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52 DARDO SCAVINO
Imaginarse la libertad como ese "tener todo lo que uno quiere" impli-
dan es que por mucha escuela privada que su padre pueda pagarles, la ca una precisa concepción del deseo, es cierto, tan antigua como la pro-
educación de esos chicos depende del nivel de formación y la colabora- pia filosofía platónica, pero reactualizada tinos siglos más tarde por uno
ción de muchísima gente, entre quienes se encuentran, pero apenas como de los Padres de la Iglesia, san Agustín, para legársela, a través del cal-
la punta de un iceberg, sus propios maestros y profesores. Es más, aun vinismo y el pietismo,' a las modernas concepciones del mercado. La
cuando pretenda haberse "arreglado solo", el individualismo de ese padre idea es que el deseo consiste en la atracción que siente un individuo por
resulta, paradójicamente, un producto de la colaboración entre miles de algo que le falta y, por consiguiente, pretende poseer. Una vez poseído
personas en una sociedad particular. este bien, ese deseo se convertiría en temor, en miedo a perder esa pose-
Hay que pensar esta paradoja: que el egoísmo sea un producto social. sión, ya que otra persona se la podría arrebatar. De manera que las leyes
El problema, si se quiere, puede formularse así: ¿por qué los miembros que garantizan la propiedad, y los servicios de seguridad que las respal-
de una comunidad que colaboran entre ellos y mantienen, de muchas y dan, existirían para tranquilizar al individuo que se siente amenazado por
variadas maneras, vínculos de mutua dependencia, no se consideran co- los otros.
mo colaboradores o camaradas? O lo que es peor: ¿por qué llegan a tra- Conviene detenerse en esta concepción adquisitiva del deseo. ¿No es
tarse como competidores o enemigos en muchos casos? Se nos dirá que esta visión consumista la que resulta dominante en nuestra época? Se nos
la pregunta es demasiado Cándida, que una sociedad de amigos resulta dice que deseamos una cosa porque nos falta, la perdimos o también por-
imposible, como lo demuestra el hecho de que el cristianismo viene pre- que nos la prohibieron. Se confunde así el deseo con la tentación. Inclu-
dicando el "ama a tu prójimo como a ti mismo" desde hace dos mil años so a partir de esta concepción religiosa del deseo se elaboró una herejía
y obtuvo, como puede verificarse cada día, magros resultados. Si somos supuestamente inmoral y transgresiva pero no menos piadosa. Pero como
realistas y nos atenemos a los hechos, la historia de la humanidad se ca- siempre, la moral invierte las cosas: el deseo es la tendencia de cualquier
racteriza más bien por la falta de solidaridad, el egoísmo, la explotación, cuerpo a realizar sus potencialidades, a producir todo lo que se deduce
la dominación, la crueldad... Así son los hombres, parece ser. de su naturaleza. El deseo es, antes que nada, productivo o creativo. Y si
Y sin embargo, no estamos preguntándonos por qué un conjunto de nos sentimos "atraídos" por ciertas cosas es en la medida que ellas con-
personas completamente extrañas entre sí, y cuya única relación es la tribuyen con ese proceso generativo, ya que nos producimos a nosotros
proximidad espacial, no pueden amarse mutuamente. El problema es mismos, y colectivamente, como consumidores.
muy distinto: se trata de entender por qué un grupo de personas que cola- El utilitarismo, por ejemplo, concibe la razón como una suerte de ins-
boran, de hecho, mutuamente, y cuyas vidas dependen estrechamente de trumento al servicio de nuestro deseo adquisitivo. La razón se ve reduci-
esta construcción común, no se sienten colaboradores e incluso pueden da así a una suerte de cálculo o facultad de previsión que nos permite sa-
llegar a odiarse como verdaderos enemigos o esclavizarse sin ningún re- tisfacer nuestros apetitos de manera más eficaz y confortable. Y si la
mordimiento los unos a los otros. razón nos permite inventar ciertos instrumentos, su finalidad, en última
instancia, estaría determinada por nuestros intereses egoístas, por nues-
tras ansias de evitar la muerte y el dolor. Pero si pensamos que el deseo
LA LIBERTAD INDIVIDUAL es la tendencia a producir todo lo que se deduce de nuestra naturaleza, y
si la razón, o el pensamiento, forman parte de esta naturaleza, entonces
En la escuela nos enseñaron que nuestra libertad termina donde co- ya no se los puede reducir a un instrumento al servicio de otra cosa. De-
mienza la libertad de los demás. Esto quiere decir que las otras personas sarrollar las potencialidades del pensamiento no es algo que se haga por
se nos presentan como el límite y ya no la realización de nuestra libertad. mera utilidad sino, justamente, por deseo. Ni Galileo ni Einstein, por
Este enunciado supone que sin las demás personas seríamos mucho más ejemplo, elaboraron sus teorías físicas porque éstas sirvieran a sus intere-
libres ya que podríamos tenerlo "todo" para nosotros solos. ¿Pero qué ses personales. Ni siquiera porque fueran útiles para la humanidad o sus
podríamos hacer nosotros solos, aislados, retirados de la sociedad? Ape- sociedades respectivas. Otra cosa es la utilidad social que estas teorías
nas si podríamos sobrevivir, y ni siquiera eso. Y, sin embargo, esta con- pudieron adquirir a posteriori.
cepción de la libertad se sostiene en el fantasía de un individuo cuyas po-
Si toda definición de la naturaleza humana resulta parcial y cosifican-
sibilidades serían ilimitadas si no fuera por la competencia de sus
te, si incluso la identificación de un individuo con un rol es sinónimo de
semejantes.
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opresión, se debe a que no conocemos las potencialidades de los seres en la hostia y el vino consagrados, es decir, en sus símbolos. Algo seme-
humanos, lo que son capaces de inventar o crear, tanto en lo que se refie- jante sucede con el dinero o con el Dios discepoliano. Simple abstracción
re a las producciones del pensamiento científico o artístico como a las de la riqueza o de los bienes producidos p"or los colaboradores, parece
formas de relacionarse socialmente. La libertad, en definitiva, no es más adoptar vida propia y multiplicarse como por arte de magia. Y, por su-
que esto: no tanto la posibilidad de consumir lo que uno quiera como la puesto, el poder mágico del dinero, como cuando decimos que "todo lo
capacidad o el poder de realizar todas las potencialidades humanas. La ti- puede", no es sino una manera de olvidar que se trata de la potencia real
ranía, por el contrario, aparece en primer lugar como la limitación de esta de la colaboración social. A menos que creamos en los milagros, un
potencialidad. Separar un cuerpo de lo que puede, decía Spinoza. montón de papeles pintados son incapaces de producir o inventar nada.
El hecho de que mi libertad se realice y aumente con los demás se asimi-
En este aspecto, san Agustín había ido un poco más lejos que los
la, en nuestra civilización, a su versión mistificada y supersticiosa: mi li-
pragmáticos ideólogos del mercado, porque planteaba que el individuo
bertad se realiza y aumenta con el dinero.
egoísta olvidaba algo esencial: alguien tuvo que hacer las cosas que él
deseaba consumir. Sólo que para este teólogo, los objetos deseables no Pero entonces, ¿de dónde pudo haber salido aquella concepción de la
eran un producto de la cooperación social entre los hombres sino del libertad que sólo imaginaba a los demás como un obstáculo? Y más aún:
Creador. A este trabajo de producción destinado al consumo de los mor- ¿quién podía pensar de esta manera? Quien piensa así ya no ve en el otro
tales, Agustín lo llamaba precisamente fabrica Dei, la fábrica de Dios. un colaborador, alguien que, eventualmente, lo puede ayudar para reali-
Así la Iglesia, a la zaga de este astuto teólogo, envió al cielo lo que per- zar una tarea conjunta, sino alguien que sólo puede arrebatarle algo.
tenecía a la tierra, como si no existiera diferencia entre las cosas natura- Quien teme al otro es, por supuesto, el propietario. Por eso la libertad se
les y los productos sociales, como si la capacidad creativa e inventiva de define aquí como un derecho a tener, y nuestras leyes piensan a los indi-
cualquier colectividad humana fuera un atributo exclusivo de Dios. viduos, antes que nada, como propietarios. Así, quienes imaginaban un
De ahí que el mandamiento de "amar al prójimo como a sí mismo" se individuo presocial que vivía en un mítico estado de naturaleza, sostenían
le antojara una verdad revelada. Porque ¿cómo podía ocurrirsele algo así que allí el individuo podía apropiarse y consumir todo lo que deseara
a esos hombres que sólo piensan en sus intereses personales y para quien hasta que apareciera otro que limitara sus posibilidades inagotables. Para
el otro no resulta sino un obstáculo? Alguien ajeno a estas pasiones tuvo estos pensadores, en consecuencia, la sociedad no comenzaba con la coo-
que descender hasta la tierra para aportarles la buena nueva, alguien que peración sino con el enfrentamiento entre consumidores. Es la moral del
se hizo hombre para difundir esa verdad en este mundo. En cambio, al ingeniero Santos, cada vez más extendida en nuestra sociedad.
pensar que el Creador es un ser perfectamente terrenal (la propia comuni- De ese consumismo ávido y receloso extrajeron entonces una teoría
dad vista desde la perspectiva de la colaboración mutua), aquel manda- general de la naturaleza humana: los hombres son seres egoístas, movi-
miento deja de ser una revelación religiosa y trascendente para convertir- dos por sus intereses particulares o por sus ambiciones personales. En es-
se en una verdad racional y ética, inmanente o terrenal. Digámoslo así: el te aspecto, se dijeron, son inmorales por naturaleza, bárbaros, porque
principio de caridad, que aquellos altruistas le exigían a aquel padre ninguno tendría inconveniente en eliminar o esclavizar a los demás para
egoísta, se vuelve un principio de solidaridad, perfectamente realista, lograr sus objetivos. Motu propio, los individuos nunca respetarían la vi-
porque el individuo no puede sobrevivir realmente de manera aislada y da y las propiedades ajenas. Por eso había que imponerles ese respeto por
presocial. la fuerza, había que obligarlos a renunciar a un bien menor por temor a
Pero como lo sabía ya Discépolo, el lugar de Dios lo ocupa en nues- un mal mayor: el sufrimiento o la muerte. Así justificaron la dominación
tros días el dinero. Gracias a él se puede comprar casi cualquier cosa. absoluta del Estado y su monopolio de la violencia legítima. La intimida-
¿Pero cómo es posible que unos cuantos papeles pintados nos ofrezcan ción y el chantaje legal para evitar la intimidación y el chantaje ilegal.
todas las cosas del mundo? El Dios agustiniano era sólo una manera de Desde esta perspectiva, no podría existir una sociedad sin Estado. De
simbolizar, y mistificar, la cooperación colectiva: fabrica Dei. Como su- ahí que fueran llamadas "salvajes" las sociedades carentes de poder esta-
cede muchas veces con las antiguas metáforas, olvidamos lo simbolizado tal, una manera de decir que no se trataba de verdaderas comunidades. La
y lo confundimos con el propio símbolo. Tomamos la palabra por la co- moral y la civilización serían entonces una consecuencia del miedo al
sa. Un poco como en el misterio católico de la "transubstanciación", gra- prójimo y del terror a las fuerzas represivas del Estado. De algún modo,
cias al cual la carne y la sangre de Cristo se encuentran verdaderamente y desde esta perspectiva, es porque los hombres son asociales que las so-
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ciedades (civiles) serían posibles. Sólo un súbdito, pensaron, puede ser sino, ya, y desde siempre, un grupo de colaboradores, una sociedad,
civilizado, sólo alguien que obedezca por temor. Si se prefiere una ver- cualquiera sea la forma que ésta adquiera. El individuo aislado y preso-
sión criolla de este pensamiento, se la podrá hallar condensada en la fra- cial, el átomo egoísta de los liberales, resulta sólo una abstracción, por-
se: "Los argentinos somos hijos del rigor". O peor todavía, en aquella que no es el modo de ser de los individuos lo que explica la sociedad si-
sentencia que uno podía escuchar aquí y allá hace algunos años: "Lo que no el modo de ser de la sociedad lo que explica la vida y las creencias de
necesita este país es un millón de muertos". sus habitantes. El problema al cual se enfrentaba esta posición pasaba
Se entiende entonces por qué algunos argentinos pudieron llegar a de- entonces por explicar cómo los colaboradores podían llegar a enfrentar-
sear el terror, por qué todavía hoy el comisario Patti, el general Bussi o se mutuamente o cómo la barbarie podía provenir de la propia civiliza-
Aldo Rico pueden ganar elecciones. O también por qué el ingeniero San- ción. O incluso: cómo los miembros de una comunidad moral se torna-
tos pudo convertirse en el héroe solitario de la jungla de asfalto, el pro- ban muchas veces inmorales.
pietario que defiende sus bienes como los pioneros del Lejano Oeste de- Desde esta perspectiva, entonces, el egoísmo del individuo existe pero
fendían los suyos en los westerns hollywoodenses. Aquella concepción como un producto de ciertas formas comunitarias. Un poco a la manera
cínica y pesimista de la naturaleza humana está arraigada en lejanas tra- de aquellos usuarios o consumidores que olvidaban la significación social
diciones religiosas. Según ella, el hombre es un ser "caído", indefectible- de la luz eléctrica o de la educación pública para verlas simplemente des-
mente pecador, habitado por el mal. Es inmoral por naturaleza. Y puesto de la perspectiva de una adquisición individual. "¡Esto es mío porque yo
que por sí solo no puede sustraerse a esta condición, precisa de alguien lo pagué!" ¿Qué duda cabe? Así lo estipula la ley. Pero para que esas co-
que lo ayude, que lo "ponga en vereda" o que lo castigue, como suele de- sas puedan llegar a ser "suyas" tienen que existir y para eso hace falta que
cirse, "por su propio bien". una sociedad las haya hecho. Por eso, privilegiar la propiedad sobre el
Así pues, la cooperación colectiva, principio inmanente, terrenal, trabajo, el consumo sobre la actividad o el deshacer sobre el hacer, es una
creativo, sin el cual no pueden concebirse ni la sociedad ni el individuo, manera de considerar que el individuo está antes que la sociedad, y que el
es sustituida por la autoridad estatal, principio trascendente, celestial, te- enfrentamiento por la apropiación de los bienes precede, desde siempre,
rrorista. La colaboración vuelve convertida en obediencia; la libertad, en la colaboración para producirlos o inventarlos. O si se prefiere: que las
sumisión. tendencias egoístas e inmorales del consumo individual son anteriores a
las tendencias cooperativas de la producción y la creatividad social.
De ahí que muchas veces la sociedad sólo se conciba como un espa-
¿QUÉ ES LO INMORAL? cio donde los deseos del individuo resultan reprimidos o limitados. Ha-
bría que determinar exactamente en qué sentido esto puede llegar a ser
Jamás hubo individuos aislados; la socie- así. Una determinada configuración social puede condenar ciertos indivi-
dad es más antigua que el hombre. duos a morir de hambre o de frío, es decir, a no poder satisfacer sus nece-
Gustav Landauer sidades biológicas mínimas. Pero no se habla aquí de necesidades sino de
deseos, y éstos, como vimos, no pueden separarse del carácter social del
Hubo quienes pensaron las cosas al revés. Quiero decir: no es que ha- individuo. Si los poderes establecidos ejercen una coacción particular so-
yan supuesto que el individuo fuera bueno por naturaleza, como lo plan- bre los individuos es porque tienden más bien a desocializarlos o aislar-
teó Juan Jacobo Rousseau, y que fuera la sociedad quien lo volvía inmo- los: cada uno será condenado a vivir en una isla aun cuando no cese de
ral. Nada de eso. Las pensaron realmente al revés: para ellos no había vivir en sociedad. Y esta isla, como vimos, es el propio sujeto en tanto
que comenzar por preguntarse cómo eran en realidad los hombres, o por vive su ser social como una identidad individual.
el problema moral, sino por cómo se organizaban las diversas socieda- A contrapelo del individualismo liberal, un gran filósofo del siglo
des, es decir, por el problema político. Porque no concibieron la socie- XVII. Baruj de Spinoza, definía lo inmoral (o la barbarie) como aquello
dad como un limitación de la libertad individual sino, al contrario, como que se opone al establecimiento de la amistad entre los hombres. Porque
su realización, ya que las posibilidades de los seres humanos aumentan si los hombres son más libres cuando se asocian, entonces lo inmoral se
prodigiosamente cuando logran asociarse. En el principio, se dijeron, no identifica con la dominación o la supresión de esa libertad. En este aspec-
hay entonces una multitud de individuos en lucha de todos contra todos to, la amistad o la solidaridad tal como las concebía Spinoza no se con-
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funden con ningún principio altruista de ayuda al prójimo ni mucho me- sabe lo que un cuerpo puede..." y, como vimos, ésta es la fórmula precisa
nos con la caridad. No, se trata de un principio perfectamente realista y del deseo cuando no se lo confunde con una apetencia consumista).
racional que recorre, de hecho, la naturaleza entera: por un lado, el poder Ahora bien, supongamos que aquel albañil trabaja por su cuenta a
de una unidad de cooperación es mucho más grande que la suma de las cambio de una retribución cualquiera, digamos, 1000 pesos por mes. Su
potencias individuales tomadas de manera aislada; por el otro, el poder trabajo tendrá un rendimiento determinado, relativamente bajo por más
de cada uno de los individuos, su capacidad de hacer y padecer, aumenta que se esfuerce mucho. Pero supongamos ahora que comienza a colabo-
cuando forman parte de un proceso de cooperación. La solidaridad signi- rar con otros albañiles en el marco de una empresa: el rendimiento de su
trabajo va a aumentar. Si solo, tomemos por caso, construía una vivienda
fica así, y antes que nada, amor por la libertad.
por mes, con otros cuatro va a construir más de cinco casas en el mismo
lapso. Y, sin embargo, de acuerdo con las leyes que rigen el mercado la-
boral, él va a seguir cobrando 1000 pesos, como el resto de sus compañe-
LA SOLIDARIDAD COMO PODER
ros. ¿Por qué cobraría más si trabajó exactamente la misma cantidad de
horas? Parece justo que así sea. Y, sin embargo, en el mismo tiempo hizo
Los hombres aislados no tienen por defini-
mucho más desde el momento en que participó de una actividad colectiva.
ción ningún poder.
Hannah Arendt En efecto, en el utópico caso de que pudiera dividirse el resultado del
trabajo entre los cinco, aquel albañil habrá construido finalmente más de
La solidaridad es el único poder del que disponen quienes carecen de una casa. Sin embargo, si esta persona dijera que este excedente es el fru-
riquezas, armas, títulos, medios de producción o comunicación (o quie- to de su trabajo como individuo, no sería del todo cierto. Porque olvida-
nes carecen, incluso, de un puesto de trabajo, si tenemos en cuenta que ría que, sin los otros, esa producción supernumeraria no hubiera existido.
hasta esto se convirtió en un "privilegio" dada la situación de los jubila- Sin embargo, tampoco puede decirse que se la haya sacado a los demás,
dos y los desocupados). Es por eso que siempre se la asimiló a los po- ni que los otros se la hayan cedido. También ellos recibirán más de lo
bres, a las clases llamadas "populares". La solidaridad es el poder del de- que habrían obtenido si hubieran trabajado cada uno por su lado. Llega-
mos, la virtú del pueblo, como la llamaba Maquiavelo. Entiéndase bien: do el caso, los albañiles podrían dividir por cinco el excedente para que-
no se trata de decir, siguiendo un criterio populista o demagógico, que darse cada uno con una parte, pero, a decir verdad, ese bien sería estric-
los pobres son naturalmente solidarios o virtuosos. De ningún modo. La tamente colectivo.
solidaridad o la amistad es el único poder al cual tienen acceso quienes Por supuesto, quien se queda normalmente con ese excedente colecti-
carecen de otros bienes. Lo que no significa que accedan necesariamente vo es quien coordina la cooperación y paga los salarios: el empleador.
a él. Existe sin embargo una diferencia esencial entre el poder popular y Este va a encontrarse con que invirtió una suma de dinero y recuperó, al
los demás. Y es que si éstos pueden convertirse en medios de domina- final, un tanto más. Pero ese tanto más no existiría si los colaboradores,
ción, no sucede lo mismo con la solidaridad real: ésta sólo puede ser un en lugar de cobrar por el tiempo de trabajo que cada uno realizó, se re-
medio de liberación. partieran democráticamente los frutos de su cooperación productiva. El
capitalista precisa pues de la cooperación laboral (porque sin ella no exis-
Tomemos un ejemplo del dominio laboral. Cualquier albañil sabe que
tiría el excedente colectivo) pero precisa también que cada trabajador
cinco compañeros construyen una casa mucho más rápido que uno solo.
perciba su trabajo como una actividad independiente del resto, como si
Parece evidente. Si nos hubieran presentado este problema en la escuela,
su salario fuera una retribución por su trabajo.
habríamos aplicado la regla de tres simple: cinco albañiles tardan la quin-
ta parte de lo que tardaría uno. Y, sin embargo, no es así. Tardan mucho Veamos una vez más el proceso. El empleador le compra a cada uno
menos. Si un albañil necesita, supongamos, mil horas para terminar la su tiempo de trabajo. Desde el punto de vista de la legislación vigente
construcción, cinco tardan mucho menos de doscientas para hacerlo, realiza una transacción perfectamente legal. Y a decir verdad, ni siquiera
siempre y cuando coordinen de manera inteligente sus tareas. La dismi- se puede decir que el intercambio fuera desigual si tomamos en cuenta la
nución no es lineal sino exponencial. Ahora bien, resulta difícil calcular relación del empleador con cada uno de los empleados. Tampoco puede
cuánto tiempo menos, es decir, cuánto llega a potencializarse la fuerza de decirse que los robó, ya que no se apropió de ese trabajo sin el consenti-
trabajo de una persona cuando colabora con otros (Spinoza decía: "No se miento de cada empleado. Si el mes pasado, cuando trabajaba por su
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cuenta, cada uno ganaba mil pesos, ¿por qué este mes habría sido estafa- individuos aislados o los "átomos sociales". En este sentido, la vida es
do o robado si trabajó la misma cantidad de tiempo? Es más, hasta podría sumamente potente y extremadamente frágil al mismo tiempo, ya que
decirse que muchas veces sus esfuerzos se vieron reducidos. No es lo basta con que los colaboradores se dispersen para que se desvanesca por
mismo cargarse diez bolsas de cincuenta kilos de cemento y trasladarlas completo. Para que se desvanesca, eso sí, dejando rastros: lo que produ-
una por una, que hacerlo entre cinco. Desde el punto de vista legal, sin jo, mudos testigos de su potencia. Pero se trata de rastros muertos, justa-
embargo, no existe diferencia entre trabajar solo o en colaboración. Por- mente, incapaces de reproducirse por sí solos, como la casa construida
que además, como vimos, ninguno de los obreros puede decir que cada por aquellos albañiles.
quinto de ese excedente sea un producto de su trabajo particular... En efecto, pensemos en aquel capital acumulado, producto de la coo-
Para reclamar ese excedente haría falta que los empleados se constitu- peración productiva. Puede ser intercambiado o guardado en una caja
yeran en sujeto colectivo. Pero este sujeto tiene un estatuto muy particu- fuerte. Puede ser legado y transmitido de generación en generación. Pero,
lar y ninguna legislación lo reconoce. En efecto, si la ley reconociera a es- a decir verdad, por sí mismo no puede crear nada: sólo puede comprar
te sujeto se produciría una suerte de reacción en cadena, porque los otras cosas o también otros trabajos. Tampoco va a crecer exponencial-
obreros, por ejemplo, de los hornos de ladrillos o los de la cementerà es- mente por más que otros capitales se le sumen. En síntesis: tarde o tem-
tarían en la misma situación. Y es más, puede considerarse que si un alba- prano terminará por gastarse. Marx lo decía claramente: el capital es tra-
ñil hace una pared mientras el otro prepara la mezcla, los obreros de los bajo muerto. Un muerto que, como un vampiro, precisa del "trabajo
hornos están haciendo los ladrillos y los otros el cemento. ¿O no colabo- vivo" para multiplicarse. Porque no puede existir sin cooperación pro-
ran también en la construcción de la casa? Podría continuarse así indefini- ductiva o sin vida.
damente. ¿No colaboran también con todos ellos quienes elaboran los ali- Tanto Maquiavelo como Spinoza comprendieron que el arte de la do-
mentos que cada trabajador necesita para seguir trabajando? ¿El panadero minación funcionaba según este principio de parasitosis vampírica. Por
no contribuye también, en cierta medida, con la construcción de la casa? un lado, se debe organizar la multitud para succionar la potencia colecti-
Pero si todo se pensara así, como un amplio sistema de colaboración, ya va, la vida, que no existe cuando los individuos actúan separadamente
no habría lugar para quienes ganan dinero comprando tiempo de trabajo y (por eso quienes dominan se dicen "gente de orden"). Por el otro, se de-
vendiendo mercancías. Y por supuesto, no van a aceptar fácilmente un tal be evitar que esta multitud organizada resista a la succión de la potencia.
cambio, de ahí que se preocupen por estar cerca de quienes hacen las le- ¿Cómo? Volviéndola contra los propios individuos. Arte difícil, hay que
yes y las hacen respetar (¡sobre todo quienes venden el cemento!). decirlo, y sumamente riesgoso, porque se basa en el mismo principio que
Aquel sujeto colectivo se identificará, a lo sumo, con una sociedad puede destruir la dominación, la cooperación colectiva, como si sólo pu-
anónima o de responsabilidad limitada, aun cuando no tenga nada que diera sobrevivir gracias a su enemigo.
ver con ellas. En el caso de estas sociedades, se reúnen varios capitales. Por sí solo, ningún tirano tiene el poder suficiente como para dominar
Ahora bien, estos capitales pueden sumarse y dividirse de una manera una población. Ni siquiera cuando se asocia con algunos cómplices. Na-
perfectamente lineal. Supongamos que se trate del salario percibido por poleón, por ejemplo, fue uno de los primeros en comprender que los ejér-
aquellos albañiles. Si cada uno aporta 1000 pesos, la sociedad contará citos más poderosos, y los mejores a la hora de imponer una dictadura en
con 5.000 pesos de capital. Y si se separan, cada uno recuperará de vuel- su propio país y en los vecinos, eran los "populares". Sarmiento también
ta la inversión inicial. En tanto sujeto colectivo, en cambio, los individuos había comprendido (y lo teorizó con una sagacidad poco común) que go-
no pueden llevarse consigo el potencial de trabajo que compartían con los bernar implicaba aprovechar la "superabundancia vital" de la multitud.
demás: disuelta la colaboración, este potencial desaparece con ella. Las sucesivas dictaduras militares de la historia argentina tampoco ha-
A este potencial que no está por sí mismo en ninguna de las partes to- brían sido posibles si las fuerzas armadas no hubieran utilizado, para so-
madas una a una pero que aparece, de repente, cuando éstas comienzan a meter a la población, el poder delegado por (o succionado a) esos mis-
cooperar* se lo llamó a menudo "vida". Los médicos y anatomistas del mos cooperantes. Pero como veremos enseguida, no es la única manera
Renacimiento cortaban los cuerpos en pedazos para ver dónde se escon- en que el proceso de dominación puede darse. Sólo existe una constante,
día ese principio vital. Nunca, por supuesto, lo encontraron. Y más se y es la ilusión creada por este prodigioso arte del gobierno: el poder que
alejarían de él cuanto más diseccionaran los cadáveres. Algo semejante se produjo "abajo" pareciera siempre brotar de "arriba", la vida vuelve
ocurrió con quienes pretendieron explicar las sociedades a partir de los convertida en muerte, en infausta soberanía de la muerte.
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boradores. Desde esta perspectiva, la política ya no es el arte de gobernar EL HOMBRE QUE ESTÁ SOLO Y ESPERA
y controlar a las personas (esas que, sin un poder superior a ellas, vivirían
supuestamente disputándose entre sí) sino una potencia de liberación, El terror no puede reinar absolutamente
Porque al introducir la competencia y el enfrentamiento entre los colabo- sino sobre hombres que están aislados los
radores, lo inmoral limita también las potencialidades de la gente. unos de los otros; en consecuencia, una de las
Más allá de esto, lo importante aquí es el título que Spinoza le dio a primeras preocupaciones de todos los regíme-
su libro: Etica. Importante porque lo inmoral ya no se opone a lo moral . nes tiránicos es provocar este aislamiento.
sino a la amistad o la solidaridad, es decir, a lo ético. Lo moral, como vi- Hannah Arendt
mos, significa que cada uno actúe de acuerdo con el rol que le fue asig-
nado, que cumpla con su deber. Sin embargo, esto no significa que los Ya se habló mucho acerca del famoso "no te metás" de los argentinos.
colaboradores se traten como tales, que se vean como compañeros o que ¿Pero qué significa exactamente? Como vimos a propósito de Platón, el
a cada uno le incumba lo que le sucede al resto, es decir, a la sociedad en comportamiento moral significa ocuparse correctamente de nuestras co-
su conjunto. Desde un punto de vista moral, en efecto, uno se hace res- sas sin mezclarnos en aquellas que exceden nuestra competencia. ¿La po-
ponsable de sus acciones, de acuerdo con la parte que representa en la di- licía se llevó a alguien de los pelos? "Por algo será", se dijo a menudo:
visión social de actividades. Y es que, en tanto sujeto, en los dos sentidos "Esos funcionarios sabrán por qué lo hacen, ellos cumplirán con su deber
de la palabra, vive las acciones impuestas por su rol como si provinieran _ y no es asunto mío, yo me dedico a realizar bien mi trabajo, educar bien
de su propia libertad individual. Desde un punto de vista ético, en cam- a mis hijos, pagar religiosamente mis impuestos". Incluso se podía llegar
bio, uno se hace responsable de la comunidad misma, aun cuando su fun- a decir que aquel vecino "en algo andaría", o que se ocupaba de lo que
cionamiento, la propia distribución de roles, no haya sido obra suya. Lo no debía, y era lógico que le sucediera eso. Desde esta perspectiva, es
que suceda en la sociedad le concierne simplemente porque no es algo cierto, no puede culparse a esas personas de haber ayudado, con su indi-
distinto de esa comunidad y porque su propia libertad, su capacidad de ferencia, a la última dictadura militar. Pero el problema no es moral, es
realizar sus potencialidades individuales, no es ajena a la colectividad ético. Y desde este punto de vista esa persona se vuelve responsable de lo
que habita. que sucedió en el país porque no hizo nada para combatir el fascismo,
Si la moral tiene que ver con una obligación, la ética tiene que ver como si lo que pasaba en la sociedad no le ocurriera también a ella, es
más bien con un compromiso: trabajar para que el establecimiento de la decir, como si no formara parte de esa comunidad. Su responsabilidad
comunidad de compañeros sea posible y combatir, en consecuencia, la consiste en haber aceptado, con su indiferencia, con su aislamiento ima-
inmoralidad o el poder que impide la realización de esa amistad, cual- ginario respecto a la situación social de ese momento, la desaparición de
quiera sea la forma que adquiera. La ética es un compromiso con la liber- su propia libertad, es decir, de la solidaridad entre la gente.
tad porque ningún individuo puede ser libre de manera aislada indepen- Muchas de esas personas sufrieron por ejemplo las consecuencias del
dientemente de las relaciones que existan entre los miembros de una sistema económico-financiero implantado por los militares en la época de
comunidad. En este aspecto, y se trata de una hipótesis central en este li- Martínez de Hoz. Como si clamaran ante un Dios sordo e indiferente, se
bro, la crisis de nuestro país es más ética que moral. El problema no es preguntaron luego por qué eso debía sucederle a ellos, qué habían hecho
tanto que cada individuo no haga lo que corresponde de acuerdo con su para merecerlo, ¿no habían sido siempre honestos, trabajadores, no se ha-
rol sino que no se conciba como parte, incluso como el producto, de un bían preocupado por saber con quién andaba su hijo en esos años? Es en-
todo comunitario, y que hasta llegue a considerarlo como un impedimen- tonces que una luctuosa queja discepoliana hace su aparición:
to para su libertad personal.
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala vive, Dios,
mejor que yo; si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien, del que lucha
en nombre tuyo, limpio, puro, para qué?
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pueden llevarse pésimo. Lo cual no es raro, porque cada uno quiere andar
Los especuladores ganaron y los laburantes perdieron, el corrupto ve- bien con su jefe y esto va a introducir una suerte de roce o competencia
ranea en Punta del Este y al honesto le faltan cinco para tomar el colecti- entre los colaboradores.
vo. Si todo es igual y nada es mejor, si "da lo mismo el que labura noche Es probable que si las disputas se endurecen, la competencia perjudi-
y día como un buey, que el que vive de los otros", entonces, se pregunta que el buen funcionamiento de la empresa y las autoridades se vean obli-
esta persona, ¿para qué la decencia, el sacrificio, la moral? Quien se la- gadas a intervenir "en beneficio de todos". La idea es que si la empresa
menta de este modo espera algún tipo de recompensa por su abnegación. comienza a tener problemas, o si, por ejemplo, el nivel de producción
¿Pero quién debería dársela? ¿Quién se supone que observó minuciosa- desciende como consecuencia de disputas demasiado virulentas, todos
mente todas sus acciones para juzgar si él era bueno o no? ¿Dios? Si se los empleados van a ser perjudicados de algún modo, ya sea por una re-
tratara de un verdadero creyente, si fuera un actor del Gran teatro del ducción de sueldos, ya sea por una serie de despidos.
mundo de Calderón, se resignaría a esperar la muerte para cenar junto al Pero una vez controlados estos incidentes aislados, a los dueños les
Señor. Pero esta persona quiere que la retribución por sus actos se pro- conviene que la competitividad y la falta de compañerismo reine dentro
duzca en este mundo, y con cierto rencor llora porque Alguien no lo ama, de la empresa. En estos últimos años, incluso, se propagó un neofordis-
a pesar de que él hizo todo para que así fuera. Durante años va a contarle mo al estilo MacDonald's según el cual la empresa otorga diversos "pre-
a cuanta persona encuentre en su camino cómo él cumplió siempre con mios" a los empleados más esmerados del mes, que pueden ir desde un
su deber, y si tiene algún dinero, hasta se va a pagar un psicoanalista para pequeño sobresueldo hasta viajes, pasando por bonos de supermercado o
que lo escuche. Tal vez se hunda finalmente en un cinismo amargo y pre- tickets de restaurant. Hasta en la enseñanza se implementaron los "plus"
gone el sinsentido del mundo o la caída de todos los valores (¿para qué por presentismo. No obstante, el sencillo sistema del café en la oficina
ser responsable si ya no hay que responder ante nadie?), pero siempre del jefe y la "palmadita en el hombro" seguida de promesas de ascenso
con el despecho del amante desengañado que guarda la íntima esperanza siempre ofrece buenos resultados. De manera que el antiguo sistema de
de que un día Alguien, finalmente, lo vuelva a amar. vigilancia del capataz o del supervisor fue, con el tiempo, cediendo lugar
Mientras que el hombre moral encara la tarea imposible de seducir a al autocontrol.
Dios, el hombre ético piensa que su destino está unido a la comunidad, Por otra parte, la empresa va a tratar por todos los medios que desapa-
que él también es responsable de que en el país pervivan las injusticias y rezcan los contactos entre los empleados que no se reduzcan a lo estricta-
los privilegios. Se dirá que es mucha responsabilidad para un individuo mente laboral. Lo importante es que cada uno trate sus problemas con el
solo, demasiado débil frente a los gendarmes que custodian el reino del patrón o el jefe de personal. Después de todo, cada uno de los empleados
Autor. Sin duda, pero el problema es por qué esos individuos están solos, puede ser reemplazado, en última instancia, por otro. Y él lo sabe. Por-
por qué millones de personas que colaboran entre sí viven, cada una por que, tal como están las cosas, lo más seguro es que sus compañeros no
su lado, indefectiblemente aisladas. muevan un dedo para impedirlo. Por eso va a intentar hacer buena letra
Quien haya trabajado alguna vez en una empresa podrá entender per- ante los dueños: el miedo no es tonto.
fectamente a qué nos referimos. Quien más, quien menos, allí cada uno La tarea de la patronal, en principio, resulta relativamente sencilla. A
de los empleados cumple con la función que le asignaron. Es más, hasta la competitividad entre los empleados se suman, además, ciertas divisio-
puede hacer buena letra, llegado el caso, porque el capataz o el jefe de nes entre las partes de la empresa. Es probable que los empleados de las
personal lo observa y un visto bueno de su parte podría traducirse, quién oficinas no quieran juntarse con la "negrada" de los talleres, porque los
sabe, en un ascenso o un aumento salarial. Digamos que cada uno hace consideran socialmente diferentes, hasta el punto de llegar a verlos con
bien su trabajo para ser un empleado ejemplar a los ojos del patrón (y de los mismos ojos del patrón, mirada que puede ir desde la condescenden-
sí mismo). La moral siempre tiene este costado teatral o espectacular: cia hasta el desprecio.
hay que seducir al Jefe para que nos ame. Y en esto consiste, como vi- Los problemas de la empresa comenzarán el día que los empleados de
mos, el doble estatuto del sujeto. las diferentes secciones se unan precisamente para pedir un aumento de
Desde el momento en que cada cual busca su provecho, la empresa, salario, una mejora en las condiciones de trabajo o la reincorporación
se supone, va a funcionar perfectamente. Sin embargo, esto no significa de compañeros cesanteados. O incluso: cuando decidan hacer funcionar
que exista compañerismo o solidaridad entre esos empleados. Es más, la empresa prescindiendo de los patrones para distribuirse democrática-
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mente los resultados de su colaboración. Cualquiera podría imaginarse lo huelga de docentes. A diferencia de otras, ésta introdujo un elemento
que sucedería en una situación así. Ya no será el jefe de personal quien realmente novedoso: los docentes lograron la solidaridad de los alumnos
intervenga como cuando debía solucionar una pequeña disputa entre em- y sus padres. Como pocas veces en los últimos años, la separación de ro-
pleados. Ahora los dueños van a llamar a la policía para que restablezca les y funciones se rompió. Allí se vio claramente que la necesidad de un
el orden, es decir, para que cada uno vuelva a su puesto de trabajo, a ha- aumento salarial para lós miembros del sector no era algo que los benefi-
cer lo que debe hacer o lo que le corresponde. Para que la cooperacion ciaba a ellos solos: lo que estaba enjuego era la enseñanza pública en su
continúe, digamos, puesto que sin ella nada existiría, pero sin amistad ni conjunto. Y más aún: un proyecto de país. De manera que de ese aumen-
solidaridad ninguna. En síntesis, sin libertad. to salarial dependía, en buena medida, el futuro de todos los habitantes
Divide ut imperes, había dicho Maquiavelo hace cuatro siglos: divide de esta sociedad.
para reinar. O divide, si se quiere, para conservar tus privilegios. La do- Fue luego de una manifestación conjunta de docentes, alumnos y pa-
minación, en este sentido, es lo inmoral por excelencia, en tanto impide dres que el presidente Carlos Menem declaró que no le gustaría ver den-
el establecimiento de la solidaridad entre la gente. La dominación, como tro de unos años a otras madres pidiendo por sus hijos desaparecidos. To-
vimos, siempre separa a un cuerpo de lo que puede. Esta dominación tie- dos comprendieron la amenaza. Como era de esperar, esta declaración
ne la fisonomía de la moral republicana concebida por Platón: cada uno produjo una indignación general, protestas y pedidos de explicaciones.
en su tarea sin mezclarse en otra cosa. La moral, paradójicamente, no es Pero el mensaje ya había sido lanzado: al menos por un tiempo, y hasta
aquí algo distinto de lo inmoral. que los docentes montaron la "carpa blanca", esa unidad que comenzaba
a construirse se disolvió. Menem sabía lo que evocaba: el horror de los
desaparecidos, la versión argentina del Mal o la Barbarie. Porque si lo in-
LA MORAL INMORAL moral, de acuerdo con Spinoza, es lo que se opone al establecimiento de
la amistad, la desaparición de personas en nuestro país fue lo Inmoral por
Cuando los malvados se juntan se trata de excelencia, la dominación en su desnuda obscenidad y su aberrante furor.
un complot y no de compañerismo; no se ayu- Por eso hay que escribirlo así, con mayúsculas.
dan mutuamente sino que se temen mutua- Que lo Inmoral, la Barbarie, se identifique con quienes se autodeno-
mente; no son amigos sino cómplices. minaban la "reserva moral de la patria", no es ninguna contradicción.
Etienne de La Boétie Tampoco que fueran los "custodios de la civilización occidental y cristia-
na". Se trataba, en efecto, de moralizar el país, como lo repitió más de un
Así pues, la función de la dominación no es garantizar la unión de los mando militar de aquellos años. Y moralizarlo quería decir que cada uno
individuos -como pensaban los liberales- sino, al contrario, evitarla. O cumpliera con su deber, que se portara como correspondía y se limitara a
para ser mas precisos: sólo admite la unión de los individuos a través de realizar lo que su función social le prescribía. "Acá se acabó la joda -po-
una instancia superior de coordinación, gestión o mando (Estado, Jefatu- día oírse aquí y allá en aquellos tiempos-, cada uno va a andar derechito
ra, Directorio, Mercado). Así se dice que el pueblo no delibera ni gobier- y hacer lo que tiene que hacer, porque si cada argentino cumple con su
na sino a través de sus representantes: cada uno puede relacionarse con obligación, vamos a sacar entre todos el país adelante."
el Estado pero, por esta misma razón, los colaboradores no van a relacio- Entre todos, sí, pero cada uno en su puesto. Algo tan viejo, insisto,
narse entre ellos sin su omnipresente mediación. Existen por supuesto como la República platónica. El "no te metás" forma parte de este pensa-
instancias intermedias como los sindicatos o las corporaciones, institu- miento del orden: evitar la hybris, el "mezclarse" en lo que a uno no le
ciones que coinciden, en la mayor parte de los casos, con los diversos ro- corresponde. Hay queUevar en cambio una vida "normal" o adaptada a
les o funciones de la sociedad. En este caso, pues, será cada uno de estos la norma. Una vida moral. Todo lo contrario de quienes se meten en co-
sindicatos u organizaciones quien deberá tratar con los demás a través sas "raras". Con el terror de la última dictadura los militares dejaron bien
del Estado. Sin ir más lejos, es lo que sucede cuando el ministerio de tra- claro que exceder los límites del rol social se convertía en algo sumamen-
bajo o el tribunal laboral se presenta como mediador entre un sindicato y te peligroso. Por eso la dictadura no atacó tanto los derechos de los indi-
una organización patronal. viduos como los de la comunidad. O proscribió la libertad del individuo,
Recordemos un caso ocurrido hace algunos años. Se trató de una si se quiere, en la medida que ésta no puede separarse de la solidaridad
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sioneros pueden organizar la resistencia interna en torno a una red de so- actúa para que los demás lo amen y lo reconozcan como uno de los su-
lidaridad que no existe, ni por asomo, fuera de la cárcel. En efecto, ¿qué yos. Profunda ambigüedad de los sentimientos morales...
quiere decir una frase como "la gente es mala y comenta", cómodamente
instalada en el seno de las familias decentes de nuestra sociedad? Signi-
fica que estas personas van a intentar actuar de manera que los vecinos MARTÍN FIERRO, MUERTO Y TRANSFIGURADO
no la delaten. Y no sólo porque los vecinos pueden ir a la policía. En la
mayor parte de los casos la "falta" moral no es necesariamente ilegal. Entre las cosas con las cuales cuenta la
No, la delación puede ser la simple habladuría vecinal, el procedimiento sabiduría para la alegría de la vida entera, de
que encuentran los "otros" para comunicarle a la conciencia escandaliza- lejos la más importante es la posesión de la
da del barrio o del pueblo lo que hace una persona. amistad.
En este aspecto, el individuo espera que los demás lo consideren "uno Epicuro
de los suyos", pero, al mismo tiempo, teme que lo confundan con un "in-
fiel", un "hereje" o alguien "raro", porque vive sus propias tendencias a A propósito del sistema de denuncias mutuas al cual aspiraban los
desobedecer la norma como una suerte de enemigo interno que lo pone fascistas, Borges dijo algo que nos parece vital. Fue en un texto de 1946,
en peligro ante la mirada ajena. Y es en la medida que ve en los demás incluido en Otras inquisiciones. Según este autor, el error que cometían
sus semejantes, personas que son y piensan como él, que los percibe co- los nacionalistas en esos años consistía en desconocer, pura y simple-
mo enemigos potenciales de los valores comunitarios. El individuo sos- mente, a los propios argentinos: "El argentino, á diferencia de los ameri-
pecha de los demás porque sospecha, antes que nada, de sí mismo. Y es canos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Esta-
porque el vecino puede ser un delator que él mismo delata a los demás. do." Por eso los filmes elaborados en Hollywood donde se "propone a la
Por eso la dominación totalitaria triunfa cuando cada uno se convierte, al admiración el caso de un hombre (generalmente un periodista) que busca
mismo tiempo, en polícía y víctima del prójimo. la amistad de un criminal para entregarlo después a la policía", le parecen
Enunciados como "la gente es mala y comenta" son un preciso ejem- abominables: "El argentino -concluía Borges-, para quien la amistad es
plo de las ambivalencias del comportamiento moral. Se dice también que una pasión y la policía una majfia, siente que ese "héroe" es un incom-
"portarse bien" es hacer las cosas "como la gente". Se trata de una de- prensible canalla".
manda amorosa dirigida a los demás para que nos reconozcan como a No es casual entonces que Borges evoque a continuación aquella no-
uno de los suyos. Y es por eso que nos sometemos a sus deseos: la "gen- che de la literatura argentina en la que el sargento Cruz abandona su rol
te es mala" porque nos persigue y nos obliga a actuar como ellos piensan de policía rural y en lugar de cumplir con su deber, se pone a pelear con-
que debe hacerse ("porque comenta"). ¿Nuestros padres no nos inculca- tra sus propios soldados junto al desertor, al rebelde, Martín Fierro. Tal
ron de chicos estas contradicciones? "Portarse bien", hacer las cosas "co- vez Borges exagere cuando le atribuye a los argentinos una pasión innata
mo la gente", pero la "gente es mala"... No hay vuelta, Oscar Masotta te- por la amistad, y sobre todo cuando se la niega a europeos y norteameri-
nía razón cuando planteaba que la locura era un intento por resolver las canos (¡él, justamente, un gran lector de Whitman, quien le cantó como
enseñanzas contradictorias de nuestras culturas. En este sentido, agrega- pocos a la comunidad de camaradas!). Quizás habría que leer en aquel
ba, la enfermedad mental es lo opuesto de la incoherencia, resulta más episodio una suerte de alegoría, la cual suele superar los límites de lo
bien un intento por resolver lo imposible, "la puesta en práctica de la má- anecdótico y las vanidades nacionales para revelarnos secretos menos ac-
xima exigencia de lógica y razón". cesorios. Borges lo presintió, como José Hernández; por supuesto, antes
Aquellos enunciados banales, sin embargo, nos dicen todo acerca de que él: el conflicto central de la Argentina no giraba en torno de la civili-
la moral: hay que desconfiar hasta del sonriente vecino que toma mate en zación y la barbarie, ya que la primera, como vimos, puede engendrar la
la puerta o la venerable anciana que encontramos en el almacén de la es- segunda, sino en torno de la amistad y la barbarie civilizada. Esa misma
quina porque pueden ser, nunca se sabe, soplones de la policía o, en una barbarie civilizada que en la época del Martín Fierro perseguía a los gau-
versión más grotesca, espías del vecindario. Como vimos, el individuo chos para moralizarlos o hacerles cumplir, por la fuerza, una función la-
moral es un actor, puesto que obra bien para ser bueno, pero un actor que boral en la nueva división de tareas que se instalaba en el país. Por eso
se enoja al mismo tiempo cuando su público lo mira, a pesar de que él Borges reconocía en ese mismo ensayo que aforismos como el de Hegel,
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"el Estado es la realidad de la idea moral", sonaban como bromas sinies- ca el jefe a poner orden. Como la novela negra más adelante, la literatura
tras en los oídos argentinos. No tanto porque este enunciado fuera falso de Arlt nos hizo visible algo intolerable: que el fascismo no busca sola-
sino porque la propia moral resulta inseparable de lo inmoral, tal como lo mente inocular el terror en las personas y, convertirlas así en seres sumi-
definió Spinoza. sos y maleables; su verdadero triunfo se produce cuando las víctimas se
Hasta tal punto era así, que Borges escribió dos cuentos que evocan la vuelven, por ese mismo terror, fascistas, seres crueles y autoritarios,
abominable antítesis de aquel mítico episodio de la literatura argentina: cuando se convierten en traidores y delatores. Por eso el fascismo nunca
"El tema del traidor y del héroe" y "Las formas de la espada". La acción resultó contradictorio con la moral de la "libre competencia", porque
del primero, según palabras del autor, debía transcurrir "en un país opri- cuanto más los habitantes compitan, menos posibilidades habrá de que
mido y tenaz: Polonia, Irlanda, la república de Venecia, algún Estado su- establezcan entre ellos lazos de amistad y solidaridad capaces de poner
damericano o balcánico...". Por comodidad, afirmaba, eligió Irlanda, co- en cuestión la mediación de los jefes. "Unidos es más fácil" decía un
mo en el segundo cuento. Lo cierto es que en ambos hay un miembro de eslogan publicitario puesto en circulación por los militares en los años de
un grupo revolucionario que traiciona a sus compañeros y los entrega a la dictadura. Pero hay que entender qué significaba esto: cada uno some-
las autoridades. En ambos, también, los traidores son la contracara del tido a la misma amenaza de delación y, al mismo tiempo, cada uno cola-
gaucho Cruz y los vehículos de lo inmoral o la barbarie. borando con el jefe para que el sistema de delación siga en marcha. Una
paráfrasis del patético lema que Himmler había forjado para las S.S.: "Mi
Pero tal vez Borges se había inspirado en un episodio semejante, si-
honor es mi lealtad".
tuado al final de la primera novela de Roberto Arlt: EL juguete rabioso.
De hecho, como lo señaló ya el escritor Ricardo Piglia, muchos años más
tarde Borges le rendiría un homenaje secreto en un relato titulado "El in-
digno", incluido en El informe de Brodie. En la novela de Arlt, recordé-
moslo, Silvio Astier delataba sin motivo aparente a su compañero, el
Rengo, con quien iba a asaltar la casa de un ingeniero adinerado. Tal co-
mo lo plantea Oscar Masotta en una magnífica interpretación de este tex-
to, Astier traiciona al Rengo porque ningún verdadero lazo de amistad
une a los hombres de esta "comunidad de humillados". Lo único que tie-
nen en común es el mismo estatuto de "lacra social". Lo único que tienen
en común, pues, es la evaluación que de ellos realiza la moral dominante.
Por eso Astier actúa como un comediante para la autoridad moral repre-
sentada aquí por el ingeniero; autoridad a la cual pretende agradarle, se-
ducir, con una decencia que, paradójicamente, resulta abyecta. Arlt reali-
za así una suerte de reducción al absurdo: si aplicamos estrictamente los
valores de la moral dominante, el resultado será un acto execrable y esen-
cialmente inmoral.
En cierto modo, la sociedad de Arlt no difería mucho de aquella em-
presa a la cual nos referíamos y en la que, para agradarle al jefe y obtener
así, quién sabe, algún beneficio, los empleados competían entre sí. Arlt
evocaba una situación semejante en una de sus obras de teatro: La isla
desierta.*La comunidad de humillados era aquí una oficina en la que,
"dispuestos en hilera como reclutas, trabajan, inclinados sobre las máqui-
nas de escribir, los empleados", bajo la mirada vigilante de un jefe tiráni-
co. No faltaba allí el obsecuente que delataba a sus compañeros, ni tam-
poco el "mulato" (recuérdese el híbrido de Bunge) que los tienta con la
idea de libertad, y a quien los empleados van a traicionar cuando aparez-