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El sobrepeso y la obesidad son condiciones de acumulación excesiva de grasa que

representan un riesgo para la salud. Para identificar estas condiciones en adultos, se


utiliza el índice de masa corporal (IMC), el cual se calcula dividiendo el peso en kilos
por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2).

1. Prevalencia global de sobrepeso y obesidad:


1.1. Número alarmante de adultos con sobrepeso y obesidad: Según la OMS, en 2016
más de 1900 millones de adultos mayores de 18 años tenían sobrepeso, lo que
representa un 39% de la población adulta global. Esta cifra tan elevada demuestra que el
problema del sobrepeso y la obesidad es un desafío de gran magnitud que requiere
atención inmediata.
1.2. Aumento significativo en la prevalencia mundial: Entre 1975 y 2016, la prevalencia
de la obesidad a nivel mundial casi se ha triplicado. Esto indica una tendencia
preocupante de crecimiento en el número de personas afectadas por el sobrepeso y la
obesidad, lo cual plantea serias implicaciones para la salud pública.
2. Consecuencias para la salud asociadas al sobrepeso y la obesidad:
2.1. Riesgo de enfermedades no transmisibles: Un índice de masa corporal (IMC)
elevado es un factor de riesgo importante para enfermedades no transmisibles, como las
enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los trastornos del aparato locomotor y
algunos tipos de cáncer (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar,
riñones y colon).
2.2. Impacto en la salud infantil: La obesidad infantil se asocia con una mayor
probabilidad de desarrollar obesidad en la edad adulta, así como un mayor riesgo de
muerte prematura y discapacidad. Además, los niños obesos también experimentan
dificultades respiratorias, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y pueden presentar
marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y
efectos psicológicos. Estas consecuencias en la salud de los niños resaltan la
importancia de abordar el problema del sobrepeso y la obesidad desde edades
tempranas.
3. Cambios en los hábitos alimentarios y la actividad física:
3.1. Aumento en la ingesta de alimentos calóricos y grasos: A nivel mundial, se ha
observado un aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico y ricos en
grasa. Este cambio en los hábitos alimentarios, impulsado por diversos factores sociales
y ambientales, ha contribuido significativamente al desequilibrio energético y al
aumento de peso en la población.
3.2. Descenso en la actividad física: La naturaleza cada vez más sedentaria de muchas
formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización han
llevado a una disminución en la actividad física. La falta de actividad física regular
contribuye al desequilibrio energético y dificulta el mantenimiento de un peso
saludable.

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