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Capítulo 1

Corrupción - Robar y corrupción -


Aumento de corrupción en Argentina, sobre todo en la función pública. Se habla de
corrupción cuando esta persona (dentro de la función pública) hace un mal uso intencionado
de la confianza depositada en ella por la población, es decir utiliza su poder para un
beneficio propio en lugar de servir.
Se establece una diferencia entre el robo y la corrupción, no están debajo de una misma
“crisis moral”.
Cuando alguien roba se apodera de lo ajeno de forma ilegal, se dice qué no importa el fin
qué le de (se va de viaje o le da a los pobres) desde el punto de vista jurídico se condena el
acto “esa persona robo”, qué los jueces o la justicia perdone por el destino es otro poblema.
Pero dura lex sed lex, la ley es dura pero es la ley, cuando alguien comete el crimen debe
ser juzgada por ese acto.
En el caso de la corrupción sucede lo contrario, la persona ya posee los bienes ajenos, es
decir qué al contrario del robo no se condena el acto sino el destino, por ejemplo la
malversación de fondos, es un delito cuando ya no se lo utiliza con una finalidad pública
sino privada.
Política y Corrupción - Moral -
Se habla de combatir la corrupción desde dos perspectivas: Política o Moral.
Moral: Los seres humanos son naturalmente inmorales, por lo qué para cualquier abuso de
poder, había qué amenazarlos para qué no lo hicieran. La autoridad se basa en la
intimidación y chantaje para moralizar a los individuos. Teniendo en cuenta esto el robo y
corrupción entran dentro de la misma categoría y reciben el mismo tratamiento.
Ahora bien quién controla y castiga a estos “guardianes de la moral”, pues se dice qué la
solución más simple es qué todos los bienes e individuos pertenecen a un tirano, no hay
depósito de confianza o dinero, sino es este el quien la delega a sus individuos, se dice qué
el problema de los tiranos es mantenerse en el poder.
Se plantea también la perspectiva aristocrática “gobierno se qué gobierna a sí mismo”, es
decir qué si se podía controlar y gobernarse a sí mismo podía hacerlo con el resto sin
abusar de su poder. Pero a lo largo del tiempo se creó una connotación negativa de este
término.
Se habla de la diferencia entre el tirano y los aristócratas, claramente uno piensa qué el
último es mejor, pero el problema radica cuando algunos se dan cuenta de qué, como
puede ser qué unos pocos están capacitados para dirigirse fuera del ámbito inmoral y el
resto no. A diferencia del tirano qué es una teoría más igualitaria puesto qué no es qué sea
mejor, simplemente había sido más fuerte en un momento determinado.
Política: Acá el problema ya no es como delegar el poder y qué nadie abuse de él, sino
cómo hacer para no delegar dicho poder a nadie. Ya no se trata de si los hombres son
potencialmente corruptos o no, solo una cosa es segura y es qué los gobernantes o los del
poder público, son los únicos qué pueden corromperse. Porque a diferencia del ladrón, el
corrupto ya posee del poder y dinero.
Desde esta perspectiva el mejor gobierno es la democracia, en este caso no se trata de
otorgar el poder a los honestos, sino evitar otorgar el poder a alguien. De manera tal qué los
delegados abusan menos del poder porque tendrán menos poder del cual abusar.
Salvo honrosas excepciones, los intendentes y hasta los concejales, pueden decidir sin
rendirles cuentas a nadie qué licitaciones van a otorgarse, qué se va hacer con los
impuestos locales, cuál será el destino de esa comuna y de sus habitantes. Todo en una
negociación directa y secreta con los capitales que decidan instalarse en el perímetro de
una localidad.
Crisis Moral: Se engloba dos fenómenos diferentes y hasta opuestos, por un lado los
delitos cometidos por gente sumergida en la miseria, excluida del mercado laboral, y por
otro lado los negocios realizados por los socios y cómplices de ese capitalismo,
generalmente a salvo de crisis económicas. pasar por alto la dimensión política de un
problema, se obstaculiza la respuesta democrática. Esto se debe a que, al no poder
resolver los problemas de manera efectiva, las personas tienden a depositar su confianza
en líderes que prometen soluciones rápidas y eficientes, ya sea a través de un enfoque
autoritario ("mano dura") o mediante la aparente "honestidad".
Además, se menciona que la corrupción tiende a aumentar cuando las organizaciones
democráticas y populares, así como las luchas que se llevaron a cabo a lo largo del siglo
pasado, han disminuido su influencia y capacidad de acción.
La democratización real de la sociedad, en línea con las ideas de pensadores como
Spinoza y Maquiavelo, no es una tarea fácil en la actualidad,
La única opción ética disponible es comprometerse con la búsqueda de la democratización.
Aquí, se distingue entre lo ético y lo moral, indicando que la democracia no se limita a ser
un orden establecido o una forma de gobierno particular, sino que se trata de una práctica
constante e ilimitada que lucha contra los privilegios instituidos en cualquier estructura
institucional. Es esencialmente una lucha por la igualdad.

El Gran Teatro de la Moral


- Privilegios del Cargo o Rol -
Se menciona que cuando alguien abusa de las prerrogativas o privilegios de su cargo, se
considera inmoral o deshonesto porque no actúa de acuerdo con el papel o función que le
corresponde desempeñar. Esto no se aplica solo a funciones estatales, sino también a roles
familiares o sociales.
Se destaca que cada rol social tiene deberes y comportamientos asociados, y se mencionan
ejemplos como el deber de un padre hacia su hijo, el deber de un maestro hacia sus
estudiantes, o el comportamiento esperado de un policía, un médico o un recolector de
residuos. Se sugiere que existe un código implícito de comportamiento para cada actividad
y que actuar de manera adecuada a ese rol se considera obrar bien desde un punto de vista
moral.
Además, se menciona cómo el lenguaje también está relacionado con los roles sociales. Se
ejemplifica que no cualquiera puede pronunciar ciertas frases, como el juramento
matrimonial o declarar la guerra, ya que se requiere que la persona represente el papel
adecuado en el momento y la situación correctos. Se mencionan ejemplos como un juez o
sacerdote pronunciando el juramento matrimonial en una ceremonia o un rey o presidente
declarando la guerra. También se destaca que en situaciones cotidianas, como en el trabajo
o en la escuela, solo ciertas personas con autoridad pueden dar órdenes que sean
reconocidas y seguidas.

La relación entre la responsabilidad moral individual y los roles o funciones sociales. Se


plantea que la responsabilidad moral recae en cada individuo, en su capacidad de actuar
correctamente de acuerdo con el papel o función que le corresponde desempeñar. Sin
embargo, se distingue que los roles y funciones no son individuales, sino sociales, incluso si
solo una persona los desempeña, como en el caso de un rey o el presidente de un Estado.
La diversidad de roles y funciones en una sociedad está determinada por las instituciones
propias de esa comunidad, su organización familiar, social, económica y estatal. Se
menciona que la cantidad y calidad de los roles y tareas necesarios para el funcionamiento
de la sociedad son tan importantes como las piezas de una obra teatral que se representan.
Si algunos de esos roles desaparecieran, la sociedad se transformaría y dejaría de ser la
misma.
Se destaca que cuando un individuo nace, ya encuentra una distribución de roles
establecida, por lo que solo puede cumplir o no correctamente la parte que le corresponde.
La moral se ocupa de juzgar si una persona cumple con su responsabilidad en ese rol
específico, sin cuestionar la pertinencia o justicia de los roles en sí. La moral se dirige al
individuo y le dice que cumpla con la función asignada correctamente, ya que los demás le
han confiado esa responsabilidad. La responsabilidad implica responder a las expectativas
de los demás.
Se ejemplifica que incluso en roles aparentemente privados o familiares, como la
paternidad, la comunidad confía a los padres la tarea de cuidar y educar adecuadamente a
sus hijos, llegando incluso a intervenir si no cumplen con lo esperado.
Se menciona una obra teatral llamada "El gran teatro del mundo" de Calderón de la Barca,
donde se plantea un consuelo moral en el cual aquellos que desempeñaron bien su papel,
sin importar su posición social, podrían cenar junto a Dios al final de la obra. Esto implica
ofrecer igualdad ante la ley a cambio de la desigualdad social y política existente.
Se hace referencia a la Ley de Dios o la moral instituida como un punto de referencia para
los actores, quienes cuentan con la libertad de respetarla o transgredirla. Sin embargo, el
pobre cuestiona el papel que le ha sido asignado y reclama una igualdad real,
argumentando que los humanos son naturalmente iguales.
La ley o la moral establece que todos deben cumplir con su rol, aunque los roles en sí no
sean iguales. La ley se dirige a cada individuo como sujeto, tanto en términos de estar
sujeto al rol asignado por la división social como de estar sujeto a su propia identidad y
conciencia. Se menciona que los individuos a veces imaginan que realizan actividades solo
en beneficio propio o respondiendo a sus intereses personales, sin darse cuenta de que
están desempeñando un papel que la sociedad necesita para funcionar y que sus tareas
tienen un sentido social.
Se ejemplifica con el caso de una mujer que desempeña el papel de madre-ama-de-casa,
quien se identifica con ese rol asignado por la sociedad pero a la vez piensa que sus tareas
son parte de su vida privada y responden a intereses individuales o familiares.

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