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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


LICEO BOLIVARIANO “MONSEÑOR SALVADOR MONTES DE OCA”
SARARE EDO. LARA

EL LIBERTADOR

SIMON BOLIVAR

Integrante:
Román Díaz
Grado: 3er.
Sección: “B”
INTRODUCCIÓN
En la capital del naciente Imperio Francés los placeres de una vida social,
mundana, y los estímulos de orden intelectual, comparten la atención de Bolívar, no
menos que el espectáculo fascinante de una Europa en plena ebullición política.
Frecuenta teatro, tertulias y salones, donde conoce a bellas mujeres, pero trata
igualmente a sabios como Alejandro de Humboldt y Amado Bonpland, y asiste a las
conferencias y a los cursos libres de estudios donde se divulgan los conocimientos y las
teorías más recientes. En esta época de su vida se entrega con pasión a la lectura. Se ha
encontrado de nuevo con Simón Rodríguez, cuyo saber y cuya experiencia hacen de él
un extraordinario compañero de conversaciones, lecturas y viajes. Van juntos a Italia, y
cruzan a pie la Saboya. En Roma, un día de agosto de 1805, en el Monte Sacro, Bolívar
jura en presencia de su maestro no dar descanso a su brazo ni reposo a su alma hasta que
haya logrado libertar al mundo Hispanoamericano de la tutela española. De nuevo se
separan Bolívar y Rodríguez. El primero, poco más tarde, asciende al Vesubio en
compañía del Barón de Humboldt y de otros científicos. Bolívar regresa a París, en
donde se afilia a una logia masónica. A fines de 1806, conocedor de los intentos
realizados por el Precursor Miranda en Venezuela, Bolívar considera que ha llegado el
momento de volver a su patria. Se embarca en un buque neutral que toca en Charleston
en enero de 1807; recorre una parte de los Estados Unidos, y regresa a Venezuela a
mediados del mismo año.

Llega el 19 de abril de 1810. La Junta establecida ese día nombra a Bolívar, en


compañía de Luis López Méndez y de Andrés Bello, comisionado ante el Gobierno
Británico. Cumplida su misión, Bolívar regresa de Londres a fines del mismo año. En
Inglaterra ha visto el funcionamiento práctico de las instituciones. En el seno de la
Sociedad Patriótica de Caracas es uno de los más ardientes abogados de la
Independencia, que el Congreso proclama el 5 de julio de 1811. Bolívar se incorpora al
Ejército, y con el grado de Coronel contribuye en 1811, bajo las órdenes de Miranda, al
sometimiento de Valencia. En 1812, a pesar de grandes esfuerzos, no logra evitar que la
plaza de Puerto Cabello, de la cual era comandante, caiga en poder de las fuerzas
realistas por una traición. A mediados de 1812, el General Miranda capitula ante el jefe
español Domingo de Monteverde. En el puerto de La Guaira un grupo de oficiales
jóvenes, entre los cuales figura Bolívar, deseosos de continuar la lucha, arrestan al
infortunado Precursor.
BOLÍVAR EL HOMBRE DE LAS DIFICULTADES
Bolívar se definió a sí mismo en una carta enviada a Santander en 1825 como un
“Hombre de las dificultades”. En varias ocasiones sufrió importantes derrotas y reveses
militares y políticos; aun así, consiguió reorganizar sus fuerzas y regresar con mayor
poder y contundencia.

Organizó y dirigió batallas decisivas como la del Pantano de Vargas y Boyacá


(1819) donde consiguió la independencia de Colombia y afianzó la unidad con
Venezuela. Posteriormente Bolívar inició la campaña del sur liderando la batalla de
Pichincha (1822) que apoyó la independencia definitiva de Ecuador. La batalla de Junín
(1824) que liberó Perú. Supervisó y colocó al mando al Mariscal Sucre en la batalla de
Ayacucho el 9 de diciembre de 1826, que sellaría la independencia del sur de América y
finalizó el control del imperio español en tierra firme del continente americano.

Su gran sueño fue unir en una sola nación a Colombia, Venezuela y Ecuador, las
cuales alcanzaron a estar unidas desde 1819 hasta 1830 cuando oficialmente
desapareció la llamada Gran Colombia.

Los últimos años de Bolívar resultaron bastante amargos y difíciles. A los


problemas entre los pueblos de América Latina, en donde las nacientes burguesías y los
terratenientes buscaban mantener sus privilegios, los planes del libertador se vieron
frustrados. Recibió traiciones de varios de sus antiguos líderes, incentivados por los
propios Estados Unidos. “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a
plagar a la América de miserias a nombre de la libertad”.

Bolívar es quizás la figura más importante en el continente Americano. Su


grandeza y trabajo por la libertad de los pueblos ha incentivado el reconocimiento en
varios países que actualmente intentan desarrollar a sus pueblos desde la reivindicación
de sus ideas sobre la liberación latinoamericana.

IDEAS DE SIMÓN BOLÍVAR

En su vertiente social y política, el estallido de la crisis de la sociedad colonial


venezolana permitió en su momento la maduración de un conjunto de situaciones que
merecen destacarse. En primer término, la guerra facilitó la decantación de las llamadas
"ideas francesas" hasta convertirlas en ideas bolivarianas, es decir, en ideas nacionales.
Dicho de otro modo, las consignas de libertad, igualdad, fraternidad y propiedad que
alimentaban el ideario claramente burgués de la Revolución Francesa fueron
reelaboradas por la elite política que acompañaba a Simón Bolívar, quien, al constatar
las consecuencias sociales que había producido la difusión de dichos postulados entre
los esclavos, los mulatos y los indígenas, encontró en el cuerpo de los militares
republicanos al sector social que le permitió cumplir con el doble propósito de crear una
república independiente y, al mismo tiempo, satisfacer las aspiraciones de los
individuos integrantes de la sociedad de ese momento con respecto a la libertad, la
igualdad y la propiedad.

La reflexión de Bolívar partía del análisis de distintos hechos traumáticos, tales


como el hundimiento de la recién creada República venezolana en el año 1812, el
fracaso del restablecimiento de la misma al año siguiente, en 1813, y la caída del
gobierno republicano en la Nueva Granada, ocurrido en 1815. Desde el Manifiesto de
Cartagena, escrito en 1812, Simón Bolívar había estado insistiendo en las carencias
políticas de la elite ilustrada que propugnaba la independencia. La guerra civil, la
ausencia de unidad, la excesiva valoración del régimen federal, el apego a las ideas
religiosas y las simples intrigas política son los puntos que sobresalen en el inventario
que sirve de base al balance contundente hecho por el prócer: "nuestra división -afirmó-,
y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud".

Sin embargo, no fue hasta el Manifiesto de Carúpano (1814), y posteriormente


en la Carta de Jamaica (1815), cuando Simón Bolívar expuso en forma detallada sus
criterios políticos respecto a la situación social que impedía el desarrollo de los
gobiernos republicanos en Venezuela. El testimonio es importante porque representa la
primera lectura social del problema al que venían enfrentándose las sociedades
americanas desde el estallido de la crisis política en España y la Revolución en Haití: "el
establecimiento en fin de la libertad en un país de esclavos -comenta con lúcida prosa el
Libertador en el Manifiesto de Carúpano (1814)- es una obra tan imposible de ejecutar
súbitamente, que está fuera del alcance de todo poder humano; por manera que nuestra
excusa de no haber obtenido lo que hemos deseado es inherente a la causa que
seguimos; porque así como la justicia justifica la audacia de haberla emprendido, la
imposibilidad de la adquisición califica la insuficiencia de los medios".

Los esclavos a los que se refiere Bolívar en el Manifiesto de Carúpano no son ya


aquella entidad genérica a la que había aludido en su anterior Manifiesto de Cartagena.
Son hombres de carne y hueso; es más, son hombres de carne, hueso y armas. Son nada
menos que la expresión concreta de la angustia que había surgido en la sociedad
caraqueña desde finales del siglo XVIII y que representaba una amenaza tangible para
la aspiración de los criollos americanos a una transferencia pacífica del ejercicio del
poder. Son, para ser precisos, los mulatos y los esclavos que acompañaban normalmente
a los generales realistas como Domingo de Monteverde, José Tomás Boves y Francisco
Tomás Morales. Son, para decirlo en las propias palabras de Bolívar, el "vicio armado".

POLITICAS Y SOCIALES DE SIMON BOLIVAR

El pensamiento o ideas políticas de Simón Bolívar, el cual fue de corta


trayectoria, pero muy amplio y significativo, muchas de sus ideas y principios fueron
adelantados para su época, se podía decir que sus ideas políticas tienen como única
dirección la conformación de repúblicas independientes y autónomas basadas en un
ambiente de respeto, igualdad, libertad y tolerancia.

Igualmente, Bolívar dentro de su ideario político de dio gran importancia a la


conformación de la integración regional y americana.

Entre los principales principios políticos del libertador podemos citar:

 División del poder publico


 Democracia como sistema de gobierno
 La integración americana
 El federalismo como sistema del gobierno
 El centralismo como forma de gobierno
 Entre otros.

IDEAS SOCIAL DE SIMÓN BOLÍVAR

las ideas sociales del libertador, fueron formadas en las ideas de la Revolución
Francesa, lo inclinaba a favorecer los derechos de y la igualdad social. Desde los
primeros años de la independencia, el Libertador comprendió claramente que el
problema de las desigualdades e injusticias sociales heredadas del período colonial
debían ser resueltas para atraer a las grandes masas populares a la causa de la
independencia.

el Libertador legisló a favor de su protección y el respeto a sus propiedades y


formas de vida, como se refleja en su decreto sobre la protección a los naturales firmado
en Cundinamarca:
Articulo1.- Se devolverá a los naturales, como propietarios legítimos, todas las
tierras que conformaban los resguardos según sus títulos...

En cuanto a los soldados que formaban parte del ejército patriota, Bolívar
decreto en 1817 el reparto a los oficiales y soldados de acuerdo con sus méritos en la
guerra.

Como Gobernante y estadista Bolívar demostró una gran preocupación sobre las
clases populares y tomo medidas destinadas a eliminar privilegios e injusticias mediante
la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.

El pensamiento y la obra social del libertador sirvieron de fundamento al modelo


democrático Venezolano que vivimos actualmente.

EL JURAMENTO EN EL MONTE SACRO

Simón Bolívar, perteneciente a la nobleza criolla, nació en Caracas el 24 de julio


de 1783 y a los nueve años quedó huérfano también de la madre; en junio de 1799 llegó
a Madrid en donde realizó estudios y, "bien enamorado", se casó con María Teresa
Rodríguez del Toro en mayo de 1802. Regresó a Caracas y aquí su "cata y tierna
esposa" falleció prematura e inesperadamente el 22 de enero de 1803: este golpe terrible
lo dejó desolado en extremo a los diecinueve años. Entonces Bolívar tomó otro
derrotero en el cual con nuevas ideas y ambiciones se dedicó a la política, se apasionó
por la gloria y la libertad y tuvo la suerte de "seguir después el carro de Marte en lugar
de habérmelas con el arado de Ceres". Diríase que con este derrotero el destino
ineludible le dio la compensación indefectible debida a un temperamento vehemente
que llevaba en potencia la inquietud del genio, la vocación heroica y la aptitud para
llegar a ser El Libertador. Bolívar volvió, pues, con otro ánimo a Europa. Y si por la
primera pasión, pasión de amor, juró no volver a casarse, conservando en el fondo del
corazón el dulce recuerdo de su "cara y tierna esposa", también por la segunda pasión,
como veremos, juró la libertad de la Patria con acento profético.

En febrero de 1804 dio desahogo a su aflicción en Madrid llorando con su


suegro don Bernardo la pérdida de María Teresa, cuyas reliquias le había llevado. En
mayo del mismo año llegó con Fernando Toro a París en donde con una vida mundana
buscó mitigación a su desasosiego; tuvo la gran desilusión por la coronac1on imperial
de Napoleón, cuyas glorias admiraba mucho; dialogó con Humboldt y Bonpland sobre
la posibilidad de la emancipación sudamericana; conoció otros personajes y frecuentó
salones como el de Fanny de Villars, con la cual tuvo un idilio; en varias ocasiones
manifestó, hasta temerariamentie, su genio fogoso y sus ideas republicanas. En suma, de
París sacó apreciable experiencia, maduración. Y a fines de la primavera o principios
del verano de 1805 Simón Bolívar, joven apuesto de 22 años, vehemente, romántico y
aficionado a la historia, con el alma herida, inquieta y preocupada y abrigando ideas de
independencia y libertad, llegó a Roma proveniente de París en compañía de su maestro
don Simón Rodríguez, hombre de 34 años, ideólogo inquieto y persona extraordinaria.
Viajaron "unas veces… a pie y otras en diligencia", y durante la excursión presenciaron
la revista militar en Marengo y el 26 de mayo la coronación de Napoleón en Italia, y
pasaron por ciudades como Milán, Venecia, Bolonia y Florencia.

Entraron en Roma por la Puerta del Popolo y se alojaron verosímilmente en una


de las numerosas posadas de la bella, famosa y requerida Plaza de España. Bolívar,
pues, en compañía de Rodríguez, visitó los monumentos antiguos y las ruinas de Roma,
con conmoción extraordinaria, evocando "los sabios y los héroes" y fijando la atención
en el Capitolio, ciudadela y centro político y religioso de la antigua Roma, en donde se
encontraba una vez el célebre Templo de Júpiter, el santuario más importante de Roma,
en el cual se cumplían los grandes sacrificios públicos, como el de acción de gracias que
los generales y los Emperadores victoriosos celebraban en conclusión de sus pomposos
triunfos o desfiles triunfales, de los cuales Roma contó 350. Y la majestad y el hechizo
de la Ciudad Eterna y el influjo singular de aquellos mismos lugares, monumentos y
ruinas, testigos elocuentes que traían a la memoria la historia y la grandeza de Roma,
inflamaron el· ánimo de Bolívar e hicieron "nacer en su pecho esperanzas para el
porvenir.

Entonces Bolívar y Rodríguez dieron intencionalmente un paseo precisamente


al Monte Sacro, a orillas del Anio, en la cálida tarde del 15 de agosto de 1805, día de la
festividad romana del Farragoso (que deriva de Feriae Augusti, fiestas instituidas por el
Emperador Augusto), en la cual los romanos acostumbran ir a pasear fuera de la ciudad.
Y cobra un significado especial el escogimiento deliberado de la meta del paseo, el
Monte Sacro, es decir el lugar consagrado por las luchas victoriosas de la plebe romana:
lugar, pues, el más cónsono con la reacción creciente de un espíritu implacable que
anhelaba y vislumbraba la independencia y la libertad de la Patria. Llegaron jadeantes y
sudorosos a la cima del Monte Sacro y se sentaron sobre un trozo de columna de
mármol, perteneciente indudablemente a las ruinas de las edificaciones antiguas. Y hay
abundantes razones para creer que mientras descansaban, el maestro y el discípulo
dialogaron en ese sitio extraordinario que por su historia singular ofrecía argumento
para hablar de la libertad y, por asociación de ideas, del ansia propia del discípulo y del
deseo de emancipación de los americanos oprimidos, deseo semejante a la sed
impelente de justicia y libertad de los plebeyos de Roma, tiranizados por los patricios.
Era la hora emotiva de la puesta del sol en un día de verano. Y en el ambiente todo
podía concurrir a la concentración y a la exaltación del ánimo.

Terminado el descanso, Bolívar se levantó con solemnidad impresionante,


escrutó los alrededores con su mirada brillante y, teniendo presente la conmoción, la
evocación y los clásicos recuerdos que hacía poco habían inflamado su ánimo, sintetizó
con discurso rápido y denso la historia de grandezas y miserias de la antigua Roma, y
dijo que acaso sólo en el Nuevo Mundo se podrá "resolver el gran problema del hombre
en libertad". Luego, poseído de una emoción sublime y "con animación casi febril",
junto a las ruinas romanas de la colina y ante el atónito maestro, llegó a la explosión del
ánimo pronunciando el juramento solemne de dedicar su vida a la liberación de la
Patria, y la Patria para él era América. "Juro delante de usted; juro por el Dios de mis
padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la Patria, que no daré descanso a mi
brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por
voluntad del poder español".

EL MANIFIESTO DE CARTAGENA

Escrito por Simón Bolívar en Cartagena de Indias (Colombia), el 15 de


diciembre de 1812, luego de la caída de la Primera República, su importancia se debe
porque el libertador explica con gran detalle y precisión las causas de la perdida de la
primera República, Se dice que es el primer gran documento de Bolívar entre muchos
otros.

Entre las causas políticas, económicas, sociales y naturales mencionadas por


Bolívar destacan:

 El uso del sistema federal, el cual Bolívar considera débil para la época
 Mala administración de las rentas públicas
 El terremoto de Caracas de 1812
 La imposibilidad de establecer un ejército permanente.
 La influencia contraria de la Iglesia Católica

CARTA DE JAMAICA

La famosa Carta de Jamaica de Simón Bolívar es el documento que resume el


ideario y los proyectos de liberación de la América del hombre que entregó su vida a la
liberación de los pueblos a lo largo y lo ancho de América del sur. Este documento tiene
el mismo sentimiento de otros presentados en la misma América por Morelos, San
Martín, Sucre, O’Higgins y otros libertadores.

Desde Kingston, Jamaica, el 6 de septiembre de 1815, Bolívar escribe esa Carta


profética. Es el hombre que ha perdido las primeras batallas de su lucha libertaria, pero
no la esperanza por el logro de las metas que pretende y que quedan plasmadas en la
Carta.

El 15 de febrero de 1819, ante el Congreso venezolano reunido en Angostura,


Bolívar ya triunfante pronuncia el discurso que completará el agudo análisis que de
América había hecho en la Carta de Jamaica, insistiendo en ese momento en los sueños
de unidad que esperaba pudieran ser alcanzados en un futuro.

18 DE ABRIL DE 1810

El 19 de abril de 1810, seis provincias de Venezuela desconocieron el mandato


del capitán general Vicente Emparan, máximo representante de la Corona Española, por
ello en esta fecha, cada año, se conmemora la Proclamación de la Independencia.

Aquel día el pueblo, sectores de las fuerzas armadas, el clero y los intelectuales
de la época dieron su apoyo al acto con el cual pretendían dar pie a una sociedad
distinta, en lo político, social, económico y cultural, instalando lo que fueron las
primeras autoridades de Gobierno en la historia del país, conocida como la Junta
Suprema de Caracas, y el Primer Congreso de Venezuela, oficializando así la Primera
República.

El proceso de Independencia estuvo precedido por el ideal de libertad de


nuestros próceres: Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Francisco de Miranda, José
Félix Ribas, Rafael Urdaneta y Carlos Soublette, por mencionar algunos. Esto aunado a
los intereses de los blancos criollos, las ideas de la Ilustración y el movimiento de la
Revolución Francesa, todas con el ideario de independencia, que posteriormente se
llevó al Continente Americano.
La cumbre del acciones independentistas, se logra con la escritura y firma del
Acta de Declaración de Independencia, el 5 de julio de 1811, la cual fue redactada por
Juan Germán Roscio: explicando con sus letras, la independencia de las provincias
españolas, cuales pertenecían a la Capitanía General de Venezuela, dando inicio a la
Guerra de Independencia, entre la República de Venezuela, y el Reinado Español de
Fernando VII, saliendo victoriosa Venezuela, siendo tomada como ejemplo en América
del Sur.

El fin último del acto independentista, era emancipar a los hombres y mujeres
suramericanos del reino de España, y formar una idea general del concepto de libertad, a
través de un Gobierno que garantizara la equidad entre las personas en la sociedad, con
el fin de mantener la perdurabilidad del ideal de libertad.

5 DE JULIO DE 1811

El 5 de julio de 1811 se firma el acta de la independencia, ese día es celebrado


en Venezuela como su día nacional. En esa fecha formalmente a través del documento
“Acta de declaración de la independencia”, Venezuela se separa de España. La sociedad
patriótica integrada por Simón Bolívar y Francisco de Miranda fue la pionera en el
impulso de la separación de Venezuela de la corona española.

Entre los factores influyentes se destacan el deseo de poder de los grupos


sociales criollos que poseían el estatus social y económico, pero no político, el
descontento de la población por los malos manejos y por el alza de los impuestos, la
introducción de las ideas del Enciclopedismo, la Ilustración, la declaración de
Independencia de los Estados Unidos, la Revolución francesa, la Revolución haitiana y
el reinado de José I de España.

A finales del siglo XVIII tienen lugar los primeros conatos independentistas en
Venezuela. El primero de ellos intenta dos veces en 1806 invadir el territorio
venezolano por La Vela de Coro, liderado por el general Francisco de Miranda, con una
expedición armada proveniente de Haití. Sus incursiones terminan en fracasos por la
prédica religiosa en su contra y la indiferencia de la población.

La Conjuración de los Mantuanos fue un movimiento que estalló en Caracas en


1808. Los mantuanos, quienes constituían el grupo social más poderoso de la sociedad,
encabezaron un intento para constituir una Junta de Gobierno que rigiese los destinos de
la Capitanía General de Venezuela a raíz de la invasión de España por Napoleón.

DECRETO DE GUERRA A MUERTE

Se le conoce como Decreto de Guerra a Muerte a la declaración hecha por el


Libertador, Simón Bolívar, el 15 de junio de 1813.Fue promulgada en Trujillo, con la
razón de justificar los crímenes cometidos por Domingo Monteverde (capitán español)
durante la caída de la Primera República.

El principal objetivo de este decreto era modificar la idea que se tenía sobre la
guerra en Venezuela: en vez de una rebelión de una de las colonias españolas más bien
una guerra entre naciones diferentes.

Con el Decreto de Guerra a Muerte los ejércitos patriotas formalizan así su


decidida resolución de optar por la vía cruenta para lograr liberar los territorios
americanos del gobierno intruso de España y al restablecimiento de la República de
Venezuela.

El estado de Guerra sin Cuartel y Guerra a Muerte duró siete años, desde el 15
de junio de 1813, hasta el 26 de noviembre de 1820, cuando se produjo el encuentro
entre el general español Pablo Morillo, quien se reunió con el Libertador Simón Bolívar
en Santa Ana, en Trujillo, para concluir un Tratado de Armisticio y Regularización de la
Guerra.
CONCLUSIÓN

El recorrido diacrónico por el pensamiento de Bolívar nos ha permitido analizar


el proceso de emancipación americana y organización de las nuevas naciones desde su
particular perspectiva. Sus discursos, manifiestos, escritos y correspondencia han sido la
ventana desde la cual hemos obtenido una nueva mirada para conocer e interpretar la
historia americana entre 1810 y 1830.

Este recorrido, a su vez, nos ha permitido situar sus ideas en relación con el
contexto del cual surgieron y sobre el que actuaron. Se ha confirmado el eje inicial que
condujo el recorrido. El pensamiento revolucionario de Bolívar presentaba ciertos
rasgos utópicos que fueron desapareciendo hasta llegar a una profunda desilusión final.
Bolívar establece una continuidad con las utopías europeas respecto del Nuevo Mundo.
Lleva a plenitud la representación paradisíaca de la geografía y la bondad natural de los
americanos, formulando el horizonte utópico de una sociedad de libertad y grandeza. Se
sitúa en un espacio intermedio, entre los realistas y los liberales ultrarreformistas.
Reconoce la necesidad de cambio, pero de un cambio controlado, limitado y progresivo.

Ese horizonte utópico es el que lo mueve y genera apoyos para la lucha por la
independencia, pero se comienza a desdibujar al llegar la hora de la construcción
política de las naciones emancipadas El caos que percibe en las sociedades americanas
no sólo lo lleva a la desilusión, sino que lo hace formular una suerte de pensamiento
regresivo, en el que cuestiona el proceso revolucionario comparando los resultados no
sólo con los frutos que la utopía prometía, sino con la realidad colonial previa a la
independencia.

Algo constante en Bolívar ha sido sostener que el punto de partida de todo


proyecto político debía ser la observación de la realidad histórica, social, geográfica,
demográfica, cultural, económica: no se pueden importar sistemas creados para otras
necesidades o nacidos a partir de contextos diversos, de ahí que insistió en que se debía
construir a partir de las propias características, posibilidades y circunstancias. Mantuvo
la desconfianza hacia la participación del pueblo, y la canalizó de manera restringida,
por considerar que se hallaba en un estado de ignorancia y de infancia cívica a causa de
la prolongada dominación colonial. Quienes debían conducir la sociedad eran los
sectores ilustrados, ya que eran los depositarios de la luz de la razón necesaria para dar
la respuesta más adecuada a los deseos del pueblo. Sin embargo, también se enfrentó a
los más radicalizados, reiterando que lo más perfecto en sí no era lo más apropiado.

BIBLIOGRAFÍA

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Bolivariana de Venezuela. Caracas- Venezuela. 2 volúmenes. ISBN 968-484-
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