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HILDA BLANCO LEGUIZAMÓN
Señores Magistrados
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Sala de Casación Penal
Magistrado Ponente Dr. Mauro Solarte Portilla
Honorables Magistrados:
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1. HECHOS
Los hechos fueron puestos en conocimiento de las autoridades por denuncia que
hiciera la joven FLORESMIRA BENITEZ BLANCO el 02 de mayo de 2001, ante la
Defensoría de Familia de Centro Zonal de Zipaquirá, quien señaló a su progenitora
HILDA INOCENCIA BLANCO LEGUIZAMÓN como la autora material de la muerte
de la menor LETICIA TELLEZ QUINTERO, la que ocasionó aproximadamente
hacia finales de abril o comienzos de mayo de 1997, cuando le dio comida con
veneno “juradán” (utilizado para matar ratas); agregó la joven que luego su mamá
introdujo el cuerpo de la niña en un costal y lo enterró cerca de la casa, que
posteriormente lo desenterró y lo botó como a 100 metros de la vivienda en un
bosque.
2. ACTUACIÓN PROCESAL
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Invoca como causal de casación la prevista en el ordinal 2º del artículo 207 del
Código de Procedimiento Penal. Indica que existen irregularidades sustanciales
que afectaron el debido proceso.
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Considera que existe coincidencia fáctica del episodio muerte de la menor Leticia
en ambos procesos, en el primero es aducida como causal de intensificación de la
pena, mientras que en el segundo se esgrime como delito autónomo, lo que le
permite sostener que se trata del mismo fenómeno naturalístico al que pretender
dársele una denominación jurídica distinta, circunstancia que determina la
vulneración del principio de non bis in ídem y de la garantía de la cosa juzgada.
No puede deslindarse el resultado muerte de la menor, como lo hace el Tribunal,
con apego al fallo de tutela proferido, para declararlo ausente del primer proceso y
objeto de investigación en el segundo, porque la primera sentencia se produjo
como consecuencia de la imputación fáctica y jurídica contenida en el pliego
acusatorio y ese evento de la muerte se dedujo como circunstancia específica de
agravación del delito de abandono.
Indica el Tribunal que la muerte como consecuencia del abandono y la muerte por
envenenamiento se excluyen y es lógico, pero ese hecho le permite insistir en que
la muerte de la menor Leticia ya fue definida, fue objeto de investigación,
juzgamiento y condena mediante sentencia con fuerza de cosa juzgada y fue
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Se refiere en extenso al principio del non bis in ídem, que tiene relación con la
garantía de la cosa juzgada. Agrega que en el presente caso existe una decisión
de tutela de la Corte Constitucional, sentencia T- 537 de julio de 2000, que es
seguida por la Sala mayoritaria, y de la cual reconoce su importancia, sin
embargo, considera que no puede atar al juez de conocimiento quien no puede
olvidar que goza de un control sobre el debido proceso.
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Solicita que se decrete la nulidad de todo lo actuado en este caso, a partir del auto
que dispuso la apertura de la investigación y se decrete la cesación de
procedimiento a favor de la señora Blanco.
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Así, debe señalarse que las descripciones típicas de los artículos del código penal
que sancionan los delitos consagran comportamientos distintos: el artículo 346 del
anterior Código Penal establecía:
Art. 346. Abandono. El que abandone a un menor de doce años o persona que se
encuentre en incapacidad de valerse por si misma, teniendo el deber legal de velar
por ellos, incurrirá en prisión de dos (2) a seis (6) años. Si el hecho descrito en el
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El homicidio estaba descrito en el artículo 323 del Código Penal de 1980, norma
que resulta aplicable en consideración a la fecha de realización de los hechos:
El que matare a otro, incurrirá en prisión de trece (10) a veinticinco (15) años.
Así, se estableció que el primer proceso penal se inició en razón del hallazgo de
los restos de la niña Leticia Téllez, se indagó por la suerte de la menor y se
determinó que la señora Blanco, quien la tenía a su cuidado, se cambió de lugar
de residencia y no la llevó consigo, de manera que se le imputó el delito de
abandono. Es claro el funcionario al señalar que no se le estaba enjuiciando por la
muerte de la niña, toda vez que no se pudieron establecer las causas de ella, sólo
se tomó en consideración como circunstancia de agravación de la pena y
precisamente, por el hallazgo de los restos de la menor. En el segundo proceso,
iniciado en razón de la declaración de una hija de la señora Blanco, se comprobó
que la procesada había causado intencionalmente la muerte de la menor al darle
veneno y de esta forma se le juzgó por el delito de homicidio.
Resulta evidente que a la señora Blanco no se le juzgó dos veces por los mismos
hechos, en el primer proceso se dedujo la agravante pues se consideró que por su
actuar omisivo se produjo la muerte de la menor, mientras que en el proceso que
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allí que una forma de abandonar a un menor consista en no prestarle los auxilios o
cuidados necesarios aunque se permanezca a su lado pues con ese proceder se
lo deja en estado de desprotección.
En ese marco, por tratarse de hechos diferentes, cada uno de ellos genera una
imputación penal diversa, una a título de abandono de menores y otra a título de
homicidio.
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5. Precisada esa situación, hay que indicar que en la secuencia fáctica sometida a
investigación por las autoridades judiciales de Chita y Socha se advierten dos
hechos claramente diferenciables: El primero de ellos es el abandono a que se
sometió a la menor Leticia Téllez Quintero. El segundo, la muerte por
envenenamiento que se investiga.
Ante esa realidad, el proceso que ahora adelanta la Fiscalía por el delito de
homicidio es completamente legítimo. Lo es porque este proceso gira no en torno
al abandono sino en torno a la muerte que por envenenamiento, según la testigo,
se le produjo a Leticia Téllez Quintero. Este hecho no se conoció con anterioridad
y por ello nunca se planteó en el proceso adelantado contra Hilda Inocencia
Blanco Leguizamón por el delito de abandono. No hizo parte ni de la indagatoria,
ni de la resolución de situación jurídica, ni de la acusación, ni de la sentencia.
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Como argumento adicional dicen los libelistas que no puede tratarse de dos
hechos diferentes pues la propia Corte Constitucional ordenó:
Ese proceder del juzgador, consecuente con los cargos formulados por la Fiscalía,
es completamente entendible pues la investigación se adelantó tras el hallazgo de
los restos del cadáver de Leticia Téllez Quintero. Como en el proceso se
practicaron pruebas demostrativas del estado de abandono e indefensión en que
se encontraba la menor durante el tiempo en que estuvo bajo el cuidado de Hilda
Inocencia Blanco Leguizamón, a ésta se le imputó el delito de abandono de
menores. Y al perfilarse esta imputación no podía desconocerse el hecho cierto
de la muerte de la niña pues se trataba de un hecho objetivo que razonablemente
podía ligarse al acto de abandono. De allí que a la procesada se le haya imputado
la muerte de aquella como agravante del delito cometido y que al ser encontrada
responsable del mismo se le haya incrementado la pena privativa de la libertad en
la proporción indicada en la norma.
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Ante esa situación, la Corte debe impedir que el monto de la pena correspondiente
a la circunstancia con base en la cual se aumentó la pena impuesta por el delito
de abandono, se sume a la pena que eventualmente podría imponérsele a la
actora en caso de ser encontrada responsable del delito de homicidio. Tal
esfuerzo se impone porque se pueden generar dos penas diferentes con base en
dos hechos que, si bien son distintos, son también excluyentes pues la muerte de
la menor no pudo ser consecuencia del abandono y simultáneamente del
envenenamiento de que fue víctima.
Con este proceder se mantiene la relación de equilibrio que debe existir entre la
necesidad de administrar justicia penal con ocasión de los dos delitos de que da
cuenta el proceso y la privación de derechos a que se puede someter a la actora
en caso de ser encontrada responsable del homicidio investigado pues el régimen
de justicia de una democracia constitucional debe ser refractario a la imposición de
una pena que supere el contenido de injusticia de las conductas imputadas.
(…) Por tanto, la pena a imponer será de CIENTO VEINTIOCHO (128) MESES DE
PRISIÓN, suma a la que se le descontará los 48 meses por los cuales se condenó
a la procesada por el delito de Abandono de Menor Seguido de Muerte, por las
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Así las cosas, la falta de razón de los libelistas hace que las demandas deben ser
desestimadas.
5. PETICIÓN
Señores Magistrados,
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