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Presentado por:
Presentado a :
Juan Carlos Ligarreto Parra
Universidad ECCI
Relaciones monetarias internacionales
curso 4AN
Facultad de ciencias económicas y administrativas
Bogotá D.C.
2021
INTRODUCCIÓN
Se entiende como deuda externa bruta al monto, o la suma de las deudas que tiene un
determinado país con entidades extranjeras.La estadística de deuda externa incluye el
financiamiento obtenido bajo las modalidades de préstamos bancarios, créditos comerciales
(de proveedores), títulos de deuda (bonos) y arrendamiento financiero, y no incluye los
pasivos por concepto de inversiones de portafolio en Colombia.El principal argumento para
que un país contraiga una deuda es que teóricamente permite conservar los recursos
propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y
servicios. Sin embargo, se vuelve un problema cuando dicho dinero no se utiliza en aquello
para lo que fue solicitado, cuando se usa de manera ineficiente o cuando las condiciones de
devolución se endurecen ya sea por incumplimientos anteriores del deudor o por presiones
externas para modificar la política económica.
En primer lugar, se debe tener en cuenta que desde que llegó la pandemia al país, en
marzo de 2020, el nivel del endeudamiento externo colombiano ha aumentado en
US$16.291 millones hasta enero de 2021. Es decir, pasó de US$140.543 millones en el
tercer mes del año pasado a los ya mencionados US$156.834 millones al primer mes de
2021.
A diciembre de 2020, el saldo de la deuda externa del sector público alcanzó un monto de
US$89.699 m, mayor en US$15.864 m (21,5%) respecto a diciembre de 2019. Dicho saldo
equivale al 32% del PIB (Gráfico 2). El aumento del saldo fue explicado por la mayor deuda
de largo plazo, US$16.040 m (22%) y por y por la reducción de la deuda de corto plazo,
US$176 m (20,4%).
Del saldo de la deuda contratada a largo plazo, el 72% está en cabeza del gobierno central,
seguido por las entidades descentralizadas nacionales que responden por el 20% y el
restante 8% corresponde a obligaciones de otros deudores (Gráfico 3). Por prestamistas, el
53% de esta deuda corresponde a títulos de deuda emitidos en los mercados
internacionales, el 36% a deuda contratada con la 2 Incluye efecto cambiario 4 banca
multilateral y el restante 11% pertenece a entidades bilaterales, y a otras instituciones
financieras (Gráfico 4).
Respecto a diciembre del año anterior (Gráfico 5), las entidades no bancarias y financieras
aumentaron sus obligaciones externas en US$15.705 m (22,2%) y US$159 m (5,2%)
respectivamente. En 2020, el servicio de la deuda 4 ascendió a US$6.520 m, inferior en
US$2.448 m respecto a 2019. Esta reducción obedece, principalmente, a los mayores
vencimientos por concepto bonos tanto del gobierno como de empresas públicas ocurridos
en 2019 (Gráfico 6). Del monto del servicio, US$3.075 m (47%) fueron por amortizaciones y
US$3.446m(53%) por intereses.
Deuda externa sector privado
Al cierre de diciembre de 2020, el saldo de la deuda externa del sector privado fue de US$
65.269 m (23,3% del PIB). De este monto, el 79% correspondió a obligaciones del sector no
bancario y el restante 21% a deudas adquiridas por instituciones del sector bancario. Con
relación al saldo de la deuda del sector no bancario, los préstamos con entidades del
exterior representaron el 78,2%, los créditos de leasing financiero el 10%, las obligaciones
por concepto de crédito de proveedor el 7,4%, el 4,4% restante corresponde a bonos y
pasivos de seguros (Gráfico 8). En cuanto al sector bancario, a diciembre de 2020, las
obligaciones por concepto de préstamos representaron el 47% de la deuda externa, el
49,3% correspondió a bonos adquiridos por inversionistas extranjeros y el restante 3,7% a
depósitos de no residentes.
Al término de 2020, el saldo de deuda al externa del sector privado aumentó US$421(1%) m
respecto a un año atrás, El sector privado no bancario incrementó sus obligaciones externas
en US$3.156 m (6,5%) frente a lo registrado en diciembre de 2019. Este aumento se
explica, principalmente, los ingresos netos por concepto de préstamos tanto de largo como
de corto plazo, compensado parcialmente por el vencimiento de bonos. Por su parte, el
saldo del sector privado bancario se redujo en US$2.735 m (-16,6%) frente al observado a
diciembre de 2019. Este resultado se explica principalmente por el pago de préstamos de
corto plazo. El Cuadro 1 muestra la distribución de acuerdo con la actividad económica de
las empresas que contrataron deuda entre 2010 y 2020. Los desembolsos recibidos en lo
corrido del año 2020 fueron adquiridos en su orden por el sector de transporte y
comunicaciones (19%), empresas manufactureras (18%), auxiliares financieros (16%), y por
el sector minero (16%). El resto de actividades (en el que sobresale el comercio) responden
por cerca del 32%.
Por concepto de préstamos de largo plazo adquiridos en el cuarto trimestre de 2020, el
plazo promedio (ponderado por monto) fue cercano a 6 años. El plazo del endeudamiento
de corto plazo (excluyendo plazos menores a un mes) fue cercano a 6 meses.
La deuda privada externa está constituida por las obligaciones que los agentes privados
adquieren con no residentes sin garantía del sector público. Estas obligaciones se derivan
de la colocación de bonos en el exterior, la financiación de operaciones de comercio exterior
y los préstamos externos. Los recursos obtenidos tienen por objeto financiar: capital de
trabajo, procesos de privatización, inversiones en el exterior, importaciones y procesos
productivos dirigidos a exportaciones, entre otros. El sector privado contrata deuda externa
a través de dos modalidades. La primera es la financiación directa (préstamos- dentro de los
cuales se incluye el arrendamiento financiero -, bonos y crédito comercial) que otorgan
entidades del exterior a las empresas nacionales. La segunda modalidad es la deuda
externa que se adquiere a través del sistema financiero nacional. En este caso las
corporaciones financieras, compañías de financiamiento comercial y los bancos comerciales
realizan una labor de intermediación con los corresponsales extranjeros para el
financiamiento de operaciones de comercio exterior.
No obstante, es importante tener en cuenta y entender más a fondo cuales han sido las
causas de esta deuda externa, así mismo aquellas instituciones a las cuales está sujeta
esta deuda de Colombia.
Para empezar, Colombia por tradición nunca ha permitido una apertura agresiva de las
finanzas mundiales. Esta posición se puede corroborar con los siguientes hechos:
Solo a partir de 1948 -1949, cuando se creó el BIRF, el país empieza a tener contacto con
los organismos del crédito internacional. Así mismo, en los inicios de la década del sesenta,
Colombia tenía contratada el 80% de su deuda con la Banca Multilateral y no con la
comercial.
Es sólo a partir de 1980 que nuestro país financia su déficit de cuenta corriente, con créditos
de la Banca Comercial, cambiando su esquema tradicional.
Tres elementos han definido el endeudamiento del sector público colombiano, teniendo en
cuenta alto nivel de participación en la deuda externa total:
c) Grandes sumas de dinero han sido gastadas por el Gobierno tratando de lograr la
recuperación de la industria, como consecuencia de que el sector financiero nacional en
combinación con el sector real de la economía se dedicaran a la especulación en detrimento
de la inversión productiva. Es decir, las grandes empresas se endeudaron para dedicar su
excedente a comprar otras empresas y así consolidar un pool financiero e industrial.
En conclusión puede afirmarse que Colombia se endeuda para financiar crecimiento, pero
también para subsanar políticas y situaciones desacertadas del Gobierno, la industria y el
sector financiero.Por ende, ya para este año 2021, el Gobierno deberá pagar $852.976
millones correspondientes a intereses y cuotas de más de 30 préstamos y empréstitos con
entidades multilaterales que vencen en diciembre de este año.Dentro de los préstamos que
vencen en 2021, hay créditos con distintas entidades como el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Banco
Internacional de Reconstrucción y Fomento (Birf), entre otros. Es decir que Colombia
debe a acreedores internacionales la mitad de lo que produce su economía, es decir, que
de cada $100 pesos casi $50 ya son obligaciones en el exterior.
Por otro lado, el tener una deuda externa en el país ha generado diversas consecuencias e
impacto en el área económica y social, como las siguientes:
Es importante recalcar que el crédito externo es una de las fuentes de financiación más
importante del gobierno nacional. Dentro de ella intervienen distintos tipos de prestamistas
como son la banca multilateral, los ahorradores independientes, cuyos préstamos se
adquieren a través de la colocación de bonos externos, los proveedores, los gobiernos, etc.
Hasta la primera mitad de los años noventa, las fuentes externas de financiación estaban
concentradas en la banca multilateral. Los recursos que de allí provenían financiaban
proyectos de inversión pública como generadoras eléctricas, troncales viales,
infraestructura, comunicación, etc. Después, en la segunda mitad de la década, el
porcentaje de crédito externo proveniente de la
La banca multilateral disminuyó significativamente y fue sustituida por la colocación de
bonos externos.
En cuanto al porcentaje del PIB que representó la deuda, el Emisor confirmó que para este
mes fue de 51,8%, siendo menor que en diciembre, cuando se reportó un máximo de
56,9%, cifra que no se había visto en el último año.
Además, se pudo evidenciar que el resultado fue casi similar a los niveles que se
presentaron en los primeros meses de 2020, cuando el porcentaje del PIB de la deuda se
mantenía en alrededor de 51%.
En cuanto a la deuda pública, la cifra con la que se cerró enero fue de US$92.154 millones,
es decir, un crecimiento de alrededor de US$3.000 millones, frente a lo reportado en
diciembre de 2020. Así mismo, la deuda privada sumó US$64.681 millones, siendo esta
menor en casi US$400 millones que a la del mes inmediatamente anterior que reportó
US$65.034 millones.
Conclusiones
Bibliografía
Rubio, Orlando; Jair Ojeda y Enrique Montes (2004), Deuda externa, inversión y crecimiento
en Colombia,1970-2002, Revista del Banco de la República, 916, 22-63