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Xalapa, Veracruz.
Actividad uno.
Matricula.
AL058536.
Modulo12.
Profesor.
Introducción al derecho.
-Justicia: que la relación que se establece este presidida por la idea de justicia.
-Ordenar la vida del grupo social, estableciendo lo que se puede hacer o
impidiendo hacer lo que no se puede hace.
CONCLUSION FINAL
La vida, el drama que ella es, consiste en una ocupación; en el “yo” teniendo que
habérselas con su circunstancia.
El hombre, pues, se ve obligado a tener que enfrentar su circunstancia y, para ello,
se ve obligado a salvarla, esto es, a comprenderla. Así, los distintos matices de
aquella llevan al hombre a reaccionar de diversas formas; para hacerse cargo de
la parte de su circunstancia que es natural, el hombre acude a la técnica; es esta
el acto reformatorio de la naturaleza, por vía del cual se pretenden aminorar o
suprimir las dificultades que, para la satisfacción de sus necesidades, al “yo” le
reporta la circunstancia en la que se encuentra confinado.
La técnica le permite al hombre vacar a lo que es para él radicalmente necesario,
esto es, a lo “superfluo”; gracias a la técnica puede el hombre dejar de ocupar todo
su tiempo en la satisfacción de las necesidades propias de la vida orgánica —la
alimentación, por ejemplo—, y, en consecuencia, ocuparse en su destino ético, en
“llegar a ser el que es”, en desplegar su “yo” auténtico, su vocación (Ortega,
1983o, pp. 326 y ss.). Empero, la circunstancia no se agota en su parte natural;
parte de la circunstancia del “yo” son “los otros”, que son sujetos libres al igual que
el “yo”, impredecibles en sus reacciones en frente de los actos de este.
Esa falta de seguridad, que imposibilita la existencia en coexistencia, lleva a los
hombres Ubicación del derecho en el universo sobre a crear las normas de
conducta; estas pretenden aminorar el margen de incertidumbre existente en las
reacciones del “otro” respecto de los actos del “yo”; pretenden, en efecto, que el
hombre no haga todo lo que puede, ni deje de hacer todo lo que puede dejar de
hacer; toda norma de conducta, por ello, limita la libertad, comporta el
encauzamiento de la libertad.
El “otro” es, por tanto, un sujeto peligroso para la existencia del “yo”; de allí que el
“yo”, para tratar con el “otro”, se acerque a este a través de ese acto de
aproximación cautelosa que es el saludo.
El origen, precisamente, del hábito de saludar, dando la mano —oprimiéndola,
sacudiéndola y soltándola—, fue el de verificar que el “otro” no viniese armado;
hoy, a lo sumo, el dar la mano comporta, al saludar, una solemne declaración,
aunque tácita, de mutuo sometimiento a las reglas del trato social. Una vez el “yo”,
dado su trato con el “otro”, limita en su mente el margen de posibles reacciones en
frente sus actos, aparece el “tú”, con quien el “yo” aminora las formalidades del
saludo, en tanto deja de serle un sujeto peligroso (Ortega, 1983b, pp. 174 y ss.). Al
valorar positivamente el “yo” las reacciones del “otro” y, así, poder anticipar el
entrelazamiento de los proyectos existenciales, surge la amistad. Ahora bien, el
derecho —que hace parte de las normas de conducta—, el positivo, es, como ya
se dijo, un objeto cultural —proyección humana, vida humana objetivada—, creado
por un porqué y con un para qué, por un motivo y con una finalidad, y dotado, por
ello, de sentido, de significado; el porqué, el motivo es la existencia de conflictos
de intereses; el para qué, la finalidad es la de posibilitar la existencia en
coexistencia, en medio de la inexorable presencia de conflictos de intereses.
Bibliografías.
Casar, A., Sistema político mexicano, México, Ed. Oxford, 2010. Covian. M.
El sistema político mexicano legitimidad electoral y control del poder político,
México, Ed.