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Epistemologías de la
complejidad y educación
Colección Universidad
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ISBN: 978-84-9921-981-3
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Sumario
5
Introducción: la complejidad
o la necesidad de la reforma
epistemológica
7
Se dice que los antecedentes de la complejidad se encuentran tanto
en el pensamiento oriental milenario (el Yijing o Yi-king, o Libro de las
Mutaciones, de los siglos XII-XI a.C.; Lao-tsé, en el Dao de jing, o Libro del
Tao y de la Virtud, del siglo IV a.C.; en Zhuang Zhou, 369-268 a.C., o
en Fang Yizhi, 1611-1671) como en autores de la tradición occidental
(Heráclito, 535-480 a.C.; Protágoras, 485-411 a.C., o Georg Wilhelm
Friedrich Hegel, 1770-1831, entre otros) (Moreno, 2002: 13). Sin em-
bargo, a pesar de que en la racionalidad occidental existen pequeños
atisbos referidos a la complejidad, hay que destacar que la racionalidad
dominante en la cultura occidental es por sí misma antitética a la ra-
cionalidad compleja.2
Descartes aportó fundamento al paradigma que conformaría la cos-
mología occidental con la escisión del sujeto pensante (ego cogitans) de
la cosa extensa (res extensa). Con Durkheim, ello se confirmaría en la
ciencia social moderna al afirmar este que «los hechos deben ser trata-
dos como cosas». No obstante, la operacionalización del conocimiento
para atravesar el espesor de la realidad social, requiere la selección de
hechos significativos, y al hacerlo implica la omisión y el rechazo de
los hechos considerados «no trascendentales». En palabras de Morin
(1983: 28-30), el conocimiento «separa (distingue o desarticula) y une
(asocia, identifica); jerarquiza (lo principal, lo secundario) y centra-
liza (en función de un núcleo de nociones maestras)», y con ello, «tal
disyunción, enrareciendo las comunicaciones entre el conocimiento
científico y la reflexión filosófica, habría finalmente de privar a la cien-
cia de toda posibilidad de conocerse, de reflexionar sobre sí misma y
aun de concebirse a sí misma». Sin duda, solo han sido las contribu-
ciones contemporáneas –generalmente producidas a lo largo del siglo
XX– las que han orientado la concepción de la complejidad como nece-
sidad epistemológica, tanto para las ciencias naturales como para las
sociales.3
Cuando hablamos de complejidad cabe tener en cuenta que lo com-
plejo no es lo complicado; al contrario, es lo sencillo; mientras que
lo complicado no es lo complejo, es lo simple. A lo largo de estas pá-
ginas nos disponemos a desentrañar este múltiple cruce paradójico.
Se tratará, pues, de superar la tendencia unidimensional del ordenado
conocimiento científico occidental que estratégicamente separa, une,
prioriza, jerarquiza, abstrae; en una palabra, simplifica (olvida lo que
4. Hay que dejar claro que no hay ciencias sociales críticas o acríticas en bloque;
puede encontrarse una pedagogía crítica y otra acrítica, lo mismo pasa con la antropo-
logía, la sociología o la psicología.
7. Los enfoques sistémicos son la amalgama construida desde muy distintas pers-
pectivas científicas, cuya virtualidad en el campo de las ciencias sociales hay que bus-
carla en el intento de poner en relación la diversidad de niveles de análisis: análisis
parciales y totales, análisis micro y macro, etc. Si bien no podemos profundizar aquí
en las distintas interpretaciones desarrolladas bajo la teoría general de sistemas, nos
remitimos a algunos de los autores fundamentales, entre otros muchos, a Bertalanffy
(1978), Buckely (1977), Forrester (1968), Lhumann (1996) y Rappoport (1970).
Bibliografía
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197
5.3. Riesgo y peligro en los sistemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
5.4. Las sociedades contemporáneas como sistemas
complejos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
5.5. El sistema educativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121