Está en la página 1de 5

Endeudamiento de un país

Se entiende por deuda pública al conjunto de obligaciones pendientes de pago que mantiene el
Sector Público, a una determinada fecha, frente a sus acreedores. Constituye una forma de
obtener recursos financieros por parte del estado o cualquier poder público y se materializa
normalmente mediante emisiones de títulos de valores en los mercados locales o internacionales y,
a través de préstamos directos de entidades como organismos multilaterales, gobiernos, etc.
Dependiendo de la residencia de los acreedores, la deuda puede clasificada como externa o
interna. La deuda externa, es aquella acordada con personas naturales o jurídicas no domiciliadas
en el país, mientras que la deuda interna es la que se acuerda con personas naturales o jurídicas
domiciliadas en el país, por lo que todos sus efectos quedan circunscritos al ámbito interno.

La Dirección Nacional del Endeudamiento Público es el órgano de línea del Ministerio de Economía
y Finanzas, rector del Sistema Nacional de Endeudamiento, encargado de programar,
presupuestar, normar, negociar, registrar, controlar, contabilizar y coordinar la aprobación de las
operaciones de endeudamiento público y de las operaciones de administración de deuda; atender
el servicio de las operaciones de deuda del Gobierno Nacional, realizar operaciones conexas para
una administración prudente de la deuda, actuar como agente financiero único del Gobierno
Nacional, preparar y publicar las estadísticas de la deuda pública. Depende directamente del Vice
Ministro de Hacienda.

¿Cuál es la evolución de la deuda externa en los últimos 30 años?

Durante las tres últimas décadas la deuda pública externa de mediano y largo plazo se ha incrementado de
US$ 945 millones a fines de 1970 a US$ 19,205 millones a fines del 2000.Durante las tres últimas décadas,
los altos niveles de endeudamiento alcanzados, el incremento del costo de los recursos por incrementos en
las tasas de interés y la periódica falta de recursos de la Caja Fiscal, han llevado a nuestro país en distintas
oportunidades, a caer en atrasos en el pago de compromisos, lo que ha obligado a plantear diversas
estrategias para negociar y acordar principalmente con los acreedores del Club de París y de la Banca
Internacional, nuevos esquemas de reprogramación de pagos, a fin de buscar un alivio de la presión del pago
del servicio de la deuda. El alivio logrado en el marco de los acuerdos del Club de París y el plan Brady entre
1996 y 1997, explican una reducción del monto de la deuda en 27% que la llevan la deuda de US$ 25 652
millones a US$ 18,787 millones en 1997.

¿Cómo evolucionó la deuda externa en el período 1970 - 1980?

Al cierre de 1969 el saldo de la deuda pública externa de mediano y largo plazo ascendía a US$ 875 millones.
Entre 1971 y 1975 las concertaciones de nuevos endeudamientos externos se fueron incrementando
gradualmente. Durante dicho período la orientación principal de los créditos concertados estuvo dirigida al
rubro inversión en sectores de la producción, salud, transporte y comunicaciones (US$3,038 millones), y
Defensa Nacional (US$692 millones).

¿Cómo evolucionó la deuda externa en el Período 1980 - 1990?

Al comenzar este período el saldo de la deuda pública externa de mediano y largo plazo ascendía a US$ 6
044 millones, al finalizar era de US$18,934 millones. El año 1982, fue particularmente difícil para la región
latinoamericana en lo que respecta a la disponibilidad de recursos en el mercado financiero internacional.
Por ejemplo, en abril de ese año, se produjo el conflicto entre Argentina e Inglaterra por la posesión de las
Islas Malvinas. A esto debemos agregar la crisis de deuda que se inició en setiembre de 1982, el efecto de
esta crisis fue el cierre de los mercados financieros a los países en desarrollo.Asimismo, durante 1982 y 1983
nuestra economía se ve afectada por factores como la caída de la cotización de nuestros principales
productos mineros, el impacto de la recesión mundial, la difícil situación de los pagos internacionales y el
fenómeno del Niño, acontecimientos que afectaron negativamente nuestra Balanza de Pagos, creando una
situación de emergencia nacional y la necesidad de asegurar el equilibrio externo de la economía del país.
Para junio de 1984, el gobierno se encontraba con graves problemas fiscales que imposibilitaron un
cumplimiento cabal del acuerdo con el FMI, y que originaron que se incumpla con los términos de las
reestructuraciones efectuadas, por lo que no se suscribió la mayor parte de los Convenios Bilaterales con el
Club de París, retrasándose así mismo el pago de los compromisos contraído con la banca internacional. A
fines de 1984, los atrasos en el servicio superaban los US$ 1 000 millones. En el periodo 1985-1990 se
decidió no destinar más del 10% de las exportaciones como servicio de deuda. Esto significó que la deuda
peruana sea declarada Valor Deteriorado y el Perú sea declarado Inelegible por parte del FMI y Banco
Mundial. A pesar de la notable disminución de las nuevas concertaciones de créditos externos en dicho
período, la deuda pública aumentó en US$ 8,130 (US$ 10,902 millones en 1985 versus US$ 18,934 millones a
diciembre de 1990). Es decir, creció en alrededor del 74%, por la acumulación de los intereses no pagados y
las moras correspondientes. En 1990 la deuda ascendía a 62% del PBI.

¿Cómo evolucionó la deuda externa en el Período 1980 - 1990 ?


El inicio de esta década encontró al país sin ninguna posibilidad de financiamiento externo y en una
desastrosa situación económica. El Perú era inelegible y las primeras medidas del gobierno se orientaron a
estabilizar la inflación y generar un mayor ingreso fiscal. A inicios de los noventa, se diseña una estrategia
que contemplaba un proceso progresivo de arreglo con los acreedores que se iniciaría con la normalización
de las obligaciones contractuales con los Organismos Financieros Internacionales para luego, con el apoyo
de estos, se propiciaría un entendimiento con los gobiernos agrupados en el Club de París y posteriormente
con la banca internacional y el resto de acreedores. En 1991, el Perú inició conversaciones con los
acreedores agrupados en el Club de París, a fin de llegar a un arreglo dentro de un esquema conocido como
"Términos de Houston". En setiembre de ese año, se concretó dicho acuerdo, mediante el cual se
reestructuraron los atrasos que a esa fecha ascendían a alrededor de US$ 7 000 millones, asimismo, se
consiguió el alivio de los vencimientos comprendidos entre octubre de 1991 y diciembre de 1992.

Luego de un largo proceso de conciliación, recolección de documentos y la elección del tipo de bono por
cada acreedor en marzo de 1997 se cerró el acuerdo definitivo con la Banca internacional por medio del cual
más de US$ 10 000 millones de deuda original, fueron transformados en aproximadamente US$ 4 873
millones en bonos. En suma, como se puede observar en el siguiente cuadro, el mayor crecimiento de la
deuda externa se dio en el periodo 1985-1990, durante el cual ésta se incrementó en US$ 8,130 MM, siendo
una de las causas de este incremento la moratoria en que se incurrió en ese período. La década del 90
registró un incremento neto de la deuda externa de US$ 1,000 millones que equivale a un crecimiento del
stock en 5%. El incremento marginal de la deuda (igual a la suma de las concertaciones, multas y moras e
intereses en suspenso, menos las amortizaciones, prepagos y condonaciones.) desde 1970 hasta el año 2000
fue de US$18,262 millones, siendo el período entre 1985 y 1990 el de mayor incremento, el mismo que es
equivalente al 47% del incremento total.
LA INFORMALIDAD

¿Cómo nace la informalidad en el Perú?

La informalidad nace en el Perú como resultado de la inmigración del campo a la ciudad que se
inició en los años cincuenta y que se fue incrementando por el fracaso de la reforma agraria
velasquista y luego la violencia senderista.
Todos los migrantes que llegaron a las ciudades se las tuvieron que arreglar solos, porque nuestro
estado no estaba preparado para recibirlos. ¿Cómo? Salieron a vender lo que podían (vendedores
ambulantes), algunos lograron producir artesanía, otros más industriosos y con algún capital
iniciaron negocios que nunca fueron formales, porque no sabían que era un requisito, porque no
tenían dinero para formalizarse y al final porque no eran parte de la formalidad. Eran invisibles
para el Estado y en el fondo estaban excluidos del Perú.
En pocas palabras, la informalidad tiene origen en un fenómeno social derivado de un estado
fallido que no encontró manera de atender a su propia población más vulnerable, habiendo sido
ese mismo Estado el que causó la migración, porque quienes dirigieron al país en el pasado no
miraban más allá de sus narices y creyeron que podían seguir olvidando a los sectores más débiles
‘sin que pasara nada’. Buena parte de nuestra clase dirigente sigue pensando que el problema fue
Velasco, pero ¿quién lo causó? Las cosas en la historia no ocurren de repente. Pasa lo mismo con
Sendero Luminoso. ¿Cuál fue el caldo de cultivo que hizo posible el fenómeno Sendero? ¿No fue
esa clase dirigente aferrada a sus privilegios, incapaz de mirar más allá de sus bolsillos? Desde los
tiempos de Gonzales Prada, seguido por Mariátegui, Haya de la Torre y Víctor Andrés Belaunde se
ha venido insistiendo en la necesidad de recuperar al sector indígena, pero se prefirió cerrar los
ojos y claro al final el problema nos reventó en la cara. Eso fue primero Velasco y luego Sendero. Y
no estoy tratando de salvarle el pellejo. La explicación sociológica no libera de las
responsabilidades penales a los terroristas.

¿Cómo reducir la informalidad laboral?

1) Adaptar la legislación laboral a las nuevas demandas

La pandemia ha cambiado muchas cosas. En el ámbito laboral, se han establecido normas


transitorias relacionadas al trabajo remoto y a la prevención del coronavirus, que incluyen desde
cómo regular la jornada laboral y aspectos sobre seguridad y salud en el trabajo a distancia, hasta
medidas de bioseguridad en las empresas que tienen personal trabajando de forma presencial. El
reporte de IPE indica que estas medidas temporales podrían volverse permanentes, incentivando
la contratación formal y generando más posibilidades de empleo.

Carlos Adrianzén, decano de la facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias


Aplicadas (UPC) sostiene que el Estado debe dejar de poner barreras y volcar su fuerza en los
incentivos claros. Por su parte, el investigador Miguel Jaramillo, dentro de las Propuestas del
Bicentenario de Videnza Consultores, propone una combinación de políticas que refuercen el
cumplimiento de las normas y que simplifiquen los requerimientos para acceder a la formalidad.
2) Fortalecer la fiscalización laboral

Es vital tener un sistema efectivo que detecte los casos de informalidad. En esa línea, la
Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) cumple un rol importante,
encargándose de supervisar que se cumplan las normas laborales. Solo entre marzo y septiembre
del año pasado, durante la pandemia, la entidad registró más de 31 000 denuncias laborales. Para
mejorar la fiscalización, Videnza Consultores propone otorgar incentivos y fijar metas claras, con el
fin de que se abarque una mayor cantidad de empresas y con mayor diversidad. Otros puntos a
tener en cuenta son la rigurosidad de las sanciones y también el uso de recursos digitales para
poner el servicio al alcance los propios trabajadores.

En esa línea, Sunafil incorporó métodos digitales para reforzar su trabajo durante la pandemia. La
entidad resalta que, hasta abril de este año, más de 41 000 trabajadores fueron formalizados
gracias a los aplicativos “Verifica tu chamba” y “Chequea tu contratista”.

3) Incrementar la capacitación y productividad de los trabajadores

Informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que, comparado con las
principales economías de la región, el Perú posee un nivel de productividad laboral solo superior a
Ecuador y Venezuela; además, representa menos de la mitad de la productividad en Chile. Los
expertos señalan que esta baja productividad está relacionada con la falta de acceso a servicios
básicos, transporte y educación de calidad. Las recomendaciones de Videnza Consultores incluyen
un programa de capacitación con enfoque sectorial para mejorar la inserción de empleos de
calidad, el cual debería incluir capacitación en habilidades blandas y genéricas para los sectores
con más demanda y productividad. Para ayudar con este punto, el Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo (MTPE) ha implementado una serie de medidas que se aceleraron durante
la pandemia e incluyen el Programa Nacional para la Promoción de Oportunidades Laborales
“Impulsa Perú”, el cual es gratuito y brinda información sobre oportunidades laborales,
capacitación y certificación, así como “Empleos Perú”, lanzada en agosto del año pasado, una
plataforma que articula servicios gratuitos que incluyen la capacitación.

4) Trabajar por la formalización de las empresas

Si no tenemos empresas formales, tampoco tendremos empleo de calidad. Las empresas


informales tienen menor acceso a crédito bancario ya que no se encuentran debidamente
registradas en SUNAT y no cuentan con un respaldo seguro. A la vez, no proporcionan seguridad y
derechos laborales. Algunas de las ventajas de formalizar las empresas implican también tener
beneficios tributarios dependiendo del régimen y el estar apto para participar en licitaciones del
Estado. En ese sentido, el Ministerio de la Producción (Produce) ha impulsado diversas iniciativas
durante la pandemia, como el Programa Nacional Tu Empresa, con el que las micro y pequeñas
empresas dispuestas a formalizarse ahorrarán un 90% en sus trámites de constitución.
Adicionalmente a estos cuatro puntos, el “Informe de Competitividad 2021” del Consejo Privado
Competitividad (CPC) propone otras acciones concretas para combatir la informalidad. Entre ellas,
implementar un régimen laboral temporal para la reactivación económica, simplificar los
regímenes tributarios a través de un régimen único de impuesto a la renta e institucionalizar la
metodología de actualización de la Remuneración Mínima Vital para darle predictibilidad. Para
lograr un cambio verdadero es fundamental que el Gobierno tenga políticas claras de reactivación
económica y de formalización del empleo. Así, los peruanos y peruanas podrán acceder a un
trabajo digno y seguro, con todos sus beneficios y derechos.

Como fue la informalidad en los años 1970

También podría gustarte