Está en la página 1de 2

El paciente identificado es un menor de 17 años, que reside actualmente en la

ciudad de san Luis, y asiste al último año de la educación secundaria.


Por solicitud de un psiquiatra de un hospital zonal, se solicita una psicoterapia con
el fin facilitar la adhesión al tratamiento interdisciplinar, teniendo en cuenta que es
un paciente con riesgo suicida.

El diagnóstico del psiquiatra refiere a un cuadro depresivo inducido por sustancias,


con inicio durante la abstinencia.

Hijo único, vive con su madre (42) y padre (44), ambos empleados jerárquicos en
una empresa privada. Pertenece a una familia de clase media alta. Durante su
infancia, pasó una considerable cantidad de tiempo en guarderías, y bajo el
cuidado de diferentes niñeras, a causa del ritmo laboral de los
padres. Actualmente tiene una relación distante y conflictiva con ambos padres, en
la que el comenta que se debe al alto nivel de exigencias que siente: “mis padres
están todo el tiempo esperando cosas que yo no soy capaz de hacer”, “nunca se
interesaron en mí, solo quieren que haga cosas para que los demás los acepten”.

Durante estos primeros años, logro consolidar un vínculo significativo con sus
abuelos maternos, con quienes compartía todos los veranos, hasta que fallecieron
en un accidente vehicular cuando él tenía 11 años.

Se cambió de escuela cuando inició la secundaria, dos veces en un año, por no


sentirse a gusto con sus compañeros. Esta época coincide también con la perdida
en el contacto con el único amigo con el que había formado una relación
significativa. Esto reforzó su baja autoestima, por sentir que no podía encajar en
ningún lado, “no soy nada interesante, por eso la gente no me hace caso”.

En cuanto a su grupo de pares, le cuesta poder relacionarse y compartir con los


demás, muchas veces producto de su humor cambiante e impulsivo y su poca
capacidad de aceptar cuando los demás no funcionan de la forma en la que el
espera. Sin embargo desde hace un año y medio, forma parte de un taller de
producción musical electrónica, de un club zonal, en donde logro la pertenencia en
un grupo de chicos de su edad. En este entorno inició un consumo de drogas
estimulantes (éxtasis) en fiestas electrónicas.

La llegada de la pandemia hizo que el club cerrara sus puertas temporalmente, y


perdió el contacto con el grupo de amigos que había logrado. Esto fue vivenciado
con una gran ansiedad y más tarde, una profunda preocupación por no saber
cuánto duraría la cuarentena obligatoria. Como consecuencia comenzó a tener
pensamientos sobre lo peligroso y malo que era el mundo, y como le había hecho
perder lo que más quería en ese momento. Expresa un profundo sentimiento de
enojo contra el mundo y contra los demás: “todo lo logro construir, tengo que estar
cuidándolo para que nadie me lo arrebate”, “con lo difícil que es que las cosas me
salgan como quiero”, “estoy continuamente atento a lo que viene, para poder estar
preparado para enfrentarlo”. Estos sentimientos se mezclan por momentos con
sentimientos inutilidad en sus vínculos interpersonales, desesperanza en cuanto al
futuro, y una gran sensación de estar solo en el mundo “no tengo a nadie que me
entienda”, “si me pasara algo, nadie me extrañaría mucho”, “estoy cansado de mí,
de todos”.

Formulación provisional
El sujeto presenta una autoestima baja, con baja tolerancia a la frustración.
(Labilidad emocional, ansiedad y depresión). Suele sentirse en desventaja cuando
ve a personas que tienen apoyo familiar.
Se define como una persona solitaria, que tiene que estar preparado para no
dejarse vencer por las adversidades que le tocan vivir.

También podría gustarte