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Tema 5

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical

El inicio del estudio de


una obra musical:
investigación e
innovación desde una
perspectiva pedagógica
Ideas clave

5.1. Introducción y objetivos

El inicio del estudio de una obra musical es una etapa difícil y complicada para todo
músico. Por ello, a lo largo del tema, se van a desvelar cómo las actuales aportaciones
en el ámbito de la práctica interpretativa, la pedagogía y la investigación pueden ser
aplicadas a la formación musical por medio de cinco estrategias que presentan gran
relevancia al comienzo del estudio de nuevo repertorio. Cabe destacar que la eficacia
de dichas estrategias viene avalada por testimonios de grandes intérpretes, docentes
y actuales investigaciones.

En definitiva, los objetivos que se pretenden conseguir son:

 Conocer las estrategias de práctica musical más eficaces al inicio del estudio de
una nueva obra musical.
 Fundamentar su eficacia por medio de testimonios de valor en al ámbito de la
pedagogía musical y actuales investigaciones.
 Valorar su necesidad de implementación en proyectos de innovación relativos al
ámbito musical.

5.2. Favorecer la adecuación ergonómica


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Todo músico necesita un conocimiento práctico de la mecánica corporal que participa


en su instrumento o en su voz. Postura y movimiento poseen una enorme
repercusión en la capacidad de controlar cualquier instrumento y el sonido que
produce. De modo que, independientemente del talento, la imaginación musical o
las indicaciones docentes, si el cuerpo no está funcionando con eficacia, la música

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resultante será tan solo una pequeña fracción de aquella que puede habitar en el
mundo interior del músico.

Se propone la «participación armoniosa de todo el ser humano; presencia lista para


la acción y para el descanso y, de ser posible, con alegría» (Willems, 1994, p. 133).

En definitiva, «la unión entre los elementos fundamentales de la música y los de la


naturaleza humana» (Willems, 1994, p. 14).

Sin embargo, «el gesto exige que no haya ninguna contracción muscular inútil que
impida el libre transcurso de la energía a través del cuerpo» (Martenot, 1993, p. 24).

«Un cuerpo afectado es un cuerpo tenso, un cuerpo tenso, en cualquiera de sus


partes, produce tensión en todo lo que hace, pues traslada afectación a lo que toca,
o realiza»; «un cuerpo tenso produce, pues, en el instrumento que tañe un sonido
igualmente tenso» (Calvo-Manzano, 2008, p. 1).

De este modo, la primera preocupación debe centrarse en entender que las técnicas
musicales tan solo son posibles como resultado de la naturalidad corporal.

En resumen, las grandes figuras de la docencia musical sugieren adoptar el


movimiento más natural posible, lograr la máxima economía motriz, experimentar la
influencia de la gravedad en los movimientos, integrar la respiración y buscar el
apoyo para obtener seguridad.

Investigación sobre la importancia de la adecuación ergonómica


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Existen numerosos estudios que avalan la importancia de la adecuación ergonómica


de cualquier persona dedicada a la música con objeto de prevenir futuras lesiones y
mejorar su interpretación.

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En el estudio de Rosset-Llobet (2000), se analizaron a 1.639 músicos catalanes
pertenecientes a escuelas de música, conservatorios, orquestas, asociaciones de
músicos profesionales y formaciones musicales diversas. Cabe destacar que un
77.9 % de las personas estudiadas afirmaron tener o haber tenido algún problema
durante su carrera profesional y que incluso un 37.3 %, se había visto afectado en su
capacidad para tocar, siendo el sistema musculoesquelético el más perjudicado
(85.7 % de los afectados).

El estudio pretendía determinar los principales elementos en la aparición de


problemas médicos relacionados con la actividad musical, identificándose como
factores de riesgo los representados en la tabla 1:

Factores de riesgo relacionados con la actividad musical

Según Rosset-Llobet (2000):

 La edad.

 El curso.

 La dedicación.

 El hecho de ser profesional.

 Los cambios de rutina de práctica. El instrumento tocado

(principalmente percusión, viento metal y cuerda frotada).

Tabla 1. Factores de riesgo asociados a la práctica musical.

Aunque el principio de economía de movimientos es el que debe regir la adecuación


ergonómica en la práctica musical, el estudio de Palmer, Carter, Koopmans y Loehr
(2007) evidencia que no siempre es así.
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En esta investigación, se presentaron las características del movimiento efectuado al


tocar el clarinete, un instrumento en el que la diferente altura del dedo no modifica
la intensidad del sonido emitido.

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Ocho clarinetistas expertos realizaron melodías en diferentes tempos mientras se
registraron los movimientos de sus dedos sobre las llaves del clarinete.

Los resultados evidenciaron que todos los clarinetistas levantaron sus dedos
excesivamente, a pesar de la ausencia de una relación intensidad-altura del dedo.
Documentan la importancia de la adecuación ergonómica, es decir, de las
limitaciones biomecánicas en el movimiento del cuerpo durante la interpretación
musical, ya que, como puede observarse, dicha adecuación puede no ser intuitiva y
diferir de las perspectivas de conservación de energía.

En cambio, donde sí se observa la eficacia de la adecuación ergonómica es en el


estudio de Fujisawa, Iwami, Kinou y Miura (2009).

A través de un electromiograma se verificó que las personas mejor capacitadas


tocaron la batería con menor tensión, en términos de control muscular, bajo el modo
de toque a largo plazo.

La mayor envergadura y tensión que exponen los nuevos mecanismos de los


instrumentos modernos ha generado un incomprensible aumento del esfuerzo
corporal del alumnado.

Todas las articulaciones de los brazos y los dedos están siempre involucradas al tocar
un instrumento como el piano. De modo que, cualquier intento de impedir el juego
de una determinada articulación provocaría un exceso de tensión innecesario y un
desequilibrio ergonómico (Parncutt y Trouop, 2002).

Afortunadamente, la investigación está evidenciando que la aplicación de la


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relajación aumenta el equilibrio ergonómico y la potencia física en las vertientes


técnico-instrumentales más codiciadas por el alumnado: la agilidad y la dinámica
(Calvo-Manzano, 2008).

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Asimismo, cabe destacar no solo la importancia de la comodidad en los movimientos
corporales del músico sino también su necesaria naturalidad.

Desde hace décadas se conoce que la audiencia puede detectar con precisión
información detallada acerca de la expresión musical (agógica, afinación,
modificaciones dinámicas…) y la intención musical (es decir, la atmósfera emocional),
a partir de los movimientos corporales que se efectúan al tocar. De hecho, se llegó a
la conclusión de que los gestos son el indicador más relevante de la intención
expresiva, más que el propio sonido, por lo que usar el cuerpo de una forma cómoda
y natural es fundamental para el alumnado de música (Davidson, 1993).

Se presentó también el análisis del movimiento de cuatro clarinetistas profesionales


con respecto a los gestos no evidentes o auxiliares producidos durante la ejecución.
La comparación de varias interpretaciones de una misma obra (por el mismo
clarinetista) muestran una consistencia notable de los patrones de movimiento, lo
que evidencia que los gestos no son debidos al azar o como efecto visual, sino que
son una vía de comunicación (Wanderley, 2002).

Otros investigaron la dinámica de integración sensorial a la hora de percibir una


interpretación. Para ello 30 participantes, musicalmente entrenados, vieron,
escucharon o, a la vez, vieron y escucharon las actuaciones de dos clarinetistas. Todos
los participantes utilizaron un potenciómetro deslizante para hacer juicios continuos
de tensión (relacionada con la respuesta emocional) y juicios continuos acerca del
fraseo (relacionado con la percepción de la estructura musical) de las actuaciones
(Vines, Krumhansl, Wanderley y Levitin, 2006).

Se concluyó que la información visual se utiliza tanto para incrementar como para
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reducir la experiencia de tensión en diferentes puntos de la obra musical y que los


movimientos corporales, con la pertinente adecuación ergonómica, sirvieron para las
cuestiones reflejadas en la tabla 2.

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Utilidad de los movimientos corporales en la interpretación musical

Según Vines, Krumhansl, Wanderley y Levitin (2006), sirven:

 Para ampliar el sentido del fraseo.

 Para señalar el comienzo de nuevas frases.

 Para indicar aspectos relevantes de la interpretación musical.

Para anticiparse a los cambios en el contenido emocional de la música.

Tabla 2. Utilidad de los movimientos corporales en la interpretación musical.

Adecuación ergonómica por medio del movimiento natural

Cada estudiante debe encontrarse con comodidad ante su instrumento y adaptarse


ergonómicamente a él.

A este respecto Iván Galamian considera desalentador el gran número de teorías


acerca de la técnica violinística, que conducen a una lucha continua e impiden un
acercamiento natural al instrumento.

Por ello, propone como primer objetivo «cuestionar esa obsesión por un conjunto de
normas rígidas cuyo único resultado es la supresión del principio de la naturalidad»
(Galamian, 1998, p. 14).

«Desde los primeros pasos, el maestro cuidará la estética del pequeño alumno
habituándolo a una posición natural y tranquila» ya que, según estos violinistas, «el
arte solo se explica con naturalidad» (Pascuali y Príncipe, 1982, p. 109).

Se suele pensar que es imposible mantener la precisión y experimentar relax al


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mismo tiempo. Sin embargo, quien permanezca relajado, será libre de moverse
fácilmente y de expresarse con claridad, por lo que realmente cometerá menos
errores (Bruser, 1997). En este sentido, «la rigidez ha de eliminarse de todo el

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cuerpo. Ser flexible incluso cuando el movimiento es antinatural o contrario al
ritmo» (Ballesteros, 2004, p. 118).

Los jóvenes músicos de América fueron impulsados a luchar por la naturalidad (Sauer,
1913).

Pretendía lograr la adecuación ergonómica evitando los movimientos ostentosos en


la ejecución y vigilando, continuamente, que se tocara con la tranquilidad necesaria
sin que nada resultase forzado. Aseguraba que la facilidad en la ejecución es siempre
admirable y, con el tiempo, se consigue si se persigue el talento.

Carola Grindea fue una de las docentes de piano más influyentes de Gran Bretaña,
cuya preocupación por la tensión le llevó a fundar la Sociedad Internacional para el
Estudio de la Tensión en la Ejecución. Uno de sus objetivos era «lograr una técnica
instrumental basada en movimientos naturales con el equilibrio adecuado de la
tensión muscular y la liberación de la tensión» (Grindea, 1991, p. 17).

Adecuación ergonómica por medio de la economía motriz

Esta propuesta se define como la «realización del objetivo de la forma más práctica y
eficaz con el mínimo de energía». O lo que es lo mismo: «confort físico y economía
en los medios empleados» (Arizcuren, 1985, p. 18).

Se pretende conseguir la adecuación ergonómica por medio de la idea de obtener el


máximo rendimiento usando el mínimo esfuerzo. «El refinamiento de los
movimientos es el resultado de una economía y de un reparto mejor de nuestra
fuerza. Esto exige del cerebro órdenes más precisas a los músculos, siguiendo una
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adaptación lo más perfecta posible de los movimientos» (Ballesteros, 2004, p. 118).


Según este contrabajista, cualquier músico que se esfuerce en obtener un
movimiento preciso, con la menor fuerza posible, adquirirá y conservará la preciada
flexibilidad.

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En el campo de la educación musical hay que tener presente que el virtuosismo
depende esencialmente de la eliminación de esfuerzos inútiles, lo que se consigue,
gracias a la perfecta independencia de aquellos grupos musculares involucrados
(Martenot, 1993). De modo que, si el resultado no es satisfactorio, las causas deben
buscarse «en la falta de un conocimiento que ordene inteligentemente todo
movimiento y que tenga como base el mínimo esfuerzo con el máximo resultado y
todo al servicio de la voluntad superior de la mente» (Carlevaro, 2000, p. 34).

La interpretación va ligada a un desgaste físico proporcional a la extensión y grado de


dificultad de la obra como consecuencia de una infinidad de pequeños, medianos y
grandes movimientos musculares que participan en la ejecución (Coso, 2002).

Sin embargo, no siempre es fácil encontrar para cada objetivo la forma más
económica de obtenerlo, aunque hay que preocuparse permanentemente de ello
(Arizcuren, 1985).

Adecuación ergonómica por medio de la influencia de la gravedad

Hay que tener presente que toda la fuerza de cualquier músico está concentrada en
un punto, un foco irradiante de su centro de gravedad, situado a nivel de la tercera
vértebra lumbar, en la región que los orientales denominan “hara”, y de la que
emana toda energía.

Por consiguiente, «la búsqueda de gestos corresponde a la de mejores corrientes de


energía que parten de dicho lugar y son susceptibles de suministrar a la punta de los
dedos la sensibilidad y la fuerza que necesitan» (Hoppenot, 2000, p. 70).
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En este sentido, se propone la adecuación ergonómica gracias a la fuerza gravitatoria.


Considera necesaria la “claudicación” del alumnado ante la gravedad (Bunting, 1999).
Por ello, «la noción esencial de que el “peso inerte” del brazo genera sonido y que
la fuerza de la gravedad debe ser empleada en beneficio propio», generando una
relación confiada con el objetivo de que «el brazo/arco encuentre un reposo y un

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apoyo en la cuerda» (Arizucen, 1985, p. 168). Al igual que el pianista Nieto,
experimentar la influencia de la gravedad en beneficio propio (Nieto, 1999).

Diversas investigaciones han evidenciado que los patrones espontáneos de tempo


concuerdan con la curva temporal del movimiento de los objetos en un campo
gravitacional.

Esto puede significar que las interpretaciones que resultan naturales a la audiencia
imitan el comportamiento de los objetos en movimiento en el mundo real.

Un modelo del tempo y la dinámica, basado en la velocidad y la fuerza de movimiento


de los objetos bajo la influencia de la gravedad, puede explicar gran parte de la
expresión en las interpretaciones musicales espontáneas (Todd, 1995).

De este modo, confirma la idea de que la expresión en la interpretación musical


puede considerarse en ciertos aspectos un fenómeno físico y concreto sobre el cual
se superponen elementos más elevados.

Adecuación ergonómica integrando la respiración

En 1939, se afirmaba que «la técnica de la respiración no consiste solo en evitar la


falta de aire» (Jaques-Dalcroze, 1939).

Para este educador musical, una correcta adecuación ergonómica integrando la


respiración «asegura la preparación, la conclusión y la continuación de los gestos, la
matización de las sensaciones, sentimientos y emociones vitales, los fraseos y el
acompasamiento de actos encadenados» (Bachmann, 1998, p. 125).
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En definitiva, «aquellos instrumentistas que no están en armonía con su respiración,


que no la sienten como el pulmón de su expresión», tienen que saber que pueden
aprender a dominarla consiguiendo que «cualquier gesto instrumental sea

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susceptible de transformarse en gesto vocal directamente imbricado en la música»
(Hoppenot, 2000, p. 132).

Calvo-Manzano ofrece las bases de esta nueva propuesta de adecuación ergonómica.


Esta arpista española señala que es preciso aprender a equilibrar el ritmo musical y
físico con la lógica del canto, de modo que «las respiraciones deben coincidir con el
fraseo, los silencios y las articulaciones, para servir con más fidelidad a la música»
(Calvo-Manzano, 1987, p. 82).

En definitiva, «esta adecuación de la respiración a la acción es la mejor garantía de


una interpretación sincera: “respira el texto, sabrás decirlo”, insistía a menudo
Jouvet a sus alumnos» (Hoppenot, 2000, p. 134).

La respiración varía normalmente de acuerdo con las exigencias de la obra musical:

 Puede apoyar el desarrollo rítmico (p. ej., al inspirar antes de una anacrusa).
 Puede tomar parte de la estructura musical (p. ej., en un crescendo y decrescendo,
un accelerando y ritardando, un sforzato o un piano súbito…).
 La inspiración puede ser señal de entrada cuando el intérprete se integra en un
conjunto.
 La inspiración puede suponer la preparación del comienzo cuando se actúa de
solista.

De este modo, la respiración se convierte en una parte de los movimientos necesarios


para hacer música en cualquier instrumento y no solo en los de viento. Por ello, vale
la pena prestarle atención e integrarla en la práctica, no solo física, sino también
mental (Klöppel, 2005).
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Según el violonchelista Arizcuren, si existe una mala relación entre las dos fases de
la respiración, la inspiración y la espiración, se acelera la fatiga muscular y puede
ocasionar trastornos en el equilibrio ergonómico, que pueden exteriorizarse
(hormigueo, punzadas, etc.) (Arizucen, 1981).

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La solución radica sería «la observación de la respiración perfecta, que actuará con
eficacia sobre la circulación, disminuyendo en consecuencia los estados
momentáneos de anemia del músculo afectado por el cansancio» (Ramos Mejía,
1981, p. 61).

Si la pausa en la respiración implica el intercambio gaseoso; a nivel musical, «al


inspirar, nos inspiramos» (Ruiz, 1999, p. 107).

«En el “dejar hacer” de la inspiración, en la disponibilidad a ese aire que penetra por
sí mismo, podemos introducir la idea de una receptividad a la inspiración en su
sentido creativo» (Hoppenot, 2000, p. 134).

Para esta violinista, es «ese estado de privilegio que vivimos en ciertos momentos
de la acción cuando abandonamos el terreno del «hacer» para experimentar el de
“dejar hacer”» (Hoppenot, 2000, p. 134).

Es entonces cuando la distensión permitirá al alumnado una perfecta coincidencia


con su propio centro y liberará sus fuerzas creativas.

Adecuación ergonómica por medio del apoyo

«APOYO es sinónimo de SEGURIDAD». Se denomina técnicamente apoyo a aquel


factor técnico que sirve para poder llevar a cabo la realización de las obras con
seguridad: «apoyados sobre una base firme» (Ruiz, 1999, p. 149).

Tanto si se toca de pie como sentado, en ambos casos el equilibrio se crea a partir de
la verticalidad del cuerpo (Hoppenot, 2000).
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El primer objetivo debe establecer un eje sólido de cabeza a pies según un precepto
japonés: «Cuando la verticalidad del cuerpo está sólidamente establecida, también
lo está el espíritu. Es ahí donde emprenden su vuelo el sosiego exento de pasión y
la fuerza intrépida» (Hoppenot, 2000, p. 30).

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Tema 5. Ideas clave
Para esta violinista, la fijación de la verticalidad no es el resultado de una
inmovilización, sino de una actividad orientada sobre determinados puntos.

En este sentido, hay que tener presente que «los estados musculares y nerviosos
tienen una estrecha repercusión en nuestro estado psíquico» (Martenot, 1993, p.
122).

Todo músico, sea de una u otra especialidad, trabaja la adecuación ergonómica con
algún tipo de apoyo. Sin embargo, absolutamente todos ellos necesitan los mismos
apoyos, es decir, aquellos que son imprescindibles para vivir con la sensación de
seguridad necesaria, aunque se permanezca fuera del escenario (Ruiz, 1999).

Según Ruiz, para mantenerse seguro hay que percibir apoyo en cuatro zonas:

 Primer apoyo: pies, tanto si se toca sentado como en vertical.

 Segundo apoyo: cintura pélvica. En ella «se asienta la sensación inconsciente de


seguridad, arraigo, y estabilidad, así como la capacidad de sentir el cuerpo con el
cuerpo» (Ruiz, 1999, p. 151).

Por sus características anatómicas, esta cintura es la primera en contraerse ante


una señal de alarma (contiene las glándulas suprarrenales, encargadas de liberar
la adrenalina, hormona de defensa que prepara al organismo ante una situación
de alerta). En esta zona se encuentra emplazado el centro de equilibrio
(aproximadamente cinco centímetros bajo el ombligo) y se combate su bloqueo y
la tensión por medio de la respiración abdominal voluntaria.
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 Tercer apoyo: cintura diafragmática. «Regula la “digestión” de las emociones


controlando su “asimilación y eliminación”, permitiendo el desarrollo de la
saludable e integradora capacidad de sentimiento» (Ruiz, 1999).

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Tema 5. Ideas clave
Cada intérprete debe poseer una capacidad de apertura que le permita sentir,
gozar de vitalidad y transmitir estas emociones al público.
De modo que, a cada músico le resulta «imprescindible mantenerse abierto: fluir
y, ampliar su capacidad de sentimiento» (Ruiz, 1999, p. 153).

La estrategia de adecuación ergonómica por medio del apoyo no es exclusiva de


intérpretes de viento. Absolutamente todo intérprete (directores,
instrumentistas, bailarines), aunque su fraseo y su técnica no dependan
directamente del aire, necesita apoyarse, en esta zona dorsal baja, en la que el
diafragma se sustenta en las primeras lumbares sobre dos potentes fascículos
tendinosos (pilares) que le aportan su cualidad de apoyo.

La persona se afianza con una sensación plena de aliento bajo que, junto al apoyo
de esa faja constituida por los grandes dorsales y los abdominales, le permitirá
sentir totalmente libre la cintura escapular, aunque se trabaje con los brazos en
alto (p. ej., dirección, danza), o sujetando un instrumento (p. ej., píccolo, tuba,
contrafagot…).

Una vez experimentado el apoyo en pies y cintura pélvica, se perciba la apertura y


el apoyo en la cintura diafragmática por medio de la respiración intercostal
voluntaria (Ruiz, 1999).

 Cuarto apoyo: cintura escapular. Poder comunicarse musicalmente de forma


fluida requiere que los músculos que integran la cintura escapular estén
totalmente libres.

«Jamás deberán contraerse, ni psicológicamente (miedo) ni como soportes del


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instrumento, ni debido a la técnica» (Ruiz, 1999, p. 155). A su vez, una vez


experimentado el apoyo en pies y cintura pélvica y diafragmática, se debe percibir
la apertura y el apoyo en esta última cintura gracias a la respiración escapular.

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5.3. Percepción de la vibración musical

La música, a pesar de ser un fenómeno perceptible a través de los sentidos, no es


algo externo al individuo. Es una clara expresión de aquellas energías del ser humano
que alimentan ese espacio interior de sutil permeabilidad al que se denomina
imaginación musical, poblándolo de sonidos y estructuras con ganas de ser
exteriorizadas.

De este modo, «la persona que hace música se vive a sí misma como vibración física
a través del ritmo, como vibración afectiva a través de la melodía y como vibración
intelectual a través de la armonía y la estructura musical» (Pérez Sánchez, 2003, p.
78). En definitiva, la escucha no es únicamente una función localizada en el oído, es
también una disponibilidad íntegra de todo el cuerpo.

Las sensaciones auditivas emergen de las percepciones vibratorias transmitidas,


entre otras, por la resonancia ósea y, del mismo modo, sensibles a flor de piel.
Cuando la sensación sonora es correcta hay “resonancia”, vibración real del cuerpo,
placer. «La resonancia es un maestro, un verificador. Todas las demás sensaciones
que intervienen en el juego están unidas a ella» (Hoppenot, 2000, p. 62).

Se propone al alumnado sentir las vibraciones musicales a medida que avanzan a


través del cuerpo, ya que es un modo de conectar con la realidad física de la música
(Bruser, 1997).

La música es vibración y, al escucharla, se puede experimentar el poder de estas


vibraciones. El sonido se produce por el movimiento y, a su vez, es movimiento en sí
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mismo. Cuando cualquier intérprete mueve su cuerpo para tocar su instrumento, el


instrumento responde moviéndose también y el sonido resultante es una
continuación de ese movimiento, ondas que se mueven a través del aire
(vibraciones).

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Tema 5. Ideas clave
Estas ondas, a su vez, afectan a las sustancias de nuestro cuerpo, incluidos huesos,
membranas y gran variedad de fluidos corporales. Para la persona, productora de
sonido, esta experiencia de creación y recepción de vibraciones es circular. El sonido
generado afecta directamente a la persona que hace música. Por ello, cuando se
perciben las vibraciones a través del cuerpo, se experimenta la música de forma
más visceral (Bruser, 1997).

A nivel docente solo es necesario tocar una sola nota y detenerse a observar el efecto
que posee sobre el cuerpo antes de tocar la siguiente. Se podrá descubrir un nuevo
nivel de sensibilidad a medida que se absorbe el sonido puro, más allá de la
concepción sobre cómo debería ser tocado.

Habrá que ir muy despacio al principio, pero esta práctica lenta puede llegar a ser
muy placentera. Progresivamente, se puede aumentar velocidad sin perder la
sensación vívida de cómo las vibraciones sonoras entran en el sistema. De este modo,
la audición no se detiene en el pabellón auditivo, sino que tiene lugar en todo el
cuerpo (Bruser, 1997).

Resumiendo, una de las grandes figuras francesas de la música en el siglo XX, afirma
que «ser músico es disponer de unas facultades de receptividad que permiten a
todos los aspectos del ser entrar en resonancia con las vibraciones sonoras y con el
mensaje del que estas no son más que el soporte» (Martenot, 1993, p. 32). Y «la
comunicación del artista con el público es esencialmente física, la puesta en
vibración de ambas epidermis es lo que provoca su verdadero y recíproco goce y
agudiza su sensibilidad, simultaneada con el mensaje musical» (Hoppenot, 2000, p.
100).
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Esta violinista considera que la sonoridad física es, naturalmente, la que interesa en
primer lugar a cualquier intérprete, ya que se sitúa en línea directa con la
investigación acerca de la unidad psico-física del artista.

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Tema 5. Ideas clave
Vídeo. Favorecer la adecuación ergonómica y la apreciación vibratoria.

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5.4. Precisión en la lectura musical

Es muy importante que el alumnado sea un buen lector de música; meticuloso,


estricto y realista con sus posibilidades desde el comienzo (Foldes, 1992).

Aunque, como es obvio, pueda cometer errores. La detección y corrección de


defectos de lectura es una tarea importante durante la práctica.

Se debe tener una noción de lo que son errores y la capacidad de reconocerlos


cuando se presentan, incluyendo fallos de afinación, precisión rítmica, dinámica,
entonación, firmeza de pulso y tonalidad (Drake y Palmer, 2000).

Pero ¿cómo corregir los defectos de ejecución? Existen tres tácticas fundamentales
para corregir errores de lectura resumidos en la tabla 3 (Jørgensen, 2004).
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Tema 5. Ideas clave
Tácticas para corregir errores de lectura (Jørgensen, 2004)

Primera: consiste en ignorar el error y seguir tocando con la esperanza de que el defecto
desaparecerá al repetir la ejecución.

Segunda: consiste en detenerse y corregir los defectos si estos se producen.

Tercera: consiste en practicar pequeñas secciones prestando una especial atención a evitar el
error y, si se produce, realizar su corrección en esta precisa sección.

Tabla 3. Tácticas para corregir errores de lectura.

El primer y segundo enfoque tienen ciertas ventajas, siempre y cuando el alumnado


sea consciente de los principales inconvenientes de cada uno de ellos.

En cuanto a la primera propuesta, los errores, una vez cometidos, tienden a ser
fijados en vez de desaparecer.

En cuanto a la segunda propuesta, la pausa también puede ser aprendida, lo que


puede generar pequeñas detenciones en las zonas donde se localizan los errores en
interpretaciones posteriores.

El tercer enfoque es probablemente el más eficaz: consiste en practicar pequeñas


secciones prestando atención a evitar el error y, si se produce, realizar su corrección
en esta sección (Jørgensen, 2004).

Los músicos de cuerda poseen poca autonomía con respecto a los músicos de jazz,
sobre todo en lo referente a la partitura y, en cambio, están sometidos a grandes
exigencias de precisión total al texto musical (Dobson, 2010).

En este sentido, el estudio de Brodsky, con 54 músicos de orquesta británicos,


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mostró que, a diferencia de las personas dedicadas al deporte cuyo valor se estima
en el porcentaje de aciertos (sin tener en cuenta el número de ensayos fallidos), se
espera que todo músico de una orquesta sinfónica sea perfecto en cada nota y es
juzgado por la estimación del número de errores en sus actuaciones (Brodsky,
2006). Es decir, si en un concierto cualquier instrumentista puede decodificar

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Tema 5. Ideas clave
infinidad de símbolos gráficos en su instrumento, siempre es una nota o una entrada
equivocada la que se incrusta en la memoria de la audiencia. Por lo tanto, la
interpretación es al mismo tiempo arriesgada y costosa (Brodsky, 2006).

El rendimiento de personas expertas, tanto en música como en el deporte, requiere


prestar atención al comportamiento en curso, detectar errores sobre la marcha y, en
consecuencia, modificar la actuación.

Sorprendentemente, muy pocas evidencias acerca de la supervisión de errores han


sido publicadas en el ámbito musical, teniendo presente que, en este contexto, los
errores poseen consecuencias dramáticas como, por ejemplo, una nota equivocada
en un concierto.

Se investigaron los correlatos electrofisiológicos de predicción en la detección de


errores y en el control de la acción durante la ejecución pianística (Ruiz, Jabusch y
Altenmüller, 2009).

Según estos autores, la detección y corrección de errores en el transcurso de la


ejecución es posible debido al rápido funcionamiento del sistema de autocontrol,
fruto de una interacción entre la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal
lateral. Goebl y Palmer llegaron incluso a analizar el papel de la retroalimentación
táctil y la precisión en el tiempo en la interpretación pianística (Goebl y Palmer, 2008).

Revisando sesiones de práctica llevadas a cabo por personas aficionadas y


profesionales que trabajaron en la misma composición, se evidenció que, en general,
las personas aficionadas tratan de superar la pieza a pesar de cometer
reiterativamente los mismos errores, mientras que los profesionales suelen trabajar
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por medio de la lectura precisa los pasajes difíciles hasta conseguir dominarlos, antes
de continuar tocando (Gruson, 1988).

También, demostraron que aquellos pianistas con mayor formación musical


manifestaron una detección y corrección más rápida de errores, más anticipación,

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21
Tema 5. Ideas clave
menos comportamientos perseverantes y un mayor grado de planificación que
aquellas personas con menos formación pianística (Palmer y Drake, 1997).

Corrección desde el primer momento

En la práctica musical, así como en otras facetas de la vida, «los primeros gestos
inscritos en la memoria se graban en ella con una intensidad considerablemente
superior a la de las repeticiones ulteriores» (Martenot, 1993, p. 79).

Todo músico ha sido testigo de la persistencia del primer gesto en el caso de una
digitación incorrecta, una imprecisión rítmica o de una nota equivocada, tan difíciles
de corregir.

Las rutinas que se han practicado, con independencia de que sean deseadas o no,
válidas o inválidas, permanecen almacenadas como programas (Mechner, 1995).
Estos programas, una vez creados, son difíciles o imposibles de erradicar por
completo. De modo que, los errores pueden resurgir de forma inesperada, a
menudo cuando no se desean, y especialmente en condiciones de tensión, estrés o
ansiedad.

Por ejemplo, un defecto de lectura, corregido hace largo tiempo, no suele producirse
en condiciones de práctica sosegada y, sin embargo, puede volver a aparecer en las
condiciones de estrés de una actuación pública.

Según el modelo de mielinización establecido por diversos neurólogos y mencionado


por Coyle, a nivel cerebral la mielinización se produce en una sola dirección y, una
vez que se aísla el circuito de habilidad, no puede liberarse (excepto a consecuencia
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de la edad o por enfermedad) (Bengtsson et al., 2005; Fields, 2006, 2008; Coyle,
2009:49).

Esto explica por qué los hábitos son tan difíciles de romper y la importancia de
realizar bien la actividad la primera vez, ya que tan solo será posible sustituirla

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22
Tema 5. Ideas clave
construyendo hábitos nuevos a través de la repetición de nuevos comportamientos,
lo que supone un incremento de tiempo y esfuerzo (Reid, 2006).

Las estructuras generativas solo pueden ser perfectamente representadas cuando


se dispone del conjunto total de la información (Clarke, 1988).

Durante el montaje de una representación de los datos en bruto relativos a la


notación de la partitura, las suposiciones equivocadas o las omisiones se traducirán
inevitablemente en una estructura errónea que deberá ser continuamente revisada
y modificada, a posteriori, por medio de nuevas pruebas. Estas reevaluaciones
peligrarán las limitaciones de la memoria y podrán dar lugar a racionalizaciones
constructivas que distorsionen la verdadera estructura de la música.

De ahí surge la necesidad de que el alumnado toque con corrección desde el inicio
y prepare, siempre que sea posible, «cualquier forma nueva de gesto para que este
se acerque desde el primer momento a la fórmula ideal que exige el contenido
expresivo» (Ramos, 1981, p. 109).

El pianista Dale Reubart describe esta propuesta bajo el lema de «hazlo bien la
primera vez» (Reid, 2006, p. 129) y, para conseguir tocar con corrección desde el
inicio, sugiere usar la práctica lenta durante las primeras fases del aprendizaje de
una obra para ayudar a prevenir errores innecesarios.

Coso (1992) señala como principales beneficios de la propuesta:

 La realización de una correcta lectura de la obra.


 El alcance de la precisión por medio de una práctica concentrada y minuciosa.
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 El mantenimiento de una adecuada economía de movimientos.

En resumen, como señala el pianista: «no debéis olvidar que una falta no cometida
es oro, una falta cometida y corregida es cobre, una falta cometida y no corregida…
¡adivinadlo!» (Neuhaus, 1987, p. 105).

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23
Tema 5. Ideas clave
Los defectos no se corrigen con soluciones provisionales

El violonchelista Bunting propone:

Si la nota sale desafinada o no le atinamos a la cuerda, no arruinemos todo


reprochándonoslo a nosotros mismos, limitémonos a archivar el error. Por
encima de todo, no lo corrijamos. El objetivo no es adquirir la habilidad de
“arreglar las cosas”, sino la de “llegar a hacer las cosas bien”. “Arreglar las
cosas” tiene, en efecto, un papel que desempeñar en la técnica del
violonchelo, pero es un procedimiento de emergencia, ¡y no se trata de
desarrollar nuestro oficio a través de medidas de emergencia! (Bunting, 1999,
p. 164)

David Soyer, violonchelista del Cuarteto Guarneri, estudió con Diran Alexanian (Blum,
2000). Este profesor también señalaba la importancia de evitar arreglar defectos con
soluciones provisionales para economizar medios y tiempo de práctica.

Si siempre que se comete un error durante el estudio, la persona se detiene y lo repite


hasta su completa resolución, asociará esa situación de interrupción a ese
determinado pasaje (Dalia y Pozo, 2006).

De modo que, en el momento de la actuación, su hábito de rectificar seguirá presente


y, sin darse cuenta, le podrá precipitar o predisponer a cometer más fallos por no
haber automatizado el hábito de proseguir a pesar de los errores.

Los errores son parte necesaria del aprendizaje y, en la medida en que el alumnado
posea una relación más amable con ellos, los procesará con mayor eficacia y su
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aprendizaje musical y su bienestar personal mejorarán substancialmente.

Aislar la dificultad

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Tema 5. Ideas clave
Esta propuesta se presenta con un antiguo ejemplo del flautista Theobald Boehm:

Cuando se encuentra dificultad en una frase corta es evidentemente una


pérdida de tiempo repetir el pasaje completo donde se encuentra la dificultad
si la mayor parte del pasaje está dominada; se deberían practicar las pocas
notas problemáticas hasta que se domine la combinación dificultosa. (Boehm,
1847, p. 67)

En la actualidad, esta propuesta sigue vigente. Prueba de ello es la experiencia que


describe Neuhaus acerca de Sviatoslav Richter. Este pianista le contó a su maestro
que había trabajado un pasaje difícil de diez compases durante dos horas sin
interrupción. A lo que Neuhaus le respondió:

Este es un buen método de trabajo que da excelentes resultados. El pianista


trabaja para obtener inmediatamente el mejor resultado en lugar de dejarlo
para más tarde. […]

Imagina […] que tienes que hacer hervir una cacerola de agua. Para ello es
necesario poner la cacerola sobre el fuego y no quitarla antes de la ebullición.
[…]

La madurez de un alumno se mide por su manera de estudiar sin pérdida de


tiempo inútil y sin dispersar su atención.

Cuanta más sean la voluntad y atención puestas en este proceso, tanto más
espectaculares son los resultados. (Neuhaus, 1987, p. 17)
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Analizar la naturaleza de la dificultad

«Cada dificultad debe ser aislada y reducida a sus términos más sencillos para que
resulte más fácil diseñar y aplicar un mecanismo de estudio con el objetivo de
resolverla» (Galamian, 1998, p. 132).

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25
Tema 5. Ideas clave
En este sentido, «¡una repetición descuidada no puede sustituir al pensamiento
metódico sobre la naturaleza del problema, y tan solo aporta una creciente fluidez
a la hora de hacerlo mal!» (Bunting, 1999, p. 86).

De modo que, según el violonchelista, para resolver un determinado problema se


debe «analizar, delimitar y cercar las dificultades en las diferentes facetas»
(Arizucen, 1985, p. 106).

Pues, «es indispensable aprender a razonar con orden sobre cualquier dificultad»
(Ramos, 1981, 85). David Soyer, violonchelista del Cuarteto Guarneri, relata su
experiencia con el profesor Diran Alexanian (Blum, 2000). Enfocaba las dificultades
con preguntas: «¿qué es lo que no está bien? ¿cómo debería ser? ¿cómo lo haces?»
(Blum, 2000, p. 126).

Siempre que surgieran problemas técnicos con el violín era preciso «analizarlos para
determinar la naturaleza de la dificultad: afinación, desplazamiento, ritmo, velocidad,
un accionamiento particular del arco, la coordinación de las manos, y así
sucesivamente, o una combinación de varios de los factores mencionados»
(Galamian, 132).

Resumiendo, «para dominar un problema -sea aprendizaje de un nuevo


movimiento o corrección de uno erróneo- es necesario identificar el problema,
comprenderlo y tener, junto a la información necesaria, la voluntad suficiente»
(Arizcuren, 1985, p. 16).

Asumir un margen de aceptabilidad


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Muchos intérpretes en ocasiones tienen la sensación de que por más que trabajen
en busca de la excelencia, siempre estarán lejos de cumplir con los criterios ideales.
De hecho, según el pianista Gordon, quizás deban comprender que uno de sus
destinos profesionales supone vivir con la sensación de que nunca llegarán a dominar
el arte de aprender eficazmente.

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26
Tema 5. Ideas clave
Mientras tanto, sentirán «el estímulo propio de la voluntad y la necesidad interior»
de perfeccionarse (Gordon, 2003, p. 93).

Las interpretaciones musicales rara vez son impecables, por lo que el alumnado debe
esforzarse en obtener un rendimiento óptimo y no en conseguir una interpretación
perfecta; debe procesar eficazmente los defectos de lectura sin buscar
irremediablemente la perfección.

En definitiva, el fallo hay que asumirlo con naturalidad (Dalia y Pozo, 2006).

Algunos instrumentistas nunca están totalmente preparados para la interpretación,


considerando que siempre pueden practicar más y mejor.

Para ellos, el hecho de admitir un margen de aceptabilidad puede resultar una


propuesta de estudio beneficiosa. La preparación total es imposible de lograr, ya
que cada obra musical posee un número infinito de elementos que siempre podrán
mejorar.

El alumnado debe prepararse todo lo que el tiempo le permita, pero sin excederse
en la práctica, ya que, dentro de unos límites de sentido común, si se descansa más
y se practica menos, generalmente se toca mejor (Bruser, 1997).

Cualquier intérprete desearía tener más tiempo para preparar su actuación, pero,
cuando el momento interpretativo llega, hay que abandonar el idealismo de la
perfección con el fin de poder expresarse libremente (Bruser, 1997).

No obstante, si una actuación no ha ido bien, resulta beneficioso reconocerlo.


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El reconocimiento o la autoaceptación ayudarán a derribar ideas irracionales sobre


el perfeccionismo y el catastrofismo y, a su vez, aconsejan al profesorado que no
fomente ideas irracionales como el perfeccionismo, el dicotomismo, el divismo… en
la práctica musical (Dalia y Pozo, 2006).

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


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Tema 5. Ideas clave
5.5. Efectuar una práctica fragmentada

Dividir la complejidad es una máxima que tanto las familias como las personas que
se dedican a la preparación deportiva repiten continuamente durante el desarrollo
de un individuo: «Solo hay que ir paso a paso» (Coyle, 2009, p. 84).

Para que la práctica musical repetitiva sea eficaz, es preciso seccionar la tarea
compleja en tareas más pequeñas y sencillas, un procedimiento denominado en al
ámbito psicológico como chunking (Miller, 1956) y en el que «el dominio completo
es la consecuencia de los diversos dominios parciales» (Carlevaro, 2000, p. 32) (Reid,
2006).

En algún momento de la práctica, al inicio o más tarde, se suele segmentar la obra en


partes correspondientes a los diferentes niveles de la estructura musical y se
practican por separado.

Algunas secciones pueden ser seleccionadas principalmente porque presentan


dificultades técnicas y pueden ser tan cortas como un solo compás. Sucesivamente,
la longitud de los segmentos a estudio se hace más larga y de mayor duración para
ser, finalmente, integradas en el conjunto. Naturalmente, el trabajo en los
problemas técnicos se produce al principio de la práctica y, luego, disminuye en
favor de cuestiones de carácter interpretativo. Estos resultados se repiten en casi
todos los estudios (Gabrielsson, 2003).

«Existe un instinto universal de ralentizar las acciones y separar las habilidades en sus
componentes básicos» (Coyle, 2009, p. 84).
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De hecho, las respuestas indicaron que el colectivo de participantes consideraba


eficaz la práctica lenta por secciones, repitiendo los pasajes difíciles con progresiva
aceleración (Hallam, 2004).

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


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Tema 5. Ideas clave
Miklaszewski (Reid, 2006) llevó a cabo un estudio sobre un pianista ruso que
estudiaba Feux d´artificie (Preludios, Libro II) de Debussy.

Durante el proceso, el pianista trabajó la pieza sistemáticamente, estudiando


primero bloques pequeños y después, progresivamente, secciones más grandes.
Miklaszewski concluyó que este tipo de enfoque del aprendizaje suele diferenciar la
práctica musical de personas experimentadas y principiantes. Estos últimos suelen
carecer del enfoque sistemático de las personas más experimentadas que, en
palabras del violinista Robert Gerle, «separan los problemas y los resuelven uno por
uno» (Reid 2006, p. 129).

En otra investigación con pianistas, Rosenbaum, Kenny y Derr (1983) corroboraron


también la importancia del aprendizaje por segmentos.

En el estudio, Tânia Lisboa registró su práctica mientras memorizaba el Preludio de la


Suite nº 6 para violonchelo de J. S. Bach. En las 38 horas de grabación se observa
cómo trabajó la pieza, sección por sección, hasta integrarlas en cada una de las cinco
etapas de práctica reflejadas en la figura 1 (Chaffin, Lisboa, Logan y Begosh, 2010):

Explorar

Preparar la
Pulir
interpretación
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Volver a
Escuchar
trabajar

Figura 1. Etapas de práctica musical, según Chaffin, Lisboa, Logan y Begosh (2010).

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Tema 5. Ideas clave
La escala de observación de práctica de piano, se registraron, entre otras conductas
observables, la utilización de la práctica fragmentada como el segundo tipo de evento
más frecuente durante las sesiones de estudio de 43 pianistas de diversos niveles
(Gruson, 1988). A su vez, evidenció que el tamaño de las secciones elegidas para la
repetición dependía de la complejidad de la obra y de la habilidad interpretativa,
de modo que aquellos pianistas más experimentados dividían la obra en secciones
musicales más grandes que las personas noveles.

Esto fue también evidenciado por otro estudio, que registró la práctica pianística de
la concertista Gabriela Imreh con el tercer movimiento del Concierto Italiano de J. S.
Bach y en el que se observó de nuevo su eficacia (Chaffin e Imreh, 2001).

Las secciones pueden ser progresivamente más largas a medida que se avanza en la
práctica y que dicho proceso se ha vinculado a la producción de interpretaciones de
mayor calidad musical, comunicativa y técnica (Williamon y Valentine, 2000).

Asimismo, también exploraron el desarrollo de la capacidad de identificar la


estructura musical, para utilizarla como herramienta organizativa de la práctica
fragmentada y para recuperar con éxito la obra memorizada durante una
interpretación (Williamon y Valentine, 2002). Para ello solicitaron a 22 pianistas que
aprendieran y memorizaran una obra de J.S. Bach, según su nivel.

Todas las sesiones se registraron en cintas de audio y la actuación final (tocando de


memoria en un recital) se grabó en vídeo y fue evaluada por tres jueces con
experiencia.

Durante el estudio, los pianistas efectuaron comentarios, verbales y por escrito,


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acerca de su práctica y de sus resultados musicales.

Finalmente, tras el recital, fueron entrevistados acerca de sus estrategias de práctica


y de memorización.

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


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Tema 5. Ideas clave
Los resultados evidenciaron que las personas de mayor nivel eran más propensas a
la práctica segmentada con secciones que, de inicio a fin, se correspondían con los
límites estructurales de la obra. A su vez, la probabilidad de que un pianista utilizara
los límites estructurales de la composición, a la hora de elegir qué iba a ejecutar,
aumentaba en el transcurso de las sesiones de práctica.

También, comprobaron que la interpretación final en el recital obtuvo mejores


juicios cuanto más pronto se había comenzado a practicar dividiendo la obra según
los límites estructurales.

Estos datos sugieren que la identificación y el uso de la estructura como guía de


práctica es una característica sobresaliente de habilidad que se incrementa
considerablemente en función de la experiencia musical (Williamon y Valentine,
2002). De modo que, cuanto más se organice la práctica en torno a secciones
musicales bien identificadas (especialmente en las primeras etapas del aprendizaje
de una obra), con mayor probabilidad se recordará esta arquitectura básica al
interpretar de memoria (Ginsborg, 2004).

Finalmente, se distinguen cuatro modos de procesamiento del material musical, tal y


como se observa en la tabla 4 (Ginsborg, 2004).

Práctica fragmentada en la que se practican los fragmentos por separado


Segmentado y luego como una unidad. Es uno de los procedimientos más
recomendados.
Práctica fragmentada en la que el material se va añadiendo
Aditivo continuamente, alargando un determinado segmento. Es uno de los
procedimientos más recomendados.
Práctica en la que la obra se lleva a cabo varias veces, en su totalidad,
Holístico
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aunque existan errores o lapsos de memoria.


Práctica consistente en el retorno repetido al comienzo de la pieza ante
Serial
cualquier error o lapso de memoria.

Tabla 4. Modos de procesamiento del material musical, según Mishra (2005).

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


31
Tema 5. Ideas clave
La práctica fragmentada es la característica principal de las propuestas de
procesamiento segmentado y aditivo, tan solo difieren en cómo se añade el nuevo
material a una sección. Cuando se utiliza un procesamiento holístico, la obra se lleva
a cabo varias veces en su totalidad, lo que permite regresiones si se producen
errores o lapsos de memoria.

Sin embargo, cuando los errores o lapsos de memoria dan como resultado un retorno
repetido al comienzo de la pieza, en lugar de intentar llegar hasta el final, el
procedimiento se denomina serial (Mishra, 2005). Veamos los dos procedimientos
más recomendados.

Procesamiento del material musical segmentado

Para efectuar una práctica musical fragmentada puede efectuarse un procesamiento


del material musical segmentado. Se trabaja una primera sección hasta su
consecución (p. ej., 1º compás), después se trabaja la segunda sección hasta lograr
un resultado satisfactorio (p. ej., 2º compás) y, finalmente, se reunifica y se trabajan
las dos secciones hasta lograr su dominio (p. ej., compás 1º y 2º).

Reid aplica el procedimiento de chunking (seccionar la tarea compleja en tareas más


pequeñas y sencillas) a la práctica musical dividiéndola en secciones (Reid, 2006).
Propone estudiar una sección pequeña de la obra y, progresivamente, cuando ya se
domina, incorporarla dentro de un bloque más grande y así, sucesivamente, hasta
abordar toda la obra. De este modo, la pieza se fragmenta en unidades simples antes
de reconstruirla progresivamente.

Dividir la obra en secciones permite centrar la atención en un limitado número de


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problemas y resolverlos dominando el pasaje de una vez, en lugar de repetirlo varias


veces sin haberlos solventado (Chaffin y Lemieux, 2004). Y, al no tocar los pasajes
antes de que hayan sido dominados, se evita el establecimiento de hábitos motores
anómalos que más tarde tendrán que ser corregidos con esfuerzo.

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


32
Tema 5. Ideas clave
Esta fórmula sistemática de trabajo por secciones permite centrar el esfuerzo del
estudio en objetivos muy concretos (lectura, igualdad, precisión, tipo y calidad de
sonido, análisis, digitación, indicaciones complementarias, fraseo, etc.),
resolviéndolos de la forma más rápida y eficaz (Coso, 1992).

Para el violonchelista Bunting, resulta muy útil practicar el pasaje de mayor dificultad
(dividir lo complejo) para, después, integrar el funcionamiento mejorado en su
conjunto. Lo denomina el principio de «divide y vencerás» (Bunting, 1999, p. 43).

En cuanto a las características de las divisiones, deben efectuarse bajo criterio del
intérprete, manteniendo el sentido musical (Coso, 1992).

No es muy importante la extensión de cada sección (aunque en estudiantes poco


experimentados es conveniente trabajar con secciones cortas) pero sí es relevante la
presencia de una lógica expresiva y musical que permita que la futura integración al
conjunto se efectúe de forma natural, manteniendo la continuidad del discurso.

Procesamiento del material musical aditivo

Dividir la práctica en secciones es la característica principal de las propuestas de


procesamiento segmentado y aditivo; tan solo difieren en cómo se añade el nuevo
material a un fragmento (Mishra, 2005).

En esta propuesta aditiva, el material musical se va añadiendo continuamente,


alargando un determinado segmento (por ejemplo, en un pasaje de valores rápidos
cada vez se añade una nota más).
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Este procedimiento básico consiste en presentar a la mente (para su posterior


transmisión a la musculatura) problemas que progresen de lo más sencillo a lo más
complejo, es decir, obtener pequeños dominios parciales antes de, progresivamente,
alcanzar el dominio completo (Galamian, 1998).

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


33
Tema 5. Ideas clave
Si con la ayuda de la intuición no basta, es preciso recurrir al análisis para asimilar el
todo desde las partes. Con creatividad, todo aquello que es «difícil, complicado,
desconocido, insuperable, puede reducirse a algo infinitamente más fácil que es
simple, conocido y superable» (Neuhaus, 1987, p. 123).

Finalmente, al avanzar de problemas sencillos a problemas más complicados, hay que


tener siempre presente un importante principio que el violinista Galamian aplica a
cualquier tipo de práctica: «una vez que un problema se ha superado, es inútil
repetirlo una y otra vez. Hay que dejarlo correr y pasar al siguiente» (Galamian,
1998, p. 127).
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Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


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Tema 5. Ideas clave
5.6. Práctica indirecta: alterar el modo de ejecución
ordinario de la obra musical

La práctica indirecta supone alterar el modo de ejecución ordinario de la obra


musical: se puede alterar el tempo de la interpretación; se pueden generar nuevos
problemas por resolver; o bien, encontrar nuevas combinaciones rítmicas y fusionar
en uno o varios los ejercicios ofrecidos acrecentando la dificultad. Estas propuestas,
además de aportar un beneficio inmediato, poseen múltiples ventajas como puede
observarse en la tabla 5.

Bondades de la práctica indirecta

Según Hill (2006), estas son las ventajas inherentes a la práctica indirecta:

 Aprender la música de diferentes modos pone de relieve cualquier

incertidumbre persistente en el conocimiento básico del alumnado (a nivel


auditivo, intelectual o musical).

 Asumir que se posee la capacidad de afrontar un reto más allá de lo

estrictamente necesario refuerza la seguridad del ser humano.

 Comprender que cualquiera de estas propuestas economiza mucha práctica

repetitiva de la misma música.

Tabla 5. Bondades de la práctica indirecta, según Hill (2006).

Alterar el tempo de la interpretación


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Existen tres conductas observadas cuando se aborda la ejecución de una obra en la


que no se es capaz de tocar de inmediato al tempo requerido:

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


35
Tema 5. Ideas clave
 Primera: consiste en comenzar, lenta y progresivamente y aumentar la velocidad
de ejecución hasta alcanzar el tempo óptimo. Esta propuesta es la más
recomendada.

Sin embargo, es curioso comprobar que la práctica lenta puede contener más
errores que la ejecución a tempo real (Jørgensen, 2004).

Este no es un argumento en contra de la propuesta, ya que mientras la práctica


progresa, como la obra se hace más familiar, se cometen menos errores (Drake y
Palmer, 2000).
Una objeción más importante es que la práctica lenta está alejada de las exigencias
físicas y musculares de los movimientos finales lo que puede resultar no solo una
pérdida de tiempo, sino que puede ser contraproducente en el desarrollo de la
correcta respuesta muscular (Jørgensen, 2004).

En la práctica lenta, los procesos musculares deben ser semejantes a los


involucrados al tocar en el tempo correcto (Hinsom, 1995).

 Segunda: se fundamenta en alternar entre un tempo lento y el tempo de


interpretación más rápido.

 Tercera: propuesta que consiste en practicar a tempo real de principio a fin.

A la hora de decidirse por una de ellas (estudio lento, estudio a tempo real o
alternando tempo lento y real), Jørgensen manifiesta que la regla general es que una
propuesta de tempo se debe elegir tan solo después de una cuidadosa
consideración de lo que esa propuesta sea capaz de lograr (Jørgensen, 2004).
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Resulta curioso constatar que la propuesta de práctica indirecta relativa a «disminuir


la velocidad», fue un evento frecuente en la escala de observación de práctica de
piano (OSPP), mientras que otros cambios de tempo fueron registrados en menor
frecuencia (Gruson, 1988, p. 98).

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


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Tema 5. Ideas clave
De una encuesta a 94 docentes de música, resultó que la mayoría habitualmente
propone a su alumnado comenzar la práctica de una obra lentamente para
progresivamente aumentar la velocidad hasta el tempo ideal (Barry y McArthur,
1994).

A su vez, el colectivo estudiado por Hallam desveló, como estrategia eficaz, la práctica
por secciones lentamente y repitiendo pasajes difíciles, primero despacio y después
con progresiva aceleración (Hallam, 2004).

Lo que coincide con los datos del estudio sobre guitarristas, en el que una de las
estrategias aplicadas al aprendizaje y la memorización es el manejo de la «práctica
lenta en pasajes complejos» (Eguilaz, 2009, p. 13).

Pero ¿por qué la ralentización da tan buenos resultados?

Según un modelo establecido en el ámbito de la neurología (Bengtsson et al., 2005;


Fields, 2006, 2008) la estructura de la mielina ofrece dos explicaciones:

 Primera, practicar lentamente permite prestar más atención a los errores, lo que
conlleva un mayor grado de precisión con cada activación de los circuitos
neuronales. Y, cuando se trata de cultivar la mielina, la precisión es lo más
importante (Coyle, 2009).

 La segunda explicación evidencia que practicar lentamente ayuda a desarrollar


una cualidad aún más importante: «una percepción activa del funcionamiento
interno de la habilidad, de la forma y el ritmo de los circuitos interconectados de
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habilidad» (Coyle, 2009, p. 89).

Si la fuerza de cada movimiento se mantiene sin cambios, al incrementarse


progresivamente la velocidad, se incrementa también el flujo de esfuerzo (esfuerzo
por unidad de tiempo) (Mechner, 1995).

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


37
Tema 5. Ideas clave
Práctica lenta y flujo de esfuerzo (Mechner, 1995).

Ejemplo pianístico.

En el piano, un determinado nivel de intensidad requiere de un


determinado nivel de esfuerzo para pulsar cada tecla. Por tanto, una
velocidad de ejecución más rápida (con un determinado nivel de
intensidad sonora), requerirá de un mayor nivel general de flujo de
esfuerzo que una velocidad más lenta.

Hay que tener presente que cuando se practica un pasaje lentamente,


cualquier pianista suele tender a aumentar la fuerza de pulsación de cada
tecla, probablemente para aproximar su ejecución más estrechamente al
nivel de flujo de esfuerzo del rendimiento final.

Es el mismo principio que opera en otros tipos de rendimiento. De este


modo, cuando el parámetro de velocidad se ajusta para una ejecución
más rápida, con un determinado nivel de intensidad, el parámetro de
flujo esfuerzo debe también ajustarse en consecuencia.

Pero ¿cuál es el fundamento neuronal que tiene lugar durante la transición de


movimientos guiados durante la práctica lenta (realizados bajo constante control
sensorial), a movimientos rápidos (que tienen que efectuarse lo más velozmente
posible y sin retroalimentación sensorial)?

Se sospecha que diferentes regiones cerebrales producen estos dos tipos de


movimientos y que la transición de un tipo a otro puede ser incompleta. Esto
explicaría por qué la práctica lenta con movimientos guiados, conforme se aumenta
el tempo, puede dificultar finalmente la ejecución de este movimiento a un tempo
rápido.
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Por ello, se recomienda, incluso en la infancia, practicar pequeños segmentos del


patrón de movimiento a un tempo rápido (Altenmüller y Gruhn, 2002).

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


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Tema 5. Ideas clave
Sin embargo, y al mismo tiempo, la precisa automatización de determinados
movimientos complejos se ha de llevar a cabo mediante una práctica guiada en
tempo lento.

Tal y como se ha evidenciado, estudiar a una velocidad inferior a la real es un modo


de práctica indirecta con el que se puede simplificar una tarea; aunque «los tempos
del estudio deberían ser lentos, en su mayor parte, pero sin exagerar» (Galamian,
1998, p. 132).

David Soyer asegura que «con frecuencia no se entiende que practicar lentamente es
un ejercicio mental; permite al cerebro asimilar qué es lo que hay que hacer cuando
el pasaje se toque después en el tempo normal» (Blum, 2000, p. 67).

Para este violonchelista, el proceso de aprendizaje debe ser lo suficientemente lento


como para obtener una comprensión completa y clara.

Por el contrario, si cualquier estudiante puede practicar lentamente pero no es


capaz de analizar los problemas y entenderlos, probablemente después de horas
de trabajo será incapaz de afrontar el pasaje a tempo por dicho motivo.

Michael Tree, viola del Cuarteto Guarneri, revela el principal beneficio de la


propuesta. «Al tocar un pasaje despacio suele desvelarse dónde está la dificultad. Es
sorprendente que muchos estudiantes no aprecien la importancia de practicar
despacio. A veces es más difícil que tocar rápido» (Blum, 2000, p. 66).

Generar nuevos problemas por resolver


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La práctica indirecta es un concepto reconocido en el ámbito pianístico gracias a las


famosas ediciones de las obras de Chopin por Alfred Cortot. En ellas se abordan los
problemas persistentes extendiendo el principio de atacar la complejidad desde su
origen. Cortot añade a cada Estudio de Chopin unos ejercicios preliminares, de

Investigación e Innovación en Pedagogía Musical


39
Tema 5. Ideas clave
acuerdo con su teoría de no practicar «el pasaje difícil, sino la dificultad que contiene,
comenzando dicha práctica desde su misma raíz» (Hill, 2006, p. 167).

Esta propuesta implica que el alumnado genere nuevos problemas para resolver,
encuentre nuevas combinaciones rítmicas y fusione en uno o varios los ejercicios
ofrecidos. «El número de posibilidades es infinito, y no puede abarcarse en el margen
de una vida» (Galamian, 1998, p. 131).

Sin embargo, «el objetivo no es simplemente tocar todas las combinaciones posibles,
sino más bien dominar unas cuantas nuevas cada día para mejorar y perfeccionar
gradualmente» (Galamian, 1998, p. 131).

De este modo, «se consigue ir al núcleo del problema, no solo desde una dirección,
sino desde muchas direcciones diferentes» (Galamian, 1998, p. 132) por lo que
resulta posible alcanzar un mayor grado de seguridad.

Algunos docentes prominentes han defendido la práctica indirecta de pasajes con


acentos colocados fuera de lugar o variando los ritmos reales. De hecho, un estudio
detallado de una pianista practicando una pieza de Debussy (Krampe y Ericsson,
1995) evidencia cómo los problemas técnicos se fueron dominando sucesivamente
por medio de ejercicios técnicos diseñados específicamente para lograr la mejora.

Una desventaja de esta práctica indirecta es que se generan programas de rutina


defectuosos, aumentando así la probabilidad de acentos no deseados o distorsiones
rítmicas en el resultado final. La ventaja es que el repertorio de coordinaciones y
recursos motores disponibles es mucho más amplio y versátil (Mechner, 1995).
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Finalmente, la variabilidad en la práctica puede aumentar la flexibilidad de


adaptación de la actuación pública. Los cambios impredecibles e inevitables en el
cuerpo humano y en el medio ambiente generan diversas circunstancias a las que el
rendimiento se debe adaptar; mientras que, el alumnado, también puede querer
variar la ejecución por razones artísticas o de otra índole.

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Tema 5. Ideas clave
Acrecentar la dificultad

El pianista Smith extendió la idea de no trabajar el pasaje difícil pero sí la dificultad


inherente a él. «Recomendaba un método feroz con el que, además de abordar la
dificultad por etapas (como hacía Cortot), se exageraba el problema, extendiendo el
nivel de habilidad más allá de lo requerido» (Hill, 2006, p. 167).

Saber que se es capaz de afrontar un reto más allá de lo estrictamente necesario


refuerza la seguridad de la persona e implica una menor práctica repetitiva.

«Es muy positivo complicar la situación real para crear un margen de seguridad»
(Arizucen, 1985, p. 107).

Propone el siguiente ejemplo: si el alumnado está «física y mentalmente dispuesto a


realizar un cambio de posición de dos octavas sobre la misma cuerda, una sola octava
le resultará menos difícil. Simple cuestión de relatividad». Algo parecido utilizaba el
pianista Smith con su alumnado:

Si el problema era de «geografía» del teclado, encontrar con seguridad las


notas correctas, la solución era aprender a tocar el pasaje con la misma
facilidad, pero a ciegas, sin utilizar la vista para dirigir las manos. Para lograr
uniformidad y brillantez en los pasajes virtuosos, proponía que se estudiasen
las figuraciones en diferentes tonalidades, empleando la misma digitación
para hacerlo aún más difícil, lo que de paso tiene la ventaja de evaluar nuestro
conocimiento auditivo y armónico de la obra. (Hill, 2006, p. 167)
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Finalmente, Arnold Steinhardt, primer violín del Cuarteto Guarneri confiesa:

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Tema 5. Ideas clave
Yo aprendí mucho de Szigeti en cuanto a práctica creativa. […]. Nunca repetía
un cambio difícil a una nota alta de forma rutinaria; trataba de cambiar a una
nota aún más alta -o un pasaje rápido y complicado lo tocaba todavía más
deprisa. Si eres capaz de hacer algo aún más difícil, el propio pasaje parecerá
más fácil la próxima vez. Szigeti siempre experimentaba; a menudo practicaba
el mismo pasaje con diferentes digitaciones. (Blum, 2000, p. 67)

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