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Sustentante:

Eliana Zapata Diaz 22-0236

Kamila Peña Soto 22-0186

Emmanuel Ferreras 22-0233

Omar Álvarez 22-0211

Asignatura:

Derecho Internacional Público

Fecha:

15/11/2023

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Bélgica contra Senegal

Un caso histórico y fundamental que involucra tanto el derecho internacional


público como los derechos humanos es el caso "Bélgica contra Senegal" ante la
Corte Internacional de Justicia (CIJ), relacionado con la persecución del ex
dictador de Chad, Hissène Habré.

Hissène Habré gobernó Chad desde 1982 hasta 1990 y su régimen fue acusado
de graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo tortura, ejecuciones
extrajudiciales y crímenes de lesa humanidad. Después de ser derrocado en
1990, Habré se exilió en Senegal.

Bélgica presentó una demanda contra Senegal en 2000 ante la CIJ, alegando
que Senegal, como Estado parte de la Convención contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, estaba obligado a enjuiciar
a Habré o extraditarlo a Bélgica para enfrentar cargos por crímenes
internacionales.

En 2012, la CIJ falló a favor de Bélgica y determinó que Senegal había


incumplido su obligación de juzgar a Habré o extraditarlo a Bélgica. Este fallo
impulsó a Senegal a establecer un tribunal especial para juzgar a Habré por
crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y tortura. En 2016, Hissène
Habré fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal Especial Africano en
Dakar, Senegal.

Este caso destaca la importancia de la jurisdicción internacional en la


persecución de individuos responsables de graves violaciones a los derechos
humanos, incluso cuando se encuentran en el extranjero, y subraya la
responsabilidad de los Estados en la aplicación del derecho internacional en
casos de crímenes de lesa humanidad.

Tras años de gobierno autoritario en Chad, Hissène Habré fue derrocado en


1990 y se exilió en Senegal. Durante su mandato, su régimen fue acusado de
cometer crímenes de lesa humanidad, incluyendo ejecuciones extrajudiciales,
torturas sistemáticas y otras violaciones graves a los derechos humanos. Las

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organizaciones de derechos humanos y las víctimas de su régimen buscaron
justicia en múltiples ocasiones.

En 2000, Bélgica invocó la jurisdicción universal y presentó una demanda ante


la Corte Internacional de Justicia (CIJ) contra Senegal. Bélgica argumentó que
Senegal, como Estado parte de la Convención contra la Tortura, tenía la
obligación de juzgar a Habré o extraditarlo a Bélgica para ser juzgado allí por
crímenes internacionales.

En su fallo en 2012, la CIJ decidió que Senegal había violado su obligación


internacional al no enjuiciar a Hissène Habré o extraditarlo a Bélgica. Este fallo
fue crucial, ya que instó a Senegal a tomar medidas concretas para enfrentar la
situación.

En respuesta al fallo de la CIJ, Senegal estableció un tribunal especial con el


apoyo de la Unión Africana, conocido como el Tribunal Especial Africano en
Dakar, Senegal, para juzgar a Hissène Habré. El tribunal se conformó en 2013 y
llevó a cabo un juicio que duró desde julio de 2015 hasta mayo de 2016.

En 2016, el tribunal especial condenó a Hissène Habré a cadena perpetua por


crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y tortura. Este histórico juicio
marcó la primera vez que un ex jefe de Estado africano fue juzgado y condenado
en África por un tribunal africano por violaciones a los derechos humanos.

El caso "Bélgica contra Senegal" es significativo, ya que ilustra cómo la


jurisdicción universal y la presión internacional pueden contribuir a la rendición
de cuentas de líderes responsables de graves violaciones a los derechos
humanos, demostrando la importancia de la cooperación internacional en la
búsqueda de justicia. Además, este caso destaca la relevancia de los tribunales
internacionales y regionales en la lucha contra la impunidad por crímenes de lesa
humanidad.

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Nicaragua contra Estados Unidos 1986

Contexto del caso: En 1984, Nicaragua presentó un caso contra los Estados
Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, acusándolos de violar el derecho
internacional, incluyendo la Carta de las Naciones Unidas y el derecho
internacional consuetudinario, a través de su intervención en asuntos internos de
Nicaragua. Se le acusó de una serie de actos violatorios del Derecho
Internacional, como minar puertos, atacar instalaciones petroleras y otros
objetivos, sobrevolar ilegalmente el territorio nicaragüense, apoyar a bandas
armadas opuestas al gobierno legítimo de Nicaragua, estimular la comisión de
conductas contrarias a los principios generales de derecho humanitario y
presionar económicamente a Nicaragua

Argumentos de Nicaragua: Nicaragua alegó que Estados Unidos había


intervenido militarmente en su país, apoyando a grupos armados conocidos
como "contras" que buscaban derrocar al gobierno sandinista. Argumentaron
que esta intervención violaba la soberanía de Nicaragua y el principio de no
intervención en asuntos internos de otros estados.

Argumentos de Estados Unidos: Estados Unidos negó las acusaciones de


Nicaragua, argumentando que su apoyo a los "contras" no constituía una
violación del derecho internacional. Afirmaron que estaban actuando en legítima
defensa y que su involucramiento no era incompatible con las normas
internacionales.

Resultado: En 1986, la Corte Internacional de Justicia emitió un fallo dividido. La


Corte encontró a Estados Unidos culpable de violar el derecho internacional al
intervenir en asuntos internos de Nicaragua y causar daño a su integridad
territorial. La Corte Internacional de Justicia ordenó a Estados Unidos que cesará
su intervención ilegal en Nicaragua y pagará una indemnización por los daños
causados.

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Seguimiento del caso: Estados Unidos inicialmente rechazó la jurisdicción de la
Corte Internacional de Justicia en este asunto y se negó a acatar el fallo. Más
tarde, en 1987, Estados Unidos retiró su aceptación de la jurisdicción obligatoria
de la Corte Internacional de Justicia en casos que involucran asuntos militares y
de seguridad nacional, anulando así la competencia de la Corte para resolver
casos similares futuros.

Este caso es significativo porque muestra cómo un país acusó a otro de violar el
derecho internacional público y los derechos humanos ante la Corte
Internacional de Justicia. Además, resalta la complejidad de hacer cumplir los
fallos de la Corte Internacional de Justicia cuando los países pueden rechazar
su jurisdicción o tomar decisiones desfavorables.

Yugoslavia contra Bélgica 2 junio de 1999

Yugoslavia contra Bélgica: En el año 1999, la República Federativa de


Yugoslavia, interpone una demanda frente a la corte internacional de justicia
contra el Reino de Bélgica por supuestos ataques con el fin de provocar un
genocidio de yugoslavos, con la colaboración de otros estados miembros de la
OTAN.

Bélgica responde contra esta demanda, pues ponía en riesgo su integridad y su


reputación frente a las comunidades internacionales, además de que esta
alegaba que no se había realizado ningún intento de genocidio contra el pueblo
yugoslavo.

Argumentos de Yugoslavia: Yugoslavia hizo referencia a las declaraciones en


las que ambos países acordaron someterse a la jurisdicción obligatoria de la
Corte en casos relacionados con cualquier otro Estado que también aceptara
esa obligación (según el párrafo 2 del Artículo 36 del Estatuto de la Corte).

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También se basó en el artículo IX de la Convención para la Prevención y la
Sanción del Delito de Genocidio.

Que su territorio fue bombardeado constantemente desde abril de 1999 hasta


pasado junio del mismo año, haciendo que se pierdan innumerables vidas
humanas en el proceso durante estos bombardeos de parte de Bélgica y los
demás países de la OTAN.

En referencia a la objeción planteada por Bélgica, la cual sostiene que


Yugoslavia no ostenta la condición de Estado Miembro de las Naciones Unidas,
de acuerdo con la resolución 47/1 (1992) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas. Esta condición, según la argumentación belga, excluye a
Yugoslavia del ámbito del Estatuto de la Corte Internacional. Como
consecuencia de esta exclusión, se argumenta que Yugoslavia carecería de la
facultad para suscribir la cláusula facultativa de jurisdicción obligatoria.

En respuesta a este planteamiento, la Corte Internacional de Justicia ha decidido


no adentrarse en el análisis de esta cuestión específica. Su razonamiento se
basa en la conclusión de que las declaraciones en consideración no constituyen
un fundamento suficiente para establecer la competencia de la Corte en este
caso particular.

Argumentos de Bélgica: En relación con la afirmación de Bélgica de que


Yugoslavia no es un Estado Miembro de las Naciones Unidas según lo
establecido en la resolución 47/1 (1992) de la Asamblea General de las Naciones
Unidas y, por lo tanto, no es parte del Estatuto de la Corte, y como resultado no
puede aceptar la cláusula opcional de jurisdicción obligatoria, la Corte sostiene
que no es necesario examinar este asunto, ya que ha llegado a la conclusión de
que las declaraciones no proporcionan ninguna base para la competencia.

Este argumento es usado por Bélgica, pues la República Federativa de


Yugoslavia había sido previamente un territorio de otro país como lo era la
URSS, además de que posterior a la desintegración de la URSS, Yugoslavia
paso a ser una república socialista hasta que desemboca la guerra de Yugoslavia
que pasaría a tomar otro nombre y posteriormente su desintegración como único
estado.

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En contraposición, Bélgica, al hacer referencia a la definición de genocidio
establecida en la Convención, destaca la importancia del "elemento intencional,
el propósito de destruir todo o parte de un [grupo] étnico, racial o religioso".
Bélgica sostiene que Yugoslavia no puede proporcionar ninguna evidencia que
respalde la existencia de dicho propósito en este caso específico. La Corte
Internacional de Justicia, al interpretar la Convención, subraya que la
característica fundamental del genocidio implica la destrucción intencional de un
grupo nacional, étnico, racial o religioso. Además, enfatiza que "la amenaza o el
uso de la fuerza contra un Estado no puede considerarse, por sí solo, un acto de
genocidio según lo estipulado en el artículo II de la Convención sobre el
Genocidio". La Corte añade que, en su evaluación, no parece que, en la fase
actual del proceso, los bombardeos alegados por Yugoslavia como base de su
demanda "ciertamente contengan el elemento de intencionalidad con respecto a
un grupo como tal, como se requiere en la disposición".

Decisión de la corte: La corte rechaza el pedimento de Yugoslavia en contra de


Bélgica, “Que se mencionen las medidas provisionales propuestas por la
República Federativa de Yugoslavia el 29 de abril de 1999”.

Caso Bosnia vs Serbia

Caso Bosnia y Herzegovina contra Serbia en 2007 se enmarca en los eventos


trágicos ocurridos durante la Guerra de Bosnia (1992-1995), que fue parte del
desmembramiento de la antigua Yugoslavia. Durante este conflicto, se llevaron
a cabo graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo genocidios,
crímenes de guerra y limpieza étnica.

Uno de los episodios más notorios fue la masacre de Srebrenica en julio de 1995,
donde fuerzas serbias asesinaron a más de 7,000 hombres y niños bosníacos
musulmanes. Este acto fue posteriormente reconocido como genocidio por la
comunidad internacional.

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En el caso presentado ante la CIJ, Bosnia y Herzegovina acusó a Serbia de ser
responsable por genocidio, alegando que había apoyado y alentado a las fuerzas
serbias en Bosnia que llevaron a cabo estos crímenes. La demanda se basó en
la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948,
que prohíbe y castiga el genocidio como un crimen internacional.

El tribunal tuvo que considerar si Serbia tenía responsabilidad directa por los
actos de genocidio o si, en cambio, era responsable por no haber tomado
medidas para prevenir o castigar estos crímenes. El veredicto de la CIJ en 2007
reconoció la gravedad de los crímenes cometidos pero concluyó que no había
pruebas suficientes para establecer que Serbia fue cómplice en el genocidio. Sin
embargo, señaló que Serbia no cumplió con su deber de prevenir el genocidio y
castigar a los responsables, marcando así un punto importante en la
jurisprudencia internacional sobre responsabilidad estatal en casos de genocidio.

La CIJ, en su fallo del 26 de febrero de 2007, dictaminó que Serbia no era


responsable de cometer genocidio, pero encontró que había violado su
obligación de prevenir el genocidio. Este veredicto reflejó la complejidad de
establecer la responsabilidad directa de un Estado en actos específicos de
genocidio y subrayó la importancia de la obligación de prevenir tales crímenes.

El tribunal reconoció la masacre de Srebrenica en 1995 como un acto de


genocidio, pero no atribuyó la responsabilidad directa a Serbia. Sin embargo,
señaló que Serbia no había hecho lo suficiente para prevenir el genocidio y
castigar a los responsables. Esta decisión marcó un precedente al establecer
que los Estados pueden ser responsables por no prevenir genocidios, incluso si
no son directamente responsables de cometerlos.

El caso Bosnia y Herzegovina contra Serbia en 2007 destacó la importancia de


la responsabilidad estatal en la protección de los derechos humanos y sentó las
bases para futuros litigios internacionales relacionados con crímenes de lesa

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humanidad. La decisión de la CIJ contribuyó a la evolución del derecho
internacional en relación con la prevención y castigo de genocidios, consolidando
la idea de que los Estados tienen la obligación de actuar para prevenir
atrocidades y proteger a

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