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I.C.

Raíces del Perú - Madrid

DANZA SON DE LOS DIABLOS - CALLAO - LIMA

(MONOGRAFIA, RESEÑA HISTORIA, GLOSA,AUDIO,VIDEO)


Editado y Publicado por Huariruna Sayani
Fuente: Anonimo

SON DE LOS DIABLOS


Teobaldo Carrillo Gil

Danza Son de Los Diablos Callao Lima (Reseña Histórica)

1. ORIGEN
Las manifestaciones negras se originan en las fiestas del Hábeas Christi (155... a
mediados del s. XVI), con la finalidad de representar a través de los negros “el mal”
Esta forma de epresentar “el mal” a través de los negros, se dio anteriormente en
España en las fiestas del Hábeas Christi, quienes a subes tomaron un elemento de
la cultura africana conocido como el “Brujo” o el “Ganga”. Este personaje fue
mezclado con elementos del diablo católico y de ahí nació un nuevo personaje el
cual utilizaron para estas fiestas del Hábeas Christi.

El Hábeas Christi, era la fiesta católica en contra de la duda de los protestantes. El


son de los diablos como danza forma parte de esta fiesta desde una fecha imprecisa
pero lo que si queda claro es que a fines del siglo XVIII, ya estaba implantado en el
Perú.

Según Nicomedes Santa Cruz, en su libro “Socavón”, manifiesta que en el s. XIX,


se trasladó la aparición de los diablos a otras fechas como el carnaval o fiestas
patronales de cada pueblo.

folklore impuesto y artificial

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Desde que llegaron los esclavos africanos al Perú, los españoles trataron de destruir
sus tradiciones culturales “salvajes” e imponerles nuevas tradiciones. Crearon para
ellos un folklore artificial.

Durante toda la colonia, los negros tuvieron que aceptar este folklore impuesto que
era su único medio de diversión. Para que su trabajo sea más productivo, era
necesario permitirles festejar de vez en cuando. A estos intereses de los
propietarios de esclavos, se añadían los intereses de la Iglesia, que utilizó el
folklore para “cristianizar” a los negros : creó fiestas de santos negros, fiestas de
cofradías negras, etc. Aprovechaba el gusto de los africanos por las procesiones, las
ceremonias públicas, la música, etc, utilizándolos para el culto católico.

Este folklore impuesto a los negros cumplía, pues, una función de control racial.
Esta función era particularmente visible en la representación dramática de la lucha
entre Moros y Cristianos, que se escenificaba mucho todavía en el siglo pasado e
incluso al principio de este siglo. Esta representación folklórica era de origen
español y celebraba la victoria de los españoles sobre los Moros invasores. Los
conquistadores la trajeron al Perú y la hicieron representar por sus esclavos negros.
L idea era doble: afirmar la superioridad del blanco sobre el negro y afirmar la
superioridad del cristiano sobre el pagano. Así los trabajadores negros eran
implícitamente invitados a respetar a su patrones y a cristianizarse.

Mojiganga

Para el Perú costeño esta palabra se halla íntimamente ligada a la costumbre que
desde el siglo XVI se originó en España de obligar a que los esclavos negro y
mulatos acompañaran las procesiones religiosas, de cuyo cortejo hacía un siglo que
formaban parte cantores, bailarines y comediantes.

Eso explica que cuando se verificó la conquista del Perú y con ello la inmigración
forzada de afronegros, éstos desempeñarán papel activo en nuestras procesiones.
Según informa Guillermo Lohman en su primer tomo sobre el arte dramático en
Lima, ya en 1560 y 1562 se celebró con danzas e invenciones el Hábeas Christi
limeño, y desde 1563 las actividades de esa clase terminaban con una
representación escénica. Dice este erudito autor que la música y el baile parece que
eran indispensable acompañamiento, y registra nombres, de músicos, cantantes y
acróbatas, dando también un dato muy interesante en relación con este artículo:
que las cofradías de negros, mulatos e indios estaban obligadas a presentar sus
danzas típicas, en estas celebraciones.

Este preámbulo viene al caso para que el lector explique el estrecho enlace que
creemos hallar en el Perú, entre las procesiones, los negros costeños y la voz
“mojiganga”. Este tema lo hemos desarrollado, en extensión, en el ensayo que en
párrafos subsiguientes mencionamos. Ahora nos limitamos a dar precisas y breves
informaciones que beneficiarán al lector.

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En los finales del siglo XVII, al describir Caviedes a un limeño que fungía de médico
lo apostrofó diciéndole: “A ti, quincucho de médico y licenciado galápago,
mojiganga de la física, tuerto en derecho de párroco...”.
Algo después, por el año 1817, el Alcalde del Cabildo de Lima comunicó a los curas
de las parroquias que en las presiones de Cuasimodo y Hábeas quedaban
prohibidas las tarascas, diablos, gigantes, papahuevos y “otras mojigangas”
(Palma, Tradiciones, 905). Estas se presentaban también en las corridas de toros,
pues el mismo tradicionista dice (p. 889), describiendo una corrida de 1815, que
Mañuco el Parlampám se presentó “vestido de monigote en la mojiganga...,
desempeñándose con tanto gracejo que conquistó no poca pulachería”. En sus
Escenas de carnaval, por otra parte, al abrir Abelardo Gamarra la Escena VII, en
1879, explica: “(Doña Pancha regresando a la sala hecha una mojiganga”) (El
Tunante, 133). Y, por último, Blume y Elguera, en su “Letania”, expresan:

“¡Buena está la mojiganga! ¿La bendita Compañía? (se refieren a la de Jesús)

Hombre, ¡qué ganga! ¿qué ganga?” (Pág. 195).

Las citas precedentes permiten percatarse que en cuanto a la literatura fue


continuo el empleo entre nosotros del término, “mojiganga”, no sólo a partir de los
finales del siglo XVII según se documenta en líneas precedentes. Esto no empero,
nos ocupamos del mismo porque creemos que existe la posibilidad de que se trate
de un posible afronegrismo creado en España a fines del siglo XVI, lo que
convendría analizar.

Etimología

El son de los diablos no tiene conexión con los lenguajes afronegros; pero si está
emparentado con su gente en cuanto a la herencia coreográfica que la República
recibió.

La denominación es castellana, y Corominas documenta en uso la voz “son” desde


los mediados del siglo XIII, en que ya se empleaba extensamente en el área rural
española. La adición calificativa de los diablos pudo formarse en América donde
estos estarían de moda desde el s. XVI, ya que antes no habían figurado mucho.
Creemos que esa denominación, en su conjunto, se aplicó a un desprendimiento de
la mojiganga ya morena que nos vino de España, en la cual aparecían mucho los
diablos ( en realidad eran ngangas o sea hechiceros) que los negros introdujeron en
las procesiones del culto católico los cuales se añadieron a los diablos europeos que
aparecían ya en los autos procesionales peninsulares.

2. AREAS DE DIFUSIÓN

El son de los diablos se desarrolló en el departamento de Lima, en los Barrios Altos.


Algunas calles que recorrieron fueron:

 Cocharcas (principalmente)

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 Carmen Alto
 Los Naranjos
 El Chirimoyo
 Pampa de Lara
 Cinco Esquinas
 Santoyo
 Manzanilla
 Barbones
 Maravillas
 La Confianza

En menor grado pudo haberse dado en los distritos del Rímac y La Victoria

* Manifestaciones acerca de las fechas en que se bailò el son de los diablos:


Nicomedes Santa Cruz, “Se bailò hasta 1920”
Josè Durand, “Se bailò hasta 1930”
Pedro Joya (diablo mayor, entrevistado por el movimiento negro Francisco Congo),
“Se bailò hasta 1950”
Diablos Mayores màs conocidos:
Ño bistè o Churrasco
El Moreno Barbadillo
Chumbeque (Pedro Joya)
Don Pancho

3. DESCRIPCIÓN DE LA DANZA

Aparecen por las calles de Lima cuadrillas de negros conformadas por 11 bailarines
(desde el más alto y corpulento hasta el más pequeño)

 1 Diablo Mayor
 2 Capataces
 8 Peones o Diablos

El número de bailarines puede variar, así como el desplazamiento y figuras


coreográficas.
Hasta en los años veinte del siglo XX fue posible ver el Son de los Diablos.

4. INSTRUMENTOS MUSICALES:

Básicamente intervenían:

 2 Quijadas o Carachachas
 1 Cajita
 1 Guitarra (en ocasiones El Arpa)

Se observan en algunas acuarelas de Pancho Fierro y a través de otros datos que


mencionan la inclusión de tambores de parche, parecidos a los tambores “Batà”.

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5.VESTUARIO:

Existe información variada acerca del vestuario, no obstante podemos señalar lo


siguiente:

▪ El Diablo Mayor :

a) Zurriago o látigo
b) Pantalones con flecos
c) Rabo de cola de caballo teñidas de rojo
d) Máscara grande
e) Tiara (sombrero alargado) con plumas de colores en la punta
f) Blusa ceñida de mangas cortas color amarillo oro
g) Capa roja adornada con cascabeles
h) Alpargatas de soga adornadas con espuelas.

▪ Los Diablos:

Vestían todo de rojo


a) La blusa y el pantalón adornados con flecos y cascabeles
b) Alpargatas de soga teñidas de rojo
c) Medias y guantes teñidos de rojo
d) Caretas que podían ser de mate, piel de carnero o elementos de cabezas de
diferentes animales disecados con cachos.
e) Caperuza o capucha roja
f) Bastones, espadas o trinches (algunos)

6. LETRA DE LA CANCION

Venimos de los infiernos no se vayan a asustar


Con estos rabos y cuernos, que son solo pa`bailar
Coro:
Son de los diablos son, que venimos a cantar
Y el mentado Cachafaz, la guitarra va tocar (bis)
Son de los diablos son (4 veces)
Todos los años salimos, cuando llega el carnaval
Y asustamos a la gente, con nuestro baile infernal (bis)
Son de los diablos son.....
Yo soy el diablo mayor, y me llaman Ño Bistè
Por esta bemba que tengo, tan grande mìrela usted
Son de los diablos son......

BIBLIOGRAFIA

 Romero, Fernando Quimba, Fa, Malambo, Ñeque, Afronegrismos en el Perú. IEP,


1988.

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 Bocanegra, Elsa B. Historia del Son de los Diablos, Música y danzas de la costa.
Compilación de Separatas, 1959
 Jiménez Borja, Arturo Danzas de Lima. S./e., 1939.
 Castro Nue, Juan En la Senda del Folklore, las viejas danzas de Diablos. 1980
 Herrera Asín, Mario “El Son de los Diablos.” En: Boletín del Movimiento de Teatro
Independiente del Perú. S./e., (1992)
 Santa Cruz, Nicomedes Cumanana, Antología Afroperuana. Philips Peruana,
1965.

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