Está en la página 1de 16

TEMA 5. LA RESPONSABILIDAD CIVIL DEL MENOR INFRACTOR (II). 1.

-
La responsabilidad civil derivada de delito cometido por un menor mayor de 14 años:
Ley Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores. 2.- La responsabilidad
civil en el procedimiento de menores. 3.- La responsabilidad civil del menor y de otros
sujetos.

1.- La responsabilidad civil derivada de delito cometido por un menor mayor de 14


años: Ley Orgánica Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores.

1.1.- Naturaleza jurídica de la responsabilidad civil derivada del delito

En el Ordenamiento Jurídico Español existe un concurso o concurrencia de normas que


atienden al resarcimiento del daño causado: por un lado, un sistema o bloque normativo
derivado de la comisión de un delito, que se rige por lo dispuesto en el Código Penal, y
por otro, un sistema o bloque normativa derivado de los “ilícitos civiles” que se rige por
las disposiciones del Código Civil. Así las cosas, y pese a la mencionada concurrencia
de normas, la finalidad que persiguen ambos sistemas es la misma. De ahí que la
mayoría de la doctrina (Pantaleón entre otros) considere que no se puede hablar de dos
regímenes normativos distintos dado que tienen el mismo fundamento: la obligación de
resarcir ante la causación de un daño.

Dicho lo anterior, resulta que cometido un delito se genera un agravio contra el interés
público que habilita al Estado para perseguir y sancionar al delincuente penalmente,
articulándose en este proceso penal, salvo que la parte interesada se reserve las
acciones, un sistema para saldar dentro de dicho proceso, también y al mismo tiempo, la
responsabilidad civil, esto es, para reparar el daño causado a la víctima del ilícito penal.
Es por ello que la regulación de la responsabilidad civil contenida en los artículos 109 a
122 del Código Penal responde al principio general de evitar que la víctima de cualquier
daño tenga que soportar sus consecuencias dañosas. Es decir, el fundamento de la
responsabilidad “ex delicto” es simplemente que quien perjudica a otro debe reparar el
daño causado y por tanto, coincide con el fundamento de la responsabilidad derivada de
los ilícitos civiles, regulada en los artículos 1902 y siguientes el Código Civil. Ahora
bien, para que sea declarada la responsabilidad civil por hecho delictivo se requiere que
haya existido una condena penal, porque las otras formas de extinción del
1
procedimiento penal, como el sobreseimiento, la prescripción, la declaración de
inimputabilidad del autor, etc, no dan lugar a pronunciamiento de responsabilidad civil
en el proceso penal pero tampoco producen la extinción de la responsabilidad civil, que
puede ser reclamada ante la jurisdicción civil por quien haya sufrido daños por la
conducta que no se sanciona penalmente, (artículo 116 de la Ley Enjuiciamiento
Criminal). En este sentido la STS de 9 de febrero de 1998 declara que “si ejercitada la
acción penal la causa termina sin condena y no se declaran inexistentes los hechos,
queda expedita la acción civil”.

1.2.- El ejercicio de la acción civil en el ámbito del proceso penal.-

La Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que pretensión derivada de la

E
responsabilidad civil por daños causados por el delito habrá de entablarse juntamente
con la acción penal por el Ministerio Fiscal, haya o no en el proceso acusador particular
(artículos 108 y 112 LECrim). Así pues, la regla general será que la acción civil
acompañe a la acción penal. Por ese motivo, la mencionada ley prevé que ejercitada
sólo la acción penal, se entenderá utilizada también la civil, por lo que cuando el
Ministerio Fiscal reclama la indemnización, no es necesario que lo haga el perjudicado,
(STS de 3 de mayo de 2006).

Por excepción a lo anterior, en dos supuestos se podrán ejercitar separadamente ambas


acciones: 1º) Cuando el dañado o perjudicado por el delito renuncie o se reserve
expresamente la acción civil para ejercitarla una vez terminado el juicio criminal en el
orden jurisdiccional civil, supuesto que viene previsto en el artículo 109.2 de la LECrim
y que coincide, en esencia, con lo prevenido en el artículo 4 LORPM; y 2º) Cuando no
se declare el carácter penal de la conducta dañosa, supuesto en que el perjudicado puede
ejercitar la acción civil ante la jurisdicción correspondiente.

1.3.- La comisión de ilícitos penales por menores de edad y la responsabilidad civil


derivada de los mismos.-

El artículo 19 del Código Penal declara inimputable penalmente al menor de edad,


remitiéndose para la responsabilidad correspondiente a la legislación penal del menor.
La LO 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores,
modificada en diversas ocasiones, establece dos regímenes de responsabilidad por
hechos tipificados como delito según el vigente Código Penal; 1º) Se aplica a los
2
menores de 14 años lo establecido en la legislación civil sobre protección de menores y
demás disposiciones vigentes (artículo 3 LORPM). Por tanto, se aplicará el artículo
1903 del Código Civil en relación a la responsabilidad civil de padres y tutores: el
menor de 14 años no es imputable, de acuerdo con las reglas de la responsabilidad penal
de los menores y, por tanto, tampoco lo es civilmente, por lo que van a responder sus
padres o tutores según la legislación civil. Con el objeto de dar la correspondiente
protección a los menores no imputables, el Ministerio Fiscal deberá remitir a la entidad
pública de protección de menores testimonio de los particulares que considere precisos
respecto al menor, a fin de valorar su situación, y dicha entidad habrá de promover las
medidas de protección adecuadas a las circunstancias de aquél conforme a lo dispuesto
en la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero; y 2º) A los mayores de 14 años y menores
de 18 años se aplica penalmente la ley penal del menor y específicamente lo establecido
en los artículos 61 y siguientes, en relación a la responsabilidad civil y el procedimiento
para reclamarla. El artículo 61.3 LORPM establece que “cuando el responsable de los
hechos cometidos sea un menor de 18 años, responderán solidariamente con él de los
daños y perjuicios causados sus padres, tutores, acogedores y guardadores legales o de
hecho, por este orden”. De ahí que a partir de los 14 años, el menor de edad que comete
uno de los hechos calificados como delito en el Código Penal responde civil y
solidariamente con aquellas personas enumeradas por la ley, (artículo 61.3 LORPM).

Caracteres de la responsabilidad civil derivada de delitos cometidos por menores

A) En estos supuestos de ilícitos penales cometidos por menores de edad entre los 14 y
18 años, la responsabilidad será solidaria y directa con los padres, tutores, acogedores y
guardadores legales o de hecho, por este orden. En este sentido la LORPM en su

E
Exposición de Motivos declara que "en este ámbito de atención a los intereses y
necesidades de las víctimas la Ley introduce el principio, en cierto modo revolucionario,
de la responsabilidad solidaria, con el menor responsable de los hechos, de sus padres,
tutores, acogedores o guardadores", lo que ha llevado a calificar esta responsabilidad de
cuasi-objetiva, (SAP de Alicante, Sección 2ª, núm. 90/2003, de 11 de marzo), de lo que
se sigue que los padres (y demás personas señaladas en el artículo) responden
solidariamente con los menores haya o no haya dolo o negligencia, de forma objetiva.
En caso de inexistencia de dolo o negligencia grave se podrá moderar la responsabilidad
civil, pero ésta seguirá existiendo. Debiéndose destacar que a la hora de valorar la
3
Y
responsabilidad solidaria, y la posible moderación, por la jurisprudencia se está
valorando el correcto cumplimiento del deber de educación más que la tradicional culpa
"in vigilando". Esta mayor importancia de los criterios "in educando" sobre los "in
vigilando" debe ser clave a la hora de distribuir responsabilidades entre los inicialmente
llamados a ella por el art 61.3 LORPM. El criterio rector no debe ser tanto quién debía
vigilar al menor, (en ocasiones la edad y las circunstancias del menor imposibilitan la
vigilancia), como quién con su defectuosa gestión del proceso educativo del menor ha
posibilitado que el mismo no respete los bienes jurídicos ajenos básicos para la
convivencia" (De la Rosa Cortina, José Miguel: "Responsabilidad Civil por Delitos
Cometidos por Menores: Última Jurisprudencia; Seminario de especialización en
menores: Responsabilidad penal y protección. Novedades Legislativas, Centro de
Estudios Jurídicos, marzo 2017).

B) La responsabilidad prevenida en dicho precepto, lo es en cascada y por el orden


previsto en el precepto, pero en múltiples supuestos pueden concurrir distintas
categorías de responsables, lo que ha planteado la cuestión de si el hecho de que se
aprecie responsabilidad en quien ocupa una posición preferente según el orden de
enunciación, impide exigir responsabilidad a quien le sigue en la lista, ello en atención
al tenor literal del precepto que prevé que los sujetos indicados en el artículo
responderán “en este orden”. En relación a esta cuestión, han sido varios los
posicionamientos que se han ido produciendo en la jurisprudencia menor: algunas
Audiencias Provinciales se inclinaron en un principio por el carácter excluyente de la
responsabilidad de cada uno de los sujetos que aparecen en el precepto, (SAP Lleida Se..
2ª, núm. 2/2002, de 11 de marzo); otras optaron por seleccionar, atendido el caso
concreto, a qué sujeto de los previstos correspondía atribuir la responsabilidad (SAP
Valladolid núm. 840/2002, de 22 de noviembre). Si bien, el criterio que está imperando
en la actualidad es el de analizar la gestión del proceso educativo uniéndolo a la
posibilidad de exigir una responsabilidad acumulada, es decir, se está imponiendo una
interpretación que prescinde completamente del inciso "por este orden", siempre que
hayan tenido responsabilidad en la educación del menor, (SSAP Guipúzcoa, Sec. 1ª,
núm. 43/2009, de 10 de febrero; Santa Cruz, Sec. 2ª, núm. 645/2007, de 9 de octubre;
Asturias, Sec. 2ª, núm. 292/2005, de 20 de octubre; Álava Sec. 2ª, núm. 46/2009, de 13
de febrero; Álava, secc. 2ª, núm. 186/2009, de 16 de junio; Barcelona, secc. 3ª, núm.

4
M
331/2011, de 7 de abril). Puede decirse pues, que "han ganado posiciones las tesis que
abogan por seleccionar, junto con el menor infractor, a una o a varias de las categorías
de responsables civiles solidarios de entre las enumerados en el art. 61.3 atendiendo, no
al orden de enumeración (como dice la Ley), sino al dato de que el potencial
responsable tuviera a su cargo la vigilancia, supervisión o educación del menor en el
momento de la comisión de los hechos, o al dato de que el potencial responsable, aun no
teniendo a su cargo la vigilancia, supervisión o educación del menor en el momento de
la comisión de los hechos, hubiera quebrantado con anterioridad estos deberes, de modo
que la comisión de los hechos pudiera conectarse con esos incumplimientos", (De la
Rosa Cortina, José Miguel: "Responsabilidad Civil por Delitos Cometidos por Menores:
Última Jurisprudencia; Seminario de especialización en menores: Responsabilidad
penal y protección. Novedades Legislativas, Centro de Estudios Jurídicos, marzo 2017).

C) La modificación que introdujo en el régimen de responsabilidad civil el artículo


61.3 de la LORPM ha supuesto que en el ámbito penal el menor mayor de 14 años es
imputable civilmente y responde en tal concepto directamente, sin perjuicio de la
concurrencia de otros responsables. De manera que el menor mayor de 14 años "es el
principal responsable civil" (SAP de Asturias, sección 2ª, núm. 154/2004 de 6 de mayo).
D) La duda que se planteaba en relación a los centros docentes, de si se debían entender
incluidos o no en la enumeración prevista en el artículo 61.3 de la LORPM como
guardadores de los posibles menores infractores, ha sido resuelta en sentido afirmativo
en el plano jurisprudencial en que numerosas sentencias así lo entendieron, (SAP
Cantabria Sec. 4ª, núm. 94/2003, de 23 de diciembre; SAP Álava Sec.1ª, núm. 120/2005,
de 27 de mayo; SAP Asturias de 19 de octubre de 2006; SAP La Rioja, Sec.1ª, núm.
43/2005, de 7 de marzo; entre otras); criterio que fue asumido por las Conclusiones y
Propuestas de las Jornadas de Magistrados de Menores que tuvieron lugar en octubre de
2010, en las que valorando esta situación concluyen respecto de los centros docentes y
su consideración de guardadores de hecho o de derecho que "deben ser incluidos,
respecto de los hechos cometidos en horario escolar, en cuanto que tienen la guarda y
custodia de los menores por delegación de los padres y contribuyen a la educación y
formación integral de los mismos".

5
2.- La responsabilidad civil en el procedimiento de menores.-

En el ámbito de aplicación de la LORPM se producen algunas peculiaridades en


relación al proceso penal ordinario regulado en la LECrim, especialidades que deben
tenerse en cuenta para una mayor y mejor comprensión de la responsabilidad civil en el
proceso de menores.

Será competente para conocer del expediente penal en que aparezca como presunto
responsable de la comisión de un delito un menor entre 14 y 18 años, el Juez de
Menores del lugar de comisión de ilícito penal, al que también se atribuye la obligación
de resolver sobre las responsabilidades civiles, (artículo 2 LORPM), debiéndose
precisar que la competencia para persecución de determinados delitos, (artículos 571 a
580 del CP – Delitos de Terrorismo y relacionados) se atribuye al Juzgado Central de
Menores de la Audiencia Nacional.

Een El Ministerio Fiscal, que es a quien se atribuye la iniciación del expediente, podrá tener
conocimiento de la “notitia criminis”, bien de oficio, conforme a la iniciativa de
investigación que le atribuye el artículo 773.2 de la LECrim, o bien a instancia de una
denuncia formulada por cualquier persona. En este segundo caso corresponde al
Ministerio Público admitir o no a trámite el expediente, según que los hechos sean o no
indiciariamente constitutivos de delito, debiendo notificar la resolución adoptada a la
persona que hubiere formulado la denuncia o le hubiere puesto en conocimiento de los
hechos (artículo 16 LORPM).

Para el caso que se considerasen indiciarios de delito, la instrucción de la causa viene


atribuida, a diferencia de lo que ocurre en los procesos penales ordinarios, al Ministerio
Fiscal, (artículos 6 y 23 de la LORPM), y se le impone la obligación de dirigir
personalmente “la investigación de los hechos” debiendo ordenar a la policía que
practique las actuaciones necesarias para la comprobación de hechos y de la
participación del menor en los mismos, impulsando el procedimiento.

Ahora bien, iniciada la fase instructora, esto es, una vez admitido a trámite el proceso de
menores, se atribuye al Juez de Menores la tramitación de una pieza separada de
responsabilidad civil, (artículo 64.1ª y 2ª de la LORPM). En este sentido se impone a
dicho órgano judicial que, “tan pronto como el Juez de Menores reciba el parte de la

6
incoación del expediente por el Ministerio Fiscal, ordenará abrir de forma simultánea

3
con el proceso principal una pieza separada de responsabilidad civil”. Dicha pieza
separada “se tramitará de forma simultánea con el proceso principal”, siendo parte en el
mismo, 1º) quienes aparezcan como perjudicados en la causa y hayan recibido
notificación al efecto del Juez de Menores o del Ministerio Fiscal y 2º) quienes
espontáneamente se consideren perjudicados por la comisión del delito. Asimismo
podrán personarse las compañías aseguradoras que hubiesen asumido el riesgo de las
responsabilidades pecuniarias derivadas de los actos de los menores a los que se refiere
la LORPM. A tales efectos estas mercantiles serán consideradas responsables civiles
directas hasta el límite de la indemnización legalmente establecida o convencionalmente
pactada, sin perjuicio de su derecho de repetición contra quien corresponda en su caso.

Una vez personadas las personas a quienes desde la incoación se consideren por el
instructor como perjudicados, y aquellos otros que se atribuyan tal condición, el Juez de
Menores resolverá quiénes, de entre los sujetos personados, deben tener el concepto de
perjudicados en el expediente (artículo 64.4ª LORPM).

Al igual que ocurre en el proceso penal ordinario, como regla general, la acción civil la
ejercitará el Ministerio Fiscal, salvo que concurra alguna de las circunstancias
siguientes; 1ª) Que el perjudicado por el delito renuncie a la responsabilidad civil,
(indemnización), que pudiera corresponderle; 2ª) Que la vaya a ejercitar el mismo en el
plazo de un mes desde que se abra la pieza separada de responsabilidad civil en el
proceso penal de menores; y 3ª) Que se reserve el ejercicio de la acción ante el orden
jurisdiccional civil conforme a los preceptos del Código Civil y la Ley de
Enjuiciamiento Civil. En cuanto a la extensión de la indemnización por responsabilidad
civil en que pueda haber incurrido el menor al cometer el ilícito penal, la misma se
regirá por las normas del Código Civil (artículo 62 de la LORPM).

Especial mención merece, por la trascendencia que pudiera tener en el ámbito de la


responsabilidad civil, el hecho de que el Ministerio Fiscal podrá desistir de la
incoación del expediente penal, (artículo 18 de la LORPM), “cuando los hechos
denunciados constituyan delitos menos graves sin violencia o intimidación en las
personas (…) tipificados en el Código Penal o en las leyes penales especiales. En tal
caso, el Ministerio Fiscal dará traslado de lo actuado a la entidad pública de protección

7
de menores (…) Asimismo, el Ministerio Fiscal comunicará a los ofendidos o
perjudicados conocidos el desistimiento acordado”, de forma que los mismos puedan,
en su caso, ejercitar la acción civil correspondiente de manera independiente. No
obstante la facultad de desistimiento no es absoluta, porque “cuando conste que el
menor ha cometido con anterioridad otros hechos de la misma naturaleza, el Ministerio
Fiscal deberá incoar el expediente”.

También cabe la posibilidad de que el Ministerio Público desista del expediente si se


produjese una conciliación entre el menor y la víctima del mismo, siempre que el delito
sea menos grave o leve (art. 19 LORPM). En este caso se podrá desistir del expediente
si el menor reconoce el daño causado y se disculpa ante la víctima, y ésta acepta sus
disculpas, así como, si el autor se compromete a reparar el daño causado y
efectivamente cumple con su promesa. Entendiéndose por reparación, el compromiso
asumido por el menor con la víctima o perjudicado de realizar determinadas acciones en
beneficio de aquéllos o de la comunidad. Todo ello sin perjuicio del acuerdo al que
hayan llegado las partes en relación con la responsabilidad civil.

Una vez acabada la instrucción, y en el caso de que no proceda el desistimiento antes


mencionado por parte del Ministerio Fiscal, se remitirá el expediente al Juzgado de
Menores, con un escrito de alegaciones en el que constará la descripción de los hechos,
la valoración jurídica de los mismos, el grado de participación del menor, una breve
reseña de las circunstancias personales y sociales de éste, la proposición de alguna
medida de las previstas en esta Ley, y, en su caso, la exigencia de responsabilidad civil,
(artículo 30 de la LORPM).

Llegado a este punto, el Juez de Menores abrirá el trámite de Audiencia a quienes


ejerzan la acción penal y civil para que formulen alegaciones y propongan prueba, tras
lo cual, y del resultado de los escritos que presenten, se dará traslado a la defensa del
menor para que pueda alegar lo que a su derecho convenga y, en su caso, proponer la
prueba que estime pertinente (artículo 31 de la LORPM).

En este punto, pueden producirse diversas situaciones; 1ª) Que proceda una sentencia
de conformidad porque el menor y su representación letrada este conformes con los
hechos que se le atribuyen, con las medidas propuestas y con la responsabilidad civil,
estando igualmente conformes los responsables civiles con la responsabilidad que se les

8
atribuye. En este caso se dictará sentencia sin más trámites; 2ª) Que el menor y su
letrado presten su conformidad con los hechos y con las medidas propuestas, pero no
estén conformes con la responsabilidad civil que se le exige. En cuyo caso, se limitará la
Audiencia a la prueba y discusión de los puntos relativos a dicha responsabilidad; y 3ª)
Que el menor y su letrado estén conformes con los hechos, con medidas propuestas y
con la responsabilidad civil, si bien los responsables civiles no muestren su
conformidad. En este caso, la Audiencia se limitará a la discusión y prueba sobre la
responsabilidad civil solicitada (artículo 32 de la LORPM).

Si no se produjese la correspondiente conformidad y no se acordara el sobreseimiento,


se celebrará la Audiencia en la que se practicarán los medios de prueba propuestos y
admitidos con la correspondiente contradicción, se realizarán los pertinentes informes
de valoración de prueba, calificación jurídica y procedencia de las medidas propuestas y
responsabilidad civil, y quedarán los autos pendientes del dictado de la oportuna
resolución (artículo 37 de la LORPM). En la sentencia, y por lo que interesa a este tema,
(artículo 39 de la LORPM con referencia al artículo 115 del Código Penal), el Juez de
Menores al declarar la existencia de responsabilidad civil, establecerá razonadamente en
la resolución las bases en que fundamenta la cuantía de los daños e indemnizaciones,
pudiendo fijarla en la propia resolución o en el momento de su ejecución. De igual
forma, en el supuesto que el Juez del orden jurisdiccional penal, apreciase la existencia
de una causa de inimputabilidad penal del autor del delito, es decir, cuando el tribunal
dicte sentencia absolutoria por esta razón, procederá también fijar las responsabilidades
civiles a que hubiere lugar, (artículo 119 del Código Penal), salvo que en el concreto
procedimiento no se haya ejercitado de manera conjunta la acción penal y la civil. En
este sentido la STS, Sala 2ª, de 10 de octubre de 2006, pone de relieve, "la sentencia
penal que absuelve al acusado de la responsabilidad criminal no implica la inexistencia
de responsabilidad civil", porque los mismos hechos pueden ser calificados en la vía
civil de manera autónoma, (STC núm. 246/2007, de 10 de diciembre).
·

La trascendencia de la sentencia penal condenatoria y las acciones civiles.-

Especial mención merece el supuesto de dictado de una sentencia penal que condena a
la indemnización por daños y perjuicios por haberse probado la comisión de un delito
causante del daño. En estos casos, los hechos probados vinculan al tribunal civil si la X

9
víctima ha hecho reserva de acciones para plantearlas después ante los tribunales
civiles. La STS de 24 octubre 1998 resume claramente cuáles son estas repercusiones y
afirma que «las sentencias firmes resultan definitivas y vinculantes para el orden
jurisdiccional civil, no sólo en cuanto a los hechos que declaren probados, sino también
respecto a las decisiones en materia de responsabilidades civiles derivadas de delito,
puesto que, como afirma la sentencia del Tribunal Constitucional 62/1984, de 21 de
mayo, «repugna a los más elementales criterios de la razón jurídica aceptar la firmeza
de distintas resoluciones jurídicas en virtud de las cuales resulte que unos mismos
hechos ocurrieron y no ocurrieron, o que una misma persona fue su autor y no lo fue».

La extensión de la responsabilidad civil derivada del delito, de conformidad a lo


previsto en el artículo 110 del Código Penal, comprende la restitución, la reparación del
daño, y la indemnización de perjuicios materiales y morales causados, precepto del que
se sigue que dichos conceptos son complementarios y concurrentes. Siendo la finalidad
última que mediante la responsabilidad civil se consiga, o al menos se intente, que el
perjudicado por el delito vuelva a encontrarse en la misma o similar situación a la que se
encontraba antes del delito.

Prescripción de la responsabilidad civil dimanante del delito.-


-
Cuando se ejercitan acciones tendentes a reclamar responsabilidades civiles nacidas de
delitos, el plazo de prescripción será el general de las acciones personales del art. 1964
Cuando
CC, (STS, Sala de lo Civil, núm. 1075/2003, de 18 de noviembre), plazo que
dimana
actualmente es de 5 años tras la reforma operada por la Ley 42/2015, de 5 de octubre.
de un
Ello es así porque no cabe aplicar analógicamente el plazo de prescripción de 1 año
delito, son
previsto para el ejercicio de la acciones civiles pues la acción derivada del ilícito penal
no gira entorno a una responsabilidad extracontractual, (SAP de Baleares, sección 2ª, 5 años
núm. 2/2016 de 8 de enero).

3.- La responsabilidad civil del menor y de otros sujetos.-

3.1.- Los sujetos responsables del delito.-

La regla general está contenida en el art. 116.1 CP, que establece que quien es
criminalmente responsable de un delito, lo es también civilmente si del hecho derivaren

10
daños o perjuicios. La misma regla aparece en el art. 118.1 CP. Se establecen a
continuación diversas reglas:

1ª Si el delito que ocasiona el daño ha sido cometido por dos o más personas, el juez
debe señalar la cuota que corresponde a cada uno (art. 116.1 CP), salvo que se
demuestre que los daños causados provienen únicamente de la conducta de uno de ellos.
2ª La responsabilidad de los autores es solidaria. También lo es la de los cómplices. Los
autores y los cómplices responden además, respectivamente, de forma subsidiaria por
las cuotas correspondientes a los demás responsables. Esta responsabilidad se hará
efectiva, primero, en los bienes de los autores, y después, en los de los cómplices
(art. 116.2. 2º CP).

3ª Las personas jurídicas responden penalmente a partir de la reforma producida en la


LO 5/10, de 22 de junio. Por ello se añade un tercer párrafo al art. 116 CP, donde se
establece que «3. La responsabilidad penal de una persona jurídica llevará consigo su
responsabilidad civil en los términos establecidos en el artículo 110 de este Código de
forma solidaria con las personas físicas que fueren condenadas por los mismos hechos».
La doctrina penalista (Magaldi) considera que esta responsabilidad civil tiene los
siguientes elementos: i) se requiere que se haya cometido uno de los hechos que dan
lugar a la responsabilidad penal de las personas jurídicas, de acuerdo con lo dispuesto
en el art. 31 bis CP; ii) es una responsabilidad civil directa del mismo tipo y
características que la de la persona física; iii) puede ser condenada a indemnizar
solidariamente con la persona física que haya sido condenada por los mismos hechos, y
iv) no se requiere, sin embargo, la condena de la persona física (art. 31.2 bis CP).

3.2.- Supuestos de exención de responsabilidad penal y sus consecuencias en la

I
responsabilidad civil.-

El Código penal declara exentas de responsabilidad criminal a aquellas personas que


están incluidas en los números 1, 2, 3, 5 y 6 del art. 20 CP; es decir, i) los afectados por
una alteración o anomalía psíquica, que les impida entender la ilicitud del hecho, ii) la
afectada por un trastorno mental transitorio no buscado para cometer el delito; iii) el
intoxicado por cualquier tipo de sustancia alcohólica, tóxica o estupefaciente o que se
halle afectado por síndrome de abstinencia; iv) quien tenga alterada gravemente la
percepción de la realidad desde el nacimiento o desde la infancia; v) quien se encuentre
11
en estado de necesidad o actúe para prevenir un mal propio o ajeno o infrinja un deber,
y vi) quien obre en el cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un
derecho, oficio o cargo.

La exención de responsabilidad penal no produce la de la responsabilidad civil,

[
porque la regla general contenida en el art. 118.1 CP dice que dicha exención «no
comprende la de la responsabilidad civil». El propio art 118 CP establece unas reglas
sobre la forma de hacer efectiva la responsabilidad en cada caso concreto.

Pasamos a analizar los supuestos previstos con una especial mención a los
supuestos que guardan relación con la responsabilidad jurídica del menor. Dejando a un
lado los supuestos de comisión de delitos por los menores de edad a los que ya se hizo
mención más arriba, (apartado 1.3 del tema).

a) Supuestos de anomalías o alteraciones psíquicas permanentes y transitorias,


supuestos prevenidos en los apartados 1 a 3 del artículo 20 del Código Penal.-

La exención penal no produce, por tanto, la de la responsabilidad civil y los incapaces,


permanentes o transitorios, responden civilmente. Los ebrios o intoxicados, responden
de forma directa en virtud de lo dispuesto en el art. 118,1, 2.ª CP; los afectados por una
enfermedad mental, juntamente con sus padres o tutores (art. 118,1,1.ª CP), siempre que
exista culpa o negligencia por parte de éstos. Ello significa que los declarados exentos
de responsabilidad criminal al amparo de las causas de exención de los números 1º y 3º
del artículo 20 CP, son personalmente responsables civiles directos, sin perjuicio de que
lo sean también, como responsables civiles igualmente directos, aquellos que los
tuvieren bajo su potestad legal o de hecho, los cuales responderán civilmente con sus
bienes y de modo solidario con el inimputable, en la medida que fije el Juez o Tribunal,N
(SSTS 2ª de 28 mayo 2002 y 22 abril 2004). En estos casos, el art. 118, 1ª CP establece
una responsabilidad conjunta y directa del propio inimputable y de los padres, tutores y
guardadores, siempre y cuando haya intervenido culpa o negligencia por su parte. Ello
se deduce de la compleja redacción del art. 118.1º CP cuando establece que la
responsabilidad de los padres, tutores y guardadores tiene lugar «también» y «sin
perjuicio de la responsabilidad civil directa que pudiera corresponder a los imputables».
Se impone, por tanto, un sistema conjunto de responsabilidad, de modo que los autores
inimputables de los hechos delictivos que han causado un daño responden

12
personalmente del mismo, y se añade la responsabilidad directa y solidaria de los
padres, tutores o guardadores cuando haya intervenido culpa o negligencia en la
evitación del daño por su parte. Además, el art. 118,1.º, 2 CP establece que en este
último caso, «los Jueces y Tribunales graduarán de forma equitativa la medida en que
deba responder con sus bienes cada uno de dichos sujetos».

Hay que tener en cuenta que, de acuerdo con el art. 119 CP, el Juez en la sentencia
absolutoria que dicte para estos casos, debe fijar al mismo tiempo las responsabilidades
civiles, a no ser que la víctima se haya reservado las acciones para ejercitarlas en la vía
civil.

b) Legítima defensa, supuesto de exención prevenido en el artículo 20.4º del Código


Penal.-

Siempre que concurran los requisitos legalmente previstos, (agresión ilegítima,


necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión y falta de
provocación suficiente), la legítima defensa determina la exención de responsabilidad
penal, y también de la responsabilidad civil. En la legítima defensa existe el daño, pero
la razón por la que se produce legitima la conducta y excluye la indemnización en la vía
penal. Ello no significa que el Juez civil no pueda valorar el daño producido y proceder
a la indemnización si éstos entran de lleno en el art. 1902 CC.

c) Estado de necesidad, supuesto de exención prevenido en el artículo 20.5º del


Código Penal.-

Siempre que concurran los requisitos legales, (esto es, que para evitar un mal propio o
ajeno se lesione un bien jurídico de otra persona o se infrinja un deber, siempre que el
mal causado no sea mayor del que se trata de evitar, que la situación no se haya
provocado intencionadamente y el necesitado por su oficio o cargo no tenga obligación
de sacrificarse), el estado de necesidad produce la exención de responsabilidad penal, si
bien, no se excluye la responsabilidad civil, que se atribuye, como responsables
directos, "a las personas en cuyo favor se haya precavido el mal en proporción al
perjuicio que se les haya evitado". En este caso, de lo que se trata es de prevenir un
enriquecimiento injusto más que de un caso de responsabilidad, es decir, lo que se
pretende es que aquel

13
que se ha visto beneficiado peche con las consecuencias indemnizatorias en la medida que
dicha acción le ha sido de utilidad.

d) Daños causados en el ejercicio de un deber o el ejercicio de un cargo, supuesto


prevenido en el artículo 20.7º del Código Penal.-

Tampoco se responde de los daños causados en el cumplimiento de un deber, puesto


que en este caso no nos encontramos ni tan solo ante una conducta ilícita, porque
concurren causas de justificación.

e) Daños causado por miedo insuperable, supuesto prevenido en el artículo 20.6


del Código Penal.-

Quien ha cometido un delito afectado por la eximente de miedo insuperable está exento
de responsabilidad penal. Obró impulsado por una conducta ajena que le impulsó a
actuar. En este caso, responden «principalmente» del daño ocasionado los que hayan
causado el miedo, y solo en su defecto, los que hayan ejecutado el hecho, aunque estén
exentos de responsabilidad penal.

3.3.- Responsabilidad civil subsidiaria.-

La responsabilidad civil puede imponerse por el hecho de un tercero por el que se deba
responder. Ello ocurre en dos supuestos: cuando la ley atribuye a quien no haya causado
el daño una responsabilidad directa, así en los supuestos contenidos fundamentalmente,
aunque no exclusivamente, en el art. 1903 CC; y cuando se responde en defecto de
quien sea el principal responsable, autor de los daños. En este caso se dice que existe
una responsabilidad civil subsidiaria, que actúa en función de garantía de la víctima.
Cuando tenga lugar este segundo supuesto, habrá un responsable civil principal, que es
quien ha cometido el delito que ha originado el daño, y un responsable civil subsidiario,
que cubre la obligación de resarcir del responsable principal frente a la víctima del
daño, pero que no sustituye al responsable principal.

La responsabilidad civil subsidiaria se prevé en los artículo 120 y 121 del Código Penal,
que regulan distintos supuestos; 1º) Los padres y tutores, por los daños causados por los
delitos cometidos por los mayores de 18 años sujetos a su patria potestad o tutela y que
vivan en su compañía, siempre que haya por su parte culpa o negligencia; 2º) Las
personas naturales o jurídicas titulares de editoriales, periódicos, revistas, estaciones de
14
radio o televisión o de cualquier otro medio de difusión, por los delitos cometidos
utilizando los medios de los que sean titulares;N3º) Las personas naturales o jurídicas, en
los casos de delitos cometidos en los establecimientos de los que sean titulares, cuando
se hayan infringido los reglamentos de policía o las disposiciones de la autoridad que
estén relacionados con el hecho punible cometido, de modo que éste no se hubiera
producido sin dicha infracción; 4º) Las personas naturales o jurídicas dedicadas a
cualquier género de industria o comercio, por los delitos que hayan cometido sus
empleados o dependientes, representantes o gestores en el desempeño de sus
obligaciones o servicios; y 5º) Las personas naturales o jurídicas titulares de vehículos
susceptibles de crear riesgos para terceros, por los delitos cometidos en la utilización de
aquellos por sus dependientes o representantes o personas autorizadas. De los cuales,
atendida el contenido de la presente asignatura, únicamente estudiaremos el primero de
los mismos.

En relación al supuesto previsto en el artículo 120.1º del Código Penal, parte de la


existencia de la incapacitación del responsable penal, de acuerdo con el artículo 200 del
Código Civil. Siendo esto así, dado que sólo pueden estar sujetos a patria potestad y
tutela los mayores de edad en el caso de que hayan sido incapacitados, se exigen para su
efectividad varios requisitos; i) que el incapaz haya sido declarado responsable penal del
delito; ii) que se ostente la patria potestad prorrogada o la tutela, es decir, que se haya
producido la incapacitación del autor del delito, aunque el Tribunal Supremo ha
declarado responsables por esta vía al establecimiento psiquiátrico que tiene acogido al
incapaz por concurrir un «cierto nivel de negligencia que guarda con el delito cometido
una relación causa/efecto» (STS 2ª de 11 mayo 2005), y también a un centro de
protección de menores por la misma razón (STS 2ª de 26 marzo 1999); iii) que el autor
del delito conviva con los que se declaran responsables civiles subsidiarios, y iv) que los
declarados responsables civiles subsidiarios hayan actuado con culpa o negligencia.

A modo de conclusión, y a los efectos de clarificar el régimen de responsabilidad civil


de los menores como infractores pueden establecerse una serie de conclusiones, (De la
Rosa Cortina, José Miguel: "Responsabilidad Civil por Delitos Cometidos por Menores:
Última Jurisprudencia; Seminario de especialización en menores: Responsabilidad
penal y protección. Novedades Legislativas, Centro de Estudios Jurídicos, marzo 2017),
se podría decir que el esquema básico sería el siguiente:
15
CONCLUSIONES
1) Si los hechos cometidos por un menor de edad generadores de responsabilidad civil
no son típicos penalmente, su régimen jurídico será el previsto en los arts. 1903 y
siguientes CC.

2) Si los hechos cometidos por un menor de edad generadores de responsabilidad civil


son típicos penalmente pero el perjudicado se reserva las acciones civiles, su régimen
jurídico será el previsto en los arts. 1903 y siguientes CC.

3) Aunque los hechos cometidos por menores sean penalmente típicos quedarán en todo
caso sometidos al Código Civil cuando los infractores sean menores de 14 años.

4) Si los hechos cometidos por un menor mayor de 14 años de edad generadores de


responsabilidad civil son típicos penalmente y el perjudicado no se reserva las acciones
civiles, su régimen jurídico será el previsto en la LORPM.

16

También podría gustarte