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Ritual de Confirmación

COMUNIDAD “SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”

Por imposición de manos y oración del


Excmo. Mons. Enrique José Parravano Marino
_____________________________________
Obispo de la Diócesis de Maracay

Capilla Sagrado Corazón de Jesús de Los Olivos


Diócesis de Maracay- Venezuela
MISA DE CONFIRMACIÓN
RITOS INICIALES

Canto de entrada: Hoy decimos que sí.

V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


R. Amén.

V. El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos colma con su alegría y
con su paz, permanezca siempre con todos ustedes.
R. Y con tu espíritu.

Monición
Hermanos en Jesucristo, el Señor:
Nos hemos reunido para celebrar la confirmación de algunos miembros de nuestra
comunidad de bautizados. La confirmación es uno de los tres sacramentos de la
iniciación cristiana. El Obispo, como representante principal de Jesucristo en la
Diócesis, preside esta asamblea, en la cual el Espíritu Santo, que ya habita en el corazón
de los bautizados, se les infundirá con mayor plenitud, a fin de hacerles madurar y
crecer como cristianos.
Renovemos nuestra fe en la presencia del Espíritu del Señor en medio de su asamblea, y
dispongámonos a recibir tanto los que se han de confirmar, como los que ya lo estamos,

V. Hermanos y hermanas:
Al comenzar esta celebración
imploremos la misericordia del Padre
y pidámosle que perdone nuestros pecados.

Breve pausa de silencio. Luego prosiguen todos juntos:

Yo confieso
ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.


Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Seguidamente se canta el Señor, ten piedad y el himno Gloria a Dios en el cielo.

ORACIÓN COLECTA

C umple, Señor, en nosotros tu Promesa: derrama tu Espíritu


Santo para que nos haga ante el mundo testigos valientes del
Evangelio de Jesucristo…

Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo


que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA

Monición de las lecturas


La Palabra de Dios nos hace conscientes de que el Espíritu Santo habita en nosotros,
posibilitando una vida nueva para anunciar el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Escuchemos con atención.

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías.
61,1-3a. 6a. 8b-9.

El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Él me envió a llevar la buena
noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos
y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza
para nuestro Dios; a consolar a todos los que están de duelo, a cambiar su ceniza por una
corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de alabanza.
Y ustedes serán llamados «Sacerdotes del Señor», se les dirá «Ministros de nuestro Dios.»
Les retribuiré con fidelidad y estableceré en favor de ellos una alianza eterna. Su
descendencia será conocida entre las naciones, y sus vástagos, en medio de los pueblos:
todos los que los vean, reconocerán que son estirpe bendecida por el Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del Salmo 103, 1-2a. 24 y 25c. 27-28. 29bc-30.

R. Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra.

Bendice, al Señor, alma mía;


Señor y Dios mío, inmensa es su grandeza.
Te vistes de belleza y majestad,
La luz te envuelve como un manto. R.

¡Que numerosas son tus obras, Señor,


y todas las hiciste con maestría!
La tierra está llena de tus creaturas,
bendice al Señor, alma mía. R.
Todos los vivientes aguardan
que les des de comer a su tiempo;
les das el alimento y lo recogen,
abres tú la mano y se sacian de bienes. R.

Si retiras tu aliento,
toda creatura muere y vuelve al polvo.
Pero envías tu espíritu, que da vida,
y renuevas el aspecto de la tierra. R.

SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas.
5, 16-17. 22-23a. 24-25.

Hermanos: anden según el Espíritu y no cumplirán los deseos de la carne; pues el deseo de
la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; pues estos se oponen el
uno del otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen.
En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad,
lealtad, amabilidad, dominio de sí. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne
con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu marchemos tras el Espíritu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Canto de aleluya…

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R. Aleluya, aleluya.
“El Espíritu de verdad estará con ustedes para siempre”
R. Aleluya, aleluya.

EVANGELIO
Mt 1, 18-23

Sacerdote o Diácono: El Señor esté con ustedes.


Todos: Y con tu espíritu.

Sacerdote o Diácono: Proclamación del santo Evangelio según san Juan.


Todos: Gloria a ti, Señor.
Enseguida signa el libro y a sí mismo. Luego inciensa reverentemente el libro de los Evangelios.
Prosigue.
†E n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si ustedes me aman, cumplirán mis
mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con
ustedes: el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo
conoce…» «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y
habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes
oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras
permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi
nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

Después de la lectura del Evangelio, el diácono deposita nuevamente y con toda reverencia el libro de los
Evangelios sobre el altar, donde permanece hasta el momento del ofertorio.

RITO DE LA CONFIRMACIÓN
PRESENTACIÓN DE LOS CONFIRMANDOS

Monición
Terminada la proclamación del Evangelio, una vez que el Obispo haya bendecido con el Evangeliario.

En este momento se colocan de pie los que van a ser confirmados a la vez que nuestro
párroco N. hará la presentación a la comunidad y Monseñor N. de estos jóvenes y
adultos que recibirán por su imposición de manos y crismación el don del Espíritu
Santo. Escuchemos en silencio.
Presentación de los confirmandos

Monseñor N. le presentamos hoy a este grupo de jóvenes y adultos que fueron


Sacerdote:
bautizados con la promesa de que serían educados en la fe, y de que un día recibirían por
medio del Sacramento de la Confirmación la plenitud del Espíritu Santo. Ese fue el
compromiso de sus padres y padrinos el día de su Bautizo, luego de una larga y ardua
preparación en la doctrina de Cristo y de la Iglesia católica, piden con toda humildad ser
admitidos a recibir el Sacramento de la Confirmación.

Obispo: ¿Sabes si son dignos de recibir tan grande Don?

Sacerdote:Todos ellos con sinceridad y humildad reconocen, junto con sus padres y
padrinos, que son dignos de tan grande Don por parte de Jesucristo y la Iglesia, pero
confían en la gracia de Dios Padre que les hace dignos de recibir la plenitud del Espíritu
Santo.
Obispo: ¿Te consta que están debidamente preparados en el conocimiento de las enseñanzas
de Cristo y de la Santa Madre Iglesia?
Sacerdote: Reverendo Padre, Yo Pbro. N. que acompaño a esta comunidad, tengo la
satisfacción y la alegría de comunicarle a la asamblea aquí reunida y a usted como Padre y
Pastor, que estos jóvenes han recibido la catequesis adecuada.

Obispo: Estimado Pbro. N., en nombre de la Santa Madre Iglesia Católica y basándome en
este testimonio presentado por usted, reconozco a todos estos jóvenes y adultos, dignos de
ser admitidos a recibir el Sacramento de la Confirmación.

Todos: ¡Demos gracias al Señor!

Homilía.

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES

Aquella fe recibida en el día del bautismo y profesada por medio de los padres y
Sacerdote:
padrinos, con la ayuda de ellos ha ido creciendo y fortaleciéndose. Ahora ha llegado el
momento de manifestar públicamente su opción personal por Cristo y su Evangelio.

Los confirmandos y toda la asamblea se colocan de pie para manifestar públicamente la renovación de sus
promesas bautismales, permanecen de pie, mientras el Obispo los exhorta con estas palabras:

Obispo: ¿En nombre de quien ustedes fueron bautizados?

Confirmandos: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Obispo: ¿Qué hizo Dios en ustedes el día del Bautismo?

Confirmandos: Él nos hizo hijos suyos, hermanos de Cristo y templos del Espíritu Santo.

Obispo: ¿Quieren celebrar con piedad y fidelidad los misterios de Cristo, especialmente el
sacrificio de la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación, para alabanza de Dios y
santificación del pueblo cristiano, según la tradición de la Iglesia?

Confirmandos: Sí, quiero.

RENUNCIA Y PROFESIÓN DE FE

Obispo: Para ser cristianos es necesario renunciar al pecado y aceptar a Jesucristo, por tanto
les pregunto: ¿Renuncian a Satanás, padre del odio y de la mentira, que les impide aceptar a
Jesús como Señor?

Confirmandos: Sí, renuncio.


Obispo: ¿Renuncian a todo lo que impide amar a Dios de todo corazón y sobre todas las
cosas?

Confirmandos: Sí, renuncio.

Obispo: ¿Renuncian a todo lo que les impide amar al prójimo como a nosotros mismos?

Confirmandos: Sí, renuncio.

¿Renuncian a todo lo que les impide comportarse como testigos de Jesús en el


Obispo:
mundo?

Confirmandos: Sí, renuncio.

Obispo: ¿Creen en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?

Confirmandos: Sí, creo.

Obispo: ¿Creen en Jesucristo, su único hijo, nuestro Señor, que nació de María virgen,
murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?

Confirmandos: Sí, creo.

¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que hoy, por el sacramento de la
Obispo:
Confirmación, se nos da de manera excelente, como a los apóstoles en el día de
Pentecostés?

Confirmandos: Sí, creo.

¿Creen en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los Santos, el perdón de los


Obispo:
pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna?

Confirmandos: Sí, creo.

Obispo:Todo cristiano tiene por Madre a la Virgen María. Al renovar las promesas del
bautismo, no podemos olvidarla por eso rezamos:

Oh Madre mía, yo te consagro hoy todo cuanto


Confirmandos:

soy, todo cuanto tengo y amo. Quiero ser tu hijo(a) como


Jesús lo fue. Quiero amarte como él te amó. Confiar en ti
como él confió. Ayúdame a vivir plenamente mi bautismo
para que un día pueda abrazar a tu Hijo y hermano mío,
Jesucristo mi Señor. Amén.
IMPOSICIÓN DE MANOS

Monición
Terminada la renuncia y renovación de las promesas, el Obispo impondrá las manos sobre los
confirmandos.

En este momento Monseñor N. va hacer presente dos signos cargados de sentido, y que
se han realizado en la Iglesia desde sus comienzos. Primero, va a invocar y a pedir el
Espíritu Santo que consagre a estos jóvenes y adultos como miembros vivos de la
Iglesia; después en silencio les impondrá las manos. Estos dos gestos se realizan desde
el tiempo de los apóstoles, expresan la transmisión del Espíritu Santo que los discípulos
recibieron el día de Pentecostés. Nos unimos todos en oración.

Obispo: Oremos con fe, hermanos para que el Espíritu del Señor descienda sobre quienes
van a ser confirmados y la fuerza del Altísimo los libere de todo mal.

Todos en silencio unos instantes. Luego el Obispo y los concelebrantes imponen las manos sobre los
confirmandos.

Obispo: D ios todopoderoso,


Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo,
a estos siervos tuyos
y los libraste del pecado;
escucha nuestra oración y envía sobre ellos
el Espíritu Santo Paráclito;
llénalos de espíritu de sabiduría
y de inteligencia,
de espíritu de consejo y de fortaleza,
de espíritu de ciencia y de piedad,
y cólmalos del espíritu de tu santo temor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
CRISMACIÓN

Monición
Terminada la imposición de manos y la oración, el Obispo crismará y signará con la cruz a los
confirmandos en la frente acompañados de su padrino o madrina según el orden establecido.

Hemos llegado al momento principal del rito de la Confirmación. Ahora, con otro gesto
que también viene de los Apóstoles, Monseñor N., va a marcar con la señal de la cruz a
estos confirmandos, y al mismo tiempo los unge con el óleo consagrado, el santo
Crisma, para significar que son propiedad del Señor.
La Iglesia expresa de este modo que el Espíritu de Dios va a ser el compañero de
camino que guie, ilumine, defienda y fortalezca a estos jóvenes y adultos. Con este rito
reciben la plenitud del Espíritu Santo para dar testimonio de la Verdad y ser, por el buen
olor de las buenas obras, fermento de santidad en el mundo. El padrino o la madrina,
que son quienes lo presentan se unen a sus hijos espirituales en este momento.
Seguidamente el diácono o sacerdote presenta el santo Crisma al Obispo.

Se acercan al Obispo los confirmandos, o bien el propio Obispo va pasando ante cada uno de ellos. El que
presenta al confirmando coloca su mano derecha sobre el hombro de éste y dice al Obispo el nombre del
presentado, a no ser que el mismo confirmando diga su nombre.

El Obispo moja el dedo pulgar de su mano derecha en el santo Crisma y hace con él la señal
de la cruz sobre la frente del confirmando diciendo:

Obispo: N. recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo.

Confirmando: Amén.

Obispo: La paz sea contigo.

Confirmando: Y con tu espíritu.

Si ayudan algunos presbíteros a administrar el sacramento de la Confirmación, los diáconos o los ministros
dan al Obispo todos los vasos del santo Crisma a fin de que el Obispo entregue personalmente el Crisma a
cada uno de los presbíteros; así aparece visiblemente que los presbíteros actúan en nombre del Obispo.

Los confirmandos se acercan al Obispo o a los presbíteros, o bien si se prefiere el Obispo y los presbíteros van
pasando ante cada uno de los confirmandos, los cuales son ungidos del modo que se ha indicado más arriba.

Terminada la unción el Obispo se lava las manos.

Mientras dura la unción de los confirmandos puede cantarse algún canto apropiado.

Cantos: Ilumíname. Danos tu Espíritu. Ven, Espíritu Santo.

Terminada la unción de todos los confirmandos, se hace la Oración universal, con el siguiente formulario u
otro parecido y debidamente aprobado.
ORACIÓN DE LOS FIELES

Obispo: Amados hermanos, oremos confiadamente a Dios, nuestro Padre; que nuestra
plegaria sea unánime, como una es la fe, la esperanza y la caridad que el Espíritu ha
infundido en nuestros corazones. A cada invocación respondamos:

R. Confirma, Señor, nuestra fe.

1. Por la santa Iglesia de Dios, para que, congregada por el Espíritu Santo en la
confesión de una misma fe, crezca en el amor y se dilate por el mundo entero hasta
el día de la venida de Cristo, bajo la guía del Papa N., de nuestro Obispo N., que
preside esta celebración y de todos los Obispos de la Iglesia, roguemos al Señor. R.

2. Por nuestro párroco, presbítero N., para que Dios bendiga su ministerio sacerdotal
en medio de nosotros, ayúdale a perseverar en su vocación y concédele las luces y
paciencia necesarias para apacentar a tu pueblo, roguemos al Señor. R.

3. Por nosotros, los que acabamos de ser confirmados, para que el don del Espíritu
Santo que nos ha hecho miembros más perfectos del pueblo de Dios nos arraigue en
la fe y nos haga crecer en el amor, y así demos con nuestra vida testimonio de
Jesucristo, roguemos al Señor. R.

4. Por nuestros padres y padrinos, para que con su palabra y ejemplo nos ayuden a
seguir a Cristo y a ser fieles a la fe, roguemos al Señor. R.

5. Por nuestros catequistas que con paciencia, constancia y perseverancia durante este
tiempo nos han formado, para que los llenes de los dones del Espíritu Santo y
proclamen siempre en su vida el amor de Dios, roguemos al Señor. R.

6. Por los hombres de todos los pueblos y de todas las razas, hijos de un único Padre y
Creador, para que se reconozcan mutuamente hermanos y trabajen por la llegada del
reino de Dios, que es paz y gozo en el Espíritu Santo, roguemos al Señor. R.

7. Por el aumento y perseverancia de las vocaciones sacerdotales, religiosas,


misioneras, laicales y al matrimonio en Venezuela, especialmente en nuestra
Diócesis de Maracay, para que entre los jóvenes que hoy han recibido el
Sacramento de la Confirmación, surjan testigos y apóstoles de Jesucristo en las
diversas vocaciones, roguemos al Señor. R.

8. Por nuestros familiares y amigos que han muerto en la paz de Cristo, para que gocen
de la paz de Cristo, roguemos al Señor. R.
Señor, Dios nuestro,
Obispo:
que diste a los apóstoles el Espíritu Santo,
y quisiste que por ellos y sus sucesores
fuera transmitido a todos los fieles,
atiende nuestras súplicas y concédenos
que lo que tu amor realizó
en los comienzos de la Iglesia
se realice también hoy
en el corazón de los creyentes.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
PROCESIÓN DE OFRENDAS

Monición
Los jóvenes que presentarán las ofrendas se dirigen a la parte de atrás de la iglesia y se organizan según el
orden dispuesto.

En estos momentos los jóvenes y adultos neo-confirmandos van a presentar sus vidas,
representadas en estas ofrendas ante el Altar del Señor.

Luz: Te ofrecemos, Padre Eterno, esta luz, símbolo de la presencia viva y resucitada de
Cristo entre nosotros y que deseamos que se siga desbordando para acrecentar la fe en
nuestras familias y amigos.

Flores: Estas flores representan la belleza y el don que nos regalas en la naturaleza y que
nosotros queremos que sea fruto de alegría y constancia de nuestro compromiso que hoy
inicia.

Alimentos y frutas: Te presentamos Señor, estos alimentos y frutos esfuerzo del trabajo
del hombre y que tus nos das para nuestro bien, permite que seamos fermento de tu
Evangelio para que demos frutos de buenas obras en el mundo.

Familia: Te presentamos Señor, a esta familia, célula fundamental de nuestra sociedad y


creación originaria tuya que nos muestra el verdadero valor del amor, la unidad y el
servicio, permite que en ella sean bendecidas todas nuestras familias.

Pan y vino: Presentamos ante tu Altar Señor, este pan y este vino que se convertirán por tu
Espíritu Santo en el alimento de vida eterna, tu cuerpo y sangre Señor. Ofrecemos con ellos
nuestras vidas para que sean transformadas y se conviertan en don para nuestros hermanos.

Canto de ofertorio: Te ofrecemos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Cuando se utiliza el Canon romano, se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio; en las Plegarias eucarísticas
II, III y IV se intercala la intercesión por los nuevos confirmandos como indica el Misal Romano.

Obispo: Oren,hermanos, para que este sacrificio mío y de ustedes sea agradable a Dios,
Padre Todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre
para nuestro bien y de toda su santa iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

A cepta, Padre santo, las ofrendas de tu familia,


y concede que, quienes han recibido el don del Espíritu Santo,
lo conserven siempre en sus mentes y corazones
y puedan alcanzar la recompensa eterna…
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

PREFACIO DE CONFIRMACIÓN

V. El Señor esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,


es bueno cantar tu gloria Padres santo,
fuente y origen de todo bien.
Tú, en el bautismo das nueva vida a los creyentes
los haces participes del misterio pascual de tu Hijo.
Tú los confirmas con el sello del Espíritu,
mediante la imposición de manos
y la unción del crisma.
Así, renovados a imagen de Cristo,
el ungido por el Espíritu Santo
y enviado para anunciar la Buena Nueva
de la salvación, los haces tus comensales
en el banquete eucarístico
y testigos de la fe en la Iglesia y en el mundo.
Por eso, nosotros, reunidos en esta asamblea festiva
para celebrar los prodigios de un renovado Pentecostés,
y unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos el himno de tu gloria.
Santo, Santo, Santo...

Canto: Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA III


El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CP Santo ere en verdad, Padre,


y con razón te alaban todas tus creaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:


CC Por eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para Ti,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el vino conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan
en el Cuerpo y + la Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,

Junta las manos:


que nos mandó celebrar estos misterios.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión, como lo
requiere la naturaleza de las mismas palabras.

Porque Él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:


Tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:


tomó este cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión.

Luego dice una de las siguientes fórmulas:

CP Éste es el Misterio de la fe.


O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CC Así, pues, Padre,


al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia
y reconoce en ella la Victima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad;
para que,
fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

C1 Que Él nos transforme en ofrenda permanente,


para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
San José, su esposo,
los Apóstoles y los Mártires,
(San N.: santo del día o patrono)
y todos los Santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.

En la Misa de Confirmación

Ayuda a tus hijo (N. y N.),


que hoy has confirmado
marcándolos con el sello del Espíritu Santo;
custodia en ellos el don de tu amor.

C2 Te pedimos, Padre,
que esta Victima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
A tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N.
Al Orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo reunido por Ti.

Atiende los deseos de esta familia


que has congregado en tu presencia.

En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse:

† en el domingo, día en que Cristo


Ha vencido a la muerte
Y nos ha hecho participes de su vida inmortal.
Reúne en torno a Ti, Padre misericordioso,
A todos tus hijos dispersos por el mundo.

A nuestros hermanos difuntos,


y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de gloria,

Junta las manos:


Por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:

CP Por Cristo, con él y en él,


o a ti, Dios Padre omnipotente,
CC en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

Asamblea:
Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN

Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el obispo, con las manos juntas. Dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
digamos con fe y esperanza:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:


Padre nuestro…

El obispo, con las manos extendidas, prosigue él solo:


Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.

El pueblo concluye la oración, aclamando:


Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre. Señor.

Después el obispo, con las manos extendidas, dice en voz alta:


Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
“La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Asamblea:
Amén.
El obispo, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu

Luego se canta:
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
El obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y. sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo
muestra al pueblo, diciendo:
Este es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade:


Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

COMUNIÓN

Monición antes de la comunión


Nos acercamos a recibir a Jesús sacramentado, este es el Pan del Cielo, que nos habla de
siembra y de cosecha, un pan solidario que no sirve para ser acaparado sino para ser
compartido y celebrado en Comunidad. Este Pan del Cielo, lo bendice, lo parte con sus
manos llagadas por amor y nos lo sirve el mismo Señor resucitado. Es por ello, que
debemos recibirlo debidamente preparados, confesados previamente, los que no puedan
recibirlo sacramentado les invitamos a realizar en silencio y mentalmente la Comunión
Espiritual.
Cantos: Deja que el Señor te envuelva. EL Señor nos llama. Oh, sagrado convite.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

T e pedimos, Señor,
que continúes favoreciendo a estos hijos tuyos,
a quienes has ungido
con el don del Espíritu Santo
y has alimentado con el sacramento de tu Hijo;
haz que, superando las dificultades de la vida,
alegren con su santidad a la Iglesia
y, por medio de sus obras y de su amor,
la hagan crecer en el mundo…
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN SOLEMNE

El obispo, con mitra, invoca la bendición, diciendo:


El Señor esté con ustedes.
La asamblea responde:
Y con tu espíritu

El obispo con las manos extendidas sobre los confirmados y el pueblo dice:
Los bendiga Dios, Padre Todopoderoso,
que los hizo hijos adoptivos suyos
al renacer del agua y del Espíritu Santo,
y los proteja con su amor paternal.
La asamblea responde:
Amén.

El obispo prosigue:
Los bendiga el Hijo, su Unigénito,
quien prometió que el Espíritu de la Verdad
permanecería siempre en la Iglesia,
y los confirme con su poder
en la confesión de la fe verdadera.
La asamblea responde:
Amén.

El obispo prosigue:
Los bendiga el Espíritu Santo,
que inflamó los corazones de los discípulos
con el fuego de la caridad,
los congregue en la unidad
y los conduzca sin tropiezos a los goces del reino de Dios.

La asamblea responde:
Amén.

El obispo, recibe el báculo y dirigiéndose a la asamblea dice:


Y a todos ustedes, que están aquí reunidos,
Los bendiga Dios todopoderoso,

Pa + dre, Hi + jo y Espíritu + Santo,

La asamblea responde:
Amén.
El Obispo culmina diciendo:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz.
Asamblea: Demos gracias a Dios.
-Canto de salida.

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