Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TESIS
TESIS
Por:
MARVIN JAVIER DÁVILA VILLEGAS
VICERECTORÍA DE INVESTIGACIÓN Y
P. Carlos Rafael Cabarrús Pellecer, S. J.
PROYECCIÓN
DIRECTORA DE PROYECTOS Y
SERVICIOS Licda. Vania Carolina Soto Peralta
REPRESENTANTES DE
CATEDRATICOS Lic. Pablo Alfonso Auyón Martínez
Licda. Rita María Castejón Rodríguez
Lic. Fernando Javier Rosales Gramajo
Área Privada:
Lic. José Antonio Gracias González
Lic. Julio Santiago Salazar Muñoz
Lic. Juan José Vásquez Escobar
RESPONSABILIDAD:
El autor será el único responsable del contenido íntegro y conclusiones de esta tesis.
LISTADO DE ABREVIATURAS
Desde la antigüedad han existido conflictos en la humanidad, los cuales, con el paso de
los años y con el involucramiento de otros actores, han originado las llamadas Guerras Mundiales
y otros problemas de carácter internacional y no internacional. Fue hasta la Segunda Guerra
Mundial, derivado de los horrendos crímenes del «holocausto nazi» que empieza la evolución
del Derecho Penal Internacional el cual crea los llamados «tribunales ad hoc» para el juzgamiento
de tales conductas.
Es por lo anterior que con la presente monografía se prende confrontar si el marco legal
nacional e internacional en el trabajo delimitado, fue suficiente para garantizar que los principios
y garantías del Derecho Penal y Procesal Penal fueran cumplidos o no.
ÍNDICE
Página
INTRODUCCIÓN i
CAPÍTULO 1
EL DERECHO PENAL Y SUS PRINCIPIOS Y GARANTÍAS
CAPÍTULO 2
EL DERECHO PENAL INTERNACIONAL
2.1 El Derecho Penal Internacional
2.1.1 Antecedentes históricos 53
2.1.2 Definición 56
2.1.3 Principios propios del Derecho Penal Internacional 57
2.1.4 Aplicación del Derecho Penal Internacional 59
2.2 Crímenes internacionales 61
2.3 El Derecho Internacional Humanitario
2.3.1 Definición 66
2.3.2 Antecedentes históricos 67
2.3.3 Ramas del Derecho Internacional Humanitario y su
69
aplicación
2.4 El principio de subsidiariedad 73
2.4.1 Definición 74
2.4.2 Generalidades del principio de subsidiariedad 74
2.5 El principio de jurisdicción universal 77
2.5.1 Definición 78
2.5.2 Principios fundamentales y aplicación de la jurisdicción
80
universal
2.6 La Corte Penal Internacional
2.6.1 Antecedentes históricos 82
2.6.2 El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y su
84
aplicación
2.6.3 El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y su
85
aplicación en Guatemala
2.7 Los Tribunales Ad Hoc 89
CAPÍTULO 3
LOS TRIBUNALES AD HOC 84
CAPÍTULO 4
PRESENTACIÓN, DISCUSIÓN Y ANÁLISIS DE RESULTADOS 119
4.1 Principio de legalidad (nullum poena sine lege) 120
4.2 Principio de intervención mínima (última ratio) 125
4.3 Principio de reserva de la ley 128
4.4 Principio de taxatividad (tipicidad) 131
4.5 Principio de irretroactividad 134
4.6 Principio de exclusión de la analogía 137
4.7 Principio de igualdad 139
4.8 Principio de ofensividad (nullum crimen sine injuria) 142
4.9 Principio de legalidad procesal o del debido proceso (nullum
143
proceso sine lege)
4.10 Principio de presunción de inocencia 147
4.11 Derecho de defensa (principio de contradicción) 149
4.12 Principio de necesidad de la presencia del imputado 154
4.13 Principio de exclusividad jurisdiccional (juez natural) 156
4.14 Principio de independencia e imparcialidad de los jueces 158
4.15 Principio de única persecución (non bis in idem) 161
4.16 Principio del juicio previo (nulla poena sine iudicio) 163
4.17 Principio de no autoincriminación 165
4.18 Principio de duda razonable (in dubio pro reo) 167
4.19 Principio de duración razonable del proceso 168
4.20 Principio de preclusión procesal (transitoriedad del proceso) 170
4.21 Reconocimiento y respeto de los Derechos Humanos 172
4.22 Principio de proporcionalidad de la pena (prohibición de exceso) 173
4.23 Principio de legalidad de ejecución 176
4.24 Cuadro de Cotejo 178
CONCLUSIONES 183
LISTADO DE REFERENCIAS 185
ANEXOS
Modelo de cuadro de cotejo 193
INTRODUCCIÓN
Las discrepancias en las opiniones de las personas han ocasionado que los conflictos se
resuelvan de determinada manera, ya sea amigablemente o mediante la fuerza especialmente
cuando median los intereses de determinados Estados. A lo largo de la historia de la humanidad
se han suscitado distintos apuros entre países, varios de los cuales han sobrepasado su soberanía
nacional para convertirse en verdaderas beligerancias internacionales.
Lo anterior ha derivado en que se desarrollen guerras que incluso han llegado a llamarse
«mundiales» dada la magnitud del conflicto que alcanzan y las partes combatientes que se ven en
ellas involucradas. Es así como, por ejemplo, la Primera Guerra Mundial comenzó en el año de
1914 y finalizó 4 años después con un saldo de miles de muertos, heridos y desplazados; sin
embargo, tuvo que ser hasta la Segunda Guerra Mundial entre los años de 1939 a 1945 que luego
de millones de fallecidos principalmente en el «holocausto nazi», la humanidad se diera cuenta de
cuál aberrante y perversa podía ser la especie humana.
Esa extravagancia derivada de los crímenes del nazismo planteó la necesidad de crear un
ordenamiento jurídico penal «supra estatal»; es decir, que actuara por encima de la soberanía de
los Estados. Es así como se empieza a desarrollar el concepto de «represión penal internacional»
el cual posteriormente evoluciona y se convierte en lo que hoy se conoce como «Derecho Penal
Internacional», y el que, a su vez, es apoyado por el «Derecho Internacional Humanitario» que
regula concretamente las situaciones de llevar a cabo una guerra.
i
indica, fueron creados para el juzgamiento de ciertos y determinados delitos cometidos por
ciertas y determinadas personas en cierto y determinado ámbito espacial y temporal.
Sin embargo, con sus defectos y virtudes, los «tribunales ad hoc» se topan con que el
asidero de sus actividades reside en el Derecho Penal, ciencia jurídica que a lo largo de su
evolución ha consagrado principios y garantías, tanto en su parte sustantiva como en la procesal,
las cuales van encaminadas a proteger los Derechos Humanos de, entre otros actores, un
inculpado, si es que a éste ha de seguírsele un proceso por una supuesta conducta que trastocó un
bien jurídico tutelado.
Debido a la incidencia que dicho tema implica en las sociedades actuales es que surge la
pregunta referente a ¿qué principios y garantías del Derecho Penal y Procesal Penal fueron
cumplidas y cuales fueron incumplidas en los juicios celebrados en los Tribunales de Nüremberg,
ii
Tokio, Antigua Yugoslavia, Ruanda y Sierra Leona?, la cual constituyó la incógnita central en el
desarrollo del presente trabajo de investigación.
Como objetivo general se pretendió determinar qué principios y garantías que el Derecho
Penal y Procesal Penal generalmente aceptan, se cumplieron o no se incumplieron en los juicios
que se celebraron en Nüremberg, Tokio, Antigua Yugoslavia, Ruanda y Sierra Leona, con motivo
de juzgar a los mayores criminales de guerra que motivaron a que ésos conflictos sucediesen.
iii
como ―el conjunto de disposiciones emanadas de la Comunidad internacional cuya misión es la
protección de los bienes jurídicos más importantes, entre aquellos que constituyen los bienes
vitales del orden internacional frente a las formas más graves de agresión.‖ *. Así también se tiene
al «Derecho Internacional Humanitario» el cual es definido por Swinarski, quien es citado por el
Comité Internacional de la Cruz Roja, como aquel ―(…) cuerpo de normas internacionales, de
origen convencional o consuetudinario, especialmente destinadas a solucionar los problemas de
índole humanitaria que se derivan directamente de los conflictos armados, internacionales o no, y
limitan, por razones humanitarias, el derecho de las partes en conflicto a utilizar los métodos y
medios de hacer la guerra de su elección y protegen a las personas y los bienes afectados o que
pueden verse afectados por el conflicto.‖†
En ese mismo orden de ideas, también se tienen como variables o elementos de estudio a
los «principios» los cuales son definidos por Villalta como aquellos que ―se plasman en las
normas jurídicas y se establecen en derechos fundamentales.‖ ‡; y las «garantías procesales» las
cuales son conceptualizadas por Julio Maier quien es citado por Salas como aquellas ―
seguridades que se otorgan para impedir que el goce efectivo de los derechos fundamentales sea
conculcado por el ejercicio del poder estatal, ya sea limitando ese poder o repeliendo el abuso.‖ §
Y, finalmente, a los «tribunales ad hoc» los cuales son definidos por Abrisketa como aquellos
establecidos ―para juzgar crímenes cometidos en conflictos específicos, cuyas competencias están
restringidas a un periodo de tiempo y lugar determinados.‖ **
*
Ponciano Mancilla, Héctor Christhiann. Los crímenes internacionales más graves y de mayor trascendencia para la
comunidad internacional. Guatemala. 2004. Tesis de la Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad
Rafael Landívar. Pág. 15
†
Centro de Apoyo en Comunicación para América Latina del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Derecho Internacional Humanitario. Preguntas y respuestas. Suiza: Comité Internacional de la Cruz Roja. 2007.
Pág. 35
‡
Villalta Ramírez, Ludwin Guillermo Magno. Principios, derechos y garantías estructurales en el proceso penal.
Guatemala: [s.d.e]. 2ª. Edición. 2007. Pág. 143
§
Webjuridicas.com-Directorio Abogados-Estudios Jurídicos-. Salas Beteta, Christian. Procesal: El proceso penal –
Garantías constitucionales. España. 2004. Disponibilidad y acceso: http://www.websjuridicas.com/modules/news
/article.php?storyid=228. Fecha de consulta: 24/10/2011
**
Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. Abrisketa, Joana. Tribunales penales
internacionales ad hoc (para ex Yugoslavia y Ruanda). España. 2000. Disponibilidad y acceso:
http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/219. Fecha de consulta: 26/06/11
iv
marco jurídico nacional, únicamente la legislación penal y procesal penal guatemalteca, entre las
que se incluyó a la Constitución Política de la República de Guatemala. No se abarca el análisis
de otras leyes de carácter especial o supletorias, sean estas de índole nacional o internacional,
pues de lo contrario se haría muy extensivo el desarrollo del mismo si se considera lo que
previamente se debe de conocer antes de hacer la concatenación respectiva.
Como aporte se pretende que el lector tome conciencia sobre los principios y garantías
que el Derecho Penal generalmente acepta y que se deben de observar siempre pues forman parte
del respeto a la dignidad humana; esto como un precedente para futuros proyectos y trabajos de
investigación de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar o
de cualquier otra casa de estudios y de este modo ampliar el desarrollo de esta temática a nivel
nacional.
Las unidades de análisis que fueron objeto de estudio del presente trabajo de investigación
las cuales fueron recogidas en el cuadro de cotejo que para el efecto se elaboró, se
individualizaron, primeramente, como legislación de marco nacional, tales como: Constitución
Política de la República de Guatemala, Código Penal y Código Procesal Penal. Como segundo
punto, se utilizó normativa internacional la cual principalmente consistió en: Estatuto del
Tribunal Militar de Nüremberg, Estatuto del Tribunal Militar de Tokio, Estatuto del Tribunal
Penal Internacional para la ex – Yugoslavia, Estatuto del Tribunal Penal Internacional para
Ruanda y Estatuto del Tribunal Especial para Sierra Leona.
v
Para fines de realizar dicha investigación se utilizó como instrumento un cuadro de cotejo
en el cual se contrastaron los indicadores con las unidades de análisis arriba descritas, siendo los
primeros los principios de: legalidad sustantiva, de intervención mínima, de reserva de la ley, de
taxatividad, de irretroactividad, de exclusión de la analogía, de igualdad, de ofensividad, del
debido proceso, de contradicción, de necesidad de la presencia del imputado, de independencia e
imparcialidad de los jueces, de única persecución, del juicio previo, de no autoincriminación, de
duda razonable, de duración razonable del proceso, de preclusión procesal, de reconocimiento y
respeto de los Derechos Humanos, de proporcionalidad de la pena y de legalidad de ejecución.
Con base en el cuadro de cotejo se hizo evidente que existieron varios principios y
garantías generalmente aceptados dentro del marco de un Derecho Penal garantista que fueron
violados en la elaboración de los Estatutos de cada tribunal ad hoc estudiado, además de que se
notó que el sistema jurídico guatemalteco tiene plenamente reconocidos todas ésos postulados, lo
cual viene a confirmar que la situación actual del país en relación a la impunidad y a la falta de
un verdadero Estado de derecho no es un problema «de leyes» sino «de personas», pues dichos
actores, a pesar de contar con el andamiaje jurídico apropiado, han olvidado procurar el fin
último de la Constitución, siendo este el bien común.
vi
En el Capítulo 2 se tocó lo referente al Derecho Penal Internacional, ciñendo el mismo a
tópicos concretos como lo fueron los crímenes internacionales, el Derecho Internacional
Humanitario, el principio de jurisdicción universal y de subsidiariedad, y algunos aspectos de la
Corte Penal Internacional y de los tribunales ad hoc.
vii
CAPÍTULO 1
La ciencia del Derecho Penal ha sido estudiada en muchas ocasiones por diversos
jurisconsultos quienes, en varias ocasiones, han creado verdaderos tratados magistrales que aún
hoy sirven de fuente de consulta tanto para estudiantes de derecho como para jueces y
magistrados, siendo tan basta esta rama de las ciencias jurídicas que no alcanzan varios tomos
para agotar la misma; y peor aún, si se toma en cuenta que el derecho, en general, constantemente
se actualiza.
Ello sirve se preámbulo para advertir que en éste capítulo se recuerdan tan solo algunos de
los tantos aspectos importantes que el Derecho Penal abarca, pero que sirven inexorable y
directamente para entender el análisis que en el último apartado del presente trabajo se aborda,
así como las conclusiones que el mismo derivó.
En la doctrina del Derecho Penal varios autores han tratado de sintetizar lo concerniente a
la evolución histórica de esta rama de las ciencias jurídicas; pretender agotar este punto sería
arrogarse un mérito que, no solo no es propio, sino que no va acorde a los objetivos de la presente
tesis, razón por la cual se hace una breve integración de lo que juristas nacionales y foráneos han
expuesto al respecto.
Es sabido que el Derecho Penal nace a consecuencia del crimen (delito o infracción grave)
el cual es tan antiguo como la humanidad, habiéndose documentado por primera vez en la misma
Biblia, pues en el libro del Génesis se relata cómo Caín mató a su hermano Abel; y el crimen, a
su vez, es corolario de las expresiones de la convivencia humana que realizando acciones u
-1-
omisiones manifiestas de su voluntad lesionan los intereses de los demás y son reprimidas por el
Estado a través de los medios jurídicos idóneos.
Esa función de reprimir las conductas que no son socialmente aceptadas ha ido variando
según el período que se trate, razón por la cual, tomando como base el desglose que los autores
nacionales José Francisco De Mata Vela y Héctor Aníbal De León Velasco 1 hacen, el cual, dicho
sea de paso, fue esquematizado por primera vez por el tratadista Eugenio Cuello Calón2, a
continuación se presenta un breve resumen de las épocas en las que se puede dividir la evolución
histórica del Derecho Penal.
El tratadista Cuello Calón3 citando a Makarewicz señala que en los primeros grupos
humanos cuando el poder público (poder estatal) no poseía aún el vigor necesario para imponerse
a los particulares, la función penal revestía el aspecto de una venganza; sin embargo, a esta
venganza no podía considerársele como una forma de reacción penal, pues la misma era
meramente personal y la sociedad permanecía extraña a ella; pero cuando, por el contrario, la
sociedad se ponía de parte del vengador, ésa sociedad reconocía la legitimidad de su venganza,
reconociendo así una venganza privada equivalente a la pena.
El ejemplo más claro de esta época se considera que fue la llamada «Ley del Talión: Ojo
por ojo, diente por diente» en virtud de la cual se tenía el derecho de repetir al ofensor lo que éste
había hecho a su victimario o, como lo señala el autor antes citado, ―según el cual no podía
devolverse al delincuente un mal mayor que el inferido a su víctima‖ 4. Inclusive, es sabido que si
el malhechor suprimía al hombre que era la fuente de ingresos de un lecho familiar, dicha
responsabilidad se le endosaba a aquél, a modo de venganza (pena); posteriormente aparece la
«composición», mediante la cual el ofensor y su familia rescataban del ofendido y de los suyos,
mediante el pago de dinero u objetos de valor, el «derecho» de venganza.
1
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Derecho Penal guatemalteco. Parte general y
parte especial. Guatemala: F&G Editores. 1999. 11ª. Edición. Págs. 13 y ss.
2
Cuello Calón, Eugenio. Derecho Penal. Tomo I (Parte general) Volumen primero. España: Bosch, Casa Editorial,
S.A. 1980. 18ª. Edición. Pág. 58 y ss.
3
Ibíd. Pág. 59
4
Loc. Cit.
-2-
Al respecto, De Mata y De León5 agregan que a este período también se le conoce como
la época bárbara, pues se accede al impulso de un instinto de defensa ante la reacción provocada
por un ataque que se considera injusto y como en dicha época no se encontraba organizada
jurídicamente la sociedad, es decir, no se encontraba establecido el Estado, los individuos que se
sentían ofendidos en sus derechos acudían a una defensa individual y cada quien se hacía
«justicia» por su propia mano.
Dicha época pareciera que no se ha esfumado del todo en algunas sociedades, por ejemplo
en la guatemalteca, en la cual aún en el afán de buscar «justicia» se ha acudido por parte de
inadaptados sociales a prácticas bárbaras como los linchamientos o la lapidación, e inclusive a la
mutilación o a la desmembración, para ejercer ese «derecho» de venganza (pena) que se cree
tener.
Según Cuello Calón6, durante este período la represión penal tenía por fin el aplacamiento
(alivio, atenuación, moderación) de la divinidad ofendida por el delito, por lo que, entonces, la
justicia criminal se ejercitaba por los jueces «en el nombre de Dios» y las penas se imponían para
que el delincuente purificara su delito y así la divinidad atenuara su cólera.
A criterio de los autores guatemaltecos citados con anterioridad, en esta época también
llamada «teocrática» se sustituía la voluntad individual del vengador por una voluntad divina a la
que correspondía la defensa de los intereses colectivos lesionados por el delito.7
5
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 13
6
Cuello Calón, Eugenio. Op. Cit. Págs. 59 y 60
7
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 14
8
Ibíd. Pág. 15
-3-
pues el poder público representado por el Estado, ejerce la venganza en nombre de la colectividad
o de los individuos cuyos bienes jurídicos han sido lesionados o puestos en peligro.
De tal suerte que, como refiere Cuello Calón, la represión penal aspiraba a tener a toda
costa la paz y la tranquilidad social, lo cual se consiguió con el terror y la intimidación que
causaba la frecuente ejecución de duras penas, apareciendo –en consecuencia– las leyes más
severas y crueles que castigaban no solo los crímenes graves, sino hechos que hoy serían
indiferentes ―como los delitos de magia y hechicería que se juzgaban por tribunales especiales
con el rigor más inhumano‖, que aplicaba penas como la de muerte, mutilaciones corporales y
penas pecuniarias de efecto confiscatorio; inclusive, ―la pena para algunos delitos, trascendía a
los descendientes del reo, y durante cierto número de generaciones formaban éstos una casta
aparte desprovista casi de derechos. Ni la paz de las tumbas se respetaba, se desenterraban los
cadáveres y se les procesaba; (…) dominaba la más completa arbitrariedad, los jueces y
tribunales tenían la facultad de imponer penas no previstas en la ley, incluso podían incriminar
hechos no penados.‖9
9
Cuello Calón, Eugenio. Op. Cit. Págs. 60 y 61
-4-
muerta, sino los derechos de sus seres queridos a quienes no se les permitió darle el último adiós,
ni mucho menos sepultura.‖10
Cuello Calón parafraseado por De Mata y De León11, refiere que fue la Iglesia la que dio
el primer paso contra la crueldad de las penas, pues la excesiva crueldad de la época de la
venganza pública dio como resultado un movimiento en favor de la humanización no sólo de las
penas sino del procedimiento penal, toda vez que en la época de la venganza pública se iniciaron
las torturas, los calabozos y toda clase de tormentos con la finalidad de castigar y obtener
confesiones.
La etapa humanitaria del Derecho Penal comienza a fines del siglo XVIII con la corriente
intelectual del Iluminismo y los escritos de Montesquieu, D‘Alambert, Voltaire y Rousseau, pero
es indiscutible y aceptado unánimemente que su precursor fue el milanés César Beccaria, quien
en el año de 1764 publicó su famosa obra denominada «Dei delliti e delle pene» (De los delitos
y de las penas), en la cual se pronunció abiertamente contra ―la pena de muerte, la proscripción,
la confiscación, las penas infamantes, la tortura, la talla, el procedimiento inquisitivo, y abogó
ardientemente por la atenuación de la penalidad, por la legalidad de las penas, por la protección
del acusado mediante garantías procesales.‖ 12 El argumento utilizado por Beccaria, según se
entiende, era que el fin de las penas no consistía en atormentar y afligir a un ente sensible, ni
deshacer un delito ya cometido, sino que no era otro que impedir al reo causar nuevos daños a sus
ciudadanos y retraer a los demás de la comisión de otros iguales.
Los autores guatemaltecos a quienes ya se ha hecho referencia, citando a Cuevas Del Cid,
agregan que Beccaria consideró que la pena era más justa y útil cuanto más pronta y más vecina
al delito cometido se encontraba; era más justa porque evitaba en el reo los inútiles y fieros
tormentos de la incertidumbre que crecía con el vigor de la imaginación y la propia flaqueza, y
era más útil porque cuando era menor la distancia de tiempo que pasaba entre la pena y el delito,
10
Martí Guilló, José Eduardo. El Derecho Penal del enemigo en la legislación guatemalteca. España. 2011. Tesis de
Máster Universitario de Especialización en Derecho Penal. Universidad de Sevilla. Pág. 156
11
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 16
12
Cuello Calón, Eugenio. Op. Cit. Pág. 61
-5-
tanto era más fuerte y durable en el ánimo la asociación de las ideas, delito y pena, de tal modo
que funcionaban el uno como causa y la otra como efecto consiguiente y necesario.13
A criterio del autor del presente trabajo, se puede notar que en la loable forma de pensar
de César Beccaria se encuentra el génesis de las garantías y principios del Derecho Penal, el cual,
al haber ocasionado el posterior estudio de muchos intelectuales, derivó en que el mismo
evolucionase y se patentizase, entonces, en los distintos códigos sustantivos y procesales que hoy
aplican la mayoría de países del mundo, instaurando un antes y un después en la llamada «Edad
de oro del Derecho Penal».
v. Período científico:
El autor español arriba citado refiere que esta época se caracterizó ―por la honda
transformación producida en el Derecho Penal a causa de la irrupción en su terreno de las
ciencias (biología criminal, sociología criminal, etc.) que integran la amplia disciplina
denominada Criminología.‖15
En apoyo a lo arriba citado, Federico Puig Peña considera que este período se caracterizó
por la invasión de las ciencias penales –aunque no define cuales– en el ámbito del derecho
punitivo y gracias a ello ―se abandona el viejo punto de vista de considerar al delincuente como
un tipo abstracto imaginado por la razón, y en cambio se estudia más detenidamente su
13
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 17
14
Cuello Calón, Eugenio. Op. Cit. Pág. 63
15
Loc. Cit.
-6-
personalidad.‖16 Agrega que en esta época se estudia la etiología (causa, motivo, razón) de la
delincuencia y, por ende, el fenómeno del delito ya no es considerado como un ente jurídico, sino
como una manifestación de la personalidad del delincuente, por lo que la pena ya no tiene solo un
fin meramente retributivo, sino que, además, un fin de defensa social, ya sea como medio de
corrección, de intimidación o de eliminación.
Agrega Palacios Motta citado por De Mata y De León17 que la labor de sistematización
que realizaron Francesco Carrara y los demás protagonistas de la Escuela Clásica, llevaron a
considerar al Derecho Penal como una disciplina única, general e independiente, cuyo objetivo
era el estudio del delito y de la pena desde el punto de vista estrictamente jurídico.
Luego de la Escuela Clásica aparece la Escuela Positiva del Derecho Penal con ideas
totalmente opuestas, al extremo de que Enrico Ferri (uno de sus precursores) consideró que el
Derecho Penal debía desaparecer totalmente como ciencia autónoma para convertirse en una
rama de la Sociología Criminal, auxiliándose, para su estudio, del método positivista o
experimental, contrapuesto al lógico abstracto de la Escuela Clásica.
Tratadistas como Puig Peña 18 y Cuello Calón19 consideran que con la aparición de nuevos
regímenes políticos autoritarios se fue creando un Derecho Penal encaminado a la conservación y
defensa de los intereses del Estado, ocasionando que los delitos políticos que antes eran penados
benévolamente, ahora su castigo fuera mayor, por lo que, entonces, se cambia el sistema de
prevención especial propio del régimen liberal por un sistema de prevención general,
abandonando el principio de la legalidad de los delitos y se da entrada a la analogía.
16
Puig Peña, Federico. Derecho Penal. Tomo I. Parte General. Volumen primero. España. Ediciones Desco. 1960.
5ª. Edición. Pág. 32
17
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 17
18
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 33
19
Cuello Calón, Eugenio. Op. Cit. Pág. 78
-7-
vii. Período moderno:
1.1.2 Definición:
Connotados juristas han definido, según el período en el que se situaban, lo que debe o
debía de entenderse por «Derecho Penal». A continuación se citan algunas definiciones que
ayudaran a comprender de mejor manera esta ciencia.
El jurista mexicano Raúl Carranca y Trujillo al definir esta rama del derecho indica que
―en suma, el Derecho Penal objetivamente considerado es el conjunto de leyes mediante las
cuales el Estado define los delitos, determina las penas imponibles a los delincuentes y regula la
aplicación concreta de las mismas a los casos de incriminación. Es una disciplina jurídica social,
20
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 19
21
Cuello Calón, Eugenio. Op. Cit. Pág. 8
22
Ibíd. Pág. 9
23
Ibíd. Pág. 10
-8-
por mirar a las violaciones de la ley, a la defensa de la sociedad mediante la pena y las medidas
de seguridad, y a la significación y valoración social y jurídica de la conducta humana.‖ 24
Para Luís Jiménez de Asúa este es un ―conjunto de normas y disposiciones jurídicas que
regulan el ejercicio del poder sancionador y preventivo del Estado, estableciendo el concepto del
delito como presupuesto de la acción estatal, así como la responsabilidad del sujeto activo,
asociando a la infracción de la norma una pena finalista o una medida aseguradora.‖25
24
Carranca y Trujillo, Raúl. Derecho Penal mexicano. Parte general. México: Editorial Porrúa S.A. 1982. 14ª.
Edición. Pág. 17
25
Jiménez de Asúa, Luís. Tratado de Derecho Penal. Tomo I. Concepto del Derecho Penal y de la criminología,
historia y legislación penal comparada. Argentina: Editorial Losada, S.A. 1964. 3ª. Edición. Pág. 33
26
Mezger, Edmund. Derecho Penal. Parte general. México: Cárdenas Editor y Distribuidor. 1990. 2ª. Edición. Págs.
27 y 28
27
Zaffaroni, Eugenio Raúl. Manual de Derecho Penal. México: Cárdenas, Editor y Distribuidor. 1986. 4ª. Edición.
Pág.42
-9-
directa e inmediata, que el autor no cometa nuevos delitos, en tanto que las restantes sanciones
jurídicas tienen una finalidad primordialmente resarcitoria o reparadora.‖28
Con base en las definiciones arriba citadas, se propone como definición de Derecho Penal
la siguiente: Rama de las ciencias jurídicas perteneciente al derecho público interno mediante la
cual se establecen penas y medidas de seguridad que reprimen determinadas conductas
consideradas ilícitas, en la que es el Estado el que tiene la facultad exclusiva de imponer y
ejecutar las mismas, con la finalidad de proteger determinados bienes jurídicos previamente
reconocidos en la legislación vigente de un país.
En el caso del Derecho Penal, en particular, lo que se entiende se busca encontrar con la
naturaleza jurídica del mismo es situarlo ya sea dentro del ámbito del derecho privado, dentro del
derecho público o dentro del derecho social, aspecto que históricamente no ha tenido mucho
debate debido a que desde el momento en que el Estado ejerce el ius puniendi (facultad
sancionadora) se desliga la idea de que pueda existir alguna relación entre particulares; es decir,
la naturaleza jurídica del Derecho Penal es la de ser una rama del derecho público. Pero –se
considera– no solo pertenece al derecho público, sino más bien la denominación correcta sería
que el Derecho Penal es una rama del derecho público interno pues el Estado protege bienes
jurídicos tutelados de los nacionales de un país, o de aquellos que no siéndolo se encuentren en el
territorio del mismo y que, por tanto, están bajo el imperio de este.
En su obra De Mata y De León30 explican que el hecho de que algunas normas de tipo
penal o procesal penal puedan dar cierta intervención a los particulares en la sustanciación del
28
Loc. Cit.
29
Ossorio, Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Argentina: Editorial Heliasta S.R.L.
1986. Pág. 615
30
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 5
- 10 -
proceso o en la iniciación del mismo por la clase de delito que se trate, no significa que con ello
se sitúe al Derecho Penal dentro del derecho privado, como lo es el Derecho Civil, el Derecho
Mercantil, etc. Es decir, la intervención de los particulares en la ejecución de la pena es en los
libros tan sólo un recuerdo histórico de las formas primitivas de castigar y aunque en la
actualidad en países como Guatemala aún existan abominables formas de hacer «justicia con
mano propia» eso no implica que aquel, entonces, pertenezca al derecho privado.
Refieren que algunos tratadistas de épocas recientes e influenciados por las novedosas
corrientes de la defensa social contra el delito, han pretendido ubicar al Derecho Penal dentro del
Derecho Social, como lo es el Derecho Laboral y el Derecho Agrario; sin embargo, tampoco se
ha tenido éxito pues, como en párrafos anteriores se afirmó, el Derecho Penal es una rama del
Derecho Público Interno que tiende a proteger intereses individuales y colectivos (públicos o
sociales) y, en consecuencia, la tarea de penar o imponer una medida de seguridad es una función
típicamente pública que solo corresponde al Estado como expresión de su poder interno producto
de su soberanía, a lo que debe sumarse que la comisión de cualquier delito (privado, público o
mixto) genera una relación directa entre el infractor y el Estado que es el único titular del poder
punitivo.31
Por su parte, Carranca considera en forma tajante que ―desde luego el Derecho Penal es
una rama del derecho público interno, y como tal se relaciona inmediatamente con el
constitucional, el administrativo, el laboral y el internacional, todos los cuales se refieren a los
intereses del Estado, a la cosa pública, al todo social, en relación con los particulares. Pero no
sólo: también se relaciona con diversas ramas del derecho privado: el civil y el mercantil, que
rigen las relaciones entre particulares.‖ 32 Ello demuestra que aunque dicho jurista ya es
contemporáneo, únicamente cabe distinguir y situar la naturaleza jurídica de alguna rama del
derecho entre público y privado, sin incluir el social, como algunos otros han considerado.
De igual forma se pronuncia Puig Peña 33 pues, según él, los intereses que tutela se
concentran en la defensa de la colectividad; es sólo el cuidado y protección de la misma lo que
guía en la determinación de los delitos y en el señalamiento y aplicación de las penas, ya que aun
31
Ibíd. Pág. 6
32
Carranca y Trujillo, Raúl. Op. Cit. Pág. 28
33
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 33
- 11 -
cuando en su ejercicio pueda depender en alguna ocasión de una manifestación de voluntad de los
particulares, la acción dirigida a la represión es siempre pública y pertenece al Estado.
Además de pertenecer al derecho público interno, la naturaleza jurídica del Derecho Penal
para Carlos Fontán Balestra34 también es la de ser una ciencia jurídica y su estudio cumple
idéntica finalidad que el de cualquier otra rama del derecho, al interpretar y elaborar los
principios contenidos en la ley.
Finalmente el tratadista argentino Zaffaroni considera que ―dado que el Derecho Penal
procura tutelar bienes jurídicos contra ataques que los afectan y lesionan con ello la seguridad
jurídica, el Derecho Penal no puede menos que ser una rama del derecho público, es decir, de un
derecho en que interviene directamente el Estado como persona de derecho público.‖35
De forma muy prudente e interesante agrega: ―Pero esta intervención no significa que
exista un derecho subjetivo del Estado a incriminar o penar. Este pretendido jus puniendi haría
que todos los delitos lesionasen un único bien jurídico, que sería un derecho subjetivo del Estado,
que gozaría de él de la misma manera en que los particulares gozan del derecho a la vida, a
ejercer su profesión, etc. Las consecuencias prácticas de tal afirmación son inadmisibles: no se
penaría a un homicida, por ejemplo, en razón de que hubiese privado a otro de su derecho a la
vida, sino porque hubiese afectado un derecho subjetivo del Estado. Esta consecuencia es
inadmisible dentro de nuestro Estado de derecho, porque frente al Estado pasarían a segundo
plano todos los derechos de los habitantes que nuestra Constitución consagra. Afirmar que detrás
de la afectación a los bienes jurídicos se encuentra la afectación de un interés general en
conservar la paz social y la seguridad jurídica, es una cosa, pero pretender que eso es un derecho
subjetivo del Estado tiene las inadmisibles consecuencias prácticas que hemos señalado.‖ 36
Con base en las citas anteriormente expuestas se puede sintetizar y a la vez entender que
el Derecho Penal es, en primer lugar, una ciencia jurídica la cual es de origen público pues se
refiere a los intereses del Estado en su relación con la colectividad y, en segundo lugar, es interno
34
Fontán Balestra, Carlos. Tratado de Derecho Penal. Tomo I. Parte general. Argentina: Abeledo-Perrot. 1980. 2ª.
Reimpresión de la 2ª. Edición. Pág. 33
35
Zaffaroni, Eugenio Raúl. Op. Cit. Pág. 44
36
Ibíd. Pág. 45
- 12 -
porque protege y tutela bienes jurídicos expresamente reconocidos en la ley de un país en
concreto que derivado del poder soberano a él delegado es el único facultado para su aplicación.
1.1.4 Finalidad:
Al estudiar los fines del Derecho Penal en la doctrina se encuentran autores que en forma
indirecta abordan dicha temática; es decir, en sus obras no nominan como tal un apartado en
donde se indique específicamente el elemento teleológico de esta rama del derecho, pues al
mencionar la definición de la misma, directa o indirectamente se refieren a ello.
Este es el caso, por ejemplo, de Enrique Bacigalupo quien considera que ―el Derecho
Penal forma parte de los mecanismos sociales que tienen por finalidad obtener determinados
comportamientos individuales en la vida social. En este sentido, el Derecho Penal comparte su
tarea con la ética y la moral aunque no puede identificarse con estas. Exteriormente considerado,
el Derecho Penal procura alcanzar sus fines declarando ciertos comportamientos como
indeseables y amenazando su realización con sanciones de un rigor considerable: sus sanciones
son las más rigurosas que se conocen en el sistema social y los comportamientos a los que estas
se conectan son –en principio– los más intolerables para el sistema social.‖ 37
Por tal razón, agrega el citado autor, el Derecho Penal es un instrumento de control social
que opera junto a otros instrumentos de idéntica finalidad; para ello, las sanciones se manifiestan
ajustándose a un procedimiento determinado para su aplicación y están preestablecidas de un
modo específico en lo referente a sus alcances, duración, derechos que afecta, etc.
Además de lo anterior, Bacigalupo 38 considera que el Derecho Penal cumple con una
«función reparadora del equilibrio de un sistema social» perturbada por el delito.39 Ello es así
pues lo que caracteriza a todo comportamiento desviado y, por consiguiente, también al delito es
su divergencia con los modelos socialmente aceptados de conducta; es decir, con los
37
Bacigalupo Z., Enrique. Manual de Derecho Penal. Parte general. Exposición referida a los derechos vigentes en
Argentina, Colombia, España, México y Venezuela. Colombia: Editorial Temis S.A. 1996. 3ª. Reimpresión de la 1ª.
Edición. Pág. 1
38
Loc. Cit.
39
Delito, según Bacigalupo, entendido en el sentido más general de la expresión, es una forma de comportamiento
desviado que se considera grave dentro de un sistema social y que es calificado de tal por órganos legislativos con
competencia para ello.
- 13 -
comportamientos que cumplen con las expectativas sociales institucionalizadas. Estas
expectativas se expresan en «normas», o sea, a través de la comunicación de deseos en la forma
de «órdenes o «imperativos» que, en este caso en particular, asignan una orden que pone de
manifiesto un comportamiento que no debe de realizarse, o que, por el contrario, reclama la
realización de uno que sea necesario para la conservación de un cierto estado social aceptado por
todos.
Concluye el citado autor diciendo: ―De esta forma, se puede afirmar que el Derecho Penal
procura mantener un determinado equilibrio del sistema social, amenazando y castigando. El
castigo entra en consideración cada vez que la amenaza fracasa en su intención de motivar. Sería
falso, sin embargo, creer que solo se cometen aquellos delitos que se castigan.‖ 40
Para los distinguidos juristas Francisco Muñoz Conde y Winfried Hassemer la finalidad,
misión o meta de esta rama del derecho se explica de la siguiente manera: ―En definitiva, el
Derecho Penal en la misión protectora de bienes jurídicos interviene junto con otras muchas
instituciones sociales y estatales. Lo que, sin embargo, caracteriza al Derecho Penal es el modo
en el que lleva a cabo específicamente esa tarea protectora cuando se ocupa de las infracciones
normativas más graves.‖41
Para De Mata y De León el fin del Derecho Penal es el ―mantenimiento del orden jurídico
previamente establecido y su restauración a través de la imposición y la ejecución de la pena,
cuando es afectado o menoscabado por la comisión de un delito‖ 42 por lo que, entonces,
corresponde a éste castigar aquellas conductas ilícitas que lesionen y pongan en riesgo intereses
individuales, sociales o colectivos, deviniendo, por ende, el carácter sancionador de esta rama de
las ciencias jurídicas.
40
Bacigalupo Z., Enrique. Ibíd. Pág. 2
41
Muñoz Conde, Francisco y Winfried Hassemer. Introducción a la Criminología y al Derecho Penal. España:
Tirant Lo Blanch. 1989. Pág. 116
42
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 10
- 14 -
poder público.‖43 Agrega de manera muy acertada que el régimen penal es el último recurso del
control social, lo cual no significa, inaplicación de la ley penal cuando deba ser aplicada.
Ahora bien, existen varios autores como por ejemplo De Mata y De León 44, Fontán45 o
Zaffaroni46, por mencionar algunos, que piensan que además de ser una característica del
Derecho Penal (las cuales se abordan en el apartado siguiente) también es una finalidad del
mismo el de ser un medio de prevención del delito. Sería absurdo tratar de contradecir a tan
distinguidos tratadistas, sin embargo, se considera que –aunque no es tema de este trabajo de
investigación– la «prevención del delito» no es competencia del Derecho Penal sino más bien de
la Criminología, que es una ciencia auxiliar de aquél.
Ello no puede ser de otra manera pues, como es sabido, el Derecho Penal es de «última
ratio» o de última razón, o de último argumento, o de última justificación, o de última
intervención, y en consecuencia solo excepcionalmente y si se cumplen determinados requisitos
(tipicidad) deberá de incursionarse en su ámbito de aplicación, por lo que no es razonable que con
43
García Ramírez, Sergio. Derecho Penal. México: Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Autónoma de México. 1990. Pág. 24
44
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Págs. 10 y 12
45
Fontán Balestra, Carlos. Op. Cit. Pág. 15
46
Zaffaroni, Eugenio Raúl. Op. Cit. Pág. 57
47
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 181
- 15 -
una norma de última intervención se pretenda prevenir la comisión de hechos delictivos ya que
esta habrá de aplicarse «al final del camino» y no, por el contrario, «al inicio». Tal vez los
disuadirán, lo cual no es lo mismo y ni siquiera figuran como sinónimos en el diccionario,
debiéndose valorar que esta ciencia jurídica es la que en su aplicación, más colisiona con los
derechos que la Constitución garantiza.
Con base en lo anteriormente expuesto, se puede entender, entonces, que la finalidad del
Derecho Penal es la de ser un mecanismo de control de las conductas antisociales que en una
sociedad se generan, castigando e imponiendo penas cuando la disuasión de las mismas sea
inevitable, manteniendo, a la postre, un orden jurídico preestablecido que tienda a alcanzar un
Estado de Derecho en el que se respete al ser humano como objeto particular para el cual se
organiza la misma sociedad.
1.1.5 Características:
Varios autores han descrito las características o particularidades del Derecho Penal.
Algunos consideran que no son más de 5; otros, por el contrario, agregan otras que aunque
dependen de aquellas básicas, ayudan a entender mejor esta rama de las ciencias jurídicas. Al
hacer una compilación de de esas distintas posturas se entiende que las principales
particularidades del mismo son las siguientes:
i. Es una ciencia social y cultural: Para De Mata y De León, el Derecho Penal es una
ciencia social y cultural debido a que no estudia fenómenos naturales enlazados por la
causalidad, sino regula conductas en atención a un fin considerado como valioso; es pues,
una ciencia del «deber ser» y no del «ser». 48 A ello, se considera, debería de agregarse
que la las normas jurídicas que desarrolla esta rama del derecho (que en este caso serían
los bienes jurídicos tutelados) van intrínsecamente relacionados a la sociedad y a la
cultura en la que habrán de aplicarse; ello es así debido a que dependerá de cada sociedad
el que una conducta sea considerada ilícita o no. Ejemplo de ello es que cultural y
socialmente, en Guatemala, es permitida la celebración de cualquier conmemoración con
48
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 11
- 16 -
petardos o cohetillos, pero en Estados Unidos no lo es; por el contrario, se necesita un
permiso tan si quiera para adquirirlos y si alguien ha de ser sorprendido usándolos, podría
ser sancionado penalmente.
ii. Es de carácter normativo: Para los autores arriba citados49 y para Fontán50 el Derecho
Penal está regulado por normas, generalmente prohibitivas expresas que buscan regular la
conducta humana y que pertenecen al ámbito del «deber ser». Ello implica, en
consecuencia, el conocimiento de la norma y no, por el contrario, el establecimiento de la
misma.
iii. Es de carácter positivo: Para De Mata y De León51 así como para Puig Peña 52, el carácter
positivo del Derecho Penal reside en que únicamente habrá de aplicarse aquel que el
Estado ha promulgado en la forma debida y que esté vigente. Ello implica, en
consecuencia, que esta rama del derecho es fundamentalmente jurídica.
iv. Pertenece al derecho público: Autores como Cuevas del Cid citado por De Mata y De
León53, Fontán Balestra54 y Puig Peña55, por solo mencionar algunos, explican que el
Derecho Penal pertenece al derecho público porque es el Estado el único que tiene la
facultad de establecer delitos, penas y medidas de seguridad y únicamente a él le
corresponde ejercer el ius puniendi. Además que los intereses que tutela se concentran en
la defensa de la colectividad y aun cuando en su ejercicio pueda depender en alguna
ocasión de una manifestación de voluntad de los particulares, la acción dirigida a la
represión es siempre pública y pertenece al Estado. (Al respecto de la naturaleza jurídica
del Derecho Penal, ver el numeral 1.1.3 de este trabajo de investigación.)
v. Es de carácter valorativo: Los autores arriba citados afirman que el Derecho Penal es
valorativo porque califica los hechos de los hombres con arreglo a una valuación de ellos
y teniendo en cuenta el fin perseguido; ello es así porque de lo contrario carecerían de
49
Loc. Cit.
50
Fontán Balestra, Carlos. Op. Cit. Pág. 14
51
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 11
52
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 33
53
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 11
54
Fontán Balestra, Carlos. Op. Cit. Pág. 14
55
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 33
- 17 -
todo sentido las amenazas penales si no se entendiera que mediante ellas son protegidos
ciertos bienes e intereses jurídicamente apreciados. Es decir, se valora la conducta de los
hombres.
vi. Es de carácter finalista: Para Sebastián Soler citado por De Mata y De León, el Derecho
Penal es finalista porque siendo una ciencia teleológica, su fin primordial es resguardar el
orden jurídicamente establecido, a través de la protección contra el crimen. Es por ello
que la ley regula la conducta que los hombres deberán observar con relación a esas
realidades, en función de un «fin» colectivamente perseguido y de una valoración de esos
hechos.
Aunque queda para reflexión entre lo arriba descrito y lo que a continuación Zaffaroni
menciona: ―La pena no pretende cumplir, pues, para nuestro derecho, una función de
expiación o castigo, lo que tendría sentido moral, sino una función de aseguramiento de
bienes jurídicos.‖59
viii. Debe ser preventivo y rehabilitador: Aunque algunos autores consideran que el Derecho
Penal debe ser preventivo y rehabilitador, se considera que tal aspecto es bastante
discutible. Ello porque, como ya se indicó con anterioridad al hablar de la finalidad de
esta rama del derecho, la «prevención» del delito es competencia de la Criminología a
56
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 12
57
Fontán Balestra, Carlos. Op. Cit. Pág. 15
58
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 35
59
Zaffaroni, Eugenio Raúl. Op. Cit. Pág. 46
- 18 -
través de una adecuada Política Criminológica; mientras que el carácter «rehabilitador»
del delincuente es responsabilidad del Derecho Penitenciario.
Tal afirmación la hacen distintos juristas pues consideran que con las «medidas de
seguridad» lo que se busca es la prevención del delito; lo cual no se considera del todo
acertado pues en todo caso lo que estas buscarían serían la «disuasión» del delito –que no
es lo mismo– ya que el «prevenir» implica que el delito o falta nunca se consumó y, aún
más, que ni si quiera se está pensando en cometerlo; mientras que el «disuadir», por el
contrario, implica que el delito o falta se consumó o se intentó (tentativa) pero por su poca
gravedad se le impone un castigo (medida de seguridad) con tal de no sometérsele a penas
más drásticas.
En resumen, tal como lo apunta Jiménez de Asúa, el Derecho Penal ―es una ciencia
cultural, normativa, valorativa y finalista; dentro de las ramas jurídicas se incluye entre las de
carácter público y tiene como específica índole ser un derecho garantizador.‖60 (Se agregó
énfasis).
Otros autores más modernos, como lo es el caso de Zaffaroni 61, van aún más allá y hablan
del carácter diferenciador del Derecho Penal. Esto lo explica el connotado jurista afirmando que
el Derecho Penal, por ser «derecho» participa de todos los caracteres del derecho en general: Es
cultural, es normativo, es valorativo, etc.; por ser «derecho público» regula relaciones de los
hombres con el Estado como persona de derecho público. Sin embargo, acota, con eso no se ha
caracterizado aún al Derecho Penal porque con esas características no se puede distinguir a esta
rama del derecho de cualquiera otras.
Por lo que –se entiende entonces– el carácter diferenciador de este es el medio con el que
el Derecho Penal provee a la seguridad jurídica: La coerción penal. Pero –se pregunta el autor–
¿qué distingue la coerción penal de las restantes formas de coerción jurídica? ¿Qué distingue a la
pena de las restantes sanciones jurídicas (reparación civil, multa administrativa, nulidad procesal,
etcétera)? Al respecto Zaffaroni considera que la distinción está en el carácter preventivo o
particularmente reparador de ésa coerción penal.
60
Jiménez de Asúa, Luís. Op. Cit. Pág. 34
61
Zaffaroni, Eugenio Raúl. Op. Cit. Págs. 56 y 57
- 19 -
1.2 Generalidades del Derecho Penal en el ordenamiento jurídico guatemalteco
Luego de haber expuesto de manera muy sucinta las generalidades de la ciencia del
Derecho Penal, en el presente apartado se abordan, de forma particular, aquellas singularidades
que el ordenamiento penal de Guatemala comprende; es decir, la evolución histórica que éste ha
tenido, las partes en que éste está dividido y las respectivas normas jurídicas que lo desarrollan.
Desafortunadamente son muy pocos los autores que se han atrevido a realizar una
completa exposición sobre el desarrollo histórico del Derecho Penal en Guatemala. Se considera
que los nacionales que más cumplidamente lo hacen son De Mata y De León 62, y,
paradójicamente, el distinguidísimo jurista español Luís Jiménez de Asúa 63 quien también se
atrevió a ello.
62
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 19 y ss.
63
Jiménez de Asúa, Luís. Op. Cit. Págs. 1325 y ss.
- 20 -
ausentes, salvo contadas excepciones. Inclusive el mismo seguía siendo de raíz española,
mejorando a su modelo únicamente en la forma de ordenar los títulos y capítulos en que se
enumeraban los delitos (Comentario aparte: Ello hace reflexionar en que desde épocas históricas
se han «copiado» las leyes de otros países, sin introducir mejoras y adaptaciones de fondo en
beneficio de Guatemala, lo que ha llevado a que muchas de ellas sean derecho vigente no
positivo, inaplicables, por no ser acordes a la realidad del país. En muy contadas excepciones se
sabe que ello no sucedió, siendo estas cuando se le solicitó a José Eduardo Martí Guilló a que
elaborase un anteproyecto para la Ley contra la Narcoactividad, Decreto No. 48-92 del Congreso
de la República, así como cuando se le encomendó a Mario Aguirre Godoy la realización del
anteproyecto para el Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto Ley No. 107 del Jefe de
Gobierno de la República de Guatemala, por mencionar algunas.).
Sin embargo, Jiménez de Asúa explica que inclusive antes del código de 1834 rigió hasta
1880 el «Proyecto para Lousiana» que compuso Edward Livingston. Aunque no existe precisión
en las fechas, lo cierto es que tal versión es confirmada por Zaffaroni 64 quien indica que, en
efecto, en los primeros años del siglo XIX el político y jurista norteamericano Livingston
proyectó para su estado (Louisiana) una legislación penal, procesal penal y penitenciaria que más
tarde adaptó en un proyecto que sostuvo en el Senado de los Estados Unidos para la justicia
federal; sus teorías era cercanas a las de Bentham y su obra fue la primera que dedicó un amplio
espacio a la ejecución de la pena privativa de libertad. Pese a que los proyectos de Livingston
nunca fueron sancionados en Louisiana ni en los Estados Unidos de América, lo cierto es que
hubo una traducción castellana y que su código fue sancionado, paradójicamente, en Guatemala y
en Nicaragua en 1837.
64
Comisión de reforma integral del Código Penal de Bolivia. Parte general del anteproyecto de reforma al código
penal de Bolivia. Conforme a las resoluciones adoptadas en las reuniones de Santa Cruz de la Sierra (2008) y
Buenos Aires (2008 y 2009), con dos ensayos introductorios inéditos del Prof. Eugenio Raúl Zaffaroni. Bolivia.
2010. Págs. 15 y 16
- 21 -
El jurista M. Ortolan65 es un poco más específico y señala que el 8 de abril de 1834,
Guatemala adopta el proyecto de código sobre la disciplina de las cárceles, también de Edward
Livingston.
i. Parte material o sustantiva: La cual, en palabras de los autores guatemaltecos que se han
citado66, se refiere a la «sustancia» misma que conforma el objeto de estudio de la ciencia
del Derecho Penal, como lo es el delito, el delincuente, las penas y las medidas de
seguridad.
Esa parte comúnmente llamada como «Derecho Penal material» o «Derecho Penal
sustantivo» se encuentra desarrollada por el actual Código Penal, Decreto No. 17-73 del
Congreso de la República de Guatemala, el cual fue emitido el 25 de julio de 1973,
publicado en el Diario de Centro América el 30 de agosto de 1973 y que se encuentra
vigente desde el 15 de septiembre de ese mismo año, el cual abrogó el Decreto No. 2164
de la Asamblea Legislativa de la República de Guatemala.
Dicho código, el cual ya es bastante antiguo (38 años) e incluso considerado por varios
juristas nacionales como un «código obsoleto» ha tenido muchísimas modificaciones,
concretamente 42; es por ello que no son pocos los comentarios de varios profesionales
65
Ortolan, M. Curso de legislación penal comparada. Lecciones pronunciadas en la facultad de derecho de París
por M. Ortolan profesor en dicha facultad. España: Imprenta de la Sociedad Literaria y Tipográfica. 1845. Pág. 32
66
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Op. Cit. Pág. 7
- 22 -
del derecho que creen que ya es tiempo en que se promulgue uno nuevo, que no tenga
tantos «parches» y que se apegue a las necesidades actuales.
ii. Parte procesal o adjetiva: En referencia a esto, los autores nacionales ya mencionados
indican que la parte procesal o adjetiva del Derecho Penal se refiere al conjunto de
normas y doctrinas que regulan en proceso penal en toda su substanciación,
convirtiéndose en el medio que transporta y aplica el Derecho Penal sustantivo o
material. 67 Es decir, con el derecho procesal se busca aplicar el derecho sustantivo
mediante la realización de un proceso (juicio oral), el cual tendrá como consecuencia la
emisión de una sentencia y, a la postre, la deducción de la responsabilidad penal, sea a
través de una pena, sea a través de una o varias medidas de seguridad.
Esa parte comúnmente llamada como «Derecho Penal Procesal» o «Derecho Procesal
Penal» se encuentra desarrollada en el actual Código Procesal Penal, Decreto No. 51-92
del Congreso de la República de Guatemala, el cual fue emitido el 28 de septiembre de
67
Loc. Cit.
- 23 -
1992, publicado en el Diario de Centro América el 14 de diciembre de 1992 y vigente
desde el 01 de julio de 1994.
Y es que como señala Eugenio Florián, ―la ley penal no puede aplicarse sino siguiendo las
formas procesales establecidas en la ley; en otras palabras: el Derecho Penal material no
puede realizarse más que por la vía del derecho procesal penal, de suerte que nadie puede
ejercitar su derecho a la represión más que en forma procesal y ante órganos
jurisdiccionales establecidos en la ley.‖ 70
Al igual que el Código Penal vigente, el Código Procesal Penal actual también ha sufrido
varias modificaciones (concretamente en 21 ocasiones) y ha inspirado, inclusive, los
mismos comentarios que para su par, a los cuales ya se hizo referencia. Dichos cambios
han sido producto de 16 reformas hechas por el Congreso de la República mediante los
decretos 45-93, 32-96, 41-96, 103-96, 114-96, 79-97, 129-97, 56-2000, 57-2000, 30-2000,
51-2002, 37-2008, 17-2009, 18-2010 y, recientemente, por el decreto No. 7-2011. Así
mismo, mediante los procedimientos constitucionales respectivos, la Corte de
68
El sistema inquisitivo, según César Barrientos Pellecer citado por Luis Fernando Monterroso Bolaños, era propio
de regímenes dictatoriales o autoritarios y parte de la presunción de culpabilidad; además de que no aseguraba el
derecho de defensa, vulneraba el principio de inocencia, permitía detenciones arbitrarias, permitía presiones,
vejámenes, torturas y apremios contra los imputados, inducía a la autoincriminación, le concedía valor a la confesión
prestada bajo presión, impedía una investigación eficiente y técnica, desnaturalizaba la función del juez pues éste era
el que investigaba, era lento y complejo y, en suma, violaba las garantías del debido proceso que hoy se tienen.
Monterroso Bolaños, Luis Fernando. Evolución histórica de las garantías constitucionales en materia procesal
penal. Guatemala. 2007. Tesis de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad Rafael Landívar. Pág. 90
69
El sistema acusatorio o garantista (no obstante el proceso penal guatemalteco se considera que es mixto por ser,
mayoritariamente garantista, aunque con algunos resabios del sistema inquisitorial) por el contrario, es aquel
consagra la presunción de inocencia, el debido proceso, el actuar objetivo e imparcial del juzgador y otra serie de
garantías procesales consagradas en la constitución, tratados internacionales y leyes ordinarias, los cuales más
adelante se explicarán con mayor detalle.
70
Florián, Eugenio. Elementos de derecho procesal penal. España: Bosch, Casa Editorial, S.A. 1934. Pág. 17
- 24 -
Constitucionalidad ha declarado la inconstitucionalidad de varios artículos o partes de
ellos mediante las sentencias respectivas dentro de los expedientes números 929-96, 890-
2001, 1555-2001, 105-99 y 939-2008.
iii. Parte ejecutiva o penitenciaria: Esta parte del Derecho Penal (aunque doctrinaria y
generalmente únicamente se reconoce la parte sustantiva y adjetiva) hace referencia a las
normas o doctrinas de ejecución de la sentencia dictada por un Tribunal y el
cumplimiento de la pena o castigo que deberá purgar el condenado, por el delito
cometido, en los centros penitenciarios adecuados los cuales son: Centros penales
preventivos; centros de cumplimiento de condenas y centros de alta y máxima seguridad.
71
Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 770
72
Cabanellas de Torres, Guillermo. Diccionario jurídico elemental. Edición actualizada, corregida y aumentada por
Guillermo Cabanellas de las Cuevas. España: Editorial Heliasta. 1996. Pág. 300
- 25 -
Lo anterior viene a colación pues las palabras «garantías», «principios» y «derechos»
muchas veces acarrean cierta confusión. Inclusive, al hablar únicamente de «garantía» los autores
arriba citados se refieren básicamente a aquella medida que asegura cierta obligación, como lo
sería, por ejemplo, la fianza, la prenda, la hipoteca, la caución, etc.; y son muy explícitos en hacer
el distingo de los términos «garantía» y «garantías constitucionales».
Autores como Néstor Pedro Sagüés coinciden en lo anterior y al respecto explican: ―Una
distinción teórica puede ser la siguiente: mientras los derechos importan facultades o
atribuciones, las garantías significan herramientas o medios para efectivizar los derechos. (…)
Sin embargo, la diferenciación entre derechos y garantías no siempre es nítida. Es posible, así,
hablar del derecho a articular la acción de hábeas corpus (con lo que aludimos al derecho de
ejercer una garantía), y de derechos que pueden también ser vistos como garantías (el de no ser
obligado a declarar contra sí mismo, (…) ¿no es asimismo una garantía para asegurar el derecho a
la inviolabilidad de la defensa en juicio? (…).) En síntesis, no hay pautas claras en este punto.‖ 73
De lo arriba expuesto se puede entender que –en primer lugar– utilizar el término
«garantía» es jurídicamente incompleto si a lo que se refiere es a aquel conjunto de declaraciones,
medios y recursos por medio de los cuales los textos constitucionales aseguran a todos los
individuos el efectivo disfrute y el ejercicio de los derechos fundamentales que se les reconocen,
pues en este caso habrá de hacerse referencia a las «garantías constitucionales».
73
Sagüés, Néstor Pedro. Elementos de derecho constitucional. Tomo 2. Argentina: Editorial Astrea de Alfredo y
Ricardo Depalma S.R.L. 1993. Pág. 3
- 26 -
Al respecto de los llamados «principios» el autor guatemalteco Ludwin Guillermo Magno
Villalta Ramírez anota: ―Los principios se plasman en las normas jurídicas y se establecen en
derechos fundamentales. El funcionamiento de los mismos puede observarse de la siguiente
forma, en un aspecto objetivo, cuando existe su aplicación directa a los derechos mínimos, siendo
irrenunciables en cuanto a su contenido. Quedando prohibido todo pacto que tiende a la renuncia
de los mismos, y una función subjetiva. En virtud que los mismos pueden ser reivindicados en un
proceso concreto, pudiendo exigir al Estado su efectivo cumplimiento.‖74
En relación a las «garantías» el citado autor expone: ―Las garantías en su caso, son esos
mecanismos adecuados que buscan la efectiva tutela de los derechos fundamentales. Las
principales consecuencias de la constitucionalización de las garantías procesales se pueden
sintetizar, en primer lugar en la creación de los mecanismos procesales ordinarios y
extraordinarios, tales como el amparo y el de inconstitucionalidad que buscan su efectivo
cumplimiento. En segundo término, en la forma de interpretación de los mismos, que ha de hacer
siguiendo la línea establecida de conformidad con los tratados internacionales. Y tercero, al
encontrarse los mismos en la Constitución Política de la República, su regulación ha de ser por
medio de una ley orgánica que en todo caso debe respetar la esencia de su contenido.‖75
Esta distinción era pertinente abordarla pues el subtítulo que antecede se llama «los
principios y garantías del Derecho Penal y Procesal Penal» por lo que, sin tal explicación, el
mismo podría dar lugar a confusiones. Y más aún si se toma en cuenta que el título del presente
trabajo de investigación se nomina igual que tal acápite.
Y como apoyo a lo antes expuesto y que servirá para enlazar lo que en el siguiente
apartado se desarrolla, es pertinente citar lo que Patricia Jiménez Crespo citada por María
Eugenia Morales Aceña de Sierra al respecto comenta: ―(…) las diferentes constituciones
emitidas con posterioridad a la independencia de Guatemala en 1821, han denominado a los
74
Villalta Ramírez, Ludwin Guillermo Magno. Principios, derechos y garantías estructurales en el proceso penal.
Guatemala: [s.d.e]. 2ª. Edición. 2007. Pág. 143
75
Loc. Cit.
- 27 -
Derechos Humanos, que corresponde al gobierno garantizar, como garantías, garantías
constitucionales, garantías individuales y sociales.‖ 76
Por lo tanto, se entiende que los principios subyacen en los derechos fundamentales de los
individuos, mientras que las garantías velan, o mejor dicho, complementan, que éstos no sean
trastocados.
Previo a enumerar las garantías del Derecho Penal y procesal penal que tanto la doctrina
como las leyes penales guatemaltecas –en particular– reconocen, es preciso hacer una breve
explicación de lo que ha de entenderse como «derechos fundamentales» los cuales, tal como lo
explicó Sagüés y Jiménez, también pueden ser vistos como «garantías constitucionales».
Como lo apunta Martí77 en su trabajo de tesis, por el solo hecho de ser humano, la persona
tiene derechos fundamentales que no le son otorgados por las leyes o por los Estados, sino que
son inherentes (inseparables, innatos, esenciales, nativos) a su propio ser, pero que son
reconocidos, respetados, protegidos y garantizados por el Estado a través de sus leyes,
conducidas por la Constitución de la República, ley máxima de un Estado de derecho, que declara
y garantiza una serie de derechos y garantías que intentan proteger a los individuos de
determinada sociedad contra el uso arbitrario del poder del Estado, la cual no solo especifica los
procedimientos formales del ejercicio del poder estatal, estructura política del correspondiente
Estado, sino igualmente los objetivos que deben perseguirse con ello.
76
Morales Aceña de Sierra, María Eugenia. Conflictos de derechos fundamentales. Guatemala. 2010. Tesis de la
Maestría en Derecho Constitucional de la Facultad Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad Rafael Landívar. Pág.
25
77
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 50
78
Morales Aceña de Sierra, María Eugenia. Op. Cit. Pág. 23
- 28 -
dignidad humana y buscan el libre y pleno desarrollo de la persona, dan nacimiento al
ordenamiento jurídico positivo su protección y garantía.
Citando a José Luis Diez Ripolléz, Martí apunta que lo anteriormente expuesto ―(…) ha
dotado a las citadas normas fundamentales de un pequeño grupo de Principios o Valores
superiores que deben inspirar en todo momento la actuación de los poderes públicos, por los
demás, ellos suelen ir referidos a un extenso catálogo de ‗derechos fundamentales, libertades
públicas o garantías individuales‘.‖79
En ese sentido, la Constitución de un Estado trae aparte de sus propios principios que la
rigen, como lo serían, por ejemplo, el principio de constitucionalidad, el principio de jerarquía
normativa, el principio de dignidad de la persona –por mencionar sólo algunos– y otros como lo
son el principio de los Derechos Humanos fundamentales y sus garantías del la cual se nutren
todas las leyes, en especial el Derecho Penal sustantivo y procesal.
Una definición doctrinaria de «derechos fundamentales» es la que el autor José Luis Cea
Egaña señala, al definirlos como ―aquellos derechos, libertades, igualdades o inviolabilidades
que, desde la concepción, fluyen de la dignidad humana y que son intrínsecos de la naturaleza
singularísima del titular de esa dignidad. Tales atributos, facultades o derechos públicos
subjetivos son, y deben ser siempre, reconocidos y protegidos por el ordenamiento jurídico,
permitiendo al titular exigir su cumplimiento con los deberes correlativos‖ 80
José Francisco Laporta citado por Morales 81 manifiesta que la denominación de «derechos
fundamentales» también constituye el centro para el fundamento del orden jurídico y político de
la convivencia en sociedad de tales derechos, constituyendo elementos básicos del ordenamiento
jurídico. Es por ello que el criterio de fundamentalidad de los derechos es esencialmente material
o sustantivo, por su relación con la dignidad humana, la libertad y la igualdad que son su fuente y
determina los ámbitos que posibilitan la existencia y el desarrollo del ser humano, en un contexto
79
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 50
80
Cea Egaña, José Luis. Derecho constitucional chileno. Tomo I. Chile: Editorial de la Universidad Católica de
Chile. 2002. Pág. 19
81
Morales Aceña de Sierra, María Eugenia. Op. Cit. Pág. 23
- 29 -
histórico y cultural determinado, dentro de una sociedad política construida con su participación
y a su medida.
De lo anterior se puede entender, de una forma muy sencilla, que los «derechos
fundamentales» son, entonces, aquellos mediante los cuales todo ser humano se dignifica ante la
generalidad, pues éstos son innatos a la naturaleza de éste y que por su misma esencialidad son
reconocidos, respetados, protegidos y garantizados por los Estados.
- 30 -
necesario, a trastocar el derecho a la vida, razón por la cual esta ciencia jurídica debe de estar
delimitada «en su campo de acción» por los principios que le rigen, los cuales, como ya se
explicó, son verdaderas garantías constitucionales.
Diez Ripollés citado por Martí lo entiende de ésa manera al afirmar que ―el Derecho Penal
supone la injerencia más grave que puede llevarse a cabo por el Estado respecto a los ciudadanos,
limitando su derecho a desarrollar libremente la personalidad, por lo que se comprende que la
Constitución contenga importantes limitaciones a esa tarea, que afectan a todos los poderes del
Estado. Así, el Poder Legislativo queda limitado por la necesidad de que las normas penales
supongan la mínima restricción posible de las libertades para asegurar dichas libertades
(Principio de prohibición de Exceso), del que son consecuencias la necesaria relevancia
constitucional de los bienes jurídicos (Principio de Ofensividad) y la adecuación de las
consecuencias jurídicas (Principio de Proporcionalidad); y en el Ejecutivo y el Judicial, por su
sometimiento a la ley (Principio de Legalidad) y por los que se derivan, en los casos concretos de
su aplicación, de la dignidad de la persona (Principio de Culpabilidad). (...) En base a los
fundamentos constitucionales el Derecho Penal crea sus propios principios que lo rigen y los
cuales forman parte intrínseca del mismo.‖ 82
De allí que es importante desarrollar este tema pues los mismos son los que le dan
legitimidad al Derecho Penal, debido a que éste proviene del modelo que la misma Constitución
fija, y que se nutre, además, de los pactos y tratados internacionales los cuales se deben de
respetar y garantizar en su ejercicio.
Por último, es pertinente hacer la aclaración que lo desarrollado en esta apartado servirá
para comprender el capítulo final y el aporte del presente trabajo de investigación; con la
enumeración y desarrollo de los principios y garantías del Derecho Penal y Procesal Penal se
tendrán los fundamentos suficientes para hacer el estudio pertinente de los estatutos
internacionales que legitimaron los Tribunales Ad Hoc que aquí se analizan y así determinar si
los mismos (los principios y garantías) fueron violados o no.
82
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 52
- 31 -
Existe una exposición concisa para efectos pedagógicos, aunque, se considera, no deja de
ser incompleta, como la que elabora el italiano Luigi Ferrajoli citado en el trabajo de María del
Pilar Espinoza Torres83 quien construye un modelo denominado «garantista» en el cual a través
de axiomas o principios se enuncian 10 garantías necesarias para fincar la responsabilidad penal,
siendo éstas las siguientes:
El modelo de Ferrajoli, como se puede notar, incluye 10 términos: Delito, ley, necesidad,
lesión, conducta, culpabilidad, juicio, acusación, prueba y defensa. Cada uno designa una
condición necesaria para la atribución de la pena dentro de un modelo de Derecho Penal. Si se
dan todas las condiciones se estará en presencia de un modelo de estado garantista, también
denominado cognitivo, de estricta legalidad o de Derecho Penal mínimo.
83
Revista Letras Jurídicas. Espinosa Torres, María del Pilar. Los principios penales. México. 2010. Disponibilidad y
acceso: http://letrasjuridicas.com/Volumenes/7/espinosa7.pdf. Fecha de consulta: 17/11/2011
- 32 -
El jurista explica, en relación a su modelo, que axioma es la implicación entre cada
término y los posteriores que prescriben lo que debería ocurrir; es un modelo ideal. Cada axioma
constituye una garantía y la función específica de las garantías en el Derecho Penal no es tanto
permitir o legitimar, sino condicionar o vincular; es decir, deslegitimar el ejercicio absoluto de la
potestad punitiva.
Así pues, según Ferrajoli84 los principios A1, A2 y A3 responden a las preguntas:
¿Cuándo y cómo castigar? y expresan las garantías relativas a la pena. Los principios o axiomas
A4, A5 y A6 responden a las preguntas: ¿Cuándo y cómo prohibir? y expresan las garantías
relativas al delito. Los principios A7, A8, A9 y A10 responden a las preguntas: ¿Cuándo y cómo
juzgar? y expresan las garantías relativas al proceso.
Aunque tales axiomas son los que generalmente se desarrollan por la doctrina y que de
una u otra manera están incorporados en los códigos penales (sustantivos y adjetivos) de los
países con un sistema garantista e, inclusive, en el anglosajón, es un hecho que existen otros que
también legitiman el Derecho Penal.
a.1 Principio de legalidad sustantiva: Para Muñoz Conde citado por Martí85, el principio de
legalidad es el principal límite expuesto por las exigencias del Estado de Derecho al
ejercicio de la potestad punitiva e incluye una serie de garantías para los ciudadanos que
genéricamente pueden reconducirse a la imposibilidad de que el Estado intervenga
penalmente más allá de lo que le permite la ley, siendo su principal característica que no
84
Loc. Cit.
85
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 55
- 33 -
puede sancionarse ninguna conducta ni oponerse pena alguna que no se encuentre
establecida por la ley.
Juan Carlos Carbonell, quien también es citado por Martí86, manifiesta que este principio
ejerce una doble función: La política, que expresa el predominio del poder legislativo
sobre los otros poderes del Estado y que la convierte en garantía de seguridad jurídica del
ciudadano y la técnica que exige que el legislador utilice a la hora de formular los tipos
penales cláusulas seguras y taxativas.
Carbonell y Muñoz Conde citados por Martí87, coinciden en que este principio a su vez
incluye los siguientes, los cuales son las expresiones más importantes del mismo:
a.1.1 Principio de legalidad criminal (nullum crimen sine lege praevia, stricta et
scripta): Del latín al español significa que no hay delito sin una ley previa,
estricta y escrita, las cuales se explican y subdividen de la siguiente manera,
86
Ibíd. Pág. 56
87
Loc. Cit.
- 34 -
agravan su punición. Para Muñoz Conde y Villalta citados por Martí
significa que una nueva ley no puede penar hechos cometidos con
anterioridad a su vigencia y que no estaban tipificados como delitos, salvo
que la retroactividad favorezca al reo.
ii. Lege scripta o ley escrita o principio de reserva de la ley: Los juristas
citados con anterioridad indican que este se refiere a que la ley penal no
solamente tiene que ser escrita sino emitida por quien tiene la función legal
para ello (Organismo Legislativo), pues no se puede calificar de delito a las
conductas que no están positivadas en las leyes, excluyendo así la
posibilidad del uso de la costumbre.
a.1.2 Principio de legalidad penal (nulla poena sine lege): Este principio,
intrínsecamente relacionado y derivado del de legalidad sustantiva, hace
88
Loc. Cit.
- 35 -
referencia a que no hay pena sin ley; es decir, no se puede imponer una pena
distinta a la señalada previamente por el legislador para el respectivo delito. En
palabras de César Barrientos Pellecer 89, ello implica que para que se imponga
una pena, a la misma debe de existir con anterioridad una ley que la establezca; y
para que un acto sea calificado como delito, es necesario que esté sancionado con
una pena.
a.1.3 Principio de legalidad procesal (nemo damnetur nisi per legale iudicium):
Aunque éste principio debería de incluirse en el apartado siguiente (que estipula
las garantías procesales) brevemente se aborda aquí en virtud de que el mismo
nace del principio de legalidad sustantiva. Este significa que no puede ser
impuesta una pena sino en virtud de un juicio justo y de acuerdo con lo previsto
por la ley. Nótese que se está ante uno de los derivados de la conocida garantía
constitucional del debido proceso, pues nadie puede ser castigado sino en virtud
de un juicio legal.
a.1.4 Principio de legalidad de ejecución: Este principio, que al igual que el anterior
debería de tratarse en el apartado siguiente aunque por las mismas
consideraciones expuestas se aborda aquí, significa, en palabras de Martí90, que
la ejecución de la pena ha de ajustarse a lo previsto a la ley y a los reglamentos;
es decir, no puede ejecutarse pena alguna sino en la forma prevista por la ley.
89
Figueroa Sarti, Raúl. Código Procesal Penal concordado y anotado con la jurisprudencia constitucional, incluye
exposición de motivos por César Barrientos Pellecer. Guatemala: F&G Editores. 2011. 13ª. Edición. Pág., XXXI
90
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 58
91
Loc. Cit.
- 36 -
Sin embargo, dicho principio contiene sus excepciones; por ejemplo, aquellas situaciones
en que determinadas personas reciben un tratamiento diferenciado por parte de la ley
penal en función del cargo que ocupan, siendo tales escenarios los que corresponden con
las «inviolabilidades» las cuales equivalen a la ausencia de la responsabilidad penal, o
bien, a las inmunidades, que lo que ponen son «obstáculos procesales» para demandar
responsabilidad penal a los sujetos que gozan de las mismas.
a.3 Principio de única persecución (non bis in idem): Para los autores antes citados este
sub-principio, derivado del de legalidad constitucional, tiene un doble significado:
procesal, según el cual nadie puede ser enjuiciado dos veces por los mismos hechos, y
otro material, en virtud que nadie puede ser sancionado dos veces por una misma
conducta; es decir, la aplicación conjunta de dos sanciones penales a un mínimo hecho no
es posible. Villalta citado por Martí afirma que ―este subprincipio de legalidad favorece al
reo prohibiendo que de un mismo hecho resulte sancionado más de una vez.‖ 93
a.4 Principio de intervención mínima (última ratio): Los juristas Muñoz Conde, Villalta y
Martí94 coinciden en afirmar que la tarea del Derecho Penal es precisamente intervenir lo
mínimo posible para conseguir tutelar el máximo de bienes jurídicos necesarios para
asegurar las libertades de los ciudadanos, lo que implica que el mismo no puede ser
utilizado, con fines perversos, para tutelar cualquier valor o interés, pues únicamente debe
intervenir en los casos de ataques muy graves a los bienes jurídicos más importantes.
92
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XL
93
Ibíd. Pág. 59
94
Loc. Cit.
- 37 -
A consecuencia de ello es que el Derecho Penal adquiere un carácter subsidiario puesto
que la aplicación de su ámbito comienza cuando fracasan las demás barreras protectoras
del bien jurídico que deparan otras ramas del derecho. Ejemplo de ello lo sería cuando en
un juicio ejecutivo, en el ámbito de la jurisdicción privativa de familia, se solicita el
cumplimiento de una obligación no satisfecha al ejecutado (por ejemplo, varias pensiones
alimenticias atrasadas) las cuales, en consecuencia de no ser satisfechas al requerírsele de
pago al obligado, originarían que el peticionario solicite que del ámbito privado «se pase»
o «intervenga» el Derecho Penal, a través de los delitos de negación de asistencia
económica y violencia económica, tipificados en leyes penales.
Esa subsidiariedad, según Muñoz Conde95, implica que el Derecho Penal no sea rebasado
en la magnitud de la gravedad de sus sanciones por ninguna otra disciplina jurídica y que
a los hechos constitutivos de delito no puedan aplicarse otras sanciones que las que se
pronuncian en la sentencia penal; es decir, con tal principio se quiere decir que los bienes
jurídicos no solo deben ser protegidos «por» el Derecho Penal sino también «ante» el
Derecho Penal, en la medida que la ley no debe establecer más que penas estricta y
evidentemente necesarias que protejan bienes jurídicos relevantes.
95
Ibíd. Pág. 59
96
Ibíd., Pág. 60
97
Loc. Cit.
- 38 -
Lo anterior implica que se debe de graduar la gravedad de la conducta tipificada como
delito y la pena que habrá de imponérsele al sujeto activo, según las consecuencias
jurídicas que dicha conducta genere. Ello evidencia, además, que el poder legislativo del
Estado está limitado al momento de la creación y utilización de figuras penales, pues
normando única y exclusivamente aquellas acciones que lo ameriten, se conseguirá la
máxima libertad posible de los ciudadanos a través de la no positivación de penas
excesivas o desproporcionadas que atenten contra la dignidad humana (verbigracia:
Algunas personas, en su evidente desesperación ante la imposibilidad del Estado en
controlar la criminalidad a través de las políticas criminológicas correctas, considera que
una «solución» para aquellos individuos que atentan contra la intimidad sexual de las
personas, como por ejemplo la violación, deberían de ser la castración, creyendo que con
eso se resolverá el problema de fondo. Si bien es cierto la conducta es deleznable, la etapa
primitiva del Derecho Penal ya se ha superado –por lo menos en la teoría– por lo que la
pena ha imponérsele habrá de ser proporcionada y no, por el contrario, excesiva.)
Es evidente (aunque no es tema del presente trabajo, pero si del Derecho Penal) que este
principio –y muchos otros– han sido relegados a un segundo plano en la nueva corriente
que está influenciando a la ciencia que aquí se estudia, en clara referencia al Derecho
Penal del Enemigo, en el cual se crean figuras delictivas que al momento de tipificarse y
sentenciarse al individuo, habrá de imponérsele penas que jamás podrá cumplir pues
traspasan la vida misma del individuo (verbigracia: Sentenciar a alguien a 400 años de
prisión por los delitos cometidos), entre tantas otras violaciones a las garantías
constitucionales.
a.6 Principio de ofensividad o lesividad (nullum crimen sine injuria): Los autores citados
con anterioridad indican que este principio exige que para que exista un delito debe de
haber una lesión o puesta en peligro de un bien jurídico tutelado, implicando, en
consecuencia, que se haya producido la infracción del deber de hacer o no hacer, o de
vulnerar la norma. Villalta al respecto apunta: ―(…) no puede existir delito, si no existe
daño, la ausencia del daño constituye la ausencia del delito, solo cuando existe daño se
legitima la intervención penal del Estado. (…) la lesividad debe tener congruencia con la
antijuricidad, para que una conducta sea antijurídica se requiera que dicha conducta sea
- 39 -
típica y que lesione o ponga efectivamente en grave peligro el bien jurídico tutelado por la
ley penal.‖98
a.7 Principio de culpabilidad: Este principio está relacionado con la capacidad de cometer el
delito, entre lo que se encuentra la capacidad de conocer lo ilícito de sus actos. Sobre este
principio Muñoz Conde99, indica que el concepto de culpabilidad encierra una triple
significación: Por un lado la culpabilidad como «fundamento de la pena» pues no puede
imponerse una pena si faltan los elementos específicos de culpabilidad, es decir,
capacidad de culpabilidad, conocimiento de la antijuricidad y exigibilidad de otra
conducta distinta; por otro lado está la culpabilidad como «elemento de la determinación
o medición de la pena», lo que se refiere a la magnitud exacta que en caso concreto debe
tener una pena cuya imposición ha sido ya fundamentada o sea el determinar el cómo de
la pena, su gravedad, su duración; y, finalmente, el concepto de culpabilidad se emplea
como «proscripción de la responsabilidad por el resultado o responsabilidad puramente
objetiva» que impide la atribución a su autor de un resultado al dolo y a la imprudencia.
Lo cierto es que, al igual que se introdujo con anterioridad, suele ser difícil hacer una
clasificación extensiva y que sea lo suficientemente didáctica como para deslindar concretamente
cuales principios o garantías son procesales y cuales son sustantivos, además de que, vale anotar,
muchas veces esa «extensión» también depende de la adecuación que las legislaciones de los
países, en materia de derecho procesal penal, han introducido. Hay autores como Adolfo
98
Villalta Ramírez, Ludwin Guillermo Magno. Op. Cit. Pág. 54
99
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 61
- 40 -
Alvarado Velloso100, por ejemplo, que consideran que en total hay únicamente 5 principios
procesales; otros como Poroj Subujuy101 quienes consideran que en total, entre principios
sustantivos y procesales, hay únicamente 7; y otros como César Barrientos Pellecer 102 que
plasman una extensa lista de garantías procesales a saber.
Como referencia doctrinaria, Julio Maier citado por Christian Salas Beteta define las
garantías procesales de la siguiente manera: ―Son las seguridades que se otorgan para impedir
que el goce efectivo de los derechos fundamentales sea conculcado por el ejercicio del poder
estatal, ya sea limitando ese poder o repeliendo el abuso.‖103
b.1 Principio del debido proceso: Tal como lo explica Juan Manuel Bandrés citado por Alex
Amado Rivadeneyra, el debido proceso, de origen anglosajón (due process of law)
―expresa la potestad de los justiciables de acceder a la tutela judicial efectiva a través del
desarrollo de un procedimiento el cual observa básicos principios y garantías,
concluyendo en un fallo justo, razonable y proporcional (…) y ha sido definido, en
términos muy generales por la doctrina comparada, como aquél derecho fundamental que
garantiza al ciudadano que su causa sea oída por un tribunal imparcial y a través de un
proceso equitativo, derecho al proceso debido que agrupa y se desdobla en un haz de
derechos filiales reconocidos a la vez todos ellos como derechos fundamentales y que
incluye, entre otros principios y garantías, el derecho de defensa, el principio de igualdad
100
Alvarado Velloso, Adolfo. Garantismo procesal contra actuación judicial de oficio. España: Editorial Tirant Lo
Blanch. 2005. Pág. 258 y ss.
101
Poroj Subujuy, Oscar Alfredo. El proceso penal guatemalteco. Generalidades, etapa preparatoria, etapa
intermedia y la vía recursiva. Guatemala: [s.d.e]. 2007. Pág. 35 y ss.
102
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXI y ss.
103
Webjuridicas.com-Directorio Abogados-Estudios Jurídicos-. Salas Beteta, Christian. Procesal: El proceso penal –
Garantías constitucionales. España. 2004. Disponibilidad y acceso: http://www.websjuridicas.com/modules/news
/article.php?storyid=228. Fecha de consulta: 24/10/2011
- 41 -
de armas, el principio de contradicción, el principio de publicidad, el principio de
aceleración procesal y el de presunción de inocencia.‖ 104
Este principio, tal como se explicó anteriormente, es una verdadera garantía constitucional
pues es un derecho inherente a la persona humana el hecho de que si se le va a coartar su
derecho de libertad o su derecho a vivir por haber cometido determinada conducta ilícita,
por ejemplo, para ello se haya seguido el proceso penal con todas sus reglas e intereses.
La Constitución Política de la República de Guatemala lo recoge en el artículo 12 al
mencionar: “(…) Nadie podrá ser condenado ni privado de sus derechos, sin haber sido
citado, oído y vencido en proceso legal ante juez o tribunal competente y preestablecido.
(…)”
Es el génesis de muchísimas otras garantías procesales pues si una de estas falta se estará
contrariando el debido proceso. Ejemplo de lo anterior sería si a una persona se le limita
su derecho de expresar sus ideas o presentar sus pruebas de descargo en un proceso penal
instruido en su contra, se le estaría vedando, entonces, la oportunidad de «ser oído», acto
procesal que se materializa en las distintas audiencias que se tienen en las distintas fases
del proceso penal, lo que originaría que se le viole su derecho humano (o garantía
constitucional) del debido proceso. En el mismo orden de ideas, si se le imputa al
sindicado un delito que al momento de haberse cometido el ilícito penal no estaba
tipificado como tal, se contrariaría el principio de legalidad y de proscripción de la
analogía, los cuales también desembocarían en la violación de la garantía constitucional
aludida.
b.2 Juicio previo (nulla poena sine iudicio): A criterio de los autores Barrientos105, Martí106
y Poroj107, para que pueda juzgarse a un inculpado se requiere de un procedimiento
104
Rivadeneyra, Alex Amado. ―El derecho al plazo razonable como contenido implícito del derecho al debido
proceso: desarrollo jurisprudencial a nivel internacional y nacional.‖ Revista internauta de Práctica Jurídica. Núm.
27. España. 30/06/2011. Editorial Revista Internauta de Práctica Jurídica. Pág. 44
- 42 -
establecido con anterioridad, razón por la cual las formas en la tramitación del proceso no
pueden variar, no pudiendo nadie ser sometido a pena o medida de seguridad sino es a
través de una sentencia firme que así lo declare. Es decir, la sentencia que condene a un
procesado debe provenir de un juicio diligenciado con apego a normas procedimentales
anteriormente determinadas y solo así habrá de imponérsele a este un castigo a
consecuencia de su conducta.
En el Manual del Fiscal, citado por Martí109, se explica que este principio también implica
que durante el proceso, por estar el imputado considerado como inocente se deben evitar
consecuencias negativas tales como la publicidad que afecte el derecho al buen nombre
(reserva de la investigación); la privación del derecho de libertad –salvo en casos
excepcionales se podrá dictar medidas de coerción como la prisión preventiva– como el
último recurso para evitar el peligro de fuga u obstaculización de la verdad y la
desintegración del núcleo familiar, procurando priorizar el uso de la medida coercitiva
menos gravosa para el imputado.
105
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXII
106
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 64
107
Poroj Subujuy, Oscar Alfredo. Op. Cit. Pág. 35
108
Revista Ius et Praxis. Nogueira Alcalá, Humberto. Consideraciones sobre el derecho fundamental a la presunción
de inocencia. España. 2005. Disponibilidad y acceso: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
00122005000100008&lng=en&nrm=iso&tlng=es. Fecha de consulta: 13/02/2012
109
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 65
- 43 -
Barrientos110, además de lo anterior, apunta que la sentencia desde luego no constituye la
culpabilidad, sino que la declara, con base en las pruebas. Es por ello que, a la luz del
citado principio, dos aspectos pueden deducirse: a) que el imputado debe ser tratado como
inocente durante todo el proceso; y, b) que se es culpable si una sentencia firme así lo
declara.
b.4 Principio de duda razonable (in dubio pro reo): Este principio es consecuencia directa
del de presunción de inocencia y hace referencia a que en el momento que se esté
dictando la sentencia, la mínima duda razonable (que afecte el fondo del proceso) que se
tenga sobre la culpabilidad del procesado, redundará en que el mismo sea absuelto.
Así lo explica Mónica Bustamante al decir que ―la razón de la adopción del estándar de
conocimiento, más allá de toda duda razonable, es de naturaleza ético-política, para
procurar que el juez penal pueda condenar al acusado solamente cuando se haya
conseguido, por lo menos tendencialmente, la certeza de su culpabilidad; ello significa
que el acusado tendrá que ser absuelto todas las veces que sobre su culpabilidad resulte
una duda razonable. Se trata de un criterio más elevado que la probabilidad prevalente
porque en el proceso penal están en juego las garantías del acusado y para limitar las
condenas solo a los casos en los cuales el juez haya podido establecer con certeza la
responsabilidad penal, sin que permanezca alguna posibilidad racional de duda acerca de
la culpabilidad del imputado. Lo anterior muestra cómo una sentencia de condena debe
ser admitida solo cuando haya certeza de culpabilidad del acusado (…)‖111
Es tan importante este principio que, tal como bien lo afirma Maier citado por Barrientos,
―la falta de certeza representa la imposibilidad del Estado de destruir la presunción de
inocencia que ampara al imputado.‖112
110
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXV
111
Bustamante Rúa, Mónica María. ―La relación del estándar de prueba de la duda razonable y la presunción de
inocencia desde el garantismo procesal en el proceso penal colombiano.‖ Opinión Jurídica. Vol. 9, No. 17.
Colombia. Enero-Junio de 2010. Pág. 76
112
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXVI
- 44 -
b.5 Principio de única persecución (non bis in ídem): Lo referente a este principio se trató
cuando se expuso sobre el principio de única persecución (ver numeral 3 del apartado
identificado como «a) Principios y garantías sustantivas» anterior al subtítulo que ahora
se desarrolla). Concretamente en lo referente a éste principio como garantía procesal
Barrientos señala que es inadmisible la persecución penal múltiple, simultánea o sucesiva,
por un mismo hecho, ya que este entraña la garantía de que nadie podrá ser juzgado
nuevamente por un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una sentencia
firme, y la de que nadie puede ser penado dos veces por el mismo hecho.113
Esto sucederá siempre y cuando haya existido una doble identidad de persona, identidad
de hecho e identidad del motivo de persecución, lo que este principio determina que una
persona no puede ser sancionada dos veces por la misma conducta, pues en un estado de
derecho no se puede permitir que se intente amenazar al imputado cada cierto tiempo, por
los mismos hechos, con imponérsele una pena; siendo este no solamente una seguridad
jurídica sino un principio a la dignidad humana. 114
El propósito de este principio es impedir que el Estado repita intentos para condenar a un
individuo absuelto de la acusación de un delito y que, a su vez, no se sigan erogando
recursos valiosos pues, en el caso particular de Guatemala, se gastan alrededor de Q.
335,000.00 en un debate, sea que se condene o se absuelva al acusado, según se expone en
un estudio realizado por Olga López 115 y publicado en el matutino Prensa Libre.
113
Ibíd. Pág. XXXVII y ss.
114
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 66
115
Prensa Libre, edición electrónica. López Ovando, Olga. Onerosas repeticiones. Guatemala. 2007. Disponibilidad
y acceso: http://www.prensalibre.com/noticias/Onerosas-repeticiones_0_150585195.html. Fecha de consulta:
10/03/2012
116
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 66
117
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXIX
- 45 -
partir de la comisión del hecho delictivo y de las posteriores etapas procesales. Hay que
recordar el conocido aforismo que dice: «Justicia tardía equivale a justicia denegada». Lo
anterior implica, además, que las actuaciones judiciales que hayan quedado firmes son
irrevocables, por lo que adquieren la calidad de cosa juzgada118.
b.7 Principio de preclusión procesal o transitoriedad del proceso: Couture citado por
Ossorio119 explica que la preclusión es un principio procesal según el cual el juicio se
divide en etapas, cada una de las cuales supone la clausura de la anterior, sin posibilidad
de renovarla. Es decir, el proceso avanza y no puede retroceder o retornar a una etapa
anterior, a menos que se declare que existió una actividad procesal defectuosa120.
b.8 Derecho de defensa o principio de contradicción: El autor arriba citado lo define como
―el derecho de recurrir a los tribunales para la solución de un litigio u oponerse a
cualquier pretensión aducida en juicio por la contraria. En los sistemas democráticos este
derecho está consagrado en las normas constitucionales (…).‖121 En ese mismo sentido,
Martí122 y Barrientos123 indican que esta garantía «constitucional» implica que el
imputado tiene el derecho a intervenir y defenderse el proceso, sea personalmente o, en
todos los casos, bajo la ayuda de un defensor, contra las imputaciones (contradicción) que
118
La «cosa juzgada» se define de la siguiente manera: ―Autoridad y eficacia que adquiere la sentencia judicial que
pone fin a un litigio y que no es susceptible de impugnación, por no darse contra ella ningún recurso o por no haber
sido impugnada a tiempo, lo que la convierte en firme. (…)‖ Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 236
119
Ibíd. Pág. 758
120
Según la jurisprudencia de la Corte de Constitucionalidad, la «actividad procesal defectuosa» ha de entenderse de
la siguiente manera: ―La actividad procesal defectuosa es la solicitud efectuada por los sujetos procesales al
considerar que existe vicio anulativo en el procedimiento, debido a la violación del principio de imperatividad que
informa el proceso penal o a que existe transgresión a preceptos constitucionales; tal manifestación puede también
generarse de oficio, cuando el juzgador se percata de la existencia de errores que pueden ser subsanados para
reconducir el procedimiento penal. En cualquiera de las dos formas, ya sea de oficio o a petición de parte, la
declaratoria respectiva –o bien su denegatoria, que puede darse en la segunda variante— genera un procedimiento
lógico jurídico por parte del órgano jurisdiccional correspondiente, que plasmado en un auto, debe contener las
razones de hecho y de derecho que llevaron al juez de la causa a asumir su decisión al respecto. Es de señalar que
mediante la solicitud de actividad procesal defectuosa se ataca la forma del procedimiento, no así el fondo de la
determinación asumida por el juzgador, pues para este efecto la ley procesal penal establece medios de impugnación
idóneos. (…)‖ Gaceta Jurisprudencial No. 99 de la Corte de Constitucionalidad. Sentencia de fecha 25 de marzo de
2011 dictada dentro del expediente No. 4474-2010.
121
Ossorio, Manuel. Op. Cit. Pág. 268
122
Martí Guilló, José Eduardo. Op. Cit. Pág. 67
123
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXIX y ss.
- 46 -
se le hagan de determinado delito, explicándosele con claridad y precisión los hechos que
se le atribuyen y los elementos que existen en su contra.
b.9 Respeto y reconocimiento de los Derechos Humanos: Los autores arriba citados
coinciden en expresar que toda persona sindicada de un hecho punible tiene derecho a ser
tratada con el debido respeto a su dignidad humana, especialmente cuando se encuentra
privada de libertad. Es decir, todas las partes involucradas en el proceso deben observar,
respetar y garantizar, en todo momento, los Derechos Humanos establecidos en la
Constitución del país que se trate, así como en los tratados internacionales en esta materia,
pues debe de recordarse que el proceso penal es un instrumento para la aplicación del
derecho constitucional; es decir, un mecanismo para hacer efectivas las normas
fundamentales.
- 47 -
b.10 Principio de independencia e imparcialidad de los jueces: Para el distinguido jurista
Adolfo Alvarado Velloso 124, este principio, al igual que todos los anteriores, es
importantísimo y significa que el tercero que actúa en calidad de autoridad para procesar y
sentenciar el litigio debe ostentar claramente ese carácter; para ello, no ha de estar
colocado en la posición de parte (impartialidad) pues nadie puede ser actor o acusador y
juez al mismo tiempo; debe carecer de todo interés subjetivo en la solución del litigio
(imparcialidad) y debe poder actuar sin subordinación jerárquica respecto de las dos
partes (independencia).
124
Alvarado Velloso, Adolfo. Colección de temas procesales conflictivos. I. El debido proceso. Perú: Escuela de
Altos Estudios Jurídicos (EGACAL). 2009. Págs. 240 y 243
125
Zaffaroni, Eugenio Raúl. El proceso penal, sistema penal y Derechos Humanos. México: Editorial Porrúa S.A. de
C.V. 2000. Pág. 299
- 48 -
a la naturaleza de los bienes jurídicos afectados y el carácter personal de la pena; la
presencia del imputado es obligatoria y su ausencia provoca el archivo del proceso, hasta
que se apersone voluntaria o coactivamente. De ahí que deba garantizarse su presencia;
circunstancia que genera la posibilidad de la prisión provisional por razones cautelares. El
derecho de defensa implica dotar al imputado de facultades que le permitan resistir con
eficiencia la persecución penal, para lo cual se le otorga el carácter de sujeto procesal.‖ 126
Para Alvarado127, este principio es parte del derecho de igualdad ante la ley.
126
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXIX y XL
127
Alvarado Velloso, Adolfo. Op. Cit. Págs. 238 y 239
128
Figueroa Sarti, Raúl. Op. Cit. Pág. XXXIII
129
Ibíd. Pág. XXXVI
130
Alvarado Velloso, Adolfo. Op. Cit. Págs. 139 y 154
- 49 -
cárcel por dinero que le abonan los verdaderos autores de los delitos imputados y que
aquéllas confiesan haber cometido en homenaje a concretar un vil negocio!‖.
Por otra parte, se entiende que la declaración libre del imputado constituye una garantía
de protección de otros derechos constitucionales, como la del juicio previo, justo e
imparcial, que queda vulnerado cuando un acusado llega a juicio con la presunción de
culpabilidad que su confesión provoca, de allí que, como condiciones esenciales para el
respeto de la garantía de no incriminación, se obligue, antes de comenzar un
interrogatorio, advertir al imputado, entre otras cosas, lo siguiente: a) Que tiene derecho a
permanecer callado; b) Que cualquier declaración ofrecida puede ser utilizada en su
contra. Aunque, valdrá agregar que, en el caso de Guatemala, la auto-incriminación o
confesión si es aceptada para ciertos delitos, acto que deberá diligenciarse en el llamado
«procedimiento abreviado», aunque, en teoría, dicha confesión debe de ser prestada en
forma consciente y voluntaria, constituyendo, además, un resabio del sistema inquisitivo.
Aparte de de los principios anteriormente enumerados existen otros llamados por los
estudios del derecho como «principios del procedimiento» los cuales se refieren a la forma en
que el juzgador desarrollará su actividad en cuanto a aquellos aspectos externos del proceso,
como lo son los actos, diligencias y resoluciones que comprendan la iniciación, instrucción,
desenvolvimiento y finalización del mismo. 131 Entre estos se pueden encontrar los siguientes
principios: De inmediación132, de celeridad133, de publicidad134, de concentración135, de
131
Villalta Ramírez, Ludwin Guillermo Magno. Op. Cit. Pág. 135 y ss.
132
Implica la máxima relación, el más estrecho contacto y la más íntima comunicación entre el juez, las partes y los
órganos de prueba. Ibíd. Pág. 136
133
El mismo se encamina a que las fases del proceso deben realizarse diligentemente y lo más rápido posible,
evitando la tardanza y ahorrando tiempo y esfuerzos, sin sacrificar la tutela judicial efectiva. Ibíd. Pág. 138
134
Significa que la función de los órganos jurisdiccionales en los procesos es de total acceso para las partes; además
de que se cumple, mediante este principio, con una función política, como lo es la posibilidad del control popular
sobre la actividad de los jueces derivada de los actos que fundan la decisión final; sin embargo, existen excepciones a
este principio, como cuando por cuestiones de moralidad o del pudor de alguno de los sujetos procesales, o bien que
se afecte el orden público o la seguridad del Estado, debe omitirse esta publicidad. Lo mismo sucede en las etapas
preparatorias e intermedias en el caso del proceso penal guatemalteco, pues dicha publicidad es parcial. Ibíd. Pág.
139
135
Se refiere a que los actos procesales se deben desarrollar en una sola audiencia, o, en la medida de lo posible, en
el menor número de ellas; es decir, «concentrar» implica reunir en un solo acto o en una sola vista las actuaciones
procesales. Ibíd. Pág. 137
- 50 -
oralidad136, entre tantos otros. Sin embargo, no se entrará al análisis de los mismos pues, si bien
es cierto son importantes, no inciden o no tienen valor en el análisis que posteriormente se hará al
contrastar los anteriormente enunciados y su cumplimiento, o no, en el juzgamiento de los delitos
que dieron origen a la creación de tribunales ad hoc, los cuales son el objeto de estudio del
presente trabajo.
136
Este principio, el cual está bastante operativizado en los sistemas penales modernos, tiene su fundamento en evitar
en la medida de lo posible el procedimiento escrito que anteriormente se venía realizando, con el objeto de lograr una
inmediación del juzgador con las partes. Es la expresión directa por los sujetos procesales al exponer lo que conocen
dentro del proceso frente al juzgador; tiene íntima relación con los principios de inmediación, concentración y
celeridad procesal. Martí Guilló, José Eduardo. Óp. Cit. Pág. 69 y 70
- 51 -
- 52 -
CAPÍTULO 2
Así como es importante para alcanzar el objeto principal de este trabajo de investigación
(que es establecer qué principios y garantías del Derecho Penal y Procesal Penal fueron
cumplidas o incumplidas en los juicios celebrados con motivo de juzgar los crímenes de guerra
en los tribunales de Nüremberg, Tokio, Antigua Yugoslavia, Ruanda y Sierra Leona) el
determinar cuáles son esos principios y garantías sobre las cuales versará el análisis, también lo
es el conocer qué entraña el estudio del Derecho Penal universal, aspecto que se desarrollará a
continuación.
Uno de los primeros y distinguidos juristas contemporáneos que habló sobre el tema del
Derecho Penal Internacional, aunque, de hecho, no lo llamaba como tal, sino que utilizaba la
acepción «represión penal internacional» fue Federico Puig Peña. Este autor consideraba que este
comprendía ―la actividad conjunta de los Estados para luchar contra determinadas figuras de
delitos que resienten de modo general los cimientos en que se asientan las comunidades
políticas.‖137
En ése entonces, según el autor citado, la represión penal internacional hacía énfasis al
problema de la aplicación de la ley penal en el espacio y cautivó la atención de los estudiosos
porque hacía ésa época las normas vigentes de derecho interno resultaban sobradamente
ineficientes para conseguir la defensa de los intereses comunitarios, principalmente por el espíritu
localista que había dominado en los ordenamientos penales de los países.
137
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 201
- 53 -
Tal como se puede notar en los párrafos anteriores, los antecedentes históricos del
Derecho Penal Internacional se circunscriben a la necesidad que se tenía de ampliar la
territorialidad de la ley penal pues el Derecho Penal interno no era suficiente para contener la
criminalidad y menos aún, cuando no se actuaba en forma conjunta entre los países;
posteriormente, como luego se verá, ya se amplía ese concepto inicial que se tenía de «represión
penal internacional», por lo que se prefiere abandonar esa acepción tradicionalista y hablarse ya
de un verdadero Derecho Penal «internacional».
Puig Peña138 refiere que en un primer momento de la historia del Derecho Penal sólo se
encontraban en esta cuestión algunos «atisbos de cooperación» de los Estados en la lucha contra
figuras graves de determinados delitos; esta cooperación o acción conjunta se cristaliza sólo en
los Convenios o Tratados de Extradición. Fue, sin embargo, el entusiasmo de algunos pensadores
aislados lo que da origen a que en los siglos pasados comenzara a preocupar esta cuestión de la
represión penal internacional, pudiéndose mencionar los «Proyectos de Paz Perpetua» de los
pensadores del siglo XV, XVI y XVII, entusiastas defensores incluso de Tribunales
Internacionales para salir al paso de la entonces incipiente criminalidad internacional (piratería,
trata de esclavos, algunas formas de terrorismo, etc.) y la endémica disputa entre los Estados; así
mismo, los trabajos de Kant, Rachel, Peun, Bellers, etcétera, dicen mucho del apunte necesario de
disciplinamiento que ya empezaba a preocupar a los autores.
Sin embargo, no es sino hasta terminar el primer conflicto europeo (la Primera Guerra
Mundial) cuando se toma en serio la temática de la lucha contra la criminalidad internacional, la
cual ya no solo incluía el terrorismo, sino se le da auge a otras formas de crímenes contra los
fundamentos y esencias de la comunidad, como lo son la esclavitud, la trata de blancas, el
bandidaje internacional, el tráfico ilícito de armas y municiones, el tráfico de estupefacientes, la
falsificación de moneda, etcétera, hechos que aunque estaban previstos en la mayoría de derechos
internos, tienen tanta propagación al exterior que los dispositivos protectores de los países
resultaban inservibles para poder luchar contra ellos.
138
Ibíd. Págs. 200 y 201
- 54 -
1923 para reprimir las publicaciones obscenas; de 1929 sobre falsificaciones de moneda; de 1935
sobre acción conjunta de la Policía; de 1937 sobre la prevención y represión del terrorismo, a
parte de los de trata de blancas, tráfico de estupefacientes, tráfico aéreo, etcétera.
Subsiguientemente, a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, se lleva a efecto la represión
de la llamada criminalidad de guerra 139, la cual representa la última fase del avance de la
represión penal internacional. 140
Finalmente, agrega, se tuvieron varios acuerdos en los que se alcanzaron los principios
comunes de derecho internacional y posteriormente se constituyeron tribunales internacionales
para juzgar, lógicamente, delitos internacionales, con jurisdicción sobre todos los territorios, idea
que se pone en marcha con el Tratado de Versalles para juzgar al Kaiser Guillermo II, aunque en
la práctica fracasó.
139
En las páginas siguientes de su obra el autor citado define a esta como: ―(…) concepto de nuevo alcance que trata
de actualizar el pensamiento de una acción conjunta de los Estados contra aquellos hechos que lesionan grandemente
los intereses fundamentalísimos de la humanidad en general.‖ Ello derivó a que los nuevos juristas propusieran una
clasificación de los delitos tripartita: delitos comunes, delitos políticos y crímenes de guerra. Ibíd. Pág. 205
140
Loc. Cit.
141
Ibíd. Págs. 203 y ss.
- 55 -
2.1.2 Definición:
V. Pella citado por Guillermo Fierro, quien a su vez es citado por Héctor Ponciano lo
define de la siguiente manera: ―La ramificación del Derecho Público Internacional que determina
las infracciones, que establece las sanciones y que fija las condiciones de la responsabilidad penal
internacional de los Estados y de los Individuos‖ 143
Karpets, también citado por Ponciano, indica que el Derecho Penal Internacional es ―un
sistema de normas formadas como resultado de la cooperación entre Estados soberanos u órganos
y organizaciones internacionales, y tiene como objeto defender la paz, la seguridad de los pueblos
y el orden jurídico internacional, tanto de los crímenes internacionales más graves dirigidos
contra la paz y la humanidad, como los delitos de carácter internacional previstos en los tratados
y convenciones internacionales y en otros actos jurídicos de índole internacional, castigados a
tenor con estos reglamentos y convenciones especiales y con acuerdos concertados entre Estados
según las normas del Derecho Penal‖. 144
142
Carranca y Trujillo, Raúl. Op. Cit. Pág. 32
143
Ponciano Mancilla, Héctor Christhiann. Los crímenes internacionales más graves y de mayor trascendencia para
la comunidad internacional. Guatemala. 2004. Tesis de la Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad
Rafael Landívar. Pág. 15
144
Ibíd. Pág. 16
- 56 -
todo los países del mundo; su transgresión acarrea la responsabilidad penal individual y en un
estado perfecto de desarrollo sus preceptos deberán ser aplicados por órganos internacionales.‖145
Otro aspecto que revierte principal importancia en el tema ahora presentado es lo atinente
a los principios y garantías propios del Derecho Penal Internacional, los cuales rigen el
desenvolvimiento de este. Existen varios autores que han abordado dicha materia, sin embargo,
se considera que, dada la especialización que estuvo estudiando y para la cual presentó su trabajo
de tesis, Carolina Marcela Reyes146 es la jurista que en mejor forma didáctica, sucinta y concreta
los presenta. De estos se hace una paráfrasis y son principalmente los siguientes:
i. Igualdad ante la ley: Implica que será improcedente para las personas juzgadas invocar el
cargo o función que desempeñan o desempeñaban al momento de comisión de los hechos,
ya sea en su defensa o como medio dilatorio del proceso penal, pues este principio implica
que todos son iguales ante la ley penal internacional que es autónoma frente a las normas
estatales internas. Por este mismo principio los funcionarios que en los ordenamientos
jurídicos tienen privilegios (como lo es, por ejemplo, el derecho de antejuicio o cualquier
otro tipo de inmunidad) aquí no los ostentan ni les sirven de atenuantes.
145
Loc. Cit.
146
Reyes, Carolina Marcela. Teoría general del derecho internacional penal: una aproximación histórico-evolutiva.
España. 2007. Tesis de la Maestría en Jurisdicción Penal Internacional. Universidad Internacional de Andalucía,
Sede Iberoamericana Santa María De La Rábida. Págs. 150 a 151
- 57 -
ii. Improcedencia de la obediencia debida: Este principio se refiere también, en palabras de
la autora citada, a la improcedencia de invocar como defensa la existencia de una orden
superior, ya sea verbal o escrita, incluyendo toda norma jurídica estatal. Sin embargo, la
orden superior sí podrá actuar como atenuante, según el instrumento aplicable a cada
caso.
iii. Responsabilidad del superior por omisión: Como regla general, el superior jerárquico, ya
sea civil o militar, a cuyo cargo estaba el o los responsables de un crimen internacional
podrá ser castigado por ese crimen si no hizo nada por impedirlo o por procesar a los
responsables directos, con algunas excepciones según el caso. A diferencia de la
responsabilidad civil objetiva, la responsabilidad penal del superior por omisión no se
aplica a todos los casos sino sólo a aquellos en que el responsable dejó de actuar,
pudiendo desvirtuarse por lo tanto mediante la prueba de esa actuación.
iv. La responsabilidad penal individual: Este principio se aplica sólo a los instrumentos
internacionales de contenido general que crean un Tribunal internacional que aplicará y
declarará en forma directa la responsabilidad a los individuos por sus hechos. En los
instrumentos de contenido específico, si bien en el instrumento se declara la
responsabilidad genérica de los autores de los hechos tipificados, la aplicación de esa
responsabilidad está delegada en los Estados, que deberán tomar en consecuencia todas
las medidas conducentes a tal fin; por lo tanto, de este modo la responsabilidad
internacional será efectivizada en el caso concreto por un órgano interno, pero no dejará
de ser responsabilidad internacional si la sentencia está fundamentada en derecho
internacional, o se da tal calificación al delito.
v. Autonomía del derecho internacional: Implica que una persona podrá ser procesada y,
en su caso, castigada como autora de un delito internacional aunque en el derecho estatal
que sea aplicable al caso ese hecho no esté tipificado. Este principio no es absoluto, pues,
en primer lugar, sólo podrán aplicarlo los Tribunales Penales Internacionales, y, en su
caso, sólo podrán hacerlo de acuerdo a sus propias normas de funcionamiento, es decir
principalmente respetando las limitaciones a la competencia de ese tribunal.
- 58 -
vi. Cooperación estatal: Según Reyes, este principio, a diferencia de los anteriores, no
proviene del Derecho Penal sino del Derecho Internacional, pues se ha conservado la
característica de este como lo es la cooperación penal, ya sea a nivel administrativo,
judicial o policial. Esto sirve a efectos investigación, recolección de pruebas, detención y
juzgamiento de los sospechosos y para el cumplimiento de la pena.
Para la correcta aplicación del Derecho Penal Internacional, es lógico que la misma se
inspire, primeramente, en las fuentes u orígenes en las cuales se fundamenta.
La fuente antes citada, en añadidura a lo anterior, señala que la aplicación del Derecho
Penal Internacional debe contemplar principalmente los siguientes aspectos:149
147
Este a su vez se nutre de un procedo dinámico de prácticas opinio juris y expectativas jurídicas internacionales.
148
Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la prevención del Delito y Tratamiento de Delincuentes
(ILANUD). Módulo de capacitación: Derecho Internacional Humanitario, Derecho Penal Internacional y Corte
Penal Internacional. Costa Rica: Programa Mujer, Justicia y Género. 2001. Pág. A9 y ss.
149
Loc. Cit.
- 59 -
ii. Ratione materiae, establecida por el Derecho Internacional aunque algunos de los
elementos de los crímenes no se encuentran claramente establecidos por el principio de
legalidad pero si reconocidos por los sistemas judiciales más importantes del mundo y que
se refiere al ámbito de aplicación que tendrá el Estatuto y que podrá utilizar el tribunal
que sea, restringiéndose, generalmente, para determinados tipos de delitos o crímenes de
guerra.
iii. La responsabilidad que surge del hecho delictivo es establecida por el derecho
internacional y el derecho consuetudinario, con la cooperación de la coercitividad de los
sistemas desarrollados por los derechos internos.
iv. Las reglas de procedimiento que provienen tanto del derecho internacional como del
derecho interno que incorporan un mínimo de derechos para la persona acusada.
vii. Las modalidades de cooperación son las mismas que se utilizan para los delitos
internacionales o nacionales como lo son entre asistencia judicial y cooperación,
transferencia de procesos criminales, transferencia de personas sentenciadas
reconocimientos de sentencias extranjeras, etcétera.
Como se puede observar, lo anterior significa que la aplicación del Derecho Penal
Internacional debe de ceñirse a ciertas y determinadas reglas las cuales deberán de ser obedecidas
por los Estados que lo apliquen en el juzgamiento de los delitos que caen dentro del ámbito de
jurisdicción de este; es decir, la aplicación no es discrecional sino sistematizada, con el objeto de
garantizar los Derechos Humanos de las personas, los cuales, como ya se explicó con
anterioridad, redundan en los principios y garantías del Derecho Penal.
- 60 -
2.2 Crímenes internacionales
Así pues, debe de entenderse de manera amplia por «crímenes internacionales» a aquellas
conductas que por su gravedad no deben ser tratadas a nivel nacional y que caben bajo el
principio de la jurisdicción universal. A criterio de la ILANUD 150 la mayoría de éstos son el
producto de conflictos vividos por la humanidad y hoy son parte del Derecho Internacional
Humanitario y de los Derechos Humanos. Agrega la citada institución que no existen
definiciones claras de los crímenes, de cuáles son, y tampoco existe un cuerpo legal que los
agrupe como tal; es decir, se trata de un proceso de codificación diversificado que contempla en
distintos tratados o en la costumbre internacional un conjunto de conductas que constituyen los
crímenes internacionales.
Sin embargo, existen otros juristas que si se atreven a definir, aunque de una manera
pedagógica y doctrinaria, lo que se debe de entender por crímenes internacionales. Mancilla 151,
en su trabajo de grado, hace una recopilación de algunas definiciones importantes, las cuales a
continuación se transcriben:
Para Karpets son ―aquellos actos que constituyen un elevado peligro para la existencia de
las relaciones pacíficas y la cooperación entre los Estados, cualquiera que sea su estructura socio-
política.‖
En palabras de Alicia Gil, el delito internacional se define como ―aquel que emana de un
hecho internacionalmente ilícito, resultante de una violación a una obligación internacional (es
decir, del Derecho Internacional), que constituye un elevado peligro para la existencia de las
150
ILANUD. Op. Cit. Pág. A10
151
Ponciano Mancilla, Héctor Christhiann. Op. Cit. Págs. 38 y 39
- 61 -
relaciones pacíficas y la cooperación entre los Estados, y que van orientados con el fin de
mantener la paz y la seguridad de la humanidad, en salvaguarda de los intereses fundamentales de
la comunidad internacional.‖
Según explica el ILANUD 152, los expertos han determinado 25 categorías de delitos
internacionales, siendo estos principalmente los siguientes: Agresión, genocidio, crímenes de lesa
humanidad, crímenes de guerra, crímenes contra personal de las Naciones Unidas, mercenarismo,
tortura, apartheid, esclavitud, piratería, secuestro de aviones, actos ilegales contra el medio
ambiente, tráfico ilegal de drogas, tráfico ilegal de material pornográfico, robo de material
radioactivo, posesión y uso ilegal de amas, experimentos ilegales con seres humanos, actos
ilegales contra la navegación marítima, destrucción y robo de tesoros nacionales, actos ilegales
contra personas protegidas internacionalmente, actos ilegítimos de uso de correspondencia, toma
de rehén civiles, actos ilegales de interferencia de cables submarinos, soborno de funcionarios
públicos y falsificación.
Por otra parte, merece hacer mención que existe un núcleo medular de crímenes que se
denominan «Core Crimes» los cuales se pueden definir como ―crímenes que afectan o tiene la
potencialidad de afectar la paz y la seguridad de la humanidad impactando en la conciencia
universal del ser humano, considerados violaciones al jus cogens. La prosecución de estos
crímenes es labor de los estados así como de la comunidad internacional. Estos crímenes son:
lesa humanidad, de guerra, genocidio y agresión.‖ 153
152
ILANUD. Op. Cit. Pág. A9
153
Loc. Cit.
- 62 -
Tomando como base el núcleo duro de los crímenes internacionales, brevemente se
explica lo que implica cada uno de ellos:
i. Crímenes contra la paz: Para Puig Peña154 estos hacen referencia al planeamiento,
preparación, iniciación o ejecución de una guerra de agresión o de una guerra en violación
de tratados internacionales, acuerdos y seguridades o la participación en un plan común o
en una conspiración para ejecutar cualquiera de los actos precedentes.
154
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 207
155
Loc. Cit.
156
Centro de Apoyo en Comunicación para América Latina del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Derecho Internacional Humanitario. Preguntas y respuestas. Suiza: Comité Internacional de la Cruz Roja. 2007.
Pág. 35
157
Puig Peña, Federico. Op. Cit. Pág. 207
- 63 -
Miguel Ángel Cano Paños158 citando a Kai Ambos expone que en la actualidad también se
les llama como «crímenes de lesa humanidad» y se encuentran regulados, principalmente,
en el artículo 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional; el bien jurídico tutelado es la
paz global y la seguridad internacional, las cuales se ponen en peligro mediante ataques
generalizados159 o sistemáticos160 contra la población civil, tratando de proteger, al mismo
tiempo, aquellos Derechos Humanos de carácter fundamental. 161
iv. El genocidio: Al respecto de este delito internacional, Ambos expone que ―el concepto de
genocidio proviene de la Convención sobre el Genocidio de 1948, de los distintos
Estatutos de los Tribunales internacionales que la siguen, así como de la jurisprudencia
internacional. (…) El bien jurídico protegido a través del tipo penal del genocidio es el
derecho a la existencia de determinados grupos estables. Este bien objeto de protección
abarca al grupo concebido como entidad social, y no sólo su existencia física o
biológica.‖162
El mismo, en palabras del autor citado, se configura cuando se tiene el dolo (implica,
según la jurisprudencia, que el autor debe conocer que la víctima es miembro de un grupo
protegido y debe de saber y querer que su acción en concreto se inserte dentro del
contexto más amplio, relativo a la destrucción de ese grupo), la intención de destruir total
o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal, lo que supone la
existencia de un especial elemento subjetivo del tipo (la intencionalidad), por lo que es un
delito de intención.
158
Cano Paños, Miguel Ángel. ―Sobre internationales strafrecht. Strafanwendungsrecht, völkerstrafrecht,
europäisches strafrecht. Recensión del libro de Kai Ambos‖ Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología.
Número 09. España. 7 de febrero de 2007. Disponibilidad y acceso: http://criminet.ugr.es/recpc/09/recpc09-r1.pdf.
Fecha de consulta: 26/06/11. Pág. 22
159
Para Kai Ambos, un ataque generalizado requiere desde un punto de vista cuantitativo un gran número de
víctimas, las cuales pueden ser el resultado de varias acciones o de una única acción de una dimensión
extraordinaria.
160
Para el autor arriba citado, un ataque sistemático es llevado a cabo, desde un punto de vista cualitativo, de
conformidad con una política preconcebida de un Estado o de una organización, o sobre la base de un plan previo.
161
Ibíd. Pág. 21
162
Ibíd. Pág. 19
- 64 -
v. La agresión: Según explica Kai Ambos163, el crimen de agresión se encuentra recogido en
el párrafo 2 del artículo 5 del Estatuto la Corte Penal Internacional cuya punibilidad
internacional (en referencia a la guerra de agresión) está reconocida desde los juicios
celebrados en Nüremberg, aunque hasta hace pocos años el tipo penal no había sido
definido pues no se había llegado a un acuerdo sobre el mismo y sobre sus condiciones de
aplicación.
La organización llamada Coalición por la Corte Penal Internacional164 comenta que luego
de 2 semanas de intensos debates y años de trabajos preparatorios, el 11 de junio de 2010
la Conferencia de Revisión del Estatuto de Roma la cual fue realizada en Kampala,
Uganda, adoptó por consenso enmiendas al tal normativa legal internacional incluyéndose
la definición para éste crimen y un régimen sobre cómo la Corte ejercitará su jurisdicción
sobre el mismo, como lo es el hecho de que la Corte Penal Internacional (CPI) no podrá
perseguir el mismo sino hasta el 1 de enero de 2017 cuando los Estados parte tomen la
decisión de activar la jurisdicción.
163
Ibíd. Pág. 22
164
Coalición por la Corte Penal Internacional. Cumpliendo con la promesa de una corte efectiva, justa e
independiente. Crimen de agresión. Estados Unidos. Disponibilidad y acceso: http://www.iccnow.org/
?mod=aggression&lang=es. Fecha de consulta: 17/06/12
165
Loc. Cit.
166
Loc. Cit.
- 65 -
2.3 El Derecho Internacional Humanitario
2.3.1 Definición:
Diversas han sido las definiciones que sobre esta rama del derecho penal se han vertido; a
continuación se citan las que se consideran las más completas.
Para Jean Pictet, quien es citado por la autora antes mencionada, este ―es esa considerable
porción del derecho internacional público que se inspira en el sentimiento de humanidad y que se
centra en la protección de la persona en caso de guerra.‖168
Para el CICR es ―el conjunto de normas cuya finalidad, en tiempo de conflicto armado es,
por una parte, proteger a las personas que no participan, o han dejado de participar, en las
hostilidades y, por otra, limitar los métodos y medios de hacer la guerra.‖ 169
Sumado a lo anterior debe de tenerse en cuenta que existe también otra terminología o
sinónimos de esta disciplina jurídica, según corresponda al sujeto que la utilice. Así, si el que a él
–al Derecho Internacional Humanitario– se refiere pertenece a las fuerzas armadas, con más
167
Reyes, Carolina Marcela. Op. Cit. Pág. 37
168
Loc. Cit.
169
Centro de Apoyo en Comunicación para América Latina del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Ibíd.
Pág. 4
- 66 -
frecuencia le denominará como «derecho de los conflictos armados» y/o «derecho de la guerra»;
mientras que las organizaciones internacionales preferirán el término «derecho humanitario» o
«Derecho Internacional Humanitario».
Desde tiempos históricos la humanidad ha sido sometida por conflictos que han originado
diversas guerras en las que se han perdido millones de vidas. Desde allí comienza la historia del
Derecho Internacional Humanitario, por ejemplo, en las Cruzadas, las cuales originaron escritos y
declaraciones como las de Simón Bolívar y Andrés Bello. A continuación se presenta una sucinta
relación de ésos antecedentes, mostrando lo más elemental que se debería de saber sobre ello,
pues de lo contrario el presente trabajo se volvería extensivo y abarcaría, inclusive, aspectos que
salen de la trascendencia del objeto del mismo.
170
ILANUD. Op. Cit. Pág. A6
- 67 -
En ese ínterin, un ciudadano suizo de nombre Henry Dunant que se encontraba en la
región por motivos de negocios, se queda sorprendido por la falta de asistencia a los militares
caídos y decide auxiliarlos con el apoyo de los pobladores de la región. Observó cómo los
servicios sanitarios de los ejércitos franco-sardos no se daban abasto; como los medios de
transporte eran inexistentes; como las cajas de vendas habían sido abandonadas en la retaguardia;
como los heridos que podían hacerlo se encaminaban penosamente hacia el poblado más cercano
(Castiglioni) en busca de agua y de comida. Estando en la iglesia de ésa localidad, Dunant con la
ayuda de las mujeres y ciudadanos del lugar, deciden ir a auxiliar y curar a los heridos y a los
moribundos, lo cual lo hacen durante 3 días y 3 noches.
Movilizado por este horror el gobierno suizo convocó en 1863 a una Conferencia
Internacional (de expertos) en Ginebra, en la que participan 16 países y se aprueban 10
resoluciones, en las que se resolvió recomendar la fundación de sociedades nacionales de socorro
con apoyo de los gobiernos (se crea el Comité Internacional de Socorro a los Heridos que más
tarde se llamó Comité Internacional de la Cruz Roja), declarar neutrales sanatorios y hospitales,
brindar protección al personal sanitario de los ejércitos y seleccionar un signo distintivo
(emblema) para las personas y los bienes protegidos. En 1864, Suiza convoca una Conferencia
Diplomática a la que asisten 12 países y 9 Comités de Socorro, en la que se adopta el Convenio
de Ginebra para el mejoramiento de la suerte de los heridos de los ejércitos en campaña y se
inicia la codificación del Derecho Internacional Humanitario y sus principios.
- 68 -
el emblema, adoptándose una bandera distintiva, siendo esta la cruz roja sobre el fondo blanco.
En conclusión, la importancia de este documento radica en que se sientan las bases del desarrollo
del derecho humanitario contemporáneo y su perfeccionamiento.171
De la evolución de este derecho, hoy se tienen diversidad de protocolos que prohíben, por
ejemplo, el uso en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o similares, de armas químicas y
bacteriológicas, de rayos laser cegadores, de minas antipersonal, así como de protección y
reconocimiento de ciertos derechos a los prisioneros de guerra, etcétera.
Según se explica por el CICR 172, el Derecho Internacional Humanitario comprende dos
ramas distintas, siendo estas:
Según el ILANUD173, en agosto de 1949 los representantes de 102 Estados firmaron los 4
Convenios de Ginebra que regulan las siguientes circunstancias: El 1º busca aliviar la
suerte de los heridos y enfermos de las fuerzas armadas en campaña; el 2º, pretende
aliviar la suerte de los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el
mar; el 3º establece el trato debido a los prisioneros de guerra; y, el 4º, instituye la
protección debida a las personas civiles en tiempos de guerra.
171
Loc. Cit.
172
Centro de Apoyo en Comunicación para América Latina del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Ibíd.
Pág. 4
173
ILANUD. Op. Cit. Pág. A7
- 69 -
Agrega la citada fuente que el desarrollo de tecnologías para la guerra y el curso que han
tomado los conflictos en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron
determinantes para el desarrollo de la ley humanitaria y su culminación a finales del siglo
XX con la Corte Penal Internacional; por otra parte, de las guerras de carácter
internacional se pasó a conflictos de carácter interno que no eran cubiertos por las
Convenciones de la Haya, aplicables sólo a los conflictos internacionales, por lo que, ante
estas nuevas circunstancias, el CICR inició la preparación de Protocolos que dieran fuerza
a las Convenciones sobre los conflictos armados. Es por ello que en 1977 se celebra en
Ginebra una nueva Conferencia Internacional a la que asistieron 120 Estados que
aprobaron los dos Protocolos Adicionales; el Protocolo I, relativo a la protección de las
víctimas de los conflictos armados internacionales y, el Protocolo II, relativo a la
protección de las víctimas de los conflictos armados no internacionales. 174
Es importante mencionar que el mismo CICR indica que estas ramas del Derecho
Internacional Humanitario, con la aprobación de los Protocolos Adicionales de 1977 en los que
se han reunido ambas ramas, hoy esta distinción sólo tiene un valor histórico y didáctico.
174
Loc. Cit.
175
Centro de Apoyo en Comunicación para América Latina del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Op.
Cit. Pág. 4
- 70 -
Por otra parte, el Derecho Internacional Humanitario se aplica principalmente en
cualquier de los siguientes 2 escenarios:
176
Loc. Cit.
177
Ibíd. Pág. 16
178
Ibíd. Pág. 4
179
Ibíd. Pág. 16
- 71 -
Además hay que agregar, tal como lo menciona el CICR180, que el Derecho Internacional
Humanitario no se aplica a las situaciones de violencia interna que no alcancen la intensidad de
un conflicto armado, pues en éste caso habrá de invocar las disposiciones del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos así como la legislación interna del país que se trate.
Sobre el inciso a) hay que recordar que, si bien es cierto los Estados son responsables se
aplicar su derecho (penal) interno, también lo es que el Derecho Internacional Humanitario va
más allá y exige a que estos busquen y sancionen a toda persona que haya cometido graves
infracciones, independientemente de su nacionalidad o del lugar en que se hayan cometido las
mismas. Esto con base en el principio de jurisdicción universal, el cual es esencial para
garantizar una represión eficaz de las infracciones graves, enjuiciamiento que incumbe a los
tribunales nacionales de los distintos Estados o a una instancia internacional (tribunales ad hoc o
algún tribunal internacional permanente como lo sería la Corte Penal Internacional).
180
Ibíd. Pág. 17
181
Ibíd. Págs. 30 y 35
- 72 -
2.4 El Principio de Subsidiariedad
Derivado del avance que ha tenido el Derecho Internacional de los Derechos Humanos
(DIDH), en la actualidad existe consagrado en las constituciones de los países el principio de
protección de los derechos de la persona humana con el objeto de que los mismos sean respetados
y garantizados. En el caso en particular de Guatemala dicho reconocimiento se patentiza en los
artículos 44 y 46 de la Constitución Política de la República.
Tal como lo comentan Francisco Javier Urbina Molfino 182 y Mauricio Iván Del Toro
Huerta183, la internacionalización de los Derechos Humanos es un fenómeno complejo que
responde a factores internacionales y nacionales, como lo son, en el caso de los últimos, el
surgimiento de un nuevo constitucionalismo antropocéntrico; es decir, que sitúa al ser humano y
a sus derechos en el centro y eje de la actividad estatal y que además establece mecanismos
específicos de garantías de tales derechos.
182
Urbina Molfino, Francisco Javier. ―El principio de subsidiariedad, sus fundamentos y su función en una sociedad
democrática.‖ Revista de Derecho y Humanidades. No. 11, Año 2005. Universidad de Chile. Págs. 325 y ss.
183
Becerra Ramírez, Manuel (Comp.). La Corte Interamericana de Derechos Humanos a veinticinco años de su
funcionamiento. México: Universidad Nacional Autónoma de México. 2007. Pág. 23 y ss.
- 73 -
2.4.1 Definición:
Según lo define Del Toro, ―el principio de subsidiariedad en el marco del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos supone que, no obstante la existencia de normas y
procedimientos internacionales para la protección de los derechos humanos o precisamente en
virtud de ellos, es a los Estados a los que les corresponde en primera instancia respetar y hacer
respetar tales derechos en el ámbito de su jurisdicción y sólo cuando éstos no han brindado una
protección adecuada o efectiva es que la jurisdicción internacional (ahí donde exista) puede y
debe ejercer su competencia.‖184
Para otros autores, el principio de subsidiaridad es aquel mediante el cual ―toda persona
puede poner en marcha un mecanismo internacional –de protección– cuando considera que se han
violado sus derechos fundamentales y el derecho interno no ha podido evitar o reparar esa
transgresión.‖185
Según Paolo Carozza citado por Del Toro186, la idea de subsidiariedad es aplicable ahí
donde no puede decirse que una comunidad sea capaz de alcanzar sus objetivos comunes de
manera autosuficiente y existe una comunidad mayor. Si una comunidad política es capaz de ser
una comunidad completa y perfecta, alcanzando la suma total de sus necesidades para el bien
común de sus miembros, entonces no hay necesidad de un «subsidium» de ninguna otra
comunidad humana mayor y por tanto no es aplicable la idea de subsidiariedad. Sin embargo,
184
Ibíd. Pág. 24
185
Equipo Federal del Trabajo. Protección internacional de los derechos humanos. Argentina. 2001. Disponibilidad
y acceso: http://www.eft.com.ar/doctrina/articulos/protec-internac-der-hums.htm. Fecha de consulta: 15/07/2012
186
Becerra Ramírez, Manuel (Comp.). Op. Cit. Pág. 26
- 74 -
agrega el autor referido, tal «comunidad perfecta» es solo posible como un ideal regulativo y no
como una posibilidad histórica.
Según Del Toro187, en el ámbito del Derecho Internacional de los Derechos Humanos no
existen propiamente competencias concurrentes o simultáneas entre las instancias nacionales e
internacionales, sino que se deja a las autoridades nacionales la tarea de garantizar, en primera
instancia, los derechos y libertades internacionalmente reconocidos y sólo ante el incumplimiento
de cualquiera de los deberes internacionales de las autoridades estatales es que las instancias
internacionales están facultadas para intervenir.
Lo anterior significa, en otras palabras, que los operadores nacionales son los mejores
situados para conocer, valorar y resolver sobre las presuntas violaciones a los Derechos
Humanos. Los operadores internacionales no intervienen sino ahí donde el Estado ha fallado en el
cumplimiento de sus obligaciones internacionales; en consecuencia el principio de subsidiariedad
187
Loc. Cit.
- 75 -
establece un mecanismo adecuado para definir los límites de la jurisdicción internacional y las
obligaciones de las autoridades nacionales.
En ese sentido también lo entiende Martín Abregú188 quien considera que el principio de
subsidiariedad que gobierna en general las prácticas internacionales exige como requisito para la
puesta en marcha de la maquinaria internacional la falta de una respuesta interna frente a las
agresiones a los Derechos Humanos; ello implica el previo agotamiento de los recursos internos
los cuales limitan la intervención internacional sólo a aquellos casos en los que el derecho local
no haya protegido debidamente los derechos y principios tutelados internacionalmente.
188
Abregú, Martín. La aplicación del derecho internacional de los derechos humanos por los tribunales locales: una
introducción. Argentina. 2012. Disponibilidad y acceso: http://www.luismezquita.com/Minugua%20(E)/Docs%20
AGeneral/Derechos%20Humanos/CDROM/cd-rom/data/300/330M.HTM. Fecha de consulta: 15/07/2012
189
Becerra Ramírez, Manuel (Comp.). Op. Cit. Pág. 25
190
Ibid. Pág. 59
- 76 -
Se entiende, entonces, que la naturaleza subsidiaria de las instancias internacionales no
busca sustituir o suplantar a las instancias nacionales sino complementar a los mecanismos
nacionales de protección en aras de una efectiva protección de los Derechos Humanos y, en ese
sentido, ayuda a las instancias nacionales a alcanzar los propios fines del Estado constitucional.
Según Del Toro191, para que todo lo anterior sea posible el principio de subsidiariedad
debe ser entendido en su doble dimensión sustantiva y procesal:
191
Ibíd. Pág. 61
- 77 -
otro Estado. Sin embargo, con el paso del tiempo y dada la «internacionalización» del crimen,
este ámbito fue creciendo y abarcando otras esferas que anteriormente no se concebían.
En relación al tema concreto que en el presente trabajo se estudia (los crímenes de guerra)
el autor Luis Díaz Müller 192 explica que en 1945, los tribunales de los países aliados, de
conformidad con la Ley Número 10 del Consejo de Control Aliado, comenzaron a ejercer, en
nombre de la comunidad internacional, el principio de jurisdicción (justicia) universal con
respecto a los crímenes de lesa humanidad y de guerra cometidos durante la Segunda Guerra
Mundial. Con el paso del tiempo, especialmente a partir del Tribunal de Nüremberg, el derecho
internacional ha ido reconociendo que los tribunales pueden tener ciertas formas de jurisdicción
extraterritorial, como las que se ejercen sobre los delitos cometidos fuera de su territorio por los
nacionales de un Estado (jurisdicción respecto de la persona activa), sobre los delitos contra los
intereses esenciales de un Estado en materia de seguridad, y sobre los delitos cometidos contra
los nacionales del propio Estado (jurisdicción respecto de la persona pasiva).
2.5.1 Definición:
Para Luis Peraza la jurisdicción universal ―es el principio según el cual cualquier Estado,
por el sólo hecho de formar parte de la comunidad internacional, tiene autoridad judicial
suficiente para perseguir, esclarecer, castigar y reparar ante sus propios tribunales a cualquier
individuo presuntamente responsable de la comisión de crímenes graves contra el derecho
internacional, incluso de aquellos cometidos fuera de su jurisdicción territorial o sin relación
alguna con la nacionalidad de las víctimas o de los acusados, porque tales delitos por su atrocidad
192
Díaz Müller, Luis T. ―Globalización y principio de jurisdicción universal: un estudio de caso‖ Boletín Mexicano
de Derecho Comparado. Nueva Serie Año XXXV. Número 105. México. Septiembre-Diciembre de 2002. Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (IIJ-UNAM). Pág. 872
- 78 -
intrínseca afectan bienes jurídicos fundamentales tutelados por el derecho de gentes, ofenden a la
humanidad entera y desquician el orden público de la comunidad internacional.‖ 193
Según Jaime Alberto Sandoval Mesa se define como ―aquél en virtud del cual se asigna
competencias a ciertas autoridades especiales u ordinarias, para la represión de delitos que
independientemente del lugar de su comisión y de la nacionalidad de los autores o víctimas,
atenta contra bienes jurídicos internacionales o supranacionales de especial importancia, y que
por ello, trascienden la esfera de intereses individuales y específicos de uno o varios Estados en
particular.‖194
El insigne internacionalista Kai Ambos citado por Cano, lo denomina también como
«principio de derecho mundial» y lo define de la siguiente manera: ―El principio del derecho
mundial (principio de justicia universal) autoriza a cualquier Estado a perseguir mundialmente
con su poder punitivo una serie de delitos de carácter extraterritorial, sin consideración del lugar
de comisión ni de la nacionalidad del autor o de la víctima. El principio del Derecho mundial no
sólo renuncia a la exigencia de una norma idéntica, sino que además excluye cualquier
posibilidad de influencia por parte del Estado donde se ha cometido el hecho. Además, el Estado
que inicia la persecución penal no actúa en su propio interés, sino más bien en interés de la
comunidad internacional en su conjunto.‖195
193
Peraza, Luis. ―La jurisdicción universal: una realidad en constante construcción‖ Díkaion. Vol. 20. No. 15.
Colombia. Noviembre de 2006. Chía. Pág. 330
194
Sandoval Mesa, Jaime Alberto. ―Jurisdicción universal y legalidad del estatuto de Roma, frente al derecho
interno.‖ Prolegómenos. Derechos y Valores. Volumen XIII – No. 25. Colombia. Enero-Junio 2010. Universidad
Militar de Nueva Granada. Pág. 205
195
Cano Paños, Miguel Ángel. Op. Cit. Pág. 7
- 79 -
las víctimas (jurisdicción de la personalidad pasiva) o por daño a los intereses nacionales del
propio estado (jurisdicción protectora).‖196
Con base en las definiciones anteriormente citadas, se puede entender entonces que el
«principio de jurisdicción universal», o «principio de justicia universal», o «principio de
jurisdicción internacional» o, inclusive, «principio de derecho mundial», es aquella facultad que
determinado Estado, en cierta situación, posee para aplicar su ordenamiento jurídico punitivo
contra algunos delitos que atentan contra los intereses fundamentales y trascendentales de la
comunidad internacional, independientemente del lugar de la comisión de estos y de la
nacionalidad del inculpado, con la finalidad de impedir la impunidad del delincuente amparado
en la territorialidad de las leyes.
Según Müller 197, para que este principio se desarrolle en la praxis como tal, deben
concurrir ciertas situaciones, a saber:
a. Los Estados nacionales deben garantizar que sus tribunales puedan ejercer la jurisdicción
universal y otras formas de jurisdicción extraterritorial por violaciones graves a los
Derechos Humanos.
b. El cargo oficial no exime de responsabilidad penal al responsable de determinado delito.
c. No existe inmunidad por delitos cometidos en el pasado.
d. Es de aplicación el principio de imprescriptibilidad de las personas responsables de
delitos graves comprendidos en el derecho internacional.
e. Las órdenes de superiores, la coacción y la necesidad no deben ser circunstancias
eximentes permisibles.
f. Las leyes y decisiones internas adoptadas con el objetivo de impedir el procesamiento de
una persona no pueden ser vinculantes para los tribunales de otros países.
196
Jurisdicción Universal: EDIEC. Centro de Intercambio de Información sobre Desapariciones Forzadas –IDIEC-.
¿Qué es la jurisdicción universal? Países Bajos. Disponibilidad y acceso: http://www.ediec.org/es/areas/remedios-
internacionales/jurisdiccion-universal/. Fecha de consulta: 26/06/11
197
Díaz Müller, Luis T. Op. Cit. Págs. 872 a 875
- 80 -
g. Debe de existir la ausencia de intromisiones políticas.
h. En el caso de delitos graves comprendidos en el derecho internacional, se deben
emprender investigaciones y procesamientos sin esperar a que se presenten denuncias de
las víctimas o de otras personas con interés suficiente en el caso.
i. Se deben garantizar el respeto de las garantías de juicio justo internacionalmente
reconocidas.
j. Los juicios deben de ser públicos y con la asistencia de observadores internacionales.
k. Se deben tener en cuenta los intereses de las víctimas, de los testigos y sus familiares.
l. Se debe de prohibir la aplicación de la pena de muerte y de otras penas crueles,
inhumanas o degradantes.
m. Se debe buscar la cooperación internacional en las investigaciones y procesamientos; y,
n. Procurar la adecuada formación eficaz de los jueces, fiscales, investigadores y abogados
defensores.
Sin embargo, como afirma Müller 199, el principio de jurisdicción universal se aplica
siempre y cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decida remitir el asunto a la Corte
Penal Internacional, además todo Estado parte puede presentar una denuncia ante el Fiscal para
comunicar o denunciar la comisión de un crimen internacional.
198
Peraza, Luis. Op. Cit. Pág. 335
199
Díaz Müller, Luis T. Op. Cit. Pág. 875
- 81 -
Esos delitos o crímenes internacionales, según Kai Ambos, se caracterizan por afectar a
bienes jurídicos de carácter colectivo universalmente aceptados, delitos cuya comisión lesiona o
pone en peligro la paz y la seguridad de la humanidad en su conjunto; por lo tanto, en concreto se
trata de los llamados «crímenes capitales» o «core crimes» (a los cuales ya se hizo alusión con
anterioridad), como lo son el genocidio, los crímenes contra la humanidad, la agresión y, con
especial relevancia para el objeto de estudio del presente trabajo de investigación, los crímenes de
guerra.200 Aunque algunos otros autores como Müller201 incluyen, además de los anteriores, a los
crímenes de lesa humanidad, a las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, la
tortura, la trata de seres humanos y los delitos cometidos contra mujeres y niños.
200
Cano Paños, Miguel Ángel. Op. Cit. Pág. 7
201
Díaz Müller, Luis T. Op. Cit. Pág. 874
202
Peraza, Luis. Op. Cit. Pág. 335
203
Corte Penal Internacional. Centro de Información de las Naciones Unidas -CINU-. Corte Penal Internacional.
Mexico. 2007. Disponibilidad y acceso: http://www.cinu.org.mx/temas/Derint/cpi.htm. Fecha de consulta: 26/06/11
- 82 -
genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad y para liberarla de este flagelo tan odioso
se necesita la cooperación internacional. (Aunque en la fuente citada no se menciona, hay que
recordar que como antecedentes de esta Corte se encuentran las experiencias tenidas en los
Tribunales de Nüremberg, Tokio, Antigua Yugoslavia y Ruanda, a los cuales posteriormente se
hará alusión.)
Continúa explicado la citada fuente que, dado que no se llegaba a acuerdo alguno, en
1992 la Asamblea General solicitó a la Comisión de Derecho Internacional204 la preparación de
un proyecto de Estatuto de una corte internacional penal el cual, en 1994, es sometido a
consideración por esa Asamblea la cual estableció el Comité ad hoc para el establecimiento de la
Corte Penal Internacional (CPI).
De lo anteriormente citado se entiende que desde 1998, con la aprobación del Estatuto de
Roma para el establecimiento de la CPI con carácter permanente, se ha institucionalizado la
204
La cual, según Kai Ambos, en el año de 1946 había sido designada para que codificara los llamados «principios
de Nüremberg», los cuales fueron aprobados por ésa Comisión en 1950 y que supusieron una base de suma
importancia para el desarrollo posterior del Derecho Penal de gentes. Cano Paños, Miguel Ángel. Op. Cit. Pág. 12
205
CINU. Op. Cit.
- 83 -
jurisdicción penal internacional, la cual, tiene como misión fundamental el combatir la impunidad
internacional de las violaciones internacionales de los Derechos Humanos mediante la utilización
de los medios jurídicos oportunos.
Dentro de los principales aspectos a destacar del citado Estatuto, Kai Ambos opina que
merece hacer mención que el mismo está dividido de la siguiente manera: a) Una parte especial,
en la que se encuentran recogidos los llamados crímenes capitales o «core crimes», como lo son
el genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra; b) una parte general en forma de
principios generales, incluidas las penas; c) una ordenanza procesal junto a unas reglas de
delimitación de la competencia del tribunal; y, d) disposiciones relativas a la cooperación y la
ejecución penal. 206
En su parte orgánica, se dispone que la CPI está compuesta de los siguientes órganos: El
Presidente, una Sala de Cuestiones Preliminares, una Sala de Primera Instancia, una Sala de
Apelaciones, la Fiscalía y la Secretaría. Y se instituye que los instrumentos jurídicos accesorios
más importantes de la CPI y que establece el Estatuto son «los elementos del crimen» y las
«reglas de procedimiento y prueba». 207
Por otra parte, Francisco Ramos Méndez menciona que mediante ese Estatuto se culmina
un proceso en la evolución del Derecho Penal Internacional para establecer un Tribunal Penal
Internacional con carácter permanente y universal, o en palabras de Yáñez-Barnuevo, ―un
Tribunal que potencialmente sea de todos y para todos, creado mediante un acuerdo muy amplio
de los Estados que componen la comunidad internacional para la persecución y castigo de los
crímenes más graves contra la comunidad internacional, evitando así la impunidad de los autores
de estos atroces delitos.‖208
206
Cano Paños, Miguel Ángel. Op. Cit. Pág. 12
207
Ibíd. Pág. 13
208
Ramos Méndez, Francisco (Comp.) ―Procedimientos de cooperación de los tribunales penales españoles con la
Corte Penal Internacional‖ Justicia 2006. Revista de derecho procesal. Número 3-4. España. 2006. Editorial J.M.
Bosch Editor. Pág. 202
- 84 -
Los crímenes más graves contra la comunidad internacional no deben quedar sin castigo y
por ello deben de ser perseguidos y enjuiciados por los Estados soberanos de sobremanera si
éstos no quieren o no pueden perseguirlos y enjuiciarlos, por lo que debe ser la propia
Comunidad la que lo haga, a través de la CPI.
Al hacer un análisis situacional del país en relación a la CPI, se debe tomar en cuenta que
el problema de la adhesión al Estatuto es que Estados con democracias frágiles, como lo es el
guatemalteco, en donde la impunidad y la corrupción son los grandes flagelos de la sociedad, ven
la oportunidad de desligarse, en ese tipo de organismos, de la responsabilidad en él recaída de
administrar justicia, prefiriéndole dejar a ellos la responsabilidad del asunto. Es por ello que, tal
como lo señala Pueyo Losa citado por Ramos, esta Corte, ―antes de producir el efecto de apagar y
absorber el papel de las jurisdicciones nacionales en la represión de estos hechos delictivos, ha de
servir de aliento y estímulo a los Estados para agilizar sus propios sistemas represivos, por
medio, en todo caso, de una eficaz aplicación del principio de jurisdicción universal‖. 209 En ese
sentido, no se tiene que olvidar que siendo un órgano internacional con personalidad jurídica
permanente e independiente, no va a tener una jurisdicción ilimitada, sino que tendrá
competencia sobre la base de unos principios de atribución de la misma, lo que supondrá que
cuando la Corte no pueda actuar por no tener competencia para el asunto de que se trate, deberán
de ser los Estados los que, sobre la base del principio antes mencionado (de justicia universal)
pongan fin a los ámbitos de impunidad que puedan crearse.
La historia de Guatemala enseña que durante 36 años sus habitantes sufrieron un cruento
conflicto armado interno que cobró la vida de miles de personas y que desplazó a muchos otros, a
consecuencia del enfrentamiento de los bandos de la Unidad Revolucionaria Nacional
Guatemalteca (URNG) y el Ejército. Fue la excepción a otros países que sí juzgaron a los
responsables de tantas masacres y demás crímenes contra la humanidad.
209
Ibíd. Pág. 203
- 85 -
Los gobernantes de turno no permitieron el ingreso del CICR para que este, basado en sus
principios de Derecho Internacional Humanitario, asistiera a las víctimas directas y colaterales
del conflicto armado de carácter no internacional que en el país se estaba suscitando; y cuando el
mismo «finalizó» con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera en el acto realizado el día
29 de diciembre de 1996 (último acuerdo de 12 que le precedieron), nunca se enjuició y se
condenó a los responsables de tales barbaries.
Aunque lo sucedido pareciera no haber sido suficiente, el eslabón del sistema de justicia
del país ha visto, o más bien ha permitido, como los autores de ese genocidio y otros crímenes
han ido falleciendo por causas naturales y a aquellos que se les ha intentado iniciar el
procedimiento respectivo, no se ha logrado «probar» lo acontecido, salvo contadas excepciones
como lo sucedido con la reciente condena dictada el día 12 de marzo de 2012 contra el exkaibil
del ejército Pedro Pimentel Ríos, por la masacre del parcelamiento «Dos Erres», en la Libertad,
Petén, en el año de 1982, quien fue hallado culpable de los delitos de asesinato y deberes contra
la humanidad por la matanza de 201 personas y quien fue condenado a 6 mil 60 años de prisión,
teniendo, además, como antecedente la condena de otros 4 exkaibiles por la misma masacre, a
quienes se les sentenció el 2 de agosto de 2011 a purgar individualmente la misma cantidad de
tiempo.
Finalmente fue hasta el 21 de enero de 2012 que mediante el Decreto No. 3-2012 del
Congreso de la República, publicado el día 22 de febrero de 2012 en el Diario Oficial y el cual se
encuentra vigente desde el 23 de ese mismo mes y año, el Estado de Guatemala decide adherirse
al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aunque dejándose, claro está, con total
garantía el principio de no retroactividad de la ley penal.
Por otra parte, la Corte de Constitucionalidad en fecha 25 de marzo de 2002 sobre este
tema expresó en la Opinión Consultiva solicitada por el Presidente de la República y tramitada
dentro del expediente No. 171-2002 lo siguiente:
- 87 -
empezar a funcionar) será complementaria a las jurisdicciones nacionales y, por lo tanto, no las
subrogará. (…)
Del texto citado existen varios aspectos de importancia sobre los cuales merece hacer
análisis más detallado; en primer lugar, hay que notar que desde que dicha opinión consultiva se
solicitó por la Presidencia de la República y fue emitida por la Corte de Constitucionalidad, hasta
que el Congreso de la República en representación del Estado de Guatemala tuviera la
disposición y la voluntad política de adherirse al Estatuto de la Corte Penal Internacional,
tuvieron que pasar 10 años, no obstante la referida Corte ya había manifestado que el texto de
dicho instrumento internacional no entraba en colisión con los derechos que la CPRG reconocía.
Así mismo, hay que observar que el principal argumento por el cual la Corte de
Constitucionalidad opinó que la adhesión al Estatuto de la CPI no contradecía los derechos que la
CPRG contenía, fue con base a las implicaciones del principio de «subsidiariedad» o de
«complementariedad» y no con fundamento en el «principio de jurisdicción universal», debido a
que por aquél habrá de entenderse que los Estados facultan a dicho tribunal, en referencia a la
CPI, para juzgar aquellos casos en los cuales se determine que su sistema judicial es incapaz o los
gobernantes de turno no tengan la voluntad para la protección efectiva de los derechos de las
personas.
- 88 -
2.7 Los Tribunales Ad Hoc
Antes de comenzar a explicar lo que debe de entenderse por este tipo de tribunales, es
válido preguntarse qué implica la locución latina «ad hoc». Para Ossorio y para Cabanellas210
significa literalmente «para esto» o «para el caso» y se emplea para expresar que una cosa es
adecuada para un objeto o fin determinado. Agregan que ―más frecuentemente indica que un
nombramiento o designación (de juez, defensor, fiscal, tutor, curador, interventor, etc.) ha sido
hecho para actuar en un caso concreto.‖211
Lo anterior implica, entonces, que los tribunales ad hoc son aquellos que se estatuyeron (o
se pueden estatuir) para el juzgamiento de ciertos y determinados delitos cometidos por ciertas y
determinadas personas en cierto y determinado ámbito espacial y temporal.
Ahora bien, ¿en qué situaciones es válido o justificado que un tribunal sea creado para
juzgar determinadas conductas cometidas en cierto territorio si ya existen órganos internos
previamente establecidos para ese fin? Dicha pregunta pareciera incurrir en cierta confusión, más
que conceptual, de soberanía. Sin embargo, debe de recordarse, tal como apunta Hortensia
Gutiérrez Posse212 que si bien es cierto a los Estados les corresponde en primer lugar el
juzgamiento de los culpables, también lo es que hay situaciones en la que estos no lo desean
hacer o no están en condiciones de ejercer su jurisdicción, razón por la cual surge la necesidad de
la institución de tribunales penales internacionales a fin de que quienes incurran en las conductas
prohibidas no queden sin castigo, cualquiera que sea el contexto en que las violaciones se
llevaron a cabo.
210
Cabanellas de Torres, Guillermo. Op. Cit. Pág. 36
211
Ossorio Manuel. Op. Cit. Pág. 44
212
Gutiérrez Posse, Hortencia. ―La relación entre el Derecho Internacional Humanitario y los tribunales penales
internacionales.‖ Revista Internacional de la Cruz Roja. N° 861. Suiza. Marzo de 2006. Platt. Pág. 98
- 89 -
Unidas para juzgar crímenes cometidos en conflictos específicos, cuyas competencias están
restringidas a un periodo de tiempo y lugar determinados.‖ 213 La autora citada explica que los
únicos Tribunales ad hoc constituidos en la historia de las Naciones Unidas, hasta la fecha, son el
Tribunal para la Ex Yugoslavia (1993) y el Tribunal para Ruanda (1994), aunque previamente
existieron dos precedentes, como lo son los Tribunales Militares de Nüremberg y de Tokio, los
cuales fueron creados por los países vencedores de la II Guerra Mundial para juzgar a los
vencidos.
Por otra parte, los Tribunales de la Ex Yugoslavia y Ruanda fueron establecidos por el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, interpretando que la comisión en esos países de
masacres y otras violaciones graves del Derecho Internacional Humanitario constituían una
amenaza a la paz y a la seguridad internacionales, lo cual, en virtud del capítulo VII de la Carta
de Naciones Unidas, faculta al Consejo a intervenir en los asuntos internos de un Estado; a lo
anterior debe sumarse que se estimaba que estos dos tribunales creados in bello214 (durante la
guerra), a diferencia de los de Nuremberg y Tokio, constituidos post bellum (después de la
guerra), contribuirían a frenar las violaciones del Derecho Internacional Humanitario que se
venían cometiendo y a restablecer la paz.
David215, por su parte, considera que estos tribunales merecen una valoración positiva en
diferentes aspectos. En primer lugar, porque han cumplido una función represiva, con la
identificación y castigo de parte de los culpables; así como otra preventiva, por cuanto la
posibilidad de verse juzgados pudo disuadirles, aunque parcialmente, de cometer nuevos
crímenes. En segundo lugar, porque su creación ha cumplido una función simbólica al reflejar un
avance decisivo en el compromiso de la comunidad internacional para hacer respetar el Derecho
Internacional Humanitario y en su reconocimiento de que determinados crímenes monstruosos
atentan contra toda la humanidad y no deben quedar impunes.
213
Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. Abrisketa, Joana. Tribunales penales
internacionales ad hoc (para ex Yugoslavia y Ruanda). España. 2000. Disponibilidad y acceso:
http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/219. Fecha de consulta: 26/06/11
214
El «ius in bello» o «derecho en la guerra» se aplica a todas las partes en conflicto independientemente de los
motivos del conflicto y de la justicia de la causa defendida por una u otra parte, pues a la postre, la finalidad del
Derecho Internacional Humanitario es limitar los sufrimientos provocados por la guerra, garantizando, tanto como
sea posible, la protección y la asistencia a las víctimas. Centro de Apoyo en Comunicación para América Latina del
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Op. Cit. Pág. 14
215
Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. Op. Cit.
- 90 -
En tercer lugar, al responder cada tribunal a unas necesidades específicas, las reglas de
procedimiento y el derecho aplicable pueden ser definidas con más claridad y precisión que si se
tratara de un tribunal penal internacional permanente (como lo sería, por ejemplo, la Corte Penal
Internacional). Así mismo, la impartición de justicia por una institución independiente ha
contribuido, siquiera parcialmente, además de a la identificación y castigo de los culpables, al
esclarecimiento de la verdad histórica, dejando constancia de los crímenes cometidos. El
conocimiento de lo sucedido y la superación del sentimiento de impunidad son bases necesarias
para el proceso de rehabilitación posbélica y para una posible reconciliación.216 Y, finalmente, se
ha excluido la aplicación de la pena de muerte.217
Al respecto de los tribunales ad hoc se hará mayor énfasis en el siguiente capítulo, pues
los mismos son elementos de estudio indispensables en el presente trabajo, por lo que en las
líneas anteriores sólo se hizo una breve introducción a los mismos. Debe apuntarse que para
efectos de este estudio, el termino «ad hoc» se utiliza en su acepción general para referirse a la
totalidad de los mismos aquí ilustrados.
216
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Tribunales ad hoc. Suiza. 2010. Disponibilidad y acceso:
http://www.cicr.org/spa/war-and-law/international-criminal-jurisdiction/ad-hoc-tribunals/overview-ad-hoc-tribunals.
htm. Fecha de consulta: 01/03/2012
217
Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. Op. Cit.
- 91 -
- 92 -
CAPÍTULO 3
Luego de estudiar el origen de los tribunales ad hoc que se pretenden ilustrar, se notó que
la naturaleza de los mismos era distinta; así, el de Nüremberg y el de Tokio tenían una naturaleza
«militar internacional», los de la Antigua Yugoslavia y Ruanda una naturaleza «penal
internacional» y el de Sierra Leona, una naturaleza «especial».
Lo anterior incidió en que se dividiera el presente capítulo en tres partes, cada una de las
cuales agrupa y explica los Tribunales que le son propios a su naturaleza, así como otros aspectos
de relevancia como lo son sus antecedentes históricos, los delitos que sus Estatutos de creación
reconocieron, los principales acusados, procesados y sentenciados, por mencionar algunos.
Los tribunales militares fueron creados luego de los conflictos bélicos derivados de la
Segunda Guerra Mundial por las fuerzas aliadas vencedoras y legitimados por la comunidad
internacional, con el objetivo de perseguir y castigar a los principales criminales de guerra de las
fuerzas del Eje.
- 93 -
Según relata Jean Carlo Mejía Azuero ―después de la derrota de Alemania en la I Guerra
Mundial, los vencedores no llegaban a un acuerdo sobre las reparaciones de guerra que debía
pagar la nación vencida. Los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia celebraron
la Conferencia de Paz de Paris en 1919 y elaboraron el Tratado de Versalles. Éste imponía a
Alemania una serie de medidas restrictivas y compensatorias (reparaciones).‖218
Al tratar de llevar a la práctica este tratado (en relación al castigo de los criminales de
guerra de la Primera Guerra Mundial) y extraditar al Káiser Alemán a los Poderes Aliados, el
gobierno holandés se rehusó y Alemania, por su parte, violó las normas de Versalles, iniciando
los juicios internos en Leipzig ante su Corte Suprema, por sospechas de violación a la ley y
prácticas de guerra.219 Ello originó que aquél tratado fuera un fracaso y se tuvo que esperar hasta
que sucedieran los horrendos crímenes de la Segunda Guerra Mundial para la instauración de los
Tribunales Militares.
Además, a criterio propio, debe estimarse que por primera vez se hace distingo entre
crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, de lo cual no existían
precedentes, lo que derivó, a posteriori, en el nacimiento de la Corte Penal Internacional.
218
Mejía Azuero, Jean Carlo. ―Un acercamiento al establecimiento de los tribunales internacionales modernos.‖
Prolegómenos. Derechos y Valores. Volumen XII – No. 23. Colombia. Enero-Junio 2009. Universidad Militar de
Nueva Granada. Pág. 203
219
ILANUD. Op. Cit. Pág. A35
220
Loc. Cit.
221
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. De Nüremberg a La Haya: la universalización de la justicia. Guatemala.
Fundación Myrna Mack. Movimondo. 2004. Pág. 5
- 94 -
3.1 El Tribunal Militar Internacional de Nüremberg
A criterio de Christopher Argyle citado por Mejía 224 las cifras más apegadas a la realidad
dejaron como resultado, para el bando de «los Aliados»225, las siguientes: a) Muertos en acción o
muertos por heridas: 11,237,793; b) heridos: 9,116,000; c) capturados o desaparecidos:
7,391,433; y lo peor, d) civiles muertos: 35,240,523 personas.
Por su parte, en el bando de «los del Eje»226 las cifras son igualmente deleznables: a)
Muertos en acción o muertos por heridas: 5,493,232; b) heridos: 4,015,536; c) capturados o
desaparecidos: 4,830,000; y, d) civiles muertos: 2,371,941personas.
222
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Pág. 3 y ss.
223
Hurtado García, Pablo Gerardo. El sometimiento del Estado de Guatemala a la jurisdicción y competencia de la
Corte Penal Internacional. Parte I. Cuaderno de estudio 22. Guatemala. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Rafael Landívar (IIJ-URL). 2002. Pág. 16 y ss.
224
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Pág. 205
225
Según enseña la historia universal conocida, es sabido que el bando de «los Aliados» en el contexto de la Segunda
Guerra Mundial estaba conformado por las siguientes potencias: Gran Bretaña, Francia, la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS), Estados Unidos y China. Se les denominó «aliados» por ser firmantes del grupo que
suscribió la Declaración de las Naciones Unidas el 1 de enero de 1942.
226
El bando de «los del Eje», por su parte, estaba encabezado por la Alemania nazi, la Italia fascista y por Japón.
Esta alianza se origina entre el perfecto entendimiento que tenían Adolf Hitler y Benito Mussolini, lo que culminó
con la proclamación de un «eje Roma-Berlín» que ligaba a ambos gobiernos desde el 25 de octubre de 1936, países
que luchaban juntos en tierras españolas apoyando a la rebelión de Franco. Luego, Alemania y Japón firman el Pacto
Antikomintern contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en el mes de noviembre de 1936, lo cual
desembocó en que en septiembre de 1940 se firmara el Pacto Tripartito entre esas naciones.
- 95 -
Derivado de esas atrocidades, según explica en su obra Andrea Verónica Fraschina 227, el
20 de octubre de 1943 los Aliados crean la «United Nations War Crimes Commission» para la
investigación de estos crímenes de guerra y el 1 de noviembre de 1943 los presidentes Roosevelt,
Churchill y Stalin, reunidos en Moscú, Rusia, decidieron que aquellos oficiales alemanes y los
miembros del partido nazi responsables debían ser enviados a los países en que sus crímenes
fueron cometidos para ser juzgados y castigados de acuerdo con las leyes de los países liberados
y de los gobiernos que se establecieron en ellos; salvo para los criminales cuyos crímenes no
tuvieran una localización geográfica precisa, serían castigados a través de una decisión conjunta
de los gobiernos Aliados. Sin embargo, agrega la citada autora, el obstáculo que existía para el
enjuiciamiento de dichas conductas era que las mismas no estaban cubiertas por el Derecho
Internacional vigente en la época, por lo que había que fundamentar la competencia y el derecho
aplicable a las mismas.
227
Fraschina, Andrea Verónica. Análisis comparativo de la competencia de los distintos tribunales penales
internacionales e internacionalizados. España. Ediciones de la Fundació Càtedra Iberoamericana. 2008. Pág. 14 y ss.
228
Ibíd. Pág. 15
- 96 -
signatarios para enjuiciar a los crímenes de guerra; y la llamada Ley Número 10 promulgada por
el Consejo Aliado en Berlín el 20 de diciembre de 1945.229
Del estudio del Estatuto del Tribunal Militar de Nüremberg, se entiende que el Tribunal
tendría su sede permanente en Berlín, pero la realidad es que el primer proceso se llevó a cabo en
Nüremberg; el mismo estaba compuesto por 4 miembros que representaban a cada uno de los
Estados signatarios del Acuerdo de Londres y tenía competencia para enjuiciar y castigar a
quienes, actuando a título personal o como miembros de organizaciones en interés de los países
del Eje europeo, hubieran cometido alguno de los crímenes que en el mismo se describían.
Esos crímenes, contenidos en el artículo 6 del Estatuto de este Tribunal, son los
siguientes:
Tal como lo mencionan Mejía 231, Hurtado232 y Xocop233, los juicios dieron inicio el 20 de
noviembre de 1945; en estos se juzgaron una gran variedad de crímenes y atrocidades tales como
la deliberada instigación de contiendas, el exterminio de grupos raciales y religiosos, asesinatos,
malos tratos, torturas y deportaciones de millones de habitantes de los países ocupados por
Alemania durante la guerra.
229
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Pág. 206; y Hurtado García, Pablo Gerardo. Op. Cit. Pág. 16
230
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Ibíd. Pág. 4
231
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Pág. 206 y 207
232
Hurtado García, Pablo Gerardo. Op. Cit. Pág. 17
233
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Pág. 5
- 97 -
Las pruebas aportadas consistieron en documentos militares y diplomáticos que habían
llegado a manos de las potencias aliadas tras la caída del gobierno alemán. Las primeras
sentencias condenatorias del tribunal militar internacional fueron dictadas a comienzos de octubre
de 1946.
Así mismo, más de 5 millones de personas habían sido deportadas de sus hogares y
tratadas como mano de obra esclava y, por otro lado, muchas de ellas murieron por los tratos
inhumanos recibidos.
Los autores anteriormente citados agregan que del primer juicio de Nüremberg siguieron
12 más y en ellos se enjuiciaron los crímenes cometidos en cada una de las 4 zonas de la
Alemania ocupada. Entre los resultados obtenidos cabe destacar que hubo 185 acusados, entre
ellos los médicos que habían llevado a cabo experimentos en los campos de concentración, jueces
que habían cometido u ordenado asesinatos y otros delitos encubiertos bajo la apariencia de un
proceso legal, industriales que habían participado en el saqueo de los países ocupados y en el
programa de mano de obra forzada.
Entre los acusados figuraban Hermann Wilhelm Goering y Rudolph Hess, líderes del
nacionalsocialismo, el diplomático Joachim von Ribbentrop, el fabricante de armas Gustav
Krupp von Bohlen und Halbach, el mariscal de campo Wilhelm Keitel, el gran almirante Erich
Raeder y otros 18 líderes militares y civiles. Siete organizaciones que formaban parte del
gobierno nazi fueron también acusadas. Entre ellas estaban las SS, la Gestapo, las SA, las SD o
Servicio de Seguridad (Sicherheitsdienst) y el alto mando de las Fuerzas Armadas alemanas. 234
234
Loc. Cit.
- 98 -
Finalmente, tal como lo explica Rodrigo Bustos235, se dictó sentencia el 1 de octubre de
1946, en la cual los jueces hallaron a 19 de los 22 acusados culpables de alguno de los cargos que
se les imputaban.
Los principales procesados y sus respectivas sentencias fueron: Hess, Raeder y Funk,
quienes fueron condenados a cadena perpetua; Speer y Schirach condenados a 20 años de
prisión; Neurath condenado a 15 años; y Doenitza a 10 años. Así mismo, fueron condenados a
morir en la ahorca las siguientes personas: Göring, Ribbentrop, Keitel, Kaltenbrunner,
Rosenberg, Frank, Frick, Streicher, Seyss-Inquart, Sauckel, Jodl y Bormann (quien fue
condenado en su ausencia puesto que se hallaba prófugo). En lo que respecta a los
acusados Schacht, Fritzsche y Von Papen se les dictó sentencia absolutoria. Los condenados a
muerte fueron ejecutados el 16 de octubre de 1946; uno de ellos se suicidó en la cárcel poco antes
de la hora prevista para su ejecución. De las 7 organizaciones acusadas, 4 fueron declaradas
organizaciones criminales.236
Además, el citado autor agrega que concluido el juicio las autoridades norteamericanas
juzgaron a 199 personas más, acusadas de actividades criminales durante la guerra entre 1945 y
1949 en el Tribunal de Nüremberg. De ellos, 38 fueron absueltos, 36 condenados a muerte (de los
que 18 fueron ejecutados), 23 a cadena perpetua y 102 personas se les impuso condenas
menores.
235
Segunda Guerra Mundial. Bustos M., Rodrigo. El juicio de Nüremberg. Chile. 2004. Disponibilidad y acceso:
http://sgm.casposidad.com/nuremberg/nuremberg.htm#sentencia. Fecha de consulta: 14/03/2012
236
La SS (Schutzstaffel) o Seguridad Estatal, la GESTAPO o policía secreta (Geheime Staatspolizei), las SD o
servicio de seguridad (Sicherheitsdienst), y el cuerpo de líderes políticos y del personal del partido nacionalsocialista.
- 99 -
3.2 El Tribunal Militar Internacional de Tokio (Tribunal Militar Internacional para el
Lejano Oriente)
Al igual que Alemania, Japón pertenecía al bloque de países «del Eje» quienes
sucumbieron ante los ataques de «los Aliados» encabezados por Estados Unidos. En
consecuencia de ello, al igual que en Nüremberg, se creó este tribunal ad hoc para procesar a los
principales dirigentes del ejército japonés por los crímenes cometidos y por los experimentos
realizados con armas químicas contra la población civil en clara represalia del atentado en Pearl
Harbor.
En el artículo 5 del Estatuto del Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente de
fecha 19 de enero de 1946, se establece que ése órgano jurisdiccional tendrá la facultad de
enjuiciar y castigar a criminales de guerra que, como individuos o miembros de alguna
organización, fueran acusados de los delitos que a continuación se refieren:
237
Fraschina, Andrea Verónica. Op. Cit. Págs. 17 y 18
- 100 -
b. Delitos de guerra convencionales: En referencia a las violaciones a las leyes de la
guerra o mejor conocidas hoy como Derecho Internacional Humanitario.
c. Delitos de lesa humanidad: Entre los que expresamente incluye el asesinato, la
exterminación, la esclavitud, la deportación y otros actos inhumanos cometidos contra
cualquier población civil (por ejemplo la prueba de gases tóxicos, asfixiantes o
similares)
Fraschina agrega que el Estatuto de dicho Tribunal fue redactado solamente por los
norteamericanos y era muy similar al Estatuto de Nüremberg en cuanto a la definición de los
crímenes a enjuiciar enumerados en su artículo 5; sin embargo, este incorpora una serie de
adaptaciones que respondían al deseo de atender a las críticas que ya se habían dirigido al
anterior texto.
Por ello, la organización del Tribunal era diferente pues a pesar de que los Estados Unidos
eran prácticamente la única potencia que ocupaba militarmente Japón, en el banquillo de los
jueces estaban representados los 11 Estados frente a los que Japón había declarado la
capitulación, y si en Nüremberg sólo hubo jueces europeos y norteamericanos, en Tokio los hubo
también asiáticos; además de que, a diferencia del Tribunal de Nüremberg, el presidente, los
miembros del Tribunal y el procurador general eran nombrados por el Comandante Supremo y la
sentencia dictada debía ser confirmada por él, sumado a que existía un solo fiscal norteamericano
asistido por 10 fiscales adjuntos.
Mejia 238, Hurtado239 y Xocop240 coinciden en afirmar que los juicios de Tokio
comenzaron el 3 de mayo de 1946 y finalizaron el 12 de noviembre de 1948, con sentencias muy
similares a las de los juicios de Nüremberg.
238
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Pág. 211
239
Hurtado García, Pablo Gerardo. Op. Cit. Pág. 18
240
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Pág. 5
- 101 -
Según Fraschina, el Tribunal juzgó a 28 miembros de la cúpula del Gobierno japonés
entre los que no se encontraba el Emperador del Japón; las sentencias que se dictaron entre el 4 y
el 12 de noviembre de 1948 se aprobaron por mayoría de votos y siguieron de cerca el
razonamiento del Tribunal de Nüremberg, rechazando los argumentos de la defensa por los
mismos motivos que en su predecesor, considerando a todos los acusados culpables. De los 28
acusados, 7 fueron condenados a muerte y los restantes, excepto 2, sentenciados a cadena
perpetua.241
En relación a estos tribunales, Alicia Gil, citada por Esteban Righi242, comenta que las
atrocidades cometidas en la Antigua Yugoslavia y en Ruanda conmocionaron a la opinión pública
y exigieron una actuación pronta de la justicia, reclamando una medida eficiente que permitiera
desplegar el efecto preventivo del Derecho Penal. Ello obligó –comenta la autora– a prescindir
del procedimiento considerado como más adecuado para el establecimiento de un tribunal
internacional: La conclusión de un tratado internacional por el que los Estados parte establecieran
el mismo y aprobaran su Estatuto, siendo además preferible que dicho tratado hubiese sido
diseñado por un órgano internacional apropiado (la Asamblea General de Naciones Unidas, por
ejemplo) y abierto a firma y ratificación de los Estados, mecanismo que es largo y complicado,
por lo que se optó por hacer un procedimiento más expedito.
241
Fraschina, Andrea Verónica. Op. Cit. Pág. 18 y Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Pág. 5
242
Righi, Esteban (Comp.) Cuaderno de doctrina y jurisprudencia. Año III. Número 6. Argentina. 1997. Editorial
Ad-Hoc S.R.L. Pág. 891
243
ILANUD-. Op. Cit. Pág. A35
- 102 -
Por el contrario, agrega Gil244, los Tribunales Penales Internacionales para Ruanda y para
la Antigua Yugoslavia fueron establecidos por un órgano internacional con el objeto de enjuiciar
determinados crímenes, con independencia del bando al que perteneciesen los sujetos acusados
de los mismos. A pesar de tratarse de tribunales ad hoc, no permanentes, con una jurisdicción
limitada ratione materiae, ratione personae, ratione temporis y ratione loci, en la creación de
estos se superaron muchas de las deficiencias por las que los procesos de Nüremberg y Tokio se
hicieron merecedores de duras críticas.
Entre otros aspectos de importancia menciona el ILANUD 245 que los Estatutos de ambos
tribunales contemplan crímenes o infracciones que se derivan del artículo 3 del Protocolo II de
las Convenciones de Ginebra y de otras violaciones graves de las leyes y los usos aplicables en
los conflictos armados internos dentro del marco del derecho internacional. 246 Así mismo, es
relevante la jurisprudencia de ambos tribunales la cual ha contribuido significativamente al
desarrollo sustantivo del Derecho Internacional en general y en particular del Derecho Penal
Internacional y del Derecho Humanitario, con criterios relevantes como el afirmar que los
crímenes de lesa humanidad no exigen relación con conflictos armados internacionales siendo
posible, inclusive, que no haya correspondencia entre los crímenes de lesa humanidad y
cualquiera otra clase de conflicto, por una parte, y por el otro, con el juzgamiento y sanción de
un Jefe de Estado en el ámbito internacional, como adelante se apuntará.
En relación al contexto histórico de este Tribunal, Mejía 247 relata que Yugoslavia nació
como Estado en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, inspirada en principios
federativos socialistas; sin embargo, luego de la desaparición del Mariscal Josip Broz (Tito) en
1980, artífice de la unión de los territorios de Eslovenia, Croacia, Bosnia Hersegovina,
244
Righi, Esteban (Comp.) Op. Cit. Pág. 893
245
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Pág. 11
246
ILANUD. Op. Cit. Págs. A14
247
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Pág. 212
- 103 -
Montenegro, Serbia, Macedonia y las provincias autónomas de Kosovo y Vojvodina, salieron a la
luz viejas discrepancias étnicas y religiosas entre las distintas Repúblicas. Este conflicto se
agudizó ostensiblemente por problemas económicos producidos tras la caída del comunismo y la
consabida desaparición del pacto de Varsovia.
El conflicto, señala Mejía 250, se agravó en marzo de 1992 cuando los ciudadanos de
Bosnia-Herzegovina se pronunciaron en un referéndum a favor de su independencia de la
República Federal, posición que, desde luego, no fue aceptada por el denominado «Parlamento
del Pueblo Serbio» (constituido por los bosnios de la etnia serbia) que proclamaron a su vez la
independencia de la «República Serbia de Bosnia-Herzegovina» con la pretensión de separarse de
la nueva República de Bosnia-Herzegovina y unirse con todos los serbios de la antigua
Yugoslavia para dar vida a la «Gran Patria Serbia», viejo ideal de este grupo étnico-religioso.
Con este mismo propósito, los serbios (que para abril de 1992 ya habían constituido una
nueva República Federal de Yugoslavia, integrada por los territorios de Serbia y Montenegro)
iniciaron un proceso de «purificación étnica» que incluyó ejecuciones sumarias, desapariciones
forzadas de personas, torturas, tratamientos crueles, inhumanos y degradantes, detenciones
arbitrarias, violaciones sistemáticas, embarazos y prostitución forzadas de mujeres, etcétera.
248
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Págs. 7 y 8
249
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Pág. 212
250
Loc. Cit.
- 104 -
Para finales de 1992, se estima habían alrededor de 50 mil muertos y 2 millones de
desplazados y refugiados, al mismo tiempo que Serbia ocupaba el 70% del territorio yugoslavo.
Este sangriento conflicto entre serbios y bosnios, explican Hurtado 251 y Xocop252, llevó al
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a ocuparse de la situación, la cual estaba
caracterizada por violaciones generalizadas al Derecho Internacional Humanitario, existencia de
campos de concentración y por las políticas de «purificación étnica», e invitó a las partes en
conflicto a respetar las obligaciones del derecho en las guerras; además reafirmó el principio de
la responsabilidad penal individual de las personas que cometían u ordenaban que se cometieran
violaciones graves de los Convenios de Ginebra y otras violaciones al Derecho Internacional
Humanitario.
Con base en lo anterior, se establece este Tribunal para el enjuiciamiento de los presuntos
responsables de genocidio y otras graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario
cometidas en ése territorio desde el 1 de enero de 1991, lo cual se hace mediante la Resolución
No. 827 del 25 de mayo de 1993 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, disponiéndose
que el mismo tendría su sede en la Haya, Países Bajos.
Fue el primer tribunal penal internacional desde Nüremberg y Tokio competente para
juzgar las infracciones graves de los Convenios de Ginebra de 1949, violaciones de las leyes y
costumbres de la guerra, genocidio, crímenes de lesa humanidad incluyendo, por primera vez, la
violencia sexual contra las mujeres; entró en funcionamiento al día siguiente de su
constitución. 253
Del estudio del Estatuto del Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia se entiende
que los 4 tipos de crímenes que el mismo puede perseguir son los siguientes:
251
Hurtado García, Pablo Gerardo. Op. Cit. Pág. 19
252
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Págs. 7 y ss.
253
Loc. Cit.
- 105 -
b. La violación de las leyes o usos de la guerra
c. El genocidio; y,
d. Los crímenes contra la humanidad o de lesa humanidad.
Tal como lo afirman los autores citados con anterioridad 254, desde su creación hasta el
mes de diciembre de 1999 ante el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia se
habían acusado públicamente a 92 personas y aunque existían varias acusaciones más, por las
reglas de procedimiento y evidencia estas no eran de conocimiento público.
De estos acusados ya habían fallecido y se habían desestimado los cargos contra otras 18
personas; únicamente habían finalizado los juicios en contra tres de los procesados, dos de los
cuales, para la fecha en mención, ya habían fallecido.
Los principales inculpados, según Carolina Anello 255 son Drazen Erdemovic, sentenciado
a 5 años de prisión con relación a crímenes contra la humanidad, Dragan Papic, sobreseído y
254
Loc. Cit.
255
Observatori Solidaritat UB. Anello, Carolina S. Tribunal penal internacional. Argentina. 2011. Disponibilidad y
acceso: http://www.solidaritat.ub.edu/observatori/dossiers/tpi/tpidossier.htm. Fecha de consulta: 11/03/2012
- 106 -
puesto en libertad, Dusko Tadic, condenado a la pena de 20 años de prisión y, finalmente, la
sentencia dictada con fecha 3 de marzo del 2000 donde el Tribunal condenó a Tihomir Blaskic a
la pena de 45 años de prisión en razón del crímenes contra la humanidad cometidos durante la
guerra de Bosnia.
Mejía 256, Hurtado257 y Xocop258 coinciden en afirmar que hasta el momento el caso más
importante que ha llegado a éste tribunal es el del ex presidente Serbio Slobodan Milosevic que
comenzó el 12 de febrero del año 2002 y terminó en marzo de 2006 con la muerte del
investigado, sin que se hubiera proferido sentencia definitiva dentro del proceso. Es trascendente
pues aún estando activo éste, fue formalmente inculpado ante un tribunal de carácter
internacional por la comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad.
256
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Pág. 213
257
Hurtado García, Pablo Gerardo. Op. Cit. Pág. 19
258
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Pág. 9
259
Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. Abrisketa, Joana. Op. Cit.
260
Hurtado García, Pablo Gerardo. Op. Cit. Págs. 22 a 25
261
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Págs. 9 y 10
262
Amnistía Internacional. Tribunales penales internacionales: manual sobre cooperación de los gobiernos. España.
Editorial Amnistía Internacional (EDAI). 2005. Pág. 13 y ss.
- 107 -
calcula que para el mes de julio de 1994 entre quinientas mil y un millón de personas habían sido
brutalmente masacradas); las milicias extremistas hutus, de manera planificada, organizada y
sistemática, violaron masivamente no sólo los Derechos Humanos de los habitantes, sino toda
norma reconocida del Derecho Internacional Humanitario.
Ante esto, el Secretario General de las Naciones Unidas estableció una Comisión de
Peritos encargada de recoger pruebas de la existencia de todas estas atrocidades cometidas en
Ruanda. Esa Comisión confirmó y recabó evidencias de actos de genocidio que fueron cometidos
por los Hutus contra el grupo étnico Tutsi de una forma coordenada, planeada, sistemática y
metódica. 264
263
Observatori. Ruanda. España. 2009. Disponibilidad y acceso: http://www.observatori.org/paises/pais_57/
documentos/Ruanda.pdf. Fecha de consulta: 15/03/2012
264
Xocop Roquel, Fredy Waldemar. Op. Cit. Pág. 9
- 108 -
Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, pues éste consideraba que esta sería la
mejor manera de alcanzar la paz y reconciliación entre la partes.
Del estudio del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, con sede en la
ciudad de Arusha, Tanzania, se entiende que el mismo se creó con el objetivo de procesar,
enjuiciar y sentenciar a personas responsables de genocidio y otras violaciones serias de la
Derecho Internacional Humanitario cometidas en el territorio ruandés y frente a ciudadanos
ruandeses que cometieron genocidio en territorios de Estados vecinos en el período comprendido
del 1 de enero de 1994 al el 31 de diciembre de 1994. Esos crímenes son, principalmente:
a. El genocidio.
b. Crímenes contra la humanidad
c. Violaciones al artículo 3 común de los Convenios de Ginebra y al Protocolo Adicional
II; es decir, transgresiones al Derecho Internacional Humanitario.
265
Ibíd. Pág. 10
- 109 -
También, según apunta el Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU)266, se
debe de notar que el Estatuto del Tribunal para Ruanda es esencialmente igual al de la Antigua
Yugoslavia y, al igual que éste, es competente para juzgar el genocidio y los crímenes de lesa
humanidad. Ahora bien, el Consejo de Seguridad tuvo en cuenta que los crímenes cometidos en
Ruanda se llevaron a cabo en el marco de un conflicto exclusivamente interno, de modo que, en
lugar de referirse a «las infracciones graves a los Convenios de Ginebra de 1949 y a las leyes y
costumbres de la guerra» se refirió a las «violaciones del artículo 3 común a los Convenios de
Ginebra y al Protocolo Adicional II», pues ambos contemplan los conflictos armados internos.
Según comentan Hurtado y Xocop, hasta el mes de septiembre de 1998 el Tribunal Penal
Internacional para Ruanda había inculpado un total de 43 personas; de estas, 31 habían sido
detenidas por distintos Estados y puestas a disposición del Tribunal, destacándose un fallo
emitido sin precedente alguno por alguna instancia internacional por el crimen de genocidio.
Dicha sentencia fue dictada el 2 de septiembre de 1998 contra Jean Paul Akayesku quien
siendo alcalde de Taba, participó en el genocidio ocurrido durante el conflicto Ruanda-Burundi.
Akayesu fue procesado por 15 cargos de genocidio, crímenes contra la humanidad y violaciones a
los Convenios de Ginebra, de los cuales se le encontró culpable en 9 de ellos. Así mismo, el 1 de
mayo de 1998, Jean Kambanda, Primer Ministro del gobierno de transición instaurado en Ruanda
tras el fallecimiento del presidente Habyarimama, en forma voluntaria se declaró culpable de
todos los cargos que se le imputaban, incluidos los de genocidio, incitación directa y pública para
cometer genocidio, complicidad en el genocidio y crímenes de lesa humanidad.
266
CINU. Op. Cit.
267
Hurtado García, Pablo Gerardo. Op. Cit. Pág. 24
- 110 -
Otro caso fue el del pastor de la iglesia Ruandesa, Elizaphan Ntakirutimana, acusado por
el Tribunal de conspiración para la comisión de genocidio por hechos acaecidos en 1994 al haber
promovido que miembros de la etnia Tutsi buscaran refugio en su iglesia y posteriormente
permitió la entrada a oficiales Hutus armados y grupos paramilitares llevando a cabo una masacre
de un día de duración; fue el primer caso donde el gobierno de Estados Unidos entregó a una
persona para ser juzgada por un Tribunal Internacional. 268
Como dato curioso sobre las sentencias en estos casos, señala Mejía que se da la terrible
contradicción de que los máximos responsables de los genocidios cometidos (como los arriba
mencionados) son juzgados por este tribunal ad hoc con una condena límite de cadena perpetua a
ser ejecutada en alguna cárcel europea, mientras que los pequeños genocidas (si es que pueden
hacer graduaciones de este tipo) son juzgados por la justicia doméstica y condenados a muerte.
Limitados son los recursos académicos que explican qué es un Tribunal Especial y cuál es
su diferencia respecto de un Tribunal Penal Internacional o un Tribunal Militar, o en su defecto,
de los tribunales nacionales de los países en donde surgieron determinados hechos. Inclusive, aun
existiendo hoy una Corte Penal Internacional, tal como lo explican Robin Geiss y Noëmie
Bulinckx269, en la actualidad abunda la propagación de órganos judiciales en el ámbito del
Derecho Penal Internacional, donde, a pesar de la existencia de una Corte Penal Internacional
operacional, las exigencias políticas o las circunstancias propias de algunas situaciones han
conducido al establecimiento de sistemas de justicia penal específicos.
268
CINU. Op. Cit.
269
Geiss, Robin y Noëmie Bulinckx. ―Cuadro comparativo de los tribunales penales internacionales e
internacionalizados.‖ Revista Internacional de la Cruz Roja. N° 861. Suiza. Marzo de 2006. Platt. Pág. 2
270
Fraschina, Andrea Verónica. Op. Cit. Pág. 48
- 111 -
El grado de «internacionalidad», apunta la autora citada, puede variar considerablemente
entre unos y otros; son de naturaleza mixta tanto a nivel del personal (en referencia a la
conformación de los miembros del tribunal), internacional y nacional, como respecto al derecho
aplicable. Y al igual que los tribunales de Ruanda y de la Antigua Yugoslavia, pero a diferencia
de la Corte Penal Internacional, son creados para hacer frente a situaciones concretas (ad hoc),
por un período de tiempo determinado y son el resultado de una conjunción de factores muy
diversos de origen político e histórico.
Entre estos tribunales actualmente se puede mencionar: El Tribunal Especial para Sierra
Leona, el Tribunal Especial Iraquí, las Salas Especiales para Camboya, las Salas Especiales de
Delitos Graves en Timor-Leste y el sistema judicial de la Misión de Administración Provisional
de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK), por citar algunos ejemplos.
Fraschina expone que la República de Sierra Leona estuvo bajo dominio británico hasta
1960, año en que se dio su descolonización. En esta época empezaron a germinar conflictos que
desembocaron en una de las guerras civiles más largas y crueles del siglo XX. 271
271
Loc. Cit.
- 112 -
Según Antonio Blanc Altemir 272, en 1991 el Presidente de ese país decidió apoyar a las
fuerzas regionales del Grupo de Verificación del Alto el Fuego (ECOMOG) de la Comunidad
Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO), en la guerra civil que se estaba
desarrollando en la vecina Liberia; como reacción frente a esta intervención, Charles Taylor, líder
del principal grupo guerrillero que operaba en dicho país, apoyó la creación de una guerrilla en la
zona oriental de Sierra Leona que pasaría a denominarse Frente Revolucionario Unido (FRU) con
sede en Liberia, el cual lanzó una serie de operaciones militares contra el régimen de Freetown,
iniciando de esta forma un largo y cruento conflicto armado para derrocar al gobierno militar del
partido único llamado «Congreso de Todo el Pueblo».
Dicha actitud fue condenada por la comunidad internacional, que reaccionó mediante una
serie de medidas, como fueron la expulsión de Sierra Leona de la Commonwealth273, la condena
expresa del golpe por parte de la Organización para la Unidad Africana y la imposición de
sanciones por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Tan solo unos meses más tarde,
en febrero de 1998, la Junta militar fue expulsada del poder por la ECOMOG, que restituyó a
272
Blanc Altemir, Antonio. ―El Tribunal especial para Sierra Leona: un instrumento contra la impunidad por las
violaciones graves del Derecho Internacional Humanitario.‖ Anuario de Derecho Internacional. No. 19. España.
2003. Universidad de Navarra. Pág. 101
273
También llamada, en castellano, como la «Mancomunidad de Naciones», que es una organización compuesta por
al menos 54 países independientes y semi-independientes que comparten lazos históricos con el Reino Unido, siendo
su principal objetivo la cooperación internacional en el ámbito político y económico, sin implicar sumisión directa a
la corona británica.
- 113 -
Kabbah en el poder.274 En el año de 1999 se lleva a cabo la llamada «Batalla de Freetown» la
cual fue de gran intensidad y crueldad, pues la lucha en las calles duró más de dos semanas y la
utilización de machetes contra los civiles provocó amputaciones de miembros y mutilaciones,
además de ejecuciones sumarias y matanzas de sospechosos de apoyar a los rebeldes. El resultado
final fue entre 5 mil y 6 mil personas muertas, cientos de hombres, mujeres y niños mutilados y la
mayor parte de las viviendas situadas en el este de la ciudad destrozadas. 275
En virtud del mismo, el FRU contrajo los compromisos de garantizar a las Naciones
Unidas la plena libertad para desplegar sus tropas por todo el país, así como para favorecer la
libre circulación de personas y mercancías, posibilitando, así mismo, el movimiento sin
obstáculos de los organismos humanitarios, los refugiados y los desplazados, así como la
devolución inmediata de todas las armas, municiones y otros equipos militares, y reanudar de esta
forma una participación activa en el programa de desarme (las Naciones Unidas desarmaron unos
72,500 combatientes, de los cuales 20 mil eran niños-soldado), desmovilización y reintegración.
274
Ibíd. Pág. 102
275
Ibíd. Pág. 103
- 114 -
autoridad del Gobierno a las zonas productoras de diamantes y los esfuerzos por romper el
vínculo entre el comercio ilícito del diamantes en bruto y el conflicto armado, verdadera causa de
la gestación y desarrollo del conflicto armado de Sierra Leona. 276
Durante ése conflicto, según complementa Miguel Alía Plana277, Sierra Leona era uno de
los países con más bajo desarrollo humano con solo el 20% de su población alfabeta, además de
registrar los menores ingresos por persona a pesar de sus riquísimos yacimientos de diamantes.
La guerra eliminó la producción agrícola, colapsó la administración pública que llegó físicamente
a desaparecer frente al empuje de las bandas y las guerrillas; destruyó el escaso tejido industrial,
las escuelas, los centros sanitarios y las vías de comunicación. Más de la mitad de la población,
estimada en 4.5 millones, se vio obligada a desplazarse, unas 75 mil personas fueron asesinadas
y varios millares mutilados.
276
Ibíd. Págs. 104 y 105
277
Alia Plana, Miguel. ―El Tribunal Especial para Sierra Leona‖ Revista española de derecho militar. No. 83.
España. 2004. Escuela Militar de Estudios Jurídicos. Pág. 265
278
Fraschina, Andrea Verónica. Op. Cit. Pág. 50
279
Alia Plana, Miguel. Op. Cit. Pág. 265
- 115 -
3.5.2 Los delitos cometidos y su regulación en el Estatuto:
Del estudio del Estatuto del Tribunal Especial para Sierra Leona, a partir de su artículo 2,
se establece que el mismo queda facultado para juzgar los siguientes crímenes cometidos:
a. Crímenes de lesa humanidad: Entre los que se incluye el asesinato, exterminio, esclavitud,
deportación, encarcelación, tortura, violación, esclavitud sexual, prostitución o embarazo
forzado, etc.
b. Delitos en infracción del artículo 3 común de los Convenios de Ginebra y del Protocolo
Adicional II.
c. Delitos contra el Derecho Internacional Humanitario.
d. Crímenes previstos en la legislación del país.
Como puede observarse, entre los delitos que el Estatuto regula no se incluye el delito de
genocidio tal y como sí se hizo en los respectivos cuerpos normativos de los Tribunales
anteriormente estudiados. Esto se debió a que en Sierra Leona no se dieron conductas propias de
este crimen; más bien, la guerra civil, tal como quedó indicado, derivó de problemas políticos
relacionados a intereses económicos propiciados básicamente por el control de los diamantes.
De un artículo publicado por la African Online News (AON) 280 se extrae, en relación al
tema que ahora interesa, que los principales procesados y condenados son las siguientes personas,
quienes, además, son los primeros en ser juzgados por el Tribunal Especial para Sierra Leona:
Alex Tamba Brima, Santigie Borbor Kanu, condenados a cumplir 50 años de prisión y Brima
Kamara, condenado a purgar cárcel por 45 años después de que fueran declarados culpables de
12 de los 14 crímenes cometidos durante la guerra civil de Sierra Leona, los cuales fueron
acusados por perpetrar violaciones contra los Derechos Humanos en las que civiles fueron
mutilados y otros asesinados y quemados en sus hogares, aunque se les exculpó de cargos como
esclavitud sexual y otros actos inhumanos.
280
Afrol News. Condenas para los criminales de guerra de Sierra Leona. Sierra Leona. 2007. Disponibilidad y
acceso: http://www.afrol.com/es/articulos/26161. Fecha de consulta: 15/03/2012
- 116 -
El tribunal ha acusado a 12 personas de instigar la guerra civil de 10 años de duración que
vivió el país; esta lista incluye al antiguo presidente liberiano Charles Taylor, cuyo caso fue
transferido al Tribunal Penal Internacional con sede en la Haya, Holanda, por razones de
seguridad, y quien luego de ser condenado se dispuso que debería de cumplir su sentencia en una
prisión del Reino Unido.
a. Es el primer tribunal penal internacional que tiene su sede en el mismo país en que se
produjeron los hechos.
b. Está compuesto de jueces y leyes nacionales e internacionales con diferentes ámbitos
temporales: El Derecho Internacional desde noviembre de 1996 en adelante y las leyes de
Sierra Leona desde julio de 1999.
c. Los jueces son elegidos en un esquema dos a uno entre el secretario General de la ONU y
el gobierno de Sierra Leona.
d. Desde la óptica del Derecho Internacional Humanitario, Derechos Humanos y justicia
penal universal, las personas deberán ser consideradas inocentes hasta la demostración de
su culpabilidad con prueba suficiente sin que quede duda razonable, aunque todas las
víctimas deberían tener derecho a reparación plena; es decir, restitución, indemnización,
rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.
e. El Tribunal sólo procesará a los individuos con el mayor grado de responsabilidad.
f. La Comisión de la Verdad y Reconciliación reunirá información sobre los abusos
cometidos contra los Derechos Humanos desde el inicio del conflicto en 1991 con el
propósito de apoyar la reconciliación pero sin capacidad judicial.
g. Según Rafael Prieto Sanjuán282, otro de los rasgos característicos de este Tribunal es en lo
relativo a los «niños soldados» involucrados en este conflicto armado interno, pues la
281
Mejía Azuero, Jean Carlo. Op. Cit. Págs. 216 y 217
- 117 -
competencia personal de este tribunal en relación a ellos explica que los menores de entre
15 y 18 años de edad también pueden ser enjuiciados, no obstante, con la estricta
observancia de las reglas relativas al procedimiento y a la sentencia.
282
Prieto Sanjuán, Rafael A. La internacionalización de la jurisdicción penal. De Versalles a Bagdad. Colombia.
Biblioteca Jurídica Diké. 2005. Pág. 411
- 118 -
CAPÍTULO 4
En los capítulos anteriores se trató de plasmar, con base en diversas fuentes consultadas,
el bagaje jurídico-doctrinario necesario para poder desarrollar el presente título. Fundamentado
en la pregunta de investigación de la presente tesis la cual evoca: ¿Qué principios y garantías del
Derecho Penal y Procesal Penal fueron cumplidas y cuales fueron incumplidas en los juicios
celebrados en los Tribunales de Nüremberg, Tokio, Antigua Yugoslavia, Ruanda y Sierra
Leona?, es que se desarrolló, primera y precisamente esos «principios y garantías» que a
continuación se contrastarán con el contenido de las normas jurídicas de los Estatutos de los
«tribunales ad hoc» que constituyen los elementos de estudio del presente trabajo.
Con base en los fundamentos doctrinarios y jurídicos (proporcionados por las leyes y
Estatutos anteriormente indicados) se elaboró un «Cuadro de Cotejo», el cual contiene, de
manera gráfica, los principios y garantías del Derecho Penal, entendido éste en su generalidad; es
decir, tanto su parte sustantiva como la adjetiva. Estos últimos constituyen los «indicadores» de
referido Cuadro, y aquéllas (las normas jurídicas) las «unidades de análisis». El mismo puede ser
consultado en el numeral 4.24 de éste apartado ubicado a partir de la página 178 y su modelo,
sin llenar, en la sección de Anexos.
- 119 -
El Cuadro de Cotejo para su entendimiento debe de leerse de la siguiente manera: Si la
celda respectiva contiene algún enunciado, el cual siempre será un número de artículo, significa
que dicha norma jurídica, sea nacional o internacional, sí contiene el indicador (principios y
garantías) correspondiente. Excepción a la norma es si el número de artículo se encuentra entre
paréntesis, pues ello significará que la unidad de análisis (la norma jurídica) si contiene el
indicador (principio o garantía) pero a «contrario sensu»; es decir, que taxativamente la norma
impone que tal indicador no se cumple en la ley o Estatuto del que se trate.
Así pues, para la mejor comprensión del presente análisis se propone la elaboración de un
listado de principios y garantías (las cuales ya fueron estudiadas en el Capítulo 1) dividiendo
estos entre sustantivos y procesales, aunque ya sin considerar que como resultado de que la
garantía está derivada de un principio sustantivo, en consecuencia debe de incluirse aquella en el
desglose de este. Es decir, ahora los principios y garantías están entre el listado de los
sustantivos, o lo hacen dentro de los procesales, sin por ello menospreciar, claro está, las
justificaciones que en su momento oportuno se hicieron para incluir a unos dentro de los otros.
Este principio implica que no puede sancionarse conducta alguna que no se encuentre
establecida previamente en una ley, o que estándolo, la misma no sea taxativa. Ello significa, en
otras palabras, que si el día de hoy se comete un hecho deleznable que no esté contenido en la ley
penal correspondiente, independientemente de su despreciabilidad, no se podrá aducir que aquél
es constitutivo de algún delito y, en consecuencia, se destruye la posibilidad de procesar al
responsable. Es decir, no hay delito ni pena si no hay una ley anterior a la perpetración del mismo
que así lo establezca.
- 120 -
En el presente caso, la legislación nacional comprendida por la Constitución Política de la
República de Guatemala (CPRG) en su artículo 17, el Código Penal (CP) en sus artículos 1, 41 y
84, y el Código Procesal Penal (CPP) en sus artículo 1, 310 y 441 numeral 1) si tienen
contemplado el principio de legalidad, siendo esta, a la luz de la legislación guatemalteca, una
garantía constitucional.
La anterior afirmación se hace pues, al observarse lo que establece el artículo 6 del ETMN
que dice: “El Tribunal establecido (…) estará facultado para juzgar y condenar a aquellas
personas que, actuando en defensa de los intereses de los países del Eje Europeo, cometieron los
delitos que constan a continuación (…)”, claramente se entiende que la norma, al utilizar la
palabra «cometieron», hace la salvedad de que la misma será aplicada retroactivamente (principio
que posteriormente se analiza), por lo tanto, se están sancionando conductas que previamente no
estaban establecidas en ley, en flagrante violación al principio que aquí se estudia.
Lo mismo también ocurre en el artículo 9 que dice: ―En el juicio de aquella persona o
personas miembros de algún grupo u organización, el Tribunal podrá declarar (…) que el grupo
u organización a la que pertenecía (…) era una organización criminal.”; así mismo, en el
artículo 28 que indica: “El Tribunal tendrá derecho a privar a la persona condenada de
cualquier bien robado (…)”. Debe de notarse que en el artículo 6 que «contiene» el principio de
legalidad del ETMN en ningún momento se dice que «pertenecer a una organización criminal» y
«robar» sean delitos en los que tenga injerencia el TMN para conocer, por lo tanto, también
dichos textos hacen que evidentemente se haya conculcado el principio de legalidad pues no hay
una normativa legal que así lo establezca.
- 121 -
b. Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente (de Tokio):
El Estatuto del Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente (ETMT) que crea el
más comúnmente conocido Tribunal Militar Internacional de Tokio (TMT), aunque su nombre
correcto es como se describe en el Estatuto, fue aprobado tan solo 3 meses después del ETMN,
con el mismo objetivo: Que las Potencias Aliadas victoriosas juzgaran a los criminales de guerra
de las Potencias del Eje ubicadas en el Lejano Oriente (localizado en el continente euroasiático y
que comprende naciones como Camboya, China, Corea del Norte, Corea del Sur, Filipinas, Hong
Kong, Japón, etc.).
Al igual que con lo sucedido con los dos Estatutos anteriores, en los juicios desarrollados
en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) y en el Tribunal Penal
Internacional para Ruanda (TPIR), sus ordenanzas son bastante parecidas. Es más, se considera
que el Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (ETPIY) y el Estatuto del
Tribunal Penal Internacional para Ruanda (ETPIR) son idénticos.
La única diferencia entre ambos Estatutos (a diferencia del ETMN y el ETMT que si
tenían algunas otras diferencias más sustanciales) es en lo referente a la competencia «ratione
- 122 -
temporis» la cual, como ya se explicó, significa aquel espacio de tiempo en el que se cometieron
ciertos delitos sobre los cuales tendrá competencia el Tribunal. Las otras discrepancias, aunque
no son substanciales, estriban en lo relativo al país en donde se cometieron los crímenes que se
pretenden juzgar (Antigua Yugoslavia y Ruanda) y en lo referente a los delitos que se juzgan. Por
lo demás, todo es puntualmente igual.
Es por ello que se prefiere unir el análisis de ambos tribunales en relación a cada principio
del Derecho Penal y Procesal Penal estudiado, ello con el objeto de no redundar en aspectos que
son similares o iguales, realizando o elaborando las diferencias, claro está, cuando lo amerite.
En relación al principio de legalidad sustantiva hay que advertir que si bien es cierto en
los artículos 2, 3 y 4 del ETPIR se establece los hechos expresamente calificados que serán
penados como delitos por estos Tribunales, en parcial cumplimiento de este principio, también lo
es que para que todo ello revista un carácter de legitimidad total es indispensable que exista una
ley anterior a la comisión de los mismos que así lo establezca. En el caso en concreto, vía la
retroactividad de la ley, se crea el TPIR mediante la resolución No. 955 del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas, de fecha 8 de noviembre de 1994, para juzgar los hechos acaecidos “(…)
entre el 1° de enero y el 31 de diciembre de 1994 (…)”, lo cual significa que los juicios con
fundamento en hechos ocurridos del 1 de enero al 7 de diciembre de ése año, son (o fueron)
ilegales, mientras que aquellos que se hayan suscitado entre el 8 de noviembre y el 31 de
diciembre del mismo ciclo, están (o estuvieron) en estricto apego con el principio de legalidad.
Igual situación sucede con el ETPIY pues aunque se describen los hechos que serán
constitutivos de delitos sobre los cuales tendrá competencia el TPIY en los artículos 2, 3, 4 y 5,
también lo es, utilizando el equivalente análisis anterior, que el mismo se crea para juzgar los
crímenes cometidos “(…) en el territorio de la ex – Yugoslavia a partir de 1991 (…)” cuando se
sabe que dicho Estatuto fue aprobado mediante la Resolución No. 827 del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas, de fecha 25 de mayo de 1993, lo cual significa que aquellos delitos
cometidos entre el 1 de enero de 1991 hasta el 24 de mayo de 1993 y que pretenda juzgar el TPIY
no son (o no debieron ser) conductas susceptibles de ser penadas ni perseguidas, mientras que
- 123 -
aquellos que se cometan del 25 de mayo de ése año hasta la fecha (por no tener ratione temporis
definido), estarán dentro del estricto marco de legalidad que el principio exige.
El Estatuto del Tribunal Especial para Sierra Leona (ETESL) presenta también el mismo
problema de temporalidad que los Estatutos de los TPIY y TPIR enseñan. Es decir, en los
artículos 2, 3, 4 y 5 se establecen los delitos sobre los cuales tendrá competencia el Tribunal
Especial para Sierra Leona (TESL); sin embargo, en el artículo 1 literalmente se dice: “El
Tribunal Especial estará facultado para someter a juicio a las personas sobre las cuales recaiga
mayor responsabilidad por las infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario y la
legislación de Sierra Leona cometidas en el territorio de este país después del 30 de noviembre
de 1996.”
Tal como se explicó en los capítulos anteriores, el TESL fue establecido mediante un
acuerdo celebrado entre la ONU y el Gobierno de Sierra Leona el 16 de enero de 2002, lo que
significa que al aplicarse retroactivamente la presente ley se estará violando parcialmente el
principio de legalidad sustantivo, ya que tanto los delitos y las penas que el mismo establece y
que se pretendan aplicar a situaciones que van del 30 de noviembre de 1996 al 16 de enero de
2002, constituirían calificaciones expresamente hechas anteriores a la perpetración de los
mismos; es decir, se estaría sí en el marco de la legalidad de este principio si el TESL procesa a
- 124 -
sospechosos de transgredir un bien jurídico tutelado por el Estatuto luego del 16 de enero de 2002
a la fecha, pues no se indica cuando finalizará la competencia ratione temporis.
Al respecto de las penas que podrá imponer, el artículo 19 establece que únicamente será
la pena de privación de libertad, siempre y cuando no sean delincuentes juveniles (estos son
aquellos mayores de 15 años y menores de 18, aspecto que así lo dispone el artículo 7 del
ETESL. Al respecto también recuérdese el contexto histórico de este Tribunal, especialmente
cuando se hizo referencia los llamados «niños soldados»). Si se aplica una pena de manera
retroactiva ello significa que no existía antes de la perpetración del delito, por lo tanto, no se
encontraría en los límites del principio de legalidad, lo que originaría una transgresión al mismo.
Este principio significa que el Derecho Penal habrá de ser utilizado única y
exclusivamente cuando sea necesario; o, habiendo ya intervenido, hacerlo lo mínimo posible para
tutelar el máximo de bienes jurídicos necesarios. Ello en virtud de que esta rama de las ciencias
jurídicas es la que más colisiona con los derechos que la Constitución de un país garantiza, y, por
ende, su uso debe ser de el último recurso.
Con simplemente observar el artículo 6 del ETMN se puede notar que desde ya se violó el
principio de última intervención del Derecho Penal, pues se trata de abarcar en pocas líneas
muchas conductas constitutivas de delito sobre las cuales tendrá competencia el TMN, cuando
debiera ser al contrario; es decir, detallar y pormenorizar extensivamente qué ciertos y
determinados delitos habrán de ser juzgados.
- 125 -
La norma de este Estatuto que más evidencia la violación al principio de última ratio se
encuentra en el artículo 6, el cual establece: “(…) b) Crímenes de guerra: A saber, violaciones de
las leyes o usos de la guerra. En dichas violaciones se incluye (…) la devastación no justificada
por la necesidad militar, sin quedar las mismas limitadas a estos crímenes; (…)”. Se viola el
principio de última intervención del Derecho Penal pues en este artículo se deja abierta la puerta
para que cualquiera otra conducta distinta a las que expresamente están calificadas como delito,
sea constitutiva de tal, por lo que se «abarca» el ámbito de intervención de este cuando debiera de
«reducirse», resultando que, entonces, la aplicación del ETMN sea «necesaria» para cualquier
situación que lo amerite.
Respecto del TMT, nada se dice en su Estatuto en cuanto a este principio; es decir, no se
encontró una norma específica que denotare una contravención al mismo, salvo, claro está, la
situación regulada en el artículo 5 del mismo en el que se incluye una amplia gama de delitos
sobre los cuales tendrá competencia el Tribunal, debiendo haberse limitado a solo unos pocos
pero con una determinación concreta.
En relación a estos tribunales, se considera que la norma que contiene la aplicación del
principio de última intervención se encuentra cuando en los artículos 1 y 8 del ETPIY y el 1 y 7
del ETPIR, que contienen la competencia ratione temporis, se fija un límite o un inicio de
temporalidad para que sea viable, sólo en esos casos, la aplicación de la norma.
- 126 -
constituida por los Estatutos) sólo se aplicará en los delitos cometidos durante ese período de
tiempo, lo que limita su intervención.
Sin embargo, al igual que la crítica que se le hizo al TMN y al TMT existen artículos que
pueden ser vistos desde dos puntos de vista, en relación a este principio: Los artículos del 1 al 4
en el ETPIR y del 1 al 5 en el ETPIY que contienen el principio de legalidad (aunque con las
aristas a las cuales ya se hizo referencia), dicen qué delitos serán competencia de estos tribunales,
lo cual se podría interpretar como positivo y que va a favor del principio que aquí se estudia pues
la intervención del Derecho Penal será únicamente en ésos casos determinados; sin embargo,
desde otro punto de vista, hay que observarse que la gama de conductas consideradas como
punibles que contienen esas normas es tan basta que hace extensiva y no restrictiva la
intervención del Derecho Penal, lo cual va en detrimento del principio de última ratio.
Recordando que la última ratio opera antes de haberse incursionado en el Derecho Penal
siendo este el último recurso, o habiéndose ya inmiscuido en su ámbito, constituyendo su espacio
de aplicación a lo estrictamente necesario, es destacable que el ETESL indica que solo como
«último recurso» se utilizará la prisión preventiva para un delincuente menor de edad, aunque
mayor de 15, imponiéndoseles únicamente las llamadas «medidas de seguridad» explicadas en
los capítulos anteriores, debido a que por la condición de estos no es plausible aplicar verdaderas
penas que atenten contra su dignidad humana.
Este principio implica que la ley penal, además de estar positivada (escrita), debe de estar
emitida por quien tiene la función legal para ello. En un país con un sistema tradicional de
derecho (por ejemplo el romano-germánico o el anglosajón) le correspondería esta función al
Organismo Legislativo (o Congreso, Parlamento, Senado, o como se le quiera llamar según
- 128 -
corresponda); y a nivel internacional esa atribución la tendría, por mencionar la más común, la
Organización de las Naciones Unidas, la cual ha propuesto varios instrumentos internacionales
como tratados y convenciones para combatir determinados males de naturaleza transnacional.
En el caso del TMN, el principio de reserva de ley se encuentra, aunque viciado, en los
«considerandos» del ETMN pues los que crean este cuerpo legal son: “(…) El Gobierno de los
Estados Unidos de América, el Gobierno Provisional de la República Francesa, el Gobierno del
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y el Gobierno de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (…)” que son «los signatarios» o «los Aliados». El problema aquí es que
las Potencias Aliadas prácticamente se autoproclamaron un ente conjunto con personalidad
jurídica propia y con atribuciones para el efecto, y deciden (sin habérseles atribuido el poder en la
forma legítima) crear el ETMN y el ETMT para juzgar a los vencidos de las Potencias del Eje,
sin ser, en caso de que así hubiera ocurrido, el organismo competente para ello.
A diferencia del ETMN que fue creado mediante un tratado internacional entre las
Potencias Aliadas, el ETMT fue establecido por una orden ejecutiva del Comandante Supremo de
las Fuerzas Aliadas en el extremo Oriente, Douglas MacArthur, en entendimiento con China y
otros países victoriosos en la contienda. Al final de dicho Estatuto expresamente se dice: “Por
orden del general MacArthur: Richard J. Marshall, Mayor General, Unidad del Comando
- 129 -
General del Ejército, Jefe de Estado Mayor. Oficial B.M. Fitch, Brigadier General, AGD,
ayudante general.”
Como se puede observar, este Estatuto es aún más perverso que el ETMN pues aquel,
aunque ilegal, fue el convenio expreso de varios países que se autodenominaban como Fuerzas
Aliadas, mientras que el ETMT, por su parte, fue una orden ejecutiva del Comandante Supremo
de esas fuerzas, lo que denota, en ambos casos, que el principio de reserva de ley, más que
violado, fue olvidado por completo.
La potestad legislativa a nivel internacional le compete (por solo mencionar a una de ellas
y, tal vez, a la más importante) a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En ese afán de
que las despreciables situaciones acaecidas en el territorio de la ex – Yugoslavia y en Ruanda no
quedaran en la impunidad, se estatuye el TPIY y el TPIR para el juzgamiento de estos actos. Si se
obvia el hecho de que el principio de legalidad sustantivo está parcialmente cumplido en estos
Estatutos, tal como se analizó con anterioridad, se puede decir que el principio de reserva de ley
sí se cumplió en estos Tribunales pues fue el Consejo de Seguridad de la ONU quien elaboró
estas normativas, teniendo la atribución, a nivel internacional, para ello.
Se considera que en el caso del TESL la legitimidad del principio de reserva de ley es aún
más patente. Ello pues la elaboración del ETESL fue un acuerdo entre la ONU y el Gobierno de
Sierra Leona, el cual se realizó el 6 de enero de 2002. Salvo las consideraciones expuestas sobre
el principio de legalidad, es pertinente mencionar que quienes crearon los delitos, penas y
procedimientos que en el Estatuto se indican, sí estaban legitimados para ello, por lo tanto, el
principio aquí estudiado fue plenamente cumplido.
- 130 -
4.4 Principio de taxatividad (tipicidad)
Por medio de este el legislador o el órgano internacional facultado para ello tiene la
obligación de describir con precisión cuáles son las conductas punibles que ocasionarán que el
hecho se subsuma a la norma; habrán de ser incluidos los verbos rectores y sus respectivas
consecuencias jurídicas (penas) en forma clara y precisa, observando el «mandato de certeza»
que menosprecia los términos escuetos y vagos que puedan dar lugar a interpretaciones diversas.
El artículo 5 del ETMT, que es el que contiene los delitos sobre los cuales tendrá
competencia para juzgar el TMT es, al igual que el ETMN, violatorio del principio de taxatividad
o tipicidad de la ley penal. El ejemplo más claro de ello se encuentra en la literal b) de dicho
artículo, la cual literalmente dice: “b) Delitos de guerra convencionales: como lo son, las
violaciones de las normas o costumbres de la guerra. (…)”. Surge la interrogante: ¿Cuáles son
- 131 -
esas normas o costumbres de la guerra? En el desarrollo del presenta trabajo se dijo (ver Capítulo
2, numeral 2.3.3 Ramas del Derecho Internacional Humanitario y su aplicación) que esas normas
o costumbres de guerra están codificadas en el conocido «Derecho de la Haya»; sin embargo, una
ley penal no puede ser tan general de ni si quiera especificar a qué convenios o tratados se refiere
con certeza. Debe de recordarse que no puede dejarse lugar a interpretaciones o analogías que
redunden en violación a los derechos fundamentales de la persona humana. Por eso se exige que
ése mandato de certeza sea taxativo.
Misma situación, por ser Estatutos casi idénticos, sucede en el artículo 3, literal i) del
ETPIR. Como se puede observar, una ley penal que contiene delitos no puede dejar «abierta la
puerta» a interpretaciones o inclusiones de cualquier tipo, pues tienen que establecerse a
cabalidad las circunstancias en que determinada conducta origine punibilidad.
Una novedad que sí se contiene en este caso en particular el ETPIR, es que si bien es
cierto hace la concordancia a que serán punibles los actos que vayan en contra del Derecho de
Ginebra, el artículo 3 taxativamente indica a qué convenciones y protocolos se refiere. Esta
crítica se hizo a los Tribunales Militares pues aquellos, en sus Estatutos, únicamente se limitaban
- 132 -
a decir que para considerar una conducta delictuosa debía de atenderse a las prácticas de guerra
«comúnmente conocidas», pero no indicaban, aunque fueran conocidas por la generalidad, a qué
instrumentos legales se estaba refiriendo, lo cual sí es positivo en el ETPIR.
Sin embargo, existen varias situaciones (más que la negativa antes indicada) que juegan a
favor del cumplimiento del principio de taxatividad, las cuales se encuentran, por ejemplo, en el
artículo 3 que incluye como delitos las infracciones al artículo 3 Común de los Convenios de
Ginebra y del Protocolo Adicional II y que además, «taxativamente» agrega otras situaciones que
contempladas o no en estos instrumentos internacionales, serán objeto de juzgar en el TESL.
Así mismo el artículo 4 que «taxativamente» dice su acápite: “Otras infracciones graves
del Derecho Internacional Humanitario. (…)” y en el que seguidamente procede a describir
pormenorizadamente esas «otras infracciones» que habrán de ser incluidas. Surge la interrogante
entonces: ¿Por qué si aquí se destinó un artículo para desarrollar lo que debía de entenderse por el
término «otras», no se hizo lo mismo en el artículo 2 literal i) en donde se dejó la puerta abierta
para poder introducir otros delitos no expresamente regulados en este Estatuto?. Por estas
consideraciones hechas, se puede entender que el principio de tipicidad o de taxatividad de la ley
penal fue, aunque no plenamente, cumplido al momento de la elaboración del ETESL.
- 133 -
4.5 Principio de irretroactividad de la ley
Como se puede notar, en primer lugar, se crea el día 8 de agosto de 1945 el TMN para
juzgar crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial acontecidos antes de esa fecha;
inclusive el mismo artículo 6 utiliza el verbo en pasado al decir «cometieron», además de que su
literal c) también da la posibilidad de juzgar delitos cometidos contra la población civil «antes de
la guerra». Ello solo denota que la irretroactividad de la ley penal poca o nula importancia tuvo al
- 134 -
momento de que las Potencias Aliadas decidieran juzgar a los vencidos con motivo de lo
acontecido durante la Segunda Guerra Mundial.
Dada que la naturaleza del ETMT es prácticamente la misma que la del ETMN, se puede
indicar que también se violó el principio de no retroactividad de la ley penal. La norma que se
considera evidencia en forma más clara tal afirmación, es la contenida en el artículo 1 que dice:
“Por el presente, se establece el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente con fin de
enjuiciar y castigar (…) los mayores criminales de guerra en el Lejano Oriente. (…)” Por pura
lógica jurídica se comprende que si el mismo Estatuto pre-califica (en evidente violación también
del principio de presunción de inocencia) a los «criminales de guerra» como tal, se sobrentiende
que para llegar a tal denominador tuvo que librarse primeramente una guerra (la Segunda Guerra
Mundial); y, segundo, tuvieron que haber existido circunstancias tan despreciables que
merecieran sus responsables el calificativo de «mayores criminales de guerra». En consecuencia,
también se violó este principio al juzgar hechos pasados sin existir previamente una ley que los
reprimiese.
- 135 -
retroactividad de la ley penal, pues se estará aplicado una ley posterior a hechos del pasado sin
favorecer al reo; se estará en el ámbito de la legalidad de este principio si, por el contrario,
únicamente se juzgan delitos cometidos a partir del 25 de mayo de 1993 en adelante, ya que sí
existirá una ley previa que tome como antijurídicas dichas conductas.
Mismo supuesto ocurre en los artículos 1 y 7 del ETPIR pues se dice que serán juzgados
los crímenes cometidos “(…) entre el 1° de enero y el 31 de diciembre de 1994 (…)” cuando el
Estatuto fue creado en fecha 8 de noviembre de 1994, lo que significa que los juicios con
fundamento en hechos ocurridos del 1 de enero al 7 de noviembre de ése año son ilegales por
aplicarse en forma retroactiva la ley penal (el Estatuto), mientras que aquellos que se hayan
suscitado entre el 8 de noviembre y el 31 de diciembre del mismo ciclo, se encuentran en los
márgenes del principio aludido, por lo que se deduce que el mismo puede ser cumplido
parcialmente.
Aplica al TESL los equivalentes argumentos esgrimidos en relación a este principio para
el TPIY y el TPIR. Ello es así debido a que la ratione temporis del mismo inicia, a tenor de lo
que establecen el artículo 1 y 15 del ETESL, al mencionar que la corte tendrá competencia para
juzgar los delitos cometidos en “(…) este país después del 30 de noviembre de 1996.”, cuando la
fecha de emisión de su Estatuto es del 16 de enero de 2002. Así pues, se entiende que se aplicará
retroactivamente la ley cuando se juzguen hechos acontecidos del 30 de noviembre de 1996 hasta
el 15 de enero de 2002, mientras que no se violentará dicha norma si los hechos que el TESL
califique acaecieron a partir del 16 de enero de 2002 a la presente fecha; es decir, dicho principio
también puede ser cumplido parcialmente (y se dice «puede» porque si luego del 16 de enero de
2002 no sucede ningún otro crimen para los que fue creado este tribunal, la aplicación
únicamente será retroactiva ya que se condenarán hechos del pasado con una ley posterior a su
comisión.).
- 136 -
4.6 Principio de exclusión de la analogía
Este principio implica que si no existe una ley previa a la comisión de un delito que
establezca que ésa conducta es constitutiva de tal, o si habiéndola la misma es oscura, insuficiente
o con lagunas legales, habrá entonces inexistencia de delito, pues, a diferencia de otras ramas del
derecho, en el Derecho Penal no se pueden utilizar figuras o regulaciones de «un texto, en un
contexto, como pretexto», vedando la posibilidad de relacionar casos similares y anteriores, a uno
actual, y mucho menos la creación de figuras delictivas que no estén previstas aunque guarden
semejanza con otras situaciones parecidas.
La norma más clara que evidencia que en los juicios de Nüremberg se utilizó la analogía,
la contiene el artículo 6, literal b) del ETMN al decir: “Crímenes de guerra: A saber, violaciones
de las leyes o usos de la guerra. En dichas violaciones se incluye (…) la devastación no
justificada por la necesidad militar, sin quedar las mismas limitadas a estos crímenes; (…)” Esa
falta al mandato de certeza hace pensar que si el Tribunal consideraba que dicho caso observado
no se adecuaba a los delitos contenidos en ésa literal, podía utilizar la analogía para integrar otras
normas que fueren de su conocimiento y aplicarlas al caso concreto.
Ello también se pone en evidencia cuando en el artículo 28 se indica: “El Tribunal tendrá
derecho a privar a la persona condenada de cualquier bien robado (…)”. Como ya se indicó con
anterioridad, en evidente violación al principio de legalidad y al de tipicidad, se establece que
será punible un delito patrimonial sin siquiera incluirlo en el listado de aquellos sobre los cuales
el TMN tendrá competencia, los que se encuentran en el artículo 6; por lo tanto, se crearon
figuras delictivas con base en la analogía, lo cual es violatorio de los principios del Derecho
Penal.
- 137 -
b. Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente (de Tokio):
Suceden dos situaciones en las que este principio fue violentado a la luz del estudio de los
Estatutos de estos Tribunales. En el artículo 3 del ETPIY se establece: “Violaciones de las leyes
o prácticas de guerra. El Tribunal Internacional tiene competencia para perseguir a las
personas que cometan violaciones de las leyes o prácticas de guerra. Tales violaciones
comprenden, sin que esto impida reconocerse otras, las siguientes: (…)”. De igual forma se
hace en el artículo 5, al indicar: “Crímenes contra la humanidad. El Tribunal Internacional
estará habilitado para juzgar a los presuntos responsables de los siguientes crímenes (…): i)
Otros actos inhumanos.”. Este último es igual al que contiene el artículo 3, literal i) del ETPIR.
Al haberse violentado los principios de legalidad y taxatividad de la ley penal en las frases
acentuadas y dejarse la redacción de esta manera, a lo único que llevan a deducir es que los
mismos permiten la creación de nuevas figuras delictivas no expresamente creadas en los
Estatutos, o la relación de otros casos con aparente similitud, vía la analogía. Ello no puede
interpretarse de otra manera pues la única forma de «reconocer otras» violaciones a las prácticas
y leyes de guerra e incluir «otros actos» inhumanos es mediante este método de integración de la
- 138 -
ley. Por lo tanto, se entiende que este principio también fue violentado al dejarse esas «puertas
abiertas» para cualquier otra interpretación e inclusión.
En el ETESL, tal como ya se mencionó con anterioridad, la única vía de entrada que se
tiene para aplicar el método de la analogía es mediante el artículo 2, literal i) que hace referencia
a los crímenes de lesa humanidad y que también contiene la frase “Otros actos inhumanos”. Sin
embargo, al ser la única objeción existente en esta Estatuto en relación al principio aquí estudiado
y considerando que los otros Estatutos también contienen tal error, se cree que no es viable
considerar si el principio fue cumplido o incumplido pues la generalidad demuestra que sí lo fue.
Esta garantía constitucional significa que la ley penal que habrá aplicarse a un caso
determinado es general, impersonal y abstracta; es decir, que no está creada para ciertas y
determinadas personas únicamente, sino para la generalidad de la población sobre la cual recae su
imperio. Sin embargo la igualdad tiene sus excepciones, las cuales, generalmente son cuando
alguna persona por su investidura pública goza de ciertas prerrogativas, como lo sería el derecho
a antejuicio que gozan algunos funcionarios, o, como se ha generalizado en Guatemala dada la
permisividad de la entrada de instituciones internacionales, hay quienes ostentan «inmunidades».
En la legislación guatemalteca dicho principio se encuentra contenido en el artículo 4 de la
CPRG, así como en los artículos 21 y 290 del CPP.
Desde que las Potencias Aliadas crearon el TMN para juzgar a los vencidos de las
Potencias del Eje, ya se transgredió el principio de igualdad pues se creó una normativa contenida
en el ETMN aplicable en forma personal y concreta a determinadas personas y situaciones, por lo
que perdieron la característica de ser «generales» y «abstractas».
- 139 -
Así mismo, existen otras normas que a criterio del autor del presente trabajo también
constituyen violación al principio de igualdad. Por ejemplo, en el artículo 3 se dispone: “Ni el
tribunal ni sus miembros ni sus sustitutos podrán ser recusados (…)”; más adelante, en ese
mismo artículo se indica: ―Los Signatarios podrán reemplazar al miembro del Tribunal o al
sustituto que hayan nombrado por (…) otras razones justificadas (…)” Aunque luego hace la
salvedad que ese «reemplazo» sólo será por sustitutos anteriormente designados y no durante un
juicio, contiene un mandato violatorio al principio ahora estudiado pues las Potencias Aliadas sí
tiene el derecho de cambiar a algún miembro del TMN, pero los procesados no, lo cual se podría
materializar con el acto de la recusación.
En sintonía con lo anterior, en el artículo 14 del ETMN se dispone: “Los Fiscales Jefe
actuarán como un comité en relación con las siguientes cuestiones: (…) b) Determinar qué
destacados criminales de guerra van a ser juzgados por el Tribunal, (…)” Se viola el principio
de igualdad porque no se evalúa con la misma medida a los supuestos criminales de guerra, pues
la fiscalía elijará a quiénes investigará y a quienes no, menospreciando, inclusive, la vida de los
fallecidos en batalla; ello debido a que al ser «todas las vidas igual de importantes» lo lógico es
que se debiese de procesar a la totalidad de los responsables de tales actos, ya que igual culpa
tiene el que mató 5, que el que asesinó 5 mil.
Al igual que su par de Nüremberg, el ETMT desde el momento en que se creó para juzgar
a ciertas y determinadas personas con la característica de ser “los mayores criminales de guerra
en el Lejano Oriente”, perdió la característica de que las leyes son impersonales, generales y
abstractas, en consecuencia, desde ya se violó el principio de igualdad de la ley penal.
- 140 -
Sin embargo, al igual que en el ETMN, también hay un verdadero mandato de certeza
contenido en el artículo 6 que hace referencia a que ningún funcionario tendrá las prerrogativas
inherentes al cargo, al momento de ser procesado. Sin embargo, debe de advertirse que se
considera que dicha «pseudo-garantía» del derecho de igualdad está contenida en ambos
Estatutos, más que por principio del Derecho Penal es por conveniencia de las potencias Aliadas
ya que al rebajar a los más altos funcionarios a un plano de «igualdad», se facilita su juzgamiento
pues no habrá obstáculos a la persecución penal.
A diferencia de sus predecesores, los Estatutos del TPIY y del TPIR contienen varias
situaciones en las cuales se cumplió el derecho de igualdad del Derecho Penal. Ejemplo de ello se
encuentra en el artículo 7 numeral 2) del ETPIY y 6 numeral 2) del ETPIR que rebajan a un plano
de igualdad a los altos funcionarios de un país, despojándoles de sus prerrogativas (aunque en
este caso se entiende que más que por conveniencia e interés lógico como sucedió en los
Tribunales Militares, fue por cuestión de igualdad); el artículo 21 del ETPIY y 20 del ETPIR que
expresamente reconocen este derecho al decir: “Derechos del acusado. 1) Todos son iguales ante
el Tribunal Internacional.”, así como el artículo 26 del ETPIY y 25 del ETPIR que establecen
que “(…) el condenado o el Procurador pueden presentar al Tribunal una demanda de revisión
de la sentencia.” Recuérdese que anteriormente, en los Tribunales Militares, los fallos eran
irrecurribles por cualquier medio.
Lo que sí es cierto (y es que lo que sucede yace en que la naturaleza todos estos
Tribunales no viabiliza que pueda ser de otra manera pues fueron creados para atender ciertas y
determinadas circunstancias) es que el principio de igualdad también incluye que las leyes sean
creadas en forma general, impersonal y abstracta, y al subsumirse las normas a situaciones de
tiempo, lugar y personas determinadas (por ejemplo cuando se dice la frase: “presuntos
responsables de graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario cometidas en el
territorio de (…) a partir de (…)”) estas 3 características ya se ven desvanecidas.
- 141 -
d. Tribunal Especial para Sierra Leona:
Este principio significa que el daño producido a un bien jurídico tutelado es el origen de una
conducta delictuosa; es decir, si no hay daño, no hay delito. Aquí vale reflexionar sobre el
apotegma lógico que se propone para reflexión: «Puede existir daño sin delito, pero no puede
existir delito sin daño». Aunque se crea que lo afirmado es paradójico, analícese que si se
produce el daño a un bien jurídico pero este no está tutelado, o lo que es lo mismo, no está
tipificado como delito, en consecuencia, no es delito (principio de legalidad). Pero si, por el
contrario, se produce el daño a un bien jurídico que efectiva y positivamente está tutelado, la
consecuencia es que se incurre en un delito (principio de ofensividad), o dicho a contrario sensu,
si hay una norma que diga que la lesión a determinado bien jurídico tutelado constituye delito,
pero tal transgresión nunca se da, en consecuencia, no hay delito.
No se encontró ninguna norma como la contenida en el artículo 10 del CP que dice: “Los
hechos previstos en las figuras delictivas serán atribuidos al imputado, cuando fueren
- 142 -
consecuencia de una acción u omisión normalmente idónea para producirlo, conforme a la
naturaleza del respectivo delito y a las circunstancias concretas del caso o cuando la ley
expresamente los establece como consecuencia de determinada conducta.”, o como el artículo 6
del CPP que indica que: “Sólo después de cometido un hecho punible se iniciará proceso por el
mismo.”, las cuales contienen, se considera, el principio de ofensividad de la ley penal. Además
de que tácitamente se entiende que si se crea un tribunal ad hoc para juzgar ciertas conductas es
porque la ofensividad ya va implícita, o, de lo contrario, nunca hubiera existido razón o necesidad
para ello.
Las únicas circunstancias, aunque no expresas, en las que se puede deducir que opera el
principio de ofensividad y que únicamente se encuentran en el ETPIY en su artículo 18 y en el
ETPIR en su artículo 17, es en las siguientes situaciones: “(…) 1) El Procurador abre un informe
de oficio o en base a los testimonios e informes obtenidos de todo tipo de fuente (…). Evalúa los
informes recibido u obtenidos y se pronuncia sobre la oportunidad o no de iniciar las
diligencias. (…) 4) Si decide que ha encontrado presunciones de delito que dan lugar a la
apertura de diligencias, el Procurador instruye un acta de acusación (…)” Y de igual forma el
artículo 19 del ETPIY y 18 del ETPIR que indican: “1) El juez de la Cámara de Primera
Instancia receptor del Acta de acusación la examina. Si estima que el Procurador ha establecido
que en vista de las presunciones hay motivos para iniciar las diligencias, confirma dicha Acta.
En caso contrario, la rechaza. (…)”. De los énfasis agregados se puede entender que si no «hay
motivos» para «iniciar las diligencias» es porque lógicamente no existe lesión a algún bien
jurídico tutelado.
4.9 Principio de legalidad procesal o del debido proceso (nullum proceso sin lege)
Este principio, al igual que varios de los anteriores, es una garantía constitucional que
implica la tutela judicial efectiva en un proceso instruido contra determinada persona, el cual
deberá estar regido por principios y garantías, y que deberá finalizar en una decisión justa,
- 143 -
razonable y proporcional, la cual habrá de ser emitida por un tercero imparcial. El mismo se
encuentra regulado en el artículo 12 de la CPRG; 84 del CP y en los artículos 2 al 23, 71 y 283
del CPP.
Aunque, sin embargo, si merece hacer alusión a algunas de ellas. Por ejemplo, el artículo
13 dispone: “El Tribunal redactará las normas de procedimiento. (…)”. El artículo 14 indica:
“Los Fiscales Jefe actuarán como un comité en relación con las siguientes cuestiones: (…) e)
Redactar y presentar al Tribunal un borrador de reglas de procedimiento para su aprobación,
(…)” Y, finalmente, el artículo 19 que dispone: “El Tribunal no estará vinculado por las normas
técnicas relacionadas con las pruebas (…).”
De las anteriores normas citadas se entiende que no existe en realidad alguna pauta en
concreto que dicte el procedimiento que se deberá de llevar a cabo para la substanciación del
juicio, pues las «reglas del juego» podrán variarse si así lo dispone el Tribunal o la Fiscalía (si así
lo sugiere). Además de que, al existir tantas incongruencias e ilegalidades, aunque el epígrafe del
artículo 9 se llame «procedimiento para un juicio justo» se observa que de «justo» no tiene nada
un proceso diligenciado en estas condiciones y menos aún cuando el principio de legalidad
procesal es prácticamente inexistente en el ETMN.
Dada la proximidad con la que fue aprobado el ETMT en relación al ETMN (3 meses de
diferencia, aproximadamente) y que fue creado para juzgar a las mismas personas y por los
- 144 -
mismos delitos (a los criminales de guerra vencidos y pertenecientes al bando de las Potencias del
Eje), las «virtudes» y violaciones a los principios y garantías del Derecho Penal y Procesal Penal,
son, en algunos casos, las mismas. Inclusive la redacción del texto de los Estatutos es bastante
similar.
Sin embargo, a diferencia del ETMN, toda la literal c) del artículo 13 del ETMT es un
cumplimiento al debido proceso pues se establece las reglas que tendrán las pruebas que se
presenten en contra de un acusado en aras de que las mismas no sean «plantadas». Por ejemplo,
contiene el supuesto de que no se pueden presentar documentos oficiales si no van en original y
firmados por el funcionario que corresponda. Así mismo, tampoco serán admisibles documentos
que hayan sido firmados y emitidos por la Cruz Roja Internacional o algún miembro de la misma
o por cualquier otra persona que parezca al Tribunal tener conocimiento personal del asunto que
contiene dicho informe.
La naturaleza y objetivo de ello es, desde luego, que las pruebas no estén comprometidas,
viciadas o plantadas y, por lo tanto, así garantizarle de una mejor manera los derechos a la
persona al inculpado. Tampoco permite que se presenten pruebas de documentos en fotocopia si
no se tiene disponibilidad inmediata del original. Aunque se contradice porque, como ya se vio,
inclusive el tribual puede admitir o no un medio de prueba de descargo y hasta hay que pedirle
permiso para esa defensa.
- 145 -
c. Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y Tribunal Penal
Internacional para Ruanda:
A diferencia de los Tribunales Militares en donde el debido proceso fue una utopía dadas
las facultades arbitrarías que tanto los miembros del Tribunal como los Fiscales tenían para
cambiar las reglas del juicio, en estos tribunales existe explícitamente en el cuerpo de sus
Estatutos que no se podrá condenar a una persona si no es mediante un juicio justo y diligenciado
con todas las garantías del caso.
La primera norma que respeta este principio es el artículo 14 del ETPIR y 15 del ETPIY
la cual literalmente dice: ―Los jueces del Tribunal Internacional adoptarán un régimen que
regirá la fase previa a la audiencia, la audiencia y los recursos, la recepción de pruebas, la
protección de víctimas y testigos, y otros asuntos relativos al caso.”. Así también las
disposiciones del artículo 20 del ETPIY y 19 del ETPIR que igualmente expresan: “Apertura y
conducción del proceso. 1) La Cámara de Primera Instancia debe ocuparse de que el proceso
sea imparcial y rápido, y que la instancia se desarrolle de acuerdo con las reglas de
procedimiento y de prueba, que los derechos del acusado sean plenamente respetados, y que la
protección de las víctimas y de los testigos sea debidamente asegurada. (…)”.
- 146 -
Estas reglas, se entiende, son las comentadas para los Tribunales Penales Internacionales,
agregándose además un latinismo que únicamente se había visto en la jurisprudencia
constitucional en relación a las penas que deberán de aplicar los juzgados con competencia penal
en ocasión de infracciones de naturaleza tributaria, como por ejemplo el cierre de
establecimientos comerciales. Este principio «mutatis mutandis» literalmente significa
«cambiando lo que deba cambiarse» y se aplica a casos similares cuya diversidad secundaria no
se especifica por intrascendente o notoria. Por lo tanto, se entiende, el principio de legalidad
procesal está debidamente tutelado en el ETESL.
Dos normas que se identificaron en el ETMN y que contienen violación a este mandato se
pueden encontrar de la siguiente forma: El artículo 10, en el supuesto que un grupo u
organización sea declarado criminal por parte del Tribunal, “la autoridad nacional competente de
cada uno de los Signatarios tendrá derecho a enjuiciar a personas por pertenencia a dicho
grupo u organización ante los tribunales nacionales, militares o de ocupación. En tales casos, la
naturaleza criminal del grupo u organización se considerará probada y no podrá ser
cuestionada.” Desde que se dice que la naturaleza del grupo criminal «se considerará probada y
no podrá ser cuestionada» ya se violó la presunción de inocencia puesto que ya no se puede
discutir sobre la inculpabilidad de ello pues, a juicio de un Tribunal, fue suficiente lo
anteriormente declarado.
- 147 -
Sumado a la norma anterior, el artículo que principalmente muestra cómo la presunción
de inocencia es violada en el ETMN es el 1, debido a que en este se establece: “(…) se creará un
Tribunal Militar Internacional (…) para, aplicando los principios de justicia e inmediación,
enjuiciar y condenar a los principales criminales de guerra del Eje Europeo”. Al sustituir la
palabra «principales» por «presuntos» se destruyó la presunción de inocencia pues la primera
palabra es una afirmación, mientras que la segunda es una indecisión que opera a favor del
inculpado.
En el ETMT, al ser en gran proporción una copia del ETMN, sucede exactamente el
mismo del escenario arriba planteado. Por ejemplo, el artículo 1 en vez de utilizar la palabra
«principales» usa el término «mayores», excluyendo, claro está, la palabra «presuntos», con la
cual no se daría por hecho que los inculpados son, antes de que así se les declare, «principales» o
«mayores criminales de guerra».
Existen varias disposiciones en ambos Estatutos en las cuales se entiende que está
garantizada la presunción de inocencia en estos Tribunales Penales Internacionales. Para no ser
nuevamente redundante se cita el artículo 21 de ETPIY y el 20 del ETPIR que, siendo iguales,
literalmente dicen: “Derechos del acusado. 3) Toda persona acusada es presumida inocente
hasta que se establezca su culpabilidad de acuerdo con las disposiciones del presente Estatuto.
(…)” Por lo claro de la norma, se considera que no es necesario hacer comentario alguno al
respecto.
En igual sentido con los Tribunales Penales Internacionales se encuentra el ETESL, pues
su artículo 17 numeral 3 literalmente dice: ―Derechos del acusado. (…) 3. Se presumirá la
- 148 -
inocencia del acusado, mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a lo dispuesto en el
presente Estatuto.”
Esta garantía constitucional entraña el derecho que tiene toda persona sometida a algún
proceso por la supuesta comisión de algún delito, de oponerse (defenderse) a la pretensión
aducida, ya sea personalmente (defensa material) y mediante un abogado defensor de su
confianza o designado de oficio (defensa técnica). Dicho derecho se encuentra recogido en la
legislación guatemalteca en los artículos 8, 12 y 14 de la CPRG y 20, 71, 81, 92 y 283 del CPP.
El derecho de defensa constituye uno de los derechos que más resultan lesionados a tenor
de lo entendido en el ETMN. Por ejemplo, el artículo 3 dice: “Ni el tribunal ni sus miembros ni
sus sustitutos podrán ser recusados (…)”. Una de las principales defensas que tiene una persona
en un juicio es «deponer» a algún miembro del Tribunal que se considere puede afectarle en sus
intereses, sea por enemistad con el mismo o por cualquier otra causa. Al vedársele este derecho,
obviamente, se conculca el derecho de defensa y de contradicción pues por más alegatos que se
hagan, si no se logra recusar al juez, las probabilidades de éxito estarán atenuadas.
Otro ejemplo en el que se viola este derecho se encuentra en el artículo 9 al decir: ―Una
vez recibido el escrito de acusación, el Tribunal hará las notificaciones que estime convenientes
(…)” “(…) cualquier miembro de la organización tendrá derecho a solicitar al Tribunal
permiso para ser oído (…)” Como es sabido, una de las formas en la cual una persona sabe de
qué es de lo que se le sindica y los argumentos que se tienen para ello, es mediante la
notificación.
- 149 -
defensa pues queda a discrecionalidad del Tribunal la puesta en conocimiento de las actuaciones.
En ese mismo artículo, se dice, inclusive, que se le tiene que solicitar al Tribunal «permiso para
ser oído» cuando este es un derecho, no solo del debido proceso, sino que de defensa ya que
mediante el contradictorio es que se rebaten los argumentos fácticos y legales que se tienen
contra una persona para atribuirle determinada conducta delictiva.
También se viola dicho principio cuando en el artículo 15 se dice: ―Los Fiscales Jefe
también ejercerán las funciones que constan a continuación, (…) a) Investigar, recopilar y
presentar todas las pruebas que se estimen necesarias antes del Juicio o durante la celebración
del mismo, (…)” Al disponer que se pueden presentar pruebas «durante la celebración» del
juicio, significa que previamente no se tuvo la oportunidad de analizar las mismas y
contradecirlas. Dicho artículo está directamente relacionado con el 16 que indica el
procedimiento en el que se desarrollara el juicio, al indicar que: “a) En el escrito de acusación
(…) a quienes se les proporcionará una copia (…) en un plazo razonable con anterioridad al
juicio.”
Al indicar que el escrito de acusación que contiene los argumentos para procesar a una
persona se dará en un «plazo razonable con anterioridad al juicio» se viola el derecho de defensa
pues, para comenzar, no se dice cuánto es un plazo razonable y además se dispone que el acusado
tiene el derecho de enterase de lo que se le imputa «antes del juicio», lo cual no debió de suceder
así pues desde que la persona tiene conocimiento de tal actitud, a partir ese momento tiene el
derecho de intervenir y contradecir.
Así mismo, en la literal d) del mencionado artículo 16 se indica: “(…) El acusado tendrá
derecho a defenderse a sí mismo ante el Tribunal o a ser asistido por un letrado.” Nótese que la
norma contiene una disyunción (la letra «o») lo cual implica que el acusado, o se defiende solo, o
- 150 -
utiliza un abogado, lo que no es correcto ya que por muchos conocimientos que una persona
pueda tener, parte del derecho de defensa (técnica) es que este sea asistido por un abogado para
que no le sea vulnerado derecho alguno. Otras normas que se identificaron y también son
violatorias de este principio son las contenidas en los artículos 18 literal b), 19, 26 y 28 del
ETMN.
Similar situación a la del ETMN sucede en las normas contenidas en el ETMT. Por
ejemplo, en el artículo 7 se dispone: “El Tribunal puede redactar y modificar las reglas de
procedimiento judicial (…)”. Con ello se vulnera la citada garantía constitucional pues las
«reglas del juego» no permanecen perpetuas, sino que, por el contrario, varían según el interés
que se tenga, aspecto que también viola el principio de legalidad procesal estudiado con
anterioridad.
Así mismo, el artículo 9 establece: “a) Acusación formal. La acusación formal consistirá
en una declaración sencilla, concisa (…). Se dará una copia (…) con suficiente tiempo para que
se prepare la defensa. (…)” Aunque dicha norma termina bien, su inicio no es el esperado. Vale
hacerse la siguiente pregunta: ¿Será que un acto como la acusación, mediante el cual se
plantearán todos los elementos fácticos y legales para poder, inclusive, privar de la vida a
alguien, debe de ser sencillo? Por supuesto que no, porque ello no permite tener una buena
defensa pues limita la capacidad de conocer, mediante el silogismo jurídico, la subsunción de los
hechos a la norma. Lo positivo es que, a diferencia de lo que para el efecto se establece en el
ETMN, aparentemente el ETMT contempla más amplitud para preparar la defensa, aunque por
no decirse en cuanto consiste ese tiempo, también se violan otros principios como el de justicia
en plazos razonables y del debido proceso.
- 151 -
de que el acusado quede sin defensa técnica, se dice: “(…) A falta de dicha petición (que se
solicite se nombre un defensor de oficio) el Tribunal puede nombrar un abogado para el acusado
si, a juicio del Tribunal, tal nombramiento es necesario para que el juicio sea justo. (…)”. A la
luz de las normas, cabe preguntarse ¿en qué situaciones un Tribunal tiene fundamentos para
justificar que un defensor es digno de desaprobación? La respuesta es obvia; ello, en todo caso,
debería de ser una actitud que tomaría el cliente respecto de los servicios contratados, pero no
como aquí sucede. Y lo más irónico se da cuando, si expulsan al defensor del acusado y éste no
solicita se nombre uno, el tribunal «considerará si es necesario» que se le nombre uno de oficio,
aspecto que desde luego es violatorio al derecho de defensa (técnica). Este también está
relacionado con el artículo 15 del mismo Estatuto.
Otra de las tantas violaciones a este principio está en el artículo 9, literal e) que dice: “(…)
Presentación de pruebas para la defensa. Un acusado puede solicitar al Tribunal, por escrito, la
presentación (…), en general, de cualquier prueba de descargo en su contra.” Luego recalca el
artículo: “Si el Tribunal concede la solicitud, (…)”. Todo acusado, en virtud del derecho de
defensa, tiene la potestad de presentar pruebas de descargo en su contra; aquí, aunque sí se tiene
esa opción, lo paradójico es que para «poder defenderse» el procesado debe «solicitárselo por
escrito» al Tribunal y esperar a que este «conceda» o «deniegue» la solicitud.
En el desarrollo del articulado del ETPIY y del ETPIR existen varias disposiciones en las
que se entiende que en los juicios celebrados con motivo de juzgar esos crímenes sí se cumplió el
derecho de defensa o principio de contradicción del que goza todo acusado en una conducta que
se le quiera atribuir. Para no ser redúndate, a diferencia de lo considerado en los Tribunales
- 152 -
Militares, debe de saberse que en ambos Estatutos se consagra tal garantía constitucional como lo
que es: Un derecho.
El artículo 21 del ETPIY y el artículo 20 del ETPIR literalmente disponen: “Derechos del
acusado. (…) 4. Toda persona contra la cual pese una acusación en virtud del presente Estatuto
tiene derecho, en uso del principio de plena igualdad, de al menos las siguientes garantías: a)
De ser informada, en el más breve plazo posible, en una lengua que comprenda y de forma
detallada, de la naturaleza y de los motivos de la acusación contra ella; b) De disponer del
tiempo y de las facilidades necesarios para la preparación de su defensa y de comunicarse con el
consejero de su elección; (…) d) De estar presente en su propio proceso y de defenderse a sí
misma o de tener la asistencia de un defensor de su elección; si no tiene defensor, de ser
informada de su derecho de tener uno, y, cada vez que el interés de la justicia lo exija, tener un
defensor de oficio, sin cargo alguno si no tiene medios para pagarlo; (…)” Tales disposiciones,
tal como se puede observar, contienen plenamente garantizados los derechos de defensa, tanto
técnica como material, al que todo individuo le son inherentes.
Por su parte el ETESL, al igual que los anteriores, también contiene expresamente esta
garantía constitucional, la cual se evoca de la siguiente forma en el artículo 17 que dice:
“Derechos del acusado. (…) 4. El acusado, en la sustanciación de los cargos que le sean
imputados conforme al presente Estatuto, tendrá derecho, en condiciones en plena igualdad, a
las siguientes garantías mínimas: a) A ser informado sin demora, en un idioma que comprenda y
en forma detallada, de la naturaleza y las causas de los cargos que le son imputados; b) A
disponer del tiempo y los medios adecuados para la preparación de su defensa y a comunicarse
con un defensor de su elección; (…) d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse
personalmente o a ser asistido por un defensor de su elección; a ser informado, si no tuviera
defensor, del derecho que le asiste de tenerlo y, siempre que el interés de la justicia lo exija, a
que le sea asignada asistencia letrada, gratuitamente si careciere de medios suficientes para
pagarla.” Dada lo evidente del cumplimiento del principio que aquí se estudia, no se considera
necesario proferir comentario alguno al respecto.
- 153 -
4.12 Principio de necesidad de la presencia del imputado
A diferencia de otras ramas del derecho, principalmente las atinentes al derecho privado,
en el Derecho Penal no es posible la «rebeldía» o «contumacia», por lo que este principio
significa, entonces, que no se podrá desarrollar un proceso si no se cuenta con la presencia física
en el Tribunal, de la persona sindicada de determinado delito. Esto es, principalmente, en aras de
garantizar el derecho de defensa (material) o de contradicción que le es propio, pues si este no
está apersonado, tal acto no es posible. Su asidero legal en la legislación guatemalteca se
encuentra en el artículo 35 del CP, así como en los artículos 79, 80, 255, 327, 354, 355, 361, 365
y 368 del CPP.
Los artículos en los cuales se evidencia la violación a este principio son el 12 del ETMN
al indicar: “El Tribunal tendrá derecho a emprender acciones judiciales contra aquellas
personas (…) en su ausencia, si dichas personas no han sido halladas o si el Tribunal estima
necesario, por el motivo que sea, celebrar la vista en su ausencia en aras de la justicia.”; así
mismo, el 18 pues se dispone: “El tribunal: (…) b) Se ocupará en forma sumaria de cualquier
contumacia, imponiendo la correspondiente sanción, incluida la exclusión del acusado o de su
Letrado de determinados trámites judiciales o de la totalidad de los mismos, (…)” Se entiende,
entonces, que no es necesaria la presencia del imputado para que el proceso se substancie con
normalidad; inclusive, aún estándolo, si el mismo demuestra actitudes inapropiadas, o su
defensor, puede ser expulsado de la audiencia lo cual, desde luego, viola el derecho de defensa y
otras garantías.
Las disposiciones violatorias del principio de necesidad de presencia del imputado a la luz
del ETMT son prácticamente las mismas que las del ETMN, por lo que valdrá hacer la
consonancia entre el artículo 12 literal c) del ETMT y entre el artículo 18 literal c) del ETMN,
por solo mencionar un ejemplo de ello. Aunque lo que vale trascribir de la parte conducente del
artículo en mención es que se dice: “(…) incluyendo la expulsión del cualquier acusado o
- 154 -
asesor jurídico (…) pero sin perjuicio para la decisión sobre los cargos.”, aspecto que es
terrible pues ni si quiera se dice que se nombrará un defensor de oficio, tal como sucede en el
ETMN, sino que adicionalmente se contempla que la no presencia del sindicado no afectará la
decisión del asunto.
- 155 -
presente Estatuto, tendrá derecho, en condiciones en plena igualdad, a las siguientes garantías
mínimas: (…) d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o a ser asistido
por un defensor de su elección;(…)”
Mediante este principio el tribunal que va a conocer determinada causa debe haber sido
creado previamente por la ley y tener competencia preestablecida, además de que nadie puede ser
juzgado por comisión, tribunal o juez especialmente nombrado para el caso. En el marco jurídico
guatemalteco, el mismo se encuentra contenido en los artículos 12 de la CPRG y 7, 37, 39 y 40
del CPP, por lo que constituye una verdadera garantía constitucional.
Este es tal vez uno de los principios que habiendo sido violados en las disposiciones del
ETMN es de los más fáciles de identificar y que no necesitan mayor explicación. Al respecto el
artículo 1 establece: ―De conformidad con el Acuerdo firmado el día 8 de agosto de 1945 (…) se
creará un Tribunal Militar Internacional (…) para, (…) enjuiciar y condenar a los principales
criminales de guerra del Eje Europeo.”. Desde que se dice que el TMN se crea para enjuiciar y
condenar a los criminales de guerra de las fuerzas vencidas del Eje, ya se violentó el principio
aquí estudiado, pues este tribunal fue creado posteriormente de que los hechos que su Estatuto
considera como crímenes sucedieron, además de que al ser ad hoc, obvia y lógicamente se
convierte en un tribunal de fuero especial.
- 156 -
c. Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y Tribunal Penal
Internacional para Ruanda:
Ni estos Tribunales que ostentan mejores garantías que los Tribunales Militares, ni el
Tribunal Especial que posteriormente se analiza y que fue mejorado aún más que sus
predecesores, superan la prueba de cumplir con el principio del juez natural pues no solo no
tenían competencia preestablecida en una ley anterior a la perpetración de los crímenes que se
pretenden o pretendían juzgar, sino que, además, fueron creados precisamente para atender
ciertos y determinados asuntos, limitados, inclusive, por cuestiones de espacialidad temporal, lo
cual en términos jurídicos significa que todos, sin excepción, constituyen «tribunales de fuero
especial».
Los artículos 1 de ETPIY que dispone: “El Tribunal Internacional está habilitado para
juzgar a los presuntos responsables de violaciones del Derecho Internacional Humanitario
cometidas a partir de 1991 en el territorio de la ex- Yugoslavia según las disposiciones del
presente Estatuto.”, y del ETPIR que dice: “El Tribunal Internacional para Ruanda está
habilitado para juzgar a los presuntos responsables de violaciones del Derecho Internacional
Humanitario cometidas en el territorio de Ruanda, así como a los ciudadanos ruandeses
presuntamente responsables por tales actos o violaciones cometidas en el territorio de Estados
vecinos entre el 1º de enero y el 31 de diciembre de 19941 según las disposiciones del presente
Estatuto.”, deben de entenderse que desde que se utiliza el término «cometidas» ya se trasgredió
el presente principio pues la competencia, al ser retroactiva, ya no está preestablecida sino que,
por el contrario, está pos establecida; además de que cuando se menciona a quienes (en su
generalidad) y sobre qué delitos se tendrá competencia ya se está diciendo de que el juzgamiento
se hará por un tribunal especialmente nombrado para el caso.
En el caso del ETESL que su artículo 1 dice: “El Tribunal Especial estará facultado para
someter a juicio a las personas sobre las cuales recaiga la mayor responsabilidad por las
infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario y la legislación de Sierra Leona
- 157 -
cometidas en el territorio de este país después del 30 de noviembre de 1996.”, es valedero
aplicar los mismos razonamientos antes vertidos.
Significa este principio que los miembros del Tribunal no deben de estar en consonancia
con alguna de las partes, debiendo carecer de todo interés subjetivo en la solución del litigio y no
estar sometido a fuerza externa alguna que les haga resolver en determinado sentido sobre la
controversia. Esta garantía constitucional se encuentra contemplada en los artículos 203 y 205 de
la CPRG y 7 del CPP.
La norma más evidente que señala que dicho principio también fue incumplido en los
juicos de Nüremberg está contenida en el artículo 2 que establece: ―El tribunal estará compuesto
por cuatro miembros con un sustituto cada uno. Cada uno de los Signatarios nombrará un
miembro y a un sustituto. (…)” Como ya se habrá pensado, no solo los Aliados crearon este
tribunal para juzgar a los vencidos del Eje, sino que además designaron a sus propios jueces para
el procesamiento estos, lo que significa que la independencia e imparcialidad de los jueces del
TMN fue una farsa.
Los otros artículos que violan estos preceptos son el 3, debido a que imposibilita la
recusación de los miembros del TMN; el 13 que indica que el Tribunal redactará las normas del
procedimiento y no, como comúnmente se hace, solo aplicar las ya redactadas por la autoridad
competente (el parlamento o un organismo internacional facultado); el artículo 14 literal e) pues
faculta al Fiscal Jefe a redactar y presentarle al Tribunal un borrador de las reglas del
procedimiento para su aprobación; el artículo 17 literal e) que dispone que el Tribunal tendrá la
potestad de practicar pruebas en comisión, y, finalmente, el artículo 22 que estatuye la formación
de reuniones entre los miembros del Tribunal y los Fiscales Jefe, las cuales se celebraron en
Berlín.
- 158 -
b. Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente (de Tokio):
Al igual que como se hizo y se argumentó para el TMN, se citan los artículos más
importantes que evidencian que los principios de independencia e imparcialidad de los jueces
fueron violentados a la luz del ETMT. El artículo 2 estipula: “El Tribunal se compondrá de no
menos de seis miembros ni más de once miembros, designados por el comandante supremo de
las Potencias Aliadas, a partir de los nombres presentados por los signatarios (…)”; así mismo,
el artículo 3 establece: “Presidente: El comandante supremo de las Potencias Aliadas nombrará
un miembro como presidente del Tribunal. (…)” Las negritas se explican por sí solas, aunque
valdrá apuntar que la única diferencia entre el ETMN y el ETMT es quién designa y escoge a los
miembros del Tribunal: En el primero, lo hacen las Potencias Aliadas individualmente, y, en el
segundo, lo hace el comandante supremo de las Potencias Aliadas, lo que a la postre es la misma
cosa.
Y, por supuesto, la norma del artículo 17 que literalmente menciona: “(…) El registro del
juicio será transmitido directamente al comandante supremo de las Potencias Aliadas para que
tome las medidas pertinentes. La sentencia se ejecutará de acuerdo con las órdenes del
comandante supremo de las Potencias Aliadas, quien puede en cualquier momento (…)
modificar la sentencia pero no incrementar la severidad de la misma.”
- 159 -
c. Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y Tribunal Penal
Internacional para Ruanda:
Finalmente, ello sucede en el artículo 21 del ETPIY y 20 del ETPIR que hablan sobre los
derechos del acusado y que menciona: “(…) 2. Toda persona contra la cual se efectúen
acusaciones tiene derecho a que su causa sea atendida imparcial y públicamente, (…)” Aunque
por la naturaleza del Tribunal, en virtud de que los jueces son elegidos por el Consejo de
Seguridad de la ONU, se entendería que los mismos son independientes (lo cual es distinto de
imparcial, aunque están íntimamente relacionados), no obstante debe de dejarse claro que no hay
norma alguna que lo establezca en forma expresa.
- 160 -
aceptarán ni recabarán instrucciones de un gobierno o cualquier otra fuente. (…)” Mismo
mandato se exige para el Fiscal, lo cual se puede encontrar en el artículo 15 numeral 1.
Significa que ningún inculpado no puede ser sancionado dos veces por un hecho que
tenga identidad de personas, causas y consecuencias, y sobre el cual ya pese la declaración de un
Tribunal. En la legislación guatemalteca este principio se encuentra principalmente en los
artículos 17 y 18 del CPP.
El ETMN contiene una contradicción en relación a este principio pues, por una parte, en
el artículo 11 indica: “Aquellas personas condenadas por el Tribunal podrán ser acusadas ante
los tribunales nacionales, militares o de ocupación (…) de un delito distinto al de pertenencia a
un grupo u organización criminal (…)” Esto significa que si el Tribunal condena a los acusados
de pertenecer a un «grupo u organización criminal» (delito que dicho sea de paso ni si quiera está
incluido entre los que tiene competencia el TMN en clara violación al principio de legalidad)
podrá instruírseles proceso en otros tribunales si y solo si es de un delito distinto a este,
«garantizándose» así el principio de única persecución.
Aunque el ETMT estuvo inspirado en el ETMN, es curioso que nada se diga sobre la
prohibición de enjuiciar más de una vez a una persona por un mismo hecho.
Este principio implica que nadie puede ser sometido a la consecuencia jurídica de un
delito (pena), si no es mediante un proceso con reglas claras y preestablecidas que así lo declare.
Es por esa razón que las formas del procedimiento no pueden variar en su substanciación pues,
coloquialmente se podría decir que se «cambiaron las reglas del juego», lo cual no es justo ni
legal. El mismo está íntimamente ligado al principio del debido proceso. Su asidero legal en
Guatemala se encuentra regido por lo que al efecto establecen los artículos 12, 13 y 14 de la
CPRG y el artículo 4 del CPP.
Este artículo también es violado en los juicios de Nüremberg debido a que en el artículo
13 del ETMN se dice: “El Tribunal redactará las normas de procedimiento. (…)” De allí se
entiende que las reglas del juego no están claras pues el mismo podrá adecuar las normas de
procedimiento a su conveniencia, a lo que se debe sumar que inclusive, en clara injerencia de
«poderes» y por lo tanto violación al principio de independencia judicial, el Fiscal Jefe puede
proponer un borrador conteniendo ésas supuestas reglas (artículo 14) derecho que por supuesto,
en evidente violación al principio de igualdad, no se le confiere al acusado o a su defensa.
Dada la similitud de los Estatutos que crean los Tribunales Militares Internacionales luego
de la Segunda Guerra Mundial, los argumentos utilizados en el párrafo anterior son valederos
para lo que al efecto dispone el artículo 7 del ETMT, pues este indica: “El Tribunal puede
redactar y modificar las reglas de procedimiento judicial (…)” Aunque debe de agregarse que el
hecho de que exista un juicio que declare la culpabilidad o la inocencia de una persona, no
- 163 -
significa que por sí ya se esté cumpliendo con el principio que aquí se estudia; éste es más amplio
e incluye las reglas de la substanciación del mismo las cuales son inmutables, de lo contrario
existe incumplimiento a dichos preceptos.
Este principio, tal como se ha indicado en varias oportunidades, está íntimamente ligado
con el principio del debido proceso. Habida cuenta de ello es que es factible deducir que si se
cumplió aquél (que es el que engloba todos los principios y garantías adjetivos o procesales) en
consecuencia, se verificó éste.
En similitud de argumentos es viable indicar que las normas que establecen que una
persona sólo podrá ser sometida a una pena si es mediante un juicio previo que así lo declare se
encuentran contenidas en los artículos 14 del ETPIR y 15 del ETPIY los cuales literalmente
dicen: ―Los jueces del Tribunal Internacional adoptarán un régimen que regirá la fase previa a
la audiencia, la audiencia y los recursos, la recepción de pruebas, la protección de víctimas y
testigos, y otros asuntos relativos al caso.”.
Así también las disposiciones del artículo 20 del ETPIY y 19 del ETPIR que igualmente
expresan: “Apertura y conducción del proceso. 1) La Cámara de Primera Instancia debe
ocuparse de que el proceso sea imparcial y rápido, y que la instancia se desarrolle de acuerdo
con las reglas de procedimiento y de prueba, que los derechos del acusado sean plenamente
respetados, y que la protección de las víctimas y de los testigos sea debidamente asegurada. (…)
4) Las audiencias son públicas (…)”.
Lo que en ésas normas se quiere decir es que para que se pueda emitir una sentencia
(artículo 23 del ETPIY y 22 del ETPIR), se tiene que cumplir con esas y otras condiciones del
debido proceso, lo cual viabiliza la imposición de una sanción.
- 164 -
d. Tribunal Especial para Sierra Leona:
El juicio previo se desarrolla según “1) Las Reglas de Procedimiento y Prueba del
Tribunal Penal Internacional para Rwanda que estén vigentes a la fecha de establecimiento del
Tribunal Especial serán aplicable mutatis mutandis a la sustanciación de los procesos ante el
Tribunal Especial.”, tal como lo dispone el artículo 14 del ETSL. Desde que se acepta que la
persona es inocente mientras no se le pruebe lo contrario y para que para «probar lo contrario» se
tienen que seguir las reglas de procedimiento y prueba de una ley supletoria, se reconoce que tal
acto culminará con el pronunciamiento de la sentencia la cual declarará lo procedente (artículo 18
del Estatuto).
Este principio implica que el acusado de algún delito tiene el derecho a permanecer
callado (a no declarar) sin que ello implique perjuicio en sus intereses; así mismo, involucra que
su declaración, si esta llega a producirse, es, más que un medio de prueba, un medio de defensa, y
que en caso de existir elementos que sugieran participación en determinado hecho originadas de
la declaración espontánea, habrán de probarse tales aspectos, y en caso de lograrse demostrar los
mismos con medios de convicción, consistirán en un medio de prueba, no la declaración, sino lo
investigado. Esta garantía constitucional se encuentra regulada en el ordenamiento jurídico
guatemalteco en lo que al respecto disponen los artículos 16 de la CPRG y 15, 81, 85, 370 y 372
del CPP.
La norma más clara del ETMN que viola el principio de no autoincriminación la contiene
el artículo 24 que dice: “Los trámites a seguir durante el juicio serán los siguientes: (…) b) El
Tribunal preguntará a cada uno de los Acusados si se declara „culpable’ o „inocente‟.” En
apoyo a ello se tiene el artículo 16 literal b) que indica: “Durante los interrogatorios
preliminares (…) un Acusado tendrá derecho a dar aquellas explicaciones que estime relevantes
(…)”. Como se puede observar, en la primera norma citada se le pregunta al acusado si se
considera culpable o se autoincrimina de las transgresiones que se le atribuyen, consecuencia
- 165 -
lógica sucede que al contestar afirmativamente, acarrea la aplicación de la pena. En la segunda
norma citada, nótese que el acusado no tiene el derecho de abstenerse de declarar o explicar; a lo
único que tiene derecho es a «dar las explicaciones que considere relevantes», implicando ello
que inexorablemente se tiene que «hablar» pero no «callar».
A la luz del ETMT dos son las normas que evidencian la violación a este principio. La
primera y más directa de ellas está en el artículo 15, el cual dice: “Los procedimientos en el juicio
tomarán el siguiente curso: a) El Tribunal preguntara a cada uno de los acusados cómo se
declarar: „culpable’ o „no culpable‟.” La segunda de ellas está en el artículo 11, el cual contiene
las facultades que el Tribunal tendrá en la realización del juicio. Las que más importan al análisis
son: “b) Interrogar a todos los acusados y permitir comentarios sobre la negativa de ellos a
contestar preguntas. (…)” La primera de ellas no necesita mayor explicación, comenzando
porque en el ETMN también se analizó; sin embargo, la que contiene la literal b) citada causa
extrañeza pues es algo que anteriormente no se había visto.
Ello consiste en que si una persona se abstiene de declarar, el TMT –en este caso–
permitirá que se hagan comentarios (aunque la norma no dice quién los podrá hacer, dejándose la
puerta libre a que inclusive los mismos miembros del tribunal lo hagan) por tal actitud. Ello
significa, en otras palabras, que si a un procesado le preguntan algo y se abstiene de contestarlo,
esa negativa se tomará como una afirmación de lo interrogado. Esto sucede, únicamente, en el
ámbito del derecho privado cuando el juez, a solicitud de parte, decreta la ficta confessio, aspecto
que jamás debería de suceder en el Derecho Penal.
Así como en otros principios, existen varias cuestiones a lo largo del contenido de los
Estatutos de estos tribunales que permiten deducir que sí está garantizado el principio de no
autoincriminación. Empero, para ser concretos, es pertinente saber que la disposición máxima
que consagra el mismo se encuentra contenida, en el ETPIY, en su artículo 21, y en el ETPIR, en
- 166 -
su artículo 20. La misma dice: “Derechos del acusado. (…) 4. Toda persona contra la cual pese
una acusación en virtud del presente Estatuto tiene derecho, en uso del principio de plena
igualdad, de al menos las siguientes garantías: (…) g) De no ser forzada a testimoniar en contra
de sí misma o de declararse culpable.” Dado lo explícito de la norma, se considera que no es
menester proferir comentario alguno, salvo agregar que las mismas tienen cierto grado de
contradicción pues en el artículo 20 del ETPIY y 19 del ETPIR, en el numeral 3 de ambos
Estatutos claramente se dice que si la persona comprendió el hecho que se le imputa, el Tribunal
“le ordena que se declare culpable o no culpable.”.
Misma situación que en los Tribunales Penales Internacionales sucede en el ETESL, pues
en el artículo 17 se establece: “Derechos del acusado. El acusado, en la sustanciación de los
cargos que le sean imputados conforme al presente Estatuto, tendrá derecho, en condiciones en
plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: 4. (…) g) A no ser obligado a declarar
contra sí mismo ni a confesarse culpable.”
Este principio, el cual es resultado directo del anterior pues a la postre lo único que
garantiza es, precisamente, la presunción de inocencia, implica que si no se tiene la firme
convicción por parte del juzgador, la completa y absoluta certeza de que alguien es culpable, en
consecuencia, es inocente. El mismo está regulado en la legislación nacional en los artículos 14,
272, 328 numeral 2), y 345 quáter numeral 2) del CPP.
- 167 -
estaba obligado a probar en contra de la acusación. Por lo tanto, el principio de in dubio pro reo
ni si quiera se inmiscuyó en el proceso pues desde el inicio los acusados ya llevaban la debacle.
Este principio subyace pues, tal como se ha repetido en varias oportunidades, el Derecho
Penal al aplicar su ius puniendi afecta los más importantes derechos fundamentales de la persona,
por lo tanto, por pura dignidad humana, no se puede tener sometida a una persona a un proceso
penal indefinidamente debido a que esa incertidumbre veda otros Derechos Humanos (por
ejemplo, el derecho al trabajo, el derecho de locomoción si la persona está en prisión preventiva,
el derecho a relacionarse libremente con su familia, etc.). Es por ello que todo proceso debe de
tener una duración preestablecida y fijada en la ley respectiva. En el caso de la legislación
guatemalteca, el principio de duración razonable del proceso se encuentra regulado en lo que para
el efecto establecen los artículos 7 de la CPRG y 18, 19, 151, 285 y 324 del CPP.
En el ETMN no se establece la duración que cada etapa procesal habrá de observar. Las
única norma que a ello se refiere es la audiencia en la que se le imputen los cargos al acusado, la
cual deberá de celebrarse en una sola. Ello se puede observar en el artículo 18 que dice: “El
tribunal, a) Limitará el juicio a una vista rápida de las cuestiones planteadas en los cargos,
- 168 -
(…)” Sin embargo, nada se dice sobre el tiempo que deberá de tomar el Tribunal para la
recepción y el diligenciamiento de medios de prueba, ni el plazo para dictar sentencia.
De los Tribunales Militares Internacionales puede decirse que dada la falta de regulación
de las reglas claras del procedimiento (principio de legalidad procesal y del debido proceso) no se
puede apuntar que el principio de duración razonable del proceso también fue violentado, pues,
para comenzar, no se establece cuánto durará cada etapa procesal (a excepción de las normas
referidas) las cuales parecieran dar a entender que mas que «duración razonable», lo que en estos
juicios se substanció fueron audiencias «fugaces» o «exprés», las cuales, además de contrariar
esta garantía lo que conculcan son otros principios como lo son el derecho de defensa y el debido
proceso.
Las normas más explícitas que garantizan el efectivo cumplimiento del principio de
duración razonable del proceso en estos Tribunales se encuentran en el artículo 20 del ETPIY y
19 del ETPIR que igualmente expresan: “Apertura y conducción del proceso. 1) La Cámara de
Primera Instancia debe ocuparse de que el proceso sea imparcial y rápido, (…)”. Así mismo, en
los artículos 21 del ETPIY y 20 del ETPIR que indican: ―Derechos del acusado. (…) 4. Toda
persona contra la cual pese una acusación en virtud del presente Estatuto tiene derecho, en uso
del principio de plena igualdad, de al menos las siguientes garantías: (…) c) De ser juzgado sin
excesiva demora; (…)”
- 169 -
d. Tribunal Especial para Sierra Leona:
Tomando como base lo expuesto en el párrafo anterior se puede entender que en ETESL
ocurre prácticamente lo mismo debido a que el artículo 17, similar que el 21 del ETPIY y el 20
del ETPIR, inclusive el derecho que tiene el acusado «de ser juzgado sin dilaciones indebidas»
(como lo apunta el texto del Estatuto estudiado) se encuentra contenido en la misma literal en
ambos cuerpos normativos, correspondiente al inciso c).
Mediante este las partes involucradas saben que al momento de fenecer (dar por
finalizada) determinada etapa en las que se divide un juicio, siempre y cuando estas se hayan
diligenciado en el marco del debido proceso, ya no se puede regresar a momentos concluidos; es
decir, el proceso no puede retroceder sino, por el contrario, siempre avanza. Es por ello que este
principio está también íntimamente ligado con el anterior, pues a la postre lo que tutela es que el
proceso dure lo que tiene que durar. En el marco jurídico guatemalteco se encuentra estipulado
en lo que disponen los artículos 19, 151, 284, 285 y 360 del CPP.
Este principio en los juicios de Nüremberg también fue violado a la luz de lo que dispone
el ETMN. Si se observa la norma del artículo 15 en su literal a) la cual dice: “Los Fiscales Jefe
también ejercerán las funciones que constan a continuación, (…) a) Investigar, recopilar y
presentar todas las pruebas que se estimen necesarias antes del Juicio o durante la celebración
del mismo, (…)”, se puede deducir fácilmente que la fiscalía podrá «presentar las pruebas» que
considere «antes del juicio o durante la celebración del mismo». Es lógico que el principio citado
es conculcado pues no se establece un límite para que el Fiscal Jefe presente las pruebas debido a
que podrá hacerlo cuando se le plazca, lo que además genera que se viole el derecho de defensa y
del debido proceso puesto que no se están enseñando «todas las armas» que se tienen y sobre
ellas poder plantear una defensa técnica adecuada.
- 170 -
Una norma que sí contempla el principio de preclusión procesal (aunque viola el derecho
de defensa) es la que contiene el artículo 26 la cual dice: “En la sentencia del Tribunal (…)
deberá constar los motivos en que se basa, será firme y no podrá ser recurrida.” Esto significa
que al momento de dictarse sentencia, la misma pasa en autoridad de cosa juzgada y por lo tanto
no se pueden retrotraer las actuaciones a momentos anteriores a ella.
El ETPIY y el ETPIR nada dicen al respecto de los plazos sobre los cuales deberán regirse
los juicios diligenciados ante los Tribunales respectivos, por lo que no es viable indicar si el
principio de transitoriedad del proceso se cumple o no. Y la principal limitación estriba en que se
utilizan leyes o reglamentos anexos (los cuales no son objeto de estudio del presente trabajo de
investigación) que eventualmente podrían contener el desarrollo de este y otros principios. En el
caso de estos Estatutos, ambos remiten a las llamadas «Reglas de Procedimiento y de Prueba»
por lo que habría que consultar las mismas y constatar cuánto dura cada etapa procesal.
El mismo escenario ocurre en el ETESL, con la diferencia que la ley supletoria de esta
son ―las Reglas de Procedimiento y Prueba del Tribunal Penal Internacional para Rwanda que
estén vigentes a la fecha de establecimiento del Tribunal Especial (…)”.
- 171 -
Aunque (aplicable este argumento para los Tribunales Penales Internacionales como para
el Tribunal Especial) los Estatutos de los mismos dan el mandato en los artículos a los cuales ya
se hizo alusión al tratar el principio de duración razonable del proceso, a que el juicio se
desarrolle con «celeridad» y sin «dilaciones indebidas».
Este principio significa que toda persona sindicada de un hecho punible tiene el derecho a
ser tratado con el debido respeto a su dignidad humana, especialmente cuando se encuentra
privado de libertad. Además, se deben de observar en la substanciación del juicio y en cualquiera
otra diligencia, todos los derechos fundamentales que las leyes y tratados internacionales en
materia de Derechos Humanos reconocen, simple y sencillamente porque los mismos son
inherentes a la persona por el mero hecho de serlo. El fundamento jurídico en la legislación
guatemalteca de este principio reside en lo que para el efecto disponen los artículos 12, 44 y 46
de la CPRG y 16, 71, 275 y 283 del CPP.
Tratar de explicar esta garantía constitucional, al igual que varias de las anteriores,
también es tarea difícil pues desde que se viola cualquiera de los otros 22 principios y garantías
enumerados, ya se están desconociendo e irrespetando los Derechos Humanos de los individuos.
Sin embargo, la norma más violatoria de la dignidad humana la contiene el artículo 27 del
ETMN, la cual establece: “En caso de dictar una sentencia condenatoria, el Tribunal podrá
imponer la pena de muerte o la que estime conveniente y justa.” La pena de muerte es violatoria
al bien jurídico tutelado más importante de cualquier legislación: La vida.
- 172 -
c. Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y Tribunal Penal
Internacional para Ruanda:
Desde que se suprime la pena de muerte como sanción principal atribuible a los
sentenciados en los procesos tramitados ante los Tribunales Militares, ya se puede hablar de ecos
de respeto a los Derechos Humanos de las personas a partir de la creación de estos Tribunales
Penales Internacionales. Sin embargo, existen algunas situaciones que no solo aseguran tal
afirmación sino que la confirman expresamente, como por ejemplo sucede cuando el artículo 20
del ETPIY y 19 del ETPIR señalan: “Apertura y conducción del proceso. (…) 3. La Cámara de
Primera Instancia da lectura del Acta de acusación, se asegura de que los derechos del acusado
son respetados (…)”. Así mismo, en el artículo 21 del ETPIY y 20 del ETPIR que contienen los
«derechos del acusado» se desarrollan extensivamente todas esas garantías que hacen que los
Derechos Humanos de este le sean respetados.
En el ETESL sucede lo mismo que en los Tribunales Penales Internacionales pues hay
que recordarse que se aplica supletoriamente el ETPIR que, como se indicó en el párrafo
precedente, si garantiza el cumplimiento de los Derechos Humanos del procesado, además de que
expresamente se contempla en el artículo 17 los «derechos del acusado» que también coadyuvan
al cumplimiento del mismo.
- 173 -
a. Tribunal Militar Internacional de Nüremberg:
Se han identificado algunas normas del ETMN, las cuales a continuación se citan y se
explican, en las que se considera existe violación al principio de proporcionalidad de la pena. La
primera de ellas se encuentra en el artículo 6 que dice: “(…) Aquellos que lideren, organice,
inciten a la formulación de un plan común o conspiración para la ejecución de los delitos
anteriormente mencionados, así como los cómplices que participen en dicha formulación o
ejecución (…) serán responsables de todos los actos realizados por las personas que sea en
ejecución de dicho plan.” Para comenzar, hay que observar que se le da a la «tentativa» el
carácter de «delito consumado»; en segundo lugar, se le atribuye a la «complicidad» el grado de
«autoría»; y, finalmente, no se disuade la sanción penal si el delito cometido fue realizado en el
grado de complicidad, pues los ordenamientos jurídicos, por consecuencia lógica, no atribuyen a
esta la sanción total de la consecuencia jurídica del delito, debido a que esto únicamente deviene
procedente al autor material del mismo.
Mismo supuesto sucede en el artículo 24 que dice: “Los trámites a seguir durante el
juicio serán los siguientes: b) El Tribunal preguntará a cada uno de los Acusados si se declara
„culpable‟ o „inocente‟.” En este caso, en ningún momento posterior se establece si el acusado al
declararse culpable (en clara violación al principio de no autoincriminación, aunque común en
sistemas jurídicos como el anglosajón) obtendrá una rebaja en la condena que habría de
imponérsele, lo cual es desproporcionado pues él mismo podría firma su sentencia de muerte con
tal actitud.
- 174 -
b. Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente (de Tokio):
Existen varias normas repetidas del ETMN en el ETMT, o que no estándolo, son
violatorias del principio de proporcionalidad de la pena al establecerse consecuencias jurídicas
para los crímenes de guerra juzgados que devienen injustas, inhumanas o degradantes. Dado que
son prácticamente las mismas en cuanto al fondo del asunto que las que se establecieron y
analizaron en el párrafo anterior es pertinente mencionar únicamente que las violaciones a este
principio encontradas en el ETMT están en los artículos 15, en el cual no se dice si la
autoincriminación como culpable da derecho al acusado a una rebaja de la pena; el artículo 16
que habla de la viabilidad de imponer la pena de muerte en una sentencia condenatoria, etc.
Dada la similitud del ETESL con los anteriores y que inclusive el ETPIR es usado como
ley supletoria en lo que respecta a los procedimientos, es viable la utilización de los argumentos
anteriormente vertidos, haciéndose la salvedad de que el principio de proporcionalidad se
- 175 -
encuentra en el artículo 19 numeral 2) de este Estatuto el cual contiene la misma redacción que
los referidos.
Implica que la ejecución de la pena (obvia y lógicamente esto será luego de que ya exista
una sentencia condenatoria firme que así lo haya declarado) debe de ajustarse a lo previsto en la
ley y en los reglamentos creados para el efecto, pues no se puede ejecutar pena alguna si no es en
la forma que las leyes respectivas así lo regulan.
Artículo 24 del ETPIY: “1. La Cámara de Primera Instancia sólo impone penas de
prisión. Para fijar las condiciones del encarcelamiento, la Cámara de Primera Instancia recurre
a las normas de penas de prisión aplicada por los tribunales de la ex-Yugoslavia.”
Artículo 23 del ETPIR: “1. La Cámara de Primera Instancia sólo impone penas de
prisión. Para fijar las condiciones del encarcelamiento, la Cámara de Primera Instancia recurre
a las normas generales de penas de prisión aplicada por los tribunales de Ruanda”
Artículo 19 del ETESL: “1. La Sala de Primera Instancia sólo impondrá al condenado,
siempre que no se trate de un delincuente juvenil, una pena de privación de libertad por un
número determinado de años. Para determinar las condiciones en que se habrá de cumplir, la
Sala de Primera Instancia recurrirá, según proceda, a la práctica del Tribunal Penal
Internacional para Rwanda y los tribunales nacionales de Sierra Leona con respecto a las penas
de prisión.”
- 176 -
Las normas anteriores son claras al indicar que la única pena a imponerse será la de
prisión, para lo cual habrán de observarse las normas supletorias que se indican; estas, a su vez,
remiten a otras que son pertenecientes al Derecho Penitenciario.
.
- 177 -
4.24 Cuadro de Cotejo
Estatuto del
Unidades de Estatuto del Estatuto
Constitución Estatuto del Tribunal Estatuto del
análisis Tribunal del
Política de Código Tribunal Penal Tribunal
Código Militar Tribunal
la República Procesal Militar Internacional Penal
Penal Internacional Especial
Indicadores de Penal Internacional para la Internacional
de para Sierra
Guatemala de Tokio Antigua para Ruanda
Nüremberg Leona
Yugoslavia
- 179 -
Principio de única
Artículos Artículo 11 y
15 persecución (non bis 17 y 18 (10)
Artículo 10.1 Artículo 9.1 Artículo 9.1
in idem)
Artículos
Principio de no Artículos Artículos Artículo Artículo Artículo
17 Artículo 16 15, 81, 85,
autoincriminación (16.b y 24.b) (11.b y 15.a) 21.4.g 20.4.g 17.4. g
370 y 372
Artículos
Principio de duda 14, 272,
18 razonable (in dubio 328.2 y
pro reo) 345.2
quáter
Artículos
Principio de
18, 19, Artículos 20.1 Artículos 19.1 Artículo
19 duración razonable Artículo 7
151, 285, y 21.4.c y 20.4.c 17.4.c
del proceso
324
Principio de Artículos
preclusión procesal 19, 151, Artículos 24,
20 (transitoriedad del 284, 285 y 26 y (15.a)
Artículo 15
proceso) 360
Reconocimiento y Artículos
Artículos 12, Artículos 20 y Artículos 19 y
21 respeto de los
44 y 46
16, 71, 275 Artículo (27) Artículo 16
21 20
Artículo 17
Derechos Humanos y 283
Artículos
Principio de 14, 108,
proporcionalidad de 259, 261, Artículos (6, Artículos (15 Artículo
22 Artículo 24.2 Artículo 23.2
la pena (prohibición 264, 309, 24.b y 27) y 16) 19.2
de exceso) 385, 388 y
392
- 180 -
Principio de
Artículo Artículo 7,
23 legalidad de Artículo 19 Artículo 24 Artículo 23 Artículo 19
41 y 72 492 y 493
ejecución
Significado de las
celdas
123 Cumplido
No regulado
(123) Incumplido
- 181 -
- 182 -
CONCLUSIONES
1. Se entendió que los principales principios y garantías que se reconocen por el Derecho Penal
y Procesal Penal garantista, y que se encuentran plenamente reconocidos en las leyes
guatemaltecas, son los siguientes: De legalidad sustantiva, de intervención mínima, de
reserva de la ley, de taxatividad, de irretroactividad, de exclusión de la analogía, de igualdad,
de ofensividad, del debido proceso, de contradicción, de necesidad de la presencia del
imputado, de independencia e imparcialidad de los jueces, de única persecución, del juicio
previo, de no autoincriminación, de duda razonable, de duración razonable del proceso, de
preclusión procesal, de reconocimiento y respeto de los Derechos Humanos, de
proporcionalidad de la pena y de legalidad de ejecución.
2. Del análisis resultante del cuadro de cotejó se identificó que todos los estatutos de los
tribunales, sin excepción, infringieron mas de algún principio o garantía del Derecho Penal y
Procesal Penal, siendo los más transgresores, en orden descendente, el Tribunal de
Nüremberg, el Tribunal de Tokio, en paridad de resultados el de la ex-Yugoslavia y el de
Ruanda, y, finalmente, el de Sierra Leona. Lo anterior significa, en cifras numéricas, que
entre los cinco tribunales únicamente cumplieron con el 41% de los principios y garantías
que el Derecho Penal y Procesal Penal consagra como postulados que siempre se deben de
cumplir para no violentar los derechos fundamentales de la persona humana a quien se le está
siguiendo un proceso.
3. Se estableció que los principios más violentados fueron los de legalidad sustantiva, el de
irretroactividad de la ley penal, el de exclusividad jurisdiccional, el de taxatividad y el de
exclusión de la analogía, y los más cumplidos fueron los de única persecución y duración
razonable del proceso, en este orden. Y los que permanentemente fueron olvidados fueron el
principio de reserva de ley y el de duda razonable.
4. Se comprendió que si bien es cierto todos los principios y garantías del Derecho Penal y
Procesal Penal son importantes para la aplicación del mismo (tanto a nivel nacional-estatal
como internacional), con uno de estos que se incumpla se violenta el debido proceso pues
- 183 -
(aunque este es bastante importante, pero no el único) cada transgresión redundará en que, a
la postre, lo que se afecte sea éste principio, generando que los Derechos Humanos del
inculpado sean irrespetados.
5. Se entendió que al haber sido los tribunales ad hoc creados para situaciones in concreto,
realmente en lo que éstos se convirtieron fue en «tribunales de fuero especial» y que, si bien
es cierto el quid de los aquellos es suplir la persecución penal y el juzgamiento que los
sistemas de justicia de los países en los cuales sucedieron las situaciones que originaron la
creación de los mismos no hacen o no quisieron hacer, ello de por sí no obsta que operen (o
hayan operado) en un margen de ilegalidad el transgredir principios básicos como el de
irretroactividad de la ley penal y el de legalidad, por lo que si lo que se quiere tener es una
efectiva tutela para que no impere la impunidad al momento de sucederse alguna
beligerancia, la mejor opción es adherirse al Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional (el cual no tiene competencia retroactiva) y estar prevenidos de que si algo así
llega a suceder, habrá un tribunal internacional con todas las garantías y principios que el
Derecho Penal, en general, garantiza, respetándose así los derechos fundamentales de todo
individuo.
- 184 -
LISTADO DE REFERENCIAS
Referencias bibliográficas:
Bacigalupo Z., Enrique. Manual de Derecho Penal. Parte general. Exposición referida a
los derechos vigentes en Argentina, Colombia, España, México y Venezuela.
Colombia: Editorial Temis S.A. 3ª. Reimpresión de la 1ª. Edición. 1996
Carranca y Trujillo, Raúl. Derecho penal mexicano. Parte general. México: Editorial
Porrúa S.A. 14ª. Edición. 1982
Cea Egaña, José Luis. Derecho constitucional chileno. Tomo I. Chile. Editorial de la
Universidad Católica de Chile. 2002
Cuello Calón, Eugenio. Derecho Penal. Tomo I (Parte general) Volumen primero.
España: Bosch, Casa Editorial, S.A. 18ª. Edición. 1980
- 185 -
De León Velasco, Héctor Aníbal y José Francisco De Mata Vela. Derecho penal
guatemalteco. Parte general y parte especial. Guatemala: F&G Editores. 11ª.
Edición. 1999
Figueroa Sarti, Raúl. Código Procesal Penal concordado y anotado con la jurisprudencia
constitucional, incluye exposición de motivos por César Barrientos Pellecer.
Guatemala: F&G Editores. 13ª. Edición. 2011
Florián, Eugenio. Elementos de derecho procesal penal. España: Bosch, Casa Editorial,
S.A. 1934
Fontán Balestra, Carlos. Tratado de derecho penal. Tomo I. Parte general. Argentina:
Abeledo-Perrot. 2ª. Reimpresión de la 2ª. Edición. 1980
Jiménez de Asúa, Luís. Tratado de Derecho Penal. Tomo I. Concepto del derecho penal y
de la criminología, historia y legislación penal comparada. Argentina: Editorial
Losada, S.A. 3ª. Edición. 1964
Mezger, Edmund. Derecho Penal. Parte general. México: Cárdenas Editor y Distribuidor.
2ª. Edición. 1990
Puig Peña, Federico. Derecho Penal. Tomo I. Parte General. Volumen primero. España:
Ediciones Desco. 5ª. Edición. 1960
Zaffaroni, Eugenio Raúl. El proceso penal, sistema penal y Derechos Humanos. México:
Editorial Porrúa S.A. de C.V. 2000
Referencias normativas:
i. Nacional:
Código Penal, Decreto No. 17-73 del Congreso de la República de Guatemala y sus
reformas.
Código Procesal Penal Procesal Penal, Decreto No. 51-92 del Congreso de la República
de Guatemala y sus reformas.
- 187 -
Decreto No. 3-2012 del Congreso de la República de Guatemala de fecha 21 de enero de
2012 que aprueba el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
ii. Internacional:
Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nüremberg, creado por el Consejo Superior
Aliado del Gobierno de Estados Unidos de América, el Gobierno Provisional de la
República Francesa, el Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte y el Gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de fecha 6 de
octubre de 1945.
Estatuto del Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, creado por orden del
General MacArthur, Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en el Extremo
Oriente, de fecha 19 de enero de 1946.
Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, Resolución No. 827 del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de fecha 25 de mayo de 1993.
Estatuto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, Resolución No. 955 del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas de fecha 8 de noviembre de 1994.
Estatuto del Tribunal Especial para Sierra Leona, Acuerdo entre la Organización de las
Naciones Unidas y el Gobierno de Sierra Leona de fecha 16 de enero de 2002.
- 188 -
Referencias electrónicas:
Abregú, Martín. La aplicación del derecho internacional de los derechos humanos por los
tribunales locales: una introducción. Argentina. 2012. Disponibilidad y acceso:
http://www.luismezquita.com/Minugua%20(E)/Docs%20AGeneral/Derechos%20
Humanos/CDROM/cd-rom/data/300/330M.HTM
Afrol News. Condenas para los criminales de guerra de Sierra Leona. Sierra Leona.
2007. Disponibilidad y acceso: http://www.afrol.com/es/articulos/26161
Coalición por la Corte Penal Internacional. Cumpliendo con la promesa de una corte
efectiva, justa e independiente. Crimen de agresión. Estados Unidos.
Disponibilidad y acceso: http://www.iccnow.org/ ?mod=aggression&lang=es
Corte Penal Internacional. Centro de Información de las Naciones Unidas -CINU-. Corte
Penal Internacional. México. 2007. Disponibilidad y acceso:
http://www.cinu.org.mx/temas/Derint/cpi.htm
Revista Letras Jurídicas. Espinosa Torres, María del Pilar. Los principios penales.
México. 2010. Disponibilidad y acceso: http://letrasjuridicas.com/Volumenes/7/
espinosa7.pdf
Segunda Guerra Mundial. Bustos M., Rodrigo. El juicio de Nüremberg. Chile. 2004.
Disponibilidad y acceso: http://sgm.casposidad.com/nuremberg/nuremberg.
htm#sentencia
Otras referencias:
Alía Plana, Miguel. ―El Tribunal Especial para Sierra Leona‖ Revista española de
derecho militar. No. 83. España. 2004. Escuela Militar de Estudios Jurídicos.
Blanc Altemir, Antonio. ―El Tribunal especial para Sierra Leona: un instrumento contra la
impunidad por las violaciones graves del Derecho Internacional Humanitario.‖
Anuario de Derecho Internacional. No. 19. España. 2003. Universidad de Navarra.
Bustamante Rúa, Mónica María. ―La relación del estándar de prueba de la duda razonable
y la presunción de inocencia desde el garantismo procesal en el proceso penal
colombiano.‖ Opinión Jurídica. Vol. 9, No. 17. Colombia. Enero-Junio de 2010.
- 190 -
Número 105. México. Septiembre-Diciembre de 2002. Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM (IIJ-UNAM).
Gutiérrez Posse, Hortencia. ―La relación entre el Derecho Internacional Humanitario y los
tribunales penales internacionales.‖ Revista Internacional de la Cruz Roja. N° 861.
Suiza. Marzo de 2006. Platt.
Martí Guilló, José Eduardo. El derecho penal del enemigo en la legislación guatemalteca.
España. 2011. Tesis de Máster Universitario de Especialización en Derecho Penal.
Universidad de Sevilla.
- 191 -
Sandoval Mesa, Jaime Alberto. ―Jurisdicción universal y legalidad del estatuto de Roma,
frente al derecho interno.‖ Prolegómenos. Derechos y Valores. Volumen XIII –
No. 25. Colombia. Enero-Junio 2010. Universidad Militar de Nueva Granada.
Reyes, Carolina Marcela. Teoría general del derecho internacional penal: una
aproximación histórico-evolutiva. España. 2007. Tesis de la Maestría en
Jurisdicción Penal Internacional. Universidad Internacional de Andalucía, Sede
Iberoamericana Santa María De La Rábida.
Rivadeneyra, Alex Amado. ―El derecho al plazo razonable como contenido implícito del
derecho al debido proceso: desarrollo jurisprudencial a nivel internacional y
nacional.‖ Revista internauta de Práctica Jurídica. Núm. 27. España. 30/06/2011.
Editorial Revista Internauta de Práctica Jurídica.
- 192 -
ANEXOS
Estatuto del
Unidades de Estatuto del Estatuto
Constitución Estatuto del Tribunal Estatuto del
análisis Tribunal del
Política de Código Tribunal Penal Tribunal
Código Militar Tribunal
la República Procesal Militar Internacional Penal
Penal Internacional Especial
Indicadores de Penal Internacional para la Internacional
de para Sierra
Guatemala de Tokio Antigua para Ruanda
Nüremberg Leona
Yugoslavia
Principio de
1 legalidad (nullum
poena sine lege)
Principio de
2 intervención mínima
(ultima ratio)
Principio de reserva
3 de la ley
Principio de
4 taxatividad
(tipicidad)
Principio de
5 irretroactividad de la
ley
193
Principio de
6 exclusión de la
analogía
Principio de
7 igualdad
Principio de
8 ofensividad (nullum
crimen sine injuria)
Principio de
legalidad procesal o
9 del debido proceso
(nullum proceso
sine lege)
Principio de
10 presunción de
inocencia
Derecho de defensa
11 (principio de
contradicción)
Principio de
necesidad de la
12 presencia del
imputado
Principio de
exclusividad
13 jurisdiccional (juez
natural)
Principio de
independencia e
14 imparcialidad de los
jueces
194
Principio de única
15 persecución (non bis
in idem)
Principio del juicio
16 previo (nulla poena
sine iudicio)
Principio de no
17 autoincriminación
Principio de duda
18 razonable (in dubio
pro reo)
Principio de
19 duración razonable
del proceso
Principio de
preclusión procesal
20 (transitoriedad del
proceso)
Reconocimiento y
21 respeto de los
Derechos Humanos
Principio de
proporcionalidad de
22 la pena (prohibición
de exceso)
Principio de
23 legalidad de
ejecución
195