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Bolívar
Profesor: Integrantes:
Saul Morillo Kleiber Rondón
C.I: 26.479.470
Jefferson Fajardo
C.I: 31.459. 055
Enyerson Carrasco
C.I: 31554367
André Llovera
C.I: 32.285.616
17 de noviembre de 2022.
Simón Bolívar nació el 24 de julio de 1783 en Caracas, Venezuela.
Familia
Descendiente de una familia de origen vasco establecida en Venezuela desde fines del
siglo XVI que ocupaba en la Provincia una destacada posición económica y social.
Hijo del coronel Juan Vicente Bolívar y María de la Concepción Palacios y Blanco. Tuvo tres
hermanos mayores, María Antonia, Juana y Juan Vicente, además de otra niña, María del
Carmen, que murió al nacer. Antes de cumplir tres años, Simón perdió a su padre,
fallecido en enero de 1786.
La educación de los niños corrió a cargo de la madre. Su crianza le fue confiada a Luisa de
Mijares y más tarde a la negra Hipólita.
Estudios
Cursó estudios con maestros como Andrés Bello y Simón Rodríguez. A los quince años
Bolívar ya era huérfano de padre y madre. Su tío y tutor Don Carlos Palacios, le hizo
trasladar a Madrid para continuar con sus estudios.
Matrimonio
Con tan solo diecinueve años, el 26 de mayo de 1802, contrajo matrimonio con María
Teresa del Toro y Alayza, regresando a Caracas para dedicarse a la agricultura en las
haciendas heredadas. El 22 de enero de 1803 su esposa falleció de fiebre amarilla. Por
entonces tuvo amoríos con Anita Lemoit, natural de Salamina.
Simón Bolívar regresó a España y amplió sus estudios con la orientación del marqués
Gerónimo de Ustáriz, quien le introdujo en la lectura de los clásicos antiguos y modernos,
de los filósofos y de los grandes pensadores. Recorre España, Francia e Italia. En el Monte
Sacro, en Roma, juró libertar a su patria (15 de agosto de 1805). En París tuvo como
amante a Fanny de Villar.
En Roma, un día de agosto de 1805, en el Monte Sacro, Bolívar jura en presencia de su maestro no
dar descanso a su brazo ni reposo a su alma hasta que haya logrado libertar al mundo
Hispanoamericano de la tutela española. De nuevo se separan Bolívar y Rodríguez. El primero,
poco más tarde, asciende al Vesubio en compañía del Barón de Humboldt y de otros científicos.
Bolívar regresa a París, en donde se afilia a una logia masónica. A fines de 1806, conocedor de los
intentos realizados por el Precursor Miranda en Venezuela, Bolívar considera que ha llegado el
momento de volver a su patria. Se embarca en un buque neutral que toca en Charleston en enero
de 1807; recorre una parte de los Estados Unidos, y regresa a Venezuela a mediados del mismo
año.
Vive ahora como un joven aristócrata, atento al fomento de sus haciendas, y en 1808 sostiene un
sonado pleito con Antonio Nicolás Briceño por los linderos de una de ellas; pero piensa siempre en
el porvenir del país. En las reuniones que él y su hermano Juan Vicente celebran con sus amigos en
la quinta de recreo que poseen en Caracas a orillas del río Guaire, se habla de literatura, pero
también se hacen planes para la Independencia de Venezuela.
Llega el 19 de abril de 1810. La Junta establecida ese día nombra a Bolívar, en compañía de Luis
López Méndez y de Andrés Bello, comisionado ante el Gobierno Británico. Cumplida su misión,
Bolívar regresa de Londres a fines del mismo año. En Inglaterra ha visto el funcionamiento práctico
de las instituciones. En el seno de la Sociedad Patriótica de Caracas es uno de los más ardientes
abogados de la Independencia, que el Congreso proclama el 5 de julio de 1811. Bolívar se
incorpora al Ejército, y con el grado de Coronel contribuye en 1811, bajo las órdenes de Miranda,
al sometimiento de Valencia. En 1812, a pesar de grandes esfuerzos, no logra evitar que la plaza
de Puerto Cabello, de la cual era comandante, caiga en poder de las fuerzas realistas por una
traición. A mediados de 1812, el General Miranda capitula ante el jefe español Domingo de
Monteverde. En el puerto de La Guaira un grupo de oficiales jóvenes, entre los cuales figura
Bolívar, deseosos de continuar la lucha, arrestan al infortunado Precursor. Pero todos los
esfuerzos son inútiles. Bolívar logra salvarse gracias a la hidalguía de un amigo suyo, don Francisco
Iturbe, quien obtiene un pasaporte para él. Se traslada a Curazao, y luego a Cartagena de Indias,
donde redacta y publica su «Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un
caraqueño», uno de los escritos fundamentales, en el cual expone ya su credo político, así como
los principios que habrán de guiar su acción en los años futuros.
Comienzan entonces sus fulgurantes campañas militares, en las cuales alternarán victorias y
reveses hasta 1818, y a partir del año siguiente predominarán los triunfos. A la cabeza de un
pequeño ejército, limpia de enemigos las márgenes del río Magdalena, toma en febrero de 1813 la
Villa de Cúcuta, e inicia en mayo la liberación de Venezuela. La serie de combates y de hábiles
maniobras que en tres meses le condujeron vencedor desde la frontera del Táchira hasta Caracas,
a donde entró el 6 de agosto, merecen en verdad el nombre de Campaña Admirable con que se les
conoce. A su paso por Trujillo, en junio, había dictado el Decreto de Guerra a Muerte, con el
objeto de afirmar el incipiente sentimiento nacional de los venezolanos. Poco antes, a su paso por
la ciudad de Mérida, los pueblos le habían aclamado Libertador, título que le confieren
solemnemente en octubre de 1813 la Municipalidad y el pueblo de Caracas, y con el cual habrá de
pasar a la historia.
Retrato de Simón Bolívar (Antonio Meucci, 1830)El período que va de agosto de 1813 a julio de
1814, la Segunda República, es en verdad el Año Terrible de la Historia de Venezuela. La Guerra a
Muerte hace furor, y los combates y batallas indecisos, afortunados o perdidos, se suceden unos a
otros con gran rapidez. A pesar de victorias como la de Araure, la de Bocachica, o la primera
batalla de Carabobo, y de resistencias tan heroicas como la del campo atrincherado de San Mateo
y de la ciudad de Valencia, tanto Bolívar como el General Santiago Mariño (quien había libertado
antes el Oriente del país) se ven obligados a ceder ante el número de los adversarios, cuyo
principal caudillo es el realista José Tomás Boves. Éste triunfa en la Batalla de La Puerta (junio de
1814), y los patriotas se ven en la necesidad de evacuar la ciudad de Caracas. Se produce una gran
emigración hacia el Oriente del país. Allí, Bolívar y Mariño ven su autoridad desconocida por sus
propios compañeros de armas. El Libertador halla de nuevo fraterno asilo en la Nueva Granada,
donde interviene con varia suerte en las contiendas políticas internas y logra que la ciudad de
Bogotá se incorpore a las Provincias Unidas. En mayo de 1815, hallándose frente a Cartagena,
Bolívar abandona el mando para evitar el estallido de la guerra civil.
La historia se repite luego de 3463 años, cuando surge la figura de Simón Bolívar, quién,
sigue los pasos de ese sabio rey de Babilonia, al intentar unificar a los: venezolanos,
neogranadinos (colombianos), peruanos, bolivianos (alto Perú) y quiteños (ecuatorianos),
con la finalidad de crear una Gran Nación de Estados Independientes, que pudiera hacer
frente a los enemigos de la América hispánica. Simón Bolívar fue un ser excepcional que
no tiene comparación en toda la historia universal.
Resultó ser un hombre de convicción excepcional, al recorrer en tan sólo 17 años gran
parte del continente en las cruzadas emancipadoras y el de participar en un número
impresionante de batallas. Lo trascendental de la genialidad de Bolívar, fue crear un
Imperio Americano mediante un ejército improvisado de ciudadanos de todas las razas,
dispuestos a luchar y dar su sangre por el sueño americano, para expulsar la dominación
extranjera.
En la guerra resultó el más aguerrido, el mejor estratega, el que más lucha efectuó en
todos los terrenos y quién más territorios liberó y anexo a una causa libertadora: La Gran
Colombia. Este es quizás el aspecto que más ha sido resaltado por los historiadores, de
acuerdo a los distintos rangos que ejerció entre 1797 cuando forma parte como cadete del
Batallón de Milicias de Blancos Voluntarios en Aragua y el 15 de diciembre de 1814,
cuando es designado como General en jefe de la Nueva Granada. Lapso entre los cuales
ocupó importantes cargos militares como: Subteniente del Batallón de Milicias en 1798,
ascendido al rango de teniente en 1803, coronel de la Junta Suprema de Caracas el 8 de
junio de 1810, Capitán el 25 de noviembre de 1810, coronel designado por Francisco de
Miranda en julio de 1812, Brigadier General del Ejército de Nueva Granada en enero de
1813, Mariscal de Campo de la Unión en 1813 y General en jefe de los Ejércitos de
Venezuela el 14 de octubre de 1813.Una trayectoria militar que culminó en el máximo
grado que a mortal alguno le haya sido otorgado, primero por el pueblo y luego por la Ley,
"Libertador de Naciones’’.
Como legislador, Bolívar desarrollo una intensa labor destinada a dotar a las nuevas
republicas de formas constitucionales que se adaptaran a las cualidades de cada pueblo.
Así lo expreso en su discurso frente al congreso de Angostura de 1819 y en el proyecto de
constitución para Bolívar en 1826. En ambos proyectos Bolívar defendió una república
fuerte, centralizada y democrática. Fue más original y más innovador, al crear una
doctrina jurídica plasmada en innumerables códigos y leyes que no se correspondía con la
tendencia filosófica de su época, su obra más trascendental la escribió en apenas siete
días, inspirado en las selvas amazónicas cuando transitaba en una flechera hacia
Angostura, donde instalaría el Primer Congreso Constituyente el 15 de febrero de 1819.
La Primera República, la "patria boba", no duró más de dos años: el ejército español,
mejor preparado que el venezolano, pronto impuso su ley. El propio Bolívar cometió un
gravísimo error al dejar a merced del enemigo la munición y las armas en la plaza de
Puerto Cabello, tras lo cual a Miranda no le quedó más remedio que capitular para evitar
un innecesario derramamiento de sangre. Bolívar, abatido, escribió a su general: "Después
de haber agotado todos mis esfuerzos físicos y morales, ¿con qué valor me atreveré a
tomar la pluma para escribir a usted habiéndose perdido en mis manos la plaza de Puerto
Cabello? Mi corazón se halla destrozado con este golpe aún más que el de la provincia”.
Miranda negoció con el comandante del ejército español, Domingo de Monteverde, los
términos de la capitulación. El Precursor aceptó las duras condiciones de la rendición
porque no le quedaba otra salida, pero sus compañeros lo consideraron un traidor. La
admiración por el viejo general empezó a apagarse y el 31 de julio de 1812, por razones
que aún no están del todo claras, Miranda fue entregado a los españoles, que desde hacía
treinta años aguardaban una ocasión para aprenderlo. ¿Se deshicieron de Miranda los
"mantuanos" por desprecio o para salvar la vida? El propio Bolívar participó en la
detención de Miranda, y nunca se arrepentiría de esta acción. Miranda murió en la prisión
gaditana de La Carraca, en 1816, y Bolívar sacó de este fracaso una lección que le sería
muy útil en los siguientes quince años: el liderazgo lo es todo.
Bolívar viajó a Bogotá y a Cartagena. De allí partió a Kingston, donde escribiría la célebre
Carta de Jamaica en la que, según Uslar Pietri, "describió el más completo y deslumbrante
panorama de la situación y del futuro del continente". Se embarcó luego hacia Haití donde
conoció al presidente haitiano Pétion, que le ofreció generosa ayuda. Pese a la derrota y
los recelos de los otros líderes, insistió en permanecer como jefe supremo del ejército, y
con el apoyo decisivo de algunos generales (José Antonio Páez en los Llanos, Manuel Piar
en Guayana) logró dar nuevo impulso a la lucha. De este modo, en 1817, después de
desembarcar en isla Margarita, tomó Guayana, convirtiéndola en una inexpugnable base
de operaciones de fácil comunicación con el interior y con el exterior a través del río
Orinoco. Fundó el primer periódico, el Correo del Orinoco, y convocó en 1819 un congreso
en la población de Angostura, donde pronunció el más importante de sus mensajes
políticos: el Discurso de Angostura.
El empuje evidente del ejército libertador de Bolívar forzó la conferencia entre ambos
líderes en Guayaquil, el 27 de julio de 1822. Como consecuencia, San Martín dejó el
camino libre al Libertador quien, sin embargo, tendría que esperar varios meses para
entrar en el país a continuar su guerra de liberación.
En 1824, Bolívar derrotó al general español José de Canterac en Junín, curioso combate
que se libro solamente con el sable y la lanza, pues cuando Bolívar quiso enviar a los
granaderos la contienda ya había terminado y el ejército español se había replegado hacia
Cuzco. Sucre, por su parte, venció al ejército del último virrey peruano, José de la Serna,
conde de los Andes, en Ayacucho, a finales de 1824. Con ello se cerró el ciclo de batallas y
la guerra de independencia se dio por concluida. Doce años de luchas permitieron a
Bolívar y al ejército patriota que logró concentrar expulsar definitivamente a las tropas de
Fernando VII de América del Sur. España no sería nunca más dueña de territorio
continental, y antes de acabar el siglo perdió también las posesiones insulares de Cuba y
Puerto Rico.
La guerra había terminado, pero la intriga política no había hecho más que empezar.
Bolívar se encontraba en el pináculo de su carrera y brillaba como el Libertador de todo un
continente. La Gran Colombia que presidía agrupaba un vasto espacio en la mitad norte
de América del Sur, los actuales estados de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá; Perú
y Bolivia, liberados por él mismo y por Sucre, se mantenían en su órbita. Pero Bolívar iba
incluso más allá. En 1818 soñaba: “La América unida, si el cielo nos concede este deseado
voto, podrá llamarse la reina de las naciones y la madre de las repúblicas”. Ya presidente
de Colombia, imaginaba una “liga americana” que uniría su república con los demás
estados hispano-americanos independientes (México, Perú, Chile y Argentina) en una
federación que tendría una presencia propia en la política internacional.
Ya en 1830 el sueño de Bolívar acaba, pues se independiza Venezuela y Quito; Sucre, el fiel
amigo del Libertador muere asesinado, y así termina la «<Gran Colombia>> junto con la
vida del Libertador.