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RITUAL DEL

MATRIMONIO

PRESENTACIÓN
En conformidad a lo establecido en los cánones de la
“de la Iglesia Universal Apostólica Jesús Buen
Maestro”, permito la presente edición del subsidio
litúrgico para el altar de Libro de Oración Común,
tal como aquí aparece y establezco la obligación de
su uso para todos los servicios religiosos, públicos y
privados de nuestra Congregación.

Este Ritual fue preparado y Elaborado por el Rvdo.


Padre Fredys Ricardo Martínez Rodríguez,
basándose en la liturgia del Propia de la Iglesia, por
lo tanto, certifico que, de acuerdo con el canon, el
Libro de Oración Común, ha sido comparada con
una copia certificada del Libro Patrón y que está
conforme a dicho Libro.

Montería, junio 11 de 2021 en la Solemnidad del


Sagrado Corazón de Jesús.

+ Rvdo. Padre Fredys R. Martínez R.

2
DEDICACIÓN

A Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu


Santo. Por darme el honor de ser parte la
Iglesia Anglo - Latina de Colombia.

Ser siervo tuyo es la mayor bendición de mi


vida. Por eso, es para mí gratificante, poder
compartir con humildad y sencillez, con todos
los miembros de Nuestra Congregación, esta
edición, del Libro Común de Oración.

Rogando al Señor, envíe obreros a su mies,


para que ayuden a cumplir con la tarea que
nos ha sido encomendada (Lucas 10,2) “de
servir a los pobres entre los pobres”.

Encomendamos también a la protección de la


Santísima Virgen María, para que interceda
ante su hijo; abundantes Bendiciones para su
Iglesia. (Juan 2,3…)

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EL MISAL
ORDINARIO DE LA MISA
RITOS INICIALES
Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros va procesionalmente al
altar, mientras se entona el canto de entrada.
Cuando llega al altar, el sacerdote con los ministros hacen la debida
reverencia, él besa el altar y, si se juzga oportuno, lo inciensa y luego
inciensa a todo el pueblo.
Después se dirige con los ministros a la sede. Terminado el canto de
entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el
sacerdote dice:

SALUDO
C:/ † En el nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
R:/ Amén.
El sacerdote, extendiendo las manos, saluda con una de las fórmulas
siguientes:
C:/ El Señor, que dirige nuestros corazones
para que amemos a Dios, esté con todos
ustedes.
O bien:
C:/ La paz, la caridad y la fe, de parte de
Dios Padre, y de Jesucristo, el Señor,
estén con todos ustedes.

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LITURGIA PENITENCIAL
A continuación comienza la liturgia penitencial. Cuando las
circunstancias pastorales lo aconsejen, porque los fieles no tienen
oportunidad de acudir en otro momento, durante la Liturgia Penitencial se
administra el Sacramento de la Reconciliación.
En los otros casos se utilizan las formas propuestas, después del rito de
reconciliación.

C:/ Hermanos, humildemente, con corazón


arrepentido, reconozcamos nuestros
pecados.
C:/ Yo confieso ante Dios todopoderoso y
ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y
omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen, a los ángeles, a los santos y a
ustedes, hermanos, que intercedan por
mí ante Dios, nuestro Señor.
Segunda forma:
C:/ Luz del mundo, que vienes a iluminar a
todos los que viven en las tinieblas del
pecado: Señor, ten piedad.
R:/ Señor, ten piedad.

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C:/ Buen pastor, que vienes a guiar a tu
rebaño por las sendas de la verdad y la
justicia: Cristo, ten piedad.
R:/ Cristo, ten piedad.

C:/ Hijo de Dios, que volverás un día para


dar cumplimiento a las promesas del
Padre: Señor, ten piedad.
R:/ Señor, ten piedad.
Tercera forma:
C:/ Humildes y penitentes, como el
publicano en el templo, acerquémonos al
Dios justo, y pidámosle que tenga
piedad de nosotros, que también nos
reconocemos pecadores.
Se hace una breve pausa en silencio.

R:/ Yo confieso ante Dios todopoderoso y


ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y
omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen, a los ángeles, a los santos y a
ustedes, hermanos, que intercedan por
mí ante Dios, nuestro Señor.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

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Dios, Padre misericordioso, que reconcilió
consigo al mundo por la muerte y la
resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu
Santo para la remisión de los pecados, te
conceda, por el ministerio de la Iglesia, el
perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus
pecados en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
Amén.
Oración conclusiva: Se concluye con esta oración:
C:/ Dios todopoderoso tenga misericordia de
nosotros, perdone nuestros pecados y nos
comunique la vida eterna.
R:/ Amén.

ORACIÓN COLECTA
Con los brazos extendidos, el sacerdote invita a la oración:
Oremos.
Dios nuestro, que quisiste elevar el amor entre
el hombre y la mujer a la dignidad de
sacramento, derrama su Espíritu sobre estos
hijos tuyos que van a contraer matrimonio,
para que siempre den testimonio con su vida,
del amor divino que hoy los trae a tu altar. Por
nuestro Señor Jesucristo.
El pueblo aclama:
R:/ Amén.

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LITURGIA DE LA PALABRA.
El lector va al ambón y lee la primera lectura, que todos escuchan
sentados.
Para indicar el fin de la lectura, el lector dice:
L:/ Palabra de Dios.
Todos aclaman:
R:/ Te alabamos, Señor.
El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la
respuesta, a no ser que el salmo se diga seguido sin estribillo del pueblo.
Si hay segunda lectura, se lee en el ambón, como la primera. Para indicar
el fin de la lectura, el lector dice:
L:/ Palabra de Dios.
Todos aclaman:
R:/ Te alabamos, Señor.
Sigue el Aleluya o, en tiempo de Cuaresma, el canto interleccional.
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario.
Después el diácono (o el presbítero que ha de proclamar el evangelio en la
misa presidida por el Obispo), inclinado ante el sacerdote o el obispo,
pide la bendición, diciendo en voz baja:
D/C:/ Padre, dame tu bendición.
Quien preside, en voz baja, dice:
C:/ El Señor esté en tu corazón y en tus
labios, para que anuncies dignamente su
Evangelio; en el nombre del Padre y del
Hijo †, y del Espíritu Santo.
El diácono o el concelebrante responde:
D/C:/ Amén.

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Si quien preside debe proclamar el evangelio, inclinado ante el altar, dice
en secreto:
C:/ Purifica mi corazón y mis labios, Dios
todopoderoso, para que anuncie
dignamente tu Evangelio.

Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, acompañado


eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios; ya en
el ambón dice:
D/C:/ El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
R:/ Y con tu espíritu.
El diácono (o el sacerdote):
D/C:/ Lectura del Evangelio según san N.
Y mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente,
labios y pecho.
El pueblo aclama:
R:/ Gloria a ti, Señor.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso, inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio.
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote) dice:
D/C:/ Palabra del Señor.
Todos aclaman:
R:/ Gloria a ti, Señor Jesús.
HOMILÍA
Luego tiene lugar la homilía; ésta es obligatoria todos los domingos y
solemnidades y se recomienda en los restantes días.

Después de la lectura del Evangelio, el sacerdote, en la homilía, explica,


partiendo del texto sagrado, el misterio del Matrimonio cristiano, la
dignidad del amor conyugal, la gracia del sacramento y las obligaciones
de los cónyuges.

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CELEBRACIÓN DEL
MATRIMONIO
Puestos en pie todos, incluso los novios, y situados los testigos a uno y
otro lado, el sacerdote se dirige a los novios, con estas palabras u otras
semejantes:

Queridos hermanos:
Estamos aquí, junto al altar, para que Dios
garantice con su gracia su voluntad de
contraer matrimonio ante el ministro de la
Iglesia y la comunidad cristiana ahora
reunida. Cristo bendice copiosamente su amor
conyugal, y él, que los consagró un día con el
santo Bautismo, los enriquece hoy y les da
fuerza con un Sacramento peculiar para que le
guarden mutua y perpetua felicidad y podan
cumplir las demás obligaciones del
Matrimonio. Por tanto, ante esta asamblea, les
pregunto sobre su intención.

Escrutinio
Entonces, el sacerdote los interroga acerca de la libertad, la fidelidad y la
aceptación y educación de la prole, y a cada pregunta ellos responden.

Sacerdote:

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N. y N., ¿vienen a contraer Matrimonio sin
ser coaccionados, libre y voluntariamente?
Novios:
Sí, venimos libremente.
Sacerdote:
¿Están decididos a amarse y respetarse
mutuamente, siguiendo el modo de vida
propio
del Matrimonio, durante toda la vida?
Novios:
Sí, estamos decididos.
Sacerdote:
¿Están dispuestos a recibir de Dios
responsable y amorosamente los hijos, y a
educarlos según la ley de Cristo y de su
Iglesia?
Novios:
Sí, estamos dispuestos.

CONSENTIMIENTO
El sacerdote los invita a expresar el consentimiento:
Así, pues, ya que quieren contraer santo
Matrimonio, unan sus manos, y manifiesten
su consentimiento ante Dios y su Iglesia.
Los novios se toman de la mano derecha.

FORMULARIO PRIMERO
El novio:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa y me
entrego a ti, como esposo y prometo serte fiel
en la prosperidad y en la adversidad, en la
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salud y en la enfermedad, alegría y el dolor y
así amarte y respetarte todos los días de mi
vida.
La novia:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo y me
entrego a ti, como esposa y prometo serte fiel
en la prosperidad y en la adversidad, en la
salud y en la enfermedad, alegría y el dolor y
así amarte y respetarte todos los días de mi
vida.

FORMULARIO SEGUNDO

El esposo: N., ¿quieres ser mi mujer?


La esposa: Sí, quiero.
La esposa: N., ¿quieres ser mi marido?
El esposo: Sí, quiero.
FORMULARIO TERCERO
El Novio:
N., yo te recibo como esposa y prometo
amarte fielmente durante toda mi vida.
La Novia:
N., yo te recibo como esposo y prometo
amarte fielmente durante toda mi vida.
FORMULARIO CUARTO

El Novio:

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Yo, N., te recibo a ti, N., como legítima mujer
mía y me entrego a ti como legítimo esposo
tuyo, según lo manda la santa Madre Iglesia
católica.
La Novia:
Yo, N., te recibo a ti, N., como legítimo
esposo mío y me entrego a ti como legítima
mujer tuya, según lo manda la santa Madre
Iglesia católica.
FORMULARIO QUINTO
Si parece más oportuno, el sacerdote puede solicitar el consentimiento de
los contrayentes por medio de un interrogatorio.

En primer lugar, interroga al novio:


N., ¿quieres recibir a N., como esposa, y
prometes serle fiel en la prosperidad y en la
adversidad, en la salud y en la enfermedad, y
así amarla y respetarla todos los días de tu
vida?
El novio responde:
Sí, quiero.
A continuación el sacerdote interroga a la novia:
N., ¿quieres recibir a N., como esposo, y
prometes serle fiel en la prosperidad y en la
adversidad, en la salud y en la enfermedad, y
así amarlo y respetarlo todos los días de tu
vida?
La novia responde:
Sí, quiero.

Confirmación del consentimiento


Luego el sacerdote que recibe en consentimiento dice a los esposos:

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El Señor confirme con su bondad este
consentimiento que ustedes manifestado ante
la Iglesia y les otorgue su copiosa bendición
†. En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el
hombre.
O bien:
El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios
de Jacob, el Dios que unió a nuestros
primeros padres en el paraíso confirme este
consentimiento mutuo que ustedes han
manifestado ante la Iglesia y, en Cristo, les dé
su bendición †, de forma que lo que Dios ha
unido, no lo separe el hombre.
En este momento, según las costumbres locales, el esposo levanta el velo
con que la esposa cubre su rostro.

Bendición y entrega de los anillos


El sacerdote dice:
El Señor bendiga † estos anillos que van a
entregarse uno al otro en señal de amor y de
fidelidad.
R. Amén.
El esposo introduce en el dedo anular de la esposa el anillo a ella
destinado, diciendo, según la oportunidad:
N., recibe esta alianza, en señal de mi amor y
fidelidad a ti.
En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Asimismo, la esposa introduce en el dedo anular del esposo el anillo a él
destinado, diciendo, según la oportunidad:

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N., recibe esta alianza, en señal de mi amor y
fidelidad a ti.
En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Bendición y entrega de las arras
El sacerdote dice:
Bendice, Señor †, estas arras, que N. y N. se
entregan, y derrama sobre ellos la abundancia
de tus bienes.
El esposo toma las arras y las entrega a la esposa, diciendo:
N., recibe estas arras como prenda de la
bendición de Dios y signo de los bienes que
vamos a compartir.
La esposa igualmente las entrega al esposo, diciendo:
N., recibe estas arras como prenda de la
bendición de Dios y signo de los bienes que
vamos a compartir.

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ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote:
Oremos, hermanos, por las necesidades de la
santa Iglesia y de todo el mundo, y
encomendemos especialmente a nuestros
hermanos N. y N., que acaban de celebrar con
gozo su Matrimonio.
R/. Dios de amor escúchanos

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 Por la santa Iglesia: para que Dios le
conceda ser siempre la esposa fiel de
Jesucristo. Roguemos al Señor.
 Por los nuevos esposos N. y N.: para
que el Espíritu Santo los llene con su
gracia y haga de su unión un signo vivo
del amor de Jesucristo a su Iglesia.
Roguemos al Señor.
 Por nuestro hermano N., para que sea
siempre fiel al Señor como Abrahán y
admirable por su piedad y honradez
como Tobías. Roguemos al Señor.
 Por nuestra hermana N., para que sea
siempre irreprensible en su conducta,
brille por su dulzura y pureza, humildad
y prudencia. Roguemos al Señor.
 Por todos los Matrimonios: para que, en
el amor mutuo y en la fidelidad
constante, sean en nuestra sociedad
fermento de paz y unidad. Roguemos al
Señor.
 Por los miembros de nuestras familias
que han muerto en la esperanza de la
resurrección: para que Cristo los acoja
en su reino y los revista de gloria y de
inmortalidad. Roguemos al Señor.

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Sacerdote:
Escucha, Padre de bondad, nuestra oración y
concede a tus siervos, que confían en ti,
conseguir los dones de tu gracia, conservar el
amor en la unidad y llegar con su
descendencia, después de esta vida, al reino
eterno. Por Jesucristo nuestro Señor.
La asamblea responde
R. Amén.

LITURGIA EUCARISTICA
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Acabada la Liturgia de la Palabra, es el momento de hacer las ofrendas. Si
se considera oportuno, un ministro laico hará una oración sobre las
ofrendas. Luego se recogen las ofrendas y, al final se hace una procesión,
llevando la ofrenda económica, otros dones que los fieles hayan aportado
para las necesidades de la Iglesia o de los pobres y el pan y el vino que
serán ofrecidos en el altar.
Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el
purificador, el cáliz y el misal. Durante este tiempo, puede entonarse un
canto adecuado.

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Ofrecimiento del pan y del vino
De ordinario, un ministro o un fiel, o si se considera oportuno, el mismo
celebrante, eleva la patena que contiene el pan que va a ser consagrado,
mientras tanto se canta un canto adecuado o el celebrante pronuncia el
siguiente ofrecimiento:
C/. Bendito seas, Señor, Dios del Universo,
por este pan, fruto de la tierra y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos, él
será para nosotros pan de vida.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.
Luego quien ha elevado la patena, la deposita sobre el altar y a
continuación, después de que se ha mezclado el vino con una pequeña
cantidad de agua, un ministro o un fiel, o si se considera oportuno, el
mismo celebrante, eleva el cáliz que contiene el vino que va a ser
consagrado, mientras tanto se canta un canto adecuado o el celebrante
pronuncia el siguiente ofrecimiento.
C/. Bendito seas, Señor, Dios del Universo,
por este vino, fruto de la tierra y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos, él
será para nosotros bebida de salvación.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.
Quien ha elevado el cáliz, lo deposita sobre el altar.
A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:

C:/ Acepta, Señor, nuestro corazón contrito


y nuestro espíritu humilde; que éste sea
hoy nuestro sacrificio y que sea
agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro.
Seguidamente, si es el caso, tiene lugar la incensación de las ofrendas y
del altar.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo
en secreto:

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C:/ Lávame, Señor de todos mis pecados,
límpiame de mis culpas.
Oración sobre las ofrendas.
Después el celebrante levanta las manos mirando en alto e invita a todos a
la oración.
C/. Oren hermanos, para que nuestro
sacrificio sea agradable a Dios, Padre
todopoderoso.
O bien:
C:/ En el momento de ofrecer el sacrificio
de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre
todopoderoso.
O bien:
C:/ Oren, hermanos, para que, llevando al
altar los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R/. El Señor reciba de tus manos este
sacrificio, para alabanza y gloria de su
nombre, para nuestro bien y el de toda
su santa Iglesia.
El sacerdote, con las manos elevadas, dice la Oración sobre las Ofrendas.

Oración sobre las Ofrendas


Oremos:
Escucha, Señor, nuestras súplicas y recibe con
agrado las ofrendas que te presentamos por
estos hijos tuyos, unidos en santo matrimonio,
para que la celebración de estos misterios los

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confirme en el amor. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
O bien:
Señor, acepta nuestra ofrenda por esta pareja
recién casada, N. y N. Por tu amor y
providencia tú los has unido; ahora bendícelos
todos los días de sus vidas matrimoniales.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
O bien:
Señor, acepta estas ofrendas que te ofrecemos
en este día feliz. En tu amor paternal mira y
protege a N. y N. que se han unido en
matrimonio.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
O bien:
Señor, escucha nuestras oraciones y acepta las
ofrendas que te hacemos por N. y N. Hoy los
has hecho uno solo en el sacramento del
Matrimonio. Que el misterio del amor
desinteresado de Cristo, que celebramos en
esta Eucaristía, aumente su amor por ti y de
uno al otro.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

PLEGARIA EUCARÍSTICA
PREFACIO DEL MATRIMONIO 1
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Con las
manos extendidas canta o recita:
C/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.

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C/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
Padre, todopoderoso y eterno Dios, te
alabamos siempre y en todo lugar para
darte gracias.
Por este sacramento tu gracia une al
hombre y a la mujer en un lazo
indisoluble de amor y paz.
Tú has diseñado el amor casto de esposo
y esposa para que aumente tanto en la
familia humana como en tu propia
familia nacida en el bautismo.
Tú eres el padre amoroso del mundo de
la naturaleza; Tú eres el padre amoroso
de la nueva creación de la gracia.
En el matrimonio Cristiano tú unes las
dos órdenes de la creación; el don de la
naturaleza de los hijos enriquece al
mundo y tu gracia enriquece también a
tu Iglesia.
Por Cristo los coros de ángeles y todos
los santos oran y bendicen tu gloria.
Que nuestras voces se unan a las de
ellos, así como nosotros nos unimos en
su himno interminable;
Santo, santo, santo es el Señor, Dios
todopoderoso cielos y tierra están llenos
de tu gloria.

22
Hosanna en las alturas Bendito es el que
viene en nombre del Señor.
Hosanna en las alturas
El celebrante principal, con las manos extendidas, dice:
C:/ Santo eres en verdad, Padre, y con razón
te alaban todas tus creaturas.
Bendito sea Jesús, tu enviado, el amigo
de los pequeños y de los pobres.
Él vino para enseñarnos cómo debemos
amarte a ti y amarnos los unos a los
otros.
Él vino para arrancar de nuestros
corazones el mal que nos impide ser
amigos y el odio que no nos deja ser
felices.
Él ha prometido que su Espíritu Santo
estará siempre con nosotros para que
vivamos como verdaderos hijos tuyos.
Junta las manos y luego las extiende sobre las ofrendas y dice:
A ti, Dios y Padre nuestro, te pedimos que nos
envíes tu Espíritu, para que este pan y este
vino
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz
conjuntamente, diciendo:
sean el Cuerpo † y la Sangre de Jesús, Señor
nuestro.
Junta las manos.
El mismo Jesús, poco antes de morir, nos dio
la prueba de tu amor.

23
Cuando estaba sentado a la mesa con sus
discípulos,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
Tomó el pan, dijo una oración para bendecirte
y darte gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciéndoles:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
ESTO ES MI CUERPO, QUE SE
ENTREGA POR USTEDES».
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita sobre la patena. Después
prosigue:
Después, tomó el cáliz lleno de vino
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus
discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y
ETERNA, QUE SE DERRAMA POR
USTEDES Y POR TODOS PARA EL
PERDÓN DE LOS PECADOS. »
Y LES DIJO TAMBIÉN:
«HAGAN ESTO EN
CONMEMORACIÓN MÍA».
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal
Terminada la oración, adora las especies consagradas haciendo una
reverencia profunda.
Luego proclama cantando una de las siguientes fórmulas:
CP/. Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo responde cantando:

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R:/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección.
¡Ven Señor Jesús ¡
Con las manos extendidas, prosigue diciendo:
C:/ Padre bueno, recordamos ahora la muerte
y resurrección de Jesús, el Salvador del
mundo.
Él se ha puesto en nuestras manos para
que te lo ofrezcamos como sacrificio
nuestro y junto con él nos ofrezcamos a
ti.
Cuando se emplea la Oración Eucarística I, se dice la forma especial de
Padre, acepta esta ofrenda. Si se desea pueden omitirse las palabras entre
corchetes y paréntesis.
Padre, acepta estas ofrendas de toda la familia
y de N. y N. por quienes oramos ahora.
Tú que los has traído en el día de su boda;
concédeles (el don y la alegría de los hijos y)
una vida longeva y feliz juntos. [Por Cristo
nuestro Señor, Amén]
Imponiendo las manos sobre las ofrendas, prosigue diciendo:
Que la presencia de tu Espíritu Santo
permanezca sobre estas ofrendas que te
consagramos para que, convertidas en el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesucristo, sean
para nosotros Pan de Vida y Cáliz de
Salvación. Haz que quienes comulgamos con
estos sagrados dones, colmados con la fuerza
del Espíritu Santo y fortalecidos en la
comunión con Cristo, como parte de la nueva

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creación, participemos de la gloria de tu
Reino.
Después, con las manos extendidas, dice:
CI:/ Escúchanos, Señor Dios nuestro; haz que
vivamos cada día más unidos en la
Iglesia.
Te pedimos por el Papa N. Que como
“primero entre iguales”, en la familia de
los primados de las Iglesias locales y
presidiendo en la caridad, se convierta
en signo y vínculo de unidad entre todos
los cristianos.
Bendice a los obispos miembros de
nuestra Comunión de Iglesias Católicas
y Apostólicas, a los demás obispos, a los
presbíteros, a los pastores, ministros,
servidores y a cuantos cuidan de tu
pueblo.
Que con nuestro Obispo N., con los
presbíteros, diáconos y todos los
miembros de tu Iglesia Católica,
lleguemos a ser uno en la fe y en el
amor.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
No te olvides de las personas que
amamos ni de aquellas a las que
debiéramos querer más.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
CII:/ Y un día, reúnenos cerca de ti con María
la Virgen, Madre de Dios y Madre

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nuestra, para celebrar en tu reino la gran
fiesta del cielo.
Entonces, todos los amigos de Jesús,
nuestro Señor, podremos cantarte sin
fin.
Junta las manos.
Por Cristo, Señor nuestro.
Se toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos
elevados se canta:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios
Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
R:/ Amén.

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PREFACIO DEL MATRIMONIO II
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Con las
manos extendidas canta o recita:
C/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
C/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
Padre, todopoderoso y eterno Dios, te
alabamos siempre y en todo lugar para
darte gracias por Jesucristo nuestro
Señor, Por quien tú hiciste un nuevo
pacto con su gente Tu restableciste al
hombre la gracia en el misterio salvador
de la redención. Le diste una parte en la
vida divina por esta unión con Cristo. Lo
hiciste heredero de la gloria eterna de
Cristo. Este caudal de amor en el nuevo
pacto de gracia es simbolizado en el
contrato matrimonial que sella el amor
de esposo y esposa y refleja tu divino
plan de amor.
Y así, con los ángeles y todos los santos
del cielo proclamamos tu gloria y nos
unimos a su interminable himno de
oración:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios
todopoderoso cielos y tierra están llenos
de tu gloria.
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Hosanna en las alturas Bendito es el que
viene en nombre del Señor.
Hosanna en las alturas
El celebrante principal, con las manos extendidas, dice:
C:/ Santo eres en verdad, Padre, y con razón
te alaban todas tus creaturas.
Bendito sea Jesús, tu enviado, el amigo
de los pequeños y de los pobres.
Él vino para enseñarnos cómo debemos
amarte a ti y amarnos los unos a los
otros.
Él vino para arrancar de nuestros
corazones el mal que nos impide ser
amigos y el odio que no nos deja ser
felices.
Él ha prometido que su Espíritu Santo
estará siempre con nosotros para que
vivamos como verdaderos hijos tuyos.
Junta las manos y luego las extiende sobre las ofrendas y dice:
A ti, Dios y Padre nuestro, te pedimos que nos
envíes tu Espíritu, para que este pan y este
vino
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz
conjuntamente, diciendo:
sean el Cuerpo † y la Sangre de Jesús, Señor
nuestro.
Junta las manos.
El mismo Jesús, poco antes de morir, nos dio
la prueba de tu amor.
Cuando estaba sentado a la mesa con sus
discípulos,
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Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
Tomó el pan, dijo una oración para bendecirte
y darte gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciéndoles:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
ESTO ES MI CUERPO, QUE SE
ENTREGA POR USTEDES».
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita sobre la patena. Después
prosigue:
Después, tomó el cáliz lleno de vino
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus
discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y
ETERNA, QUE SE DERRAMA POR
USTEDES Y POR TODOS PARA EL
PERDÓN DE LOS PECADOS. »
Y LES DIJO TAMBIÉN:
«HAGAN ESTO EN
CONMEMORACIÓN MÍA».
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal
Terminada la oración, adora las especies consagradas haciendo una
reverencia profunda.
Luego proclama cantando una de las siguientes fórmulas:
CP/. Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo responde cantando:

30
R:/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección.
¡Ven Señor Jesús ¡
Con las manos extendidas, prosigue diciendo:
C:/ Padre bueno, recordamos ahora la muerte
y resurrección de Jesús, el Salvador del
mundo.
Él se ha puesto en nuestras manos para
que te lo ofrezcamos como sacrificio
nuestro y junto con él nos ofrezcamos a
ti.
Imponiendo las manos sobre las ofrendas, prosigue diciendo:
Que la presencia de tu Espíritu Santo
permanezca sobre estas ofrendas que te
consagramos para que, convertidas en el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesucristo, sean
para nosotros Pan de Vida y Cáliz de
Salvación. Haz que quienes comulgamos con
estos sagrados dones, colmados con la fuerza
del Espíritu Santo y fortalecidos en la
comunión con Cristo, como parte de la nueva
creación, participemos de la gloria de tu
Reino.
Terminada la oración, adora las especies consagradas haciendo una
reverencia profunda.
Luego proclama cantando:
Hermanos, alabemos, bendigamos y demos
gracias al Dios de amor.
Y el pueblo responde cantando:
R:/ ¡Te alabamos, te bendecimos, te damos
gracias!
Después, con las manos extendidas, dice:

31
CI:/ Escúchanos, Señor Dios nuestro; haz que
vivamos cada día más unidos en la
Iglesia.
Te pedimos por el Papa N. Que como
“primero entre iguales”, en la familia de
los primados de las Iglesias locales y
presidiendo en la caridad, se convierta
en signo y vínculo de unidad entre todos
los cristianos.
Bendice a los obispos miembros de
nuestra Comunión de Iglesias Católicas
y Apostólicas, a los demás obispos, a los
presbíteros, a los pastores, ministros,
servidores y a cuantos cuidan de tu
pueblo.
Que con nuestro Obispo N., con los
presbíteros, diáconos y todos los
miembros de tu Iglesia Católica,
lleguemos a ser uno en la fe y en el
amor.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
No te olvides de las personas que amamos ni
de aquellas a las que debiéramos querer más.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
CII:/ Y un día, reúnenos cerca de ti con María
la Virgen, Madre de Dios y Madre
nuestra, para celebrar en tu reino la gran
fiesta del cielo.

32
Entonces, todos los amigos de Jesús,
nuestro Señor, podremos cantarte sin
fin.
Junta las manos.
Por Cristo, Señor nuestro.

Se toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos


elevados se canta:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre
omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.
El pueblo aclama:
R:/ Amén.

33
PREFACIO DEL MATRIMONIO III
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Con las
manos extendidas canta o recita:
C/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
C/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
Padre, todopoderoso y eterno Dios, te
alabamos siempre y en todo lugar para
darte gracias. Tú creaste al hombre en
amor para compartir tu divina vida.
Vemos su destino elevado en el amor de
esposo y esposa, que lleva el sello de su
propio amor divino.
El amor es de origen humano, el amor es
el llamado constante, el amor es su
satisfacción en el cielo.
El amor de hombre y mujer se santifica
en el sacramento del matrimonio, y se
convierte en espejo de tu amor eterno.
Por Cristo los coros de ángeles y de
todos los santos oran y bendicen tu

34
gloria. Que nuestras voces se unan a las
de ellos como nos unimos en su himno
interminable:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios
todopoderoso cielos y tierra están llenos
de tu gloria.
Hosanna en las alturas Bendito es el que
viene en nombre del Señor.
Hosanna en las alturas
El celebrante principal, con las manos extendidas, dice:
C:/ Santo eres en verdad, Padre, y con razón
te alaban todas tus creaturas.
Bendito sea Jesús, tu enviado, el amigo
de los pequeños y de los pobres.
Él vino para enseñarnos cómo debemos
amarte a ti y amarnos los unos a los
otros.
Él vino para arrancar de nuestros
corazones el mal que nos impide ser
amigos y el odio que no nos deja ser
felices.
Él ha prometido que su Espíritu Santo
estará siempre con nosotros para que
vivamos como verdaderos hijos tuyos.
Junta las manos y luego las extiende sobre las ofrendas y dice:
A ti, Dios y Padre nuestro, te pedimos que nos
envíes tu Espíritu, para que este pan y este
vino
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz
conjuntamente, diciendo:

35
sean el Cuerpo † y la Sangre de Jesús, Señor
nuestro.
Junta las manos.
El mismo Jesús, poco antes de morir, nos dio
la prueba de tu amor.
Cuando estaba sentado a la mesa con sus
discípulos,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:


Tomó el pan, dijo una oración para bendecirte
y darte gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciéndoles:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
ESTO ES MI CUERPO, QUE SE
ENTREGA POR USTEDES».
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita sobre la patena. Después
prosigue:
Después, tomó el cáliz lleno de vino
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus
discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y
ETERNA, QUE SE DERRAMA POR
USTEDES Y POR TODOS PARA EL
PERDÓN DE LOS PECADOS. »
Y LES DIJO TAMBIÉN:

36
«HAGAN ESTO EN
CONMEMORACIÓN MÍA».
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal
Terminada la oración, adora las especies consagradas haciendo una
reverencia profunda.
Luego proclama cantando una de las siguientes fórmulas:
CP/. Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo responde cantando:
R:/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección.
¡Ven Señor Jesús ¡
Con las manos extendidas, prosigue diciendo:
C:/ Padre bueno, recordamos ahora la muerte
y resurrección de Jesús, el Salvador del
mundo.
Él se ha puesto en nuestras manos para
que te lo ofrezcamos como sacrificio
nuestro y junto con él nos ofrezcamos a
ti.
Imponiendo las manos sobre las ofrendas, prosigue diciendo:
Que la presencia de tu Espíritu Santo
permanezca sobre estas ofrendas que te
consagramos para que, convertidas en el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesucristo, sean
para nosotros Pan de Vida y Cáliz de
Salvación. Haz que quienes comulgamos con
estos sagrados dones, colmados con la fuerza
del Espíritu Santo y fortalecidos en la
comunión con Cristo, como parte de la nueva
creación, participemos de la gloria de tu
Reino.
Después, con las manos extendidas, dice:

37
CI:/ Escúchanos, Señor Dios nuestro; haz que
vivamos cada día más unidos en la
Iglesia.
Te pedimos por el Papa N. Que como
“primero entre iguales”, en la familia de
los primados de las Iglesias locales y
presidiendo en la caridad, se convierta
en signo y vínculo de unidad entre todos
los cristianos.
Bendice a los obispos miembros de
nuestra Comunión de Iglesias Católicas
y Apostólicas, a los demás obispos, a los
presbíteros, a los pastores, ministros,
servidores y a cuantos cuidan de tu
pueblo.
Que con nuestro Obispo N., con los
presbíteros, diáconos y todos los
miembros de tu Iglesia Católica,
lleguemos a ser uno en la fe y en el
amor.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
No te olvides de las personas que amamos ni
de aquellas a las que debiéramos querer más.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
CII:/ Y un día, reúnenos cerca de ti con María
la Virgen, Madre de Dios y Madre
nuestra, para celebrar en tu reino la gran
fiesta del cielo.

38
Entonces, todos los amigos de Jesús,
nuestro Señor, podremos cantarte sin
fin.
Junta las manos.
Por Cristo, Señor nuestro.
Se toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos
elevados se canta:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre
omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.
El pueblo aclama:
R:/ Amén.

PLEGARIA EUCARISTICA
HISTORIA DE LA SALVACIÓN,
OBRA DE AMOR
Esta plegaria eucarística forma un todo con su prefacio, el cual es
recomendable que se utilice al emplear esta anáfora.
C/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
C/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
C:/ En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre
santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque estableciste con tu pueblo una
nueva alianza, para hacer partícipes en

39
Cristo de la naturaleza divina y
coherederos de su gloria, a los que
redimiste por el misterio de su muerte y
resurrección.
Y quisiste darnos a entender esta gracia
de tu liberalidad en la unión del hombre
y la mujer, para que el sacramento que
ahora celebramos, nos recuerde el
designio inefable de tu amor.
Por eso, con los ángeles y los santos,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Al final del prefacio junta las manos y, en unión del pueblo, concluye el
prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del
Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del
Señor.
Hosanna en el cielo.
El celebrante principal, con las manos extendidas, dice:
C:/ Santo eres en verdad, Padre, y con razón
te alaban todas tus creaturas.
Bendito sea Jesús, tu enviado, el amigo
de los pequeños y de los pobres.
Él vino para enseñarnos cómo debemos
amarte a ti y amarnos los unos a los
otros.

40
Él vino para arrancar de nuestros
corazones el mal que nos impide ser
amigos y el odio que no nos deja ser
felices.
Él ha prometido que su Espíritu Santo
estará siempre con nosotros para que
vivamos como verdaderos hijos tuyos.
Junta las manos y luego las extiende sobre las ofrendas y dice:
A ti, Dios y Padre nuestro, te pedimos que nos
envíes tu Espíritu, para que este pan y este
vino
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz
conjuntamente, diciendo:
sean el Cuerpo † y la Sangre de Jesús, Señor
nuestro.
Junta las manos.
El mismo Jesús, poco antes de morir, nos dio
la prueba de tu amor.
Cuando estaba sentado a la mesa con sus
discípulos,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
Tomó el pan, dijo una oración para bendecirte
y darte gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciéndoles:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
ESTO ES MI CUERPO, QUE SE
ENTREGA POR USTEDES».
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita sobre la patena. Después
prosigue:
Después, tomó el cáliz lleno de vino

41
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus
discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
«TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y
ETERNA, QUE SE DERRAMA POR
USTEDES Y POR TODOS PARA EL
PERDÓN DE LOS PECADOS. »
Y LES DIJO TAMBIÉN: «HAGAN ESTO
EN CONMEMORACIÓN MÍA».
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal
Terminada la oración, adora las especies consagradas haciendo una
reverencia profunda.

Luego proclama cantando una de las siguientes fórmulas:


CP/. Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo responde cantando:
R:/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección.
¡Ven Señor Jesús ¡
Con las manos extendidas, prosigue diciendo:
C:/ Padre bueno, recordamos ahora la muerte
y resurrección de Jesús, el Salvador del
mundo.
Él se ha puesto en nuestras manos para
que te lo ofrezcamos como sacrificio
nuestro y junto con él nos ofrezcamos a
ti.
Imponiendo las manos sobre las ofrendas, prosigue diciendo:
Que la presencia de tu Espíritu Santo
permanezca sobre estas ofrendas que te

42
consagramos para que, convertidas en el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo Jesucristo, sean
para nosotros Pan de Vida y Cáliz de
Salvación. Haz que quienes comulgamos con
estos sagrados dones, colmados con la fuerza
del Espíritu Santo y fortalecidos en la
comunión con Cristo, como parte de la nueva
creación, participemos de la gloria de tu
Reino.
Después, con las manos extendidas, dice:
CI:/ Escúchanos, Señor Dios nuestro; haz que
vivamos cada día más unidos en la
Iglesia.
Te pedimos por el Papa N. Que como
“primero entre iguales”, en la familia de
los primados de las Iglesias locales y
presidiendo en la caridad, se convierta
en signo y vínculo de unidad entre todos
los cristianos.
Que con nuestro Obispo N., con los
presbíteros, diáconos y todos los
miembros de tu Iglesia Católica,
lleguemos a ser uno en la fe y en el
amor.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
No te olvides de las personas que amamos ni
de aquellas a las que debiéramos querer más.
El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue:
CII:/ Y un día, reúnenos cerca de ti con María
la Virgen, Madre de Dios y Madre

43
nuestra, para celebrar en tu reino la gran
fiesta del cielo.
Entonces, todos los amigos de Jesús,
nuestro Señor, podremos cantarte sin
fin.
Junta las manos.
Por Cristo, Señor nuestro.
Se toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos
elevados se canta:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre
omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.
El pueblo aclama:
R:/ Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el celebrante, con las manos
juntas, dice:
El amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones con el Espíritu Santo que
se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
Si se considera oportuno, toda la asamblea se une de manos o, de lo
contrario, las elevan individualmente en forma de oración y todos juntos
oran:
T/. Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en
la tierra como en el cielo.

44
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.
Con las manos extendidas, solo el sacerdote, prosigue diciendo:
C/. Líbranos, Señor de todos los males y
concédenos la paz en nuestros días, para
que, ayudados de tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecados y
protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la venida gloriosa
de nuestro Salvador, Jesucristo.
Todos concluyen la oración, aclamando, con las manos elevadas:
Porque tuyo es el reino, tuyo es el poder y la
gloria, por siempre, Señor.

Después el celebrante principal, con las manos extendidas, dice en voz


alta:
C:/ Señor Jesucristo, tú dijiste a los
apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les
doy".
Que tu Iglesia alcance esa paz y la
unidad.
Y, a nosotros pecadores, absueltos de
condena y reprobación, presérvanos del
mal y consérvanos en tu amor para que,
liberados, por tu ternura y tu compasión,
de toda angustia y tentación; vigilantes

45
reconozcamos cada día, tu gloriosa
manifestación.
Junta las manos.
Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas, por los
siglos de los siglos.
El pueblo responde:
R:/ Amén.
El sacerdote seguidamente extiende las manos y dice:
C:/ La paz del Señor esté siempre con
ustedes.
El pueblo responde:
R:/ Y con tu espíritu.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una
parte del mismo en el cáliz, diciendo en secreto:
C:/ El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor
Jesucristo, unidos en este cáliz, sean
para nosotros alimento de vida eterna.
Mientras tanto se canta:
T/. Cordero de Dios, que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado
del mundo, danos la paz.
Si la fracción del pan se prolonga, el canto precedente se repite varias
veces. La última vez se dice: "danos la paz".
A continuación el celebrante, con las manos juntas, dice:
C:/ Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,
concédenos que la comunión en tu
Cuerpo y en tu Sangre, nos libre de todo
pecado, nos dé fortaleza para cumplir
siempre tu voluntad y nos alcance un
46
corazón sencillo y una mirada limpia,
para reconocer la presencia de tu Reino
en cada persona y en toda la creación.
Plegaria y bendición de los esposos
Antes de la fracción del pan
Invoquemos, hermanos, sobre estos esposos,
la bendición de Dios, para que les proteja con
su auxilio
Dios Padre, autor del Universo, que creaste al
hombre y a la mujer a tu imagen y semejanza,
y has bendecido la unión matrimonial de N. y
N.
Señor, te rogamos por estos esposos que hoy
se han unido en alianza de bodas. Descienda,
Señor, sobre ellos tu abundante bendición,
para que en el gozo de su mutua entrega, se
vean rodeados de hijos, signo de su amor y
riqueza de la Iglesia.
Que en la alegría te alaben, Señor, y en la
tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el
gozo de tu ayuda y en la necesidad sientan
cercano tu consuelo; que participen en la
oración de tu Iglesia, y den testimonio de Ti
entre los hombres; y después de una feliz
ancianidad, lleguen al reino de los Cielos con
estos amigos (hijos, nietos) y familiares que
hoy les acompañan.
El celebrante hace una reverencia profunda, toma el pan consagrado y,
sosteniéndolo un poco elevado sobre el cáliz, lo muestra al pueblo,
diciendo:

47
C:/ He aquí el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo.
Dichosos los invitados al banquete del
Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
T/. Señor, no soy digno de que vengas a mí,
pero una palabra tuya bastará para
sanarme.
El celebrante luego dice:
C:/ El Cuerpo y la Sangre de Cristo nos
hagan partícipes de la vida eterna.
Y comulga el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Comienza el canto de
comunión.
Después toma el copón, se acerca a los que quieren comulgar y les
presenta el pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada
uno de ellos:
C:/ El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
R:/ Amén.
Y comulga.

Oración después de la Comunión


Oremos:
Por este sacrificio de salvación, protege,
Señor, con tu providencia, a la nueva familia
que has instituido y unifica en un mismo
corazón a los que uniste en una santa alianza
(y has alimentado con un mismo pan y un
mismo cáliz). Por Jesucristo, nuestro Señor.

RITO DE CONCLUSIÓN
En este momento se hacen, con brevedad, los oportunos anuncios y
advertencias.
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos y dice:

48
C:/ El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
R:/ Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
C:/ La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda
sobre ustedes y permanezca para
siempre.
El pueblo responde:
R:/ Amén.
C/ Glorificad al Señor con vuestra vida.
Pueden ir en paz.

Misa Renovación de las


Promesas Matrimoniales
I. ritos iniciales
II. Rito Penitencial
Imploramos de Dios su misericordia y le
pedimos purifique nuestros corazones de toda
mancha para celebrar dignamente el santo
sacrificio de la Misa. Reconocemos su bondad

49
infinita y humildemente asumimos nuestras
faltas pidiendo su perdón.
.
3º Peticiones de perdón.
Señor, Tú que creaste al ser humano a tu
imagen y semejanza, haciéndolo varón y mujer
y lo capacitaste para vivir en comunión de
amor y vida. Perdona nuestro egoísmo que nos
impide entregarnos al otro.
R/: Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, Tú que instituiste el matrimonio,
primera vocación del ser humano y a partir de
él creaste la familia como reflejo de tu
Trinidad. Perdona nuestra falta de compromiso
y fidelidad.
R/: Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, Tú que diste al ser humano la capacidad
de hacerse copartícipe en tu creación a través
de los hijos, haciéndolo reflejo de tu
paternidad. Perdona nuestra falta de
consecuencia al actuar y reflejar tu rostro de
Padre.
R/: Señor, ten piedad de nosotros.
Celebrante:
Dios todopoderoso tenga misericordia de
nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
R/: Amén
50
ORACIÓN COLECTA
Oremos.
Dios nuestro, que quisiste elevar el amor entre
el hombre y la mujer a la dignidad de
sacramento, derrama su Espíritu sobre estos
hijos tuyos que van a contraer matrimonio,
para que siempre den testimonio con su vida,
del amor divino que hoy los trae a tu altar. Por
nuestro Señor Jesucristo.

III. LITURGIA DE LA PALABRA


Primera Lectura: Sab 7,7-11
Salmo responsorial: 89, 12-17
Segunda Lectura: Heb 4,12,13
Evangelio: Mc 10,17-30
Homilía

Oración de los fieles.


Celebrante:
Padre bondadoso que a través de tu Hijo
Amado Jesucristo nos invitas a pedir lo que
anhela nuestra alma, en la certeza que seremos
51
escuchados; acoge nuestras súplicas. Lo
hacemos en íntima unión con María nuestra
Madre.
1. Padre bondadoso, te rogamos por tu Iglesia,
consérvala santa y fecunda. Ilumina con tu
Santo Espíritu a todos los pastores para
que, con sabiduría y amor paterno, guíen a
tu pueblo santo por los difíciles caminos
del mundo actual. Con María roguemos al
Señor.
R/ Escúchanos, Señor, te rogamos

2. Padre misericordioso, te rogamos por todos


cuantos tienen responsabilidad en la
conducción de la Nación, particularmente
por los legisladores, para que en sus
determinaciones y generación de las leyes
prevalezcan el respeto a la dignidad de la
persona y el cuidado particular de la
institución del matrimonio y la familia.
Con María roguemos al Señor.
R/ Escúchanos, Señor, te rogamos
3. Padre del Amor Infinito, te pedimos por los
esposos que se han mantenido fieles a la
Alianza sellada ante Ti y por aquellos que
por diversas razones han visto rota su
unidad. Reaviva la llama del amor en sus
corazones para que, dejando de lado los
egoísmos se jueguen por la felicidad del ser
52
amado y la estabilidad de su familia. Con
María roguemos al Señor.
R/ Escúchanos, Señor, te rogamos
4. Padre y Señor nuestro, te suplicamos por
todas las familias. Que frente a las
dificultades diversas que deben enfrentar
sientan tu presencia paterna, cálida y
amorosa e iluminadas por tu Santo Espíritu
sean capaces de descubrir los caminos que
las lleven a hacer realidad tu santa
voluntad, sin desfallecer y en un ambiente
de paz y armonía familiar. Con María
oremos al Señor.
R/ Escúchanos, Señor, te rogamos
5. Padre eterno, te rogamos por los hijos de
cada familia. Ilumina a sus padres para que
puedan orientarlos con amor y sabiduría
durante su desarrollo. Otorga a cada niño o
joven un corazón dócil y disponible para
asumir los consejos y el cuidado que se les
prodiga. Que sepan ser agradecidos y sean
capaces de reconocerte como el camino, la
verdad y fuente de vida plena. Que se
adhieran a Ti y sepan responder con
generosidad a tu llamado. Con María
oremos al Señor.
R/ Escúchanos, Señor, te rogamos
Celebrante:

53
Todo esto te lo pedimos, Padre misericordioso,
con confianza de hijos porque sabemos que
Tú,
que tienes el poder, eres misericordioso y
vives
y reinas por los siglos de los siglos.
R/: Amén

IV. Liturgia Eucarística


Página 18

Canto al ofertorio:
Oración sobre las ofrendas
Santo
Padre Nuestro
Cordero de Dios
Comunión
Oración después de la Comunión
Renovación de las promesas del matrimonio.

Celebrante:
Querido esposo y esposa: Los invito a que,
libre y voluntariamente, renueven sus votos
matrimoniales actualizando el sacramento que
ya han recibido.
Al volver a elegir el estado matrimonial.
¿Están
dispuestos a amarse y respetarse mutuamente
durante toda la vida?
Esposos: R/ Sí, estamos dispuestos.

54
Celebrante:
Al renovar su matrimonio en Cristo Sacerdote,
Profeta y Rey ¿Están dispuestos a continuar
construyendo su vida familiar sobre este
fundamento y vivir su matrimonio como
camino de santidad y testimonio del amor de
Cristo frente al mundo?
Esposos: R/ Sí, estamos dispuestos.
Celebrante:
¿Están dispuestos a seguir educando
responsablemente a sus hijos y a recibir con
amor generoso otros que Dios les quiera
conceder, guiándolos de acuerdo al Evangelio
de Cristo y a las enseñanzas de su Iglesia?
Esposos: R/ Sí, estamos dispuestos.
Celebrante:
Así pues, ya que quieren renovar su alianza de
amor sacramental vuelvan a manifestar su
consentimiento ante Dios y la Iglesia.
Celebrante:
(Nombre del esposo) ¿Quieres volver a recibir
a tu esposa, y con la ayuda del Espíritu Santo
le
prometes fidelidad en lo favorable y en lo
adverso y, así amarla y respetarla, como Cristo
a su Iglesia, todos los días de tu vida?
Esposo: R/ Sí, quiero.
Celebrante:

55
(Nombre de la Esposa) ¿Quieres volver a
recibir a tu esposo, y con la ayuda del Espíritu
Santo le prometes fidelidad en lo favorable y
en lo adverso y, así amarlo y respetarlo, como
Cristo a su Iglesia, todos los días de tu vida?
Esposa: R/ Sí, quiero.
Celebrante:
El Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios
de Jacob, el Dios que unió en alianza a la
primera pareja en el Paraíso, y que en Cristo se
desposó con su Iglesia, confirme y bendiga
estos consentimientos que han manifestado
ante la Iglesia a fin de que, lo que Él mismo ha
unido, no lo separe el hombre.

V. RITO DE CONCLUSIÓN
En este momento se hacen, con brevedad, los oportunos anuncios y
advertencias.
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos y dice:
C:/ El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
R:/ Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:

56
C:/ La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca
para siempre.
El pueblo responde:
R:/ Amén.
C/ Glorificad al Señor con vuestra vida.
Pueden ir en paz.

LECTURAS
ANTIGUO TESTAMENTO
1- Lectura del libro del Génesis 1, 26-
28.31a.
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra
imagen y semejanza. Que tenga autoridad
sobre los peces del mar y sobre las aves del
57
cielo, sobre los animales del campo, las fieras
salvajes y los reptiles que se arrastran por el
suelo» Y creó Dios al hombre a su imagen. A
imagen de Dios lo creó. Varón y mujer los
creó. Dios los bendijo, diciéndoles: «Sean
fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y
sométanla. Tengan autoridad sobre los peces
del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo
ser viviente que se mueve sobre la tierra. Dios
vio todo lo que había hecho y vio que era muy
bueno»
Palabra de Dios
2- Lectura del libro del Génesis 2,18-24
Dijo Dios: «No es bueno que el hombre esté
solo. Le daré, pues, un ser semejante a él para
que lo ayude». Entonces Yahvé hizo caer en
un profundo sueño al hombre y éste se
durmió.
Le sacó una de sus costillas y rellenó el hueco
con carne. De la costilla que Yahvé había
sacado al hombre, formó una mujer y la llevó
ante el hombre.
Entonces el hombre exclamó: « ¡Esta sí es
hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Esta será llamada mujer porque del varón ha
sido tomada». Por eso el hombre deja a su
padre y a su madre para unirse a su mujer, y
pasan a ser una sola carne.
Palabra de Dios

58
3- Lectura del libro del Génesis 24,48-
51.58-67
El servidor de Abraham dijo a Labán y a
Betuel: «bendije al Señor, el Dios de
Abraham, que me guio por el buen camino,
para que pudiera llevar al hijo de mi patrón
una hija de su pariente. Y ahora, si ustedes
están dispuestos a ofrecer a mi patrón una
auténtica prueba de amistad, díganmelo; si no,
díganmelo también. Así yo sabré a qué
atenerme». Entonces llamaron a Rebeca y le
preguntaron: «¿Quieres irte con este
hombre?». «Sí», respondió ella. Ellos
despidieron a Rebeca y a su nodriza, lo
mismo que al servidor y a sus acompañantes,
y la bendijeron, diciendo: «Hermana nuestra,
que nazcan de ti millares y decenas de
millares; y que tus descendientes conquisten
las ciudades de sus enemigos». Rebeca y sus
sirvientas montaron en los camellos y
siguieron al hombre. Este tomó consigo a
Rebeca, y partió. Entretanto, Isaac había
vuelto de las cercanías del pozo de Lajai Roí,
porque estaba radicado en la región del
Négueb. Al atardecer salió a caminar por el
campo, y vio venir unos camellos. Cuando
Rebeca vio a Isaac, bajó del camello y
preguntó al servidor: «¿Quién es ese hombre
que viene hacia nosotros por el campo?».

59
«Es mi señor», respondió el servidor.
Entonces ella tomó su velo y se cubrió.
El servidor contó a Isaac todas las cosas que
había hecho, y este hizo entrar a Rebeca en su
carpa. Isaac se casó con ella y la amó. Así
encontró un consuelo después de la muerte de
su madre».
Palabra de Dios
4- Lectura de la profecía de Oseas
2,16b.17b.21-22
Así habla el Señor: yo la seduciré, la llevaré al
desierto y le hablaré a su corazón.
Allí, ella responderá como en los días de su
juventud, como el día en que subía del país de
Egipto.
Yo te desposaré para siempre, te desposaré en
la justicia y el derecho, en el amor y la
misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú
conocerás al Señor.
Palabra de Dios

5- Lectura del Cantar de los Cantares


2,8.9b-14. 16a; 8,6-7a
¡Ya escucho la voz de mi amado! Miren
cómo viene saltando por los montes,
Corriendo por las colinas. Ahora se detiene
detrás de nuestra cerca, y se pone a mirar por
las ventanas, a espiar por las rejas.

60
Mi amado empieza a hablar, y me dice:
Levántate, compañera mía, hermosa mía, y
ven por acá, paloma mía.
Acaba de pasar el invierno, y las lluvias ya
han cesado y se han ido.
Han aparecido las flores en la tierra, ha
llegado el tiempo de las canciones, se oye el
arrullo de la tórtola en nuestra tierra.
Las higueras echan sus brotes y las viñas
nuevas exhalan su olor.
Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven.
Paloma mía, que te escondes en las grietas de
las rocas, en la hendidura de las quebradas
muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz,
porque tu voz es dulce y tu rostro encantador.
Mi amado es para mí, y yo para mi amado; Y
me dice:
Guárdame en tu corazón como un sello en tu
brazo, porque es fuerte el amor como la
muerte, es cruel la pasión como el abismo; es
centella de fuego, llamarada divina.
Las aguas torrenciales no podrán apagar el
amor Ni anegarlo los ríos. Palabra de Dios
SALMOS
Salmo 33, 2-9.: Gusten y vean qué bueno es
el Señor
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
no cesará mi boca de alabarlo.
Mi alma se gloría en el Señor:

61
que lo oigan los humildes y se alegren.
Gusten y vean qué bueno es el Señor
Engrandezcan conmigo al Señor
y ensalcemos a una su nombre.
Busqué al Señor y me dio una respuesta
y me libró de todos mis temores.
Gusten y vean qué bueno es el Señor
Mírenlo a él y serán iluminados
y no tendrán más cara de frustrados.
Este pobre gritó y el Señor lo escuchó,
y lo salvó de todas sus angustias.
Gusten y vean qué bueno es el Señor
El ángel del Señor hace sus rondas
junto a los que le temen y los guarda.
Gusten y vean qué bueno es el Señor
¡Dichoso aquel que busca en él asilo!
Gusten y vean qué bueno es el Señor

Salmo 127, 1-2.3-5.:


R. Felices los que se confían al Señor
Felices los que se confían al Señor
y siguen sus caminos.
Comerás del trabajo de tus manos,
esto será tu fortuna y tu dicha.

62
Felices los que se confían al Señor
Tu esposa será como vid fecunda
en medio de tu casa,
tus hijos serán como olivos nuevos
alrededor de tu mesa.
Felices los que se confían al Señor
¡Que el Señor te bendiga desde su morada:
puedas ver la dicha de tu casa
durante todos los días de tu vida!
¡Que veas a los hijos de tus hijos
y en tu vida, la paz!
Felices los que se confían al Señor
Salmo 144, 8-10.15-18.:
R. El Señor es ternura y compasión
El Señor es ternura y compasión,
paciente y lleno de amor.
El Señor es bondad para con todos,
sus ternuras están en todas sus obras.
El Señor es ternura y compasión
Te den gracias, Señor, todas tus obras,
te bendigan tus amigos;
Los ojos de todos de ti esperan
que les des a su tiempo su alimento.
El Señor es ternura y compasión
Tú sólo abres tu mano, y satisfaces
de lo que quiera a todo ser viviente.
Justo es el Señor en todos sus caminos

63
y bondadoso en todas sus obras.
El Señor es ternura y compasión

NUEVO TESTAMENTO
1- Lectura de la primera carta del Apóstol
san Pablo a los cristianos de Corintio 12,31-
13, 8a
Hermanos: aspiren a los dones más perfectos.
Y ahora voy a mostrarles un camino más
perfecto todavía. Aunque hablara todas las

64
lenguas de los hombres y de los ángeles, si me
falta el amor, sería como bronce que resuena
o campana que retiñe. Aunque tuviera el don
de profecía y descubriera todos los misterios,
-el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe
como para trasladar montes, si me falta el
amor nada soy.
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso
sacrificara mi cuerpo, pero para recibir
alabanzas y sin tener el amor, de nada me
sirve.
El amor es paciente y muestra comprensión.
El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.
No actúa con bajeza ni busca su propio
interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo
malo. No se alegra de lo injusto, sino que se
goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo
cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El
amor nunca pasará.
Palabra de Dios

2- Lectura de la primera carta del Apóstol


San Juan 4,7-12
Queridos míos, amémonos unos a otros,
porque el amor viene de Dios.
Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce
a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, pues
Dios es amor.
65
Miren cómo se manifestó el amor de Dios
entre nosotros:
Dios envió a su Hijo único a este mundo para
que tengamos vida por medio de él.
En esto está el amor; no es que nosotros
hayamos amado a Dios, sino que él nos amó
primero y envió a su Hijo como sacrificio por
nuestros pecados.
Queridos, si Dios nos amó de esta manera,
también nosotros debemos amarnos
mutuamente. A Dios no lo ha visto nadie
jamás, pero si nos amamos unos a otros, Dios
está entre nosotros y su amor da todos sus
frutos entre nosotros.
Palabra de Dios
3- Lectura de la primera carta del Apóstol
San Juan 4, 13-21
Sabemos que permanecemos en Dios y él en
nosotros porque nos ha comunicado su
Espíritu. Por nuestra parte, hemos conocido el
amor que Dios nos tiene, y hemos creído en
él. Dios es amor: el que permanece en el
amor, permanece en Dios y Dios en él.
Cuando el amor alcanza en nosotros su
perfección, miramos con confianza al futuro,
porque ya somos en este mundo como es El.
En el amor no hay temor. El amor perfecto
echa fuera el temor, quien teme, no conoce el

66
amor perfecto. Amemos, pues, ya que él nos
amó primero.
Si uno dice «Yo amo a Dios» y odia a su
hermano, es un mentiroso.
Si no ama a su hermano, a quien ve, no puede
amar a Dios, a quien no ve.
Pues este es el mandamiento que recibimos de
él: el que ama a Dios, ame también a su
hermano.
Palabra de Dios
4- Lectura de la carta del Apóstol San
Pablo a los Filipenses 2,1-5
Si puedo pedirles algo en nombre de Cristo, si
pueden oír la voz del amor.
Si recibieron el Espíritu y son capaces de
compasión y ternura; entonces denme esta
alegría: Tengan un mismo amor, un mismo
espíritu, un único sentir y no hagan nada por
rivalidad o vanagloria.
Que cada uno tenga la humildad de estimar a
los otros como superiores a sí mismo.
No busque nadie sus propios intereses, sino
más bien preocúpese cada uno por los demás.
Tengan unos con otros los mismos
sentimientos de Cristo Jesús.
Palabra de Dios
5- Lectura de la Carta del Apóstol San
Pablo a los Colosenses 3,12-17

67
Pónganse, pues, el vestido que conviene a los
elegidos de Dios, sus santos muy queridos: la
compasión tierna, la bondad, la humildad, la
mansedumbre, la paciencia.
Sopórtense y perdónense unos a otros si uno
tiene motivo de queja contra otro.
Como el Señor los perdonó, a su vez hagan
ustedes lo mismo.
Por encima de esta vestidura pondrán como
cinturón el amor, para que el conjunto sea
perfecto. Así la paz de Cristo reinará en sus
corazones, pues para esto fueron llamados y
reunidos. Finalmente, sean agradecidos.
Que la palabra de Cristo habite en ustedes con
toda su riqueza.
Tengan sabiduría, para que se puedan
aconsejar unos a otros y se afirmen
mutuamente con salmos, himnos y alabanzas
espontáneas.
Que la gracia ponga en sus corazones un
cántico a Dios, y todo lo que puedan decir o
hacer, háganlo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Palabra de Dios
6- Lectura de la Carta del Apóstol San
Pablo a los Romanos 12, 1-2.9-13
Por lo tanto, hermanos yo los exhorto, por la
misericordia de Dios a ofrecerse ustedes
mismos como una ofrenda viva, santa y

68
agradable a Dios: este es el culto espiritual
que deben ofrecer.
No tomen como modelo a este mundo. Por el
contrario, transfórmense interiormente
renovando su mentalidad, a fin de que puedan
discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que
es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y
pasión por el bien.
Ámense cordialmente con amor fraterno,
estimando a los otros como más dignos.
Con solicitud incansable y fervor de espíritu,
sirvan al Señor.
Alégrense en la esperanza, sean pacientes en
la tribulación y perseverantes en la oración.
Consideren como propias las necesidades de
los hermanos y hermanas, y practiquen
generosamente la hospitalidad.
Palabra de Dios

EVANGELIOS
1- Lectura del Santo Evangelio según san
Juan 15,8-17
Mi Padre es glorificado cuando ustedes
producen abundantes frutos: entonces pasan a
ser discípulos míos. Como el Padre me amó,
así también los he amado yo: permanezcan en
mi amor. Si cumplen mis mandamientos,

69
permanecerán en mi amor, como yo he
cumplido los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor.
Les he dicho todas estas cosas para que mi
alegría esté en ustedes y su alegría sea
completa. Este es mi mandamiento: que se
amen unos a otros como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por
sus amigos, y son ustedes mis amigos, si
cumplen lo que les mando. Ya no les llamo
servidores, porque un servidor no sabe lo que
hace su patrón. Los llamo amigos, porque les
he dado a conocer todo lo que aprendí de mi
Padre. Ustedes no me eligieron a mí; he sido
yo quien los eligió a ustedes y los preparé
para que vayan y den fruto, y ese fruto
permanezca.
Así es como el Padre les concederá todo lo
que le pidan en mi Nombre.
Ámense los unos a los otros: esto es lo que les
mando.
Palabra del Señor.
2- Lectura del Santo Evangelio según san
Juan 15,9-12
Como el Padre me amó, así también los he
amado yo: permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán
en mi amor, como yo he cumplido los
mandamientos de mi Padre y permanezco en
su amor.
70
Les he dicho todas estas cosas para que mi
alegría esté en ustedes y su alegría sea
completa. Este es mi mandamiento: que se
amen unos a otros como yo los he amado.
Palabra del Señor.
3- Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según San Juan 2,1-11
Se celebraba una boda en Caná de Galilea, y
la madre de Jesús estaba allí. También fue
invitado Jesús a la boda con sus discípulos.
Sucedió que se terminó el vino preparado para
la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la
madre de Jesús le dijo: «No tienen vino»
Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que
ver nosotros? Aún no ha llegado mi hora»
Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo
que él les diga»
Había allí seis recipientes de piedra, de los
que usan los judíos para sus purificaciones, de
unos cien litros de capacidad cada uno. Jesús
dijo: «Llenen de agua esos recipientes»
Y los llenaron hasta el borde. «Saquen ahora,
les dijo, y llévenle al mayordomo» Y ellos se
lo llevaron. Después de probar el agua
convertida en vino, el mayordomo llamó al
novio, pues no sabía de dónde provenía, a
pesar de que lo sabían los sirvientes que
habían sacado el agua. Y le dijo: «Todo el
mundo sirve al principio el vino mejor, y

71
cuando ya todos han bebido bastante, les dan
el de menos calidad; pero tú has dejado el
mejor vino para el final» Esta señal milagrosa
fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de
Galilea.
Así manifestó su gloria y sus discípulos
creyeron en él.
Palabra del Señor.
4- Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según San Mateo 22, 35-40
Un doctor de la Ley, le preguntó a Jesús, para
ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el
mandamiento más grande de la Ley?». Jesús
le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con
todo tu corazón, con toda tu alma y con todo
tu espíritu. Este es el más grande y el primer
mandamiento. El segundo es semejante al
primero: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos dependen
toda la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor.

5- Evangelio de nuestro Señor Jesucristo


según San Mateo 7,21-25
No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!,
para entrar en el Reino de los Cielos; más
bien entrará el que hace la voluntad de mi
Padre del Cielo.

72
Si uno escucha estas palabras mías y las pone
en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre
sabio y prudente, que edificó su casa sobre
roca.
Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos,
soplaron los vientos y se arrojaron contra
aquella casa, pero la casa no se derrumbó,
porque tenía los cimientos sobre roca.
Pero el que oye estas palabras, y no las pone
en práctica, es como el que construyó su casa
sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron
los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron
contra esa casa: la casa se derrumbó y todo
fue un gran desastre»
Palabra del Señor.
6- Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según San Juan 15, 1-10
«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el
viñador.
Toda rama que no da fruto en mí, la corta.
Y toda rama que da fruto, la limpia para que
dé más fruto.
Ustedes ya están limpios gracias a la palabra
que les he anunciado, permanezcan en mí
como yo en ustedes.
Una rama no puede producir fruto por sí
misma si no permanece unida a la vid;
tampoco ustedes pueden producir fruto si no
permanecen en mí.

73
Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que
permanece en mí y yo en él, ése da mucho
fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada.
El que no permanece en mí lo tiran y se seca;
como a las ramas, que las amontonan, se
echan al fuego y se queman.
Mientras ustedes permanezcan en mí y mis
palabras permanezcan en ustedes, pidan lo
que quieran y lo conseguirán.
Mi Padre es glorificado cuando ustedes
producen abundantes frutos Como el Padre
me amó, así también los he amado yo:
permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán
en mi amor, como yo he cumplido los
mandamientos de mi Padre y permanezco en
su amor.
Palabra del Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES


A Cada Intención Respondemos:

Escúchanos, Señor
 Por la Iglesia, para que ofrezca a los
hombres y mujeres un verdadero
testimonio del amor de Jesús. Oremos

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 Por nuestros hermanos N. y N. para que
sean felices en su vida matrimonial.
Oremos:
 Para que sean mutuamente tolerantes y
comprensivos. Oremos:
 Para que sean generosos en la
comunicación de la vida y eduquen
cristianamente a sus hijos. Oremos:
 Para que den verdadero testimonio
cristiano en su vida diaria. Oremos:
 Por todos nosotros, para que seamos fieles
en nuestra misión como Hijos de Dios y
hermanos en la vida y en la fe. Oremos:
 Por nuestros seres queridos y amigos
difuntos para que su memoria nos
acompañe en este momento de gozo
familiar y fraterno. Oremos:

Presentación de los esposos a Nuestra


Señora
Los esposos realizan la siguiente oración (u otra conveniente)

Virgen María, esposa y madre: En este día


feliz nos presentamos ante ti con el corazón
desbordante de alegría.

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Tú que en Caná de galilea, junto a tu Hijo,
intercediste por unos novios, escucha la
oración que te hacemos llegar.
Nuestro amor ha sido bendecido por Jesús y
como cristianos pedimos que intercedas ante tu
Hijo, como en aquella hora, para que seamos
testigos luminosos ante los hombres y mujeres
del amor que nos ha hecho esposos.
Amén.
Los esposos pueden entregar cirios encendidos o flores y sería oportuno, en
este momento, la interpretación del tradicional Ave María.

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