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La deuda externa del Perú para el período de estudio de 2010 a 2023 actualmente
asciende a USD 47,159.00 millones en términos absolutos, todo debido a factores o
condiciones externas que provocaron diversas recesiones económicas en el país, a pérdidas
de empleo, así como la caída de los ingresos y una gestión que dejo mucho que desear por
parte del gobierno, afectando así al consumo interno y teniendo un déficit en la balanza de
pagos.
Durante el primer tramo de estudio que va de 2010 a 2014, se ve una tendencia a la baja,
que en términos absolutos representa una reducción de la deuda de USD 1,246.96
millones. Dentro de este tramo podemos destacar la primera emisión de un bono global a
diez años por USD 1,000 millones con una tasa de cupón de 7.125 Pp, así como la emisión
de bonos peruanos de 25 a 16 años por el mismo monto con una tasa cupón de 7,35 Pp, y
finalmente, como otro aspecto importante esta que el gobierno realizó una operación de
canje y compró parcialmente bonos Global 2012, 2015 y 2016 USD y Global 2014 Euro
bonos para reducir la deuda total.
Como segundo tramo a analizar consideramos el período entre los años 2014 – 2019
durante los cuales la deuda presento una leve tendencia al alza, entre los aspectos más
relevantes que ocasionaron esto está la prefinanciación de una parte de las necesidades
fiscales por parte del gobierno Central, debido a el mayor endeudamiento externo de las
empresas públicas y por la materialización del riesgo cambiario, y también la apreciación
del dólar estadounidense jugo un papel importante,
Como tercer tramo tenemos la evolución de la deuda entre 2019 y 2021, durante el cual la
deuda externa del país mostro una tendencia al alza debido a la llegada de la pandemia de la
COVID-19 lo cual generó un contexto desfavorable, por la incertidumbre sobre su
magnitud y persistencia, con efectos adversos sobre la economía mundial y local. Las
consecuencias de las medidas adoptadas para hacer frente a la emergencia sanitaria para
contener el virus han ocasionado perturbaciones significativas en el funcionamiento del
sistema económico y en los mercados financieros mundiales. En respuesta, los Gobiernos
tomaron medidas monetarias y fiscales extraordinarias.
Como último tramo tenemos al período 2021- 2023 durante el cual se aprecia una tendencia
al alza pero muy leve a pesar de que la economía mundial estuvo afectada por una serie de
fuertes acontecimientos macroeconómicos y geopolíticos que se reforzaron mutuamente,
como el conflicto entre Rusia y Ucrania, la crisis energética en Europa, las tensiones entre
Estados Unidos y China, y las fuertes medidas adoptadas por las autoridades de este último
país para contener la pandemia del Covid-19, sucesos que contribuyeron a acentuar la
inflación global que ya se estaba incrementando desde finales de 2021, la inflación alcanzó
niveles no vistos en décadas1 , lo que conllevó a un giro de la política monetaria por parte
de los Bancos Centrales los cuales aceleraron y endurecieron su proceso de normalización
monetaria, principalmente a través de sucesivas y agresivas subidas en la tasa de interés de
referencia, lo que se convirtió en una tendencia global y reafirmó la postura contractiva de
las principales entidades monetarias como la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central
europeo (BCE). Este contexto no solo generó volatilidad e incertidumbre, conllevó a un
deterioro de las perspectivas para el comercio internacional y a una ralentización de la
recuperación económica después de la crisis del Covid-19.
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