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B) Las oraciones complejas pueden ser analizadas como combinando dos proposiciones mediante
expresiones tales como “y”, “o”, “pero”, “si… entonces”.
Ejemplo→ Si Amalia recibe la medicación entonces sanará.
Tales expresiones suelen ser denominadas expresiones lógicas y permiten combinar oraciones para dar
lugar a otras más complejas. Suelen considerarse complejas también aquellas oraciones que expresan la
negación de proposiciones. En este caso no se combinan proposiciones; sin embargo, se las suele
considerar oraciones complejas porque la negación, de algún modo, incrementa la complejidad de las
oraciones.
Oraciones complejas
1) Las conjuciones: Un primer tipo de oración compleja, en ellas se afirman dos o más proposiciones.
Llamaremos conyuntos a cada una de las proposiciones combinadas por la conjunción. Existen diversos
modos de expresar conjunciones en español. El más obvio tal vez sea “y”; sin embargo, la expresión
“pero” puede tener una función similar.
Ejemplo→ El artículo 87 y el artículo 88 del Código Penal Argentino penalizan el aborto.
¿En qué condiciones consideraríamos que la oración es verdadera? Hay exactamente cuatro situaciones
posibles en relación con esta oración:
Si tanto A como B son verdaderas... = la conjunción es verdadera.
Si tanto A como B son falsas... = la conjunción es falsa.
Si A es verdadera pero B falsa... = la conjunción es falsa.
Si A es falsa pero B verdadera... = la conjunción es falsa.
Las conjunciones son verdaderas sólo en el caso en que ambos conyuntos -ambas proposiciones
combinadas por la conjunción- sean verdaderas. En el resto de los casos resultan falsas.
2) Las disyunciones: combinan dos o más proposiciones, pero a diferencia de lo que ocurre con las
conjunciones, no se afirma que las proposiciones involucradas sean el caso, sino solo que al menos una
de ellas lo es.
Ejemplo→ Los argumentos a favor de la legalización del aborto se basan en negar el carácter de persona
al feto o en destacar la importancia del derecho de la madre sobre su propio cuerpo.
Esta oración no excluye el caso de argumentos que refieran a ambas cuestiones, pero tampoco se
compromete con ello. Este tipo de oraciones se denominan disyunciones inclusivas. Estas oraciones
afirman que al menos uno de los conyuntos es cierto (sin excluir la posibilidad de que ambos lo sean).
Si A y B son falsas = la disyunción inclusiva es falsa.
Si A es verdadera pero B falsa= la disyunción inclusiva es verdadera.
Si A y B, son verdaderas = la disyunción inclusiva es verdadera.
Si A es falsa pero B verdadera = la disyunción inclusiva es verdadera.
Las disyunciones inclusivas son falsas sólo en el caso en que ambos disyuntos -ambas proposiciones
combinadas por la disyunción- sean falsos. En el resto de los casos resultan verdaderas.
Existen ciertos casos de disyunciones en las cuales se afirma que uno de los disyuntos es el caso, pero se
excluye la posibilidad de que ambos lo sean; esas oraciones se denominan disyunciones exclusivas.
Llevan más información que las inclusivas.
Ejemplo→ O bien el feto es una persona, o bien no lo es.
Si ambos disyuntos son falsos = la disyunción exclusiva es falsa.
Si sólo uno de los disyuntos es verdadero = la disyunción exclusiva es verdadera.
Si ambos disyuntos son verdaderos = la disyunción exclusiva es falsa.
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3) Las oraciones condicionales: este tipo de oraciones generalmente se expresa mediante la cláusula
“Si… entonces…” o “Si…,…”. Este tipo de oración combina dos proposiciones pero de un modo particular,
no afirma ninguna de las proposiciones combinadas; solo afirma que existe una relación entre ambas: que
en el caso de darse una, se da la otra; que la verdad de una implica la verdad de la otra
→ Condicional suficiente
Ejemplo→ Un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inunda. / Es suficiente que un tsunami azote
Buenos Aires para que la ciudad se inunde. / Basta que un tsunami azote Buenos Aires para que la ciudad
se inunde.
La oración afirma que es condición suficiente que ocurra un tsunami para que se inunde la ciudad, pero no
dice que sea necesario que ello ocurra para que la ciudad se inunde. En otras palabras, no afirma que la
única situación capaz de ser responsable de una inundación sea un tsunami.
La proposición que expresa la condición suficiente es verdadera (el tsunami azota Buenos Aires) y falsa la
otra proposición combinada por la expresión condicional (la ciudad no se inunda) = falsa
Falsa la proposición que expresa la condición suficiente (no ocurre un tsunami) mientras que la otra
proposición combinada por el condicional fuera verdadera (la ciudad de Buenos Aires se inunda) =
verdadera
Ambas proposiciones combinadas por la expresión condicional resulten ser falsas = verdadera
Si ambas proposiciones resultan ser verdaderas = es verdadera
→ Condicional necesaria
Ejemplo→ Solo si un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inunda. / Es necesario que un tsunami
azote Buenos Aires para que la ciudad se inunde. / Únicamente si un tsunami azota Buenos Aires, la
ciudad se inunda. / Buenos Aires se inunda, solo si un tsunami azota la ciudad.
Afirma que la ciudad se inunda únicamente si ocurre un tsunami, es decir, que es necesario (aunque tal
vez no sea suficiente) que ocurra un tsunami para que la ciudad se inunde.
Si ambas proposiciones son verdaderas = es verdadera
Si la condición necesaria es verdadera mientras que la otra proposición en falsa = es falsa
Si la condición necesaria es falsa y la otra proposición es verdadera = es verdadera
Si ambas son falsas = es verdadera
4) Bicondicional
Establece entre las partes de la oración una relación condicional que va en ambos sentidos; afirman que la
relación de condicionalidad es tanto necesaria como suficiente. Suelen formularse con expresiones como
“si y solo si” o “siempre y cuando”, “si… entonces…” o “… solo si…”
Ejemplo→ Buenos Aires se inunda siempre y cuando sea azotada por un tsunami.
A B A siempre y
cuando B
1. Verdadera Verdadera Verdadera
2. Verdadera Falsa Falsa
3. Falsa Verdadera Falsa
4. Falsa Falsa Verdadera
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C) Las negaciones: comportan cierto tipo de complejidad. se diferencian de las oraciones complejas antes
consideradas, pues al negar una oración, no se la combina con otra. En las negaciones simplemente se
dice que no es el caso que ocurra algo. Inumerables modos de expresar negaciones: “es falso que”, “no”,
“no es cierto que”, “nadie”, con la partícula “des-” o “in-”, entre otros.
Ejemplo→ Marte está deshabitado
El valor de verdad de la oración depende del valor de verdad de la proposición que está siendo negada.
Ejemplo→ Marte está habitado.
De modo que si fuese verdadera, si efectivamente Marte está habitado, su negación resultará falsa, y a la
inversa.
Oraciones según su alcance:
1) Enunciados singulares: un enunciado es singular cuando habla sobre un individuo específico. Ese
individuo no tiene por qué ser una persona. Atribuyen una propiedad a alguien o algo.
Ejemplo→ Bernardo Houssay ganó el premio Nobel / El Obelisco mide más de 60 metros
Para determinar la verdad o falsedad de la oración, deberíamos analizar el caso en cuestión. Si
efectivamente Houssay hubiera recibido el premio Nobel; de lo contrario sería falsa.
2) Enunciados existenciales: nos dicen que algunos miembros de determinado conjunto cumplen
determinada propiedad.
Ejemplo→ Algunos médicos se dedican a curar niños.
Para probar que un enunciado existencial es verdadero, basta con encontrar un caso que pertenezca al
conjunto y cumpla la propiedad (en este caso, un médico que se dedique a curar niños). En cambio, para
probar que un enunciado existencial es falso, debemos recorrer todo el conjunto y mostrar que en cada
uno de los casos, el individuo que pertenece al conjunto no cumple con la propiedad (en nuestro ejemplo,
debemos demostrar que ningún médico se dedica a curar a los niños).
3) Enunciados universales: hablan sobre todos los miembros de un conjunto.
Ejemplo→ Todos los médicos cardiólogos hicieron la residencia.
Para probar que esta oración es verdadera, debemos analizar caso por caso y demostrar que la propiedad
siempre se cumple; en este ejemplo, debemos determinar que cada uno de los cardiólogos haya hecho la
residencia. En cambio, para probar que la oración es falsa, basta con encontrar un caso que pertenezca al
conjunto pero donde no se cumpla la propiedad; en nuestro ejemplo, debemos encontrar un cardiólogo
que no haya hecho la residencia.
4) Enunciados estadísticos o probabilísticos: asignan una cierta probabilidad a determinado fenómeno
o conjunto de fenómenos. Los enunciados estadísticos pueden ser muy distintos entre sí y servir para
distintos propósitos.
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1) Tautologías: tipo de oraciones cuyo valor de verdad sí queda determinado por la forma de la oración y
resulta independiente de su contenido. Tiene la forma de una disyunción inclusiva. Oración que
necesariamente tiene que ser verdadera en función de su forma lógica
Ejemplo→ Daiana vendrá o no vendrá.
Las condiciones de verdad de este tipo de oraciones: es verdadera cuando uno (y solo uno) de los
disyuntos son verdaderos, falsa en los otros casos. Cualquier oración de la forma siguiente será
verdadera: ‘A o no A’.
2) Contradicciones: oraciones que son falsas en toda situación posible, no importa cuando ni donde la
profiramos; la oración es falsa. Sigue la forma siguiente: A y no A.
Ejemplo→ Llueve y no llueve. / No es cierto que llueve y no llueve.
3) Contingencias: una oración que puede resultar ser verdadera o falsa según sea el caso. Aquellas que
pueden resultar verdaderas o falsas según se dé o no el estado de cosas afirmado en ellas. Está dada por
las expresiones lógicas: “no”, “si…entonces…”, “y”, “pero”, “o”, “o bien… o bien…”, “siempre y cuando”,
entre otras. No es no una tautología ni una contradicción.
Ejemplo→ A Daiana le gusta el chocolate.
Si una oración es una CG, su negación ser una CG.
Si una oración es una CC, su negación será una T.
Si una oración es una T y se la pone en conjunción con otra T, la oración será una T.
Si una oración es una T y se la pone en conjunción con una CC, la oración será CC.
Si una oración es una T y se la pone en conjunción con una CG, la oración será CG.
Si una oración es una CC y se la pone en conjunción con una CG, la oración será una CC.
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Hay distintos tipos de argumentos. Algunos de ellos ofrecen razones concluyentes a favor de la
conclusión: se trata de los argumentos deductivos.
Tipos de argumentos: deductivos e inductivos
Los argumentos son parte central de nuestra práctica lingüística, son fragmentos del lenguaje en donde lo
que se pretende es establecer una conclusión a partir de ciertas premisas. Ahora bien, puede resultar que
las razones que damos sean concluyentes o que nos limitemos a ofrecer alguna razón. Atendiendo a esto
puede formularse una distinción entre argumentos deductivos y argumentos inductivos,
respectivamente.
→Los argumentos deductivos ofrecen premisas de las cuales se sigue concluyentemente la conclusión.
Ejemplo→ Todos los perros son mamíferos
Simón es un perro
Simón es mamífero
→Los argumentos inductivos tienen menores pretensiones: ofrecen algunas razones a favor de la
conclusión.
Ejemplo→ Simón es un perro y mueve la cola
Frida es una perra y mueve la cola
Ñata es una perra y mueve la cola
Tim es un perro
Tim mueve la cola
Argumentos deductivos
La conclusión queda establecida concluyentemente a partir de las premisas, de modo que si estas son el
caso, la conclusión también debe serlo. Es por esta razón que se suele asociar a los argumentos
deductivos la noción modal de necesidad, y así decimos que la conclusión se sigue necesariamente de
las premisas. De modo que si las premisas son verdaderas, la conclusión también lo es. También suele
asociarse otro aspecto: la formalidad. La pretendida necesidad con que se sigue la conclusión de las
premisas parece estar asociada con la forma o estructura de dicho argumento.
Ejemplo→ Argentina limita con Chile y con Uruguay, por lo tanto Argentina limita con Chile.
Un argumento deductivo pues ofrece razones concluyentes (“Argentina limita con Chile y con Uruguay”)
para la conclusión (“Argentina limita con Chile”). Ahora bien, dicho logro no depende de que sea
efectivamente el caso que las premisas son verdaderas; sino de que si fueran verdaderas, la conclusión
también debería serlo. Ello parece estar asociado a que el argumento tiene cierta estructura:
A y B, por lo tanto A → AyB
A
¿Cómo identificar la estructura de un argumento? La respuesta la provee la lógica: hay ciertas maneras de
reconstruir la estructura de los argumentos que facilitan su evaluación. ¿Cuáles son esas maneras? Una
de ella es atender a ciertas expresiones a la hora de tratar de identificar la forma o estructura de los
argumentos. Y esas expresiones coinciden con aquellas que identificamos como expresiones lógicas en la
lección anterior. Son, precisamente, "no", "si… entonces", "y", "o", "todos", "algunos", etcétera.
Ejemplo→ Juliana o Ana están contentas, por lo tanto Juliana está contenta.
La estructura de este ejemplo es la siguiente → A o B
A
Aquí la premisa no logra establecer la conclusión. Pues podría suceder, en el ejemplo, que fuera cierto que
Juliana o Ana están contentas, pero que Juliana no lo estuviera.
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Evaluación de argumentos deductivos
Los argumentos deductivos son tales que las premisas dan un apoyo absoluto a la conclusión. Se dice que
los argumentos deductivos son entonces válidos. Que logre ofrecer apoyo absoluto, que sea válido quiere
decir que es tal que si las premisas de dicho argumento son verdaderas, su conclusión también lo es; es
decir que no puede darse el caso de que sus premisas sean todas verdaderas y su conclusión no. Si fuese
el caso de que las premisas son verdaderas, la conclusión también lo será; pero en ningún sentido
garantiza que sus premisas sean efectivamente verdaderas. Un argumento válido que a su vez tiene todas
sus premisas verdaderas suele llamarse sólido
Parece haber solo cuatro opciones para los argumentos:
Opción 1: que las premisas y la conclusión sean todas verdaderas→ valido
Opción 2: que tanto las premisas como la conclusión sean falsas→ valido
Opción 3: que las premisas sean falsas y la conclusión verdadera→ valido
Opción 4: la inversa: que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa→ invalido
Existe cierta asimetría entre la verdad y falsedad del conjunto de premisas. Solo consideraremos que el
conjunto de las premisas será verdadero cuando todas las premisas lo sean; por el contrario, no será
necesario que todas las premisas sean falsas para que “las premisas” sean falsas. Basta que un elemento
del conjunto de premisas sea falso para que “las premisas” sean falsas.
Modus Ponens: un tipo de argumento deductivo muy usual, su estructura puede expresarse del siguiente
modo: Si A entonces B
A
B
Dado que la validez de los argumentos deductivos depende únicamente de su forma, podemos afirmar que
todo argumento que pueda ser reconstruido bajo la forma del Modus Ponens será válido.
* Basta que un argumento tenga premisas verdaderas para que sea válido. La verdad de las premisas no
garantiza que el argumento sea válido.
* Si un argumento tiene premisas falsas, la falsedad de la conclusión no implica que el argumento no sea
válido.
* La validez de un argumento no garantiza que sus premisas (y, por ende, su conclusión) sean verdaderas.
De modo que no garantiza su solidez.
* Si un argumento es sólido, entonces debe ser válido. Los argumentos sólidos como aquellos que son
válidos y tienen premisas verdaderas.
* Los argumentos deductivos (válidos) tienen la particularidad de que nuestro veredicto sobre su validez no
cambia al adquirir nueva información. En este tipo de argumentos las premisas son suficientes para
establecer la conclusión de modo concluyente, alcanzaba con las premisas para garantizar la conclusión.
Si ese era el caso, entonces ninguna premisa nueva puede alterar esa situación.
Por el contrario, lo que sí puede ocurrir es que nueva información nos lleve a reconsiderar la verdad de las
premisas y, por tanto, la solidez del argumento. Por ejemplo, consideremos el siguiente argumento:
Si la Tierra estuviera en movimiento, una piedra lanzada desde una torre caería mucho más atrás.
No ocurre que al lanzar una piedra desde una torre ella caiga mucho más atrás.
La Tierra no está en movimiento
Argumentos inválidos
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Los argumentos inválidos son los que no logran esto, es decir: es posible que las premisas sean
verdaderas y la conclusión falsa. Hay algunos argumentos que resultan inválidos pero que sin embargo
consideraremos buenos porque las premisas proveen buenas razones para aceptar la conclusión. Se trata
de los argumentos inductivos. Detengámonos en los argumentos inválidos.
Un argumento con premisas y conclusión verdadera puede resultar inválido.
Ejemplo→ Si un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inundará
La ciudad de Buenos Aires se inundó
Un tsunami azotó Buenos Aires
En los argumentos inválidos las premisas no ofrecen elementos de juicio suficientes a favor de la
conclusión, de modo tal que aun en el caso en que ellas fuesen verdaderas, la conclusión podría no serlo.
Y la validez de un argumento es independiente de cómo resulte ser efectivamente el mundo. Lo único
relevante es la forma del argumento, si ella garantiza o no la preservación de verdad de premisas a
conclusión.
Ejemplo→ Un tsunami azota Buenos Aires y la ciudad efectivamente se inunda. Dicho argumento es
inválido. Porque podemos imaginar también una situación en que las premisas fueran verdaderas y la
conclusión falsa. La ciudad de Buenos Aires se ha inundado muchas veces sin que ocurriese tsunami
alguno.
El ejemplo anterior tiene una forma tal que no nos garantiza la preservación de verdad de premisas a
conclusión:
Si A entonces B
B
A
Esta estructura o forma de argumento recibe el nombre de Falacia de afirmación del consecuente. Esta
forma de argumento (a diferencia de lo que ocurre con el Modus Ponens) es inválida y, por tanto, es
posible construir para ella contraejemplos. Un contraejemplo de una forma o esquema de argumento es
un ejemplo de argumento particular que tenga la forma en cuestión y en el que sus premisas son
verdaderas y su conclusión falsa. Para ilustrarlo, otro contraejemplo de la forma identificada como Falacia
de afirmación del consecuente → Si algo es un águila adulta, entonces vuela
Los aviones vuelan
Los aviones son águilas adultas
La lógica nos ofrece modos de probar argumentos, de justificarlos. Uno de esos modos es construir
deducciones. ¿Y cómo hacerlo? Utilizando las reglas de inferencia (los argumentos válidos) en los que ya
confiamos.
Ejemplo→
1. Si juega Messi, la Argentina ganará
2. Si Messi se recupera de su lesión, jugará
3. Messi se ha recuperado de su lesión
Si atendemos a las premisas 2 y 3, podremos observar que tienen la forma de las premisas del Modus
Ponens: un condicional (la premisa 2) y el antecedente del condicional (la premisa 3). Si pensamos ahora
al Modus Ponens como una regla de inferencia que nos permite obtener consecuencias de la información
disponible, de estas dos premisas podemos inferir entonces su conclusión:
4. Messi jugará
Si bien esta afirmación no es lo que queríamos concluir, estamos ahora más cerca. Atendamos ahora a la
premisa 1, nuevamente una oración condicional. Pero la oración 4 es precisamente el antecedente de ese
condicional. De modo que si las tomamos conjuntamente podremos inferir válidamente siguiendo la receta
del Modus Ponens:
5. La Argentina ganará
Acabamos de construir una deducción de la oración “La Argentina gana” a partir de la información de la
que disponíamos y que estaba condensada en aquellas tres premisas. Para lograrlo tuvimos que dar
algunos pasos intermedios, tuvimos que ir obteniendo conclusiones parciales de la información disponible.
La secuencia de oraciones constituye una deducción:
1. Si juega Messi, la Argentina gana (premisa)
2. Si Messi se recupera de su lesión, jugará (premisa)
3. Messi se ha recuperado de su lesión (premisa)
4. Messi jugará (por Modus Ponens entre 2 y 3)
5. La Argentina ganará (por Modus Ponens entre 1 y 4)
Una deducción es una secuencia de oraciones que parten de supuestos o premisas y se van obteniendo
consecuencias por aplicación de reglas de inferencia. Esas reglas de inferencia, en tanto se trata de
argumentos válidos, preserva verdad de premisas a conclusión. De modo que si las premisas que se
toman como punto de partida son verdaderas, resulta imposible que los pasos subsiguientes sean falsos.
Algunas reglas de inferencia
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Modus Ponens: Básicamente nos autoriza a obtener como conclusión el consecuente de un enunciado
condicional cuando sabemos que el antecedente es el caso. Garantiza que si constatamos que Matilde
ganó la lotería, podemos inferir que Matilde será millonaria. Obviamente, no nos autoriza a inferir nada en
caso de que no la gane.
Si A entonces B
A
B
Modus Tollens: Supongamos que nos enteramos ahora de que Matilde no es millonaria. Si sabemos
nuevamente que “Si Matilde gana la lotería, será millonaria", podemos inferir entonces que no ha ganado
la lotería (pues sabíamos que era suficiente que la ganase para que fuera millonaria).
Si A entonces B
No B
No A
Silogismo hipotético
Si A entonces B
Si B entonces C
Si A entonces C
Simplificación: es una regla sencilla. Simplemente nos dice que si sabemos, por ejemplo, que llueve y
truena, sin duda podremos inferir legítimamente que llueve. O también que truena, por ello debajo de la
línea podría estar B en el lugar de A.
AyB
A
Adjunción: que nos permite introducir conjunciones. Retomando el mismo ejemplo, si sabemos que llueve
y nos enteramos de que truena, podremos afirmar “Llueve y truena”.
A
B
AyB
Silogismo disyuntivo: rescata un sentido de las disyunciones. Si, por ejemplo, sabemos que Facundo o
Federico es el culpable, y nos enteramos de que Facundo no lo es, sin duda podremos inferir que el
culpable es Federico.
AoB
No A
B
Instanciación del universal: A diferencia de las anteriores, esta regla supone un nivel de análisis diferente.
Determina aquello que puede ser concluido a partir de una expresión como "todos", la cual, tal como vimos
en la lección anterior, reviste ciertas diferencias con expresiones como "y", "si... entonces...", etc. En este
esquema, las letras R y P están en el lugar de propiedades y la x en el lugar de individuos. Esta regla
también resulta intuitivamente aceptable, pues partiendo de asumir que todos los individuos que tienen la
propiedad R, tienen también la propiedad P, y que un individuo x tiene la propiedad R, nos autoriza a inferir
que también tiene la propiedad P.
Todos los R son P
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x es R
x es P
Podemos entonces usar estas reglas para sacar conclusiones de modo seguro. Como advertimos antes, la
lista de reglas a utilizar podría ser más amplia, desde luego.
Pruebas indirectas
Se trata de las pruebas por absurdo. Este tipo de estrategia es indirecta, a diferencia de las que
construimos anteriormente, todas ellas directas. Se trataba de deducciones directas pues partíamos allí de
premisas y procedíamos paso a paso –por aplicación de las reglas de inferencia– hasta dar con la
conclusión. Pero existen ciertas ocasiones en que esta vía directa no resulta viable o resulta demasiado
compleja. En tales situaciones es posible apelar a una estrategia de tipo indirecta: las pruebas por absurdo
.
Supongamos que disponemos de un conjunto Γ de premisas y que queremos probar la oración C. Osea,
tratamos de construir una deducción para el siguiente argumento:
Γ
C
En las pruebas por absurdo, se parte de suponer que aquello que se pretende probar (la oración C, en
nuestro ejemplo) no es el caso (es decir, se supone “no C”) y se intenta arribar a una contradicción (
siempre por aplicación de las reglas de inferencia). De obtener la contradicción (de la forma “A y no A"), es
posible afirmar que el supuesto del cual se partió (“no C”) es falso (puesto que si fuera verdadero no
habría ocurrido la contradicción; recordemos que las reglas de inferencia garantizan la conservación de la
verdad); y de este modo se da por demostrada la conclusión C. Consideremos el siguiente ejemplo
sencillo:
Queremos probar que "No es cierto que estamos en verano" a partir de la información expresada por las
siguientes dos oraciones: "Si estamos en verano, hay humedad" y "Si estamos en verano, no hay
humedad".
Disponemos entonces de dos premisas:
1. Si estamos en verano, hay humedad (premisa)
2. Si estamos en verano, no hay humedad (premisa)
Ambas son oraciones condicionales; sabemos que el Modus Ponens nos permite inferir sus consecuentes,
pero solo en presencia de sus antecedentes (en ambos casos el mismo: “estamos en verano”). Tal
antecedente no está disponibles. De modo que la estrategia ha de ser otra. Supondremos lo contrario de
aquello que queremos probar con la esperanza de arribar a una contradicción, lo que nos permitiría
descartar nuestro supuesto provisional. Lo que queremos probar es "No es cierto que estamos en verano";
lo contrario a esto es "Estamos en verano". Ese es el supuesto provisional con el que trabajaremos.
3. Estamos en verano (supuesto provisional)
Las cosas lucen mejor ahora, pues ahora sí podemos utilizar los condicionales de las líneas 1 y 2, pues 4
nos provee de los antecedentes necesarios:
4. Hay humedad (Modus Ponens entre 1 y 2)
Y ahora, nuevamente:
5. No hay humedad (Modus Ponens entre 1 y 3)
Pero como podrá advertirse, la oración 5 es la negación de 4. Esto es, hemos inferido que hay humedad (4
) y que no la hay (5), lo cual constituye sin duda una contradicción. Podemos explicitarla usando la regla
de adjunción, así:
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6. Hay humedad y no hay humedad (adjunción entre 4 y 5)
¡Hemos obtenido entonces una contradicción! Y lo hicimos partiendo del supuesto provisional formulado
en 3 ("Estamos en verano"). Esto nos permite rechazar el supuesto, negarlo, y podemos concluir entonces:
7. No es cierto que estemos en verano
Y esta es precisamente la conclusión que queríamos obtener.
Lección 4: los argumentos inductivos y su evaluación.
1. LOS ARGUMENTOS INDUCTIVOS
No ofrecen (ni pretenden ofrecer) un apoyo absoluto a la conclusión, sino que solo aportan algún tipo de
apoyo. Desde el punto de vista deductivo, deberíamos catalogarlos como inválidos. Por eso, al hablar de
argumentos inductivos, no hablaremos de "validez", sino de argumentos buenos o malos, fuertes o débiles.
En sentido estricto, todo argumento inductivo es inválido, pues no preserva verdad de premisas a
conclusión. Sin embargo, hay razonamientos inductivos que son buenos.
La fortaleza de un argumento no puede plasmarse en un criterio unívoco tal que frente a cualquier
argumento inductivo podamos responder si es fuerte o débil, bueno o malo. La fortaleza es una cuestión
de grados; hay argumentos más o menos fuertes.
2. Argumentos inductivos por analogía
Estos descansan en la comparación entre dos o más cosas, entidades o eventos; y a partir de la
constatación de que ellos son similares en ciertos aspectos, se concluye que lo son también en otro. Este
tipo de argumentos posee la siguiente estructura:
x1 tiene las características F, G, …, Z
x2 tiene las características F, G, …, Z
……….
xn tiene las características F, G, …
Por lo tanto, xn tiene la característica Z
Donde x1,.., xn han de ser reemplazados por eventos, cosas o entidades, y F, G, Z por aspectos,
características o propiedades. Los puntos suspensivos “…” que siguen a “F, G” indican que la
comparación podría radicar en cualquier número de aspectos y no necesariamente en uno, dos o tres. En
cuanto a los puntos suspensivos que están entre la segunda y tercera línea, ellos indican que la cantidad
de eventos, casos o entidades contemplados también puede ser cualquiera (o mejor dicho: al menos dos,
pues de lo contrario no podríamos establecer comparación alguna).
Ejemplo→ La naranja es un cítrico y tiene vitamina c
El limón es un cítrico y tiene vitamina c
El pomelo es un cítrico
El pomelo tiene vitamina c
4. Silogismos Inductivos
La mayoría de los egresados de la Universidad de Buenos Aires consiguen trabajo rápidamente
Jimena es egresada de la Universidad de Buenos Aires
Jimena conseguirá trabajo rápidamente
Ejemplo:
Marte es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado
Júpiter es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado
Saturno es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado
Los planetas exteriores del sistema solar están deshabitado
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6. Evaluación de argumentos por analogía
Primer criterio → la relevancia de las similitudes sobre las que se funda la inferencia. Esto es, si las
similitudes observadas entre los distintos casos son relevantes respecto de aquella similitud inferida. Para
aclarar esto comparemos el ejemplo anterior con el siguiente:
Durante cada día de la última semana Félix ha ido a comprar vegetales luciendo su sombrero azul y estos
resultaron muy buenos
Hoy Félix irá a comprar vegetales luciendo su sombrero azul
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos
Lo que se pretende es que exista una genuina conexión entre las características compartidas en los
distintos casos considerados y la característica adicional que se pretende atribuir al caso particular
mencionado en la conclusión.
Atendiendo a lo anterior, podemos mencionar un segundo criterio. Cuanto mayor sean los aspectos
relevantes en los que los casos se parecen, más fuerte será el argumento. Nuevamente es necesario
insistir en que los aspectos que se citan han de ser relevantes con respecto a aquello que se quiere
concluir.
Durante cada día de la última semana Félix ha comprado vegetales en la verdulería Todo Verde luego de
que recibieran mercadería fresca del Mercado Central y estos resultaron muy buenos
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo Verde luego de que reciban mercadería fresca del
Mercado Central
Probablemente, los vegetales resulten buenos
La diferencia introducida entre los casos pasados y el caso futuro de compra es relevante respecto de
aquello afirmado por la conclusión.
Un último criterio→ radica en la cantidad de casos o instancias que se ofrecen como premisa.
Durante cada día de los últimos seis meses Félix ha comprado vegetales en la verdulería Todo Verde y
estos resultaron muy buenos
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo Verde
Cuanto mayor sea la cantidad de casos o instancias que son similares en uno (o más) sentido(s) relevante
(s) respecto de la característica que se pretende inferir, más fuerte será el argumento.
Primer criterio → cuántos casos se mencionan en las premisas, y parecería que cuanto mayor sea la
cantidad, más probable será que la conclusión se dé, más fuerte será el argumento.
Un argumento que entre sus premisas contase con un millón de casos y concluyese lo mismo, sería tal
que brindaría un mayor apoyo a las premisas. No se trata solo de cuán grande sea la muestra sobre la que
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se basa la ulterior generalización, sino también de cuán representativa es esta respecto de la totalidad de
la población.
La muestra que se utiliza para, sobre su base, generalizar, sea representativa. Si la selección de los casos
considerados en las premisas no es arbitraria, ello pone en cuestión la representatividad de la muestra y la
fortaleza del argumento.