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“Cómo Enfrentar a tu Goliat” - Mensaje de la Profeta

Montserrat Bogaert
Publicado el3 abril, 2017

La Palabra de Dios nos llena y dice que es medicina para el cuerpo, si estamos
enfermos, debemos bañarnos de la Palabra, inyectarnos la Palabra y tomarnos una dosis
de la Palabra de Dios porque ésta nos sana.

Necesitamos tanto escuchar la Palabra de Dios que la mayoría de veces nuestro cuerpo
no responde debido a nuestra enfermedad, tanto física como espiritual, pero cuando la
Palabra de Dios penetra, toda enfermedad tiene que salir de nuestro ser, es por esto, que
la Palabra de Dios debe predicarse a tiempo y fuera de tiempo, tiene que predicarse
aunque te sepas el versículo y lo hayas leído todos los día porque Dios siempre tiene un
rema y una revelación diferentes, si no fuera así, hoy en día este libro, estaría hoy en
estantes y en desuso, porque ha habido tantas personas que lo han leído y que han
predicado sobre él, pero de la biblia sigue fluyendo la vida y las promesas de Dios, la
Palabra de Dios nunca muere porque en ella hay vida, hasta los satánicos oran con la
Palabra, sólo que para ellos es destrucción y no es medicina para sus cuerpos.

Tenemos que estar conscientes que la Palabra nos lleva a otro nivel espiritual. La biblia
llega a ser parte tuya, deja de tenerla como adorno en tu mesita de noche y ten la
disposición para leerla porque en ella hay vida.

Hay un pueblo de Dios que permanece en ignorancia, que no quiere crecer y cuando no
creces, es porque no te dispones a hacerlo, porque Dios es ilimitado, Él es soberano y
todo lo que tiene es para nosotros, todo lo que Él representa es para nosotros. Dios no
puede darle su espíritu a un perro ni darle una promesa a tu gato, todas las promesas que
están en Su Palabra son para nosotros y esas promesas no son del tamaño que tú las
consideras, sus promesas son tan grandes que no podemos imaginar lo grande de las
cosas que Él puede hacer por nosotros, porque Dios siempre te sorprende con algo
mayor. Dios todo lo que da, lo hace en abundancia.

Permanecemos en ignorancia por no conocer a Dios y a Dios tenemos que conocerlo


porque hay un enemigo que está rugiendo y que está al acecho, el enemigo quiere
destituirnos de toda la herencia de Jehová, él quiere robarnos y esto lo hemos visto
desde el momento que él fue lanzado a la tierra. Satanás quiere dañar el plan de Dios a
través de nosotros. Los planes de Dios son para nosotros y el enemigo quiere
destruirlos, él se goza con echar a perder las promesas de Dios en nuestras vidas, y
como nosotros no tenemos el entendimiento o el conocimiento de quien es Dios y de lo
que Él quiere, el enemigo viene y nos roba y destituye de todo aquello que Dios nos ha
dado y que nos pertenece. El pueblo de Dios vive de lamento en lamento y se pasa la
vida lamentándose y esto no es lo que Dios quiere para nosotros.

Dios necesita ver un pueblo valiente, Su palabra dice que sólo los valientes arrebatan,
no son los cobardes, estos son los que se conforman y no dan un paso adelante, los
cobardes se quedan igual y no provocan movimiento. Los valientes provocan
movimiento porque saben que tienen una herencia, si tienes un yugo y permaneces en
él, que permanezcas en esa condición no es la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es
la libertad y el que permanece igual se queda esclavo, toda la vida sin hacer ningún
movimiento, pero cuando conoces a Dios, ya sabes que Dios no quiere eso de ti.

Vemos personas que viven en deuda y le traspasan esa deuda a sus hijos porque como
no la pelearon, tenemos que darnos cuenta que lo que vamos a pelear no es sólo para
nosotros, sino para nuestros hijos, yo por mi parte, no quiero dejarle a mis hijos lo que
recibí de mis padres, lo que recibí de ellos tengo que cortarlo para dejarles una herencia
en Cristo Jesús, nosotros tenemos que provocar algo para ver a Dios manifestado, un día
vamos a partir y nuestros hijos se van a quedar con todo aquello que nosotros no
quisimos luchar, con eso que no quise vencer o enfrentar y ellos van a tener que pelear
contra eso que tu pudiste hacer pero que no hiciste. Abre tus ojos y oídos.

No podemos ser cobardes, tenemos que enfrentar al enemigo que nos tiene pisados,
siempre que la atmosfera de Dios está presente, lo sobrenatural se desata y el enemigo
batalla para que Dios no se corone y salgas de aquí, llegues a tu casa con la misma
condición en la que entraste o incluso una peor. Una vez que Dios se corona, Él empieza
a hablar proféticamente y el diablo libra una batalla contigo para evitar que tu adoración
llegue al cielo y el Señor se corone, logrando con ello, una atmósfera de milagros y
llena de lo sobrenatural de Su Presencia. El diablo siempre trabajará para destruirnos, su
estrategia es debilitarnos, apartarnos y desanimarnos.

Israel tuvo una lucha muy grande con un gigante que se llamaba Goliat, por 40 días este
gigante venía a pelear, pero no lo hacía físicamente, lo hacía más bien en la mente de
cada uno de los israelitas que se encontraban al frente de batalla, y cuando el enemigo
toca tu mente, te destruye totalmente, te incapacita y te saca del terreno.

Este enfrentamiento entre los filisteos y los israelitas, a ellos sólo los separaba un valle y
todo el ejército estaba posicionado para ir y actuar en frente de los filisteos, pero cada
vez que ellos decían que era el momento para salir, aquí entraba Goliat y los
neutralizaba atemorizándolos. Así estuvieron por 40 días, completamente inutilizados, y
en este tiempo Goliat nunca los tocó, eran las palabras que decía, siempre que el
enemigo habla, debilita.

Este gigante trabajó la mente de los israelitas con las palabras que dijo y en cómo se
presentó, cuando el enemigo se presenta, te atemoriza, pero detrás de ese gigante no hay
nada, se presenta como alguien fuerte pero en realidad no lo es.
1 Samuel 17: 1-11 dice:

“Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es
de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim. También Saúl y los hombres
de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla
contra los filisteos. Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba
sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos. Salió entonces del campamento de
los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y
un palmo. Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era
el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce,
y jabalina de bronce entre sus hombros. El asta de su lanza era como un rodillo de
telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante
de él. Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os
habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de
Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear
conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él,
y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. Y añadió el filisteo: Hoy
yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.
Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran
miedo”.

Con todo lo que te cuesta el sacrificio, el diablo te va a poner desanimo, es por esto que
nos ponemos metas y no las cumplimos, y recibes un Goliat para traerte desanimo.
Después de pasado un tiempo, pierdes la esperanza y no esperas por la verdadera
promesa, tal y como le pasó a Sara y Abraham.

Los que están delante de ti, no son tus verdaderos enemigos, son los que están detrás
que en primera instancia no se ven, vas a emprender algo y viene tu mamá y te sopla
algo o viene tu hermano y te lanza algo, recuerda, ellos no son tus enemigos, detrás de
ellos hay un gigante que tienes que vencer.

David no se quedó paralizado con las palabras de su hermano, él siguió adelante y


volvió a preguntar, continuó su camino, cuando logran herir tu alma, te detienes. Tienes
que conocer la voz de tu enemigo, en el trabajo siempre habrá alguien que te hará la
vida imposible y tienes que verlo sólo como un títere que usa el enemigo para llevar a
cabo su plan. Los que están más cerca de ti son los que te van a herir, así que no salgas
del terreno, mantente en tu posición, porque cuando sales, el enemigo sigue ejecutando
su plan. Tus oídos deben estar solo para escuchar la voz de Dios y Su consejo. David
fue un hombre tan sabio que no se dejó afectar por las palabras de su hermano ni su
alma se laceró; no te molestes por cualquier cosa que te digan, cuando permites que esas
palabras te hieran, el enemigo busca herir nuestra alma, pero en cada dardo del
enemigo, Dios tiene una respuesta. David no respondió, no le hizo caso, lo ignoró y
siguió tras su objetivo.

David se automotivó. Una vez que conoces quien está detrás de todo ese plan, tienes
que automotivarte. Si vas a pelear, tienes que saber lo que vas a obtener cuando
obtengas la victoria. No puedes irte a una batalla, sin antes estar motivado, tienes que
ver el premio y correr tras él. El guerrero se motiva con lo que va a obtener: La
herencia y las promesas de Jehová.
David también tenía memoria de todas sus victorias. Cuando vayas a enfrentarte a
tu gigante, tienes que tener presente tus batallas y victorias anteriores. David le
contó a Saúl de todas sus victorias y de su experiencia con el oso y el león, tienes que
recordar tus victorias pasadas y cómo el Señor te libró en cada una de ellas, porque al
igual que antes, lo hará ahora. Escribe tus memorias, ponle fecha, y cuando te sientas
débil, léelas y recobrarás fuerzas.

El mismo Dios que nos dio la victoria ayer, es el mismo que nos la dará hoy, y eso que
pensaste era una derrota, no es más que una victoria, porque lo que has perdido, Dios lo
usa para restaurarte.

Sólo con 5 piedras, David le puso término a la batalla y es que él sabía que Jehová
peleaba con él… recuerda, la batalla es del Señor.

Llevas mucho tiempo con el mismo problemas porque sigues en el mismo lugar, sin
tomar una decisión, sólo cuando vives la Palabra, Dios va a poner fin a tu situación.

Hay un entendimiento de parte de Dios que llega a ti para que sepas cómo actuar en
cada batalla, que te da la estrategia que debes seguir, y una vez actúas, todo cae en su
lugar, sin embargo, si sigues con tus dudas y sueños, sólo vas a darle largas a la
situación. La primera piedra que David tomó fue la angular, que es Cristo Jesús, y con
esas 5 piedras, le acompañó la gracia de Dios, los 5 ministerios: Apostólico, profético,
el evangelista, pastor y maestro.

Por último, David usó una estrategia diferente a la que había usado en batallas
anteriores, porque con el enemigo, no puedes hacer lo mismo que hiciste antes, tienes
que conocer las debilidades de tu enemigo. Cuando David vio al gigante, enseguida vio
su debilidad. Cambia la estrategia para vencer a tu enemigo.

Tu batalla y tu victoria coronan a Dios.

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