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La deuda pública, interna o externa, pertenece al conjunto del Estado argentino con sus
tres poderes, aunque por su propio ordenamiento jurídico sea el ejecutivo quien deba
encargarse de acometer las acciones necesarias para honrarla en tiempo y forma.
Ella está nominada en pesos u otras monedas, en tanto sus acreedores pueden o no ser
residentes en nuestro territorio.
La deuda nominada en dólares, euros, yenes, etc., en manos de no residentes (exigiblei)
se encuentra actualmente, según el consenso general, en el orden de magnitud de los
U$S 150.000 millones.
A su vez, existen cuatro vías a través de las cuales nuestro país puede obtener las divisas
necesarias para cumplir con su cronograma de cancelaciones:
a. el comercio internacional de bienes y servicios, que realizan personas, en su
inmensa mayoría jurídicas,
b. la repatriación del principal y/o de las utilidades de las inversiones directas
de argentinos en el exterior,
c. la inversión extranjera directa (IED), y
d. la toma de nuevos préstamos internacionales.
La restricción externaii
En las últimas cuatro décadas ese escenario se complejizó y agravó notoriamente, dado
que el incremento del requerimiento de dólares ya no se debe solamente a la expansión
del aparato productivo, sino que a ello deben agregarse tanto el que se genera por
atesoramiento, como el que deviene de la obligación de honrar la deuda externa.
Cuantificando los conceptos, se puede proyectar que hacia el final del corriente año:
-La Balanza Comercial (BC), producto del desplome de las importaciones (que
en el primer semestre fue de 28%), será de aproximadamente U$S 8.700
millones.
-La Balanza de Servicios (seguros, transporte, turismo y propiedad intelectual,
entre otros), se ubicará en un saldo negativo de entre 7.000 y 8.000 millones de
dólares.
-Los intereses de la deuda pública exigible serán de aproximadamente U$S 9.000
millones y los de la deuda privada U$S 3.000 millones.
-Los dividendos a girar por las empresas locales de controlantes extranjeros
alcanzarán un monto de alrededor de U$S 6.000 millones.
En consecuencia, el déficit del sector externo argentinoiii, medido como proporción del
PIB, rondará el 3,5% (U$S 16.800 millones) considerando sólo los intereses de la deuda
exigibleiv.
Pero para poder obtenerlas, es preciso que el sector privado las haya generado,
logrando, como mínimo (adicionando los resultados de las balanzas comercial y de
servicios) un saldo superavitario en el entorno de los U$S 18.000 millones.
A tal fin, es imprescindible lograr un tipo de cambio competitivo que, para ser plausible,
debe complementarse con adecuadas políticas de administración de comerciovi, que
permita la hegemonía de las empresas locales en el mercado doméstico.
Esta sinergia posibilitará, a su vez, mediante una correcta interacción público-privada
incrementar la fuerza de inserción de los productos de fabricación nacional en los
mercados internacionales.
mismo que utiliza el INDEC en sus resultados de Balanza Comercial y Balance de pagos.
iii Ello suponiendo un rollover óptimo del principal de la deuda.
iv Considerando los intereses de la deuda pública en pesos y en dólares, en manos de no residentes y de
*MMyAsociados