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Para los boxeadores profesionales, estar en forma, tener la habilidad o fuerza para pelear
no es suficiente para vencer. Ellos pasan horas observando a su contrincante en otras
peleas, observan sus estrategias, fortalezas y debilidades a fin de conocerle bien.
Para comenzar, debes estar dispuesto a pelear legítimamente, o sea de una forma
genuina, auténtica y legal. En otras palabras, debes realmente tener todo el deseo de
pelear para ganar. Recuerda; cada boxeador debe subir al cuadrilátero pensando en la
corona, pensando en la victoria. Te animo hoy a comprender esta verdad, porque el
“destructor” está subiendo todos los días al cuadrilátero de tu vida y su objetivo es ganarte
la pelea.
Nuestro Dios jamás permitiría que alguien entre a nuestro cuadrilátero para destruirnos y
vernos derrotados. El lo permite porque sabe que Él lo ha dado todo como entrenador y
tenemos todo para ganar y vencer.
Isaías 54:15 NTV: 15 Si alguna nación viniera para atacarte, no será porque yo la haya
enviado; todo el que te ataque caerá derrotado.
¿de dónde proviene el destructor? Su fuente proviene del Dios que todo lo creó.
Veamos como lo describe el profeta Isaías...
“Fíjate, yo mismo creé al herrero que aviva las brasas en el fuego y produce las
herramientas para su trabajo. Pero yo también creé al destructor para que causara ruina.”
Isaías 54:16
Este “destructor” ha estado intentando arruinar al pueblo de Dios por años; eso también
es bueno saberlo; porque podemos conocer sus estrategias y examinar sus antiguas
peleas. Así como en cada pelea, los boxeadores suben al cuadrilátero con un color de
calzones distintivo, zapatillas o capuchas únicas; de esa misma manera, nuestro
contrincante utilizará sus mañas y disfraces. Sólo recuerda, que detrás de cada imagen, él
contrincante es el mismo.
Su primera pelea la encontramos en libro de Génesis, donde subió al cuadrilátero contra
Eva, en ese entonces con una forma de serpiente, distorsionó sus sentidos,
distorsionando la Palabra de Dios; logrando engañar a la mujer con astucia y derribándola
sobre la lona y con ella a toda la humanidad. Génesis 3:1-6
El “destructor” fue creado por Dios, sí es cierto. Sin embargo, tú también lo eres, pero aún
en un mayor grado y poder. Si hoy la humanidad está viviendo en derrota, es porque aún
no ha entendido el más poderoso principio bíblico; este principio que como hijos de Dios
todos debemos conocer. Que Dios nos creó para ser el agente que someta a todo lo
demás creado y esto incluye a todas las fuerzas satánicas de la serpiente. Aunque tu
adversario tenga astucia, no permitas que tus sentidos se distorsionen; sólo es necesario
conocer esa astucia y vencerla con el poder que tu entrenador te ha otorgado. Dios no
creó la serpiente para vencerte; él creó la serpiente para ser vencida. Génesis 1:27-28
El primer asalto de nuestro adversario va directo contra nuestra identidad. Así lo hizo en el
principio contra Adán y Eva; y lo sigue haciendo hoy. Adán y Eva, tenían todo lo que
necesitaban; un lugar de paz, provisiones diarias y una relación perfecta con nuestro
Padre celestial. Ellos habían sido creados a imagen y semejanza de Dios; sin embargo,
todo lo que tenían no pareció suficiente cuando la serpiente subió al cuadrilátero y lanzó
su primer golpe.
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que
comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
Génesis 3:4-5
Nuestro adversario siempre buscará que creamos que ser hijos de Dios, creados a su
imagen y semejanza, no es suficiente. Y es por eso que perdemos el asalto de identidad.
Seguramente, te has encontrado esforzándote por lograr tener el control de todo, buscas
incesantemente agradar a todo el mundo; quizás te has comparado constantemente con
los demás o piensas que realmente no eres quien deberías ser y te encuentras atrapado
entre lo que Dios dice que eres y lo que tú crees que debes ser. Esto no es otra cosa
estar atrapado por el “destructor” contra las cuerdas, codiciando ser alguien que no eres.
1 Pedro 2:9 PDT: 9Pero ustedes son un pueblo elegido por Dios, sacerdotes al servicio
del Rey, una nación santa2:9 nación santa Ver Santos en el vocabulario., y un pueblo que
pertenece a Dios. Él los eligió para que anuncien las poderosas obras de aquel que los
llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.
Humanamente y sutilmente podemos llegar a caer duramente sobre la lona, sólo por
querer ser algo o alguien más de lo que Dios ya ha determinado para nosotros. Para Adán
y Eva pareciera que no les fue suficientemente ser hijos de Dios, les fue codiciable ser
como Dios. No les fue suficiente saber que habían sido creados con la habilidad para
administrar y el poder para someter todo lo creado por Dios; quisieron más de lo que Dios
había dispuesto.
Si Dios no está permitiendo algo en tu vida, créeme significa que en realidad no es para ti
o ese algo, es el golpe que usará tu contrincante para tirarte a la lona y destruirte y
destruir tu identidad en Dios. Cuando Papá dice no; es porque él sabe lo que está
haciendo. Con ese solo golpe, ha sido suficiente para que la humanidad viva en derrota y
desobediencia.
No hay más grande posición de honra, que ser hijos de Dios; hechos a su imagen y
semejanza. Hoy debes comprender, que todo lo demás que puedas lograr, siempre estará
por debajo de esto y tu identidad jamás será destruida. Juan 1:12
Si nuestro contrincante pierde el primer asalto, sabe que aún puede ganar la pelea. Es por
esto que buscará tocar tus áreas de debilidad; y no es un secreto que el pecado desde el
principio lo ha sido. Si logras mantenerte firme en tu identidad, también podrás vencer el
pecado. Simplemente porque cuando entendemos nuestra identidad en Dios, es porque
hemos aceptado y recibido su verdad sobre nosotros. Es así como vivimos nuestra vida
tomando en cuenta no sólo lo que Dios ha dicho de nosotros, sino lo que él ha establecido
para nosotros conforme a su Palabra. El golpe potente contra nuestra salvación es el
pecado y la salvación es un regalo de Dios que debemos cuidar de ese golpe destructor.
Cuando Dios pensó en un regalo para nosotros, no pudo pensar en algo mejor que la
salvación. Considerando que Él nos lo ha dado todo, entonces debía darnos aquello que
nos faltaba y realmente necesitábamos. De la misma forma que vas a una tienda y
compras el regalo especial para esa persona, conforme a tu presupuesto y en ocasiones
sin medir el gasto; así lo hizo nuestro Dios. Él no escatimó en gastos y nos regaló la
salvación que tanto necesitábamos a un alto precio; entregando a su hijo a precio de
sangre. Él nos la regaló y a nosotros sólo nos resta cuidarla, como el regalo más preciado
que jamás hayamos recibido, simplemente porque es frágil, tan frágil como una copa de
cristal; pero tan poderosa como para llevarnos a alcanzar nuestra corona. La salvación es
un regalo, no tienes que hacer nada para tenerla, pero puedes hacer mucho para ponerla
en peligro.
A menudo el pueblo de Israel pecó porque desearon lo que Egipto les ofrecía.
Los israelitas no cesaron de quejarse durante su travesía por el desierto; eran quejosos
crónicos. No importó con cuánta bondad Dios los había tratado liberándoles y salvándoles
de la esclavitud de los egipcios” Ellos se la pasaban pensando en Egipto y quejándose
por todo.
Egipto representa para nosotros el mundo y tanto el, cómo las cosas que están en él son
vanas. Codiciar, amar las cosas que están en el mundo, desperdiciar nuestro tiempo en
entretenimientos, atentar contra nuestra propia dignidad sin considerar nuestros cuerpos
como templo del Espíritu Santo y quejarnos constantemente de todo, no es sólo una
terrible debilidad en nosotros, sino que es pecado.
Si en un día cayeron a la lona veintitrés mil del pueblo de Israel; es muy fácil que caiga
uno más hoy. Ceder a los deseos de nuestro corazón y dar rienda suelta a nuestras
debilidades hará que caigamos en la lona derribados por el “destructor.”
Protege tu vida, protegiendo tu salvación y no permitas que los golpes del pecado te
toquen. Decide hoy ganar el asalto del pecado de un golpe, sólo con el guante de la
salvación que te ha sido regalada.
El siguiente asalto que enfrentarás, será una fuerte lucha entre la fe y la incredulidad. El
“destructor” sabe muy bien, que si dejas de creer en tu entrenador y sus estrategias
bíblicas de defensa, te debilitará y perderás el asalto.
La incredulidad, logra debilitar hasta las más grandes fortalezas que podamos tener,
nos hace ver atemorizados y como atontados. Por lo cual, nuestra identidad, salvación y
fe, pueden llegar a verse ante nuestros ojos tan frágiles como langostas.
Moisés dirigió al pueblo durante años por el desierto y llegado a un punto el pueblo
comenzó a debilitarse y desanimarse. Dios, quien había dado una promesa a su pueblo,
habló a Moisés que enviara a doce varones, uno de cada tribu de Israel para que fueran a
observar la tierra que Dios les había prometido, una en la que fluía leche y miel, una tierra
de abundante bendición. Sin embargo, al examinar la tierra y observar a sus habitantes,
diez de los hombres señalaron que aunque ciertamente la tierra era muy buena y trajeron
frutos de ella como evidencia; ellos se veían como simples langostas frente a los gigantes
moradores de esa tierra. Sólo Josué y Caleb, creyeron firmemente en la palabra que Dios
les había dado y expresaron frente a todo el pueblo su fe en el poderoso Dios que les
había prometido. Éxodo 3:7-8
¿Qué palabra de Dios habrás puesto en duda en estos días? Sin duda, que es un golpe
del “destructor.” En este momento de la pelea debes preguntarte, ¿cuál de ellos soy yo?
¿Soy de los luchadores langostas? o ¿Soy de los poderosos creyentes de Dios? La
respuesta a esta pregunta, la tienes tú en el cuadrilátero y te garantizará tu victoria o
derrota en este asalto. ¿Deseas un consejo? Quédate con tu fe, aún cuando lo que hoy
estés viendo parece ser un obstáculo más grande que lo que estás esperando. Hebreos
10:23: Sigamos confiando en que Dios nos salvará. No lo dudemos ni un instante, porque
él cumplirá lo que prometió.
Creer firmemente en lo que Dios ha dicho, te asegura, no sólo lo que te haya prometido,
sino todo aquello que necesites y le pidas. Si creemos en Dios, cómo lo que también es,
nuestro Padre; entonces entenderemos que el nos suplirá todo lo que nos haga falta. Pero
no exactamente en la forma que queremos.
En realidad, el problema no era que no tuviesen pan, sino que no tenían el que querían.
Entonces, la forma en que lo pidieron a Dios, no fue la correcta. E inmediatamente un
fuerte castigo les sobrevino; serpientes venenosas comenzaron a morder a muchos y
murió mucho pueblo.
No hay necesidad de lanzarnos contra Dios ahora, sólo porque estamos necesitados de
algo o anhelamos algo fuertemente. Él es nuestro Padre; que conoce nuestras
necesidades y nos provee conforme a sus riquezas en gloria. Si estás necesitado de algo,
sólo pídelo a Dios como un buen hijo que conoce la bondad de su Padre. Pídele perdón
por tus palabras ofensivas. Vence al “destructor” y su asalto de orfandad, comportándote
como hijo de Dios. ¡Sólo confía! Salmos 103:13
Quinto Asalto - Venciendo
2 Timoteo 4:7-8: 7He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a
la meta, y en ningún momento he dejado de confiar en Dios. 8Sé que Dios es un juez
justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y
no solo a mí me la dará, sino también a todos los que esperan con ansias su regreso.