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LA EJECUCION DE LA SENTENCIA EN EL CONTENCIOSO

TRIBUTARIO Y EL JUICIO EJECUTIVO

1-. LA EJECUCION DE LA SENTENCIA EN EL CONTENCIOSO TRIBUTARIO

Nos toca exponer la nueva regulación sobre la ejecución de sentencias en el contencioso tributario,
figura novedosa establecida en el Título VI, capítulo I, sección quinta (artículos 280 y siguientes)
del Código Orgánico Tributario de 2001 , a través de la cual se persigue la efectiva materialización
del mandato previsto en la sentencia.

Como es sabido, la jurisdicción se compone de dos grandes fases , la primera de ellas, la


cognición, es aquella mediante la cual se declara el derecho en litigio , vale decir, se reconoce al
actor la pretensión deducida en juicio o, si es el caso, dicha pretensión no le es reconocida y por
tanto el demandado queda liberado. La otra fase es la de ejecución de aquella declaración, donde
se persigue el efectivo cumplimiento de ese mandato establecido en la decisión jurisdiccional, el
cual debe cumplirse aun en contra de la voluntad del demandado .

Es a esta etapa de la jurisdicción a que se contrae nuestra exposición en su primera parte, sólo a la
fase final, a la ejecución. Si bien puede también estudiarse la ejecución de la sentencia contra la
Administración, no lo haremos en el presente estudio, limitándonos a señalar que han habido
importantes y muy buenos trabajos tanto nacionales como de derecho comparado que nos
muestran el desarrollo de la jurisdicción en nuestros días .

Ahora bien, analizando la estructura de la ejecución de la sentencia en el contencioso tributario,


podemos observar que el vigente Código Orgánico Tributario creó un paralelismo entre esta fase
de ejecución y el juicio ejecutivo, donde ambos procesos (ejecutivos) prácticamente van de la
mano. En efecto, al ejecutarse la sentencia en el contencioso tributario, declarado el recurso
contencioso tributario sin lugar o parcialmente con lugar (artículo 280 COT), puede darse el caso
que ya los bienes se encuentren embargados, en razón de que el artículo 263 (no suspensión de
efectos) prevé la posibilidad del inicio del juicio ejecutivo de inmediato y cuando existan bienes
embargados y estos alcancen para cubrir el crédito fiscal, deberá procederse al remate de tales
bienes de inmediato, conforme lo previsto en el artículo 284 del Código Orgánico Tributario.

Sin embargo, se debe tener claro que este procedimiento de ejecución de sentencia sólo será
aplicable cuando el Tribunal Superior Contencioso Tributario haya tenido una cognición completa
de la pretensión, vale decir, sólo será susceptible de ejecución la sentencia definitiva que resuelva
el fondo del asunto .

De seguidas pasamos a analizar el contenido de las disposiciones relativas a la ejecución de


sentencias en el contencioso tributario, haciendo algunas consideraciones sobre las garantías
constitucionales de la ejecución.

Entre las primeras garantías constitucionales que amparan a la ejecución de las decisiones
jurisdiccionales, debemos mencionar la eficacia de la tutela jurisdiccional, esto es, que la ejecución
debe adoptar aquellos medios que sean precisos para proporcionar al ejecutante una completa
satisfacción jurídica. Estos pueden ser fundamentalmente de dos clases: medios encaminados a
lograr que el obligado, con su propia participación, cumpla con la prestación debida (medios de
coacción), y medios dirigidos a proporcionar al acreedor dicha prestación, independientemente de
la voluntad del deudor (medios de subrogación) .

En íntima correlación con la garantía de eficacia se presenta la del carácter forzoso de la ejecución.
La ejecución prescinde de la voluntad del ejecutado para el cumplimiento. Permite adentrarse en
su esfera jurídica para compeler su voluntad o afectar su patrimonio a la efectiva tutela del
ejecutante. Llega incluso a levantar la garantía constitucional de inviolabilidad del domicilio si es
preciso. La ejecución supone coacción sobre el ejecutado. Es irrelevante para la ejecución el
cumplimiento voluntario del pronunciamiento jurisdiccional (en efecto éste excluye precisamente la
ejecución forzosa).

Ahora bien, el verdadero problema que plantea la ejecución de la sentencia en el contencioso


tributario, está relacionado con los presupuestos establecidos por el Código Orgánico Tributario
para su procedencia, a saber: a) la existencia de un título ejecutivo; b) el tribunal competente para
ejecutar la decisión y c) un patrimonio susceptible de ejecución.

En cuanto al título ejecutivo, está constituido por la sentencia definitivamente firme, contra la cual
ya se han agotado todos los recursos o dichos recursos no fueron interpuestos oportunamente, lo
cual permite al acto jurisdiccional adquirir el carácter de cosa juzgada y por ello no sometida a
cambios o modificaciones. Esta interpretación se deriva directamente del artículo 524 del Código
de Procedimiento Civil, el cual dispone:

"Cuando la sentencia haya quedado definitivamente firme, el Tribunal a petición de parte


interesada pondrá un decreto ordenando su ejecución".

Igualmente, el artículo 280 del Código Orgánico Tributario establece que una vez la sentencia haya
quedado definitivamente firme, pasada en autoridad de cosa juzgada, el Tribunal, a petición de
parte interesada, decretará su ejecución.

No hay duda que el decreto de ejecución, a pesar de los amplios poderes inquisitivos de que está
provisto el Juez de lo Contencioso Tributario, no podrá dictarse sino cuando es solicitado por el
representante fiscal, no pudiéndose decretar la ejecución de oficio por el órgano jurisdiccional.

Este decreto, para su plena validez, bastará que contenga la orden de que se proceda a la
ejecución de la sentencia, siendo improcedente determinar en tal decreto los bienes que puedan
ser objeto de ejecución. La determinación expresa de bienes sólo será procedente una vez vencido
el término para el cumplimiento voluntario y, siendo este infructuoso, deba procederse a la
ejecución forzosa. Cabe destacar que formará parte del Decreto de ejecución la fijación del lapso
para el cumplimiento voluntario de la sentencia .

Al igual que ocurre en el procedimiento civil ordinario, el COT le otorga al deudor un plazo que no
podrá ser menor de tres (3) días de despacho ni podrá exceder de diez (10), para que cumpla
voluntariamente con la sentencia. No podrá comenzarse la ejecución forzosa sino cuando este
plazo haya transcurrido íntegramente.

Las partes pueden de común acuerdo suspender la ejecución, de conformidad con lo previsto en el
artículo 525 del Código de Procedimiento Civil. Esta suspensión sólo puede realizarse por un
tiempo determinado que fijarán con exactitud. Igualmente pueden realizar actos de composición
voluntaria para el cumplimiento de la sentencia.

Este artículo es de suma utilidad, ya que permite tanto al representante fiscal como al
contribuyente o responsable, de común acuerdo, fijar la forma y los plazos para que la sentencia
sea íntegramente cumplida. Es más podrían incluso fijarse fraccionamientos de pago a tenor de lo
previsto en el artículo 47 del COT y cumpliendo estrictamente con los requisitos exigidos por el
referido artículo. De esta forma se facilita el cumplimiento de la sentencia y se evitan mayores
costos y gastos al ejecutado, permitiéndole, de acuerdo con su situación económica, honrar la
obligación reconocida en la sentencia y susceptible de ejecución forzosa.

Con respecto al Tribunal competente para realizar la ejecución, se debe distinguir, en primer lugar,
la situación antes de la reforma del COT de 2001 y, luego de estar plenamente vigente el nuevo
COT, se debe analizar con atención la creación de los nuevos tribunales superiores de lo
contencioso tributario, a los efectos de definir el tribunal competente para ejecutar la sentencia.
Antes de la vigencia del Código Orgánico Tributario de 2001, al no haberse previsto la novedosa
figura de la ejecución de la sentencia que declaraba sin lugar o parcialmente con lugar el recurso
contencioso tributario, la Administración Tributaria forzosamente tenía que iniciar un nuevo proceso
para materializar el derecho que ya le había reconocido la sentencia dictada por el Tribunal
Superior Contencioso Tributario. Este proceso (juicio ejecutivo) era conocido por los tribunales de
la jurisdicción ordinaria, según lo dispuesto por el Decreto No. 2.242 del 25 de septiembre de 1983,
el cual en su artículo 1 establecía:

"Se atribuye competencia para conocer del juicio ejecutivo previsto en el Capítulo II del Título V del
Código Orgánico Tributario, a los Juzgados de la Jurisdicción Civil Ordinaria de todas las
circunscripciones judiciales del país".

Este mecanismo cambia radicalmente con la promulgación del Código Orgánico Tributario vigente,
o mejor dicho, no sólo con su promulgación, sino más bien con la creación de los tribunales
superiores regionales de lo contencioso tributario, a través de la Resolución No. 2003.001
publicada en la Gaceta Oficial No. 37.622 de fecha 31 de enero de 2003.

Ciertamente, con la creación de estos tribunales, las sentencias dictadas por ellos, (sólo las
definitivas, es decir, las que se pronuncian sobre el fondo del asunto sometido a su conocimiento)
deberán ser ejecutadas por los mismos tribunales que conocen de la causa, dando pleno
cumplimiento a lo previsto en el artículo 280 del COT, el cual dispone:

"la ejecución de la sentencia corresponderá al Tribunal Contencioso Tributario que haya conocido
de la causa en primera instancia, una vez que la sentencia haya quedado definitivamente firme,
pasada en autoridad de cosa juzgada…".

Este artículo está en perfecta concordancia con lo previsto en el artículo 523 del Código de
Procedimiento Civil:

"La ejecución de la sentencia o de cualquier otro acto que tenga fuerza de tal, corresponderá al
Tribunal que haya conocido de la causa en primera instancia. Si fuere un Tribunal de arbitramento
el que haya conocido en primera instancia, la ejecución corresponderá al Tribunal natural que
hubiere conocido del asunto de no haberse efectuado el arbitramento".

Este principio procesal, recogido en el primer Código Orgánico Tributario , fue abandonado por los
códigos orgánicos tributarios de 1992 y 1994 , retomándose en el Código vigente.
Por lo tanto, bajo la regulación actual, no hay duda que el juez de la cognición es el juez de la
ejecución, lo cual plantea problemas prácticos que deberán solucionarse. Entre estos podemos
destacar el problema que se presenta cuando, una vez eliminada la competencia para conocer del
juicio ejecutivo a los tribunales de la jurisdicción ordinaria, los tribunales superiores de lo
contencioso tributario dicten una decisión definitiva confirmando total o parcialmente los actos
administrativos de la Administración Tributaria regional, la competencia para ejecutar la sentencia
es del tribunal superior contencioso tributario, complicándose gravemente la efectividad de esta
ejecución, no sólo por la distancia, obstáculo ya difícil de superar, sino también por los inmensos
costos que implicaría tantas comisiones como actos de ejecución deban realizarse para lograr la
satisfacción total del crédito tributario.

Con respecto al patrimonio susceptible de ejecución, si bien este no es propiamente un


presupuesto procesal, se trata de un requisito indispensable de orden práctico. Ciertamente, sin
patrimonio ejecutable no hay posibilidad de ejecución de la sentencia . El ejecutado no podrá
cumplir ni voluntaria ni forzosamente la sentencia si carece de patrimonio que sea factible de
ejecutar cuando se trate de sentencias por las cuales se condene a un dar o que la prestación sea
posible de transformarla en obligación de tal naturaleza. Esto es así, pues existe una categoría de
sentencias, como las declarativas y las constitutivas de estado, que agotan la ejecución con el solo
pronunciamiento.
De allí que, en nuestra opinión, no tenga fundamento la crítica que se le hace al sistema de
ejecución de sentencias establecido en el Código Orgánico Tributario, con el argumento de que
éste es sólo parcial, al no consagrarse los supuestos de ejecución distintos a las recaudaciones
pecuniarias, es decir, simples sentencias declarativas .

El Procedimiento para la ejecución de la sentencia. Anotaciones.

En el transcurso del proceso contencioso tributario, puede darse el caso que, de conformidad con
el contenido del artículo 263 del Código Orgánico Tributario, el contribuyente haya solicitado como
medida cautelar la suspensión de los efectos del acto y el Tribunal, vista la solicitud, considere que
ésta no es procedente, por no reunir los requisitos exigidos en dicho artículo, o también puede
suceder, simplemente, que por omisión o descuido el contribuyente no haya solicitado la referida
suspensión de los efectos. En tales casos, el COT ordena a la Administración Tributaria que de
inmediato exija el pago de las cantidades determinadas en el acto recurrido, siguiendo el
procedimiento previsto en el Capítulo II del Título VI del COT, pero suspendiendo el remate hasta
que se dicte la sentencia de fondo del recurso. En estos casos, cuando se dicta la sentencia que
resuelve el fondo del recurso contencioso tributario y ésta queda definitivamente firme, habiendo
declarado sin lugar o parcialmente con lugar el recurso, el Parágrafo Único del artículo 280
ejusdem ordena que se proceda inmediatamente al remate de los bienes embargados, según lo
dispuesto en el artículo 284 del mencionado Código.

Luego de vencido el plazo otorgado en el decreto de ejecución para el cumplimiento voluntario, sin
que se haya cumplido la sentencia, se procederá a la ejecución forzada (artículo 281 COT). En
esta oportunidad, el representante fiscal solicitará y el tribunal así lo acordará, el embargo ejecutivo
sobre bienes propiedad del deudor que no excedan del doble del monto de la ejecución, más una
cantidad suficiente estimada prudencialmente por el Tribunal para responder del pago de intereses
y costas del proceso. Si el embargo se realiza sobre dinero en efectivo, se limitará al monto de la
demanda más la estimación de los intereses y costas.

De conformidad con el artículo 282 del COT, el deudor en el lapso concedido para el cumplimiento
voluntario, puede hacer oposición a la ejecución demostrando fehacientemente haber pagado el
crédito fiscal, a cuyo efecto deberá consignar documento que lo compruebe. Asimismo, podrá
alegar la extinción del crédito fiscal conforme a los medios previstos en este Código.

Este artículo 282 presenta una serie de particularidades que es conveniente destacar. En primer
lugar, la oposición a la ejecución, está sometida a un término preclusivo, es decir, sólo se podrá
formular dicha oposición dentro del lapso otorgado para el cumplimiento voluntario, si ésta es
formulada antes o después deberá declararse inadmisible por extemporánea.

Por su parte, la oposición fundada en la extinción del crédito fiscal por uno de los motivos previstos
en el COT, debe necesariamente ser diferente a lo ya alegado y discutido en la fase de cognición,
en razón de que el derecho ya fue declarado con fuerza de cosa juzgada en esta fase, por lo tanto,
no podría volver a plantearse discusión sobre el fondo del asunto decidido con carácter definitivo.

En cuanto a la extinción del crédito por haberse realizado el pago, a diferencia de lo previsto en el
artículo 532 del Código de Procedimiento Civil, el COT no exige que dicha prueba conste en
instrumento auténtico, aunque sí exige prueba documental.

En caso de plantearse la oposición a que hace referencia el artículo 282 COT, se abrirá de pleno
derecho una articulación probatoria que no podrá exceder de cuatro (4) días de despacho, para
que las partes promuevan y evacuen las pruebas que consideren convenientes, debiendo el
juzgador decidir al día siguiente. El fallo que declare con lugar la oposición, será apelable en
ambos efectos, mientras que el desestimatorio de la oposición sólo será apelable en el efecto
devolutivo. En todo caso, la decisión que resuelva la oposición no impedirá el embargo de los
bienes, pero no podrá procederse al remate hasta tanto la segunda instancia resuelva la incidencia
planteada.

A diferencia de lo que ocurre en el juicio ejecutivo, durante esta fase de ejecución no pueden
plantearse cuestiones previas junto con la oposición, en efecto, éstas deben resolverse durante el
proceso de cognición, oportunidad procesal adecuada para su adecuada resolución.

A diferencia de lo previsto en el artículo 545 del Código de Procedimiento Civil, el COT sí autoriza
para que el juez ejecutor designe como depositario al Fisco (ejecutante), cuando su representante
así lo solicite.

Luego de vencido el lapso para el cumplimiento voluntario, o habiendo sido decidida por la alzada
la incidencia de oposición, sin que el deudor hubiese satisfecho el crédito, se ordenará el remate
de los bienes embargados, el cual se seguirá por las disposiciones del Código de Procedimiento
Civil.

Dispone el artículo 285 del COT, que el tribunal ejecutor, a los fines de determinar el justiprecio de
los bienes embargados, deberá designar un solo perito avaluador, quien deberá presentar sus
conclusiones por escrito en el plazo que a tales efectos le fije el tribunal y en ningún caso este
plazo podrá ser mayor de quince días de despacho contados a partir de la fecha de su aceptación.
Este auxiliar de justicia puede ser recusado por la parte que se sienta afectada por su designación,
siguiendo las pautas establecidas en el artículo 556 del Código de Procedimiento Civil .

Cualquiera de las partes puede impugnar el avalúo en cuyo caso se procederá a la designación de
peritos conforme a las reglas del Código de Procedimiento Civil . Este artículo dispone que en caso
de impugnación del avalúo, se debe proceder al nombramiento de nuevos peritos, alejándose de la
forma de impugnación establecida al respecto por el artículo 561 del Código de Procedimiento
Civil. Así, el COT parece indicar que en caso de impugnación del avalúo, el Juez deberá proceder
a realizar este acto mediante el nombramiento de tres (3) peritos, uno por cada parte y el tercero
por acuerdo entre ambas, a tenor de lo previsto en el artículo 556 del Código de Procedimiento
Civil. Razón por la cual, en nuestro parecer, sólo en caso de que se realice una segunda
impugnación, tendrá plena aplicación lo dispuesto en el artículo 561 del Código de Procedimiento
Civil.

Luego de consignado en autos el resultado del avalúo, dentro de los diez (10) días de despacho
siguientes, deberá procederse a la publicación de un único cartel, cumpliendo con los requisitos
exigidos en el artículo 286 del COT. Copia de dicho cartel se fijará a las puertas del tribunal.
Posteriormente al cumplimiento de esta formalidad, se procederá en el lugar y hora señalados en el
cartel, a la venta de los bienes embargados en pública subasta bien por el juez o por otro
funcionario judicial competente.

Si no quedase cubierto el crédito fiscal y sus accesorios, el representante del fisco deberá pedir al
tribunal que decrete embargos complementarios hasta cubrir la totalidad de éstos.

EL JUICIO EJECUTIVO EN EL CODIGO ORGANICO TRIBUTARIO

En la generalidad de los casos en que la Administración Pública manifiesta su voluntad a través de


los actos administrativos como fundamental forma del actuar administrativo, tales actuaciones se
encuentran investidas de una serie de prerrogativas concedidas por el ordenamiento jurídico, entre
las que destacan la ejecutividad y la ejecutoriedad de los actos administrativos.

En efecto, entre las principales prerrogativas que dispone la Administración, al momento de


manifestar e incluso imponer su voluntad, destacan la ejecutividad y ejecutoriedad de sus actos ,
prerrogativas sobre las cuales VIDAL PERDOMO, siguiendo la doctrina argentina ha señalado:

"El profesor Cassagne relaciona la discusión que se ha sostenido entre ejecutividad y


ejecutoriedad, prefiriendo este último; aquel haría referencia al carácter del acto que hace que
deba cumplirse; la ejecutoriedad pondría el acento en quién dispone el cumplimiento del acto y en
que forma. Este segundo concepto, a mi entender, sería más completo, en cuanto engloba al
primero sobre la base de que la ejecución está a cargo de la administración, no pasando por el
juez" .

Sin embargo, no todos los actos administrativos gozan de estas prerrogativas, existen ciertas
excepciones que, si bien no enervan la ejecutividad, sí restringen seriamente la posibilidad de la
ejecución forzosa por parte de la propia administración. Entre estas excepciones tenemos los actos
dictados por la Administración Tributaria en el ejercicio de sus funciones propias.

Ciertamente, cuando estemos en presencia de un acto administrativo de contenido tributario donde


tengamos un crédito a favor del Fisco por concepto de tributos, sanciones o intereses y éste sea
exigible, la Administración Tributaria no podrá, por ella misma, obtener la satisfacción de su crédito,
sino que necesariamente deberá recurrir ante la jurisdicción por los cauces legales establecidos
para ver satisfecha su pretensión. Este cauce legal que ha previsto el ordenamiento no es otro que
el juicio ejecutivo previsto en los artículos 289 al 295 del vigente Código Orgánico Tributario.
Haciendo un análisis de las disposiciones previstas a este respecto, tenemos que el artículo 289
del COT dispone:

"Los actos administrativos contentivos de obligaciones líquidas y exigibles a favor del Fisco por
concepto de tributos, multas e intereses, así como las intimaciones efectuadas conforme al
parágrafo único del artículo 213 de este Código, constituirán título ejecutivo, y su cobro judicial
aparejará embargo de bienes, siguiendo el procedimiento previsto en este capítulo".

A diferencia de lo previsto en la regulación del juicio ejecutivo que tenían los códigos anteriores, la
principal novedad que presente el COT de 2001 consiste en que la Administración, antes de iniciar
el juicio ejecutivo, debe cumplir con el procedimiento de intimación de derechos pendientes,
previsto en los artículos 211 y siguientes ejusdem.

En efecto, del contenido del artículo 213 se infiere que debe necesariamente agotarse el
procedimiento de intimación para de esta forma anexar a la demanda la constancia de cobro
extrajudicial efectuado por la Administración. Igualmente, en caso de liquidaciones con pago
incompleto, nuestro COT, a diferencia de otras legislaciones , no considera título suficiente la
confesión realizada en la declaración de la deuda fiscal, sino que exige la intimación y valora,
según el parágrafo único del artículo 213, a dicha constancia de cobro extrajudicial como el
verdadero título ejecutivo.

El juicio ejecutivo debe iniciarse mediante escrito en el cual se expresará la identificación de la


Administración Tributaria y del representante fiscal, del demandado y las razones de hecho y de
derecho en que se funda la pretensión de ejecución.

Esta solicitud de ejecución deberá interponerse ante el Tribunal Contencioso Tributario


competente, a tenor de lo previsto en el artículo 291 del COT. Se desprende de la disposición
transitoria regulada en el artículo 333, que hasta tanto se creen los tribunales superiores
contencioso tributarios regionales, la competencia para conocer del juicio ejecutivo se atribuyó a
los tribunales de la jurisdicción civil ordinaria, tal como reiteradamente lo han venido sosteniendo
las últimas decisiones de nuestro máximo Tribunal .

Sin embargo, con la creación y puesta en funcionamiento de los tribunales superiores de lo


contencioso tributario regionales, serán estos órganos jurisdiccionales quienes asumen la
competencia para conocer de juicio ejecutivo previsto en el COT. Así ha tenido oportunidad ya de
pronunciarse la jurisprudencia de nuestro máximo Tribunal:

"Ahora bien, la presente causa trata de un conflicto negativo de competencia para conocer del
juicio por ejecución de créditos fiscales interpuesto por un funcionario adscrito a la Gerencia
General de Tributos Internos, Región Insular del Servicio Nacional Integrado de Administración
Aduanera y Tributaria (SENIAT) contra la sociedad mercantil Melody C.A. y subsidiariamente
contra los ciudadanos (…).
En tal sentido, al tratarse de un cobro de bolívares por la vía de la ejecución de créditos fiscales,
observa la Sala que el Código Orgánico Tributario vigente dispone en el artículo 333, lo siguiente:
(…)
Al respecto, observa la Sala que los tribunales a los cuales alude la referida norma, en efecto, ya
fueron creados por Resolución No. 2003.0001, publicada en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela No. 37.622 de fecha 31 de enero de 2003, y su funcionamiento ya se ha
materializado. En consecuencia, habiéndose solicitado en el presente caso una ejecución de
crédito fiscal dentro de la jurisdicción del Estado Nueva Esparta, su conocimiento corresponde al
Tribunal Superior de lo Contencioso Tributario de la Región Oriental, con sede en Barcelona, con
competencia en los Estados Anzoátegui, Monadas, Sucre, Nueva Esparta y en las Dependencias
Federales, a quien se ordena enviar dicho expediente. Así se declara". (Sentencia de fecha 2 de
septiembre de 2003, caso: SENIAT vs. Melody C.A.).

Como se colige de la sentencia copiada, desde ya hay plena competencia para los tribunales
superiores contencioso tributario regionales para conocer del juicio ejecutivo previsto en el COT
dentro del ámbito territorial asignado en la Resolución de creación.

Ahora bien, esta nueva asignación de competencias también trae algunos problemas operativos
que deberán solucionarse a la brevedad, ya que teniendo la Administración Tributaria Nacional
oficinas en todas las regiones del país, es algo complicado trasladarse hasta la sede del tribunal
competente para iniciar y conocer del juicio ejecutivo, cuando la oficina de la cual emanó el acto a
ejecutarse se encuentre en una localidad lejana, tal como precisamente ocurrirá en el caso trascrito
supra. En estos casos, ¿deberá otorgarse término de la distancia para la representación fiscal?
Dejemos que la jurisprudencia enriquezca y nutra estos casos para ver a que solución justa y
acertada nos conduce.

En caso que se haya interpuesto el recurso contencioso tributario y el tribunal no haya suspendido
los efectos del acto administrativo recurrido, será este tribunal el competente para conocer del
juicio ejecutivo que se intente para ejecutar aquel acto. Por su parte, el artículo 292 del COT, al
igual que lo hace cuando regula la ejecución de la sentencia y en disparidad con lo previsto por el
ordenamiento procesal general, permite que el Fisco sea el depositario de los bienes embargados,
cuando así sea solicitado por la representación fiscal.

El artículo 293 del COT regula la intervención de terceros al momento de practicarse el embargo,
disponiendo que a tales efectos el tercero deberá interponer demanda ante el Tribunal, de la cual
se pasará copia a las partes y la controversia se sustanciará de conformidad con lo dispuesto en el
Código de Procedimiento Civil en materia de tercería.

Establece el artículo 294 del COT que una vez admitida la demanda, se acordará la intimación al
deudor para que pague o compruebe haber pagado, apercibido de ejecución, en el lapso de cinco
(5) días contados a partir de su intimación. Dentro de este lapso podrá hacer oposición a la
ejecución demostrando fehacientemente haber pagado el crédito fiscal, o también sustentando
dicha oposición en la extinción del crédito fiscal conforme a lo previsto en el COT relativo a los
medios de extinción de las obligaciones.

En caso de oposición, se abrirá de pleno derecho una articulación probatoria que no podrá exceder
de cuatro (4) días de despacho para promover y evacuar las pruebas que las partes consideren
convenientes, debiendo el Tribunal decidir al día siguiente.

También pueden oponerse, junto con la oposición, e incluso en lugar de ella, las cuestiones previas
a que hace referencia el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, ello a pesar de que el COT
no plantea tal posibilidad (lo cual sí hace el artículo 657 del CPC relativo a la ejecución de créditos
fiscales), ésta ha sido reconocida por la jurisprudencia del máximo tribunal, en los siguientes
términos:

"De acuerdo con el parágrafo único de la norma transcrita, las cuestiones previas deben ser
opuestas en la oportunidad de la oposición a la ejecución del crédito fiscal, y no en ninguna otra, es
decir, su promoción no suspende la oportunidad de formular oposición sino que junto a dicha
defensa podrá hacerlas valer, si lo cree pertinente a sus derechos e intereses, en otras palabras,
ambos actos se concentran en esa misma oportunidad, distinto a lo que ocurre en el procedimiento
ordinario, que al promoverlas difiere el acto de contestación a la demanda, ya que se oponen en
vez de ésta, lo que no sucede en el juicio de ejecución de crédito fiscal.
Con respecto al asunto que ocupa nuestra atención, que no es otro que analizar si es posible en el
juicio de ejecución de crédito fiscal, pueda promoverse cuestiones previas, sin haber formulado
oposición, esta Sala pasa a establecer su doctrina en los siguientes términos:
Cuando la norma contenida en el artículo 657 del Código de Procedimiento Civil, hace referencia a
que las cuestiones previas serán alegadas 'junto con los motivos en que se funde la oposición', el
Legislador no está estableciendo como condición para promover cuestiones previas el hecho de
que necesariamente debe formularse también oposición, en otras palabras, no se está
condicionando la propuesta de cuestiones previas a la oposición, se está refiriendo la norma a la
oportunidad del acto. Por lo tanto, en esta clase de procedimiento, si llegada la oportunidad para
oponerse a la ejecución del crédito fiscal, el intimado opta por promover sólo cuestiones previas,
ciertamente no tendrá otra oportunidad para ir en contra del fondo de la demanda y en
consecuencia, se abrirá al juicio ordinario solamente en lo que respecta a la incidencia de las
cuestiones previas.
De lo anterior es concluyente señalar, que puede perfectamente el deudor, en la oportunidad
establecida en el Código Orgánico Tributario, para oponerse a la ejecución del crédito fiscal, optar
por promover cuestiones previas caso en el cual se entenderá abierta una articulación probatoria
de ocho días para promover y evacuar pruebas, sin necesidad de decreto o providencia del juez, y
el tribunal decidirá dentro de los diez días siguientes al vencimiento de la articulación, sin perjuicio
de que antes del fallo, la parte pueda subsanar los defectos u omisiones invocadas conforme a lo
dispuesto en el artículo 350 del Código de Procedimiento Civil.
Aducir lo contrario, es decir, condicionar la viabilidad de promover cuestiones previas, al requisito
de interponer alguna causal de oposición, sería interpretar el artículo 657 del Código de
Procedimiento Civil, en forma meramente literal y limitante del derecho a la defensa y al debido
proceso hecho este que contrastaría con los principios tutelados ampliamente por la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela y reduciría al absurdo considerar que si el intimado no se
opuso, no puede defenderse invocando, entre otras la incompetencia, defectos de forma del escrito
de la demanda, condiciones o plazos pendientes, cuestiones prejudiciales, cosa juzgada,
caducidad o prohibición de la ley de admitir la acción propuesta.
En consecuencia, de conformidad con los criterios anteriormente expuestos, esta Sala de Casación
Civil determina que en el caso bajo análisis, sostener ab-initio la imposibilidad de conocer las
cuestiones previas opuestas, por el hecho de no esgrimirse una causal de oposición, constituye per
se una violación al derecho a la defensa, colocando al demandado en una situación de
desequilibrio procesal al no permitírsele, a través de la función de saneamiento del proceso propia
de las cuestiones previas, obtener una decisión del órgano respecto a lo solicitado, lo que se
traduce en una violación de los artículos 15 y 206 del Código de Procedimiento Civil y 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela". (Sentencia de la Sala de Casación Civil de
fecha 3 de abril de 2003, caso: SENIAT vs. Agropecuaria Yapacana C.A.). (Resaltado de la
decisión).

Como se desprende de la sentencia parcialmente transcrita supra, nuestro máximo tribunal en Sala
de Casación Civil ha determinado la posibilidad de que se planteen, bien junto con la oposición a la
intimación o, bien en lugar de ésta, las cuestiones previas a que hace referencia el artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil, aun cuando tal posibilidad no se encuentra prevista en el COT.

Una vez planteada la oposición, el COT en su artículo 294 establece, que de pleno derecho, se
abrirá una articulación probatoria que no excederá de cuatro (4) días, para que las partes
promuevan y evacuen las pruebas que consideren convenientes, debiendo el Tribunal decidir al día
de despacho siguiente. Al igual que sucede en el procedimiento de ejecución de sentencia, la
decisión que declare con lugar la oposición será apelable en ambos efectos, mientras que la que
declare sin lugar aquella, sólo será apelable en el efecto devolutivo. Igualmente, el COT establece
que la decisión de la oposición, cualquiera que ella sea, no impedirá el embargo de los bienes,
pero no podrá procederse al remate de éstos sino hasta tanto haya un pronunciamiento de la
alzada que resuelva al incidencia.

Por último, el artículo 295 ordena que una vez finalizado el plazo para el cumplimiento voluntario, o
habiendo habido oposición está sea definitivamente decidida, se deberá proceder al remate de los
bienes siguiendo el procedimiento previsto en los artículos 284 y siguientes ejusdem. Sin embargo,
este procedimiento debe suspenderse en la etapa de remate en caso de que el acto ejecutado no
se encuentre definitivamente firme. En este último caso, no tendrá aplicación lo previsto en el
artículo 547 del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, siguiendo la sistemática de ejecución
prevista en el COT, pareciera que en los casos de juicio ejecutivo en los cuales el acto se
encuentre definitivamente firme, sí tendría aplicación el artículo 547 del Código Procesal General,
ya que realmente no debería haber ningún impedimento para que los representantes fiscales
dieran impulso procesal a los actos de ejecución, evitando que transcurrieran los tres meses a que
hace referencia dicho artículo.

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