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IPC – PRIMER PARCIAL

Lección 1: El reconocimiento de argumentos.


Tanto la producción como la evaluación de argumento son parte de la vida cotidiana y también son parte
de las teorías y de la actividad científica.
La investigación científica es, entre otras cosas, un tipo de actividad lingüística. Representa el
esfuerzo por desarrollar y transmitir un cuerpo de conocimiento que nos permita comprender el mundo y
transformarlo. Ese cuerpo de conocimiento suele ofrecerse bajo la forma de sistemas de afirmaciones, las
cuales son presentadas y discutidas dentro y fuera de las comunidades científicas. La actividad científica
incluye el desarrollo y aplicación de teorías para explicar y predecir fenómenos, la búsqueda de evidencia
y la formulación de rezones para sustentar teorías, la divulgación de investigaciones y resultados y,
además, la participación en la toma de decisiones. Un elemento común a todos estos aspectos del
quehacer científico es que las afirmaciones involucradas en el discurso científico son articuladas
inferencial mente.
Promover una actitud crítica puede tener, y es deseable que tenga, un costado contractivo. Es posible
pensarlo como el mejor contexto para formar una opinión o tomar posición sobre un tema. Ser crítico
respecto de los otros, pero también de nosotros mismos, nos puede conducir a revisar nuestras creencias
y deberíamos estar dispuesto a ello. Es altamente factible que ocurra que nos encontremos con que
nuestra posición es insostenible a la luz de nueva información, la luz de más o mejores razones. Puede
que notemos que hay conflictos entre nuestras creencias, y que estas deben ser revisadas, modificadas,
incluso abandonadas.
Un argumento es un fragmento de lenguaje, ya sea escrito u oral. No todo fragmento del lenguaje es un
argumento. Es un conjunto de oraciones, más precisamente, de preposiciones. La oración es el soporte
material de la preposición, que es aquello que tal oración afirma. Las preposiciones afirman o niegan
que algo sea el caso y son tales que tiene sentido preguntarse por su verdad o falsedad. En los argumento
, es posible reconocer cierta estructura, en la que no todas las preposiciones cumplen el mismo rol. En un
argumento hay premisas y conclusiones, algunas de esas preposiciones se ofrecen en favor de otra; esto
es: las premisas pretenden sostener, abandonar, establecer, dar razones a favor de la conclusión. Alguna
o algunas de estas preposiciones se esgrimen como razón (premisa) a favor de otra que pretende ser así
establecida (conclusión). Los argumentos tienen una o más premisas y una única conclusión. La
conclusión puede ser compleja, pero siempre ha de ser única. Un argumento puede ser formulado en una
sola oración. Algunos argumentos logran fundar su conclusión mejor- de modo más concluyente-que otros.
Si bien podemos distinguir cierta estructura en los argumentos, su formulación no suele respetar un orden
preciso. La conclusión no necesariamente se ofrece al final del argumento.
El empleo de comillas como recurso para referirnos a expresiones lingüísticas. Suele hacerse una
distinción entre uso de expresiones y su mención.
Ej: Federico es un buen amigo → USO
“Federico” es un nombre propio→ MENCION
Una expresión, o incluso una oración, es usada cuando se la utiliza para referir a alguna entidad
extralingüística. Cuando con una expresión nos referimos al lenguaje (expresiones u oraciones), se dice
que está mencionada.
Lección 2: tipos de oraciones.
Clasificación según criterios lógicos
Tipos de oraciones en relación con su forma: esas oraciones podrán desempeñar tanto el rol de premisas
como el de conclusión. Hay oraciones simples y oraciones complejas.
A) Las oraciones simples son aquellas que no contienen expresiones lógicas.
Ejemplo→ Han aumentado los salarios.

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B) Las oraciones complejas pueden ser analizadas como combinando dos proposiciones mediante
expresiones tales como “y”, “o”, “pero”, “si… entonces”.
Ejemplo→ Si Amalia recibe la medicación entonces sanará.
Tales expresiones suelen ser denominadas expresiones lógicas y permiten combinar oraciones para dar
lugar a otras más complejas. Suelen considerarse complejas también aquellas oraciones que expresan la
negación de proposiciones. En este caso no se combinan proposiciones; sin embargo, se las suele
considerar oraciones complejas porque la negación, de algún modo, incrementa la complejidad de las
oraciones.
Oraciones complejas
1) Las conjuciones: Un primer tipo de oración compleja, en ellas se afirman dos o más proposiciones.
Llamaremos conyuntos a cada una de las proposiciones combinadas por la conjunción. Existen diversos
modos de expresar conjunciones en español. El más obvio tal vez sea “y”; sin embargo, la expresión
“pero” puede tener una función similar.
Ejemplo→ El artículo 87 y el artículo 88 del Código Penal Argentino penalizan el aborto.
¿En qué condiciones consideraríamos que la oración es verdadera? Hay exactamente cuatro situaciones
posibles en relación con esta oración:
Si tanto A como B son verdaderas... = la conjunción es verdadera.
Si tanto A como B son falsas... = la conjunción es falsa.
Si A es verdadera pero B falsa... = la conjunción es falsa.
Si A es falsa pero B verdadera... = la conjunción es falsa.

Las conjunciones son verdaderas sólo en el caso en que ambos conyuntos -ambas proposiciones
combinadas por la conjunción- sean verdaderas. En el resto de los casos resultan falsas.
2) Las disyunciones: combinan dos o más proposiciones, pero a diferencia de lo que ocurre con las
conjunciones, no se afirma que las proposiciones involucradas sean el caso, sino solo que al menos una
de ellas lo es.
Ejemplo→ Los argumentos a favor de la legalización del aborto se basan en negar el carácter de persona
al feto o en destacar la importancia del derecho de la madre sobre su propio cuerpo.
Esta oración no excluye el caso de argumentos que refieran a ambas cuestiones, pero tampoco se
compromete con ello. Este tipo de oraciones se denominan disyunciones inclusivas. Estas oraciones
afirman que al menos uno de los conyuntos es cierto (sin excluir la posibilidad de que ambos lo sean).
Si A y B son falsas = la disyunción inclusiva es falsa.
Si A es verdadera pero B falsa= la disyunción inclusiva es verdadera.
Si A y B, son verdaderas = la disyunción inclusiva es verdadera.
Si A es falsa pero B verdadera = la disyunción inclusiva es verdadera.

Las disyunciones inclusivas son falsas sólo en el caso en que ambos disyuntos -ambas proposiciones
combinadas por la disyunción- sean falsos. En el resto de los casos resultan verdaderas.
Existen ciertos casos de disyunciones en las cuales se afirma que uno de los disyuntos es el caso, pero se
excluye la posibilidad de que ambos lo sean; esas oraciones se denominan disyunciones exclusivas.
Llevan más información que las inclusivas.
Ejemplo→ O bien el feto es una persona, o bien no lo es.
Si ambos disyuntos son falsos = la disyunción exclusiva es falsa.
Si sólo uno de los disyuntos es verdadero = la disyunción exclusiva es verdadera.
Si ambos disyuntos son verdaderos = la disyunción exclusiva es falsa.
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3) Las oraciones condicionales: este tipo de oraciones generalmente se expresa mediante la cláusula
“Si… entonces…” o “Si…,…”. Este tipo de oración combina dos proposiciones pero de un modo particular,
no afirma ninguna de las proposiciones combinadas; solo afirma que existe una relación entre ambas: que
en el caso de darse una, se da la otra; que la verdad de una implica la verdad de la otra
→ Condicional suficiente
Ejemplo→ Un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inunda. / Es suficiente que un tsunami azote
Buenos Aires para que la ciudad se inunde. / Basta que un tsunami azote Buenos Aires para que la ciudad
se inunde.
La oración afirma que es condición suficiente que ocurra un tsunami para que se inunde la ciudad, pero no
dice que sea necesario que ello ocurra para que la ciudad se inunde. En otras palabras, no afirma que la
única situación capaz de ser responsable de una inundación sea un tsunami.
La proposición que expresa la condición suficiente es verdadera (el tsunami azota Buenos Aires) y falsa la
otra proposición combinada por la expresión condicional (la ciudad no se inunda) = falsa
Falsa la proposición que expresa la condición suficiente (no ocurre un tsunami) mientras que la otra
proposición combinada por el condicional fuera verdadera (la ciudad de Buenos Aires se inunda) =
verdadera
Ambas proposiciones combinadas por la expresión condicional resulten ser falsas = verdadera
Si ambas proposiciones resultan ser verdaderas = es verdadera
→ Condicional necesaria
Ejemplo→ Solo si un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inunda. / Es necesario que un tsunami
azote Buenos Aires para que la ciudad se inunde. / Únicamente si un tsunami azota Buenos Aires, la
ciudad se inunda. / Buenos Aires se inunda, solo si un tsunami azota la ciudad.
Afirma que la ciudad se inunda únicamente si ocurre un tsunami, es decir, que es necesario (aunque tal
vez no sea suficiente) que ocurra un tsunami para que la ciudad se inunde.
Si ambas proposiciones son verdaderas = es verdadera
Si la condición necesaria es verdadera mientras que la otra proposición en falsa = es falsa
Si la condición necesaria es falsa y la otra proposición es verdadera = es verdadera
Si ambas son falsas = es verdadera
4) Bicondicional
Establece entre las partes de la oración una relación condicional que va en ambos sentidos; afirman que la
relación de condicionalidad es tanto necesaria como suficiente. Suelen formularse con expresiones como
“si y solo si” o “siempre y cuando”, “si… entonces…” o “… solo si…”
Ejemplo→ Buenos Aires se inunda siempre y cuando sea azotada por un tsunami.

A B A siempre y
cuando B
1. Verdadera Verdadera Verdadera
2. Verdadera Falsa Falsa
3. Falsa Verdadera Falsa
4. Falsa Falsa Verdadera

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C) Las negaciones: comportan cierto tipo de complejidad. se diferencian de las oraciones complejas antes
consideradas, pues al negar una oración, no se la combina con otra. En las negaciones simplemente se
dice que no es el caso que ocurra algo. Inumerables modos de expresar negaciones: “es falso que”, “no”,
“no es cierto que”, “nadie”, con la partícula “des-” o “in-”, entre otros.
Ejemplo→ Marte está deshabitado
El valor de verdad de la oración depende del valor de verdad de la proposición que está siendo negada.
Ejemplo→ Marte está habitado.
De modo que si fuese verdadera, si efectivamente Marte está habitado, su negación resultará falsa, y a la
inversa.
Oraciones según su alcance:
1) Enunciados singulares: un enunciado es singular cuando habla sobre un individuo específico. Ese
individuo no tiene por qué ser una persona. Atribuyen una propiedad a alguien o algo.
Ejemplo→ Bernardo Houssay ganó el premio Nobel / El Obelisco mide más de 60 metros
Para determinar la verdad o falsedad de la oración, deberíamos analizar el caso en cuestión. Si
efectivamente Houssay hubiera recibido el premio Nobel; de lo contrario sería falsa.
2) Enunciados existenciales: nos dicen que algunos miembros de determinado conjunto cumplen
determinada propiedad.
Ejemplo→ Algunos médicos se dedican a curar niños.
Para probar que un enunciado existencial es verdadero, basta con encontrar un caso que pertenezca al
conjunto y cumpla la propiedad (en este caso, un médico que se dedique a curar niños). En cambio, para
probar que un enunciado existencial es falso, debemos recorrer todo el conjunto y mostrar que en cada
uno de los casos, el individuo que pertenece al conjunto no cumple con la propiedad (en nuestro ejemplo,
debemos demostrar que ningún médico se dedica a curar a los niños).
3) Enunciados universales: hablan sobre todos los miembros de un conjunto.
Ejemplo→ Todos los médicos cardiólogos hicieron la residencia.
Para probar que esta oración es verdadera, debemos analizar caso por caso y demostrar que la propiedad
siempre se cumple; en este ejemplo, debemos determinar que cada uno de los cardiólogos haya hecho la
residencia. En cambio, para probar que la oración es falsa, basta con encontrar un caso que pertenezca al
conjunto pero donde no se cumpla la propiedad; en nuestro ejemplo, debemos encontrar un cardiólogo
que no haya hecho la residencia.
4) Enunciados estadísticos o probabilísticos: asignan una cierta probabilidad a determinado fenómeno
o conjunto de fenómenos. Los enunciados estadísticos pueden ser muy distintos entre sí y servir para
distintos propósitos.

Ejemplo→ a probabilidad de que un fumador desarrolle cáncer de pulmón es 0,2 / Es altamente


improbable que en la Argentina el 20 de diciembre haga más frío que el 20 de abril.
No hay una versión universalmente aceptada de cómo se prueba la verdad o falsedad de los enunciados
estadísticos. Por ejemplo, si la probabilidad de que llueva el jueves es 60% y de hecho llueve el jueves,
¿podemos decir que hemos establecido la verdad del enunciado? Claramente no hemos establecido su
falsedad, pero tampoco parece que hubiéramos probado que fuera verdadero.

-Oraciones según su condición de verdad

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1) Tautologías: tipo de oraciones cuyo valor de verdad sí queda determinado por la forma de la oración y
resulta independiente de su contenido. Tiene la forma de una disyunción inclusiva. Oración que
necesariamente tiene que ser verdadera en función de su forma lógica
Ejemplo→ Daiana vendrá o no vendrá.
Las condiciones de verdad de este tipo de oraciones: es verdadera cuando uno (y solo uno) de los
disyuntos son verdaderos, falsa en los otros casos. Cualquier oración de la forma siguiente será
verdadera: ‘A o no A’.
2) Contradicciones: oraciones que son falsas en toda situación posible, no importa cuando ni donde la
profiramos; la oración es falsa. Sigue la forma siguiente: A y no A.
Ejemplo→ Llueve y no llueve. / No es cierto que llueve y no llueve.
3) Contingencias: una oración que puede resultar ser verdadera o falsa según sea el caso. Aquellas que
pueden resultar verdaderas o falsas según se dé o no el estado de cosas afirmado en ellas. Está dada por
las expresiones lógicas: “no”, “si…entonces…”, “y”, “pero”, “o”, “o bien… o bien…”, “siempre y cuando”,
entre otras. No es no una tautología ni una contradicción.
Ejemplo→ A Daiana le gusta el chocolate.
Si una oración es una CG, su negación ser una CG.
Si una oración es una CC, su negación será una T.
Si una oración es una T y se la pone en conjunción con otra T, la oración será una T.
Si una oración es una T y se la pone en conjunción con una CC, la oración será CC.
Si una oración es una T y se la pone en conjunción con una CG, la oración será CG.
Si una oración es una CC y se la pone en conjunción con una CG, la oración será una CC.

Lección 3: Los argumentos deductivos y su evaluación.


Evaluación de argumentos
Estamos ahora en condiciones de emprender la labor fundamental de su evaluación y, consecuentemente,
de su crítica. Evaluar un argumento puede consistir, en términos muy generales, en determinar si es bueno
o malo, o tal vez, qué tan bueno o qué tan malo es. La pregunta por las virtudes de un argumento contiene
al menos dos cuestiones:
1. ¿Logran las premisas ofrecer apoyo a la conclusión? ¿En qué grado lo hacen?
2. ¿Son las premisas verdaderas? ¿Qué tan confiables son?
Esta doble cuestión radica en la naturaleza misma de los argumentos. Al argumentar, damos por supuesto
ciertos elementos (las premisas) y, en base a ellos, inferimos una determinada conclusión.
Hay ciertos casos en que si bien las premisas logran ofrecer razones a favor de la conclusión –esto es: si
se suponen dichas premisas, la conclusión se sigue de ellas–, esas premisas resultan cuestionables.
Difícilmente estaríamos dispuestos a admitir un argumento que suponga premisas falsas o difíciles de
aceptar como un buen argumento sin más.
Ejemplo→ La Luna es de chocolate y la Tierra, de dulce de leche. Por lo tanto, la Luna es de chocolate.
En otros casos, por el contrario, las premisas son confiables; creemos en su verdad, pero por sí mismas
no logran establecer la conclusión.
La lógica es una disciplina que provee claras estrategias para evaluar los argumentos en el primer sentido,
es decir, permite considerar si la conclusión se encuentra apoyada y, si fuera el caso, en qué grado se
encuentra apoyada por las premisas. Respecto de lo segundo, en tanto ello depende del contenido de lo
afirmado en las premisas y usualmente de factores extra-lógicos.

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Hay distintos tipos de argumentos. Algunos de ellos ofrecen razones concluyentes a favor de la
conclusión: se trata de los argumentos deductivos.
Tipos de argumentos: deductivos e inductivos
Los argumentos son parte central de nuestra práctica lingüística, son fragmentos del lenguaje en donde lo
que se pretende es establecer una conclusión a partir de ciertas premisas. Ahora bien, puede resultar que
las razones que damos sean concluyentes o que nos limitemos a ofrecer alguna razón. Atendiendo a esto
puede formularse una distinción entre argumentos deductivos y argumentos inductivos,
respectivamente.
→Los argumentos deductivos ofrecen premisas de las cuales se sigue concluyentemente la conclusión.
Ejemplo→ Todos los perros son mamíferos
Simón es un perro
Simón es mamífero

→Los argumentos inductivos tienen menores pretensiones: ofrecen algunas razones a favor de la
conclusión.
Ejemplo→ Simón es un perro y mueve la cola
Frida es una perra y mueve la cola
Ñata es una perra y mueve la cola
Tim es un perro
Tim mueve la cola

Argumentos deductivos
La conclusión queda establecida concluyentemente a partir de las premisas, de modo que si estas son el
caso, la conclusión también debe serlo. Es por esta razón que se suele asociar a los argumentos
deductivos la noción modal de necesidad, y así decimos que la conclusión se sigue necesariamente de
las premisas. De modo que si las premisas son verdaderas, la conclusión también lo es. También suele
asociarse otro aspecto: la formalidad. La pretendida necesidad con que se sigue la conclusión de las
premisas parece estar asociada con la forma o estructura de dicho argumento.
Ejemplo→ Argentina limita con Chile y con Uruguay, por lo tanto Argentina limita con Chile.
Un argumento deductivo pues ofrece razones concluyentes (“Argentina limita con Chile y con Uruguay”)
para la conclusión (“Argentina limita con Chile”). Ahora bien, dicho logro no depende de que sea
efectivamente el caso que las premisas son verdaderas; sino de que si fueran verdaderas, la conclusión
también debería serlo. Ello parece estar asociado a que el argumento tiene cierta estructura:
A y B, por lo tanto A → AyB
A
¿Cómo identificar la estructura de un argumento? La respuesta la provee la lógica: hay ciertas maneras de
reconstruir la estructura de los argumentos que facilitan su evaluación. ¿Cuáles son esas maneras? Una
de ella es atender a ciertas expresiones a la hora de tratar de identificar la forma o estructura de los
argumentos. Y esas expresiones coinciden con aquellas que identificamos como expresiones lógicas en la
lección anterior. Son, precisamente, "no", "si… entonces", "y", "o", "todos", "algunos", etcétera.
Ejemplo→ Juliana o Ana están contentas, por lo tanto Juliana está contenta.
La estructura de este ejemplo es la siguiente → A o B
A

Aquí la premisa no logra establecer la conclusión. Pues podría suceder, en el ejemplo, que fuera cierto que
Juliana o Ana están contentas, pero que Juliana no lo estuviera.

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Evaluación de argumentos deductivos
Los argumentos deductivos son tales que las premisas dan un apoyo absoluto a la conclusión. Se dice que
los argumentos deductivos son entonces válidos. Que logre ofrecer apoyo absoluto, que sea válido quiere
decir que es tal que si las premisas de dicho argumento son verdaderas, su conclusión también lo es; es
decir que no puede darse el caso de que sus premisas sean todas verdaderas y su conclusión no. Si fuese
el caso de que las premisas son verdaderas, la conclusión también lo será; pero en ningún sentido
garantiza que sus premisas sean efectivamente verdaderas. Un argumento válido que a su vez tiene todas
sus premisas verdaderas suele llamarse sólido
Parece haber solo cuatro opciones para los argumentos:
Opción 1: que las premisas y la conclusión sean todas verdaderas→ valido
Opción 2: que tanto las premisas como la conclusión sean falsas→ valido
Opción 3: que las premisas sean falsas y la conclusión verdadera→ valido
Opción 4: la inversa: que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa→ invalido

Existe cierta asimetría entre la verdad y falsedad del conjunto de premisas. Solo consideraremos que el
conjunto de las premisas será verdadero cuando todas las premisas lo sean; por el contrario, no será
necesario que todas las premisas sean falsas para que “las premisas” sean falsas. Basta que un elemento
del conjunto de premisas sea falso para que “las premisas” sean falsas.
Modus Ponens: un tipo de argumento deductivo muy usual, su estructura puede expresarse del siguiente
modo: Si A entonces B
A
B
Dado que la validez de los argumentos deductivos depende únicamente de su forma, podemos afirmar que
todo argumento que pueda ser reconstruido bajo la forma del Modus Ponens será válido.
* Basta que un argumento tenga premisas verdaderas para que sea válido. La verdad de las premisas no
garantiza que el argumento sea válido.
* Si un argumento tiene premisas falsas, la falsedad de la conclusión no implica que el argumento no sea
válido.
* La validez de un argumento no garantiza que sus premisas (y, por ende, su conclusión) sean verdaderas.
De modo que no garantiza su solidez.
* Si un argumento es sólido, entonces debe ser válido. Los argumentos sólidos como aquellos que son
válidos y tienen premisas verdaderas.
* Los argumentos deductivos (válidos) tienen la particularidad de que nuestro veredicto sobre su validez no
cambia al adquirir nueva información. En este tipo de argumentos las premisas son suficientes para
establecer la conclusión de modo concluyente, alcanzaba con las premisas para garantizar la conclusión.
Si ese era el caso, entonces ninguna premisa nueva puede alterar esa situación.
Por el contrario, lo que sí puede ocurrir es que nueva información nos lleve a reconsiderar la verdad de las
premisas y, por tanto, la solidez del argumento. Por ejemplo, consideremos el siguiente argumento:
Si la Tierra estuviera en movimiento, una piedra lanzada desde una torre caería mucho más atrás.
No ocurre que al lanzar una piedra desde una torre ella caiga mucho más atrás.
La Tierra no está en movimiento

Argumentos inválidos

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Los argumentos inválidos son los que no logran esto, es decir: es posible que las premisas sean
verdaderas y la conclusión falsa. Hay algunos argumentos que resultan inválidos pero que sin embargo
consideraremos buenos porque las premisas proveen buenas razones para aceptar la conclusión. Se trata
de los argumentos inductivos. Detengámonos en los argumentos inválidos.
Un argumento con premisas y conclusión verdadera puede resultar inválido.
Ejemplo→ Si un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inundará
La ciudad de Buenos Aires se inundó
Un tsunami azotó Buenos Aires

En los argumentos inválidos las premisas no ofrecen elementos de juicio suficientes a favor de la
conclusión, de modo tal que aun en el caso en que ellas fuesen verdaderas, la conclusión podría no serlo.
Y la validez de un argumento es independiente de cómo resulte ser efectivamente el mundo. Lo único
relevante es la forma del argumento, si ella garantiza o no la preservación de verdad de premisas a
conclusión.
Ejemplo→ Un tsunami azota Buenos Aires y la ciudad efectivamente se inunda. Dicho argumento es
inválido. Porque podemos imaginar también una situación en que las premisas fueran verdaderas y la
conclusión falsa. La ciudad de Buenos Aires se ha inundado muchas veces sin que ocurriese tsunami
alguno.
El ejemplo anterior tiene una forma tal que no nos garantiza la preservación de verdad de premisas a
conclusión:
Si A entonces B
B
A

Esta estructura o forma de argumento recibe el nombre de Falacia de afirmación del consecuente. Esta
forma de argumento (a diferencia de lo que ocurre con el Modus Ponens) es inválida y, por tanto, es
posible construir para ella contraejemplos. Un contraejemplo de una forma o esquema de argumento es
un ejemplo de argumento particular que tenga la forma en cuestión y en el que sus premisas son
verdaderas y su conclusión falsa. Para ilustrarlo, otro contraejemplo de la forma identificada como Falacia
de afirmación del consecuente → Si algo es un águila adulta, entonces vuela
Los aviones vuelan
Los aviones son águilas adultas

Reglas de inferencia y deducciones


Si no encontramos contraejemplos, ¿nos asegura eso que el razonamiento es válido? En verdad no, pues
el hecho de no haber dado con un contraejemplo puede deberse a falta de imaginación de nuestra parte.
Una vez hallado el contraejemplo, podemos estar seguros de la invalidez de una forma de argumento,
pero no hallarlos nada prueba sobre su validez.
La lógica estudia las formas de argumento y distingue formas válidas de otras inválidas. Existe una
enorme variedad de modos en que hace esto. Un modo de hacerlo es identificar unas cuantas formas
válidas y proceder luego a utilizarlas para probar la validez de otras formas. Podemos pensar las formas
de argumento válidas como reglas que nos sugieren cómo inferir, que legitiman nuestras inferencias.
Ejemplo→ Si sabemos que si juega Messi, la Argentina gana y sabemos que juega Messi, podemos inferir
que la Argentina gana.
Podemos inferir esa conclusión y dado que el argumento que resulta de agregar esa conclusión a las
premisas tiene la forma del Modus Ponens, sabemos que lo hemos inferido válidamente. Los argumentos
válidos pueden, entonces, servirnos como reglas que legitiman nuestras transformaciones inferenciales,
nuestros pasos de premisas a conclusión.
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A veces las cosas no son tan sencillas.
- Si juega Messi, la Argentina ganará
- Si Messi se recupera de su lesión, jugará
- Messi se ha recuperado de su lesión
¿Podemos inferir que Messi jugará? Si simplemente agregamos esa oración como conclusión, el
argumento resultante no tiene la forma del Modus Ponens:
Si juega Messi, Argentina ganará
Si Messi se recupera de su lesión, jugará
Messi se ha recuperado de su lesión
Messi jugará

La lógica nos ofrece modos de probar argumentos, de justificarlos. Uno de esos modos es construir
deducciones. ¿Y cómo hacerlo? Utilizando las reglas de inferencia (los argumentos válidos) en los que ya
confiamos.

Ejemplo→
1. Si juega Messi, la Argentina ganará
2. Si Messi se recupera de su lesión, jugará
3. Messi se ha recuperado de su lesión

Si atendemos a las premisas 2 y 3, podremos observar que tienen la forma de las premisas del Modus
Ponens: un condicional (la premisa 2) y el antecedente del condicional (la premisa 3). Si pensamos ahora
al Modus Ponens como una regla de inferencia que nos permite obtener consecuencias de la información
disponible, de estas dos premisas podemos inferir entonces su conclusión:
4. Messi jugará
Si bien esta afirmación no es lo que queríamos concluir, estamos ahora más cerca. Atendamos ahora a la
premisa 1, nuevamente una oración condicional. Pero la oración 4 es precisamente el antecedente de ese
condicional. De modo que si las tomamos conjuntamente podremos inferir válidamente siguiendo la receta
del Modus Ponens:
5. La Argentina ganará
Acabamos de construir una deducción de la oración “La Argentina gana” a partir de la información de la
que disponíamos y que estaba condensada en aquellas tres premisas. Para lograrlo tuvimos que dar
algunos pasos intermedios, tuvimos que ir obteniendo conclusiones parciales de la información disponible.
La secuencia de oraciones constituye una deducción:
1. Si juega Messi, la Argentina gana (premisa)
2. Si Messi se recupera de su lesión, jugará (premisa)
3. Messi se ha recuperado de su lesión (premisa)
4. Messi jugará (por Modus Ponens entre 2 y 3)
5. La Argentina ganará (por Modus Ponens entre 1 y 4)

Una deducción es una secuencia de oraciones que parten de supuestos o premisas y se van obteniendo
consecuencias por aplicación de reglas de inferencia. Esas reglas de inferencia, en tanto se trata de
argumentos válidos, preserva verdad de premisas a conclusión. De modo que si las premisas que se
toman como punto de partida son verdaderas, resulta imposible que los pasos subsiguientes sean falsos.
Algunas reglas de inferencia

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Modus Ponens: Básicamente nos autoriza a obtener como conclusión el consecuente de un enunciado
condicional cuando sabemos que el antecedente es el caso. Garantiza que si constatamos que Matilde
ganó la lotería, podemos inferir que Matilde será millonaria. Obviamente, no nos autoriza a inferir nada en
caso de que no la gane.
Si A entonces B
A
B

Modus Tollens: Supongamos que nos enteramos ahora de que Matilde no es millonaria. Si sabemos
nuevamente que “Si Matilde gana la lotería, será millonaria", podemos inferir entonces que no ha ganado
la lotería (pues sabíamos que era suficiente que la ganase para que fuera millonaria).
Si A entonces B
No B
No A

Silogismo hipotético

Si A entonces B
Si B entonces C
Si A entonces C

Simplificación: es una regla sencilla. Simplemente nos dice que si sabemos, por ejemplo, que llueve y
truena, sin duda podremos inferir legítimamente que llueve. O también que truena, por ello debajo de la
línea podría estar B en el lugar de A.
AyB
A

Adjunción: que nos permite introducir conjunciones. Retomando el mismo ejemplo, si sabemos que llueve
y nos enteramos de que truena, podremos afirmar “Llueve y truena”.
A
B
AyB

Silogismo disyuntivo: rescata un sentido de las disyunciones. Si, por ejemplo, sabemos que Facundo o
Federico es el culpable, y nos enteramos de que Facundo no lo es, sin duda podremos inferir que el
culpable es Federico.
AoB
No A
B

Instanciación del universal: A diferencia de las anteriores, esta regla supone un nivel de análisis diferente.
Determina aquello que puede ser concluido a partir de una expresión como "todos", la cual, tal como vimos
en la lección anterior, reviste ciertas diferencias con expresiones como "y", "si... entonces...", etc. En este
esquema, las letras R y P están en el lugar de propiedades y la x en el lugar de individuos. Esta regla
también resulta intuitivamente aceptable, pues partiendo de asumir que todos los individuos que tienen la
propiedad R, tienen también la propiedad P, y que un individuo x tiene la propiedad R, nos autoriza a inferir
que también tiene la propiedad P.
Todos los R son P
10
x es R
x es P

Podemos entonces usar estas reglas para sacar conclusiones de modo seguro. Como advertimos antes, la
lista de reglas a utilizar podría ser más amplia, desde luego.
Pruebas indirectas
Se trata de las pruebas por absurdo. Este tipo de estrategia es indirecta, a diferencia de las que
construimos anteriormente, todas ellas directas. Se trataba de deducciones directas pues partíamos allí de
premisas y procedíamos paso a paso –por aplicación de las reglas de inferencia– hasta dar con la
conclusión. Pero existen ciertas ocasiones en que esta vía directa no resulta viable o resulta demasiado
compleja. En tales situaciones es posible apelar a una estrategia de tipo indirecta: las pruebas por absurdo
.
Supongamos que disponemos de un conjunto Γ de premisas y que queremos probar la oración C. Osea,
tratamos de construir una deducción para el siguiente argumento:
Γ
C
En las pruebas por absurdo, se parte de suponer que aquello que se pretende probar (la oración C, en
nuestro ejemplo) no es el caso (es decir, se supone “no C”) y se intenta arribar a una contradicción (
siempre por aplicación de las reglas de inferencia). De obtener la contradicción (de la forma “A y no A"), es
posible afirmar que el supuesto del cual se partió (“no C”) es falso (puesto que si fuera verdadero no
habría ocurrido la contradicción; recordemos que las reglas de inferencia garantizan la conservación de la
verdad); y de este modo se da por demostrada la conclusión C. Consideremos el siguiente ejemplo
sencillo:
Queremos probar que "No es cierto que estamos en verano" a partir de la información expresada por las
siguientes dos oraciones: "Si estamos en verano, hay humedad" y "Si estamos en verano, no hay
humedad".
Disponemos entonces de dos premisas:
1. Si estamos en verano, hay humedad (premisa)
2. Si estamos en verano, no hay humedad (premisa)
Ambas son oraciones condicionales; sabemos que el Modus Ponens nos permite inferir sus consecuentes,
pero solo en presencia de sus antecedentes (en ambos casos el mismo: “estamos en verano”). Tal
antecedente no está disponibles. De modo que la estrategia ha de ser otra. Supondremos lo contrario de
aquello que queremos probar con la esperanza de arribar a una contradicción, lo que nos permitiría
descartar nuestro supuesto provisional. Lo que queremos probar es "No es cierto que estamos en verano";
lo contrario a esto es "Estamos en verano". Ese es el supuesto provisional con el que trabajaremos.
3. Estamos en verano (supuesto provisional)
Las cosas lucen mejor ahora, pues ahora sí podemos utilizar los condicionales de las líneas 1 y 2, pues 4
nos provee de los antecedentes necesarios:
4. Hay humedad (Modus Ponens entre 1 y 2)
Y ahora, nuevamente:
5. No hay humedad (Modus Ponens entre 1 y 3)
Pero como podrá advertirse, la oración 5 es la negación de 4. Esto es, hemos inferido que hay humedad (4
) y que no la hay (5), lo cual constituye sin duda una contradicción. Podemos explicitarla usando la regla
de adjunción, así:

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6. Hay humedad y no hay humedad (adjunción entre 4 y 5)
¡Hemos obtenido entonces una contradicción! Y lo hicimos partiendo del supuesto provisional formulado
en 3 ("Estamos en verano"). Esto nos permite rechazar el supuesto, negarlo, y podemos concluir entonces:
7. No es cierto que estemos en verano
Y esta es precisamente la conclusión que queríamos obtener.
Lección 4: los argumentos inductivos y su evaluación.
1. LOS ARGUMENTOS INDUCTIVOS
No ofrecen (ni pretenden ofrecer) un apoyo absoluto a la conclusión, sino que solo aportan algún tipo de
apoyo. Desde el punto de vista deductivo, deberíamos catalogarlos como inválidos. Por eso, al hablar de
argumentos inductivos, no hablaremos de "validez", sino de argumentos buenos o malos, fuertes o débiles.
En sentido estricto, todo argumento inductivo es inválido, pues no preserva verdad de premisas a
conclusión. Sin embargo, hay razonamientos inductivos que son buenos.
La fortaleza de un argumento no puede plasmarse en un criterio unívoco tal que frente a cualquier
argumento inductivo podamos responder si es fuerte o débil, bueno o malo. La fortaleza es una cuestión
de grados; hay argumentos más o menos fuertes.
2. Argumentos inductivos por analogía
Estos descansan en la comparación entre dos o más cosas, entidades o eventos; y a partir de la
constatación de que ellos son similares en ciertos aspectos, se concluye que lo son también en otro. Este
tipo de argumentos posee la siguiente estructura:
x1 tiene las características F, G, …, Z
x2 tiene las características F, G, …, Z
……….
xn tiene las características F, G, …
Por lo tanto, xn tiene la característica Z

Donde x1,.., xn han de ser reemplazados por eventos, cosas o entidades, y F, G, Z por aspectos,
características o propiedades. Los puntos suspensivos “…” que siguen a “F, G” indican que la
comparación podría radicar en cualquier número de aspectos y no necesariamente en uno, dos o tres. En
cuanto a los puntos suspensivos que están entre la segunda y tercera línea, ellos indican que la cantidad
de eventos, casos o entidades contemplados también puede ser cualquiera (o mejor dicho: al menos dos,
pues de lo contrario no podríamos establecer comparación alguna).
Ejemplo→ La naranja es un cítrico y tiene vitamina c
El limón es un cítrico y tiene vitamina c
El pomelo es un cítrico
El pomelo tiene vitamina c

3. Argumentos inductivos por enumeración incompleta


Aquí también partimos de información respecto de ciertos casos observados. La información disponible en
las premisas se utiliza para generalizar en la conclusión a partir de ellas.
Son aquellos en los que se parte en las premisas de una serie de casos observados y se generaliza en su
conclusión para casos que van más allá de la evidencia disponible. Por ello, resulta obvio que dichos
argumentos no logren establecer su conclusión de modo concluyente. La estructura de estos argumentos
suele formularse del siguiente modo:
x1 es Z
x2 es Z
12
x3 es Z
Por lo tanto, todos los x son Z

Ejemplo→ La naranja es un cítrico y tiene vitamina c


El limón es un cítrico y tiene vitamina c
El pomelo es un cítrico y tiene vitamina c
Todos los cítricos tienen vitamina c

4. Silogismos Inductivos
La mayoría de los egresados de la Universidad de Buenos Aires consiguen trabajo rápidamente
Jimena es egresada de la Universidad de Buenos Aires
Jimena conseguirá trabajo rápidamente

El n por ciento (o la mayoría, o muchos) de los F son G


x es F
Por lo tanto, x es G

No generalizan en la conclusión partiendo de premisas menos generales, sino a la inversa. En estos


argumentos, una de las premisas posee la forma de una generalización estadística y la otra subsume un
caso en dicha generalización, para concluir que ese caso cumple con aquello establecido por la
generalización.
5. LA EVALUACIÓN DE ARGUMENTOS INDUCTIVOS
Cuanto mayor sea ese apoyo, más fuerte será el argumento, y a la inversa, cuanto menor sea el apoyo,
más débil será el argumento. En otras palabras: dada la verdad de las premisas, la verdad de la
conclusión será probable (más o menos probable), pero siempre subsistirá la posibilidad de que las
premisas sean verdaderas y la conclusión falsa.
La fortaleza de un argumento se presenta en grados, por así decir. De lo que se trata, entonces, es de
determinar cuán fuerte es un argumento, y los criterios variarán según el tipo de argumento que se evalúe,
si por analogía, por enumeración o un silogismo inductivo.
Deberemos prestar particular atención al contenido para determinar qué tan fuerte o débil es el argumento.
Evaluar los argumentos involucraba dos cuestiones:
1. ¿Logran las premisas ofrecer apoyo a la conclusión? ¿En qué grado lo hacen?
2. ¿Son las premisas verdaderas? ¿Qué tan confiables son?

Ejemplo:
Marte es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado
Júpiter es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado
Saturno es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado
Los planetas exteriores del sistema solar están deshabitado

La casa de Adriana está situada en La Plata y está deshabitada


La casa de Nicolás está situada en La Plata y está deshabitada
La casa de Jorge está situada en La Plata y está deshabitada
Las casas de La plata están deshabitadas

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6. Evaluación de argumentos por analogía
Primer criterio → la relevancia de las similitudes sobre las que se funda la inferencia. Esto es, si las
similitudes observadas entre los distintos casos son relevantes respecto de aquella similitud inferida. Para
aclarar esto comparemos el ejemplo anterior con el siguiente:
Durante cada día de la última semana Félix ha ido a comprar vegetales luciendo su sombrero azul y estos
resultaron muy buenos
Hoy Félix irá a comprar vegetales luciendo su sombrero azul
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos

Lo que se pretende es que exista una genuina conexión entre las características compartidas en los
distintos casos considerados y la característica adicional que se pretende atribuir al caso particular
mencionado en la conclusión.
Atendiendo a lo anterior, podemos mencionar un segundo criterio. Cuanto mayor sean los aspectos
relevantes en los que los casos se parecen, más fuerte será el argumento. Nuevamente es necesario
insistir en que los aspectos que se citan han de ser relevantes con respecto a aquello que se quiere
concluir.
Durante cada día de la última semana Félix ha comprado vegetales en la verdulería Todo Verde luego de
que recibieran mercadería fresca del Mercado Central y estos resultaron muy buenos
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo Verde luego de que reciban mercadería fresca del
Mercado Central
Probablemente, los vegetales resulten buenos

La diferencia introducida entre los casos pasados y el caso futuro de compra es relevante respecto de
aquello afirmado por la conclusión.
Un último criterio→ radica en la cantidad de casos o instancias que se ofrecen como premisa.
Durante cada día de los últimos seis meses Félix ha comprado vegetales en la verdulería Todo Verde y
estos resultaron muy buenos
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo Verde

Probablemente, los vegetales resulten muy buenos


Ayer Félix compró vegetales en la verdulería Todo Verde y estos resultaron muy buenos
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo Verde
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos

Cuanto mayor sea la cantidad de casos o instancias que son similares en uno (o más) sentido(s) relevante
(s) respecto de la característica que se pretende inferir, más fuerte será el argumento.

7. Evaluación de argumentos por enumeración incompleta

Primer criterio → cuántos casos se mencionan en las premisas, y parecería que cuanto mayor sea la
cantidad, más probable será que la conclusión se dé, más fuerte será el argumento.

María Gómez es porteña y está en contra de la despenalización del aborto


Pedro Álvarez es porteño y está en contra de la despenalización del aborto
Francisco Godoy es porteño y está en contra de la despenalización del aborto
Todos los porteños están en contra de la despenalización del aborto

Un argumento que entre sus premisas contase con un millón de casos y concluyese lo mismo, sería tal
que brindaría un mayor apoyo a las premisas. No se trata solo de cuán grande sea la muestra sobre la que
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se basa la ulterior generalización, sino también de cuán representativa es esta respecto de la totalidad de
la población.

La muestra que se utiliza para, sobre su base, generalizar, sea representativa. Si la selección de los casos
considerados en las premisas no es arbitraria, ello pone en cuestión la representatividad de la muestra y la
fortaleza del argumento.

8. Evaluación de silogismos inductivos


Las premisas parecen ofrecer un fuerte apoyo a su conclusión.
Ejemplo→ El 95% de los pacientes que padecen de una infección causada por estreptococos se
recuperan al ser tratados con penicilina. Jorge padece una infección causada por estreptococos y es
tratado con penicilina. Por lo tanto, Jorge se recuperará.
Si el porcentaje de recuperación fuera de un cincuenta por ciento, seguramente mantendríamos ciertas
reservas a la hora de inferir si Jorge se habrá de recuperar o no. Y si dicho porcentaje fuese solo del dos
por ciento, el argumento sería sencillamente un mal argumento. El siguiente argumento, que establece la
conclusión contraria, habría de ser considerado fuerte:
El 2% de los pacientes que padecen de una infección causada por estreptococos se recuperan al ser
tratados con penicilina. Juan padece una infección con estreptococos y es tratado con penicilina. Por lo
tanto, Juan no se recuperará.
Otro factor por tener en cuenta al evaluar argumentos de este tipo es que se ha de considerar el total de la
evidencia disponible. Consideremos ahora el siguiente ejemplo.
La probabilidad de recuperación del tratamiento con penicilina de un paciente que padece una infección
causada por estreptococos en una variedad resistente a la penicilina es casi nula. Jorge padece una
infección con estreptococos en una variante resistente a la penicilina y es tratado con penicilina. Por lo
tanto, Jorge no se recuperará.
En la evaluación de este tipo de argumentos resulta crucial tomar en cuenta el total de evidencia
disponible y, en particular, atender a aquella que resulte más específica.
Lección 5: Sistemas axiomáticos
1. Origen de los primeros conocimientos geométricos
Los primeros conocimientos matemáticos no se originaron en Grecia, hay documentos de los pueblos
mesopotámicos (sumerios, babilonios) y de los egipcios –civilizaciones que florecieron antes que los
griegos– que prueban que estos pueblos disponían de conocimientos en el área de la geometría y de la
aritmética. Allí aparecen resueltos algunos problemas de índole práctica, pero no se ofrece de ellos prueba
alguna o método de resolución; simplemente se resumen los resultados.
La geometría prehelénica constituye una técnica cuyo fin fundamental era la práctica. Intentaba dar
respuesta a problemas concretos y de índole cotidiana, por eso muchos de sus resultados no fueron
exactos, sino solo aproximados.
Si bien estos conocimientos no configuraban un sistema –es decir, no se hallaban relacionados entre sí,
no estaban organizados–, es conveniente resaltar su importancia.
2. Geometría griega
Hacia el siglo VI a. C. comienza a desarrollarse una forma peculiar de pensamiento para tratar de explicar
los fenómenos de la naturaleza. Surge en las ciudades griegas, que recibieron la influencia de los egipcios,
entre otros.
La posición geográfica, razones de índole política y social, permiten explicar el desarrollo intelectual de los
griegos, cuya nueva actitud frente a la naturaleza se basaba en el intento de ofrecer explicaciones de los
fenómenos naturales sin apelar a elementos míticos o sobrenaturales.
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