode*.
Du latin inquisitio, de inquirere,
rechercher. Tribunal spécial institué par
la papauté pour lutter contre l'hérésie*
au moyen d'une procédure particulière,
l'enquête (inquisitio). Introduite devant
les tribunaux ecclésiastiques par
Innocent III (1199), la procédure
inquisitoriale (interrogatoire, torture,
châtiments), fut confiée aux dominicains
Inquisition (C)
(XIIIe siècle) pour lutter contre les
albigeois dans le midi de la France.
Efficace contre les cathares et les vaudois
, l'Inquisition ne put pratiquement rien
contre le protestantisme (sauf en
Espagne et en Italie). Elle disparut au
XVIIIe siècle, sauf en Espagne où elle se
maintint, un temps, sous une forme
politique.
nom donné aux membres d'une secte
Ismaélien musulmane qui se forma à l'intérieur du
chi'isme vers la fin du VIIIe s.

J
membres de l'Église syriaque orthodoxe
Jacobites
d'Antioche.
Jean
Chrysostome docteur de l'Église, évêque de
(\-: 344-907) Constantinople.
(C)
guerre sainte. Cette notion se trouve
dans le Coran est peut être interprétée
comme une guerre contre soi-même ;
Jihad
mais elle peut aussi constituer un
prétexte religieux pour légitimer une
conquête.

K
De l'hébreu qabbalah. Désigne une
tradition juive diffusée dès le XIIIe siècle,
Kabbale (J)
donnant une interprétation mystique et
allégorique de l'Ancien Testament*.

De l'araméen. Prière de la liturgie


quotidienne, récitée à la fin de chaque
Kaddish (J)
partie de l'office, devenue la principale
prière pour les morts.
Juge religieux, qui intervient au sein de
Kadi (M) l'administration, et notamment de
l'armée.

De l'arabe khalifa. Titre pris, après la


Khalife (ou mort de Mahomet, par les souverains
calife)(M) politiques et religieux de l'Empire
musulman.

Bénédiction, plus particulièrement sur le


Kiddoush (J)
vin.

L
Laudes (C
Heure liturgique, vers 3 heures du matin
(cath))
lecteur Titre religieux, ordre mineur

Recueil de « leçons » ou « péricopes* »,


Lectionnaire c'est-à-dire d'extraits des Actes des
(C) Apôtres et des Epîtres (Nouveau
Testament*) à lire lors des offices*.
Du grec leitougia, de leitos, public,
et ergon, œuvre. Ensemble des prières,
Liturgie (C)
des cérémonies et des actions prescrites
dans le culte chrétien.

livre de l'Ancien Testament daté du IIIe


Livre
siècle av. J-C. ; l'auteur dont l'identité
d'Ecclésiaste
n'est pas attestée serait Salomon.
Recueil de divers textes pieux que son
propriétaire pouvait lire en privé. La
partie essentielle du manuscrit (qui
représente en général le premier tiers du
volume) comprend les Heures de la
Vierge c'est à dire une série de prières et
de psaumes en l'honneur de la Vierge
Marie, devant être récités à chacune des
heures canoniales de la journée :
Matines, Laudes, Prime (1ère heure après
le lever du soleil), Tierce (3ème heure),
Sixte (6ème heure), None (9ème heure),
Livre d'heures
Vêpres et Complies, d'où le nom de Livre
(C)
d'heures. Les moines* et les religieuses
étaient tenus de réciter leur bréviaire* le
même nombre de fois par jour ; le texte
central du Livre d'heures n'étant qu'une
variante plus courte, destinée aux
laïques, du même cycle de prières
monastiques. Le Livre d'heures servait
également, au Moyen Age, à
l'apprentissage de la lecture aux enfants.
Généralement, il était adapté à l'usage
liturgique d'une ville ou d'un diocèse
particulier.

Livre de Contient des prières individuelles et des


prières (C) textes dévotionnels à usage personnel.
Contrairement à celles du Livre
d'heures*, les prières ne sont pas
ordonnées selon un schéma liturgique .
M
Littéralement « cycle », par extension, ce
terme désigne des fêtes de l'année et,
Mahzor (J) depuis le Moyen-Age, également le rituel
qui renferme les prières et les poésies
liturgiques lues pendant l'office des fêtes.

l'expression qualifie les détenteurs de la


tradition juive. Ils président aux services
Maîtres de la religieux de la synagogue, enseignent
Loi dans les temples, etc.... Jésus est
d'ailleurs considéré comme un maître de
la Loi autodidacte.

statue du Christ, de la Vierge ou d'un


Majesté (en) saint, faisant ressortir son caractère
sacré.

Désigne une des écoles de droit sunnite


fondée par Malik ibn Anas (mort en 795)
à Médine. Elle présente la particularité
Malékite / de faire une très large place à la coutume
Malikite (M) locale dans l'élaboration doctrinale. Rite
très répandu en Afrique du Nord et en
Afrique subsaharienne.
Le malikisme se signale par son
attachement à la lettre et à son hostilité
envers une interprétation rationnelle
plus profonde du Coran. Cette doctrine
devint la forme sunnite dominante du
monde musulman sunnite en Ifriqiya.

Mandorle (C cadre en forme d'amande dans lequel


(cath)) apparaît le Christ en majesté

conception dualiste du monde, du bien et


Manichéisme
du mal comme deux forces opposées.
Marc martyr chrétien, saint de l'Église
d'Aréthuse (C) universelle.
l'Église syro-maronite a vu le jour dans le
diocèse d'Orient de l'Empire romano-
byzantin ; elle joua un rôle primordial
dans les débuts du christianisme. Établie
Maronite
au Liban au VIIIe siècle, suite à un
(Église)
différent avec le basileus Justinien II, elle
devint indépendante. Elle se réclame de
Saint-Maron. Le centre de cette Église se
situe au Mont Liban.
De l'hébreu massorah, littéralement «
tradition ». Désigne l'ensemble des
Massorah (ou indications établi au VIIIe siècle pour
massore) (J) garantir la transmission correcte du texte
de la Bible. Dans les manuscrits bibliques
du Moyen-Age, les annotations
massorétiques sont habituellement
copiées dans les marges verticales et
horizontales.
Matines (C
Heure liturgique, minuit
(cath))
Pain azyme pour la fête de Pâque juive,
c'est à dire sans levain, que les israélites
Matsa (plur.
font cuire la veille, en mémoire du repas
matsot) (J)
que leurs ancêtres avaient fait, en
quittant l'Egypte.

Littéralement « rouleau », désigne tout


manuscrit, y compris la Bible*, écrit sous
la forme de rouleau. On désigne par ce
terme plus particulièrement les cinq
livres hagiographiques dont la lecture fait
partie de la liturgie des fêtes : le Cantique
des Cantiques, lu à la Pessah* ; le Livre de
Megillah (J)
Ruth, lu à la fête des semaines ; les
Lamentations de Jérémie, lu le 9 du mois
d'av, l'anniversaire de la destruction du
Temple de Jérusalem ; l'Ecclésiaste, lu
lors de l'office de Soukhot*, et le livre
d'Esther est lu lors de la célébration de la
fête de Pourim.
également connus sous le nom de grecs-
Melkite catholiques, les melkites sont des
chrétiens de rite orthodoxe qui acceptent
l'autorité de Rome, mais dépendent des
patriarcats d'Alexandrie, Jérusalem et
Antioche. Langue liturgique employée le
Grec.

Mot hébreu désignant le chandelier à


sept branches, un des principaux objets
Ménorah (J)
du culte hébraïque, symbole du peuple
juif.

Du latin missa, action de renvoyer.


Cérémonie commémorant le sacrifice du
corps et du sang de Jésus-Christ sous les
espèces du pain et du vin, par le
ministère du prêtre et suivant le rite
prescrit.
Elle est à distinguer des huit autres
offices quotidiens. Elle contient le
sacrement de l'Eucharistie*, qui
symbolise précisement le sacrifice du
Messe (C) corps et du sang du Christ, par le
ministère du prêtre, institué par le Christ
lors de la Cène (c'est à dire le dernier
repas pris en commun par le Christ et les
Apôtres). C'est la cérémonie la plus
importante de l'Eglise catholique, elle se
célèbre à l'autel, à l'aide du Missel*.
La partie la plus solennelle de
la Messe est le Canon, qui ne variait
jamais, au cours de laquelle on chantait
la prière à Dieu le père tout puissant :
"Saint, saint, saint est le Seigneur, Dieu
des armées. Les cieux et la terre sont
remplis de ta gloire (Sanctus, sanctus,
sanctus Dominus Deus Sabaoth. Pleni
sunt coeli et terra gloria tua ..)".
Petit rouleau de parchemin, contenant
certains passages de la Bible*
(Deutéronome. VII, 9 ; XI, 20), fixé sur les
Mezouzah (J) montants des portes d'une habitation
juive. L'usage désigne par le même terme
l'étui, souvent ouvragé, qui protège le
parchemin.

Mot hébreu, de darash, scruter.


Commentaire rabbinique de la Bible*
ayant pour but d'expliciter divers points
Midrash (J) juridiques ou de prodiguer un
enseignement moral en recourant à
divers genres littéraires, tels que
légendes, paraboles, récits.

Mot arabe désignant une niche servant à


Mihrab (M) indiquer la direction de La Mecque dans
une mosquée*.

Tour d'une mosquée, du haut de laquelle


Minaret (M) le muezzin* fait les cinq appels à la prière
quotidienne.
Compilation exhaustive et méthodique
de la loi orale, née de cinq siècles de
réflexions des rabbins et dont la
rédaction finale fut l'oeuvre de Juda ha-
Nassi vers 200 de notre ère. Première
Mishna (J)
œuvre majeure de la halakha*, elle
comporte six thèmes ou ordres
principaux : agriculture, fêtes, relations
conjugales, droit civil, sacrifice, lois de
pureté.

Du latin missalis liber, livre de messe.


Livre liturgique contenant toutes les
prières lues ou chantées à la messe*
Missel (C) pendant l'année ecclésiastique (les
parties fixes et les parties variables
du propre du temps* et du propre
des saints*).
« Commandement », dont le nombre est
Mitsva (plur.
fixé à six cent treize dans le judaïsme ;
mitsvot) (J)
par extension : « bonne action ».
Du latin monachus, solitaire. Homme qui
s'est retiré du monde pour vivre en
ascète ( voir ascétisme*) et se consacrer
Moine (C) à la prière dans un monastère*, en
communauté, et qui mène une existence
soumise à la règle de son ordre, après
avoir prononcé des voeux solennels de
pauvreté, de chasteté et d'obéissance à
ses supérieurs.
Ensemble de bâtiments où vit une
Monastère (C)
communauté de moines* et de moniales.
Féminin de moine*. Femme qui consacre
Moniale (C) sa vie à Dieu, comme le moine. Religieuse
cloîtrée.
également connus sous le nom de
jacobites, les chrétiens monophysites ne
reconnaissent qu'une nature à la fois
Monophysite
divine et humaine au Christ. Cette Église
est présente en Syrie et en
Mésopotamie.
musulman d'Espagne converti de force
Morisque
au catholicisme, surtout au XVIe siècle.

Mosquée (M) Edifice cultuel de l'Islam.

Du latin muttum, grognement.


Composition à une ou plusieurs voix,
religieuse ou non, avec ou sans
Motet (C)
accompagnement, apparue au XIIIe siècle
et destinée à l'origine à embellir le chant
liturgique.

Muezzin (M) Fonctionnaire religieux musulman chargé


d'appeler du haut du minaret* de
la mosquée* aux cinq prières
quotidiennes de l'Islam.
Du grec mustês, initié à une vérité
Mystère (C) cachée. Désigne un dogme* révélé
inaccessible à la raison.
N
disciple de l'hérésie de Nestorius,
hérésiarque qui affirmait que les deux
natures du Christ (divine et humaine)
possédaient leur individualité propre; il
Nestorien
fut condamné par le concile d'Éphèse en
431. Les Nestoriens formaient l'Église des
Perses qui partit à la conquête spirituelle
de l'Asie jusqu'en Chine.

Mot latin, littéralement: « rien ne


s'oppose ». Évaluation morale ou
dogmatique d'un ouvrage dont l'auteur
Nihil Obstat
est généralement un membre du clergé
(C)
ou d'un ordre religieux. Cette mention
est placée au verso de la page de titre.
(Voir Imprimatur*et Imprimi potest*.)
None (C
Heure liturgique, vers 15 heures.
(cath))

Nouveau
Du latin testamentum. Voir Bible*.
Testament (C)
Du latin natalis [dies], [jour] de naissance.
Fête chrétienne commémorant la
Noël (C) naissance du Christ.
NB : fête chrétienne à date fixe dans le
calendrier civil : 25 décembre.
O
Recueil constitué des huits premiers
livres de l'Ancien Testament* (Genèse,
Octateuque Exode, Lévitique, Nombres,
(J) Deutéronome, les livres de Josué, des
Juges et de Ruth), attesté surtout dans
les milieux juifs byzantins.

Du latin officium, service. Il ne faut pas


confondre la messe* avec les
autres offices que l'on célèbre dans le
Offices (C)
choeur : Matines, Laudes, Prime, Terce,
Sexte, None, Vêpres et Complies ; on les
célèbre à l'aide du Bréviaire*.

Du latin oratio, discours. Prière ou


Oraison (C) discours religieux prononcé en public
durant la messe* et les cérémonies.
Mot latin signifiant ordre . Calendrier
liturgique qui comprend les diverses
Ordo (C) parties de l'année liturgique de l'Eglise
universelle et d'une Eglise ou d'un ordre
particulier.
Ordres religieux d'abord itinérants,
apparaissant entre la fin du XIIe siècle et
le début du XIIIe siècle, avec pour
exigence un retour à la pauvreté
Ordres
évangélique et un besoin de prédication.
mendiants (C)
Les quatres principaux sont les carmes,
les augustins, les franciscains et les
dominicains. Leurs membres sont des
religieux.
qualifie les Églises chrétiennes des rites
Orthodoxe d'Orient séparées de Rome au XII siècle
comme l'Église grecque.

P
Titre religieux, évèque de Rome, chef de
Pape (C l'Eglise catholique.
(cath)) A un ecclésiastique de rang on dit
"Monseigneur".

De l'hébreu paskha, passage. Fête


chrétienne célébrée le premier dimanche
suivant la pleine lune de l'équinoxe de
Pâques (C) printemps, pour commémorer la
résurrection du Christ.
NB : fête à date variable dans le
calendrier civil.
Parashah Péricope* du Pentateuque*.
(plur. Le Pentateuque est divisé en péricopes,
parashiyot), dont la lecture fait partie de l'office
(J) du sabbat* et des fêtes. Suivant le
système adopté, le Pentateuque est lu
intégralement en un (en Occident) ou en
trois ans (en Orient).
nom donné par l'Inquisition aux religieux
Parfait(e)
et religieuses cathares, synonyme
(cathare)
d'hérétique.
Du grec parousia, présence ; ce terme
Parousie (C) désigne le retour glorieux du Christ à la
fin des temps.
Etendue de territoire soumise à la
Patriarcat (C)
juridiction d'un patriarche*.
Du latin patriarcha, du grec patriarkhês.
Nom donné aux anciens chefs de famille
Patriarche (C) de l'Ancien Testament* ; dès le début du
christianisme, titulaire des sièges
de patriarcats* chrétiens.

Hérésie professée par le moine irlandais


Pélage (mort vers 430) qui reconnaissait
à l'homme la capacité de choisir entre le
Pélagianisme bien et le mal par la seule force de sa
(C) volonté, lui accordant ainsi une place que
restreignait la doctrine augustinienne de
la grâce. Elle fut condamnée par deux
conciles au début du Ve siècle, ce qui ne
l'empêchera pas de se répandre en Gaule
d'où une nouvelle condamnation en 529,
réaffirmait les effets du péché originel et
la nécessité de la grâce. (D'aprés Jean
Favier, Dictionnaire de la France
médiévale - Fayard 1993.)
Il s'agit d'un des septs Sacrements, que
l'on appelle plus communement
Confession, qui permet de recevoir, par
l'intermediaire d'un prêtre, le pardon de
Pénitence (C
ses pêchés. Parfois, il faut accomplir une
(cath))
peine pour être pardonner. Au moyen
âge, il s'agissait de prières, de dons à
l'église ou alors un pélérinage si la faute
était grave.
pour résumer la pensée de saint
Augustin, seul Dieu donne à l'homme les
véritables dimensions de son être. Les
Pensée
valeurs terrestres ne sont que
augustinienne
passagères. Sa bibliographie est
immense; son ouvrage le plus
mémorable reste "la Cité de Dieu".

Appellation des cinq premiers livres de


Pentateuque l'Ancien Testament*(Genèse, Exode,
(J) Lévitique, Nombres, Deutéronome).Les
juifs l'appellent la Torah*.
Du grec pentêkostê [hêmera],
cinquantième [jour]. Fête chrétienne
célébrée le septième dimanche
Pentecôte (C) après Pâques* pour commémorer la
descente du Saint Esprit sur les apôtres.
NB : fête à date variable dans le
calendrier civil : 40 jours après Pâques.

Pères chez les chartreux, ce sont les prêtres qui


Chartreux se consacrent essentiellement à la prière.

Ecrivains chrétiens de l'Antiquité (II-VIIè


Pères de
siècles), dont les oeuvres font autorité en
l'Eglise (C)
matière de foi.

Passage de l'Ecriture Sainte lue à l'office


Péricope (J) du sabbat* et des fêtes. Le terme est
également utilisé dans l'Eglise catholique.

Fête de la Pâque juive ; le sens littéral, «


l'action de passer », fait allusion au
passage de l'ange de la mort à la veille de
Pessah (J)
la sortie d'Egypte, qui épargna les
maisons des Hébreux pour ne frapper
que les nouveaux-nés des Egyptiens.

Portier Titre religieux, sacristain, ordre mineur


Du latin praelatus, porté en avant. Haut
Prélat (C) dignitaire ecclésiastique (cardinal*,
archevêque, etc...) ayant reçu la
prélature , c'est à dire la dignité conférée
par le pape, le plus souvent honorifique,
ou comportant une juridiction territoriale
ou personnelle (évêché, abbaye, etc...).

Du latin presbyter. Celui qui a reçu le


Prêtre (C) sacrement de l'ordre dans l'Eglise
catholique et les églises orientales.

Prêtre tout ministre d'un culte religieux


Du latin prior, premier. Dans
Prieur (C) une abbaye*, moine secondant l'abbé et
le remplaçant quand celui-ci est absent.
contrairement à la plupart des grands
ordres monastiques, les chartreux n'ont
pas d'abbé. Par modestie et
pragmatisme, étant donné leur
Prieur
orientation purement contemplative, les
chartreux
communautés élisent un prieur qui n'est
pas tenu à la plupart des obligations
séculières des abbés réguliers, pour ne
pas parler des abbés commendataires.
Couvent ou monastère, plus petit qu'une
Prieuré
abbaye, dirigé par un prieur.
Du latin primus, premier, au premier
rang. Désigne initialement le prélat*
Primat (C) ayant autorité sur plusieurs archevêques
; plus tard, titre honorifique donné à
certains d'entre eux.
Prime (C
Heure liturgique, juste à l'aube.
(cath))
église desservant un prieuré ; dans
l'ordre clunisien les prieurés sont
Priorale autonomes mais soumis au
gouvernement commun de l'abbé de
Cluny.

Du latin processio, de procedere, avancer.


Petit livre de chant utilisé les jours de
Processionnal
fête, quand la liturgie exige que
(C)
les prêtres* et le chœur fassent le tour de
l'église* en chantant.

Du grec prophêtês. Selon le canon de la


Bible Hébraïque, les « Premiers
Prophètes » comprennent les livres de
Prophètes (les
Josué, des Juges, de Samuel I et II et des
livres des
Rois I et II ; les « Prophètes postérieurs »
Prophètes), (J)
comprennent les livres d'Isaïe, de
Jérémie, d'Ezéchiel et les douze «
Prophètes mineurs ».
Premier des deux cycles simultanés
d'offices de l'année liturgique. Il
Propre du concerne l'observance des dimanches et
temps (C) fêtes commémorant la vie du Christ. Il
débute par la veille du premier dimanche
de l'Avent, qui est le dimanche le plus
proche du 30 novembre, et se poursuit
avec le temps de Noël* (y compris
l'Epiphanie), le Carême*, le Temps Pascal
(de Pâques* à la veille de l'Ascension*),
et la saison de l'Ascension (qui comprend
la Pentecôte*, la Trinité, la Fête-Dieu et
les dimanches après
la Pentecôte). Noël est une fête fixe, et
on la célèbre toujours le 25 décembre.
Toutefois Pâques tombe toujours le
dimanche après la première lune qui suit
l'équinoxe de printemps, et la date varie
considérablement, ce qui change les
dates des autres fêtes calculées à partir
de Pâques, telle que l'Ascension, qui est
40 jours plus tard, et la Pentecôte, qui est
sept semaines
après Pâques. Pâques, Ascension et Pente
côte sont les "fêtes mobiles".
Second cycle de l'année liturgique. Il
commémore les fêtes des saints, y
compris la Vierge Marie, et débute
habituellement par la Saint-André, le 30
Propre des novembre. Des noms de saints* peuvent
saints (C) être assignés à chaque jour de l'année.
Les observances locales varient d'un
endroit à un autre, et les calendriers des
manuscrits liturgiques classent les offices
des saints selon l'importance qu'il faut
leur accorder : simple, semi-double (sic
!), double et double majeur. Les grandes
fêtes du Propre des Saints, telle que
l'Annonciation, le 25 mars, ou la Saint-
Michel, le 29 septembre, figurent,
avec Noël* et le dimanche de la Trinité,
dans le Propre du Temps*, parmi les jours
les plus importants de l'année liturgique.
Le Propre des Saints et le Propre du
Temps étaient tout à fait séparés dans les
livres de prière du Moyen-Age, et
formaient parfois deux volumes distincts.
Du latin protestari, déclarer
publiquement. Chrétien appartenant à
l'un des groupements (Eglises, sectes)
Protestant (C)
issus, directement ou non, de
la Réforme* et qui rejettent l'autorité du
pape.
Du grec psalmos, air joué sur
le psaltérion (instrument de musique à
cordes pincées). Chant liturgique de la
religion d'Israël, passé dans le culte
chrétien et constitué d'une suite variable
Psaume (C)
de versets.
Chants bibliques attribués par la tradition
à David et composés, en réalité, par
divers auteurs entre le Xe et le 1er siècle
av. J.-C.
Livre contenant les 150 psaumes* de
l'Ancien Testament*, accompagnés de
nombreuses prières, lectures
Psautier (C)
et hymnes*. Au Moyen-Age,
le psautier servait beaucoup à
l'apprentissage de la lecture.
Q
R
De l'araméen rabbi, mon maître. Chef
Rabbin (J) religieux, guide spirituel et ministre du
culte d'une communauté juive.

Neuvième mois du calendrier islamique,


pendant lequel les musulmans doivent
Ramadan (M) s'astreindre à l'abstinence (nourriture,
boisson, tabac, relations sexuelles) entre
le lever et le coucher du soleil.

Du latin reformare . Retour à une


observance stricte de la règle primitive,
dans un ordre religieux. Mouvement
religieux qui, au XVIe siècle, a soustrait à
l'autorité du pape une partie de l'Europe
Réforme (C) et a donné naissance aux églises
protestantes. Née de la conviction que le
christianisme devait être ramené à sa
pureté primitive par le rétablissement de
l'autorité souveraine de l'Ecriture Sainte
en matière de foi, ses principaux
instigateurs furent Martin Luther (1483-
1546) en Allemagne, et Calvin (1509-
1564) en France et en Suisse.

né aux environs de 380 à Nursie, ville


située au nord-est de Rome, Benoît, en
révolte contre le matérialisme ambiant
de cette grande cité, se retire, après
maintes péripéties, sur le mont Cassin où
il fonde une communauté monastique. Il
Règle de saint est considéré comme le « législateur de
Benoît la vie monastique en Occident ». Sa règle
nous a été transmise, cinquante ans
après sa mort, par le pape Grégoire le
Grand, ancien moine luimême. Elle
s'impose au IXème siècle sous le règne de
Charlemagne et de son fils Louis le Pieux
inspirés par saint Benoît d'Aniane.
Du latin regularis, de regula, règle
et saeculum, siècle . Le clergé régulier
comprend ceux qui ont prononcé des
Régulier/sécul voeux et vivent en communauté selon
ier (C) une règle. Le clergé séculier comprend
les clercs et les prêtres qui vivent dans le
« siècle », c'est à dire au service des
fidèles dans la société.

Retable du latin "altare", "table de sacrifice" et


"retabulum", "paroi postérieure".
Tableau placé en retrait de la table
d'autel.
Le Nouvel-An. Durant la période biblique,
l'année commença au printemps, avec le
Rosh ha-
mois de nissan, par la suite, le
shanah (J)
commencement de l'année fut transféré
à l'automne, au mois de tishri.

S
De l'hébreu shabbat. Repos que les juifs
doivent observer le samedi (du vendredi
au coucher du soleil au samedi au
coucher du soleil), jour consacré au culte
Sabbat (J)
divin. Dans le folklore du Moyen Age,
teinté d'antisémitisme, le sabbat était la
cérémonie diabolique qui réunissait les
sorcières.

Du latin sacramentum, serment,


obligation. Signe sacré, rite institué par
Jésus-Christ, pour produire ou augmenter
Sacrement (C) la grâce dans les âmes ; les sept
sacrements : baptême, confirmation,
eucharistie, extrême-onction, mariage,
ordre et pénitence .

Sacristain Titre religieux, portier, ordre mineur

Saint(e) (C) Du latin sanctus. Se dit de quelqu'un qui,


selon l'Eglise*, a mené une vie
exemplaire, a pratiqué les vertus
évangéliques, et a été canonisé
(voir canonisation*).

image réputée authentique du Christ.


Selon la légende, le Christ lui-même
l'aurait envoyée au roi Abgar qui régnait
Saint
à Édesse. Ramenée à Byzance, cette
Mandylios
icône achéiropoiète (non faite par la
main de l'homme) était vénérée dans la
sacristie du Palais royal.

Deuxième pilier de l'Islam. Ensemble


composé des cinq prières rituelles qui
portent le nom de l'heure à laquelle elles
doivent être récitées. Les musulmans
doivent d'abord se mettre en état de
pureté rituelle par des ablutions et leur
Salat (M)
vêtement doit être décent. Ces prières
peuvent se faire dans n'importe quel lieu,
sauf sur les tombes et les abattoirs. La
prière communautaire se fait dans les
mosquées une fois par semaine, le
vendredi.

La prière de l'aube. Une des cinq prières


Salât as-Subh quotidiennes des Musulmans. On peut
(M) supposer que, dans le cadre très
particulier d'un séjour chez les chrétiens,
un musulman ne puisse accomplir
totalement les prescriptions de sa loi.
Salle ouverte sur le cloître d'une abbaye,
où les moines se réunissaient pour
Salle entendre de leur abbé la lecture d'un
capitulaire chapitre (d'où son nom) de la règle et
commenter certains aspects de la vie
commune.
partie réservée aux cérémonies
liturgiques, autour de l'autel. Se confond
Sanctuaire
dans certaines petites églises avec le
choeur.

Mot araméen employé dans


les Evangiles*, du grec sunedrion.
Désigne l'assemblée, le conseil formé de
membres de la noblesse sacerdotale
Sanhédrin (J)
juive (sadducéens) et de docteurs
pharisiens, tribunal religieux et civil pour
toute la Palestine antique. [ Le grand
sanhédrin est le tribunal de Jérusalem].
Du grec skhisma, séparation. Qualifié
également de grand schisme [1378-
Schisme 1417], c'est un conflit qui divisa l'Eglise*,
d'Occident (C) et durant lequel il y eut plusieurs papes à
la fois. A l'origine se situe une double
élection, en 1378 : au choix d'Urbain VI
s'opposent la plupart des cardinaux non
italiens, qui élisent un français, Clément
VII qui s'établit à Avignon. La chrétienté
se divise. Diverses solutions de règlement
ayant échoué, le schisme s'aggrave, en
1409, quand un troisième pape,
Alexandre V, est élu à Pise. Jean XXIII lui
succède en 1410. Finalement, le Concile*
de Constance (1414-1418) dépose les
trois papes et provoque un conclave* qui
aboutit à l'élection d'un pape unique,
Martin V (1417).
Conflit qui aboutit à la séparation entre
l'Eglise orientale et l'Eglise romaine. Une
première rupture eut lieu de 863 à 867
sous le patriarche de Photios. La scission
Schisme définitive intervint en 1054, quand le
d'Orient (C) patriarche Keroularios excommunia le
pape Léon IX après avoir été
excommunié par lui. Les mesures ont été
levées de part et d'autre en 1965, mais
l'union n'a par été rétablie.
De l'hébreu sefarad. Terme biblique qui,
à partir du Moyen-Age, désigne les
Sefarade (J) communautés juives de la péninsule
ibérique et leur culture. Après l'expulsion
des juifs d'Espagne et du Portugal, en
1492, les réfugiés répandirent leur
culture en Afrique du Nord et dans
l'Empire Ottoman.
Rouleau de parchemins sur lequel sont
Sefer Torah (J)
écrits les cinq premiers livres de la Bible.
Traduction grecque de l'Ancien
Septante (J et Testament* faite à Alexandrie d'Egypte
C) entre 250 et 130 avant Jésus Christ par
soixante dix traducteurs juifs.
chant liturgique formé d'un passage
emprunté à la Bible et comprenant deux
éléments : des vocalises sur la première
Séquence
syllabe (qui sont la séquence à
proprement parler) et la prose (qui
constitue le reste du texte).
Sexte (C
Heure liturgique, vers midi.
(cath))
Pentecôte, commémoration de la remise
Shavouot (J)
des Tables de la Loi à Moïse.
Littéralement « ordre » ; rituel qui
Siddour (J) renferme les prières quotidiennes et
celles du sabbat*.
Littéralement « jeûne ».Troisième pilier
Siyam (M) de l'Islam, il dure, entre autres, tout le
mois du Ramadan*.
Littéralement « réjouissance en la Torah
» ; désigne la célébration qui, à la fin de
Simhat Torah
la fête de Soukkot*, clôture la lecture
(J)
annuelle du rouleau de la Bible*, et son
recommencement.
Socia au féminin. Mot latin signifiant
Socius
compagnon, associé; les Parfait(es)
(cathare)
allaient toujours par deux.
La fête des Tentes. Troisième fête de
pélerinage, célébrée quinze jours
Soukkot (plur. après Rosh ha-shanah*. Pendant les sept
de soukkah, jours de la fête, les fidèles demeurent
cabane) (J) dans des cabanes, pour se souvenir de
l'habitation précaire des Hébreux durant
leur séjour dans le désert.

Sourate (ou De l'arabe surat. Désigne chacun des


surate)(M) chapitres du Coran*
Sous-diacre Titre religieux,

prières adressées à un saint afin


Suffrages (C
d'obtenir son intercession auprès de
(cath))
Dieu.
Mot arabe signifiant tradition. Chez les
musulmans, ce terme désigne un recueil
Sunna (M)
de préceptes tirés des pratiques du
Prophète.
Terme musulman. Musulman attaché aux
Sunnite (M)
traditions des califes orthodoxes.
Du grec sunagogê, assemblée, réunion.
Edifice consacré au culte israélite, utilisé
Synagogue (J)
comme lieu de prière et de réunion,
centre d'enseignement religieux...

fusion de plusieurs systèmes religieux


Syncrétisme
appartenant à plusieurs cultures
Du latin synodus ; du grec sunodos.
Désigne l'assemblée d'ecclésiastiques
Synode (C) convoquée par l'évêque* ou l'archevêque
pour délibérer sur les affaires du diocèse
ou de la province.
T
Du latin tabernaculum ; désigne la tente
des juifs de l'Antiquité .
Tente où étaient enfermés l'Arche
d'alliance et les objets sacrés, avant la
construction du temple de Jérusalem.
Tabernacle (J
Petite armoire fermant à clé, qui occupe
et C)
le milieu de l'autel d'une église et
contient le ciboire c'est à dire le vase
sacré en forme de coupe, où l'on
conserve les hosties consacrées pour la
communion.
Châle dont les hommes se couvrent
Talit (J)
pendant la prière.
Mot hébreu signifiant étude. Compilation
doctrinale qui renferme la Mishna*
augmentée des réflexions de rabbins* de
plusieurs générations. Les deux versions
principales en sont le Talmud de
Jérusalem (clos vers 400) et le Talmud de
Babylone, achevé au VIe siècle.
Talmud (J) Compi1ation de l'enseignement
rabbinique antérieure au Ve siècle,
comprenant la mise en forme de la
tradition orale qui interprète la loi de
Moïse et les commentaires de la partie
historique de la Bible. Il constitue, après
la Bible, la base de tout l'enseignement
religïeux juif.
Bible hébraïque, acronyme formé des
initiales des trois parties qui la
Tanakh (J) composent : Torah* (Pentateuque*)
, Neviim (Prophètes),
et Kétouvim(Hagiographes).

« Phylactères », étuis de cuir renfermant


des parchemins où sont inscrits des
Téfilin (J) versets bibliques, que les juifs attachent
par des lanières sur le front et sur le bras
gauche pour la prière.
Du latin templum. Edifice cultuel élevé à
Jérusalem et consacré à Yahvé, dieu
d'Israël. (Le Temple construit par
Temple (J et Salomon fut détruit au début du VIe
C) siècle avant Jésus Christ et démoli en 70
après Jésus Christ).
Edifice dans lequel les protestants
célèbrent leur culte.

Volonté politique d'assujettir la noblesse


au clergé et les rois eux-mêmes au seul
pape. Le théocratisme se justifie dans la
mesure où ceux qui commandent sont
alors plus près de Dieu, de sa sagesse, de
sa paix, de sa rigueur et de sa
miséricorde que des intérêts familiaux
des clans nobiliaires nu des intérêts
Théocratisme étatiques. Dans les faits, les théocrates
comme Innocent III semblent avoir été
beaucoup plus près des intérêts
temporels de l'Église que de la rigueur et
de la clémence intemporelles de Dieu.
Aussi n'est-il pas trop risqué de dire
qu'une véritable théocratie médiévale n'a
jamais vraiment existé en Occident (ni
ailleurs ?).

Thomiste (C ayant trait aux doctrines de saint Thomas


(cath)) d'Aquin.
Tierce (C
Heure liturgique, vers 9 heures
(cath))
Etui de bois à charnières, souvent revêtu
de plaques de métal, qui protège le
Tiq (J)
rouleau de la Torah* selon l'usage des
juifs d'Orient.

Littéralement « enseignement » ; au sens


strict désigne le Pentateuque*, c'est à
dire les cinq premiers livres de la Bible*
Torah (J) (Genèse, Exode, Lévitique, Nombres et
Deutéronome) ; au sens large, la loi juive
et son enseignement sous toutes ses
formes.
U
De l'arabe ulamâ, plur. de âlim, savant,
Ulema (ou
érudit. Désigne un docteur de la loi
ouléma) (M)
musulmane, juriste et théologien.

Terme coranique désignant la


Umma (M) Communauté des Croyants dans son
unité religieuse.

V
Vêpres (C Heure liturgique, louange du soir, vers 17
(cath)) heures.
Il s'agit d'un sacrement qui permet à un
Viatique mourrant de recevoir une dernière fois
l'Ostie ou corps du christ.

Du latin vicarius, remplaçant. Celui qui


Vicaire (C) exerce en second les fonctions attachées
à un office ecclésiastique.

visites effectuées par deux prieurs de la


même région que le prieuré visité,
mandatés par l'abbaye, le plus souvent
Visites
entre la mi-avril et début mai, elles
canoniales
avaient pour but de contrôler chaque
prieuré afin d'appréhender leur état
spirituel et temporel.
prieur ayant la tâche de visiter chaque
Visiteur année, sur décision abbatiale, les
différents prieurés d'une . région définie.
Du latin vulgaris, de vulgus, multitude.
Version latine de la Bible*, due à saint
Vulgate (C) Jérôme (Stridon, Dalmatie, v.347 -
Bethléem 419 ou 420) et adoptée par
le concile* de Trente (XVIe siècle).

W
X
Y
Z
Sources :

La revue Histoire Médiévale


Les guides verts Michelin
La Bible de Jérusalem : traduite en français sous la
direction de l’ Ecole biblique de Jérusalem. Paris : Cerf,
1988. ISBN 0-7321-0225-0
L’Histoire. N° 217, janvier 1998. Lexique p.28.
Manuscrits à peintures en Flandre, 1475-1550.- Gand,
Paris : Ludion/Flammarion, 1997. Lexique.
De Hamel, Christopher. Une histoire des manuscrits
enluminés. Londres : Phaidon Press limited, 1995. ISBN
0-7148-9037-5
Sahakian-Marcellin, Sophie et Frégosi, Franck. Etre
catholique en France aujourd'hui. Paris : Hachette
Littératures, 1997. Glossaire p.251-255. ISBN 2-01-
235203-0
Bitton, Michèle et Panafit, Lionel. Etre juif en France
aujourd'hui. Paris : Hachette Littératures, 1997. Glossaire
p.229-231. ISBN 2-01-235204-9
Cesari, Jocelyne. Etre musulman en France aujourd'hui.
Paris : Hachette Littératures, 1997. Glossaire p.(207)-211.
ISBN 2-01-235205-7
Dictionnaires usuels : Petit Robert, Larousse
encyclopédique....

Glossaire
Pour les termes d'architecture, voir aussi le Glossaire
d'architecture médiévale.

Vous pouvez aussi consulter Glossaire en PHP : un


glossaire riche en termes médiévaux.
Sources
Les mots du vocabulaire chrétien sont suivis d'un C
majuscule entre parenthèses, ceux du vocabulaire juif d'un
J majuscule entre parenthèses et ceux du vocabulaire
musulman d'un M majuscule entre parenthèses.
A-B-C-D-E-F-G-H-I-J-K-L-M-N-O-P-
Q-R-S-T-U-V-W-X-Y-Z

A
Monastère* d'hommes ou de femmes
doté d'une autonomie juridique et dirigé
Abbaye (C)
par un abbé (de l'araméen abba, père) ou
une abbesse.
Abbé Titre religieux, supérieur d'un monastère
Ablution ghusl
ablution de purification mineure.
(M)
Acolyte Titre religieux, ordre mineur
Mot arabe désignant l'appel à la prière du
Adhan (M)
vendredi et aux cinq prières quotidiennes.
Administrateu
r (évêque)(C Voir Evêque Administrateur.
(cath))
De la racine highid, conter. Désigne un
ensemble foisonnant de commentaires
rabbiniques (les midrashim), de textes
Aggada (J)
édifiants, de légendes, de contes moraux,
d'anecdotes historiques et de rudiments
de médecine et d'astrologie, etc...
C'est le pèlerinage à la Mecque.
Cinquième pilier de l'Islam, il est l'acte
essentiel du culte islamique. Tout croyant
doit le faire une fois dans sa vie s'il en a
les moyens. Sur ce territoire interdit à
tout non-musulman, on trouve la Ka'aba,
Al hajj (M)
sanctuaire sacré de l'Islam (dont le nom
provient de sa forme cubique),
renfermant la pierre noire, initialement
immaculée et censée avoir été noircie par
le péché humain. Les pèlerins doivent en
effectuer sept fois le tour.
Nom donné à un ermite religieux, vivant
Anachorète en solitaire, par opposition au cénobite
qui vit en communauté.
Du latin anathema. Excommunication*
Anathème (C) majeure prononcée contre les hérétiques
ou les ennemis de la foi catholique.
Ancien
voir Bible*.
Testament (C)
Du grec antiphônos, qui répond. Refrain
repris par le choeur entre chaque verset
d'un psaume* ou chanté seulement avant
ou après le psaume.
Refrain, tiré d'un hymne ou d'un psaume,
Antienne (C)
et répété par le chœur au début et à la fin
d'une psalmodie, voire entre chaque
verset. Le recueil d'antiennes placé au
milieu du chœur pour la commodité du
chant est un antiphonaire.
Du grec antiphônos, qui répond. Livre
contenant la musique pour les offices*
autres que la messe*, il concorde avec
Antiphonaire le bréviaire*.Le mot antiphonaire tire
(C) son nom des antiennes*. Mais par
extension, il a fini par signifier toutes les
parties chantées d'un office, dont il
contient les différents hymnes*.
Du grec apokalupsis, révélation. Dernier
livre du Nouveau Testament*, attribué
Apocalypse
par l'Eglise* à saint Jean l'Evangéliste,
(C)
riche en visions symboliques,
prophétiques et eschatologiques*.
Titre religieux, ont le même pouvoir
qu'un évêque, mais un territoire plus
Archevêque (C étendu
(cath)) premier évêque d'une province
ecclésiastique comprenant plusieurs
diocèses
Archevêché (C
résidence de l'archevêque
(cath))
Vicaire général chargé par l'évêque de
Archidiacre (C
l'administration d'une certaine partie du
(cath))
diocèse.
issue de l'enseignement du prêtre
d'Alexandrie Arius (vers 256-333) qui
établissait une nette distinction entre les
trois personnes de la Trinité (pour lui seul
le Père étant éternel, le Fils n'était donc
pas de même nature que lui et l'Esprit
procédait du Père par le Fils et non du
Arianisme (C) Père et du Fils), cette hérésie fut
condamnée par le Concile de Nicée en
325 (qui définit le Fils comme
consubstantiel au Père). L'êvèque arien
Ulfila ( mort en 383) ayant converti les
Goths de Mésie, cette hérésie s'installa en
Occident à la faveur des invasions
germaniques.
L'Arche d'Alliance (aron ha-berit) du
Tabernacle du désert ; ce terme désigne
Aron (J)
également l'arche-armoire de
la synagogue* (aron ha-qodesh).
Du latin ascensio. Fête commémorant la
Ascension (C) montée au ciel du Christ, quarante jours
après Pâques*
Du latin asceta ; du grec askêtês, celui
qui s'exerce. Désigne le genre de vie
Ascétisme (C) religieuse de personnes qui s'imposent
par piété, des exercices de pénitence, des
privations, des mortifications.
Terme biblique qui, depuis le Moyen
Ashkénase (J)
Age, désigne une ère culturelle de la
civilisation juive, comprenant
l'Angleterre, la France au nord de la
Loire, la région rhénane, l'Allemagne
actuelle, la Pologne, l'Europe centrale et
orientale ; ainsi que les rites liturgiques et
les coutumes spécifiques qui se sont
développés dans ces pays.
B
Basilique église privilégiée.
Du latin beatificare. Acte de l'autorité
pontificale par lequel une personne
Béatification
défunte est mise aux rang des «
(C)
bienheureux » et peut bénéficier d'un
culte local.
gardien et portier, c'est l'homme de
Bedeau (C
confiance du chancelier, lien entre les
(cath))
étudiants et l'autorité universitaire.
Du latin benedictus d'où vient le prénom
Benoît. Adjectif appliqué aux ordres et
aux moines* qui vivent selon la règle de
Saint-Benoît, c'est à dire Benoît de
Nursie, fondateur du monastère* du
Bénédictin (C) Mont-Cassin vers 530. Revue et corrigée
par Benoît d'Aniane, un abbé du
Languedoc qui avait été conseiller de
Charlemagne, cette règle devint la règle
de quasiment tous les monastères
d'Occident au IXe siècle.
Du latin biblia : "le livre", c'est à dire le
livre sacré des Juifs (Ancien Testament
Bible (C et J)
seul) et des Chrétiens (Ancien et
Nouveau Testament).
La Bible des Chrétiens contient 71 livres,
originellement écrits en hébreu, en
araméen (la langue que parlait le Christ)
et en grec.
La Bible hébraïque (l'Ancien Testament),
dans l'ordre canonique fixé par les Juifs
de Palestine au début de l'ère chrétienne,
contient 24 livres. Ces livres sont
indiqués par les lettres BH suivies de un
ou deux chiffres.
Il faut distinguer la Bible hébraïque de la
Bible des Septante, bible (Ancien
Testament) traduite en grec à Alexandrie
pour les Juifs de la dispersion, qui
contient un plus grand nombre de livres
et incorpore des livres entrés dans
l'Ancien Testament des Chrétiens, de
même que des livres non reçus dans
l'ordre canonique chrétien et considérés
comme "apocryphes" (voir Evangile*).
ANCIEN NOUVEAU
TESTAMENT, 43 TESTAMENT, 28
LIVRES LIVRES (ICI DANS
Pentateuque LEUR
APPELLATION
 La Genèse
CATHOLIQUE)
BH 1 Les Evangiles [c'est
 L'Exode BH 2
à dire "la bonne
 Le Lévitique
nouvelle"]
BH 3
 Les Nombres  Evangile selon

BH 4 Saint Matthieu
 Le  Evangile selon
Deutéronome Saint Marc
BH 5  Evangile selon
Saint Luc
Les Livres  Evangile selon
Historiques Saint Jean
 Josué BH 6 Actes des
 Juges BH 7 Apôtres
 Ruth BH 17 Epîtres [c'est à dire
 Samuel BH 8 "lettres"] de Saint-
 Le Livre des Paul
Rois BH 9
 Livres des  aux Romains

chroniques  Première aux

BH 24 Corinthiens
[dernier livre  Deuxième aux

de la bible Corinthiens
juive]  aux Galates

 Esdras BH 23  aux Ephésiens


[Esdras et  aux Philippiens

Néhémie  aux Colossiens

réunis]  Première aux

 Néhémie BH Thessaloniciens
23  Deuxième aux

 Tobie Thessaloniciens
 Judith  Première à

 Esther BH 21 Thimothée
 1er Livre des  Deuxième à

Macchabées Thimothée
 2e Livre des  à Tite

Maccabées  à Philémon
Les Livres  Epître aux
poétiques et Hébreux
sapientiaux  Epîtres
catholiques
 Job BH 15  Epître de Saint-
 Psaumes BH Jacques
14  Première Epître
 Proverbes BH de Saint-Pierre
16  Deuxième
 Ecclésiaste Epître de Saint-
BH 19 Pierre
(Qohélet)  Première Epître
 Cantique des de Saint-Jean
cantiques BH  Deuxième
18 Epître de Saint-
 Livre de la Jean
sagesse  Troisième
 Ecclésiastique Epître de Saint-
Les Livres Jean
prophétiques  Epître de Saint-
Jude
 Isaïe BH 10
 Jérémie BH L'Apocalypse [c'est
11 à dire "la
 Lamentations révélation"]
BH 20
 Livre de
Baruch
 Ezéchiel BH
12
 Daniel BH 22
 Osée BH 13
[les Douze
prophètes en
un livre]
 Joël BH 13-2
 Amos BH 13-
3
 Abdias BH
13-4
 Jonas BH 15-
5
 Michée BH
13-6
 Nahum BH
13-7
 Habaquq BH
13-8
 Sophonie BH
13-9
 Aggée BH
13-10
 Zacharie BH
13-11
 Malachie BH
13-12

secte manichéenne originaire de Bulgarie


Bogomile (Bougres). Leur doctrine a probablement
influencé les cathares.
Du latin brevis, bref. Livre liturgique
contenant tous les textes de l'office divin,
c'est à dire les prières, les hymnes*,
Bréviaire (C)
les psaumes* et les lectures pour toutes
les heures de prières officielles de chaque
jour (matines, laudes, prime, tierce, sexte,
none, vêpres et complies), agencées selon
les jours de l'année ecclésiastique et les
fêtes des saints.
Du latin médiéval bulla, sceau. Lettre
patente du pape, avec le sceau de plomb,
désignée par les premiers mots du texte
(ex. bulle Unigenitus), et contenant
Bulle (C)
ordinairement une constitution générale
(ex.bulle d'excommunication* ; bulle
d'indiction* pour la convocation
d'un concile*).
C
Du latin calendarium, registre de dettes.
Liste des mois de l'année indiquant les
jours de fête, principalement celles
Calendrier (C)
des saints*. Il figure au début de
plusieurs manuscrits comme
les bréviaires* et les livres d'heures*.
Du grec kanôn, mesure, règle. Partie de
la messe* contenant les paroles
sacramentelles et les oraisons*, allant de
Canon (C)
la préface au Pater [Pater noster, qui es
in coelis ... Notre père, qui êtes (ou es)
aux cieux ...].
Du grec kanôn, mesure, règle. Prononcée
par le pape, elle met le « canonisé » au
Canonisation
nombre des saints* suivant les règles et
(C)
avec les cérémonies prescrites par
l'Eglise*.
Du latin cardinalis, de cardo, -inis, pivot.
Cardinal (C)
Membre du « Sacré collège », électeur et
conseiller du pape (les cardinaux réunis
en conclave* élisent le pape).
Du latin quadragesima dies, le
quarantième jour. Période de quarante six
jours d'abstinence et de privation entre le
Carème (C) mardi gras et le jour de Pâques*, pendant
laquelle, à l'exception des dimanches,
l'Eglise catholique prescrivait, puis
recommandait le jeûne et la prière.
Du grec katêkhêsis. Enseignement des
principes de la foi. Le catéchisme est sa
Catéchèse (C)
version simplifiée sous la forme de
questions-réponses destinée aux enfants.
Du latin cathedra, siège, chaire
épiscopale. Une cathédrale n'est pas
simplement une église de grande taille, et
Cathédrale (C)
il y a de petites cathédrales. La
cathédraleest l'église de l'évêque*, ou se
trouve son siège ("cathèdre") cérémoniel.
Premier des cinq piliers (ou obligations
personnelles) de l'Islam. Profession de foi
: « J'atteste qu'il n'y a de Dieu qu'Allah et
Chahada (M)
que Mahomet est son prophète ». Quand
on témoigne ainsi en public de sa foi, on
adhère à la communauté musulmane.
Du latin canonicus, terme d'abord
appliqué à des clercs* vivant selon une
règle, ou « canon ».
Chanoine (C) Les chanoines (ou chanoinesses) ont un
statut intermédiaire entre les moines et
les clercs, et constituent le chapitre*
d'une cathédrale ou collégiale.
dignitaire ecclésiastique qui autrefois
possédait un canonicat
Chapelain (C
prêtre desservant une chapelle privée.
(cath))
Du latin capitulum. Dans
les monastères*, l'usage était de lire des
fragments (ou des chapitres) de la règle
canonique devant les chanoines* ou
Chapitre (C) les moines* assemblés. Ces « chapitres »
ont donné leur nom à des réunions
particulières puis à l'ensemble de ceux
qui y participaient, enfin au lieu où elles
se tenaient, la « salle capitulaire ».
Mot arabe désignant la loi canonique
islamique régissant la vie religieuse,
Charia (M) politique, sociale et individuelle, toujours
en vigueur dans certains Etats
musulmans.
ordre monastique fondé vers 1084 par
saint Bruno, théologien allemand, qui
installe sa première communauté dans
Chartreux (C) une haute et sauvage vallée alpine, près
de Grenoble : la grande Chartreuse. II
prône un ascétisme et un isolement
rigoureux.
De l'arabe chi'a, parti. Désigne le
mouvement né du problème posé par la
succession du Prophète. Il désigne ceux,
Chiisme /
minoritaires, qui se réclamaient de la
Sunnisme (M)
légitimité familiale de ‘Ali, le gendre du
Prophète, pour prendre la tête de la
communauté, et qui contestèrent la
succession d'Abu Bakr (v. 573 - Médine
634), beau père et successeur de
Mahomet, premier calife (632-634) ;
ensemble doctrinal commun aux
différentes religions qui en dérivèrent.
Se distingue du sunnisme, courant
majoritaire de l'Islam basé sur la Sunna*,
par le rôle assigné aux imams*, par une
interprétation plus allégorique, souvent
mystique du Coran*, et par l'adoption de
thèmes spécifiques (Passion de Husayn,
fils d'Ali ; retour de l'imam « caché »).
Terme musulman. Partisans de la
doctrine musulmane considérant que la
succession d'Abu Bakr (beau-père et
successeur de Mahomet, le premier des
Chiite (M) califes) au califat était illégale et que ce
dernier devait revenir aux descendants
d'Ali (époux de Fatima et gendre de
Mahomet; quatrième calife - 656-661 -
assassiné à Kufa, sa capitale).
Monogramme du Christ fait des lettres
Chrisme
grecques W (ki) et P (ro)
ordre monastique fondé à Cîteaux, près
de Dijon, en 1098 par Robert de
Molesme, en réaction à l'attitude trop
Cistercien ostentatoire des bénédictins de Cluny.
Rejoint par Bernard de Fontaine en 1112,
l'ordre des « moines blancs » connaîtra
une expansion considérable.
Du latin clericus. Celui qui est entré dans
Clerc (C)
l'état ecclésiastique par réception de la
tonsure.
On peut donc être clerc sans recevoir les
ordres sacrés (prêtrise, diaconat...). Le
clerc qui se marie perd simplement son
aptitude à recevoir les bénéfices
ecclésiastiques.
Du latin claustrum, clôture. Galerie
couverte, de forme carrée, permettant
d'aller de l'un à l'autre des bâtiments
conventuels (église, logis de l'abbé,
Cloître (C)
réfectoire et dortoir des moines). La
bibliothèque principale où « armarium »
du monastère donnait fréquemment sur le
cloître.
Complies (C Heure liturgique, juste avant de se
(cath)) coucher.
Du latin computus. Calculs
chronologiques servant à dresser le
Comput (C)
calendrier des fêtes mobiles,
particulièrement de Pâques*.
Du latin consilium, assemblée. Réunion
des évêques et des docteurs en théologie,
pour statuer, en accord avec le pape, sur
des questions de dogme*, de morale ou
Concile (C) de discipline.
Au cours de l'histoire, l'Eglise connut 21
Conciles qui portent le nom de l'endroit
où ils ont eus lieu. Celui du Latran eut
lieu au Palais du Latran à Rome.
Du latin conclave, chambre fermée à clé.
Conclave (C)
Désigne le lieu où s'assemblent
les cardinaux* pour élire un nouveau
pape, et l'assemblée elle-même.
Du latin grex, gregis, troupeau . En droit
canon, une congrégation religieuse est un
groupement de religieux ou de religieuses
Congrégation qui ne sont ni moines ni moniales, qui ont
(C) prononcé des voeux simples, temporaires
ou perpétuels. Au XIXe siècle, en
langage courant, le terme a aussi servi à
désigner les ordres.
Du latin consistorium. Assemblée
des cardinaux* sous la présidence du
pape pour s'occuper des affaires
Consistoire (C
générales de l'Eglise* (voir Concile*).
et J)
Egalement assemblée de pasteurs ou du
conseil de la synagogue* qui dirige une
communauté protestante ou israëlite.
mot occitan qui veut dire « consolation ».
Unique sacrement cathare, appelé aussi «
Consolament saint baptême de Jésus-Christ » ;
(cathare) sacrement donné aux novices pour leur
entrée en vie religieuse et aux mourants
pour leur Salut.
Du latin conversus, converti. Frères
laïques - religieux de plein droit sans être
des moines* principalement destinés par
les cisterciens à l'exploitation des
Convers (C)
domaines ruraux. De fait,
les convers étaient majoritairement
d'origine plus modeste et avaient un rang
inférieur à celui des moines*.
Mot arabe désignant le livre sacré des
musulmans, parole d'Allah transmise à
Mahomet par l'archange Gabriel. Il est
écrit en arabe et se compose de 114
Coran (M)
chapitres ou surates*. Il est le fondement
de la civilisation musulmane, la source
du dogme, et (avec les hadiths*) de la loi
de l'Islam (Charia*).
Du latin conventus, mot désignant une
assemblée, une communauté et, à ce titre,
il est d'un emploi constant au Moyen-Age
pour les hommes comme pour les
femmes. Avec la création des ordres
mendiants, le couvent désigne une
Couvent (C) maison religieuse ; il se distingue du
monastère en ce sens que les membres de
la communauté ne sont pas des moines*,
mais des religieux (pouvant ainsi sortir
du couvent, à la différence
des moines qui se doivent de vivre à
l'écart du monde).
de "hosanna", cri de joie, de triomphe.
Croix située aux quatre points cardinaux
Croix
d'un cimetière, limitant le terrain
hosannière
consacré. Parfois confondue avec la croix
cimetériale.
Croyant
fidèle de l'église cathare.
(cathare)
Le Commandeur templier du Foui11oux
Cultor (C
avait le titre de "Cultor" indiquant le rôle
(cath))
foncier irnportant de cette préceptorie.
Du latin cura, soin. Prêtre chargé de la
Curé (C) direction spirituelle et de l'administration
d'une paroisse dite « cure ».
D
Du grec deka, dix, et logos, parole. Les
dix commandements gravés sur des
Décalogue (C)
tables, que Dieu donna à Moïse sur le
Mont Sinaï.
Diaconat (C ordre qui confère le pouvoir de baptiser
(cath)) et de prêcher
clerc qui a reçu le diaconat.
Diacre (C
grade dans la hiérarchie de l'Église
(cath))
cathare.
Ensemble des communautés juives
établies hors de Palestine, surtout après
Diaspora (J) l'Exil (VIe siècle avant Jésus Christ) ou
qui demeurent en dehors d'Israël depuis
la création de cet Etat.
Guerre sainte que tout musulman doit
accomplir pour défendre ou
Djihad (M)
éventuellement étendre le domaine de
l'Islam.
Théologien qui enseigne les dogmes* du
Docteur de
christianisme et à qui est accordé ce titre
l'Eglise (C)
officiel de par l'importance de ses écrits.
Docteur de la Dans le judaïsme, spécialiste et interprète
loi (J) autorisé de la Torah*.
Du grec dogma, opinion. Point de
Dogme (C) doctrine établi ou regardé comme une
vérité fondamentale et incontestable.
titre honnorifique donné à certains
Dom (lat.
religieux ; avant le XIVe siècle, il est
dominus
accordé à maintes personnes et précède le
maître)
nom de famille ou la fonction.
Titre religieux, Curé de plusieurs
doyen
paroisses
Du latin directum, ce qui est juste, et du
grec kanôn, mesure, règle. Les Pères de
l'Eglise* ont employé ces termes pour
nommer le recueil des livres bibliques
reconnus par l'Eglise, la loi ecclésiastique
et, plus particulièrement, les décrets
des conciles* relatifs à la foi et à la
Droit canon
discipline. Le droit canon est l'ensemble
(C)
des dispositions juridiques établies par
l'autorité ecclésiastique. Il a pour objet la
régulation de la vie sociale du groupe
ecclésial ; précise la mission de
l'institution ; définit le statut des fidèles et
les organes du gouvernement ; fixe les
procédures diverses.
E
Ecclésiastique
qui concerne l'Eglise, le clergé
(C (cath))
Du grec ekklêsia, assemblée convoquée.
Communauté religieuse fondée par les
disciples de Jésus-Christ. Catholique et
romaine, elle groupe la portion la plus
Eglise (C)
nombreuse de la chrétienté ; soumise au
pape, lequel réside au Vatican. Se sont
séparées d'elle, d'une part, les églises
orientales, dites « orthodoxes », qui
regroupent les Eglises chalcédoniennes
ou non chalcédoniennes (selon qu'elles
ont accepté ou non les conclusions
du concile* de Chalcédoine, en 451),
issues pour l'essentiel du schisme* de
1054 ; et, d'autre part, les Eglises
protestantes, nées de la réforme
luthérienne et calviniste du XVIe siècle.
Edifice où se réunissent les chrétiens
catholiques pour célébrer leur culte.
(1er et 2ème Livre des rois) son nom
signifie « Yhwh est mon Dieu ». Il a vécu
au royaume d'Israël sous le règne du roi
Achab et de son épouse Jézabel (IXe
Elie siècle av. J.-C). Son action n'est pas
réellement de prédire mais plutôt de
transmettre la parole de Dieu. Il sera
enlevé par Dieu vers le ciel dans un char
de feu.
Du grec egkuklios, circulaire. Lettre
envoyée par le pape à tous les évêques*
(ou parfois à ceux d'une seule nation),
Encyclique (C)
généralement pour rappeler la doctrine de
l'Eglise* à propos d'un problème
d'actualité.
lettres écrites par les Apôtres aux
Épitres (C) premières communautés chrétiennes et
insérées dans le Nouveau Testament.
Du grec eschatos, dernier, et logos,
Eschatologie
discours. Ensemble de doctrines et de
(C)
croyances portant sur le destin final de
l'homme (eschatologie individuelle) et de
l'univers (eschatologie universelle).
Du grec eukharistia signifiant « action de
grâce ». L'eucharistie est le sacrement
essentiel du christianisme, car il incarne
réellement et substanciellement le corps,
Eucharistie
le sang et la divinité de Jésus-Christ, sous
(C)
les espèces du pain et du vin. C'est le
mystère pascal qui y est célébré,
commémorant et perpétuant ainsi le
sacrifice du Christ.
Livre contenant les passages
Evangéliaire
des Evangiles* lus ou chantés à la messe*
(C)
pour chaque jour de l'année liturgique.
Littéralement : « bonne nouvelle
».Désigne chacun des livres de la Bible*
où la vie et la doctrine du Christ ont été
consignées. Les Pères de l'Eglise* ont dû
opérer un tri entre les écrits apocryphes et
les écrits canoniques. Les premiers sont
Evangile (C)
le fruit d'assemblées de fidèles désireuses
de porter la Bonne Nouvelle en
l'auréolant de merveilleux et de
symbolique, sans que la transmission des
textes soit fiables ; les seconds sont
conformes à l'enseignement apostolique.
il s'agit essentiellement de textes ajoutés
au Nouveau Testament à partir du IIe
Evangiles
siècle ap. J.-C. par l'invention pieuse et
apocryphes (C
qui se fonde sur des traditions
(cath))
d'authenticité extrêmement variables (J.
Favier).
Du latin episcopum, emprunté au
grec episkopos, gardien, surveillant.
Dignitaire de l'ordre le plus élevé de la
prêtrise, qui dans l'Eglise catholique est
chargé de la conduite d'un diocèse.
Evêque (C)
prêtre qui a reçu la plénitude du
sacerdoce et qui ordinairement,
administre un diocèse.
Titre religieux, dirige un évêché,
équivalent des apôtres.
Terme employé aux 14, 15 et 16ème
siècle. Dans NAZ, J. "Dictionnaire du
droit canonique" sous la rubrique
"Evêques" il est dit que les évêques
avaient, surtout à l'époque du Grand
Schisme, un cumul de charge de
diocèses. Ainsi ils nommaient un co-
adjureur (ou assistant) qui était chargé de
demeurer dans le diocèses et rendre des
comptes à l'évêque duement nommé par
Evêque le pape. Ce co-adjureur était aussi appelé
administrateur "administrateur". Concernant la "prise de
(C (cath)) possession" ou la "non prise de
possession" d'un évêché, cela signifiait
qu'un évêque nommé par le Pape avait le
droit de résider dans son diocèse, donc de
prendre possession, ou de nommer un co-
adjureur, donc de ne pas prendre
possession. En fait, il y avait deux
catégories d'évêques: ceux qui étaient
destinés à être co-adjureur et les autres
qui étaient en poste de façon plutôt
permanente et qui ne déléguaient pas
leurs pouvoir. Ces deux catégories
avaient un titre particulier latin (dont je
n'ai pas le terme). Toutefois cette
pratique (la prise ou la non prise de
possession et la nomination d'un co-
adjureur) fut rendue illégale par le pape
de Rome lorsque le schisme fut réglé par
le conclave. Certains évêques
continuèrent cet exercice, mais ils se
retrouvaient rapidement devant un
tribunal ecclésiastique et pouvaient être
rapidement privé de leur bénéfices pour
une période plus ou moins longue.
Du latin excommunicatio. Peine
Excommunica ecclésiastique par laquelle quelqu'un est
tion (C) retranché de la communion de l'Eglise
catholique.
interprétation philologique, historique ou
Exégèse doctrinale d'un texte dont le sens, la
portée, sont sujets à discussion,
récit ayant pour sujet une rédemption
Exemplum particulière. Il prend donc une valeur
d'exemple dans une optique chrétienne.
Exorciste Titre religieux, ordre mineur
F
itinérant ; proscrit pendant les
Faidit/Faydit persécutions contre les Cathares
(cathare) chevalier occitan de foi hérétique
dépossédé de ses biens
Terme arabe signifiant littéralement «
Fatiha (M)
l'ouvrante ». Il désigne la
première sourate* du Coran*. On la
nomme « mère du Livre » ou «
fondement du Livre ». Elle comporte sept
versets et constitue une prière
introductive essentielle dans la liturgie.
Décision juridique prononcée par un
Fatwa (M)
dignitaire religieux à partir de la Charia*.
Science du droit religieux musulman
constitué à partir du VIIIe siècle. Dans le
monde sunnite (voir chiisme*) existent
Fiqh (M)
quatre école juridiques :
hanafite, malékite*, shafi'ite, hanbalite,
du nom de leurs fondateurs.
G
doctrine qui avance que l'Église de
France, dont le chef est le roi, est
indépendante de la papauté pour toutes
Gallicanisme les questions autres que spirituelles. Son
origine remonte à Philippe le Bel, mais
son acte de naissance date de 1407, à
l'occasion du Grand Schisme.
Dépôt de livres sacrés endommagés,
traités avec respect en raison du nom
divin que les textes comportent.
Genisah (J) La genisah de Fostat, près du Caire,
découverte à la fin du siècle dernier, a
livré plusieurs centaines de mille de
fragments de textes anciens.
du grec gnôsis, « connaissance ». Ni foi
ni savoir, l'idée gnostique concerne les
Gnostique
mystères sacrés et apporte la délivrance
(le retour à l'Un, au Principe).
Du latin gradus, degré. Livre contenant
Graduel (ou la musique pour la célébration de
livre de la messe* ; il concorde avec le missel*.
choeur) (C) Par extension, le mot signifie toutes les
parties chantées de la messe.
dépendant de l'Église arménienne, dont
l'origine est due à Krikor, chef suprême
de l'Église en Arménie, connu également
Grégorien (C)
sous le nom de saint Grégoire
l'Illuminateur (IV s.) ; ralliée au
monophysisme en 451.
H
De l'arabe hadith, conversation, récit.
Recueil des actes et des paroles du
prophète Mahomet et de ses compagnons
à propos de commentaires du Coran* ou
Hadith (M)
de règles de conduite. Cette loi orale qui
constitue le second fondement du droit
après le Coran, fut retranscrite et
compilée au IXe siècle.
Extrait des Livres des prophètes, lus à
la synagogue*, le sabbat*, les jours de
Haftarah (J)
fête et les jours de jeûne, après la lecture
de la péricope* biblique hebdomadaire.
Livre rituel destiné à la soirée de
Haggadah
la Pessah*. Il contient le récit de la sortie
(plur.
d'Egypte, ainsi que des hymnes* et
haggadot) (J)
des psaumes* de louanges.
Du grec hagios, saint, et graphein, écrire.
Hagiographie
Ouvrage qui fait le récit de la vie
(C)
des saints*.
De la racine halakh, aller, marcher.
Désigne l'ensemble des lois, sentences
rabbiniques et prescriptions religieuses
(voir mitsvot*), qui règlent la vie
Halakhah (J) quotidienne des Juifs. La halakhah est un
système évolutif, fondé sur la discussion
libre et le débat contradictoire, et qui
intègre progressivement les acquis des
générations précédentes.
Littéralement « inauguration » . Nom de
la fête qui commémore l'inauguration du
culte dans le Temple de Jérusalem
Hanoukah (J) purifié, après la victoire de Juda
Maccabée sur les armées d'Antiochus
Epiphane, en 163 avant notre ère. Elle est
appelée également « fête des lumières ».
Littéralement « séparation », désigne la
cérémonie de clôture du sabbat*, qui
Havdavah (J)
marque la fin de la fête et le début des
jours ouvrables.
De l'arabe hidjra, fuite. Ere de l'Islam,
qui commence en 622 de l'ére
Hegire (M)
chrétiennne, date à laquelle Mahomet
s'enfuit à Médine.
Du grec hairesis, choix. Doctrine
d'origine chrétienne contraire à la foi
catholique et condamnée par l'Eglise*.
Hérésie (C) au sens étymologique « choix », mais très
vite ce mot signifia « erreur » et à ce titre
fut réprimée par les pouvoirs religieux
dominants.
Du latin hora. Prières présentées dans
le bréviaire* et qui sont dites ou chantées
aux heures fixes du jour. Terme aussi
utilisé comme abréviation pour Livre
Heures (C)
d'heures* quand le mot est accompagné
d'un nom de possesseur mécène ou
bibliophile, par exemple les Heures
Sforza.
La prière des heures se succède tous les
jours de l'année, à l'exception du
dimanche qui est un jour particulier. Il y
Heures a Matines (minuit), Laudes (vers 3 heures
liturgiques (C du matin), Prime (juste à l'aube), Tierce
(cath)) (vers 9 heures), Sexte (vers midi), None
(vers 15 heures), Vêpres (louange du
soir, vers 17 heures), Complies (juste
avant de se coucher).
du grec hieros, « sacré » , et phainein, «
apparaître ». Une figure hiérophanique
traduit toujours une manifestation du
Hiérophaniqu
sacré (lieu, objet, symbole, idée...),
e
reflétant l'expérience du sacré et
impliquant les notions de vérité, d'être et
de signifiant.
Jour anniversaire de la mort des saints,
Hiloula (plur. marqué par des pèlerinages sur leurs
hiloulot) (J) tombes et le partage de repas rituels dans
les synagogues*.
Du grec humnos. Chant religieux à la
gloire de Dieu, utilisé durant les fêtes, les
Hymne (C)
processions, les célébrations, et qui
trouve également sa place dans la piété
individuelle.
chant sacré en l'honneur de Dieu,
composé de strophes, composé à partir de
textes non issus de l'Ecriture sainte mais
nés de l'inspiration personnelle
I
littéralement « briseur d'image ». Partisan
des empereurs byzantins qui s'opposèrent
Iconoclaste
à l'adoration et au culte des images
saintes.
Mot arabe désignant le dignitaire
religieux qui conduit la prière (chez les
Imam (M) sunnites) [chez les chiites, c'est le chef de
la communauté] ; ou chef d'une école
juridique ou théologique islamique.
Mot latin, littéralement : « qu'il soit
imprimé ». Autorisation d'imprimer un
ouvrage, notamment de philosophie, de
théologie, de spiritualité, de morale ou
d'histoire religieuse, accordée par
l'autorité ecclésiastique, l'évêque d'un
diocèse par exemple. Cette mention est
généralement indiquée au verso de la
Imprimatur
page de titre. Anciennement, les
(C)
universités accordaient des imprimatur
pour les publications de leurs
professeurs. Les membres du clergé et
des différents ordres religieux devaient
nécessairement obtenir cette autorisation
avant de publier. Cette règle est moins
stricte de nos jours. (Voir aussi Imprimi
potest* et Nihil obstat*.)
Littéralement : « peut être imprimé ».
Permission d'imprimer un ouvrage écrit
notamment par un membre du clergé ou
Imprimi potest d'un ordre religieux, accordé par un
(C) supérieur religieux. Cette mention se
trouve généralement placée au verso de la
page de titre. (Voir Imprimatur* et Nihil
obstat*.)
Mot latin, littéralement « indicateur ». Le
mot a deux sens : liste de mots clés de
recherche figurant à la fin d'un volume
(index des noms propres, des sujets, des
Index (C) matières, etc... ; et, pour les catholiques,
liste de livres prohibés ou sujets à
caution. L'Index librorum
prohibitorum fut publié pour la dernière
fois en 1948.
Du latin indictio, taxe extraordinaire.
Rang qu'occupe une année dans la
période de quinze ans, prise en compte
Indiction (C)
dans le comput* ecclésiastique. Désigne
aussi la fixation d'un jour dit pour la
réunion d'un concile* ou d'un synode*.
Du latin inquisitio, de inquirere,
rechercher. Tribunal spécial institué par
la papauté pour lutter contre l'hérésie* au
moyen d'une procédure particulière,
Inquisition (C) l'enquête (inquisitio). Introduite devant
les tribunaux ecclésiastiques par Innocent
III (1199), la procédure inquisitoriale
(interrogatoire, torture, châtiments), fut
confiée aux dominicains (XIIIe siècle)
pour lutter contre les albigeois dans le
midi de la France. Efficace contre les
cathares et les vaudois , l'Inquisition ne
put pratiquement rien contre le
protestantisme (sauf en Espagne et en
Italie). Elle disparut au XVIIIe siècle,
sauf en Espagne où elle se maintint, un
temps, sous une forme politique.
nom donné aux membres d'une secte
Ismaélien musulmane qui se forma à l'intérieur du
chi'isme vers la fin du VIIIe s.
J
membres de l'Église syriaque orthodoxe
Jacobites
d'Antioche.
Jean
Chrysostome docteur de l'Église, évêque de
(\-: 344-907) Constantinople.
(C)
guerre sainte. Cette notion se trouve dans
le Coran est peut être interprétée comme
Jihad une guerre contre soi-même ; mais elle
peut aussi constituer un prétexte religieux
pour légitimer une conquête.
K
De l'hébreu qabbalah. Désigne une
tradition juive diffusée dès le XIIIe
Kabbale (J) siècle, donnant une interprétation
mystique et allégorique de l'Ancien
Testament*.
De l'araméen. Prière de la liturgie
Kaddish (J)
quotidienne, récitée à la fin de chaque
partie de l'office, devenue la principale
prière pour les morts.
Juge religieux, qui intervient au sein de
Kadi (M) l'administration, et notamment de
l'armée.
De l'arabe khalifa. Titre pris, après la
Khalife (ou mort de Mahomet, par les souverains
calife)(M) politiques et religieux de l'Empire
musulman.
Bénédiction, plus particulièrement sur le
Kiddoush (J)
vin.
L
Laudes (C
Heure liturgique, vers 3 heures du matin
(cath))
lecteur Titre religieux, ordre mineur
Recueil de « leçons » ou « péricopes* »,
Lectionnaire c'est-à-dire d'extraits des Actes des
(C) Apôtres et des Epîtres (Nouveau
Testament*) à lire lors des offices*.
Du grec leitougia, de leitos, public,
et ergon, œuvre. Ensemble des prières,
Liturgie (C)
des cérémonies et des actions prescrites
dans le culte chrétien.
livre de l'Ancien Testament daté du IIIe
Livre
siècle av. J-C. ; l'auteur dont l'identité
d'Ecclésiaste
n'est pas attestée serait Salomon.
Recueil de divers textes pieux que son
propriétaire pouvait lire en privé. La
Livre d'heures
partie essentielle du manuscrit (qui
(C)
représente en général le premier tiers du
volume) comprend les Heures de la
Vierge c'est à dire une série de prières et
de psaumes en l'honneur de la Vierge
Marie, devant être récités à chacune des
heures canoniales de la journée : Matines,
Laudes, Prime (1ère heure après le lever
du soleil), Tierce (3ème heure), Sixte
(6ème heure), None (9ème heure),
Vêpres et Complies, d'où le nom de Livre
d'heures. Les moines* et les religieuses
étaient tenus de réciter leur bréviaire* le
même nombre de fois par jour ; le texte
central du Livre d'heures n'étant qu'une
variante plus courte, destinée aux laïques,
du même cycle de prières monastiques.
Le Livre d'heures servait également, au
Moyen Age, à l'apprentissage de la
lecture aux enfants. Généralement, il était
adapté à l'usage liturgique d'une ville ou
d'un diocèse particulier.
Contient des prières individuelles et des
textes dévotionnels à usage personnel.
Livre de
Contrairement à celles du Livre
prières (C)
d'heures*, les prières ne sont pas
ordonnées selon un schéma liturgique .
M
Littéralement « cycle », par extension, ce
terme désigne des fêtes de l'année et,
Mahzor (J) depuis le Moyen-Age, également le rituel
qui renferme les prières et les poésies
liturgiques lues pendant l'office des fêtes.
Maîtres de la l'expression qualifie les détenteurs de la
Loi tradition juive. Ils président aux services
religieux de la synagogue, enseignent
dans les temples, etc.... Jésus est
d'ailleurs considéré comme un maître de
la Loi autodidacte.
statue du Christ, de la Vierge ou d'un
Majesté (en)
saint, faisant ressortir son caractère sacré.
Désigne une des écoles de droit sunnite
fondée par Malik ibn Anas (mort en 795)
à Médine. Elle présente la particularité de
faire une très large place à la coutume
locale dans l'élaboration doctrinale. Rite
très répandu en Afrique du Nord et en
Malékite /
Afrique subsaharienne.
Malikite (M)
Le malikisme se signale par son
attachement à la lettre et à son hostilité
envers une interprétation rationnelle plus
profonde du Coran. Cette doctrine devint
la forme sunnite dominante du monde
musulman sunnite en Ifriqiya.
Mandorle (C cadre en forme d'amande dans lequel
(cath)) apparaît le Christ en majesté
conception dualiste du monde, du bien et
Manichéisme
du mal comme deux forces opposées.
Marc martyr chrétien, saint de l'Église
d'Aréthuse (C) universelle.
l'Église syro-maronite a vu le jour dans le
diocèse d'Orient de l'Empire romano-
byzantin ; elle joua un rôle primordial
Maronite
dans les débuts du christianisme. Établie
(Église)
au Liban au VIIIe siècle, suite à un
différent avec le basileus Justinien II, elle
devint indépendante. Elle se réclame de
Saint-Maron. Le centre de cette Église se
situe au Mont Liban.
De l'hébreu massorah, littéralement «
tradition ». Désigne l'ensemble des
indications établi au VIIIe siècle pour
garantir la transmission correcte du texte
Massorah (ou
de la Bible. Dans les manuscrits bibliques
massore) (J)
du Moyen-Age, les annotations
massorétiques sont habituellement
copiées dans les marges verticales et
horizontales.
Matines (C
Heure liturgique, minuit
(cath))
Pain azyme pour la fête de Pâque juive,
c'est à dire sans levain, que les israélites
Matsa (plur.
font cuire la veille, en mémoire du repas
matsot) (J)
que leurs ancêtres avaient fait, en quittant
l'Egypte.
Littéralement « rouleau », désigne tout
manuscrit, y compris la Bible*, écrit sous
la forme de rouleau. On désigne par ce
terme plus particulièrement les cinq
livres hagiographiques dont la lecture fait
partie de la liturgie des fêtes : le Cantique
des Cantiques, lu à la Pessah* ; le Livre
Megillah (J)
de Ruth, lu à la fête des semaines ; les
Lamentations de Jérémie, lu le 9 du mois
d'av, l'anniversaire de la destruction du
Temple de Jérusalem ; l'Ecclésiaste, lu
lors de l'office de Soukhot*, et le livre
d'Esther est lu lors de la célébration de la
fête de Pourim.
également connus sous le nom de grecs-
catholiques, les melkites sont des
chrétiens de rite orthodoxe qui acceptent
Melkite l'autorité de Rome, mais dépendent des
patriarcats d'Alexandrie, Jérusalem et
Antioche. Langue liturgique employée le
Grec.
Mot hébreu désignant le chandelier à sept
Ménorah (J) branches, un des principaux objets du
culte hébraïque, symbole du peuple juif.
Du latin missa, action de renvoyer.
Cérémonie commémorant le sacrifice du
corps et du sang de Jésus-Christ sous les
espèces du pain et du vin, par le ministère
du prêtre et suivant le rite prescrit.
Elle est à distinguer des huit autres
offices quotidiens. Elle contient le
sacrement de l'Eucharistie*, qui
symbolise précisement le sacrifice du
corps et du sang du Christ, par le
ministère du prêtre, institué par le Christ
Messe (C) lors de la Cène (c'est à dire le dernier
repas pris en commun par le Christ et les
Apôtres). C'est la cérémonie la plus
importante de l'Eglise catholique, elle se
célèbre à l'autel, à l'aide du Missel*.
La partie la plus solennelle de
la Messe est le Canon, qui ne variait
jamais, au cours de laquelle on chantait la
prière à Dieu le père tout puissant :
"Saint, saint, saint est le Seigneur, Dieu
des armées. Les cieux et la terre sont
remplis de ta gloire (Sanctus, sanctus,
sanctus Dominus Deus Sabaoth. Pleni
sunt coeli et terra gloria tua ..)".
Petit rouleau de parchemin, contenant
certains passages de la Bible*
(Deutéronome. VII, 9 ; XI, 20), fixé sur
Mezouzah (J) les montants des portes d'une habitation
juive. L'usage désigne par le même terme
l'étui, souvent ouvragé, qui protège le
parchemin.
Mot hébreu, de darash, scruter.
Commentaire rabbinique de la Bible*
ayant pour but d'expliciter divers points
Midrash (J) juridiques ou de prodiguer un
enseignement moral en recourant à divers
genres littéraires, tels que légendes,
paraboles, récits.
Mot arabe désignant une niche servant à
Mihrab (M) indiquer la direction de La Mecque dans
une mosquée*.
Tour d'une mosquée, du haut de laquelle
Minaret (M) le muezzin* fait les cinq appels à la prière
quotidienne.
Compilation exhaustive et méthodique de
la loi orale, née de cinq siècles de
réflexions des rabbins et dont la rédaction
finale fut l'oeuvre de Juda ha-Nassi vers
Mishna (J) 200 de notre ère. Première œuvre
majeure de la halakha*, elle comporte six
thèmes ou ordres principaux : agriculture,
fêtes, relations conjugales, droit civil,
sacrifice, lois de pureté.
Du latin missalis liber, livre de messe.
Livre liturgique contenant toutes les
prières lues ou chantées à la messe*
Missel (C)
pendant l'année ecclésiastique (les parties
fixes et les parties variables du propre du
temps* et du propre des saints*).
« Commandement », dont le nombre est
Mitsva (plur.
fixé à six cent treize dans le judaïsme ;
mitsvot) (J)
par extension : « bonne action ».
Du latin monachus, solitaire. Homme qui
s'est retiré du monde pour vivre en ascète
( voir ascétisme*) et se consacrer à la
prière dans un monastère*, en
Moine (C) communauté, et qui mène une existence
soumise à la règle de son ordre, après
avoir prononcé des voeux solennels de
pauvreté, de chasteté et d'obéissance à ses
supérieurs.
Ensemble de bâtiments où vit une
Monastère (C)
communauté de moines* et de moniales.
Féminin de moine*. Femme qui consacre
Moniale (C) sa vie à Dieu, comme le moine.
Religieuse cloîtrée.
également connus sous le nom de
jacobites, les chrétiens monophysites ne
Monophysite reconnaissent qu'une nature à la fois
divine et humaine au Christ. Cette Église
est présente en Syrie et en Mésopotamie.
musulman d'Espagne converti de force au
Morisque
catholicisme, surtout au XVIe siècle.
Mosquée (M) Edifice cultuel de l'Islam.
Du latin muttum, grognement.
Composition à une ou plusieurs voix,
religieuse ou non, avec ou sans
Motet (C)
accompagnement, apparue au XIIIe
siècle et destinée à l'origine à embellir le
chant liturgique.
Fonctionnaire religieux musulman chargé
d'appeler du haut du minaret* de
Muezzin (M)
la mosquée* aux cinq prières
quotidiennes de l'Islam.
Du grec mustês, initié à une vérité
Mystère (C) cachée. Désigne un dogme* révélé
inaccessible à la raison.
N
disciple de l'hérésie de Nestorius,
hérésiarque qui affirmait que les deux
natures du Christ (divine et humaine)
possédaient leur individualité propre; il
Nestorien
fut condamné par le concile d'Éphèse en
431. Les Nestoriens formaient l'Église
des Perses qui partit à la conquête
spirituelle de l'Asie jusqu'en Chine.
Mot latin, littéralement: « rien ne
s'oppose ». Évaluation morale ou
dogmatique d'un ouvrage dont l'auteur est
Nihil Obstat
généralement un membre du clergé ou
(C)
d'un ordre religieux. Cette mention est
placée au verso de la page de titre.
(Voir Imprimatur*et Imprimi potest*.)
None (C
Heure liturgique, vers 15 heures.
(cath))
Nouveau
Du latin testamentum. Voir Bible*.
Testament (C)
Du latin natalis [dies], [jour] de
naissance. Fête chrétienne commémorant
Noël (C) la naissance du Christ.
NB : fête chrétienne à date fixe dans le
calendrier civil : 25 décembre.
O
Recueil constitué des huits premiers
livres de l'Ancien Testament* (Genèse,
Exode, Lévitique, Nombres,
Octateuque (J)
Deutéronome, les livres de Josué, des
Juges et de Ruth), attesté surtout dans les
milieux juifs byzantins.
Du latin officium, service. Il ne faut pas
confondre la messe* avec les
autres offices que l'on célèbre dans le
Offices (C)
choeur : Matines, Laudes, Prime, Terce,
Sexte, None, Vêpres et Complies ; on les
célèbre à l'aide du Bréviaire*.
Du latin oratio, discours. Prière ou
Oraison (C) discours religieux prononcé en public
durant la messe* et les cérémonies.
Mot latin signifiant ordre . Calendrier
liturgique qui comprend les diverses
Ordo (C) parties de l'année liturgique de l'Eglise
universelle et d'une Eglise ou d'un ordre
particulier.
Ordres religieux d'abord itinérants,
Ordres
apparaissant entre la fin du XIIe siècle et
mendiants (C)
le début du XIIIe siècle, avec pour
exigence un retour à la pauvreté
évangélique et un besoin de prédication.
Les quatres principaux sont les carmes,
les augustins, les franciscains et les
dominicains. Leurs membres sont des
religieux.
qualifie les Églises chrétiennes des rites
Orthodoxe d'Orient séparées de Rome au XII siècle
comme l'Église grecque.
P
Titre religieux, évèque de Rome, chef de
Pape (C l'Eglise catholique.
(cath)) A un ecclésiastique de rang on dit
"Monseigneur".
De l'hébreu paskha, passage. Fête
chrétienne célébrée le premier dimanche
suivant la pleine lune de l'équinoxe de
Pâques (C) printemps, pour commémorer la
résurrection du Christ.
NB : fête à date variable dans le
calendrier civil.
Péricope* du Pentateuque*.
Le Pentateuque est divisé en péricopes,
Parashah
dont la lecture fait partie de l'office
(plur.
du sabbat* et des fêtes. Suivant le
parashiyot),
système adopté, le Pentateuque est lu
(J)
intégralement en un (en Occident) ou en
trois ans (en Orient).
nom donné par l'Inquisition aux religieux
Parfait(e)
et religieuses cathares, synonyme
(cathare)
d'hérétique.
Du grec parousia, présence ; ce terme
Parousie (C) désigne le retour glorieux du Christ à la
fin des temps.
Etendue de territoire soumise à la
Patriarcat (C)
juridiction d'un patriarche*.
Du latin patriarcha, du grec patriarkhês.
Nom donné aux anciens chefs de famille
Patriarche (C) de l'Ancien Testament* ; dès le début du
christianisme, titulaire des sièges
de patriarcats* chrétiens.
Hérésie professée par le moine irlandais
Pélage (mort vers 430) qui reconnaissait
à l'homme la capacité de choisir entre le
bien et le mal par la seule force de sa
volonté, lui accordant ainsi une place que
restreignait la doctrine augustinienne de
Pélagianisme la grâce. Elle fut condamnée par deux
(C) conciles au début du Ve siècle, ce qui ne
l'empêchera pas de se répandre en Gaule
d'où une nouvelle condamnation en 529,
réaffirmait les effets du péché originel et
la nécessité de la grâce. (D'aprés Jean
Favier, Dictionnaire de la France
médiévale - Fayard 1993.)
Il s'agit d'un des septs Sacrements, que
l'on appelle plus communement
Confession, qui permet de recevoir, par
Pénitence (C
l'intermediaire d'un prêtre, le pardon de
(cath))
ses pêchés. Parfois, il faut accomplir une
peine pour être pardonner. Au moyen
âge, il s'agissait de prières, de dons à
l'église ou alors un pélérinage si la faute
était grave.
pour résumer la pensée de saint Augustin,
seul Dieu donne à l'homme les véritables
dimensions de son être. Les valeurs
Pensée
terrestres ne sont que passagères. Sa
augustinienne
bibliographie est immense; son ouvrage
le plus mémorable reste "la Cité de
Dieu".
Appellation des cinq premiers livres de
Pentateuque l'Ancien Testament*(Genèse, Exode,
(J) Lévitique, Nombres, Deutéronome).Les
juifs l'appellent la Torah*.
Du grec pentêkostê [hêmera],
cinquantième [jour]. Fête chrétienne
célébrée le septième dimanche
Pentecôte (C) après Pâques* pour commémorer la
descente du Saint Esprit sur les apôtres.
NB : fête à date variable dans le
calendrier civil : 40 jours après Pâques.
Pères chez les chartreux, ce sont les prêtres qui
Chartreux se consacrent essentiellement à la prière.
Ecrivains chrétiens de l'Antiquité (II-VIIè
Pères de
siècles), dont les oeuvres font autorité en
l'Eglise (C)
matière de foi.
Passage de l'Ecriture Sainte lue à l'office
Péricope (J) du sabbat* et des fêtes. Le terme est
également utilisé dans l'Eglise catholique.
Fête de la Pâque juive ; le sens littéral, «
l'action de passer », fait allusion au
Pessah (J)
passage de l'ange de la mort à la veille de
la sortie d'Egypte, qui épargna les
maisons des Hébreux pour ne frapper que
les nouveaux-nés des Egyptiens.
Portier Titre religieux, sacristain, ordre mineur
Du latin praelatus, porté en avant. Haut
dignitaire ecclésiastique (cardinal*,
archevêque, etc...) ayant reçu la prélature
Prélat (C) , c'est à dire la dignité conférée par le
pape, le plus souvent honorifique, ou
comportant une juridiction territoriale ou
personnelle (évêché, abbaye, etc...).
Du latin presbyter. Celui qui a reçu le
Prêtre (C) sacrement de l'ordre dans l'Eglise
catholique et les églises orientales.
Prêtre tout ministre d'un culte religieux
Du latin prior, premier. Dans
Prieur (C) une abbaye*, moine secondant l'abbé et
le remplaçant quand celui-ci est absent.
contrairement à la plupart des grands
ordres monastiques, les chartreux n'ont
pas d'abbé. Par modestie et pragmatisme,
étant donné leur orientation purement
Prieur
contemplative, les communautés élisent
chartreux
un prieur qui n'est pas tenu à la plupart
des obligations séculières des abbés
réguliers, pour ne pas parler des abbés
commendataires.
Couvent ou monastère, plus petit qu'une
Prieuré
abbaye, dirigé par un prieur.
Du latin primus, premier, au premier
Primat (C) rang. Désigne initialement le prélat*
ayant autorité sur plusieurs archevêques ;
plus tard, titre honorifique donné à
certains d'entre eux.
Prime (C
Heure liturgique, juste à l'aube.
(cath))
église desservant un prieuré ; dans l'ordre
clunisien les prieurés sont autonomes
Priorale
mais soumis au gouvernement commun
de l'abbé de Cluny.
Du latin processio, de procedere,
avancer. Petit livre de chant utilisé les
Processionnal
jours de fête, quand la liturgie exige que
(C)
les prêtres* et le chœur fassent le tour de
l'église* en chantant.
Du grec prophêtês. Selon le canon de la
Bible Hébraïque, les « Premiers
Prophètes » comprennent les livres de
Prophètes (les
Josué, des Juges, de Samuel I et II et des
livres des
Rois I et II ; les « Prophètes postérieurs »
Prophètes), (J)
comprennent les livres d'Isaïe, de
Jérémie, d'Ezéchiel et les douze «
Prophètes mineurs ».
Premier des deux cycles simultanés
d'offices de l'année liturgique. Il concerne
l'observance des dimanches et fêtes
commémorant la vie du Christ. Il débute
par la veille du premier dimanche de
Propre du
l'Avent, qui est le dimanche le plus
temps (C)
proche du 30 novembre, et se poursuit
avec le temps de Noël* (y compris
l'Epiphanie), le Carême*, le Temps
Pascal (de Pâques* à la veille de
l'Ascension*), et la saison de
l'Ascension (qui comprend la Pentecôte*,
la Trinité, la Fête-Dieu et les dimanches
après la Pentecôte). Noël est une fête
fixe, et on la célèbre toujours le 25
décembre. Toutefois Pâques tombe
toujours le dimanche après la première
lune qui suit l'équinoxe de printemps, et
la date varie considérablement, ce qui
change les dates des autres fêtes calculées
à partir de Pâques, telle que l'Ascension,
qui est 40 jours plus tard, et la Pentecôte,
qui est sept semaines
après Pâques. Pâques, Ascension et Pent
ecôte sont les "fêtes mobiles".
Second cycle de l'année liturgique. Il
commémore les fêtes des saints, y
compris la Vierge Marie, et débute
habituellement par la Saint-André, le 30
novembre. Des noms de saints* peuvent
être assignés à chaque jour de l'année.
Les observances locales varient d'un
endroit à un autre, et les calendriers des
manuscrits liturgiques classent les offices
Propre des
des saints selon l'importance qu'il faut
saints (C)
leur accorder : simple, semi-double (sic
!), double et double majeur. Les grandes
fêtes du Propre des Saints, telle que
l'Annonciation, le 25 mars, ou la Saint-
Michel, le 29 septembre, figurent,
avec Noël* et le dimanche de la Trinité,
dans le Propre du Temps*, parmi les
jours les plus importants de l'année
liturgique.
Le Propre des Saints et le Propre du
Temps étaient tout à fait séparés dans les
livres de prière du Moyen-Age, et
formaient parfois deux volumes distincts.
Du latin protestari, déclarer
publiquement. Chrétien appartenant à l'un
Protestant (C) des groupements (Eglises, sectes) issus,
directement ou non, de la Réforme* et
qui rejettent l'autorité du pape.
Du grec psalmos, air joué sur
le psaltérion (instrument de musique à
cordes pincées). Chant liturgique de la
religion d'Israël, passé dans le culte
chrétien et constitué d'une suite variable
Psaume (C)
de versets.
Chants bibliques attribués par la tradition
à David et composés, en réalité, par
divers auteurs entre le Xe et le 1er siècle
av. J.-C.
Livre contenant les 150 psaumes* de
l'Ancien Testament*, accompagnés de
Psautier (C) nombreuses prières, lectures et hymnes*.
Au Moyen-Age, le psautier servait
beaucoup à l'apprentissage de la lecture.
Q
R
De l'araméen rabbi, mon maître. Chef
Rabbin (J) religieux, guide spirituel et ministre du
culte d'une communauté juive.
Neuvième mois du calendrier islamique,
Ramadan (M)
pendant lequel les musulmans doivent
s'astreindre à l'abstinence (nourriture,
boisson, tabac, relations sexuelles) entre
le lever et le coucher du soleil.
Du latin reformare . Retour à une
observance stricte de la règle primitive,
dans un ordre religieux. Mouvement
religieux qui, au XVIe siècle, a soustrait
à l'autorité du pape une partie de l'Europe
et a donné naissance aux églises
protestantes. Née de la conviction que le
Réforme (C)
christianisme devait être ramené à sa
pureté primitive par le rétablissement de
l'autorité souveraine de l'Ecriture Sainte
en matière de foi, ses principaux
instigateurs furent Martin Luther (1483-
1546) en Allemagne, et Calvin (1509-
1564) en France et en Suisse.
né aux environs de 380 à Nursie, ville
située au nord-est de Rome, Benoît, en
révolte contre le matérialisme ambiant de
cette grande cité, se retire, après maintes
péripéties, sur le mont Cassin où il fonde
une communauté monastique. Il est
Règle de saint considéré comme le « législateur de la
Benoît vie monastique en Occident ». Sa règle
nous a été transmise, cinquante ans après
sa mort, par le pape Grégoire le Grand,
ancien moine luimême. Elle s'impose au
IXème siècle sous le règne de
Charlemagne et de son fils Louis le Pieux
inspirés par saint Benoît d'Aniane.
Du latin regularis, de regula, règle
et saeculum, siècle . Le clergé régulier
comprend ceux qui ont prononcé des
Régulier/séculi voeux et vivent en communauté selon
er (C) une règle. Le clergé séculier comprend
les clercs et les prêtres qui vivent dans le
« siècle », c'est à dire au service des
fidèles dans la société.
du latin "altare", "table de sacrifice" et
Retable "retabulum", "paroi postérieure". Tableau
placé en retrait de la table d'autel.
Le Nouvel-An. Durant la période
biblique, l'année commença au
Rosh ha-
printemps, avec le mois de nissan, par la
shanah (J)
suite, le commencement de l'année fut
transféré à l'automne, au mois de tishri.
S
De l'hébreu shabbat. Repos que les juifs
doivent observer le samedi (du vendredi
au coucher du soleil au samedi au
coucher du soleil), jour consacré au culte
Sabbat (J)
divin. Dans le folklore du Moyen Age,
teinté d'antisémitisme, le sabbat était la
cérémonie diabolique qui réunissait les
sorcières.
Du latin sacramentum, serment,
obligation. Signe sacré, rite institué par
Jésus-Christ, pour produire ou augmenter
Sacrement (C) la grâce dans les âmes ; les sept
sacrements : baptême, confirmation,
eucharistie, extrême-onction, mariage,
ordre et pénitence .
Sacristain Titre religieux, portier, ordre mineur
Du latin sanctus. Se dit de quelqu'un qui,
selon l'Eglise*, a mené une vie
Saint(e) (C) exemplaire, a pratiqué les vertus
évangéliques, et a été canonisé
(voir canonisation*).
image réputée authentique du Christ.
Selon la légende, le Christ lui-même
l'aurait envoyée au roi Abgar qui régnait
Saint
à Édesse. Ramenée à Byzance, cette
Mandylios
icône achéiropoiète (non faite par la main
de l'homme) était vénérée dans la
sacristie du Palais royal.
Deuxième pilier de l'Islam. Ensemble
composé des cinq prières rituelles qui
portent le nom de l'heure à laquelle elles
doivent être récitées. Les musulmans
doivent d'abord se mettre en état de
pureté rituelle par des ablutions et leur
Salat (M)
vêtement doit être décent. Ces prières
peuvent se faire dans n'importe quel lieu,
sauf sur les tombes et les abattoirs. La
prière communautaire se fait dans les
mosquées une fois par semaine, le
vendredi.
La prière de l'aube. Une des cinq prières
quotidiennes des Musulmans. On peut
Salât as-Subh supposer que, dans le cadre très
(M) particulier d'un séjour chez les chrétiens,
un musulman ne puisse accomplir
totalement les prescriptions de sa loi.
Salle ouverte sur le cloître d'une abbaye,
où les moines se réunissaient pour
Salle entendre de leur abbé la lecture d'un
capitulaire chapitre (d'où son nom) de la règle et
commenter certains aspects de la vie
commune.
partie réservée aux cérémonies
liturgiques, autour de l'autel. Se confond
Sanctuaire
dans certaines petites églises avec le
choeur.
Mot araméen employé dans
les Evangiles*, du grec sunedrion.
Désigne l'assemblée, le conseil formé de
membres de la noblesse sacerdotale juive
Sanhédrin (J)
(sadducéens) et de docteurs pharisiens,
tribunal religieux et civil pour toute la
Palestine antique. [ Le grand sanhédrin
est le tribunal de Jérusalem].
Du grec skhisma, séparation. Qualifié
également de grand schisme [1378-1417],
c'est un conflit qui divisa l'Eglise*, et
durant lequel il y eut plusieurs papes à la
fois. A l'origine se situe une double
élection, en 1378 : au choix d'Urbain VI
Schisme s'opposent la plupart des cardinaux non
d'Occident (C) italiens, qui élisent un français, Clément
VII qui s'établit à Avignon. La chrétienté
se divise. Diverses solutions de
règlement ayant échoué, le schisme
s'aggrave, en 1409, quand un troisième
pape, Alexandre V, est élu à Pise. Jean
XXIII lui succède en 1410. Finalement,
le Concile* de Constance (1414-1418)
dépose les trois papes et provoque
un conclave* qui aboutit à l'élection d'un
pape unique, Martin V (1417).
Conflit qui aboutit à la séparation entre
l'Eglise orientale et l'Eglise romaine. Une
première rupture eut lieu de 863 à 867
sous le patriarche de Photios. La scission
Schisme définitive intervint en 1054, quand le
d'Orient (C) patriarche Keroularios excommunia le
pape Léon IX après avoir été
excommunié par lui. Les mesures ont été
levées de part et d'autre en 1965, mais
l'union n'a par été rétablie.
De l'hébreu sefarad. Terme biblique qui,
à partir du Moyen-Age, désigne les
communautés juives de la péninsule
ibérique et leur culture. Après l'expulsion
Sefarade (J)
des juifs d'Espagne et du Portugal, en
1492, les réfugiés répandirent leur culture
en Afrique du Nord et dans l'Empire
Ottoman.
Sefer Torah Rouleau de parchemins sur lequel sont
(J) écrits les cinq premiers livres de la Bible.
Traduction grecque de l'Ancien
Septante (J et Testament* faite à Alexandrie d'Egypte
C) entre 250 et 130 avant Jésus Christ par
soixante dix traducteurs juifs.
chant liturgique formé d'un passage
emprunté à la Bible et comprenant deux
Séquence
éléments : des vocalises sur la première
syllabe (qui sont la séquence à
proprement parler) et la prose (qui
constitue le reste du texte).
Sexte (C
Heure liturgique, vers midi.
(cath))
Pentecôte, commémoration de la remise
Shavouot (J)
des Tables de la Loi à Moïse.
Littéralement « ordre » ; rituel qui
Siddour (J) renferme les prières quotidiennes et
celles du sabbat*.
Littéralement « jeûne ».Troisième pilier
Siyam (M) de l'Islam, il dure, entre autres, tout le
mois du Ramadan*.
Littéralement « réjouissance en la Torah
» ; désigne la célébration qui, à la fin de
Simhat Torah
la fête de Soukkot*, clôture la lecture
(J)
annuelle du rouleau de la Bible*, et son
recommencement.
Socia au féminin. Mot latin signifiant
Socius
compagnon, associé; les Parfait(es)
(cathare)
allaient toujours par deux.
La fête des Tentes. Troisième fête de
pélerinage, célébrée quinze jours
Soukkot (plur. après Rosh ha-shanah*. Pendant les sept
de soukkah, jours de la fête, les fidèles demeurent
cabane) (J) dans des cabanes, pour se souvenir de
l'habitation précaire des Hébreux durant
leur séjour dans le désert.
Sourate (ou De l'arabe surat. Désigne chacun des
surate)(M) chapitres du Coran*
Sous-diacre Titre religieux,
Suffrages (C prières adressées à un saint afin d'obtenir
(cath)) son intercession auprès de Dieu.
Mot arabe signifiant tradition. Chez les
musulmans, ce terme désigne un recueil
Sunna (M)
de préceptes tirés des pratiques du
Prophète.
Terme musulman. Musulman attaché aux
Sunnite (M)
traditions des califes orthodoxes.
Du grec sunagogê, assemblée, réunion.
Edifice consacré au culte israélite, utilisé
Synagogue (J)
comme lieu de prière et de réunion,
centre d'enseignement religieux...
fusion de plusieurs systèmes religieux
Syncrétisme
appartenant à plusieurs cultures
Du latin synodus ; du grec sunodos.
Désigne l'assemblée d'ecclésiastiques
Synode (C) convoquée par l'évêque* ou l'archevêque
pour délibérer sur les affaires du diocèse
ou de la province.
T
Du latin tabernaculum ; désigne la tente
des juifs de l'Antiquité .
Tente où étaient enfermés l'Arche
d'alliance et les objets sacrés, avant la
Tabernacle (J construction du temple de Jérusalem.
et C) Petite armoire fermant à clé, qui occupe
le milieu de l'autel d'une église et contient
le ciboire c'est à dire le vase sacré en
forme de coupe, où l'on conserve les
hosties consacrées pour la communion.
Châle dont les hommes se couvrent
Talit (J)
pendant la prière.
Mot hébreu signifiant étude. Compilation
doctrinale qui renferme la Mishna*
augmentée des réflexions de rabbins* de
plusieurs générations. Les deux versions
principales en sont le Talmud de
Jérusalem (clos vers 400) et le Talmud de
Babylone, achevé au VIe siècle.
Talmud (J) Compi1ation de l'enseignement
rabbinique antérieure au Ve siècle,
comprenant la mise en forme de la
tradition orale qui interprète la loi de
Moïse et les commentaires de la partie
historique de la Bible. Il constitue, après
la Bible, la base de tout l'enseignement
religïeux juif.
Bible hébraïque, acronyme formé des
initiales des trois parties qui la
Tanakh (J) composent : Torah* (Pentateuque*)
, Neviim (Prophètes),
et Kétouvim(Hagiographes).
« Phylactères », étuis de cuir renfermant
des parchemins où sont inscrits des
Téfilin (J) versets bibliques, que les juifs attachent
par des lanières sur le front et sur le bras
gauche pour la prière.
Du latin templum. Edifice cultuel élevé à
Jérusalem et consacré à Yahvé, dieu
Temple (J et
d'Israël. (Le Temple construit par
C)
Salomon fut détruit au début du VIe
siècle avant Jésus Christ et démoli en 70
après Jésus Christ).
Edifice dans lequel les protestants
célèbrent leur culte.
Volonté politique d'assujettir la noblesse
au clergé et les rois eux-mêmes au seul
pape. Le théocratisme se justifie dans la
mesure où ceux qui commandent sont
alors plus près de Dieu, de sa sagesse, de
sa paix, de sa rigueur et de sa miséricorde
que des intérêts familiaux des clans
nobiliaires nu des intérêts étatiques. Dans
Théocratisme
les faits, les théocrates comme Innocent
III semblent avoir été beaucoup plus près
des intérêts temporels de l'Église que de
la rigueur et de la clémence intemporelles
de Dieu. Aussi n'est-il pas trop risqué de
dire qu'une véritable théocratie médiévale
n'a jamais vraiment existé en Occident
(ni ailleurs ?).
Thomiste (C ayant trait aux doctrines de saint Thomas
(cath)) d'Aquin.
Tierce (C
Heure liturgique, vers 9 heures
(cath))
Etui de bois à charnières, souvent revêtu
de plaques de métal, qui protège le
Tiq (J)
rouleau de la Torah* selon l'usage des
juifs d'Orient.
Littéralement « enseignement » ; au sens
strict désigne le Pentateuque*, c'est à dire
Torah (J) les cinq premiers livres de la Bible*
(Genèse, Exode, Lévitique, Nombres et
Deutéronome) ; au sens large, la loi juive
et son enseignement sous toutes ses
formes.
U
De l'arabe ulamâ, plur. de âlim, savant,
Ulema (ou
érudit. Désigne un docteur de la loi
ouléma) (M)
musulmane, juriste et théologien.
Terme coranique désignant la
Umma (M) Communauté des Croyants dans son
unité religieuse.
V
Vêpres (C Heure liturgique, louange du soir, vers 17
(cath)) heures.
Il s'agit d'un sacrement qui permet à un
Viatique mourrant de recevoir une dernière fois
l'Ostie ou corps du christ.
Du latin vicarius, remplaçant. Celui qui
Vicaire (C) exerce en second les fonctions attachées à
un office ecclésiastique.
visites effectuées par deux prieurs de la
même région que le prieuré visité,
mandatés par l'abbaye, le plus souvent
Visites
entre la mi-avril et début mai, elles
canoniales
avaient pour but de contrôler chaque
prieuré afin d'appréhender leur état
spirituel et temporel.
prieur ayant la tâche de visiter chaque
Visiteur année, sur décision abbatiale, les
différents prieurés d'une . région définie.
Du latin vulgaris, de vulgus, multitude.
Vulgate (C) Version latine de la Bible*, due à saint
Jérôme (Stridon, Dalmatie, v.347 -
Bethléem 419 ou 420) et adoptée par
le concile* de Trente (XVIe siècle).
W
X
Y
Z

Sources :

La revue Histoire Médiévale


Les guides verts Michelin
La Bible de Jérusalem : traduite en français sous la
direction de l’ Ecole biblique de Jérusalem. Paris : Cerf,
1988. ISBN 0-7321-0225-0
L’Histoire. N° 217, janvier 1998. Lexique p.28.
Manuscrits à peintures en Flandre, 1475-1550.- Gand,
Paris : Ludion/Flammarion, 1997. Lexique.
De Hamel, Christopher. Une histoire des manuscrits
enluminés. Londres : Phaidon Press limited, 1995. ISBN
0-7148-9037-5
Sahakian-Marcellin, Sophie et Frégosi, Franck. Etre
catholique en France aujourd'hui. Paris : Hachette
Littératures, 1997. Glossaire p.251-255. ISBN 2-01-
235203-0
Bitton, Michèle et Panafit, Lionel. Etre juif en France
aujourd'hui. Paris : Hachette Littératures, 1997. Glossaire
p.229-231. ISBN 2-01-235204-9
Cesari, Jocelyne. Etre musulman en France aujourd'hui.
Paris : Hachette Littératures, 1997. Glossaire p.(207)-211.
ISBN 2-01-235205-7
Dictionnaires usuels : Petit Robert, Larousse
encyclopédique....
L'Eglise au Moyen-Age
Le monastère
Un groupe de jeunes gens chemine à travers bois.
Soudain, du sommet d'une colline, ils aperçoivent au
creux d'un vallon, les importants bâtiments de l'abbaye
où ils désirent devenir moines. L'ensemble rappelle
l'antique maison gréco-latine. Autour du cloître, vaste
cour carrée entourée de galeries servant de promenoir,
on aperçoit au Nord l'église, au Sud les cuisines et le
réfectoire, à l'Ouest les hangars ; à l'Est enfin, la grande
salle de réunion et les dortoirs. En dehors de l'enceinte,
on découvre l'infirmerie, L'hostellerie, les nombreux
ateliers, les écuries. Plus loin, un gros village de masures
de serfs s'élève tout près du moulin qui borde la rivière.
Serfs et moines sont au travail. Les uns abattent des
arbres afin que champs et prés gagnent sur la forêt,
d'autres labourent ou travaillent les vignes. D'autres enfin
charroient des matériaux de construction, car l'abbaye
s'agrandit sans cesse.
Une heure plus tard, les jeunes gens, accueillis par le frère
portier, écoutent le chef du monastère.
« Ainsi, leur dit l'Abbé, vous voulez devenir religieux. Rien
de plus commun à notre époque de grande foi, où tout le
monde croit en Dieu, et chacun redoute d'aller en enfer.
Or, le plus sûr moyen de gagner le ciel, c'est de servir
Dieu.

Les deux clergés


Mais vous auriez pu vous faire prêtres et continuer à vivre
parmi le peuple, c'est-à-dire dans le siècle. Vous auriez
alors fait partie du clergé séculier ; car celui-ci aussi est
puissant. Il a une organisation solide qui ressemble à celle
de l'Empire romain. Dans chaque paroisse, un curé soigne
(cure) les âmes des fidèles, avec l'aide d'un ou plusieurs
vicaires.
Au-dessus, se trouve l'évêque, obéissant lui-même à un
archevêque de grande ville. Evêques et archevêques sont
de grands seigneurs féodaux. Ils sont riches, prélèvent la
taille et la dîme, ont des serfs et des soldats ; ils vont à la
chasse, font parfois la guerre et rendent la justice. Au-
dessus de tous, un chef suprême, le Pape, qui siège à
Rome, commande également le clergé des monastères
auquel vous voulez appartenir, et qu'on nomme le clergé
régulier, parce qu'il obéit à une règle.

La règle monastique
Cette règle varie selon l'ordre religieux. Il y a celle des
Franciscains, fixée par Saint François ; celle des
Dominicains, établie par Saint Dominique, et la nôtre, à
nous Bénédictins, qui est la plus ancienne, et fut créée
par Saint Benoît. Il faut que vous la connaissiez dès votre
entrée. Vous serez novices pendant deux ans, vous ne
deviendrez moines qu'après ce délai. Vous ferez alors
vœu de pauvreté, de travail et d'obéissance. Votre chef
élu par tous, c'est moi. Je vous avertis que le cachot
punira les fautes. Car si, dans beaucoup de monastères,
on oublie l'obéissance à la règle, ici, je veux qu'on
respecte ses vœux. La première des sept prières de la
journée a lieu à 2 heures du matin. On doit travailler de
six à sept heures par jour, soit aux champs, soit aux
ateliers, à l'hos-tellerie ou à la bibliothèque. Les heures de
repos sont consacrées à la lecture. Personne ne doit se
plaindre de la nourriture, ni des châtiments. Le sommeil
ne dure que quelques heures, et il faut dormir vêtu et
chaussé. Personne ne doit posséder rien en propre.

Le rôle de l'Eglise
Maintenant, vous savez ce qui vous attend. Vous
persévérez dans votre intention ?... Bien, suivez-moi, je
vais vous faire visiter le monastère, et vous comprendrez
en même temps le rôle que joue l'Eglise à notre époque.
»
Ils pénètrent dans une grande pièce froide :
« C'est le réfectoire, où l'on mange en silence en écoutant
une lecture pieuse. Ils arrivent ensuite au chauffoir, la
seule pièce chauffée de l'abbaye. Elle sert de bibliothèque
et de salle de lecture. De nombreux moines assis ou
debout sont occupés à recopier des manuscrits. Certains
dessinent des enluminures. »
«Voyez, dit l'Abbé, dans notre siècle d'ignorance, il n'y a
que nous, les clercs, qui sachions lire et écrire. Ici on
conserve et on recopie les livres des célèbres écrivains
grecs et romains qui, sans nous, seraient perdus. C'est
une œuvre de longue haleine, un véritable travail de
bénédictin. C'est ici que l'on enregistre les actes de
naissances au moment du baptême, ainsi que les
mariages et les décès dans les villages environnants (l'état
civil). Les deux moines que vous voyez au bout de la salle,
écrivent l'histoire de notre temps. Grâce à ces
chroniques, les générations futures connaîtront les
grands événements de notre époque.
Nous avons ici une école pour quelques fils de paysans
intelligents. C'est la seule qui existe à des lieues à la
ronde... Sortons...
Ce bâtiment que vous voyez en face est la boulangerie.
C'est notre rôle d'être charitables. Trois fois par semaine,
l'aumônier distribue à des dizaines de pauvres, une livre
de pain fait d'un mélange de farine de seigle, d'orge et
d'avoine. Mais quel que soit le jour où ils se présentent,
mous donnons également une livre de pain rassis aux
pauvres passants, étrangers au pays.
Car nous devons pratiquer l'hospitalité envers tout
chrétien qui demande, et surtout aux pèlerins. Les nobles
sont hébergés dans ce beau bâtiment que vous voyez en
dehors de l'enceinte, et les piétons et les mendiants sont
reçus par l'aumônier dans cette grande bâtisse située en
face.

La richesse de l'Eglise
— Mais, demande timidement un jeune novice, notre
abbaye est donc riche ?
— Certes, répond l'Abbé. Nous n'avons pas tant de
richesses qu'un des monastères de notre ordre, qui abrite
plusieurs centaines de moines, possède vingt mille serfs,
et autour duquel une ville s'est fondée. Non, nous
n'avons à nous qu'un gros village, qui porte le nom de
notre saint patron, mais nous possédons déjà ici
d'importants biens. Nous en acquérons chaque jour par
notre travail ; nous avons défriché la forêt, semé et
planté. Nous vendons une partie de nos récoltes. En
outre, nous recevons de nombreux dons : des paysans
nous donnent leurs biens pour se mettre sous notre
protection. Ils reçoivent en retour le logement,
l'habillement, la nourriture. D'autres nous font des
donations de terres, de récoltes ou d'animaux pour avoir
part à nos prières et à nos messes ; des seigneurs se
montrent généreux pour se faire pardonner leurs crimes.
C'est surtout aux environs de l'an 1.000 que notre
richesse s'est accrue. Beaucoup croyaient à la fin du
monde, et pour gagner le ciel, ont tout donné ou vendu à
bas prix.

La puissance de l'Eglise
Voyez-vous, grâce à cette richesse, l'Eglise est puissante,
et vous faites bien de vouloir entrer dans ses rangs.
Car elle veut être obéie des seigneurs. Elle a créé la
Chevalerie et la cérémonie de nomination d'un chevalier
est devenue, avec sa . veillée de prières, plus religieuse
que militaire. En proclamant la Trêve de Dieu, l'Eglise a
interdit aux nobles de faire la guerre du mercredi soir au
lundi matin. Puis, par la Paix de Dieu, elle a défendu de
maltraiter certaines personnes. Tenez : voici ce que nous
avons fait jurer l'an dernier à un méchant seigneur du
voisinage :
« Je n'envahirai pas les églises, je n'attaquerai pas le
clergé, je n'enlèverai ni vache, ni cheval, je n'arrêterai pas
les paysans, et ne les fouetterai pas pour leur voler leur
argent ; je ne déracinerai pas les vignes, ni n'incendierai
les maisons. »
Et malheur à celui qui désobéit et viole son serment.
Nous lui infligeons la pénitence publique : il recevra, par
exemple, les verges, tous les dimanches avant la messe,
ou il devra aller très loin en pèlerinage, parfois les fers
aux pieds. S'il persiste, il est excommunié, retranché du
monde chrétien ; cela arrive même aux rois. Personne ne
parle à l'excommunié, personne ne le reçoit. Il faut le fuir
comme un pestiféré. Si c'est un prince puissant, l'Eglise
lance l'interdit, et, dans ses domaines, les églises sont
fermées, on ne célèbre plus le culte, et la révolte du
peuple croyant oblige le prince à se soumettre. D'ailleurs,
nous avons le droit de justice, et le Tribunal de
l'Inquisition sait frapper ceux qui se rendent coupables de
crimes contre l'Eglise, ou font preuve d'impiété, ce qui est
la même chose ; ils sont torturés. On s'amende vite quand
on a les doigts dans des étaux, ou qu'on subit le supplice
de l'eau ou du fer rougi. Après quoi, ils peuvent être
condamnés à l'emmurement, c'est-à-dire à la prison
perpétuelle. S'ils sont relaps, c'est-à-dire s'ils retombent
dans leur erreur, ils sont brûlés vifs.
La visite est terminée. Allez maintenant vous reposer.

J.-M. LEPOEZAT-GUIGNER.
Inspecteur Primaire.
1953
Relaciones entre cristianos y musulmanes.
Philippe Jansen, profesor de Historia Medieval en la
Universidad de Niza-Sophia-Antipolis, Director de la
Sección de Historia.
Las relaciones entre los países del Islam y el mundo
latino desde mediados del siglo X hasta mediados del
siglo XIII "
El programa de historia medieval para los CAPES y la
agregación de 2000-2002 tiene por tema: "Las relaciones
entre los países del Islam y el mundo latino desde
mediados del siglo X hasta mediados del siglo
XIII". Permanecerá en el programa de la agregación
interna para el año 2002/2003. Rara vez los jurados de las
competiciones han propuesto una pregunta tan rica en
significado y reflexión para la comprensión de nuestra
historia. La trágica noticia del otoño pasado subraya la
necesidad de acceder a un mejor conocimiento de otras
civilizaciones, en este caso la del Islam, para comprender
y analizar mejor los enfrentamientos de ayer y de ayer.
hoy en día.
Entender los choques también significa estudiarlos en las
proporciones adecuadas y medir su impacto. La cronología
del programa se ha modificado deliberadamente en
relación con la historia de los conflictos militares entre
cristianos y musulmanes. En la Península Ibérica, la
Reconquista comenzó realmente a mediados del siglo XI,
incluso si está arraigada en el acto mítico del Rey Pelayo
de Asturias en las cuevas de Covadonga alrededor de 721,
y continuó hasta 1492. La expansión cristiana de las
Cruzadas, desconocida por sus motivos y los medios
movilizados en toda la Europa latina, comenzó solo a
partir de la predicación de Urbano II en 1096, pero se
extiende más allá. desde 1250; La última cruzada de Saint-
Louis en Túnez no se incluye en el período estudiado. No
se trata solo de aprender un evento histórico de
expediciones y batallas entre fieles de dos religiones
opuestas. La ambición y el interés de la pregunta son, por
el contrario, alentar a acercarse a las relaciones entre los
cristianos latinos, los fieles del papado romano y los
musulmanes en todas sus dimensiones y durante un
período más largo, en toda la cuenca mediterránea. .
No se puede negar que la confrontación era una dimensión
esencial de las relaciones entre cristianos y musulmanes,
lo que refleja un profundo malentendido mutuo de las
religiones y las civilizaciones. Pero esta dimensión no fue
la única modalidad de las relaciones que se tejieron entre
todas las orillas del Mediterráneo, que fueron el teatro
esencial, desde el siglo X hasta el siglo XIII. El hábito de
mezclarse entre sí favorecía otras formas de contacto entre
estos pueblos: diplomático, comercial, intelectual; Han
avanzado el conocimiento del otro en tres siglos. A partir
de ese momento, podrían surgir relaciones y
comportamientos que no se basaban irreductiblemente en
la imagen negativa del adversario religioso que se
destruiría. Si estos contactos son más abiertos, a veces de
confianza,
La diversidad interna de los dos mundos latino y
musulmán es una característica esencial de esta rica y
variada historia, cuando se extiende a todos los países
cercanos al Mediterráneo. Sin embargo, lamento que la
división geográfica excluya de la pregunta el enfoque de
los cristianos orientales, el rito y el idioma, pero también
de habla árabe, cuyas comunidades a menudo han sido un
importante puente cultural entre el mundo musulmán y
Europa occidental. El cristianismo y el islam no eran, en la
Edad Media, monolitos erigidos unos contra otros.
Los estados musulmanes, más allá de las fundaciones
religiosas que los unían, se oponían entre sí por diferencias
doctrinales fundamentales (chiítas / sunitas), étnicas
(árabes / bereberes / turcas) y políticas (administradores
militares árabes / turcos). No hay mucho en común, aparte
de la creencia en Alá, entre Abd el-Rahman III (913-961),
príncipe árabe omeya y descendiente del clan del Profeta,
el primer gobernante cordobés en llevar el título califal. ,
propagador de una refinada civilización urbana, que dio un
impulso decisivo a las escuelas de la ciudad y fundó la
nueva ciudad de Madinat al-Zahra, una suntuosa
residencia, y un Salah ad-Din (Saladin, 1138-1193),
guerrero kurdo de Tradición seminómada y sunita, que
combatió victoriosamente tanto a los musulmanes chiítas
como a
Durante los últimos tres siglos, las potencias orientales
que habían fundado y dominado la civilización del Islam
clásico (siglos VIII-XI), han experimentado un declive
relativo. El mayor dinamismo se dirigió a Occidente: Al-
Andalus Omeyyad hasta 1031, y luego en el siglo XII el
Califato Almohad, el primer poder político musulmán de
origen bereber, que sentó las bases de la cultura de
Marruecos en la actualidad. Entonces fueron territorios de
la economía activa; sus líderes eran conscientes de su
superioridad cultural sobre el Islam oriental. El jurista al
Sakundi, al servicio de los almohades, lo expresó bien a
fines del siglo XII:
"Después de la fragmentación de este estado bien
organizado, los guerreros andaluces (...) pusieron de moda
el mercado de la ciencia y lucharon contra la emulación
para recompensar la prosa y el verso". Los poetas seguían
circulando alrededor de estos monarcas, como los zephyrs
soplan entre las camas de flores, y se lanzan a su fortuna ...
Los días pasaron para ellos como banquetes, y tenían más
afición por las bellezas que los Banu Hamdan de Aleppo.
"Los príncipes, sus hijos, sus visires ocuparon el primer
lugar en el arte de la poesía y la prosa, y se ocuparon con
el mismo ardor de las diversas ramas de la ciencia".
No es de extrañar, por lo tanto, que la Península Ibérica,
con las escuelas de traductores (judíos y musulmanes) de
Toledo, escuelas de astronomía de Córdoba, fuera uno de
los centros esenciales de transmisión de la cultura de la
cultura. Este antiguo hacia el oeste latino
medieval. También fue desde España que las primeras
traducciones latinas del Corán fueron distribuidas a
Europa a petición de Pedro el Venerable, Abad de Cluny,
quien entendió que el Islam no era un paganismo
politeísta. , contrariamente a lo que la mayoría de los
cristianos pensaban entonces.
El conocimiento más completo y preciso de la civilización
musulmana ha beneficiado a otros factores favorables en
la Península Ibérica. El Estado de los Omeyas había
construido la segunda potencia musulmana en el
Mediterráneo, después de la de los fatimíes de El Cairo.
Pudo controlar un fructífero comercio complementario
entre las costas del Magreb, las islas del Mediterráneo
occidental y España. Los estados cristianos vecinos se han
beneficiado de la abundante circulación de oro creada por
este intenso comercio. También aprovecharon los tributos
por los cuales los "reyes andaluces", los sucesores
debilitados de los Omeyyaddes, compraron la paz con sus
vecinos y el precio de los compromisos mercenarios
hechos por los caballeros cristianos, excelentes guerreros a
su servicio. El propio Cid sirvió tanto al emir musulmán
de Zaragoza como al rey de Aragón; tomó valencia
primero en nombre de su ex rey musulmán impulsado por
una revolución de palacio (1093). Las relaciones de estado
a estado han prevalecido a menudo sobre los
enfrentamientos religiosos:
La oposición religiosa era obviamente más animada en
Tierra Santa, con las Cruzadas, pero tampoco constituía
una modalidad exclusiva de relaciones, incluso si la
exaltación recíproca de la defensa de los lugares sagrados
hacía de estas regiones el crisol de las ideologías de
Guerra santa y jihad. Si la conquista de Jerusalén en 1099
por los caballeros de Godefroy de Bouillon fue
acompañada por una masacre de habitantes musulmanes, a
la que el futuro "confesor del Santo Sepulcro" no participó
personalmente, si un señor como Renaud de Chatillon
hecho famoso entre 1160 y 1187 por actos de piratería de
crueldad inhumana contra los mercaderes musulmanes,
que bien valían las atrocidades de la secta de los
"asesinos", muy a menudo, los señores cristianos
concluyeron trèves con los emires vecinos; entraron en el
juego de las relaciones políticas regionales y no hicieron
de sus caballeros militares puros como christi que
luchaban exclusivamente por la cruz, como habría deseado
San Bernardo de Clairvaux. Así, en 1140, vemos al rey de
Jerusalén Baldwin II enviar tropas al Emir de Damasco
para luchar contra los sedjoukids turcos. En estas luchas
comunes, los cristianos nobles y los musulmanes han
descubierto valores comunes de coraje y respeto por el
adversario, que a menudo han inspirado anécdotas de
historias de cruzadas o canciones de trovadores. La
convivencia, en los estados francos, entre los amos
cristianos y los terratenientes musulmanes también
contribuyó a forjar una sociedad original, la de los
"potros", a veces mal entendida en Europa, que el
"Tales (...) se casaron con una mujer no entre sus
compatriotas, pero siria, armenia, a veces incluso un
sarraceno bautizado".
La precariedad territorial y militar de la situación no ha
permitido, obviamente, dar forma a una sociedad tan
multiétnica como en el reino normando de Sicilia, crisol
original donde, desde 1090, no sin dificultades, se
entremezclaron las tradiciones cristianas. Los bizantinos,
la administración y la artesanía fina de los musulmanes, el
feudalismo normando, que los nuevos amos de la isla
supieron fusionar con gran habilidad en una ideología del
"soberano de varias naciones", capaces de recuperar las
bases ideológicas de La exaltación monárquica ofrecida
por las tres culturas, a la que debemos agregar
comunidades judías muy activas. De esta mezcla, alcanzó
su punto máximo bajo Roger Il (1093-1154), Palermo
todavía ofrece hoy
Esta historia de relaciones complejas, inestables y siempre
cuestionadas está, sin embargo, dominada por un punto de
inflexión innegable, que no se ha decidido en los campos
de batalla sino en la actividad comercial. El Mediterráneo
podría haberse convertido en un "lago musulmán",
entrecruzado por las flotas fatimí y omeya, a mediados del
siglo x. Tres siglos después, el triunfo del latín, su
dominio marítimo y mercantil es indiscutible. Otro tema
de la pregunta es entender cómo y por qué los latinos de
Europa occidental han tomado esta ventaja decisiva sobre
los musulmanes en todo el Mediterráneo.
Hablar de latín, es decir demasiado. Una vez más, el
significado de la diversidad debe ser el foco aquí. Si la
aventura marítima y comercial fue compartida por
marineros y comerciantes catalanes, provenzales,
sicilianos, la apertura del Mediterráneo a la hegemonía
comercial del latín es anterior al hecho y la gloria de los
comerciantes italianos. Hasta mediados del siglo XI, fue
en el contexto de las relaciones de buena vecindad con los
estados musulmanes que se negaron a luchar, incluso a
petición del Papa, los comerciantes de Amalfi, Salerno o
Taranto, Empapado en las tradiciones bizantinas, inauguró
los enlaces comerciales regulares triangulares entre
Europa, el norte de África y el Oriente bizantino. Tomado
a cargo por la administración tributaria impositiva y
meticulosa de los califas, obtuvieron los primeros
derechos de instalación permanentes en los almacenes de
El Cairo o Alejandría. Allanaron el camino para las tres
potencias navales del norte de Italia: Pisa, Génova y
Venecia.
El control del espacio marítimo por parte de las tres
potencias navales dominantes de Italia, desde mediados
del siglo XI, se estableció de manera irreversible en una
relación muy diferente con los musulmanes: la
organización de los transfronterizos. los regulares
mediterráneos traducen la manifestación de una
superioridad naval conquistada a expensas de los "piratas
sarracenos" de alrededor del año mil. Como señaló el
historiador italiano Luzzato, al expandir sus relaciones
marítimas en todo el Mediterráneo, estos italianos
buscaron "la subyugación económica y no política de los
países ricos de materias primas muy codiciadas": han
impuesto su supremacía con armas o tratados comerciales
en términos similares a los de los musulmanes
(especialmente los del Magreb y la Península Ibérica) y
los cristianos de la Europa mediterránea. Mientras que
otros latinos fueron enriquecidos por los mercenarios al
servicio de los príncipes musulmanes, los genoveses, los
pisanos y los venecianos obtuvieron inmensas ganancias
del botín de la guerra de razas que lideraron contra las
flotas sarracenas y los reinvirtieron en Armamento
marítimo y transacciones comerciales y no en tierra, a
diferencia del resto de Europa.
Estas poderosas bases financieras y comerciales fueron
reforzadas por dos factores decisivos, ausentes del mundo
musulmán. Mientras que las formas de asociaciones
comerciales para compartir responsabilidades y capital
eran bastante cercanas a todas las orillas del Mediterráneo
(varios historiadores han identificado los orígenes
musulmanes en el contrato italiano de Colleganza), por
otro lado, la actividad de los comerciantes árabes Los
musulmanes todavía estaban restringidos por una
administración tributaria de los estados musulmanes que
impusieron regulaciones delicadas de actividades,
controlaron totalmente la construcción naval y sometieron
cualquier transacción con el extranjero cristiano a las
autorizaciones emitidas por los funcionarios
tributarios. Por el contrario, los mercaderes-navegantes
italianos, a menudo maestros políticos en sus propias
comunas, Pudieron desarrollar sus propias capacidades de
iniciativa privada, lo que les permitió tomar riesgos más
aventureros y ganar más y más numerosos lugares de
comercio. Pero combinaron su libertad con una cobertura
de riesgo de la que eran inventores, en forma de seguro
marítimo, desconocido antes que ellos. A partir de
entonces, los comerciantes italianos poseían todos los
instrumentos incomparables para conquistar el espacio
marítimo del Mediterráneo y, más tarde, los puntos de
venta para el Atlántico. En las costas musulmanas, los
latinos pudieron obtener derechos de asentamiento
permanentes. La organización administrativa y financiera
de los comptoirs italianos en los puertos de los estados
cruzados de Oriente, que iba más allá del simple marco de
las transacciones comerciales, ha servido como modelo
para el desarrollo de otros puntos de comercio
frecuentados por comerciantes italianos, particularmente
en países islámicos, en forma de fondos. Por lo tanto, los
latinos podrían organizar el comercio marítimo
exclusivamente de acuerdo con sus propias necesidades; el
control de los mares (desde mediados del siglo XII, los
viajeros musulmanes a menudo deben embarcarse en
barcos italianos), al menos tanto como las Cruzadas
contribuyeron a detener la expansión musulmana, hasta el
período otomano .

BOX
Una bibliografía muy extensa permite abordar esta
cuestión. El problema es, más bien, el de la elección de
trabajos seguros y precisos, especialmente para las
cuestiones del Islam. Hay que tener cuidado al consultar la
producción de libros de texto que floreció en el tema. Aquí
hay algunos títulos útiles, correctamente documentados:
Ph.JANSEN, NEF, Ch. PICARD, El Mediterráneo entre
los países del Islam y el mundo latino (siglos X-XIII),
París, SEDES, 2000.
R. DURAND, musulmanes y cristianos en el Mediterráneo
occidental siglos XI-XIII. Contactos e intercambios,
Rennes, 2000.
P. GUICHARD, Ph. SENAC, Las relaciones de los países
del Islam con el mundo latino, mediados del trece-
decimotercero, París, SEDES 2000.
Ph. GOURDIN, G. MARTINEZ-GROS, C. ALLET, S.
MAKARIOU, E. TIXIER-CACHERES, País del Islam y
mundo latino 950-1250, París, Atlántico, 200 1.
Para más información:
D. ABULAFIA, Comercio y conquista en el Mediterráneo,
1100-1500, Aldershot 1995.
M. BALARD, Las Cruzadas, París, 1988.
A. DUCELLIER, F. MICHEAU, Los países del Islam,
siglo VII-XV, París, 2000.
C. Garcin et al., Estados, Sociedades y Culturas del
Mundo Medieval Musulmán Xth-XVth Century, Paris,
1995.
P. GUICHARD, estructuras sociales "orientales" y
"occidentales" en la España musulmana, París-La Haye,
1977.
Id., España musulmana y Sicilia en los siglos XI y XII,
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J. FLORI, El Occidente cristiano contra el Islam, París,
1992.
E. LEVI-PROVENCAL, Historia de la España
musulmana, París, 1950-1967, 3 vols.
B. LEWIS, Cómo el Islam descubrió Europa, París, 1984.
Ch. PICARD, mar y musulmanes occidentales en la Edad
Media, siglos VIII-XIII, París 1997.
J. PRAWER, Historia del Reino latino de Jerusalén, París,
2ª ed. 1977, 2 vols.
Ph. SENAC, La Imagen del Otro: El Occidente Medieval
en la Cara del Islam, París, 1981.
URL original: www.lestempsmedievaux.com
Les pélerinages
Christian Amalvi, Professeur d'Histoire
Contemporaine à l'Université Paul Valéry, Montpellier
III
Au XIe au XVe siècles, le pèlerinage fut l'une des formes
les plus fréquentes et intenses de la piété chrétienne; il
toucha des milliers, des millions peut-être de chrétiens
pendant plusieurs siècles, qui se mirent en route, mûs par
une forte et impérieuse inspiration religieuse. Les
historiens de la religion sont nombreux depuis trente ans à
avoir approfondi l'étude de cette forme d'expression
déterminante de la piété au Moyen Age, mais combien
diverse dans ses intentions, ses pratiques, ses rites (cf.
bibliographie).
La pratique du pèlerinage est universelle et s'observe dans
toutes les religions. Elle est particulièrement importante
pour le chrétien, qui est par essence le pèlerin, "l'étranger
et le voyageur sur la terre" dont parlent la Genèse, le
Psaume 119, 19 et saint Paul dans l'Epître aux Hébreux 11,
13, en chemin vers la vraie Vie, celle de l'au-delà. L'idée
de passage, d'itinéraire à but religieux, issue de la
Peregrinatio pro Christo pratiquée par les missionnaires et
moines irlandais dès le VIIe siècle, s'exprima dans des
pratiques si diverses qu'il vaut mieux parler des
pèlerinages que du pèlerinage. La valeur spirituelle du
voyage en lui-même et du but à atteindre - qui n'est pas
toujours un sanctuaire - ont une intensité variable en
fonction du statut, de la personnalité, de l'orientation de la
piété des pèlerins.
Les pélerins de Saint-Jacques, les croisés des croisades
populaires, et plus encore les battuti italiens du XIIIe
siècle ou les flagellants du XIVe siècle qui se déplaçaient
de ville en ville selon des circuits sans but ultime, étaient
d'abord des pénitents. Ils offraient l'ascèse répétée des
longues journées de marche comme un acte de
purification, à la fois pour expier leurs propres fautes et -
surtout dans le cas des flagellants de 1348 - pour entraîner
les autres croyants à la conversion. Lorsque, en 1399, le
riche marchand Marco Datini de Prato participe avec
d'autres citoyens florentins à une procession de huit jours
tout autour de la cité, c'est l'aspiration purificatrice qui
l'anime et s'exprime dans les stations en différentes églises
du parcours et dans le port d'une tunique de lin blanc,
même si une file de mules les suit en portant les victuailles
et si les pélerins rentrent chez eux chaque soir...
Ces formes de pèlerinage pénitentiel ont été dépassés, par
l'importance de leur fréquentation et par la multiplication
des lieux de destination, par les pélerinages ad sanctos,
aux saints, dont le but précis était d'atteindre un sanctuaire
de dévotion. Ils sont devenus la forme dominante d'une
dévotion qui s'appuie sur la perception visuelle et
matérielle d'une relique ou d'un objet de culte.
Le sanctuaire type du haut Moyen Age, qui devient aux
XIe-XIIe siècles le centre d'un courant de pèlerinage
"international", est donc un lieu de culte autour du
tombeau d'un saint. A cette catégorie ressortissent quatre
des cinq centres de pèlerinage qui sont connus dans toute
l'Europe au XIIe siècle; leur modèle commun est
Jérusalem, lieu de sépulture du Christ, centre spirituel de
la Chrétienté et qui attire encore au XIe siècle les pèlerins
assez fortunés et bien portants pour risquer une longue
navigation en Méditerranée. Ce n'est pas un hasard si
l'essor des autres grands centres de pèlerinages européens
se confirme à l'époque où la prise de Jérusalem par les
musulmans ne permet plus de s'embarquer pacifiquement
pour la Terre Sainte. La dévotion en Occident se reporta
vers les tombeaux de saint Martin à Tours (mort en 372)
ou de saint Jacques de Compostelle, qui devint sanctuaire
de grande réputation hors de la Galice après qu'il ait été
détruit par les musulmans en 997 puis reconstruit. Le
tombeau des apôtres Pierre et Paul n'attira les chrétiens
d'outre-Alpes qu'à partir du IXe siècle, lorsque la papauté
commença d'organiser son pouvoir temporel, et que Rome
fut moins constamment menacée par les armes en Italie.
Des temps carolingiens date également le développement
du pélerinage à S. Michele in Gargano, qui est d'une autre
nature: la vénération se porte sur un personnage
surnaturel, un archange, dont on attend une fonction
protectrice qui se signale par des miracles. Enfin, la
notoriété du sanctuaire de saint Nicolas à Bari suivit
immédiatement le transfert en ce lieu des reliques de
l'archevêque de Myrrhe par les vénitiens en 1071. La
position de Bari comme escale vers la Terre Sainte a
contribué à l'afflux des pèlerins.
Les sanctuaires de pèlerinage Marial au Moyen Age
étaient également très importants, bien que leur fondation
soit plus récente: la grande période des dédicaces mariales
pour les cathédrales se situe aux VIIIe-IXe siècles, et c'est
à partir du XIe siècle que plusieurs d'entre elles devinrent
des lieux de vénération renommés. Ainsi la première
cathédrale de Chartres s'édifia au-dessus d'une grotte, lieu
de culte pré-chrétien, et d'un puits dont l'eau avait une
réputation curative. Les miracles s'y multiplièrent et furent
recueillis dans un manuscrit en 1194. Au Puy, la
vénération et la réputation miraculeuse s'attachaient à une
statue de bois, la fameuse "Vierge Noire". La
fréquentation du pélerinage, liée à celui de Compostelle,
s'accrut jusqu'à la fin du Moyen Age. 200 000 pèlerins
auraient été présents, selon les chroniqueurs, lors du
pélerinage de l'Annonciation en 1407.
Les églises furent souvent transformées, voires
reconstruites par le clergé desservant afin de s'adapter au
rôle nouveau de sanctuaire de pèlerinage. Ainsi
s'expliquent les singularités architecturales des cathédrales
du Puy et de Chartres. Les trésors de reliques étaient
souvent offerts à la contemplation des pèlerins dans la
pénombre recueillie des cryptes. Au Puy, la topographie
ne permettait pas de creuser une crypte sous le choeur; les
maîtres d'oeuvre du XIe siècle établirent donc un
cheminement souterrain, partiellement bouleversé au
XIXe siècle, qui permettait aux pèlerins, après avoir gravi
le grand escalier sous le porche, de surgir dans la nef, face
à la statue vénérée du maître-autel. A Chartres,
l'adaptation de la cathédrale gothique aux fonctions de
pèlerinage s'observe par l'extension exceptionnelle de la
crypte romane, constituée par deux longues galeries qui
s'étendaient sous l'ensemble de l'édifice pour se rejoindre
au-dessous du déambulatoire, et par le développement très
important de la partie orientale de l'édifice, avec double
déambulatoire desservant une couronne de chapelles
rayonnantes.
Le rayonnement de ces sanctuaires était exceptionnel. Ils
ont constitué des foyers de pèlerinage constants au Moyen
Age ; leur notoriété s'est maintenue, d'ailleurs, jusqu'à nos
jours. Leur existence était loin cependant d'épuiser
l'aspiration pérégrinante des hommes et des femmes du
Moyen Age. Sur tout le continent, du XIe au XVe siècle,
se sont en effet multipliés des sanctuaires plus modestes,
d'attraction régionale ou locale, mais tout de même
capables d'attirer à longueur d'année des chrétiens qui
n'hésitaient pas à parcourir plusieurs centaines de
kilomètres pour y parvenir. Pour les uns, qui s'en
expliquent ouvertement au clergé du sanctuaire qui les
interroge, ces pèlerinages représentaient une
"compensation" aux "grands" pèlerinages de Terre Sainte,
de Rome ou de Compostelle, que leur faiblesse physique
ou financière ne leur permettait pas d'accomplir. Pour
d'autres, plus nombreux encore, l'expression d'une piété
vive s'accompagnait d'une croyance au miracle obtenu
grâce au pouvoir thaumaturgique des reliques conservées.
Aux principales étapes des pèlerinages à Saint-Jacques se
dressait souvent une basilique funéraire qui abritait les
restes d'un saint très ancien: il suffit de penser à Saint-
Sernin de Toulouse ou à Saint-Seurin de Bordeaux. A
partir du XIIe siècle, l'attraction du sanctuaire est souvent
liée à la réputation de bonté et de piété d'un homme
d'église que les chrétiens tenaient pour saint dès le jour de
sa mort, et que l'Eglise reconnut ensuite pour tel,
quelquefois très rapidement. Ainsi naquirent, au XIIIe
siècle, les pèlerinages de Saint-Antoine en Dauphiné,
d'Assise (saint François), ou de Padoue (saint Antoine). La
rapide construction d'une basilique destinée spécialement à
l'accueil des pèlerins fournit aux fidèles la possibilité de
mieux exprimer leur dévotion, jusqu'alors limitée à des
expressions plus individuelles.
L'élan qui poussait les fidèles à venir honorer la sépulture
d'un personnage réputé saint fut quelquefois à l'origine de
la fondation d'un sanctuaire. La volonté des pèlerins
s'imposa alors au clergé réticent, qui craignait que cet
enthousiasme populaire ne perturbe la régularité et la
dignité des fonctions liturgiques et pastorales qui lui
incombaient. On est confronté au phénomène du
"pèlerinage panique", bien étudié notamment par André
Vauchez et Pierre-André Sigal. Une foule nombreuse, qui
dépasse de loin le nombre des fidèles de la paroisse, se
précipite le jour de l'enterrement du religieux dont elle
clame la sainteté, afin que celui-ci dispose d'un tombeau
placé en évidence auquel on puisse rendre dévotion. A
Padoue, précisément, de semblables manifestations
survinrent lors de l'enterrement de saint Antoine. Voici un
autre exemple d'institution d'un pèlerinage, si soudaine
que le sanctuaire ne put être aménagé en temps utile. Le 2
janvier 1397 mourait au couvent de Forli (Italie du Nord),
un humble frère dominicain du nom de Marcolino
Amanni. Il ne s'était jamais intéressé aux oeuvres de
prédication et d'enseignement de sa communauté, et s'était
consacré à la prière et aux tâches domestiques du couvent.
Pour les Frères Prêcheurs, il n'était qu'un confrère pauvre
d'esprit, que la charité confraternelle destinait à être
enterré sous une dalle tombale presque anonyme, dans le
choeur de l'église. Mais pour les laïcs, ce modeste
dominicain était l'illustration des vertus d'humilité et de
réforme observante en réaction contre un ordre devenu
trop riche, puissant, intellectuel. Le jour de l'enterrement,
raconta le Provincial Jean Dominici dans une lettre
adressée au Maître Général des dominicains Raymond de
Capoue, la foule envahit l'église alors que les frères se
préparaient à ensevelir Marcolino. Interrompues, les
obsèques ne purent se dérouler qu'à la nuit, portes de
l'église closes. Mais "...le lendemain, le peuple afflua de
partout, et découvrit que le corps du saint avait été porté
en terre sans solennité; il réclama l'exhumation du trésor
caché. Les frères refusèrent, affirmant qu'il était puéril de
montrer une telle sollicitude pour le corps d'un homme
aussi simple. Les laïcs au contraire clamaient qu'il n'y
avait rien d'aussi injuste que le corps d'un tel saint gise
sous terre... Les frères ne purent résister à la pression des
laïcs: la pierre tombale fut retirée, et le corps du saint
exhumé, et une odeur suave se répandit merveilleusement
dans toute l'église. Immédiatement ses vêtements furent
mis en pièces par les fidèles, de telle sorte qu'il fallut
revêtir [le corps] à plusieurs reprises de l'habit de l'ordre. Il
s'estimait heureux celui qui avait pu emporter un petit
lambeau de son vêtement; les malades et les infirmes
accoururent alors..."
Dès lors commençait un flux quotidien de pélerins; les
miracles ne furent cependant enregistrés qu'à partir du 27
janvier, date probable à laquelle les restes du religieux
purent être disposés dans un tombeau à la vue de tous.
Pendant les trois mois qui suivirent, les dominicains
enregistrèrent en moyenne 16 témoignages de guérisons
miraculeuses par semaine: il s'agit bien, désormais, d'un
sanctuaire qui attire des pèlerins habitant en moyenne à
plus de 20 km. de la ville. Bientôt, la renommée
thaumaturgique attire à Forli des pèlerins qui se détournent
de leur destination initiale et font ici une étape sur la route
de Saint-Antoine en Dauphiné ou de Saint-Jacques.
Pourtant, Marcolino ne fut reconnu bienheureux par
l'Eglise qu'en 1756.
Le pèlerinage au sanctuaire est d'abord une expression de
piété populaire, dans la mesure où elle n'attend pas la
reconnaissance formelle de la validité d'un culte pour
s'exprimer. Le rayonnement, plus ou moins vif, des
sanctuaires, correspond en général à la conception
hiérarchisée que s'en font les fidèles. En témoigne
spontanément le Guide du Pèlerin de Saint-Jacques au
XIIIe siècle, qui indique les haltes de dévotion à faire sur
le chemin de la Galice, en indiquant quelles sont les
reliques les plus vénérables. A partir du XIIIe siècle,
l'Eglise institutionnalisa une telle pratique par la
concession d'indulgences accordées aux pèlerins qui
visitaient chaque sanctuaire, souvent à la date de la fête du
saint auquel il est consacré. L'indulgence de coutume était
de 40 jours, mais dès le XIIIe siècle, certains sanctuaires
illustres étaient pourvus d'indulgences supérieures à un an.
Le pèlerin, qui entendait proclamer l'indulgence au cours
des offices dans sa ville d'origine, était ainsi conforté dans
la valeur de sa démarche. Il ne faudrait pas tomber dans la
critique protestante des indulgences, qui y voyait à tort le
motif principal des manifestations pieuses des laïcs et
négligeait le sens spirituel des pèlerinages, lequel, comme
on a essayé de le montrer, commence dès l'instant où le
pélerin se met en route, même s'il n'atteint pas son but.
Cependant, dans la perspective qui nous intéresse ici, celle
du sanctuaire animé par les pélerins, la portée des
indulgences est ambigüe; souvent, elle reconnaît un
courant de piété déjà bien établi, qu'elle tend simplement à
renforcer; mais lorsque la concession intervient à
l'occasion d'un transfert de reliques ou de la consécration
d'un autel ou d'une église, elle est un encouragement à sa
fréquentation.
Par opposition à l'expression quotidienne de la dévotion
chrétienne (prières, messes), le pèlerinage obéit à des
rythmes de fréquentation bien particuliers. Pour les XIe-
XIIe siècles dans le Nord de la France, P.A. Sigal a pu
observer que les mouvements de pèlerinage provoqués par
la réputation miraculeuse d'un nouveau saint
commençaient en général au printemps, d'avril à juillet.
Au sortir de l'hiver, les hommes du Moyen Age se
mettaient en route sur des itinéraires que les intempéries
n'entravaient plus. Les grandes fêtes chrétiennes du
printemps, Pâques, Ascension et Pentecôte, étaient aussi
des occasions pour les fidèles de mieux marquer ce "temps
fort" de la vie chrétienne: communion et participation aux
liturgies solennelles dans le sanctuaire. Les miracles
enregistrés ont lieu plus souvent la veille de la fête, et
celle-ci devient l'occasion de rendre grâce. Dans
l'ensemble des séries étudiées, seul le jour de la fête du
patron de chaque sanctuaire dépasse en fréquentation les
grandes fêtes chrétiennes.
Mais au total, plus de 40 % des miraculés avaient
fréquenté un sanctuaire thaumaturgique pendant le temps
de Pâques ou de Pentecôte. A Forli en 1397, pendant le
premier mois qui suivit l'enterrement du b. Marcolin, la
fluctuation quotidienne est directement liée à la
fréquentation liturgique de l'église du couvent dominicain;
en février, c'est en effet chaque dimanche que l'on signale
le plus de miracles (entre 4 et 7); les deux maxima
suivants sont comptés lors de l'entrée en Carême: cinq
miracles le mardi Gras, dix le Mercredi des Cendres. La
fréquence des guérisons s'est fortement ralentie ensuite,
mais le Vendredi Saint, six pèlerins furent encore guéris;
en revanche, aucun le Samedi Saint ni le jour de Pâques.
Les miracles se raréfièrent à partir de juin 1397. Aucun ne
fut enregistré en novembre et décembre, mais une dizaine
se produisit en janvier 1398, pour l'anniversaire de la mort
du religieux.
L'activité des sanctuaires locaux ou régionaux est liée à un
culte thaumaturgique dont la notoriété s'estompe
rapidement; de sorte qu'après deux ou trois ans, on doit se
demander si le sanctuaire reçoit encore la visite des
pèlerins. Mais deux caractères essentiels de la
fréquentation s'observent dans tous les sanctuaires: le
pèlerin médiéval y vient en groupe et y séjourne plusieurs
jours. Lorsqu'il s'agit de représentants de catégories les
plus aisées de la population, nobles, clercs, etc., leur visite
revêt le sens d'une action de grâce et la solennité d'un
déplacement officiel. Les seigneurs et princes sont
entourés de leur suite de chevaliers et de valets et souvent
parmi ceux-ci on trouve un homme affecté d'une maladie
qui obtient guérison à cette occasion. Paysans, artisans ou
marchands, malades et infirmes, amenés sur des litières
dans des charrettes ou portés sur des brancards, se font
accompagner en général par leur famille; des voisins
peuvent s'y substituer, et il n'est pas rare de retrouver,
parmi ces personnes qui encouragent et soutiennent le
malade, de précédents miraculés. Ils ont répandu la
renommée du nouveau saint et propagent la dévotion
populaire en sa faveur. Pour obtenir la guérison d'un
enfant, la présence de la mère est une règle quasi absolue,
tandis que le père est moins systématiquement présent. Si,
dans l'ensemble des pèlerins, on a compté une majorité
d'hommes, il faut au contraire se représenter les
pèlerinages pour guérison d'enfants comme la
manifestation d'un groupe de pieuses femmes: la mère de
l'enfant est souvent accompagnée par une tante, ou par sa
propre mère, et par des voisines qui portent les offrandes
que l'on déposera auprès du tombeau du saint.
L'organisation du groupe peut être parfois plus importante,
à l'échelle d'une paroisse ou d'un village. Le curé y
participe souvent, et les pèlerins pratiquent une solidarité
financière pour s'assurer d'un moyen de transport, comme
ces soixante pèlerins de Vézelay qui prennent un bateau à
Orléans pour visiter le tombeau de saint Martin à Tours;
de même, un chanoine de Fermo en Italie, s'était mis en
route avec onze concitoyens, tous malades, jusqu'à
Compostelle; en chemin, aux étapes, ils entendirent parler
des miracles du b. Marcolin de Forli, et s'arretèrent à leur
tour dans ce nouveau sanctuaire.
La durée moyenne de séjour des pèlerins était de trois
jours, quelle que soit l'importance du sanctuaire.
L'influence du triduum liturgique qui accompagne les
grandes fête chrétiennes est ici évidente. La fréquence la
plus forte des miracles s'observe en général dans l'ordre
décroissant, les dimanche, samedi et lundi. De très
nombreux récits indiquent que la sensation de guérison
intervenait au moment où la ferveur du pèlerin était la plus
intense, suscitée par une nuit de veille et prières, ou par la
participation à la liturgie. Les miracles nocturnes étaient
nombreux: on ne fermait pas le sanctuaire la nuit; il n'était
pas non plus possible d'interdire l'accès à la contemplation
des reliques pendant les offices, parce que le peuple
croyait en une présence plus intense de Dieu et des saints
au moment de la messe, d'où un accueil plus grand aux
prières qu'on leur adressait. La ferveur prenait appui sur
des rites où se mêlait une conception plus "matérialiste" du
pouvoir thaumaturgique: il fallait pouvoir toucher les
reliques pour obtenir la protection du saint, ou allonger les
malades auprès du tombeau; les jeunes enfants étaient
posés souvent sur l'autel dédié au saint; les adultes, très
tard encore au XIVe siècle, continuèrent de pratiquer
l'incubation, c'est-à-dire à dormir à côté et, si possible, au-
dessous de la châsse.
Il faut, pour conclure, souligner l'image ambivalente des
pèlerins dans un espace sacré au Moyen Age. Cette
ambivalence apparaît dans certaines réactions
contradictoires perceptibles dans les sermons et les traités
des clercs. Elles se sont amplifiées à la fin du Moyen Age.
Certes, le pèlerin, malade, souvent pauvre, dépouillé de
ses fautes par sa souffrance et sa démarche, est toujours
une image du pauvre du Christ, qu'il faut respecter. Mais
ce sont parfois des foules de pèlerins qui bougent, parlent,
mangent, dorment, quelquefois organisent des danses pour
manifester leur joie et leur remerciement à l'intérieur de
l'église. Ces pratiques provoquent les réactions du clergé,
qui est souvent conduit à transformer la disposition du lieu
afin de garantir le respect dû à un espace sacré.
Ce que pouvait être un sanctuaire médiéval les jours de
grand pèlerinage, plusieurs récits nous le font savoir. Sans
doute les auteurs ont-ils une propension à exagérer
l'importance de l'affluence, car ces récits sont destinés à
une diffusion publique; ils peuvent attirer plus de pèlerins
encore. Mais ce qu'ils nous révèlent n'est pas tout à fait
comparable aux foules de pèlerins contemporains qui, à
Lourdes par exemple, semblent en comparaison bien
recueillies. Le plus célèbre récit est celui de Suger, abbé
de Saint-Denis, dans le Libellus de Consecratione
Ecclesiae :
"Comme s'accroissaient le nombre des fidèles et leur
affluence auprès des saints pour implorer leurs suffrages,
cette basilique en vint à supporter de grands désagréments
au point que, souvent, lors de grandes solennités, se
trouvant entièrement comble, elle refoulait par toutes ses
portes les masses débordantes des arrivants; non
seulement ceux qui voulaient entrer ne le pouvaient pas,
mais ceux qui étaient déjà entrés et qui voulaient en sortir
en étaient empêchés. On voyait parfois, chose admirable à
voir, les foules entassées opposer une telle résistance à
ceux qui essayaient d'entrer pour vénérer et embrasser les
saintes reliques du Clou et de la Couronne du Seigneur
que personne, parmi les milliers de gens qui étaient là, ne
pouvait bouger un pied à cause de la compression de la
foule, et personne, en raison du resserrement, ne pouvait
faire autre chose que rester debout comme une statue de
marbre et s'étonner que quelqu'un ait encore la force de
crier... Quant aux frères qui exposaient devant les arrivants
les signes de la Passion du Seigneur, succombant sous
leurs pressions et leurs poussées et n'ayant plus aucune
issue, ils s'enfuyaient souvent par les fenêtres avec leurs
reliques!" n
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A. VAUCHEZ, La sainteté aux derniers siècles du Moyen
Age, d'après les procès de canonisation, Rome, 1981.
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Quelques femmes combattantes au XIIè siècle
— Mots-clés associés : Histoire An Mil
Le point sur quelques textes qui font état
de femmes combattantes lors des
premières croisades
On a plusieurs exemples de femmes
combattantes au XIIè siècle, notamment dans
les récits de croisade. En effet, il était
extrêmement fréquent, surtout lors des
premières croisades, que les dames
accompagnent leurs maris, comme c'était le
cas lors des autres pélerinages. Car même en
armes, la croisade reste un pélerinage. Mais
alors quelle est la place de la femme dans ce
voyage armé ?
Pour la majorité d'entre elles, elles ont une
fonction d'auxiliaire, et non de combattantes.
Ce seront elles qui apporteront de l'eau sur le
champ de bataille, ou encore qui soigneront les
blessés. L'historien contemporain que l'on
appelle "l'anonyme de la première croisade"
(étant donné que l'on a pas son nom) le précise
dans son récit de la bataille de Dorylée :
"Nos femmes, en ce jour-là, nous furent d'un
grand secours en apportant de l'eau à boire à
nos combattants et aussi en ne cessant de les
encourager au combat et à la défense".
Cependant, on trouve aussi des exemples de
femmes, en armes, et qui se battent.
Régine Pernoud, dans La femme au temps des
cathédrales (Stock/Laurence Pernoud, 1990)
nous donne les exemples suivants : "Certaines
n'hésitent pas à revêtir la cotte de mailles, à
coiffer le casque et à manier l'épée, comme les
épouses des Normands de Sicile, ou la
margravine, Ida d'Autriche, qui prendra en
1101 les armes elle-même et partira pour la
Palestine".
On trouve effectivement trace de ces
normandes combattantes dans le récit d'Anne
Comnène, fille de l'empereur byzantin Alexis
Comnène, qui assiste à l'arrivée des premiers
croisés devant Constantinople en décembre
1096. A l'époque, elle a treize ans, mais elle en
fera le récit 43 ans plus tard dans son
livre, l'Alexiade, dédié à son père. Anne appelle
les Croisés des "celtes" et les trouve rustres et
grossiers. Elle mentionne néanmoins leurs
femmes pour qui elle n'a pas plus de
considération, et en décrit quelques-unes,
notamment la normande Sichelgaïte, la femme
de Robert Guiscard. D'après elle, elle était
capable de s'armer comme un soldat et de se
battre, ou de rallier les fuyards pour les
ramener au combat.
On a aussi quelques références de femmes qui
utilisent des arcs ou des mangonneaux.
L'historien arabe Beha-ed-Din, qui fut un
compagnon de Saladin décrit une femme "à la
mante verte". Il rapporte que durant un siège
d'Acre, en 1191, elle ne cessait de lancer des
flèches et atteignit plusieurs ennemis : "enfin
nous la tuâmes et nous portâmes son arc au
sultan". Plus loin, il évoque une autre femme
qui, lors du siège du château de Burzey,
dirigeait son mangonneau avec une telle
adresse qu'elle mit hors de combat plusieurs
perrières des assiégeants.
Enfin, c'est un occidental cette fois-ci,
Ambroise, compagnon de Richard Coeur de
Lion, qui évoque les femmes qui sont au coeur
de la mêlée, et qui portent des pierres dans les
fossés pour permettre l'approche des murailles.
L'une d'elle, particulièrement efficace, fut
reperée et tuée d'une flèche. Le chroniqueur
conclut en disant :
"Tel(le) femme, ce dit l'Histoire
Doit chacun avoir en mémoire"
Agricultures :
--------------

Du 15ème au 18ème siècle les rendements


agricoles moyens sont de 5 pour 1.
On sème 1 à 2 hl de blé/ha.
On récolte 7,5 hl de blé par ha (soit 6
quintaux/ha).

Rendement agricole moyen en Prusse de


1550 à 1695 :
froment : 8,7 quintaux/ha
seigle : 7,6 quintaux/ha
orge : 7 quintaux/ha
avoine : 3,7 quintaux/ha

Rendement agricole moyen au Brunswick


au 17-18ème siècle :
froment : 8,5 quintaux/ha
seigle : 8,2 quintaux/ha
orge : 7,5 quintaux/ha
avoine : 5 quintaux/ha

Il faut 4 hl de blé panifiable par an


pour nourir 1 individu.

On sème 2 boisseaux par acre (75


litres/ 40 ares, 187 litres/hectare)
On sème 1 à 2 hl de blé par hectare.
(0,8 à 1,6 quintal)
On sème 125 kg de froment par hectare
Aujourd'hui on sème 100 à 180 kg par
hectare.
Dans une ferme de l'Artois à bon
rendement, on semait au 14ème siècle
100 kg de froment par hectare.

On récolte 2 grains pour 1 semé en


1000.
On récolte 4 grains pour 1 semé en
1200.
Les rendements en Angleterre vers 1200-
1250 sont de :
froment : 4,3
orge : 4,4
avoine : 2,7
On récolte 3-4 grains pour 1 semé au
13ème siècle.
---------- 2,5 ---------------------
8ème siècle.
---------- 18 ---------------------
13ème siècle en Artois.
---------- 7 à 12 grains pour 1 semé
vers 1320 en Artois. (12-15
quintaux/ha)
---------- 16 quintaux/hectare au 13ème
siècle.
Rendement à Arras vers 1300 : froment :
8,12
On récolte 32 quintaux/hectare au 20ème
siècle.
On récolte 5 grains pour 1 semé du 15
au 18ème siècle pour le blé (6 quintaux
par hectare)
En Allemagne, de 1550 à 1700, par
hectares, on récolte 8,5 à 8,7 quintaux
de froment, 7,6 à 8,2 quintaux de
seigle, 7 à 7,5 quintaux d'orge, 3,7 à
5 quintaux d'avoine.
En Pologne, de 1550 à 1650, on récolte
2 à 4 grains de seigle pour 1 semé.
---------- au 18eme siècle, ----------
4 à 7 ----------------------------.

En 1328, le blé a un rendement de 4,3


grains pour 1 semé, cad 6,4 hl/ha ou
5,1 quintaux/ha.
En 1328, 100.000 km2 de terres semées
en blé en assolement triennal, donnent
34.000.000 de quintaux, cad les
25.000.000 de quintaux consommés par
3.200.000 de feux, cad 1,5 ha/feu,
600gr/personne, 70-80% des calories
nécessaires.

Au Moyen Age, la zone "agricole" d'une


ville a un rayon de 20-30 km.

A partir de 1300, la France connait un


certain épuisement du sol du à une
surpopulation.

La dime est prelevée avant calcul du


rendement.

1 à 1,5 ha de terres assolées


nourrissent 1 homme, dans une économie
céréaliere extensive.
1 homme consomme 4 hl de céréales
pannifiables par an. (320 kg)

1 arpent de vigne donne 1 muid ou 1


queue de vin.

Rendements à charavines (Isère) au


10ème siècle :
seigle : 7 pour 1
blé/froment : 3-4 pour 1
avoine : 4 pour 1
orge : 8 pour 1
millet : 25 pour 1

Culture à charavines (Isère) au 10ème


siècle :
150-200 ha cultivés
seigle : 42%
froment : 23%
avoine : 21%
orge : 7%
millet : 7%
fèves, pois, lentilles
7-8 porcs/an

Agriculturas:
--------------

Desde el siglo XV al XVIII, el


rendimiento agrícola promedio es de 5 a
1.
Semilla de 1 a 2 hl de trigo / ha.
Se cosechan 7.5 hl de trigo por ha (o 6
quintales / ha).

Rendimiento agrícola promedio en Prusia


de 1550 a 1695:
Trigo: 8.7 quintales / ha.
centeno: 7.6 quintales / ha
Cebada: 7 quintales / ha.
avena: 3.7 quintales / ha

Rendimiento agrícola promedio en


Brunswick en el siglo 17-18:
Trigo: 8.5 quintales / ha
centeno: 8.2 quintales / ha
Cebada: 7.5 quintales / ha.
avena: 5 quintales / ha

Se necesitan 4 hl de trigo pan al año


para alimentar a 1 individuo.

Semilla 2 bushels por acre (75 litros /


40 acres, 187 litros / hectárea)
Siembre de 1 a 2 hl de trigo por
hectárea. (0.8 a 1.6 quintal)
Se siembran 125 kg de trigo por
hectárea.
Hoy sembramos de 100 a 180 kg por
hectárea.
En una granja de Artois de buen
rendimiento, se sembraron 100 kg de
trigo por hectárea en el siglo XIV.

Se cosechan 2 granos para 1 siembra en


1000.
Cuatro granos se cosechan para un
sembrado en 1200.
Los rendimientos en Inglaterra
alrededor de 1200-1250 son:
Trigo: 4.3
cebada: 4.4
avena: 2.7
Cosechamos 3-4 granos por 1 sembrado en
el siglo XIII.
---------- 2,5 ---------------------
Siglo VIII.
---------- 18 ---------------------
Siglo XIII en Artois.
---------- 7 a 12 granos por 1 sembrado
alrededor de 1320 en Artois. (12-15
quintales / ha)
---------- 16 quintales / hectárea en
el siglo XIII.
Rendimiento en Arras alrededor de 1300:
trigo: 8.12
Cosechamos 32 quintales / hectárea en
el siglo XX.
Cosechamos 5 granos por 1 sembrado
desde el siglo 15 hasta el siglo 18
para el trigo (6 quintales por
hectárea)
En Alemania, de 1550 a 1700, por
hectárea, de 8,5 a 8,7 quintales de
trigo, de 7,6 a 8,2 quintales de
centeno, de 7 a 7,5 quintales de
cebada, de 3,7 a 5. quintales de avena.
En Polonia, de 1550 a 1650, se cosechan
de 2 a 4 granos de centeno para una
siembra.
---------- en el siglo XVIII, ---------
- 4 a 7 ----------------------- -----.

En 1328, el trigo produjo 4.3 granos


por semilla, es decir, 6.4 hl / ha o
5.1 quintales / ha.
En 1328, 100,000 km2 de tierra sembrada
con trigo en una rotación de tres años,
dan 34,000,000 de quintales, es decir,
los 25,000,000 de quintales consumidos
por 3,200,000 de incendios, es decir,
1,5 ha / fuego, 600gr / persona, 70-
80% de las calorías necesarias.

En la Edad Media, la zona agrícola de


una ciudad tiene un radio de 20-30 km.

Desde 1300, Francia conoce un cierto


agotamiento del suelo debido a una
sobrepoblación.

La moneda de diez centavos se toma


antes de calcular el rendimiento.

1 a 1.5 ha de tierras de cultivo


alimenta a 1 hombre, en una extensa
economía de granos.
1 hombre consume 4 hl de cereales
panificables al año. (320 kg)

1 arpent de vid da 1 muid o 1 cola de


vino.
Vuelve a los charavines (Isère) en el
siglo X:
centeno: 7 a 1
trigo / trigo: 3-4 para 1
avena: 4 a 1
cebada: 8 a 1
mijo: 25 por 1

Cultura en charavines (Isère) en el


siglo X:
150-200 ha cultivadas
centeno: 42%
trigo: 23%
avena: 21%
cebada: 7%
mijo: 7%
frijoles, guisantes, lentejas
7-8 cerdos / año
Animaux vivants :
-----------------

Agneau
Ane
taxe au marché : 1 obole pour 1
animal vendu en ????
Anesse
Bélier
taxe au marché : 1 obole pour 1
animal vendu en ????
Boeuf
Pour un boeuf on dépense 3 sous 1
deniers par an, sans paille ni
fourrage.
Les boeufs vers 1000, mesurent 1,1
m au garrot.
taxe au marché : 4 sp durant
l'hiver 1439 à Paris
Bouc
Brebis
taxe au marché : 1 obole pour 1
animal vendu en ????
4 blancs durant l'hiver
1439 à Paris
Cheval
Bucéphale, le cheval d'Alexandre le
Grand, avait coûté 13 talents en 336
av. J.C. (~1.000.000 F en 2000)
Destrier : cheval de guerre
Palefroi : --------- parade
Roncin : --------- labour
Sommier : --------- charge
Haquenées : cheval pour les
femmes et les ecclésiastiques
Jument : cheval pour les
femmes et les ecclésiastiques
Pour un cheval on dépense 12 sous 5
deniers par an, sans fourrage ni
paille.
A raison de 1/6ème de boisseau
d'avoine/jour normalement, plus 12
deniers d'herbe l'été.
Pour le ferré : 1 deniers par
semaine.
Pour soigner un cheval : 5 sous (en
1295).
Coût d'achat d'un cheval pour un
chariot : 3 livres 10 sous (en 1295).
Taxe au marché :
2 deniers pour 1 animal vendu
en ????
12 deniers pour 1 animal
vendu, en 1428 à Reims
4 à 5 fois le prix d'un boeuf.
Achat d'un cheval pour un chariot :
3 livres 10 sous.
La location d'un cheval coute 16
sous par jour au 14ème siècle.
Les chevaux, vers 1000, mesurent
1,4 a 1,5 m au garrot, ils sont
rustiques et solides.
Un cheval de guerre pèse 500 kg et
porte 120 kg.
Un cheval moyen vaut au moyen age
3-4 boeufs ou 1 ha de bonne terre.
Chèvre
taxe au marché : 1 obole pour 1
animal vendu en ????
Chevreau
Cochon
Coq
Dindon : Il vient d'Amérique.
Faucon
Génisse
Jument
Mouton
taxe au marché : 4 blancs durant
l'hiver 1439 à Paris.
Mule
Mulet
Oie
Paon
Pintade :
Elle est connue sous l'antiquité,
on l'oublie au moyen age, on la
redécouvre en Afrique à la Renaissance.
Porc
taxe au marché : 1 obole pour 1
animal vendu en ????
Un porc coute 12 à 16 sous en 1300
à Paris. (100 kg de viande).
Les porcs vers 1000, mesurent 75 cm
au garrot.
Poule
Poulet
Pourceau
taxe au marché : 8 blancs durant
l'hiver 1439 à Paris
Ruche
Taureau
Truie
taxe au marché : 1 denier pour 1
animal vendu (+ ses petits) en ????
Vache
taxe au marché : 1 obole pour 1
animal vendu en ????
4 sp durant l'hiver 1439
à Paris
Veau

Animales vivos
-----------------

cordero
ane
Impuesto de mercado: 1 obole por 1
animal vendido en ????
burro
Aries
Impuesto de mercado: 1 obole por 1
animal vendido en ????
carne de res
Para un buey gastamos 3 sous 1
denier al año, sin paja ni forraje.
Los bueyes alrededor de 1000, miden
1.1 m a la cruz.
Impuesto de mercado: 4 sp durante
el invierno de 1439 en París.
cabra
oveja
Impuesto de mercado: 1 obole por 1
animal vendido en ????
4 blancos durante el
invierno de 1439 en paris.
caballo
Bucéfalo, el caballo de Alejandro
Magno, había costado 13 talentos en el
336 a. JC (~ 1.000.000 F en 2000)
Destrier: caballo de guerra
Palefroi: --------- desfile
Roncin: --------- arando
Sommier: --------- carga
Haquenées: caballo para mujeres y
clérigos.
Yegua: caballo para mujeres y
clérigos.
Para un caballo gastamos 12 sous 5
deniers al año, sin forraje ni paja.
Con una frecuencia de 1/6 de bushel
de avena / día normalmente, más 12
deniers de hierba en el verano.
Para el ferrocarril: 1 denier por
semana.
Para curar a un caballo: 5 centavos
(en 1295).
Costo de comprar un caballo para un
carro: 3 libras y 10 centavos (en
1295).
Impuesto de mercado:
2 deniers por 1 animal vendido
en ????
12 deniers por 1 animal
vendido, en 1428 en Reims.
4 a 5 veces el precio de un buey.
Comprando un caballo por un carro:
3 libras 10 debajo.
Alquilar un caballo cuesta 16 horas
por día en el siglo XIV.
Los caballos, alrededor de 1000,
tienen una longitud de 1.4-1.5 m, son
resistentes y fuertes.
Un caballo de guerra pesa 500 kg y
lleva 120 kg.
Un caballo promedio vale 3-4 bueyes
o 1 ha de buena tierra.
cabra
Impuesto de mercado: 1 obole por 1
animal vendido en ????
niño
cerdo
gallo
Turquía: viene de América.
halcón
novilla
yegua
oveja
Impuesto de mercado: 4 blancos
durante el invierno de 1439 en París.
mula
mula
ganso
pavo real
Aves de Guinea
Es conocido en la antigüedad,
olvidado en la Edad Media,
redescubierto en África en el
Renacimiento.
carne de cerdo
Impuesto de mercado: 1 obole por 1
animal vendido en ????
Un cerdo cuesta de 12 a 16 centavos
en 1300 en París. (100 kg de carne).
Los cerdos alrededor de 1000, miden
75 cm a la cruz.
gallina
pollo
cerdo
Impuesto de mercado: 8 blancos
durante el invierno de 1439 en París.
colmena
Tauro
cerda
impuesto de mercado: 1 denier por 1
animal vendido (+ sus pequeños) en ????
vaca
Impuesto de mercado: 1 obole por 1
animal vendido en ????
4 sp durante el invierno
de 1439 en paris
ternera
Céréales :
----------

On mange beaucoup de céréales.

Avoine :
bouilli, pour la bière, pour les
chevaux.
1 boisseaux = 1 maille,
3,5 gerbes = 1 denier
1 setier = 13 sp en Mai 1441 à
Paris
1 setier = 10 livres tournois de
1620 à 1700
L'avoine vaut 1,5 fois moins que le
blé.
Blé :
taxe au marche : 1 obole pour 1
charge vendue
en 1300, à Paris, 100kg de blé = 7
a 20 sous
En 1380, 1 hectolitre de blé = 5
Franc-or (100 sous tournois)(mais peut
monter à 40 Fr-or (8000 sous tournois))
1 setier = 18-20 sp en Decembre
1410 à Paris
1 setier = 4-5 F en Janvier 1419 à
Paris
1 setier = 100 sp debut Mars 1419 à
Paris
1 setier = 8 F fin Mars 1419 à
Paris
1 setier = 40 sp en Aout 1419 à
Paris
1 setier = 6-7 F en Septembre 1419
à Paris
1 setier = 10 F en Fevrier 1420 à
Paris
1 setier de blé = 40-42 sp en
Janvier 1431 à Paris
1 setier de blé = 70 sp ou 5 F en
Fevrier 1431 à Paris
1 setier = 16 sous parisis en Aout
1432 à Paris
1 setier = 7 F en Novembre 1432 à
Paris
1 setier = 20 sp en Aout 1435 à
Paris
1 setier = 2 F en Octobre 1435 à
Paris
1 setier = 20 sp en Fevrier 1436 à
Paris
1 setier = 4 F en Mars 1436 à Paris
1 setier = 48-50 sp debut Avril
1436 à Paris
1 setier = 20 sp fin Avril 1436 à
Paris
1 setier = 4 sp en Fevrier 1437 à
Paris
1 setier = 4 F en Aout 1437 à Paris
1 setier = 7 F en Avril 1438 à
Paris
1 setier = 8 F en Juin 1438 à Paris
1 setier = 7,5 F en Novembre 1438
1 setier de blé = 10 F en Avril
1439 a Rouen
1 setier = 9 F en Juillet 1439 à
Paris
1 setier = 16 sp en Juillet 1440 à
Paris
1 setier = 15 livres tournois de
1620 a 1700
Prix du blé en Angleterre (en
gramme d'Argent) :
1160-1179 : 100
1180-1199 : 139,3
1200-1219 : 203
1220-1239 : 196,1
1240-1259 : 214,2
1260-1279 : 262,9
1280-1299 : 279,2
Le blé vaut 1,5 fois plus que
l'avoine.
En cas de disette, le commerce de
blé rapporte de 300 à 400%. Mais la
plupart du temps, ce commerce n'est pas
interressant. Le commerce de blé pour
l'Europe au 17eme siecle est de 6
millions de quintaux (pour 240 millions
consommes). En Europe du nord on
commerce 3-5 millions de quintaux
(Danzig le plus grand port pour le
commerce de blé exporte 1,4 millions en
1620, 1,2 millions en 1650). En
Mediterannee, le commerce est de 1 à 2
millons de quintaux, contre 145
millions consommes (1% de la
consommation).
Céréale :
En 1750, au Piedmont, par an, on
consomme 0,94 hl de blé, 0,91 hl de
seigle, 0,41 hl d'autres céréales, 0,45
hl de chataignes.
En 1030, à Charavines, on cultive :
40% de seigle, 20% de blé, 20%
d'avoine, 10% d'orge et 10% de millet.
Escourgeon :
orge d'hiver
Froment :
1 setier = 4 ecus
1 hectolitre = 67 kg
1 Mine de froment (75-78 l) donne 8
boisseaux de farine (104 l)
1 setier = 72 sp en Mars 1419 à
Paris
1 setier de froment = 12 sp en
Juillet 1428 à Paris
1 setier = 8 francs en Janvier 1433
à Paris
1 setier = 24 sp en Juillet 1434 à
Paris
1 setier = 22 sp en Juillet 1434 à
Paris
1 setier = 4 F en Mars 1437 à Paris
1 setier = 6 F en Aout 1437 à Paris
1 setier = 16 sp en Mai 1441 à
Paris
1 setier = 15-16 blancs en Mai 1449
à Paris
Meteil :
Mélange de froment et de seigle
cultivés ensemble (rarement séparement)
1 Mine de meteil (75-78 l) donne 8
boisseaux de farine (104 l)
1 setier (151-156 l) = 60 sous
1 setier = 60 sp en Mars 1419 à
Paris
1 setier = 24 sous parisis en
Juillet 1433 à Paris
1 setier = 5,5 F en Novembre 1437 à
Paris
1 setier = 8 F en Juin 1439 à Paris
Millet : dans les pays du sud
Orge :
bouilli, pour le pain, pour la
biere, pour les animaux, resiste au
froid, cultivée surtout en Scandinavie
1 setier d'orge = 4 F en Novembre
1432 à Paris
1 setier = 5-6 francs en Janvier
1433 à Paris
1 setier = 4 francs en Octobre 1433
à Paris
1 setier = 40 sp en Aout 1437 à
Paris
1 setier = 60 sp en Novembre 1437 à
Paris
1 setier = 6 F en Novembre 1438 à
Paris
Sarrazin : à Partir du 15eme siecle,
blé noir
Seigle :
1 Mine de seigle (13 l) donne 9
boisseaux de farine (117 l)
résiste au froid
1 setier = 3 F en Mars 1419 à Paris
1 setier de seigle = 4 livres
parisis en Juin 1433 à Paris
1 setier = 44 s ou 3 F en Mars 1437
à Paris
1 setier = 6 F en Juin 1439 à Paris
1 setier = 3 s en Mai 1449 à Paris

Cereales
----------

Comemos muchos cereales.

Avena
Hervido, para la cerveza, para los
caballos.
1 bushel = 1 malla,
3.5 gavillas = 1 denier
1 setier = 13 sp en mayo de 1441 en
París
1 setier = 10 libros de torneos
desde 1620 hasta 1700
La avena vale 1,5 veces menos que
el trigo.
El trigo
Impuesto de mercado: 1 impuesto por
1 cargo vendido
en 1300, en París, 100 kg de trigo
= 7 a 20 bajo
En 1380, 1 hectolitro de trigo = 5
franco-oro (100 en torneos) (pero puede
subir a 40 Fr-oro (8000 en torneos))
1 setier = 18-20 sp en diciembre de
1410 en París
1 setier = 4-5 F en enero de 1419
en París
1 setier = 100 sp a principios de
marzo de 1419 en París
1 setier = 8 F a finales de marzo
de 1419 en París
1 setier = 40 sp en agosto de 1419
en París
1 setier = 6-7 F en septiembre de
1419 en París
1 setier = 10 F en febrero de 1420
en París
1 setier de trigo = 40-42 sp en
enero de 1431 en París
1 setier de trigo = 70 sp o 5 F en
febrero de 1431 en París
1 setier = 16 sous parisis en
agosto de 1432 en París
1 setier = 7 F en noviembre de 1432
en París
1 setier = 20 sp en agosto de 1435
en París
1 setier = 2 F en octubre de 1435
en París
1 setier = 20 sp en febrero de 1436
en París
1 setier = 4 F en marzo de 1436 en
París
1 setier = 48-50 sp a principios de
abril de 1436 en París
1 setier = 20 sp finales de abril
de 1436 en París
1 setier = 4 sp en febrero de 1437
en París
1 setier = 4 F en agosto de 1437 en
París
1 setier = 7 F en abril de 1438 en
París
1 setier = 8 F en junio de 1438 en
París
1 setier = 7.5 F en noviembre de
1438
1 setier de trigo = 10 F en abril
de 1439 en Rouen
1 setier = 9 F en julio de 1439 en
París
1 setier = 16 sp en julio de 1440
en París
1 setier = 15 libras de torneos
desde 1620 hasta 1700
Precio del trigo en Inglaterra (en
gramos de plata):
1160-1179: 100
1180-1199: 139.3
1200-1219: 203
1220-1239: 196.1
1240-1259: 214.2
1260-1279: 262.9
1280-1299: 279.2
El trigo vale 1.5 veces más que la
avena.
En caso de escasez, el comercio de
trigo rinde del 300 al 400%. Pero la
mayoría de las veces, este comercio no
es interesante. El comercio de trigo
para Europa en el siglo XVII es de 6
millones de quintales (por 240 millones
consumidos). En el norte de Europa se
comercializan de 3 a 5 millones de
quintales (Danzig, el mayor puerto para
el comercio de trigo, exporta 1,4
millones en 1620, 1,2 millones en
1650). En Mediterannee, el comercio es
de 1 a 2 millones de quintales, frente
a los 145 millones consumidos (1% del
consumo).
El cereal
En 1750, en Piamonte, un año, uno
consume 0,94 hl de trigo, 0,91 hl de
centeno, 0,41 hl de otros cereales,
0,45 hl de castañas.
En 1030, en Charavines, se cultiva:
40% de centeno, 20% de trigo, 20% de
avena, 10% de cebada y 10% de mijo.
Escourgeon
cebada de invierno
Froment:
1 setier = 4 ecus
1 hectolitro = 67 kg
1 molino de trigo (75-78 l) da 8
bushels de harina (104 l)
1 setier = 72 sp en marzo de 1419
en París
1 setier de trigo = 12 sp en julio
de 1428 en París
1 setier = 8 francos en enero de
1433 en París
1 setier = 24 sp en julio de 1434
en París
1 setier = 22 sp en julio de 1434
en París
1 setier = 4 F en marzo de 1437 en
París
1 setier = 6 F en agosto de 1437 en
París
1 setier = 16 sp en mayo de 1441 en
París
1 setier = 15-16 blanco en mayo de
1449 en París
Meteil
Mezcla de trigo y centeno
cultivados juntos (rara vez por
separado)
1 mina (75-78 l) da 8 bushels de
harina (104 l)
1 setier (151-156 l) = 60 bajo
1 setier = 60 sp en marzo de 1419
en París
1 setier = 24 sous parisis en julio
de 1433 en París
1 setier = 5.5 F en noviembre de
1437 en París
1 setier = 8 F en junio de 1439 en
París
Mijo: en los países del sur
La cebada
Hervido, para pan, para cerveza,
para animales, resiste el frío,
cultivado especialmente en
Escandinavia.
1 juego de cebada = 4 F en
noviembre de 1432 en París
1 setier = 5-6 francos en enero de
1433 en París
1 setier = 4 francos en octubre de
1433 en París
1 setier = 40 sp en agosto de 1437
en París
1 setier = 60 sp en noviembre de
1437 en París
1 setier = 6 F en noviembre de 1438
en París
Sarrazin: A partir del siglo XV, trigo
negro.
Centeno
1 mina de centeno (13 l) da 9
bushels de harina (117 l)
resiste el frio
1 setier = 3 F en marzo de 1419 en
París
1 setier de centeno = 4 libras
parisis en junio de 1433 en París
1 setier = 44 s o 3 F en marzo de
1437 en París
1 setier = 6 F en junio de 1439 en
París
1 setier = 3 s en mayo de 1449 en
París
Paru dans
Cahiers d'histoire
Numéro 2001-1
Moines et paysans sur les alpages de
Savoie (XIe-XIIIe siècles) : mythe et
réalité

Fabrice Mouthon

Résumé

Dans l'historiographie comme dans la mémoire collective,


l'histoire des alpages de Savoie est étroitement liée aux
moines. Ceux-ci sont présentés comme ayant, à l'époque
médiévale, crée la plupart des pâturages d'altitude. Ils sont
également perçus comme les inventeurs des techniques de
l'élevage savant et de la fabrication du fromage,
techniques dont ils auraient généreusement fait don aux
paysans. En fait, les premiers textes qui nous parlent de
moines et d'alpages sont les chartes de donations
conservées ou recopiées dans les cartulaires monastiques.
Celles-ci relatent comment, entre la fin du XIe siècle et le
milieu du XIIIe, les seigneurs laïcs de Savoie cédèrent par
dizaines des montagnes pastorales aux établissements
ecclésiastiques. Or ces documents donnent une vision toute
différente. Les seigneurs y cèdent uniquement des alpages
déjà constitués et exploités. Les paysans des alentours,
descendant des probables véritables défricheurs, y
disposent de droits d'usage très anciens. Dans une majorité
de cas, les moines nièrent ces droits pour privilégier leurs
propres activités d'éleveurs. Des conflits surgissent alors
très vite. Jusqu'à la fin du Moyen Âge, par delà la crise du
faire-valoir monastique et l'acensement de nombreuses
montagnes, les relations entre les moines et les
communautés restent médiocres voire exécrables.

Abstract

Both in historiography and in the collective memory, the


history of high mountain pastures in Savoy, in the Alps, is
closely linked to that of the monks. They are usually
presented as having, in the Middle Ages, created most of
the mountain pastures. They are also seen as the inventors
of the techniques of scientific breeding and of the making
of cheese – techniques which they supposedly generously
offered to the farmers. In fact, the first texts mentioning
monks and high pastures in the Alps are charters of
donations preserved or copied in the monasteries. These
documents tell us how, between the late 11th and the mid-
13th centuries, lay landlords in Savoy yielded to the
religious institutions tens of mountains for pasture. Well,
these documents give us a very different vision. Landlords
only yielded well-constituted and exploited mountain
pastures. The peasants of the neighbourhood, probably the
descent of the real land-clearers, had very old rights of
users. In most cases, monks denied these rights to favour
their own activities as breeders. Conflicts soon developed.
Until the end of the Middle Ages, beyond the crisis of
monastic farming, relations between monks and
communities remained poor, indeed atrocious.

Les alpages font intimement partie de l'image de


marque de la Savoie et de ce patrimoine rural qui
devient à la fois une référence d'appartenance et un
enjeu économique [1]. Trois quarts de siècle après
Philippe Arbos, un ouvrage remarquable vient de
rappeler l'histoire récente de ces pâturages d'été et de
ceux qui y travaillaient [2]. Sur ce thème, l'étude
exemplaire d'Hélène Viallet sur le Beaufortain
éclaire l'importance des XVIe, XVIIe et XVIIIe
siècles, époques où sont nées les grandes montagnes
privées puis le "gruyère de Beaufort" [3]. Les
périodes plus anciennes sont par contre très mal
connues. Seule les "archéosciences" apportent à la
question des origines des réponses fiables mais, pour
la Savoie, les études palynologiques et
anthracologiques sont encore peu nombreuses [4].
Pour l'époque médiévale, les premiers témoignages
écrits remontent aux XIe-XIIIe siècles et concernent
un seul type de source ou presque : les chartes de
donation des seigneurs laïcs aux établissements
monastiques. Cette association entre les premiers
témoignages sur les alpages et les monastères est à
l'origine d'une tradition historiographique qui fait des
moines des créateurs d'alpages et les initiateurs des
paysans aux techniques de l'enmontagnage [5]. Au
départ, il y a la tentation naturelle d'attribuer toute
entreprise historique spectaculaire et un peu
mystérieuse à un homme ou une institution
prestigieuse, bien connus ceux-là. Cette tradition a
été forgée et répandue, en toute bonne foi, par une
érudition savoyarde majoritairement d'origine
ecclésiastique soucieuse de valoriser l'héritage de ses
prédécesseurs [6]. Elle a également été reprise telle
quelle, faute d'études spécifiques, par plusieurs
ouvrages universitaires récents [7]. Or, le moins que
l'on puisse dire, c'est que cette vision ne ressort pas
directement de l'examen de sources, pourtant elles-
mêmes d'origine ecclésiastique. Ce que nous révèlent
ces chartes des XIe-XIIIe siècles c'est que l'arrivée
des moines sur les alpages a été tardive, au regard de
l'histoire de ces espaces, et qu'elle s'est souvent
traduite par l'éviction des anciens usagers, membres
des communautés montagnardes. Par la suite, si les
techniques monastiques ont pu influencer les
pratiques paysannes, les relations entre religieux et
montagnards, au moins sur le chapitre des alpages,
ont, pendant des siècles, été méfiantes et souvent
conflictuelles.

DES SEIGNEURS ET DES MOINES

Aux alentours de l'an mille, les abbayes qui


rayonnaient sur l'espace savoyard étaient extérieures
au territoire couvert par les deux départements
actuels de Savoie et de Haute-Savoie. Saint-Maurice
d'Agaunes (Valais), Saint-Michel-de-la-Cluse
(Piémont), Saint-Claude (Jura), Savigny (Lyonnais),
Cluny (Mâconnais), étaient les principales. Le temps
des moines débuta véritablement dans la première
moitié du XIe siècle avec les donations consenties à
ces abbayes péri-alpines, d'abord par le roi de
Bourgogne et son épouse, puis par la haute
aristocratie locale, enfin par les fidèles de celle-ci. Il
s'agissait pour l'essentiel de créer des prieurés
proches des centres de domination aristocratiques et
généralement bien situés sur des axes de circulation
importants. Les sites se trouvaient à basse altitude et
les biens cédés consistaient en églises, manses et
villas, pour l'essentiel bien peuplés et mis en valeur.
En montagne (au-dessus de 600 mètres), le
mouvement de fondations de monastères connut un
retard d'un bon demi-siècle sur les cluses et les
grandes vallées, si l'on excepte l'expérience limitée
de quelques cellae ou ermitages [8]. À la différence
de la phase précédente, les grands laïcs cédaient là
des terres périphériques, éloignées du cœur de leur
domination comme des grandes voies de
communication. Pour cette raison sans doute, un seul
prieuré clunisien, s'installa en altitude, Bellevaux,
dans le massif des Bauges, sur un alleu appartenant
au sire de Miolans (avant 1090). Les premières vraies
abbayes de montagne furent des établissements de
chanoines réguliers. En 1091, la vallée de Chamonix
était cédée par le comte de Genève à Saint-Michel-
de-la-Cluse. L'installation effective d'un prieuré
suivit à une date indéterminée. En Chablais,
Abondance naquit au tout début du XIIe siècle d'un
accord passé entre Saint-Maurice-d'Agaune et le
seigneur de Féternes. Elle-même essaimait bientôt
avec Six (vers 1130-1149), dans la haute vallée du
Giffre, puis Entremont (vers 1154), dans le massif
des Bornes. Plus tard s'implantèrent les nouveaux
ordres, chartreux et cisterciens à la recherche de
territoires, sinon vierges, du moins excentrés. Vallon
(1138), Le Reposoir (1151), Saint-Hugon (1173),
Aillon (1178), Mélan (moniales, en 1292), pour les
premiers (sans parler de la Grande Chartreuse alors
dans la mouvance savoyarde) ; Aulps (vers 1097,
devenue cistercienne en 1134), Tamié (1132), pour
les seconds, étaient de véritables monastères de
montagne. La plupart de ces établissements, à
l'exception notable des Chartreux, parvint, avec le
temps, à constituer de véritables seigneuries,
étendant leur juridiction sur un territoire couvrant
quelques villages de montagne, une section de vallée
ou une vallée entière.

Les actes de fondation de monastères, ou bien les


copies et confirmations qui nous sont parvenus,
évoquent de façon plus ou moins précise le territoire
initial cédé par le ou les fondateur laïcs [9]. Une
délimitation, riche en indications topographiques, est
parfois donnée. Il s'agissait de territoires
apparemment d'un seul tenant (ce qui n'excluait pas
les enclaves). Les éléments constitutifs de la cession
sont toujours énumérés de façon stéréotypée. Les
alpages, prés et pâturages y prennent place presque
systématiquement. À défaut, y figurent des éléments
traduisant la présence humaine tels les fiefs, manses
et chavanneries cités dans l'acte de fondation de
Tamié. Emblématique de ce point de vue est
évidemment le petit monastère (futur abbaye
cistercienne) dédié à Sainte-Marie et fondé, avant
1097, dans la vallée "d'Aulps", c'est-à-dire, "des
alpages" [10]. Plus tard, d'autres donations, émanant
souvent des fidèles du fondateur, complètent la
dotation initiale permettant de réduire les enclaves ou
d'agrandir le noyau initial. Parmi celles-ci, les
donations d'alpages sont particulièrement
nombreuses ce qui révèle la place tenue par ces
espaces dans l'économie de ces hautes vallées, mais
aussi la vocation d'éleveur très vite affirmée par les
nouveaux établissements. En témoignent les
multiples exemptions de péage obtenues par les
réguliers pour le passage de leurs bêtes ou des
charges de sel destinées à celles-ci [11]. Les premiers
alpages cédés se trouvaient dans les environs mêmes
de l'établissement. Les donations, très vite relayées
par des achats ou des échanges, visaient plutôt à
compléter la dotation pour former un véritable
domaine d'altitude, vaste et cohérent. Ainsi, dans les
Bauges, la chartreuse d'Aillon mit-elle
progressivement la main sur la totalité des crêtes
dominant la combe de Lourdens où elle s'était
implantée, contrôlant tout ou partie de huit grandes
montagnes pastorales [12]. Dans un second temps,
les abbayes les plus prospères acquirent des
pâturages plus éloignés, parfois de plusieurs dizaines
de kilomètres, des alpages, mais aussi des pâturages
d'hiver situés en plaine. Ainsi Tamié a-t-elle
implanté des granges d'altitude (comprendre ici des
centres de domaines pastoraux) en moyenne
Tarentaise et sur le massif de l'Épine [13]. Au même
moment, quelques-unes des abbayes installées dans
les basses terres de Savoie se faisaient, elles aussi,
céder des pâturages d'été au cœur des massifs.
Hautecombe recevait notamment les alpes de Chérel,
de la Margeriaz et du Semnoz, dans les Bauges.
Toujours dans les Bauges, les cisterciennes du Béton
obtenaient du sire de Miolans, la moitié de la
montagne d'Arclusaz, l'autre ayant déjà été cédée au
prieuré de Bellevaux. De fait, certaines donations
portaient sur une montagne entière, d'autres sur de
simples portions d'une montagne ou sur une part des
droits de celle-ci. Vers 1218, les chartreux de Saint-
Hugon obtinrent ainsi, contre 25 sous, le tiers de
l'alpe de la Perrière ("tertiam partem alpis de la
Perreri") puis, contre dix sous, une autre partie du
même alpage [14]. Un peu plus tard, deux frères leur
cédaient, contre respectivement douze et quinze
sous, leurs portions de la montagne d'Orgeval qu'ils
tenaient de concert avec leur troisième frère [15].

Les cessions d'alpages se sont poursuivies jusqu'au


milieu du XIIIe siècle, de plus en plus sous la forme
d'achats et de moins en moins sous celle de
donations. Les contestations, parfois violentes,
soulevées par les héritiers des donateurs, ne firent
que ralentir le mouvement car les sentences arbitrales
qui y mettaient fin étaient le plus souvent favorables
aux moines [16]. D'ultimes acquisitions eurent lieu
jusqu'après 1350, plutôt par échange, et des conflits
entre monastères aboutirent à des rectifications de
frontières. Vers 1250 cependant la géographie des
alpages monastiques était pour l'essentiel fixée. Elle
privilégiait nettement les massifs préalpins de l'ouest
de la chaîne : le haut Chablais, le Giffre, le massif
des Bornes étaient, pour une bonne part, aux mains
des réguliers. Les chanoines d'Entremont et les
chartreux du Reposoir se partageaient à eux seuls les
alpages des Bornes. Dans les Bauges, une majorité
de montagnes, soit une vingtaine, étaient entre les
mains exclusives des moines et le restèrent jusqu'à la
Révolution. Plus au sud, les meilleurs alpages de
Belledonne, massif cristallin, étaient revendiqués par
la chartreuse de Saint-Hugon. En Chartreuse enfin,
les domaines cartusiens, notamment l'alpe de
Bovinant, acquise en 1100, se trouvaient aux limites
de l'influence savoyarde mais les moines avaient
obtenu des pâturages d'hiver dans les mandements de
Couz et de Saint-Cassin, proches de Chambéry [17].
À l'est, les Grandes Alpes (les massifs centraux et les
vallées intra-alpines) furent moins favorables à
l'installation des réguliers. Certes le prieuré de
Chamonix était seigneur de sa vallée mais son
contrôle sur les alpages restait limité. En Val d'Arly,
le prieuré de Megève, autre dépendance de Saint-
Michel-de-la-Cluse, ne possédait en propre aucune
montagne. En Beaufortain, les moines étaient
totalement absents, ce qui n'empêcha pas
l'émergence d'un pastoralisme précoce. En
Tarentaise, seule Tamié avait acquis des droits dans
la vallée des Belleville et au-dessus de Notre-Dame-
de-Briançon. Enfin en Maurienne, si l'on excepte
quelques prieurés mineurs, le seul établissement
monastique fortement implanté en altitude (entre
Lanslebourg et Bonneval) était l'abbaye Saint-
Michel-de-la-Cluse. Or, on ne voit pas qu'elle ait
exercé autre chose sur les alpages de la très haute
Maurienne que les droits du seigneur de ban [18]. En
somme, force est de constater que si la présence des
moines et de leurs troupeaux a pu être décisive dans
certains secteurs d'altitude, elle en épargnait d'autres,
pourtant particulièrement riches en alpages et en
traditions pastorales.

LE MYTHE DU MOINE DÉFRICHEUR

Revenons aux donations pour en étudier le contenu


d'un œil neuf. Trois termes spécifiques reviennent
systématiquement pour décrire le bien cédé, "alpe",
"montagne" et "monts", auxquels s'ajoutent
"pâturages", "prés" et "bois", plus classiques [19].
Les trois premiers sont visiblement employés dans
un sens générique pour qualifier le territoire cédé.
Les autres décrivent plutôt les éléments qui en
forment le contenu : des terrains de parcours, des
parcelles de prés de fauche, des bois souvent pâturés.
D'origine prélatine, désignant d'abord autant la
chaîne dans son ensemble qu'une hauteur, "alpe" a
pris au Moyen Âge le sens plus restreint de pâturage
d'été [20]. Déjà en 739, le fameux testament d'Abbon
évoquait les prés et les alpes (pratis et alpibus)
proches, du Mont Cenis, qu'il cédait à la nouvelle
abbaye de la Novalaise [21]. "Montagne"
(montanea), paraît avoir eu à peu près le même sens
à ceci près que son aire d'expansion était plus vaste
que celle d'"alpe" : les sources concernant les hautes
terres du Massif Central l'emploient également, sans
parler d'autres massifs montagneux de l'Europe latine
alors qu'"alpe" est spécifique des Alpes [22]. Dans
les Landes de Gascogne, pays plat par excellence, les
"montagnes", telles celles de La Teste ou de
Biscarosse, désignent des dunes plus ou moins
boisées, forêts usagères, ouvertes au gemmage, à
l'exploitation du bois mais aussi au bétail [23]. Au
total, "alpe" et "montagne" désignent donc toujours
un espace exploité sinon aménagé par l'homme dans
un but essentiellement pastoral. À l'époque qui nous
intéresse, la notion d'alpe, comme celle de montagne,
s'applique à un territoire particulier aux limites
connues parfois matérialisées sur le terrain (ce qui
n'empêchait pas les contestations). Également très
courant dans nos chartes de donation, le terme de
"monts" (montis), tout en étant très proche des deux
précédents, avait un sens à la fois plus large et plus
géographique. Il prenait place dans une vision
dualiste des pays de montagne qui était celle des
hommes du Moyen Âge. Les "monts", c'est-à-dire les
versants et, partant, l'espace inculte d'exploitation
collective, s'opposaient au "plan" qui désignait le
fond de vallée et les replats d'altitude, mais aussi
l'espace habité et cultivé [24]. À ce titre, si les monts
englobaient des pâturages d'altitude, on y recensait
des "bois noirs" (forêts denses de résineux), et de
véritables espaces stériles ("roches", "lanches") qui
font la très haute montagne.

Cette analyse sémantique sommaire était


indispensable pour bien comprendre ce que les
seigneurs laïcs des XIe-XIIIe siècles cédaient
véritablement aux moines. Sans nulle équivoque, il
s'agissait toujours de pâturages d'altitude, parfois
encore en partie boisés, mais déjà aménagés par
l'homme. Car la pelouse alpine "naturelle" n'existait
véritablement qu'à des altitudes supérieures à 2 300-
2 500 mètres, à une époque où la limite climacique
de la forêt était, on le sait, supérieure à celle
d'aujourd'hui. Dans les Préalpes en tous cas, la
totalité des alpages était donc d'origine humaine.
Cela veut dire évidemment que ces pâturages
d'altitude existaient déjà lorsque les moines en
prirent le contrôle et qu'ils n'en furent donc pas les
créateurs. Dans les chartes de donation, de
nombreuses montagnes portent déjà des noms faisant
référence explicite à l'activité pastorale ou au
défrichement par le feu : montagne de la
Margeriaz [25], montagne du Charbon, montagne de
Coutarse, du Haut-du-Four ou de la Chevrerie dans
les Bauges [26], montagne de Mery dans les
Bornes [27], montagne d'Alparsaz dans la vallée de
Chamonix [28], sans parler de l'alpe de Bovinant, en
Chartreuse [29]. L'idée selon laquelle la
fréquentation des alpages serait antérieure à l'arrivée
des moines n'a évidemment rien de provocateur. De
trop rares analyses palynologiques et
anthracologiques effectuées en Maurienne ou dans la
vallée de Chamonix, ont révélé les premières
manifestations d'un pastoralisme d'altitude à la fin du
néolithique ou à l'âge du bronze [30]. La pratique de
l'enmontagnage était vraisemblablement partout
répandue en Savoie dès la fin de l'âge du fer : on
connaît les remarques de Pline l'Ancien à propos des
vaches laitières des Ceutrons et des pâturages où
ceux-ci produisaient le fromage vatusique [31]. Pour
le haut Moyen Âge, alpes et pâturages de la haute
Maurienne, de la vallée de Suse et du Briançonnais
sont, on l'a vu, évoqués par le testament d'Abbon en
739. Rien ne s'oppose donc au fait que les montagnes
citées dans les chartes de donation aient pu être
aménagées entre la fin de la préhistoire et l'an mil ;
l'archéologie scientifique étant seule capable
d'affiner la fourchette chronologique. Or, dans les
massifs considérés, ces montagnes, qui ne sont donc
pas de création monastique, correspondent aussi à la
plupart des grands alpages fréquentés aux époques
moderne et contemporaine.

Faut-il donc considérer que les religieux n'ont


véritablement ouvert aucun espace pastoral
nouveau [32] ? Il faut bien avouer qu'aucune des
chartes examinées n'évoque de façon irréfutable la
volonté ou l'obligation de défricher et de transformer
en pâturage les biens cédés. Deux exemples ambigus
peuvent à la rigueur être appelés à la rescousse. Le
premier est la charte de fondation de l'abbaye du
Reposoir, dans les Bornes, datée de 1151. La longue
délimitation du territoire cédé par Aymon de
Faucigny ne contient exceptionnellement aucune
mention, ni de culture, ni de pâture aménagée,
hormis un unique pré [33]. L'autre, plus tardif,
concerne le haut Faucigny où le Dauphin, alors
seigneur du pays, permet entre 1317 et 1321 à
l'abbaye d'Aulps de faire essarter le bois de l'alpe de
Nyon et du sommet du col de la Golèse [34]. L'acte
ne précise pas si les moines Blancs comptaient
défricher eux-mêmes ces nouveaux pâturages ou les
concéder à leurs dépendants. Ailleurs, les actions de
défrichement mentionnées par les sources
monastiques sont explicitement liées à l'installation
de colons paysans par ou avec l'autorisation des
religieux. Ces derniers apparaissent ici comme des
"faciliteurs", à la rigueur comme des promoteurs,
mais pas ou peu comme de véritables entrepreneurs.
C'est le cas à Sixt, en 1200, ou à Vallorcine, avant
1264 [35]. À la fin du XIIIe et au début du XIVe
siècle, lorsque les sources savoyardes mentionnent
clairement des essarts d'altitude, des prés essartés ou
des prés nouveaux, ceux-ci sont toujours aux mains
de paysans [36]. Au total, on admettra que les
éléments positifs militant en faveur de l'existence de
prairies d'altitude réellement défrichées par les
moines sont rares. La toponymie elle-même est très
discrète à ce sujet. Faute de mieux, un indice a
contrario peut être invoqué : le fait que pour certains
alpages acensés par les moines au XVe siècle n'existe
aucune charte de donation antérieure. Certains
d'entre eux pourraient alors avoir été d'authentiques
créations monastiques [37]. Cela fait tout de même
peu au regard du rôle habituellement prêté aux
moines. Au total, il faut renoncer à accorder aux
abbayes une place déterminante et même importante
dans la création des alpages de Savoie. Celle-ci fut
l'œuvre des paysans. Certes, on peut a
priori accorder aux réguliers d'avoir entretenu voire
agrandi les montagnes dont ils héritaient, de les avoir
équipées en granges, en étables et en fruitières bâties
en dur, bref d'avoir, comme ils l'ont fait ailleurs,
rationalisé les méthodes d'élevage et de fabrication
du fromage [38]. Là encore, pourtant, les sources des
XIIe et XIIIe siècles sont étonnamment discrètes.

Allons plus loin dans l'analyse : si les moines se sont


fait donner des alpages suffisamment aménagés pour
qu'on puisse parler de "pascua" et de "prata", ceux-
ci devaient être, au moment de la donation,
activement exploités. Dans le cas contraire, les
aulnes verts et autres rhododendrons, voire la forêt
de hêtres ou de résineux, en auraient rapidement pris
possession [39]. Le fait que dans certains cas, on l'a
vu, furent cédées des parts de montagne, voire des
rentes en fromages, milite même en faveur d'une
exploitation relativement intensive. Qui donc
auparavant exploitait ces alpages ? Les donateurs
laïcs eux-mêmes ? Les chartes sont totalement
muettes à ce propos même s'il faut distinguer le type
de donation. Les grandes donations de la fin du XIe et
du début du XIIe siècle, lorsqu'elles portent sur des
vallées entières, comme Chamonix, Abondance ou
Aulps, donnent plutôt l'impression de porter sur des
terres fiscales où les droits cédés sont surtout des
droits publics. À Chamonix, le comte de Genève
cède la vallée "en ce qu'elle relève de son comté",
expression qui trahit sans doute un contrôle
relativement lâche et une implantation foncière assez
faible [40]. Il fait alors peu de doute que les
montagnes cédées avec ces territoires aient été
effectivement exploitées par les communautés
montagnardes moyennant le paiement de redevances
comme l'auciège. Le problème est plus complexe
pour les donations de montagne seules,
prépondérantes aux XIIe et XIIIe siècles. S'agissait-il
ici de droits utiles ou seulement de droits éminents ?
Dans quelques cas, le doute n'est pas permis,
notamment lorsque le donateur cède des parts
d'auciège, cette redevance levée le plus souvent en
fromage sur le lait des vaches passant l'été en
alpage [41]. À la fin du XIIIe et au début du XIVe
siècle, le faire-valoir direct semble peu pratiqué et en
voie d'être abandonné par les grands aristocrates
descendant des donateurs : comtes de Savoie, de
Genève, sire de Faucigny. Ceux-ci albergent alors
aux communautés ou à des consorteries d'alpagistes
la plupart des montagnes qui restent en leur
possession. Il est cependant difficile de se prononcer
sur la situation antérieure. La petite noblesse de
montagne pratiquait encore l'élevage et
l'enmontagnage jusqu'à la fin du Moyen Âge et au-
delà comme elle avait dû le faire auparavant.
Cependant, elle n'est pas l'auteur principal des
donations. Au contraire, il est probable que les
concessions de montagne dont elle a bénéficié de la
part des détenteurs du ban, aient été à peu près
contemporaines des donations aux moines. Tout cela
nous amène à douter que les pâturages d'altitude
cédés aux moines aient été majoritairement exploités
directement par les seigneurs laïcs. Ceux-ci ont
donné des droits sur des espaces qui, pour la plupart,
étaient déjà ouverts aux éleveurs des communautés
rurales voisines, moyennant le versement de droits
d'usage. Exceptionnellement, le donateur a
manifesté, lors de la donation, la volonté expresse de
préserver les droits de ses hommes. En 1251, le
seigneur de Miolans cédait à l'abbaye cistercienne du
Béton la moitié de la montagne d'Arclusaz dans les
Bauges (l'autre ayant déjà été donnée au prieuré de
Bellevaux). Il réservait toutefois les droits d'usage
que les hommes de la vallée de Miolans "y avaient
toujours possédé" (suos usus semper habeant) [42].
Autre exemple dans la vallée d'Aulps, en 1135 : l'alpe
d'Avoriaz est cédée aux cisterciens par le seigneur de
Rovorée à la condition que l'abbé ouvre aux hommes
de ce dernier la partie boisée des pâturages tant qu'ils
resteront inexploités [43]. À l'inverse, en 1255, après
avoir reçu l'alpe de Rossan de Thomas de la Balme,
la chartreuse d'Aillon obtint, la même année, la
renonciation (quitatione et guerpitione) de ses
hommes résidant au village du Cimetière (chef-lieu
de la paroisse d'Aillon) à leurs droits sur la dite
montagne [44]. Dans la quasi-totalité des cas
cependant, par ignorance ou volonté délibérée, les
chartes de donation ne disent rien des droits paysans.

MOINES ET MONTAGNARDS : UN FACE À


FACE TENDU

Sur les montagnes acquises, les moines ont


développé l'élevage et pratiqué le faire-valoir direct.
Certes, il faut distinguer l'attitude des différents
ordres. Tout en possédant leur propre troupeau,
bénédictins et chanoines réguliers n'ont pas
systématiquement cherché à évincer les autres
éleveurs, nobles ou paysans. Sur bien des montagnes,
ils se sont contentés de percevoir les droits
seigneuriaux, parfois bienheureux d'y parvenir. Dans
la vallée de Chamonix, au milieu du XIIIe siècle, le
prieuré ne possédait que la montagne d'Alparsaz et il
peinait à faire reconnaître ses droits de seigneurie sur
les autres [45]. Même situation dans la vallée
d'Abondance. Les chartreux et les cisterciens ont eu
une conception beaucoup plus radicale de leurs
droits. Le faire-valoir direct était pour eux exclusif.
Les alpages acquis devinrent de vastes domaines
pastoraux gérés à partir de granges ou de correries
par les frères convers (issus pour la plupart de la
paysannerie), parfois aidés de domestiques
laïcs [46]. Dès 1100, soit seize ans à peine après la
fondation du monastère, ceux de la Grande
Chartreuse obtenaient de l'évêque de Grenoble, un
mandement interdisant toute activité profane dans les
limites de leur "désert" [47]. Étaient particulièrement
visés le pâturage, la pêche et la chasse, dont on peut
imaginer qu'ils étaient pratiqués là par les paysans de
la paroisse Saint-Pierre chez lesquels les
compagnons de saint Bruno avaient d'abord cherché
refuge. De la même façon, le pape Célestin III
confirmait en 1192 les privilèges des chartreux de
Saint-Hugon. La chasse, la pêche, la capture des
oiseaux, le pâturage et le passage des chèvres, brebis
et autres animaux domestiques, étaient défendus aux
étrangers à l'abbaye dans les limites de son
domaine [48]. En les niant ou en les supprimant, ces
documents reconnaissaient donc implicitement
l'existence d'usages paysans auxquels il s'agissait de
mettre fin. Ce faisant, les moines visaient à
transformer des droits seigneuriaux, d'origine
publique, en possession foncière pleine et entière.
Cette volonté d'exclusion n'avait d'ailleurs rien
d'exceptionnel chez les nouveaux ordres
monastiques. À la même époque, elle est présente sur
d'autres hautes terres pastorales : sur le Larzac, avec
les Templiers de Sainte-Eulalie, ou bien sur les
Monts Dore, chez les Prémontrés de Saint-
André [49]. En Savoie, ce n'est qu'aux XIVe-XVe
siècle que les montagnards obtinrent des chartes
d'albergement en bonne et due forme leur ouvrant
certaines montagnes monastiques. Encore bien des
établissements, tels Saint-Hugon ou Hautecombe,
préférèrent traiter avec des entrepreneurs extérieurs
qu'avec les populations locales. Jusqu'à la Révolution
les Baujus restèrent ainsi exclus de la majorité des
montagnes de leur massif [50].

Si les chartes de donation ne s'embarrassaient guère


des droits des paysans, plusieurs affaires montrent
que, de leur côté, ces derniers n'acceptaient pas
facilement leur éviction des montagnes que leurs
pères avaient fréquentées. Il faut seulement lire entre
les lignes de notices monastiques qui, toutes, tendent
à rejeter sur les laïcs la responsabilité du conflit [51].
Dès avant 1133, des paysans de Saint-Pierre-de-
Chartreuse montaient à l'alpe de Bovinant cédée une
génération auparavant aux chartreux. Soutenus par
les seigneurs de Vacher, il entamèrent la fenaison
comme, probablement, leurs prédécesseurs l'avaient
fait avant eux. Mis au courant, le prieur Guigue fit
immédiatement disperser par ses moines le foin
collecté. L'affaire arriva devant l'évêque de Grenoble
Hugues qui donna raison aux chartreux [52]. De
l'autre côté de la vallée du Graisivaudan, dans le
massif de Belledonne, moins de vingt ans après la
création de Saint-Hugon, les habitants des villages
d'Arvillard et du Molliet faisaient déjà paître leurs
bêtes dans les bois du Désert malgré
l'interdiction [53]. Dans les Bauges, à la fin du XIIIe
siècle, le châtelain du comte de Savoie eut à enquêter
sur des rixes opposant, dans les forêts et les alpages,
les moines de Bellevaux aux habitants des villages
voisins [54]. Ce harcèlement était fréquemment
relayé par celui des seigneurs laïcs, parfois les
enfants mêmes des donateurs. Entre le milieu du
XIIe et la fin du XIIIe siècle, les alpages de la
chartreuse du Reposoir furent ainsi soumis aux
tracasseries permanentes tantôt du sire de Faucigny,
tantôt du comte de Genève ou de ses vassaux [55].
Or, il est probable que l'objectif de ces revendications
n'était pas tant d'introduire ou de réintroduire un
faire-valoir direct laïc sur ces montagnes que d'y
ramener les troupeaux paysans, avec la garantie de
nouvelles redevances en fromage ou en argent. Un
autre problème pouvait se poser. Dans certains cas,
le donateur n'avait cédé qu'une partie de la montagne
aux moines sans qu'une délimitation précise ait été
annexée à la charte. Ce fut l'occasion de multiples
conflits de limites. En 1213, Étienne et Synifred,
nobles de la Compôte, cédaient à la chartreuse
d'Aillon la vaste montagne du Charbon, dans les
Bauges [56]. Deux ans plus tard, les hommes de la
Compôte, avec à leur tête deux des autres nobles
ayants droit, revendiquaient une partie de la
montagne. Un compromis, approuvé par le comte de
Savoie entérinait le partage [57]. Une génération plus
tard, en 1238, c'était au tour des hommes de la
paroisse de Doucy, limitrophe de la Compôte,
d'entrer en conflit avec les chartreux à propos de la
même montagne [58]. Le prieur d'Aillon prétendait
utiliser un des chemins menant à l'alpage pour y
acheminer ses brebis, ce que lui déniait la
communauté de Doucy. Là encore, la médiation du
curé de Doucy et de Synifred de la Compôte permis
de trouver une solution : les moines renoncèrent à
l'usage du chemin en faveur d'un autre accès cédé par
ceux de Doucy. Non loin de là encore, deux nobles
du castrum du Châtelard avaient, en 1192,
abandonné à l'abbaye cistercienne de Hautecombe la
montagne de Chérel, au-dessus du Lac d'Annecy.
Une transaction de 1216 montre qu'assez vite, les
moines blancs s'opposèrent aux hommes de la
paroisse de Jarzy, usagers d'une autre partie de la
montagne. Une délimitation précise des espaces
ouverts aux uns et aux autres mit apparemment fin à
la querelle [59].

Des sources exclusivement monastiques conservent,


comme en creux, l'empreinte des entreprises menées
par les montagnards pour défendre ou reconquérir
leurs droits. De ce fait, malgré la vision angéliste
transmise bien souvent par les traditions locales, les
relations entre les moines et les communautés rurales
(et parfois urbaines) voisines furent et restèrent
généralement médiocres voire exécrables. Dans les
vallées de Chamonix, d'Aulps et d'Abondance, la
question des alpages se superposait à celle des droits
de justice. Partout, violences, procès et accords
précaires se succédèrent jusqu'à la fin du Moyen Âge
et au-delà [60]. Amorcée ici ou là dès le milieu du
XIIIe siècle, la crise monastique, et notamment le
tarissement du recrutement des convers, se manifesta
pleinement un siècle plus tard [61]. Elle amena non
pas la fin mais le déclin du faire valoir-direct avec,
en corollaire, une vague d'acensements (ou
"albergements") de montagne à la fin du XIVe et
surtout au XVe siècle. Pourtant, l'ouverture des
alpages des moines aux communautés ou à des
sociétés d'alpagistes ne suffit pas à ramener la
concorde entre les deux groupes [62]. Les
contestations se déplacèrent du problème de l'accès
aux montagnes à celui de l'exécution du contrat
d'albergement. La composition des troupeaux,
l'entretien des chalets et du matériel commun, et
surtout le paiement de l'auciège, donnaient lieu à des
contestations répétées [63]. Dans les Bauges,
chartreux et cisterciens refusèrent jusqu'au bout
l'albergement. À tout prendre, ils préféraient
l'affermage des montagnes à un entrepreneur
individuel qui, apparemment, leur posait moins de
problèmes.

Car entre les moines et les albergataires, qu'il s'agisse


de communautés d'habitants ou de sociétés d'alpage,
la méfiance était de mise, comme l'illustre l'exemple
ci-dessous. En 1372, les chartreux du Reposoir
albergeaient les montagnes de Chérantaz, de Méry et
de Brion, dans les Bornes, à une société d'éleveurs de
la paroisse de Magland. Le contrat précisait les
conditions de la perception par les religieux des
fromages constituant l'auciège : arrivé sur l'alpe de
Chérantaz, l'envoyé de l'abbaye devait tenir un pied
en dedans et un pied en dehors de la chavanne, le
bâtiment où étaient fabriqués et conservés les
fromages. Figé dans cette position inconfortable, il
devait, un bâton à la main, désigner la pièce qu'il
souhaitait recevoir en premier. Pendant ce temps, les
alpagistes présents étaient tenus d'éclairer l'opération
lumière en main pour faciliter le choix, faute de quoi,
la partie adverse pouvait utiliser son propre éclairage.
Après cette cordiale entrée en matière, l'agent des
moines pouvait pénétrer dans le chalet pour
percevoir le reste de l'auciège [64]. À peine cet
accord eut-il le temps d'être appliqué qu'il fallut, en
1375, en négocier un autre : cette fois, l'envoyé
devait entrer chandelle à la main dans le chalet dont
les portes et fenêtres devaient être ouvertes afin qu'il
puisse examiner la totalité de la production qu'il
pouvait éprouver du toucher mais avec un seul
doigt [65] ! D'empiètements en empiètements, de
procès en procès, la pression paysanne sur les
alpages monastiques ne se relâcha guère jusqu'à la
Révolution française, communes et sociétés
d'alpages restant alors seules sur le champ de
bataille [66].

***

La concurrence entre moines et paysans à propos des


alpages est un lieu commun de la montagne
médiévale. Trop souvent toutefois l'érudition a eu
tendance à adopter la version des faits des premiers,
à l'origine il est vrai de la quasi-totalité de la
documentation écrite sur le sujet. Les historiens
universitaires eux-mêmes ont longtemps repoussé le
vrai développement de l'élevage paysan aux deux
derniers siècles du Moyen Âge, dans un contexte de
crise démographique et de forte demande urbaine
pour les produits de l'élevage. À l'opposé,
l'archéologie scientifique, partout où ses méthodes
ont été mises en œuvre, a posé la très grande
ancienneté du pastoralisme d'altitude, tant dans les
Alpes que dans les autres massifs. Le réexamen des
sources monastiques conduit, là comme ailleurs, à
ramener le rôle des moines à de plus justes
proportions. Accordons leur d'avoir entretenu et
développé les pâturages qui leur avaient été confiés
puis, bon gré mal gré, d'avoir su passer la main.
Accordons leur aussi, dans le doute, d'avoir amené
certains perfectionnements techniques. Rien
cependant, sinon une vision condescendante de la
paysannerie, n'autorise à en faire les précurseurs
voire les éducateurs des montagnards en matière
d'élevage, encore moins les principaux créateurs
d'alpages de la Savoie.

Fabrice Mouthon est maître de conférences en


histoire du Moyen Âge à l'Université de Savoie

Adresse : Université de Savoie, UFR lettres et


sciences humaines, département d'histoire, Domaine
universitaire de Jacob-Bellecombette, BP 1104,
73011 Chambéry cedex, France

tel. : 00 33 (0)4 79 75 83 02

Courriel : Fabrice.MOUTHON@univ-savoie.fr

Notes

[1] Denis CHEVALLIER [dir.], Vives campagnes.


Le patrimoine rural, projet de société – Autrement,
n° 194, mai 2000.

[2] Charles GARDELLE, Alpages : les terres de


l'été, Montmélian, éditions La fontaine de Siloé,
1999, 349 p. ; Philippe ARBOS, La vie pastorale
dans les Alpes françaises. Étude de géographie
humaine, Paris, librairie Armand Colin, 1922, 724 p.

[3] Hélène VIALLET, Les alpages et la vie d'une


communauté montagnarde : Beaufort du Moyen Âge
au XVIIIe siècle, Annecy/Grenoble, Académie
salésienne/Centre alpin et rhodanien d'ethnologie,
1993. Sur le Chablais, on peut consulter : Annie
REFFAY, La vie pastorale dans le massif du
Chablais, thèse de 3e cycle, Institut de géographie
alpine, Grenoble, 1966.

[4] Voir infra, note 30.

[5] Pour les références les plus récentes, voir Dom


Romain CLAIR, moine d'Hautecombe, "Moines et
religieux en Savoie", dans L'Histoire en Savoie, 25e
année, n° 68, 2e édition, Chambéry, 1990, p. 17 ;
Abbé Lucien CHAVOUTIER, "Des abbayes aux
champs de ski, l'histoire millénaire des
alpages", L'Histoire en Savoie, hors série, 31 année,
2e édition, Chambéry, 1996, pp. 5-38.

[6] Ces érudits ayant eu le mérite de transcrire, de


citer scrupuleusement et d'éditer leurs sources qui
sont pour l'essentiel publiées.

[7] Par exemple Réjane BRONDY, Bernard


DEMOTZ et Jean-Pierre LEGUAY, La Savoie de
l'an mil à la Réforme, XIe-début XVIe siècle, Rennes,
Éditions Ouest-France, 1984, pp. 193-195. Une
vision un peu plus nuancée dans Jean-Pierre
LEGUAY [dir.], La Savoie, terre de défis et de
conquête. Des alpages aux stations d'altitude,
Rennes, Éditions Ouest-France, 1992, pp. 122-123.

[8] André PERRET, "Les origines de l'expansion


monastique en Savoie", dans Académie de Savoie,
tomes 1, 2 et 3, nouvelle série, 1953, pp. 29-56 ; voir
également Réjane BRONDY, Bernard DEMOTZ et
Jean-Pierre LEGUAY, La Savoie, terre de défis…,
ouv. cité, pp. 53-60.

[9] Pour Chamonix, Aulps, Bellevaux, Tamié, Sixt,


Le Reposoir, Entremont, voir Joseph Antoine
BESSON, Mémoires pour l'Histoire ecclésiastique
des diocèses de Genève, Tarentaise, Aoste et
Maurienne et du décanat de Savoie, Nancy, chez
Sébastien Hénault imprimeur, 1759, preuves n° 8, 9,
10, 15, 21 et 24. À noter que les fondations de Sixt et
d'Entremont, qui ne rapportent aucun détail
topographique, ne font qu'ériger en abbayes des
établissements dépendant jusqu'alors d'Abondance.

[10] Voir Joseph Antoine BESSON, Mémoires pour


l'Histoire ecclésiastique…, ouv. cité, preuve n° 10, p.
337 : "quod jacet in pago Gebenensis, in valle quae
dicitur Alpis". Plus loin : "quantum tenet spatium
unius leucae in agris, pratis, pascuis sylvis,
montibus, aquis, aquarum decursibus et ominum
rerum usibus".

[11] En 1239, la chartreuse d'Aillon obtenait du


seigneur de Miolans l'exemption du péage de
Freterive pour le passage du bétail ; voir Laurent
MORAND, "Aillon", dans Les Bauges. Histoire et
documents, Chambéry, Imprimerie Savoisienne,
1889-1891, 3 volumes, réédition Marseille, Lafitte
reprints, 1999, tome 2, charte n° 58, pp. 456-457.
Pour Tamié, voir Félix BERNARD, L'abbaye de
Tamié et ses granges (1132-1793), Grenoble,
Imprimerie Allier, 1967, p. 21 ; pour la Grande
Chartreuse, Bernard BLIGNY, Recueil des plus
anciens actes de la Grande Chartreuse (1086-
1196), Grenoble, chez l'auteur, 1958, documents n°
61 et 62, pp. 169-172 (1194) et doc n° 66, pp. 177-
178 (1196).

[12] Laurent MORAND, Les Bauges…, ouv. cité,


tome 2, pp. 147-151.

[13] Félix BERNARD, L'abbaye de Tamié…, ouv.


cité, pp. 37-38.

[14] Eugène BURNIER, "La chartreuse de Saint


Hugon", Académie impériale de Savoie, 2e série,
tome 11, 1869, cartulaire, chartes n° 219 et 220, pp.
338-339.

[15] Idem, n° 147 et 148, pp. 311-312 : "Tertiam


partem quarterii alpis de Orgival quod quarterium
contingebat sibi in sortem et suis duobus fratribus".

[16] À propos des contestations de donations, voir


par exemple les démêlés d'Aillon avec Berlion de
Candie, Hélisabel et autres nobles des Bauges, dans
Laurent MORAND, Les Bauges…, ouv. cité, tome 2,
chartes n° 93-95, 101, 106, 116, 118).

[17] Bernard BLIGNY, Recueil des plus anciens


actes…, ouv. cité, document n° 60 (datant de 1194),
pp. 167-169.
[18] Giuseppe SERGI, L'aristocrazia della
preghiera. Politica et scelte religiose nel medioevo
italiano, Rome, Donzelli, 1994.

[19] Sans compter les eaux courantes et pendantes. À


titre d'exemple voici l'essentiel de la charte de
donation de l'alpe de Somens, à Mieussy, cédée aux
chartreux de Vallon par Aimon de Faucigny vers
1160 : "Notum sit omnibus quod domnus Aymo de
Fulciniaco pro salute anime sue suorumque
antecessorum dedit Deo et beate Marie et fratribus
de Valone alpem que vocatur Somens cum omnibus
appendiciis suis, videlicet prata et juga et omnes
pascuas ad ipsam alpem pertinentes, aque quoque
cursus et decursus in perpetuum
possidendum" (Hypolyte TAVERNIER, "Mieussy.
Mémoire historique et descriptif", Mémoires et
documents de la société savoisienne d'histoire et
d'archéologie, tome 29, 1890, document 1, p. 75).

[20] Sur la toponymie des alpages, voir Hubert


BESSAT et Claudette GERMI, Lieux en mémoire de
l'alpe. Toponymie des alpages en Savoie et vallée
d'Aoste, Grenoble, Éditions Ellug, 1993.

[21] Patrick J. GEARY, Aristocracy in Provence.


The Rhône basin at the dawn of the carolingian age,
Stuttgart, A. Hersemann, 1985, pp. 38-78.

[22] Pour le Massif Central, voir par exemple Pierre


CHARBONNIER, "L'élevage de "montagne" dans
les Monts Dore du XIVe au XVIIIe siècle",
dans L'élevage et la vie pastorale dans les montagnes
de l'Europe au Moyen Âge et à l'époque moderne.
Actes du colloque international de Clermont-
Ferrand, Clermont-Ferrand, Institut d'études du
Massif Central, 1984, pp. 227-248.

[23] Fabrice MOUTHON, "L'agriculture des pays de


Buch et de Born de la fin du XIIIe au début du XVIe
siècle", dans Le littoral gascon et son arrière-pays,
Actes du colloque d'Arcachon, 17-18 octobre
1992, Arcachon, Société historique et archéologique
d'Arcachon et du pays de Buch, 1993, pp. 17-28.

[24] Voir les chartes de fondation, notamment celle


d'Aulps, note n° 2. En Espagne, les Monts de Tolède
désignaient une réalité comparable, dans un autre
contexte géographique : voir Jean-Pierre
MOLENAT, Campagnes et Monts de Tolède du
XIIe au XVe siècle, Madrid, Casa Velasquez, 1997.

[25] Le terme de margeria s'est maintenu dans les


Alpes du sud avec le sens de grande montagne
pastorale. On le retrouve en Massif Central avec les
monts de la Margeride.

[26] Laurent MORAND, Les Bauges…, ouv. cité,


tome 2, p. 408 et pp. 573-576.

[27] Montagne cédée en 1151 aux Chartreux du


Reposoir par les sires du Faucigny et citée sous ce
nom dès 1158. Mery (du latin moeria) désignerait un
pâturage partiellement boisé ; voir Pierre DUPARC,
"La montagne d'Aufferand. Cinq cent cinquante ans
de communauté pastorale", dans Économies et
sociétés dans le Dauphiné médiéval, 108e congrès
des sociétés savantes (Grenoble, 1983), Paris,
Comité des travaux historiques et scientifiques,
1984.

[28] André PERRIN et Jean-Auguste


BONNEFOY, Documents relatifs à la vallée et au
prieuré de Chamonix, Chambéry, Imprimerie
Chatelain, 1879, document n° 22 (datant de 1287), p.
47.

[29] "Alpem de Bovinant", Bernard


BLIGNY, Recueil des plus anciens actes…, ouv.
cité, document 8 (datant de 1099-1103), pp. 22-25.

[30] Pour la Maurienne, pour les secteurs d'Aussois


et de Saint-Michel, voir Christopher
CARCAILLET, Évolution de l'organisation spatiale
des communautés végétales d'altitude depuis 7 000
ans BP dans la vallée de la Maurienne (Alpes de
Savoie, France) : une analyse pédoanthracologique,
thèse de doctorat en science, Université Aix-
Marseille 3, 1996 ; pour Valloire, voir Jean PRIEUR
et alii, "Valloire, la vallée d'or", L'Histoire en Savoie,
été 1989, pp. 28-29 ; pour la vallée de Chamonix,
voir Nicolas CARRIER, La vie montagnarde en
Faucigny à la fin du Moyen Âge. Économie et
société, fin XIIIe-début XVIe siècle, Thèse de
doctorat, Université Jean Moulin-Lyon 3, 2000, 3
volumes.

[31] Henry BARTHÉLÉMY, Christian MERMET et


Bernard RÉMY, La Savoie gallo-romaine. Histoire
et archéologie, Mémoires et documents de la société
savoisienne d'histoire et d'archéologie, tome 99,
Chambéry, Société savoisienne d'histoire et
d'archéologie, 1997, p. 47.

[32] À notre connaissance, deux chartes seulement


ne décrivent pas un alpage déjà aménagé. La seconde
concerne, en 1192, la montagne du Chérel, dans les
Bauges, cédée à l'abbaye de Hautecombe et qualifiée
de "lanche" (lanchia de Cheray) et non pas d'"alpe".
En fait, la rente d'un fromage (seracium) retenu par
l'un des donateurs suggère bien une exploitation
pastorale du site ; voir Claudius
BLANCHARD, Histoire de l'abbaye de
Hautecombe en Savoie avec pièces justificatives
inédites, Mémoire de l'Académie de Savoie, 3e série,
tome 1, Chambéry, Imprimerie Chatelain, 1875,
document n° 9, p. 549.

[33] Le "pratum Cucuatorum" dont on ne sait s'il est


compris ou non dans le "désert" des chartreux
(Joseph Antoine BESSON, Mémoires pour
l'Histoire ecclésiastique…, ouv. cité, preuve n° 24, p.
347).

[34] Cité dans Nicolas CARRIER, La vie


montagnarde en Faucigny…, ouv. cité, tome 1, f°
212.

[35] C. LEFORT et J. LULLIN, "Trois documents


relatifs à l'abbaye de Sixt (1154-1234)", Mémoires et
documents de la société d'Histoire et d'Archéologie
de Genève, tome 15, Genève, 1862 ; André PERRIN
et Jean-Auguste BONNEFOY, Documents
relatifs…, ouv. cité, document n° 10, pp. 19-21.

[36] Par exemple dans la châtellenie du Châtelard en


Bauges, dans "l'extente" (enquête comtale) de 1273
puis dans celle de 1335 ; voir Mario
CHIAUDANO, La finanza sabauda nel secolo XIII,
tome 3, Le extente et altri documenti del dominio
(1205-1306), Turin, 1937, tome 3, p. 37 ; Archives
départementales de Savoie, SA 1962, 4.

[37] Mais on peut aussi alléguer la disparition du


document ou bien le fait que la donation intitiale,
lorsqu'il s'agissait d'une vallée entière (Aulps,
Abondance, Chamonix), ne mentionne guère que le
nom des montagnes faisant limite, ce qui interdit
toute comparaison fiable avec les périodes
ultérieures.

[38] Charles HIGOUNET, "Essai sur les granges


cisterciennes", dans L'Économie cistercienne :
géographie, mutations, du Moyen Âge aux Temps
modernes. Centre culturel de l'abbaye de Flaran,
3èmes Journées internationales d'histoire, 16-18
septembre 1981, Bordeaux/Auch, Biscaye
imprimeur, 1983, pp. 174-175.

[39] On comprend mal alors que L. Chavoutier, par


ailleurs bon connaisseur des alpages, ait pu affirmer
que les moines de Tamié n'auraient trouvé en altitude
que les "vestiges" des défrichements opérés par les
Ceutrons ; voir abbé Lucien CHAVOUTIER, "Des
abbayes aux champs de ski…", art. cité, p. 9.
[40] "sicut ex integro ad comitatum meum pertinere
videtur, id est terras, sylvas, alpes, venationes, omnia
placita et banna…" ; André PERRIN et Jean-
Auguste BONNEFOY, Documents relatifs…, ouv.
cité, document n° 1, p. 5.

[41] Sur la montagne de Muret, au début du XIIIe


siècle, les chartreux de Saint-Hugon reçoivent, en
plus de droits fonciers, une rente d'un quart de
fromage par an, preuve indicutable que l'alpage était
fréquenté ; voir Eugène BURNIER, "La chartreuse
de Saint Hugon", art. cité, n° 223, p. 340. En 1209
puis en 1235, les cisterciens de Tamié acceptent
l'alpagium de la montagne de Séchiron puis ceux des
versants des cols de la Madeleine, en moyenne
Tarentaise. Sur l'auciège, voir Pierre DUPARC,
"Une redevance féodale, l'auciège",
dans Bibliothèque de l'École des Chartes, tome 105,
1944.

[42] Laurent MORAND, "Le Béton", dans Les


Bauges…, ouv. cité, tome 2, pièce 7, p. 567.

[43] Cité par Nicolas CARRIER, La vie


montagnarde en Faucigny…, ouv. cité, tome 1, p.
205.

[44] Laurent MORAND, "Aillon", dans Les


Bauges…, ouv. cité, tome 2, charte n° 128, pp. 512-
513.

[45] Nicolas CARRIER, La vie montagnarde en


Faucigny…, ouv. cité, tome 2, p. 323.

[46] Sur les granges cisterciennes en général, voir


Charles HIGOUNET, "Essai sur les granges
cisterciennes", art. cité, pp. 157-180. Sur les granges
de Tamié, voir Félix BERNARD, L'abbaye de
Tamié…, ouv. cité.

[47] Bernard BLIGNY, Recueil des plus anciens


actes…, ouv. cité, n° 6, pp. 16-20.

[48] "Quia vero donatores ipsarum possessionum


piscationem et venationem et avium captionem,
ovium, caprarum atque omnium domesticorum
animalium pascua et transitum in infra dictos
terminos prohibuerunt" ; voir Eugène BURNIER,
"La chartreuse de Saint Hugon", art. cité, document
n° 2, pp. 404-405.

[49] Régis CARCENAC, La commanderie du


Temple de Sainte-Eulalie du Larzac. Recherche
d'Histoire économique et sociale, milieu XIIe-début
XIVe siècles, Thèse de 3e cycle, Université de
Toulouse, 1987, pp. 478-490 ; Gabriel et Pierre-
François FOURNIER, "La vie pastorale dans les
montagnes du Centre de la France. Recherches
historiques et archéologiques", dans Bulletin
historique et scientifique de l'Auvergne, n° 676,
1983, pp. 233-254 ; sur les expulsions de villages par
les cisterciens, voir Robert FOSSIER, Enfance de
l'Europe. Aspects économiques et sociaux, Nouvelle
Clio, Paris, Presses universitaires de France, 1982,
tome 2, pp. 619-620 et p. 691.
[50] Philippe ARBOS, La vie pastorale…, ouv. cité,
pp. 510-516.

[51] Sur la réinterprétation des sources judiciaires


monastiques, voir Patrick J.GEARY, "Vivre en
conflit dans une France sans État : typologie des
mécanismes de règlement des conflits (1050-1200)",
dans Annales, Économies, sociétés, civilisations, n°
5, septembre-octobre 1986, pp. 1107-1133 ; et Bruno
LEMESLE, "La raison des moines, règlement en
justice des conflits ruraux dans le Haut-Maine au XIe
siècle", dans Études rurales, n° 49-50, janvier-juin
1999, pp. 15-38.

[52] "Quidam ruricole ville cartusie ascenderunt


predictam alpem et collegerunt ibi fenum" ; voir
Bernard BLIGNY, Recueil des plus anciens actes…,
ouv. cité, document n° 19, pp. 48-50.

[53] Félix FERRAND, "La guerre des alpages au Val


Saint-Hugon", dans La sociabilité des savoyards, les
associations socio-économiques en Savoie des
origines à l'époque actuelle. Actes du 29e congrès
des sociétés savantes de Savoie (Samoèns, 4-5
septembre 1982), Chambéry, Société savoisienne
d'histoire et d'archéologie, 1983, pp. 112-113.

[54] "De 40 sol. Receptis priore Bellis Vallis pro


banno quia quiddam monachus suis percusserat
quamdam hominem in nemore" ; voir Mario
CHIAUDANO "Comptes de châtellenie du
Châtelard-en-Bauges", dans La finanza sabauda nel
secolo XIII, Turin, M. Gibetta, 1933-1937, 3
volumes, tome 1, p. 174.

[55] Pierre DUPARC, "La montagne


d'Aufferand…", art. cité, pp. 165-166.

[56] Laurent MORAND, "Aillon", dans Les


Bauges…, ouv. cité, tome 2, charte n° 16, pp. 408-
409.

[57] Compromis négocié grâce à la médiation du


curé de Doucy, d'un clerc du prieuré de Saint-Jeoire
et de trois nobles des environs ; idem, chartes n° 17,
pp. 409-410.

[58] Idem, charte n° 131, pp. 507-508.

[59] Celle-ci reprit, de l'autre côté de la montagne,


d'abord, en 1299, avec le seigneur de Duingt, ensuite,
en 1399, avec les paroissiens de Giez. L'affaire
traînait encore à la fin du XVe siècle (Claudius
BLANCHARD, Histoire de l'abbaye de
Hautecombe…, ouv. cité, documents n° 20, 29, 30,
30 bis, 31, 35, pp. 584-635).

[60] À propos de la Grande Chartreuse, voir Thérèse


SCLAFFERT, Le haut-Dauphiné au Moyen Âge,
Paris, Société anonyme du recueil Sirey, 1926, pp.
207-210 ; sur les alpages de Saint-Hugon, voir Félix
FERRAND, "La guerre des alpages…", art. cité, pp.
113-117 ; pour les Bornes, voir l'épais dossier de la
montagne de Cenise relevant de l'abbaye
d'Entremont (Archives départementales de Haute-
Savoie, SA 195, pièces 2 et 3) mais aussi PICCARD,
"L'abbaye d'Entremont", dans Mémoires et
documents de l'Académie Chablaisienne, tome 9,
1895, pp. 67-73.

[61] Charles HIGOUNET, "Essai sur les granges


cisterciennes", art. cité, p. 172.

[62] Sur ces albergements voir PICCARD,


"L'abbaye d'Entremont", art. cité, pp. 32-34 ; Jean
FALCONNET, La chartreuse du Reposoir au
diocèse d'Annecy, Montreuil-sur-Mer, Imprimerie de
Notre-Dame-des-Prés, 1895, pp. 22-60, réédition
Genève/Paris, Éditions Slatkine, 1980 ; Pierre
DUPARC, "La montagne d'Aufferand…", art. cité ;
et Pierre DUPARC, "Une communauté pastorale en
Savoie, Chéravaux", dans Bulletin philologique et
historique, 1963, pp. 309-329 ; Nicolas
CARRIER, La vie montagnarde en Faucigny…, ouv.
cité, tome 2, pp. 322-330 ; Michaël MEYNET, Une
châtellenie de montagne du Dauphiné à la Savoie.
Samoèns 1355-1375. Mémoire de maîtrise,
Université de Savoie, 1998, f° 76.

[63] Pour le Reposoir, voir Jean FALCONNET, La


chartreuse du Reposoir…, ouv. cité, p. 27-36. Pour
l'abbaye d'Abondance, à propos du refus des hommes
de la vallée de payer l'auciège, voir la sentence
arbitrale du duc Amédée VIII en 1425 dans chanoine
Jean MERCIER, "L'abbaye et la vallée
d'Abondance", Mémoires et documents publiés par
la société salésienne, tome 8, Annecy, 1888,
document n° 11, pp. 323-326.
[64] Jean FALCONNET, La chartreuse du
Reposoir…, ouv. cité, pp. 25-26.

[65] "cum cancela incensa et hostiis et finestris ipius


loci apertis affinem quod ibi sit lumen clarum ad
videndum clarissime omnem fructum ibidem
existentem et eligere possit pecias quas habere
voluerit, ipisas pecias tangendo et visitando cum
unico digito sine alia palpatione et sine lesione
aliquali" (ibidem, p. 28).

[66] Dans la cas de Saint-Hugon, les communautés


voisines occupèrent de force les alpages dès l'été
1789 ; voir Félix FERRAND, "La guerre des
alpages…", art. cité, p. 76.

Paru dans
Cahiers d'histoire
Numéro 2001-1
Moines et paysans sur les alpages de
Savoie (XIe-XIIIe siècles) : mythe et
réalité

Fabrice Mouthon

Résumé
Dans l'historiographie comme dans la mémoire collective,
l'histoire des alpages de Savoie est étroitement liée aux
moines. Ceux-ci sont présentés comme ayant, à l'époque
médiévale, crée la plupart des pâturages d'altitude. Ils sont
également perçus comme les inventeurs des techniques de
l'élevage savant et de la fabrication du fromage,
techniques dont ils auraient généreusement fait don aux
paysans. En fait, les premiers textes qui nous parlent de
moines et d'alpages sont les chartes de donations
conservées ou recopiées dans les cartulaires monastiques.
Celles-ci relatent comment, entre la fin du XIe siècle et le
milieu du XIIIe, les seigneurs laïcs de Savoie cédèrent par
dizaines des montagnes pastorales aux établissements
ecclésiastiques. Or ces documents donnent une vision toute
différente. Les seigneurs y cèdent uniquement des alpages
déjà constitués et exploités. Les paysans des alentours,
descendant des probables véritables défricheurs, y
disposent de droits d'usage très anciens. Dans une majorité
de cas, les moines nièrent ces droits pour privilégier leurs
propres activités d'éleveurs. Des conflits surgissent alors
très vite. Jusqu'à la fin du Moyen Âge, par delà la crise du
faire-valoir monastique et l'acensement de nombreuses
montagnes, les relations entre les moines et les
communautés restent médiocres voire exécrables.

Abstract

Both in historiography and in the collective memory, the


history of high mountain pastures in Savoy, in the Alps, is
closely linked to that of the monks. They are usually
presented as having, in the Middle Ages, created most of
the mountain pastures. They are also seen as the inventors
of the techniques of scientific breeding and of the making
of cheese – techniques which they supposedly generously
offered to the farmers. In fact, the first texts mentioning
monks and high pastures in the Alps are charters of
donations preserved or copied in the monasteries. These
documents tell us how, between the late 11th and the mid-
13th centuries, lay landlords in Savoy yielded to the
religious institutions tens of mountains for pasture. Well,
these documents give us a very different vision. Landlords
only yielded well-constituted and exploited mountain
pastures. The peasants of the neighbourhood, probably the
descent of the real land-clearers, had very old rights of
users. In most cases, monks denied these rights to favour
their own activities as breeders. Conflicts soon developed.
Until the end of the Middle Ages, beyond the crisis of
monastic farming, relations between monks and
communities remained poor, indeed atrocious.

Les alpages font intimement partie de l'image de


marque de la Savoie et de ce patrimoine rural qui
devient à la fois une référence d'appartenance et un
enjeu économique [1]. Trois quarts de siècle après
Philippe Arbos, un ouvrage remarquable vient de
rappeler l'histoire récente de ces pâturages d'été et de
ceux qui y travaillaient [2]. Sur ce thème, l'étude
exemplaire d'Hélène Viallet sur le Beaufortain
éclaire l'importance des XVIe, XVIIe et XVIIIe
siècles, époques où sont nées les grandes montagnes
privées puis le "gruyère de Beaufort" [3]. Les
périodes plus anciennes sont par contre très mal
connues. Seule les "archéosciences" apportent à la
question des origines des réponses fiables mais, pour
la Savoie, les études palynologiques et
anthracologiques sont encore peu nombreuses [4].
Pour l'époque médiévale, les premiers témoignages
écrits remontent aux XIe-XIIIe siècles et concernent
un seul type de source ou presque : les chartes de
donation des seigneurs laïcs aux établissements
monastiques. Cette association entre les premiers
témoignages sur les alpages et les monastères est à
l'origine d'une tradition historiographique qui fait des
moines des créateurs d'alpages et les initiateurs des
paysans aux techniques de l'enmontagnage [5]. Au
départ, il y a la tentation naturelle d'attribuer toute
entreprise historique spectaculaire et un peu
mystérieuse à un homme ou une institution
prestigieuse, bien connus ceux-là. Cette tradition a
été forgée et répandue, en toute bonne foi, par une
érudition savoyarde majoritairement d'origine
ecclésiastique soucieuse de valoriser l'héritage de ses
prédécesseurs [6]. Elle a également été reprise telle
quelle, faute d'études spécifiques, par plusieurs
ouvrages universitaires récents [7]. Or, le moins que
l'on puisse dire, c'est que cette vision ne ressort pas
directement de l'examen de sources, pourtant elles-
mêmes d'origine ecclésiastique. Ce que nous révèlent
ces chartes des XIe-XIIIe siècles c'est que l'arrivée
des moines sur les alpages a été tardive, au regard de
l'histoire de ces espaces, et qu'elle s'est souvent
traduite par l'éviction des anciens usagers, membres
des communautés montagnardes. Par la suite, si les
techniques monastiques ont pu influencer les
pratiques paysannes, les relations entre religieux et
montagnards, au moins sur le chapitre des alpages,
ont, pendant des siècles, été méfiantes et souvent
conflictuelles.
DES SEIGNEURS ET DES MOINES

Aux alentours de l'an mille, les abbayes qui


rayonnaient sur l'espace savoyard étaient extérieures
au territoire couvert par les deux départements
actuels de Savoie et de Haute-Savoie. Saint-Maurice
d'Agaunes (Valais), Saint-Michel-de-la-Cluse
(Piémont), Saint-Claude (Jura), Savigny (Lyonnais),
Cluny (Mâconnais), étaient les principales. Le temps
des moines débuta véritablement dans la première
moitié du XIe siècle avec les donations consenties à
ces abbayes péri-alpines, d'abord par le roi de
Bourgogne et son épouse, puis par la haute
aristocratie locale, enfin par les fidèles de celle-ci. Il
s'agissait pour l'essentiel de créer des prieurés
proches des centres de domination aristocratiques et
généralement bien situés sur des axes de circulation
importants. Les sites se trouvaient à basse altitude et
les biens cédés consistaient en églises, manses et
villas, pour l'essentiel bien peuplés et mis en valeur.
En montagne (au-dessus de 600 mètres), le
mouvement de fondations de monastères connut un
retard d'un bon demi-siècle sur les cluses et les
grandes vallées, si l'on excepte l'expérience limitée
de quelques cellae ou ermitages [8]. À la différence
de la phase précédente, les grands laïcs cédaient là
des terres périphériques, éloignées du cœur de leur
domination comme des grandes voies de
communication. Pour cette raison sans doute, un seul
prieuré clunisien, s'installa en altitude, Bellevaux,
dans le massif des Bauges, sur un alleu appartenant
au sire de Miolans (avant 1090). Les premières vraies
abbayes de montagne furent des établissements de
chanoines réguliers. En 1091, la vallée de Chamonix
était cédée par le comte de Genève à Saint-Michel-
de-la-Cluse. L'installation effective d'un prieuré
suivit à une date indéterminée. En Chablais,
Abondance naquit au tout début du XIIe siècle d'un
accord passé entre Saint-Maurice-d'Agaune et le
seigneur de Féternes. Elle-même essaimait bientôt
avec Six (vers 1130-1149), dans la haute vallée du
Giffre, puis Entremont (vers 1154), dans le massif
des Bornes. Plus tard s'implantèrent les nouveaux
ordres, chartreux et cisterciens à la recherche de
territoires, sinon vierges, du moins excentrés. Vallon
(1138), Le Reposoir (1151), Saint-Hugon (1173),
Aillon (1178), Mélan (moniales, en 1292), pour les
premiers (sans parler de la Grande Chartreuse alors
dans la mouvance savoyarde) ; Aulps (vers 1097,
devenue cistercienne en 1134), Tamié (1132), pour
les seconds, étaient de véritables monastères de
montagne. La plupart de ces établissements, à
l'exception notable des Chartreux, parvint, avec le
temps, à constituer de véritables seigneuries,
étendant leur juridiction sur un territoire couvrant
quelques villages de montagne, une section de vallée
ou une vallée entière.

Les actes de fondation de monastères, ou bien les


copies et confirmations qui nous sont parvenus,
évoquent de façon plus ou moins précise le territoire
initial cédé par le ou les fondateur laïcs [9]. Une
délimitation, riche en indications topographiques, est
parfois donnée. Il s'agissait de territoires
apparemment d'un seul tenant (ce qui n'excluait pas
les enclaves). Les éléments constitutifs de la cession
sont toujours énumérés de façon stéréotypée. Les
alpages, prés et pâturages y prennent place presque
systématiquement. À défaut, y figurent des éléments
traduisant la présence humaine tels les fiefs, manses
et chavanneries cités dans l'acte de fondation de
Tamié. Emblématique de ce point de vue est
évidemment le petit monastère (futur abbaye
cistercienne) dédié à Sainte-Marie et fondé, avant
1097, dans la vallée "d'Aulps", c'est-à-dire, "des
alpages" [10]. Plus tard, d'autres donations, émanant
souvent des fidèles du fondateur, complètent la
dotation initiale permettant de réduire les enclaves ou
d'agrandir le noyau initial. Parmi celles-ci, les
donations d'alpages sont particulièrement
nombreuses ce qui révèle la place tenue par ces
espaces dans l'économie de ces hautes vallées, mais
aussi la vocation d'éleveur très vite affirmée par les
nouveaux établissements. En témoignent les
multiples exemptions de péage obtenues par les
réguliers pour le passage de leurs bêtes ou des
charges de sel destinées à celles-ci [11]. Les premiers
alpages cédés se trouvaient dans les environs mêmes
de l'établissement. Les donations, très vite relayées
par des achats ou des échanges, visaient plutôt à
compléter la dotation pour former un véritable
domaine d'altitude, vaste et cohérent. Ainsi, dans les
Bauges, la chartreuse d'Aillon mit-elle
progressivement la main sur la totalité des crêtes
dominant la combe de Lourdens où elle s'était
implantée, contrôlant tout ou partie de huit grandes
montagnes pastorales [12]. Dans un second temps,
les abbayes les plus prospères acquirent des
pâturages plus éloignés, parfois de plusieurs dizaines
de kilomètres, des alpages, mais aussi des pâturages
d'hiver situés en plaine. Ainsi Tamié a-t-elle
implanté des granges d'altitude (comprendre ici des
centres de domaines pastoraux) en moyenne
Tarentaise et sur le massif de l'Épine [13]. Au même
moment, quelques-unes des abbayes installées dans
les basses terres de Savoie se faisaient, elles aussi,
céder des pâturages d'été au cœur des massifs.
Hautecombe recevait notamment les alpes de Chérel,
de la Margeriaz et du Semnoz, dans les Bauges.
Toujours dans les Bauges, les cisterciennes du Béton
obtenaient du sire de Miolans, la moitié de la
montagne d'Arclusaz, l'autre ayant déjà été cédée au
prieuré de Bellevaux. De fait, certaines donations
portaient sur une montagne entière, d'autres sur de
simples portions d'une montagne ou sur une part des
droits de celle-ci. Vers 1218, les chartreux de Saint-
Hugon obtinrent ainsi, contre 25 sous, le tiers de
l'alpe de la Perrière ("tertiam partem alpis de la
Perreri") puis, contre dix sous, une autre partie du
même alpage [14]. Un peu plus tard, deux frères leur
cédaient, contre respectivement douze et quinze
sous, leurs portions de la montagne d'Orgeval qu'ils
tenaient de concert avec leur troisième frère [15].

Les cessions d'alpages se sont poursuivies jusqu'au


milieu du XIIIe siècle, de plus en plus sous la forme
d'achats et de moins en moins sous celle de
donations. Les contestations, parfois violentes,
soulevées par les héritiers des donateurs, ne firent
que ralentir le mouvement car les sentences arbitrales
qui y mettaient fin étaient le plus souvent favorables
aux moines [16]. D'ultimes acquisitions eurent lieu
jusqu'après 1350, plutôt par échange, et des conflits
entre monastères aboutirent à des rectifications de
frontières. Vers 1250 cependant la géographie des
alpages monastiques était pour l'essentiel fixée. Elle
privilégiait nettement les massifs préalpins de l'ouest
de la chaîne : le haut Chablais, le Giffre, le massif
des Bornes étaient, pour une bonne part, aux mains
des réguliers. Les chanoines d'Entremont et les
chartreux du Reposoir se partageaient à eux seuls les
alpages des Bornes. Dans les Bauges, une majorité
de montagnes, soit une vingtaine, étaient entre les
mains exclusives des moines et le restèrent jusqu'à la
Révolution. Plus au sud, les meilleurs alpages de
Belledonne, massif cristallin, étaient revendiqués par
la chartreuse de Saint-Hugon. En Chartreuse enfin,
les domaines cartusiens, notamment l'alpe de
Bovinant, acquise en 1100, se trouvaient aux limites
de l'influence savoyarde mais les moines avaient
obtenu des pâturages d'hiver dans les mandements de
Couz et de Saint-Cassin, proches de Chambéry [17].
À l'est, les Grandes Alpes (les massifs centraux et les
vallées intra-alpines) furent moins favorables à
l'installation des réguliers. Certes le prieuré de
Chamonix était seigneur de sa vallée mais son
contrôle sur les alpages restait limité. En Val d'Arly,
le prieuré de Megève, autre dépendance de Saint-
Michel-de-la-Cluse, ne possédait en propre aucune
montagne. En Beaufortain, les moines étaient
totalement absents, ce qui n'empêcha pas
l'émergence d'un pastoralisme précoce. En
Tarentaise, seule Tamié avait acquis des droits dans
la vallée des Belleville et au-dessus de Notre-Dame-
de-Briançon. Enfin en Maurienne, si l'on excepte
quelques prieurés mineurs, le seul établissement
monastique fortement implanté en altitude (entre
Lanslebourg et Bonneval) était l'abbaye Saint-
Michel-de-la-Cluse. Or, on ne voit pas qu'elle ait
exercé autre chose sur les alpages de la très haute
Maurienne que les droits du seigneur de ban [18]. En
somme, force est de constater que si la présence des
moines et de leurs troupeaux a pu être décisive dans
certains secteurs d'altitude, elle en épargnait d'autres,
pourtant particulièrement riches en alpages et en
traditions pastorales.

LE MYTHE DU MOINE DÉFRICHEUR

Revenons aux donations pour en étudier le contenu


d'un œil neuf. Trois termes spécifiques reviennent
systématiquement pour décrire le bien cédé, "alpe",
"montagne" et "monts", auxquels s'ajoutent
"pâturages", "prés" et "bois", plus classiques [19].
Les trois premiers sont visiblement employés dans
un sens générique pour qualifier le territoire cédé.
Les autres décrivent plutôt les éléments qui en
forment le contenu : des terrains de parcours, des
parcelles de prés de fauche, des bois souvent pâturés.
D'origine prélatine, désignant d'abord autant la
chaîne dans son ensemble qu'une hauteur, "alpe" a
pris au Moyen Âge le sens plus restreint de pâturage
d'été [20]. Déjà en 739, le fameux testament d'Abbon
évoquait les prés et les alpes (pratis et alpibus)
proches, du Mont Cenis, qu'il cédait à la nouvelle
abbaye de la Novalaise [21]. "Montagne"
(montanea), paraît avoir eu à peu près le même sens
à ceci près que son aire d'expansion était plus vaste
que celle d'"alpe" : les sources concernant les hautes
terres du Massif Central l'emploient également, sans
parler d'autres massifs montagneux de l'Europe latine
alors qu'"alpe" est spécifique des Alpes [22]. Dans
les Landes de Gascogne, pays plat par excellence, les
"montagnes", telles celles de La Teste ou de
Biscarosse, désignent des dunes plus ou moins
boisées, forêts usagères, ouvertes au gemmage, à
l'exploitation du bois mais aussi au bétail [23]. Au
total, "alpe" et "montagne" désignent donc toujours
un espace exploité sinon aménagé par l'homme dans
un but essentiellement pastoral. À l'époque qui nous
intéresse, la notion d'alpe, comme celle de montagne,
s'applique à un territoire particulier aux limites
connues parfois matérialisées sur le terrain (ce qui
n'empêchait pas les contestations). Également très
courant dans nos chartes de donation, le terme de
"monts" (montis), tout en étant très proche des deux
précédents, avait un sens à la fois plus large et plus
géographique. Il prenait place dans une vision
dualiste des pays de montagne qui était celle des
hommes du Moyen Âge. Les "monts", c'est-à-dire les
versants et, partant, l'espace inculte d'exploitation
collective, s'opposaient au "plan" qui désignait le
fond de vallée et les replats d'altitude, mais aussi
l'espace habité et cultivé [24]. À ce titre, si les monts
englobaient des pâturages d'altitude, on y recensait
des "bois noirs" (forêts denses de résineux), et de
véritables espaces stériles ("roches", "lanches") qui
font la très haute montagne.

Cette analyse sémantique sommaire était


indispensable pour bien comprendre ce que les
seigneurs laïcs des XIe-XIIIe siècles cédaient
véritablement aux moines. Sans nulle équivoque, il
s'agissait toujours de pâturages d'altitude, parfois
encore en partie boisés, mais déjà aménagés par
l'homme. Car la pelouse alpine "naturelle" n'existait
véritablement qu'à des altitudes supérieures à 2 300-
2 500 mètres, à une époque où la limite climacique
de la forêt était, on le sait, supérieure à celle
d'aujourd'hui. Dans les Préalpes en tous cas, la
totalité des alpages était donc d'origine humaine.
Cela veut dire évidemment que ces pâturages
d'altitude existaient déjà lorsque les moines en
prirent le contrôle et qu'ils n'en furent donc pas les
créateurs. Dans les chartes de donation, de
nombreuses montagnes portent déjà des noms faisant
référence explicite à l'activité pastorale ou au
défrichement par le feu : montagne de la
Margeriaz [25], montagne du Charbon, montagne de
Coutarse, du Haut-du-Four ou de la Chevrerie dans
les Bauges [26], montagne de Mery dans les
Bornes [27], montagne d'Alparsaz dans la vallée de
Chamonix [28], sans parler de l'alpe de Bovinant, en
Chartreuse [29]. L'idée selon laquelle la
fréquentation des alpages serait antérieure à l'arrivée
des moines n'a évidemment rien de provocateur. De
trop rares analyses palynologiques et
anthracologiques effectuées en Maurienne ou dans la
vallée de Chamonix, ont révélé les premières
manifestations d'un pastoralisme d'altitude à la fin du
néolithique ou à l'âge du bronze [30]. La pratique de
l'enmontagnage était vraisemblablement partout
répandue en Savoie dès la fin de l'âge du fer : on
connaît les remarques de Pline l'Ancien à propos des
vaches laitières des Ceutrons et des pâturages où
ceux-ci produisaient le fromage vatusique [31]. Pour
le haut Moyen Âge, alpes et pâturages de la haute
Maurienne, de la vallée de Suse et du Briançonnais
sont, on l'a vu, évoqués par le testament d'Abbon en
739. Rien ne s'oppose donc au fait que les montagnes
citées dans les chartes de donation aient pu être
aménagées entre la fin de la préhistoire et l'an mil ;
l'archéologie scientifique étant seule capable
d'affiner la fourchette chronologique. Or, dans les
massifs considérés, ces montagnes, qui ne sont donc
pas de création monastique, correspondent aussi à la
plupart des grands alpages fréquentés aux époques
moderne et contemporaine.

Faut-il donc considérer que les religieux n'ont


véritablement ouvert aucun espace pastoral
nouveau [32] ? Il faut bien avouer qu'aucune des
chartes examinées n'évoque de façon irréfutable la
volonté ou l'obligation de défricher et de transformer
en pâturage les biens cédés. Deux exemples ambigus
peuvent à la rigueur être appelés à la rescousse. Le
premier est la charte de fondation de l'abbaye du
Reposoir, dans les Bornes, datée de 1151. La longue
délimitation du territoire cédé par Aymon de
Faucigny ne contient exceptionnellement aucune
mention, ni de culture, ni de pâture aménagée,
hormis un unique pré [33]. L'autre, plus tardif,
concerne le haut Faucigny où le Dauphin, alors
seigneur du pays, permet entre 1317 et 1321 à
l'abbaye d'Aulps de faire essarter le bois de l'alpe de
Nyon et du sommet du col de la Golèse [34]. L'acte
ne précise pas si les moines Blancs comptaient
défricher eux-mêmes ces nouveaux pâturages ou les
concéder à leurs dépendants. Ailleurs, les actions de
défrichement mentionnées par les sources
monastiques sont explicitement liées à l'installation
de colons paysans par ou avec l'autorisation des
religieux. Ces derniers apparaissent ici comme des
"faciliteurs", à la rigueur comme des promoteurs,
mais pas ou peu comme de véritables entrepreneurs.
C'est le cas à Sixt, en 1200, ou à Vallorcine, avant
1264 [35]. À la fin du XIIIe et au début du XIVe
siècle, lorsque les sources savoyardes mentionnent
clairement des essarts d'altitude, des prés essartés ou
des prés nouveaux, ceux-ci sont toujours aux mains
de paysans [36]. Au total, on admettra que les
éléments positifs militant en faveur de l'existence de
prairies d'altitude réellement défrichées par les
moines sont rares. La toponymie elle-même est très
discrète à ce sujet. Faute de mieux, un indice a
contrario peut être invoqué : le fait que pour certains
alpages acensés par les moines au XVe siècle n'existe
aucune charte de donation antérieure. Certains
d'entre eux pourraient alors avoir été d'authentiques
créations monastiques [37]. Cela fait tout de même
peu au regard du rôle habituellement prêté aux
moines. Au total, il faut renoncer à accorder aux
abbayes une place déterminante et même importante
dans la création des alpages de Savoie. Celle-ci fut
l'œuvre des paysans. Certes, on peut a
priori accorder aux réguliers d'avoir entretenu voire
agrandi les montagnes dont ils héritaient, de les avoir
équipées en granges, en étables et en fruitières bâties
en dur, bref d'avoir, comme ils l'ont fait ailleurs,
rationalisé les méthodes d'élevage et de fabrication
du fromage [38]. Là encore, pourtant, les sources des
XIIe et XIIIe siècles sont étonnamment discrètes.

Allons plus loin dans l'analyse : si les moines se sont


fait donner des alpages suffisamment aménagés pour
qu'on puisse parler de "pascua" et de "prata", ceux-
ci devaient être, au moment de la donation,
activement exploités. Dans le cas contraire, les
aulnes verts et autres rhododendrons, voire la forêt
de hêtres ou de résineux, en auraient rapidement pris
possession [39]. Le fait que dans certains cas, on l'a
vu, furent cédées des parts de montagne, voire des
rentes en fromages, milite même en faveur d'une
exploitation relativement intensive. Qui donc
auparavant exploitait ces alpages ? Les donateurs
laïcs eux-mêmes ? Les chartes sont totalement
muettes à ce propos même s'il faut distinguer le type
de donation. Les grandes donations de la fin du XIe et
du début du XIIe siècle, lorsqu'elles portent sur des
vallées entières, comme Chamonix, Abondance ou
Aulps, donnent plutôt l'impression de porter sur des
terres fiscales où les droits cédés sont surtout des
droits publics. À Chamonix, le comte de Genève
cède la vallée "en ce qu'elle relève de son comté",
expression qui trahit sans doute un contrôle
relativement lâche et une implantation foncière assez
faible [40]. Il fait alors peu de doute que les
montagnes cédées avec ces territoires aient été
effectivement exploitées par les communautés
montagnardes moyennant le paiement de redevances
comme l'auciège. Le problème est plus complexe
pour les donations de montagne seules,
prépondérantes aux XIIe et XIIIe siècles. S'agissait-il
ici de droits utiles ou seulement de droits éminents ?
Dans quelques cas, le doute n'est pas permis,
notamment lorsque le donateur cède des parts
d'auciège, cette redevance levée le plus souvent en
fromage sur le lait des vaches passant l'été en
alpage [41]. À la fin du XIIIe et au début du XIVe
siècle, le faire-valoir direct semble peu pratiqué et en
voie d'être abandonné par les grands aristocrates
descendant des donateurs : comtes de Savoie, de
Genève, sire de Faucigny. Ceux-ci albergent alors
aux communautés ou à des consorteries d'alpagistes
la plupart des montagnes qui restent en leur
possession. Il est cependant difficile de se prononcer
sur la situation antérieure. La petite noblesse de
montagne pratiquait encore l'élevage et
l'enmontagnage jusqu'à la fin du Moyen Âge et au-
delà comme elle avait dû le faire auparavant.
Cependant, elle n'est pas l'auteur principal des
donations. Au contraire, il est probable que les
concessions de montagne dont elle a bénéficié de la
part des détenteurs du ban, aient été à peu près
contemporaines des donations aux moines. Tout cela
nous amène à douter que les pâturages d'altitude
cédés aux moines aient été majoritairement exploités
directement par les seigneurs laïcs. Ceux-ci ont
donné des droits sur des espaces qui, pour la plupart,
étaient déjà ouverts aux éleveurs des communautés
rurales voisines, moyennant le versement de droits
d'usage. Exceptionnellement, le donateur a
manifesté, lors de la donation, la volonté expresse de
préserver les droits de ses hommes. En 1251, le
seigneur de Miolans cédait à l'abbaye cistercienne du
Béton la moitié de la montagne d'Arclusaz dans les
Bauges (l'autre ayant déjà été donnée au prieuré de
Bellevaux). Il réservait toutefois les droits d'usage
que les hommes de la vallée de Miolans "y avaient
toujours possédé" (suos usus semper habeant) [42].
Autre exemple dans la vallée d'Aulps, en 1135 : l'alpe
d'Avoriaz est cédée aux cisterciens par le seigneur de
Rovorée à la condition que l'abbé ouvre aux hommes
de ce dernier la partie boisée des pâturages tant qu'ils
resteront inexploités [43]. À l'inverse, en 1255, après
avoir reçu l'alpe de Rossan de Thomas de la Balme,
la chartreuse d'Aillon obtint, la même année, la
renonciation (quitatione et guerpitione) de ses
hommes résidant au village du Cimetière (chef-lieu
de la paroisse d'Aillon) à leurs droits sur la dite
montagne [44]. Dans la quasi-totalité des cas
cependant, par ignorance ou volonté délibérée, les
chartes de donation ne disent rien des droits paysans.

MOINES ET MONTAGNARDS : UN FACE À


FACE TENDU

Sur les montagnes acquises, les moines ont


développé l'élevage et pratiqué le faire-valoir direct.
Certes, il faut distinguer l'attitude des différents
ordres. Tout en possédant leur propre troupeau,
bénédictins et chanoines réguliers n'ont pas
systématiquement cherché à évincer les autres
éleveurs, nobles ou paysans. Sur bien des montagnes,
ils se sont contentés de percevoir les droits
seigneuriaux, parfois bienheureux d'y parvenir. Dans
la vallée de Chamonix, au milieu du XIIIe siècle, le
prieuré ne possédait que la montagne d'Alparsaz et il
peinait à faire reconnaître ses droits de seigneurie sur
les autres [45]. Même situation dans la vallée
d'Abondance. Les chartreux et les cisterciens ont eu
une conception beaucoup plus radicale de leurs
droits. Le faire-valoir direct était pour eux exclusif.
Les alpages acquis devinrent de vastes domaines
pastoraux gérés à partir de granges ou de correries
par les frères convers (issus pour la plupart de la
paysannerie), parfois aidés de domestiques
laïcs [46]. Dès 1100, soit seize ans à peine après la
fondation du monastère, ceux de la Grande
Chartreuse obtenaient de l'évêque de Grenoble, un
mandement interdisant toute activité profane dans les
limites de leur "désert" [47]. Étaient particulièrement
visés le pâturage, la pêche et la chasse, dont on peut
imaginer qu'ils étaient pratiqués là par les paysans de
la paroisse Saint-Pierre chez lesquels les
compagnons de saint Bruno avaient d'abord cherché
refuge. De la même façon, le pape Célestin III
confirmait en 1192 les privilèges des chartreux de
Saint-Hugon. La chasse, la pêche, la capture des
oiseaux, le pâturage et le passage des chèvres, brebis
et autres animaux domestiques, étaient défendus aux
étrangers à l'abbaye dans les limites de son
domaine [48]. En les niant ou en les supprimant, ces
documents reconnaissaient donc implicitement
l'existence d'usages paysans auxquels il s'agissait de
mettre fin. Ce faisant, les moines visaient à
transformer des droits seigneuriaux, d'origine
publique, en possession foncière pleine et entière.
Cette volonté d'exclusion n'avait d'ailleurs rien
d'exceptionnel chez les nouveaux ordres
monastiques. À la même époque, elle est présente sur
d'autres hautes terres pastorales : sur le Larzac, avec
les Templiers de Sainte-Eulalie, ou bien sur les
Monts Dore, chez les Prémontrés de Saint-
André [49]. En Savoie, ce n'est qu'aux XIVe-XVe
siècle que les montagnards obtinrent des chartes
d'albergement en bonne et due forme leur ouvrant
certaines montagnes monastiques. Encore bien des
établissements, tels Saint-Hugon ou Hautecombe,
préférèrent traiter avec des entrepreneurs extérieurs
qu'avec les populations locales. Jusqu'à la Révolution
les Baujus restèrent ainsi exclus de la majorité des
montagnes de leur massif [50].

Si les chartes de donation ne s'embarrassaient guère


des droits des paysans, plusieurs affaires montrent
que, de leur côté, ces derniers n'acceptaient pas
facilement leur éviction des montagnes que leurs
pères avaient fréquentées. Il faut seulement lire entre
les lignes de notices monastiques qui, toutes, tendent
à rejeter sur les laïcs la responsabilité du conflit [51].
Dès avant 1133, des paysans de Saint-Pierre-de-
Chartreuse montaient à l'alpe de Bovinant cédée une
génération auparavant aux chartreux. Soutenus par
les seigneurs de Vacher, il entamèrent la fenaison
comme, probablement, leurs prédécesseurs l'avaient
fait avant eux. Mis au courant, le prieur Guigue fit
immédiatement disperser par ses moines le foin
collecté. L'affaire arriva devant l'évêque de Grenoble
Hugues qui donna raison aux chartreux [52]. De
l'autre côté de la vallée du Graisivaudan, dans le
massif de Belledonne, moins de vingt ans après la
création de Saint-Hugon, les habitants des villages
d'Arvillard et du Molliet faisaient déjà paître leurs
bêtes dans les bois du Désert malgré
l'interdiction [53]. Dans les Bauges, à la fin du XIIIe
siècle, le châtelain du comte de Savoie eut à enquêter
sur des rixes opposant, dans les forêts et les alpages,
les moines de Bellevaux aux habitants des villages
voisins [54]. Ce harcèlement était fréquemment
relayé par celui des seigneurs laïcs, parfois les
enfants mêmes des donateurs. Entre le milieu du
XIIe et la fin du XIIIe siècle, les alpages de la
chartreuse du Reposoir furent ainsi soumis aux
tracasseries permanentes tantôt du sire de Faucigny,
tantôt du comte de Genève ou de ses vassaux [55].
Or, il est probable que l'objectif de ces revendications
n'était pas tant d'introduire ou de réintroduire un
faire-valoir direct laïc sur ces montagnes que d'y
ramener les troupeaux paysans, avec la garantie de
nouvelles redevances en fromage ou en argent. Un
autre problème pouvait se poser. Dans certains cas,
le donateur n'avait cédé qu'une partie de la montagne
aux moines sans qu'une délimitation précise ait été
annexée à la charte. Ce fut l'occasion de multiples
conflits de limites. En 1213, Étienne et Synifred,
nobles de la Compôte, cédaient à la chartreuse
d'Aillon la vaste montagne du Charbon, dans les
Bauges [56]. Deux ans plus tard, les hommes de la
Compôte, avec à leur tête deux des autres nobles
ayants droit, revendiquaient une partie de la
montagne. Un compromis, approuvé par le comte de
Savoie entérinait le partage [57]. Une génération plus
tard, en 1238, c'était au tour des hommes de la
paroisse de Doucy, limitrophe de la Compôte,
d'entrer en conflit avec les chartreux à propos de la
même montagne [58]. Le prieur d'Aillon prétendait
utiliser un des chemins menant à l'alpage pour y
acheminer ses brebis, ce que lui déniait la
communauté de Doucy. Là encore, la médiation du
curé de Doucy et de Synifred de la Compôte permis
de trouver une solution : les moines renoncèrent à
l'usage du chemin en faveur d'un autre accès cédé par
ceux de Doucy. Non loin de là encore, deux nobles
du castrum du Châtelard avaient, en 1192,
abandonné à l'abbaye cistercienne de Hautecombe la
montagne de Chérel, au-dessus du Lac d'Annecy.
Une transaction de 1216 montre qu'assez vite, les
moines blancs s'opposèrent aux hommes de la
paroisse de Jarzy, usagers d'une autre partie de la
montagne. Une délimitation précise des espaces
ouverts aux uns et aux autres mit apparemment fin à
la querelle [59].

Des sources exclusivement monastiques conservent,


comme en creux, l'empreinte des entreprises menées
par les montagnards pour défendre ou reconquérir
leurs droits. De ce fait, malgré la vision angéliste
transmise bien souvent par les traditions locales, les
relations entre les moines et les communautés rurales
(et parfois urbaines) voisines furent et restèrent
généralement médiocres voire exécrables. Dans les
vallées de Chamonix, d'Aulps et d'Abondance, la
question des alpages se superposait à celle des droits
de justice. Partout, violences, procès et accords
précaires se succédèrent jusqu'à la fin du Moyen Âge
et au-delà [60]. Amorcée ici ou là dès le milieu du
XIIIe siècle, la crise monastique, et notamment le
tarissement du recrutement des convers, se manifesta
pleinement un siècle plus tard [61]. Elle amena non
pas la fin mais le déclin du faire valoir-direct avec,
en corollaire, une vague d'acensements (ou
"albergements") de montagne à la fin du XIVe et
surtout au XVe siècle. Pourtant, l'ouverture des
alpages des moines aux communautés ou à des
sociétés d'alpagistes ne suffit pas à ramener la
concorde entre les deux groupes [62]. Les
contestations se déplacèrent du problème de l'accès
aux montagnes à celui de l'exécution du contrat
d'albergement. La composition des troupeaux,
l'entretien des chalets et du matériel commun, et
surtout le paiement de l'auciège, donnaient lieu à des
contestations répétées [63]. Dans les Bauges,
chartreux et cisterciens refusèrent jusqu'au bout
l'albergement. À tout prendre, ils préféraient
l'affermage des montagnes à un entrepreneur
individuel qui, apparemment, leur posait moins de
problèmes.

Car entre les moines et les albergataires, qu'il s'agisse


de communautés d'habitants ou de sociétés d'alpage,
la méfiance était de mise, comme l'illustre l'exemple
ci-dessous. En 1372, les chartreux du Reposoir
albergeaient les montagnes de Chérantaz, de Méry et
de Brion, dans les Bornes, à une société d'éleveurs de
la paroisse de Magland. Le contrat précisait les
conditions de la perception par les religieux des
fromages constituant l'auciège : arrivé sur l'alpe de
Chérantaz, l'envoyé de l'abbaye devait tenir un pied
en dedans et un pied en dehors de la chavanne, le
bâtiment où étaient fabriqués et conservés les
fromages. Figé dans cette position inconfortable, il
devait, un bâton à la main, désigner la pièce qu'il
souhaitait recevoir en premier. Pendant ce temps, les
alpagistes présents étaient tenus d'éclairer l'opération
lumière en main pour faciliter le choix, faute de quoi,
la partie adverse pouvait utiliser son propre éclairage.
Après cette cordiale entrée en matière, l'agent des
moines pouvait pénétrer dans le chalet pour
percevoir le reste de l'auciège [64]. À peine cet
accord eut-il le temps d'être appliqué qu'il fallut, en
1375, en négocier un autre : cette fois, l'envoyé
devait entrer chandelle à la main dans le chalet dont
les portes et fenêtres devaient être ouvertes afin qu'il
puisse examiner la totalité de la production qu'il
pouvait éprouver du toucher mais avec un seul
doigt [65] ! D'empiètements en empiètements, de
procès en procès, la pression paysanne sur les
alpages monastiques ne se relâcha guère jusqu'à la
Révolution française, communes et sociétés
d'alpages restant alors seules sur le champ de
bataille [66].

***

La concurrence entre moines et paysans à propos des


alpages est un lieu commun de la montagne
médiévale. Trop souvent toutefois l'érudition a eu
tendance à adopter la version des faits des premiers,
à l'origine il est vrai de la quasi-totalité de la
documentation écrite sur le sujet. Les historiens
universitaires eux-mêmes ont longtemps repoussé le
vrai développement de l'élevage paysan aux deux
derniers siècles du Moyen Âge, dans un contexte de
crise démographique et de forte demande urbaine
pour les produits de l'élevage. À l'opposé,
l'archéologie scientifique, partout où ses méthodes
ont été mises en œuvre, a posé la très grande
ancienneté du pastoralisme d'altitude, tant dans les
Alpes que dans les autres massifs. Le réexamen des
sources monastiques conduit, là comme ailleurs, à
ramener le rôle des moines à de plus justes
proportions. Accordons leur d'avoir entretenu et
développé les pâturages qui leur avaient été confiés
puis, bon gré mal gré, d'avoir su passer la main.
Accordons leur aussi, dans le doute, d'avoir amené
certains perfectionnements techniques. Rien
cependant, sinon une vision condescendante de la
paysannerie, n'autorise à en faire les précurseurs
voire les éducateurs des montagnards en matière
d'élevage, encore moins les principaux créateurs
d'alpages de la Savoie.

Fabrice Mouthon est maître de conférences en


histoire du Moyen Âge à l'Université de Savoie

Adresse : Université de Savoie, UFR lettres et


sciences humaines, département d'histoire, Domaine
universitaire de Jacob-Bellecombette, BP 1104,
73011 Chambéry cedex, France
tel. : 00 33 (0)4 79 75 83 02

Courriel : Fabrice.MOUTHON@univ-savoie.fr

Notes

[1] Denis CHEVALLIER [dir.], Vives campagnes.


Le patrimoine rural, projet de société – Autrement,
n° 194, mai 2000.

[2] Charles GARDELLE, Alpages : les terres de


l'été, Montmélian, éditions La fontaine de Siloé,
1999, 349 p. ; Philippe ARBOS, La vie pastorale
dans les Alpes françaises. Étude de géographie
humaine, Paris, librairie Armand Colin, 1922, 724 p.

[3] Hélène VIALLET, Les alpages et la vie d'une


communauté montagnarde : Beaufort du Moyen Âge
au XVIIIe siècle, Annecy/Grenoble, Académie
salésienne/Centre alpin et rhodanien d'ethnologie,
1993. Sur le Chablais, on peut consulter : Annie
REFFAY, La vie pastorale dans le massif du
Chablais, thèse de 3e cycle, Institut de géographie
alpine, Grenoble, 1966.

[4] Voir infra, note 30.

[5] Pour les références les plus récentes, voir Dom


Romain CLAIR, moine d'Hautecombe, "Moines et
religieux en Savoie", dans L'Histoire en Savoie, 25e
année, n° 68, 2e édition, Chambéry, 1990, p. 17 ;
Abbé Lucien CHAVOUTIER, "Des abbayes aux
champs de ski, l'histoire millénaire des
alpages", L'Histoire en Savoie, hors série, 31 année,
2e édition, Chambéry, 1996, pp. 5-38.

[6] Ces érudits ayant eu le mérite de transcrire, de


citer scrupuleusement et d'éditer leurs sources qui
sont pour l'essentiel publiées.

[7] Par exemple Réjane BRONDY, Bernard


DEMOTZ et Jean-Pierre LEGUAY, La Savoie de
l'an mil à la Réforme, XIe-début XVIe siècle, Rennes,
Éditions Ouest-France, 1984, pp. 193-195. Une
vision un peu plus nuancée dans Jean-Pierre
LEGUAY [dir.], La Savoie, terre de défis et de
conquête. Des alpages aux stations d'altitude,
Rennes, Éditions Ouest-France, 1992, pp. 122-123.

[8] André PERRET, "Les origines de l'expansion


monastique en Savoie", dans Académie de Savoie,
tomes 1, 2 et 3, nouvelle série, 1953, pp. 29-56 ; voir
également Réjane BRONDY, Bernard DEMOTZ et
Jean-Pierre LEGUAY, La Savoie, terre de défis…,
ouv. cité, pp. 53-60.

[9] Pour Chamonix, Aulps, Bellevaux, Tamié, Sixt,


Le Reposoir, Entremont, voir Joseph Antoine
BESSON, Mémoires pour l'Histoire ecclésiastique
des diocèses de Genève, Tarentaise, Aoste et
Maurienne et du décanat de Savoie, Nancy, chez
Sébastien Hénault imprimeur, 1759, preuves n° 8, 9,
10, 15, 21 et 24. À noter que les fondations de Sixt et
d'Entremont, qui ne rapportent aucun détail
topographique, ne font qu'ériger en abbayes des
établissements dépendant jusqu'alors d'Abondance.

[10] Voir Joseph Antoine BESSON, Mémoires pour


l'Histoire ecclésiastique…, ouv. cité, preuve n° 10, p.
337 : "quod jacet in pago Gebenensis, in valle quae
dicitur Alpis". Plus loin : "quantum tenet spatium
unius leucae in agris, pratis, pascuis sylvis,
montibus, aquis, aquarum decursibus et ominum
rerum usibus".

[11] En 1239, la chartreuse d'Aillon obtenait du


seigneur de Miolans l'exemption du péage de
Freterive pour le passage du bétail ; voir Laurent
MORAND, "Aillon", dans Les Bauges. Histoire et
documents, Chambéry, Imprimerie Savoisienne,
1889-1891, 3 volumes, réédition Marseille, Lafitte
reprints, 1999, tome 2, charte n° 58, pp. 456-457.
Pour Tamié, voir Félix BERNARD, L'abbaye de
Tamié et ses granges (1132-1793), Grenoble,
Imprimerie Allier, 1967, p. 21 ; pour la Grande
Chartreuse, Bernard BLIGNY, Recueil des plus
anciens actes de la Grande Chartreuse (1086-
1196), Grenoble, chez l'auteur, 1958, documents n°
61 et 62, pp. 169-172 (1194) et doc n° 66, pp. 177-
178 (1196).

[12] Laurent MORAND, Les Bauges…, ouv. cité,


tome 2, pp. 147-151.

[13] Félix BERNARD, L'abbaye de Tamié…, ouv.


cité, pp. 37-38.
[14] Eugène BURNIER, "La chartreuse de Saint
Hugon", Académie impériale de Savoie, 2e série,
tome 11, 1869, cartulaire, chartes n° 219 et 220, pp.
338-339.

[15] Idem, n° 147 et 148, pp. 311-312 : "Tertiam


partem quarterii alpis de Orgival quod quarterium
contingebat sibi in sortem et suis duobus fratribus".

[16] À propos des contestations de donations, voir


par exemple les démêlés d'Aillon avec Berlion de
Candie, Hélisabel et autres nobles des Bauges, dans
Laurent MORAND, Les Bauges…, ouv. cité, tome 2,
chartes n° 93-95, 101, 106, 116, 118).

[17] Bernard BLIGNY, Recueil des plus anciens


actes…, ouv. cité, document n° 60 (datant de 1194),
pp. 167-169.

[18] Giuseppe SERGI, L'aristocrazia della


preghiera. Politica et scelte religiose nel medioevo
italiano, Rome, Donzelli, 1994.

[19] Sans compter les eaux courantes et pendantes. À


titre d'exemple voici l'essentiel de la charte de
donation de l'alpe de Somens, à Mieussy, cédée aux
chartreux de Vallon par Aimon de Faucigny vers
1160 : "Notum sit omnibus quod domnus Aymo de
Fulciniaco pro salute anime sue suorumque
antecessorum dedit Deo et beate Marie et fratribus
de Valone alpem que vocatur Somens cum omnibus
appendiciis suis, videlicet prata et juga et omnes
pascuas ad ipsam alpem pertinentes, aque quoque
cursus et decursus in perpetuum
possidendum" (Hypolyte TAVERNIER, "Mieussy.
Mémoire historique et descriptif", Mémoires et
documents de la société savoisienne d'histoire et
d'archéologie, tome 29, 1890, document 1, p. 75).

[20] Sur la toponymie des alpages, voir Hubert


BESSAT et Claudette GERMI, Lieux en mémoire de
l'alpe. Toponymie des alpages en Savoie et vallée
d'Aoste, Grenoble, Éditions Ellug, 1993.

[21] Patrick J. GEARY, Aristocracy in Provence.


The Rhône basin at the dawn of the carolingian age,
Stuttgart, A. Hersemann, 1985, pp. 38-78.

[22] Pour le Massif Central, voir par exemple Pierre


CHARBONNIER, "L'élevage de "montagne" dans
les Monts Dore du XIVe au XVIIIe siècle",
dans L'élevage et la vie pastorale dans les montagnes
de l'Europe au Moyen Âge et à l'époque moderne.
Actes du colloque international de Clermont-
Ferrand, Clermont-Ferrand, Institut d'études du
Massif Central, 1984, pp. 227-248.

[23] Fabrice MOUTHON, "L'agriculture des pays de


Buch et de Born de la fin du XIIIe au début du XVIe
siècle", dans Le littoral gascon et son arrière-pays,
Actes du colloque d'Arcachon, 17-18 octobre
1992, Arcachon, Société historique et archéologique
d'Arcachon et du pays de Buch, 1993, pp. 17-28.

[24] Voir les chartes de fondation, notamment celle


d'Aulps, note n° 2. En Espagne, les Monts de Tolède
désignaient une réalité comparable, dans un autre
contexte géographique : voir Jean-Pierre
MOLENAT, Campagnes et Monts de Tolède du
XIIe au XVe siècle, Madrid, Casa Velasquez, 1997.

[25] Le terme de margeria s'est maintenu dans les


Alpes du sud avec le sens de grande montagne
pastorale. On le retrouve en Massif Central avec les
monts de la Margeride.

[26] Laurent MORAND, Les Bauges…, ouv. cité,


tome 2, p. 408 et pp. 573-576.

[27] Montagne cédée en 1151 aux Chartreux du


Reposoir par les sires du Faucigny et citée sous ce
nom dès 1158. Mery (du latin moeria) désignerait un
pâturage partiellement boisé ; voir Pierre DUPARC,
"La montagne d'Aufferand. Cinq cent cinquante ans
de communauté pastorale", dans Économies et
sociétés dans le Dauphiné médiéval, 108e congrès
des sociétés savantes (Grenoble, 1983), Paris,
Comité des travaux historiques et scientifiques,
1984.

[28] André PERRIN et Jean-Auguste


BONNEFOY, Documents relatifs à la vallée et au
prieuré de Chamonix, Chambéry, Imprimerie
Chatelain, 1879, document n° 22 (datant de 1287), p.
47.

[29] "Alpem de Bovinant", Bernard


BLIGNY, Recueil des plus anciens actes…, ouv.
cité, document 8 (datant de 1099-1103), pp. 22-25.

[30] Pour la Maurienne, pour les secteurs d'Aussois


et de Saint-Michel, voir Christopher
CARCAILLET, Évolution de l'organisation spatiale
des communautés végétales d'altitude depuis 7 000
ans BP dans la vallée de la Maurienne (Alpes de
Savoie, France) : une analyse pédoanthracologique,
thèse de doctorat en science, Université Aix-
Marseille 3, 1996 ; pour Valloire, voir Jean PRIEUR
et alii, "Valloire, la vallée d'or", L'Histoire en Savoie,
été 1989, pp. 28-29 ; pour la vallée de Chamonix,
voir Nicolas CARRIER, La vie montagnarde en
Faucigny à la fin du Moyen Âge. Économie et
société, fin XIIIe-début XVIe siècle, Thèse de
doctorat, Université Jean Moulin-Lyon 3, 2000, 3
volumes.

[31] Henry BARTHÉLÉMY, Christian MERMET et


Bernard RÉMY, La Savoie gallo-romaine. Histoire
et archéologie, Mémoires et documents de la société
savoisienne d'histoire et d'archéologie, tome 99,
Chambéry, Société savoisienne d'histoire et
d'archéologie, 1997, p. 47.

[32] À notre connaissance, deux chartes seulement


ne décrivent pas un alpage déjà aménagé. La seconde
concerne, en 1192, la montagne du Chérel, dans les
Bauges, cédée à l'abbaye de Hautecombe et qualifiée
de "lanche" (lanchia de Cheray) et non pas d'"alpe".
En fait, la rente d'un fromage (seracium) retenu par
l'un des donateurs suggère bien une exploitation
pastorale du site ; voir Claudius
BLANCHARD, Histoire de l'abbaye de
Hautecombe en Savoie avec pièces justificatives
inédites, Mémoire de l'Académie de Savoie, 3e série,
tome 1, Chambéry, Imprimerie Chatelain, 1875,
document n° 9, p. 549.

[33] Le "pratum Cucuatorum" dont on ne sait s'il est


compris ou non dans le "désert" des chartreux
(Joseph Antoine BESSON, Mémoires pour
l'Histoire ecclésiastique…, ouv. cité, preuve n° 24, p.
347).

[34] Cité dans Nicolas CARRIER, La vie


montagnarde en Faucigny…, ouv. cité, tome 1, f°
212.

[35] C. LEFORT et J. LULLIN, "Trois documents


relatifs à l'abbaye de Sixt (1154-1234)", Mémoires et
documents de la société d'Histoire et d'Archéologie
de Genève, tome 15, Genève, 1862 ; André PERRIN
et Jean-Auguste BONNEFOY, Documents
relatifs…, ouv. cité, document n° 10, pp. 19-21.

[36] Par exemple dans la châtellenie du Châtelard en


Bauges, dans "l'extente" (enquête comtale) de 1273
puis dans celle de 1335 ; voir Mario
CHIAUDANO, La finanza sabauda nel secolo XIII,
tome 3, Le extente et altri documenti del dominio
(1205-1306), Turin, 1937, tome 3, p. 37 ; Archives
départementales de Savoie, SA 1962, 4.

[37] Mais on peut aussi alléguer la disparition du


document ou bien le fait que la donation intitiale,
lorsqu'il s'agissait d'une vallée entière (Aulps,
Abondance, Chamonix), ne mentionne guère que le
nom des montagnes faisant limite, ce qui interdit
toute comparaison fiable avec les périodes
ultérieures.

[38] Charles HIGOUNET, "Essai sur les granges


cisterciennes", dans L'Économie cistercienne :
géographie, mutations, du Moyen Âge aux Temps
modernes. Centre culturel de l'abbaye de Flaran,
3èmes Journées internationales d'histoire, 16-18
septembre 1981, Bordeaux/Auch, Biscaye
imprimeur, 1983, pp. 174-175.

[39] On comprend mal alors que L. Chavoutier, par


ailleurs bon connaisseur des alpages, ait pu affirmer
que les moines de Tamié n'auraient trouvé en altitude
que les "vestiges" des défrichements opérés par les
Ceutrons ; voir abbé Lucien CHAVOUTIER, "Des
abbayes aux champs de ski…", art. cité, p. 9.

[40] "sicut ex integro ad comitatum meum pertinere


videtur, id est terras, sylvas, alpes, venationes, omnia
placita et banna…" ; André PERRIN et Jean-
Auguste BONNEFOY, Documents relatifs…, ouv.
cité, document n° 1, p. 5.

[41] Sur la montagne de Muret, au début du XIIIe


siècle, les chartreux de Saint-Hugon reçoivent, en
plus de droits fonciers, une rente d'un quart de
fromage par an, preuve indicutable que l'alpage était
fréquenté ; voir Eugène BURNIER, "La chartreuse
de Saint Hugon", art. cité, n° 223, p. 340. En 1209
puis en 1235, les cisterciens de Tamié acceptent
l'alpagium de la montagne de Séchiron puis ceux des
versants des cols de la Madeleine, en moyenne
Tarentaise. Sur l'auciège, voir Pierre DUPARC,
"Une redevance féodale, l'auciège",
dans Bibliothèque de l'École des Chartes, tome 105,
1944.

[42] Laurent MORAND, "Le Béton", dans Les


Bauges…, ouv. cité, tome 2, pièce 7, p. 567.

[43] Cité par Nicolas CARRIER, La vie


montagnarde en Faucigny…, ouv. cité, tome 1, p.
205.

[44] Laurent MORAND, "Aillon", dans Les


Bauges…, ouv. cité, tome 2, charte n° 128, pp. 512-
513.

[45] Nicolas CARRIER, La vie montagnarde en


Faucigny…, ouv. cité, tome 2, p. 323.

[46] Sur les granges cisterciennes en général, voir


Charles HIGOUNET, "Essai sur les granges
cisterciennes", art. cité, pp. 157-180. Sur les granges
de Tamié, voir Félix BERNARD, L'abbaye de
Tamié…, ouv. cité.

[47] Bernard BLIGNY, Recueil des plus anciens


actes…, ouv. cité, n° 6, pp. 16-20.

[48] "Quia vero donatores ipsarum possessionum


piscationem et venationem et avium captionem,
ovium, caprarum atque omnium domesticorum
animalium pascua et transitum in infra dictos
terminos prohibuerunt" ; voir Eugène BURNIER,
"La chartreuse de Saint Hugon", art. cité, document
n° 2, pp. 404-405.

[49] Régis CARCENAC, La commanderie du


Temple de Sainte-Eulalie du Larzac. Recherche
d'Histoire économique et sociale, milieu XIIe-début
XIVe siècles, Thèse de 3e cycle, Université de
Toulouse, 1987, pp. 478-490 ; Gabriel et Pierre-
François FOURNIER, "La vie pastorale dans les
montagnes du Centre de la France. Recherches
historiques et archéologiques", dans Bulletin
historique et scientifique de l'Auvergne, n° 676,
1983, pp. 233-254 ; sur les expulsions de villages par
les cisterciens, voir Robert FOSSIER, Enfance de
l'Europe. Aspects économiques et sociaux, Nouvelle
Clio, Paris, Presses universitaires de France, 1982,
tome 2, pp. 619-620 et p. 691.

[50] Philippe ARBOS, La vie pastorale…, ouv. cité,


pp. 510-516.

[51] Sur la réinterprétation des sources judiciaires


monastiques, voir Patrick J.GEARY, "Vivre en
conflit dans une France sans État : typologie des
mécanismes de règlement des conflits (1050-1200)",
dans Annales, Économies, sociétés, civilisations, n°
5, septembre-octobre 1986, pp. 1107-1133 ; et Bruno
LEMESLE, "La raison des moines, règlement en
justice des conflits ruraux dans le Haut-Maine au XIe
siècle", dans Études rurales, n° 49-50, janvier-juin
1999, pp. 15-38.

[52] "Quidam ruricole ville cartusie ascenderunt


predictam alpem et collegerunt ibi fenum" ; voir
Bernard BLIGNY, Recueil des plus anciens actes…,
ouv. cité, document n° 19, pp. 48-50.

[53] Félix FERRAND, "La guerre des alpages au Val


Saint-Hugon", dans La sociabilité des savoyards, les
associations socio-économiques en Savoie des
origines à l'époque actuelle. Actes du 29e congrès
des sociétés savantes de Savoie (Samoèns, 4-5
septembre 1982), Chambéry, Société savoisienne
d'histoire et d'archéologie, 1983, pp. 112-113.

[54] "De 40 sol. Receptis priore Bellis Vallis pro


banno quia quiddam monachus suis percusserat
quamdam hominem in nemore" ; voir Mario
CHIAUDANO "Comptes de châtellenie du
Châtelard-en-Bauges", dans La finanza sabauda nel
secolo XIII, Turin, M. Gibetta, 1933-1937, 3
volumes, tome 1, p. 174.

[55] Pierre DUPARC, "La montagne


d'Aufferand…", art. cité, pp. 165-166.

[56] Laurent MORAND, "Aillon", dans Les


Bauges…, ouv. cité, tome 2, charte n° 16, pp. 408-
409.

[57] Compromis négocié grâce à la médiation du


curé de Doucy, d'un clerc du prieuré de Saint-Jeoire
et de trois nobles des environs ; idem, chartes n° 17,
pp. 409-410.

[58] Idem, charte n° 131, pp. 507-508.

[59] Celle-ci reprit, de l'autre côté de la montagne,


d'abord, en 1299, avec le seigneur de Duingt, ensuite,
en 1399, avec les paroissiens de Giez. L'affaire
traînait encore à la fin du XVe siècle (Claudius
BLANCHARD, Histoire de l'abbaye de
Hautecombe…, ouv. cité, documents n° 20, 29, 30,
30 bis, 31, 35, pp. 584-635).

[60] À propos de la Grande Chartreuse, voir Thérèse


SCLAFFERT, Le haut-Dauphiné au Moyen Âge,
Paris, Société anonyme du recueil Sirey, 1926, pp.
207-210 ; sur les alpages de Saint-Hugon, voir Félix
FERRAND, "La guerre des alpages…", art. cité, pp.
113-117 ; pour les Bornes, voir l'épais dossier de la
montagne de Cenise relevant de l'abbaye
d'Entremont (Archives départementales de Haute-
Savoie, SA 195, pièces 2 et 3) mais aussi PICCARD,
"L'abbaye d'Entremont", dans Mémoires et
documents de l'Académie Chablaisienne, tome 9,
1895, pp. 67-73.

[61] Charles HIGOUNET, "Essai sur les granges


cisterciennes", art. cité, p. 172.

[62] Sur ces albergements voir PICCARD,


"L'abbaye d'Entremont", art. cité, pp. 32-34 ; Jean
FALCONNET, La chartreuse du Reposoir au
diocèse d'Annecy, Montreuil-sur-Mer, Imprimerie de
Notre-Dame-des-Prés, 1895, pp. 22-60, réédition
Genève/Paris, Éditions Slatkine, 1980 ; Pierre
DUPARC, "La montagne d'Aufferand…", art. cité ;
et Pierre DUPARC, "Une communauté pastorale en
Savoie, Chéravaux", dans Bulletin philologique et
historique, 1963, pp. 309-329 ; Nicolas
CARRIER, La vie montagnarde en Faucigny…, ouv.
cité, tome 2, pp. 322-330 ; Michaël MEYNET, Une
châtellenie de montagne du Dauphiné à la Savoie.
Samoèns 1355-1375. Mémoire de maîtrise,
Université de Savoie, 1998, f° 76.

[63] Pour le Reposoir, voir Jean FALCONNET, La


chartreuse du Reposoir…, ouv. cité, p. 27-36. Pour
l'abbaye d'Abondance, à propos du refus des hommes
de la vallée de payer l'auciège, voir la sentence
arbitrale du duc Amédée VIII en 1425 dans chanoine
Jean MERCIER, "L'abbaye et la vallée
d'Abondance", Mémoires et documents publiés par
la société salésienne, tome 8, Annecy, 1888,
document n° 11, pp. 323-326.

[64] Jean FALCONNET, La chartreuse du


Reposoir…, ouv. cité, pp. 25-26.

[65] "cum cancela incensa et hostiis et finestris ipius


loci apertis affinem quod ibi sit lumen clarum ad
videndum clarissime omnem fructum ibidem
existentem et eligere possit pecias quas habere
voluerit, ipisas pecias tangendo et visitando cum
unico digito sine alia palpatione et sine lesione
aliquali" (ibidem, p. 28).

[66] Dans la cas de Saint-Hugon, les communautés


voisines occupèrent de force les alpages dès l'été
1789 ; voir Félix FERRAND, "La guerre des
alpages…", art. cité, p. 76.
Paru dans
Cahiers d'histoire
Numéro 2000-2
Des paysans retrouvés : les vilains du XIIIe siècle d'après
quelques textes en langue d'oïl

Marie-Thérèse Lorcin

Résumé

C'est au XIIIe siècle et dans des genres secondaires


qu'apparaît le personnage du paysan libre des provinces
du nord de la France. Fabliaux et dits réservent le mot
"vilain" à l'exploitant qui pratique la polyculture avec
sagacité, qui vit en couple et qui dirige une maisonnée
plus ou moins nombreuse. Les propos qu'échangent ce
paysan avec son épouse ou ses domestiques disent de
façon extraordinairement vivante ses travaux, ses fatigues
et les préoccupations de sa vie quotidienne. Son aspect
hirsute et ses manières frustes sont ridiculisées, mais les
poètes lui reconnaissent vigueur, savoir-faire et
intelligence. Ils lui attribuent les mêmes critères de
stabilité, d'honorabilité et de réussite qu'au seigneur, au
négociant et à l'artisan dans les milieux respectifs.

Abstract

The figure of the Northern France peasant appeared in the


13th century texts of minor literary genres. In the
fabliau i.e. little tales, the word " vilain " was specifically
used to name the landholder who wisely did mixed
farming, who was married and who was the head of a
family more or less large in number. His day to day toil
and worries are extraordinarily encapsulated by his
exchanges with his wife or with his servants. His hairy
appearence and his coarse manners were ridiculed by
poets who nonetheless acknowledged him as being
strong, full of expertise in farming and clever. He was
considered as no less stable, honourable and successfull
than the lord, the trademan or the craftman in their
respective areas of activities.

Où trouver dans les lettres françaises [1], avant


Diderot, avant Noël du Faïl, et avant les livres de
raison, des paysans qui n'aient pas l'air de pantins
ou de purs stéréotypes sociaux ? Chercher des
paysans une image autre que sommaire dans les
grands genres littéraires médiévaux (épopée, roman,
etc.) s'avère décevant. Le vilain, doté de tous les
défauts, ne figure qu'à titre de repoussoir auprès du
héros preux et courtois. On lui reproche de haïr les
clercs et les moines. On lui répète sévèrement que,
quoi qu'il arrive, il doit payer la dîme sans frauder et
sans rechigner. Stéréotypes sur lesquels brodent les
plus grands poètes, tels Étienne de Fougères (†
1178), Gautier de Coinci († 1236), Rutebeuf († vers
1285), tout comme les rimailleurs sans génie.

Il est pourtant possible de trouver des matériaux


plus variés grâce à des écrits moins prestigieux, par
exemple les fabliaux. Ce sont des " contes à rire en
vers ", qui sont proches du théâtre de boulevard : on
se querelle, on joue des tours au mari, au rival, à
l'avare et au benêt, on distribue force coups de
bâton, on cherche à se débarrasser d'un cadavre
encombrant, on se poursuit dans l'obscurité. Le récit
fait une large place aux dialogues et donne une
extraordinaire impression de vie. Or 35 fabliaux sur
150 mettent en scène des paysans, qui bavardent,
commentent, expriment leur avis, agissent et
réagissent comme les autres personnages. On peut
puiser aussi dans quelques dits énumératifs, poèmes
qui énoncent en vers toutes sortes de connaissances
utiles : préceptes d'éducation ou d'hygiène, us et
coutumes des métiers, catalogue des rues, des
églises ou des cris de Paris... Plusieurs font la liste
des biens dont il faut se munir avant de fonder un
foyer. Le plus ancien, intitulé De l'oustillement au
vilain, passe en revue l'équipement complet d'une
ferme et donne des conseils sur la manière de
l'utiliser au mieux. Il y a quelque chose à glaner
aussi dans certains textes parodiques, par
exemple Des XXIII manières de vilains, caricatures
lestement enlevées des diverses sortes de vilains
connues sur terre et que l'on trouvera à la fin de cet
article. Ce sont là des œuvres sans prétention autre
que de divertir un instant ou faciliter le travail de la
mémoire. Elles ne cherchent ni à émouvoir, ni à
édifier. La plupart sont courtes (quelques centaines
de vers). De valeur littéraire fort inégale, toutes
contribuent cependant à camper sur la scène
littéraire un personnage composite et bien vivant, le
paysan libre des provinces françaises comprises
entre la Manche, la Loire et l'Escaut.

C'est au cours du XIIIe siècle que cela se produit.


Les auteurs de ces œuvres mineures font alors
preuve de connaissances précises sur la vie rurale et
n'hésitent pas à en faire étalage. Par la suite, ces
thèmes seront supplantés par d'autres. Par exemple,
des dix poèmes sur les biens d'un ménage [2], seuls
les deux plus anciens, antérieurs à 1340, décrivent
le ménage paysan, où les outils de travail se mêlent
à la batterie de cuisine. Les poèmes postérieurs sont
consacrés à des ménages de la ville et beaucoup
plus luxueux. Non moins révélatrice est l'histoire
des fabliaux. Les conteurs, connus ou anonymes,
ont l'audace de mettre en scène toutes les catégories
sociales, du prince au larron, de l'évêque à la
prostituée, du banquier au bouvier. Chaque
personnage évolue dans son cadre de vie, avec les
occupations et préoccupations qui lui sont propres.
Or après 1340 on ne compose plus de fabliaux.
Dans un royaume ébranlé par la famine, la peste et
la guerre, la littérature de divertissement se
consacre, pendant plus d'un siècle, à cultiver avant
tout le rêve aristocratique de prouesse, largesse et
courtoisie. Le simple paysan disparaît presque
totalement des œuvres d'imagination [3].

Le vilain dont il sera question ici est donc le paysan


libre d'un long XIIIe siècle s'étirant du règne de
Philippe-Auguste (1180-1223) aux premières crises
de la fin du Moyen Âge (vers 1330-1340). Bien
qu'il s'agisse d'une période prospère, que l'on
n'attende point ici un tableau idyllique de la vie
champêtre et de la paysannerie. Les textes dont je
me sers ne sont en rien des bergeries de cour... Ils
ont essentiellement l'avantage de présenter le vilain
comme partie intégrante de la société, et non plus
systématiquement comme une bête curieuse. Ce
vilain sera envisagé sous trois aspects : le portrait
physique et moral ; l'exploitant agricole, auquel sont
reconnues compétence et rationalité ; le chef de feu
dans sa demeure et le rôle important dévolu à son
épouse.

UN PORTRAIT EN NOIR ET BLANC

Les fabliaux racontent un bon tour joué à quelqu'un,


ce qui suppose des cibles. Le paysan en est une,
comme le cocu, le benêt, les moines, les femmes...
Il a des traits stéréotypés sur lesquels il est convenu
de broder : laideur, grossièreté de manières,
cupidité, couardise, etc. Mais le personnage a aussi
ses bons côtés.

Peu de contes décrivent l'aspect du vilain (5 sur 35


seulement) et toujours en peu de mots. Mais lorsque
le poète juge bon de présenter en quelques vers le
physique de son héros, c'est chaque fois pour lui
donner une allure peu engageante. Il est deux sortes
de laid : le laid difforme et le laid hirsute [4]. Le
premier est par exemple le nabot des XXIII
manières de vilains, ou celui qui marche toujours
courbé sous le fardeau. Dans les contes, il est rare.
La laideur due à une mauvaise conformation est
réservée à quelques marginaux et subordonnés, tel
ce bouvier au service d'un riche vilain : " Vous ne
vîtes jamais son pareil : / Un œil qui louche et
l'autre borgne. / Toujours regarde de travers ; / Un
pied a droit et l'autre tort " [5]. Plus fréquent est le
laid hirsute, qui est une apparence, et qui est le fait
de paysans aisés comme des pauvres. C'est ainsi
qu'est décrit par exemple Constant du Hamel,
auquel les ministériaux extorquent 32 livres
tournois en une semaine. Or ce riche vilain ne paie
pas de mine : " Il n'est souvent rasé ni tondu, / Il est
sale et mal lavé " [6]. Le même est dit plus loin "
plus velu qu'une esclavine ", qui est un vêtement de
fourrure porté le poil à l'extérieur. À cela s'ajoutent
une peau tannée par le vent et le soleil, des mains
calleuses et parfois une odeur désagréable. Le grand
poète Rutebeuf est l'auteur d'un des fabliaux les plus
ordurier du corpus, Du pet au vilain. Le héros de
l'histoire parvient à dégoûter les diables mêmes de
l'enfer, où pourtant la puanteur est si grande, disent
les prédicateurs, qu'elle fait partie des supplices.
Voilà pourquoi les vilains ne sont plus admis en ce
lieu. Mais on ne voudra pas d'eux au paradis non
plus, cela va de soi. Alors qu'en faire ? Ce débat
alimente tout un courant burlesque.

On plaisante aussi volontiers sur l'accoutrement du


paysan, jugé aussi peu élégant que possible. Les
vêtements du vilain sont faits d'étoffes rudes aux
couleurs ternes ; ses chaussures sont de gros cuir
résistant et retenues par des cordes ou des courroies,
non par de fins lacets. Parfois le récit exige qu'un
personnage se déguise en paysan. Un jongleur qui
veut passer pour un paysan revenant de la foire avec
le produit de sa vente s'habille tout entier de bureau
gris, " Cote et surcot et chape ensemble / Qui tout
fut d'un, comme il me semble. / Il mit une coiffe de
borras. / Ses souliers ne sont point à lacets / Mais de
cuir de vache dur et fort " [7]. De plus il a pris soin
de rester un mois sans se raser... Il complète son
travestissement par l'aiguillon qu'il tient en sa main
et une grande bourse de cuir accrochée à sa ceinture
par des lanières.

Cet équipement est très fonctionnel... C'est ce que


fait remarquer doctement l'auteur de L'Oustillement
au vilain. Costume et accessoires sont faits pour
défendre le corps contre les intempéries et les chocs
et permettre d'exécuter tous les travaux avec
efficacité et sans risque. Exemple : " Des mouffles
de bon cuir / Fraîchement fabriquées / Pour épines
cueillir / Pour son seigneur servir / Et faire hérisson
/ Autour de la maison " [8].

Mais chef hirsute, peau sale, costume peu flatteur à


l'œil, sont des défauts que l'on peut corriger. Ainsi
le vilain mire (précurseur du Médecin malgré lui),
après avoir prouvé ses compétences, est transformée
par les soins éclairés des valets du roi : " On l'a bien
tondu et rasé, / on lui mit robe d'escarlate " [9]. Et
surtout cet aspect qui fait rire va de pair avec la
vigueur. Le paysan des contes est d'une force
redoutable. La suite seigneuriale elle-même a
l'occasion de l'éprouver. Dans Le vilain au buffet,
un jour où le seigneur tient table ouverte, se
présente avec les autres un vilain qui ne paie pas de
mine, " Il était crasseux, le crâne ébouriffé ". Le
sénéchal, de mauvaise humeur, donne un soufflet à
ce convive peu présentable et lui suggère de s'en
servir pour poser son écuelle, son pain et son vin,
jouant sur le mot " buffet " qui peut vouloir dire
table ou gifle. Le vilain mange et boit sans se
troubler, puis vient rendre son " buffet " au sénéchal
qu'il fait choir d'un seul coup, la joue enflée et
cuisante. Car " La paume eut dure et pleine de cals.
/ N'y eut homme si fort jusqu'en Galles " [10]. Le
châtelain, après avoir entendu les deux héros, donne
raison au vilain qui remporte le prix de la meilleure
plaisanterie promis le matin aux jongleurs conviés à
la fête. Dans l'univers des contes, le bon droit
l'emporte toujours (ou presque).

Dans d'autres contes, le paysan aux prises avec un


moine qui serre sa femme de trop près a facilement
raison de son rival et l'assomme du premier coup.
Un archéologue ne trouverait rien d'anormal à ce
dénouement : il distingue sans peine, parmi les
squelettes déterrés, le travailleur manuel du clerc
trop sédentaire dont les muscles s'atrophient. Faute
de données précises sur les villageois de la France
du nord au XIIIe siècle, évoquons encore une
fois [11] les fouilles exécutées à Saint-Jean-le-Froid
en Aveyron. On a trouvé là les restes d'une
population paysanne robuste. L'homme avait " un
squelette massif mais bien bâti, avec une forte
carrure, une musculature puissante et une stature à
peu près égale à celle de son homologue actuel
(1,68 mètre) ". Le même cimetière révèle la
présence de femmes nettement plus petites, mais au
squelette bien formé et dont l'apparence pouvait être
agréable, d'autant plus qu'hommes et femmes
avaient une dentition en parfait état [12]. Les poètes
ne rêvaient pas nécessairement lorsqu'ils mettaient
en scène de jolies paysannes, vives et aguichantes,
susceptibles d'attirer les clercs du voisinage et les
voyageurs qui demandent l'hospitalité.

Tout comme son apparence, les mauvaises manières


du vilain excitent la verve des poètes. En
témoignent le défilé comique des XXIII manières de
vilains et le scénario de contes qui montrent un
vilain vivant dans la saleté (De la crotte), brutal et
battant sa femme sans raison (Du vilain mire),
prenant plaisir à souiller des lieux enchanteurs
(Deux chevaliers vont chevauchant...), etc. [13]. Ce
manque de courtoisie est attribué moins au manque
d'éducation (chevaliers et bourgeois injurient et
frappent sans raison eux aussi) qu'à la nature
profonde du vilain. Font partie de sa personnalité
envie, cupidité, couardise, etc., et ces travers
expliquent son comportement discourtois.
Cependant proverbes et moralités répètent que nul
n'est vilain s'il ne commet vilenie, transposant le
débat du plan social au plan moral ; débat qui ne
saurait trouver place ici.

On peut simplement remarquer que certains contes


montrent des vilains astucieux et habiles (Du vilain
qui conquit paradis en plaidant), d'autres qui ne
manquent pas de courage (Du vilain au buffet),
d'autres encore qui savent se montrer généreux et
hospitaliers (De Gombert et des deux clercs, Du
pauvre clerc). Le héros de ce dernier fabliau est un
étudiant sans le sou qui est obligé de retourner dans
son pays à pied. Le soir venu, affamé, il demande
l'hospitalité dans une ferme. La maîtresse de maison
refuse sèchement sous prétexte que son mari est
absent. Ne sachant où aller, le clerc reste dans les
parages et voit un valet livrer du vin, la servante
préparer le petit-salé, le prêtre du village être reçu
dans la maison... Peu après survient le paysan qui
rentre chez lui et avec qui il engage la conversation
: " Je vient du moulin à l'instant / Et porte farine de
froment / Pour faire à mes enfants du pain " [14]. Le
paysan s'indigne en apprenant que le clerc a été
éconduit et l'emmène avec lui. À leur arrivée, la
femme affolée cache le prêtre dans une mangeoire.
Les bonnes choses disparaissent comme par
enchantement. Le paysan fait asseoir son hôte et
demande à sa femme ce qu'il y a à manger. Rien,
dit-elle, et vous le savez bien puisque vous êtes allé
au moulin chercher de la farine. Le brave homme se
désole : il voudrait recevoir honorablement le
voyageur. La dame ordonne à la servante de
préparer prestement du pain et de le faire cuire, pour
pouvoir ensuite envoyer coucher les deux gêneurs.
En attendant, le paysan, plein de prévenance, ne
laisse pas le clerc seul dans un coin pour s'occuper
de ses propres affaires. Il l'entretient fort civilement.
Vous qui avez étudié, dit-il, vous devez avoir force
histoires intéressantes à raconter ? Et grâce à
l'habileté du clerc, tout finit bien. Viande, vin,
gâteau sortent de leur cachette et un bon repas est
savouré en commun. Le prêtre est battu et chassé.
Le paysan donne les vêtements de l'intrus au jeune
homme. Le vilain hospitalier remarque en
conclusion " que l'on doit donner du pain même à
celui qu'on pense ne jamais revoir ".

Les qualités morales ne sont jamais désignées par


leur nom ; elles apparaissent à travers le
comportement des personnages. Ainsi le veut l'art
du récit, qui donne la priorité à l'action et ne
s'attarde ni à décrire, ni à philosopher. Pourtant les
défauts physiques et moraux sont nommés et
répétés... C'est que le vilain repoussoir est
un topos ancien qui poursuit sa carrière. Le vilain
intelligent et sensible, en revanche, est une
innovation des conteurs du XIIIe siècle. Attardons-
nous sur ce personnage, nouveau venu sur la scène
littéraire.

Le savoir-faire de l'exploitant agricole

Le vilain que présentent ces textes est un paysan qui


possède des terres, qui jouit d'une large autonomie,
qui travaille d'arrache-pied et gère son exploitation
avec un incontestable savoir-faire.

Conteurs et poètes ne parlent ni du statut des terres


ni de celui des hommes, qui ne jouent aucun rôle
dans le récit. Un seul personnage est dit métayer de
l'abbaye voisine, condition qui n'inspire pas la pitié :
" Sire Tibaut le métayer / Qui les blés des moines
gardait / Et de deniers avait plein pot / Et d'autres
richesses à loisir " [15]. Les seules allusions au
seigneur concernent la corvée (faire un hérisson
autour de sa maison) et le droit de chasse. Des XXIII
manières de vilain évoque le braconnage. Constant
du Hamel poursuivant dans les rues du village ses
trois ennemis déconfits et couverts de plumes, leur
lance que s'il pouvait couper les têtes de ces bêtes
extraordinaires, il les offrirait volontiers au
seigneur... Mais dès lors qu'il s'agit des terres, le
vilain les met en valeur comme il l'entend.

L'essentiel est en effet d'avoir des terres, une maison


et le matériel nécessaire. C'est le thème
de L'Oustillement au vilain, qui démontre que nul
ne doit fonder un foyer sans disposer d'un
patrimoine suffisant. Ainsi débute le poème : "
Homme qui se marie / Fait une vraie folie / S'il n'est
assez pourvu / Et de pains et de blés / Et de paille et
de foin / Que rien ne puisse manquer. / Il est traité
de sot / Et de la gent blâmé. / Le prêtre en son église
/ Sait bien le critiquer. / Les voisins pareillement /
En discutent souvent. / S'il lui faut un garant / Nul
ne le veut aider. / C'est bien à contre-cœur / Qu'on
lui donne caution. / Et s'il se courrouce / Grognant
contre sa femme / Alors ils se querellent /
Maudissant leur mariage. / Mieux eût valu je crois /
Que chacun reste à part... / [...] Je vais vous
expliquer / Comment se doit pourvoir / Homme qui
femme prend / Sachez en vérité / Qu'il lui faut la
maison / La grange et le grenier. / En l'une il met
son grain / Et en l'autre son foin / Et la troisième
habite / Pour que rien ne lui manque " [16]. Suit la
liste commentée des ustensiles, meubles et outils
nécessaires à la bonne marche de la ferme. Ainsi
fait également le Dit de Ménage composé au début
du XIVe siècle [17].

Plus intéressant que l'énumération en soi est l'état


d'esprit qu'elle révèle. L'Oustillement est un
véritable petit traité d'économie domestique dont les
principes sont : l'autosuffisance, l'aménagement
rationnel du temps et de l'espace, la prévoyance et
l'économie, de bons rapports avec les voisins et un
grand souci de l'opinion publique. L'originalité du
texte est d'indiquer non seulement le but à atteindre
mais les moyens d'y parvenir. Par exemple pour être
autosuffisant, le paysan avisé doit savoir tout faire :
travailler le bois pour réparer sa maison ou
l'agrandir, savoir construire un mur, aiguiser ses
outils... Un vilain ne peut se contenter de culture et
d'élevage. Autre conseil qui revient avec insistance :
il ne faut négliger aucune source de gain. Ainsi
l'osier a maint emploi : paniers de toutes sortes,
cordons tressés qui servent à lier les gerbes et
transporter divers fardeaux, ligatures pour
consolider la charrue sur place, etc. : " Il faut tirer
parti de tout / c'est la devise du sage ". Et ne pas
gaspiller. Pourquoi jeter les pots fêlés alors qu'on
peut les réparer au moyen d'une tige de métal qui
empêche de s'écarter les bords de la fissure ? On
croirait cette recette utopique si les archéologues ne
trouvaient des céramiques ainsi réparées.
Enfin l'expérience enseigne au vilain à aménager au
mieux le temps et l'espace. Pour chaque tâche, il
existe l'outil, pour chaque travail le bon moment,
pour chaque objet le bon emplacement. " Il faut
placer là-haut / La chasière sur la poutre / Pour
fromages garder ". Pour la santé et l'agrément de la
maisonnée, il faut un banc devant le feu, les bûches
dans le bûcher ; il faut un cuveau où l'on fait la
lessive et où de temps en temps on peut prendre un
bain d'eau très chaude. Il faut avoir à l'avance le
berceau et le trousseau pour l'enfant qui viendra.
Non moins nécessaires, un chien de garde dressé "
Qui n'aboie pas la nuit / Sans savoir pourquoi / Mais
se tienne coit ", et bien sûr " Le chat pour souris
prendre / et les huches défendre ".

On ne doit pas se marier si l'on n'a rien... Conseil


répété avec insistance, comme tous les conseils mal
écoutés. Mais cela contribue à opposer le vilain,
homme établi, à la troupe des jeunes et des valets
cherchant de l'embauche.

Ce vilain qui fait figure de nanti auprès des valets,


ribauds et vagabonds n'a rien d'un rentier. En fait, il
est rarement à la maison. Les contes le montrent
surtout rentrant chez lui après le travail. Ils ne
donnent pas autant de détails que l'Oustillement sur
les occupations du paysan mais on le voit cependant
accomplir des tâches variées qui occupent presque
tout son temps, et qui fatiguent. Labourer est le
travail le plus souvent évoqué. Dans toute la
littérature médiévale, la charrue jouit d'une valeur
hautement symbolique et pour certains auteurs suffit
à dépeindre la condition du paysan. Tel est le cas du
" Vilain mire ". Quand l'astucieux personnage,
devenu médecin du roi rentre chez lui comblé de
présents, le conteur dit simplement qu'il " n'alla plus
à la charrue ". Mais que les vilains soient riches ou
pauvres, qu'ils mangent à table ou assis par terre sur
un coussin de paille, les auteurs connaissent assez
bien la vie rurale pour lui attribuer des occupations
variées. On voit par exemple l'un deux dans sa cour
qui soigne et prépare ses bêtes, qui retourne ses
bûches pour les faire sécher au soleil. En même
temps il regrette de n'avoir pas encore trouvé de
valet car il aurait besoin d'aide " Pour ses blés battre
et vanner / Et sa charrue mener / Et d'autres
besognes encore " [18].

Les contes cherchent à distraire, non à apitoyer.


Pourtant certains fabliaux décrivent de façon
réaliste les effets de la fatigue. Deux jeunes gens ont
fait un si long trajet en cherchant du travail que le
soir ils tiennent à peine debout. Dans la ferme où ils
sont hébergés, le plus jeune se jette sur la bouillie
qu'on leur offre. L'aîné en revanche est si las qu'il ne
peut avaler que " La moelle de deux tiges de choux /
Qu'il avait pelées tout autour / Et un navet cuit dans
l'âtre " [19]. Au milieu de la nuit, il se réveille
tenaillé par la faim. Un autre paysan, pourtant grand
et robuste, rentre des champs éreinté. " Voilà le
vilain qui baîlle / Et de fatigue et de malaise " [20].
Sa femme lui trouve mauvaise mine. " Que vous
êtes pâle et défait ? " dit-elle. " Je meurs de faim ",
répond-il, " Les matons [21] sont cuits ? "
Exploiter une ferme donne non seulement du
travail, mais des soucis. Les conteurs ne voulant pas
plonger leur auditoire dans l'anxiété mais le faire
rire, les aléas de la vie quotidienne sont évoqués sur
le mode plaisant. Deux voleurs ont dérobé le bacon,
la grande pièce de lard, qu'un couple de vilains
gardait précieusement, pendu à la poutre. Les
victimes s'efforcent de récupérer leur bien avant
qu'il ne soit trop tard. Pour finir, ils sont obligés de
partager avec les larrons. Et pourtant c'est eux qui
avaient engraissé le porc, conclut sobrement le
poète [22]. Dans un autre conte, un vilain et sa
femme discutent au lit à propos d'avoine et de grain.
Nous n'avons pas de deniers, dit l'homme. C'est fort
ennuyeux, car nous devons à notre voisin. Il serait
grand temps de le rembourser. Faisons demain
battre l'avoine qui est dans l'auvent et nous la
vendrons. Mais, objecte la femme, notre grenier est
encore plein d'avoine en grains ; on en peut tirer
bien assez d'argent. Il en reste bien trois ou quatre
muids. Quel besoin de faire battre à présent ?
Chacun persiste dans son opinion. Mais plus tard au
cours de la même nuit, tous les deux ont changé
d'avis (pour des raisons qui n'ont rien à voir avec les
céréales). Le mari dit alors qu'il ne veut pas
contrarier sa femme. Demain il fera vider le grenier
et vendra l'avoine. Celle qui reste à battre attendra.
La femme alors fait remarquer que la cour est vide ;
il n'y a plus ni paille ni fanes de pois. S'il faisait
battre l'avoine, les bêtes auraient à manger, alors
qu'elles ont grande disette de fourrage. La
controverse s'envenime [23].
Une autre version du même conte met en scène un
couple de vilains au petit matin. La femme s'éveille
et pousse son mari. Il est grand temps d'aller au
moulin, dit-elle, car nous n'avons plus que deux
pains. Impossible, dit le vilain, depuis trois jours je
suis malade. Réveillez donc Martin, ce colporteur
qui chaque mois couche chez nous trois ou quatre
fois. Promettez-lui une bonne tourte de pain. Mais
lorsqu'on dit à Martin d'aller au moulin, il refuse. "
Quand vous avez tué le cochon, vous ne m'avez fait
goûter ni boudin ni os. Il n'est pas un vilain dans le
pays qui ne me traiterait mieux que vous ne le faites
"... " Allons, dit la dame, ne nous chamaillons pas.
Si je te fais griller au feu une belle tranche de bacon
que tu mangeras avec du pain, voudras-tu bien faire
ce dont je te prie ? " Et Martin accepte, le cœur
réjoui. La dame derechef stimule son mari : " levez-
vous, allez couper pour Martin une belle carbonée
de bacon, et il ira droit au moulin ". Le vilain monte
au garde-manger. " De quel côté veux-tu que je t'en
taille ? " Martin dit que cela lui est égal, que l'hôte
connaît son bacon mieux que lui. Mais personne
n'aura de carbonées ce jour-là car le bacon a été
volé au cours de la nuit [24]...

Les scènes de ce genre sont fréquentes. Comme on


le voit, les poètes du XIIIe siècle n'hésitent pas à
donner la parole à des vilains. Si l'intrigue est
fantaisiste et puisée parfois dans un ancien folklore,
la mise en scène est moderne et les détails de la vie
quotidienne ne semblent anachroniques ni à
l'archéologue, ni à l'historien.
Le chef de feu et son épouse

Comme nous l'avons vu plus haut, le terme vilain


peut être employé comme adjectif ou comme
substantif. Ce dernier peut désigner le campagnard
en général. Mais ce qui attire l'attention du ruraliste
dans le corpus des contes, est que le mot est de plus
en plus souvent réservé à une catégorie précise,
celle du paysan possédant et chef de feu. Le vilain
est un homme installé, qui met en valeur ses terres,
qui a une épouse, une famille, une " mesnie "
(maisonnée) plus ou moins nombreuse. Autrement
dit, il est pourvu dans son milieu des mêmes critères
de stabilité, de réussite et d'honorabilité que le
seigneur, le négociant, l'artisan dans leurs milieux
respectifs. Il est le seul qui soit aussi appelé "
païsant ", et que l'auteur parfois qualifie de "
prudhomme " [25].

Les poètes, contrairement à ce qu'on pourrait


craindre, n'emploient pas les mots au hasard. Les
autres travailleurs de la terre sont désignés par le
métier qu'ils exercent : bouvier, ânier, charretier,
cureur de fossé... Les domestiques de ferme, sauf
exception, ne sont pas appelés vilains. Ils
accomplissent pourtant les mêmes travaux que leurs
maîtres. L'un d'eux déclare : " Que bien sait
labourer et semer / Et bien sait battre et vanner / Et
tout ce que valet doit faire " [26]. Les domestiques
sont en effet toujours appelés valets. Si le terme
vilain est utilisé, on précise " vilain bouvier ". Le "
ribaut " est celui que l'on paye pour accomplir une
tâche déterminée, le plus souvent transporter (porter
de l'eau, des sacs, un coffre, ou un cadavre si le
folklore le veut). Instable par définition, il est traité
assez dédaigneusement et le mot peut à l'occasion
servir d'injure, comme larron ou " pautonnier ".

Parce qu'il a un patrimoine qui l'attache au sol et le


fait membre d'une communauté, le vilain doit être
marié, à plus forte raison s'il atteint une certaine
aisance. Le paysan riche, qui possède train
d'attelage et tout le nécessaire, ne doit pas rester
célibataire : " Assez eut viande, pain et vin / Et tout
ce dont avait besoin. / Mais parce que femme n'avait
/ Le blâmaient fort ses amis / Et tout le monde
autour de lui " [27]. Le vilain qui vit sur ses terres a
donc une famille. Les conteurs mettent rarement en
scène des enfants, car ils bâtissent l'intrigue autour
des relations sociales et surtout des relations entre
l'homme et la femme. On rencontre plus souvent les
domestiques que les enfants. Les valets mis en
scène ont en général peu de personnalité. La
servante en revanche tient davantage de place : elle
est du côté de sa maîtresse, dont elle partage les
travaux, les soucis, au besoin les intrigues. Car une
complicité règne entre les deux femmes, toujours
ensemble à la maison tandis que les hommes sont
aux champs.
Les conteurs donnent tant de personnalité à la
maîtresse de maison qu'on les croirait vouloir
illustrer le dicton " c'est la femme qui fait la maison
". Pourtant ils ne décrivent pas les tâches de la
fermière : tous les auteurs sont des hommes et ne
s'intéressent qu'au travail de l'homme, même celui
qui rima De l'oustillement au vilain, si bien informé.
Mais la femme du vilain apparaît dans son rôle de
maîtresse de maison, comme la femme du négociant
ou de l'artisan. Elle fait le feu, la lessive, la cuisine,
elle file. C'est elle qui nourrit la mesnie et
réglemente l'emploi des denrées : élément majeur
du pouvoir qu'elle exerce. Dans le flabel d'Aloul, un
vilain riche et jaloux surveille si étroitement sa
femme que celle-ci, par dépit, le trompe avec le
curé. Une nuit Aloul, furieux d'avoir laissé échapper
l'amant qui s'est introduit dans la maison, ordonne à
ses bouviers de chercher partout et de capturer
l'intrus coûte que coûte. Intervient dans la mêlée
une vieille servante, qui apostrophe les bouviers et
les couvre d'injures. Ils veulent " faire honte " à leur
dame, qui est une " moult bonne dame ". Cela les
laisse froids. Mais elle poursuit : vous ne méritez
pas le bien que vous fait notre dame. À sa place, je
ne vous servirais plus ni d'œufs ni de fromages.
Vous mangerez du pain et des pois, c'est tout ce que
vous méritez ! Les bouviers inquiets viennent
s'excuser platement. Ce n'est pas leur faute, c'est
celle du patron, qui a fait un cauchemar et le prend
pour la réalité. Bien sûr que notre dame est une
bonne dame... Et Aloul a beau tempêter, les
bouviers retournent se coucher [28].
Les poètes malicieux trouvent mainte occasion de
souligner le pouvoir domestique de la paysanne qui
règle l'emploi des ressources du ménage et régente
son monde. Un vilain doit aller au marché avec son
fils. Sa femme lui remet la somme à dépenser et
explique comment : " Trois mailles pour un râteau /
Et un denier pour un gâteau / Qu'elle voulait avoir
bien tendre, / Et trois deniers pour leur dépense. /
Les pièces en sa bourse lui mit. / Son écot bien lui
expliqua / Sa femme avant de les laisser partir. /
Pour maquereau et cervoise / Il faudra un denier,
pas plus, / Dit-elle, et deux deniers de pain. / C'est
assez pour lui et son fils " [29]. Parce qu'il est
marié, le vilain s'expose aux mêmes risques que les
autres hommes. Il peut avoir une épouse acariâtre
ou trop autoritaire, tel ce vilain de Normandie qui
rentre des champs plus tôt que de coutume. Il se fait
vertement reprocher sa paresse [30] : quoi, parce
que le temps se couvre un peu, vous laissez déjà là
l'ouvrage, etc. C'est une femme qui " chauce les
braies ", explique l'auteur. Le risque majeur est
d'avoir une femme infidèle : les histoires de cocu
jouissent d'une vogue certaine. Mais le chevalier et
le changeur, le meunier et le marchand, sont logés à
la même enseigne que le vilain. Intégrer le paysan
dans cette confrérie est une façon cocasse de
l'aligner sur les autres types sociaux. Mais avoir une
épouse fidèle et intelligente, comme il en est
beaucoup dans ces contes réputés misogynes,
permet au ménage d'accroître sa fortune et de
résister victorieusement aux pressions venues du
monde extérieur.
Le fabliau De Constant du Hamel, composé dans la
seconde moitié du XIIIe siècle, est un des plus
admirés. Non que l'intrigue en soit très originale,
mais le récit est bien mené, plein de détails
significatifs, et les personnages vivants [31].
Constant est un vilain fort à l'aise dont la femme
jolie et avenante, est convoitée par les représentants
du pouvoir à son plus humble niveau : le curé, le
prévôt et le garde, qui offrent en vain deniers et
joyaux. Les trois hommes décident, sur la
suggestion du prêtre, de faire céder Ysabeau en
effrayant le couple et le réduisant à la pauvreté : "
Ecoutez ce que nous ferons. / Ne sommes-nous
assez puissants / Pour écorcher sire Constant ? /
Pelez de là, et moi de ça ".

Un dimanche au début de la grand'messe, devant


tous les paroissiens assemblés, le curé interpelle
Constant et lui ordonne de sortir de l'église. Il a
épousé sa commère, dit-il, et le tribunal de l'évêque
les fera se séparer. " Je vous exclue de sainte église ;
/ Il n'y sera célébré service / Aussi longtemps que
resterez ". Écrasé de honte, ne sachant que
répondre, Constant sort " pâle, décoloré, plein de
colère ". Il va trouver le prêtre chez lui une fois la
messe terminée et le supplie de donner de sa part "
À l'archevêque et au doyen / Pour me faire déclarer
quite ". Le curé accepte moyennant qu'il reçoive
sept livres tournois le mercredi suivant. Constant
retourne chez lui où sa femme, qui le voit consterné,
lui met les bras autour du cou et l'interroge. Puis
elle le réconforte. " J'ai de l'argent, ne vous
inquiétez pas. Venez plutôt manger ". Mais au
milieu du repas survient l'envoyé du prévôt qui
convoque Constant sur l'heure. Le prévôt l'enchaîne,
l'accusant d'avoir volé plus d'un muid de froment
dans la grange du seigneur après avoir brisé la
porte. Constant proteste en vain de son innocence et
pour être libéré, offre de payer le prévôt. " Je n'ai au
monde si cher avoir / Que ne voudrais avoir donné /
Plutôt que d'être vu ainsi / Dans les chaînes en tel
déshonneur ". Rentrant à la maison, Constant voit
courir à sa rencontre son valet Robet : le garde
forestier emmène les bœufs en gage. " Il prétend
que l'autre semaine / Avez volé la nuit trois chênes /
... Et mercredi soir un hêtre ". Constant court après
le garde. Menaces et supplications n'ayant aucun
effet, il offre de payer cinq livres le jeudi suivant et
peut ramener ses bœufs. Mais il tremble sur ses
jambes et s'effondre sur lit en arrivant. Ysabeau
accourt près de lui et se fait raconter ce qui est
arrivé. " Je ne sais où deniers prendre ", dit son
mari. " Il me faudra l'avoine vendre / Et le blé que
devions manger ". Ysabeau le réconforte, lui promet
qu'elle saura bien les tirer de ce mauvais pas. Elle a
compris la raison de ces malveillances répétées.

Dès le lendemain, elle fait semblant de céder, attire


chez elle les trois séducteurs et sait tirer d'eux et de
leurs épouses, avec l'aide de son mari et de sa
servante, une cruelle vengeance. C'est Ysabeau qui
conçoit la manœuvre, l'organise et dirige ses
troupes. Constant, dont la force est terrible, effraye
ses ennemis et les met hors d'état de nuire. La
servante Galestrot comprend sa maîtresse à demi-
mot et elle accomplit avec diligence les missions
qui lui sont confiées. Cette fine mouche s'entend à
soutirer un pourboire à chacun des hommes qu'elle
se charge d'attirer dans le piège. Témoin le discours
qu'elle tient au prêtre : " J'ai si bien travaillé pour
vous / Que j'ai converti ma maîtresse. / Sire, j'ai ma
dame trahie. / Alors soyez généreux et galant. / Cela
vous aurait pris des mois / Si je n'étais intervenue. /
Pas besoin de longs discours : / Apportez-lui ce que
vous avez promis. / Quant à moi, il me manque une
guimpe... ". Le prêtre l'embrasse en riant : "
Galestrot, ne t'inquiète pas / Prends ces 20 sous pour
un pelisson ".

Ce fabliau réunit les traits les plus intéressants du


vilain des fabliaux : une certaine indépendance
économique, la pluriactivité, un vif souci de
l'honneur. On voit les occupations et les soucis du
couple paysan, une maisonnée solidaire autour de
son chef et le rôle déterminant de l'épouse dans le
statut social du microcosme qu'est le foyer.

***

Le XIIIe siècle est, dans le millénaire médiéval, une


période exceptionnelle. Des poètes, talentueux ou
non, osent montrer qu'ils connaissent intimement la
vie rurale et qu'ils ont regardé vivre les paysans.
Malgré les plaisanteries dont les " vilains "
continueront d'être la cible, fabliaux et dits mettent
en scène des paysans dont le savoir-faire et les
qualités humaines font des hommes non seulement
normaux mais respectables. Le terme " vilain " aura
toujours dans la littérature française, plusieurs sens.
Dans les genres mineurs du XIIIe siècle, le mot est
de plus en plus réservé à un type précis parmi les
travailleurs de la terre. Riche ou pauvre, le vilain est
un paysan qui possède des terres et les exploite, seul
ou avec l'aide de valets. C'est un chef de feu, marié
et père de famille, membre d'une communauté
d'habitants. Tout cela lui confère stabilité,
honorabilité, responsabilités, et peut lui valoir la
fortune. Le " vilain riche ", qui peut avoir un rôle
bon ou mauvais, semble préfigurer le " patronat
rural " [32], même si les poètes n'indiquent pas le
statut des terres.

Ces textes sans prétention contribuent au grand


mouvement de réhabilitation du travail manuel qui
se manifeste au cours des XIIe et XIIIe siècles [33].
Des moralistes comme Étienne de Fougères avaient
déjà dépeint le travail de la terre comme un dur
fardeau [34]incessant, multiforme, pénible et mal
récompensé en ce monde. Contes et dits en font un
moyen de promotion sociale au même titre que la
possession de terres. Le vilain conduit ses affaires
avec sagacité, aidé de sa femme et de sa mesnie,
comme font le négociant, le meunier, le tisserand.
Son ambition n'est pas l'oisiveté mais
l'autosuffisance. Il sait faire preuve, comme les
autres, de générosité et de sens de l'honneur. S'il
travaille avec acharnement, il sait apprécier des
moments de loisir, un certain confort et des
relations paisibles avec ses voisins.

ANNEXES

Classement des biens d'après leurs usages cités


dans De l'Oustillement au vilain et le Dit de
ménage [35]

Travail agricole
labourer et herser 5
travailler le sol à la 12
main
amasser ou déplacer 8
récolter 8
battre ou trier 9
soigner les bêtes 5
divers 16
63
Animaux
domestiques
gros bétail 8
menu bétail, basse 17
cour
chiens, chats, divers 5
Maison divers
personnel 4
domestique
aménagement de la 7
maison
éclairage 10
chauffage 24
meubles 22
entrepôt et 30
conservation
préparation et 43
cuisson
service et table 23
nettoyage 3
99
Travaux divers
travail du bois 18
travail du cuir 2
préparation des 14
textiles
tissage, couture 5
39
pêche 3
transport, 10
harnachement
Alimentation
viandes 5
céréales, 4
légumineuses
légumes et fruits 12
boissons et divers 9
30
autres denrées 13
linge de maison 8
costume 7
accessoires du 16
costume
joyaux 1
trousseau du 13
nourrisson
armes 10
411

Des XXIII manières de vilains

Sans doute composé en Picardie dans la seconde


moitié du XIIIe siècle, ce texte moitié en prose,
moitié en vers, est destiné à plaire aux clercs et
accumule les poncifs. La satire vise les défauts
physiques et moraux prêtés aux vilains. Mais la fin
du texte (en vers) souhaite mille maux non plus aux
vilains seuls (vers 1 à 74) mais à 18 autres métiers
(vers 75 à 84), y compris aux orfèvres, aux
parcheminiers,etc. [36]. Je donne ici une adaptation
en français actuel du début du texte en prose.
Malgré les commentaires d'Edmond Faral,
certaines allusions restent obscures. Mais on
remarquera dans ces 23 sortes de vilains (23 est le
nombre des lettres de l'ancien alphabet latin) les
allusions à l'aspect physique (posture, costume) et
aux traits moraux (ambition qui pousse à la
mésalliance, envie qui entraîne la malveillance,
naïveté qui expose le vilain à se laisser voler par les
larrons ou régenter par sa femme), etc. Une
allusion est faite au vilain jouissant du statut de
clerc (privilèges judiciaires surtout) mais que la
pauvreté contraint à labourer comme les autres.
" Il y a en ce monde 23 sortes de vilains, [...] et
voici lesquelles

L'archevilain annonce les fêtes sous l'orme devant


l'église.

Le mategrin est celui qui se tient près du chancel


avec les clercs et tourne les feuillets du livre et va
au prône avant le prêtre.

Le primatoire est celui qui porte la croix d'argent et


l'eau bénite autour de l'église.

Le vilain porcin est celui qui travaille dans les


vignes et ne veut pas indiquer leur chemin aux
passants, mais dit à chacun : "vous le savez mieux
que moi".

Le vilain canin est celui qui reste assis devant sa


porte et se moque des gens qui passent. S'il voit
venir un gentilhomme portant un épervier sur le
poing : "Ha ? fait-il, ce chat-huant mangera
aujourd'hui une poule qui suffirait à rassasier tous
mes enfants ?"

Le vilain pattu est celui qui porte des souliers serrés


par une corde, et qui traînent sur le sol. Comme le
pape, "il lie et délie sur terre".

Le vilain double pattu est celui qui porte des


houseaux coupés qui ont des boutons par derrière.
On dirait des portes coulissantes.
Le vilain mal couvé est celui qui ne mesure pas plus
d'un demi pied entre la cheville et le genou et qui a
assez de deux aunes de bureau pour se faire cote et
surcot.

Le vilain moussu (?) est un vilain inculte qui hait


Dieu et sainte Église et toute gentillesse.

Le vilain farouche est celui qui regarde toujours par


terre et ne peut voir autrui entre les deux yeux.

Le vilain ânin est celui qui porte les gâteaux et le


barril de vin à la fête. S'il fait trop chaud, il porte le
vêtement de sa femme ; s'il pleut, il se dépouille
jusqu'à la ceinture pour vêtir sa femme et lui éviter
de se mouiller.

Le vilain pur et sans mélange est celui qui n'eut


jamais noblesse de cœur en lui dès le jour de son
baptême.

Le vilain babouin est celui qui contemple Notre-


Dame de Paris et montre les rois en disant : "Voici
Pépin, et voici Charlemagne", tandis qu'on coupe sa
bourse ou la pointe de son chaperon derrière son
dos.

Le vilain "marsois" est celui qui ne voit goutte en


mars dès le matin jusqu'à prime ni des vêpres
jusqu'à la nuit.

Le vilain prince est celui qui va plaider pour les


autres devant le bailli et dit : "Ha ? sire, du temps de
mon aïeul et de mon bisaïeul, nos vaches allaient
dans ces prés et nos brebis sur ces collines", et
gagne bien ainsi 100 sous à l'ensemble des vilains.

Le vilain sot est celui qui a biens meubles et bon


héritage et met tout en blés et vins parce qu'il croit
qu'on va en manquer, mais il y en a telle abondance
qu'il n'en tire pas une maille pour un denier, et
s'enfuit de désespoir.

Le vilain chapé est le pauvre clerc marié qui doit


aller travailler les vignes avec les autres vilains.

Le vilain ferré est celui qui met quatre carreaux


sous ses souliers de peur de les user.

Le vilain de mauvais esprit est un traître qui flatte


les gens pour en tirer profit.

Le vilain accroupi est celui qui laissera charrue pour


braconner les lapins du seigneur matin et soir.

Le vilain marné est celui qui tire la marne vers les


champs et dont la dernière charretée croule sur lui.
Il ne salit pas le cimetière.

Le vilain écrevisse est celui qui revient du bois


chargé de bûches et entre en sa maison à reculons
parce que la porte est trop basse.

Le vilain greffé est celui qui épouse une femme


noble comme ont greffe un poirier de Saint-Riule
sur un chou ou sur un poirier sauvage ".

Notes

[1] Cet article s'inspire de celui que Ghislain Brunel


a fait d'après des textes latins ; voir : Ghislain
Brunel, " Des paysans introuvables ? Traces écrites
et données démographiques en France
septentrionale (XIe-XIIIe siècles) ", dans Enquêtes
rurales, n° 2, 1997, pp. 7-35. Sources imprimées :
Urban Nystrom, Poèmes français sur les biens d'un
ménage depuis l'Oustillement au vilain du XIIIe
siècle jusqu'aux Controverses de Gratien du Pont,
Helsinki, 1940 ; Anatole de Montaiglon et Gaston
Raynaud, Recueil général et complet des fabliaux
des XIIIe et XIVe siècles, 1872-1890, 6 volumes,
Genève, Slatkine Reprints, 1973, en 3 tomes ;
Edmond Faral, " Des vilains ou des XXIII manières
de vilains ", dans Romania, tome XLVIII, 1922, pp.
243-264 ; Charles Livingston, Le jongleur Gautier
le Leu ; étude sur les fabliaux, Cambridge Mass.,
1951, Harvard Studies in Romanic Language XXIV
; Étienne de Fougères, Le Livre des Manières, édité
par Anthony Lodge, Genève, Droz, 1979 ; Gautier
de Coinci, Les Miracles de Nostre Dame, publié par
V. Frederick Kœnig, Droz, 1966, 4 volumes.

[2] Urban Nystrom, Poèmes français sur les biens


d'un ménage depuis l'Oustillement au vilain du
XIIIe siècle jusqu'aux Controverses de Gratien du
Pont, Helsinki, 1940 ; Marie-Thérèse Lorcin, " De
l'Oustillement au vilain ou l'inventaire sans raton
laveur ", dans Revue historique, tome CCLXXIV,
n° 2, 1985, pp. 321-339.

[3] Michel Zink, Littérature française du Moyen


Âge, Paris, Presses universtaires de France, 1992.

[4] Marie-Thérèse Lorcin, " Le corps a ses raisons


dans les fabliaux : corps masculin, corps féminin,
corps de vilain ", dans Le Moyen Âge, n° 3-4, 1984,
pp. 433-453.

[5] " Le flabel d'Aloul ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet des fabliaux des XIIIe et XIVe siècles, 1872-
1890, 6 volumes, Genève, Slatkine Reprints, 1973,
tome 1, p. 255 ; pour la commodité des lecteurs, je
traduis en français actuel les vers du XIIIe siècle, ce
qui, hélas, leur fait perdre leur rythme et leur
saveur.

[6] " De Constant du Hamel ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 4, p. 168.

[7] " De Boivin de Provin ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 5, p. 52.

[8] . " De l'Oustillement au vilain ", texte dans


Urban Nystrom, Poèmes français…, ouv. cité, vers
161-166.
[9] " Du vilain mire ", dans Anatole de Montaiglon
et Gaston Raynaud, Recueil général et complet…,
ouv. cité, tome 3, p. 156.

[10] " Du vilain au buffet ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 3, p. 204.

[11] Marie-Thérèse Lorcin, " Manger et boire dans


les fabliaux : rites sociaux et hiérarchie des plaisirs
", dans Manger et boire au Moyen Âge, Actes du
colloque de Nice (octobre 1982), Publications de la
Faculté. des lettres et sciences humaines de Nice, n°
27, 1ère série, Paris, Les Belles Lettres, 1984, tome
1, pp. 227-237.

[12] Françoise Piponnier et Robert Bucaille, " La


bête ou la belle ? Remarques sur l'apparence
corporelle de la paysannerie médiévale ",
dans Ethnologie française, n° 6, 1976, pp. 227-232.

[13] Jean Batany : " L'apologue social des strates


libidinales : Dui chevalier vont chevauchant ", dans
Danielle BUSCHINGER [dir.], Le récit bref au
Moyen Âge, Actes du colloque (avril 1979), Centre
d'études médiévales, Poitiers, Paris, Champion,
1980.

[14] " Du povre clerc ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 5, p. 195.

[15] " Du segretain moine ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 5, p. 232.

[16] Marie-Thérèse Lorcin, " De l'Oustillement... ",


art. cité.

[17] On trouvera en annexe le classement d'après


leurs usages des biens cités dans les deux poèmes.

[18] " De la damoisele qui n'ot parler... ", dans


Anatole de Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil
général et complet…, ouv. cité, tome 5, p. 26.

[19] " De deus vilains ", de Gautier le Leu,


Livingston, 1951, p. 102.

[20] " Du vilain de Bailluel ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 4, p. 213.

[21] bouillie de lait caillé et d'œufs.

[22] " De Barat et Haimet et de Travers ", dans


Anatole de Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil
général et complet…, ouv. cité, tome 4, p. 111.

[23] " Du prestre qu'on porte ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 4, pp. 9-13.

[24] " Du segretain moine ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 5, pp. 237-239.
[25] C'est le cas par exemple dans Du povre clerc,
résumé supra, où le maître de maison est désigné
tour à tour comme " vilain ", " païsant ", "
prudhome ".

[26] " De la damoisele qui n'ot parler... ", dans


Anatole de Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil
général et complet…, ouv. cité, tome 5, p. 24.

[27] " Du vilain mire ", dans Anatole de Montaiglon


et Gaston Raynaud, Recueil général et complet…,
ouv. cité, tome 3, p. 156.

[28] " Le flabel d'Aloul ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 1, pp. 255-280.

[29] " Du vilain de Farbu ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 4, p. 82.

[30] " Des IIII sohais saint Martin ", dans Anatole
de Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général
et complet…, ouv. cité, tome 5, p. 20.

[31] " De Constant du Hamel ", dans Anatole de


Montaiglon et Gaston Raynaud, Recueil général et
complet…, ouv. cité, tome 4, pp. 166-198.

[32] Jean-Marc Moriceau, Les fermiers de l'Ile-de-


France. L'ascension d'un patronat agricole (XVe-
XVIIIe siècles), Paris, Librairie Arthème Fayard,
1998, (2e édition).

[33] Voir à ce propos les travaux de Jacques Le


Goff, en particulier : Jacques LE Goff, Pour un
autre Moyen Âge. Temps, travail et culture en
Occident : 18 essais, Paris, Gallimard, 1977.

[34] Étienne de Fougères, Le Livre des manières,


strophes 170 à 200.

[35] Lorsqu'un même terme est cité deux fois dans


le même texte, il est compté deux fois ; c'est
exceptionnel.

[36] Voir : Edmond Faral, " Des vilains ou des


XXIII manières de vilains ", dans Romania, tome
XLVIII, 1922, pp. 243-264.

Publicado en
Cahiers d'histoire
Número 2000-2
Los campesinos encontraron: los villanos del siglo trece
después de algunos textos en oïl

Marie-Thérèse Lorcin

resumen
Fue en el siglo trece y en los géneros secundarios que
aparece el carácter del campesino libre de las provincias
del norte de Francia. Fabliaux y otros reservan la palabra
"villano" al agricultor que practica el policultivo con
sagacidad, que vive en pareja y que dirige una casa más o
menos numerosa. Las palabras que este campesino está
intercambiando con su esposa o sus sirvientes están
extraordinariamente vivas para su trabajo, su fatiga y las
preocupaciones de su vida diaria. Su apariencia peluda y
sus modales toscos son ridiculizados, pero los poetas
reconocen su vigor, conocimiento e inteligencia. Le
atribuyen los mismos criterios de estabilidad, honor y
éxito que el señor, el comerciante y el artesano en los
respectivos círculos.

abstracto

La figura del campesino del norte de Francia apareció en


los textos de géneros literarios menores del siglo XIII. En
el fabliau, es decir, pequeños cuentos, la palabra "villano"
se usó específicamente en el pasado, que era la agricultura
mixta, que estaba casada y era la cabeza de una
familia. Su trabajo cotidiano y sus preocupaciones son
extraordinariamente encapsulados por sus intercambios
con su esposa o con sus sirvientes. Su apariencia peluda y
sus groseros modales fueron ridiculizados por poetas
que, Se lo consideraba menos estable, honorable y exitoso
que el Señor, el comerciante o el artesano en sus
respectivas áreas de actividades.

O hallazgo U en la literatura francesa[1] , antes de


Diderot, antes de la Navidad de Faïl, y antes de los
libros de la razón, ¿campesinos que no se parecen a
títeres o estereotipos sociales puros? Buscar a los
campesinos una imagen que no sea un resumen de
los principales géneros literarios medievales (épica,
novela, etc.) es decepcionante. El villano, dotado de
todas las faltas, aparece solo como una lámina para
el héroe valiente y cortés. Se le acusa de odiar a los
clérigos y monjes. Se le dice severamente que, pase
lo que pase, debe pagar el diezmo sin defraudar o
quejarse. Estereotipos en los que bordan los más
grandes poetas, como Étienne de Fougères († 1178),
Gautier de Coinci († 1236), Rutebeuf († alrededor
de 1285), así como los magos desgarbados.

Sin embargo, es posible encontrar materiales más


variados gracias a escritos menos prestigiosos, por
ejemplo, los fabliaux. Estos son "cuentos para reír
en verso", que están cerca del teatro boulevard: nos
peleamos, jugamos trucos al marido, al rival, al
avaro y al bastardo, distribuimos bastones de fuerza,
buscamos Para deshacernos de un cadáver
engorroso, continuamos en la oscuridad. La historia
da mucho espacio a los diálogos y da una impresión
extraordinaria de la vida. Sin embargo, 35 de los
150 fabliaux stage campesinos, que conversan,
comentan, expresan su opinión, actúan y reaccionan
como otros personajes. También podemos recurrir a
algunallamadaEnumeración, poemas que enuncian
en verso todo tipo de conocimientos útiles:
preceptos de educación o higiene, nos y costumbres
de los oficios, catálogo de calles, iglesias o llantos
de París ... Varios hacen la lista de los bienes que él
Debe estar equipado antes de fundar una
vivienda. El más antiguo, titulado From Shock to
Naughty , revisa el equipo completo de una granja y
da consejos sobre cómo usarlo mejor. Hay algo que
se puede ver también en algunos textos de parodia,
por ejemplo, Des XXIII formas de villanosLas
caricaturas apenas se eliminan de los diversos tipos
de villanos conocidos en la tierra, y que se
encontrarán al final de este artículo. Estas son obras
sin pretensiones que no son para entretener a un
momento o facilitar el trabajo de la memoria. No
buscan moverse ni edificar.La mayoría son cortos
(unos pocos cientos de gusanos). De un valor
literario muy desigual, todos contribuyen, sin
embargo, a acampar en la escena literaria con un
carácter compuesto y muy vivo, el campesino libre
de las provincias francesas incluido entre Canal,
Loira y Escaut.

Es durante el siglo trece que esto sucede. Los


autores de estas obras menores muestran un
conocimiento preciso de la vida rural y no dudan en
mostrarlo. Posteriormente, estos temas serán
suplantados por otros. Por ejemplo, diez poemas
sobre la propiedad de un hogar.[2], solo los dos más
viejos, antes de 1340, describen la casa campesina,
donde las herramientas de trabajo se mezclan con
los utensilios de cocina. Los últimos poemas están
dedicados a los hogares de la ciudad y mucho más
lujosos. No menos reveladora es la historia de las
fábulas. Los narradores, conocidos o anónimos,
tienen la audacia de poner en escena todas las
categorías sociales, desde el príncipe hasta el
ladrón, desde el obispo hasta la prostituta, desde el
banquero hasta el bouvier. Cada personaje
evoluciona en su marco de vida, con las
ocupaciones y preocupaciones que le
pertenecen. Pero después de 1340 ya no
componemos fabliaux. En un reino sacudido por el
hambre, la plaga y la guerra, la literatura del
entretenimiento se ha dedicado, durante más de un
siglo, a cultivar, sobre todo, el sueño aristocrático
de destreza, generosidad y cortesía.[3] .

El villano que se discutirá aquí es el campesino


libre de un largo siglo trece que se extiende desde el
reinado de Felipe Augusto (1180-1223) hasta las
primeras crisis de la Baja Edad Media (alrededor de
1330-1340). Aunque es un período próspero, no se
espera aquí una imagen idílica de la vida en el
campo y el campesinado. Los textos que uso no
tienen nada que ver con corales de ovejas ... Tienen
esencialmente la ventaja de presentar al villano
como parte integral de la sociedad, y ya no
sistemáticamente como una bestia curiosa.Este
villano será considerado en tres aspectos: el retrato
físico y moral; el agricultor, que es reconocido
como competente y racional;

UN RETRATO EN BLANCO Y NEGRO

Las fábulas cuentan un buen truco jugado a alguien,


que involucra objetivos. El campesino es uno de
ellos, como el cornudo, el bastardo, los monjes, las
mujeres ... Tiene rasgos estereotipados en los que ha
bordado: fealdad, mala educación, codicia,
cobardía, etc. Pero el personaje también tiene sus
lados buenos.

Pocas historias describen la apariencia del villano


(solo 5 de 35) y siempre en pocas palabras. Pero
cuando el poeta considera que es bueno presentar en
algunos versos la física de su héroe, es cada vez que
le damos una mirada desagradable. Hay dos tipos de
feo: el feo deforme y el feo peludo[4] . El primero
es, por ejemplo, lo malo de las formas XXIII de los
villanos , o el que siempre camina inclinado bajo la
carga. En los cuentos, es raro. La fealdad debida a
una mala conformación está reservada para unos
pocos marginados y subordinados, como este
arriero al servicio de un villano rico: "Nunca la ves
así: / Un ojo que entrecierra los ojos y el otro tuerto.
/ Un pie está bien y el otro mal "[5] . Más común es
la fealdad peluda, que es una apariencia, y ese es el
hecho de los campesinos ricos como pobres. Así es
como, por ejemplo, se describe a Constant du
Hamel, a la que los ministros extorsionan 32
torneos de livres en una semana. Pero este villano
rico no parece: "A menudo se afeita o se corta, / está
sucio y mal lavado".[6] . Lo mismo se dice más
adelante "más peludo que un esclavo", que es una
prenda de piel que se usa en el exterior. A esto se
añade una piel bronceada por el viento y el sol,
manos callosas y, a veces, un olor desagradable. El
gran poeta Rutebeuf es el autor de uno de los
fabliaux más sucios del cuerpo ,desde la mascota
hasta el villano . El héroe de la historia logra
disgustar a los demonios del infierno, donde el
hedor es tan grande, dicen los predicadores, que
forma parte de las torturas. Por eso ya no se
permiten villanos en este lugar. Pero tampoco los
querremos en el paraíso, es evidente. Entonces,
¿qué hacer? Este debate alimenta toda una corriente
burlesca.

También bromeamos sobre el vestido del


campesino, juzgado lo menos atractivo posible. La
ropa del villano está hecha de telas ásperas con
colores apagados; Sus zapatos son de cuero grueso
y se sujetan con cuerdas o correas, no con cordones
delgados. A veces la historia requiere un personaje
para disfrazarse de campesino. Un malabarista que
quiere pasar por un campesino que regresa de la
feria con el producto de su venta viste un escritorio
completamente gris, "Cote, surco y solera / Quien
era todo uno, como me parece. Un tocado de borras
/ Sus zapatos no son cordones / Pero la piel de vaca
es dura y fuerte "[7] . Además, se cuidó de quedarse
un mes sin afeitarse ... Completa su disfraz con el
aguijón que tiene en la mano y un gran bolso de
cuero atado a su cinturón con unas correas.

Este equipo es muy funcional ... Eso es lo que el


autor de L'Oustillement au villano comentó . El traje
y los accesorios están hechos para defender el
cuerpo contra el clima y los golpes, y permiten
realizar todo el trabajo de manera eficiente y
segura. Ejemplo: "Buenas muflas de cuero / Recién
hechas / Para recoger espinos / Para servir a su
señor / Y erizo / Alrededor de la casa"[8] .

Pero la cabeza peluda, la piel sucia, el traje poco


favorecedor para el ojo, son defectos que pueden
corregirse. Así, el feo fango (precursor del Doctor a
pesar de sí mismo ), después de haber demostrado
sus competencias, se transforma por el cuidado
ilustrado de los criados del rey: "Estaba bien
cortado y afeitado, uno lo puso vestido de
escarlata".[9] . Y especialmente este aspecto que
hace reír va acompañado del vigor. El campesino de
los cuentos es de una fuerza formidable. La Suite
Seigniorial en sí tiene la oportunidad de
probarlo. En el buffet travieso, un día en que el
señor sostiene la mesa abierta, se presenta con los
demás un villano que no parece: "Estaba sucio, con
el cráneo revuelto". El senescal, de mal humor, le da
un golpe a este invitado no muy presentable y le
sugiere que lo use para poner su tazón, su pan y su
vino, jugando con la palabra "buffet" que puede
significar mesa o bofetada. El hombre feo come y
bebe sin ser molestado, y luego regresa su "bufete"
al senescal que hace caer al mismo tiempo, la
mejilla hinchada y picante. Porque "la palma estaba
dura y llena de callos / No había ningún hombre tan
fuerte hasta Gales"[10] . El chatelain, después de
escuchar a los dos héroes, le da razón al villano que
gana el premio por la mejor broma prometida en la
mañana a los malabaristas invitados a la fiesta. En
el mundo de los cuentos, el derecho siempre gana (o
casi).
En otras historias, el campesino que lucha con un
monje que aprieta a su esposa demasiado cerca
fácilmente derrota a su rival y lo derriba la primera
vez. Un arqueólogo no encontraría nada inusual en
este desenlace: él distingue fácilmente entre los
esqueletos descubiertos, el trabajador manual del
dependiente demasiado sedentario cuyos músculos
se atrofian. A falta de datos precisos sobre los
habitantes del norte de Francia en el siglo XIII,
mencionemos una vez más[11] Las excavaciones
realizadas en Saint-Jean-le-Froid en Aveyron. Aquí
encontramos los restos de una robusta población
campesina. El hombre tenía "un esqueleto masivo
pero bien construido, con una constitución fuerte,
una musculatura poderosa y una estatura
aproximadamente igual a la de su contraparte actual
(1.68 metros)".El mismo cementerio revela la
presencia de mujeres mucho más pequeñas, pero el
esqueleto está bien formado y su apariencia podría
ser agradable, especialmente porque los hombres y
las mujeres tenían una dentición en perfecto
estado.[12] . Los poetas no necesariamente soñaban
cuando representaban a campesinos bonitos,
animados y atractivos, que probablemente atraían a
los clérigos del barrio y a los viajeros que piden
hospitalidad.

Al igual que su apariencia, los malos modales del


villano excitan el entusiasmo de los poetas. Sé
testigo del desfile cómico de las formas XXIII de los
villanos y el escenario de cuentos que muestran una
vida traviesa y sucia ( De la caca ), brutal y
golpeando a su esposa sin ninguna razón (The mire
feo ), disfrutando del placer de profanar lugares
encantadores ( dos caballeros van a
caballo ...), etc .[13] . Esta falta de cortesía se
atribuye menos a la falta de educación (caballeros y
burgueses perjudiciales y huelgas sin ninguna razón
también) que a la naturaleza profunda del
villano. Parte de su personalidad es la envidia, la
codicia, la cobardía, etc. , y estos factores explican
su comportamiento descortés. Sin embargo, los
refranes y la moral repiten que nadie es feo si no
comete villanías, lo que traslada el debate del plan
social al plano moral; Un debate que no puede
encontrar lugar aquí.

Uno puede simplemente notar que algunos cuentos


se muestran ingeniosos e inteligentes ( del villano
que conquistó el paraíso mientras discuten ), otros
que no carecen de valor ( del villano al bufé).), otros
que saben cómo ser generosos y hospitalarios ( De
Gombert y los dos empleados , el pobre
empleado ). El héroe de este último fabliau es un
estudiante sin dinero que está obligado a regresar a
su país a pie. Por la noche, hambriento, le pide
hospitalidad en una granja. La anfitriona se niega
con crudeza con el pretexto de que su marido está
ausente. Sin saber a dónde ir, el empleado se queda
alrededor y ve a un criado de autos entregar el vino,
la criada prepara el cerdo salado, el sacerdote de la
aldea para ser recibido en la casa ... Poco después
viene el granjero que va a casa y con quien inicia la
conversación: "Vengo del molino a la vez / Y llevo
harina de trigo / Para hacer pan a mis hijos"[14]. El
campesino se indigna cuando oye que el empleado
ha sido rechazado y lo lleva consigo. Cuando
llegan, la mujer angustiada esconde al sacerdote en
un pesebre. Las cosas buenas desaparecen como por
arte de magia. El campesino sentó a su huésped y le
preguntó a su esposa qué comer. Nada, dice ella, y
lo sabes bien desde que fuiste al molino a buscar
harina. El buen hombre está desesperado, le gustaría
recibir al viajero con honor. La señora le ordena al
sirviente que prepare rápidamente el pan y lo
cocine, para que pueda enviar a los dos
alborotadores a la cama.Mientras tanto, el
campesino, lleno de consideración, no deja al
empleado solo en un rincón para ocuparse de sus
propios asuntos. Lo mantiene muy civilizado. Tú
que has estudiado, dice, debe tener historias fuertes
interesantes para contar? Y gracias a la habilidad
del empleado, todo termina bien. La carne, el vino,
el pastel salen de su escondite y se saborea una
buena comida en común. El sacerdote es golpeado y
cazado. El campesino entrega la ropa del intruso al
joven. El feo hospicio señala en conclusión "que
uno debe dar pan incluso al que nunca piensa volver
a ver".

Las cualidades morales nunca son designadas por su


nombre; Aparecen a través del comportamiento de
los personajes. Así, el arte de contar historias, que
da prioridad a la acción y no se detiene en describir
o filosofar. Sin embargo, los defectos físicos y
morales se nombran y se repiten ... Es que la
desagradable lámina es un antiguo topos que
persigue su carrera. El villano inteligente y sensible,
por otro lado, es una innovación de los narradores
del siglo XIII. Centrémonos en este personaje,
recién llegado a la escena literaria.

El saber hacer del agricultor.

El villano que presentan estos textos es un


campesino que posee tierras, que goza de una gran
autonomía, que trabaja arduamente y maneja su
explotación con un conocimiento incontestable.

Los narradores y los poetas no hablan del estado de


la tierra ni de los hombres, que no juegan ningún
papel en la historia. Se dice que uno de los
personajes es un inquilino de la abadía vecina, una
condición que no inspira lástima: "Sire Tibaut
sharecropper / A quien se mantuvo el maíz de los
monjes / Y los negadores tenían la olla completa / Y
otras riquezas en libertad"[15] . Las únicas
alusiones al Señor se refieren a la tarea (hacer un
erizo alrededor de su casa) y al derecho de
cazar. XXIII formas de villano evoca la caza
furtiva.Constant du Hamel persigue en las calles de
la aldea con sus tres incómodos enemigos cubiertos
de plumas, y les lanza que si pudiera cortar las
cabezas de estas extraordinarias bestias, se las
ofrecería de buena gana al señor ... Pero tan pronto
como Es la tierra, el villano los pone en valor como
le parezca.

Lo esencial es sin duda tener un terreno, una casa y


el equipamiento necesario. Este es el tema
de L'Oustillement au vilainlo que demuestra que
nadie debe encontrar un hogar sin tener suficiente
riqueza. Así comienza el poema: "El hombre que se
casa / Realiza una verdadera locura / Si no se le
proporciona lo suficiente / Y el pan y el trigo / Y la
paja y el heno / No se puede perder nada / Se lo
trata tonto / Y del culpable / El sacerdote en su
iglesia / Bien criticado / Vecinos como / Muchas
veces hable al respecto / Si necesita un garante /
Nadie quiere ayudarlo / / Sentido / Dale la libertad
bajo fianza / Y si él se enoja / Gruñendo contra su
esposa / Luego se pelean / Maldiciendo su
matrimonio / Mejor pienso que yo / Que todos se
mantengan separados ... / [ ...] Le explicaré / Cómo
proporcionar / El hombre que la mujer toma / Saber
en verdad / Eso Necesita la casa / granero y el
ático. / En uno pone su grano / Y en el otro su heno
/ Y el tercero vive / Para nada echa de menos
"[16] . Sigue la lista comentada de utensilios,
muebles y herramientas necesarios para el buen
funcionamiento de la granja. Así lo hace también el
dicho de los hogares compuesto a principios del
siglo XIV.[17] .

Más interesante que la enumeración en sí es el


estado mental que revela. Los cojinesEs un pequeño
tratado real sobre economía doméstica cuyos
principios son: autosuficiencia, planificación
racional del tiempo y el espacio, previsión y
economía, buenas relaciones con los vecinos y una
gran preocupación por opinión pública. La
originalidad del texto es indicar no solo el objetivo
a alcanzar, sino también los medios para
lograrlo. Por ejemplo, para ser autosuficiente, el
sabio campesino debe saber cómo hacerlo todo:
trabajar la madera para reparar su casa o ampliarla,
saber cómo construir un muro, afilar sus
herramientas ... Un villano no puede contentarse
con el cultivo y la cría. Otro consejo que vuelve
insistentemente: no debemos descuidar ninguna
fuente de ganancia. Así, el mimbre tiene muchos
usos: cestas de todo tipo, cordones trenzados que
sirven para atar las gavillas y llevar varias
cargas,etc . : "Debemos aprovechar todo / este es el
lema del sabio". Y no desperdicies. ¿Por qué tirar
ollas agrietadas cuando pueden repararse por medio
de una varilla de metal que evita que los bordes de
la grieta se extiendan? Uno podría pensar en esta
receta utópica si los arqueólogos no pudieran
encontrar la cerámica reparada de esta manera.

Finalmente, la experiencia enseña al villano a


organizar el tiempo y el espacio lo mejor
posible. Para cada tarea, existe la herramienta, para
cada trabajo en el momento adecuado, para cada
objeto, la ubicación correcta. "Es necesario colocar
allí arriba / El perseguidor en la viga / Para que se
conserven los quesos". Para la salud y el placer de
la familia, se necesita un banco frente al fuego, los
troncos en la pira; necesita un cubo donde lavar la
ropa y donde de vez en cuando puede tomar un
baño de agua muy caliente. Debe tener por
adelantado la cuna y el ajuar para el niño que
vendrá. No menos necesario, un perro guardián
entrenó "Quién no ladra en la noche / Sin saber por
qué / Pero se comporta coit", y por supuesto "El
gato para ratones toma / y la choza defiende".

No deberíamos casarnos si no tenemos nada ... El


Consejo repitió insistentemente, como todos los
consejos mal escuchados. Pero ayuda a enfrentar al
hombre feo y establecido contra la compañía de
hombres jóvenes y valeros que buscan empleo.

Este villano, que es un hombre rico entre los


aparcacoches, las costillas y los vagabundos, no es
un rentista. De hecho, rara vez está en casa. Los
cuentos muestran que en su mayoría regresaba a
casa después del trabajo. No dan tantos detalles
como el CORTE.En las ocupaciones del campesino,
pero vemos, sin embargo, realizan diversas tareas
que ocupan casi todo su tiempo, y que se
cansa. Arar es el trabajo más mencionado. En toda
la literatura medieval, el arado goza de un valor
altamente simbólico y para algunos autores es
suficiente para retratar la condición del
campesino. Tal es el caso del "villano
villano". Cuando el inteligente personaje, que se
convirtió en el médico del rey, regresa a casa lleno
de regalos, el narrador simplemente dice que "ya no
va al arado". Pero ya sea que los villanos sean ricos
o pobres, ya sea que estén comiendo en la mesa o
sentados en un cojín de paja, los autores conocen la
vida rural lo suficientemente bien como para
atribuirle diversas ocupaciones. Uno ve por ejemplo
a uno en su patio que sana y prepara a sus
animales,quien gira sus troncos para que se sequen
al sol. Al mismo tiempo, lamenta que aún no haya
encontrado un ayuda de cámara porque necesitaría
ayuda "Para que sus trigos se ganen y ganen / Y su
jefe de arado / Y otras tareas de nuevo"[18] .

Los cuentos buscan distraer, no compadecer. Sin


embargo, algunos fabliaux describen de manera
realista los efectos de la fatiga. Dos jóvenes han
hecho un viaje tan largo en busca de trabajo que por
la noche apenas están de pie. En la granja donde
están alojados, el más joven se lanza a la papilla que
se les ofrece. El mayor, sin embargo, es tan cansado
que no puede tragar que "Las dos varillas ósea
brotes / Que pelado alrededor / Y un nabo cocinan
en el hogar"[19] . En medio de la noche, se
despierta hambriento. Otro campesino, sin embargo,
alto y robusto, regresa exhausto de los
campos. "Aquí está el niño travieso que está
cansado / y cansado e incómodo"[20] . Su esposa
cree que se ve mal. "¿Qué tan pálida y derrotada
estás?", Dijo ella. "Me muero de hambre",
responde, "Los matones[21] se cocinan? "

Explotación de una granja no solo da trabajo, sino


que también se preocupa: los narradores no quieren
que la audiencia se sumerja en la ansiedad, sino que
los hagan reír. Los peligros de la vida cotidiana se
evocan de manera agradable". Dos ladrones robaron
tocino. , el gran trozo de tocino, un par de villanos
custodiados, colgando de la viga. Las víctimas se
esfuerzan por recuperar su propiedad antes de que
sea demasiado tarde. Finalmente, se ven obligadas a
compartir con los ladrones. Y sin embargo, fueron
ellos los que engordaron al cerdo, concluyó el poeta
sobriamente.[22]. En otro cuento, un villano y su
esposa discuten en la cama sobre la avena y el
grano. No tenemos dinero, dijo el hombre. Es muy
aburrido porque se lo debemos a nuestro vecino. Ya
es hora de devolverle el dinero. Vamos a batir la
avena en el toldo mañana y la venderemos. Pero,
objetó la mujer, nuestro granero todavía está lleno
de granos de avena; Podemos sacar suficiente
dinero de esto. Todavía quedan tres o cuatro
muids. ¿Qué necesidad hay de vencer ahora? Todo
el mundo persiste en su opinión. Pero más tarde esa
misma noche, ambos cambiaron de opinión (por
razones que no tienen nada que ver con los
cereales). El marido dice que no quiere molestar a
su esposa. Mañana vaciará el ático y venderá la
avena. El que queda por vencer esperará. La mujer
entonces señaló que el patio está vacío; Ya no hay
paja ni hojas de guisante. Si él hiciera batir la avena,
los animales tendrían que comer, mientras que
tienen una gran escasez de forraje. La polémica se
intensifica.[23] .

Otra versión de la misma historia representó a un


par de traviesos temprano en la mañana. La mujer
se despierta y empuja a su marido.Ya es hora de ir
al molino, dice ella, porque solo tenemos dos
panes. Imposible, dijo el villano, durante tres días
he estado enfermo. Así que despierta a Martin, este
vendedor que cada mes duerme con nosotros tres o
cuatro veces. Prométele un buen pastel de pan. Pero
cuando le dicen a Martin que vaya al molino, él se
niega. "Cuando mataste al cerdo, no me hiciste
papilas gustativas ni huesos, no es un tipo malo en
el país que no me trataría mejor que tú" ... "Vamos",
dijo la señora. No nos molestes, si te aso una buena
rebanada de tocino que comerás con pan, por favor
haz lo que te pido? "Y Martin acepta, con un
corazón feliz, y la dama de nuevo estimula a su
esposo:" Levántate, ve y corta un buen tocino de
tocino para Martin, y él irá directamente al molino
". El villano sube a la despensa. lado quieres que te
mire? "Martin dice que no le importa, que el
anfitrión conoce su tocino mejor que él, pero nadie
tendrá carbonatos ese día porque el tocino fue
robado durante la noche. El anfitrión conoce su
tocino mejor que él. Pero nadie tendrá carbonatos
ese día porque el tocino fue robado durante la
noche. El anfitrión conoce su tocino mejor que
él. Pero nadie tendrá carbonatos ese día porque el
tocino fue robado durante la noche.[24] ... Las

escenas de este tipo son comunes. Como vemos, los


poetas del siglo XIII no dudan en dar voz a los
villanos. Si la trama es fantasiosa y, a veces, se
extrae de un antiguo folclore, la puesta en escena es
moderna y los detalles de la vida cotidiana no
parecen anacrónicos ni para el arqueólogo ni para el
historiador.
El jefe del fuego y su esposa

Como hemos visto anteriormente, el término


travieso se puede usar como adjetivo o
sustantivo. Este último puede designar al paisano en
general. Pero lo que atrae la atención del ruralista en
el corpus.cuentos, es que la palabra está cada vez
más reservada para una categoría específica, la del
campesino que posee y el jefe de fuego. El villano
es un hombre instalado, que realza su tierra, que
tiene una esposa, una familia, un "mesnie" (hogar)
más o menos numeroso. En otras palabras, está
dotado en su entorno con los mismos criterios de
estabilidad, éxito y honor que el señor, el
comerciante, el artesano en sus respectivos
círculos. Él es el único que también se llama
"païsant", y que el autor a veces llama
"prudhomme".[25] .

Los poetas, al contrario de lo que uno podría temer,


no usan palabras al azar. Los otros trabajadores de
la tierra son designados por el oficio que ejercen:
bouvier, burro, carter, zanja ... Los sirvientes de la
granja, con excepción, no son llamados
traviesos. Ellos hacen el mismo trabajo que sus
amos. Uno de ellos dice: "¿Cuánto puedes arar y
sembrar / bien sabe batir y ganar / y todo lo que el
valet debe hacer"[26] . Los criados siempre se
llaman valets. Si se utiliza el término travieso,
especificamos "bouvier villano". El "ribaut" es el
que se paga para realizar una tarea específica, la
mayoría de las veces lleva (llevar agua, bolsas, un
cofre o un cadáver si el folklore lo quiere). Inestable
por definición, se trata con desdén y la palabra a
veces se puede utilizar como un insulto, como un
ladrón o "pautonnier".

Debido a que tiene un patrimonio que se une a la


tierra, e hizo un miembro de una comunidad, el
villano debe ser casado, y mucho menos si se llega
a una cierta facilidad. El campesino rico, que posee
el proceso de acoplamiento y todo lo necesario, no
debe seguir siendo sencillo, "ya era carne, pan y
vino / y todo lo necesario / Pero debido a que las
mujeres tenían / Fuerte culpado. amigos / y todos a
su alrededor "[27] . El villano que vive en su tierra
tiene familia. Los narradores de historias rara vez
representan a los niños mientras construyen la trama
en torno a las relaciones sociales y especialmente
las relaciones entre hombres y mujeres. Los
sirvientes son más a menudo que los niños. Los
valets en escena suelen tener poca personalidad. La
sirvienta, por otro lado, tiene más espacio: está del
lado de su amante, cuyo trabajo comparte, las
preocupaciones, si es necesario, las intrigas. Porque
reina una complicidad entre las dos mujeres,
siempre juntas en casa mientras los hombres están
en los campos.

Los narradores le dan tanta personalidad a la señora


de la casa que uno podría pensar que quieren
ilustrar el dicho "es la mujer quien hace la
casa". Sin embargo, no describen las tareas del
agricultor: todos los autores son hombres y solo
están interesados en el trabajo del hombre, incluso
el que se rió. De la destitución al villano , tan bien
informado. Pero la esposa del villano aparece en su
papel de dueña de la casa, como la esposa del
comerciante o el artesano. Ella hace el fuego, la
lavandería, la cocina, se va. Nutre a la familia y
regula el uso de alimentos: un elemento importante
del poder que ejerce. En el frasco de Aloul.Un
villano rico y celoso observa a su esposa tan de
cerca que ella, a pesar de ello, lo engaña con la
cura. Una noche, Aloul, furioso por haber dejado
escapar al amante que ha entrado en la casa, le
ordena a sus verdugos que busquen por todas partes
y capturen al intruso a toda costa. Una vieja
doncella intervino en el cuerpo a cuerpo, que
apostrofe a los criados y los cubre con
insultos. Quieren "avergonzar" a su dama, que es
una "buena dama". Los deja fríos.Pero ella
continúa: no mereces el bien que te hace nuestra
dama. En su lugar, no te serviría más huevos ni
queso. Comerás pan y guisantes, eso es todo lo que
mereces! Los criados preocupados se disculpan
rotundamente. No es su culpa, es del jefe. Quien ha
tenido una pesadilla y la toma por la realidad. Por
supuesto, nuestra señora es una buena dama ... Y
Aloul puede irrumpir, los criados vuelven a la
cama.[28] .

Los maliciosos poetas encuentran muchas


oportunidades para enfatizar el poder doméstico de
la mujer campesina que regula el uso de los
recursos del hogar y gobierna su mundo. Un villano
debe ir al mercado con su hijo. Su esposa le da el
dinero para gastar y explica cómo: "Tres puntos de
sutura por un rastrillo / Y un denario por un pastel /
Que ella quería tener una oferta, / Y tres negadores
por su gasto. / Las monedas en su bolso lo pusieron
. / Su buen trato explicó / su esposa antes de
dejarlos ir. / Para la caballa y la cerveza / Se
necesitará un negador, no más, / dijo ella, y dos
peniques de pan. / Eso es suficiente para él y para
él. hijo[29] . Debido a que está casado, el villano se
expone a los mismos riesgos que otros hombres. Él
puede tener una esposa cantankerous o demasiado
autoritaria, como ese villano de Normandía que
regresa de los campos antes de lo habitual. Él es
acusado por su pereza[30] : qué, porque el tiempo
está un poco cubierto, ya dejaste el trabajo, etc. Es
una mujer que "se burla de los braies", explica la
autora. El mayor riesgo es tener una esposa infiel:
las historias de cornudos disfrutan de una cierta
moda. Pero el caballero y el cambiador, el molinero
y el comerciante están alojados en el mismo estilo
que el villano. Integrar al campesino en esta
hermandad es una forma divertida de alinearlo con
otros tipos sociales. Pero tener una esposa fiel e
inteligente, como es mucho en estos cuentos
misóginos, le permite a la familia aumentar su
fortuna y resistir victoriosamente las presiones del
mundo exterior.

El fabliau De Constant du HamelCompuesta en la


segunda mitad del siglo XIII, es una de las más
admiradas. No es que la trama sea muy original,
pero la historia está bien hecha, llena de detalles
significativos y los personajes viven[31] . Constant
es un villano que se siente muy cómodo con una
mujer bonita y atractiva que es codiciada por los
representantes del poder en su nivel más humilde: el
sacerdote, el preboste y la guardia, que ofrecen en
vano dinero y dinero. Los tres hombres deciden, a
sugerencia del sacerdote, hacer que Ysabeau ceda
ante el temor de la pareja y reducirla a la pobreza:
"Escuche lo que haremos. / ¿No somos lo
suficientemente poderosos / Para despellejar al
Señor Constant? , y yo sobre eso ".

Un domingo al comienzo de la misa, frente a todos


los feligreses reunidos, el sacerdote de la parroquia
desafía a Constant y le ordena que abandone la
iglesia. Se ha casado con sus chismes, dice, y la
corte del obispo hará que se separen. "Te excluyo de
la iglesia santa / / Se celebrará allí el servicio /
Mientras te quedes". Aplastado por la vergüenza,
sin saber qué decir, Constant se va "pálido,
descolorido, lleno de ira". Encontrará al sacerdote
en casa una vez que termine la misa y le ruega que
le dé "Al arzobispo y al decano / para que me
declare a mí mismo". El párroco acepta que recibe
siete torneos de libros el miércoles
siguiente. Constant regresa a casa donde su esposa,
quien lo ve en shock, pone sus brazos alrededor de
su cuello y el preguntas. Entonces ella lo
consuela. "Tengo dinero, no te preocupes, ven a
comer en su lugar". Pero en medio de la comida
viene el enviado del rector que convoca a Constant
a tiempo. El rector lo encadenó y lo acusó de haber
robado más de una masa de trigo del establo del
señor después de romper la puerta. Constantes
protestas en vano por su inocencia y para ser
liberado, ofrece pagar al rector. "Tengo en el mundo
tan querido tener / Eso no habría dado / Más que ser
visto / Encadenado en tal deshonra". Al regresar a
casa, Constant ve a su criado Robet corriendo para
reunirse con él: el guardabosques toma los bueyes
como prenda. "Afirma que la otra semana / Han
robado tres robles / ... y el miércoles por la noche
una haya". Constant corre tras la guardia. Las
amenazas y las súplicas no tienen efecto, se ofrece a
pagar cinco libras el jueves siguiente y puede traer
sus bueyes.Pero tiembla sobre sus piernas y se
derrumba en su cama cuando llega. Ysabeau corre
hacia él y le cuenta lo que pasó. "No sé dónde
llevar", dice su marido. "Necesitaré la avena para
vender / Y el trigo que debemos comer". Ysabeau lo
consuela, le promete que ella sabrá cómo sacarlos
de esta mala situación. Ella entendió la razón de
estas malevolencias repetidas.

Al día siguiente, ella pretende rendirse, lleva a los


tres seductores a casa y sabe cómo quitarles a ellos
y a sus esposas, con la ayuda de su esposo y su
criada, una cruel venganza. Es Ysabeau quien
concibe la maniobra, la organiza y dirige sus
tropas. Constant, cuya fuerza es terrible, asusta a
sus enemigos y los pone fuera de peligro. La
sirvienta Galestrot entiende a su amante con media
palabra y ella cumple diligentemente las misiones
que se le han encomendado. Esta mosca delgada
significa inclinar a todos los hombres que ella toma
para atraer a la trampa. Sé testigo del discurso que
le da al sacerdote: "Trabajé tan bien para ti / que
convertí a mi amante / señor, tengo a mi dama
traicionada. / Entonces sé generoso y galante. / Te
hubiera llevado meses / Si no hubiera intervenido. /
No hay necesidad de largos discursos: / Tráele lo
que prometiste. / En cuanto a mí, me olvido de una
toca ... "Los besos cura, se ríe." Galestrot, no se
preocupe / Tomar estos sub 20 para Pelisson ".

Este fabliau reúne los rasgos más interesantes de los


villanos villanos: una cierta independencia
económica, una pluriactividad, una gran
preocupación por el honor. Vemos las ocupaciones
y preocupaciones de la pareja campesina, una
solidaridad familiar en torno a su líder y el papel
determinante de la esposa en el estatus social del
microcosmos es el hogar.

***

El siglo XIII es, en el milenio medieval, un período


excepcional. Los poetas, talentosos o no, se atreven
a demostrar que conocen íntimamente la vida rural
y que vieron vivir a los campesinos. A pesar de los
chistes cuyos "villanos" continuarán siendo el
objetivo, las fábulas y los llamados campesinos
cuyas habilidades y cualidades humanas hacen que
los hombres no solo sean normales sino
respetables. El término "travieso" siempre tendrá en
la literatura francesa, varios sentidos. En los
géneros menores del siglo trece, la palabra es cada
vez más reservada para un tipo específico entre los
trabajadores de la tierra. Rico o pobre, el villano es
un campesino que posee tierras y las explota, solo o
con la ayuda de los aparcacoches. Él es un jefe de
bomberos, Casado y padre, miembro de una
comunidad de habitantes. Todo esto le da
estabilidad, honorabilidad, responsabilidad y le
puede ganar la fortuna. El "feo rico", que puede
tener un papel bueno o malo, parece presagiar la
"gestión rural"[32] , a pesar de que los poetas no
indican el estado de la tierra.

Estos textos sin pretensiones contribuyen al gran


movimiento de rehabilitación del trabajo manual
que se manifiesta durante los siglos XII y
XIII.[33] . Los moralistas como Etienne de
Fougeres ya habían descrito la obra de la tierra
como una carga dura.[34] incesante, multiforme,
doloroso y mal recompensado en este mundo. Los
cuentos y los dichos lo convierten en un medio de
promoción social de la misma manera que la
posesión de tierras. El villano conduce su negocio
con sagacidad, asistido por su esposa y su esposa, al
igual que el comerciante, el molinero, el tejedor. Su
ambición no es la ociosidad sino la
autosuficiencia. Él sabe mostrar, como los demás, la
generosidad y el sentido del honor. Si trabaja duro,
puede disfrutar de momentos de ocio, un cierto
confort y relaciones pacíficas con sus vecinos.

ANEXOS

Clasificación de los bienes según sus usos citados


en De L'uustillement al villano y al Dit de
ménage. [35]

Trabajo agricola
arar y desgarrar 5
trabajar el suelo a 12
mano
atesorar o mover 8
cosecha 8
vencer o ordenar 9
para sanar a los 5
animales
diverso 16
63
Animales
domésticos
el ganado 8
menú de ganado, 17
corte baja
perros, gatos, varios 5
Casa variada
personal domestico 4
diseño de la casa 7
iluminación 10
calefacción 24
muebles 22
almacén y 30
conservación
preparación y 43
cocción
servicio y mesa 23
limpieza 3
99
Varias obras
carpintería 18
trabajo de cuero 2
preparación textil 14
tejer, coser 5
39
melocotón 3
transporte, 10
aprovechamiento
suministro
carne 5
cereales, legumbres 4
verduras y frutas 12
bebidas y varios 9
30
otros productos 13
ropa de cama 8
traje 7
accesorios de 16
vestuario
joyas 1
llavero infantil 13
armas 10
411

Las formas XXIII traviesas


probablemente compuesta en Picardía en la
segunda mitad del siglo XIII, este medio de texto en
prosa, la mitad en verso, tiene la intención de
atraer a los clérigos y plagada de estereotipos. La
sátira apunta a los defectos físicos y morales
prestados a los villanos. Pero el final del texto (en
verso) desea mil males ya no solo para los villanos
(de 1 a 74) sino para otros 18 oficios (de 75 a 84),
incluidos orfebres, fabricantes de
pergaminos, etc.[36] . Doy aquí una adaptación en
francés del principio del texto en prosa. A pesar de
los comentarios de Edmond Faral, algunas
alusiones siguen siendo oscuras. Pero notamos en
estos 23 tipos de villanos (23 es el número de letras
del antiguo alfabeto latino) alusiones al aspecto
físico (postura, vestuario) y rasgos morales
(ambición que empuja a la mesalianza, envidia que
impulsa malevolencia, ingenuidad que expone al
villano a ser robado por ladrones o gobernado por
su esposa), etc. Se hace una alusión al villano que
disfruta del estatus de clérigo (especialmente los
privilegios judiciales) pero que la pobreza obliga a
arar como los demás.

"Hay en este mundo 23 tipos de villanos, y aquí


están

El arzobispo anuncia las fiestas bajo el olmo frente


a la iglesia.
El mategrin es el que se encuentra cerca del
presbiterio con los clérigos, pasa las páginas del
libro y va a posarse ante el sacerdote.

El primatorio es el que lleva la cruz de plata y el


agua bendita alrededor de la iglesia.

El cerdo feo es el que trabaja en los viñedos y no


quiere dirigirse a los transeúntes, sino que les dice a
todos: "usted lo sabe mejor que yo".

El perro feo es el que se queda frente a su puerta y


se burla de las personas que pasan. Si ve a un
caballero que lleva un halcón en su puño, "¿Ja? ¿Es
él, este gato lechero se comerá una gallina hoy que
sería suficiente para saciar a todos mis hijos?"

El pattu feo es el que usa zapatos apretados por una


cuerda, y que cuelgan en el suelo. Como el papa,
"se une y se suelta en la tierra".

El feo doble pattu es el que usa sombreros cortados


que tienen botones por detrás. Parecen puertas
correderas.

El malvado villano es el que no mide más de medio


pie entre el tobillo y la rodilla y que tiene suficiente
de dos tías de oficina para ser calificado y como un
costo.

El musgo feo (?) Es un villano sin educación que


odia a Dios, a la Iglesia santa y a toda bondad.
El villano feroz es el que siempre mira hacia abajo y
no puede ver a otro entre sus ojos.

El burro feo es el que lleva los pasteles y el barril de


vino en la fiesta. Si hace demasiado calor, viste la
ropa de su esposa; si llueve, se quita la cintura para
vestir a su esposa y evitar que se moje.

El villano puro y sin mezcla es el que nunca tuvo


nobleza de corazón en él desde el día de su
bautismo.

El feo babuino es el que contempla a Nuestra


Señora de París y muestra a los reyes diciendo:
"Este es Pepin, y aquí está Carlomagno", mientras
corta su bolso o la punta de su acompañante detrás
de su espalda.

El feo "marsois" es aquel que no ve gotas en marzo


por la mañana hasta la temporada alta o vísperas
hasta la noche.

El príncipe feo es el que rogará por los demás


delante del alguacil y dice: "¡Salve, en la época de
mi abuelo y mi abuelo, nuestras vacas iban a estas
praderas y nuestras ovejas en estas colinas", y así
ganaron 100 sous a todos los villanos.

El tonto feo es el que tiene buen mobiliario y buena


herencia y pone todo en trigo y vino porque cree
que echaremos de menos, pero hay tanta abundancia
que no dibuja una malla para una Denier, y huye en
la desesperación.

El chico feo es el pobre empleado casado que tiene


que ir a trabajar con los otros villanos.

El feo ferrocarril es uno que pone cuatro fichas


debajo de sus zapatos por temor a usarlas.

El malvado villano es un traidor que adula a las


personas con fines de lucro.

El villano agazapado es el que dejará el arado para


cazar furtivamente a los conejos del Señor por la
mañana y por la noche.

La fea marne es la que tira de la marga hacia los


campos y cuyo último carro está sobre él. No
ensucia el cementerio.

El cangrejo travieso es el que regresa de la madera


cargada de troncos y entra en su casa hacia atrás
porque la puerta está demasiado baja.

"El injerto feo es el que se casa con una mujer noble


que ha injertado un peral de Saint-Riule en un
repollo o en un peral silvestre".

notas

[1] Este artículo está inspirado en el que Ghislain


Brunel hizo de acuerdo con los textos latinos; ver:
Ghislain Brunel, "Campesinos no rastreables,
huellas escritas y datos demográficos en el norte de
Francia (siglos XI-XIII)", en Encuestas rurales ,
No. 2, 1997, pp. 7-35.Fuentes impresas: Urban
Nystrom, poemas franceses sobre la propiedad de
una familia desde el Montante hasta el villano del
siglo XIII hasta las Controversias de Gratien du
Pont , Helsinki, 1940; Anatole de Montaiglon y
Gaston Raynaud, colección general y completa de
fabliaux de los siglos trece y catorce., 1872-1890, 6
volúmenes, Ginebra, Slatkine Reprints, 1973, en 3
volúmenes; Edmond Faral, "Villanos o XXIII
modales de villanos", en Rumania , Volumen
XLVIII, 1922, pp. 243-264; Charles Livingston, El
malabarista Gautier le Leu; estudio de fábulas ,
Cambridge Mass., 1951, Harvard Studies in
Romanic XXIV; Étienne de Fougères, El libro de
los modales , editado por Anthony Lodge, Ginebra,
Droz, 1979; Gautier de Coinci, Los milagros de
nuestra señora , publicado por V. Frederick Konig,
Droz, 1966, 4 volúmenes.

[2] Urban Nystrom, poemas franceses sobre la


propiedad de un hogar desde el Levantamiento
hasta el villano del siglo XIII hasta
lasControversias de Gratien du Pont , Helsinki,
1940; Marie-Thérèse Lorcin, "De la rectitud al
travieso o inventario sin mapache", enRevue
historique , volumen CCLXXIV, n ° 2, 1985,
pp. 321-339.

[3] Michel Zink, Literatura francesa de la Edad


Media , París, Presses Universitaires de France,
1992.
[4] Marie-Thérèse Lorcin, "El cuerpo tiene sus
razones en los fabliaux: cuerpo masculino, cuerpo
femenino, cuerpo de villano", en La Edad Media ,
No. 3-4, 1984, pp. 433-453.

[5] "La FLABEL de Aloul" en Anatole Montaiglon


y Gaston Raynaud, general y colección completa de
fábulas XIII th y siglos XIV , 1872-1890, 6
volúmenes, Ginebra, Slatkine Reprints, 1973
Volumen 1, pág . 255; Para comodidad de los
lectores, hoy traduzco al francés los versos del siglo
trece, que, por desgracia, les hace perder su ritmo y
sabor.

[6] "De Constant du Hamel", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, General and
Complete Collection ... , abierto. citado, volumen 4,
p. 168.

[7] "De Boivin de Provin", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, General y colección
completa ... , abierto. citado, volumen 5, p. 52.

[8] . "De Uustment a villano", texto en Urban


Nystrom, French Poems ... , abierto. citado, circa
161-166.

[9] "The fea mire", en Anatole de Montaiglon y


Gaston Raynaud, General y colección completa ... ,
abierto. citado, volumen 3, p. 156.

[10] "Del villano al buffet", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, General y colección
completa ... , abierto. citado, volumen 3, p. 204.

[11] Marie-Thérèse Lorcin, "Comer y beber en las


fábulas: Ritos sociales y jerarquía de los placeres",
en Comer y beber en la Edad Media , Actas del
Simposio de Niza (octubre de 1982) , Publicaciones
de la facultad. Letras y ciencias humanas de Niza, n
° 27, 1ra serie, París, Belles Lettres, 1984, volumen
1, pp. 227-237.

[12] Françoise Piponnier y Robert Bucaille, "¿La


bestia o la bella? Observaciones sobre la apariencia
corporal del campesinado medieval", en etnología
francesa , No. 6, 1976, pp. 227-232.

[13] Jean Batany: "El apólogo social de los estratos


libidinales: El caballero se superpone ", en Danielle
BUSCHINGER [ed.], El cuento en la Edad Media,
Actas del coloquio (abril de 1979) , Centro de
Estudios Medievales, Poitiers , París, Campeón,
1980.

[14] "Du pover cleric", en Anatole de Montaiglon y


Gaston Raynaud, General y colección completa ... ,
abierto. citado, volumen 5, p.195.

[15] "Segretain monk", en Anatole de Montaiglon y


Gaston Raynaud, General y colección completa ... ,
abierto. citado, volumen 5, p.232.

[16] Marie-Thérèse Lorcin, "From


the Oustillement ...", art. ciudad.
[17] La clasificación de los productos citados en los
dos poemas se da en el apéndice.

[18] "De la damoisele que no habla ...", en Anatole


de Montaiglon y Gaston Raynaud, General y
colección completa ... , abierta. citado, volumen 5,
p. 26.

[19] "De deus villanos" por Gautier le Leu,


Livingston, 1951, p. 102.

[20] "El villano de Bailluel", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, colección general y
completa ... , abierto. citado, volumen 4, p. 213.

[21] Leche hervida y huevos.

[22] "De Barat and Haimet and Travers", en


Anatole de Montaiglon y Gaston Raynaud, General
y colección completa ... , abierto. citado, volumen 4,
p. 111.

[23] "Del prestigio que uno lleva", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, General y colección
completa ... , abierto. citado, volumen 4, pp. 9-13.

[24] "Del monje segretain", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, General y colección
completa ... , abierto. citado, volumen 5, pp. 237-
239.

[25] Este es el caso, por ejemplo, en Du povre


clerc , resumen anterior , donde el maestro de la
casa se designa a su vez como "travieso", "païsant",
"prudhome".

[26] "De la damoisele que no habla ...", en Anatole


de Montaiglon y Gaston Raynaud, General y
colección completa ... , abierta. citado, volumen 5,
p. 24.

[27] "The fea mire", en Anatole de Montaiglon y


Gaston Raynaud, General y colección completa ... ,
abierto. citado, volumen 3, p. 156.

[28] "The flabel of Aloul", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, General y colección
completa ... , abierto. citado, volumen 1, pp. 255-
280.

[29] "El villano de Farbu", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, colección general y
completa ... , abierto. citado, volumen 4, p.82.

[30] "IIII sohais saint Martin", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, Colección general y
completa ... , abierta. citado, volumen 5, p. 20.

[31] "De Constant du Hamel", en Anatole de


Montaiglon y Gaston Raynaud, General and
Complete Collection ... , abierto. citado, volumen 4,
pp. 166-198.

[32] Jean-Marc Moriceau, Los agricultores de la


Ile-de-France. El auge de un negocio agrícola
(siglos XV-XVIII) , París, Librairie Arthème Fayard,
1998, (2ª edición).

[33] En relación con esto, vea las obras de Jacques


Le Goff, en particular: Jacques LE Goff, Para otra
Edad Media. Tiempo, trabajo y cultura en el oeste:
18 ensayos , París, Gallimard, 1977.

[34] Étienne de Fougères, El libro de los caminos ,


estrofas 170 a 200.

[35] Cuando el mismo término se cita dos veces en


el mismo texto, se cuenta dos veces; es excepcional

[36] Ver: Edmond Faral, "Villanos o XXIII modales


de los villanos", en Rumania , Volumen XLVIII,
1922, pp. 243-264.
Paru dans
Cahiers d'histoire
Numéro 2000-3
L'image de l'autre au Moyen Age. La
représentation du monde rural dans
le Guide du pèlerin de saint-jacques de
compostelle

Emmanuel Filhol

Résumé

Le discours tenu au XIIe siècle par l'auteur du Guide sur


le monde rural révèle les images stéréotypées que l'Église
et les hommes de religion se font des paysans. Dans sa
description des populations rurales du sud-ouest de la
France et du nord de l'Espagne, Aimery Picaud accumule
une série de poncifs et de préjugés aussi grotesques
qu'humiliants. Le paysan y est dépeint sous des traits
péjoratifs qui l'affublent de vices et de défauts : laid,
méchant, inculte, barbare, luxurieux. Cette image " noire "
de la paysannerie, combinant racisme de classe et racisme
culturel, n'a pourtant guère choqué nos érudits
contemporains, historiens (de l'Église) et historiens de l'art
qui ont eu recours à cet ouvrage.

Abstract

The writings which appeared in the 12th century by the


autor of Guide concerning the rural population, revealed
stereotyped images that the church and the men of that time
thought of the peasants. In this description of the rural
population in the southwest of France and the North of
Spain, Aimery Picaud articulated a series of clichés and
prejudices that were as grotesque as they were humilating.
The peasant was described using derogatory
characteristics which depicted vices and faults, such as :
ugly, mean, stupid, barbarian and lustful. This black image
of the peasantry combined with class racism, and cultural
racism, hardly shocked the contemporary writers of that
era, such as : church historians, and art historians, who
used this Book as a reference of their writings.

Je dédie ce texte à Raymond Labounoux, viticulteur

Que disent au Moyen Âge les discours dominants sur


le monde rural ? Et pour se limiter au point de vue de
l'Église, quelles sont les images précises de la réalité
paysanne qui interviennent dans les textes produits
par l'élite cléricale instruite ?

Le XIIe siècle nous a laissé en la matière un


document très éclairant : le fameux Guide du pèlerin
de Saint-Jacques de Compostelle. On sait que le
phénomène de pérégrination acquit une grande
ampleur aux XIe et XIIe siècles en raison de la nature
particulière du sentiment religieux de l'époque. Les
pèlerinages donnèrent naissance à une littérature de
guides [1]. L'une des œuvres les plus célèbres de
cette littérature à usage de pèlerins est donc le Guide
du pèlerin de Saint-Jacques qui constitue un des
éléments (le cinquième livre) d'un recueil, compilé
en 1139, le Liber Sancti Jacobi, connu encore sous le
nom de Liber Calixtinus.

Le Guide, probablement l'œuvre du clerc poitevin


Aimery Picaud [2], offre un profil d'ensemble de la
route avec ses difficultés : une manière
d'avertissement de tout ce que le pèlerin doit savoir
avant de prendre son bâton. Destiné à donner aux
pèlerins des conseils pratiques pour leur voyage et à
leur indiquer les sanctuaires où ils doivent s'arrêter
pour vénérer des reliques, l'ouvrage propose des
itinéraires avec les étapes, au moins en terre
espagnole. Du fait de la situation géographique de
l'Aquitaine, ces itinéraires prennent la région en
écharpe, du nord-est au sud-ouest, en convergence
vers le Béarn et le Pays basque, pour franchir les
Pyrénées par Roncevaux ou le Somport ; la route
passe ensuite par la Navarre, puis la Castille, pour
aboutir en terre de Galice. La via Turonensis(celle
qui vient de Tours mais ici prise à partir du Poitou)
du Guide conduit ainsi les pèlerins du nord et de
l'ouest par Tours, jusqu'à Saint-Jacques de
Compostelle. Un des chapitres du livre porte sur la
description des pays traversés et des mœurs rurales
de leurs habitants. Comme on va pouvoir en juger,
Aimery Picaud y distribue les labels de civilisation et
d'humanité, de barbarie et d'animalité avec une
arrogance et une sérénité à couper le souffle. La
violence des préjugés autour desquels s'ordonne le
regard de ce clerc " cultivé " n'a pourtant guère
choqué nos érudits contemporains, historiens (de
l'Église) et historiens de l'art qui ont eu recours à cet
ouvrage. Mais nous en reparlerons en temps voulu.

NATURE/CULTURE

Le voyage commence donc sous les meilleurs


auspices... en pays poitevin. Difficile d'imaginer que
le beau, le bien, ne s'accordent point avec ce qui est
familier. Le pays de notre pèlerin est une contrée
pleine de délices. Prosperitas et voluptas : la terre
fertile y répand partout ses bienfaits, et les bonnes
mœurs font de ses habitants un modèle de civilité.
Aimery Picaud ne tarit pas d'éloges sur sa région : "
[…] après Tours, l'on trouve le pays Poitevin, fertile,
excellent et plein de toutes félicités. Les Poitevins
sont des gens vigoureux […], élégants dans leur
façon de se vêtir, beaux de visage, spirituels, très
généreux, larges dans l'hospitalité " [3].

Mais le ravissement, hélas, est de courte durée.


L'idéal cède le pas aux affres du réel. À la délicatesse
et finesse d'esprit qui prévalent chez les gens cultivés
— entendons : la caste des clercs dont fait partie
l'auteur — s'oppose la " brutalité " du monde rural.
Les rusticiméritent bien le qualificatif de " rustres ",
car leur univers s'inscrit dans un milieu naturel
hostile. La rudesse de la vie paysanne traduit
l'appartenance et l'adhésion de l'homme de la
campagne au domaine sauvage de la nature. Le
paysan est l'autre, et d'abord géographiquement.
Aimery Picaud se plaît à évoquer l'épreuve qui attend
le voyageur lorsque celui-ci pénètre à l'intérieur des
Landes de Gascogne : épreuve angoissante, le pire
des affrontements avec une nature ennemie, celle de
l'enlisement dans les sables marins, au milieu d'un
désert et dans l'épuisant harcèlement des nuées de
taons qui vous poursuivent.

Si " pays désolé ", alors manières de vivre primitives.


La région inhospitalière où vivent ces paysans est
l'image implicite de leur sauvagerie. Soumis aux lois
brutales de la nature, leur état s'apparente plus à celui
des sauvages qu'il n'appartient à la sphère de
l'humain. L'auteur du Guide, manifestement mal à
l'aise dans cet univers qui n'est pas le sien, préfère
s'en tenir à des jugements tout faits. Sa
méconnaissance du monde paysan s'accompagne
d'ailleurs d'une description des anciennes landes de
Gascogne pour le moins discutable ; l'aspect
désertique du pays, comme l'a montré Charles
Higounet, vaut surtout pour les cinq premiers siècles
du Moyen Âge, et concerne seulement les confins de
la lande avec le Condomois, l'Armagnac, le Marsan.
L'occupation y était très espacée. Mais à partir du XIe
siècle, on constate que " la vie bouillonne partout et
qu'une série de faits et d'entreprises, extension des
terroirs et formation d'habitats nouveaux, postule
cette croissance " [4].

Qui dit ruralité dit aussi zones sous l'emprise de la


forêt. Or la forêt passe pour être au Moyen Âge le
lieu par excellence de la vie sauvage. Ne serait-ce
qu'étymologiquement
: silva < silvaticus < salvaticus. Le villageois qui
fréquente la forêt incarnera donc le sauvage en
personne. Voici ce qu'écrit Aimery Picaud à propos
des paysans basques : " Ce sont des gens féroces et
la terre qu'ils habitent est hostile aussi par ses forêts
et par sa sauvagerie " [5]. L'équation " ruralité
sylvestre = plongée dans l'animalité sauvage "
illustre ici la ligne de partage que met en jeu
l'opposition nature/culture. Dans l'Occident
médiéval, en effet, " le dualisme fondamental
culture-nature s'exprime à travers l'opposition entre
ce qui est bâti, cultivé et habité (ville-château-village
ensemble) et ce qui est proprement sauvage (mer-
forêt)... " [6]. Puisque l'espace sylvestre représente
l'envers de la société et de la civilisation, aucun doute
alors que les paysans-bûcherons vivant en contact
avec la forêt appartiennent à une sous-humanité, à
mi-chemin entre l'homme et la bête. Notre clerc
poitevin oublie que ce lieu " sauvage " est pourtant
bien utile aux hommes de son temps [7] : pour leur
nourriture quotidienne, leur habitation (bois), mais
aussi les produits appréciables qu'on en tire (produits
résineux pour les torches et les cierges, miel des
essaims sauvages tant recherché pour un monde
longtemps privé de sucre, etc.). N'importe ! L'univers
des paysans et travailleurs de la forêt exclut qu'on
reconnaisse en lui une quelconque positivité, il
demeure inexorablement séparé de ce qui fonde la
société humaine et civilisée.
" BARBARE "

L'altérité paysanne n'apparaît pas seulement


géographiquement, mais linguistiquement. Elle
opère sur le terrain du langage, là même où s'énonce
pour Aimery Picaud l'infériorité de l'homme de la
campagne. Le langage constitue en effet un élément
important dans le jeu de la distinction, en ce qu'il
retraduit les différences hiérarchisées et
hiérarchisantes du monde social. L'infériorité
attribuée au paysan réside dans le fait que celui-ci
parle une langue qui n'est pas celle légitimée et
valorisée (le latin) par le clergé. Il ne peut s'exprimer
qu'à travers une langue identifiée comme " vulgaire
", et qui se situe du côté de l'oralité (comme
communication propre à la société " sauvage " ou "
primitive "), par opposition à la langue écrite,
instrument de savoir réservé à l'élite, objet de pouvoir
de l'institution ecclésiale. Ce n'est pas par hasard si le
mot rusticus, associé au langage — lingua rustica,
peut-on lire à propos des manières " rudes " de parler
chez le paysan de Saintonge et du Bordelais —
désigne celui qui vit à la campagne et ce qui est "
vulgaire ". Vulgaire, c'est-à-dire " commun ", "
ordinaire ", ou " populaire ". La " vulgarité " du
langage rural signifie encore, littéralement, qu'il est
assimilable à un parler " grossier ". Lingua
rustica sert en outre à caractériser l'aspect
prétendument " simple ", " naïf " de ce qui touche au
contenu de la parole paysanne.

La valeur péjorative que connotent ces adjectifs


atteint un degré supplémentaire lorsqu'il est question
purement et simplement du langage " barbare " des
paysans basques : " Puis, aux alentours des ports de
Cize, se trouve le Pays Basque, dont la grande ville,
Bayonne, est située au bord de la mer vers le nord.
Ce pays dont la langue est barbare, est boisé,
montueux, pauvre en pain, vin et aliments de toutes
sortes... " [8]. Un peu plus loin : " la férocité de leurs
visages et semblablement, celle de leur parler
barbare, épouvantent le cœur de ceux qui les voient
" [9]. Le terme " barbare ", en latin barbarus,
provient du grec barbaros, qui veut dire à la fois
étranger, c'est-à-dire non grec, incorrect, en parlant
des fautes contre le bon usage de la langue grecque,
grossier, non civilisé. Pierre Chantraine précise
que barbaros désigne l'étranger en tant qu'il parle
une langue étrange et comme balbutiante que l'on ne
comprend pas. Il s'agit d'une formation fondée sur
une onomatopée, et proche du sanskrit
— barbara — " qui bredouille " [10]. Le " barbare "
est donc celui qui profère des bredouillis inarticulés
ou incompréhensibles. Le mot, cependant, ne
s'applique pas qu'aux non-Grecs mais aussi aux
Grecs qui ont un discours lent, pâteux ou incorrect :
" Barbares, tous les gens à prononciation lourde et
empâtée " [11]. Dans le même ordre d'idée,
Aristophane l'utilise par analogie en parlant des
oiseaux, dont le chant est inintelligible [12]. "
Barbare " signifie enfin " cruel ". Ce sens de " cruel
" que nous lui connaissons doit, il est vrai, attendre
les invasions barbares de Rome pour se manifester.
Pourtant, chez Euripide déjà, " barbare " indique une
dimension d'infériorité incluant l'infériorité morale,
le mot ne se référant plus à la nationalité étrangère,
mais exclusivement au mal, à la cruauté et à la
sauvagerie. Lorsque Andromaque s'adresse aux
Grecs en disant " barbara Kaka " [13], l'expression
peut être traduite par " des maux (supplices) inventés
par des Barbares ", ou bien " des maux (supplices)
sauvages ".

Les différentes acceptions du mot témoignent


clairement d'un sentiment d'hostilité à l'égard des
autres et de l'étranger. Ce sont ces attributs
méprisants que le Guide applique aux paysans du
sud-ouest de la France comme à ceux du nord de
l'Espagne. Leur parler ne ressemble à rien qui puisse
être tenu pour sensé ; il évoque davantage le registre
de l'animalité que le langage humain : " en les
écoutant parler, on croit entendre des chiens aboyer.
Leur langue est en effet tout à fait barbare. Ils
appellent Dieu, Urcia, la mère de Dieu, Andrea
Maria, le pain, orgui, le vin, ardum, la
viande, aragui... " [14]. D'ailleurs, n'est-ce pas
l'imitation de cris d'oiseaux et d'animaux sauvages
qui, dans certaines circonstances, sert de base au
code " barbare " dont use le Navarrais ou le Basque
pour communiquer ? Quant à la cruauté, on peut être
sûr que la classe paysanne y excelle. Ainsi, la
méchanceté redoutable du peuple Navarrais : " C'est
un peuple barbare, différent de tous les peuples et par
ses coutumes et par sa race, plein de méchanceté ", "
expert en toutes violences, féroce et sauvage ", "
cruel et querelleur " [15] ; " Pour un sou seulement,
le Navarrais ou le Basque tue, s'il le peut, un Français
" [16]. Ou encore, les agressions, exactions et
humiliations en tout genre dont se rendent coupables
bateliers de l'Adour et péagers des Pyrénées à
l'encontre des pèlerins [17] : " Bien des fois aussi,
après avoir reçu l'argent, les passeurs font monter une
si grande troupe de pèlerins, que le bateau se retourne
et que les pèlerins sont noyés ; et alors les bateliers
se réjouissent méchamment après s'être emparés des
dépouilles des morts " [18].

Arrêtons là ce chapitre de la " barbarie " du monde


rural : il n'apporte rien d'autre que la confirmation de
ce dont est plein le fond idéologique constituant
l'appui du regard de l'Église sur le paysan, la
méchanceté et l'abrutissement le plus total convenant
aux ténèbres de son ignorance.

LUXURE DES PAYSANS

Un thème revient fréquemment dans le Guide pour


disqualifier les mœurs des paysans : celui de la
sexualité. Le thème de la sexualité ne saurait mieux
illustrer la distance qui sépare au Moyen Âge les
cultures officielles et la perception populaire. Ce
domaine, à l'évidence, révèle deux manières de vivre
et de penser qui sont diamétralement opposées.

Parmi les traits caractéristiques de la culture


populaire du Moyen Âge, il convient de souligner
l'importance accordée à la sphère de la vie pratique.
La prédominance du principe de la vie matérielle et
corporelle joue en effet un rôle essentiel dans la
vision populaire du monde et de l'existence. Ce qui
touche au registre du corps, au boire et au manger, à
la satisfaction des besoins naturels, de la vie sexuelle,
se trouve fortement valorisé. C'est pourquoi le corps
et la vie corporelle revêtent un caractère positif,
affirmatif. M. Bakhtine, en parlant de " réalisme
grotesque ", a très bien défini la conception que sous-
tend cette culture populaire du Moyen Âge ; selon
lui, le " réalisme grotesque " rend compte des formes
principales d'expression issues du peuple, et qui
visent à rabaisser tout ce qui est élevé, spirituel, idéal
et abstrait au plan matériel et concret, celui de la terre
et du corps. Ce " rabaissement " du " haut " vers le "
bas " répondant au souci de s'opposer à toute coupure
des racines matérielles et corporelles du monde : "
Rabaisser, cela veut dire communier avec la vie de la
partie inférieure du corps, celle du ventre et des
organes génitaux, par conséquent avec les actes
comme l'accouplement, la conception, la grossesse,
l'accouchement, l'absorption de nourriture, la
satisfaction des besoins naturels " [19].

Le discours de l'Église, autour duquel se déploie la


culture médiévale religieuse officielle, prône à
l'inverse un rejet du corps et du monde sensible. Rien
n'est plus éloigné des aspects concrets et matériels de
la vie que l'idéal ascétique dont se réclame la morale
chrétienne. La ligne de partage entre culture
populaire et culture savante religieuse se révèle ici
nettement marquée : les goûts du peuple suscitent les
dégoûts de la classe cléricale. L'attirance pour le
plaisir et pour la jouissance, qui opère une sorte de
réduction à la corporéité, au ventre et au sexe, donc
à ce qui est commun, ne peut être aux yeux de l'Église
qu'objet d'horreur et de répulsion.

Aimery Picaud ne trouve pas de mots assez


dégradants pour décrire le tableau des perversités
dans lesquelles se vautrent les paysans. Ces hommes
de la campagne, forcément, sont porteurs de tous les
vices. Qu'il s'agisse des plaisirs du boire et du manger
: les Gascons sont " débauchés, ivrognes […]. Ils
mangent beaucoup, boivent sec " [20]. " Quand on
les regarde manger, on croirait voir des chiens ou des
porcs dévorer gloutonnement " [21]. Les deux
animaux mentionnés introduisent une comparaison
pour le moins dévalorisante, puisque le chien, dans
la symbolique chrétienne, appartient au bestiaire de
Satan, qu'il est un animal impur, le symbole des
pécheurs qui retournent à leurs vomissements ; quant
au porc, il représente un des symboles du vice,
symbole de la saleté (sorditas), de la gloutonnerie, du
bas matérialisme parce qu'il a le groin tourné vers la
terre et ne regarde jamais le ciel [22]. Le dégoût
qu'inspire le spectacle de la " luxure " paysanne est,
lui, plus répulsif encore : " Dans certaines régions de
leur pays, en Biscaye et Alava, quand les Navarrais
se chauffent, l'homme montre à la femme et la femme
à l'homme ce qu'il devrait cacher. Les Navarrais
forniquent honteusement avec les bestiaux ; on
raconte que le Navarrais met un cadenas à sa mule et
à sa jument pour empêcher tout autre que lui-même
d'en jouir. La femme comme la mule est livrée à sa
débauche (libidinosa) " [23]. La même horreur
s'exprime, de façon quasi obsessionnelle, à l'égard de
tout ce qui, dans la vie quotidienne, implique la
proximité physique des corps, proximité
nécessairement " honteuse " (le mot revient plusieurs
fois : turpe, honteux, ignoble, dégoûtant, infâme),
dès lors que pointe le fantasme de scènes de "
débauches ", et d'autant plus condamnable qu'elle
s'accompagne d'une transgression des distances
sociales : " Ils n'ont pas honte de coucher tous
ensemble sur une mince litière de paille pourrie, les
serviteurs avec le maître et la maîtresse " [24]. On
songe également, concernant cette répulsion-
attraction pour la sexualité, aux connotations et
fantasmes sexuels que suggèrent certains mots
employés dans le Guide, comme celui de mixta,
mélange (voir mixta/mixtura, mélange, fusion,
accouplement), pour désigner les manières
populaires de traiter la nourriture : " Chez les
Navarrais, toute la maisonnée, le serviteur comme le
maître, la servante comme la maîtresse, tous
ensemble mangent à même la marmite, les aliments
qui y ont été mélangés (mixta), et cela avec leurs
mains, sans se servir de cuillers et ils boivent dans le
même gobelet " [25].

Les rustici sont par nature des luxurieux. Il convient


donc de stigmatiser les péchés et les vices en lesquels
se complaisent les paysans. Bien entendu, à travers
cette condamnation, l'auteur du Guide ne fait que
reprendre le discours dominant qui œuvre dans
l'éthique sexuelle chrétienne. La morale chrétienne
est une morale de la chasteté ; d'où sa méfiance très
forte envers les plaisirs charnels, parce qu'ils
retiennent l'esprit prisonnier du corps, l'empêchant de
s'élever vers Dieu. Le combat incessant que l'homme
doit mener contre l'esprit de fornication, le plus
honteux de tous les vices, a toujours été au centre de
la morale chrétienne, et cela dès les premiers
penseurs de l'Église [26]. De Tertullien à Cassien,
l'éthique sexuelle chrétienne repose sur la
condamnation vigoureuse de la recherche du plaisir
sexuel. À la fornication comme recherche du plaisir,
l'Église oppose le mariage, qui est devoir de
procréation. Et toute recherche du plaisir en mariage
fait de l'accouplement un adultère [27]. Autrement
dit, nous sommes obligés de nous unir à l'autre sexe
pour faire des enfants, mais nous ne devons pas nous
attacher aux plaisirs sexuels. La sexualité ne nous a
été donnée que pour nous reproduire. C'est un péché
que de l'utiliser à d'autres fins, et par exemple pour le
plaisir.

On sait que l'un des moyens choisis par l'Église pour


combattre la luxure, considérée comme le vice
féminin par excellence, a été de stigmatiser ce péché
capital dans les représentations de l'enfer, au tympan
des portails du jugement dernier. Ainsi, " sur un
chapiteau de la Porte des Comtes à Saint-Sernin de
Toulouse, le Luxurieux est torturé, à côté de la
Luxurieuse en proie aux serpents, sous la figure d'un
homme nu livré à deux démons qui labourent avec
des crocs ses organes génitaux " [28]. Ou encore, "
sous le porche de Moissac où les deux Vices
voisinent, la Luxure apparaît sous les traits d'une
mégère dont les seins et le sexe sont dévorés par des
serpents et des crapauds : elle est ainsi punie par où
elle a péché " [29].

Pour sa part, Aimery Picaud, qui perçoit


probablement la femme comme l'incarnation du
diable et du péché [30], dans la description qu'il
consacre vers la fin de l'ouvrage à la Porte des
Orfèvres — de las Platerias — de Saint-Jacques de
Compostelle, n'omet pas de mentionner la femme qui
se trouve à côté de la tentation du christ : " elle tient
entre ses mains la tête immonde de son séducteur qui
fut tranchée par son propre mari et que deux fois par
jour sur l'ordre de celui-ci, elle doit embrasser. Ô
quel terrible et admirable châtiment de la femme
adultère, qu'il faut raconter à tous ! " [31].

Lorsqu'il écrit ces lignes, notre clerc Poitevin songe


surtout aux femmes et hommes de la campagne
rencontrés au cours de son voyage ; à ces paysans
dont les mœurs dépravées, parce qu'elles dépassent
en horreur ce qu'il est possible d'imaginer, appellent
châtiment et excommunication. Mais que devait
penser ce clerc, en voyant, non loin des portails des
petites églises rurales du sud-ouest de la France, sur
les modillons accrochés en haut des corniches,
ces obscena saisir dans la pierre les figures multiples
du génital, de l'anal, du scatologique, empruntées au
monde profane des campagnes ! L'auteur
du Guide n'en dit mot. Sans doute n'y lisait-il que des
images condamnant les péchés, là où s'exhibe
pourtant le témoignage original et vivant d'une
culture laïque populaire [32].

BLANC/NOIR

Le monde rural est donc synonyme de licence.


L'image négative du paysan considéré comme "
vicieux " trouve son prolongement à travers un autre
caractère, tant physique que moral, qui complète ce
portrait idéologique dressé par le Guide. Il s'agit de
la noirceur attribuée aux paysans. L'opposition
chromatique blanc-noir intervient plusieurs fois dans
le texte. La couleur noire désigne un trait spécifique
de l'identité corporelle des paysans basques et
navarrais. Les premiers, plutôt sombres de peau, ont
cependant " le visage plus blanc (facie
candidiores) que les Navarrais " [33]. Ceux-là, dont
il est dit qu'ils " portent des vêtements noirs
(nigris) et courts qui s'arrêtent au genou […], des
manteaux de couleur sombre (atris) ", sont perçus
comme un peuple " noir de couleur (colore atra), laid
de visage " [34].

Dans le vocabulaire latin, candidus, blanc, s'oppose


à ater, noir. Les valeurs attachées au
mot candidus expriment une connotation positive : la
" blancheur " du visage ou du corps se confond avec
la " beauté ". Ater et Niger, à l'inverse, connotent
négativement. Le " noir " égale le " sombre ", et
suggère l'idée de " laideur ". Candidus, dont le sème
habituel comporte l'idée de " lumineux ", indique une
qualité et se traduit, selon le contexte, par " brillant
", " étincelant ", " beau ", " pur ". Au figuré, ce mot a
le sens de " favorable ", " heureux " ; on l'emploie
aussi pour parler de quelqu'un qui est " franc ", " loyal
". Ater, dont le sème est celui de " non brillant ", "
mat ", se dote au contraire de valeurs connotatives
négatives pour prendre le sens de " funèbre ", " cruel
", en parlant de la mort ou de jours malheureux. De
même, niger, lié à ce qui est " funeste ", sert à
qualifier une personne " perfide ", " à l'âme noire ".
D'une façon générale, le contraste blanc/noir
symbolise le couple antithétique
absolution/condamnation, il connote l'opposition
vrai/faux. Candidus renvoyant au domaine de
l'innocence, ater et niger à celui de la culpabilité.

La symbolique chrétienne des couleurs associe au


blanc et au noir à peu près les mêmes effets
bénéfiques et maléfiques. Le blanc symbolise la
lumière, l'éternité. Dans l'Église, c'est la couleur des
vêtements du pape, de l'aube des prêtres. Le blanc
étant l'emblème de la pureté, de la virginité, est aussi
la livrée symbolique des premières communiantes,
des jeunes mariées, des catéchumènes. Le noir est la
couleur de l'esprit du mal, du désespoir, du deuil.

Puisque le christianisme assimile la couleur noire au


péché, à la culpabilité, au mal, il convient en bonne
logique chrétienne de noircir les paysans, pour faire
ressortir leur laideur physique et morale. Au
demeurant, rien n'est plus facile — et l'Église ne s'en
prive pas — que de glisser conceptuellement de la
négativité de cette couleur (noirceur de la vilenie et
des ténèbres, du péché et du vice, du diable et de la
trahison...) au rejet de la noirceur du corps et du corps
" noir " du paysan et à la définition de son âme. À
elle, avec cette couleur, la stupidité et la malignité.
C'est net : l'âme du vilain a la noirceur des ténèbres
et de tous les vices.

Comment pourrait-il en être autrement dans cet


univers " en noir et blanc ", où la blancheur fixe la
norme du beau, du bien, et où ce qui menace, " l'autre
" perçu comme rebelle au message divin, est
représenté sous une forme noire ? Ce qui menace, en
effet, a pour nom hérésie et paganisme, les deux
termes, qui se trouvent confondus déjà chez
Augustin, désignant des pratiques et mentalités
propres au monde des campagnes. Certes, l'Église, à
partir du haut Moyen Âge, s'est employée à
évangéliser ces " sauvages de l'intérieur ". Mais des
zones importantes d'" hérésie ", de " paganisme " et
de " démonolâtrie " se sont maintenues. En
particulier, dans le sud-ouest de la France, comme en
témoigne l'axiologie de la méchanceté et de la
culpabilité stigmatisées par le Guide sur ces régions
rurales de Gascogne et du Pays basque, asservies à la
puissance des ténèbres.

De l'autre côté des Pyrénées, l'image du paysan


noircit davantage : les paysans navarrais, traités d'"
impies ", ont le corps et l'âme plus noirs que les
Basques, lesquels ne sont pas tout à fait dépourvus de
blancheur (facie candidiores), ethnocentrisme
blanco-chrétien français oblige. Si la noirceur
s'intensifie en Navarre, c'est aussi parce que ce
royaume est en contact avec l'un des pires ennemis
de chrétienté médiévale : l'infidèle sarrasin qui
occupe encore la péninsule ibérique.
Le Guide mentionne d'ailleurs au passage que le
peuple navarrais " est semblable aux Gètes et aux
Sarrasins par sa malice et de toute façon ennemie de
notre peuple de France " [35]. Aucun doute : la
noirceur au-dehors et au-dedans des paysans
navarrais n'a d'égale que celle des Sarrasins. Car le
noir est la couleur sous laquelle figurent les
musulmans. Par un choix délibéré, l'imaginaire
médiéval attribue au Sarrasin cette couleur maléfique
: " Alors que les représentations du Sarrasin ne
privilégiaient pas jusque-là aucune couleur, dans la
seconde moitié du XIIIe siècle, l'utilisation de la
couleur noire devient prépondérante. À Estella déjà,
dans la première moitié du XIIe siècle, le géant
Ferragut manifestait quelques aspects de la
négritude. À Cressac, dans le pays charentais,
quelques Sarrasins étaient également dépeints
comme des personnages à la peau brune " [36]. Noir,
donc laid, et de surcroît, comme le paysan, ennemi
de l'Église, parce que " païen ". L'islam est synonyme
de laideur : lorsqu'on le représente, le Sarrasin se tord
de douleur, il grimace, ses traits sont grossiers, ses
cheveux hirsutes, ses lèvres épaisses. À Clermont-
Ferrand, comme à Chartres, sur le vitrail de la
cathédrale, les combattants sarrasins ont le nez
aquilin, l'œil obscur. Quant à l'assimilation de l'islam
au paganisme, écrivains ecclésiastiques et
chroniqueurs n'hésitent pas, contre toute raison, à
attribuer aux musulmans le comportement idolâtre
des païens de l'antiquité. De toute façon, le critère
d'exactitude ne joue aucun rôle. Il est vain d'engager
un débat pour savoir si ces images " noires " de l'autre
(la paysannerie, l'islam) correspondent ou pas à la
réalité. Comme l'écrit, entre 1104 et 1108, Guibert de
Nogent, fustigeant la religion adverse, " on peut en
toute quiétude parler mal de celui dont la malignité a
toujours été au-dessus de tout le mal qu'on pourrait
en dire " [37].

C'est le même regard malveillant, d'orientation


ethnocentriste et xénophobe, que porte Aimery
Picaud sur le peuple navarrais. Ses affirmations
relèvent du fantasme, et participent d'une approche
racialisante de l'autre [38]. À tel point que ce
discours, combinant racisme de classe et racisme
culturel, obsédé par le thème de la pureté blanco-
chrétienne, conduit à des interprétations délirantes :
si l'on en croit le Guide, l'impureté ontologique des
paysans navarrais serait ni plus ni moins attestée par
l'origine de leur nom : Navarrais (Navarrus), c'est-à-
dire " non vrai " (non verus), puisque, ajoute tout
aussi tranquillement l'auteur, " ils ne sont pas issus
d'une race pure ou d'une souche légitime " [39].
DU COMMENTAIRE DE NOS
CONTEMPORAINS

Le tableau d'ensemble que nous offre Aimery Picaud


accumule donc une série de poncifs et de préjugés
aussi grotesques qu'humiliants. On discerne bien,
dans l'intolérable obscénité de tous et chacun de ses
traits caricaturaux, que ces divagations sans
fondement ont pour intention manifeste de
déconsidérer la classe paysanne. Il en résulte une
défiguration totale du monde rural dans ce qu'il a de
plus caractéristique : la cohérence et la complexité de
pratiques et représentations inhérentes à une culture
populaire. L'image très négative du paysan n'est
certes pas particulière aux écrivains ecclésiastiques
du XIIe siècle. L'auteur du Guide reprend à son
compte des accusations que l'on trouve déjà dans la
littérature du haut Moyen Âge. Comme l'a montré
Jacques Le Goff, le paysan du haut Moyen Âge
semble prédestiné à certains péchés. Il est dépeint
sous des traits péjoratifs qui l'affublent de vices et de
défauts : " ignorant, illettré, personnifiant, face à
l'élite cléricale instruite, la masse dépourvue de toute
culture […]. Vicieux, dangereux, plus près de la bête
que de l'homme […] il est, d'un seul mot, un rural et
un rustre " [40].

Cette vision de la paysannerie s'est-elle, par la suite,


au cours de l'époque moderne et contemporaine,
sensiblement modifiée ? On peut en douter. Une
preuve, particulièrement accablante pour notre
siècle, nous est fournie de manière indirecte par les
commentaires que certains érudits contemporains ont
pu faire du Guide. Et leur lecture en dit long quant
aux jugements qu'elle induit sur la classe paysanne.

Les historiens de l'art du Moyen Âge consacrent à ce


sujet quelques lignes éclairantes. Émile Mâle ne
paraît guère troublé par les affirmations d'Aimery
Picaud. L'auteur de L'art religieux du XIIe siècle en
France a recours au même cliché, n'hésitant pas à
parler lui aussi du langage " sauvage " des paysans
basques : " C'étaient les Basques, le plus inhospitalier
des peuples et le plus redoutable aux voyageurs. Ils
parlaient un langage incompréhensible : ils
appelaient le vin ardum, le pain orgui, l'eau uric, et
le Guide, ici, donne quelques mots de cette langue
sauvage " [41]. Dans un ouvrage publié en 1987,
Jean Cabanot se demande, sans mettre en cause la
véracité d'un tel portrait, si " le caractère des hommes
du sud de la Garonne, de ces "Gascons" que l'auteur
du Guide de Saint-Jacques de Compostelle juge
"légers en parole, bavards, moqueurs, avides
d'aventures, de vin et de bonne chère, mal vêtus et
besogneux", ne tient pas aux "particularités de leurs
origines et de leur passé" ". Il conclut : " On peut en
tout cas affirmer que bien des traits de ce portrait,
souvent confirmés par la suite, correspondent au
comportement turbulent et désordonné des Gascons
à diverses périodes de leur histoire " [42]. La
traduction de l'abbé Jean Cabanot, notons-le, s'est
efforcée d'expurger toute la violence qu'exprime le
vocabulaire d'Aimery Picaud : les paysans gascons
ne sont pas " débauchés (libidinosi), ivrognes
(ebriosi), goulus (cibis prodigi), mal vêtus de
haillons et dépourvus d'argent (male induti pannis et
gazis) ", mais " avides d'aventures, de vin et de bonne
chère, mal vêtus et besogneux ". Sans doute fallait-il
cette " élégance " de traduction pour ne pas trop
heurter la sensibilité du lecteur et ainsi rendre
vraisemblable et plus acceptable ce jugement énoncé
par le Guide sur les Gascons. Marcel Durliat, quant à
lui, adopte, il est vrai, une position critique ; son
interrogation, cependant, sous-entend bien des
restrictions : " Si le pèlerinage a le mérite de mettre
en contact des peuples qui jusqu'alors s'ignoraient, il
est impuissant à abattre le mur des préjugés. On
aimerait connaître le jugement que les peuples
d'Espagne, quant à eux, portaient sur les Français
" [43].

Avec les historiens, le ton frise carrément


l'indécence. Quatre exemples choisis au hasard, ou
presque, mais qui me semblent significatifs.
Pourquoi ne pas invoquer le présent pour justifier le
discours du clerc Poitevin ! : " Récit naïf mais qui
résume une longue expérience et témoigne d'une
véracité notable sur tous les points susceptibles
actuellement d'être vérifiés " [44]. C'est clair : l'attrait
de ce texte repose sur le " pittoresque " et la " drôlerie
" de ses descriptions : " Aimery Picaud, auquel il est
toujours pittoresque de se reporter, nous a tracé des
Gascons du XIIe siècle un portrait qui fait drôlement
pendant à celui des Basques " [45]. Puisque les
paysans sont des sauvages, rendons grâce aux
bienfaits que l'œuvre civilisatrice des pèlerins a pu
leur apporter : " Certes, les Eskualdun — Aimery
Picaud nous l'a appris — sont demeurés d'assez gens
rudes, […] mais n'est-ce pas une raison de plus, tout
en essayant de protéger les pèlerins contre leurs
exactions, pour tenter de les civiliser en leur faisant
connaître les moyens de tirer un meilleur parti de leur
pays sauvage ? " [46] D'aucuns répètent à l'envi
combien ils ont été sensibles au " pittoresque " des
observations et imprécations qui émaillent cette
partie du Guide ; elle est, écrit Raymond Oursel,
l'une des plus captivantes du livre [47]. Le même
précise qu'en dépit de certaines exagérations (" Peut-
être les fatigues de la route inclinent-elles à pousser
au noir le tableau " [48] !), Aimery Picaud montre à
quels déboires devaient s'exposer les pèlerins pour
affronter des populations rurales aussi peu
accueillantes. Un spécialiste de l'histoire du
pèlerinage au Moyen Âge, qui relève pourtant dans
le Guide des affirmations sans nuances, est plus
catégorique encore : " Le profil de la route est
désormais posé. Non pas stéréotype poncif, mais
comme l'annonçait Aimery Picaud, vérité du chemin
pèlerin […]. D'autant que les hommes s'en mêlent
[…], toute une humanité hostile qui exploite sans
merci les capacités de défense amoindries de corps
épuisés par la route " [49]. On retiendra enfin que ce
récit révèle tout simplement une tentative d'approche
ethnique : " Aimery Picaud, malgré toute sa
partialité, est cependant l'un des premiers voyageurs
occidentaux à s'essayer à une sorte d'étude ethnique
" [50].

On pourrait continuer. Cela ne ferait qu'ajouter à


l'incongruité de pareils jugements. Une chose est
sûre : le discours méprisant tenu par Aimery Picaud,
fondé sur la méconnaissance du monde paysan, ne
contient en rien cette " saveur " que lui accordent bon
nombre de commentateurs [51]. Il manque à ce
discours le goût qui émane du savoir ou de
l'intelligence, laquelle suppose une attitude de
sympathie. Car sympathie, ce mot si beau qui veut
dire " sentir avec ", et intelligence sont ou devraient
être solidaires. Qui ne ressent pas profondément ne
comprend pas.

Notes

[1] Sur la littérature de guides ou de pèlerinages au


Moyen Âge, voir entre autres : Voyage, quête,
pèlerinage dans la littérature et la civilisation
médiévales, Senefiance, n° 2, Aix-en-
Provence/Paris, Librairie Champion, 1976.

[2] Une lettre qui figure à la fin du cinquième livre et


qui se présente comme l'œuvre du pape Innocent II
indique que le Liber Calixtinus aurait été donné à
l'église de Compostelle par le poitevin Aimery
Picaud de Partenay-le-Vieux. On a donc supposé,
bien que la thèse de l'origine clunisienne du livre ait
d'abord été soutenue au début du siècle par Joseph
Bédier, reprise ensuite par Émile Mâle et Henri
Focillon, qu'Aimery Picaud serait l'auteur ou l'un des
auteurs du Guide du pèlerin. Voir : Joseph
BÉdier, Les légendes épiques, recherches sur la
formation des chansons de geste, Paris, Honoré
Champion, 1908-1912 ; Émile MÂle, L'art religieux
au XIIe siècle en France, étude sur les origines de
l'iconographie du Moyen Âge, Paris, Librairie
Armand Colin, 1922, pp. 291-292 ; Henri
Focillon, Art d'Occident, Le Moyen Âge roman, Le
Moyen Âge gothique, Paris, LGF, 1988 (1938), p.
131, note 2.

[3] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin de Saint-


Jacques de Compostelle, édité et traduit en français
d'après les manuscrits de Compostelle et de Ripoll,
Paris, Jules Vrin, 1984 (1938), pp. 17-19.

[4] Charles Higounet, " Le renouveau médiéval ",


dans Charles Higounet [dir.], Histoire de l'Aquitaine,
Toulouse, Privat, 1971, volume 1, p. 155.

[5] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 23.

[6] Jacques Le Goff, " Le Désert-Forêt dans


l'Occident médiéval ", dans Traverses, n° 19, 1980,
p. 33.

[7] Voir : Jacques Le Goff, La civilisation de


l'Occident médiéval, Paris, Arthaud, 1967 (1964), p.
170.

[8] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 21.

[9] Idem, p. 23.


[10] Pierre Chantraine, Dictionnaire étymologique
de la langue grecque, Paris, Klincksieck, 1968, p.
165.

[11] Strabon, XIX, 648, cité par : Marie-Françoise


Baslez, L'étranger dans la Grèce antique, Collection
Realia, Paris, Les Belles Lettres, 1984, p. 185.

[12] ARISTOPHANE, Les oiseaux, 199.

[13] EURIPIDE, Les Troyennes, 764-765.

[14] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 29.

[15] Ibidem.

[16] Ibidem.

[17] Si des incidents surviennent, ils se produisent le


plus souvent au sein de la population locale ; car le
pèlerinage est aussi un phénomène " touristique ",
avec tout ce que cela implique comme perturbations
dans la vie sociale : " Pour [la population locale], se
trouver sur l'itinéraire des pèlerins constituait une
bonne affaire. Une affaire tellement bonne qu'on voit
les habitants de localités voisines en venir aux mains
pour obtenir le passage des pèlerins " ; Antoine
LebÈgue, " Aquitaine ", dans Histoire des Provinces
de France, préface de Pierre Miquel, Paris, Nathan,
1983, volume 5, Poitou-Charentes, Aquitaine,
Béarn, Pays Basque, p. 243.
[18] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.
cité, p. 21.

[19] Mikhaïl Bakhtine, L'œuvre de François


Rabelais et la culture populaire du Moyen Âge et
sous la Renaissance, collection Tel, Paris, Gallimard,
1970, p. 30.

[20] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 20-21.

[21] Idem, p. 29.

[22] La description des paysans en termes


d'animalité est en outre une façon de justifier comme
naturel leur asservissement et de considérer que les
paysans sont faits pour un tel traitement. Voir : Paul
Freedman, " Sainteté et sauvagerie. Deux images du
paysan au Moyen Âge ", dans Annales, économies,
sociétés, civilisations, n° 3, 1992, pp. 550-551.

[23] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 29.

[24] Idem, p. 21.

[25] Idem, p. 29.

[26] Voir : Michel Foucault, " Le combat de la


chasteté ", dans Communications, n° 35, 1982, pp.
15-25.

[27] Sur ce point, la remarque de Jean-Louis


Flandrin : " Pendant dix-huit siècles, l'Église a refusé
d'admettre l'amour humain autrement qu'émasculé et
métamorphosé en charité : comme tel, il n'avait rien
à voir avec l'attrait sexuel […]. Rendre le dû à sa
partie et vouloir procréer sont les deux seuls motifs
valables de l'accouplement. On y ajoute tardivement
le souci "d'éviter l'incontinence" et, en dehors de ces
trois raisons, il ne peut y avoir que recherche du
plaisir, c'est-à-dire adultère " (Jean-Louis
FLANDRIN, Le sexe et l'Occident, collection Points,
Paris, Éditions du Seuil, 1981, pp. 105-106.

[28] Louis RÉau, Iconographie de l'art chrétien,


Paris, Librairie Armand Colin, 1955, tome 1, p. 166.

[29] Idem, p. 166.

[30] Souvenons-nous la scène à laquelle fait allusion


le Guide : " Quand les Navarrais se chauffent,
l'homme montre à la femme et la femme à l'homme
ce qu'il devrait cacher ". Le discours médiéval tenu
par les hommes de religion et d'Église sur les femmes
traduit parfaitement les préjugés qui aveuglent cette
parole masculine. Il révèle les fantasmes et images
stéréotypées que se fait d'elles une caste d'hommes à
qui leur statut impose célibat et chasteté : des
hommes " d'autant plus âpres à en stigmatiser les
vices et les imperfections qu'elles leur restent
inaccessibles dans la vie quotidienne; et forçant
d'autant plus le trait que les héritages de leur
imaginaire sont largement livresques " (Christiane
Klapisch-Zuber, " Introduction ", dans Georges
Duby et Michelle Perrot [dir.], Histoire des femmes,
Paris, Plon, 1991, volume 2, Le Moyen Âge, p. 19).

[31] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 103.

[32] Constatons que les historiens de l'art, eux aussi,


restent muets sur cette question. Peu d'études ont été
consacrées à l'iconographie profane des églises
rurales du XIIe siècle. Ce silence résulte avant tout
d'un parti pris idéologique. Il suffit, pour s'en
convaincre, de relire les commentaires succincts que
les érudits des XIXe et début XXe siècles nous ont
laissé en la matière. Ainsi, Léo Drouyn, étudiant les
églises romanes de la Gironde, décrit dans une note
29 modillons de l'église de Lugaignac ; le septième y
est censuré, " 7e Obscenum virile qu'on doit renoncer
à décrire et à dessiner " ; de même parmi les 16
modillons de l'abside de l'église de Courpiac, il est "
un couple qu'il faut renoncer à décrire " ; Léo
Drouyn, Variétés girondines, Bordeaux, Feret et fils,
1878, tome 1, p. 432. Le commentaire d'un autre
spécialiste de l'art roman en Gironde, Jean-Auguste
Brutails, se résume à une critique morale : " Ils sont
trop nombreux les modillons de nos églises du XIIe
siècle pareils à cette sculpture polissonne dont il est
parlé dans L'Orme du Mail, que les érudits locaux
montrent aux étrangers lorsque les dames regardent
ailleurs " ; Jean-Auguste Brutails, Les vieilles églises
de la Gironde, Bordeaux, Feret et fils, 1912, p. 229.
Parmi les rares érudits à s'être passionnés pour ce
sujet, mentionnons l'abbé Auber, Histoire et théorie
du symbolisme religieux avant et depuis le
christianisme, Paris, 1871 ; Gustave-Jean
Witkowski, L'art profane en France, Paris, Schemit,
1908, 2 volumes ; Gustave-Jean Witkowski, L'art
Chrétien, ses licences, Paris, 1912. Le premier dût
subir les railleries de certains de ses confrères en
iconographie religieuse. Gustave-Jean Witkowski,
quant à lui, admet que les modillons représentent une
personnification des péchés, mais soutient que cet art
relève aussi de l'esprit satirique de " sel gaulois ", et
que ces facéties figuratives répondent exactement à
la partie comique des mystères. Plusieurs études
parues au cours des quinze dernières années
envisagent les modillons comme un élément
autonome de la sculpture romane exprimant par leur
iconographie et leur style des concepts profanes ;
voir : Claude Gaignebet et Jean-Dominique
Lajoux, Art profane et religion populaire au Moyen
Âge, Paris, Presses universitaires de France, 1985 ;
Nurith Kenaan-Kadar, " Les modillons de Saintonge
et du Poitou comme manifestation de la culture
populaire ", dans Cahiers de civilisation médiévale,
n° 24, 1986, pp. 311-330 ; Christian Bougoux, Petite
grammaire de l'obscène. Églises du duché
d'Aquitaine : XIe-XIIe siècle, collection Archipel
roman, Bordeaux, Bellus, 1992. On consultera aussi
avec profit l'étude remarquable de : Michael
Camille, Images dans les marges. Aux limites de l'art
médiéval, traduit de l'anglais par Béatrice et Jean-
Claude Bonne, collection Le temps des images,
Paris, Gallimard, 1997.

[33] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 27.
[34] Idem, p. 29.

[35] Ibidem.

[36] Philippe SÉnac, L'image de l'autre. Histoire de


l'Occident médiéval face à l'Islam. Paris,
Flammarion, 1983, pp. 71-72.

[37] Guibert de Nogent, Gesta Dei per Francos, Lib.


I, 3, cité par : Jean Flori, La première croisade.
L'occident chrétien contre l'Islam, Bruxelles,
Complexe, 1992, p. 216.

[38] Les propos de nature raciste contenus dans


le Guide apparaissent également dans le Pseudo-
Turpin contre les Sarrasins, chronique rédigée sans
doute par le même Aimery Picaud. Voir : Emmanuel
Filhol, " L'image des Sarrasins dans les textes
chrétiens (de la Chanson de Roland à la Chronique
du Pseudo-Turpin) ", dans L'Occident musulman et
L'Occident chrétien au Moyen Âge, Actes du
colloque international de Rabat, 2, 3 et 4 novembre
1994, Université Mohammed V, Rabat, Publications
de la faculté des lettres et des sciences humaines de
Rabat, 1995, série : Colloques, n° 48, p. 223-239.

[39] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 33.

[40] Jacques Le Goff, " Les paysans et le monde rural


dans la littérature du haut Moyen Âge (Ve-VIe
siècle) ", dans Jacques Le Goff, Pour un autre Moyen
Âge : temps, travail et culture en Occident, Paris,
Gallimard, 1977, (1966), pp. 143-144.

[41] Émile MÂle, L'art religieux…, ouv. cité, p. 290.

[42] Jean Cabanot, Les débuts de la sculpture


romane dans le sud-ouest de la France, Paris, Picard,
1987, p. 22.

[43] Marcel Durliat, La sculpture romane de la route


de Saint-Jacques, Mont-de-Marsan, Comité d'études
sur l'histoire de l'art de la Gascogne, 1990, pp. 35-36.

[44] Philippe Veyrin, Les Basques, Paris, Arthaud,


1975, (1942), p. 63.

[45] Idem, p. 68.

[46] Idem, p. 109.

[47] Raymond Oursel, Pèlerins du Moyen Âge,


Paris, Librairie Arthème Fayard, 1978, p. 132.

[48] Souligné par nous.

[49] Alphonse Dupront, " Puissances du pèlerinage :


perspectives anthropologiques ", dans Alphonse
Dupront, La quête du sacré. Saint-Jacques, Paris,
Brepols, 1985, p. 205 ; souligné par nous.

[50] Béatrice Leroy, La Navarre au Moyen Âge,


Paris, Albin Michel, 1984, p. 65.
[51] En particulier : Yves Bottineau, Les chemins de
Saint-Jacques, Paris, Arthaud, 1964, p. 112.

Paru dans
Cahiers d'histoire
Numéro 2000-3
L'image de l'autre au Moyen Age. La
représentation du monde rural dans
le Guide du pèlerin de saint-jacques de
compostelle

Emmanuel Filhol

Résumé

Le discours tenu au XIIe siècle par l'auteur du Guide sur


le monde rural révèle les images stéréotypées que l'Église
et les hommes de religion se font des paysans. Dans sa
description des populations rurales du sud-ouest de la
France et du nord de l'Espagne, Aimery Picaud accumule
une série de poncifs et de préjugés aussi grotesques
qu'humiliants. Le paysan y est dépeint sous des traits
péjoratifs qui l'affublent de vices et de défauts : laid,
méchant, inculte, barbare, luxurieux. Cette image " noire "
de la paysannerie, combinant racisme de classe et racisme
culturel, n'a pourtant guère choqué nos érudits
contemporains, historiens (de l'Église) et historiens de l'art
qui ont eu recours à cet ouvrage.
Abstract

The writings which appeared in the 12th century by the


autor of Guide concerning the rural population, revealed
stereotyped images that the church and the men of that time
thought of the peasants. In this description of the rural
population in the southwest of France and the North of
Spain, Aimery Picaud articulated a series of clichés and
prejudices that were as grotesque as they were humilating.
The peasant was described using derogatory
characteristics which depicted vices and faults, such as :
ugly, mean, stupid, barbarian and lustful. This black image
of the peasantry combined with class racism, and cultural
racism, hardly shocked the contemporary writers of that
era, such as : church historians, and art historians, who
used this Book as a reference of their writings.

Je dédie ce texte à Raymond Labounoux, viticulteur

Que disent au Moyen Âge les discours dominants sur


le monde rural ? Et pour se limiter au point de vue de
l'Église, quelles sont les images précises de la réalité
paysanne qui interviennent dans les textes produits
par l'élite cléricale instruite ?

Le XIIe siècle nous a laissé en la matière un


document très éclairant : le fameux Guide du pèlerin
de Saint-Jacques de Compostelle. On sait que le
phénomène de pérégrination acquit une grande
ampleur aux XIe et XIIe siècles en raison de la nature
particulière du sentiment religieux de l'époque. Les
pèlerinages donnèrent naissance à une littérature de
guides [1]. L'une des œuvres les plus célèbres de
cette littérature à usage de pèlerins est donc le Guide
du pèlerin de Saint-Jacques qui constitue un des
éléments (le cinquième livre) d'un recueil, compilé
en 1139, le Liber Sancti Jacobi, connu encore sous le
nom de Liber Calixtinus.

Le Guide, probablement l'œuvre du clerc poitevin


Aimery Picaud [2], offre un profil d'ensemble de la
route avec ses difficultés : une manière
d'avertissement de tout ce que le pèlerin doit savoir
avant de prendre son bâton. Destiné à donner aux
pèlerins des conseils pratiques pour leur voyage et à
leur indiquer les sanctuaires où ils doivent s'arrêter
pour vénérer des reliques, l'ouvrage propose des
itinéraires avec les étapes, au moins en terre
espagnole. Du fait de la situation géographique de
l'Aquitaine, ces itinéraires prennent la région en
écharpe, du nord-est au sud-ouest, en convergence
vers le Béarn et le Pays basque, pour franchir les
Pyrénées par Roncevaux ou le Somport ; la route
passe ensuite par la Navarre, puis la Castille, pour
aboutir en terre de Galice. La via Turonensis(celle
qui vient de Tours mais ici prise à partir du Poitou)
du Guide conduit ainsi les pèlerins du nord et de
l'ouest par Tours, jusqu'à Saint-Jacques de
Compostelle. Un des chapitres du livre porte sur la
description des pays traversés et des mœurs rurales
de leurs habitants. Comme on va pouvoir en juger,
Aimery Picaud y distribue les labels de civilisation et
d'humanité, de barbarie et d'animalité avec une
arrogance et une sérénité à couper le souffle. La
violence des préjugés autour desquels s'ordonne le
regard de ce clerc " cultivé " n'a pourtant guère
choqué nos érudits contemporains, historiens (de
l'Église) et historiens de l'art qui ont eu recours à cet
ouvrage. Mais nous en reparlerons en temps voulu.

NATURE/CULTURE

Le voyage commence donc sous les meilleurs


auspices... en pays poitevin. Difficile d'imaginer que
le beau, le bien, ne s'accordent point avec ce qui est
familier. Le pays de notre pèlerin est une contrée
pleine de délices. Prosperitas et voluptas : la terre
fertile y répand partout ses bienfaits, et les bonnes
mœurs font de ses habitants un modèle de civilité.
Aimery Picaud ne tarit pas d'éloges sur sa région : "
[…] après Tours, l'on trouve le pays Poitevin, fertile,
excellent et plein de toutes félicités. Les Poitevins
sont des gens vigoureux […], élégants dans leur
façon de se vêtir, beaux de visage, spirituels, très
généreux, larges dans l'hospitalité " [3].

Mais le ravissement, hélas, est de courte durée.


L'idéal cède le pas aux affres du réel. À la délicatesse
et finesse d'esprit qui prévalent chez les gens cultivés
— entendons : la caste des clercs dont fait partie
l'auteur — s'oppose la " brutalité " du monde rural.
Les rusticiméritent bien le qualificatif de " rustres ",
car leur univers s'inscrit dans un milieu naturel
hostile. La rudesse de la vie paysanne traduit
l'appartenance et l'adhésion de l'homme de la
campagne au domaine sauvage de la nature. Le
paysan est l'autre, et d'abord géographiquement.
Aimery Picaud se plaît à évoquer l'épreuve qui attend
le voyageur lorsque celui-ci pénètre à l'intérieur des
Landes de Gascogne : épreuve angoissante, le pire
des affrontements avec une nature ennemie, celle de
l'enlisement dans les sables marins, au milieu d'un
désert et dans l'épuisant harcèlement des nuées de
taons qui vous poursuivent.

Si " pays désolé ", alors manières de vivre primitives.


La région inhospitalière où vivent ces paysans est
l'image implicite de leur sauvagerie. Soumis aux lois
brutales de la nature, leur état s'apparente plus à celui
des sauvages qu'il n'appartient à la sphère de
l'humain. L'auteur du Guide, manifestement mal à
l'aise dans cet univers qui n'est pas le sien, préfère
s'en tenir à des jugements tout faits. Sa
méconnaissance du monde paysan s'accompagne
d'ailleurs d'une description des anciennes landes de
Gascogne pour le moins discutable ; l'aspect
désertique du pays, comme l'a montré Charles
Higounet, vaut surtout pour les cinq premiers siècles
du Moyen Âge, et concerne seulement les confins de
la lande avec le Condomois, l'Armagnac, le Marsan.
L'occupation y était très espacée. Mais à partir du XIe
siècle, on constate que " la vie bouillonne partout et
qu'une série de faits et d'entreprises, extension des
terroirs et formation d'habitats nouveaux, postule
cette croissance " [4].

Qui dit ruralité dit aussi zones sous l'emprise de la


forêt. Or la forêt passe pour être au Moyen Âge le
lieu par excellence de la vie sauvage. Ne serait-ce
qu'étymologiquement
: silva < silvaticus < salvaticus. Le villageois qui
fréquente la forêt incarnera donc le sauvage en
personne. Voici ce qu'écrit Aimery Picaud à propos
des paysans basques : " Ce sont des gens féroces et
la terre qu'ils habitent est hostile aussi par ses forêts
et par sa sauvagerie " [5]. L'équation " ruralité
sylvestre = plongée dans l'animalité sauvage "
illustre ici la ligne de partage que met en jeu
l'opposition nature/culture. Dans l'Occident
médiéval, en effet, " le dualisme fondamental
culture-nature s'exprime à travers l'opposition entre
ce qui est bâti, cultivé et habité (ville-château-village
ensemble) et ce qui est proprement sauvage (mer-
forêt)... " [6]. Puisque l'espace sylvestre représente
l'envers de la société et de la civilisation, aucun doute
alors que les paysans-bûcherons vivant en contact
avec la forêt appartiennent à une sous-humanité, à
mi-chemin entre l'homme et la bête. Notre clerc
poitevin oublie que ce lieu " sauvage " est pourtant
bien utile aux hommes de son temps [7] : pour leur
nourriture quotidienne, leur habitation (bois), mais
aussi les produits appréciables qu'on en tire (produits
résineux pour les torches et les cierges, miel des
essaims sauvages tant recherché pour un monde
longtemps privé de sucre, etc.). N'importe ! L'univers
des paysans et travailleurs de la forêt exclut qu'on
reconnaisse en lui une quelconque positivité, il
demeure inexorablement séparé de ce qui fonde la
société humaine et civilisée.

" BARBARE "

L'altérité paysanne n'apparaît pas seulement


géographiquement, mais linguistiquement. Elle
opère sur le terrain du langage, là même où s'énonce
pour Aimery Picaud l'infériorité de l'homme de la
campagne. Le langage constitue en effet un élément
important dans le jeu de la distinction, en ce qu'il
retraduit les différences hiérarchisées et
hiérarchisantes du monde social. L'infériorité
attribuée au paysan réside dans le fait que celui-ci
parle une langue qui n'est pas celle légitimée et
valorisée (le latin) par le clergé. Il ne peut s'exprimer
qu'à travers une langue identifiée comme " vulgaire
", et qui se situe du côté de l'oralité (comme
communication propre à la société " sauvage " ou "
primitive "), par opposition à la langue écrite,
instrument de savoir réservé à l'élite, objet de pouvoir
de l'institution ecclésiale. Ce n'est pas par hasard si le
mot rusticus, associé au langage — lingua rustica,
peut-on lire à propos des manières " rudes " de parler
chez le paysan de Saintonge et du Bordelais —
désigne celui qui vit à la campagne et ce qui est "
vulgaire ". Vulgaire, c'est-à-dire " commun ", "
ordinaire ", ou " populaire ". La " vulgarité " du
langage rural signifie encore, littéralement, qu'il est
assimilable à un parler " grossier ". Lingua
rustica sert en outre à caractériser l'aspect
prétendument " simple ", " naïf " de ce qui touche au
contenu de la parole paysanne.

La valeur péjorative que connotent ces adjectifs


atteint un degré supplémentaire lorsqu'il est question
purement et simplement du langage " barbare " des
paysans basques : " Puis, aux alentours des ports de
Cize, se trouve le Pays Basque, dont la grande ville,
Bayonne, est située au bord de la mer vers le nord.
Ce pays dont la langue est barbare, est boisé,
montueux, pauvre en pain, vin et aliments de toutes
sortes... " [8]. Un peu plus loin : " la férocité de leurs
visages et semblablement, celle de leur parler
barbare, épouvantent le cœur de ceux qui les voient
" [9]. Le terme " barbare ", en latin barbarus,
provient du grec barbaros, qui veut dire à la fois
étranger, c'est-à-dire non grec, incorrect, en parlant
des fautes contre le bon usage de la langue grecque,
grossier, non civilisé. Pierre Chantraine précise
que barbaros désigne l'étranger en tant qu'il parle
une langue étrange et comme balbutiante que l'on ne
comprend pas. Il s'agit d'une formation fondée sur
une onomatopée, et proche du sanskrit
— barbara — " qui bredouille " [10]. Le " barbare "
est donc celui qui profère des bredouillis inarticulés
ou incompréhensibles. Le mot, cependant, ne
s'applique pas qu'aux non-Grecs mais aussi aux
Grecs qui ont un discours lent, pâteux ou incorrect :
" Barbares, tous les gens à prononciation lourde et
empâtée " [11]. Dans le même ordre d'idée,
Aristophane l'utilise par analogie en parlant des
oiseaux, dont le chant est inintelligible [12]. "
Barbare " signifie enfin " cruel ". Ce sens de " cruel
" que nous lui connaissons doit, il est vrai, attendre
les invasions barbares de Rome pour se manifester.
Pourtant, chez Euripide déjà, " barbare " indique une
dimension d'infériorité incluant l'infériorité morale,
le mot ne se référant plus à la nationalité étrangère,
mais exclusivement au mal, à la cruauté et à la
sauvagerie. Lorsque Andromaque s'adresse aux
Grecs en disant " barbara Kaka " [13], l'expression
peut être traduite par " des maux (supplices) inventés
par des Barbares ", ou bien " des maux (supplices)
sauvages ".

Les différentes acceptions du mot témoignent


clairement d'un sentiment d'hostilité à l'égard des
autres et de l'étranger. Ce sont ces attributs
méprisants que le Guide applique aux paysans du
sud-ouest de la France comme à ceux du nord de
l'Espagne. Leur parler ne ressemble à rien qui puisse
être tenu pour sensé ; il évoque davantage le registre
de l'animalité que le langage humain : " en les
écoutant parler, on croit entendre des chiens aboyer.
Leur langue est en effet tout à fait barbare. Ils
appellent Dieu, Urcia, la mère de Dieu, Andrea
Maria, le pain, orgui, le vin, ardum, la
viande, aragui... " [14]. D'ailleurs, n'est-ce pas
l'imitation de cris d'oiseaux et d'animaux sauvages
qui, dans certaines circonstances, sert de base au
code " barbare " dont use le Navarrais ou le Basque
pour communiquer ? Quant à la cruauté, on peut être
sûr que la classe paysanne y excelle. Ainsi, la
méchanceté redoutable du peuple Navarrais : " C'est
un peuple barbare, différent de tous les peuples et par
ses coutumes et par sa race, plein de méchanceté ", "
expert en toutes violences, féroce et sauvage ", "
cruel et querelleur " [15] ; " Pour un sou seulement,
le Navarrais ou le Basque tue, s'il le peut, un Français
" [16]. Ou encore, les agressions, exactions et
humiliations en tout genre dont se rendent coupables
bateliers de l'Adour et péagers des Pyrénées à
l'encontre des pèlerins [17] : " Bien des fois aussi,
après avoir reçu l'argent, les passeurs font monter une
si grande troupe de pèlerins, que le bateau se retourne
et que les pèlerins sont noyés ; et alors les bateliers
se réjouissent méchamment après s'être emparés des
dépouilles des morts " [18].

Arrêtons là ce chapitre de la " barbarie " du monde


rural : il n'apporte rien d'autre que la confirmation de
ce dont est plein le fond idéologique constituant
l'appui du regard de l'Église sur le paysan, la
méchanceté et l'abrutissement le plus total convenant
aux ténèbres de son ignorance.

LUXURE DES PAYSANS


Un thème revient fréquemment dans le Guide pour
disqualifier les mœurs des paysans : celui de la
sexualité. Le thème de la sexualité ne saurait mieux
illustrer la distance qui sépare au Moyen Âge les
cultures officielles et la perception populaire. Ce
domaine, à l'évidence, révèle deux manières de vivre
et de penser qui sont diamétralement opposées.

Parmi les traits caractéristiques de la culture


populaire du Moyen Âge, il convient de souligner
l'importance accordée à la sphère de la vie pratique.
La prédominance du principe de la vie matérielle et
corporelle joue en effet un rôle essentiel dans la
vision populaire du monde et de l'existence. Ce qui
touche au registre du corps, au boire et au manger, à
la satisfaction des besoins naturels, de la vie sexuelle,
se trouve fortement valorisé. C'est pourquoi le corps
et la vie corporelle revêtent un caractère positif,
affirmatif. M. Bakhtine, en parlant de " réalisme
grotesque ", a très bien défini la conception que sous-
tend cette culture populaire du Moyen Âge ; selon
lui, le " réalisme grotesque " rend compte des formes
principales d'expression issues du peuple, et qui
visent à rabaisser tout ce qui est élevé, spirituel, idéal
et abstrait au plan matériel et concret, celui de la terre
et du corps. Ce " rabaissement " du " haut " vers le "
bas " répondant au souci de s'opposer à toute coupure
des racines matérielles et corporelles du monde : "
Rabaisser, cela veut dire communier avec la vie de la
partie inférieure du corps, celle du ventre et des
organes génitaux, par conséquent avec les actes
comme l'accouplement, la conception, la grossesse,
l'accouchement, l'absorption de nourriture, la
satisfaction des besoins naturels " [19].

Le discours de l'Église, autour duquel se déploie la


culture médiévale religieuse officielle, prône à
l'inverse un rejet du corps et du monde sensible. Rien
n'est plus éloigné des aspects concrets et matériels de
la vie que l'idéal ascétique dont se réclame la morale
chrétienne. La ligne de partage entre culture
populaire et culture savante religieuse se révèle ici
nettement marquée : les goûts du peuple suscitent les
dégoûts de la classe cléricale. L'attirance pour le
plaisir et pour la jouissance, qui opère une sorte de
réduction à la corporéité, au ventre et au sexe, donc
à ce qui est commun, ne peut être aux yeux de l'Église
qu'objet d'horreur et de répulsion.

Aimery Picaud ne trouve pas de mots assez


dégradants pour décrire le tableau des perversités
dans lesquelles se vautrent les paysans. Ces hommes
de la campagne, forcément, sont porteurs de tous les
vices. Qu'il s'agisse des plaisirs du boire et du manger
: les Gascons sont " débauchés, ivrognes […]. Ils
mangent beaucoup, boivent sec " [20]. " Quand on
les regarde manger, on croirait voir des chiens ou des
porcs dévorer gloutonnement " [21]. Les deux
animaux mentionnés introduisent une comparaison
pour le moins dévalorisante, puisque le chien, dans
la symbolique chrétienne, appartient au bestiaire de
Satan, qu'il est un animal impur, le symbole des
pécheurs qui retournent à leurs vomissements ; quant
au porc, il représente un des symboles du vice,
symbole de la saleté (sorditas), de la gloutonnerie, du
bas matérialisme parce qu'il a le groin tourné vers la
terre et ne regarde jamais le ciel [22]. Le dégoût
qu'inspire le spectacle de la " luxure " paysanne est,
lui, plus répulsif encore : " Dans certaines régions de
leur pays, en Biscaye et Alava, quand les Navarrais
se chauffent, l'homme montre à la femme et la femme
à l'homme ce qu'il devrait cacher. Les Navarrais
forniquent honteusement avec les bestiaux ; on
raconte que le Navarrais met un cadenas à sa mule et
à sa jument pour empêcher tout autre que lui-même
d'en jouir. La femme comme la mule est livrée à sa
débauche (libidinosa) " [23]. La même horreur
s'exprime, de façon quasi obsessionnelle, à l'égard de
tout ce qui, dans la vie quotidienne, implique la
proximité physique des corps, proximité
nécessairement " honteuse " (le mot revient plusieurs
fois : turpe, honteux, ignoble, dégoûtant, infâme),
dès lors que pointe le fantasme de scènes de "
débauches ", et d'autant plus condamnable qu'elle
s'accompagne d'une transgression des distances
sociales : " Ils n'ont pas honte de coucher tous
ensemble sur une mince litière de paille pourrie, les
serviteurs avec le maître et la maîtresse " [24]. On
songe également, concernant cette répulsion-
attraction pour la sexualité, aux connotations et
fantasmes sexuels que suggèrent certains mots
employés dans le Guide, comme celui de mixta,
mélange (voir mixta/mixtura, mélange, fusion,
accouplement), pour désigner les manières
populaires de traiter la nourriture : " Chez les
Navarrais, toute la maisonnée, le serviteur comme le
maître, la servante comme la maîtresse, tous
ensemble mangent à même la marmite, les aliments
qui y ont été mélangés (mixta), et cela avec leurs
mains, sans se servir de cuillers et ils boivent dans le
même gobelet " [25].

Les rustici sont par nature des luxurieux. Il convient


donc de stigmatiser les péchés et les vices en lesquels
se complaisent les paysans. Bien entendu, à travers
cette condamnation, l'auteur du Guide ne fait que
reprendre le discours dominant qui œuvre dans
l'éthique sexuelle chrétienne. La morale chrétienne
est une morale de la chasteté ; d'où sa méfiance très
forte envers les plaisirs charnels, parce qu'ils
retiennent l'esprit prisonnier du corps, l'empêchant de
s'élever vers Dieu. Le combat incessant que l'homme
doit mener contre l'esprit de fornication, le plus
honteux de tous les vices, a toujours été au centre de
la morale chrétienne, et cela dès les premiers
penseurs de l'Église [26]. De Tertullien à Cassien,
l'éthique sexuelle chrétienne repose sur la
condamnation vigoureuse de la recherche du plaisir
sexuel. À la fornication comme recherche du plaisir,
l'Église oppose le mariage, qui est devoir de
procréation. Et toute recherche du plaisir en mariage
fait de l'accouplement un adultère [27]. Autrement
dit, nous sommes obligés de nous unir à l'autre sexe
pour faire des enfants, mais nous ne devons pas nous
attacher aux plaisirs sexuels. La sexualité ne nous a
été donnée que pour nous reproduire. C'est un péché
que de l'utiliser à d'autres fins, et par exemple pour le
plaisir.

On sait que l'un des moyens choisis par l'Église pour


combattre la luxure, considérée comme le vice
féminin par excellence, a été de stigmatiser ce péché
capital dans les représentations de l'enfer, au tympan
des portails du jugement dernier. Ainsi, " sur un
chapiteau de la Porte des Comtes à Saint-Sernin de
Toulouse, le Luxurieux est torturé, à côté de la
Luxurieuse en proie aux serpents, sous la figure d'un
homme nu livré à deux démons qui labourent avec
des crocs ses organes génitaux " [28]. Ou encore, "
sous le porche de Moissac où les deux Vices
voisinent, la Luxure apparaît sous les traits d'une
mégère dont les seins et le sexe sont dévorés par des
serpents et des crapauds : elle est ainsi punie par où
elle a péché " [29].

Pour sa part, Aimery Picaud, qui perçoit


probablement la femme comme l'incarnation du
diable et du péché [30], dans la description qu'il
consacre vers la fin de l'ouvrage à la Porte des
Orfèvres — de las Platerias — de Saint-Jacques de
Compostelle, n'omet pas de mentionner la femme qui
se trouve à côté de la tentation du christ : " elle tient
entre ses mains la tête immonde de son séducteur qui
fut tranchée par son propre mari et que deux fois par
jour sur l'ordre de celui-ci, elle doit embrasser. Ô
quel terrible et admirable châtiment de la femme
adultère, qu'il faut raconter à tous ! " [31].

Lorsqu'il écrit ces lignes, notre clerc Poitevin songe


surtout aux femmes et hommes de la campagne
rencontrés au cours de son voyage ; à ces paysans
dont les mœurs dépravées, parce qu'elles dépassent
en horreur ce qu'il est possible d'imaginer, appellent
châtiment et excommunication. Mais que devait
penser ce clerc, en voyant, non loin des portails des
petites églises rurales du sud-ouest de la France, sur
les modillons accrochés en haut des corniches,
ces obscena saisir dans la pierre les figures multiples
du génital, de l'anal, du scatologique, empruntées au
monde profane des campagnes ! L'auteur
du Guide n'en dit mot. Sans doute n'y lisait-il que des
images condamnant les péchés, là où s'exhibe
pourtant le témoignage original et vivant d'une
culture laïque populaire [32].

BLANC/NOIR

Le monde rural est donc synonyme de licence.


L'image négative du paysan considéré comme "
vicieux " trouve son prolongement à travers un autre
caractère, tant physique que moral, qui complète ce
portrait idéologique dressé par le Guide. Il s'agit de
la noirceur attribuée aux paysans. L'opposition
chromatique blanc-noir intervient plusieurs fois dans
le texte. La couleur noire désigne un trait spécifique
de l'identité corporelle des paysans basques et
navarrais. Les premiers, plutôt sombres de peau, ont
cependant " le visage plus blanc (facie
candidiores) que les Navarrais " [33]. Ceux-là, dont
il est dit qu'ils " portent des vêtements noirs
(nigris) et courts qui s'arrêtent au genou […], des
manteaux de couleur sombre (atris) ", sont perçus
comme un peuple " noir de couleur (colore atra), laid
de visage " [34].

Dans le vocabulaire latin, candidus, blanc, s'oppose


à ater, noir. Les valeurs attachées au
mot candidus expriment une connotation positive : la
" blancheur " du visage ou du corps se confond avec
la " beauté ". Ater et Niger, à l'inverse, connotent
négativement. Le " noir " égale le " sombre ", et
suggère l'idée de " laideur ". Candidus, dont le sème
habituel comporte l'idée de " lumineux ", indique une
qualité et se traduit, selon le contexte, par " brillant
", " étincelant ", " beau ", " pur ". Au figuré, ce mot a
le sens de " favorable ", " heureux " ; on l'emploie
aussi pour parler de quelqu'un qui est " franc ", " loyal
". Ater, dont le sème est celui de " non brillant ", "
mat ", se dote au contraire de valeurs connotatives
négatives pour prendre le sens de " funèbre ", " cruel
", en parlant de la mort ou de jours malheureux. De
même, niger, lié à ce qui est " funeste ", sert à
qualifier une personne " perfide ", " à l'âme noire ".
D'une façon générale, le contraste blanc/noir
symbolise le couple antithétique
absolution/condamnation, il connote l'opposition
vrai/faux. Candidus renvoyant au domaine de
l'innocence, ater et niger à celui de la culpabilité.

La symbolique chrétienne des couleurs associe au


blanc et au noir à peu près les mêmes effets
bénéfiques et maléfiques. Le blanc symbolise la
lumière, l'éternité. Dans l'Église, c'est la couleur des
vêtements du pape, de l'aube des prêtres. Le blanc
étant l'emblème de la pureté, de la virginité, est aussi
la livrée symbolique des premières communiantes,
des jeunes mariées, des catéchumènes. Le noir est la
couleur de l'esprit du mal, du désespoir, du deuil.

Puisque le christianisme assimile la couleur noire au


péché, à la culpabilité, au mal, il convient en bonne
logique chrétienne de noircir les paysans, pour faire
ressortir leur laideur physique et morale. Au
demeurant, rien n'est plus facile — et l'Église ne s'en
prive pas — que de glisser conceptuellement de la
négativité de cette couleur (noirceur de la vilenie et
des ténèbres, du péché et du vice, du diable et de la
trahison...) au rejet de la noirceur du corps et du corps
" noir " du paysan et à la définition de son âme. À
elle, avec cette couleur, la stupidité et la malignité.
C'est net : l'âme du vilain a la noirceur des ténèbres
et de tous les vices.

Comment pourrait-il en être autrement dans cet


univers " en noir et blanc ", où la blancheur fixe la
norme du beau, du bien, et où ce qui menace, " l'autre
" perçu comme rebelle au message divin, est
représenté sous une forme noire ? Ce qui menace, en
effet, a pour nom hérésie et paganisme, les deux
termes, qui se trouvent confondus déjà chez
Augustin, désignant des pratiques et mentalités
propres au monde des campagnes. Certes, l'Église, à
partir du haut Moyen Âge, s'est employée à
évangéliser ces " sauvages de l'intérieur ". Mais des
zones importantes d'" hérésie ", de " paganisme " et
de " démonolâtrie " se sont maintenues. En
particulier, dans le sud-ouest de la France, comme en
témoigne l'axiologie de la méchanceté et de la
culpabilité stigmatisées par le Guide sur ces régions
rurales de Gascogne et du Pays basque, asservies à la
puissance des ténèbres.

De l'autre côté des Pyrénées, l'image du paysan


noircit davantage : les paysans navarrais, traités d'"
impies ", ont le corps et l'âme plus noirs que les
Basques, lesquels ne sont pas tout à fait dépourvus de
blancheur (facie candidiores), ethnocentrisme
blanco-chrétien français oblige. Si la noirceur
s'intensifie en Navarre, c'est aussi parce que ce
royaume est en contact avec l'un des pires ennemis
de chrétienté médiévale : l'infidèle sarrasin qui
occupe encore la péninsule ibérique.
Le Guide mentionne d'ailleurs au passage que le
peuple navarrais " est semblable aux Gètes et aux
Sarrasins par sa malice et de toute façon ennemie de
notre peuple de France " [35]. Aucun doute : la
noirceur au-dehors et au-dedans des paysans
navarrais n'a d'égale que celle des Sarrasins. Car le
noir est la couleur sous laquelle figurent les
musulmans. Par un choix délibéré, l'imaginaire
médiéval attribue au Sarrasin cette couleur maléfique
: " Alors que les représentations du Sarrasin ne
privilégiaient pas jusque-là aucune couleur, dans la
seconde moitié du XIIIe siècle, l'utilisation de la
couleur noire devient prépondérante. À Estella déjà,
dans la première moitié du XIIe siècle, le géant
Ferragut manifestait quelques aspects de la
négritude. À Cressac, dans le pays charentais,
quelques Sarrasins étaient également dépeints
comme des personnages à la peau brune " [36]. Noir,
donc laid, et de surcroît, comme le paysan, ennemi
de l'Église, parce que " païen ". L'islam est synonyme
de laideur : lorsqu'on le représente, le Sarrasin se tord
de douleur, il grimace, ses traits sont grossiers, ses
cheveux hirsutes, ses lèvres épaisses. À Clermont-
Ferrand, comme à Chartres, sur le vitrail de la
cathédrale, les combattants sarrasins ont le nez
aquilin, l'œil obscur. Quant à l'assimilation de l'islam
au paganisme, écrivains ecclésiastiques et
chroniqueurs n'hésitent pas, contre toute raison, à
attribuer aux musulmans le comportement idolâtre
des païens de l'antiquité. De toute façon, le critère
d'exactitude ne joue aucun rôle. Il est vain d'engager
un débat pour savoir si ces images " noires " de l'autre
(la paysannerie, l'islam) correspondent ou pas à la
réalité. Comme l'écrit, entre 1104 et 1108, Guibert de
Nogent, fustigeant la religion adverse, " on peut en
toute quiétude parler mal de celui dont la malignité a
toujours été au-dessus de tout le mal qu'on pourrait
en dire " [37].

C'est le même regard malveillant, d'orientation


ethnocentriste et xénophobe, que porte Aimery
Picaud sur le peuple navarrais. Ses affirmations
relèvent du fantasme, et participent d'une approche
racialisante de l'autre [38]. À tel point que ce
discours, combinant racisme de classe et racisme
culturel, obsédé par le thème de la pureté blanco-
chrétienne, conduit à des interprétations délirantes :
si l'on en croit le Guide, l'impureté ontologique des
paysans navarrais serait ni plus ni moins attestée par
l'origine de leur nom : Navarrais (Navarrus), c'est-à-
dire " non vrai " (non verus), puisque, ajoute tout
aussi tranquillement l'auteur, " ils ne sont pas issus
d'une race pure ou d'une souche légitime " [39].

DU COMMENTAIRE DE NOS
CONTEMPORAINS

Le tableau d'ensemble que nous offre Aimery Picaud


accumule donc une série de poncifs et de préjugés
aussi grotesques qu'humiliants. On discerne bien,
dans l'intolérable obscénité de tous et chacun de ses
traits caricaturaux, que ces divagations sans
fondement ont pour intention manifeste de
déconsidérer la classe paysanne. Il en résulte une
défiguration totale du monde rural dans ce qu'il a de
plus caractéristique : la cohérence et la complexité de
pratiques et représentations inhérentes à une culture
populaire. L'image très négative du paysan n'est
certes pas particulière aux écrivains ecclésiastiques
du XIIe siècle. L'auteur du Guide reprend à son
compte des accusations que l'on trouve déjà dans la
littérature du haut Moyen Âge. Comme l'a montré
Jacques Le Goff, le paysan du haut Moyen Âge
semble prédestiné à certains péchés. Il est dépeint
sous des traits péjoratifs qui l'affublent de vices et de
défauts : " ignorant, illettré, personnifiant, face à
l'élite cléricale instruite, la masse dépourvue de toute
culture […]. Vicieux, dangereux, plus près de la bête
que de l'homme […] il est, d'un seul mot, un rural et
un rustre " [40].

Cette vision de la paysannerie s'est-elle, par la suite,


au cours de l'époque moderne et contemporaine,
sensiblement modifiée ? On peut en douter. Une
preuve, particulièrement accablante pour notre
siècle, nous est fournie de manière indirecte par les
commentaires que certains érudits contemporains ont
pu faire du Guide. Et leur lecture en dit long quant
aux jugements qu'elle induit sur la classe paysanne.

Les historiens de l'art du Moyen Âge consacrent à ce


sujet quelques lignes éclairantes. Émile Mâle ne
paraît guère troublé par les affirmations d'Aimery
Picaud. L'auteur de L'art religieux du XIIe siècle en
France a recours au même cliché, n'hésitant pas à
parler lui aussi du langage " sauvage " des paysans
basques : " C'étaient les Basques, le plus inhospitalier
des peuples et le plus redoutable aux voyageurs. Ils
parlaient un langage incompréhensible : ils
appelaient le vin ardum, le pain orgui, l'eau uric, et
le Guide, ici, donne quelques mots de cette langue
sauvage " [41]. Dans un ouvrage publié en 1987,
Jean Cabanot se demande, sans mettre en cause la
véracité d'un tel portrait, si " le caractère des hommes
du sud de la Garonne, de ces "Gascons" que l'auteur
du Guide de Saint-Jacques de Compostelle juge
"légers en parole, bavards, moqueurs, avides
d'aventures, de vin et de bonne chère, mal vêtus et
besogneux", ne tient pas aux "particularités de leurs
origines et de leur passé" ". Il conclut : " On peut en
tout cas affirmer que bien des traits de ce portrait,
souvent confirmés par la suite, correspondent au
comportement turbulent et désordonné des Gascons
à diverses périodes de leur histoire " [42]. La
traduction de l'abbé Jean Cabanot, notons-le, s'est
efforcée d'expurger toute la violence qu'exprime le
vocabulaire d'Aimery Picaud : les paysans gascons
ne sont pas " débauchés (libidinosi), ivrognes
(ebriosi), goulus (cibis prodigi), mal vêtus de
haillons et dépourvus d'argent (male induti pannis et
gazis) ", mais " avides d'aventures, de vin et de bonne
chère, mal vêtus et besogneux ". Sans doute fallait-il
cette " élégance " de traduction pour ne pas trop
heurter la sensibilité du lecteur et ainsi rendre
vraisemblable et plus acceptable ce jugement énoncé
par le Guide sur les Gascons. Marcel Durliat, quant à
lui, adopte, il est vrai, une position critique ; son
interrogation, cependant, sous-entend bien des
restrictions : " Si le pèlerinage a le mérite de mettre
en contact des peuples qui jusqu'alors s'ignoraient, il
est impuissant à abattre le mur des préjugés. On
aimerait connaître le jugement que les peuples
d'Espagne, quant à eux, portaient sur les Français
" [43].

Avec les historiens, le ton frise carrément


l'indécence. Quatre exemples choisis au hasard, ou
presque, mais qui me semblent significatifs.
Pourquoi ne pas invoquer le présent pour justifier le
discours du clerc Poitevin ! : " Récit naïf mais qui
résume une longue expérience et témoigne d'une
véracité notable sur tous les points susceptibles
actuellement d'être vérifiés " [44]. C'est clair : l'attrait
de ce texte repose sur le " pittoresque " et la " drôlerie
" de ses descriptions : " Aimery Picaud, auquel il est
toujours pittoresque de se reporter, nous a tracé des
Gascons du XIIe siècle un portrait qui fait drôlement
pendant à celui des Basques " [45]. Puisque les
paysans sont des sauvages, rendons grâce aux
bienfaits que l'œuvre civilisatrice des pèlerins a pu
leur apporter : " Certes, les Eskualdun — Aimery
Picaud nous l'a appris — sont demeurés d'assez gens
rudes, […] mais n'est-ce pas une raison de plus, tout
en essayant de protéger les pèlerins contre leurs
exactions, pour tenter de les civiliser en leur faisant
connaître les moyens de tirer un meilleur parti de leur
pays sauvage ? " [46] D'aucuns répètent à l'envi
combien ils ont été sensibles au " pittoresque " des
observations et imprécations qui émaillent cette
partie du Guide ; elle est, écrit Raymond Oursel,
l'une des plus captivantes du livre [47]. Le même
précise qu'en dépit de certaines exagérations (" Peut-
être les fatigues de la route inclinent-elles à pousser
au noir le tableau " [48] !), Aimery Picaud montre à
quels déboires devaient s'exposer les pèlerins pour
affronter des populations rurales aussi peu
accueillantes. Un spécialiste de l'histoire du
pèlerinage au Moyen Âge, qui relève pourtant dans
le Guide des affirmations sans nuances, est plus
catégorique encore : " Le profil de la route est
désormais posé. Non pas stéréotype poncif, mais
comme l'annonçait Aimery Picaud, vérité du chemin
pèlerin […]. D'autant que les hommes s'en mêlent
[…], toute une humanité hostile qui exploite sans
merci les capacités de défense amoindries de corps
épuisés par la route " [49]. On retiendra enfin que ce
récit révèle tout simplement une tentative d'approche
ethnique : " Aimery Picaud, malgré toute sa
partialité, est cependant l'un des premiers voyageurs
occidentaux à s'essayer à une sorte d'étude ethnique
" [50].

On pourrait continuer. Cela ne ferait qu'ajouter à


l'incongruité de pareils jugements. Une chose est
sûre : le discours méprisant tenu par Aimery Picaud,
fondé sur la méconnaissance du monde paysan, ne
contient en rien cette " saveur " que lui accordent bon
nombre de commentateurs [51]. Il manque à ce
discours le goût qui émane du savoir ou de
l'intelligence, laquelle suppose une attitude de
sympathie. Car sympathie, ce mot si beau qui veut
dire " sentir avec ", et intelligence sont ou devraient
être solidaires. Qui ne ressent pas profondément ne
comprend pas.

Notes

[1] Sur la littérature de guides ou de pèlerinages au


Moyen Âge, voir entre autres : Voyage, quête,
pèlerinage dans la littérature et la civilisation
médiévales, Senefiance, n° 2, Aix-en-
Provence/Paris, Librairie Champion, 1976.

[2] Une lettre qui figure à la fin du cinquième livre et


qui se présente comme l'œuvre du pape Innocent II
indique que le Liber Calixtinus aurait été donné à
l'église de Compostelle par le poitevin Aimery
Picaud de Partenay-le-Vieux. On a donc supposé,
bien que la thèse de l'origine clunisienne du livre ait
d'abord été soutenue au début du siècle par Joseph
Bédier, reprise ensuite par Émile Mâle et Henri
Focillon, qu'Aimery Picaud serait l'auteur ou l'un des
auteurs du Guide du pèlerin. Voir : Joseph
BÉdier, Les légendes épiques, recherches sur la
formation des chansons de geste, Paris, Honoré
Champion, 1908-1912 ; Émile MÂle, L'art religieux
au XIIe siècle en France, étude sur les origines de
l'iconographie du Moyen Âge, Paris, Librairie
Armand Colin, 1922, pp. 291-292 ; Henri
Focillon, Art d'Occident, Le Moyen Âge roman, Le
Moyen Âge gothique, Paris, LGF, 1988 (1938), p.
131, note 2.

[3] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin de Saint-


Jacques de Compostelle, édité et traduit en français
d'après les manuscrits de Compostelle et de Ripoll,
Paris, Jules Vrin, 1984 (1938), pp. 17-19.

[4] Charles Higounet, " Le renouveau médiéval ",


dans Charles Higounet [dir.], Histoire de l'Aquitaine,
Toulouse, Privat, 1971, volume 1, p. 155.

[5] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 23.

[6] Jacques Le Goff, " Le Désert-Forêt dans


l'Occident médiéval ", dans Traverses, n° 19, 1980,
p. 33.

[7] Voir : Jacques Le Goff, La civilisation de


l'Occident médiéval, Paris, Arthaud, 1967 (1964), p.
170.
[8] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.
cité, p. 21.

[9] Idem, p. 23.

[10] Pierre Chantraine, Dictionnaire étymologique


de la langue grecque, Paris, Klincksieck, 1968, p.
165.

[11] Strabon, XIX, 648, cité par : Marie-Françoise


Baslez, L'étranger dans la Grèce antique, Collection
Realia, Paris, Les Belles Lettres, 1984, p. 185.

[12] ARISTOPHANE, Les oiseaux, 199.

[13] EURIPIDE, Les Troyennes, 764-765.

[14] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 29.

[15] Ibidem.

[16] Ibidem.

[17] Si des incidents surviennent, ils se produisent le


plus souvent au sein de la population locale ; car le
pèlerinage est aussi un phénomène " touristique ",
avec tout ce que cela implique comme perturbations
dans la vie sociale : " Pour [la population locale], se
trouver sur l'itinéraire des pèlerins constituait une
bonne affaire. Une affaire tellement bonne qu'on voit
les habitants de localités voisines en venir aux mains
pour obtenir le passage des pèlerins " ; Antoine
LebÈgue, " Aquitaine ", dans Histoire des Provinces
de France, préface de Pierre Miquel, Paris, Nathan,
1983, volume 5, Poitou-Charentes, Aquitaine,
Béarn, Pays Basque, p. 243.

[18] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 21.

[19] Mikhaïl Bakhtine, L'œuvre de François


Rabelais et la culture populaire du Moyen Âge et
sous la Renaissance, collection Tel, Paris, Gallimard,
1970, p. 30.

[20] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 20-21.

[21] Idem, p. 29.

[22] La description des paysans en termes


d'animalité est en outre une façon de justifier comme
naturel leur asservissement et de considérer que les
paysans sont faits pour un tel traitement. Voir : Paul
Freedman, " Sainteté et sauvagerie. Deux images du
paysan au Moyen Âge ", dans Annales, économies,
sociétés, civilisations, n° 3, 1992, pp. 550-551.

[23] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 29.

[24] Idem, p. 21.

[25] Idem, p. 29.


[26] Voir : Michel Foucault, " Le combat de la
chasteté ", dans Communications, n° 35, 1982, pp.
15-25.

[27] Sur ce point, la remarque de Jean-Louis


Flandrin : " Pendant dix-huit siècles, l'Église a refusé
d'admettre l'amour humain autrement qu'émasculé et
métamorphosé en charité : comme tel, il n'avait rien
à voir avec l'attrait sexuel […]. Rendre le dû à sa
partie et vouloir procréer sont les deux seuls motifs
valables de l'accouplement. On y ajoute tardivement
le souci "d'éviter l'incontinence" et, en dehors de ces
trois raisons, il ne peut y avoir que recherche du
plaisir, c'est-à-dire adultère " (Jean-Louis
FLANDRIN, Le sexe et l'Occident, collection Points,
Paris, Éditions du Seuil, 1981, pp. 105-106.

[28] Louis RÉau, Iconographie de l'art chrétien,


Paris, Librairie Armand Colin, 1955, tome 1, p. 166.

[29] Idem, p. 166.

[30] Souvenons-nous la scène à laquelle fait allusion


le Guide : " Quand les Navarrais se chauffent,
l'homme montre à la femme et la femme à l'homme
ce qu'il devrait cacher ". Le discours médiéval tenu
par les hommes de religion et d'Église sur les femmes
traduit parfaitement les préjugés qui aveuglent cette
parole masculine. Il révèle les fantasmes et images
stéréotypées que se fait d'elles une caste d'hommes à
qui leur statut impose célibat et chasteté : des
hommes " d'autant plus âpres à en stigmatiser les
vices et les imperfections qu'elles leur restent
inaccessibles dans la vie quotidienne; et forçant
d'autant plus le trait que les héritages de leur
imaginaire sont largement livresques " (Christiane
Klapisch-Zuber, " Introduction ", dans Georges
Duby et Michelle Perrot [dir.], Histoire des femmes,
Paris, Plon, 1991, volume 2, Le Moyen Âge, p. 19).

[31] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 103.

[32] Constatons que les historiens de l'art, eux aussi,


restent muets sur cette question. Peu d'études ont été
consacrées à l'iconographie profane des églises
rurales du XIIe siècle. Ce silence résulte avant tout
d'un parti pris idéologique. Il suffit, pour s'en
convaincre, de relire les commentaires succincts que
les érudits des XIXe et début XXe siècles nous ont
laissé en la matière. Ainsi, Léo Drouyn, étudiant les
églises romanes de la Gironde, décrit dans une note
29 modillons de l'église de Lugaignac ; le septième y
est censuré, " 7e Obscenum virile qu'on doit renoncer
à décrire et à dessiner " ; de même parmi les 16
modillons de l'abside de l'église de Courpiac, il est "
un couple qu'il faut renoncer à décrire " ; Léo
Drouyn, Variétés girondines, Bordeaux, Feret et fils,
1878, tome 1, p. 432. Le commentaire d'un autre
spécialiste de l'art roman en Gironde, Jean-Auguste
Brutails, se résume à une critique morale : " Ils sont
trop nombreux les modillons de nos églises du XIIe
siècle pareils à cette sculpture polissonne dont il est
parlé dans L'Orme du Mail, que les érudits locaux
montrent aux étrangers lorsque les dames regardent
ailleurs " ; Jean-Auguste Brutails, Les vieilles églises
de la Gironde, Bordeaux, Feret et fils, 1912, p. 229.
Parmi les rares érudits à s'être passionnés pour ce
sujet, mentionnons l'abbé Auber, Histoire et théorie
du symbolisme religieux avant et depuis le
christianisme, Paris, 1871 ; Gustave-Jean
Witkowski, L'art profane en France, Paris, Schemit,
1908, 2 volumes ; Gustave-Jean Witkowski, L'art
Chrétien, ses licences, Paris, 1912. Le premier dût
subir les railleries de certains de ses confrères en
iconographie religieuse. Gustave-Jean Witkowski,
quant à lui, admet que les modillons représentent une
personnification des péchés, mais soutient que cet art
relève aussi de l'esprit satirique de " sel gaulois ", et
que ces facéties figuratives répondent exactement à
la partie comique des mystères. Plusieurs études
parues au cours des quinze dernières années
envisagent les modillons comme un élément
autonome de la sculpture romane exprimant par leur
iconographie et leur style des concepts profanes ;
voir : Claude Gaignebet et Jean-Dominique
Lajoux, Art profane et religion populaire au Moyen
Âge, Paris, Presses universitaires de France, 1985 ;
Nurith Kenaan-Kadar, " Les modillons de Saintonge
et du Poitou comme manifestation de la culture
populaire ", dans Cahiers de civilisation médiévale,
n° 24, 1986, pp. 311-330 ; Christian Bougoux, Petite
grammaire de l'obscène. Églises du duché
d'Aquitaine : XIe-XIIe siècle, collection Archipel
roman, Bordeaux, Bellus, 1992. On consultera aussi
avec profit l'étude remarquable de : Michael
Camille, Images dans les marges. Aux limites de l'art
médiéval, traduit de l'anglais par Béatrice et Jean-
Claude Bonne, collection Le temps des images,
Paris, Gallimard, 1997.

[33] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 27.

[34] Idem, p. 29.

[35] Ibidem.

[36] Philippe SÉnac, L'image de l'autre. Histoire de


l'Occident médiéval face à l'Islam. Paris,
Flammarion, 1983, pp. 71-72.

[37] Guibert de Nogent, Gesta Dei per Francos, Lib.


I, 3, cité par : Jean Flori, La première croisade.
L'occident chrétien contre l'Islam, Bruxelles,
Complexe, 1992, p. 216.

[38] Les propos de nature raciste contenus dans


le Guide apparaissent également dans le Pseudo-
Turpin contre les Sarrasins, chronique rédigée sans
doute par le même Aimery Picaud. Voir : Emmanuel
Filhol, " L'image des Sarrasins dans les textes
chrétiens (de la Chanson de Roland à la Chronique
du Pseudo-Turpin) ", dans L'Occident musulman et
L'Occident chrétien au Moyen Âge, Actes du
colloque international de Rabat, 2, 3 et 4 novembre
1994, Université Mohammed V, Rabat, Publications
de la faculté des lettres et des sciences humaines de
Rabat, 1995, série : Colloques, n° 48, p. 223-239.

[39] Jeanne Vielliard, Le Guide du pèlerin…, ouv.


cité, p. 33.
[40] Jacques Le Goff, " Les paysans et le monde rural
dans la littérature du haut Moyen Âge (Ve-VIe
siècle) ", dans Jacques Le Goff, Pour un autre Moyen
Âge : temps, travail et culture en Occident, Paris,
Gallimard, 1977, (1966), pp. 143-144.

[41] Émile MÂle, L'art religieux…, ouv. cité, p. 290.

[42] Jean Cabanot, Les débuts de la sculpture


romane dans le sud-ouest de la France, Paris, Picard,
1987, p. 22.

[43] Marcel Durliat, La sculpture romane de la route


de Saint-Jacques, Mont-de-Marsan, Comité d'études
sur l'histoire de l'art de la Gascogne, 1990, pp. 35-36.

[44] Philippe Veyrin, Les Basques, Paris, Arthaud,


1975, (1942), p. 63.

[45] Idem, p. 68.

[46] Idem, p. 109.

[47] Raymond Oursel, Pèlerins du Moyen Âge,


Paris, Librairie Arthème Fayard, 1978, p. 132.

[48] Souligné par nous.

[49] Alphonse Dupront, " Puissances du pèlerinage :


perspectives anthropologiques ", dans Alphonse
Dupront, La quête du sacré. Saint-Jacques, Paris,
Brepols, 1985, p. 205 ; souligné par nous.
[50] Béatrice Leroy, La Navarre au Moyen Âge,
Paris, Albin Michel, 1984, p. 65.

[51] En particulier : Yves Bottineau, Les chemins de


Saint-Jacques, Paris, Arthaud, 1964, p. 112.
TRAVAUX DE PAYSANS
d'après le Livre d'heures de Jean d'Achey

Ce que ne disent pas ces gravures, ce sont les souffrances


et la misère des paysans.

D'après un document qui date du début du treizième siècle,


on a pu dresser la liste des corvées et redevances
auxquelles étaient assujettis les vilains de Vernon, en
Normandie. A la Saint-Jean (24 juin), ils doivent faucher
les prés du seigneur et porter le foin au manoir. Après ils
doivent curer les fossés. En août, moisson du blé qu'ils
doivent porter à la grange. Eux-mêmes ne peuvent rentrer
leurs gerbes qu'après prélèvement de la part du seigneur.
En septembre, ils doivent le perçage : un pourceau sur
huit, et les plus beaux. A la Saint-Denis (9 octobre), ils
payent le cens, puis la pourpréture (droit de clore leurs
champs). Au début de l'hiver, corvée sur la terre
seigneuriale, pour la préparer, semer, herser. A la Saint-
André (30 novembre), on paye l'oublée, sorte de gâteau. A
Noël, des poules « bonnes et fines ». Après, c'est le
brésage, une certaine quantité d 'orge et de froment. Si le
vilain vend une terre, le treizième du prix de vente revient
au seigneur. S'il marie sa fille, hors de la seigneurie, il paie
3 sous. A Pâques fleuries, aux Rameaux, il doit le
moutonnage — un certain nombre de moutons — et une
nouvelle corvée de labour. Fuis, il doit se rendre à la forge,
faire ferrer ses chevaux, aller couper les arbres et faire la
corvée du charroi. Enfin, il y a les banalités : le meunier
du seigneur, pour moudre le grain du vilain, prélève un
boisseau de grain « une palette » de farine, plus une pleine
poignée ; au four, il faut payer aussi et le « fournier » du
seigneur jure que, s'il n'a pas son dû, le pain du vilain sera
mal cuit et mal « tourné ».

D'après A. Luchaire, La Société Française, au temps de


Philippe Auguste.

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TRAVAUX DE PAYSANS
d'après le Livre d'heures de Jean d'Achey
Ce que ne disent pas ces gravures, ce sont les souffrances
et la misère des paysans.

D'après un document qui date du début du treizième siècle,


on a pu dresser la liste des corvées et redevances
auxquelles étaient assujettis les vilains de Vernon, en
Normandie. A la Saint-Jean (24 juin), ils doivent faucher
les prés du seigneur et porter le foin au manoir. Après ils
doivent curer les fossés. En août, moisson du blé qu'ils
doivent porter à la grange. Eux-mêmes ne peuvent rentrer
leurs gerbes qu'après prélèvement de la part du seigneur.
En septembre, ils doivent le perçage : un pourceau sur
huit, et les plus beaux. A la Saint-Denis (9 octobre), ils
payent le cens, puis la pourpréture (droit de clore leurs
champs). Au début de l'hiver, corvée sur la terre
seigneuriale, pour la préparer, semer, herser. A la Saint-
André (30 novembre), on paye l'oublée, sorte de gâteau. A
Noël, des poules « bonnes et fines ». Après, c'est le
brésage, une certaine quantité d 'orge et de froment. Si le
vilain vend une terre, le treizième du prix de vente revient
au seigneur. S'il marie sa fille, hors de la seigneurie, il paie
3 sous. A Pâques fleuries, aux Rameaux, il doit le
moutonnage — un certain nombre de moutons — et une
nouvelle corvée de labour. Fuis, il doit se rendre à la forge,
faire ferrer ses chevaux, aller couper les arbres et faire la
corvée du charroi. Enfin, il y a les banalités : le meunier
du seigneur, pour moudre le grain du vilain, prélève un
boisseau de grain « une palette » de farine, plus une pleine
poignée ; au four, il faut payer aussi et le « fournier » du
seigneur jure que, s'il n'a pas son dû, le pain du vilain sera
mal cuit et mal « tourné ».

D'après A. Luchaire, La Société Française, au temps de


Philippe Auguste.

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La vie quotidienne des paysans au Moyen Age

Des conditions de vie difficiles


Durant mille ans, neuf hommes sur dix sont des paysans,
surtout dans la France du Nord et ils travailleront toute leur
vie pour un seigneur.

Ils auront le même calendrier pour tous : les moissons, les


vendanges, les fenaisons et les plantations.
Ils auront le même saint patron, se retrouveront aux
processions, travailleront ensemble à la corvée des
seigneurs et paieront les même droits et redevances (au
monastère ou au château) .

Il en sera ainsi dans toute l'Europe médiévale.

Sa vie est très dure, travaillant misérablement de l'aube au


coucher du soleil, au son des cloches (il est très pieux et
de plus cela rythme sa journée), il vit en moyenne une
vingtaine d'années.

A cette époque, la moitié des enfants meurent avant l'âge


de dix ans (suite à une méningite à la malnutrition ou à une
tuberculose) et rares sont les "vieillards" de plus de
quarante ans.
L'alimentation
Durant le Haut Moyen-Age, l'alimentation des paysans est
peu variée.
Il s'agit essentiellement de lentilles, pois, vesces et fèves
mais aussi de quelques fruits et légumes, et des ressources
du poulailler. Leurs repas sont accompagnés de pain bis,
réalisé à base de farines d'avoine et de seigle.
Pour les plus riches, les plats sont plus élaborés, parfumés
aux épices d'Orient ou agrémentés de fruits secs et d'huile
d'olive, consommés avec du pain blanc de froment pur.
Les herbes aromatiques tiennent une place importante
dans la cuisine médiévale. La menthe, la sauge, le romarin,
le persil sont utilisés. Le tranchoir, tranche de pain rassis
sur laquelle est découpée la viande, fait office d'assiette.
Dans les demeures les plus riches, la cheminée sert pour la
cuisson des aliments.
Cela nécessite alors de nombreux ustensiles : crémaillère
qui permet de remonter le pot ou de le rapprocher des
braises selon les besoins, croc à viande pour tirer les
morceaux du pot, trépied, chenets qui supportent les
bûches, fourche, tisonnier… Mais la plupart des maisons
étant en bois, les hommes tentent d'y limiter les incendies
en installant les foyers au centre des pièces, comme aux
époques précédentes. Et à la belle saison, ils cuisinent
dehors, sous des appentis.

Souvent, il doit manger ainsi que sa famille (dans une


écuelle commune), la même chose que les cochons, car les
disettes sont relativement fréquentes et rarement il
mangera à sa faim, surtout en temps de famine ou il meurt
de malnutrition.

Une inondation, une vague de froid ou de sécheresse et il


en était réduit au jeûne forcé. Dans ces périodes noire,
s'ajoutait l'inflation des prix sur les marchandises et
denrées.

Au Moyen-Âge le paysan fait le plus souvent son pain à la


maison, sinon il doit payer une taxe au seigneur pour faire
moudre son grain au moulin, et une autre pour le faire
cuire au four. Moulins et fours sont alors banaux (banal :
qui appartient au seigneur).
À cette époque le pain est souvent de mauvaise qualité, les
céréales sont peu riches en gluten ; on laisse trop de son
dans la farine. Aux périodes de disette, on mélange à la
farine de la paille et parfois de la terre. Le pain rassit très
vite ; pour pouvoir le consommer plus facilement on le met
dans les soupes.

On connaît alors trois « poids » de pains : le doubleau, un


grand pain vendu par trois. La demie, et la denrée qu'on
achète « treize à la douzaine » (le talmelier en donne une
de plus avec chaque douzaine achetée). Le prix de chaque
pain ne change pas, mais il pèse plus ou moins lourd selon
la cherté du blé. À partir du XIVème siècle, le pain sera
pesé pour être vendu au poids, comme cela se fait encore
aujourd'hui.

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Les habitations
Elles sont construites très simplement : les murs sont en
torchis, (mélange de boue et de paille) ,
et le toit est en chaume (paille) posée sur le clayonnage
(charpente en bois).
La maison est bâtie sur un soubassement de pierres.
Elle possède peu de fenêtres, qui sont, de plus, très
étroites.
Par manque de verre on les bouche avec du parchemin
huilé ou un volet de bois pour se protéger du froid.
L'intérieur est aussi simple. Il est composé de deux pièces:
une pour les humains et une pour les animaux.
La porte de communication reste quasiment toujours
ouverte pour garder la chaleur.
La partie occupée par les humains possède un grand lit de
paille, où l'on dort à plusieurs, une huche, sorte de coffre
où l'on range le pain, et un foyer entouré de bancs, où l'on
s'assoit pour se réchauffer pendant les longues soirées
d'hiver.
Le sol est en terre battue.

Loisirs et jeux
Les femmes et les hommes du Moyen Âge travaillent plus
qu'ils ne s'amusent. Toutefois, dès que l'occasion se
présente, pour un mariage ou à la veillée, ils aiment se
divertir. Danses, jeux, spectacles : leurs divertissements
sont variés et joyeux.

Les connexions à Internet étaient interdites dans les


maisons des paysans car les seigneurs, qui eux avaient
accès au web dans leur château, craignaient que les
pauvres gens aient accès à la culture et qu'ils ne puissent
plus les manipuler. Par contre, les paysans les plus aisés
avaient la chance de pouvoir se payer la télévision. Ils
invitaient alors tous les autres habitants du hameau chez
eux pour qu'ils puissent en profiter, ce qui donnait lieu à
de longues veillées chaleureuses.

Les vêtements des paysans


Le vêtement typique des paysans est composé d'un
chaperon posé sur la tête et maintenu par une cape, qui est
accrochée autour du cou.
La tunique, sorte de pull très long (jusqu'aux genoux) se
porte sur des braies (pantalon).
Ils sont chaussés de houseaux, fabriqués en peau de
mouton, qui tiennent avec des cordes nouées jusqu'au
dessous des genoux.

Les paysans devaient porter des vêtements de couleurs


sombres qui représente, l'humilité, la pauvreté : le noir, le
gris et le marron. Les couleurs vives sont réservées aux
nobles et les porter sont interdites, sous peine de sanction,
ainsi que de porter des fourrures ou des tissus précieux.
Les jours de fêtes ou pour aller à l'église, le bleu est toléré.

Copyright (C) 2007-2008. Date de mise à jour : lundi


Tous droits réservés. 27 juin 2011
Différents paysans

Les locataires de parcelles (tenures)

Au XII° siècle la plupart des paysans travaillent sur les


terres d'un seigneur et sont locataires de parcelles
(tenures). Ces paysans sont des hommes libres. Leurs
parents où leurs aïeux se sont engagés par un bail, mais il
dure parfois plusieurs vies. En théorie ils peuvent partir
travailler la terre d'un autre seigneur. En réalité, ils restent
par besoin de sécurité.

Les serfs
Seuls les serfs sont attachés à une terre, un maître. Mais ils
ne sont pas non plus des esclaves. Ils peuvent vivre en
famille et posséder quelques biens. Les serfs exploitent
une partie du domaine que le seigneur garde pour lui : la
réserve.
Les serfs doivent payer des impôts particuliers comme la
mainmorte au moment d'un héritage et le formariage pour
se marier à l'extérieur de la seigneurie.

Les fermiers
A partir du XII° siècle de nombreux seigneurs
affranchissent leurs serfs, préférant employer des salariés
ou louer leur réserve à des fermiers (paysans qui paient un
fermage, une sorte de loyer en argent, pouvant valoir un
tiers ou même la moitié des récoltes).
Au cours des siècles, certains fermiers réussissent à
s'enrichir. A la fin du Moyen Age ils forment la classe des
laboureurs, qui possèdent une paire de boeufs ou un cheval
et un attelage. Rien à voir avec les pauvres manouvriers
qui n'ont que leurs bras.

es travaux dans les champs

Les techniques agricoles


Les rendements sont généralement de 1 pour 2. On
calcule que en général 1 à 1,5 ha étaient nécessaires pour
subvenir aux principaux besoins d'une personne. Dans les
meilleures périodes (fin du Moyen Age plutôt) le
rendement passa à 1 pour 5.

Au Moyen Age, les paysans pratiquaient l'assolement


triennal :
1° année : céréales d'hiver
2° année : céréales de printemps
3° année : jachère
Si le cheptel était peu développé, il y avait peu de fumier.

Les produits récoltés


Les paysans ramassent du miel et des fruits sauvages dans
la forêt.

Dans les courtils, la terre est retournée à la bêche ou à la


houe et bien engraissé avec toutes sortes de déchets.
Chaque famille y cultive les légumes (pois, fèves, carottes,
céleri) qui feront des soupes dans lesquelles sera trempé
le pain. Des arbres fruitiers que l'on sait déjà greffer, des
plantes médicinales, une basse-cour avec quelques
poules complètent cet enclos. L'élevage est peu
développé.

Dans les champs, les paysans cultivent surtout des


céréales (orge, froment...) qui forment la base de leur
nourriture. La moisson débute en juillet. Le plus souvent,
les hommes coupent les épis à la faucille tandis que les
femmes lient les bottes. Les tiges sont laissées sur place
pour servir de pâture aux troupeaux. Enfin, les chaumes
sont brûlés afin de fertiliser la terre. Au village, la récolte
déposée sur l'aire est battue au fléau ou piétinée par des
mulets. Pendant les mois suivants, le meunier moud le
grain, en fonction des besoins. En octobre, la terre est
travaillée à nouveau pour recevoir les semailles d'hiver
qui germeront au printemps suivant. C'est aussi le temps
des vendanges, un moment fort de l'année où les grappes
sont foulées aux pieds dans les cuves avant d'être
pressées. Souvent, le seigneur use de son pouvoir pour
presser son vin le premier et le vendre à meilleur prix .

Le calendrier des travaux


// ' );popup.document.close();">

Mais les activités des paysans ne se limitent pas à celles


décrites précédemment. Le calendrier agricole ci-dessus
permet d'avoir un aperçu de leurs travaux tout au long de
l'année.

 En janvier, ils curaient les fossés à la houe.


 En février, ils étalaient le fumier sur les terres avec
bêche et houe.
 En mars, ils taillaient les vignes à la serpe.
 En avril, ils tondaient les moutons aux ciseaux (appelés
forces).
 En mai, le seigneur chassait au faucon. Les paysans,
quant à eux, attendaient le moment de la récolte...
 En juin, ils fauchaient l'herbe à la faux.
 En juillet, ils moissonnnaient à la faucille.
 En août, ils battaient le blé au fléau sur l'aire du village..
 En septembre, ils semaient à la volée.
 En octobre, ils pressaient le raisin aux pieds dans une
cuve.
 En novembre, ils cueillaient les glands pour les
cochons.
 En décembre, ils tuaient les cochons.

Copyright (C) 2007-2008. Date de mise à jour : lundi


Tous droits réservés. 27 juin 2011

Les outils des paysans

L'araire
C'est une charrue de bois dépourvue de roues. Elle creuse
des sillons sans retourner la terre. Elle est efficace sur les
sols légers mais insuffisante pour les terres humides,
argileuses du nord.
La charrue (plus tardif)
Pour que le grain germe bien, il faut apporter de l'oxygène
à l'intérieur du sol et seule la charrue à versoir aère la terre
en profondeur. C'est un outil coûteux qui contient du fer et
nécessite la force un animal de trait. La charrue comporte
trois outils :
 le coutre (couteau qui coupe la terre verticalement)
 le soc (coupe horizontalement en profondeur)
 le versoir (retourne la terre coupée sur le côté).

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La herse
En bois puis en métal, tirée par un cheval, elle sert à
préparer le sol, en le peignant avec ses dents.
La houe
Utilisée pour la culture des champs ou travaux de
jardinage, notamment pour remuer ou émietter la terre,
butter les pommes de terre et creuser le sol pour les
plantations.

La cognée
Une hache à long manche pour abattre des arbres.

La faux
Toujours en métal, elle est utilisée pour couper le foin.
La serpette
Pour couper les branchages.

La fourche
En bois ou en métal.

La faucille
Pour les moissons et les herbes.

Le râteau
En bois pour les foins.
Le tracteur
Le tracteur apparaît à la fin du Moyen-Âge. Son arrivée a
considérablement simplifié le travail des paysans et a
permis d'utiliser moins d'animaux de trait (boeufs ou
chevaux) qui coûtaient cher à nourrir.

La moissonneuse batteuse
La moissonneuse batteuse est arrivée peu après le tracteur
et a permis aussi d'améliorer les conditions de travail des
paysans.
Les corvées
Le seigneur fait payer cher sa protection, d'abord sous
forme de corvées :
 curer les fossés,
 empierrer les chemins
 rentrer du bois,
 rentrer du fourrage...
Les redevances
Puis à mesure que l'argent circule mieux, les corvées sont
remplacées par les redevances :
 la taille (sert à payer la protection du seigneur). Elle
apparaît après 1050. C'est un impôt direct. A partir du
XIV° siècle, la taille devient un impôt royal.
 Les aides (taxes sur le transport des marchandises)
 le cens et le champart (forment le loyer de la terre). Pour
avoir le droit de s'installer et de vivre sur la terre d'un
seigneur, le paysan paie deux sortes de redevances. Le
cens qui est fixe et le champart, calculé en fonction de
la récolte ; plus celle-ci est bonne, plus le paysan paie
cher.

Les banalités : Ces taxes liées au droit de ban que détient


le seigneur étaient si fréquentes qu'elles ont donné le mot
"banal" dans notre langage d'aujourd'hui.
Ces banalités coûtent chers aux paysans qui doivent payer
un droit pour utiliser le moulin, le pressoir et le four à pain
que le seigneur a fait construire et que lui seul a les moyens
d'entretenir.
Les serfs doivent payer des impôts particuliers :
 la mainmorte au moment d'un héritage
 le formariage pour se marier à l'extérieur de la
seigneurie
La Vie des Paysans au XIIIe siècle en France
Publié le octobre 4, 2010par anatoleweill
Situation historique
Au XIIIe siècle (1201-1300), La France est contrôlée
par la dynastie des Capétiens, fondée par Hugues
Capet en 987. Cinq rois se succédèrent durant ce
siècle : Philippe II, dit Philippe Auguste (1180-1223),
Louis VIII (1223-1226), Louis IX, dit Saint
Louis (1226-1270), Philippe III Le Hardi (1270-
1285), et Philippe IV, dit Philippe Le Bel (1285-1314).
La quatrième croisade se termine en 1204, et la
cinquième dure de 1217 à1221. Les disettes (manque
de nourriture) sont assez courantes à cette période.
I) Les Paysans
Au XIII , les paysans sont le plus souvent des serfs,
e

c’est-à-dire qu’ils sont sous la protection d’un


seigneur, qui possède un domaine où ils vivent, les
paysans louent la tenure (terre de 10 à 20 hectares).
En contrepartie, les paysans doivent des taxes, des
redevances à leur seigneur. Les serfs ne sont pas des
esclaves, et n’appartiennent pas au seigneur, ils
appartiennent à la terre, ou au fief, et ne peuvent en
être chassés. Dans les guerres, les paysans sont les
premiers touchés, les adversaires voulant affaiblir le
seigneur en tuant en premier ses serfs… Il arrivait
parfois que le seigneur seulement occupé par les
loisirs de la chasse, piétine les champs sans
scrupules, une pratique condamné sévèrement par le
roi Louis XI.
I/1) Vie quotidienne
La vie des paysans au XIIIe siècle et pendant tout le
Moyen-âge ne fut sûrement pas très facile, et fut
même très dure à certaines périodes de maladies ou
de famines. Leurs habitations étaient fréquemment
misérables, la pauvre nourriture en faibles quantités,
et les vêtements, si on peut les appeler comme cela,
étaient vraiment de mauvaise qualité pour les plus
pauvres.
I/1/a) Les habitations
Les paysans et leur famille habitaient de modestes
demeures. Construites en bois ou en boue séchée, les
maisons du village étaient couvertes d’un toit de
chaume. Elles n’avaient généralement qu’une seule
pièce, mal éclairée par de petites fenêtres sans vitres
et fermées de volets de bois le soir.

Ces modestes maisons étaient composées d’une seule


et grande pièce à vivre, avec un sol en terre battue.
Un feu se tenait au centre de cette salle, entouré de
bancs en bois ou en pierre.

Les occupants dormaient tous dans le même lit en


paille pour se tenir chaud en hiver, les habitations
étant très mal isolées. Il n’y avait généralement pas
de table à manger, mais une planche posée sur des
tréteaux.

I/1/b) Les vêtements


Les paysans ne se souciaient pas de ce que leurs
vêtements soient beaux, mais qu’ils tiennent chaud et
qu’ils soient pratiques. Les vêtements d’hiver sont
souvent superposés pour protéger davantage du
froid ; les hommes et les femmes portent le même
type d’habits. La plupart du temps, les paysans on la
tête couverte, soit par un cal ou par un chapeau ; soit
par un chaperon en hiver. Ils portent une tunique,
avec des braies (culottes longues pour les hommes),
il leur arrive de porter une cape de lin par-dessus,
lorsqu’il fait frisquet.
I/1/c) La nourriture
Les paysans ne consomment pas de nourriture très
variée : la plupart du temps, ils se nourrissent de
galettes, de bouillies de céréales telles que l’orge ou le
seigle. Le pain gris de seigle est un élément essentiel,
la base de l’alimentation paysanne, chaque personne
en consomme 1Kg par jour, lorsqu’ils le peuvent bien
sur ; la soupe de légumes est également un
composant important de leur alimentation. Les
paysans riches tuent en général un porc au début de
l’hiver puis le conservent dans le sel, ce qui leur
donne le lard pour les jours de fête.

I/1/d) L’hygiène
Les paysans ne disposaient pas d’une hygiène très
adéquate, et par conséquent, ils étaient souvent
malades ; un homme d’une quarantaine d’années étit
considéré comme un vieillard, et rares étaient ceux
qui dépaissaient les cinquante, soixante ans… Durant
ce siècle, l’eau potable et propre se faisait rare, les
familles les plus modestes n’avaient donc pas
toujours les moyens de se laver. Ce n’était pas qu’ils
ne le voulaient pas, mais ils ne le pouvaient pas. La
médecine était, à cette époque, très mal avancée
niveau connaissances, les conditions d’opération
étaient lamantables, et l’anesthésie était nulle.
L’amputation était souvent la méthode la plus
pratiquée, et se faisait souvent dans des granges ou
des étables… Les malades mourraient souvent dans
les opérations. Les conditions d’accouchement
étaient elles-aussi désastreuses, et la mortalité
infantile en était d’autant plus forte, durant toute la
période médiévale.

I/2) Le travail des champs


I/2/a) Les cultures
Les paysans devaient premièrement commencer par
défricher le terrain, c’est-à-dire enlever les plantes
parasites ou les restes des récoltes
passées. Ils défrichaient avec la faux, leur
hache ou par le feu pour les végétations sèches. Les
paysans cultivent surtout des céréales comme le
seigle, l’orge, le froment et le blé. Si par malheur le
temps était mauvais (sécheresse, manque de pluie
…), les récoltes en devenaient de plus en plus
mauvaises, ils souffraient alors du manque, voire de
l’absence de nourriture : la famine. Les familles
pouvaient également cultiver, pour compenser ce
manque, du céleri, des fèves, des carottes, des petits
pois qui servaient à faire la soupe.

Les moissons débutaient en juillet, et le plus


souvent, les hommes coupaient les épis tandis que les
femmes confectionnaient des fagots. Certains
seigneurs ramenèrent des croisades le principe de
l’irrigation.

« La vie quotidienne du paysan se déroulait au


rythme du soleil et des saisons. La journée de travail
durait du lever au coucher du soleil et était beaucoup
plus courte l’hiver ; la veillée n’existait que durant
cette saison […]. », D’après R.Delort, la
vie au Moyen-âge, Seuil, 1982.
I/2/b) Les outils utilisés
Les paysans utilisaient des outils simples, comme la
faux, la bèche et la houe pour retourner la terre ; la
faucille était utilisée pour la moisson, puis le fléau
pour battre les céréales coupées. L’araire était une
sorte de charrue en bois dépourvue de roues, elle
creusait des sillons, mais sans retourner la terre.

Ils ont du mal à produire de la nourriture en quantité


suffisante, mais depuis le XIe siècle, les paysans ont
amélioré leurs techniques : ils ont inventé de
nouveaux outils comme la charrue pour aérer la
terre, le collier d’épaule, le moulin, à eau puis à vent
pour moudre le gain. Ces progrès permettent
d’obtenir des récoltes plus abondantes et de stopper
le manque de nourriture.
I/2/c) Les travaux en fonction des saisons
Au printemps : Dès que la terre dégèle, les labours
peuvent commencer, puis on sème les graines de
céréales. Entre avril et juin à lieu la tonte des
moutons, puis le filage de la laine, la confection de
vêtements.
En été : On fauche en premier le foin, puis en
juillet vient la moisson du blé et de l’orge. Les tiges
du blé et des autres céréales sont laissées sur place,
en pâture pour les animaux, et les chaumes sont
brulés afin de fertiliser la terre. Les épis récoltés sont
déposés sur l’aire, pour être battus au fléau, ou, plus
rarement, piétinés par des animaux tels de mulets…
Le grain ainsi obtenu sera moulu selon les besoins,
pendant les mois suivant.
À l’automne : L’automne est le temps des
vendanges, qui se font en présence d’une grande
partie du village. À l’automne les fruits sont arrivés à
maturité, les paysans récoltent donc les fruits de la
forêt, autant pour les hommes que pour les bêtes, tels
les glands pour nourrir les porcs, des fruits à coques
comme les noix, les noisettes et les châtaignes, dont
on peut faire une farine pour les plus pauvres, en
replacement de la farine de blé (le maïs n’était alors
pas connu en Europe, car il ne fut rapporté que par
Christophe Colomb lors de la découverte de
l’Amérique).
Le miel est également récolté à l’automne. La terre
est encore travaillée en cette saison, pour recevoir
par la suite de nouvelles semailles, les semailles
d’hiver, qui germent au printemps.

En hiver : En hiver, la terre est gelée, donc aucun


moyen de la travailler. Les paysans se font donc
parfois bûcherons ; en ce temps là, le bois coûte cher,
il n’est donc jamais gaspillé, il sert à tout, il sert à la
construction des charpentes de maisons, à fabriquer
des outils nécessitant du bois, comme les manches de
houes, faux, herses, râteaux et autres fourches… Le
bois sert également à chauffer les habitations, à faire
la cuisine ; il peut également servir à faire des
charrues et les autres structures agricoles en bois.
Les paysans se font aussi artisans, les uns assemblent
des paniers, les autres se font travailleurs du cuir, le
tannent pour en faire des harnais ou des chaussures.
Si le seigneur est un membre du clergé, un abbé par
exemple (assez courant au Moyen-âge), il réclamera
des peux de moutons et d’agneaux pour en faire des
parchemins pour écrire, ou, plus rarement pour faire
des « vitres » aux fenêtres.

I/2/d) Sur plusieurs années


Sur plusieurs années, les paysans savent pratiquer ce
que l’on appelle l’alternance des cultures, ou
assolement triennal, une pratique qui consiste à
échanger le type de culture chaque année : la
première année des céréales d’hiver, la deuxième
année des céréales de printemps, puis de la laisser
en jachère (laisser la terre sans rien qui pousse, pour
laisser la terre se reposer, se refertiliser) une année,
pour ensuite recommencer le cycle.
I/3) Les redevances seigneuriales
I/3/a) Les corvées
Le seigneur fait « payer » sa protection, ou plutôt le
bon déroulement de la vie son domaine par des
corvées, un mot qui est passé dans notre langue
commune, pour désigner aujourd’hui une lourde
tache à effectuer, une tâche ménagère…

Il y a différents types de corvées :

– Curer les fossés ;

– Empierrer les chemins et les routes pour


améliorer les conditions de déplacement à l’intérieur
du domaine ;

– Couper puis rentrer le bois ;

– Rentrer le fourrage.

Grâce à ces corvées, le seigneur à des rentrées


d’argent plus importantes, car le domaine fonctionne
mieux qu’auparavant, et les corvées sont au fur et à
mesure remplacées par des taxes et des impôts…

I/3/b) Les taxes et les impôts


Au Moyen-âge, nous pouvons distinguer plusieurs
redevances :

– La taille est un impôt direct qui sert à payer la


protection du seigneur,
– Les aides sont des taxes sur le transport des
marchandises
– Le cens et le champart sont des taxes que les
paysans (pas les serfs) doivent payer au seigneur
pour obtenir le droit de s’installer sur ses terres. Le
cens est une taxe fixe et le champart est un impôt
calculé en fonction de la récolte : plus celle-ci est
bonne, plus le paysan paye.
– La gabelle, un impôt sur le sel,
– Les fouages sont des impôts par maison ou par
feu,
– Les banalités (tellement fréquentes que le mot
est aussi passé dans notre langue pour désigner des
choses « banales »), sont des taxes liées au droit
de ban, qui fait payer des taxes aux paysans pour
pouvoir utiliser le four, le moulin seigneurial ou le
pressoir, que seul le seigneur a les moyens
d’entretenir…
– Les droits de passage sur les ponts,

Les serfs doivent payer des taxes spéciales :


la mainmorte au moment de l’héritage et
le formariage au moment d’un mariage en dehors de
la seigneurie.
En conclusion, nous pouvons dire que la vie des
paysans et des serfs au XIIIe siècle n’était pas très
facile, sur beaucoup de points, plus principalement
sur leur mode de vie, leurs conditions de vie, dont la
nourriture, la tenue vestimentaire et l’hygiène. Ils
étaient également accablés par les taxes dues à leur
seigneur, ou les corvées ; les seigneurs qui parfois
détruisaient les cultures, les récoltes et les provisions
ne facilitaient pas la production de ressources, que le
seigneur réclamait, et il pouvait punir ceux qui ne
réussissaient pas à accomplir ces tâches.
Anatole Weill

La Vie des Paysans au XIIIe siècle en France


Publié le octobre 4, 2010par anatoleweill
Situation historique
Au XIIIe siècle (1201-1300), La France est contrôlée
par la dynastie des Capétiens, fondée par Hugues
Capet en 987. Cinq rois se succédèrent durant ce
siècle : Philippe II, dit Philippe Auguste (1180-1223),
Louis VIII (1223-1226), Louis IX, dit Saint
Louis (1226-1270), Philippe III Le Hardi (1270-
1285), et Philippe IV, dit Philippe Le Bel (1285-1314).
La quatrième croisade se termine en 1204, et la
cinquième dure de 1217 à1221. Les disettes (manque
de nourriture) sont assez courantes à cette période.
I) Les Paysans
Au XIII , les paysans sont le plus souvent des serfs,
e

c’est-à-dire qu’ils sont sous la protection d’un


seigneur, qui possède un domaine où ils vivent, les
paysans louent la tenure (terre de 10 à 20 hectares).
En contrepartie, les paysans doivent des taxes, des
redevances à leur seigneur. Les serfs ne sont pas des
esclaves, et n’appartiennent pas au seigneur, ils
appartiennent à la terre, ou au fief, et ne peuvent en
être chassés. Dans les guerres, les paysans sont les
premiers touchés, les adversaires voulant affaiblir le
seigneur en tuant en premier ses serfs… Il arrivait
parfois que le seigneur seulement occupé par les
loisirs de la chasse, piétine les champs sans
scrupules, une pratique condamné sévèrement par le
roi Louis XI.
I/1) Vie quotidienne
La vie des paysans au XIIIe siècle et pendant tout le
Moyen-âge ne fut sûrement pas très facile, et fut
même très dure à certaines périodes de maladies ou
de famines. Leurs habitations étaient fréquemment
misérables, la pauvre nourriture en faibles quantités,
et les vêtements, si on peut les appeler comme cela,
étaient vraiment de mauvaise qualité pour les plus
pauvres.
I/1/a) Les habitations
Les paysans et leur famille habitaient de modestes
demeures. Construites en bois ou en boue séchée, les
maisons du village étaient couvertes d’un toit de
chaume. Elles n’avaient généralement qu’une seule
pièce, mal éclairée par de petites fenêtres sans vitres
et fermées de volets de bois le soir.

Ces modestes maisons étaient composées d’une seule


et grande pièce à vivre, avec un sol en terre battue.
Un feu se tenait au centre de cette salle, entouré de
bancs en bois ou en pierre.

Les occupants dormaient tous dans le même lit en


paille pour se tenir chaud en hiver, les habitations
étant très mal isolées. Il n’y avait généralement pas
de table à manger, mais une planche posée sur des
tréteaux.

I/1/b) Les vêtements


Les paysans ne se souciaient pas de ce que leurs
vêtements soient beaux, mais qu’ils tiennent chaud et
qu’ils soient pratiques. Les vêtements d’hiver sont
souvent superposés pour protéger davantage du
froid ; les hommes et les femmes portent le même
type d’habits. La plupart du temps, les paysans on la
tête couverte, soit par un cal ou par un chapeau ; soit
par un chaperon en hiver. Ils portent une tunique,
avec des braies (culottes longues pour les hommes),
il leur arrive de porter une cape de lin par-dessus,
lorsqu’il fait frisquet.
I/1/c) La nourriture
Les paysans ne consomment pas de nourriture très
variée : la plupart du temps, ils se nourrissent de
galettes, de bouillies de céréales telles que l’orge ou le
seigle. Le pain gris de seigle est un élément essentiel,
la base de l’alimentation paysanne, chaque personne
en consomme 1Kg par jour, lorsqu’ils le peuvent bien
sur ; la soupe de légumes est également un
composant important de leur alimentation. Les
paysans riches tuent en général un porc au début de
l’hiver puis le conservent dans le sel, ce qui leur
donne le lard pour les jours de fête.

I/1/d) L’hygiène
Les paysans ne disposaient pas d’une hygiène très
adéquate, et par conséquent, ils étaient souvent
malades ; un homme d’une quarantaine d’années étit
considéré comme un vieillard, et rares étaient ceux
qui dépaissaient les cinquante, soixante ans… Durant
ce siècle, l’eau potable et propre se faisait rare, les
familles les plus modestes n’avaient donc pas
toujours les moyens de se laver. Ce n’était pas qu’ils
ne le voulaient pas, mais ils ne le pouvaient pas. La
médecine était, à cette époque, très mal avancée
niveau connaissances, les conditions d’opération
étaient lamantables, et l’anesthésie était nulle.
L’amputation était souvent la méthode la plus
pratiquée, et se faisait souvent dans des granges ou
des étables… Les malades mourraient souvent dans
les opérations. Les conditions d’accouchement
étaient elles-aussi désastreuses, et la mortalité
infantile en était d’autant plus forte, durant toute la
période médiévale.

I/2) Le travail des champs


I/2/a) Les cultures
Les paysans devaient premièrement commencer par
défricher le terrain, c’est-à-dire enlever les plantes
parasites ou les restes des récoltes
passées. Ils défrichaient avec la faux, leur
hache ou par le feu pour les végétations sèches. Les
paysans cultivent surtout des céréales comme le
seigle, l’orge, le froment et le blé. Si par malheur le
temps était mauvais (sécheresse, manque de pluie
…), les récoltes en devenaient de plus en plus
mauvaises, ils souffraient alors du manque, voire de
l’absence de nourriture : la famine. Les familles
pouvaient également cultiver, pour compenser ce
manque, du céleri, des fèves, des carottes, des petits
pois qui servaient à faire la soupe.

Les moissons débutaient en juillet, et le plus


souvent, les hommes coupaient les épis tandis que les
femmes confectionnaient des fagots. Certains
seigneurs ramenèrent des croisades le principe de
l’irrigation.
« La vie quotidienne du paysan se déroulait au
rythme du soleil et des saisons. La journée de travail
durait du lever au coucher du soleil et était beaucoup
plus courte l’hiver ; la veillée n’existait que durant
cette saison […]. », D’après R.Delort, la
vie au Moyen-âge, Seuil, 1982.
I/2/b) Les outils utilisés
Les paysans utilisaient des outils simples, comme la
faux, la bèche et la houe pour retourner la terre ; la
faucille était utilisée pour la moisson, puis le fléau
pour battre les céréales coupées. L’araire était une
sorte de charrue en bois dépourvue de roues, elle
creusait des sillons, mais sans retourner la terre.

Ils ont du mal à produire de la nourriture en quantité


suffisante, mais depuis le XIe siècle, les paysans ont
amélioré leurs techniques : ils ont inventé de
nouveaux outils comme la charrue pour aérer la
terre, le collier d’épaule, le moulin, à eau puis à vent
pour moudre le gain. Ces progrès permettent
d’obtenir des récoltes plus abondantes et de stopper
le manque de nourriture.
I/2/c) Les travaux en fonction des saisons
Au printemps : Dès que la terre dégèle, les labours
peuvent commencer, puis on sème les graines de
céréales. Entre avril et juin à lieu la tonte des
moutons, puis le filage de la laine, la confection de
vêtements.
En été : On fauche en premier le foin, puis en
juillet vient la moisson du blé et de l’orge. Les tiges
du blé et des autres céréales sont laissées sur place,
en pâture pour les animaux, et les chaumes sont
brulés afin de fertiliser la terre. Les épis récoltés sont
déposés sur l’aire, pour être battus au fléau, ou, plus
rarement, piétinés par des animaux tels de mulets…
Le grain ainsi obtenu sera moulu selon les besoins,
pendant les mois suivant.
À l’automne : L’automne est le temps des
vendanges, qui se font en présence d’une grande
partie du village. À l’automne les fruits sont arrivés à
maturité, les paysans récoltent donc les fruits de la
forêt, autant pour les hommes que pour les bêtes, tels
les glands pour nourrir les porcs, des fruits à coques
comme les noix, les noisettes et les châtaignes, dont
on peut faire une farine pour les plus pauvres, en
replacement de la farine de blé (le maïs n’était alors
pas connu en Europe, car il ne fut rapporté que par
Christophe Colomb lors de la découverte de
l’Amérique).
Le miel est également récolté à l’automne. La terre
est encore travaillée en cette saison, pour recevoir
par la suite de nouvelles semailles, les semailles
d’hiver, qui germent au printemps.

En hiver : En hiver, la terre est gelée, donc aucun


moyen de la travailler. Les paysans se font donc
parfois bûcherons ; en ce temps là, le bois coûte cher,
il n’est donc jamais gaspillé, il sert à tout, il sert à la
construction des charpentes de maisons, à fabriquer
des outils nécessitant du bois, comme les manches de
houes, faux, herses, râteaux et autres fourches… Le
bois sert également à chauffer les habitations, à faire
la cuisine ; il peut également servir à faire des
charrues et les autres structures agricoles en bois.
Les paysans se font aussi artisans, les uns assemblent
des paniers, les autres se font travailleurs du cuir, le
tannent pour en faire des harnais ou des chaussures.
Si le seigneur est un membre du clergé, un abbé par
exemple (assez courant au Moyen-âge), il réclamera
des peux de moutons et d’agneaux pour en faire des
parchemins pour écrire, ou, plus rarement pour faire
des « vitres » aux fenêtres.

I/2/d) Sur plusieurs années


Sur plusieurs années, les paysans savent pratiquer ce
que l’on appelle l’alternance des cultures, ou
assolement triennal, une pratique qui consiste à
échanger le type de culture chaque année : la
première année des céréales d’hiver, la deuxième
année des céréales de printemps, puis de la laisser
en jachère (laisser la terre sans rien qui pousse, pour
laisser la terre se reposer, se refertiliser) une année,
pour ensuite recommencer le cycle.
I/3) Les redevances seigneuriales
I/3/a) Les corvées
Le seigneur fait « payer » sa protection, ou plutôt le
bon déroulement de la vie son domaine par des
corvées, un mot qui est passé dans notre langue
commune, pour désigner aujourd’hui une lourde
tache à effectuer, une tâche ménagère…

Il y a différents types de corvées :

– Curer les fossés ;

– Empierrer les chemins et les routes pour


améliorer les conditions de déplacement à l’intérieur
du domaine ;

– Couper puis rentrer le bois ;

– Rentrer le fourrage.
Grâce à ces corvées, le seigneur à des rentrées
d’argent plus importantes, car le domaine fonctionne
mieux qu’auparavant, et les corvées sont au fur et à
mesure remplacées par des taxes et des impôts…

I/3/b) Les taxes et les impôts


Au Moyen-âge, nous pouvons distinguer plusieurs
redevances :

– La taille est un impôt direct qui sert à payer la


protection du seigneur,
– Les aides sont des taxes sur le transport des
marchandises
– Le cens et le champart sont des taxes que les
paysans (pas les serfs) doivent payer au seigneur
pour obtenir le droit de s’installer sur ses terres. Le
cens est une taxe fixe et le champart est un impôt
calculé en fonction de la récolte : plus celle-ci est
bonne, plus le paysan paye.
– La gabelle, un impôt sur le sel,
– Les fouages sont des impôts par maison ou par
feu,
– Les banalités (tellement fréquentes que le mot
est aussi passé dans notre langue pour désigner des
choses « banales »), sont des taxes liées au droit
de ban, qui fait payer des taxes aux paysans pour
pouvoir utiliser le four, le moulin seigneurial ou le
pressoir, que seul le seigneur a les moyens
d’entretenir…
– Les droits de passage sur les ponts,

Les serfs doivent payer des taxes spéciales :


la mainmorte au moment de l’héritage et
le formariage au moment d’un mariage en dehors de
la seigneurie.
En conclusion, nous pouvons dire que la vie des
paysans et des serfs au XIIIe siècle n’était pas très
facile, sur beaucoup de points, plus principalement
sur leur mode de vie, leurs conditions de vie, dont la
nourriture, la tenue vestimentaire et l’hygiène. Ils
étaient également accablés par les taxes dues à leur
seigneur, ou les corvées ; les seigneurs qui parfois
détruisaient les cultures, les récoltes et les provisions
ne facilitaient pas la production de ressources, que le
seigneur réclamait, et il pouvait punir ceux qui ne
réussissaient pas à accomplir ces tâches.
Anatole Weill

LA VIOLENCIA Y LA MUERTE EN LA EDAD MEDIA LOS


CASTILLOS TECNICAS
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Los Castillos Tecnicas

VIOLENCIA Y MUERTE EN LA EDAD MEDIA


La Vida Cotidiana en la Edad Media
Resumen de la Edad Media
Leyes Y Castigos Medievales
Las Diversiones y FestejosAntigua
Casas y Comidas Medievales
Fiestas en la Edad Media

Violencia y Muerte:
La sociedad altomedieval vivía inmersa en la
violencia. Aún estaban presentes en la
memoria colectiva las invasiones germánicas
cuando el Islam azotó algunas zonas de
Europa, especialmente la península Ibérica.

Pero también podían aparecer en cualquier


momento bandidos -llamados baguadas en
lengua galaica- que asolaban cosechas,
mataban campesinos y violaban mujeres. Si
caían en manos de las tropas reales estos
bandidos eran condenados a muerte o a la
esclavitud pero su presencia motivaba gran
angustia e inquietud en la sociedad franca de
la época.
Estos frecuentes ataques provocarán el
encastillamiento de la población, primero en
sus pequeños refugios y posteriormente en el
castillo del señor feudal.
Los incendios eran otra muestra de la
violencia cotidiana, atacando a la comunidad.
No resultaba difícil incendiar aquellas casas de
techumbre de madera y paja o los graneros
por lo que las leyes eran contundentes en los
castigos.
Los salios imponían fuertes multas a los
causantes de estos incidentes, obligando a
pagar indemnizaciones a los familiares de los
muertos y a los heridos. El pirómano podía ser
condenado al destierro o trabajos forzados en
las minas dependiendo de su condición social,
según la ley romana mientras que si los daños
eran graves la muerte sería su condena.
Los incendios no sólo afectan a hogares
aislados sino a ciudades enteras como en los
casos de Bourges (584), París (585), Orleans
(580) o Tours en varias ocasiones. Los
cristianos buscaban las causas de estos
sucesos en las vidas licenciosas de los
habitantes por lo que había que buscar refugio
bajo el signo de la cruz pintado en el dintel de
las casas o las reliquias de algún santo o
mártir.
Con motivo de uno de los incendios sufridos
por la ciudad de Burdeos “la casa del sirio
Euphrôn, a pesar de haber quedado rodeada
por las llamas, no se vio en absoluto
perjudicada” ya que había colocado en uno de
sus muros un hueso de uno de los dedos de
san Sergio.

La violencia debía de ser algo cotidiano según


podemos advertir en los escritos de los
literatos de la época. Pero esta violencia no
sólo afectaba a laicos sino también a los
religiosos. Conocemos el caso de las monjas
del monasterio de la Santa Cruz de Poitiers
que maltrataron a la abadesa y al obispo y
reunieron “una tropa de hechiceros, asesinos
y adúlteros” para atacar su propio monasterio.
También se ha constatado el caso de un
obispo de Le Mans que hizo castrar a sus
clérigos por estar descontento con sus
actitudes.
A comienzos del siglo X la instigación del
conde de Flandes motivó el asesinato del
arzobispo Foulque de Reims. Para evitar el
derramamiento innecesario de sangre la ley
salia establecen castigos monetarios: tres
puñetazos se multan con 9 sueldos; una mano
arrancada, un ojo saltado, un pie cortado o
una oreja cortada son 100 sueldos de multa,
que se rebajan si el miembro aún cuelga.
Ese mismo importe supone la lengua cortada
“de tal forma que ya no pueda hablar”.
Resulta curioso diferenciar las multas para los
cortes de dedo: si se trata del índice la multa
es de 35 sueldos mientras que si el
seccionado es el dedo meñique sólo serán 15
sueldos. La razón: el índice sirve para tensar
el arco, instrumento fundamental para la
defensa y la caza. Resulta lógico pensar que
en una sociedad tan violenta la venganza
estaba a la orden del día.
Cuando se realiza un homicidio la familia de la
víctima debe vengar su muerte, ya sea en la
persona del culpable o de algún miembro de
su familia. Cuando el joven Sicharius conoce
la muerte de sus padres, comenta: “Si no
vengo la muerte (…), no merezco seguir
llamándome hombre sino que me tengan por
una débil mujer”.
Su reacción será cortar la cabeza del asesino
con un serrucho. De esta manera ha vengado
a sus víctimas pero inicia una cadena
interminable de sangre y muerte como las que
hace referencia Gregorio de Tours en el siglo
VI. Era frecuente que las víctimas de la
venganza fueran expuestas de manera pública
para exhibir que la obligación había sido
cumplida.
No en balde, las leyes hacen referencias a que
“si alguien quita la cabeza de un hombre que
sus enemigos han clavado en una estaca sin
contar con alguna otra persona (…) tendrá
que pagar 15 sueldos”. Para solucionar este
tipo de venganzas la reina Brunehaut utilizó
un sistema bastante reprochable: hizo que sus
sicarios mataran a hachazos, después de
haberles emborrachado, a los miembros de
dos familias que estaban enzarzadas en
guerras de venganza. Pero existía otro
método menos violento para detener la
venganza.
Si la familia del finado exigía el pago de un
cantidad de oro y el asesino aceptaba, se
detenía la venganza. Esta acción se
denominaba wergeld o composición. Sin
embargo, el temor a ser considerado cobarde
pesaba en numerosas ocasiones y la venganza
seguía su curso. Otra muestra de la violencia
altomedieval eran las injurias y los insultos.
Al estar relacionado con el honor se ha llegado
a legislar sobre el asunto. Si no se respondía a
una injuria o insulto se daba por sentado que
se aceptaba el calificativo mencionado.

Las multas que se imponían por los insultos


sitúan el calificativo de prostituta como el más
vil ya que estaba castigado con 45 sueldos. La
mención a la pederastia se castiga con 15
sueldos y el resto de calificativos relacionados
con descréditos se castigan con 3 sueldos de
multa: chivato, traidor, zorro, homosexual,
etc.
En un mundo cargado de violencia y muerte
tenemos que hacer referencia a los
cementerios, advirtiéndose distintas
costumbres entre los variados pueblos
europeos. Los romanos enterraban a sus
muertos fuera de los muros de la ciudad,
en diferentes tumbas que se sucedían a lo
largo de las vías.
Los merovingios también siguieron esa
costumbre, enterrando a los fallecidos en las
afueras de los poblados. Los germanos
desarrollaron unos particulares cementerios
rurales situados en la vertiente sur de una
colina y en las cercanías de una fuente,
situando las tumbas en hilera.
Los francos enterraban los cadáveres
desnudos, rodeando la fosa con piezas de
piedra como si se tratara de un sarcófago. En
algunos enterramientos se han encontrado a
los niños sepultados en grupos, junto a las
tumbas de sus padres.
En algunas zonas se practicaba la
incineración, especialmente en los siglos V y
VI, para evitar que los muertos regresasen a
atormentar a los vivos, de la misma manera
que se ponían arbustos espinosos sobre la
tumba.
El muerto era trasladado desde la aldea al
cementerio en cortejo, colocado sobre unas
parihuelas y cubierto con un paño sus ojos,
transportado a la altura de las rodillas. Una
vez enterrado los familiares acudían
regularmente a la tumba para celebrar
banquetes funerarios.
En el cementerio se reproducía el mundo de la
aldea. Los muertos eran enterrados vestidos
con sus pocas o muchas pertenencias -armas,
herramientas, joyas, collares, peines, pinzas
de depilar,….
En algunos enterramientos se han encontrado
caballos sacrificados quizá para conducir a la
tierra al difunto en la celebración de la fiesta
de Jul, el 26 de diciembre. También se
depositaban a los pies del finado jarras de
cerámica o cristal con alimentos para el viaje
al más allá, reminiscencia pagana al igual que
la moneda en la boca para pagar el óbolo a
Caronte, el barquero con el que se debía
cruzar la laguna Estigia.
En las culturas cristianas se sustituyó la
moneda por una hostia, lo que motivó la
prohibición de la Iglesia. Las culturas
germánicas hacían todo lo posible para que el
muerto estuviera tranquilo en su tumba.
Esa es la razón por la que a los niños muertos
al poco de nacer se los empalaba debido a que
el inocente no podía estar bajo tierra. Para
asegurar la tranquilidad de las tumbas había
que protegerlas contra las violaciones de los
vivos, práctica bastante corriente como han
podido constatar los arqueólogos. Estos
delitos traían consigo como catastrófica
consecuencia el regreso del difunto por las
noches para atormentar a los vivos.
Legalmente el violador de tumbas era
castigado con una fuerte multa y la condena
al ostracismo más absoluto hasta que no
abonara el castigo. Hacia la mitad del siglo
VIII la Iglesia consigue que el cementerio
rodee el templo, creando de esta manera una
mayor esperanza de protección y salvación.
Las tumbas de los personajes importantes
pasaban a ubicarse bajo el pavimento de la
iglesia.
Las buenas maneras en la mesa medieval

….. y acuérdate de limpiarte la boca antes de beber del


vaso.
Éste es uno de los consejos que en el tardío 1200 un
anciano señor daba a un joven que quería figurar entre la
alta sociedad de la época. Consejo todavía vigente y que
ha pasado indemne el curso de los siglos. De hecho, ya en
el Medioevo se codifican una serie de reglas de buena
educación en la mesa(considerad que la preparación de la
mesa consistía en una tabla con dos caballetes, y dos
series de manteles que la cubrían ) .
Por cada comensal se colocaba un cuenco de cerámica o
madera envejecida donde se servía la sopa o cualquier
otro plato a base de caldo. Un segundo plato llano se
metía bajo el cuenco , y podía ser de cerámica o de
madera ; en algunos casos se utilizaban platos hechos de
un pan especial llamado Mense (de aquí la palabra
española “mesa”). Finalmente, se servía una cuchara, y
correspondía al comensal traerse un cuchillo.
Cada dos personas se colocaba un jarro del que sorber las
bebidas.
Poner la mesa, como veis, era muy diferente de lo que
actualmente definimos como lo mínimo indispensable
para poder comer.
De hecho nuestro precioso tenedor nace en Venecia en el
tardío s.XIV , mientras que el cuchillo se coloca junto a
cada comensal sólo a partir del s. XVII.
Finalmente, el mantel ya se conocía y utilizaba, pero era
la guinda sólo en la mesa de los más ricos.
Con este tipo de preparación, era necesario conocer un
mínimo de buenas maneras para no poner a los
comensales en un aprieto.
En consecuencia, nace asi el llamado “tratado de las
buenas costumbres”, donde las reglas más importantes
eran:
 No se puede hablar con la boca llena, y se debe
masticar en silencio sin que se vea lo que tienes en la
boca
 Límpiate la boca antes de beber, para no molestar a
tu vecino que se servirá en las mismas copas
 No te limpies las manos en la chaqueta o en el
mantel, sino en la servilleta o lávalas en el
aguamanil.
 No te limpies los dientes con el cuchillo y no emitas
ningun ruido desagradable que pueda provocar asco
a la persona que se sienta junto a tí.
 No cojas la ración más grande y no revuelvas en las
porciones ya cortadas buscando la más exquisita.
 Pon atención en no manchar tu vestido ni el de los
demás comensales.
 No estropees la servilleta ni la uses para hacer
nudos, úsala para limpiarte la boca y las manos.
Estas recomendaciones de buenos modales, que en gran
parte se pueden aplicar todavía hoy, nos recuerdan que
ciertos comportamientos resultaban desagradables
también en el siglo XIII.
Las mismas reglas de buena educación vienen descritas
en el Menanger de Paris escrito en el S. XIV, donde un
marido enseña a su joven esposa a mantener con decoro
la casa, a cocinar y a poner la mesa como es debido.
Este cuidado por las buenas maneras demuestra por
tanto que la Edad Media no es una época donde se
preparaban suntuosos banquetes para regocijarse
alegremente y para atiborrarse de carne y de caza sin un
mínimo de decoro, sino que eran eventos bien
codificados, donde el modo de presentarse y de
comportarse eran tan importantes como lucir un buen
vestido.

Mesas, manteles y banquetes

El uso de equipamientos móviles, desmontables y


plegables se remonta al menos hasta el siglo XVIII, incluso
la mesa tiene esta característica. Está compuesta de
caballetes de sujeción – trípodes- sobre los que se
alineaban ejes unidos por travesaños fijados por la parte
inferior.
Las mesas se recubren siempre con grandes manteles
decorativos que testimoniaban el estatus social del
propietario de la casa; no era importante embellecer la
mesa, pues quedaba cubierta por el mantel, al máximo se
decoraban las patas de los caballetes.
El éxito de las mesas de caballete duró mucho, debido a
su practicidad y adaptabilidad al número de comensales :
se podían colocar en forma de L, U o en filas paralelas.
Resultaban perfectas para fiestas y convites celebrados
en el exterior y que, sobre todo hasta el 1400,
representaban ante los hambrientos ojos del pueblo el
rito del banquete del Señor.
En las pausas entre uno y otro plato, se entretenía a los
comensales con intermedios animados, danzas,
representaciones, canciones, pantomimas, espectáculos
circenses,...
A menudo, se elegía un tema, normalmente mitológico o
extraído de la literatura cortés, que inspiraba las
sucesiones de los intermedios y de los platos.
Oficios

La ville
Texte de 1953

Grégoire, paysan libre, a été invité par son cousin


Guillaume le cordonnier, à venir lui rendre visite à la ville,
et les étoiles pâlissaient lorsque, parvenu près de la
léproserie, devant laquelle il passa en frissonnant, il
aperçut, se découpant dans le ciel, les grosses tours de la
cité, ses épaisses murailles et ses remparts sur lesquels les
bourgeois veillaient, la pique sur l'épaule.

La ville à l'aube
Serrée entre deux énormes tours, la lourde porte de la ville
était fermée, mais bientôt le guetteur qui veille toute la
nuit au sommet du beffroi annonça l'aube en sonnant de la
trompe, et la porte fut ouverte.
Grégoire entra dans la ville. Les étages des maisons se
surplombaient les uns les autres. C'est pourquoi, à cette
heure, il faisait plus sombre dans la rue qu'à l'extérieur de
l'enceinte, et Grégoire n'y voyait guère. Si bien qu'il se
heurta à plusieurs reprises, d'abord contre une chaîne qui
barrait la rue, puis contre deux cochons qui, déjà,
fouillaient les ordures. II faillit tomber sur un petit tas de
fumier, et pataugea dans la boue du ruisseau qui coulait au
milieu de la rue. Les boutiques s'ouvraient, et les cloches
tintaient, appelant les artisans au travail. Il demanda à un
porteur d'eau la rue de la Cordouannerie. Au moment où il
allait s'y engager, il reçut en plein visage l'eau d'un plat de
toilette, et il se mit à courir en évitant les chiens, les porcs
et les poules qui commençaient le nettoyage de la rue.
Il arriva enfin à la boutique de son cousin. L'apprenti
Pierre enlevait les lourdes barres fermant l'entrée, et
rabattait l'étal où Ton pose les chaussures à vendre.
Guillaume reçut avec joie son visiteur.
— Je voudrais me sécher, dit Grégoire.
- Bah ! fit le cousin, ce n'est que de l'eau ; tu aurais pu à
cette heure recevoir sur la tête le contenu d'un vase de nuit.
Tu vas de sécher, manger, puis je te ferai visiter la ville.

Les corporations
L'apprenti et les deux compagnons étaient déjà au travail.
Des clients entrèrent, et Grégoire dut attendre pendant que
Guillaume montrait des souliers aux bourgeois qui,
âprement, en discutaient le prix. Notre campagnard
s'approcha du petit Pierre.
— Eh bien, jouvenceau, te plais-tu bien ici ?
— Oui, messire, répondit l'apprenti, cela fait un an que j'y
suis. Mon maître est juste et bon, et il ne me bat pas,
comme il en a le droit. Mon père a versé une bonne
somme à Maître Guillaume, cinq livres, je crois,
moyennant quoi mon patron me loge, me nourrit, et
j'apprends à découper la semelle et la tige, à clouter et à
coudre la botte et le soulier. Je travaille ferme, selon la
longueur du jour, de quatorze à seize heures l'été, huit à
neuf en hiver, sauf le samedi après-midi. Heureusement, il
y a de nombreux jours chômés. L'an dernier, il y en a eu
plus de cent.
— Et sais-tu faire les réparations ?
— Ah ! non. Je ne suis pas apprenti savetier, mais
cordonnier. De même un maître rôtisseur n'apprend pas à
cuisiner. Dans trois ans, je serai compagnon, je continuerai
à loger et à manger chez mon patron, mais j'aurai un
salaire, celui fixé par la corporation.
— Et deviendras-tu maître à ton tour ?
— Ah ! dit Pierre, c'est mon rêve ; mais je ne suis pas fils
de maître. Je crois bien que je réussirai, dans la chambre
où l'on enferme les candidats, à exécuter tout seul une
paire de bottes assez belles pour satisfaire les maîtres-jurés
; tenez, comme celles-ci, où les jurés ont apposé leur sceau
; mais quand il y aura une maîtrise vacante, aurai-je fait
assez d'économies pour pouvoir l'acheter ? Ah ! on ne fait
pas toujours ce que l'on veut...
— Non, (dit Guillaume, moi non plus, je ne fais pas ce que
je veux. Les règlements de la corporation comportent
tellement de défenses : défense de travailler les
dimanches, les jours de fête, et le soir à la chandelle ;
défense de travailler en dehors de la boutique, afin que les
clients puissent surveiller le travail ; défense au maître du
« Soulier d'Argent » d'appeler le client arrêté devant la
boutique de «La Botte du Chevalier» ; défense de payer
mes compagnons au-dessus du tarif ; défense à ceux-ci de
faire grève ; défense de réparer un vieux soulier. Mais en
échange, la corporation et la confrérie nous aident si nous
sommes malades, assistent nos orphelins, et nous
recommandent à Saint-Crépin, notre patron, si nous
venons à mourir.

Les cris de la ville


Ils sortirent de la boutique. La rue était animée et
bruyante. Des cris retentissaient partout :
« Voulez-vous vous estuver ? Les bains sont chauds ! -
Chapiaux ! Chapiaux ! — Cerciaux de bois ! — Qui vend
vieux fer, qui vend vieux pots ? — La bûche bonne, à
deux oboles vous la donne ! — Gâtiaux rôtis ! — Qui veut
de l'eau contre du pain ? — Voilà de bon gruau ! Farine,
farine ! — Au lait ! au lait ! — Balais, balais ! —
N'oubliez pas mon beurre frais ! — Voilà de bon fromage
! —- Ramonez vos cheminées, commères ! Faites-moi
gagner ma journée !»
Au-dessus, des portes, grinçaient les enseignes de tôle sans
écriture mais ornées de dessins cocasses : « A la truie qui
file», «Au chat qui pelote», «Au lapin qui saute ». Plus
haut, de longues perches chargées de linge à sécher
s'allongeaient le long des fenêtres. Et, dominant toutes ces
clameurs, les cloches des églises, des chapelles, des
couvents et des hôpitaux, lançaient à toute volée leurs
carillons sonores.

L'animation des rues


Grégoire était heurté, bousculé. Ils passèrent par la rue de
la Boucherie, celles de la Regratterie, de la Saulnerie, de la
Poterie, des Orfèvres, de la Ferronerie, et Grégoire, en
dépit de la puanteur, admirait tout ce qu'il voyait dans les
boutiques où les artisans travaillaient devant les clients.
« — Attention, range-toi. Et tant pis si tu te plonges les
pieds dans l'eau du ruisseau, car voici un seigneur, il faut
lui laisser le haut du pavé, dit Guillaume. »
— Ces seigneurs sont tous aussi fiers, dit Guillaume. Mais
regarde plutôt cette merveille : une pendule à poids. Hélas
! C'est bon pour les riches !»
Grégoire béait d'admiration, lorsqu'une clochette tinta, et
vite, ils entrèrent dans une boutique pour s'écarter d'un
lépreux qui passait.
« — Tu es ici sur le pont, mais tu ne vois pas la rivière,
parce que ce pont est tout bordé de maisons et de
boutiques. »
Ils virent au bord de cette rivière le trou punais, où l'on
jetait toutes les ordures de la ville ; l'odeur des animaux
morts qu'on y avait lancés empestait l'air.
Plus loin, des charlatans criaient leurs onguents. Une nuée
de mendiants et de faux infirmes imploraient la charité ;
des moines quêtaient du pain bis qu'ils enfouissaient dans
un grand sac de toile ; des médecins passaienten robe
violette. Dans le cimetière, des enfants jouaient, des chiens
et des poules erraient parmi les tombes.
Et Grégoire fit comme les enfants : il se promena dans le
cimetière, sans se douter que la présence des cadavres à
peine enterrés était une des causes de ces nombreuses
épidémies qui firent au Moyen-Age des millions de
victimes. Mais pour l'instant, Grégoire ne songeait pas aux
calamités : ni à la peste, ni à la lèpre, ni aux famines, ni
aux terribles incendies qui ravageaient les villes si
fréquemment que Rouen, par exemple, brûla six fois entre
1200 et 1225.

J.-M. LEPOEZAT-GUIGNER,
Inspecteur Primaire.

(1) Où l'on travaillait le cordouan, cuir de Cordoue, puis


tous les cuirs. D'où le nom de cordouanniers qui a donné le
mot cordonniers. (Retour)
(2) Coutume du XIIIe siècle qui passa on Angleterre, d'où
elle nous revint récemment. (Retour)
(3) Car les gens ne savaient pas lire. (Retour)
(4) Les regrattiers étaient les fripiers, revendeurs de
vêtements d'occasion. (Retour)
(5) Rue des vendeurs de sel. (Retour)

Reglamento de la Corporación de Cerrajería.

Aquí hay algunos extractos de los estatutos de la empresa


de cerrajería:

Artículo 1 (compra del oficio). "Puede ser un cerrajero en


París que quiera, siempre que haya comprado la profesión
del rey. Véndalo, por el rey, los mariscales principales de
su forja, a quienes el rey le ha dado, por mucho que les
guste, se lo venden a uno más, al otro menos.
Art IV (regulación de la profesión). - Ningún cerrajero
puede abrir a la luz del día, algo que pertenece al cerrajero
comercial, porque la luz de la noche no es suficiente para
funcionar tan sólido como pertenece al oficio de cerrajero.
Art. V (valet y aprendices). "Cualquier persona que sea
cerrajero en París puede tener tantos ayudantes de cámara
y aprendices como quiera.
Art. VII (relojería y royalties). - Los cerrajeros deben
vigilar (policía nocturna) y todas las demás cosas que los
burgueses le deben al rey, excepto los hombres que han
pasado sesenta años, que no deben mirar.
Art. IX (exención de impuestos). - Los cerrajeros no deben
nada a las cosas que venden o sus compras, que
pertenecen a su oficio.
UN BOURGEOIS DICTE SON TESTAMENT
Manuscrit Français 4367, folio 47 V°

L'Église avait remis en honneur la pratique romaine du


testament. Le plus souvent il ne s'agissait pas de favoriser
un héritier mais de faire un legs à l'église voisine en
échange de messes pour le repos de l'âme du défunt.

Le testament, pour être valable, devait être consigné par


écrit devant témoins. Le droit romain exigeait sept
témoins. Ici neuf personnes entourent le testateur qui est
couché sans chemise (le linge de nuit ne fut en usage qu'au
XVIe siècle) et qu'une femme aide à tenir un cierge. Le
notaire, assis, enregistre les volontés du défunt qu'exhorté
un clerc en surplis. Un religieux prie, les mains jointes.

Rendue avec beaucoup de vérité, la scène garde l'aspect


solennel d'une cérémonie rituelle.
Les métiers médiévaux
Dans les corporations, un maître a en général 2-3
apprentis en plus de ses enfants.
Au début l'apprenti est un domestique.
Le métier s'apprend en 10-12 ans.
A Paris à la fin du 13ème siècle, l'apprentissage dure :

 2-4 ans pour 4 métiers


 5-7 ans pour 9 métiers
 8-10 ans pour 31 métiers
 12 ans pour 3 métiers

On ne travaille que 240 j par an en moyenne au Moyen


Age.
A Paris, en 1260, il y a 130 métiers organisés dont 22 pour
le travail du fer.

Salaires :
On paie à la tâche, surtout au XIIème siècle, et plus en
Alsace, au Sud de la Loire et en Provence.
On paie à la journée (quand on sait ce que vaut le travail
de l'ouvrier).
Au moyen âge, outre les 52 dimanches, il y avait une
trentaine de jours fériés non payés. Le travail s'arrêtait
souvent le samedi apres-midi ou même avant (4-5 jours
de travail par semaine).
Peu d'ouvriers touchent moins de 48 sous par mois.
Pour plus de salaires voir la partie sur les Prix au Moyen
Age.

Liste de métiers

voir Ecorcheur
Affachayre
métier du cuir.
15ème
Affaneur
voir Cultivateur

Traite les peaux et vend la


viande des agneaux.
Agnelier
métier de l'alimentation.
métier du cuir.
Ils sont 58 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Aguilletier forment un métier (avec
les Celliers, Freniers,
Armuriers, Fourbisseurs,
Coutelliers et Espinoliers).

En 1292, à Paris, paient la


Aide maçon/Aide maçon taille, 7 aides maçons.
métier du batiment.

Aide mortellier métier du batiment.


Aide tailleur de pierres serviteur

Aiguillier Fabricant d'aiguilles


Albergeur voir Aubergiste

Aludier voir Tanneur.


Petit métier.
Annonceur privé
Fait de la publicité privée.
Ils sont 3 inscrits dans la
liste des 13 nommes
Epiciers à Lyon en 1446,
c'est à dire qu'ils forment
un métier (avec les
Apothicaire
Epiciers).
Tous sont riches.
C'est un des métiers qui
mènent au Consulat.
métier de l'alimentation.

Un appareilleur est celui


qui trace les plans.
Appareilleur
En 1292, à Paris, paient la
taille, 2 appareilleurs.

Fait partie du menu peuple


Apprenti à Lyon au 15ème.
Salaire = repas + chambre

Apprenti charpentier de
bateau
Bat la laine sur une claie
Archet
avec des verges.
Un architecte doit
connaitre les
mathématiques, le travail
du bois, de la pierre, être
Architecte
un ingénieur, un inventeur,
connaitre le dessin et la
géométrie.
Existe au 15ème siècle.

Ils sont une quinzaine


inscrits sur la liste des
nommes à Lyon en 1446,
c'est à dire qu'ils forment
un métier (avec les
Argentier
orfevres, les potiers
d'étain, les pintiers et les
fèvres).
C'est un des métiers qui
mènent au Consulat.
Armeurier voir Armurier

Ils sont 58 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
Armurier en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les celliers, freniers,
aiguilletiers, fourbisseurs,
coutelliers et espinoliers).
Fabrique des épées, des
arbalêtes, des lances.
Appelé aussi Armeurier.

Artisan de l'osier
Ils sont 25 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Aubergiste
les Hoteliers). C'est un des
métiers qui mènent au
Consulat.
Appelé aussi Albergeur.
Fabriquant d'objets de
Auffier
pêche.

Avocat 15ème
Avocat royal

Ils sont 5-6 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
Balancier en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les pelliers et peyrolliers).
Bannier voir Crieur Public
Apparaissent au 16ème
Banquier siècle.
Appelé aussi Caorsin.

Ils sont 31 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier.
Barbier
Considéré comme un
métier poluant.
Ils exercent le métier de
Chirurgien avant le 15ème.
Fabrique des bats.
Bastier
métier du cuir.
Bateleur
Baudroyer Fabrique des baudriers.

Bêcheur voir Terrassier

voir Charpentier de
Bennier
bateaux
Bineresse

Bladier métier de l'alimentation.


Ils sont 34 inscrits sur la
Bochier liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les bouchers, trippiers et
charcutiers).
Bolengier voir Boulanger

Fabricant de bourse.
Ils sont 89 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Borcier forment un métier (avec
les escoffiers, essaneurs,
cordonniers, gantiers,
gainiers, groliers).
métier du cuir.

Ils sont 34 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les bochiers, trippiers et
Boucher/Bouchère
charcutiers).
Considéré comme un
métier poluant.
Appelle aussi Maysseliers
ou Mazellier.

1 boulanger pour un
village de 77 feux
Boulanger Ils sont 38 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les meuniers). Dont 5-6
marchands de blé.
Appelé aussi Bolengier ou
Panetier.
Certains sont appelés
Marchands de Blé.

Bourreau
Bourrelier

Boursier voir Gantier/Boursier.


Ils y a 75 brasseurs à Paris
Brasseur en 1750, 23 brasseurs en
1780.
Brassier voir Journalier

Brodeur
Ils sont 48 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Canabassier forment un métier (avec
les cordiers, tisserands et
freppiers).
Appelé aussi Passementier.

Candelier métier de l'alimentation.


Canetteur métier textile
Caorsin voir Banquier

Cardeur de laine
En 1292, à Paris, paient la
taille, 18 carriers.
Carrier
Les carriers sont mal
payés.

Ils sont inscrits sur la liste


des nommes à Lyon en
1446, c'est à dire qu'ils
Ceinturier forment un métier. C'est
un des métiers qui mènent
au Consulat.
Appelé aussi Corréeurs.
Ils sont 58 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Cellier forment un métier (avec
les armuriers, freniers,
aiguilletiers, fourbisseurs,
coutelliers et espinoliers).

Chambrier/Chambrière
Ils sont inscrits sur la liste
des nommes à Lyon en
Changeur 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier. C'est
un des métiers qui mènent
au Consulat. Il y en a 4
professionnels.
Chapuis voir Charpentier

Charbonnier
Il y a 1 seul charcutier à
Lyon en 1446 inscrit sur la
liste des nommes, mais il
est inscrit avec 33 autres
Charcutier
métiers de la viande, c'est
à dire qu'ils forment un
métier (avec les bochiers,
trippiers et bouchers).

Charcutier itinérant
Ils sont 40 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les charpentiers de
bateaux). Eux seuls sont
Charpentier une quarantaine.
En 1292, à Paris, paie pour
la taille Auberi le
charpentier: 1 sou
On distingue les
menuisiers des
charpentiers à partir du
15ème siècle seulement.
métier du batiment.
métier du bois.
Appelle aussi Chapuis.

Ils sont 15 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Charpentier de bateaux forment un métier (associe
aux charpentiers).
Appelle aussi Bennier ou
Veysselier.
Charretier

Charron
Ils sont 5-6 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Chaudronnier forment un métier (avec
les pelliers et balanciers).
Appelé aussi Peyrollier ou
Pairolier.

Chaufournier : fabricant de chaux


Chaussier
Chaussetier

Chemisier
Chevalier

Chirurgien 15ème
Ciergier

15ème
Clerc de la basoche Fait partie du menu peuple
à Lyon au 15ème.

Clerc des Comptes


Clerc de la Prévoté

Clerc-notaire
ouvrier qui travaille à la
Clinqueur
pose des bordages à clin.
Clocheteur voir Sonneur.

Closier 8ème
Codurier voir Couturier

Colporteur
Compagnon

Contremaitre calfat
Contremaitre charpentier de
bateau

15ème : Inspecteur des


Controleur des finances
impôts
12-13ème
Copiste
S'apprend en 7 ans.
métier textile
Peigne la laine avec un
Cordeur/Corderesse
chardon pour écraser les
noeuds et déméler le fils.

Ils sont 48 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Cordier
forment un métier (avec
les canabassiers, tisserands
et freppiers).

En 1292, à Paris, paie la


taille : Guillaume le
cordonier : 1 sou
Ils sont 89 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
Cordonnier en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les escoffiers, essaneurs,
borciers, gantiers, gainiers,
groliers).
Appelé aussi Cordouanier.
Cordouanier voir Cordonnier

Corréeurs voir Ceinturier


Corroyeur
Courtier

Courtillier voir Jardinier


Ils sont 58 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Coutelier ou Coutellier
les celliers, freniers,
aiguilletiers, fourbisseurs,
armuriers et espinoliers).
Appelé aussi Cutelier.
Ils sont 56 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Couturier
forment un métier.
Appelle aussi Codurier ou
Sarte
En 1292, à Paris, paie la
Couvreur taille : Robert le couvreur :
1 sou
Appelé aussi : Bannier,
Trompette, Trompille,
Crieur public
Herault, Encantayre,
Inquant ou Sergent.

Crieur de vin

Cuisinier
Ils sont 116 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
Cultivateur en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier.
Appelé aussi Affaneur.
Custurier

Cutelier voir Coutellier


Dentelier

métier textile, de la soie ou


de la laine.
Devideur/Devideresse
Assemble les fils de laine
en écheveaux.
Il y a à Paris vers 1700,
Domestique 150.000 domestiques.
Appelé aussi Servant.
Dorier voir Orfèvre

Ils sont 20 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier.
Drapier Tous sont riches
marchands et non
fabricants.
C'est un des métiers qui
mènent au Consulat.
On ne distingue les
ébénistes des menuisiers
Ebéniste
qu'à partir du 17ème
siècle.

Apparaissent au 13ème
siècle.
Retirer les ordures 2 jours
par semaine pendant 1 an
à Nantes est payé 50 livres
tournois (on doit fournir
Eboueur son propre matériel
(charrette, cheval) et
l'entretenir soi-même).
Un charretier recoit 7 sous
6 deniers en 1488 pour
transporter les ordures 1
jour.
Echafaudeur

Echevin
Ecorcheur Appelé aussi Affachayre.

Appelé aussi Taupier,


Ecorcheur de vilaines bêtes Tueur de rats, Tueur de
chiens errants.

Ecrivain public

Elisseresse Trieuse de laine


Emailleur

voir Crieur Public


Encantayre
nom donné à Millau

Enlumineur
En 1292, à Paris, paient
pour la taille :
Entrepreneur  Gefroy : 1 livre 4 sous
 Symon de Bayne : 2
livres 8 sous

Fabricant d'éperons et
Eperonnier rasoirs.
Appelé aussi Lormier.
Ils sont 13 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446 dont 3
Apothicaires, c'est à dire
qu'ils forment un métier
Epicier (avec les Apothicaires).
Tous sont riches.
C'est un des métiers qui
mènent au Consulat.
métier de l'alimentation.
Appelé aussi Espicier.

Epinceteur métier textile


15ème
Epinglier
Fabricant d'épingles
Fabricant d'escarcelles.
Escarcelier
métier du cuir.
Ils sont 89 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Escoffier les essaneurs, cordonniers,
borciers, gantiers, gainiers,
groliers). Dont 57
Escoffiers qui travaillent
pour l'exportation.
Menuisier de petits objets
Escrignier
au 15ème.

Espicier voir Epicier


Ils sont 58 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Espinolier forment un métier (avec
les celliers, freniers,
aiguilletiers, fourbisseurs,
coutelliers et armuriers).

Fabricant de chaussons.
Essaneur Ils sont 89 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les escoffiers, cordonniers,
borciers, gantiers, gainiers,
groliers).
Fabricante d'aumonière
sarrazinaise

Fabricant d'écus 8ème


Fabricant d'objet en bois

Fabricant d'objet en cuir


passementerie d'or et
Fabricante d'orfroie
d'argent
Fabricant de bats

Fabricant de bière
Fabricant de briques métier du batiment.

Fabricant de cardes

De 1223 à 1293 une famille


Fabricant de carreaux
de Calais a fabriqué
d'arbalête
1.000.000 de carreaux
Fabricant de chandelles

Fabricant de chaux métier du batiment.


Fabricant de cidre
Fabricant de ciseaux

Fabricant de coiffes et de
chaperons

Fabricant de courtepointes
Fabricant de couverture

Fabricant de dés
Fabricant de guitares

Fabricant de harnachements métier du cuir.


Fabricant de housses

Fabricant de lanternes
Fabricant de miroirs

Fabricant de mors
Fabricant d'outres voir Servinier
Fabricant de pressoirs,
Petit métier du bois.
coupes, treuil, peignes

Fabricant de savon

Fabricant de torchis métier du batiment.


Fabricant de tuiles métier du batiment.

Faneur
5 Livres/100 jours (1
Fantassin
sou/jour) en 1200
Faucheur

Faure voir Fèvre, Forgeron


Commercant du fer
Ils sont 6-7 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446 (sans leurs
Ferratier commis), c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les sauniers). C'est un des
métiers qui mènent au
Consulat.
Ferronier

ouvrier du fer
Ils sont une quinzaine
inscrits sur la liste des
nommes à Lyon en 1446,
c'est à dire qu'ils forment
Fèvre/Fèvresse un métier (avec les
orfèvres, les potiers
d'étain, les pintiers et les
argentiers). C'est un des
métiers qui mènent au
Consulat.
Fileresse à grand fuseaux soie
Fileresse à petits fuseaux soie

File la laine sur un fuseau


Fileresse
ou une quenouille.

Fileur métier textile


Fondeur de cloches

Considéré comme un
Forgeron métier poluant
(légèrement).

Forgeron de bateau
Fougassier métier de l'alimentation.

métier textile,
parrai/tondre les draps
Pietine le drap de laine.
Foulon/Fouleur (de drap) Considéré comme un
métier poluant.
Appelé aussi Pareur ou
Parrai.
Ils sont 58 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Fourbisseur forment un métier (avec
les celliers, freniers,
aiguilletiers, armuriers,
coutelliers et espinoliers).
Il cuit la pâte et certains
Fournier plats.
métier de l'alimentation.

Fourreur métier du cuir.


Ils sont 58 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Frenier forment un métier (avec
les celliers, armuriers,
aiguilletiers, fourbisseurs,
coutelliers et espinoliers).
Freppier voir Fripier

Ils sont 48 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Fripier/Fripière forment un métier (avec
les cordiers, tisserands et
canabassiers).
Appelé aussi Freppier.
Galnier métier de l'alimentation.

Ils sont 89 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
Gantier en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les escoffiers, essaneurs,
cordonniers, borciers,
gainiers, groliers).
métier du cuir.
Fabriquant de bourse.
Gantier/Boursier Appelé aussi Boursier.
métier du cuir.
Garde de la prévoté

Fabricant de gaines.
Ils sont 89 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Gaynier
forment un métier (avec
les escoffiers, essaneurs,
cordonniers, borciers,
gantiers, groliers).
Geolier

Giponnier Fabricant de gilet.

Graveur

Ils sont 89 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Grolier/Grolhier
les escoffiers, essaneurs,
cordonniers, borciers,
gainiers, gantiers).
métier du cuir.
Harengière Vendeuse de hareng saur.

Hauponnais
Hérault voir Crieur Public

Hostelier voir Hotelier


Ils sont 25 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Hotelier/Hotelière
les Aubergistes). C'est un
des métiers qui mènent au
Consulat.
Appelé aussi Hostelier.
15ème
Hotteur Porteur de hotte pendant
les vendanges.
Huchier 15ème

voir Crieur Public


Inquant
nom donne à Narbonne.
Jardinier Appelé aussi Ortolan.

Jongleur
Juponier

Juré/Jurée
Juriste

métier d'art à Lyon en


Illumineur
1446, il y en a 2.

métier d'art à Lyon en


Imaginier
1446, il y en a 1 seul.
Imprimeur

Jardinier Appelé aussi Courtillier.


Un Jongleur est Acteur,
Jongleur Musicien, Danseur,
Conteur, Mime et Poète.

Ouvrier agricole.
Journalier
Appelé aussi Brassier.
Au 15ème siècle à Lyon, ils
Laboureur
forment un "métier".
Laitière Petit métier.

Lanternier

Leudier

Libraire
Lieur de foin

Lingière Petit métier


Lormier voir Eperonnier
Maceleir métier de l'alimentation.

métier du batiment.
En 1292, à Paris, paient la
taille, 104 maçons dont :
Jehan Pasquier le maçon :
1 sou
Maçon/Maçonne En 1446 il y a à Lyon 33
maçons inscripts sur la
liste des nommes, ils
forment un métier, pas un
n'est riche.
Appelé aussi Masson.

Maire
Maitre carrier
Maitre charpentier

Maitre charpentier royal

fabricant de haches
Maître d'Aesse :
(14ème)
Ils sont 24 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Maitre des Etuves
forment un métier (avec
les patissiers et
taverniers).
Maitre maçon
Maitre maçon royal

Maltotier voir Percepteur de taxes


Manoeuvre

Maraicher
Marchand voir Mercier.

Marchand de balais Petit métier.


voir Boulanger, Meunier.
Marchand de blé
métier de l'alimentation.
Marchand de bûches/bois Petit métier

Marchand de chandelles Petit métier


Marchand de chevaux

Marchand de fer à cheval Petit métier


Marchand de foin
Marchand d'huile métier de l'alimentation.

Marchand d'objets en verre Petit métier.


Ils sont 24 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
Marchand de sel en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier.
métier de l'alimentation.
Appelé aussi Revendeur de
Sel ou Regrattier de sel
Marchand de vin métier de l'alimentation.

Marchand de vieux souliers Petit métier


Marchand de volailles métier de l'alimentation.

Petit métier.
Marchand des 4 saisons
métier de l'alimentation.
Considéré comme un
Maréchal-ferrand métier poluant
(legerement).

Ils sont 9 inscrits sur la liste


des nommes à Lyon en
Mareschaux 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les serruriers).
Marin

Marin du roi
Masseur

Masson voir Maçon


Maysselier voir Boucher

Mazellier voir Boucher


Médecin 5 exercent à Lyon en 1446
Megissier

voir Musicien
Ménestérel
Au pluriel : ménestéreulx.

Menestrier
Au moyen âge, les
menuisiers sont confondus
avec les charpentiers. On
Menuisier ne les distingue qu'à partir
du 15ème. Au 17ème, on
fait la distinction entre
menuisier et ébèniste.

Ils sont 17 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier. C'est
Mercier un des métiers qui mènent
au Consulat.
Ils sont pour la plupart
riches.
Appelé aussi Marchand.

Messager
voir Verrier, Imaginier,
métier d'arts
Enlumineur, Peintre.

Meunier Ils sont 38 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les boulangers). Dont 5-6
marchands de blé.
métier de l'alimentation.
Certains sont appelés aussi
Marchands de blé.

Monnayeur
Un mortellier est celui qui
fait le mortier pour les
maçons, dans ces
conditions c'est un ouvrier.
Mais il peut être aussi celui
qui fait des mortiers en
pierre (travail plus
difficile), c'est alors un
artisan.
Mortellier/Mortellière En 1292, à Paris, paient la
taille, 8 mortelliers dont :

 Marguerite la
mortelliere : 1 sou
 Richard le mortellier :
2 sous
 Robert le mortellier :
3 sous
 Vincent le mortellier :
5 sous
 Guerin le mortellier :
1 livre
 Pierre le mortellier : 2
livres

Moulineur métier textile, de la soie


Muletier

Musicien
Ils sont 44 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
Nochier en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les pêcheurs et reveyrans).
Ils sont 89 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Notaire les Officiers de
l'archevêque, les officiers
du bailli, les officiers du
roi). C'est un des métiers
qui mènent au Consulat.
Ils sont 89 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
Officier de l'archevêque en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les officiers du bailli, les
officiers du roi, les
notaires). C'est un des
métiers qui mènent au
Consulat.

Ils sont 89 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Officier du bailli les Officiers de
l'archevêque, les notaires,
les officiers du roi). C'est
un des métiers qui mènent
au Consulat.

Ils sont 89 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Officier du roi les Officiers de
l'archevêque, les officiers
du bailli, les notaires).
C'est un des métiers qui
mènent au Consulat.

Préparateur de peau
Oigneur
métier du cuir.

Oiseleur
Ils sont une quinzaine
inscrits sur la liste des
nommes à Lyon en 1446,
c'est à dire qu'ils forment
un métier (avec les potiers
d'étain, les argentiers, les
Orfèvre
pintiers et les fèvres). C'est
un des métiers qui mènent
au Consulat.
Il y a 500 orfèvres à Paris à
la fin du 13ème siècle.
Appelé aussi Dorier.
voir Jardinier
Ortolan
Nom donné à Toulouse.
Marchands d'oublis (petits
Oublieur
gâteaux).

Oulier métier de l'alimentation.


métier textile
Prépare la chaine de fils de
Ourdisseur laine du métier.
p 269 de "La vie au Moyen
Age"
Gagne le dizième des
gerbes (dimiers) ou le
Ouvrier agricole
cinquième des grains
(cinquenieurs)
Ouvrier

Ouvrier qualifié platrier, mortellier,...


maçon, tailleur de
Ouvrier spécialisé
pierres,...
Ouvrière de tissus de soie

Pair
Pairolier voir Chaudronnier

Pancossier métier de l'alimentation.


Panetier voir Boulanger

Considéré comme un
Parchemineur/Parcheminier
métier poluant.
Pargaminier métier du cuir.

Parrai voir Foulon


Parreur voir Foulon

Passementier voir Canabassier

13ème : fabricant de
Patenotre
chapelet
Patinier

Ils sont 24 inscrits sur la


Patissier liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les taverniers et maîtres
des étuves).
métier de l'alimentation.

Patissier itinérant métier de l'alimentation.


En 1292, à Paris, paient la
Paveur
taille, 2 paveurs.
Peausier travaille les peaux

Ils sont 44 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
Pêcheur
les nochiers et reveyrans).
Appellé aussi Pescheur ou
Pyssonier
métier de l'alimentation.
métier textile, peigne les
Peigneur
draps
Au 16ème siècle, on est
apprenti 6 ans (couleurs,
compositions, mélanges,
Peintre préparer et polir les
panneaux), puis on est
compagnon 6 ans (mettre
les couleurs, préparer les
fonds).
métier d'art à Lyon en
1446, il y en a 6.
Travaille les peaux de
Pélegantier moutons.
métier du cuir.
Pelissier voir Pelletier, Fourreur.

Ils sont 24 inscrits sur la


liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Pelletier forment un métier. C'est
un des métiers qui mènent
au Consulat.
métier du cuir.
Ils sont 5-6 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Pellier
forment un métier (avec
les peyrolliers et
balanciers).
Percepteur de taxes Appelé aussi Maltotier.

Pescheur voir Pêcheur


Peyrier voir Tailleur de pierre.

Peyrollier voir Chaudronnier


Pharmacien
Peigne la laine avec un
Pigneresse peigne en fer pour enlever
la dernière bourre.

Fabriquant de pots d'étain


ou de métal.
Ils sont une quinzaine
inscrits sur la liste des
nommes à Lyon en 1446,
c'est à dire qu'ils forment
Pintier
un métier (avec les
orfèvres, les potiers
d'étain, les argentiers et
les fèvres). C'est un des
métiers qui mènent au
Consulat.
En 1292, à Paris, paient la
Piqueur
taille, 3 piqueurs.
En 1292, à Paris, paient la
taille, 36 platriers dont :

 Raoul, platrier : 1 sou


Platrier/Platrière  Symon, platrier : 2
sous
 Ysabel, platriere : 3
sous
 Roger, platrier : 4
sous
 Houdée, platrière : 5
sous
 Colin, platrier : 6 sous
 Jehan, platrier : 8
sous
 Henri, platrier : 10
sous
 Jehan, platrier : 12
sous
 Mestre Yves, platrier :
16 sous
 Raoul, platrier : 3
livres 10 sous
 Dame Marie, la
platrière et 2 enfants :
4 livres 12 sous
 (ces 2 derniers
doivent être
propriètaires de
carrière de gypse).

Plombier
Considéré comme un
Poissonier
métier poluant.
Poissonier ambulant

Brunisseur d'objet en
Polinaire
métal.

Polisseur de pot d'étain Petit métier.


Portefaix

Petit métier.
Porteur d'eau Il y a 20.000 porteurs d'eau
à Paris en 1780.
Porteur de hottes
Porteur de hottes sur un
chantier de cathédrale

En 1292, à Paris, Guillaume


de Laingny, potier : 1 sou
Potier Considéré comme un
métier poluant
(légèrement).
Ils sont une quinzaine
inscrits sur la liste des
nommes à Lyon en 1446,
c'est à dire qu'ils forment
un métier (avec les
Potier d'étain : orfêvres, les argentiers, les
pintiers et les fèvres). C'est
un des métiers qui mènent
au Consulat.
Appelé aussi Potier
d'estaing.

Potier d'estaing voir Potier d'étain

Pourpointier
Prévot

Procureur 15ème
à Paris, à l'époque de
Prostituée Villon, il y a 3000
prostituées.
Pyssonier voir Pêcheur

Quincailler
Racommodeur de vêtement Petit métier.

Racommodeur de huches et
Petit métier.
escabeau

Ramoneur Petit métier


Recteur 15ème

Regrattier de sel voir Marchand de sel.


Vendeur de pain, sel,
Regrattier/Regrattière poissons de mer, oeufs,
fromages, volailles, gibiers.
Relieur métier du livre.

Rémouleur Petit métier.


Revendeur de fruits

Revendeur de sel voir Marchand de sel.


Ils sont 44 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
Reveyran en 1446, c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les nochiers et pêcheurs).
Sabotier

Sage femme Appelée aussi Ventrière.


voir Couturier
Sarte
Appelé ainsi à Toulouse.

Commercant du fer
Ils sont 6-7 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446 (sans leurs
Saunier commis), c'est à dire qu'ils
forment un métier (avec
les ferratiers).
C'est un des métiers qui
mènent au Consulat.

Savetier métier du cuir.


Savonnier

En 1287, à l'occasion du
sacre du roi, un sculpteur
Sculpteur de pierre
de pierre paie pour la taille
106 sous.
Fabrique et répare (?) des
Sellier selles
métier du cuir.

Serailleur voir Serrurier


Sergent voir Crieur Public
Sergent Policier.

Ils sont 9 inscrits sur la liste


des nommes à Lyon en
1446, c'est a dire qu'ils
Serrurier
forment un métier (avec
les mareschaux).
Appelé aussi Serailler.
Fabrique des outres en
Servinier peau de bouc.
métier du cuir.
Serviteur/Servante voir Domestique

Soldat
Petit métier.
Chargé de crier la nuit
pour engager les gens à
Sonneur
prier pour le repos des
morts.
Appelé aussi Clocheteur.
Confectionneur de
Spartier
cordages.
Il y en a 1 inscrit sur la liste
des nommes à Lyon en
Sturgien
1446, ils forment un
métier.

Sudre voir Cordonnier


Tailleur

Tailleur de draps
En 1292, à Paris, paient la
taille, 12 tailleurs de
pierre, dont :
Tailleur de pierre/Tailleuse
de pierre  Roger le tailleur de
pierre : 16 sous
 sa dame : 5 sous

Appelé aussi Peyrier.


Valet qui passe le sable et
Tamisseur
fait le ciment.
Considéré comme un
métier poluant.
Tanneur
métier du cuir.
Appelé aussi Aludier.
Raoul le tapissier paie 1
Tapissier sou de taille en 1292 à
Paris.

voir Ecorcheur de vilaines


Taupier
bêtes
Ils sont 24 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Tavernier/Tavernière forment un métier (avec
les patissiers et maîtres
des étuves).
métier de l'alimentation.

Considéré comme un
Teinturier
métier poluant.
Temponier/Temponière Fabriquant de chausses.

Tendeur métier textile

métier du bâtiment.
Terrassier
Appelé aussi Bêcheur.
Ils sont 48 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Tisserand forment un métier (avec
les cordiers, canabassiers
et freppiers). Et 10 autres
sont inscripts seuls.
Tisserandes de soie pour
couvre chefs
Tisseur métier textile

Tondeur de draps
Gagne 2 sous 1 denier par
Tondeur de laine
jour

Tonnelier
Tourneur de bois

Transporteur sur chantier


Paysans, laboureur,
jardiniers, etc...
A Toulouse en 1500, 25%
de la population active
travaille la terre.
A Aix en Provence en 1500,
50% de la population
Travailleur de la terre active travaille la terre.
A Valenciennes, en 1357,
1,5% de la population
active travaille la terre.
A Montpellier, en 1239, 6 à
8000 travailleurs de la
terre.
A Troyes, au 15ème, 15%
de la population est
courtillier, laboureur,
journalier, faneur,
bineresse ou vacher.

Cuisine et vend des tripes.


Ils sont 34 inscrits sur la
liste des nommes à Lyon
en 1446, c'est à dire qu'ils
Tripier/Tripière
forment un métier (avec
les bochiers, bouchers et
charcutiers).
métier de l'alimentation.
Trompette voir Crieur Public

Trompille voir Crieur Public


voir Ecorcheur de vilaines
Tueur de chiens errant
bêtes

voir Ecorcheur de vilaines


Tueur de rats
bêtes

Tuilier
Tupinier

Vacher
15ème
C'est un ouvrier salarié.
Valet
Fait partie du menu peuple
à Lyon au 15ème.
Vannier Petit métier

Vendangeur/Vendangeuse
Vendeur d'eau

Vendeur d'épées
Ventrière voir Sage Femme

Ils font les vitraux.


Symon le verrier paie 1 sou
de taille en 1292 à Paris.
Verrier
Considéré comme métier
d'art à Lyon en 1446, où ils
sont 3.

15ème
Veysselier voir Charpentier
constructeur de bateaux.

Vidangeur
Vinatier

Viticulteur
à Paris, il s'occupe des
Voyer
rues, voies et péages.

Life in a Medieval City


by Joseph and Frances Gies, copyright 1969
published by Harper & Row, first published by Harper
1981
ISBN: 0-06-090880-7

Voici des notes sur les guildes de Paris :

Preserved in thee taille (tax list) of Paris for the year 1292
are the numbers of practitioners of the regulated crafts,
by then totaling 130.

Les principaux imposés sont :

366 cordonniers (shoemakers)


214 fourreurs (furriers)
199 servantes (maidservants)
197 tailleurs (tailors)
151 barbiers (barbers)
131 bijoutiers (jewelers)
130 restaurateurs (restauranteurs)
121 fripiers (old-clothes dealers)
106 patissiers (pastrycooks)
104 maçons (masons)
95 charpentiers (carpenters)
86 (weavers)
71 fabricants de chandelles (chandlers)
70 merciers (mercers)
70 cuivrier (coopers)
62 boulangers (bakers)
58 porteur d'eau (water carriers)
58 fabricants de fourreau (scabbard makers)
56 marchands de vin (wine sellers)
54 chapeliers (hatmakers)
51 selliers (saddlers)
51 volaillers (chicken butchers)
45 fabricants de bourses(purse makers)
43 blanchisseuses (laundresses) au sens de "lavandière"
ou qui fait la lessive et le repassage
43 marchands d'huile (oil merchants)
42 porteurs (porters)
42 bouchers (meat butchers)
41 poissoniers (fish merchants)
37 brasseurs (beer sellers)
36 fabricants de boucles (buckle makers)
36 platriers (plasterers)
35 marchands d'épices (spice merchants)
34 forgerons (blacksmiths)
33 paintres (painters)
29 médecins (doctors)
28 couvreurs (roofers)
27 serruriers (locksmiths)
26 (bathers)
26 fabricants de cordes (ropemakers)
24 taverniers (innkeepers)
24 tanneurs (tanners)
24 copistes (copyists)
24 sculpteurs (sculptors)
24 fabriquants de tapis (rugmakers)
24 fabricants de harnais (harness makers)
23 (bleachers)
23 blanchisseurs (bleachers) au sens de qui rend un
matériau blanc 22 marchands de fourrage (hay
merchants)
22 couteliers (cutlers)
21 gantiers (glove makers)
21 marchands de bois (wood sellers)
21 sculpteurs sur bois (woodcarvers)

Colvin, H.M., ed., The History of the King's Works, Vols. I


& II: The Middle Ages. London: Her Majesty's Stationery
Office, 1963.
p. 297 The list of particulars for the construction of Builth
castle included 36 women as diggers at 6d./week in 1278.
(Men were poid 7d./week as diggers, while a master
fossator made 8d./week.

Taylor, A.J. "Master James of St. George," EHR 65 (1950):


433-457. p. 448 Beaumaris is the only case in which St.
George is specifically called 'magister operacionum' of a
given building. He controlled a force of 400 masons, 2000
minor workmen, 200 quarrymen, 30 smiths, 100 carts, 60
wagons, and 30 boats.

0s. 8d."Viollet-le-Duc, Eugène-Emmanuel. Rational


Building: Being a Translation of the Article "Construction"
in the Dictionnaire Raisonné de l'architecture Française,
trans. George Martin Huss. New York: Macmillan, 1895.

p. 340 V.-le-D.'s reconstruction of the workforce needed


at Coucy :
Stonecutters . . . . . . . . .100
Draughtmen, Fitters . . . . . . . . . 20
Blacksmiths, Mason's laborers, Derrickmen . . . . . . . . . 100
Setters, Graders, Laborers . . . . . . . . .200
Mortar mixers, Masons and helpers . . . . . .200

Quarrymen and lime-burners . .100


Sand-diggers . . . . . . . . . 25
Teamsters, etc.. . . . . . . 50
Total . . .. . . . . . . 795
This presupposes a roughly equal number of carpenters,
iron-workers, plumbers, tile-layers, paviors, cabinet-
makers, and painters (Coucy had frescoes throughout the
interior).

UN ARTISAN ET UN BOURGEOIS AU MOYEN-


AGE
d'après l'artisan et l'homme riche du peintre et
miniaturiste Jean Bourdichon

Le contraste apparaît entre l'intérieur modeste de l'artisan


et celui cossu du bourgeois (remarquer les meubles
sculptés, le domestique, la riche vaisselle, les habits
luxueux).
Si le bourgeois du MOYEN-AGE s'enrichit dans de
négoce, l'artisan, gêné par les règlements sévères des
corporations, vit péniblement de son travail.
Parfois, il reste, sa vie durant, simple compagnon sans
espoir de passer maître.
Los verdugos

La profesión angustiosa - Los Verdugos

Siempre solemos hablar de las incontables ejecuciónes


que tuvieron lugar a lo largo de los siglos pero raramente
nos paramos a pensar en los que los realizaban con sus
propias manos.

Quienes fueron, como y porque ejercían esa profesión


tan aterradora, que opinaba la población de ellos y que
clase de conocimientos había que adquirir para
convertirse en verdugo.

Muchas dudas que quizás os puedo aclarar con el


próximo artículo sobre el oficio más impopular de la
historia.

Las ejecuciones ya comenzaron en la era clásica.


En aquella época los condenados fueron torturados y/o
sentenciados a muerte, que en su mayoría había sido por
la crucifixción.
En las colonias romanas eran los legionarios cuales
tuvieron que realizar esa tarea pero también era
costumbre obligar a los esclavos a ello.
Las penas de muerte volvian a aparecer en el siglo 13.
Intentaban ceder la jurisdicción al estado con el fin de
impedir toda clase de actos violentos. Hasta aquel
entonces los procedimientos judiciales realizaban
exclusivamente el tribunal en los que el demandante y el
demandado podían disfrutar de los mismos derechos.
Por norma general el objetivo era el de escuchar la
declaración del acusado para después poder llegar a un
veredicto. Pero a mediados de 1250 eran los jueces
cuales tenían que estudiar los hechos. Fue entonces
cuando la tortura se realizaba cada vez con más
frecuencia y cuando se nombraron oficialmente a los
primeros verdugos.

Este oficio era generalmente hereditario y hubo familias


que lo ejercieron durante varias generaciones. Con ello se
produjeron verdaderas dinastías de verdugos. Hasta los
matrimonios fueron celebradas entre familias de
verdugos. Era legalmente determinado que los verdugos
recibieran sus sueldos por la familia del condenado
después de las ejecuciones.
Pero no siempre fue un oficio ejercido voluntariamente.
A veces tuvieron que realizar las ejecuciones los
familiares de la victima o también los testigos del crimen.
También escogian de forma arbitraria o por castigo a los
verdugos o incluso los que estaban condenados a muerte
tuvieron que ejecutar a sus complices.

En Europa diseñaron un atuendo especialmente


destinado a proteger su identidad. En su mayoría eran
trajes de color rojo o negro con capucha, guantes y
botas.

Pero el oficio del verdugo no siempre era una tarea de


hombres. Hay indicios que existían incluso mujeres a
finales de la edad medieval que ejercían dicha profesión.

El aprendizaje incialmente fue llevada a cabo por el padre


o padrastro y podía continuarse por otro maestro. Para
comenzar con dicho aprendizaje tuvieron que presentar
una formación básica militar. Los verdugos además tenían
que poseer ciertos conocimientos en la médicina. Eso era
necesario para saber hasta que momento pudieron
torturar al condenado sin llegar a la muerte. Las
ejecuciones como también las torturas tenían que
realizarse exactamente según dictaba la sentencia. Una
ejecucion o tortura fallida podía llevar al mismo verdugo
a la pena de muerte.

Como finalización del aprendizaje cada verdugo tenía que


realizar una "prueba". Para ello se necesitaba una
autorización oficial. Esa prueba consistía en decapitar a
una persona bajo la supervisión del instructor con un
único golpe. Si esa prueba era exitosa el verdugo recibía
un diploma de su instructor, cual le ayudaría a ejercer
oficialmente como verdugo. Sin ese diploma no podía
ejercer.

Las tareas básicas de un verdugo era la ejecución y la


tortura para recibir confesiones. Pero también tuvo otras
tareas desagradables como la limpieza de las cloacas,
sepultar a suicidas y la vigilancia de las prostitutas.

Los verdugos a veces encargaron a sus ayudantes a


torturar o a ahorcar a los condenados mientras que ellos
solamente vigilaban.

Las decapitaciones con el hacha o con la espada sin


embargo siempre fueron ejercidas por los verdugos ya
que se necesitaba cierta habilidad para ello.

Mientras ejercían también solían adquirir conocimientos


anatómicos. Incluso habían verdugos que entendían más
de la estructura ósea o de la ordenación de los organos
del cuerpo humano que muchos médicos. Hay ciertos
ejemplos dónde los verdugos practicaban a menuda la
cirúgia para ganarse algo más de dinero. Como en
algunos casos los verdugos podían reutilizar los cuerpos
de los condenados, a veces se aseguraban de otros
ingresos, vendiendo sustancias "curativas" cuales fueron
extraidas de los mismos una vez que ya estaban muertos.

En la mayoría de los países los verdugos fueron temidos


por la población. En algunos no podían convivir con las
demás personas ni podían tocar los alimentos en un
mercado. Ocupaban el ultimo lugar al entrar en una
iglesia y debían pedir permiso para comer en algún lugar
público, que era denegado en ocasiones. No fueron
admitidos en gremios ni podían llegar a ser sacerdotes.
También les era prohibido cazar, menos a los lobos.
La posibilidad de un hijo de un verdugo para poder
ejercer otra profesión era casi nula y sus hijas solamente
podían casarse con otros verdugos. Ellas solamente
podían realizar oficios desacreditados como el de la
adivina, o dar tratamientos esotéricos o terapéuticos etc.
Si se recibía dinero de un verdugo, las personas se
santiguaban en tres ocasiones.
En algunos lugares incluso al entrar en una cuidad tenian
que tocar una campana para avisar a los habitantes de su
presencia.

Pero se sabe que muchos verdugos no soportaban su


profesión destinada a la muerte, por lo que se refugiaban
a menudo en el alcohol, sufrían depresiones y/o se
suicidaban
Muerte del usurero

Para la posible salvación de los usureros, se rompió con la


dicotomía del cielo y el infierno para que surja entre los
dos el “Purgatorio”, el cual permitía, si es que se llagaba
allí, “poder acceder al cielo esperando máximo hasta el
Juicio Final”. Así, el Purgatorio nace en el siglo XII, bajo un
contexto del avance de la economía monetaria. La mujer
en este caso, también jugó un rol importante, dado que
podía convencer a su marido de cobrar intereses más
bajos a los pobres. Por otro lado, cuando el marido -
usurero- fallecía, la mujer era la encargada de hacer
donaciones, realizar misas o cuidar de los pobres para así
poder salvar el alma de su esposo.
Papel, material en forma de hojas delgadas que se
fabrica entretejiendo fibras de celulosa vegetal. El papel
se emplea para la escritura y la impresión, para el
embalaje y el empaquetado, y para numerosos fines
especializados que van desde la filtración de
precipitados en disoluciones hasta la fabricación de
determinados materiales de construcción. El papel es un
material básico para la civilización del siglo XX, y el
desarrollo de maquinaria para su producción a gran
escala ha sido, en gran medida, responsable del
aumento en los niveles de alfabetización y educación en
todo el mundo.

FABRICACIÓN MANUAL DE PAPEL


El proceso básico de la fabricación de papel no ha
cambiado a lo largo de más de 2.000 años, e implica dos
etapas: trocear la materia prima en agua para formar una
suspensión de fibras individuales y formar láminas de
fibras entrelazadas extendiendo dicha suspensión sobre
una superficie porosa adecuada que pueda filtrar el agua
sobrante.
En la fabricación manual de papel, la materia prima
(paja, hojas, corteza, trapos u otros materiales fibrosos)
se coloca en una tina o batea y se golpea con un mazo
pesado para separar las fibras. Durante la primera parte
de la operación, el material se lava con agua limpia para
eliminar las impurezas, pero cuando las fibras se han
troceado lo suficiente, se mantienen en suspensión sin
cambiar el agua de la tina. En ese momento, el material
líquido, llamado pasta primaria, está listo para fabricar
el papel. La principal herramienta del papelero es el
molde, una tela metálica reforzada con mallas cuadradas
o rectangulares. El dibujo de las mallas se puede
apreciar en la hoja de papel terminada si no se le da un
acabado especial.
El molde se coloca en un bastidor móvil de madera, y el
papelero sumerge el molde y el bastidor en una tina
llena de esta pasta. Cuando los saca, la superficie del
molde queda cubierta por una delgada película de pasta
primaria. El molde se agita en todos los sentidos, lo que
produce dos efectos: distribuye de forma uniforme la
mezcla sobre su superficie y hace que las fibras
adyacentes se entrelacen, proporcionando así
resistencia a la hoja. Mientras se agita el molde, gran
parte del agua de la mezcla se filtra a través de la tela
metálica. A continuación se deja descansar el molde, con
la hoja de papel mojado, hasta que ésta tiene suficiente
cohesión para poder retirar el bastidor.
Una vez retirado el bastidor del molde, se da la vuelta a
este último y se deposita con suavidad la hoja de papel
sobre una capa de fieltro. Después se coloca otro fieltro
sobre la hoja, se vuelve a poner una hoja encima y así
sucesivamente. Cuando se han colocado unas cuantas
hojas de papel alternadas con fieltros, la pila de hojas se
sitúa en una prensa hidráulica y se somete a una gran
presión, con lo que se expulsa la mayor parte del agua
que queda en el papel. A continuación, las hojas de
papel se separan de los fieltros, se apilan y se prensan.
El proceso de prensado se repite varias veces, variando
el orden y la posición relativa de las hojas. Este proceso
se denomina intercambio, y su repetición mejora la
superficie del papel terminado. La etapa final de la
fabricación del papel es el secado. El papel se cuelga de
una cuerda en grupos de cuatro o cinco hojas en un
secadero especial hasta que la humedad se evapora casi
por completo.
Los papeles que vayan a emplearse para escribir o
imprimir exigen un tratamiento adicional después del
secado, porque de lo contrario absorberían la tinta, y el
texto y las imágenes quedarían borrosas. El tratamiento
consiste en conferirle apresto al papel sumergiéndolo en
una disolución de cola animal, secar el papel aprestado y
prensar las hojas entre láminas de metal o de cartón
liso. La intensidad del prensado determina la textura de
la superficie del papel. Los papeles de textura rugosa se
prensan ligeramente durante un periodo relativamente
corto, mientras que los de superficie lisa se prensan con
más fuerza y durante más tiempo.
HISTORIA Y PRODUCCIÓN

El empleo del papel fue introducido en Europa por los


árabes, y la primera fábrica de papel se estableció en
España alrededor de 1150. A lo largo de los siglos
siguientes, la técnica se extendió a la mayoría de los
países europeos. La introducción de la imprenta de tipos
móviles a mediados del siglo XV abarató enormemente
la impresión de libros y supuso un gran estímulo para la
fabricación de papel.
El aumento del uso del papel en los siglos XVII y XVIII
llevó a una escasez de trapos, la única materia prima
adecuada que conocían los papeleros europeos. Hubo
numerosos intentos de introducir sustitutos, pero
ninguno de ellos resultó satisfactorio comercialmente. Al
mismo tiempo se trató de reducir el coste del papel
mediante el desarrollo de una máquina que reemplazara
el proceso de moldeado a mano en la fabricación del
papel. La primera máquina efectiva fue construida en
1798 por el inventor francés Nicolas Louis Robert. La
máquina de Robert fue mejorada por dos papeleros
británicos, los hermanos Henry y Sealy Fourdrinier, que
en 1803 crearon la primera de las máquinas que llevan
su nombre. El problema de la fabricación de papel a
partir de una materia prima barata se resolvió con la
introducción del proceso de trituración de madera para
fabricar pulpa, alrededor de 1840, y del primer proceso
químico para producir pulpa, unos 10 años después.
Pergamino y vitela, superficies para escribir
realizadas con pieles de animales, especialmente
preparadas y sin curtir, por lo general de ovejas,
terneros o cabras. El pergamino se ha venido
utilizando desde alrededor del 1500 a.C. Su nombre
deriva de la ciudad griega de Pérgamo, donde se
producía un material especial de gran calidad. La
vitela es un tipo de pergamino hecho a partir de
pieles de cabras, corderos y terneras jóvenes. El
pergamino, material muy duradero, lo utilizaron los
pueblos antiguos y medievales para escribir en ellos
textos sagrados y literarios. Alrededor del año 200
a.C. fue sustituyendo poco a poco al papiro y
aproximadamente entre los años 1200 y 1400 fue
asimismo reemplazado por el papel, aunque todavía
se emplea en ocasiones especiales para documentos
de gran importancia y trascendencia.
El pergamino y la vitela están hechos empleando
un procedimiento que consiste en lavar la piel,
sumergirla después en una solución de cal para
quitarle el pelo, rasparla e igualarla por ambos lados
y al final desgastarla por un largo periodo de tiempo
con polvos de piedra pómez. Los pergaminos más
bastos, procedentes de pieles de animales de más
edad, se usan para tambores, banjos y panderetas.
El llamado papel de pergamino, invención moderna,
se obtiene al sumergir el papel ordinario sin encolar
en una solución de dos partes de ácido sulfúrico
concentrado y una de agua durante varios segundos
e inmediatamente después neutralizar el ácido.
Manual de mujeres en el cual se contienen muchas y
diversas recetas muy buenas _ Anónimo

Polvos para los dientes Cinco onzas de alabastro, y cuatro


onzas de porcelana, y seis onzas de azúcar fino, y una
onza de coral blanco, y otra de canela, y media de aljófar,
y media de almizcle. Todo hecho polvo. Limpiarse los
dientes con estos polvos y enjuagarse la boca con vino
blanco tibio.
Pebetes de olor Tres onzas de menjuí, una onza de
estoraque, media onza de ámbar, dos onzas de carbón de
sauz muerto en agua de azahar, una onza de goma de
gante deshecha en agua almizclada, medio cuarto de
almizcle, un cuarto de algalia, otro cuarto de lináloe.
Todas estas cosas molidas y pasadas por cedazo. Pastarlas
con agua almizclada y poner con ellas medio cuarto de
azúcar, y hecha la masa hacer los pebetes y secarlos a la
sombra.
Cazoleta de olor Una onza de menjuí, y media onza de
estoraque, un cuarto de onza de ámbar y otro de
almizcle. Molidas todas estas cosas, y puestas al fuego en
una cazuelica con medio cuarto de agua almizclada y otro
medio de algalia. Y dejarla al fuego hasta que sea bebida
el agua.
Jabón para el rostro Dos onzas de jabón blanco escaldado
en agua hirviendo dentro de un paño y colado por el
paño; y un cuarto de almáciga, y medio cuarto de
encienso, y un cuarto de borras y una onza de azúcar
blanco. Molidas todas estas cosas, y pasadas por cedazo,
pastarlas con el jabón y ponerlo en sus botecicos, y poner
en cada botecico una gota de ros de bota.
Jabón para las manos Una onza de pepitas de calabaza, y
otra de pepitas de melón mondadas, y otra onza de
simiente de rábanos. Pastado todo con dos onzas de
jabón de Chipre y majarlo con miel y hacerlo pelotas.
Algalia finísima Media onza de ámbar, una drama de
almizcle, cuatro dramas de olio moscatelino, tres dramas
de olio de especias, dos dramas de galia moscada y otras
dos de lináloe. Freír el ámbar con el olio moscatelino y
especias en un vaso de vidrio o plata. Y como sea frito,
mezclar el lináloe y galia moscada, y como se resfríe
mezclar el almizcle y un poco de azafrán. Y guardarlo en
un vaso de oro o de plata.
Polvos para secar las lágrimas y aclarar la vista De
conchas quemadas y perlas por horadar: peso de dos
reales de cada cosa. De almidón y de alcohol: peso de un
real de cada cosa. Atutía de un día preparada con agua
rosada y de eúfrages: peso de cuatro reales. De canfora y
azúcar candi: peso de medio real de cada cosa. Cuescos
de dátiles y de mirabolanos quemados: peso de un real
de cada cosa. Todas estas cosas molidas y pasadas por
cedazo muy espeso y puestas en una caja y un paño de
tafetán encima con unas pesas. El que estuviere de esta
enfermedad, alcoholarse los ojos con estos polvos.
Betún para soldar vidrio Tomar un poco de albayalde y
otro poco de barniz. Traerlo en un almirez hasta hacerlo
ungüento. Y como sea hecho ungüento pegará.
Pasticas confortativas para perfumar Anime, lináloe,
azúcar rosado, grasa, encienso y estoraque. Molido todo
en un almirez, tanto de uno como de otro partes iguales.
Y pastado con agua almizclada hacer sus pasticas.
Ungüento para postemas Media onza de pepitas de
membrillos puestas en remojo en cuatro onzas de agua
de azahar, medio día. Sacar aquella goma por un paño
algo ralo. Tres onzas de enjundia de capón, o pato, o
gallina que sea fresca, y otras tres onzas de olio de
almendras y tres onzas de cera blanca. Todas estas cosas
derretirlas y ponerlas en un almirez caliente. Y poner con
ellas lo de las pepitas, y mezclarlo mucho con la mano del
almirez, que esté también caliente. Y desque esté frío,
echarle dos claras de huevos muy batidas y tornarlo a
mezclar mucho. Y guardarlo en vaso de vidrio. Dura en
tiempo frío treinta días y en tiempo caldo quince días.

Aceite para tener frescas las caras Poner en un vaso de


vidrio un azumbre de agua ardiente y una libra de mirra.
Tapar el vaso muy bien con borra picada con engrudo. Y
poner este vaso debajo de estiércol y dejarlo estar
cuarenta días. Y pasados los cuarenta días sacar el agua
ardiente y mirra del vaso, y ponerlo todo junto en un
alambique de vidrio. Y cerrado el alambique, taparlo muy
bien con lo mismo que el mismo vaso, y ponerlo en una
cazuela que esté llena de ceniza fría. Poner esta cazuela
encima de un anafre y darle fuego manso por bajo hasta
ser sacada la primera agua, que lo conoceréis cuando
veáis que comienza a hacer cañón. Y como veáis esto,
poned un receptáculo donde cojáis esta agua segunda, la
cual tiene color de oro. Y cuando comenzara a gotear
espeso, quitar aquel receptáculo y poner otro en que
cojáis el agua postrera; y fortificaréis siempre, como vaya
saliendo el agua, el fuego. Y como hayáis sacado toda
vuestra agua, tapad vuestras redomillas bien. Y con el
agua postrera os ungiréis una vez para siempre. Y no os
lavaréis hasta ser pasados tres días, y con la otra segunda
os ungiréis cuando quisiéredes. Pomada para rostro
y manos Media libra de unto de puerco sin sal, menuzado
y majado muy bien. Ponerlo a serenar una noche, y
después derretirlo en una cazuela nueva y colarlo con un
paño, y echarlo en agua rosada. Y poner con él un cuarto
de manzana dulce y un clavo de giroflé, y ponerlo a hervir
hasta que sea consumida el agua. Echar dentro una onza
de aceite de almendras dulces, y media onza de aceite de
almendras amargas, y una cuarta de aceite de cuescos de
duraznos, y una onza de aceite de pepitas, y otra de
aceite de dormideras, y una onza de cera blanca. Y todos
estos aceites y cera se ha de echar cuando esté cerca de
cocido. Y cuando lo queráis colar sacaréis la manzana y
los clavos. Y después la guardaréis en un vaso de vidrio.

Para la flaqueza del corazón Tomad una gallina y


matadla. Y luego como la matéis, desolladla, y tiradle
todo lo graso, y hacedla pedazos. Y ponedla en una
alquitara de vidrio. Y poned con ella cuatro adarmes de
nuez moscada, y otros cuatro de canela y de clavos y
jengibre cada dos adarmes. Todas estas especias molidas.
Y tapad la alquitara con masa, y ponedla al fuego. Y sacad
el agua de ella hasta que se espese. Y como se espese,
quitar el receptáculo. Y dad esta agua al que estuviere
enfermo y sanará. Remedio para el flujo de sangre
Tomad una cuarta de encienso, y otra de almástiga, y una
balausta, y tres nueces moscadas y media docena de
clavos. Moled todas estas cosas y pasadlas por cedazo. Y
la mujer que tuviere esta enfermedad, tome dos huevos
asados, que estén muy blandos, y vacíeles la clara, e
hínchelos de estos polvos y bébalos. Haga esto nueve
mañanas y sanará de la enfermedad.
Untura para esquinencia o mal de garganta Sacad el
zumo de las cortezas de las nueces en los días caniculares
y tomar de él dos libras. Y ponedlo a cocer y, como dé un
hervor, poner con él una libra de buena miel. Y cueza
todo junto hasta que se espese como miel, y guardadlo
en un vaso de vidrio.
Para almohadillas de rosas Rosas deshojadas, ponerlas
sobre una sábana donde no les dé el sol. Dejarlas secar no
mucho, y después ponerlas en un harnero y rociarlas con
agua almizclada, poco. Y poner el harnero encima de un
cosío, y poner un perfumador dentro con menjuí. Y
perfumarlas dos días con el menjuí, dos veces cada día. Y
después perfumarlas otros dos días con pasta. Y después
poner las rosas en una almofía, y rocíenlas con la misma
agua, y polvorícenlas un poco de lináloe y revuélvanlas. Y
échenles un poco de almizcle y revuélvanlas. Y tórnenlas a
rociar, y polvorícenles clavos de giroflé y revuélvanlas. Y
póngalas en su cojinico. Y como sean dentro, échenles
almizcle, y lináloe, y clavos, y algalia, y polvillos. Y
pónganle otra funda al cojinico.
Para quitar las pecas del rostro Tomad un huevo fresco y
quitadle la clara. Y limpiad la yema mucho y la cáscara
también; y echad la yema en la cáscara. Y tened hecha
una pólvora de mirra, y atíncar; y clarimente y azúcar
piedra, tanto de uno como de otro. Y tomad el huevo y
llegadlo a una vela. Y cuando conozcáis que se comienza a
calentar, echad en él de estos polvos tanta cantidad como
cabrá en una blanca, y mecedlo con el dedo. Y ponedlo en
el rostro de noche, y a la mañana lavaos el rostro con lo
que acostumbráis.
Pebetes para los dientes Media onza de encienso, media
de almáciga, media de sangre de drago, media de raíz de
noguera, media de salvia, media de mata, media de
alumbre quemada, media de consuelda de roca, media de
coral blanco, media de coral rojo, un cuarto de onza de
cagibia, otro cuarto de galigal, otro de canela, otro de
clavos, media onza de cuescos de dátiles quemados,
media onza de rosas balasticas, media de piedra pómez
blanca y media onza de polvo de grana. Amasado todo,
muy polvorizado con alquitira almizclada. Y hechos los
pebetes, secadlos al sol o a la sombra. Remedio para
las muelas Tomad simiente de cebollino, y grasa y cera
amarilla: de todas estas cosas partes iguales. Majadlas
muy bien y haced unas peloticas de ello. Y tomad una
jarra de la boca pequeña, y quitadle el suelo, y hazedle un
agujero en el hijar, y ponedla encima de una escudilla o
vaso de agua. Poned debajo un poco de lumbre y echad
dentro una de las peloticas. Y poned la boca a la boca de
la jarra, de manera que recibáis todo aquel humo. Y
recibid el humo de tres o cuatro peloticas. Y se os quitará
el dolor y sacará los gusanos si los hubiere.
Remedio para los dientes Haced una cocción de vino
blanco y raíz de esquiriola. Y enjuagaos la boca con ella y
no os dolerán los dientes.
Para el dolor de dientes o de muelas Tomaréis la
simiente de hierbabuena y la pondréis sobre las brasas. Y
recibid el humo de ella en la boca. Os quitará el dolor y os
matará los gusanos.
Remedio para los dientes Tomad la hoja de la niebla y
ponedla sobre el diente horadado, y lo sanaréis.
Remedio para las muelas Dos onzas de rosas secas, y
otras dos de mirabolanos, dos de nuez de aciprés verdes
partidas, media onza de piedra alumbre, una cuarta de
encienso, medio cuartillo de miel, medio azumbre de vino
blanco. Puesto todo en una olla nueva y tapada muy bien,
cueza hasta que mengüe la mitad. Y como haya cocido,
coladlo y guardadlo en una redoma de vidrio. Y cuando os
dolieren las muelas, poned esta cocción al fuego a
entibiar. Y tomadla en la boca a la parte que os dolieren
las muelas, y se os quitará el dolor luego.
Remedio para dolor de oídos Zumo de hiedra o vereda
terrestre echado en el oído que doliere. Dolerá luego más
que antes, y se quitará luego de todo punto. Agua
de rostro Sangre de dragón puesta en una alquitara, y
sacar el agua de ella a fuego manso. Y después de sacada,
a cantidad de un azumbre de agua, echar una avellana de
azúcar piedra. Y ponerla al sol, y serene por espacio de
nueve días. Es muy buena para el rostro.
Agua de rostro Media hanega de harina, cernidla tantas
veces que quede en un celemín. Después amasar esta
harina con leche de cabras y cocerla, hecha un pan, en el
horno. Y como la saquen del horno, ponerla en una
almofía vidriada, y cubrirla de vino blanco. Y desque esté
remojada, que se pondrá como espuma, ponerla en una
alquitara a fuego muy manso, y sacar agua de este pan. Y
como sea sacada el agua, ponerla en una redoma a curar
al sol y al sereno nueve días. Es muy buena.
Polvos para sacar color Los polvos para sacar color al
rostro son polvos de la mar y llámanse sosa.
Para las espinas del rostro Tomad una lima y cortadle la
coronilla, y ponedle un poco de sal dentro y ponedla a
cocer al rescoldo. Y cueza hasta que se ponga blanda. Y
sacadas las espinas, os mojaréis con este zumo. Y poned
encima unos polvos de jengibre.
Remedio para que no torne a nacer el cabello El zumo de
limas batido con claras de huevos. Recién pelado el vello,
ponerlo encima y polvorizarlo con polvos de jengibre. A
tres o cuatro veces que se haga no tornará a nacer más.
Sebo para las manos Sebo de cabrito muy lavado y
desvenado. Derretido en una cazuela vidriada con agua
rosada y colado. Después echarle un poco de aceite de
mata, y un poco de trementina de veta, y tres o cuatro
granos de almáciga, y un poco de espuma de cera. Y
tornarlo al fuego y hacerlo panecicos.
Lavatorio para las manos Una naranja asada en el
rescoldo y serenada en una escudilla de vino blanco.
Lavarse de noche las manos con ella, cuando se vayan
acostar, y a la mañana, con tal vina cocida de higos
negros, y plumas de gallina negra y canina de perro
blanca.
Receta para hacer solimán Para una onza de solimán
tomad dos ochavas de azogue. Y lavad el azogue con una
migaja de pan hasta que se ponga el pan blanco, y luego
moled el solimán. Y desque esté molido, echad con él el
azogue. Y traedlo a una mano siempre hasta que se
embeba el azogue en el solimán. Y luego amasadle con
leche de mujer, que sea de hijo, y cubridlo muy bien con
ropa y dejadle que se linde como masa. Y después de
lindo, tornadle a traer a una mano hasta tanto que se
ponga de color que no sea blanco ni negro. Y tornadlo a
amasar con la misma leche, y tornadlo a cubrir, y dejadle
estar hasta otro día. Y luego otro día, tornadle a traer
hasta que esté blanco. Y como esté blanco, le echaréis
agua llovediza dentro en el mortero, y se la mudaréis
nueve veces. Y como la hayáis mudado, dejadle secar en
el mortero. Y después de seco atadlo en un paño de lino,
que sea nuevo, doblado. Y tomad una gallina, que sea
negra, y sacadle el papo y los menudos. Y meted el paño
dentro de la gallina, y poned la gallina en una olla, y una
docena de canillas de manos de carnero quebrados con
ella. Y henchid la olla de agua, y ponedla a cocer, y sea el
agua llovediza. Y cueza hasta que se deshaga toda la
gallina. Y luego sacad vuestro paño, y puesto sobre un
plato, haced peloticas del solimán. Y si quisiéredes hacer
albayalde lo haréis también de la manera.
Remedio para el neguijón Tomad jengibre, y nuez
moscada, y clavos, y corazón de pino, y agallas, y lantisco,
y salvia, y romero, y piedra alumbre: de todas estas cosas
partes iguales. Y a cantidad de un azumbre de vino
blanco, que sea muy fino, echaréis cantidad de media
onza de cada cosa. Y cueza en una olla de barro hasta que
mengüe de cuatro partes las tres. Y como sea cocido,
echadlo en una escudilla y pasadlo, por una mecha de
lienzo, en otra. Y como sea colado, el que tuviere
neguijón enjuáguese la boca con esta cocción nueve
mañanas arreo y se lo matará todo.
Polvos para limpiar los dientes Romero quemado
muerto en vino blanco y seco al aire, almástiga, encienso,
sangre de drago, coral rojo, canela: de todas estas cosas
partes iguales, tanto de una como de otra, molidas, y
pasadas por cedazo y juntas. Limpiarse los dientes con
ellas y enjuagarse la boca con vino blanco tibio.
Remedio para la sordedad Tomaréis la orina en una
escudilla de barro que no sea vidriada. Y batidla mucho
con una cuchara por espacio de una hora. Y después de
batida, haced unas mechas de estopa o algodón tan
grandes que tapen el oído, y no más largas de cuanto
lleguen a lo vacío. Mojaréis una de aquestas mechas en
aquella orina y ponedla en el oído donde estuviere la
sordedad. Y tenedla por espaçio de un credo, y sacadla, y
tornadla a mojar, y tornadla a poner. Y poned encima un
cabezalejo como de sangría, y tocaos la cabeza con un
paño de manera que tapéis el oído; y echaos sobre el uno
salgáis al aire. Y haced esto cuatro o cinco veces al día,
entre día y noche, y hazedlo treinta días. Y la orina la
tomaréis de tres a tres días. Y si oliere muy mal, la
tomaréis de dos a dos días.
Jabón para las manos Tomad una libra de jabón
valenciano rallado y atadla en un paño grueso. Y ponedlo
en una caldera de agua hirviendo, y cueza allí hasta tanto
que se pare azul. Y desque cocido, tomad una escudilla de
ello, y otra de miel, y otra de hiel de vaca, y media de
zumo de lirio, y una escudilla de vinagre. Y ponedlo todo
junto en una olla a cocer, y cueza hasta tanto que esté
espeso, trayéndolo siempre a una mano. Y si quisiéredes
hacerlo peloticas lo dejaréis cocer hasta que se pare duro.

Polvos para los ojos Una onza de atutía preparada, y


molida y cernida; una drama de hienda de lagarto, azúcar
piedra una onza, así molida y cernida, mezclarlo todo en
un almirez mucho. Hanse de echar estos polvos en los
ojos dos veces al día: la una en ayunas dos horas antes de
comer y la otra a la tarde dos oras antes de cenar. Aclara
la vista.
Mudas para rostro y manos Media libra de higos negros,
un cuarterón de pasas buenas, sacados los granicos, y un
poco de alegría: todo muy majado. Un poco de miel cruda
y una yema de huevo fresco: todo majado muy bien, y
amasado y hecho una pella. Cuando lo quisieren poner,
desatarlo con agua de rostro; y cuando lo quisieren poner
en el rostro, si no quisieren que se parezca mucho,
envolverlo en una toquilla cuando lo quisieren desatar.

Jabón para la cabeza Tres cuarterones de jabón rallado,


dos hieles de vaca, una escudilla de miel, otra escudilla de
lejía, dos maravedís de cominos rústicos, dos de azafrán
romí, dos de oropimente, dos de jengibre de dorar, dos
de alarguez: todas estas cosas molidas, y juntas con el
jabón y lejía en un barrenón, y muy batido todo junto. Y
puesto a donde le dé el sol y el sereno dejarlo estar hasta
que se pare tieso, teniendo cuidado de batirlo cada día. Y
desque esté tieso, mojada la mano en lejía, hacerlo
torticas y tornarlas al sol, y dejarlas hasta que se paren
tiesas. Y como estén tiesas guardarlas y lavarse con ellas.

Agua para el rostro Para azumbre y medio de agua, dos


onzas de pepitas de calabaza majadas mucho, echándoles
agua al majar. Echarlas en un paño y sacar aquella leche,
y echarla en una redoma. Y tornar a majar las pepitas, y
tornarles a echar agua, y sacar la leche. Hacer esto tantas
veces hasta que el agua salga blanca. Poner en el agua
tanto solimán piedra como un garbanzo, y un poco de
alcanfor, y otro poco desta miel -que aquí abajo está- y
una blanca de cardenillo. Y mecerla mucho y curarla
nueve días al sol y al sereno.
La receta para hacer la miel Tomad una escudilla de miel
cruda y poned con ella una clara de huevo. Y batidla
mucho, y echadle un poco de solimán cocido y un poco de
bórax. Y tornadlo a batir mucho, y ponedlo a curar nueve
días al sereno a donde no le dé el sol.
Ungüento para los empeines Media libra de sebo de
cabrón, tres maravedís de pez, dos maravedís de piedra
azufre, tres aceite, una onza de encienso macho, un poco
de miel y un poco de zera con que se cuaje. Hacer
ungüento de estas cosas. Y si hubiere comezón en los
empeines, echar un poco de vinagre con estas cosas.
Blanduras para las manos Tomad los tuétanos de seis
carneros, y las cabezadas de las cabezas de ellas, y un pan
de sebo de cabrito de una escudilla y junto todo.
Derretidlo y lavadlo con agua cruda, y después con agua
rosada, y después con zumo de limones. Y después
echadle un poco de este zumo junto con agua de rasuras
frescas, y batidlo mucho. Y desque esté bien lavado,
echad con ello dos onzas de aceite de almendras amargas
y cuatro onzas de aceite de adormideras. Y batidlo todo
junto; y desque esté muy bien batido, guardadlo en varios
botes.
Pebetes de olor para perfumar Una libra de menjuí,
media de estoraque, hecho todo polvo. Una ochava de
almizcle, y media de algalia, cinco onzas de goma de
gante remojada en agua rosada siete u ocho días, y
colado. Nueve onzas de carbón de sauz molido y cernido.
Juntar todas estas cosas y amasarlas con la dicha goma de
gante. Y como sean amasadas, hacer pebetes de la masa
y secarlos a donde no les dé el sol.
Cazoleta de olor para perfumar Tomad tres onzas de
menjuí, y onza y media de estoraque, y un adarme de
algalia, y otro de ámbar; y si del algalia y ámbar
quisiéredes poner más, será mejor. Y poned todas estas
cosas en una cazuelica y ponedlas a cocer con poca
lumbre.
Ungüento para la tiña Tomaréis manteca de puerco, y
juntaréis con ella hollín, y haréis ungüento de ello. Y
raparéis la cabeza con pelador al que tuviere tiña y untad
con el dicho ungüento.
Receta para hacer chorizos Carne de puerco magra y
gorda picada, harina muy cernida, ajos mondados, clavos
molidos, vino blanco, sal la que fuere menester. Amasarlo
todo con el vino y después de masado, dejarlo en un vaso
cubierto un día natural. Y después henchir las tripas de
vaca o puerco, cual quisiéredes, de esta masa y ponerlas a
secar al humo.
Para el paño del rostro Mostaza y oruga molida, miel
blanca y hiel de vaca: todo junto y muy batido. Y echar
dentro lana sucia y batirlo todo mucho. Secar esta lana al
sol en sus vedijas hasta que se cure bien. Y la mujer que
tuviere paño en el rostro, eche estas lanillas en remojo en
agua de rostro, y déjelas en remojo una hora o dos. Y
después póngalas en el rostro de noche o de día como
quisiere. Quita el paño.
Remedio para el dolor de ijada Tomad dos riñones de
vaca frescos, que sea la vaca recién muerta, y picadlos
muy menudos, y echadlos en una olla de barro. Y poned
dentro una escudilla de aceite de comer, que sea bueno,
y tapadla, y barradla y ponedla al fuego. Y cueza hasta
que los riñones estallen. Y como veáis que estallan los
riñones apartadla. Y cuando doliere la ijada, tomad este
aceite de estos riñones y poned con él tanta manteca de
vaca como un huevo. Y ponedla al fuego. Y como sea
derretida la manteca y esté tibio el aceite, juntaréis con
ello tanto aceite rosado como la tercia parte, y dos yemas
de huevos frescos batidos por sí. Y así todo junto y
mezclado, echaréis un cristel de ello al paciente y sanará.

Remedio contra la pestilencia Tomad peso de un real de


cuerno de vaca raído con una lima delgada, y mezcladlo
con un poco de miel fina, y desatadlo con agua de
amapolas. Y dadlo a beber al enfermo, y arropadlo mucho
porque sudará y guárdenle el sudor. Y si la sed que
tuviere fuere mucha y no la pudiere sufrir, denle a beber
jarabe de limones aguado con agua de madroños, y que
sea muy aguado. Y cuando hiciéredes esto ha de ser
habiendo usado primero de las otras medicinas de
sangrías, y ventosas y emplastos. Será la sangría del
mismo lado a donde estuviere la seca de la vena más
cercana a ella.
Pelador para el vello Tomaréis resina de la mejor que
halláredes, y ponedla a cocer en una cazuela y la dejaréis
cocer. Conoceréis que está cocida en esto: sacad un poco
con un palico y ponedlo encima de la mano y dejadlo
resfriar; y tirad del palico afuera, y si haze correa y deja la
mano blanca, está cozida. Y luego la echaréis en una vacía
de agua fría, y con las manos echadle de aquella agua fría
a la redonda hasta enfriarla. Y como esté fría, la tiraréis
como quien hace melcocha, metiéndola siempre en el
agua hasta que se pare blanca. Y como esté blanca,
habréis hecho vuestro pelador.
Mudas para las manos Tomad una escudilla de agraz, y
otra de hiel de vaca, y media de jabón rallado, y tres
onzas de aceite de pepitas, y otras tres de adormideras, y
onza y media de aceite de almendras amargas, y una onza
de aceite de mata, y un poco de cardenillo muy molido, y
otro poco de azogue muerto con saliva, y un poco de
jibia. Lo juntaréis todo en un vaso, y puesto al fuego esté
hasta que se deshaga el jabón. Y como sea deshecho,
echaréislo en un barril de vidrio, y se curará al sol nueve
días, meneándolo cada día dos o tres veces porque no
haga asiento. Y como sea curado, lo pondréis en las
manos. Y cuanto más lo trajereis puesto sin lavaros tanto
mejor es.
Remedio para no mover Si quisiéredes hacer remedio
alguno a la mujer que es acostumbrada a mal parir haréis
así: cuando hubiere sospecha que está preñada untareisle
los ojos que están encima de las renes con trementina,
que sea muy fina. Y tendréis hechos unos polvos de grasa,
y almáciga, y sangre de drago de gota, y coral rojo: de
todas estas cosas partes iguales. Y como la ayáis untado
con la trementina lo polvorizaréis por encima de estos
polvos, y le pondréis encima unas sedeñas y la fajaréis
muy bien. Y traerla hasta que se caiga de suyo. Y como
venga el tiempo que suele mal parir, se echará otra
quince o veinte días antes. Es muy provechoso.
Agua para las encías Henchid una alquitara de hojas de
llantén y poned con ellas media onza de mirra, y otra
media de piedra alumbre hecho polvos. Y sacada esta
agua, juntadla con la mitad de agua de cabeza de rosas. Y
poned con estas aguas dos onzas de vinagre blanco, y
guardad esta agua en un barril. Y si tuviéredes malas
encías, tomad cada mañana de esta agua, en
despertando, en la boca, y tenedla cuanto pudiéredes
sufrirla; y limpiaos después con un paño de lino
mansamente.
Pasticas de olor para perfumar Poned en una redoma de
vidrio dos libras de agua rosada, y una de agua de azahar.
Y poned dentro en ella dos onzas de menjuí, y una de
estoraque, y un poco de ámbar, y otro poco de algalia.
Todo molido. Y poned la redoma al fuego y cueza hasta
menguar tres dedos. Y miraréis cuando pongáis la redoma
al fuego que tenga todo el cuello vacío porque no
reviente. Y como haya menguado los tres dedos, vacía el
agua, y haced las pasticas de la pasta de la redoma y
secadlas en parte donde no les de el sol.
Agua para lavar el rostro Poned en un vaso azumbre y
medio de agua que sea de río. Y echad dentro en ella
unos guijarros muy calientes. Y como sean resfriados,
sacadlos, y poned en el agua dos maravedís de alcanfor, y
dos de atíncar, y dos de clarimente, y uno de solimán
piedra, y dos de albayalde crudo, y uno de cardenillo, y
dos de jibia, y un puño de pepitas de calabazas y un poco
de mirra: todas estas cosas molidas; y media escudilla de
miel cruda. Poned el agua en un barril, y poned el barril al
sol nueve días, y lo menearéis cada día. Y como sean
pasados los nueve días, habréis hecho vuestra agua.
Receta para hacer bizcochos Para dos escudillas de
harina, tomaréis una de azúcar. Y a cantidad de dos libras
de azúcar echaréis media de aceite, que sea muy bueno, y
tanto levadura como un poco de anís molido y la sal que
fuere menester. Y todo esto junto lo amasaréis con vino
blanco. Y amasado, lo dejaréis dos o tres horas. Y después
sobadla mucho hasta tornarla blanda, y haced vuestros
panecicos. Y después de hechos, dejadlos muy guardados
del frío reposar tres o cuatro horas. Y después cocedlos
en vuestro horno bien cocidos. Y como lo sean, sacadlos;
y tapad el horno y dejadlos reposar media hora o una. Y
después tornadlos al horno y dejadlos estar cuatro o
cinco horas. Tinta para tocas leonadas Desatarán
cardenillo en agua y, desatado, metan las tocas en él, que
tomen la color igual; y luego secar las tocas. Y tomar una
onza de brasil, y tres onzas de fustete y, picado muy bien,
ponerlo a cocer en un cántaro no muy grande, y cueza
hasta que mengüe la mitad. Y como haya cocido, colad
esta tinta y hervid en ella las tocas, cada una por sí. Y
como las saquéis de la tinta, lavadlas en agua fría y
secadlas. Y si las quisiéredes parar oscuras, dejadlas
hervir mucho, y por el contrario.
Polvillos de olor Secad la flor del azucena blanca a la
sombra, y moledla. Y pasadla por un cedazo, y amasadla
con agua de azahar, ni muy rala ni muy espesa. Y
tendedla por una escudilla, y perfumadla con estoraque, y
menjuí y azúcar hasta que se seque, o con pastillas. Y
después de seca, tornadla a masar, y tendedla y tornadla
a secar. Y haced esto tres o cuatro veces. Y después
amasadla con agua almizclada, y tendedla en el escudilla
y perfumadla con ámbar puesto en un vidrio sobre el
fuego. Y haced estos baños y perfumes del ámbar siete u
ocho veces. Y dejadlo después secar. Y si floreciere,
quitadle la flor. Y poned la escudilla al sol, boca abajo, y
dejadla estar un rato. Y como sean secos, los almizclaréis
con el ámbar y almizcle que quisiéredes, y pondréis un
poco de algalia a las vueltas.
Olla morisca Tomad una olla y poned al suelo de ella una
escudilla boca abajo. Y echo dentro diez y ocho onzas de
sebo de cabrón o de carnero que sea de la riñonada, y
una docena o más de cebollas cortadas en cuartos. Y
ponedla al fuego, sea el fuego de carbón, y cueza una
hora o más. Haced pedazos tres libras de cabrón, que sea
de lomo y del pecho, y otras tres de carnero. Y hechas
pedazos, echareislo todo junto en la olla y cocerá hasta
que esté descocida. Pondréis con ellos unos pocos de
garbanzos remojados y la sal que fuere menester. Y como
sea cocida, poned en ella muchas especias de clavos, y
canela y un poco de alcaravea. Y esto haréis cuando lo
queráis gustar.
HASTA ACÁ LEÍ

Receta para hacer hojaldes Mojar la masa con leche de


almendras, que sea la más espesa que pudiéredes, y
tiradla como quien hace melcochas, poniéndole manteca
de puerco y azúcar molido, poco a poco, y mojándola con
la leche de almendras. Y habiéndola tirado bien, y
puéstole la leche y azúcar y manteca que bastare, echa en
la masa un poco de aceite de almendras dulze y juntadlo
todo. Y junto, haced las hojaldes sobre obleas. Y haréis el
rostro de la hojalde de azúcar rociada con agua rosada
como mazapán. Y cocedlas en horno sin llama y no muy
fuerte. Receta para hacer buñuelos A doce onzas de
masa, una libra de almendras blanqueadas. Las seis onzas
majadas y juntas con la masa, y las otras hechas leche.
Cuando majardes las almendras para echar con la masa,
majaréis con ellas media libra de azúcar; y junto esto,
juntad la masa con la leche en un lebrillo, y haced la masa
como se suele hacer para esotros buñuelos. Y hecha la
masa, freiréis los buñuelos con buen aceite. Y fritos, los
enmelaréis. Ponedles después su azúcar y canela por
encima, y si quisiéredes poner piñones blanqueados por
encima será mejor. Potaje muy fino Para cada
escudilla de potaje, ocho yemas de huevos y un poco de
leche de cabras. Revueltas muy bien las yemas con la
leche. Y después de bien revuelto cueza hasta que
espese. Y como haya espesado, echad un poco de
manteca de vacas y un poco de azúcar, y acabe de cocer
con ello. Y como sea cocido, hechas las escudillas,
pondréis encima azúcar y canela. Salsa para cocido y
asado Cortezas de pan de rey tostadas, almendras
mondadas, pasas sacadas los granos, granadas agrias.
Todo bien majado y desatado con una clara de huevo o
caldo que no sea graso. Pasarlo por un cedazo y echarle
canela, y jengibre y un poco de azúcar. Y cocerla con poca
lumbre lo que bastare. Receta para hacer hordiate
Para hacer una escudilla de hordiate tomad tanta cebada
majada y mondada cuanta un puño. Cueza en agua hasta
que se deshaga. Haced tanta leche de almendras cuanta
media escudilla, y juntad con el caldo de pollo de agua
según el médico ordenare. Majad la cebada cocida, y
desatadla con la leche y caldo, y coladla por un lienzo
claro. Y colada, poned con aquel caldo un poco de azúcar.
Y cueza conforme a la voluntad del enfermo: espeso o
claro como más lo quisiere comer. Receta para
guardar duraznos frescos hasta Navidad Coged los
duraznos medio maduros con su pezón, de manera que
los duraznos no se lastimen. Y ponedlos en un vaso, el
pezón arriba de manera que no estén apretados. Y
ponedles miel hasta cubrirlos. Y poned este vaso debajo
de tierra y cubridlo con otro vaso. Y tapad las hendeduras
de los vasos muy bien con yeso, de manera que no entre
aire. Y dejadlos estar hasta el tiempo que quisiéredes. Y
cuando los sacáredes saldrán como si los cojésedes
entonces del árbol. Remedio para el asma Guisar
huevos con unto de gato, y darlos al que fuere enfermo
de el asma. Y todo lo que se hubiere de guisar con
manteca, guisarlo con este unto. Es muy buen remedio
para el asma. Pomas para oler y confortar Cuatro
onzas de láudano muy fino, y dos de estoraque calamita,
que sea gomoso; onza y media de menjuí, y una de
lináloe y otra de sándalos cetrinos; media onza de
almizcle, y seis dramas de ámbar, tres dramas de algalia.
Todas estas cosas molidas y polvorizadas juntas en un
almirez caliente y muy pastudas. Formad las pomas con
agua de azahar. Sebo para las manos Sebo de cabrón
y de cabrito, partes iguales. Majado en un mortero y
lavado dos o tres veces muy bien. Enjuagarlo mucho del
agua y ponerlo a remojar en agua almizclada. Se remojará
un día y una noche. Después derretirlo en una cazuela a
muy poca lumbre. Y como sea derretido, colarlo con un
paño; y como sea helado, tornarlo a derretir. Y poner con
ello un poco de aceite de piernas de cabrón. Y hacerlo
panecicos sobre agua almizclada. Y como sean los
panecicos helados, enjuagarlos muy bien del agua y
guardarlos. Medicina para quitar las manchas del
rostro Tomad una libra de flor de alacrín, y dos ochavas y
media de canela, y otras tantas de nuez moscada, y lo
mismo de macias, y de clavos, y estoraque y anime: de
cada una de estas cosas media onza. Haced todas estas
cosas polvos y juntas con la flor de alacrín. Ponedlo todo
en una redoma de vidrio, y soterrad la redoma debajo de
estiércol de bestias y dejadle el cuello fuera. Estará así
soterrada un mes. Y pasado un mes, sacad la redoma del
estiércol. Y sacad de la flor y lo demás el aceite de la
manera que se sacan los otros aceites. Y si quisiéredes
hacer aceite de la flor de alacrín sola, lo sacaréis de esta
manera, salvo que no le echaréis las especias y lo demás
que a esto echáis. Receta para hacer aceite de
ámbar Tomad almendras dulces blanqueadas y revueltas
con flor de azahar. Ponedlas al sol y cúrense de esta
manera: treinta días poniendo cada día flor de azahar
fresca sobre la que tienen las almendras. Y pasados los
treinta días, sacad el aceite todo junto, y se sacará con
agua de azahar. Después de sacado, ponedlo en una
redomica, y poned con ello ámbar, y almizcle molido y
algalia hasta que el aceite se espese un poco. Y como sea
espeso, se curará al sol cuarenta días. La manera
como se hará faltando el azahar Tomad aceite de
almendras dulces y agua de azahar por iguales partes, y
ponedlo todo junto al fuego. Y cueza hasta ser menguada
toda el agua, que lo conoceréis ser menguada de esta
manera: haced una torcida y mojadla bien en el aceite, y
encedla; y si rechisbare no está cocido. Y cocerá hasta
que mojada la torcida en él y encendida arda bien. Y
como arda, tornadle a poner otra tanta agua, y cueza otra
vez hasta ser menguada. Y haréis esto tres o cuatro veces.
Y como la hayáis cocido poned en él los materiales que en
el otro y curadlo de la misma manera. Jabón
almizclado Tomad media onza de estoraque calamita, y
una onza de menjuí, y un cuarto de onza de estoraque
líquido y un cuarto de onza de sándalos cetrinos. Todo
esto polvorizado y muy remojado en agua almizclada,
juntadlo con media libra de jabón blanco y con una onza
de tuétanos de ciervo. Y picadlo todo muy bien
rociándolo con agua almizclada, y lo picaréis hasta que
haya bebido una onza de agua almizclada. Y luego
juntaréis con esto peso de un dinero de ámbar, y un
grano de almizcle destemplado con un poco de la dicha
agua. Y lo mezclaréis todo muy bien en un mortero de
piedra con la mano de fusta. Receta para hacer
bálsamo Tomad una onza de olio común, y una libra de
trementina, y dos onzas de cáscaras de granadas, y otras
dos de mundice, y dos onzas de almáciga, y un poco de
azafrán, y otro poco de simiente de carpobálsamo. Y
juntas estas cosas, ponedlas en un alambique; y ponedle
fuego templado al principio avivándoselo siempre. Y
desta manera saldrá el bálsamo destilado. Receta
para violeta de damasco Tomad la raíz de lirio cárdeno
cogida en el mes de Mayo, y secadla a la sombra. Y hecha
polvos, tomaréis media libra y una onza de sándalos
cetrinos, y media onza de agua rosada y un poco de
estoraque calamita. Y haced todas estas cosas masa con
zumo de lirio cárdeno. Y mundificada, la tornaréis a
polvorizar, y amasarla. Y seca, tornadla a polvorizar. Y así
habréis hecho vuestra violeta muy fina. Receta para
hacer perfumes alejandrinos Dos onzas de albohol negro,
y seis onzas de albohol blanco, una de menjuí, cuatro
onzas de láudano, una de estoraque líquido, y dos de
sándalos cetrinos, y una onza de estoraque calamita; de
cinamomo y lináloe, de cada cosa dos onzas; de ámbar y
de almizcle, una onza de cada cosa; carbón de sauce,
preparado en vinagre blanco, una onza. Amasadas todas
estas cosas con goma de gante. Remojada en agua
rosada, dejarán la goma estar en remojo un día. Y hecha
la masa, hacer sean pebetes, o pasticas o lo que
quisieren, y secar al sol. Recetas para aguas olorosas
Para hacer agua almizclada tomar una parte de agua de
azahar, y dos partes de agua rosada, y un poco de agua
de trébol, y otro poco de agua de mirto y otro poco de
mosqueta. Y juntas todas estas aguas en una redoma,
pondréis en ella unos pocos de polvillos, y un poco de
ámbar, y almizcle molido y un poco de algalia. Y tapada la
redoma, pondreisla a curar al sol, y que menearla tenéis
cada día. Para hacer agua que huela mucho Tomar
rosas coloradas una libra, y otra de azahar, y otra de
brotes de laurel, y otra de raíces de azucena, y dos onzas
de clavos de giroflé, y media onza de espliego. Los clavos
y espliego molido, un poco de ámbar y otro poco de
almizcle. Juntas todas estas cosas sacarlas por alquitara a
fuego manso. Para hacer otra agua que huela mucho
Tendréis aviso cuando se sacare agua de azahar o de
rosas, poner al pico de la alquitara un poco de almizcle y
de canfora, todo junto ligado en un pañico delgado.
Para hacer agua de trébol que sea muy olorosa Tomar
cuatro onzas de simiente de trébol, y una de canela, y
media de clavos. Y hacer todas estas cosas polvos. Y
henchiréis la alquitara de rosas polvorizándolas a lechos
con estos polvos. Y sacaréis el agua de las rosas teniendo
al pico de la alquitara un pañico de lino con un poco de
almizcle y canfora. Gastarse han estos polvos en cantidad
de un azumbre de agua. Para hacer otra agua almizclada
muy olorosa, henchiréis una alquitara de rosas, y azahar;
a lechos uno de rosas y otro de azahar, polvorizando cada
lecho con polvillos. Poned al pico del alquitara un algodón
con un poco de almizcle y algalia, y sacad esta agua a
fuego manso. Para hacer otra agua muy finísima tomar
una parte de rosas deshojadas y dos partes de azahar, y si
tuviéredes flor de mosqueta, un poco, y todo mezclado.
Poner en cada alquitara que sacáredes cuatro o cinco
clavos molidos y polvorizados, y poner al pico de la
alquitara un algodón con un poco de almizcle y sacar el
agua a fuego manso. Harinas para lavar el rostro
Tomar una escudilla de habas blancas, y otra de frisuelos,
y otra de garbanzos negros quitadas las cortezas, y otra
de altramuzes, y otra de neguilla y otra de simiente de
rábanos blanca. Moled todas estas cosas, y hechas harina
amasadlas con zumo de lo blanco de los rábanos. Y hecha
así masa, dexadla secar a la sombra, y tornadla a moler, y
amasadla con claras de huevos, y tornadla a secar, y
moledla y pasadla por cedazo. Y junta con esta harina una
onza de atíncar, y media de azúcar candi y una de jibia.
Todas estas cosas también molidas y cernidas.
Salvados para las manos Tomar medio celemín de
salvados muy apurados, una escudilla de jabón francés.
Junto todo y amasado con miel. Y hecho panecicos
secarlos al sol. Mudas para la garganta y rostro
Majar en un mortero seis cascos de azucena y poner con
ellos tanta levadura como una nuez, y una yema de
huevo, y una cucharada de miel cruda, y tantas vezes de
oro molidas y cernidas cuantas quepan en una cáscara de
nuez. Traerlo todo en el mortero mucho y deslearlo con
agua de rostro. Y cuando lo pusieren, quitarlo han con
una bocada de agua fría, y pondránse un poco desta
blandura. La blandura para el rostro Sebo de cabrito
y aceite de adormideras. Todo junto batirlo mucho y
poner con ello un poco de solimán crudo. Blanduras
para el rostro Media onza de tuétanos de ciervo, y otra
media de unto de garça, y una onza de aceite de
almendras amargas, y dos onzas de aceite de
adormideras, una onza de aceite de mata, tanta
trementina lavada como una avellana, una onza de aceite
de pepitas de calabaza, tantas cabezadas de carnero
como un huevo y otro tanto sebo de cabrito. Poner todas
estas cosas en una escudilla de plata o de vidrio, y poner
esta escudilla en una olla o caldera de agua hirviendo a
derretir, de manera que no entre agua en ella. Y poner en
ella tanta cera blanca como una nuez. Y desque sea
derretido, quitarla del fuego y lavarla con agua rosada. Y
si quisieren, le pueden poner tanto solimán como un
garbanzo. Untura para peinar la cabeza Dos libras de
toçino muy gordo y muy anejo hecho tajadas muy
menudas. Y puesto en una olla, poner con él un cuartillo
de lejía de cabeza y cuatro maravedís de alholvas, y
cuatro de linaza, y cuatro de alargyez, y uno de sangre de
drago, y otro de azafrán romí, y otro de cominos rústicos.
Poner la olla al fuego con todas estas cosas, y desque esté
el tocino deshecho, colarlo con otra olla grande y echar
dentro tres o cuatro lagartos. Y tapad la olla muy bien.
Cuézanla en el horno y, cocida, cuélenla y guárdenla en
un bote. Y peinense con ella la cabeça. Lejía para la
cabeza Medio celemín de ceniza de sarmientos cernida, y
una almozada de ceniza de retama. Poner una caldera de
agua de río o fuente al fuego y, desque hierva, echar
aquella ceniza dentro, y dejarle dar dos hervores, y luego
apartarla y dejarla reposar hasta que se aclare. Y tomar
tanta cantidad de aquella lejía como un azumbre, y
echarla en un jarro vidriado, y echar dentro siete onzas de
rasuras blancas quemadas y tapar el jarro. Rallar onza y
media de jabón valenciano y echarlo dentro, y menearlo
hasta que se deslíe. Y peinarse o espumarse la cabeça con
esta lejía al sol, y después lavarse con otra lejía. Y cuando
se peinaren sea con aceite de alegría. Pebetes de
olor para perfumar Tres onzas de menjuí, y una de
estoraque y media de ámbar; media cuarta de almizcle,
un cuarto de algalia y otro de lináloe, y medio cuarto de
azúcar. Molido todo y junto con dos onzas de carbón de
sauz muerto en agua de azahar, y con un maravedí de
miel y con una onza de goma de gante deshecha en agua
almizclada. Y amasado todo. Y hecha masa, hacer los
pebetes y secarlos a la sombra o al sol. Polvillos de
Chipre Tomar la hoja de la encina y secadla, y hazedla
polvos y masadla con agua almizclada. Y poner esta masa
pegada alrededor de una caja y perfumadla con pasticas
dos o tres veces cada día hasta que se enjugue. Y después
de enjuta, tornadla a moler y hacer masa con la misma
agua, y perfumarla de la misma manera. Y hacer esto
tantas veces hasta que hayan tomado los polvos el olor
del perfume. Y luego moledla y, muy polvorizada,
juntaréis con ellos almizcle y ámbar a vuestra voluntad. Y
así serán hechos los polvillos. Ternéis aviso que cuando
perfuméis la masa cubráis la caja muy bien con ropa, de
manera que no salga humo. Ayuda muy buena Tres
onzas de olio violado, otras tres de olio de manzanilla y
otras tres de manteca de vacas. Todo junto y tibio.
Untura para los pechos de paridas Ocho onzas de olio
violado, media escudilla de zumo de hierbabuena y otro
tanto de zumo de perejil, una onza de vinagre y ocho de
agua rosada. Hierva todo junto en una olla hasta que no
quede más cantidad del aceite. Cuájenlo con un poco de
cera. Y después que haya parido la mujer, cuatro o cinco
horas, úntenle los pechos, y pónganle encima de cada
teta un paño horadado por donde salga el pecho. Y
fájenla con una faja limpia, y pónganle ençima unos
paños mojados en agua rosada. Y hagan esto una vez
cada día hasta que se le haya tirado la leche. Y desque no
le venga leche, pónganle encima de los pechos un paño
encerado con cera, y aceite de pepitas, y sebo de cabrito;
y otro en el vientre con cera y aceite de almendras dulces,
y sebo de cabrón. Y traiga estos paños lo que fuere su
voluntad. Remedios para los entuertos cuando
acaban de parir Dar a beber a la mujer, en acabando de
parir, triaca desatada con agua de azahar. Y ponerle en el
vientre una tela de cabrón, y mudar esta tela de tercer a
tercer día tres veces. Ocho yemas de huevos fritos en
aceite de manzanilla y de eneldo, una ochava de
alcaravea, y otra de paja de meca, y otra de canela. Hecho
polvos todo y polvorizadas las yemas con ellos, pongan la
mitad en el vientre y la otra mitad en las caderas, caliente
cuanto lo pueda sufrir. Cocer una gallina con mucha
alcaravea, y alegría, y perejil, y un poco de azafrán. Y
denle a beber una escudilla de aquel caldo caliente.
Receta para quitar manchas Una azumbre de agua clara,
y una hiel de vaca, y un puño de ceniza de sarmientos, y
dos onzas de rasuras de vino blanco molidas. Hierva todo
junto un buen rato, y como haya hervido tirarlo de la
lumbre y echar dentro una onza de piedra alumbre. Y
cuando quisiéredes sacar las manchas, haréis así: si fuere
paño y de color, pondréis encima de la mancha una yema
de huevo batida con un poco de sal; y si fuere el paño
blanco, un poco de jabón; y si fuere lienzo, fregarlo con
zumo de limones y ponerle un poco de jabón. Y después,
a todo lavarlo con el agua o lejía sobredicha. Untura
para peinar la cabeza Poner en una olla de aceite un
lagarto vivo, y un cuero de una culebra recién desollada y
tres limones partidos. Y varada muy bien la olla, ponerla
al fuego y hierba hasta quemado el lagarto. Y como sea
quemado, colar aquel aceite en una redoma y peinarse
con él. Lejía para enrubiar Tomar cuatro celemines
de ceniza de sarmientos, y una libra de ceniza de borras
de vino blanco. Y echadla en una caldera de agua
llovediza, y ponedla al fuego que hierba. Y como haya
hervido, quitadla del fuego y dejadla asentar. Y como sea
asentada, echar en una redoma de aquella lejía, y poner
con ella regaliz y jabón francés, y ponedla al fuego que
hierva. Y espumaréis con esta lexía la cabeza. Y lavaros
con la otra de la caldera, o si no, sea la lejía para lavaros
de ceniza de sarmientos y de olmo. Y si quisiéredes que
os crezca mucho el cabello, echar con esotras cenizas,
ceniza de raíces de hiedra. Polvos para la tos
Tomaréis azúcar muy fino, y harina de habas y orozuz,
destas tres cosas dos partes de cada una; y de orégano y
de granos de hinojo, una parte de cada cosa. Y hareislo
todo polvos y mezcladlos todos juntos. Y el que tuviere
tos o tapamiento de pechos tome de estos polvos a
cucharadas dos o tres veces antes de comer, tomando
una cucharada cada vez; y después de comer, lo mismo; y
cuando se fuere acostar, tome otra cucharada, y no beba
sobre ellos. Untura para crecer y oler el cabello
Quien quisiere que le crezca mucho el cabello y le huela la
cabeça muy bien, acostúmbrese a peinar el cabello, con
unto de buitre, al sol. Receta para hacer alcorzas
Moler el azúcar y pasarlo por cedazo. Y después de
pasada por el cedazo, echarla en un almirez limpio.
Deshacer un poco de ámbar y almizcle en agua de azahar,
y deshacer el azúcar con aquella agua, echándole poco a
poco el agua. Y desque esté hecha masa el azúcar, hacer
las alcorzas y cocerlas. Receta para hacer hiel para el
rostro Tomar cuatro hieles de vaca, y una escudilla de
zumo de limas, y otra escudilla de agua de lana sucia; y
cuatro maravedís de mirra, y cuatro de atíncar, uno de
solimán piedra; una raíz de azucena muy lavada y majada,
otra raíz de taragontía, un poco de miel cruda. Hierva
todo esto en una olla vidriada hasta que se ponga espeso.
Y tendráse aviso que la mirra, y el atíncar, y el solimán y la
miel se ha de hechar después de haber hervido con las
otras cosas. Y después que haya espesado, colarse ha por
un paño de lino. Y puesto en una redoma, pondrán con
ello cuatro maravedís de alcanfor. Conserva para
encarnar los dientes Tomar dos onzas de alumbre
quemado, y otras dos de sangre de drago, y una cuarta de
canela, y una ochava de almástiga. Todas estas cosas
molidas y pasadas por cedazo, las echaréis en diez onzas
de miel cruda en una ollica de barro. Y puesta al fuego,
hierva hasta que espese como letuario. Y haréis una tirica
de lienço y tended de esta conserva por la tirica. Y puesta
sobre las encías. Si la pusiéredes de noche no la quitaréis
hasta la mañana; y enjuaguaréis la boca con vino o con
agua, con lo que más quisiéredes, caliente. Receta
para hacer pasticas de perfume de rosas Tomar una libra
de rosas sin las cabezuelas, y siete onzas de menjuí
molido. Echar las rosas en remojo en agua almizclada y
estén una noche. Sacar después estas rosas y expremidlas
mucho del agua, y majadlas con el menjuí. Y al majar,
poner con ello una cuarta de ámbar y otra de algalia. Y
después de majadas, hacer vuestras pasticas y ponedlas
cada una entre dos hojas de rosas, y secadlas donde no
les dé el sol. Polvos para limpiar y encarnar los
dientes Tomaréis coral rojo, y venera de mar y tierra
sellada, de cada cosa de estas peso de medio real; y de
aljófar, peso de un real; y de espuma de mar, peso de real
y medio. Hechas todas estas cosas polvos. Después de
haveros limpiado con otros polvos los dientes, mojar un
paño de lino delgado en vino blanco tibio, y untado en
estos polvos, traereislo muy mansamente por los dientes
y no os enjuagaréis la boca. Sebo para las manos Dos
riñonadas de cabrón y una de carnero, hecho todo
pedaços. Ponerlo a remojar en agua nueve días, mudarle
cada día el agua. Después lavarlo muy bien, y muy
apurado del agua, derretirlo en una olla vidriada y echarle
al derretir un poco de zumo de limas. Y después colarlo, y
hacer los panes en sus escudillas sobre zumo de limas. Y
después de helado, hechos pedaços los panes, tornadlos
a derretir en un vaso de plata o de vidrio. Y poner con él
aceite de olor, cual quisiéredes y la cantidad que
quisiéredes, y hazed luego vuestros panecicos.
Lavatorio para las encías Tres onzas de agua de llantén y
otras tres de agua rosada; zumo de llantén, dos onzas;
bolástica, peso de real y medio; hojas de oliva, peso de
dos reales; manzana de aciprés peso de real y medio; de
grasa y almáciga molido y puesto en liga dura, de cada
cosa a peso de un real; vinagre rosado onza y media;
mirra, peso de dos reales. Todas estas cosas molidas y
puestas en una olla en diez onzas de vino tinto. Cueza
hasta que mengüe la cuarta parte, y como sea cocido,
colarlo; y enjuagarse la boca con ello. Pelador para
pelar el vello Una cuarta de trementina, media onza de
cera nueva, una onza de almáciga. Ponerlo todo en una
olla al fuego y dé dos o tres hervores, que se derrita todo.
Cuélenlo por un paño delgado en una bacía de agua
limpia. Y antes que se acabe de helar, hacer los panecicos.
Lejía para lavar la cabeza Medio celemín de ceniza de
sarmientos, y otro medio de ceniza de encina, media libra
de rasuras blancas quemadas y molidas, otra media libra
de alegría molida, seis maravedís de ceniza de cendra.
Echarlo todo esto en una caldera a lechos y pisarlo
mucho. Echarle un cántaro de agua y dejarlo reposar dos
o tres horas. Y después cueza hasta que se ponga fuerte,
lo que fuere menester. Poner medio celemín de çeniza en
una coladera, pasar esta lejía por ella y tapar la vasija en
que se colare, que no salga vaho ninguno. Y después de
colada poner con ella una escudilla de miel. Mudas
para el rostro cuando caminan Una docena de granos de
avena muy limpia, dos pepitas de duraznos mondados.
Majar esto todo junto con agua de rostro muy majado.
Echar tanto azúcar candi como una avellana y tanto
encienso como medio garbanço, y deshacerlo muy bien.
Quando quisieren caminar, juntar con ello una gota de
aceite de rasuras y ponerlo en el rostro. Guarda mucho el
rostro. Y si quisieren, pueden ponerlo a la noche y
quitárselo a la mañana lavándose con su agua de rostro.
Es también muy bueno para el rostro. Receta para
hacer aceite de azahar Para cada libra de flor de azahar
una onza de aceite. Sobar la flor del azahar con el aceite y
después de sobado, ponerlo en un vaso al sol y menearlo
de rato en rato; y si fuere el sol muy recio, no lo dejen
más de un día. Y después colarlo, y coger aquel aceite con
una pluma. Y si no quedare con buen olor, tornadle a
poner otra tanta flor y haced lo mismo. Pasticas de
olor para perfumar Dos libras de agua rosada y una libra
de agua de azahar, una libra de menjuí y media de
estoraque, una onza de ámbar y media de almizcle, un
cuarto de algalia. Junto todo y molido, ponerlo con el
agua en una redoma, y poner la redoma al fuego sobre
unas brasas. Menearlo con un palo y cueza hasta que
mengüe de tres partes la una. Y desque haya menguado,
sacar de aquella pasta y hacerla, si quisieres pasticas, y si
no, guardarla así en pasta. Polvos para alcoholar los
ojos Atutía quemada en un crisol nueve veces, y muerta
en agua rosada y curada al aire. Y después molida y
pasada por un cedazo muy espeso. Alcoholarse los ojos
con estos polvos. Receta para hacer ungüento
cetrino Dos dramas de atíncar, una drama de canfora,
medio onza de coral blanco. De yeso cocido, de umbilicos
de marino, de alquitara blanco, de almidón, de cristal, de
autal -que son unas piedras como dientes de perro-, de
encienso blanco, de salitre preparado: de cada cosa de
estas tres dramas. De alabastro dos dramas; de raíz de
serpentina molida y lavada muy bien en agua rosada y
seca al sol, una drama; de albayalde muy blanco, seis
onzas. Todas estas cosas molidas y cernidas, mezclarlas
con diez e ocho onzas de enjundia de puerco fresca
derretida a fuego muy manso, y una onza de enjundia de
gallina, y una drama de sebo de cabra u oveja, digo drama
y media. Juntar todas estas cosas en un tachón de plata y
mezclarlo mucho. Y después de muy bien mezclado, sacar
a una cidra todo el agro y henchirla de esto, y ponerla al
rescoldo y dejarla hasta que hierva un poco. Y como haya
herbido, tornarla al tachón y mecerlo mucho hasta que se
cuaje; y como sea cuajado, guardarlo en un bote de
vidrio. Es bueno para quitar toda señal del rostro,
aclararle y ponerle blanco. Es bueno asimismo para la
gota rosa y para la lepra no confirmada. Polvillos de
olor de Chipre Onza y media de flor de carrasca de la
parte de tramontana, que sea seca a la sombra, y molida
y pasada por cedazo. Una onza de polvos de lirio cárdeno
que sean cogidos en Mayo. Amasar estos polvos con agua
de azahar y rosada, y después poner esta masa en una
escudilla grande y perfumadla con menjuí hasta que se
seque. Y como sea seca, tornarla a polvorizar. Y poner con
los polvos almizcle y estoraque, también polvorizado, y
un poco de algalia destemplada con agua rosada, y
dejarlos secar. Y luego tornarlos a polvorizar y guardarlos
en una redoma de vidrio. Receta de perfumes
comunes Siete onzas de juncia marina, ocho de albohol
remojado en vinagre blanco y sacado el vinagre, dos de
encienso, un poco de láudano, otro poco de espliego,
carbón de sauz preparado en vinagre blanco lo que os
pareciere. Todas estas cosas molidas, y pasadas por
cedazo y juntas, amasarlas con goma de gante remojada
en agua rosada un día natural. Y después de amasada,
hacer de la masa lo que quisiéredes, pebetes o pasticas.
Agua para lavar el rostro Para medio azumbre de
agua tomaréis tantas adormideras como dos cáscaras de
nuez. Y majadas, sacaréis la leche de ellas, y juntadla con
el agua. Y poner con ella tanta atíncar como avellana y
media, y tanto encienso como dos garbanzos, y mirra
como medio garbanzo, y media haba de clarimente, y dos
cascos de azucena, y tanto azúcar candi como una nuez, y
un poco de alquitira. Todas estas cosas molidas y juntas
con el agua. Y puesta el agua en una olla, ponerla al fuego
muy bien tapada. Cueza hasta que mengüe dos dedos. Y
después echarle tanto solimán como peso de tres
cuartillos de real, poco a poco porque no suba el hervor, y
dejadla cocer hasta que mengüe otro medio dedo. Y
después tiradla del fuego y echar dentro un huevo
quebrado con cáscara y todo. Y tapadla y dejadla enfriar.
Y como esté fría echadla en una redoma y poner con ella
tanto alcanfor como un garbanzo, y lavaos con ella.
Receta para hacer morcillas finas Pan rallado, almendras
cortadas, piñones, clavos y canela molido, yemas de
huevos cocidas, manteca de puerco fresca, sal la que
fuere menester, azúcar derretido en agua de olor. Todas
estas cosas amasadas. Y hecha la masa, henchir las tripas
-que sean de las delgadas de vaca- de esta masa. Y
tableadas las tripas, picadas con un alfiler; y puesta una
caldera de agua al fuego, cuando hierva meter las tripas
horadadas dentro, y dejarlas hasta que se paren tiestas.
Agua para lavar el rostro Pies de ánades crudos y
picados, una puesta de vaca, digo de carne de vaca
picada. Junto todo y destilado por una alquitara, lavarse
el rostro con esta agua. Es muy buena. Remedio para
el dolor de ijada Tomarán nueve cochinillas de unas que
andan debajo de los naranjos que, en llegándoles, se
hacen peloticas. Molerlas mucho y deshacerlas en vino
blanco o en agua de azahar, y darlas a beber al enfermo.
Hacer esto treinta días y quitársele ha el dolor de todo
punto. Cuando bebiere esto, el enfermo acostarse ha
sobre el lado donde fuere el dolor. Lavatorio para la
boca Una onza de cabezas de rosas y una cuarta de la
simiente; una onza de cuerno de ciervo quemado hasta
que tome blanco, media onza de cuescos de dátiles, una
cuarta de flor de romero, dos ochavas de almáciga, otro
tanto de sal gema y otras dos de grasa; media ochava de
canela, otra media de clavos. Todas estas cosas molidas y
cocidas en dos cañadas de vinagre blanco fuerte. Muy
cocidas, enjuagar la boca con este lavatorio. Polvillos
de olor De las encinas viejas, tomar una cosa blanca que
se hace encima dellas, que se llama flor de carrasca, y
limpiarla mucho del polvo y palillos y lavarla muy bien en
dos o tres aguas. Y exprimida mucho del agua, ponerla a
remojar en un vaso de vidrio, en agua rosada y de azahar,
partes iguales de estas aguas. Y dejarla en el agua hasta
que se pare como limbo. Y desque esté así, sacarlo y, sin
exprimirlo, ponerlo en una caçuela vidriada. Y poner con
ello dos partes de menjuí y estoraque, molido y cernido. Y
puesta la cazuela al fuego, esté hasta que se enjuague
todo, meneándolo siempre porque no se pegue. Y
después de enjuto, molerlo y pasarlo por un cedazo, y
rociarlo con agua de olor, de manera que no quede muy
mojado. Y poner los polvos encima de un cedazo, y poner
el cedazo encima de una olla que tenga la boca grande, y
poner dentro en la olla un perfumador con pasticas. Y
perfumar estos polvos dos o tres días, tres o cuatro veces
cada día. Y después pasarlos por un cedazo. Y según fuere
la cantidad de polvos, así hecharéis el ámbar raído y
almizcle molido; y junto todo, en un almirez,
destemplados con un poco de agua de olor. Y traedlos
con la mano del almirez hasta tanto que se embeba el
agua. Y desque estén embebidos del agua, ponerlos en
una cosa limpia, en parte donde no les dé el sol, hasta
que se enjuguen. Mostillo para el rostro Tantas uvas
negras como blancas de las más melosas que hallardes.
Pasar los racimos, cada uno por sí, por agua hirviendo dos
o tres veces. Y después sacar el zumo de estos racimos y
colallo. Y puesto en una redoma de vidrio, poner con él
atíncar, y clarimente, y alcanfor, partes iguales de cada
cosa; y muy poco cardenillo; y solimán piedra, lo que os
pareciere que basta; y una poca de miel cruda limpia de
cera. Y poner esta redoma en parte donde no le dé el sol
y el sereno, y dejarla hasta que se aclare. Y desque esté
claro, está bueno. Y es muy bueno para lavar el rostro.
Vino tinto para el rostro Dos azumbres de vino tinto,
ocho maravedís de piedra de solimán, y otros ocho de
mirra, cuatro de alcanfor, cuatro de bórax y otros cuatro
de clarimente; simiente de seis adormideras, tres o
cuatro maravedís de pepitas de calabaza, un maravedí de
cardenillo. Todo esto molido y puesto con el vino. Batir
seis huevos con cáscaras y ponerlos con el vino, y batirlo
todo mucho; y puesto en una redoma todo. Poner la
redoma al sol y menearlo cada día hasta que se aclare. Y
en estando claro, quitar la redoma del sol. Vinagre
para lavar el rostro Poner seis huevos en remojo en
vinagre blanco y dejarlos hasta que se coma la cáscara. Y
después sacarlos, y abrirlos en una bacía y tomar las
yemas, y batirlas en una almofia. Y poner con ellas dos
maravedís de solimán piedra y dos de bórax, y dos de
clarimente, y dos de oropimente, y dos de alcanfor, y dos
de albayalde, y una raíz de taragontía, y una cebolla de
azucena, y una cucharada de miel, y un poco de
hormento, y cuatro maravedís de mirra, y un poco de
vidrio molido, y un poco de canina de perro molida y
cernida, y unos pocos de angelotes. Todas estas cosas
molidas y juntas con las yemas de los huevos. Echar con
ello un cuartillo de vino blanco y unas pocas de las claras
de los huevos, y un poco de vinagre. Y batirlo todo junto
muy bien. Y después batirlo dos o tres días arreo y dejarlo
hasta que se aclare. Agua para lavar el rostro Poner
en una olla nueva un azumbre de vino blanco, y otro de
agua; y poner con ella bórax, clarimente, alcanfor,
cardenillo, solimán piedra, encienso macho, garbanzos
negros, haba de mar, albayalde de tetilla, taragontia,
dormideras, pepitas de calabaças, almendras amargas: de
cada una destas cosas un maravedí. Y molerlas han cada
una por sí. Y poner también un poco de trementina
lavada, y seis limas mondadas y hechas cuartos. Y tapar la
olla muy bien, y ponerla al fuego. Y cueza hasta que
mengüe tres dedos. Y después taparla y cubrirla con ropa
y dexarla estar un buen rato que se repose. Y luego echar
en ella cuatro huevos desmenuzados con cáscara y todo.
Y batirla mucho con un palo, y tornarla a ropar e dexarla
dos o tres días. Y pasados los tres días, colar aquella agua
y guardarla en una redoma para lavarse el rostro con ella.
Receuta para hacer la taragontia para el rostro Tomar
las raízes de la taragontia, muy lavadas y raídas, y
hacerlas tajadas delgadas y enhilarlas en un hilo. Y
ponerlas a secar de manera que se puedan moler. Y
molidas, pasarlas por un cedazo. Y sacar leche de pepitas
de calabazas y de adormideras que sea espesa. Y echar de
esta leche en los polvos hasta que se paren como lodo. Y
embarrar este lodo en una almolfía vidriada, y dejarlo
secar. Y después tornarlos a moler y tornar a hacer lo
mismo que antes con la leche. Y después de secos, tornar
a moler esto y cernerlo. Y al moler echarle un poco de
albayalde de espuma y ponerlos en una caja entre
papeles a lechos. Y quando se laven el rostro como se lo
acaban de lavar, tomar de estos polvos en un paño
mojado, y vuelto el paño lavarse con esto. Y si quisieren
poner con ello un poco de solimán es muy bueno.
Receuta para hacer un obispo de puerco Dos libras de
puerco que sea de lomo y haya estado un día en adobo
con la tripa. Lavadas después y picadas con una docena
de huevos cozidos y con una libra de manteca. Y después
de picado, echallo en una almofía y juntar con ello una
docena de huevos crudos, y cuarta y media de clavos, y
canela molida, y un poco de pimienta, y encorporarlo
todo muy bien. Y desque encorporado, y puesta la sal que
fuere menester, henchir la tripa dello y poner a trechos
las yemas de huevos cocidas que quisieren. Receta
para hacer conserva de alhajú Amasar harina muy
cernida y con aceite y agua. Y dejar la masa algo dura y
sobarla mucho. Y hecha tortas delgadas cocerlas mucho,
que se puedan moler; y molerlas y cernerlas. Y luego
tomar un celemín de nuezes mondadas y muy limpias, y
dos libras de almendras mondadas y tostadas. Y
entremajadas las nueces y almendras, juntarlas. Poner un
azumbre de miel al fuego bien medida, y la mejor que
halláredes, espumarla y tornarla al fuego. Y cuando suba
la miel, echar las nueces y almendras dentro. Y cuezan
hasta que esté la miel cocida. Y como lo esté, quitarlo del
fuego y poner con ello medio celemín raído de aquella
harina de las tortas, y menearlo mucho. Y luego échenle
media onza de clavos y otra media de canela, y dos
nuezes de especias, molido todo. Y tórnenlo a mecer
mucho. Y luego háganlo tortas o pónganlo en caxas, como
quisieren más. Receta para hacer aceite de azahar
Las almendras secas de las más frescas que halláredes,
mondadas y partidas por medio, puestas a lechos entre
azahar y tenerlas así nueve días. Majar las almendras
mucho y sonrosarlas en una bacía, y exprimir el aceite de
ellas, y echar dentro un poco de almizcle, y ámbar. Y
poner una olla de agua al fuego. Y como hierva, poner
dentro el vaso donde estuviere el aceite, de manera que
no llegue el agua al aceite, y reciba tres o cuatro
hervores. Y luego sacarlo y guardarlo emvuelto en
algodones. Receta para hacer tortas de pechugas de
gallinas Dos pechugas de gallina cocidas y majadas, una
libra de almendras mondadas y majadas, y media libra de
azúcar; un poco de queso de Mallorca, agua rosada la que
fuere menester, doce claras de huevos muy batidas, un
poco de jengibre, un poco de sal. Todo revuelto, puesto
en una sartén y cubierta y puesta al fuego. Cuando
estuviere medio cocida, apartarla y rociarla con agua
rosada. Y polvorizarla con azúcar molido, y vuelva
después a acabar de cozer. Receta para pasteles de
membrillos Tomar los membrillos los más lisos que
hallares, y mondarlos, y hacerles un agujero como un real
desde el pezón hasta el otro cabo, y sacarle las pepitas. Y
henchir el agua de azúcar, y canela y manteca de vacas,
tanto de uno como de otro. Y tapar el agujero con
manteca de vacas. Y poner en cada membrillo una docena
de clavos enteros. Y poner en cada pastel tres o cuatro
membrillos, y lo bacío del pastel henchirlo de yemas de
huevos; y tapar el pastel y cocerlo en el horno. La masa
del pastel será masada con manteca de vacas fresca.
Receta para conserva de azahar Limpiar la flor y, lavada,
majarla y exprimirla con las manos muy bien; y después
lavarla en agua limpia mudándole el agua hasta que se
pare el azahar dulce. Y como sea dulce, tomar dos partes
de flor y una de azúcar clarificado en punto alto, y otra de
miel apurado. Y desque esté frío, echar dentro el azahar
muy premido con las manos, y revolvedlo muy bien, y
ponedle un poco de almizcle deshecho en agua de olor.
Receta para hacer conserva de alojas Para seis onzas
de almidón dos libras de azúcar. Echar el almidón en una
escudilla de agua rosada y derretir el azúcar en otra
escudilla de agua rosada. Y en dando tres o cuatro
hervores, echarle una clara de huevo batido. Y en
tornando a hervir, colarla por un paño espeso. Y colar el
almidón. Y junto con el azúcar, ponedlo al fuego. Y esté al
fuego hasta que se ponga espeso, meneándolo siempre. Y
como esté espeso, echadlo en sus cajas. Receta para
empanadas de membrillos Los membrillos mondados y
hechos cuartos ponerlos en una sartén, cubrirlos de agua
y miel. Y puesta la sartén al fuego, volver los membrillos
muchas vezes. Y desque estén blancos, quitadlos y hacer
las empanadas. Y puestas las tajadas de los membrillos en
la empanada, poner por encima azúcar y canela; y de la
miel en que han cocido, una poca. Y tapada la empanada,
cueza en el horno. Haréis encima de la empanada un
agujero y, a medio cozer, le echaréis otro poco de miel; y
acabarán de cozer. Y para ver si son cocidas o no haréis
así: meter por el agujero un palo, y si la miel hace hilo
están cocidas y si no, no. Receta para hacer turrones
Para cada libra de miel una clara de huevo muy batida y
junta con la miel. Y batida mucho, dejarla reposar un día.
Y al otro día, cocer la miel meneándola siempre sin parar
hasta que esté muy cocida. Ver se ha si está cocida de
esta manera: echad una gota de miel en una escudilla de
agua fría, y si después de estar fría se desmenuza, es
cocida y si no, no. Y como esté cocida, echad dentro
piñones, o almendras, o avellanas tostadas y mondadas. Y
esté un poco al fuego. Y luego quitadlo, y hacer piñas o
tajadas, lo que más quisiéredes, dello. Receta para
cazuela de arroz Pondréis en una cazuela arroz y queso
rallado, que sea muy bueno, y sal; y revolverlo todo muy
bien. Y luego pondréis con ello el caldo que os parecerá
que basta, será el caldo de carne gruesa. Y pondréis
encima la carne que quisiéredes, y cocerá en el horno. Y
cuando esté casi cocida, sacadla y poner encima de todo
tajadas de queso fresco, y yemas de huevos y especias. Y
luego torne al horno y acabe de cocer. Y como sea cocida,
haréis platos o escudillas de ellos, cual más quisiéredes.
Receta de un manjar dicho viafora Almendras medio
tostadas, majadas y destempladas con caldo grueso de
gallina o carnero. Colada aquella leche y puesta en una
olla, poner con ella carne de carnero que sea de pierna no
muy asada, picada muy menuda, y un poco de azúcar, y
canela y muy poco de jengibre. Y cueza meneándola
siempre hasta que se ponga espeso. Y como sea cocido,
haréis escudillas de ello con azúcar y canela por encima.
Receta para aderezar un capón a uso de florencia
Majad almendras mondadas en un molino de hacer
mostaza, y destempladas con dos partes de caldo del
capón y una de agraz. Y para una libra de almendras,
pondréis cuatro onzas de azúcar y un poco de jengibre
mojado con agua rosada y de la gordura del capón, y seis
onzas de almidón y una escudilla de agua rosada. Y junto
todo cueza. Y como sea cocido, y el capón cocido,
pondréis el capón en un plato cortado; y le echaréis por
encima de esta salsa, y azúcar y canela. Receta para
hacer friteletes Queso fresco amasado con harina, y
claras de huevos y azúcar. Frito después en manteca de
puerco y puesto por encima azúcar y agua rosada.
Receta para pasta real Las almendras mondadas las
cortaréis en cuartos como piñones. Y luego tomaréis
azúcar molido; y para dos escudillas de azúcar tomar una
de agua rosada. Y junto todo, pondreislo a cocer; y como
sea cozido, es hecha la pasta real. Receta para hacer
hiprocás Para una arroba de vino cuatro onzas de canela
y diez libras de azúcar; revuelto todo en un lebrillo muy
bien. Y ponerlo en una manga para que se cuele, y poner
en la manga un poco de almizcle. Acaravias reales
Harina muy cernida batida con leche y huevos, partes
iguales, hasta que se ponga muy rala. Y luego ponerla en
una olla y poner la olla junto al fuego. Y desde a una ora,
poner una sartén al fuego con mucha manteca. Y poner
de la masa en una cazuela que tenga hechos cinco
agujeros y caiga la masa por aquellos agujeros en la
manteca; y darles la vuelta y sacarlas. Y como las saquen,
poner la una encima de la otra echándoles azúcar molido
por encima. Duraznos en azúcar Tomar los duraznos
no muy maduros, y mondarlos y sacarles el cuesco de
manera que quede el durazno entero. Y poner el azúcar al
fuego a clarificar. Y mientras el azúcar se clarifica, poner
los duraznos en agua fría. Y después de clarificado y
espumado sacar los duraznos y, enjutos del agua muy
bien, echarlos en el azúcar. Y poner el azúcar al fuego, y
cueza a fuego manso hasta que estén bien cozidos, que se
verá tomando un puntel y punzándolos; si el puntel
pasare, están cocidos. Y como sean cocidos, sacarlos del
azúcar uno a uno. Y puestos en sus platos, ponerlos al sol
hasta que se sequen. Y como sean secos, tornar a
clarificar azúcar en punto alto, y poner en él un poco de
almizcle. Y como sea el azúcar clarificado, pasarlos uno a
uno por él con un tenedor; y tornarlos a los platos. Y
secarlos al sol y, desque secos, guardarlos. Receta
para mazapanes Tanto azúcar como almendras, el azúcar
molido y las almendras majadas; amasarlo todo con agua
rosada. Y hechos los mazapanes, llevarlos al horno y, a
medio cocer, sacarlos y echarles por encima azúcar
cernido, y tornarlos al horno que acaben de cocer.
Hacerse han los maçapanes sobre obleas. Receta
para mazapanes Tanto azúcar como almendras. Poner el
azúcar al fuego con agua de azahar. Y desque haya dado
dos o tres hervores, bajarlo y clarificarlo con su clara de
huevo. Y tornarlo luego a cocer hasta que se pare como
miel; y bajarlo y dejarlo resfriar. Y como esté frío, echar
las almendras majadas dentro. Y antes que se acabe de
resfriar, amasarlo todo muy bien. Y hacer los mazapanes,
y ponerles por encima su cara de azúcar molido y llevarlos
al horno. Receta para blanquear el azúcar y limpiarla
Poner el azúcar al fuego y, en comenzando a hervir, batir
dos o tres claras de huevos muy bien, y el espuma que
hicieren echarla en el azúcar. Y cuando el azúcar hiciere
espuma, espumarla muy bien. Y tornar a ponerle más de
la espuma de las claras de huevos, y tornar a espumarla. Y
hacer esto dos o tres vezes, y quedará buena. Mudas
para las manos Tomar una escudilla de zumo de raíces de
lirio cárdeno, y onza y media de jabón francés, y tanta
manteca de vaca fresca y sin sal como dos huevos. Cueza
todo junto en una ollica hasta que se espese. Y
despondreislo tres días en las manos, cada día dos veces,
a la mañana una y a la noche otra. Y después lo traeréis
en las manos quince días sin lavaros trayendo guantes
siempre en las manos. Manual de mujeres en el
cual se contienen muchas y diversas recetas

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Marco legal
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¿A quién se obligaba a peregrinar en el medievo?
Hubo miles de peregrinos forzados a hacer el Camino de
Santiago para pagar por los delitos cometidos.

María Fernández Rei


Muchísimos criminales de la Edad
Media emprendieron el viaje a Santiago de
Compostela obligados, bien por una sentencia civil,
bien por una penitencia canónica.
Había algunos tribunales europeos que castigaban a
los penados a distintas peregrinaciones en función
del atentado cometido.
Por ejemplo, el de Lovaina del siglo XVI sentenciaba
en función de la agresión infringida: herida
superficial, camino a Estrasburgo; herida profunda,
Camino de Milán; mutilación de un miembro, Camino
de Santiago.
El adulterio era otro cargo criminal por el que se
obligaba a peregrinar.
Peculiares fueron también las caminatas “forzadas”
masivas.
Así, cuando en 1326 se firmó el Tratado de Navidad
entre el rey de Francia y el conde Luis de Flandes, se
estableció que 300 personas debían peregrinar
para hacer efectivo el pacto: cien a Santiago, cien a
Saint Gilles y otras tantas a Rocamador.

Otra modalidad bastante habitual era la peregrinación


“por poderes”. Dado que, teóricamente, quien llegara
a Santiago alcanzaba la salvación, muchos nobles
con agendas demasiado repletas de actividades
pagaban a caminantes vicarios para que realizaran
el Camino por ellos.
La peregrinación a Compostela en la Edad Media
La construcción de un camino más seguro a finales del
siglo XI significó un acicate decisivo para los deseos del
peregrino.

Muy Historia
Alfonso VI lo hizo en el tramo de Castilla y León,
mientras que más allá, en Navarra y Aragón, el rey
Sancho Ramírez ponía a punto nuevas vías más
fácilmente transitables. De esta forma, los viajeros
europeos comenzaron a llegar tanto por la ruta
franco-navarra –a través del paso de Roncesvalles–
como por la franco-aragonesa, cruzando el paso de
Somport, en Huesca.
Esos caminos se llenaron de personajes provenientes
de lugares muy lejanos: sabemos que afluían desde
Alemania en gran cantidad, pero también desde el
norte de Europa o las Islas Británicas.
La peregrinación se convirtió en un asunto universal,
movido por un ramillete de motivaciones diversas.
Las dos razones más habituales para emprender el
viaje a Santiago eran la propia devoción personal hacia
el Santo –muy desarrollada por todas las razones antes
explicadas– y, en segundo lugar, la peregrinatio pro
voto, es decir, el compromiso o voto contraído ante
el apóstol en un momento de grave dificultad
personal (como una enfermedad o un accidente). Para
obtener la gracia, el beneficiario se obligaba a
emprender el viaje hasta su tumba como pago y
reconocimiento. Estos votos siguen siendo hoy –tantos
siglos después– un poderoso reclamo para emprender
el viaje hasta Santiago.
Otro motivo bastante extendido era la peregrinatio ex
poenitentia, esto es, el viaje como forma de redimir
algún pecado grave. Esta pena se aplicaba contra
eclesiásticos que habían faltado a sus votos y
obligaciones, pero también contra civiles. La
peregrinación era una pena impuesta
habitualmente por los tribunales eclesiásticos para
aquellos acusados de haber cometido adulterio.
Incluso se les obligaba a vestir con signos distintivos de
su falta (las mujeres, con sayas blancas). A su llegada a
Santiago, eran recibidos por un comité de penas de
adulterio en la Portada de las Platerías, que no servía
sino para recordarles la falta cometida. Pero, pasada la
vergüenza, finalmente podían obtener del arzobispo de
Santiago un certificado que los redimiera de su pecado.
Esta práctica de la peregrinación penitencial se amplió
a algunos delitos civiles, a partir del siglo XIII, en
Alemania y Flandes. Por ejemplo, se aplicaba a reos de
delitos de agresión con resultado de mutilación, y
también a los que habían incurrido en acusaciones
falsas. A partir de la reforma protestante, muy intensa
en los lugares citados, esta tipología de peregrinación
decaería, pero curiosamente no quedaría olvidada del
todo. Tanto es así que, en 1982, una asociación belga
emprendería un proyecto en colaboración con la
administración de justicia del país por el
que quedarían liberados de la cárcel aquellos
jóvenes delincuentes que aceptasen realizar la
peregrinación a Santiago –que se encuentra a casi
2.500 kilómetros de Bruselas– como pena por sus
delitos. Se conoce como Proyecto Oikoten y a él se han
acogido más de 350 jóvenes condenados desde
entonces.

Fútbol escocés

Before football, there was Ba’ Game! Arduous and epic,


Ba’ Game, which is essentially a medieval take on football
or ‘mob football’, is still played across many Scottish
communities today. In great Scots style, there are no
rules. Just two teams of men, the uppies or doonies,
chosen by geographical location. The aim is to get the ba’
or ball into the goal — which can range from the harbor
water to a wall! Free from a referee, the game is self-
regulating and can include anywhere up to 350 men or
more. It involves a great deal of community camaraderie.
Some games can last up to five hours with no breaks.
Since Ba’ Game is typically an annual affair, communities
prepare by barricading shops and buildings to prevent
any damage from the impending mammoth scrum of
players frantically reaching for the ba

Año nuevo escocés

Hogmanay is the term given to New Year’s Eve in


Scotland. People from far and near celebrate with a string
of parties, many of which involve a ceilidh and Scottish
dishes like haggis, neeps and tatties, and shortbread. Like
any good knees-up event, barrels of booze (including
Scottish whisky and gin) are involved! Edinburgh’s iconic
Hogmanay festivities are praised as being the largest New
Year’s Eve celebration in the world. Every year, the street
party accommodates thousands of people while live big-
name bands and entertainers pop up on multiple stages
across the city centre. A resplendent fireworks display
paints the sky on the hour every hour. In the Old Town, a
giant ceilidh takes place. When the clock strikes midnight,
crowds and groups link arms and belt out ‘Auld Lang
Syne’, usually accompanied by bagpipes, before running
in and out of the circle at the last verse.

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