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Tira de la Peregrinación

La Tira de la Peregrinación —también conocida como Códice Boturini— es uno de los


llamados códices mexicas, es incorrectamente llamada de "la peregrinación" pues no fue un
movimiento de peregrinación, sino, una migración desde Chicomóztoc, probablemente elaborado en
la primera mitad del siglo XII. Se presume que puede ser una copia de un
documento prehispánico original. Consta de veintiuna láminas de papel amate, recubiertas
de estuco, con escritura mexica. La temática del documento es el movimiento que hicieron los
mexicas desde su patria original, la mítica ciudad de Aztlan, que algunos autores localizan en el
Occidente de México (más precisamente en Nayarit).
El Códice Boturini cuenta la historia desde que los mexicas salieron de Aztlan (Tierra de la
blancura o Lugar de las garzas) hasta que llegaron al Valle de Anáhuac, donde fundaron su ciudad
capital Tenochtitlan. Según la leyenda, el dios principal de los mexicas, Huitzilopochtli (Colibrí Zurdo)
les dijo que salieran de Aztlán en busca de una señal prometida, la cual era un águila posada sobre
un nopal, esta águila se le solía representar con el símbolo de Atlachinolli (agua-fuego) en la punta
del pico (aunque a la llegada de los españoles se creyó que se trataba de una serpiente y así
empezó posiblemente una leyenda que originalmente era concebida más bien como metáfora), y que
en donde encontraran esa señal fundaran su ciudad. Al salir de Aztlan, lo hicieron acompañados de
ocho grupos más. Algún tiempo después, los mexicah se separaron de estos pueblos, por "órdenes
de su dios", quien les dijo que a partir de ese momento tendrían que buscar el sitio prometido solos.
Tuvieron que pasar cientos de años hasta que los mexicah llegaron al valle de México; ahí
encontraron su señal prometida y en un grupo de islotes que se encontraban en medio del lago de
Texcoco donde establecieron Tenochtitlán. Es posible que el tlatoani que gobernaba en ese tiempo,
al llegar a la tierra prometida, reescribiera toda la historia acerca de su peregrinación y omitiera cierta
información desde la salida hasta la llegada de su pueblo a la tierra prometida. El códice cuenta con
veintidós imágenes y no está concluido.

El códice muestra una isla con un templo piramidal en su centro, coronada por un grupo de
caracteres atlacatl que se suponen el nombre de su divinidad. A los lados del templo hay
dibujadas seis viviendas, un hombre y una mujer. Como saliendo de la isla remando hay un
hombre en una canoa, cuya dirección marca el inicio del viaje, que se sigue por huellas de pasos.
Estos se dirigen a un cerro inclinado hacia la izquierda y una efigie enmarcada en un óvalo; una
representación temprana de su dios tutelar Huitzilopochtli, de ella salen unos glifos en forma de
voluta; la vírgula de la palabra, es decir, la acción de hablar del personaje con el cual se
encuentra asociado por proximidad espacial. Aparecen los símbolos de ocho tribus y cuatro
figuras que continúan el viaje. Se ve entonces un árbol quebrado, junto al que se observan cinco
puntos, representando la medida y dimensiones del tronco; mención de gran importancia, ya que
este hecho es tomado como un prodigio que les indica la continuidad de su viaje. Después
aparecen seis figuras escuchando a la divinidad y llorando...

Lámina 2

Lámina 1
Lámina 3 Lámina 8 Lámina 13

Lámina 4 Lámina 9 Lámina 14

Lámina 5 Lámina 10 Lámina 15

Lámina 6 Lámina 11 Lámina 16

Lámina 7 Lámina 12 Lámina 17


Lámina 19

Lámina 18 Lámina
21

Lámina 20

Lámina 22
En la Tira de la Peregrinación –en la que se da prioridad al ámbito temporal sobre el espacial–
se presenta la ruta que siguieron los mexicas o mexitin desde la salida de Aztlan hasta su
asentamiento temporal en el señorío de Colhuacan, al sur de la cuenca lacustre del Altiplano Central.

Fray Diego Durán, cronista dominico del siglo XVI, relata en su Historia de las Indias... que
Motecuhzoma Ilhuicamina, quinto señor de México-Tenochtitlan (1440-1468), ordenó una expedición
para buscar a sus antepasados en Aztlan-Colhuacan- Chicomóztoc. El propósito era llevar presentes
y darles a conocer la gloria y riqueza que estaban adquiriendo sus descendientes, asentados en las
islas del lago de México. Sin embargo, por desconocimiento, los “encantadores y hechiceros” que
intentaban llegar a la patria original no pudieron avanzar más allá del cerro Coatépec, cerca de Tula
(Tollan-Xicocotitlan), en el actual estado de Hidalgo. Aquí deciden utilizar formas más “eficaces” para
continuar el viaje: se convierten en nahuales, y son transportados mágicamente ante la presencia de
la diosa Coatlicue, madre de Huitzilopochtli. La entrevista fue breve, informativa y de intercambio de
obsequios. Acto seguido, el lugar que habían visitado se cierra nuevamente a la presencia humana.

Al parecer en la actualidad aún nos enfrentamos al mismo problema que tuvieron los servidores de
Motecuhzoma: la imposibilidad de conocer, con cierta certeza, los lugares que atravesaron
los mexitin (nombre dado a los mexicas antes de la fundación de México-Tenochtitlan) durante su
larga peregrinación, que duró, según algunos cálculos, un poco más de 200 años.

 la ruta particular que siguieron los mexitin en esta famosa pictografía, desde la salida de Aztlan
hasta su asentamiento temporal en el señorío de Colhuacan, al sur de la cuenca lacustre del
Altiplano Central mesoamericano. A pesar de su aparente sencillez, quedan todavía problemas por
resolver. Se trata de una larga tira plegada en forma de biombo, hecha de papel de amate,
posiblemente pintada en la ciudad de México en la primera mitad del siglo XVI. Dividida en 21
secciones y media, llama la atención la falta de color y el pequeño número de textos explicativos
(glosas), algunos de ellos de difícil lectura. Actualmente se resguarda en la Sala de Códices de la
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, en la ciudad de México.

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