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HABECKER
Presidente de la Sociedad Bíblica Americana
EUGENE B. HABECKER
Presidente de la Sociedad Bíblica Americana
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Altaiit International, Inc., organización cristiana, sin fines de lucro,
fundada en 1962, sirve en las Américas, Portugal y Africa con su pro
grama de Alfabetización, Educación Básica, y Desarrollo
Comunitario. .
Alfalit ha sido reconocida y premiada en dos oportunidades por la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura (UNESCO) “por la calidad y originalidad de sus textos,
material didáctico, programa de lectura complementarias y por sus
eficientes métodos para capacitar a los voluntarios.”
ISBN 1-58094-010-2
Categoría: Liderazgo
©Eugene Habecker
P ró lo g o ......................................................................................................... 5
Introducción................................................................................................7
Conclusión ............................................................................................254
N o tas......................................................................................................... 264
Prólogo
A
BU N D A N H O Y LOS LIBRO S acerca del liderazgo. Una
de las razones es que nunca ha sido mayor la necesidad de
liderazgo auténtico. Sin embargo, la cuestión sigue siendo qué
es en realidad el liderazgo, cuál es su carácter y cómo funciona.
En esta obra maravillosa, muy documentada pero fácil de leer,
del doctor Eugene Habecker se presentan con claridad y precisión
esas cuestiones y su aplicación para los cristianos. El doctor Ha
becker nos ayuda en realidad en Redescuba el alma del liderazgo. El
nos muestra que quien ha de guiar a otros debe ante todo convert
irse en discípulo de Cristo. En la misma proporción en que uno les
refleje a los demás el espíritu de servicio de Cristo, podrá guiar
debidamente a otros. Al mantener esa perspectiva, el doctor Ha
becker establece y desarrolla la característica fundamental de la
naturaleza del liderazgo cristiano: este siempre actúa en concordan
cia con los objetivos y propósitos de Dios.
La belleza de esta obra radica en que los principios pueden
aplicarse a los líderes en cualquier nivel y en todos los niveles, ya
sea un esposo guiando a su familia, un hombre o mujer de negocios
dirigiendo una organización, o un pastor guiando a su congre
gación. Se trata la tensión entre el liderazgo y el espíritu de servicio
de tal manera que se afirman ambas sin hacer concesiones. Después
de leer esta obra se hace muy evidente que es posible ser un discípulo
sin abandonar la función de liderazgo. Con un liderazgo así todo
el mundo se beneficia.
6 Reduscubra el alma del liderazgo
E
N BRASIL, EL SU E Ñ O D E U N L ÍD E R cristiano era
construir un taller de encuadernación, nuevo y grande, que
haría posible proporcionarle a cada persona en Brasil las buenas
nuevas del evangelio de Cristo teniendo su propia Biblia. Dicho
taller está ahora en funcionamiento y constituye una im
presionante herramienta para la extensión de la iglesia.
En China, se imprimen y distribuyen más de dos millones de
Biblias cada año con la aprobación del gobierno. Este es otro
resultado de un sueño y de la oración.
En Argentina, una cárcel de máxima seguridad se ha vuelto uno
de los centros principales del evangelismo y discipulado cristiano,
mientras que en Puerto Rico se ha hecho realidad el sueño de una
persona de crear un Centro Bíblico que todas las iglesias, sin
importar su denominación, pudieran usar para extender el mensaje
del evangelio.
En Rusia, el sueño de proporcionar Biblias y Nuevos Testamen
tos para su distribución, producidos totalmente en territorio Ruso,
es ahora un hecho palpable. Y como resultado millones de personas
se han rendido a la fe en Cristo. En Ghana, una persona soñó y ha
tenido éxito en proporcionar las Escrituras a quienes no saben leer,
empleando su propio idioma. Y hay incontables ejemplos similares
en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Lo sé porque he visto
a las personas en acción tras esos sueños. Ellos son un prototipo y
8 Reduscubra el alma del liderazgo
El “líder-discípulo”
Aquí hay una importante diferencia que quiero señalar antes de
proseguir: Dondequiera que hablo de líderes a lo largo de este libro,
1: hago en el contexto del líder como alguien que puede tanto seguir
::*mo guiar. Dondequiera que tratamos acerca de discípulos, me
refiero a un discípulo que puede tanto guiar como seguir.
18 Reduscubra el alma del liderazgo
Resumen
Durante un viaje a Egipto, pasé aproximadamente diez días en
El Cairo. Esta es la ciudad de las pirámides y de la Esfinge. La
característica natural mas sobresaliente de esta ciudad no es el
desierto, sino el no Nilo. Usted no puede llegar a muchos lugares
sin ver o cruzar, incluso varias veces, el Nilo.
Viendo ese no, era muy difícil para mi no pensar bastante en
Moisés, aquel gran y renuente líder del pueblo judío. En realidad,
rste fue el mismo no que produjo las ranas y que fue convertido en
sangre.
Moisés es un gran ejemplo de alguien que primero intentó el
-derazgo tomando los asuntos por sus propias manos. Él siguió la
^□rma tradicional de liderazgo (mediante el simple empleo del
poder) y este trajo como resultado muerte y destitución de su
posición. Pero fue en su descenso de la corte del Faraón al desierto,
que descubrió el alma del liderazgo. Él no quiso, e inicialmente se
negó a aceptar el nombramiento de parte de Dios. Pero en su oficio
como pastor de ovejas aprendió que no podría haber algo más
importante que reconocer la santidad de Dios y luego responder
ooedientemente a su llamado. A pesar de lo fuerte que eran sus
propios deseos, Moisés había aprendido que los de Dios eran los
más importantes. A pesar de lo brillante que fueran sus primeros
22 Reduscubra el alma del liderazgo
Explicar
Una sexta tarea del liderazgo es la de “explicar”.10 Con el explicar
Gardner sugiere la necesidad de compartir información acerca de
qué está sucediendo y por qué. El ve una fuerte similitud entre la
función de los líderes de explicar y la función de la enseñanza:
“Enseñar y guiar son ocupaciones que se pueden distinguir, pero
todo gran líder está evidentemente enseñando; y todo gran maestro
está guiando.”
Una de las principales funciones que se observa en el liderazgo
de Moisés es que fue el Moisés maestro. Reiteradas veces reunió al
pueblo para enseñarles los caminos del Señor. Y también llamó al
pueblo a ser maestros de sus propios hijos. De la misma manera los
hijos debían prestar atención a la instrucción de sus padres: “Oye,
hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección
de tu madre” (Pr 1:8).
Muchos líderes no dan en el blanco al respecto. Ellos suponen
que, como enviaron un memorándum, la claridad y la comprensión
vienen como resultado. No pueden entender por qué las personas
26 Reduscubra el alma del liderazgo
Una ilustración en extremo vivida de esta tarea tiene que ver con
el cambio ocurrido en el Nuevo Testamento para incluir a los
gentiles en la Iglesia cuando antes solamente los judíos creyentes
estaban incluidos. Pablo fue más sensible que Pedro a la función
renovadora en ese contexto específico, pero con la ayuda de una
visión celestial, Pedro también captó el mensaje aunque continuó
luchando con todas sus ramificaciones.
Mientras líderes y organizaciones se preparan para el próximo
milenio, es probable que no haya nada más difícil que enfrentarse
a esa tarea de renovación. Por ejemplo, todas las organizaciones
enfrentarán cambios que tendrán lugar fuera de la organización y
sobre los que ella no tendrá ningún control, pero que repercutirán
en las organizaciones. El código de un impuesto que desanima las
donaciones caritativas es uno de esos ejemplos. El líder que sale
airoso en esta tarea comprende que “el futuro pertenece verdadera
mente a los que aprenden, no a los que ya han aprendido.” La
renovación, tanto de la organización como de las personas que la
integran, continuará siendo una tarea de gran importancia del
liderazgo.
Liderazgo en equipo
Quiero destacar otro concepto que Gardner identifica: el con
cepto de liderazgo en equipo. El sostiene que una persona será un
mejor líder si forma parte de un equipo de liderazgo: “La mayoría
del liderazgo que puede considerarse eficiente tiene que ver con
determinadas personas que trabajan en una relación de equipo. La
mayoría de las empresas funcionan mejor si una persona está al
frente, pero no como un solista, no como un gigante rodeado de
pigmeos.”17
Gardner opina del concepto de liderazgo en equipo por varias
razones. En primer lugar, de la misma manera que la organización
está cambiando constantemente, así también los líderes. Y el líder
que esté rodeado de un equipo de jugadores clave, cada uno de los
cuales posee fortalezas diferentes pero complementarias, se encuen
tra en buena posición para mantenerse arriba y a la cabeza de las
Las nueve tareas del liderazgo 29
Resumen
'Vislumbrar metas
* Afirmar valores
* Motivar
* Dirigir
•Alcanzar una unidad en la que se puede trabajar
* Explicar
* Servir de símbolo
•Representar al grupo
* Renovar
O P O D E M O S H A BLA R D E L ID E R A Z G O si no men
Liderazgo y poder
Kast y Rosenzweig, profesores de la Universidad de Washington,
nos ofrecen una excelente definición del poder: “El poder es la
capacidad de hacer o tener repercusión sobre algo. Implica la
capacidad de influir en los demás. En el sentido más general, el
poder denota ( 1) la habilidad de producir cierto acontecimiento o
(2) la influencia que ejerce un hombre o un grupo de hombres,
empleando cualquier método, sobre la conducta de otros en forma
premeditada.”1
Liderazgo y autoridad
Es difícil tratar el asunto del poder sin tratar el tema de la
autoridad, aunque son conceptos diferentes. Según el fundador de
Prison Fellowship Ministries, Charles Colson:
Colson nos advierte que “el poder secular, ya sea que lo midamos
Dor edificios, presupuestos, bautizos o acceso a la Casa Blanca, es
34 Reduscubra el alma del liderazgo
Liderazgo y confianza
Cuando uno se convierte en líder de una organización
—cualquier organización, ya sea una iglesia, una universidad, o un
negocio— hay una diversidad de voces diciendo: “Confía en mí.”
En una universidad, por ejemplo, la facultad quiere la confianza de
la administración y viceversa. El alumnado quiere que la adminis
tración confíe en ellos y viceversa, y así sucesivamente. Todo el
,
Poder autoridad y confianza 35
Resumen
Después de todo, hay una diferencia entre poder (las acciones y
los métodos que una persona en determinada posición emplea para
la obtención de una meta, sea autorizado o no) y la autoridad (lo
que autoriza la “posición”). Sin duda, poder es un término más
amplio que autoridad. En el liderazgo organizativo es imprescin
dible que el poder y la autoridad del líder sean revisados regular
mente por una junta. Resulta interesante que el liderazgo puede
tener lugar ya sea que se ostente o no una posición de poder y
autoridad. El ascenso de José, ocurrido de un día para otro y
ordenado por Dios, de preso (sin poder ni autoridad) a primer
ministro (con pleno poder y autoridad), no estuvo relacionado en
lo absoluto a las cualidades de liderazgo que el Faraón vio en José.
Y así también con la edificación de la confianza. Los líderes que:
(1) proporcionan y buscan opciones múltiples como soluciones
potenciales a los problemas, o identifican una variedad de oportuni
dades para el futuro, hacen todo lo posible para hacer crecer la
confianza en una organización.
Los líderes que: (2) hacen hincapié en los datos fuertes pero que
también dan cabida a la oración, el papel de la intuición, y otros
tipos de aportes débiles, son propensos a terminar tomando las
decisiones más sólidas. Esto es particularmente aplicable en una
organización cristiana que da cabida a la dirección del Espíritu
Santo y la busca ardientemente. A menudo no puede cuantificarse
la clara dirección de Dios.
Y los líderes que: (3) escogen formarse una opinión positiva del
mundo y de las personas a las que guían, terminan buscando lo
mejor de las personas y las situaciones, no lo peor. Alguien pudiera
argumentar que esa “falta de realismo” a la larga irá en contra de
los intereses del líder. Al contrario, los líderes que ponen en práctica
esos tres elementos establecerán confianza e identificarán múltiples
,
Poder autoridad y confianza 41
Cuide su cuerpo
Pablo nos recuerda en 1 Corintios 3:16-17 que el cuerpo es el
templo de Dios: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el
La mente y el cuerpo 43
Cuide su mente
Así como es importante mantener el cuerpo en forma, lo es
“ejercitar” la mente. Algunos líderes dejan de crecer intelectual
mente cuando llegan a ciertos puestos en el liderazgo. Buscamos
obtener diplomas y pasar cursos para presentar un conjunto
adecuado de credenciales y obtener un trabajo. Sin embargo, el líder
que no busque su superación cognoscitiva no será un líder eficiente
durante mucho tiempo.
Educación
Aunque recibir clases formalmente es siempre una opción y yo
añadiría que es en extremo estimulante, esa no es la umca vanante.
Una de las ventajas que tiene es que lleva un elemento inminente
de nesgo. Una vez que hemos alcanzado nuestro diploma es mu]
tentador evitar situarnos en una posicion en que el fracaso
académico puede ser una realidad. Despues de todo, ya tengo
demasiados riesgos con las responsabilidades del liderazgo; no me
hacen falta otros.” No obstante, ese tipo de riesgo puede ser un
catalizador del crecimiento. De modo que en lo sucesivo debe
considerarse recibir clases formalmente. Los institutos y talleres
también pueden tenerse en cuenta.
Un sabio pensador lo ha dicho muy bien: El futuro pertenece
a los que aprenden, no a los que ya han aprendido. Todos nos
hemos encontrado con los que ya no están al día en su profesion y
con líderes que dependen de anticuados diplomas del pasado.
Cuando entrevisto a personas que aspiran a puestos de liderazgo,
una de las preguntas que siempre les hago es: ¿Que hace usted para
mantenerse al día?
Price Pritchett, consejero de administración, arguye que quienes
tiene el liderazgo deben predicarle a su personal el evangelio de “la
seguridad de la empleabilidad, no del empleo seguro”. Digámoslo
de una manera sencilla: si a los miembros del personal se les estimula
La mente y el cuerpo 47
Resumen
Una vez más quiero decir que el liderazgo no es un grupo de
piezas desconectadas. Más bien, como lo define Covey, lo espiri
tual, mental, físico y social puede verse como una serie de círculos
concéntricos que se superponen y el lugar donde todos se encuen
tran, él lo define como “el fuego interior”.
Para nuestro propósito, este lugar de convergencia, donde una
buena dieta, el ejercicio y el desarrollo mental y social, establecidos
sobre un sólido fundamento espiritual —donde todos estos conver
gen— tendrá en el centro al Espíritu Santo de Dios dirigiendo,
guiando, facultando y consolando. Y eso es lo que marca la dife
rencia en el liderazgo.
5
Liderazgo y familia
Resumen
H ay m uy pocas prioridades para el líder que estén por encima
de su preocupación por ayudar y animar a su esposa y a sus hijos.
Las personas saben esto y sin embargo se comportan de otra
manera. ¿Por qué? De alguna forma la tarea aparece como algo
agobiante. En realidad, lleva trabajo. Sin embargo, el am or es el
ingrediente más importante. Tenemos que amar a nuestras esposas
como Cristo amó a la iglesia.
6
El tema de la sexualidad
Resumen
Uno de los mejores casos bíblicos que relacionan fatiga, descanso
y renovación lo encontramos en 1 Reyes 18, la historia de Elias. El
había realizado un poderoso milagro en el que estuvieron im pli
cados los profetas de Baal; predijo y fue el instrum ento que Dios
utilizó para dar térm ino a una sequía de tres años; y aventajó
corriendo a una carroza. Sin embargo, después de obtener esas
victorias, la amenaza de muerte de una reina lo hizo huir temiendo
por su vida. Todos los líderes tienen la experiencia de ver tremendas
victorias seguidas de los típicos valles. Elias se desalentó tanto que
pidió a Dios: “Q uítam e la vida, pues no soy yo m ejor que mis
padres” (19:4).
Dios intervino directamente en el proceso de renovación de
Elias. En prim er lugar, Elias durmió. A veces el descanso hace
maravillas para la renovación del cuerpo y el espíritu. En segundo
lugar, Dios le dio comida (v. 6) y fue una comida sencilla. A veces
nuestro cansancio se debe a malos hábitos alim entarios y una dieta
pobre. En tercer lugar, Elias volvió a dorm ir. En cuarto lugar, fue
despertado de nuevo para que comiera y bebiera y se preparara para
un viaje de cuarenta días al Sinaí, el monte de Dios.
Hasta aquí Elias experimentó varios de los pasos que hemos
mencionado antes:
1. Se alejó de las actividades de su vida;
92 Reduscubra el alma del liderazgo
2. Descansó;
3. Comió adecuadamente;
4. Se ocupó de hacer ejercicio.
Gardner sugiere que cualquier cosa que uno hace debe carac
terizarse por un alto nivel de energía y de competencia técnica. Una
de sus citas más famosas en este sentido ilustra este concepto:
El líder y la excelencia
Hasta aquí hemos examinado la excelencia desde dos puntos de
vista: la perspectiva secular y la perspectiva cristiana. Ahora
hacemos la pregunta: “¿Cómo pueden estas dos perspectivas ayudar
al líder cristiano a buscar la excelencia en el liderazgo?” H ay cuatro
formas por lo menos.
Los líderes deben buscar la excelencia en la preparación
Dios hace que sus líderes elegidos del futuro pasen por un
prolongado período de preparación. José y Moisés son sólo dos
ejemplos. Desde su juventud José sintió que Dios lo había llamado
a ser un líder. En realidad, era tan franco acerca de ese llam am iento
que su padre le aconsejó que dejara de hablar tanto de eso. Pero el
liderazgo no apareció en los primeros años de la vida de José ni fue
fácil para él. Durante su adolescencia y su mocedad, pasó por duras
circunstancias que lo prepararon para su desempeño futuro. A José
se le educó en las cisternas, en el mercado de esclavos y finalmente
en la cárcel. Un curso de adiestramiento y desarrollo difícil de
sugerirle a alguien que quiera ser un alto funcionario gubernam en
tal.
Pero mientras José estaba preparándose para una tarea de li
derazgo posterior, observamos dos cosas curiosas. En prim er lugar,
no encontramos evidencia alguna de que José se sintiera descon
tento con las condiciones de preparación para el liderazgo estableci
das por Dios. En segundo lugar, no vemos evidencia alguna de que
José tratara de acelerar el plan de Dios.
La vida de M oisés presenta un ejem plo parecido de dura
preparación para el liderazgo. Algunos escritores han sugerido que
pudiera considerarse la vida de Moisés en tres períodos de aproxi
madamente cuarenta años cada uno: cuarenta años como uno de
los mejores y más brillantes hombres de Egipto; cuarenta años
como pastor de ovejas; y cuarenta años como pastor del pueblo de
Dios. Muchos considerarían los primeros años de la vida de Moisés
como una apropiada preparación para el liderazgo. Educado en las
mejores escuelas de Egipto, y como el hijo de la hija de Faraón,
En busca de la excelencia 101
hubiera tenido éxito. Según nuestras normas, habría sido un
graduado de H arvard, summa cum laude. Como observó Esteban:
“Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era
poderoso en sus palabras y obras” (Hechos 7:22). En resumen, iba
en camino de alcanzar el éxito en el mejor sentido de esa palabra.
Pero Dios tenía otros planes en la preparación de Moisés para su
liderazgo. El plan de Dios incluía el que Moisés abandonara la
buena vida que llevaba en Egipto para pastorear en el desierto, y
entonces vagar por el desierto con un pueblo rebelde y obstinado.
Creo que Dios quiere líderes que se esfuercen por alcanzar la
excelencia en la calidad de su preparación, ya sea mediante títulos
o experiencia. Pero vemos en esos dos ejemplos de líderes bíblicos
que la preparación para el liderazgo abarca más que títulos o
puestos. También incluye contentamiento en las circunstancias y
el estar conscientes de que nunca llega tarde el momento oportuno
de Dios. El esforzarse por pastorear una gran iglesia o por ser
presidente de una gran organización no es prueba de motivos
impuros. Lo es sin duda el violentar el plan de Dios, junto con una
actitud de descontento mientras se presta servicios en una organi
zación pequeña y solitaria.
Los líderes deben buscar la excelencia en el carácter cristiano
La expresión de excelentes cualidades de carácter se encuentra en
el fruto del Espíritu: “Am or, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay
le y” (Gálatas 5:22-23). Los líderes deben mostrar esas virtudes no
sólo en su propia vida, sino que también deben alentar y fomentar
esas virtudes en las tareas relacionadas con el trabajo.
También deben tomarse en consideración esas cualidades de
carácter a la hora del contrato inicial, de los ascensos y de las
decisiones subsiguientes de retener a un empleado, además de las
otras normas de desempeño en el trabajo de carácter más tradi
cional. Y los que dirigen deben felicitar a un empleado competente
que muestre dominio propio y bondad al igual que las demás
cualidades en el desempeño de sus funciones. El líder debiera
102 Reduscubra el alma del liderazgo
procurar que la organización refleje las cualidades positivas de
carácter de sus empleados. Las organizaciones, al igual que las
personas, tienen personalidad. H ay la tendencia, por ejemplo, de
calificar a las iglesias de “frías” o “tibias”. A menudo se describe a
las organizaciones con frases como “se interesan por las personas”;
“allá hacen que las personas se sientan im portantes”. Creo que es
posible que una organización refleje, por medio de sus funcio
narios, las virtudes bíblicas. Si las personas dentro de la organi
zación reflejan esas virtudes, parecería lógico suponer que así
también es la organización en la que trabajan esas personas.
Volvemos entonces al comentario inicial: A los empleados de una
organización hay que alentarlos, con el ejemplo positivo de los
líderes, a que muestren cualidades bíblicas de carácter.
Dirigir o administrar
U na característica im portante que Gardner señala es la diferencia
substancial entre “administradores” y “líderes”. Algunos argum en
tan que una diferencia fundamental radica en que los adm inistra
dores se concentran en que “se hagan las cosas bien” m ientras que
los líderes se concentran en que “se hagan buenas cosas”. Gardner
no está seguro de que en realidad haya diferencia entre adm inistra
dores y líderes, y señala:
Sin embargo, Gardner identifica seis formas en las que los líderes
y los líderes/administradores pueden diferenciarse de la generalidad
de los administradores:
Tanto los líderes como los seguidores deben adm itir con fran
queza que hay veces en que es correcto que los seguidores dejen de
seguir o que el líder deje de guiar. La situación ideal sería aquella
en que ambas partes, los líderes y los seguidores afectados, lleguen
a esta conclusión por su propia iniciativa, sin que nadie tenga que
hacerlo por ellos. A veces los seguidores tendrán la integridad
suficiente como para adm itir que discrepan de la política que sigue
la dirección de cierta organización y que por tanto les conviene
convertirse en un subordinado comprensivo o irse. Lo que muchas
veces sucede es que los seguidores dejan de seguir y se convierten
en subordinados descontentos. Como resultado, hacen todo lo que
sea posible para deshacerse del líder actual, pero a menos que este
esté claramente violando algún principio bíblico, este tipo de
agenda organizativa/personal puede chocar con la Biblia.
Si el seguidor no puede convertirse en un subordinado contento,
o si no está dispuesto a trabajar para lograr un cambio de la mejor
manera posible, entonces debo decir que tal individuo debe dejar
dicha organización e irse a otro lugar donde la forma de trabajo sea
más compatible con su agenda personal.
Aunque para una organización el liderazgo es im portante, tam
bién lo es el ser seguidor. Debemos recordar que, para bien de
quienes son guiados, eso también incluye al líder que tam bién es
un seguidor de las personas a quienes guía. La relación entre los
líderes y los seguidores es interactiva y mutuam ente dependiente,
y ambas funciones, no sólo el del líder, deben atenderse cui
dadosamente. Lo más probable es que sin buenos líderes la organi
zación no experimente crecimiento ni desarrollo. Sin buenos segui
dores que pidan cuentas al liderazgo, la organización puede perder
el alma colectiva de su misión y el compromiso con ésta. Cuando
líderes y seguidores, que tanto siguen como guían, trabajan juntos,
reconociendo los mandamientos bíblicos y anhelando entender las
dimensiones organizativas de lo que significa honrar a Cristo y
“poner a otros en prim er lugar”, entonces tendrán la posibilidad de
que ocurra un tremendo desarrollo dinámico de la organización.
12
Confrontación
Opciones a la confrontación
Formas de confrontación
En algunas profesiones, una de las distinciones que se hacen con
frecuencia con relación a la evaluación es la diferencia entre con
frontación “form ativa” y confrontación “sum ativa”.
Confrontación formativa
La confrontación formativa es el proceso de dar “retroalimen-
tación” continua a un individuo, posibilitándole de esta manera a
hacer correcciones apropiadas para ejecutar un m ejor trabajo.
“Juan, necesitamos poner m ayor énfasis en aquel detalle en vez de
Confrontación 129
Perspectiva y planificación
Una buena planificación ayuda a mantener la perspectiva divina.
Los líderes deben comprometerse a sí mismos y com prom eter a sus
organizaciones para desarrollar un buen proceso de planificación.
Muchas organizaciones cristianas ven la planificación como una
pérdida de tiempo. “¿Para qué planificar?”, argum entan. “No pode
mos predecir el futuro. Además, la Biblia nos dice que ‘no os afanéis
por el día de m añana’. Y el planificar nos toma tiempo que pudiera
Perspectiva y planificación 137
emplearse mejor en la organización.” Estos argumentos, im plícitos
o explícitos, llegan con mucha frecuencia a oídos del líder.
Después que Moisés esbozó la meta de Israel para entrar en la
Tierra Prometida, comenzó a reunir información sobre Canán y
sus habitantes. Moisés deseaba esta información para poder conce
bir un plan. El reunir información sobre cuán fuertes eran los
habitantes actuales y su ubicación, así como las características de
los recursos naturales de la tierra, pudiera desarrollar una estrategia
eficaz para conquistar a los cananeos.
Sin embargo, la planificación de Moisés fue sólo algo suplemen
tario al trabajo del Señor. Dios haría la m ayor parte del trabajo de
derrotar a los cananeos; Israel sólo “lim piaría” detrás de Él (Éx
23:20-21). Esto no significa que la parte de Israel no tenía im por
tancia, pero era secundaría respecto a la del Señor, como la infan
tería que apoya a una división de tanques. Por lo tanto, su función
en la conquista de Canaán aún requería una planificación m eticu
losa. De igual modo, debemos reconocer que es ineludible alguna
planificación en la organización. Pero permanece el interrogante
de si el líder va a ejercer su influencia en el futuro con un propósito
o al azar. Tanto Pablo (Ro. 6:15-23) como Pedro (2 P. 2:19) sugieren
que las personas son esclavas de aquello que las domina y controla.
M ientras declaramos libertad sobre un tipo de esclavitud, podemos
llegar a ser víctimas de otro. Esto se cumple también en la planifi
cación. Mientras declaramos libertad del cautiverio de la planifica
ción podemos llegar a ser esclavos de la tiranía de los resultados de
no planificar. Es más, la planificación debe verse como una función
legítim a de la m ayordom ía bíblica.
Quienes trabajan en alguna organización, cristiana o secular, lo
hacen con al menos tres recursos prim ordiales: dinero, capacidades
y tiempo. La Biblia tiene mucho que decir sobre cada uno de ellos.
Con relación al dinero y a las posesiones, Jesús enseñó: “El que es
fiel en lo m uy poco, también en lo más es fiel” (Le 16:10). Respecto
a las capacidades, Pablo escribió ampliamente sobre esas habilidades
y dones conferidos a cada creyente. Leemos en 1 Corintios 4:2, por
138 Reduscubra el alma del liderazgo
ejemplo, que “se requiere de los administradores, que cada uno sea
hallado fiel”. Por últim o, refiriéndose al uso adecuado del tiempo,
nos dice Proverbios 18:9 que “el que es negligente en su trabajo es
hermano del hombre disipador”. Como discípulos de Cristo,
creemos que tenemos la responsabilidad de ser mayordom os de
todos los recursos que Dios nos ha dado. En resumen, creemos que
no podemos practicar una buena m ayordom ía a menos que nuestra
planificación nos ayude a obtener el máximo de nuestros recursos.
Encontramos a través de toda la Biblia exhortaciones relacionadas
con la m ayordom ía:
“La ciencia del prudente está en entender su camino; mas la
indiscreción de los necios es engaño” (Pr 14:8).
“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas
en la m ultitud de consejeros se afirm an” (15:22).
“Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio”
(18:13).
“Los pensamientos con el consejo se ordenan” (20:18).
“Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará;
y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y
agradable” (24:3-4).
“El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y
llevan el daño” (27:12).
E
L LÍDER QUE NO HA APRENDIDO a ser un buen
perdonador no será tan eficiente como uno que sí lo sea.
El líder se enfrenta a muchos incidentes desagradables, a muchas
acusaciones falsas y tiene muy poco tiempo para seguirle la pista
a todo el que lo ha “ofendido”.
Para ubicar en algún contexto el tema del perdón, imagínese por
un momento que la próxim a semana en el teatro de su comunidad
se presentará una representación dramatizada de la historia de su
vida. La historia recogerá todo lo que usted haya hecho. ¡Todo!
Nada quedará fuera. Además, incluirá también todo lo que usted
haya dicho. ¡Todo! Para hacerlo aun más espectacular, tam bién se
incluirá todo lo que usted haya pensado. ¡Todo! Pocos de los líderes
que conozco, y me incluyo, desearían ir al frente después de una
representación de ese tipo para ser saludado. Casi todos segura
mente irían lo más rápidamente posible hasta la puerta y desapare
cerían de la vista de los demás.
Algunos líderes probablemente piensan: “Qué bueno que nadie
tenga un registro de la historia de mi vida como ése.” Sin embargo,
la verdad de ese asunto es que Alguien sí tiene esa historia a menos
que hayamos experimentado el perdón de Cristo en nuestra vida.
El salmista nos dice: “Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Salmo 103:12).
El perdón está en el corazón del evangelio de Jesucristo. Cristo
m urió por nosotros aun siendo pecadores. He experimentado su
142 Reduscubra el alma del liderazgo
perdón porque El pagó la culpa por el pecado. Y cada vez que peco
vuelvo a buscar su perdón. Se me ha dicho: “El que encubre sus
pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
m isericordia” (Pr 28:13). Y en el Nuevo Testamento dice: “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y lim piarnos de toda m aldad” (1 Juan 1:9). Por
lo tanto, como alguien que ha experimentado el perdón, y como
líder, debo ser una persona que perdone.
La idea que encontramos en las páginas de la Biblia subraya un
concepto bidimensional del perdón. En prim er lugar, y como ya
se ha indicado, necesitamos experim entar el perdón en una dim en
sión vertical entre Dios y nosotros. En segundo lugar, Dios desea
que experimentemos el perdón en el plano horizontal, de persona
a persona. Como veremos, dejar de perdonar a las personas en el
plano horizontal produce un efecto devastador en nuestra relación
con Dios en el plano vertical. Así que este capítulo tratará sobre
preguntas como: por qué debemos perdonar, quién es el que tiene
la responsabilidad de iniciar el perdón, cuántas veces debemos
perdonar, qué incluye el perdón, y qué sucede si no deseo perdonar.
H
A Y V A R IA S cosas im portantes a tener en cuenta acerca
del liderazgo organizativo si querem os ser eficientes en el
m ism o. La m ayo ría de las personas com prenden la im portancia
del liderazgo y la planificación; de tener el control de la cultura
y desarro llar a las personas; de establecer estructuras y de la
im portancia de la obligación de rendir cuentas por lo que se hace.
Pero con relación a líderes cristianos casi nunca se m encionan
en los libros sobre el liderazgo los tres aspectos que se analizan
en este capítulo. N o obstante, son m u y im portantes tanto para
los líderes como para los seguidores. Y con bastante frecuencia,
el enfoque que se le dé a la rem uneración, las transiciones y la
vuln erabilidad determ ina nuestra eficiencia en el liderazgo.
Remuneración
Aunque a menudo no se expresa verbalmente, al menos no al
principio, el asunto de “¿cuánto me van a pagar?” es una pregunta
im portante para el líder en potencia. Según establecen las leyes no
escritas del proceso de contratación, no es correcto que el candidato
al liderazgo trate asuntos monetarios hasta que, al menos, se
celebren las últimas entrevistas o, preferiblemente, hasta que se le
haga una oferta. Entonces, y sólo entonces, deben tener lugar las
discusiones financieras.
150 Reduscubra el alma del liderazgo
Sí, Nehemías pudo haber tenido más, pero optó por tener menos
porque no quería tener nada que ver con “abrum ar al pueblo”.
Otros pasajes bíblicos también nos pueden ayudar. El apóstol
Pedro, por ejemplo, nos recuerda que nuestra posición como
líderes no es para señorear sobre aquellos a quienes guiamos, ni
debemos codiciar dinero:
152 Reduscubra el alma del liderazgo
Transiciones
Las transiciones en el liderazgo tienden a ser, cuando mejor,
complicadas; y cuando peor, divisorias, incluso dentro de organi
zaciones cristianas. Los seguidores tienden a comprometerse con
un líder determinado y cuando esa persona deja de ser el líder, ya
sea por razones voluntarias o involuntarias, es inevitable que surja
una cierta tensión en la organización.
Algunos sostienen que una vez que un líder se retira o “lo
retiran”, no debe quedarse en la misma zona. La razón es que si un
líder popular retirado permanece en la misma región, las personas
de la organización no transferirán su lealtad al nuevo líder. El
argumento opuesto, en particular con el caso del líder popular
retirado, es que, como la persona retirada ha construido un
cim iento de buena voluntad, el sucesor procede bajo su propio
riesgo si dicha pericia no se emplea para el bien de la organización.
Como guía funcional general, las transiciones en el liderazgo no
deben dejarse a la deriva. En realidad, las transiciones deben plani
ficarse de antemano. En TheArt ofjapaneseManagement [El arte de
la administración japonesa] los profesores de comercio, Pascale y
Athos, mencionan los cinco ingredientes clave “para construir una
gran corporación que sobreviva al paso del tiem po, sobre todo
después que sus fundadores se hayan ido”.
Remuneración, transiciones y vulnerabilidad 153
Vulnerabilidad
“¿Por qué los líderes son tan elitistas?” Esta es una pregunta que
hacen con frecuencia los seguidores en las organizaciones. Los
seguidores quieren líderes accesibles, no líderes tan “elevados y
poderosos” que uno no pueda ni subir al pedestal para alcanzarlos.
Desde mi punto de vista, el asunto no es tanto de “elitismo
palpable” como de vulnerabilidad. ¿Cuán vulnerables se hacen los
líderes respecto a las personas a quienes guían? Con vulnerable no
quiero decir que los líderes deben ir por ahí ‘mostrando todos los
156 Reduscubra el alma del liderazgo
trapos sucios’; más bien quiero decir la continua demostración y
expresión de cualidades humanas fundamentales, como el enojo, la
desilusión y el dolor.
Se ha analizado ese complejo asunto desde diversas perspectivas.
Por una parte, algunos plantean que es absolutamente esencial para
los líderes que mantengan la distancia entre ellos y las personas a
quienes guían. Observe las palabras de un antiguo rector universi
tario y ahora asesor, James Fisher: “La distancia ha caracterizado a
los líderes eficientes a lo largo de la historia. Y no hay nada
deshonesto ni poco ético en su práctica; es sencillamente poco sabio
que un rector universitario establezca vínculos íntim os con m iem
bros de la facultad a la que sirve. 7
A medida que desarrolla sus argumentos, Fisher señala que las
personas que son guiadas se niegan a aceptar al líder como una
persona normal. Por consiguiente, rara vez se les invita a activi
dades sociales que no sean de negocio. Más aun, los seguidores
tienen una tendencia a ver al líder como “mejor que y o ”. En otras
palabras, el seguidor puede tener cierto problem a o debilidad, pero
al líder más le vale*no tener ninguno. La vulnerabilidad, por lo
tanto, debe evitarse a toda costa pues, si los seguidores perciben al
líder simplemente como una persona común y corriente, puede ser
considerado no apto para el liderazgo. Como hace notar Fisher:
dejar vivir a los mas fuertes y m orir a los más débiles.”' Darwin
menciona que “muchos organismos” estaban “compitiendo por
m uy pocos nichos en la naturaleza”. Y también que “sólo hay dos
vías para fomentar la subsistencia de un organismo. O compite por
los nichos existentes o encuentra nuevos que todavía no se han
i » 8
ocupado .
Se puede notar fácilmente la increíble sim ilitud entre cómo las
organizaciones, entre ellas las cristianas, reflejan estos principios
darvinianos, que incluyen la utilización de las más modernas técni
cas de mercado. Uno casi pudiera sustituir la palabra organización
por el organismo de Darwin y las realidades prácticas serían las
mismas. La v/a que él sugiere para subsistir se igualaría al típico
consejo en cuanto a la mercadotecnia: encuentre una necesidad y
satisfágala. La competencia abunda y para ganar se necesita “más”.
164 Reduscubra el alma del liderazgo
de varios líderes que han perdido sus puestos por no ser lo bastante
buenos acumulando clientes, dinero, instalaciones o donaciones
¿No es posible que Dios pudiera desear que una organización
permanezca pequeña y posea poco desde el punto de vista de
instalaciones o recursos económicos? Desde luego que estos comen
tarios no están dirigidos a aprobar la mala administración o la falta
de atención a los mejores procesos de remodelación y de mercado.
De lo analizado anteriormente vimos dónde Dios ha dado instruc
ciones específicas a los israelitas de no acumular y, además, no
aprovecharse de la última tecnología para acelerar sus propósitos.
¿Estuvo El equivocado y estamos nosotros en lo cierto? Se pudiera
pensar así, al ver el plan de actividades de muchas organizaciones
cristianas.
Los líderes de organizaciones cristianas saben cómo es el juego.
Proceden impetuosamente a lo largo del camino de la acumulación
de cosas para sus organizaciones. En el mundo universitario, por
ejemplo, que aumente la matrícula, que crezcan las contribuciones
y que se construyan nuevos edificios. Es bueno saber que cualitati
vamente ios estudiantes están dedicando más tiempo a la oración,
que están viviendo las enseñanzas de la Biblia prestando atención a
las necesidades de los ancianos, pero esto no conducirá a un
aumento de sueldo o al reconocimiento en ningún otro lugar, 111
mucho menos atraerá la atención del liderazgo de las “grandes”
organizaciones cristianas. Al tener esas expectativas para el líder
en cuanto a cosas palpables, las juntas por defecto aprueban implíci
tamente los principios de operación que tienen su centro en la
acumulación.
En mis múltiples conversaciones con pastores de distintas de
nominaciones, muchos de ellos en seguida confiesan que sus opor
tunidades de ascenso y reconocimiento dentro de su denominación
dependen de la oportunidad de guiar a la iglesia adecuada. Como
resultado, y sin “orar” por eso, se toman decisiones para evitar
“servir” en iglesias pequeñas a fin de mejorar sus oportunidades de
ascenso dentro de la denominación. Todo esto se hace con el
168 Reduscubra el alma del liderazgo
Dicho en otra forma, Moisés hizo énfasis en que los hijos de Israel
llevaran las primicias de su éxito palpable a Dios. Vemos eso en
Levítico 23:9-10: “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los
hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os
doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia
de los primeros frutos de vuestra siega.”
Evidentemente el pueblo no podía tomar para sí todo lo que
estuviera a su alcance. Ese énfasis en el diezmo y en la preocupación
por el necesitado fue otra forma en la que Dios dijo al pueblo que
ellos no tenían que preocuparse haciendo esas cosas, porque Él fue
y sigue siendo la vía más apropiada para suplir nuestras necesidades.
Ahora bien, ¿hacia dónde nos lleva esto? En primer lugar, las
organizaciones deben identificar el “por qué” del deseo de hacerse
mayores. Si es para satisfacer el ego, entonces el crecimiento debe
ser rechazado. Si es para ayudar a suplir necesidades aún no cubier
tas, entonces pudiera considerarse como candidato a ser un objetivo
de la organización. En segundo lugar, después de consideración y
análisis guiados por la oración, si Dios aún está indicando que haya
más crecimiento en una obra que ya es grande, no dude en proceder
de acuerdo con esa orientación. En tercer lugar, tenga cuidado al
proseguir ese programa más abarcador, para evitar competencias
que dividen y destruyen. La competencia es saludable, pero com
petir y ganar no es lo esencial. Lo esencial es edificar el reino de
Dios. Por lo tanto, siempre que se invoque a “D ios” como la razón
de la expansión, esta debe ser una afirmación sincera.
Entonces ¿hasta dónde llegar? En asuntos de carácter, suficiente
nunca es suficiente. Desde el punto de vista de búsqueda de santidad,
nunca alcanzaré esa meta en toda mi vida. Pero en asuntos de las
cosas palpables, debo evitar tener tanto que mi confianza y satisfac
ción se basen en lo que he acumulado, no en la suficiencia de Dios
para suplir las necesidades. Espero que estas sean palabras de aliento
para los líderes.
17
Los líderes y la iglesia local
M
U C H O S C R IS T IA N O S Q U E ocupan posiciones de
liderazgo, form ales o inform ales, en organizaciones
fuera de la iglesia local se ven com o “sólo un laico”. N o están
estrecham ente vinculados a la iglesia, a pesar de su responsabili
dad bíblica de estar así. En su libro U nleashing the C hurch
[Desatando a la iglesia], Frank Tillapaugh observa: “El principal
problem a de la iglesia es lograr que los laicos participen en el
m inisterio.”1
Estemos de acuerdo o no con la afirmación de Tillapaugh,
debemos reconocer que la mayoría de las iglesias no tienen una
amplia participación activa de los laicos. Necesitamos hacer más,
mucho más. En realidad, el dilema es que sin un laicado activo, la
iglesia local está condenada a pasar apuros, si no a fracasar. Lamen
tablemente, muchos están contentos con el estado de las cosas,
incluso los laicos, y particularmente los que dirigen fuera de la
iglesia. Antes de analizar este punto y lo que pudiéramos hacer al
respecto, necesitamos definir algunos términos.
El laicado
Cuando empleo el término “laicado”, me estoy refiriendo a
individuos que no ocupan una posición a tiempo completo y
remunerada en el trabajo de la iglesia local. Cuando empleo el
término “iglesia”, no estoy hablando del edificio. Aunque el edificio
de la iglesia puede tener estado legal y de organización, en el sentido
172 Reduscubra el alma del liderazgo
Delegar autoridad
El pastor principal de la iglesia debe estar dispuesto a dar opor
tunidades a los laicos en el ministerio.
Los lideres y la iglesia local 177
C
U A N D O U S O el térm ino “escogidos por D io s” quiero 1
decir que el líder tiene que estar seguro de que la tarea le
ha sido dada por D ios o de que D ios está en medio de ella. Son
demasiadas cargas y es demasiado tiem po para que sea de otra
manera. Es im portante que aquellos a quienes se les ha dado la
responsabilidad de escoger al líder com partan ese sentido de que
sea la selección de Dios.
El hecho de que cada año, luego de cortos períodos, haya retiros
prematuros en ciertas posiciones indica nuestra falibilidad en este
sentido. Para el líder que es escogido por Dios, hay ciertas señales
o directivas para el liderazgo mostradas mediante el pueblo de Dios.
más conscientes de hacer que sus metas sean las nuestras. Dios nos
ha dado promesas tales como:
Más aun, nos previene de seguir planes que no sean los de El:
a s a p t it u d e s n e c e s a r ia s p a r a ocupar puestos
Dios busca líderes que tengan un corazón perfecto para con El.
Com o observación general (y hay otros ejemplos que demues
tran lo contrario), el Dios del Antiguo Testamento parece preocu
parse por encontrar personas cuyo corazón sea perfecto para con
Él.
Su búsqueda en ese sentido parece ser continua, aunque no
siempre termina coronada con el éxito. “Porque los ojos de Jehová
contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que
tienen corazón perfecto para con él” (2 C r 16:9).
Hospedador (v. 2)
El diccionario define este término como “dadivoso, dispuesto a
dar la bienvenida y recibir a extraños o huéspedes”. Tanto Pablo
Aptitudes espirituales de los lideres 197
como Pedro animan a ser así. Pablo nos exhorta a que vivamos
“compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la
hospitalidad” (Ro 12:13). Pedro lo dice de esta manera: “Hospedaos
los unos a los otros sin murmuraciones” (1 Pedro 4:9).
No un neófito (v. 6)
Pablo señala que los candidatos a ocupar puestos de liderazgo
espiritual no deben ser recién convertidos. Aunque no señala el
espacio de tiempo que debe transcurrir, sí sugiere que debe ser
suficiente tiempo para que seleccionarlo como líder no lo convierta
en una persona engreída. Pablo mismo pasó bastante rápido de ser
una persona que perseguía a Cristo a ser su leal y fiel siervo.
A menudo nos vemos tentados de llegar a la conclusión de que
quienes llevan mucho tiempo de ser cristianos son los más maduros
en la fe. Mis observaciones sugieren que eso no es exactamente así.
Aptitudes espirituales de los líderes 199
C O N T IN U A C IÓ N Q U E R E M O S considerar quién es
com petente para desempeñar una función de liderazgo.
¿Debe un líder poseer el don espiritual del liderazgo? ¿D istri
buye D ios sus dones basándose en el sexo o siguiendo algún otro
procedim iento? ¿Es el liderazgo un don espiritual? ¿Quiere
decir eso que no tiene im portancia mi preparación académica
para el liderazgo? ¿Qué im portancia tiene m i experiencia en
empleos anteriores? ¿No cuenta para nada en el liderazgo espiri
tual? A unque no tratarem os todas estas preguntas en este
capítulo, sí queremos dedicar tiem po al sunto de los dones
espirituales cuando se relacionan con el liderazgo.
Dones naturales
Comienzo con el enfoque del “don natural”, reconociendo que
Dios, como un acto de creación, forma a las personas en el vientre
de acuerdo con ciertos patrones y capacidades intencionales. Cada
persona nace como un ser talentoso, con dones y capacidades que
pueden usarse para la gloria de Dios cuando el que los posee se
compromete con Cristo y llega a ser cristiano. Pero ya sea que la
persona establezca o no una relación personal con Cristo, el ele
mento de tener dones (pero no dones espirituales) aún permanece.
Resulta, por lo tanto, que siempre que el que posee esas capaci
dades dadas por Dios acepte a Cristo, estos dones son entonces
presentados al Señor para sus propósitos, para su servicio y para su
gloria. La enseñanza de Pablo en Romanos 12:1-2 me es muy útil
aquí. Pablo llama la atención al hecho de presentar nuestro cuerpo
a Cristo, lo que presuntamente incluye las capacidades dadas por
Dios, un acto de adoración espiritual. El que tiene talento musical
y se convierte, le da a Cristo sus dones y capacidades en la música
como parte de su adoración espiritual. Muchos líderes eficientes de
organizaciones seculares que han conocido a Cristo llevan sus
capacidades de liderazgo a organizaciones cristianas com o parte de
su adoración espiritual.
Todos hemos presenciado a un buen maestro que es usado por
el Espíritu Santo mientras imparte las verdades espirituales.
Además de eso, como cristianos, los que ejercen esos tipos de dones
deben hacerlo dependiendo del liderazgo del Espíritu Santo para
que los fortalezca. El trabajo que se realiza es llevado adelante en el
poderoso nombre de Jesús.
208 Reduscubra el alma del liderazgo
Dones prácticos
Los “dones prácticos”, como la administración, el brindar ali
ento, el dar y el mostrar misericordia, ilustran el hecho de que todos
los cristianos tienen un don de Dios para satisfacer una necesidad
dada dentro del cuerpo de Cristo. A medida que la persona que
invoca el nombre de Cristo ejerce estos dones prácticos facultado
por el Espíritu Santo, los dones se convierten en dones espirituales.
Las palabras de Pedro nos instruyen:
Entre otras cosas, parece que Pablo está diciendo que el asunto
no es si uno está comprometido o es obediente. Más bien se trata
de cuál es el objeto de ese compromiso u obediencia, y Pablo nos
presenta dos únicas opciones al llegar a este punto. Podemos
escoger ser esclavos del pecado, lo que lleva a la muerte, o podemos
escoger ser esclavos obedientes de las enseñanzas de Cristo. Es casi
como si estuviera diciendo: “Eso es todo. Estas son las únicas
opciones cuando se trata de comprometerse. Pueden escoger o a
Cristo o al pecado. N o hay términos medios.” Por consiguiente,
Pablo no permite el aparente término medio de la falta de com
promiso. Más bien alienta el compromiso con una opción o con la
otra. Es obvio que plantea que la elección correcta debe ser el
compromiso con Cristo.
Este es otro caso en que se presentan dos opciones. U no puede
escoger el compromiso con Dios o el compromiso de no servir a
Dios. Regresemos al Nuevo Testamento para analizar un segundo
ejemplo.
En su segunda epístola Pedro escribe, entre otras razones, para
advertir a las personas acerca de los falsos maestros y profetas. Este
es el tema fundamental en el capítulo 2 . Luego de varias observacio
nes acerca de los falsos maestros, hace un comentario acerca de la
humanidad en sentido general en el versículo 19: “Les prometen
libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que
es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.” Aunque
en otros pasajes se presentan dos opciones con sus respectivas
consecuencias, Pedro parece estar sugiriendo un punto de partida
similar pero que va más allá: Ustedes pueden ver el objeto del
compromiso al determinar quién o qué controla (esclaviza) a una
persona. En este caso también el asunto no es si uno está viviendo
como una persona comprometida o no. Más bien, la preocupación
parece ser con quién y con qué estoy comprometido y, señala
Pedro, uno puede determinarlo al observar el objeto o persona de
dominio.
Compromiso espiritual en el liderazgo 215
Resumen
El compromiso es un concepto dinámico y progresivo. El foco
de atención para los discípulos estaba en el crecimiento cristiano,
no en la inercia. El proceso de “dar mi todo a Cristo, tal como lo
conozco”, es un ejercicio dinámico y la experiencia tiene que ser de
primera mano, no vivida por medio de otros.
Como dijera al respecto mi esposa Marylou: “Muchos líderes
viven del pan duro. Es interesante que incluso un líder desnutrido
puede impulsar el reino...” Pero hay peligros y fallas.
Por mi compromiso con Dios, deseo que mi relación con Él sea
continua y dinámica. De otra manera, perderé rápidamente el foco
del liderazgo.
22
Liderazgo y obediencia
ig á m o s l o d e u n a m a n e r a s e n c il l a :
la obe-
D diencia no es una expresión “políticam ente correcta”. Los
que son parte del grupo de “líderes” se amparan en versículos
como Hebreos 13:17: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos
a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han
de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso.” Sin embargo, para los que son
parte del grupo de “seguidores”, la palabra tiene un tono peyo
rativo. Para ellos, obediencia sugiere imágenes de un rígido
capataz con peones encogidos de tem or frente a su presencia.
Cuando se añade el adjetivo “ciega” como calificativo de la
obediencia, la imagen negativa se vuelve aun más intensa. La
palabra “obediencia” sugiere la existencia de uno que da las
órdenes y uno que las obedece. Sugiere la existencia de una
autoridad m ayor, y en nuestra era de luces donde nos rigen
conceptos tales como gobierno o adm inistración participativa,
no aceptamos con agrado las órdenes, solamente las sugerencias
y las indicaciones. Obedecer, por lo tanto, es bastante difícil.
Obedecer sin discusión o “ciegamente” saca a la luz todos los
resentim ientos y las resistencias culturales que quedan en
nosotros.
222 Reduscubra el alma del liderazgo
La definición de obediencia
El diccionario define “obediencia” en estos mismos términos:
“acción o práctica de obedecer; acatar sumisa o resignadamente;
esfera de autoridad, cuerpo de personas, etc., sujetas a alguna
autoridad en particular, sobre todo eclesiástica”. En una sociedad
que se esfuerza por un enfoque igualitario en muchos aspectos, la
obediencia no es un concepto fácil de debatir, mucho menos de
practicar. El típico comentario en la Escuela Dominical de que “las
mujeres deben obedecer a sus maridos” no alivia en nada nuestras
inseguridades o ansiedades.
Cuando consideramos el concepto de obediencia, vienen a la
mente de inmediato un par de pasajes bíblicos. Uno es el versículo
de Hebreos mencionado antes en este capítulo. El otro es: “Hijos,
obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Ef
6:1). Este último versículo se ha marcado con más fuerza en mi
mente producto de su empleo frecuente durante los días de mi
niñez.
Seamos sinceros: Los líderes tenemos la tendencia a poner en
práctica la idea de la obediencia selectiva. Por ejemplo, cuando
creemos que nos conviene que otros practiquen la obediencia,
entonces pensamos que la obediencia es un gran concepto. Por
ejemplo, los padres creen que es bueno que sus hijos obedezcan.
Los hombres de negocio esperan que se cumplan al pie de la letra
los términos de un contrato, ya sea para la compraventa de una casa
o de un auto, o de un acuerdo de arrendamiento. Los jueces pueden
esperar lógicamente que se obedezcan las cláusulas de una orden
judicial. Los médicos esperan que sus pacientes obedezcan sus
prescripciones. Siempre se supone que los choferes obedezcan las
leyes del tránsito, entre ellas el límite de velocidad. Y el jefe militar
puede esperar que sus órdenes se sigan y se cumplan.
En resumidas cuentas, es probable que casi todos estaríamos de
acuerdo en que obedecer es algo bueno. En realidad, es difícil
imaginar cómo pudiera funcionar correctamente una sociedad sin
algún tipo de compromiso por parte de su ciudadanía a practicar la
Liderazgo y obediencia 223
obediencia. No obstante, para quienes desean diligencia en su andar
con Cristo y en su liderazgo, la obediencia es un concepto difícil.
Obediencia absoluta
Debemos evitar a toda costa las trampas de la obediencia parcial
o incompleta. Una y otra vez las Escrituras recogen ejemplos que
ilustran los resultados de la obediencia y la desobediencia. Me
parece que el punto está claro. Dios quiere completa obediencia a
aquellas cosas de las que ha comunicado sus normas o expectativas.
De seguro habrá consecuencias negativas para cualquier actitud
inferior a esas normas.
Obedecer a nuestro Señor es a menudo algo difícil; sin embargo,
es esencial para ser un buen discípulo y líder. En realidad, consti
tuye el corazón y el alma del liderazgo.
23
La necesidad de que el líder ore
E
N SU PRO VO CATIVO A RT ÍCU LO : “La tiranía de lo
urgente”, Charles H um m el cita a P.T. Forsyth como sigue:
“El p.eor pecado es la falta de oración.” H um m el señala: “Por lo
general pensamos en el asesinato, el adulterio o el robo como lo
peor. Pero la raíz de todos los pecados es la autosuficiencia, la
independencia de Dios. Cuando no esperamos en oración por
la dirección y fortaleza de Dios, estamos diciendo con nuestras
acciones, si no con nuestros labios, que no lo necesitam os.”1
Aunque pudiéramos refutar la caracterización de Forsyth al
decir que la falta de oración es el “peor pecado”, nadie puede
negar que es indispensable que el líder sea una persona de
oración.
Los líderes cristianos del pasado han manifestado repetidas veces
la importancia de la oración para el cristiano que dirige. “Andrew
M urray preguntó: ¿Cuál es la razón por la que miles de obreros
cristianos no tienen una mayor influencia en el mundo? Nada más
que esto: la falta de oración en su servicio... La causa de que no
exista una poderosa vida espiritual es únicamente el pecado de la
falta de oración.”2 E.M. Bounds escribió: “Mucha oración, esa es la
señal y el sello de los grandes líderes de Dios. [Un líder] debe ser
ante todo un hombre de oración. Su corazón debe graduarse en la
escuela de la oración... No hay aprendizaje que pueda compensar
un fracaso en la oración.”
La necesidad de que el líder ore 233
Definiendo la oración
Antes de proseguir, debemos definir lo que entendemos por
oración. Leith Samuel ha definido la oración de esta forma: “La
oración no es un intento de cambiar la voluntad de Dios. La
verdadera oración es la comunión con Dios: mediante ésta expre
samos nuestra confianza en El, buscamos conocer su pensamiento
respecto a las decisiones de la vida, someternos a su voluntad,
resistir en su nombre los esfuerzos del maligno por frustrar los
propósitos de Dios en los seres humanos.” Alguien señaló esto
acerca de la oración: “En nuestra comunicación con Dios debe
haber tiempo tanto para escuchar como para hablar. En primer
lugar Dios nos habla a través de las Escrituras. Le hablamos a Dios
mediante la oración.”6
Biehl y Hagelganz también nos dan algunas ideas útiles respecto
a la oración: “En términos directos, la oración es simplemente
hablar con Dios, y cuanto más sencilla sea la conversación, tanto
mejor. En otras palabras, la oración es conversar con Dios” (cursivas
234 Reduscubra el alma del liderazgo
añadidas).7 El énfasis está tanto en la conversación (qué comuni
camos y cómo lo hacemos) como en la divina Trinidad (la persona
con quien nos comunicamos). Para estos escritores la oración es
más que palabras, es una “profunda expresión del alma”.
Biehl y Hagelganz también ven la oración como el acto de
escuchar “mientras Dios nos habla”.8 Tal es así como ellos indican
que la meditación puede ser parte importante de la oración.
Además, sugieren que la oración es decirle a Dios: “Así sea”, y
observan que la palabra amén es “realmente una palabra bíblica de
afirmación en la creencia de que Dios ha escuchado nuestra
•
oracion ./ n9
El resto de este capítulo se concentra en la importancia de la
oración en el liderazgo. Comenzaremos analizando las razones por
las cuales la oración no se busca más diligentemente. Luego revisa
remos brevemente lo que implica la oración, destacando en especial
el papel de la oración en la vida de Jesús. También repasaremos la
práctica de la oración como se ve en otras partes de la Biblia.
Concluiremos sugiriendo cómo nosotros, como líderes, podemos
participar más en la oración personal. Es importante decir desde el
principio que escribo estos párrafos desde la perspectiva de uno que
tiene mucho que aprender acerca de la oración y de orar. Estas
palabras, por tanto, reflejan lo que estoy aprendiendo acerca de la
oración según el Señor me sigue enseñando.
1:3: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que
también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comu
nión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.” En
realidad, este versículo refleja ambas dimensiones de la comunión,
la horizontal (con las personas) y la vertical (con el Señor).
Entonces, de la misma manera en que deseamos comunión los
unos con los otros, buscamos comunión con el Padre. Sin duda El
desea tenerla con nosotros. Buscamos comunión a fin de sostener
nuestra “vida en Cristo”. Y la oración es una de las maneras en que
nos comunicamos, y como consecuencia, tenemos comunión con
el Padre.
Resumen
Hemos visto en este capítulo que el Señor tiene un deseo intenso
de que su pueblo sea “ardiente” en su andar con Él. En Apocalipsis
3:15 se hace evidente su aversión por la indiferencia espiritual: “Yo
conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente!” También hemos considerado la necesidad de renovación
personal en el liderazgo y, aunque hay muchas consideraciones,
sigo convencido de que existe una fuerte conexión entre mi expe
riencia personal de renovación espiritual y mi disposición de
Restauración espiritual, avivamiento y liderazgo 253
honrar el concepto del día de reposo que hemos analizado en este
libro.
No es una coincidencia, al menos para mí, que a José se le diera
una posición de servicio aun más eficiente después que fue quitado
de la corriente principal por decirlo así, y aprendió a conocer a Dios
a través de las circunstancias de la cárcel. Y podemos imaginar que
la experiencia de Moisés en el desierto, que fue seguida de inmediato
por su experiencia con la élite del liderazgo de Egipto, sirvió mucho
en la preparación para su futuro liderazgo.
En mis conversaciones con muchos líderes cristianos he
aprendido que algunas de las mayores lecciones, las que literalmente
los transformaron en lo espiritual y luego en su liderazgo, ocurri
eron porque ellos fueron quitados de la “vía rápida” y puestos en
un lugar donde “oír a Dios” pudiera ser una realidad, no sólo un
deseo piadoso. Como resultado, hemos visto vidas, matrimonios y
estilos de liderazgo transformados.
M arylou y yo fuimos beneficiados por ese tipo de experiencia
durante el tiempo en que era un erudito visitante en residencia en
Regent College (Vancouver, Columbia Británica). Buscamos reno
vación física y espiritual, y además, se nos dio quebrantamiento y
renovación espiritual. Gracias a Dios que nos dio estos dones en
medio de una belleza natural increíble, en medio de lágrimas y
escuchando a Dios en formas que eran nuevas para nosotros.
Tuvimos que practicar las cosas de las que he hablado en este
capítulo, pero fue una experiencia que no negociaríamos a ningún
precio.
H ay entonces una clara relación entre mi “escuchar” y mi
“conocer” a Dios. Mi deseo, como líder en proceso, y como
discípulo de Cristo, es conocerlo mejor. Y eso ocurre mejor en el
alma del liderazgo.
Conclusión
Introducción
1. W illiam H ybels, Who You Are When No One's Looking (Downers
Grove, 111.: Intervarsity, 1987).
2. Stephen R. Covey, First Things First (NY: Simón and Schuster, 1994).
3. Francés Hesselbein, quoted in Chief Executive, Jan./Feb. 1995,38.
4. “Keeping Faith in H is T im e,” US News and W orld Report,
October 9, 1995, 72.
C ap ítu lo 1
1. John Kotter, The Leadership Factor (NY: The Free Press, 1988), 124.
2. Róbert Kelley, The W all Street Journal, A pril 8, 1988.
3. John W. Gardner, The Moral Aspect of Leadership (W ashington,
D.C.: Independent Sector, 1987), 9.
4. Robert Kelley, “In Praise of Follow ers,” H arvard Business Review
(November-December 1988), 146.
5. Rosabeth Moss Kanter, The ChangeMasters (New Y ork: Simón and
Schuster, 1983), 363-64.
C ap ítu lo 2
1. John W. Gardner, The Tasks of Leadership (W ashington, D .C.:
Independent Sector, 1986), 5.
2. Ibid., 7.
3. Ibid.
4. Ibid., 9.
5. Ibid.
6. Ibid., 10.
7. Ibid., 13.
8. Ibid.
9. Ibid., 15.
10. Ibid., 18.
11. Ibid., 19.
12. Ibid.
13. Ibid.
14. Ibid., 20.
Notas 265
15. Ibid., 22.
16. John W. Gardner, Self-Renewal (New York: Harper and Row,
1963, 1964), 58.17. John W. Gardner, The Nature of Leadership
(Washington, D.C.: independent Sector, 1986),15.
18. Ibid., 16.
Capítulo 3
1. Fremont E. Kast and James E. Rosenzweig, Organization and
Management (New York: McGraw-Hill, 1974), 333.
2. Ibid., 334.
3. John W. Gardner, Leadership and Power (W ashington, D .C.:
Independent Sector, 1986), 3.
4. Ibid., 19.
5. Ibid., 21.
6. Ibid., 19.
7. C h eryl Forbes, The Religión of Power (Grand Rapids: Zondervan
Publishing House, 1983), 87.
8. Ibid., 151.
9. Ibid., 87.
10. Charles Colson, Who Speaksfor God? (Westchester, 111.: C rossw ay
Books, 1985), 40.
11. Ibid., 41.
12. Richard T. Pascale and A nthony Athos, The Art of Japanese
Management (New York: W arner Books, 1981), 246.
13. John W . Gardner, The Heart of the Matter (W ashington, D.C.:
Independent Sector, 1986), 11.
14. Ibid., 18.
15. Louis B. Barnes,“Managing the Paradox of O rganizational T rust,”
H arvard Business Review (M arch-April, 1981), 108.
16. Pascale and Athos, 126.
17. Ibid., 129.
18. Barnes, 110.
19. Ibid., 112.
20. Gardner, 19.
21. Ibid.
C ap ítu lo 4
1. J. Oswald Sanders, “Lessons I've Learned,” Discipleship Journal,
Issue Fifteen, 14.
266 Reduscubra el alma del liderazgo
2. Denise Webb, “The Power of Positive Eating,” Your Body Health,
Winter, 1993, 40-42.
3. Gordo n MacDonald, Ordering Your Prívate World (Nashville:
Oliver Nelson, 1984, 1985), 103.
4. J. OswaldSanders, SpiritualLeadership (Chicago: Moody Press, 1994), 49.
5. Ibid., 151-52.
6. Stephen R. Covey, 49.
Capítulo 5
1. Ted W. Engstrom and Edward R. Dayton, The Christian Executive
(Waco: Word Books, 1979), 93.
2. Ibid., 95.
3. Ibid., 98.
4. Ibid.
5. Ibid., 96.
Capítulo 6
1. John Stott, Involvement: Social and Sexual Relationships in the
Modern World, Vol. 11 (Oíd Tappan, NJ.: Fleming H. Revell
Company, 1984, 1985), 216.
2. Cheryl Forbes, 73.
3. Stott, 215.
4. Forbes, 79.
5. Pascale and Athos, p. 218.
6. Forbes, 75.
7. Ibid.
8. Marylou Habecker, “Sometimes You Need to Get Away From It
All,” The United Brethren, January 1991, 13-15.
Capítulo7
1. Lawrence M. Miller, American Spirit: Visions of a New Corporate
Culture (New York: William Morrow and Company, Inc., 1984), 15.
2. John Stott, p. 249.
Capítulo 8
1. John Gardner, SelfRenewal, 9-11.
2. John Kotter, p. 28.
3. Ibid., 29-30.
4. Marylou Habecker, pp. 13-15.
Notas 267
Capítulo 9
1. G ary Inrig, A Cali to Excellence (W heaton, IL: V ictor, 1985), ll.
2. Thomas J. Peters and Robert H. W aterm an, Jr., In Search of
Excellence (New Y ork, W arner Books, 1982).
3. Ibid., 26.
4. John W . Gardner, Excellence (NY: H arper & Brothers, 1961).
5. John W . Gardner, Self-Renevial, p. 5
6. Gardner, Excellence, 127-28.
7. Ibid., 86.
8. Ibid., 131, 133.
9. Inrig, 36.
10. Anthony Campolo, TheSuccessFantasy (Wheaton: Víctor Books, 1980).
11. Robert T. Sandin, The Search for Excellence (Macón, Ga.: Mercer
U niversity Press, 1982).
12. Ibid., 4.
13. Inrig.
14. Jon Johnston, Christian Excellence (Grand Rapids: Baker Book
House, 1985).
15. Inrig, 25.
16. Ibid., 27.
17. Ibid., 28.
18. Ibid., 31.
19. Ibid., 32.
20. Johnston, 30.
21. Ibid., 33.
22. Gardner, SelfRenewaX, 58.
Capítulo 10
1. Eugene B. Habecker, The Other Side of Leadership (W heaton, III:
V ictor Books, 1987), 60-72.
2. The C hronicle of H igher Education, M ay 28, 186, 20.
3. See F ran k Goble, Excellence in Leadership (C aroline House
Publishers, 1972), 6 and Stanley O, Ikenberry, “1990: A President's
Perspective,” Planning, vol. 14, no. 3 (1986), 2.
268 Reduscubra el alma del liderazgo
C ap ítu lo 11
1. John W. Gardner, Tlje Moral Aspect of Leadership, p. 9.
2. Followership, Christian Leadership Letter, September, 1986, 1.
3. Elihu Katz and Paul Lazarsfeld, Personal Influence (Glencoe, 111.:
The Free Press, 1955).
4. Ibid., 137.
5. John W. Gardner, Tloe Heart of the Matter, p. 5.
6. Ibid., 6.
7. Ibid.
8. Ibid.
9. Ibid., 8-9.
10. Ibid., 10.
11. Ibid., 12.
12. John H. Yoder, He Carne Preaching Peace (Scottsdale, Penn.:
Herald Press, 1985), 20, 46, 91, 130.
13. “Follow ership,” 1.
Notas 269
14. Ibid., 2.
15. Ibid.
16.Ibid.
17. Ibid.
18. Ibid., 3.
19. Ibid.
20. Ibid.
21. Gardner, 15.
22. Ibid.
23. Ibid.
24. Ibid.
Capítulo 12
1. Fred Smith, Leaming to Leaá (Waco, TX: Word Books, 1986), 104.
2. David Augsburger, Caring Enough to Confront (Ventura, Calif.:
Regal Books, 1973).
Capítulo 13
1. John White, Excellence in Leadership (Downers Grove, 111.: Inter-
Varsity Press, 1986), 47-48.
Capítulo 15
1. Pascale and Athos, p. 273.
2. John W. Gardner, The Heart of the Matter, p. 23.
3. John W. Gardner, The Moral Aspect of Leadership, p.4.
4. Ibid.
5. Michael Youssef, (Wheaton, 111.: Victor Books, 1986), 163.
6. Ibid.
7. James L. Fisher, Power of the Presidency (New York: MacMillan
Publishing Company, 1984), 45.
8. Ibid., 46.
9. Pascale and Athos, 217.
10. James Carr, “Familiarity Breeds Contempt,” Pace, Dec. 1986,19.
11. Charette B. Kvernstoen, “The Secrets of Friendship,” Partnership,
January/February, 1987, 19.
Capítulo 16
1. Jeremy Rifkin, Algeny (New York: The Viking Press, 1983), 72-73.
2. Ibid., 74.
270 Reduscubra el alma del liderazgo
3. Ibid., 79.
4. John W hite, The Golden Cow (Downers Grove, 111.: InterV arsity
Press, 1979), 112-13.
5. R ifkin, 83.
6. Ibid., 82.
7. Ibid.
8. Ibid., 91.
9. Yoder, p. 52.
Capítulo 17
1. F rank Tillapaugh, Unleashing the Church (Ventura, Calif.: Regal
Books, 1982), 124.
2. Ibid., 77.
3. W illiam W illim on and Robert W ilson, Rekindling the Fíame
(N ashville: Abingdon Press, 1987), 104.
4. Ibid.
5. Ibid., 112.
6. Ibid., 98-101.
7. Tillapaugh, 103.
8. Ibid.
9. Robert Bellah, Habits of the Heart (San Fran.: H arper & Row,
1985), 241.
Capítulo 18
1.“The Ideal Leader” by A .W . Tozer as quoted in A lliance Life,
N ovem ber 29, 1995, 9.
2. J. Oswald Sanders, Spiritual Leadership, p. 5.
Capítulo 19
1. Rebecca Pippert, HopeHas ItsReasons (San Fran: Harper & Row, 1989), 5.
Capítulo 20
1. Frank Tillapaugh, p. 191.
2. Kenneth Gangel, FeedingandLeading (Wheaton, 111.: V ictor Books,
1989), 124.
3. Ibid., 3 1.
4. David L. McKenna, Power to Follow, Grace to Lead (Dallas: W ord
Books, 1989), 25.
Notas 271
Capítulo 21
1. Robert Bellah et al., pp. 129-30.
2. R on Blue, Master Your Money (N ashville: Thom as N elson
Publishers, 1986), 19..
Capítulo 23
1. Quoted in “T yran ny of the U rgent” in Growing Strong in God's
Family (Colorado Springs: NavPress, 1987), 21-22.
2. Quoted in W esley L. Duewel, Ablazefor God, pp. 211, 213.
3. Ibid., 170.
4. Ibid., 182, 184.
5. Ibid., 211-12.
6. Q uoted in Growing Strong in God's Family, 30, 32.
7. Bobb Biehl and Jam es W . Hagelganz, Praying (Sisters, Ore.:
Questar Publishers, Inc., 1989), 12.
8. Ibid., 15.
9. Ibid., 18.1
10. James Houston, The Transforming Friendship (Batavia, 111.: Lion
Publishing, 1989), 25.11. Ibid., 14.
272 Reduscubra el alma del liderazgo
12. Ibid., 19.
13. The A bingdon B ible C o m m en tary (N ashville: A bingdon-
C okesbury Press, 1929), 965.
14.Ibid.
15. Ibid.
Capítulo 24
1. John Gardner, Self-Renewal, p. 11.
2. John White and Ken Blue, Healing the Wounded (Downers Grove,
III.: Inter Varsity Press, 1985), 165-79.
3. Ibid., 167, 169, 200.
4. Gordon MacDonald, Rebuilding Your Broken World, p. 52.
5. Henri Nouwen, In the Ñame of Jesús (New York: The Crossroad
Publishing Company, 1989), 24.
Conclusión
1. John Stott, p. 259.
2. Ibid, 258-59.
3. John White, Excellence in Leadership (Downers Grove, 111.: Inter-
Varsity Press, 1986), 88.
4. Jo h n W. Gardner, The Moral Áspect of Leadership, 9.
5. Rosabeth Moss Kanter, The Change Masters (New York: Simón &
Schuster, 1983), 363.
6. Ibid, 356-57.
7. White, 88-89.
8. Ibid, 41.
9. Ibid, 89.
10. Henri Nouwen, The WoundedHealer (Garden City, N.Y.: Image
Books, 1979) and In The Ñame ofjesus..
11. Nouwen, The Wounded Healer, 90.
12. Ibid, 91.
13. Ibid, 37-38.
14. Ibid, 75.
15. Ibid, 76.
16. Nouwen, In the Ñame ofjesus, 28.
17. Ibid, 29-30.
18. J.I. Packer, Knowing God (Downers Grove: I-V Press, 1973), 29.
19. Nouwen, In The Ñame Ofjesus, 30.
20. N ouwen, The Wounded Healer, 77.
-tor mucho tiempo ha existido la preocupación concerniente al lado público del liderazgo, y
ciertamente hay roles públicos que los líderes deben ejercer, funciones que deben desempeñar. En
años recientes, ha incrementado la atención hacia los temas relacionados al entendimiento y
práctica del liderazgo privado o personal que nos ayuden a convertirnos en mejor pareja, padre o
madre, o una mejor persona.
Pero no todos entienden el tercer componente vital del liderazgo, a lo que le pastor y autor Bill
Hybels se refiere como “quién eres cuando nadie te está mirando”. Otro reconocido autor en el
tema del liderazgo, Stephen Covey, se refiere a este componente de la siguiente manera: “Es en
esta tercera área en donde el alma del liderazgo está determinada y desarrollada. Y ambas
dimenciones del liderazgo, la privada y la pública, serán formadas por el tipo de fuego que se
mantenga en este horno.
Tal fuego está presente y arde candentemente en el autor EugeneHabecker. Y con su verdadera y
vasta experiencia, nos enseña cómo el verdadero éxito del liderazgo es alcanzado por aquéllos que
han aprendido a integrar la espiritualidad bíblica a sus roles privados y públicos. No es una tarea
fácil, admite Habecker, pero también demuestra que no sólo es posible, sino necesaria, si es que
el liderazgo va a tener alma.
“Redescubra el Alma del Liderazgo es un libro que debe leer todo líder o
aspirante a líder que desee llevar a cabo su llamado desde un a marcada perspectiva cristiana.”
Del prólogo por el Dr. Tony Evans, Pastor
Comunidad Bíblica Oak Clíff
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