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Apartado (pp. 50-57) del segundo capítulo del manual Hablar en público en la universidad de John
Moya Barreto, titulado “Aspectos generales sobre la forma”. Este libro fue publicado por la editorial
de la Pontificia Universidad Javeriana en diciembre de 2020.
es decir, dar rodeos, usar palabras imprecisas o extenderse sin necesidad; y cuarto, la
pertinacia, esto es, obstinarse cuando el auditorio no comprenda un tema que usted haya
planteado o no acepte un argumento que haya propuesto. Aunque este último “pecado”
tenga que ver más con la actitud que con el modo hablar, no está de más tenerlo presente.
¿Cómo puede usted trabajar en su discurso para encauzarlo hacia un registro formal? El
siguiente ejercicio puede ser de gran ayuda para ello. Primero que nada, recuerde que,
como se indicó en el acápite “Asunto preliminar” y en el último apartado del capítulo
anterior, el registro lingüístico de un discurso se materializa fundamentalmente en una
labor previa de escritura; así que, de entrada, usted tendrá que estar dispuesto a eso, a
escribir. Pero, antes de empezar, considere los siguientes asuntos: 1) ¿cuál es el tema de
su discurso?, 2) ¿cuál es el objetivo de su presentación?, 3) ¿qué aspectos de ese tema
abordará?, 4) ¿a qué tipo de audiencia se dirigirá?, 5) ¿en qué contexto espaciotemporal
hablará?, 6) ¿qué ideas quiere transmitir en el inicio, el desarrollo y la conclusión de su
intervención? y 7) ¿cómo estructurará la información propia de ese desarrollo? Cuando
estos asuntos —que fueron objeto de estudio del primer capítulo— estén claros para
usted, podrá sentirse listo para escribir, pues ello le proporcionará el marco que necesita
para avanzar en la escritura con cierta seguridad. Así pues, comience a escribir. Ahora
bien, mientras avanza, deténgase en cuestiones como las siguientes:
a. ¿Los sustantivos que está usando son los apropiados? Una palabra como cosa puede
referirse, valga la redundancia, a cualquier cosa; por eso, evítela al máximo y reemplácela
por vocablos más exactos. ¿Me dijeron una cosa? ¡No! Mejor, Me dieron una noticia. Ahora,
una palabra como asiento, a pesar de ser más precisa que cosa, tampoco es muy exacta,
pues un asiento puede ser una silla, una butaca, un sillón, un sofá, un taburete o una
banca. ¿Qué quiere usted decir exactamente?
b. ¿Los adjetivos que está usando son los adecuados? Una palabra como chévere, además
de que remite de inmediato a un registro informal, es bastante vaga. Cuando usted dice
Mis amigos son muy chéveres, ¿a qué se está refiriendo? ¿Está diciendo que son divertidos,
que son cariñosos, que son cómplices, que les gusta la parranda? Este tipo de duda
también aplica para los adverbios.
c. ¿Los verbos que está usando son los precisos? Cuando utilice verbos como dar, echar,
hacer, meter, poner o tener, deténgase y revíselos. Verbos como estos cuentan con tantos
significados que muchas veces terminan reemplazando a otros que son mucho más
exactos; funcionan como comodines. En lugar de decir Dieron canapés, Eche el jugo en la
jarra, Están haciendo un edificio o James metió un gol, diga Ofrecieron canapés, Vierta el
jugo en la jarra, Están construyendo un edificio o James anotó un gol. No se trata de que
usted no use este tipo de verbos, pues no son incorrectos; incluso muchas veces son
necesarios: ¿de qué otra manera se podría decir, por ejemplo, Tengo hambre
conservando tanto el sustantivo como la sintaxis? Solo revise cómo los está usando. Y
tenga cuidado también con verbos como poseer o colocar: uno no posee problemas ni se
coloca nervioso.
d. ¿Está usando correctamente las preposiciones? El uso desacertado de las
preposiciones también remite a un registro informal. En lugar de decir Enfóquese a eso,
Quedé de verme con alguien, De razón se fue o En base a esa idea, diga Enfóquese en eso,
Quedé en verme con alguien, Con razón se fue o Con base en esa idea. Asuntos
morfosintácticos como este, así como la conjugación correcta de los verbos o el uso
apropiado de los gerundios, deben manejarse con esmero en cualquier registro formal.
Las anteriores son solo algunas de las preguntas que usted debería hacerse cuando esté
en busca de un registro culto para su discurso. Como habrá podido advertir, este ejercicio
requiere sensibilizarse con aspectos del idioma que muchas personas suelen pasar por
alto; pero, como ya se sugirió, el hábito de la lectura contribuye significativamente a
lograr esta sensibilización (y, por supuesto, no se está hablando de leer estados de
Facebook, mensajes de WhatsApp o trinos de Twitter).