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Hermanos, ¿De dónde uno saca fuerzas para lidiar con los problemas que nos
trae la vida? ¿Cómo hace uno para estar de pie ante tantos golpes? ¿Cómo
podemos enfrentar nuestros gigantes? Estaremos compartiendo acerca de una
historia muy familiar: la de Goliat y el pequeño David en el Valle de Ela. En esta
historia podemos aprender la clave de la verdadera valentía; aprendemos cómo
se lucha con gigantes.
La historia bíblica
Encontramos el relato de la historia de David y Goliat en 1 Samuel 17. Los
filisteos, enemigos de Israel, habían desafiado a los israelitas a la guerra. Los
dos ejércitos se posicionaron frente a frente en montes opuestos, con el valle
de Elá de por medio, y esperaron.
Por cuarenta días, cada mañana y cada tarde, había estado Goliat
saliendo de las filas y proclamando su desafío.
Es decir 80 veces que habló las mismas palabras (1 samuel 17: 8-10)
Tenía una actitud diferente. No fue una reacción de miedo, fue una
reacción de celo.
Me explico?
Los problemas los podemos ver tan grandes como para huir de ellos o
tan miserables y pequeños delante del Dios que tenemos
¿Le gustaría tener una fe así? David no era un soñador. Confiaba en Dios porque lo
conocía y porque ya lo había ayudado. Sabía por experiencia propia que Jehová es un
Dios protector y que cumple sus promesas. Para tener una fe como la suya,
necesitamos seguir aprendiendo del Dios de la Biblia. Si ponemos en práctica lo que
aprendemos, tendremos buenos resultados, y eso también fortalecerá nuestra fe
David era muy consciente del tamaño de Goliat y de sus armas, pero eso no lo
intimidó. No cometió el mismo error que Saúl y su ejército, no se comparó a sí mismo
con Goliat. Más bien, comparó a Goliat con Jehová. Es verdad, con sus casi tres
metros de altura (9,5 pies), sobresalía por encima de todos, pero ¿qué era ese gigante
comparado con el Altísimo del universo? Lo cierto es que, como cualquier otro
hombre, Goliat no era mayor que un insecto; un insecto que Jehová estaba a punto de
aplastar.
Para reflexionar: ¿Conoces la armadura que Dios ha provisto para sus hijos?
Lee Efesios 6:10-18 y permite que Dios te examine y te muestre cómo usar las
armas que él te ha dado para que puedas vencer en los momentos de prueba,
de tentación o dificultad que llegan a tu vida.
3. David se conocía a sí mismo:
David le respondió: A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un
oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la
presa. Y, si el animal me ataca, lo agarro por la melena y lo sigo golpeando hasta
matarlo. Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer
con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente.
(1 Samuel 17:34-36)
Muchas veces creemos que cuentan más los números, los músculos, o lo
que nuestros ojos ven pero somos más cuando estamos con Dios, aunque
sea uno solo, si le cree a Dios es más que muchos hombres juntos.
Hasta Saúl, que era el rey de Israel y el hombre más alto entre todos los
del pueblo (1 Samuel 9:2) se sentía intimidado por el tamaño y la
armadura de Goliat. Este por su parte se aprovechaba de ese temor y
lanzaba amenazas a gran voz. Pero David no se dejó intimidar ni por la
estatura ni por los gritos.
La gloria sería para Dios, su nombre sería ensalzado. David tenía la certeza de
que lograría vencer a Goliat en el nombre del Señor, pero no buscaba ser
reconocido o admirado por eso. Él sabía que la victoria solo vendría por
intervención divina. Dios sería glorificado y todos verían el gran poder
salvador de Dios librando a sus hijos del mal.
La forma en la que Dios batalla o las armas que usa pueden parecer ilógicas
humanamente hablando. Sin embargo, sus armas son las más efectivas
porque vienen llenas de poder, con su bendición y nos llevan a glorificar
su nombre.
Para reflexionar: ¿Haces todo para la gloria de Dios o te envaneces con tus
logros? ¿Hablas de las cosas que Dios hace en tu vida? ¿O prefieres hablar de
ti, de tu inteligencia, tu fuerza o tus destrezas? Haz un recuento de cosas
"inexplicables" que has visto en tu vida: provisión en el momento oportuno,
protección de algún mal, sanidad o mejoría de tu salud. Da la gloria a Dios.
Agradece al Padre y cuenta a otros sus maravillas.