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Psicología del desarrollo II

Módulo 3: la adultez.

A partir de las últimas décadas del siglo XX, la adultez y la vejez comienzan a estar en la
consideración de la Psicología del Desarrollo y se comienza a hablar de una psicología del
desarrollo del curso de la vida.

Un adulto es una persona capaz de asumir responsabilidades en su vida, a comenzar a elegir


por sí mismo qué quiere de su vida y esto va marcando las diferencias.

Rol, que implica actuar en general o en la mayoría de los casos responsablemente


(Whitebourne y Weinstock, 1979), aceptar el rol social, pensar lógicamente, ser
emocionalmente consciente y enfrentar razonablemente bien las pequeñas frustraciones de la
vida.

Factores que genera diferencias individuales: género y nivel socioeconómico.

Kastenbaum (1979) construye una tabla en la que sugiere distintos tipos de edad.

 Edad cronológica (cuántos años tiene la persona)


 Edad biológica (cómo está el cuerpo, es un tipo de forma física)
 Edad subjetiva (cuán viejo usted se siente)
 Edad funcional, asociada con el trabajo o rol y responsabilidades
 Edad social, (se vincula con los grupos en los que una persona está integrada, cómo lo
ven los otros a usted y su estilo personal)

Podemos dividir la adultez en dos etapas, la etapa temprana va de los 18/21 años hasta los 40
aproximadamente, mientras que la etapa tardía llega va de los 40 hasta los 65 años.

Cronológica y arbitrariamente la adultez comienza a los 18 y 21 años.

Erikson propone el concepto de desarrollo psicosocial, concepto que le permite integrar la


adultez y vejez como etapas del desarrollo.

Propone un esquema de 8 edades en la que la adultez está dividida en una etapa temprana
donde el conflicto es entre el establecimiento de un mundo íntimo vinculado a la pareja y
amistades frente al riesgo del aislamiento, una etapa en donde la virtud de este momento está
dada por el amor, poder amar y ser amado y el conflicto respecto de esto, es no alcanzar la
intimidad en los vínculos o aspirar a la exclusividad. La adultez tardía se caracteriza por el
conflicto entre generatividad y el estancamiento, la virtud aquí es el cuidado, poder cuidar y
cuidarse, y el riesgo es el sobre cuidado o el rechazo del otro.

Algunos de los reproches que se le hacen a la perspectiva eriksoniana es que no discrimina por
género y parece centrado en la psicología del varón occidental.
Levinson propone las estaciones de vida, asumiendo que cada estación es apropiada para una
etapa de la vida, pero ninguna es superior y que seguimos una estructura de vida.

Su teoría sugiere que la adultez temprana es desde aproximadamente los 17 años hasta los 45,
y la mediana adultez va desde los 40 a 65 años. El solapamiento entre 40 y 45 es una
“Transición” desde una etapa a la siguiente. Estas transiciones son claves en su teoría. Cada
transición es un tiempo de cambio, donde la estación previa es dejada atrás, la estructura vital
cambia y la nueva estación comienza.

El resultado de evaluar con madurez problemas y alternativas termina en una construcción


llamada por Levinson “el Sueño”. Él usa este término para hablar de la dirección que está
tomando una persona, el Sueño representa los objetivos de la vida, la carrera / estudio,
relaciones u otros aspectos vinculados a su futuro.

Levinson (1986) describe la adultez temprana como una etapa dinámica y desafiante, marcada
por la toma de decisiones cruciales. Durante esta fase, se consolidan compromisos y se
establece una estructura de vida. Aproximadamente a los treinta años, se produce un reajuste
del "Sueño", donde la persona puede enfocarse en sus preocupaciones clave, intereses
personales y contribuir positivamente a su entorno. Este período es crucial para la realización
del Sueño, con la influencia de un mentor siendo un facilitador importante. Al aceptar la
responsabilidad y orientarse hacia metas significativas, la persona logra "el BOOM",
convirtiéndose en sí misma, construyendo una estructura vital, siendo creativa y contribuyendo
a la sociedad.

En síntesis, hay una temprana transición hacia la adultez, desde final de la segunda década
hasta los “veintipico” que involucra al joven adulto construyendo la visión del Sueño de qué y
cómo querrían ser en el mundo adulto.

En la estación de la mediana adultez, que abarca los 40 a 45 años, algunos experimentan la


llamada "crisis de la mitad de la vida", marcada por la percepción del envejecimiento y la
posible falta de realización del Sueño. Esta crisis puede generar desilusión y amenazar el
bienestar, pero no todos la experimentan, y algunos la superan exitosamente. Durante este
periodo, alcanzar el Sueño de manera realista puede requerir ajustes o reevaluaciones.
Aquellos que logran un estado BOOM reflexivo pueden evitar el aislamiento y el
estancamiento.

La mediana adultez también puede ser un tiempo de logros, iniciativas y ganancias. Algunos
renuncian a la ilusión de ser jóvenes para siempre y contribuyen al bien de las futuras
generaciones. La aceptación del envejecimiento y las limitaciones físicas es crucial, según
Levinson, quien destaca la importancia de reconciliar tendencias opuestas, como aceptación en
lugar de rechazo de la madurez, altruismo en lugar de egoísmo, desarrollo emocional en lugar
de superficialidad, y comprensión del ser interno en lugar de centrarse en el logro externo.

Levinson también señala diferencias de género en los sueños, con los hombres centrados en la
ocupación y las mujeres enfrentando objetivos conflictivos, desde lo ocupacional hasta lo
familiar, sin privilegiar definitivamente ninguno.

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