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Sorprende positivamente
Es poco habitual que un equipo esté entusiasmado a la hora de escuchar a
alguien. Normalmente, quien habla tiene que ganarse al público, aunque sea
a los compañeros que asisten por rutina a una reunión. Una manera de
ganarte su atención es cuando les sorprendes positivamente, con una broma
o con un guiño a su trabajo. Así hizo Obama cuando en su primer discurso en
Cuba habló en español y mencionó a un poeta cubano; o cuando terminó su
discurso en la iglesia histórica de Charleston (Carolina del Sur) con una
canción que unió a todos los oyentes.
Convence con lo que eres, no solo con lo que dices
Y no olvides algo. Como demostró Albert Mehrabian, profesor de UCLA, en
una charla solo recordamos el 7 por ciento de las palabras, mientras que el
resto son emociones o lenguaje no verbal de quien habló. Por ello, para
hacer una buena presentación es fundamental trabajar también los miedos
personales. Los discursos de Obama no son solo palabras, sino su elegancia,
su templanza a la hora de hablar y la confianza que genera. Y todo ello,
puedes trabajarlo revisando hasta qué punto te sientes seguro con lo que
estás diciendo, entrenando el texto de lo que vas a decir y revisando los
puntos que no acabas de tener claro. Con un trabajo personal previo harás
una presentación con mayor confianza en ti mismo y tendrás más impacto
positivo en quien te escucha.
La mejor estrategia: hacer sentir que quien te escucha puede cambiar, que
está en sus manos