Está en la página 1de 3

La deuda pública: de todos

La generación de dólares: de algunos

Lic. Guillermo Moreno*


Lic. Norberto Itzcovich*
Dr. Claudio Comari*

La deuda pública, interna o externa, pertenece al conjunto del Estado argentino con sus
tres poderes, aunque por su propio ordenamiento jurídico sea el ejecutivo quien deba
encargarse de acometer las acciones necesarias para honrarla en tiempo y forma.
Ella está nominada en pesos u otras monedas, en tanto sus acreedores pueden o no ser
residentes en nuestro territorio.
La deuda nominada en dólares, euros, yenes, etc., en manos de no residentes (exigiblei)
se encuentra actualmente, según el consenso general, en el orden de magnitud de los
U$S 150.000 millones.
A su vez, existen cuatro vías a través de las cuales nuestro país puede obtener las divisas
necesarias para cumplir con su cronograma de cancelaciones:
a. el comercio internacional de bienes y servicios, que realizan personas, en su
inmensa mayoría jurídicas,
b. la repatriación del principal y/o de las utilidades de las inversiones directas
de argentinos en el exterior,
c. la inversión extranjera directa (IED), y
d. la toma de nuevos préstamos internacionales.

Respecto del último punto (d), actualmente el mercado voluntario internacional de


deuda permanece cerrado para el sector público argentino.
Por otra parte, mientras en términos corrientes no se encuentre equilibrado el flujo de
divisas, no cabe esperar que acontezcan los acápites b y c.
En consecuencia, resta por analizar el ítem a de la Cuenta Corriente de la Balanza de
Pagos (CC) sobre el cual la autoridad política puede influir.

La restricción externaii

Históricamente, la restricción externa estuvo ligada a situaciones analizadas mediante


el estudio de los ciclos económicos de corto plazo conocidos como stop and go.
Allí, el problema radicaba en que la demanda de divisas para mantener la tasa de
crecimiento económico superaba a la oferta, de manera estructural.

Esas crisis derivaban en alteraciones político-económicas que en la historia argentina


son bien conocidas.

En las últimas cuatro décadas ese escenario se complejizó y agravó notoriamente, dado
que el incremento del requerimiento de dólares ya no se debe solamente a la expansión
del aparato productivo, sino que a ello deben agregarse tanto el que se genera por
atesoramiento, como el que deviene de la obligación de honrar la deuda externa.

Cuantificando los conceptos, se puede proyectar que hacia el final del corriente año:
-La Balanza Comercial (BC), producto del desplome de las importaciones (que
en el primer semestre fue de 28%), será de aproximadamente U$S 8.700
millones.
-La Balanza de Servicios (seguros, transporte, turismo y propiedad intelectual,
entre otros), se ubicará en un saldo negativo de entre 7.000 y 8.000 millones de
dólares.
-Los intereses de la deuda pública exigible serán de aproximadamente U$S 9.000
millones y los de la deuda privada U$S 3.000 millones.
-Los dividendos a girar por las empresas locales de controlantes extranjeros
alcanzarán un monto de alrededor de U$S 6.000 millones.
En consecuencia, el déficit del sector externo argentinoiii, medido como proporción del
PIB, rondará el 3,5% (U$S 16.800 millones) considerando sólo los intereses de la deuda
exigibleiv.

La necesaria interfase entre lo público y lo privado para evitar el default


Si bien parte de la deuda, tanto pública como privada, está nominada en moneda dura,
los ingresos del Tesoro Nacional son sólo en pesos, por lo cual se debe apelar al mercado
o al BCRA para transformarlos en las divisas necesarias, a fin de cumplir con los
compromisos asumidosv.

Pero para poder obtenerlas, es preciso que el sector privado las haya generado,
logrando, como mínimo (adicionando los resultados de las balanzas comercial y de
servicios) un saldo superavitario en el entorno de los U$S 18.000 millones.

A tal fin, es imprescindible lograr un tipo de cambio competitivo que, para ser plausible,
debe complementarse con adecuadas políticas de administración de comerciovi, que
permita la hegemonía de las empresas locales en el mercado doméstico.
Esta sinergia posibilitará, a su vez, mediante una correcta interacción público-privada
incrementar la fuerza de inserción de los productos de fabricación nacional en los
mercados internacionales.

Simultáneamente, con una macroeconomía equilibrada, debe lograrse una disminución


del riesgo país y de la tasa de interés nominal, de manera tal que, al alinear la inflación
doméstica con la internacional, ocurra lo propio con la tasa de interés realvii. Ello
permitirá construir un andamiaje financiero adecuado para ofrecer capital de trabajo a
las empresas exportadoras.

Ello, fundamentalmente, permitirá frenar, y posteriormente revertir, el flujo de


atesoramiento en dólares de las personas (físicas y jurídicas) residentes en nuestro
país.
Pero sólo un contexto político, económico y social de amplia unidad nacional lo
posibilitará.
Las potencialidades para avanzar en esa dirección se asientan en la plena vigencia del
tronco común del pensamiento nacional que, más allá de que se exprese en diferentes
vertientes del espectro político, resulta ampliamente mayoritario en nuestra Patria.

i Denominamos exigible a aquella parte de la deuda cuya eventual posibilidad de renegociación


presentará particulares condiciones de tensión.
ii Para realizar las estimaciones que se presentan, se tuvo en cuenta el criterio de devengado, que es el

mismo que utiliza el INDEC en sus resultados de Balanza Comercial y Balance de pagos.
iii Ello suponiendo un rollover óptimo del principal de la deuda.
iv Considerando los intereses de la deuda pública en pesos y en dólares, en manos de no residentes y de

residentes cuantificados en dólares, ese monto se incrementaría a U$S 25.800 millones.


v
Esta es una restricción que los hacedores de política económica en Argentina no pueden desconocer, ya
que a nadie se le ocurre, en nuestro país ni en el mundo, nacionalizar el comercio exterior para volver al
comercio país-país.
vi En este sentido, el Nuevo Orden Internacional (NOI) y la concomitante debacle de la OMC, abrieron una

ventana de oportunidad que amplía el arsenal de instrumentos económicos para la búsqueda de


competitividad sistémica, y que nuestro país deberá saber aprovechar.
vii La tasa de interés real anual es igual a la tasa de interés nominal anual, menos la inflación del período.

*MMyAsociados

También podría gustarte