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Lino Camprubí y Javier Pérez Jara

A los interesados en la
filosofía de Gustavo
Bueno
Los autores advierten de que el sectarismo de la fundación que
lleva el nombre del filosofo materialista ponga en peligro la
difusión de su obra

Opinión 05 de agosto de 2022 03:30

El filósofo Gustavo Bueno, en una imagen de archivo. | Wikimedia commons.

G
ustavo Bueno (1924-2016) es uno de los grandes filósofos del siglo XX y XXI. Lo es
porque desarrolló un sistema materialista con multitud de aspectos
interrelacionados, en diálogo con las ciencias del presente y con los grandes
sistemas filosóficos de la tradición. Y lo es también porque siempre presentó su sistema
como abierto a desarrollos, interpretaciones y rectificaciones. Algunos de sus intérpretes y
valedores, sin embargo, entienden la vida y obra de Gustavo Bueno de un modo que, nos
parece, puede condenar al olvido a este gigante de la filosofía española.

Entre los días 18 y 22 de julio tuvo lugar en La Rioja un curso de verano dedicado a la
filosofía materialista de Gustavo Bueno. Durante sus 18 ediciones, este curso lo viene
organizando la Universidad de La Rioja con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno
(en adelante, FGB) y del Excelentísimo Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada.

En esta ocasión se celebraban ni más ni menos que los 50 años de la publicación de la obra
con la que Bueno presentó los principios ontológicos de su filosofía: Los Ensayos Materialistas
(Taurus, 1972).

Invitados por el director del curso, el profesor Pedro Santana, los firmantes tuvimos la
suerte de poder presentar tanto el libro recién publicado Contemporary Materialism: Its
Ontology and Epistemology (Springer: Synthese, 2022), como nuestras respectivas
contribuciones al mismo.

Nuestro agradecimiento se tornó perplejidad ante la conferencia de clausura, pronunciada


por el hijo de Gustavo Bueno y presidente de la FGB, Gustavo Bueno Sánchez (en adelante,
GBS). Para sorpresa de todos, la conferencia fue fundamentalmente dirigida a la expulsión
de los ámbitos de discusión vinculados a la FGB de varios de los participantes en este curso,
especialmente los dos que firmamos esta carta, utilizando para ello insultos,
tergiversaciones e insinuaciones difamatorias impropias del diálogo filosófico y de una
conferencia de clausura de un curso apoyado por instituciones académicas y públicas.

Todos los vídeos están disponibles en el canal de Youtube de la FGB, y allí puede apreciarse
que nosotros presentamos nuestras ideas en todo momento con respeto, rigor y calma. Justo
lo que se echó de menos en la conferencia oficial de clausura.

En lo que sigue, respondemos a los principales pseudo-argumentos vertidos en aquella


conferencia. Lo hacemos movidos por la defensa del honor personal e intelectual, por
supuesto. Pero, sobre todo, porque el tono y el contenido de esta conferencia confirman un
secreto a voces: si no se hace nada por impedirlo, el rumbo cada vez más endogámico (por
no decir explícitamente sectario) de la FGB puede llegar a poner en peligro la difusión y
discusión de la obra de Gustavo Bueno, uno de los más grandes filósofos de nuestro tiempo.
Tras cada cita textual de la conferencia, ofrecemos los minutos aproximados donde puede
encontrarse para quienes quieran comprobar el contexto de las citas:

1. «Intervinientes que atacan la línea de flotación del legado filosófico de Bueno» (Ca. min.
9):
En la misma introducción a su conferencia, GBS expone su objetivo principal: una suerte de
auto de fe o excomunión pública de algunos conferenciantes que habrían ido, de manera
organizada, contra el legado de Bueno.

¿A qué ataques se refiere? En este momento de la conferencia, GBS apunta dos: la discusión
del rótulo «materialismo filosófico» como idónea para identificar al sistema de Bueno y el
uso en el subtítulo de nuestro libro Contemporary Materialism de «epistemology» en vez de
«gnoselogía», que es como Bueno se refería a la filosofía de la ciencia para distinguirla de la
filosofía del conocimiento.

Después volveremos sobre el nombre que Bueno dio a su sistema. Respecto a la filosofía de la
ciencia, en el curso explicamos que nuestra decisión terminológica se debe a la constatación
de que muchos autores contemporáneos, tanto en lengua inglesa como en lengua española,
utilizan de hecho el termino «epistemología» para referirse a cuestiones que exceden con
mucho el problema de las relaciones sujeto(s)-objeto(s) y se adentran explícitamente en las
cuestiones propias de la filosofía de la ciencia. La argumentación será o no acertada, pero sin
duda no justifica la acusación de querer acabar con el legado de Bueno.

2. «No es tan sencillo traducir algo que está escrito en español y en un contexto muy
preciso a otras latitudes. Lo contrario es pura ingenuidad.» (Ca. Min. 11:30).

Esto en principio parece algo de lo que se puede discutir. Sin embargo, en los largos minutos
que el conferenciante dedica a este tema incurre en la confusión de mezclar las dificultades
(supuestamente políticas) de difundir la obra de Bueno en general con las dificultades más
específicas de hacerlo en otras lenguas.

Limitándonos a lo segundo, las razones por las que dice el conferenciante que es ingenuo
pensar que la traducción de la obra de Bueno puede tener éxito son dos: a las potencias
extranjeras no les interesa que se difunda dicha obra y la estupidez filosófica reinante en el
mundo no-hispano hace prácticamente imposible su lectura.

«Las razones de la falta de difusión de la obra de Bueno en otras


lenguas tiene que ver con cuestiones de marketing editorial y
académico»

En nuestra opinión, ambas razones son absolutamente desajustadas con el panorama de


publicaciones internacionales, académicas o no, donde los títulos y contenidos abarcan
prácticamente todo, a menudo con perspectivas corrosivas. Cualquiera que esté
mínimamente al día de la literatura académica internacional sabe perfectamente que los
estudios demoliendo perspectivas tradicionales en torno a la cultura o la felicidad, por
ejemplo, no son precisamente escasos.

No dudamos en que haya control mediático y límites a los temas que se pueden discutir sin
caer en la muerte académica. Pero las razones de la falta total de difusión de la obra de
Bueno en otras lenguas tienen que ver, creemos, con cuestiones de marketing editorial y
académico, junto con el estilo y prosa del propio Bueno en el contexto del debate
universitario y público hoy día.

Precisamente por eso, además de en la traducción directa (vía que hemos perseguido en el
pasado revisando traducciones encargadas por la propia FGB), hemos apostado por
presentaciones nuevas y originales de la obra de Bueno en inglés en una de las mejores
editoriales de filosofía (como es el caso de Synthese). Pero nuestro objetivo no es divulgativo
ni proselitista, se trata de poner el sistema de Bueno a funcionar con problemas y debates
actuales que consideramos muy ricos y que en el ámbito internacional tienen lugar en inglés
(¡cosas de la dialéctica de imperios!)

3. «Que vengan aquí, como Javier Pérez Jara, a decir gilipolleces como que habría que
hablar de ‘materialismo discontinuista’… si no está al servicio de intereses atlantistas,
pues hombre, que lo diga e incluso se lo subvencionan». (ca. Min. 1:05).

Este es el núcleo de toda la argumentación de la conferencia, y tiene dos partes, la


sociológico-política y la filosófica. Vamos a ellas:

A. Al servicio del «atlantismo»:

A lo largo de toda la charla se va introduciendo la especie de que el libro Contemporary


Materialism se trata simplemente de un intento por nuestra parte de rebajar el materialismo
de Gustavo Bueno mezclándolo con Bunge y el cientificismo para poder hacer dinero y
medrar en la universidad ajustándonos al gusto del «atlantismo», corriente política que el
conferenciante introduce sin definir. Suponemos que se refiere a una posición que nosotros
nunca hemos defendido pero que él mismo avaló públicamente en 2003 en su artículo El
síndrome antinorteamericano.

«Pensar que la filosofía de Gustavo Bueno es un enemigo


peligroso para los intereses yanquis es un modo de darse
importancia»

Este (pseudo)argumento sociológico-político (en realidad, una evidente falacia ad


hominem) lleva al conferenciante a insinuar que a los intereses yanquis no les conviene la
difusión de Bueno. Pensar que la filosofía de Bueno es un enemigo peligroso para esos
intereses es un modo de darse importancia. Pero la triste realidad es que partimos de una
situación de muy escasa relevancia pública y académica, que nosotros intentamos
modestamente contribuir a mitigar mediante la discusión pública y seria de las teorías
filosóficas de Gustavo Bueno y sus distintas interpretaciones. Cabe disentir de nuestra
opción, pero no hay ninguna necesidad de excluirla, al menos mientras no se aduzcan
razones de peso.

Además, la conspiración se deshace si tenemos en cuenta que la mayoría de estas tesis (al
igual que las de cualquier otro filósofo, por genial que sea) no son ocurrencias inauditas,
surgidas ex novo en el cerebro de Bueno. Por el contrario, y como el propio Bueno siempre
sostuvo, provienen de una milenaria tradición filosófica internacional. Y, lo que es más
importante para nuestro argumento, han sido sostenidas de modo paralelo por diversos
autores del siglo XX y actuales que gozan, en muchos casos, de gran popularidad en la
literatura académica escrita en inglés. En nuestro libro Contemporary Materialism se estudian
muchas de estas tesis relacionadas con la ontología, la filosofía del conocimiento y la
filosofía de la ciencia. Planeamos en el futuro hacer algo análogo con respecto a la
antropología filosófica, filosofía política, etc.

Sobre la insinuación de que un supuesto interés por nuestra parte en hacer méritos
universitarios nos habría llevado a escribir Contemporary Materialism, debería resultar obvio
que dedicar capítulos largos, densos y trabajosos analizando la obra filosófica de alguien
totalmente desconocido fuera del ámbito hispano, en vez de papers cortos sobre cuestiones
actuales y de moda (que son las que reportan lecturas, citas, apoyos institucionales y
promociones académicas) va totalmente en contra de los intereses de subir peldaños en el
mundo académico. Simplemente nos ha parecido mucho más conveniente utilizar la
plataforma de una potente editorial de filosofía para dar a conocer el sistema de quien
consideramos uno de los filósofos españoles más profundos de todos los tiempos.

B. El rótulo «materialismo filosófico»

Concede GBS en su conferencia que es cierto que «materialismos filosóficos» hay muchos,
pero afirma que «nos podemos permitir la chulería de usar ‘materialismo filosófico’,
sistemático, por derecho». Nosotros no lo tenemos tan claro, porque la tradición
materialista es tan gruesa que no permite identificar la propuesta de Bueno entre otras
existentes.

Pero, además, GBS parece no conocer que «materialismo discontinuista» es un rótulo usado
por el propio Bueno en varios lugares para referirse a su propio sistema filosófico, incluido
su último libro, El ego trascendental (2016). En Contemporary Materialism, al presentar el
sistema de Bueno en el mercado pletórico de materialismos (materialismo fisicalista,
materialismo eliminativo, materialismo soviético, materialismo mecanicista, materialismo
corporeísta, materialismo especulativo, materialismo emergentista, materialismo
feminista, nuevos materialismos…), Pérez Jara empleó el rótulo «materialismo
discontinuista» y explicó que identificar el sistema de Bueno con el «materialismo
filosófico» en general, como si el de Bueno (ya se le considere como menos o más potente
que los otros) tuviese el monopolio del materialismo en filosofía, no tiene cabida en un libro
donde precisamente se confrontan y analizan varios materialismos.

Como dijo Pérez Jara en su exposición (y desarrolla en su capítulo), el discontinuismo


tampoco es exclusivo de Bueno y también es problemático, puesto que la continuidad es tan
importante en la ontología de Bueno como la discontinuidad. Pero, bromeó, sería demasiado
largo el rótulo «materialismo parcialmente discontinuista». Es decir, Pérez Jara lo plantea
explícitamente como un problema de rótulo que conviene repensar, y así es como él mismo
se lo planteó al propio Bueno ya en el 2012. La diferencia entre las respuestas de Bueno padre
y Bueno hijo se puede apreciar en este vídeo:

Sobre el rótulo materialismo filosófico: Gustavo Bueno y Javier Pérez J…


J…

4. «Son personas que están absortas en la basura académica y entonces no hay que citar a
Bueno porque no es políticamente correcto o tratan de rebajar el asunto mezclándolo con
Bunge y hacer una armonía universal».(Ca. Min. 1:08.)

De nuevo la acusación de vender el legado de Bueno a las modas, fobias y directrices


universitarias. Las citas a Bueno en Contemporary Materialism se cuentan literalmente por
centenares, concentradas sobre todo en cinco capítulos largos y tres de debate entre dos
posiciones enfrentadas. Pero la acusación de rebajar el materialismo filosófico mezclándolo
con Bunge sí tiene apariencia de argumento filosófico. El único problema es que es falso.

Tiene, cierto, algo de verdadero: nosotros no partimos, como parece hacer la línea dura de
la FGB, de que el sistema filosófico de Bueno es autocontenido y perfecto. Es decir:
nuestros análisis filosóficos de la obra de Mario Bunge (que tiene una importante presencia
en nuestro libro tan importante como la de Bueno), al igual que la de otros filósofos, no
consisten en una «trituración» llevada a cabo por la vía de la falacia del hombre de paja. Por
el contrario, el análisis filosófico de ciertas ideas de Bunge, cuando se da, aparece en un
contexto eminentemente filosófico. En dicho contexto se estudia no ya qué partes de su
sistema son compatibles o incompatibles con el sistema de Bueno (como si fuéramos
estudiosos de religiones comparadas), sino qué ideas y teorías son valiosas, matizables,
contradictorias, débiles o ampliables, dependiendo del caso, desde un enfoque filosófico
materialista actual–es decir, no meramente doxográfico o filológico.

Otros filósofos analizados en el libro, como es el caso de Graham Harman, reciben un


tratamiento similar. Pero los puestos privilegiados que nuestro libro reserva a Bueno y
Bunge deriva del hecho de son de los pocos ejemplos de materialistas inclusivos (no
reduccionistas) del siglo XX. Repetimos: en el cotejo materialismo sistémico / materialismo
discontinuista, no hay fusión armónica, sino verdadero análisis filosófico–algo que, por lo
pronto, requiere haber leído y tomado en serio las obras de Bunge, la mayoría por cierto no
traducidas al español.

5. «Hablan de ‘teorías contemporáneas’…, pero están vendiendo mercancía averiada». (Ca.


Min. 1:10.)

El asunto de la «mercancía averiada» (para «estúpidos» o «imbéciles», dice poco después),


no es más que otro encapsulamiento sofístico sin ninguna base argumental. Pero la condena
al Contemporary del título de nuestro libro es más grave. Porque ignora que el propio
Gustavo Bueno siempre repetía que los sistemas no son perfectos, sino infectos, es decir,
están continuamente haciéndose (revisándose, ampliándose, matizándose, y sí, a veces
corrigiéndose). Este continuo hacerse de todo sistema realmente filosófico depende, en
palabras de Bueno, del presente (científico, tecnológico, cultural, filosófico, etc.) en marcha.
Por eso nuestro libro se llama «materialismo contemporáneo» y no «materialismo
fosilizado».

Que el propio Bueno avalaba este proceder queda claro en muchos lugares, entre ellos su
Prólogo a la obra de uno de nosotros, La filosofía de Bertrand Russell (Pentalfa, 2014):

«La obra de Gustavo Bueno es de un incalculable valor filosófico.


Sin embargo, desgraciadamente, oscila hoy día entre el creciente
olvido y la incomprensión»

«De este modo, la obra que el lector tiene entre sus manos, no sólo ilumina a plena luz la
filosofía de Bertrand Russell. La luz reflejada de éste también ilumina el propio sistema del
materialismo filosófico. No pocas interpretaciones que el materialismo filosófico recibe de
sus detractores e incluso de sus defensores resultarán desbordadas y fuera de lugar por el
‘esfuerzo titánico’ de su autor, Javier Pérez Jara».

Además de estos cinco (pseudo)argumentos contra nuestras posiciones, GBS en su


conferencia nos atribuye supuestos pecados que exigirían nuestro enjuiciamiento no ya
filosófico sino moral. Por ejemplo, uno de nosotros (Camprubí) interrumpió uno de los
turnos de preguntas. Esto, según GBS, probaría «el diálogo que se puede esperar del
atlantismo» (a pesar de que ambos estuvimos encantados y agradecidos de atender a las
preguntas y objeciones en los largos turnos de preguntas posteriores a nuestras respectivas
presentaciones). El contexto de aquella interrupción ofrece una interpretación diferente:
ante una situación de monopolio sistemático del turno de preguntas por uno o dos
profesores del curso con el único mérito frente al resto de profesores e intervinientes de
auto-proclamarse en línea dura de la FGB, Camprubí pidió que se atendiera al menos
algunas de las muchas manos levantadas.

Pero, incluso en su peor interpretación posible (la del propio GBS), la supuesta vileza de esta
interrupción no se acerca ni de lejos al despropósito de aprovechar la autoridad del cargo de
presidente de la FGB para dedicar toda una conferencia de clausura de un curso de filosofía
a atacar y difamar a otros ponentes. Se pueden señalar puntos de desacuerdo sin excluir ni
insultar gratuitamente.

Lo grave de esta actitud es que muestra la pretensión de guiar a la FGB según los
mecanismos psico-sociales propios de una parodia de secta religiosa, con textos sagrados
(«el maestro puede criticar a los discípulos, pero los discípulos no pueden criticar al
maestro», decía explícitamente Tomás García, secretario de la FGB, en una de sus
intervenciones en los Cursos de Verano), binarismos tribales «dentro»/«fuera» (incluidas
las crecientes demonizaciones y parodias de las filosofías no-hispanas), e incluso sus
propias y peculiares excomuniones públicas.

La ciclópea obra de Gustavo Bueno es de un incalculable valor filosófico. Sin embargo, y


desgraciadamente, oscila hoy día entre el creciente olvido y la incomprensión. La FGB tiene
el mandato de preservar y transmitir el legado filosófico de Gustavo Bueno. Un legado que,
desde luego, excede tanto a dicha institución como a sus responsables, pero que a lo largo de
estos años esta Fundación ha contribuido enormemente a difundir y discutir, pese a las
sombras anteriormente mencionadas. Por nuestra parte, esperamos que la FGB se esfuerce
por frenar sus tendencias más despóticas y sectarias, que traicionan el espíritu filosófico de
la obra de Gustavo Bueno.

La Plataforma en Defensa de la Filosofía denuncia:


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Europa Press

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