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ESQUEMA GENERAL DE LA CELEBRACIÓN DE LA SANTA MISA CON OCASIÓN

DEL MATRIMONIO DE
Karen Tenorio Estefan y Miguel Ángel Rodríguez Osornio
21 de Noviembre de 20201.

El novio estará listo y presentable junto a su compañía de honor en la entrada de la Iglesia.


Mientras se recibe a la novia, y ella camina hacia la Iglesia, puede haber algún canto o
acompañamiento musical.

Ya en la entrada de la Iglesia, estando todos de pie, se recibe a la novia y su respectiva


compañía de honor. Los papás de ambos contrayentes bendicen a sus hijos, (en caso de no
estar los padres, se omite este momento de bendición), posteriomente ellos mirando al
sacerdote escuchan las siguientes palabras:

INVITACION INICIAL:
Sacerdote: N. y N., la Iglesia participa del gozo de ustedes y los recibe cordialmente junto
con sus padres y amigos, en el día en que van a unir para siempre sus vidas delante de Dios,
nuestro Padre. Que el Señor los escuche en este día de alegría, les otorgue su bendición
celestial y los proteja. Les conceda lo que desean en su corazón y atienda todas sus
peticiones.

Con el agua bendita, previamente preparada, se dice la siguiente monición.

MEMORIA DEL BAUTISMO


Dios y Padre nuestro, origen y fuente de la vida, que nos has hecho renacer en el agua con
la fuerza de tu Espíritu, reaviva en todos nosotros la gracia del bautismo, y concede
a N. y N. un corazón libre y una fe ardiente para que, interiormente purificados, asuman el
don del matrimonio como un nuevo camino hacia la santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Se hace la aspersión sobre los contrayentes y después, el sacerdote, los invita a ellos y sus
invitados a pasar a la Iglesia mientras se entona el canto de entrada de la misa.

Llegados al altar y ocupando los sitios designados se inicia la Santa Misa con el Rito
propio. El cual consta de cinco partes:
1. Ritos iniciales
2. Liturgia de la Palabra
3. Liturgia del Matrimonio
4. Liturgia Eucarística
5. Rito de conclusión

I. RITOS INICIALES
1
Lo contentido en letra roja son las indicaciones concretas de las acciones a seguir durante
la celebración; las letras en color negro son las palabras o lecturas que se pronunicarán
dentro de la Santa Misa.
Sacerdote: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Asamblea: Amén
Saludo litúrgico: El Señor, que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios, esté con
todos ustedes.
Asamblea: Y con tu Espíritu.

Acto penitencial:
Sacerdote: Hermanos. Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos
nuestros pecados. (breve momento de silencio)
Asamblea: “Yo confieso, ante Dios todo poderoso…”
Sacerdote: El Señor todo poderoso tenga misericordia de nosotros….”
Asamblea: Amén.
Se entona el canto de “Señor, ten piedad”.

Al concluir el canto, se dice la Oración Colecta.

II. LITURGIA DE LA PALABRA


Se invita a tomar asiento y esuchar con atención los textos bíblicos elegidos para este día.
Quienes han sido designados para leer, se colocan junto al altar y, frente a la asamblea
reunida, hacen la lectura pausada de los siguientes apartados:

Primer lector:
DE LA 1ª CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 12, 31-13, 8
Hermanos: Aspiren a los dones de Dios más excelentes. Voy a mostrarles el camino mejor
de todos. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no
soy más que una campana que resuena o unos platillos que aturden. Aunque tuviera el don
de profecía y conociera todos los misterios, aunque yo poseyera en grado sublime el don de
ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor,
nada soy. Aunque yo repartiera en limosna todos mis bienes y aunque me dejara quemar
vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido,
ni se envanece; no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la
injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, confía sin límites,
espera sin límites, soporta sin límites. El amor dura por siempre.
Palabra de Dios.

Segundo lector: (si es posible, se canta el estribillo y las estrofas se recitan -leen-).
SALMO RESPONSORIAL. Del salmo 144
R. El Señor es bueno, y misericordioso.
El Señor es clemente y bondadoso, lento para enojarse y generoso para perdonar; bueno es
el Señor para con todos, cariñoso con todas sus creaturas. R.
Que te alaben, Señor, todas tus obras Y que todos tus fieles te bendigan. Todos vuelven sus
ojos hacia ti y les das, a su tiempo, la comida. R.
Siempre es justo el Señor sn sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está
lejos de aquellos que lo buscanmuy cerca está el Señor de quien lo invoca. R.

Se entona el canto del Aleluya, a la vez, que todos se ponen de pie.


Los lectores discretamente vuelven a sus sitios correspondientes.
El sacerdote proclama el Santo Evangelio que aparece a continuación.

Sacerdote: El Señor, esté con ustedes.


Asamblea: Y con tu Espíritu.
EVANGELIO
Sacerdote: Del Santo Evangelio según San Juan 2. 1-11
Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también
fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen
vino.» Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado
todavía.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga.»
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que
contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas
tinajas.» Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora un poco, agregó Jesús, y lleven al
encargado del banquete.» Así lo hicieron.
El encargado probó el agua convertida en vino y como ignoraba su origen, aunque los
sirvientes si conocían de dónde habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: Te felicito,
«Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de menos
calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta ahora.»
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su
gloria, y sus discípulos creyeron en él. Palabra del Señor.

Todos toman asiento y tiene lugar la Homilia pronunciada por el sacerdote. Al concluir, se
invita a ponerse de pie, se acerca al sacerdote quien pronunicará las peticiones.

ORACIÓN DE LOS FIELES


Sacerdote: Hermanos: Invoquemos confiadamente a Dios nuestro Padre, autor de todos los
bienes y pidámosle por los nuevos esposos N. y N., y por las necesidades de todos los
hombres.
Después de cada petición responderemos: Te rogamos, óyenos.
Tercer lector, lee las siguientes peticiones (4):
1. Para que N. y N. que acaban de celebrar con gozo su Matrimonio, se mantengan
siempre firmes en la fidelidad y constantes en el amor mutuo, roguemos al Señor.
2. Para que, sepan amarse como Cristo ama a su Iglesia y estén siempre dispuestos a
ayudarse y honrarse mutuamente, roguemos al Señor.
3. Para que el Señor les conceda acierto en la educación de sus hijos, y sabiduría para
administrar su hogar, roguemos al Señor.
4. Para que el Señor bendiga a la Iglesia, sea fuerza y consuelo de las familias que
sufren a causa de las enfermedades o inclemencias y reciba en su reino a los que ya
han abandonado este mundo, roguemos al Señor.
Sacerdote: Escucha, Señor, nuestras oraciones y derrama con abundancia tus dones sobre
los esposos N. y N.; aparta de ellos todo mal y haz que vivan felices bajo tu protección. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

III. LITURGIA DEL MATRIMONIO


Al finalizar las peticiones. Puestos de pie, todos, incluso los novios, y situados los testigos a
uno y otro lado, el sacerdote se dirige a los novios con estas palabras u otras semejantes:

Queridos N. y N.: Ustedes vinieron a la casa de Dios para que el Señor consagre el amor
que se profesan, en presencia del ministro de la Iglesia y ante la comunidad cristiana.
Ustedes ya están consagrados por el Bautismo. Ahora, Cristo, va a bendecir ese amor que
ustedes se tienen, los enriquecerá y fortalecerá por medio del sacramento del Matrimonio,
para que puedan ser mutuamente fieles y asumir las responsabilidades propias de la vida
matrimonial. Les pido a ustedes que expresen ahora con sinceridad su propósito delante de
toda la Iglesia.

INTERROGATORIO ANTES DEL CONSENTIMIENTO

El sacerdote interroga a los novios sobre su libertad, su fidelidad y sobre la procreación y


educación de los hijos, y a cada pregunta ellos responden.
N. y N. ¿Vienen libre y voluntariamente
para contraer matrimonio?

Los novios responden:


Sí, venimos libremente.

Prosigue el sacerdote:
¿Se comprometen a amarse y respetarse
durante toda la vida?

Los novios responden:


Sí, nos comprometemos.

La pregunta siguiente puede omitirse si lo piden las circunstancias.


¿Se comprometen también a colaborar
en la obra creadora de Dios,
asumiendo la responsabilidad que les toca en la
comunicación de la vida
y en la educación de los hijos
de acuerdo con la ley de Cristo y de la Iglesia?

Los novios responden:


Sí, nos comprometemos

MANIFESTACIÓN DEL CONSENTIMIENTO


El sacerdote invita los novios a expresar su consentimiento.

Manifiesten entonces la decisión de contraer matrimonio estrechándose las manos, y


expresen ante Dios y su Iglesia el consentimiento matrimonial.
VOTOS MATRIMONIALES
SUGERÍ QUE ELLOS MISMOS PREPARAN SUS «VOTOS». En caso ordinario, los
contrayentes se estrechan las manos y expresan su consentimiento con una de las siguientes
fórmulas:

El novio se dirige a la novia con estas palabras:

Yo, N., te acepto a ti, N., como mi esposa,


y prometo serte fiel 
en lo próspero y en lo adverso,
en la salud y en la enfermedad,
y amarte y respetarte todos los días de mi vida.

La novia se dirige al novio con estas palabras:


Yo, N., te acepto a ti, N., como mi esposo,
y prometo serte fiel 
en lo próspero y en lo adverso,
en la salud y en la enfermedad,
y amarte y respetarte todos los días de mi vida.

CONFIRMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO

El sacerdote que recibe el consentimiento dice a los esposos:


El Señor confirme el consentimiento que han manifestado delante de la Iglesia,
y realice en ustedes lo que su bendición les promete, de manera que lo que Dios ha unido,
no lo separe el hombre.
Todos responden:
Amén

O bien:

El Dios de Abrahán,
el Dios de Isaac, el Dios de Jacob,
el Dios que en el paraíso unió a Adán y Eva
confirme en Cristo el consentimiento
que han manifestado delante de la Iglesia,
y los sostenga con su bendición.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.

Todos responden:
Amén
BENDICIÓN Y ENTREGA DE LOS ANILLOS

75. El sacerdote dice:


Bendice, Señor, estos anillos +,
para que los esposos que han de llevarlos
se guarden íntegra fidelidad el uno al otro,
permanezcan en tu voluntad y en tu paz
y vivan siempre en el amor mutuo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Según la oportunidad los anillos pueden rociarse, con agua bendita.

El esposo coloca el anillo en el dedo anular de la esposa, diciendo, según la oportunidad:

N., recibe este anillo como signo de mi amor y fidelidad.


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Del mismo modo, la esposa coloca el anillo en el dedo anular del esposo, diciendo, según la
oportunidad:
N., recibe este anillo como signo de mi amor y fidelidad.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Si es oportuno y se ha dispuesto, se da lugar a la entrega de biblia, arras, lazo y velas. Estos


signos son recordatorio de los votos ya contraídos.

Concluye la liturgia matrimonial con la bendición nupcial:

Dios nuestro,
que con tu poder hiciste todas las cosas de la nada,
desde el principio todo lo ordenaste,
haciendo al hombre a tu imagen,
le diste al varón la ayuda inseparable de la mujer,
para que ya no fueran dos, sino una sola carne
y enseñaste que nunca será lícito separar
lo que Tú has querido unir para siempre.

Dios y Padre, que consagraste la vida conyugal


por medio de un sacramento tan grande,
prefigurando en el matrimonio
la unión que existe entre Cristo y la Iglesia.

Dios y Padre, que unes al varón y a la mujer


y concedes a esta unión, establecida desde el principio,
la única bendición que no fue abolida
por la pena del pecado original,
ni por la sentencia del diluvio.

Mira con bondad a estos hijos tuyos


que, unidos por el vínculo conyugal,
imploran tu bendición.
Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo,
para que, por la efusión de tu amor en sus corazones,
permanezcan fieles en la alianza nupcial.

Concede a tu hija N. el don del amor y de la paz,


y la gracia de seguir siempre
el ejemplo de aquellas santas mujeres
que son alabadas en la Sagrada Escritura.

Que el corazón de su esposo N.


confíe en la que ahora es su esposa
y, reconociéndola como su compañera y coheredera
de la vida de gracia,
la respete y la ame como Cristo ama a su Iglesia.

Y ahora, Padre, te suplicamos por estos hijos tuyos:


que la firmeza de la fe
y el cumplimiento de tus mandamientos
los mantenga íntimamente unidos,
y haga de ellos un ejemplo para los demás,
de manera que, inspirándose en el Evangelio,
den a todos un buen testimonio de Cristo.
[Que sean padres fecundos y de reconocida virtud
y puedan ver a los hijos de sus hijos].
Y después de una vida larga y feliz,
gocen de la paz de los santos en el Reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Prosigue la Santa Misa.


IV. LITURGIA EUCARÍSTICA
Se entona el canto de ofertorio, mientras se hace la presentación del pan y vino en el Altar.
Preparado el Altar, todos se ponen de pie y participan activamente en el desarrollo de la
Plegaria Ecuarística (canto de “Santo”). El rezo del Padre nuestro. Rito de la paz (Canto de
“Cordero de Dios”).
Toman asiento todos y se distribuye la Sagrada comunión a los nuevos esposos. (canto de
comunión).
Concluído el momento de comulgar, y purificados los vasos sagrados que están sobre el
altar, todos se ponen de pie.

V. RITO DE CONCLUSIÓN
El sacerdote pronuncia la oración después de la Comunión, e imparte la bendición final.
Según la práctica arraigada en el pueblo de encomendar a la Virgen los distintos momentos
de la vida, los esposos pueden dirigir la siguiente oración a Nuestra Señora de Guadalupe.

Virgen María, esposa y Madre:


en este día feliz nos presentamos ante ti
con el corazón desbordante de alegría.
Tú que en Caná de Galilea, junto a tu Hijo,
intercediste por unos novios,
escucha la oración que te hacemos llegar.
Nuestro amor ha sido bendecido por Jesús
y como devotos tuyos, te pedimos que intercedas ante tu Hijo,
como en aquella hora, para que seamos
alabanza de la gloria de su gracia
y testigos luminosos ante los hombres
del amor que nos ha hecho esposos.
Amén.

Despues, si se cree conveniente, pueden ofrecer dos cirios encendidos o un ramo de flores
ante un altar de la Virgen; sería el momento más oportuno para la interpretación del
tradicional Ave María mientras todos salen de forma ordenada a esperar a los nuevos
esposos frente a la entrada de la Iglesia.

Preside la celebración:
Pbro. José Luis García Garduño

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