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Para Perú Para el Exterior

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a nombre de Lauro Martín Molina Castillo
Fue en diciembre de 2015 que apareció el último número impreso, en realidad fueron
dos los números que salieron juntos pues también hubo un considerable tiempo de retraso y
por tanto se contaba con abundante material que se distribuyó en los números 10 y 11, que
por cierto estuvieron bastante nutriditos. Entonces una vez más pensé que el siguiente
llegaría pronto, pero … aquí estamos cinco años y algunos meses después, batiendo un
nuevo record de ausencia.

Sin embargo, ahora si tenemos atenuantes (en realidad siempre los


tenemos), pero bastaría decir que es muy difícil y demandante, y vaya que lo
es, requiere tiempo y recursos, de los cuales no siempre se dispone
como uno quisiera. El tiempo fue particularmente crucial en
estos últimos años, buena parte del 2017 lo dediqué a la
concepción, elaboración del proyecto y proceso de edición
de “Oficio de libres, del ancestral y contemporáneo arte de
los Títeres”, libro que es una especie de evolución de “Mil
Vidas”, pues en sus páginas están muchos artículos que
escribí para esta publicación, así como las entrevistas a
maestr@s titiriter@s que vengo haciendo desde aquel
lejano 2004; no obstante, no se trataba solo de apiñar
textos e imágenes, ha pasado el tiempo y con él la
información e ideas pueden ir
cambiando/actualizándose, por lo que tuve que
revisar y corregir todos los textos, reescribiendo
unos, además de elaborar otros que aún no existían
y eran necesarios; lo que finalmente se tradujo en un libro
de más de 350 páginas.

Hacer un libro no es lo mismo que un


fanzine y menos si se cuenta con financiamiento
del Estado, que en este caso fue así; eso me
introdujo en un mundo nuevo donde la libertad de
hacer y deshacer a mi antojo, que me permitía la
comodidad de la fotocopia, se transformó en una
serie de procedimientos, pasos y gestiones
ineludibles; lo que llevó a entregarle al proyecto, meses
enteros a exclusividad. De que lo valió, sí que
lo valió, allí está el producto, un libro editado
en las mejores condiciones posibles, por el
cual debo agradecer al equipo del
programa Puntos de Cultura del Ministerio
de Cultura de Perú, encabezado por Julio
Vega, el cual me construyó un poco de
confianza hacia el Estado, pero sobre todo
hacia individuos que trabajan en él, que se
permiten ser respetuosos y trabajar con un nivel de
entrega y compromiso admirables; si bien la burrocracia
(si, con doble r) está bien asentada y la estructura estatal va de
calamitosa para peor, allí hay personas que van construyendo algo diferente, quedé muy
agradecido con tod@s ell@s.

El libro llegó además en esos años que podrían llamarse de la “expansión” de nuestro
grupo Tárbol teatro de Títeres, cuando tocó hacer montajes de gran envergadura, proyectos,
giras, apareciendo una cosa tras la otra; ¿generación espontánea?, en realidad todo el
trabajo entregado incansablemente desde 1999 bastaría para entender que eso podía llegar;
y fueron buenos tiempos, trabajando en mejores condiciones, sin ponerle techo al impulso
creativo, sin tener que ceder un milímetro en nuestras convicciones (vaya privilegio. Buenos
tiempos, pero al mismo tiempo muy exigentes, si pues “los sueños se hacen a mano y sin
pedir permiso” pero además con muchísimo trabajo.

En ese contexto, lamentablemente, uno de los “damnificados” fue mi querido “Mil


Vidas”, al que me fue imposible dedicarle tiempo. Y allí, justo allí cuando la cosa iba para
arriba ¡PUM!, la bomba microscópica; nos derrumbó todo, de pronto éramos protagonistas de
una película distópica bastante realista que nos enclaustró por tiempo indefinido (y pensar
que me creí lo de los quince días iniciales). Entonces me dije, llegó el momento ahora saco
diez números juntos, total, tiempo es lo que sobra ¿¿¿???; nada más alejado de la realidad,
pues la vida nos puso en una circunstancia que por un lado nos confrontaba a la subsistencia
y por otro a un estímulo creativo tremendo; de modo que tiempo era con lo que menos se
contaba. Creí que este número aparecería en mayo 2020, y así semana tras semana de
postergación, obstáculo tras obstáculo (que no se cansaban de aparecer), llegamos hasta
ahora.

Durante mucho tiempo me negué a la posibilidad de una edición digital, sin embargo,
ahora esta coyuntura no me hacía viable ni útil la opción impresa; por lo que, al principio a
regañadientes, tomé esta alternativa. Contra lo que esperaba, en el proceso me entusiasmó
el rumbo que iba tomando, encontrando posibilidades diferentes; quizá no mejores, quizá no
perores, simple y alentadoramente diferentes; por lo que además de este número, el
siguiente también verá la luz en digital. Luego aún no lo sé; una lección que me dejan estos
tiempos es la importancia de la apertura y la flexibilidad, con desapego a esquemas rígidos.

Definitivamente no es fácil concretar está publicación, pues si bien es tremendamente


gratificante, al mismo tiempo es muy demandante. Para mi sigue siendo una ofrenda a ese
arte que me lo ha dado todo y a quienes en un amoroso andar de miles de años lo han ido
construyendo.

Muchas gracias por estar aquí.

Martín Molina Castillo


titerestarbol@gmail.com
Dedicamos este número a la memoria
del maestro Luis Pajuelo Frías

Alzamos un pequeño
pero amoroso fueguito
acompañando respetuosamente
a quienes partieron,
pensando a los que están pasando
momentos duros;
aunque la penumbra sea grande y fuerte,
siempre tendremos la posibilidad
de abrirle un espacio a la luz.
Seamos un mar de fueguitos,
que convoque lo bueno,
que construya esperanza,
que calme el dolor,
que aliente los sueños …
--- En esta Vida --------
Portada: La Machi
Dibujo de Esteban Herskovits

Un titiritero no muere
Juan Rodríguez …………………………………………………. 8

Luis Pajuelo Frías y la revolución de los Títeres


Anabelí Pajuelo …………………………………………………. 10

Una plaga más no basta


Martín Molina Castillo …………………………………………... 20

Títeres: la palabra que actúa


Mauricio Kartun ………………………………………………… 35

¿Cómo me inicié en los Títeres?


Carlos Benites Arteaga …………………………………………… 38

El mundo mágico de los Títeres


Danilo Sánchez Lihón ……………………………………………. 42

Atisbando el amplio horizonte de los Títeres


Martín Molina Castillo …………………………………………… 54

Titeroterapia virtual en tiempos de cuarentena


Alejandro Jara Villaseñor …………………………………………. 60

Instantes Eternos, Crónica visual titiritera ………………………... 64

La fantasía es hermosísima para enseñar


Entrevista a Rosa y Alicia Núñez del Prado ……………………….. 70

El Arte de los Títeres y el pensamiento divergente


María Laura Vélez Valcárcel ……………………………………… 93

El enigma de los titiriteros acompañantes de Hernán Cortés


Sergio Herskovits Álvarez …………………………………………. 107

Hacerse Titiriter@
Martín Molina Castillo ……………………………………………. 114

La Tuerca
Carlos Torres ………………………………………….………….. 119
Sergio Mercurio en su paso por Perú
Sergio Mercurio ……………………………..………. 121

Gráfica Titiritera
Armando Samaniego, Eli Guzmán y Leonel Colina … 125

El Cine
Eduardo Galeano……………………………..……….. 127

El Teatro de Títeres en Lima


Guillermo Ugarte Chamorro ………………….……… 128

Reseña: libro Entretíteres de Ángel Israel Barros


Martín Molina Castillo ………………………………. 130

Reseña: libro Oficio de Libres de Martín Molina


Toni Rumbau …………………………………………. 135

Trozos de alma
José Quevedo …………………………………………. 140

Pequeña estampa Totiana


Ardri Sobrero ………………………………….. ……. 142

Mil Vidas, historia de papel


Martín Molina Castillo ………………………………. 144

Acopio, ensamblaje de información y por si alguien


quiere buscar un culpable: Martín Molina Castillo
Contactos: titerestarbol@gmail.com

Infinitas gracias a quienes aportaron material y


entusiasmo, sin los cuales esto sería totalmente
imposible, y a tod@s aquell@s que de una u otra
manera contribuyen para habitar estas virtuales
páginas no solo de letras, sino también de mucho
Espíritu …

Mil Vidas, publicación artesanal dedicada a los Títeres


Es un proyecto de
Un titiritero no muere,
abandona las maletas innecesarias
y se aferra a las más livianas, pero no muere
porque debe dar un saltito largo
hasta un jardín de wawas sonrientes
no puede morir, porque está hecho de papel perpetuo
de risa constante, de pena que surca fuerte,
pero rapidito como viento de cordillera
o aroma de sierra en primavera.
no puede morir, porque su alma es robusta, apuntalada,
fortalecida con costura de dos puntos.
Con lo que los demás llamamos trapo
el titiritero, como Dios, hace alas, corazón y lágrima buena
no puede morir, no le sabe a cosa natural
él da vida bondadosa, él trae la luz y la palabra
y a veces mata al fantoche feo, al represor, al cobarde, al asesino,
al santo, al beato
y a veces mata la amargura, la miseria, el mal rato
se traga todo ese veneno y lo regresa en una carcajada ruda.
Si quieres ver muerto a un titiritero estás jodido…
él asume la muerte como asume la flor
mastica el pan como mastica el hambre
hace el amor, baila en bacanales, festeja y abraza tan fuerte
que ese abrazo puede durar años,
sabe levantar sus brazos para aplacar sus miedos
hasta volverlos listón de cielo, retazo con lunares, ovillo de lana nueva….
Se mueren, sí; los tibios, los usureros, los mezquinos, los que ambicionan poder,
los que matan de veras.
La muerte es un fantoche más, él se coloca la muerte en una mano
la besa con ternura y la guarda en su maleta…
Un titiritero no muere, aunque a veces te confunde, pues parece que sí
porque a veces te sorprende montado en su nube para irse de gira un largo rato.

Juan Rodríguez
“Paralamano” Sucre – Bolivia
Dibujo Juan Rodríguez
paralamano@hotmail.com
“La revolución de los títeres puede comenzar. ¡Adelante!... “
Luis Pajuelo Frías

Especialmente en el centro de
nuestro país, es reconocido el nombre
de Luis Pajuelo Frías: el hombre, el
poeta, el maestro, el inagotable gestor
cultural y luchador social. Es
indiscutible el invalorable aporte a las
letras y la cultura que entregó a su
pueblo. Sin embargo, poco se sabe
sobre su pasión y búsqueda sobre el
arte de los títeres, que cultivó de
manera silenciosa a lo largo de toda
su vida, a la par de sus ocupaciones y
otras exigencias cotidianas. La magia
de los títeres le llegó cuando él
apenas tenía ocho años de edad y,
desde entonces, nunca lo abandonó.
Respecto a su primer contacto con
este cautivante universo, describe
que:

El interés por el fascinante


universo de los títeres nació
cuando niño. Unos estudiantes
de secundaria del colegio
“Santa Rosa”, atendiendo la
invitación de los hermanos
Ramón y Fernando
Avellaneda, quienes vivían en
Moyopampa (Chosica),
llevaron un elenco de
marionetas traído desde
España. Entre los fantoches
actuaba un gracioso perrito Luis Pajuelo Frías, retrato realizado por Wilmar Cosme
color gris, orejas movedizas y ojos brillantes, era un títere de guante o guiñol. El
espectáculo que vi, junto a los chicos del barrio, me dejó una impresión indeleble. Nunca
hasta entonces había imaginado (tenía ocho años) que existían esos seres fantásticos,
que realizaban acciones, desplazamientos graciosos e impactantes, pletóricos de
fantasía. Así hace 56 años, nació en mi un deseo irreprimible de hacer títeres, de verlos
en escena, de construir un teatro y dirigir un elenco.

Luis Raymundo Pajuelo Frías nació en la ciudad de Cerro de Pasco en el año de 1945,
hijo de don César Pajuelo Antúnez, quien era sastre de oficio y profesión y doña Felicia Frías
Lobatón, una mujer inquieta y profundamente creativa, dotada de una increíble habilidad y
magia en las manos. Doña Felicia, durante su larga existencia, practicó el arte de la confección
de muñecos de telas y, tempranamente, esta especial habilidad por las manualidades impactó
en el pequeño Luis. Esta influencia fue declarada por él mismo:

“Nunca estuvo quieta, hizo de todo y su dedicación a hacer muñecos fue intenso. Ella
no fue instruida para hacer títeres, sino ella hubiese sido mi maestra. Faltó poco, casi nada”.

Consciente de su fascinación por estos seres mágicos y maravillosos, emprendió pronto


el gran compromiso de formarse en la práctica, guiado por una incansable curiosidad. Así,
progresivamente, encontró la manera de ir perfeccionando su arte. Ya a los 14 años de edad,
el entusiasta y adolescente Luis se aventuraba a realizar su primera experiencia como director
de un elenco de títeres: una adaptación artesanal realizada a partir de la película “Pinocho”
de Disney y que, por aquellos tiempos, se venía proyectando en el cine de Chosica. Esta
primera experiencia titiritera se llevó a cabo en la Asociación de Padres de Familia del barrio
de Moyopampa. Al respecto, refiere que:

Impartiendo un taller de títeres en la Escuela de Arte y Desarrollo Puckllay, fotografía archivo Puckllay
Entonces no conocía quien era Carlo Collodi, ni había revisado su exitosa obra. Con la
collera, vi seguramente, la película de similar título… De aquel primer libreto no queda
huella alguna, pero fue el primer intento de llevar a libreto el argumento fílmico de un
texto famoso.

Así, pasaba horas intentando fabricar sus propios títeres de manera artesanal e intuitiva,
sin conocimiento alguno y sin técnica. Entonces ocurrió que su querido hermano Alberto, al
percatarse de su obsesión, le regaló un libro titulado “Títeres” de Javier Villafañe. Al respecto,
refiere:

Era éste un ilustre titerista de nacionalidad argentina, director de un elenco de fantasía


“La andariega”, constaba de un retablo en forma de carreta jalada por caballos, que
visitaba, pueblo tras pueblo, la extensa pampa. Fue en este cálido libro en que advertí
que el arte de los títeres, era, ante todo, un proceso, un oficio, un quehacer que requiere
constancia y deslumbramiento.

A partir de esta primera experiencia lectora sobre el universo de los títeres, las
posibilidades se mostraron vastas y, desde entonces, fue recopilando información, llenándose
de imágenes, recortes de periódicos, ensayando técnicas, mejorándolas y tomando apuntes.
Al terminar sus estudios secundarios, decidió estudiar la especialidad de historia y literatura en
la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle La Cantuta (UNE). En este
tiempo, impulsó la fundación del Centro Cultural Camilo Torres en el mismo barrio de
Moyopamba. En abril de 1970, participó del primer encuentro de escritores en Jauja, ese año
nace su primer hijo Gabriel y, en 1971, luego de graduarse viaja para el centro del país a
ejercer su profesión. Trabajó primero en la Normal de Huancavelica donde conoció a su
compañera Blanca América Valdez Callirgos con quien se casó y tuvo tres hijos: Anabelí,
Camilo y Oliver. Era un activo luchador sindical, motivo por el cual fue despedido y tuvo que
viajar hacia Huancayo donde obtuvo una plaza como profesor contratado en la Universidad
Títeres en proceso, realizados en el taller impartido en la Escuela Puckllay, fotografía archivo Puckllay.
Sistematizando sus reflexiones y método, fotografía archivo Puckllay.

Nacional del Centro del Perú (UNCP). Así


mismo, asumió la coordinación del Área de
Educación de la Cooperativa Magisterial,
siempre interesado en liderar proyectos de
cultura, diseñó la construcción de un centro
cultural que nunca pudo realizarse.

En agosto de 1973, retomaría su


romance con los títeres fundando, junto a
Gaspar Orellana, Ana Vilcapoma y José
Vilcapoma, el elenco de títeres “Paco
Yunque”, con el cual realizaron
presentaciones en distintos barrios y
colegios, generalmente de sectores humildes
y campesinos. Algunas de las obras
montadas por el elenco fueron La casa del
fantasma y Coyolito contra Lupino. La
primera está registrada en el mencionado
libro de Javier Villafañe y fue escrita por una
pequeña niña de 9 años de edad. Esta obra
fue la primera que había leído a sus 14 años
de edad y que le había marcado
especialmente. Por ello, fue siempre parte
del repertorio de sus propuestas para teatro
de títeres. El libreto de la segunda obra fue
escrito dentro del taller de títeres del elenco
Paco Yunque, tomando como punto de
partida la problemática de la venta de ceras
que en esa época se vivía y se padecía en los pueblos del Valle del Mantaro. La obra fue
estrenada en setiembre de 1974 con motivo del primer aniversario del elenco. En este tiempo,
fue descubriendo la metodología que caracterizaría su trabajo con los títeres en adelante,
además del concepto integral al combinar el libreto, la creación del títere y el montaje. Su
empeño en perfeccionar los recursos y materiales del elenco, lo llevaron a diseñar un teatrín
profesional y transportable, según una especificidad de detalles y características, que
ayudaban a elevar la calidad de la puesta en escena de la obra. Respecto a estas experiencias,
en una presentación del libreto de la segunda obra, refiere que

Luego de este periodo de trabajo, lo que era inicialmente un propósito plegado de


elementales yerros, ha venido perfeccionándose al calor de las masas infantiles. Hasta
aquí hemos pasado dos etapas: 1) La del dominio del movimiento escénico y el montaje
y 2) La implementación de escenografía y vestuario. El hecho de venir trabajando con
dos obras: La casa del fantasma, que se entregó en la primera serie y Coyolito contra
Lupino, que en esta oportunidad se entrega, ha permitido a los integrantes del taller
obtener un dominio técnico que no deja indiferente al niño y al atento espectador de
cualquier edad.
Hacia el año de 1975, recibió una oferta de trabajo en la Universidad Nacional Daniel
Alcides Carrión (UNDAC) de Cerro de Pasco, su tierra natal. Entonces, una vez más alistó
maletas y emprendió el viaje dejando el elenco en manos de sus compañeros de grupo. El
teatrín, por alguna razón, quedó abandonado en la Cooperativa. Años después, felizmente, su
amigo y colega José Oregón Morales pudo rescatarlo, repararlo y hacer que vuelva a estar
vigente. Hoy, este precioso teatrín, es parte del elenco de títeres TUKI de Huancayo.

En Cerro Pasco, Luis Pajuelo no sólo se dedicó a la enseñanza universitaria. Como era
habitual en él, se involucró en múltiples proyectos y acciones en los que se entrelazaban su
interés por la cultura, la enseñanza y el compromiso social. Uno de los proyectos más
importantes de esta época fue la fundación del Centro de Cultura Popular Labor del cual sería
su primer director. Pronto encontraría la manera de impulsar un nuevo elenco de títeres con
alumnos y alumnas de la especialidad de educación en la Universidad Daniel Alcides Carrión,
el cual se llamó ‘La Luciérnaga’. Así, dirigió un nuevo taller donde él mismo se encargaría de
diseñar y guiar la construcción de un nuevo teatrín, además de confeccionar los títeres y
realizar la adaptación de los libretos. Con todo listo, realizó un taller sobre manipulación y
montaje, siendo al mismo tiempo, en esta época, director de la oficina de proyección social de
la UNDAC. Con este elenco se logró montar tres obras: La casa del fantasma, El zorro y el cuy
y Por quien sale el sol, la última adaptada por Sara Joffré. Estas obras recorrieron los barrios,
escuelas y orfelinatos de Pasco, maravillando a la joven audiencia.

A través de muchos años de estudio, observación y práctica, poco a poco, fue afiatando
una propuesta metodológica y pedagógica sobre el arte de hacer títeres. A estas alturas, su
estilo en la confección y modelado de los títeres era ya característico, sobre todo cuando se
trataba de caracterizar facciones humanas. Año tras año y de forma sistemática, había ido
guardando todos los insumos que podrían ayudarle a enriquecer y mejorar su arte. Así, era
posible encontrar, por ejemplo, un conjunto de imágenes diversas que podrían inspirarle o
mostrarle el camino para poder
capturar la esencia de un
determinado personaje. De igual
manera, diseñó distintas
herramientas para elaborar de
manera profesional cada
personaje, buscando que
cumplieran con los requisitos
esenciales para, entre otros
aspectos, lograr medidas, peso y
dimensiones precisas; por otro
lado aspectos tan importantes
como la manipulación del títere,
el desplazamiento en el
escenario, la preparación física,
el trabajo vocal también formaron
parte de su exigencia y
permanente búsqueda en el afán
de seguir perfeccionando una
metodología coherente y útil.

Taller en escuela Puckllay,


fotografía archivo Puckllay.
Durante la época convulsionada del terrorismo, los diferentes cargos que ocupó lo
obligaron a dejar dormida su pasión por los títeres y, una vez más, sus títeres y su teatrín
fueron cedidas a los alumnos y alumnas que venían realizando las presentaciones en la
ciudad. En enero de 1989, sufre un atentado por el cual él y su familia quedaron profundamente
afectados. En este ataque, se perdieron muchos materiales invaluables. Entre ellos, sus
apuntes, notas y parte de su hermosa biblioteca.

En el año 2002, cuando ocupaba el cargo de director regional de educación, incentivó


talleres y presentaciones de teatro y de títeres, invitando a grupos de otros lugares del país y
dándose tiempo para dictar él mismo varias charlas y clases sobre la pedagogía de los títeres.
En este tiempo, su salud se ve violentada con el desarrollo de una diabetes de orden
emocional, teniendo que viajar constantemente a Lima para poder empezar con tratamientos
para controlar la dolencia. Durante estos años, es reconocido por el Instituto Nacional de
Cultura al otorgársele el grado de Palmas Culturales por su labor intelectual en defensa de la
cultura andina-minera y la difusión de la obra literaria de Cerro de Pasco.

En el año 2012, intenta radicar en la ciudad de Lima, donde emprende una propuesta
integral de títeres dentro de la Escuela de Arte y Desarrollo Puckllay, la cual se ejecuta en
Lomas de Carabayllo en la periferia Limeña. Allí se dedicó de manera intensa a trabajar con
tres grupos de niños, niñas y adolescentes de entre 9 y 13 años de edad, rescatando todo su
conocimiento y poniéndolo en práctica una vez más. En esta etapa elabora un manual para
títeres, donde recoge la siguiente observación sobre la incidencia de los títeres en el proceso
formativo temprano:

Taller en la Escuela Puckllay, fotografía archivo Puckllay.


El niño y la niña son seres en formación, por ello requieren íconos y modelos que
despierten su atracción, su simpatía y verlos actuar le despiertan experiencias
agradables. De allí que la confección de títeres debe merecer un trabajo creativo,
planificado, cuidado y minucioso.

De esta forma, se enfocó en tres etapas de aprendizaje: 1) Realización del guión o


libreto técnico, 2) Elaboración de los fantoches o títeres y 3) El montaje escénico, las cuales
afirmaba él que debían ser llevadas adelante de manera entrelazada. La definición y
profundización de cada una de estas etapas, las dejó plenamente detalladas en sus cuadernos
de apuntes y estudio, con la idea de elaborar el mencionado manual pedagógico, que pueda
servir a los docentes, estudiantes e interesados en el arte de los títeres, a construir un camino
claro y preciso que pueda, además, ayudar a difundir y potenciar la práctica del arte de los
títeres en el Perú. La experiencia duró casi un año de trabajo, construyó una vez más un nuevo
teatrín con las medidas y las características necesarias, treinta graciosos personajes y cinco
montajes: La casa del fantasma, Por quien sale el sol, El zorro y el cuy, Los animales y la peste
y El pucu pucu y el gallo. Todas las obras, a excepción de las dos primeras, fueron
adaptaciones a libreto técnico de fábulas y cuentos. Los y las participantes demostraron gran
interés en cada una de las etapas, participando ávidamente en el desarrollo de sus personajes,
aditamentos, escenografía y en el montaje de sus obras, las cuales fueron estrenadas en la
Con Paula Vidal y Culuti, del grupo argentino "Lo Títere", Plaza San Martín en el contexto del
fotografía archivo Puckllay. Festival Internacional de Arte y
Comunidad. En este certamen coincide
con la compañía Lo Títere de Paula Vidal y
queda profundamente interesado por su
propuesta y técnica. Luego, las obras del
elenco de la Escuela Puckllay fueron
mostradas en distintos puntos de las
comunidades de Lomas de Carabayllo. Al
respecto, anotó lo siguiente: “Ahora
entiendo que son los títeres de mesa, como
se manipulan, ejemplo CULUTI, su
configuración, sus puntos de apoyo, la
técnica que utiliza, el material empleado”.

Luego de esta intensa experiencia,


viajó a Cerro de Pasco nuevamente, pero
le fue imposible sobrellevar la enfermedad
por la altura. Por ello, se instala en
Huancayo y, luego de unos pocos años,
también vive en Oxapampa, donde
intentaría crear un nuevo taller integral de
títeres al que llamó Zumbayllu y en el que
puso toda su dedicación y empeño,
intentando buscar apoyos y tratando de
concretar convenios, los cuales no le
fueron concedidos. Sin embargo, siguió
trabajando y, al mismo tiempo, luchando
contra su debilitada salud. En este último tramo, logró elaborar un elenco de títeres, un nuevo
teatrín y también culminó su manual. Sobre esta etapa, anota:

Ahora vivo en Oxapampa, una extensa provincia de Pasco. Allí como ejemplo, no
existen títeres. Lo poco que se ha hecho es un proyecto de títeres de bolsa en el colegio
integrado Bardo Bayerte, con los niños de 5to grado de inicial en el año 2015.

Su preocupación por la educación infantil en el Perú fue constante. Estaba convencido


que los títeres podían, por su poder y magia, convertirse en un instrumento efectivo para los
procesos de aprendizaje y formación. De esta manera, elaboró un plan estratégico donde
considera, por primera vez en su vida, dedicarse a tiempo completo a los títeres. Este proyecto
contemplaba tanto talleres, presentaciones, charlas como la publicación de su manual. Así,
declara en su diario: “Contra todo vaticinio negativo debo insistir con el proyecto de Zumbayllu.
Sobre esa esperanza se apoya mi quebrantada existencia.”

En Julio del 2017, cae gravemente enfermo y es trasladado a la ciudad de Huancayo


donde permanecería internado casi un mes. Desde entonces, debía recibir un tratamiento de
hemodiálisis tres veces por semana. Luego, sería evacuado a la ciudad de Lima, donde
permanecería los últimos años de su vida. Esta vez pudo recuperar sus adorados títeres, su
teatrín y sus materiales de trabajo. Durante su tiempo de tratamiento y convalecencia, llegó a
sus manos el libro Oficio de libres del titiritero Martín Molina, a quien apreciaba mucho y llegó
a conocer unos años antes. Leyó este libro muchas veces, con gran interés y curiosidad,
tomando nota y volviendo una y otra vez a releer más de un capitulo. Uno de sus alumnos de
títeres de la Escuela Puckllay, Jeferson Alcántara, que cuando niño había representado el
zorro en la obra El zorro y el cuy, decidió cuidarlo y acompañarle, ayudándolo a repasar sus

Taller en la Escuela Puckllay, fotografía archivo Puckllay.


libretos y construir algunos materiales.
Finalmente, su enfermedad fue avanzando y en
el contexto de pandemia que asola nuestro
mundo, falleció a los 75 años de edad.

Luis Pajuelo Frías nos dejó un legado


importante y, sobre todo, la inspiración para
continuar luchando para mejorar la educación
de nuestros niños y niñas, además de continuar
difundiendo y cultivando el arte de los títeres en
nuestro país. También, vivió la dura realidad
que enfrentan los artistas y representantes de la
cultura en nuestro país debido al terrible
abandono que sufre este sector por parte del
Estado, la poca o inexistente voluntad política
para tomar decisiones que puedan concretar la
realización de proyectos de cultura, de arte y,
por ende, de desarrollo y mejora educativa.
También ocupó el cargo de una autoridad
estatal y, cuando lo hizo, jamás se olvidó de su
pueblo ni de sus artistas. Esa es la inspiración y
el ejemplo que hoy nos toca continuar.

Fuentes:
- Pajuelo Frías, Luis. Notas de sus
cuadernos de trabajo y apuntes. Inédito.
- Pajuelo Frías, Luis. 1974. Texto de
presentación de Coyolito contra Lupino.
- Pajuelo Frías, Luis. Manual para Títeres
Zumbayllu. Inédito
- Pajuelo Valdez, Camilo 2020. “Luis Pajuelo
Frías: Huellas de su vida y obra”. La Voz de Tarma
106.

Anabelí Pajuelo Valdéz


Puckllay Arte y Comunidad, Lima – Perú
anabeli.pajuelovaldez@puckllay.org
Facebook: Puckllay Arte y Comunidad
Amordazaron nuestras sonrisas, alejaron nuestros cuerpos,
reprimieron los abrazos, nos impidieron hacer funciones,
nos arrinconaron tras las pantallas,
algunos de los nuestros cayeron,
precarizaron más nuestro trabajo,
una vez más nos dieron las espaldas …
pero seguimos aquí: ¡Resistiendo!
De pie, con los brazos en alto y el espíritu intacto
pues teníamos entrenamiento,
l@s titiriter@s venimos de un largo linaje sobreviviente de mil plagas …

De pronto un huracán invisible derrumbó las estructuras sobre las que


habíamos aprendido a movernos; es cierto que nunca la tuvimos fácil, pues hacer
arte es una prueba de tenacidad constante; pero la maña es parte del gen titiritero

Personajes de la serie virtual "Con ojos de Girasol, Títeres y resiliencia para las familias haciendo frente al coronavirus"
realizada por Tárbol teatro de Títeres. Fotografías Martín Molina.
Katya Castro, Miguel Vergara y Fernando Colinchón, de la Asociación Cultural Camisa de Fuerza durante la emisión de uno
de los programas del proyecto "Cuento Con Mis Manos", realizado desde inicios de la pandemia. Lima – Perú.

y ante la adversidad nunca faltaron salidas; sin embargo, ahora era diferente, se
nos cayó el piso, dejándonos en terreno gaseoso y sombrío, sin tener claro de dónde
asirnos ni hacia donde continuar, donde alzar nuestros Títeres, ni como crear
encanto sobre los escombros.

El pequeño invasor puso en jaque a una sociedad ya harto jaqueada, tomada


hace mucho por invasores con mejor asesoría de imagen, el individualismo que
entroniza al omnipotente dios capital, la codicia que voraz lo devora todo
llevándonos no solo al borde de una hecatombe social sino de la más veloz extinción
masiva; digamos que este nuevo virus solo hizo más visible lo que estaba
amablemente maquillado.

Y allí, sobre los restos del naufragio, nosotr@s, confrontando ahora,


probablemente, a la mayor incertidumbre que hubiéramos podido imaginar,
imposibilitados de dar funciones, de acceder a nuestro único medio de subsistencia,
y al mismo tiempo de hacer aquello para lo que vinimos: crear y compartir nuestro
trabajo en contacto directo con el público.

L@s titiriter@s nos ganamos el pan y generamos el financiamiento para


nuestros proyectos en el día a día, lo que no quita que tengamos estrategias de
gestión, desarrollemos proyectos y programemos con anticipación funciones,
talleres, giras y demás, es decir estamos medianamente o bien organizad@s; sin
embargo, no hay que perder de vista que nos movemos en los territorios del arte
independiente, y que portamos un arte aun poco valorado, sin contar con
estructuras de soporte, de modo que a pesar de ser hábiles para generarnos
espacios de trabajo, la incertidumbre es, digamos, parte del elenco.

Nuestro arte es nuestro oficio también, si nos asumimos titiriter@s lo


hacemos con todo y es nuestra actividad exclusiva; entonces la ecuación es
sencilla: damos funciones = recibimos ingresos económicos, que nos permiten
satisfacer nuestras necesidades de sobrevivencia (idealmente digna), pero al
mismo tiempo financiar nuestros procesos artísticos y desde allí cumplir nuestro rol
en la sociedad y aun excederlo, llenando, muchas veces, grandes forados dejados
por el Estado, que desatiende largamente los derechos culturales de la población y
su responsabilidad en ello.

Pandemia mundial con emergencia sanitaria y confinamiento general que


incluye paro de actividades no indispensables, nos muestran un panorama claro:
titiriter@s a sus casas, pues lamentablemente somos vist@s como hacedores de
una actividad accesoria, parte de la trivial cultura del entretenimiento, algo de lo
primero que se puede prescindir en un contexto de crisis.

Grave error, miopía recurrente, pues si el arte tuviera otro lugar en la


sociedad quizá no hubiéramos afrontado tan desastrosamente esta pandemia que
como país nos llevó a alcanzar
dolorosos records mundiales. Si,
l@s artistas en general y l@s
titiriter@s en particular, pudimos
también sumarnos a la lucha
contra la peste, no solo
generando esperanza y sosiego,
sino también transmitiendo
información, sensibilizando,
movilizando actitudes,
contribuyendo a generar hábitos
necesarios y a reducir aquellos
que nos llevaron al colapso,
ofreciendo acompañamiento
emocional, conteniendo,
acompañando a encontrar
alternativas al estrés del
confinamiento, y mucho más;
todo esto desde la naturaleza de
nuestro arte con ludicidad, amor,
ternura e irreverencia.

Pero esa no fue la figura,


entramos al saco de l@s
prescindibles, poniéndonos entre
la espada y la … pantalla!!!.
"El Cuy que no quería leer", obra en formato virtual
del grupo La Cigüeña, Huancayo, Región Junín -
Perú.
Confinados y sin posibilidades de trabajo, del otro lado y como única alternativa
teníamos una pared (pantalla), un tanto fría pero quizá no tan dura de roer. Esta
pandemia nos puso grandes obstáculos, pero también nos ofreció una gran
oportunidad: explorar y adentrarnos por los recovecos de la virtualidad.

Para algun@s, de primera esa era una salida aberrante, inviable e


indeseable; un atentado de lesa titeralidad, que traiciona el espíritu titiritero
resignándose a abandonar el convivio. Sin embargo, much@s otr@s desde los
inicios de la emergencia sanitaria se lanzaron a recorrer los territorios virtuales,
haciendo verdaderamente camino al andar.

Si siempre decimos que los Títeres son a todo terreno, que no le corren a
ningún escenario, ¿porque habrían de rehuirle al escenario virtual? Esta aparente
encrucijada me lleva a pensar en los Títeres acuáticos de Vietnam, si los Títeres
han sido capaces de colonizar la superficie del agua como espacio escénico es que
en verdad no tienen escenario imposible. Hemos de tener en cuenta también que
los Títeres, hace mucho, hicieron conexión con el lenguaje audiovisual para las
pantallas; desde los orígenes mismos del cine y la televisión, en lugar de aceptarse
desplazados, tomaron esos nuevos escenarios; una opción totalmente válida para
quien le provocara, y vaya que les fue bien, ahí tenemos a los trabajos geniales de
Jiří Trnka, Jim Henson, Tim Burton, Topo Gigio, 31 Minutos, Titeretambo, solo por
citar algunos.

No obstante, hay que tener en cuenta que en el mundo pre-pandemia, el


ingreso a la pantalla fue sólo una línea de acción más, una opción que no afectó ni
interrumpió el encuentro en directo con el público, pues los Títeres a la par
Rodaje de la versión virtual de la obra "Churi, hijo del río" de Tárbol teatro de Títeres, Lima - Perú.
Fotografía Juan Carlos Toro Velarde

Afiche de "Maquí en el Circo" espectáculo en formato virtual


realizado por Pepito Ron, Lima - Perú.
Gráfica de difusión
de una de las
"Titiricharlas"
organizadas por
UNIMA Perú en el
marco del Proyecto
"Recuperando la
memoria histórica
del teatro de
Títeres en el Perú".

Diseño de Afiche:
Luis Ipanaqué.
Diseño de logotipo
Titiricharlas
Mauricio Terrazas

continuaron su recorrido y expansión por calles, plazas, teatros, y cualquier espacio


que permitiera tener al público enfrente haciéndose parte del rito escénico. Mientras
que ahora, en este tiempo pandémico, la situación se planteaba diferente, sin otras
opciones, sin alternativas, al menos temporalmente, la pantalla pasó a ser el único
escenario posible.

Esto, a la gran mayoría, nos encontró sin herramientas, pues la experiencia


y manejo del escenario presencial, no implica que estemos preparad@s para
entrarle a la virtualidad, estábamos muy cómod@s disfrutando esos intensos
encuentros con el público, pero ahora nos encontrábamos ante una situación
totalmente diferente para la que necesitábamos equipamiento, capacitación,
experiencia, recursos económicos, asesoría, conocimientos del lenguaje del medio
al que debíamos ingresar y tiempo para ese proceso de aprendizaje y adaptación.

La inicial cuarentena de quince días, se extendió por meses y las


restricciones a las actividades escénicas presenciales mucho más aun, en tanto se
abrían espacios que solo fomentan el consumismo evasivo e irracional con grandes
aglomeraciones de por medio, nuestro precario sistema de trasporte público rompía
cada medida de seguridad apiñando por largos periodos a la gente que necesitaba
movilizarse, los aviones se veían convertidos en una manifestación aérea de
nuestra cultura combi, hasta los casinos abrían, mientras que los teatros o
actividades escénicas en espacios abiertos continuaban con restricciones, ¿será
que fuimos vistos como un peligro real para la salud de nuestro público? ¿o
peligros@s por lo que generamos en el corazón y el cerebro de ell@s?, o siendo
más realistas ¿será que simplemente para el Estado no existimos?, bueno eso
tampoco sería un gran descubrimiento ni un efecto pandémico.
Con las cosas así, no quedó otra y tarde o temprano tuvimos que enrumbar
al ciberespacio con curiosidad, miedo, desconcierto, incertidumbre, algun@s
inclusive a regañadientes, otr@s con la emoción de entrarle a una nueva aventura,
ya sea por iniciativa de algunas escasas instituciones o por impulso propio, porque
no podemos vivir sin crear o porque la subsistencia apremiaba, todos los caminos
fueron llevando a la pantalla. Reinventarse le llamaron, pero quizá baste entenderlo
como adaptación, extrapolando la noción biológica “la adaptación es un proceso de
la evolución natural de un organismo … que permita adaptarse a las condiciones
de su hábitat con el fin de desarrollar con éxitos sus funciones”; en este caso es
exactamente lo que nos tocaba hacer en términos socio – culturales, y ello no nos
es nuevo, pues nuestro arte para nada es estático ni rígido, sino todo lo contrario y
gracias a eso ha remontando innumerables adversidades en su larga historia.

Entonces vino el ¿cómo?, quienes tenían experiencia audiovisual lo tenían


casi resuelto, pero la gran mayoría nos encontrábamos en nuevos territorios y allí
empezó a desplegarse el abanico creativo, esa maña con la que venimos al mundo,
que ante circunstancias como estas nos lleva a buscar y seguir buscando maneras
de hacerle frente a los obstáculos. Una alternativa primera, que de hecho much@s
tomaron, fue la transmisión de obras grabadas en tiempos de la presencialidad, o
algo parecido: hacer la obra tal cual al formato original y transmitirla en vivo o
grabarla, con cámara fija, frontal, toma abierta y todo de corrido. Válido, sí, todo es

" Buddhana”, trabajo audiovisual realizado por Compañía Proyecto Mariposa, Lima-Perú. Fotografía Martín Molina
válido, pero esto entrañaba varios y serios problemas, no es lo mismo ver la obra
en esas condiciones presencialmente que a través de una pantalla, en el equipo a
reproducir todo se vuelve más pequeño, si los títeres de por sí pueden ser pequeños
aquí se harían minúsculos en una toma abierta, mucho de lo que mostraría el
encuadre podría ser innecesario, abriendo un espacio muerto para mostrar un
pequeño espacio vital en medio; la dramaturgia y la dinámica del espectáculo
muchas veces estaba planteada para generar respuesta del público, la presencia
misma del público generaba un algo difícil de explicar y más difícil aun de intentar
reproducir a través de la pantalla o del teclado; el tiempo a sostener en una
experiencia física era más manejable, con un control mayor de otras variables y,
claro, sin la dinámica de deslizar el escenario al alcance de un dedo. Eso no
significa que esa opción fuera inviable, pues se hizo y se hizo mucho, pero como
mínimo había que evaluarla, pensarla, analizarla y quizá replantearla, hacerla por
un lado viable, por otro efectiva y por otro sostenible. De que puede funcionar
siempre es una posibilidad, pero habría que replantear la dramaturgia, y la dinámica
escénica, y demandaba un manejo mínimo de recursos técnicos. A pesar de ello
algunas experiencias de este tipo, provistas de gran ingenio prosperaron, unas se
consolidaron y proyectaron, satisfaciendo a creadores y público, otras se
desgastaron y se convirtieron en una estación de un proceso más amplio; allí
también fue un factor determinante lo novedoso de la situación, con un público
virgen ante estas experiencias.

El tiempo, la prolongación de los confinamientos, la restricción de actividades


presenciales, el llevar todo a una resolución virtual, la amplitud de oferta de
entretenimiento en ese formato y provenientes de todo el planeta, el acceso a
algunas fuentes de financiamiento, fueron conduciéndonos tarde o temprano a
adentrarnos más y mejor en ese nuevo espacio, a explorarlo, a ubicarnos en él, a
experimentar, hacer y seguir haciendo, probar, acertar/equivocarse/acertar, y seguir
probando. Y ¿cómo se hace eso?, pues como casi todo lo que hacemos, l@s

"El Joven que se enamoró de una estrella fugaz" obra virtual de Títeres de sombras, realizada por XT Laboratorio Teatral,
Lima – Perú, fotografía archivo XT Laboratorio Teatral

"El joven que se enamoró de una estrella fugaz" obra virtual de Títeres de sombras del grupo XT Laboratorio Teatral,
Lima - Perú.
Rodaje de la obra para formato virtual "Pexie Morto" de la Compañía peruano-brasileña "La Polilla"
residente en Paranaguá-Paraná-Brasil, fotografía Angélica Ripari.
titiriter@s tenemos una habilidad natural para generarnos aprendizajes, con una
semilla de información florecen mil ideas, y así se fue abriendo un amplio espectro
de propuestas, nos fuimos capacitando (en la experimentación, asesoría
especializada, talleres virtuales, tutoriales de YouTube, etc. ) nos fuimos equipando,
quizá lo más difícil, pues si bien la tecnología no es tan inaccesible, en tiempos de
crisis y sin ingresos la accesibilidad se aleja; replanteamos nuestras dramaturgias,
la escritura de nuestros proyectos; y las pantallas se fueron poblando más de
Títeres, con trabajos audaces, bien logrados, con riesgo, con manejo del lenguaje,
con uso de los recursos, con limpieza técnica, amalgamando lenguajes, dialogando
con la cámara, incorporando el trabajo de edición, haciendo surgir productos
nuevos, interesantes, abriendo caminos que aseguren nuestra subsistencia y las de
nuestros proyectos, pero también y por sobre todo la de nuestro arte, que se
muestra versátil, dinámico, adaptable, resiliente, audaz.

Sin embargo, en esta villa virtual entra de todo, la necesidad de hacer, de no


quedarse atrás y la precariedad de las condiciones, llevaron también a que se
expusieran muchos trabajos no bien logrados, a medias, carentes de propuesta, de
baja calidad técnica y artística, y sumando a ello el que much@s artistas de otras
disciplinas echaron mano de los Títeres sin la menor preparación ni conocimientos,
inclusive de manera irrespetuosa, bajo la premisa de que el Títere es convocante y
“funciona”, se le maltrató bastante, malentendiendo la capacidad de improvisación
de los Títeres se presentaron muchos trabajos improvisados. Es necesario entender
que esto va más allá de ser decisión y responsabilidad de cada un@, eso nos
compete a tod@s, pues como decía Bil Baird “El público no atribuye las torpezas ni
las debilidades al titiritero; imagina que eso es parte intrínseca de ese género de
teatro y no ve en él sino un pasatiempo agradable … encantador, pero sobre todo
un simple juego de niños al que hay que observar con ojos indulgentes”.
El hecho es que, un año después, titiriter@s de todo el planeta ingresamos
a la virtualidad, entre aciertos y errores, hemos ido construyendo un camino, en un
proceso que probablemente iba a llegar tarde o temprano, pero que dadas las
circunstancia se aceleró y en unos meses tuvimos que hacer una tarea que quizá
pudo tomarnos años, eso también hay que tenerlo en cuenta al momento de intentar
evaluar.

A estas alturas se ve un panorama ya no tan desolador, difícil e incierto sí,


pero con la seguridad de que podemos lucharla como tantas veces lo han hecho
quienes nos precedieron y en circunstancias totalmente adversas, y por ello mismo
nos legaron las herramientas para que esta circunstancia no nos resulte insalvable,
nos legaron actitud, ingenio, maña, técnica y espíritu. El maestro cubano …… con
amplia experiencia en los Títeres televisivos dice “Es justamente en la televisión
donde me doy cuenta de la importancia de todas las técnicas, tal parece que el
pasado se la pasó pensando en que iba a venir la televisión y por eso creó tantas
técnicas porque la televisión todas las asumió, para poder contar perfectamente una
historia hay que transitar por todas las técnicas”; ampliando la visión, quizá
nuestr@s ancestr@s artístic@s vieron que circunstancias como esta iban a llegar y
nos dejaron con una generosa mochila de emergencia que nos pone a la altura de
hacerle frente a cualquier catástrofe.

Y los Títeres entraron con todo a la


virtualidad, no sólo desde la creación y el
espectáculo, sino también, y algo
fundamental, desde la formación; se
abrieron muchos espacios para compartir
saberes, desde la divulgación a través de
entrevistas, conversatorios, conferencias,
permitiendo así ver y escuchar en directo
a maestr@s de otros países y latitudes:
Mexicanqs, Argentin@s, Franceses,
Indonesiqs, etc. y no solo beber de sus
experiencias, sino verles, sentirles
cerquita, hacerles al instante esa pregunta
que de otro modo se hubiera quedado
guardada por siempre en el cajón de las
dudas.

También se subieron a la red


tutoriales, se programaron talleres que de
otro modo hubieran resultado inaccesibles
y ahora desde la comodidad de tu hogar y
con todas las ventajas que ofrecen las
herramientas virtuales estaban al alcance
de much@s, y no solo talleres sino

"Maqui en el circo", espectáculo para el formato virtual


realizado por Pepito Ron. Lima – Perú.
Intervención gráfica de UNIMA Perú en el marco de las acciones delos
gremios artísticos peruanos solicitando la declaratoria de emergencia
del sector cultural. Diseño de gráfica Fernando Marroquín.

también congresos, coloquios, simposios,


cursos largos, diplomados, en fin, casi todo lo
que se hubiera hecho antes de manera
presencial ahora se ofrecía virtualmente, y
desde luego surgieron ofertas novedosas,
trayéndose abajo la enorme barrera que
significaban las distancias geográficas
traducidas a lo económico. Desde ese lado se
obtuvo una ganancia enorme, haciéndose
mucho más amable, y accesible, el iniciarse o
especializarse en diversos aspectos del arte de
los Títeres, algo tan valioso y necesario que
esperamos sobreviva a la pandemia.

Y hablando de sobrevivencia post


pandemia ¿cómo serán los espectáculos de
Títeres cuando esto acabe?, quizá much@s
vuelvan al espacio físico y para ell@s esto sea
sólo una anécdota agridulce, otr@s puede que
se hayan ubicado más en el espacio virtual y ya
no lo abandonen, algun@s probablemente
vayan a la construcción híbrida en la que se
entretejan fluidamente lo presencial lo y virtual.
Como fuere no seremos l@s mism@s,
nosotr@s, el público, las instituciones, por ello
la importancia de cuidar cada paso que damos, pues vamos dejando huella,
haciendo camino, que debería conducirnos a mejores destinos.

Ha pasado poco más de un año desde que esto empezó, el tiempo


transcurrido ya nos permite ponernos en perspectiva, para cerrar este escrito
pasando revista a unos aspectos que considero importantes:

El Papel del Estado


Si antes de la pandemia el arte no tenía mayor relevancia para el Estado
peruano ¿porque una situación de crisis podría cambiar esto?, en el país “tenemos”
hace ya varios años un Ministerio de Cultura, que entre aciertos y desaciertos se
mantiene activo; pero no hay que ser mezquinos, es cierto que no llega a cumplir el
rol que debería tener, pero no hay que negar que hay avances, y si, quizá también
haya buenas intenciones y personas comprometidas que han permitido alcanzar
esos logros; sin embargo la inestabilidad política lo hace muy endeble, entran y
salen ministr@s todo el tiempo, l@s más pasan sin pena ni gloria, aunque muchas
veces gana la pena; hay una notable falta de liderazgo comprometido, que entienda
la importancia del sector cultural para el desarrollo del país, que se compre el pleito,
que en su defensa luche contra el absurdo entramado burocrático; y para sumar a
los males, la pandemia nos encontró con una ministra que … ¿alguien recuerda su
nombre?, ni por asomo estuvo a la altura de las circunstancias, no dio la cara, no
quiso entender la magnitud de la afectación al sector, calló y calló y siguió callando,
mientras funcionarios de menor rango pasaban de reunión en reunión con los
gremios artísticos, de esa manera se generó una imagen de receptividad y apertura,
se nos recibió, se nos escuchó, pero todo seguía igual, de mil maneras se les
transmitió la necesidad de declarar en emergencia al sector y por tanto de tomar
medidas inmediatas, pero se siguió dilatando al ritmo inoperante con que puede
funcionar el aparato estatal. Se pidieron mesas de trabajo para construir
horizontalmente las medidas a tomar, pero se pasó por alto este pedido y las
medidas se implantaron verticalmente desde la escasa visión de una oficina
resguardada por la tranquilidad de un sueldo generoso. A través de un decreto de
urgencia se consiguió un monto de dinero no ideal pero tampoco desdeñable, sin
embargo la entrega a l@s afectad@s se manejó desde criterios absurdos, buscando
indicadores de vulnerabilidad ajenos a la práctica artística misma, como si hacer
arte en este país de por si no nos pusiera ya en una situación de vulnerabilidad y
más aún en un contexto de emergencia, implementando un proceso de postulación
a los apoyos económicos engorroso e inaccesible para muchqs, lo que lo volvía
claramente excluyente; todo ello llevó a que se dilatara muchísimo el apoyo efectivo
y no alcanzara a la totalidad de artistas y gestores afectad@s, en el camino no
fueron poc@s lqs que fallecieron, o vieron afectada seriamente su salud y la de sus
familias, y desde luego se cerraron espacios y se truncaron valiosos proyectos,
afectando así no solo a l@s creadores, sino también y finalmente a la población que
debería ser el destinatario final y beneficiario de la producción cultural. Y en medio
de todo ello estallaron escándalos de corrupción, despropósitos en la asignación de
los apoyos, lentitud e indiferencia, lo que se tradujo en que en gran medida el sector
tuvo que vérselas solo en los meses más duros de la primera etapa de la pandemia.
Una vez más el Estado no quiso entender su rol en la promoción y resguardo de la
cultura; las buenas intenciones ya no
bastan, nunca bastaron, pero en estos
tiempos particularmente lo que se
necesitaba es efectividad.

¿Y los gobiernos locales?


Por su parte los gobiernos
locales en su gran mayoría pasaron por
alto la problemática del sector cultural,
demostrando una vez más que con
ellos la cultura casi la tiene perdida, hay
un presupuesto para cultura pero
lamentablemente l@s funcionari@s a
cargo suelen ser de l@s más
ineficientes y/o que no tienen la menor
idea de las implicancias del sector para
el desarrollo de la comunidad, y se
contentan con organizar algún evento
deportivo y llevar algún personaje
mediático para un evento

"Títeres en cuarentena", proyecto audiovisual realizado por la


Compañía Ana Santa Cruz, Lima- Perú. fotografía archivo Ana
Santa Cruz
intrascendente, mientras que si se solicita trabajo artístico a l@s creadores de la
localidad se espera que sea gratuito “como una muestra de su compromiso con la
comunidad”.
Una excepción podría ser la Municipalidad Metropolitana de Lima, que en la
pandemia fue de las primeras en reaccionar, implementando un registro nacional de
artistas y gestores culturales, rebasando su responsabilidad y quizá lanzándole un
salvavidas al Ministerio de Cultura que ya brillaba por su inoperancia. Luego lanzó
el programa “Cultura desde casa” como alternativa para generar una oferta laboral
virtual artística y atender las necesidades culturales de la población, pero un gran
desacierto en ello fueron las desventajosas condiciones para l@s artistas, la
desproporción entre lo que se pedía y lo que se ofrecía, siendo un tema
particularmente delicado el comprar a exclusividad un producto inédito por un largo
periodo de tiempo, por un presupuesto muy bajo, un aspecto muy importante a tener
en cuenta en este proceso de construcción de nuevos vínculos entre las
instituciones, l@s artistas y la ciudadanía, pero ello lo analizaremos en detalle más
adelante.

La necesidad de organización
La crisis política y social que atraviesa cíclicamente el país, se trajo abajo
diversas formas de organización social, y entre ella la de los gremios artísticos, la
pandemia planteo la necesidad imperiosa de juntarse y organizarse para hacer un
frente común ante la crisis, ante la ineficacia del Estado una reacción esperable es
la organización de la sociedad civil, y así se hizo desde diversos gremios y algunas
organizaciones macro, esto generó expectativa y el entusiasta aglutinamiento de
artistas y gestores,
gracias a esto se
pudo hacer
presencia ante el
Estado e intentar
ejercer presión para
por lo menos ser
escuchad@s, y
aunque con la
lentitud esperable,
para que se
tomaran algunas
medidas.
Sin
embargo, juntarse
no es fácil, más si
no estamos
acostumbrad@s a
ello, lo que llevó en
algunos casos a la
fragmentación, y
una decantación

Titiriter@s Cristhian Atapaucar (Chancay y Calcetín) y Diana Patiño (Martina) con el elenco de actores del programa "Aprendo en Casa"
Nivel Inicial, del Ministerio de Educación, propuesta de educación remota emitida por TV Perú. Lima – Perú,
Fotografía archivo Cris Atapaucar.
natural en la que se fueran formando organizaciones más pequeñas marcadas por
la afinidad de sus miembros.
Quedan como uno de los frutos de la pandemia, varias colectividades de
artistas en general, y de titiriteros en particular, que de una u otra manera
contribuyen a hacerle frente a la crisis y con una proyección post pandemia que
puede ser el inicio de un movimiento artístico organizado que genere incidencia
hacia la construcción, al fin, de una política cultural que reconozca la importancia y
necesidad del arte, así como la necesidad de promoción y resguardo de l@s
creadores y el rol y responsabilidad ineludible del Estado en todo ello.

Ante el entusiasmo de la virtualidad ¿por qué dejar mi obra colgada


en el ciberespacio? ¿me compras la función o la obra?
Pongamos como ejemplo el caso de la Municipalidad de Lima, en tiempos
presenciales pagaba digamos X por una función presencial a la que acudían
estimemos cuatrocientas personas, una función de una obra que ya había sido
producida, para la que no era condición el estreno, que probablemente ya había
tenido una vida útil, y que al terminar la función concluía el vínculo y obligación con
el municipio y por tanto la obra podía seguir circulando por otros espacios, ante otros
públicos y de esta manera haciendo sustentable el proyecto.
En la pandemia esta Municipalidad convocó a la creación de espectáculos
en formato virtual, si era una circunstancia nueva es de esperarse que fueran
inéditos, pero aun así el ser inéditos le pone valor agregado más si esto se convierte
en una exigencia, por tanto el costo ahora sería X + W, y esto lleva a la pregunta:
¿por qué antes se aceptaban trabajos ya estrenados y ahora no?; pero lo
verdaderamente delicado es que se planteaba no la compra de una función, sino
de la obra a exclusividad por varios meses, pudiendo exhibirla cuantas veces desee,
o inclusive dejarla colgada; eso claro que es posible pero agrega mucho más a su
valor, de modo que ahora debería costar X + W + Y + Z + S + Q + P y mucho más
aún, ¿tendrían idea de lo que estaban pidiendo?, pues estaban exigiendo una
producción nueva y que además sería sobreexplotada, desgastada y paralizada
para l@s creadores por un periodo considerable de tiempo, si se quiere eso cuesta,
pero ¿cuánto ofrecían?, en la primera convocatoria X – A ¿¿¿????.
Aquí lo más delicado no recae en los términos económicos, sino en la huella
que deja en la construcción de estos nuevos vínculos de l@s artistas con las
instituciones, se está implantando un modelo que precariza más aun el trabajo
artístico, lo cual cobra mayor relevancia si tenemos en cuenta que el Municipio de
Lima es un referente en materia cultural.
El formato virtual puede ampliar considerablemente la cantidad de público,
por tanto, ¿por qué no conformarse con una sola exhibición, emitiendo y retirando
inmediatamente la obra?, y así manteniendo también la naturaleza efímera de las
artes escénicas aun en el formato virtual, ¿qué justifica que quede colgada?
También tengamos en cuenta al público, ¿cómo incide esto en el público y sus
hábitos de consumo artístico?, hagamos una equivalencia con la televisión abierta
y hasta el cable, y extendámonos hasta el cine, en todas ellas el público tiene una
hora para ver la obra, tiene un principio y fin, los espectadores deben programarse
y organizarse para estar a la hora y asegurarse de no tener interrupciones para
disfrutarla completamente, ¿Por qué no generar, bajo esa dinámica, un vínculo más
respetuoso del público con la creación artística?, así aquietaríamos a un público
disperso, inestable, lo congregaríamos y en una coincidencia temporal de alguna
manera se sentiría presente. En tiempos presenciales se hablaba de la formación
de públicos, había que generarles hábitos adecuados para ser parte de la
experiencia escénica y cosas como esta están echando abajo lo logrado.
Lamentablemente este enfoque está ampliamente difundido, lo tiene también
otras instituciones públicas, privadas, festivales, artistas mism@s que organizan
programaciones, eventos y festivales. Es muy importante reflexionar, tratar de
entender las consecuencias de lo que hacemos, la construcción que estamos
generando, los vínculos nuevos, lo difícil que ya era hacer arte y que esto puede ir
para peor si no cuidamos cada detalle.


Hay muchos otros aspectos más a tener en cuenta, a analizarlos, pensarlos,
cuestionarlos, eso ya sería tarea del día a día; pero el día a día no da tregua, ahora
el panorama sigue siendo incierto, estamos en un terreno constantemente
cambiante que casi no permite hacer proyecciones, donde l@s artistas no nos
encontramos siquiera al final de las prioridades, donde el ánimo a veces decae,
donde la necesidad de crear se confronta con la necesidad de subsistir, con el miedo
de perder a l@s que amamos; con el público agotado anímica y económicamente,
saturado de tanta pantalla, con necesidad de retomar confiadamente la vida allá
afuera, y con otras necesidades vistas como más urgentes, y todo esto ante las
cifras de espanto en constante escalada.

Quizá nos habíamos acostumbrado a la injustica, a la desigualdad, a la


corrupción; pero ahora pareciera que nos estamos acostumbrado también a esta
feroz embestida de la muerte. Se suponía que esta plaga cambiaría a nuestra
especie para bien, quizá sería el precio para salir mejorad@s, reconciliándonos
entre nosotr@s, con nosotr@s mism@s, con nuestro planeta, con las prácticas de
un buen vivir, de un andar derecho; pero lamentablemente sigue sacando nuestras
miserias; entonces quizá sea una gran purga que nos está sacando todo eso que
nos envenena “para que adentro nazcan cosas nuevas” …

Será que por eso seguimos siendo muy necesari@s, una vez más se ve que
hay tanto, tanto, tanto por hacer, quizá la presencia del arte en el día a día, nos
siembre de sensibilidad, nos germine conciencia y nos florezca entendimiento, nos
lleve a comprender que hemos estado andando por caminos equivocados, pero que
nunca es tarde para hacer un alto, respirar y encontrar el rumbo. A veces ese alto
lo puede generar el encuentro con un retablo en plena calle, con la irrupción de
traviesos seres que a punta de cachiporrazos, carcajadas, ternura y misterio nos
abren los ojos y el corazón, y nos llevan de vuelta allí, al encuentro con nosotr@s
mism@s …
Nuestro arte ha sobrevivido mil plagas, sobrevivirá también esta y nosotr@s
con él, y si, saldremos fortalecid@s, mejorad@s, repotenciad@s, pues tendremos
mucho que hacer allá afuera, hemos de estar a la altura de la gran responsabilidad
que depositaron en nosotr@s quienes nos legaron este poderoso arte.

Mucha fuerza compañeras y compañeros … Volveremos y volveremos a


volver cuantas veces sea necesario …

Martín Molina Castillo


Tárbol teatro de Títeres, Lima – Perú.
titerestarbol@gmail.com

"Cholito en los Andes Mágicos" versión virtual del grupo Tárbol teatro de Títeres, Lima – Perú, obra que fue una de las ganadoras
de los Premios ATINA (Argentina), en la categoría de espectáculos para infancia. Fotografía Juan Carlos Toro Velarde.
Conocí a Ariel Bufano meses antes de su muerte. Menos de un año. Muy poco tiempo.
Menos del que hace falta habitualmente para que las particularidades de alguien a quien uno
recién conoce se disuelvan en el todo, ese pegote, que nos proponen las relaciones extensas.
Será tal vez por eso que algunas de sus palabras, de sus imágenes, algunos de sus ejemplos,
un par de ejercicios que le conocí, han ganado en mí un extraño -altísimo- grado de
concentración de sentido. Tan pocos meses
no me dieron tiempo a humanizarlo. No tuve
tiempo de descubrirle reiteraciones, no le
advertí contradicción. No le vi los piolines.
Esos conceptos quedaron entonces en mi
cabeza con la claridad y el poder iluminador
de las cosas míticas. Y también con su
carácter intransferible. Puedo contarles
algunas cosas que me dijo, que le vi, pero es
improbable que a ustedes les pegue en el
mismo lugar en que a mí me han pegado.
Pensábamos —por ese entonces—
hacer una versión de La rosa de papel de
Valle- Inclán. Sería una dramaturgia
compartida, y él el director, claro. Mi relación
con los títeres era reciente: machacaba sobre
los libros que Ariel me pasaba: Jurkowsky,
Meschke. No podía quebrar —no obstante—
una visión esquemática: el espectáculo de
guiñol como versión limitada —y limitante—
del teatro de actores. No lograba
apasionarme con la idea de escribir para esos
bichos con los que ni siquiera se podía ir a
comer después de la función. Una tarde de
diciembre en el bar Azul me contó la imagen
que venía amasando para el final de la pieza:
esa escena apocalíptica, ese incendio
extraordinario que – en su imposibilidad
escénica – yo imaginaba resuelto por alguno
de los tantos efectos convencionales. “Voy a
quemar los títeres” me dijo. “Habrá que
escamotear a los reales para incorporar otros
más sencillos que pienso sacrificar cada
función.” Volví a casa con una inquietud
inexplicable. Fui al texto:
“Otro traspiés para llegar a la difunta. Cae una
velilla, y en las manos de marfil arde la rosa de
papel como una rosa de fuego. Arden las ropas,
arde el ataúd. Simeón Julepe, entre las llamas,
abrazado al cadáver, grita frenética. Las
mujerucas retroceden, aspando los brazos. Toda
la fragua tiene un reflejo de incendio.” (Valle-
Inclán, 1996: 87) (1)

Imaginé esos títeres agitarse en llamas hasta


desprenderse hechos cenizas. Las puntas del
varillaje en brasas. Escuché los gritos de Simón,
y vi el ataúd consumirse extinguiendo la última luz
de la escena. Vi la catástrofe sin maquillaje. La
muerte sin convención. El fuego sin retórica.
Recordé a Von Kleist: “En el teatro, Dios y las
marionetas son perfectos”. (2) Y entendí.
Así fue que poco después empezaba a
enseñar dramaturgia en la Escuela de Titiriteros
del Teatro General San Martín. A decir verdad,
desde hace mucho tiempo enseño cosas para
poder aprenderlas. De mi fracaso escolar juvenil,
de mis años de alumno repetidor, capitalicé,
cuando pude hacerlo, que lo que se estudia desde
el deseo se aprende, y que con la obligación en
cambio apenas si se pueden aprobar exámenes.
Pocas cosas me encienden tanto el deseo de
saber como el tener que enseñar. Pocas me
aclaran tanto como el tener que aclararle algo a
otro. Y hago entonces un uso más o menos
racional de esa energía: invento nuevos cursos,
seminarios, que amplían de a poco el campo de
injerencia original: guion, creación colectiva,
creatividad, dramaturgia del actor. De todas las disciplinas saco nuevos elementos que reciclo
a su vez en las demás. Pero de ninguna he sacado tanto en esta búsqueda alquímica como
de la dramaturgia para títeres, y más específicamente del teatro de objetos. La fenomenología
poética se ve tan clara desde allí, que a veces me agarra el miedo supersticioso a haber llegado
finalmente a algún grado de verdad. Basta ver esos objetos sacados de contexto que se
iluminan de significado, que destrozan cualquier trama conceptual sobre su propia condición.
Que se resignifican hasta el límite. Que se expresan con las metáforas más reveladoras. Las
imágenes más sorprendentes. Con las sinécdoques más limpias. Objetos animados – dotados
de ánima: alma – por el poeta-manipulador. Por su mirada. Pienso en el Periférico con sus
muñecos siniestros, sus enterratorios; en Genty con sus equipajes misteriosos, sus sogas, sus
telas. El discurso se hace tan fluido que parecería no haber fricción alguna entre los recursos
de la emisión y la cabeza misma del receptor. Los objetos tienen una entidad poética tal que
parece razonable pensar como Marcel Duchamp que “La simple elección de un objeto ya
equivale a la creación”. Observo —sin ir más lejos— algunos ejercicios de mis alumnos:
Una banana seduce a dos tomates
con su striptease más lascivo. Tomates
machucados. Venidos a menos.
Cualquier hombre se identificaría con
ellos. Pelean por la mujer. La vieja
licuadora de los ‘60 en la que son
detenidos los transforma ante mi vista
horrorizada en una papilla sanguinolenta.
El aullido de la Duilia se funde con el de Los
Redondos. Criminal Mambo.
Un papel higiénico desenrolla su vida
monologando vuelta tras vuelta. A su lado su
hermano intenta lo propio. Pero no puede. Ha
absorbido el agua sucia de lo familiar y ya no
logra despegarse de sí mismo. Es una masa
informe. Queda impotente a mitad de camino.
El otro llega melancólicamente al final del tubo
de cartón que rueda cadáver.
Una mujer sentada al borde de la cama
observa a su marido dormido. Mira su corazón
ensangrentado latiéndole en la mano. Convoca
su fantasía más secreta: ese amigo de su padre
tocándola en el asiento trasero de aquel
Chevrolet. Su deseo irrefrenable y su represión.
Apoya el corazón con cuidado en un plato. Con
un cuchillo de cocina lo divide encarnizadamente.
Pone el plato sobre el piso: “Mish… mish…”.
Historias que en la dramaturgia tradicional
obligarían a un mar de palabras —las más,
informativas— concentradas en un mínimo
manipuleo de objetos.
Entiendo por fin a Paul Claudel: “El títere no es un actor que
habla, es una palabra que actúa”.

Notas:
(1) Valle-Inclán, Ramón del. Retablo de la Avaricia, la Lujuria y la Muerte. Ligazón, La Rosa de Papel,
El Embrujado, La Cabeza del Bautista, Sacrilegio. Colección Austral, Espasa-Calpe, S.A., Madrid
1996.
(2) Kleist, Heinrich von. Sobre o teatro de marionetes. Rio de Janeiro: Sette Letras, 1997.

Mauricio Kartun
Argentina
https://www.facebook.com/mauricio.kartun
Tomado con autorización del autor del libro “Escritos 1975 – 2005”
1ra ed. Colihue Teatro, Buenos Aires
Dibujos Armando Samaniego “El Tenderete” - México
Me han pedido que cuente cómo inicié en los títeres y eso haré.

A los siete años de edad era un niño solitario. Mi madre, mis dos hermanas mayores y
yo vivíamos en el distrito de La Esperanza en las afueras de Trujillo. Muy cerca de casa, en
una pampa polvorienta, solían instalar juegos mecánicos en Fiestas Patrias o en diciembre;
en otras ocasiones, unos circos albergaban los encuentros familiares o las salidas nocturnas
de quienes vivíamos en ese barrio de calles sin pavimentar.

Una de las noches en que mi madre, una de mis hermanas y yo, caminábamos junto a
esa pampa, donde muchísimos años después se instalaría un parque, vimos un circo de esos
que, coloquialmente y con razón, llamamos circo pobre. Algo atrajo mucho mi atención en esa
noche; un hombre parado en la puerta de una caseta contigua al circo llamaba a viva voz:
“Vengan. Vengan y vean a estos seres venidos de otras galaxias…Hoy, gran noche de
marionetas. ¡No se lo pierdan, vengan, vengan!” Ese hombre y su pregón despertaron mi
curiosidad. No conocía a ningún ser venido de otras galaxias y quería conocer uno. Mi
hermana se opuso alegando que costaba mucha plata. Yo pedía que entráramos. Mi madre,
entre la espada y la pared, quería complacerme; mientras mi hermana intentaba disuadirme
diciendo que como no había dinero para la entrada de los tres que debía entrar solo y que
adentro me asustaría. No me convenció y entré.
Recuerdo el escenario muy sencillo, alto, bien iluminado, pero poco decorado; no por
ello carente de fascinación. Todo se inició cuando entró a escena el maestro de ceremonias:
una marioneta de hilo que se acercó a un micrófono instalado para él, habló y su voz se oía a
través de los altoparlantes. Vi el micrófono, vi a la marioneta hablando al micrófono, oí la voz.

De ahí para adelante todo adquirió vida y veracidad. Cuando vi las cuerdas que
sujetaban a las marionetas entendí que ese era el canal por el que estos seres diminutos
venidos de “otras galaxias” se
comunicaban con sus dioses.

Recuerdo cuatro marionetas:


el maestro de ceremonias
pulcramente vestido, Elvis
Presley, un payaso y una vaca.
Cuatro marionetas planas y con
hilos que me maravillaron y me
transportaron a un mundo de
ensueño del que es difícil salir.
Aunque estos recuerdos hayan
viajado muy lejos y se hayan
internado en lo más profundo de
mí (los tuve guardados y
olvidados por 30 años dentro de
esos escondrijos donde la
memoria guarda lo más
preciado), ahora han regresado y
esta vez para acompañarme en
mi camino de la mano de los
títeres.

Así fue la primera Vez.

Siete años después ya


estábamos instalados en la casa
de mi madre, que alguna vez
construyó mi abuelo, en el centro
de Trujillo. Me gustaba salir a
caminar solo y descubrir el centro
de la ciudad. Un día, mientras
pasaba por el Teatro Municipal,
vi un cartel que decía “Hoy, la
Parábola del Mar del grupo
Teseo y Minotauro”. En un letrero
abajo del afiche estaba la
inscripción: ENTRADA LIBRE.
Eso para mí se asemejaba a un
“Entrada Gratis” y aunque las
puertas estaban abiertas de par en par, dudé en
entrar. De pronto alguien me vio y me dijo ¿Quieres
entrar?... No cuesta nada, es gratis. Muy presto entré
y rápido me senté. La obra ya había comenzado. Vi
imágenes bellísimas, inolvidables, al recordarlas
ahora mismo me trasladan al colorido fondo del mar.
El embrujo de los personajes inundaba de viva
fantasía un escenario iluminado mágicamente y volví
a maravillarme, por segunda vez. Aún recuerdo uno
de los personajes: el pulpo, caracterizado por Marco
Ledesma, quien años después sería mi maestro en
la Escuela de Teatro. Yo guardé el programa de esa
mágica obra hasta hace pocos años en que el viento,
que se lleva todo, lo empujó por una ventana. Por
ese tiempo mi profesor de Lengua y Literatura llevó
dos veces a mi colegio a ese mismo grupo a
presentar obras de teatro que fascinaron a toda la
muchachada. Luego acudí en varias ocasiones por
propia iniciativa a ver Teatro, tanto, que se podría
decir que el Teatro ya tenía en mí a un espectador
habitual.

Tiempo después cuando cursaba el último año


de estudios del colegio, encontré en mi camino a
Gianfranco Brero, actor que por esos días aparecía
en TV y me acerqué muy tímido a saludarlo. Le
confesé que me interesaba el Teatro. Él me dijo: si
quieres estudiar Teatro, hay dos escuelas en Lima y
aquí en tu ciudad también hay una. No sabía que se
tenía que estudiar para actuar en el Teatro. En aquel
tiempo creía que eran dones maravillosos con los
que algunas personas llegaban a este mundo. Me dio
una tarjeta donde escribió la dirección de la ESADT
de Trujillo y del TUC en Lima. Un tiempo después ya
estaba estudiando Teatro.

Iniciando los 90s, cuando yo cursaba el cuarto


año de estudios en la Escuela de Arte Dramático,
llegó a la ciudad la compañía de teatro de títeres “Los
cuatro vientos” integrada por Sergio Ferreira de
Argentina y María Angélica Paredes, nuestra querida
compañera de clases, quien dos años antes nos
abandonó para irse a recorrer Latinoamérica con el
titiritero. Aunque ya habíamos hecho títeres en la
Escuela, no nos habíamos enamorado tanto de ellos,
por eso nos interesó tanto cuando Sergio nos invitó
a ver el espectáculo que él presentaría.
Llegó el día de la presentación del titiritero. César Gutiérrez, compañero de aventuras, y
yo llegamos un poco tarde y encontramos la puerta del Teatrin del INC cerrada. Lo
lamentamos mucho y buscamos manera de entrar. No había forma. Entonces se nos ocurrió
ir a la cabina de luces que por esa época tenía la puerta de entrada junto a la biblioteca, pero
no; no había forma de entrar. Como era de esperarse, tenía el candado puesto; además
estaba prohibido entrar a la cabina, solo teníamos acceso cuando había clases de actuación.
Mágico y sorprendente fue el momento cuando nos dimos cuenta que el candado estaba
puesto ¡más no cerrado! Entramos sigilosamente y nos acomodamos a ver el espectáculo.
Esta vez yo ya sabía que no eran seres venidos de otras galaxias. Aquel momento maravilloso
de la infancia ya lo había olvidado; sin embargo, esta vez, y por otras razones más, los títeres
me volvieron a maravillar y ahora si de manera definitiva. Las destrezas del titiritero, el manejo
de los títeres y las voces, la habilidad para entusiasmar al público, la variedad y cantidad de
personajes que un solo titiritero movía en la escena me cautivaron. En el próximo verano,
tiempo de vacaciones, empecé a mover mis propios títeres. Vinieron las funciones en el barrio,
en otros barrios, en otras ciudades y luego en otros países.

Hoy ya he perdido el número de funciones de cada obra que he creado, ya no es tan


importante el número. Lograr esa magia de la primera vez como espectador es lo ideal como
titiritero y aunque han pasado muchos años desde la primera función dentro de un teatrino,
aún tiemblan un poquito las piernas o las manos antes de actuar, como si fuera la primera vez.
Aquí termina este escrito y comienza la historia del titiritero …

Ibagué, julio 20 de 2019

Carlos Benites Arteaga


El Botón teatro y Títeres, Perú / Colombia
https://www.facebook.com/carlos.benites.967
Fotografías archivo Carlos Benites
“En la escala de lo cósmico
solo lo fantástico
tiene posibilidades de ser verdadero”
Theilard de Chardin
1. Del alma infantil
El teatro de títeres desde tiempos antiquísimos ha estado y sigue estando vinculado al alma
infantil que está inmersa no solo en personas de corta edad sino de los seres humanos en
general, siempre y cuando sean capaces de creer.
Y el niño es un ser que cree, no solamente en lo que sus sentidos perciben ni solo en la realidad
concreta, objetiva y material, a la cual se ha reducido en aferrarse a creer el adulto.
El niño cree también en otras dimensiones como es aquella que se abre en perspectiva con la
imaginación, y que es el mundo de la fantasía que activa el teatro de marionetas, muñecos o
títeres.
Es el niño quien tiene disposición para darle aliento, sentimiento, pensamiento y acción a todos
los seres de la naturaleza.
Y en esto no solo hay un extraordinario potencial, sino que es esta una actitud moral frente al
mundo y la vida.
Cholito y Tayta Kuntur, personajes de la obra
"Cholito en los Andes Mágicos" Tárbol teatro de
Títeres (Lima, Perú). Realizados por Martín
Molina. Fotografía Amancio Caballero
2. Amor confiado, simple y totalizador
Por eso es el espectador animista natural del teatro de títeres en donde se acepta que hasta
una piedra hable, cante y baile.
Es decir, tiene un arrojo y valor supremo, como es dar vida, aliento y palpitación a todo aquello
en lo cual recaiga nuestra atención.
Y también los niños de toda edad en el teatro de títeres son capaces de amar, de amar con
amor confiado, simple y totalizador, que es la otra cualidad para ser cófrade del mundo de los
muñecos parlantes.
Finalmente, el teatro de títeres se vincula al alma infantil por la capacidad de poder abordar de
manera alegórica aspectos esenciales de la vida.
Y poder hacerlo de manera directa y verdadera sin las hipocresías ni prejuicios de que esta
imbuida el alma de los adultos.
Y que se llama así, adulto porque si ha dejado su ser esencialmente niño y los atributos propios
de ese estado de alma, entonces está adulterado, y consecuentemente es falso.

3. Donde todos somos cómplices


Los títeres son un juego y todo juego tiene sus convenciones, sus lados irreales que nadie se
atrevería a cuestionar.
Tiene estados de complicidad que nadie se atrevería tampoco a denunciar, ni de parte de los
que actúan ni tampoco de parte de los que eventualmente hacen de espectadores.
En él somos encubridores, ¿de qué? De creer en algo.
Como en un juego, todos aquellos que se involucran en él se sumergen en su textura de
manera alegre y divertida, donde se goza y se sufre.
Y se vuelve a vivir de manera excepcional, para el modo cómo ha devenido el mundo. Y esto
es un secreto: ¡en él volvemos a sentirnos culpables de nada y a la vez inocentes de todo!
Público durante una función de Tárbol teatro de Títeres en la Feria de Libros del jr. Amazonas, Lima, Perú. Fotografía Carlos Torres
Y esto es un aprendizaje para ser seres libres; por eso los niños lo adoptan.
Es uno de los espectáculos en donde el alma humana sintoniza con lo complejo, aciago y
sombrío, pero donde a la vez florece, se hace buena y se abraza con el ángel que cada uno
de nosotros tiene, es, o aspira a ser algún día.
El títere es una sombra, una luz, un iris. Es un aroma, un sabor, un impulso. Es la totalidad de
nuestras vidas captada apenas con un reflejo en el espejo.

4. Títeres y escuela
En el ambiente del teatro circula una frase que dice así: “Adónde no llega un maestro llega un
títere”. Esto se dice en relación a que la escuela tarda en llegar a lugares alejados porque es
más formal. En cambio, el artista y el hombre de teatro de títeres se movilizan con mayor
agilidad, con verdadera aventura y espíritu de sacrificio, puesto que es más trashumante y
ligero.
Muchas veces desde la educación se queja el maestro de estar mal pagado. Tiene, sin
embargo, un aliado a quien nadie paga nada y pone extraordinario fervor en su trabajo: el
titiritero.
Otro sentido que tiene esta frase es que los títeres llegan al ámbito del conocimiento, de la
afectividad y del gusto sutil de manera mucho más eficaz que cualquier lección escolar.
También, que a través de los muñecos que cobran vida se vuelven a decir las verdades
esenciales, prístinas y sinceras, como cabe
Characato, Títere presentador del grupo Paco Yunque
(Arequipa), realizado por Pepe Borja.
esperar que se digan en el ámbito de la
Fotografía Martín Molina educación.
Es por eso que los títeres son de la mayor
importancia en el aula escolar y en la
institucionalidad educativa en general, puesto
que a través de ellos se expresan contenidos
que no se podrían expresar de otra manera y
que obviarlos sencillamente sería fatal.

5. Títeres y poesía
La historia del titiritero es el latido y el palpitar
de un poeta.
Es el teatro de títeres una imagen que se
diseña, una voluntad que se plasma, una ilusión
que se hace tangible. Un mensaje que se hace
verdad.
El títere piensa, es el que más piensa, es el que
más siente.
Es el paladín, el gladiador, el juglar del infinito.
Como a Jesús siendo santo se le ofende y
escarnece, porque cuando alguien no piensa ni
tiene voluntad se le dice títere, cuando el títere
verdadero de este teatro valeroso es el que más
arriesga y se compromete.
Por eso, se le ofende cuando a alguien sin principios se le grita: ¡Títere! Cuando a los políticos
que son tránsfugas, los políticos lo son por naturaleza, se les dice títeres, cuando basta
decirles: políticos.
¡Y qué lejos de la verdad de lo que auténticamente es un “títere” en los retablillos del Maese
Pedro!: ser candoroso, idealista y tierno es insobornable; honesto y heroico en todas las
pruebas. Encarna lo núbil, lo casto y lo ingenuo. Porque es el alma del niño.

6. Yo me adhiero
Escribí por eso:

Títere valeroso
yo te quiero.
Porque eres yo,
y yo soy tú.
Y juntos somos él,
un solo racimo
y una sola ilusión
y un único corazón
Eres tú
quien asume
el rol más difícil,
cuando lo humilde es duro
cuando el servicio es arduo.
siendo de trapo
y apenas de hojas
como eres, te echas
sin embargo, a los hombros
los males del mundo y
los pesares de los hombres
ya que te encanta ser héroe.
Te quiero
porque encarnas
lo bueno y lo tierno.
Porque todo se descarga
sobre ti.
Porque te asombras
de mundo.
Porque eres puro,
confiado,
y soportas
los males de todos.
Por eso te digo y repito:
hacia ti y contigo,
¡yo hacia ti y contigo
me adhiero!
7. Títeres y democracia
La regla de oro del teatro de títeres es la
comunicación que se establece entre los
personajes que salen a escena y el público
que participa de manera auténtica,
espontánea y feliz con sus comentarios,
opiniones y su ilusión.
Esta participación del público en el teatro de
títeres es importante, significativa y
trascendente.
Hace de él un género literario libre,
democrático y con capacidad de
trasformación de la realidad.
La conversación con el niño es juego
democrático en donde se conoce de
inmediato la opinión del pueblo, en donde el
adulto no reprime, sino que consulta más
bien al niño que somos. Y ahí está la
capacidad que él tiene, cual es subvertir el
orden del mundo.
Y cualquiera sea el final, el acto de
comunicación y consulta ya se produjo y
alcanzó a ser un acto público. Siendo así es
la expresión más libre del lenguaje de la
Una vista del público durante una función de Tárbol teatro de Títeres en la
palabra y del voto popular.
peatonal del Jr. Ica, Lima, Perú. Fotografía Marco Castillo

8. Labores utilitarias
Pero la actuación de los títeres no se enclaustra en la presentación de obras que persiguen
unos fines artísticos basados en un argumento literario, con actores imbuidos de idealismo y
con mensajes de valor perdurable.
Los títeres también se manchan y ensucian las manos. Y realizan además de aquellas
funciones, que son las más consagratorias, labores más utilitarias, que abarcan desde dictar
normas de higiene pasando por recomendar el uso de determinados servicios.
Y hasta colaboran en el registro de la puntualidad.
Hacerlo a través de los títeres le da mucha mayor eficacia, puesto que se impregnan mejor los
contenidos que se imparten.
Y se fijan en la mente y en el alma de los niños de manera más permanente, porque a lo
informativo y cognitivo se suma la dosis necesaria de humor, magia y afectividad.

9. Libretos y guiones
Algunas consideraciones a tener en cuenta en la elaboración de libretos y guiones son estas:
– En este tipo de teatro las obras son breves y se anuncian con un título sugestivo.
– Al inicio de la escritura del guión se hacen indicaciones básicas respecto a la actuación.
– Luego se presenta la nómina de
personajes. Y enseguida la acción en la
cual participan los personajes referidos.
– En el teatro de títeres la acción es lo
fundamental y la palabra su complemento.
– El lenguaje debe ser claro, en base a
palabras comunes y corrientes dentro de
las cuales se puede engarzar un término o
un vocablo nuevo y poético.
– Utilizar palabras curiosas, sonoras, con
gracia, recurriendo a las onomatopeyas.
– Los argumentos deben de reunir dosis de
humor, aventura y pasión.

10. Contenido y mensaje


En los aspectos de contenido y mensaje:
– La historia debe integrarse de gracia,
suspenso, simpatía y buen corazón. El Cuy y el Zorro personajes de la obra del mismo nombre,
– Los libretos o guiones deben asumir en Grupo Wagaytíteres. (Lima, Perú). Títeres de guante,
principio el sentido artístico que deben Realizador Raúl Narrea
tener, consecuentemente los personajes Fotografía archivo Wagaytíteres.
en las historias deben buscar y representar valores estéticos.
– Recurrir a la creatividad en la solución de los problemas.
– Lo imprevisto e inverosímil debe apoyarse en alguna lógica y no ser únicamente recursos
fantasiosos.
– En el manejo de títeres humanos y animales no deben de incurrirse en actitudes vulgares o
reprobables.
– Es necesario que el libreto desarrolle los contenidos transversales del currículo de la
educación, pero además en el nivel creativo deben contener hilaridad, magia y sobre todo
entusiasmo y pasión.

11. La actuación
Factores relacionados a la actuación:
– Ha de ser ágil, con movimientos que coordinen bien la palabra con el gesto. Con amplitud de
desplazamientos por la escena.
– El teatro de títeres, es principalmente voz y actuación. Es ponerle gestos, movimientos y
acción a lo que se habla o dice.
– Los parlamentos no deben ser largos sino breves y directos.
– En la manipulación de los muñecos, un detalle importante es cubrir manos y brazos con una
manga o bolsa de tela a fin de que al levantar los muñecos no se note la piel de los actores en
los brazos, antebrazos o manos, detalle que cuando se omite se rompe la magia y distrae al
espectador.
– Buscar en la pieza un significado poético tanto en la forma como en el contenido.
– Hay que ser divertidos y libres, pero,
además: serios y trascendentes.
Rigurosos, pero a la vez locos de amor.

12. El escenario
Los escenarios en el teatro de títeres son
dúctiles, sin rigidez, tanto que se puede
desarrollar desde una abertura perecida a
una ventana.
También se puede implementar el
escenario en cualquier superficie lisa
simple, monda y lironda.
Como también puede ser en lo alto de una
azotea, a techo abierto, espacio que da la
ocasión para que los personajes o
muñecos puedan desplazare con mucha
mayor destreza y agilidad.
Los personajes principales que entran a
escena son pocos. Esta es una ley, tanto
La Canasta de los Títeres, Compañía La Pandilla (Tacna, Perú), Títere por el reducido espacio con que se cuenta
de boca articulada y varillas, realizador David Ortiz. Función en la Feria hacia adentro, cuando es ventana, como
de libros del jr. Amazonas. Fotografía Martín Molina por el público infantil hacia el cual
generalmente se orientan las
representaciones.
El color de fondo del retablo o teatrino ha de hacer juego con el ambiente que se presenta.
La luz no será de alta sino de baja potencia, en base a reflectores tenues a fin de darle el halito
de magia que por ser muñecos los que actúan deben de permanecer siempre bajo un halo de
misterio y poesía.

13. La acción dramática )


Consiste la acción dramática en el desarrollo de la
historia que se presenta y en la conjunción de elementos teatrales en un punto culminante y
significativo que reúne y concentra el mensaje que la obra quiere exponer.
La acción dramática se concentra en un punto culminante a donde se llega con los elementos
previos y desde el cual se desciende y deriva hacia el final de la historia.
La intensidad de la acción dramática ocupa el centro del tiempo y desenvolvimiento del
argumento.
Cuando se alcanza una cúspide en la tensión dramática, se ha de salir en la dirección que se
ha previsto con un recurso alegre y tierno.
El teatro de títeres tiene la peculiaridad de dialogar con el público siendo necesario en la
actuación abrir necesariamente este espacio, en donde cabe prever la participación
espontánea de los niños grandes y chicos presentes en el auditorio.
14. La voz en los títeres
La voz de los personajes en el teatro de títeres es lo que más define a esta manifestación
artística, al punto de que el nombre de títeres deviene de la onomatopeya que indica que estos
muñecos se presentan con una voz aguda, resonante, tintineante y chillona, que refleja el
mundo pequeño desvencijado y casi siempre marginal de los personajes, compensando
también la miniatura corporal de cada muñeco y llamando con acento sonoro la atención del
público.
Debe reflejar la personalidad o el carácter que se quiere insuflar a cada uno de los
protagonistas que salen a escena. Así por ejemplo el lobo, que casi siempre es un agresor,
tendrá una voz que refleje aquella catadura abusiva, violenta e inescrupulosa de este
sinvergüenza, que imparte miedo y temor.
Al contrario, la voz
de los chanchitos
será calmada,
suave y reflexiva,
distinguiéndose
desde el cerdito
mayor, quien es
más responsable,
variando con la de
sus hermanitos
menores quienes
están en una etapa
lúdica, pero también
aprehensiva. A
través de la voz se
representará toda la
ayuda que en
determinado
momento puedan
demandar y la otra
con la cual se
proteger cuando el
lobo está por
devorarlos.
Azucena Arrasco del grupo de Títeres Amigos (Chiclayo, Perú), Fotografía tomada de internet.

15. Dos mundos paralelos


Se dice que la voz de los personajes en el teatro de títeres debe tener goma, con lo que se
quiere significar que ha de ser atrayente, plena de afectividad, de matices sugestivos.
Y esto tratándose de personajes temibles puesto que se trata de que los niños presten
atención, y se concentren en esa cajita mágica en la cual se desenvuelven las historias,
muchas de las cuales recrean mundos lejanos, exóticos y con frecuencia inasequibles.
La voz debe tener variedad, gamas de registros, para poder realizar efectos especiales dando
la debida entonación, de acuerdo al desenvolvimiento del argumento, pudiendo pasar de la
pena al gozo, de la alegría al llanto, del desconcierto al éxtasis.
Panadero y Diablo, personajes de la obra "Un pan para cada vecino", Proyecto Gira Gira Girasol de la Asociación Cultural
Mueca (Chiclayo, Perú), realizador Pepe Atto. Fotografía archivo Pepe Atto.

La voz en el teatro de títeres siempre debe crear un mundo paralelo al de la realidad


circundante, ser la muestra a partir de la cual se puede construir otros mundos y que sirvan
para formular osadas propuestas formativas y pedagógicas que es imperativo cultivar y
desarrollar para enriquecer o redimir esta realidad.

16. La interacción con el público


Añadir siempre la participación de los espectadores, a quienes se les pregunta y consulta sobre
las situaciones que se están presentando.
Esto se logra haciendo que los personajes interroguen a uno y otro lado de la sala acerca de
situaciones que se vienen desarrollando en la actuación. Eso sí, de ninguna manera hacer
estas preguntas sobre asuntos que distraigan y que nos desconecten del desarrollo del
argumento.
Y es bueno que esta secuencia adquiera tensión.
Por ejemplo: un personaje amenazado por otro les pregunta a los niños cuáles son las
intenciones de su contrincante.
¿Y qué me recomiendan hacer? ¿Y, por dónde voy? Y, ¿qué hago finalmente para librarme de
este peligro?
Incluso esas preguntas pueden apuntar al mundo de los valores con lo cual se gana que el
teatro de títeres cultive en los niños su propia reflexión acerca de los asuntos más esenciales
de la vida.

17. Títeres para el cambio


El teatro de títeres a través de la imaginación avizora ámbitos en los cuales quisiéramos vivir,
porque discute libremente con el niño y mediante su participación entusiasta qué es lo mejor.
Títeres de dedo del grupo Atrapasueños (Huaraz, Perú), realizados por Eleazar Aquiño, fotografía Eleazar Aquiño.

En resumen, se despliega ampliamente el universo de la imaginación y otorga entonces la


confianza para presentar esta o la otra opción.
En segundo lugar, nos brinda soltura y confianza para ensayarlo y realizarlo simbólicamente
en ese escenario.
En tercer lugar, nos propone elementos muy concretos del universo que queremos construir.
Siendo así, mediante él podemos trasformar la realidad inmediata rescatando los elementos
valiosos del presente, para construir aquella sociedad ideal en donde predominen los valores
que queremos inculcar en los niños, jóvenes y adultos.

18. Válidos para una nueva educación


La educación tradicional aplica un modelo en relación a los niños que es el formal, siendo
distinta la naturaleza del niño, cual es: libre, expresiva y pronta a la creatividad.
Mediante los títeres en la escuela y el aula se da pábulo a esas potencialidades dejando a un
lado las convenciones, las teorías y los prejuicios, abriendo espacio a la afectividad, a la
confianza, a sentirnos unidos y protegidos mutuamente, predispuestos a jugar, a conmoverse
y a reír.
Alcanzamos en este espacio mágico a ser expresivos dando valor a aquello que somos, a lo
que está adentro de nuestro ser y no afuera de él. A lo que nosotros podemos aspirar a llegar
a ser y no aquello que absorbemos de fuera
y queremos que se instale dentro de la
mente del niño.
Y, sobre todo, recrear en el lenguaje, la vida
en sus dimensiones de esperanza.

19. Un destino promisorio


El mundo de la imaginación requiere en
primer lugar de creencia, sin lo cual los
títeres no podrían existir, dado que exigen
el don que les atribuyamos vida a unos
seres que son de trapo, plástico y papel.
El segundo lugar, la imaginación requiere
ser libre como el niño lo es y de alguna
manera nos reclama que los adultos lo
seamos. Esto empalma totalmente con el
mundo de la creatividad que debe ser
fundamentalmente construida en base a los Niña con Títere realizado por ella en un taller de Tárbol teatro de Títeres,
elementos que nos ofrece la realidad de Lima, Perú. Fotografía Martín Molina.
manera abierta, entusiasmo y fervor que
podamos insuflar a nuestra práctica pedagógica.
Una actitud creadora es la alternativa, a fin de que las personas y la sociedad puedan
encontrar, para su vida, actividades propias en las cuales desarrollar empresas originales que
permitan a esas personas dar cabal desenvoltura a un destino promisorio.

20. Valores inencontrables


El teatro de títeres engrandece todo. Es un arte mediante el cual desde lo mísero pasamos a
vivir mundos espléndidos, cuya moral nos permite a los seres humanos alumbrar muestras,
vidas muchas veces grises u opacas, con todo aquello que los sueños y la ilusión nos prodigan.
Resulta muchas veces que los muñecos no son aquellos que están en el escenario, que tienen
la extraordinaria virtud de rescatar lo mejor que tenemos y que de otra manera no alcanzaría
a hacerse ostensible, resultando entonces que ellos somos nosotros, con lo mejor de nosotros
mismos; a veces representando lo adverso para ayudarnos así a mejorar.
Entre muchos otros aspectos positivos, hay uno que es una corona de diamantes y que lo hace
vigente y tangible el teatro de títeres para el hoy y para siempre, y que es su esencia, hecha
de inocencia y de candor.
En el teatro de títeres somos inocentes y candorosos, valores que son inencontrables cada
vez más, en los modelos de sociedad que se han impuesto, y que pareciera que consolidan
más y de manera irreversible, y que gracias a Dios hay artes que lo erosionan como es los
títeres.

21. Todas las estrellas


Estos atributos del teatro de títeres convierten muchas veces a los espectadores en ser lo
verdaderos actores, pero esta vez no como muñecos de trapo o cartón sino de carne y hueso
sublimes, puesto que en ellos desaparece el mal, lo
trivial para asumir lo esencial y trascendente.
Pepito Ron presentando "La ratita y el reciclador" en el Valle En él se superan los prejuicios y se exorcizan las
del Mantaro, (Junín, Perú) año 2008 durante el proyecto limitaciones para reflejarse en la ventana del retablo,
Ninakuro de Anaracos Colectivo de Titiriteros, aquello que la proeza de la imaginación resalta, cuales
fotografía Martín Molina.
son: valores, como el poder cambiar, el poder mirar de
manera diferente, el poder actuar de otro modo.
El poder decidir con arrojo y muchas veces ya no
sentirnos incapaces de ser intrépidos en la realidad
presente.
El teatro de títeres no solo ha de dar aquello que guste
y encante al niño sino la manera cómo vamos a irradiar
hacia todos los seres humanos aquellos contenidos
primigenios que alcancen a hacer de la realización
humana una manera de juntar y atraer a todas las
estrellas.

22. Creer y adorar


Pienso y me ocupo del teatro de títeres e
inmediatamente un puñado de dulzura infinita invade
mi corazón.
Y me digo:
Bendito el niño, bendito el adulto con alma de niño,
bendito al que le brillan los ojos con una luz de alegría
verdadera, sincera y devota ante la inocencia y el
candor, que es lo que se da en el teatro de títeres.
Para apreciarlo lo que se requiere es saber sumergirse
en el mundo de la ensoñación, en la capacidad que
puede tener una persona o un grupo humano de tener
ilusión.
Y un hombre es grande en la medida de su fantasía,
de sus sueños, esperanzas y utopías. Veo los rostros
ilusos, dulces, sonrientes de las personas delante del
teatro de títeres y creo aún más en Dios.
Y allí me convenzo que Él nos hizo a su imagen y
semejanza. Y nos hizo urdió como seres que albergan
quimeras y dotados de dones supremos como es creer
y adorar.

Danilo Sánchez Lihón


Tomado, con autorización del autor, de la página web
https://www.espaciolatino.com/
https://www.facebook.com/danilo.sanchezlihon.7
En febrero del año 2019 se realizó en Lima la cuarta edición del festival Internacional de
Teatro Temporada Alta, dentro del cual se programó el conversatorio “Encuentro de Vida y
Calma!”, propiciando un diálogo entre Javier Aranda creador y director de “Vida” y Guillem Alba
creador y director de “Calma!”, espectáculos españoles participantes en el festival. La publicidad
del conversatorio ofrecía desentrañar la magia del Teatro de Objetos; interesante conversación
en la que los invitados compartieron sus propuestas y procesos artísticos, pero más allá de los
contenidos evidentes algo que me llamó la atención y me pareció particularmente simbólico fue
la cantidad de veces que Aranda y Alba utilizaron natural y fluidamente la palabra Títere
mientras que la moderación hablaba de objetos o teatro de objetos.
Esto podría verse como intrascendente, sólo cuestión de términos y nada más allá de
una simple anécdota, pero entraña temas medulares en el arte de los Títeres.
Temporada Alta es un festival que inicia en España y que tiene ahora sedes en algunos
países de Latinoamérica entre ellos Perú, y se describe así mismo como uno de los mejores
festivales de Artes Escénicas de España donde el público puede apreciar las tendencias más
creativas del teatro contemporáneo. Pues bien, “Vida” es un espectáculo de Títeres por donde
se le mire, un maravilloso y muy bien logrado espectáculo de Títeres, y por su lado “Calma!”
involucra más lenguajes con predominancia del Payaso pero que incluye estupendos momentos
de Títeres.
Partiendo de allí, es buenísimo que un festival de esa envergadura y con ese enfoque
acoja a los Títeres, pero ¿por qué no utilizar la palabra Títere si vamos a hablar de Títeres?, en
principio podría tratarse de desinformación, pues la noción de Títeres puede no ser del todo
clara para muchos, incluyendo artistas escénicos y aun titiriteros mismos; pero en situaciones
como esta pareciera que hay algo más, que la denominación Títere no resultara suficiente o
conveniente, o adecuada. Adentrémonos entonces en los recovecos de las palabras y las
nociones e ideas que contienen.
Títeres del grupo Tárbol teatro de Títeres. Fotografía Lukas Isaac
Vista parcial del Títere de Brno. Fotografía María Laura Vélez

El testimonio material más antiguo de la


existencia de Títeres es una figura humana
articulada de los tiempos en que los mamuts aún
caminaban por la tierra, y precisamente fue
tallada en marfil de mamut allá por los remotos
días del paleolítico superior; descubierta en una
tumba en la ciudad de Brno (República Checa),
con una antigüedad de 26000 años nos atestigua
que los Títeres llevan largo rato al lado de la
humanidad; pues hoy en pleno siglo XXI siguen
plenamente vigentes y con una promisoria
proyección ubicándose por méritos propios en la
vanguardia de las artes escénicas.
Sin embargo, a pesar de esos miles de
años encima, podría decirse que la noción de
Títere aún está en construcción, o que está en
constante construcción pues los Títeres,
inquietos como son, tienen una naturaleza
dinámica: evolucionan cómo evoluciona la
humanidad y sus culturas; y así se adaptan y
varían según el tiempo en el que surgen, según
la cultura que los acoge o según el individuo o
colectivo con el comparten andanzas. Pero al
mismo tiempo, tienen unas raíces muy fuertes,
profundas, eternas, que conectan con los
orígenes sin convertirse en anclajes; raíces de
viento que les proveen de poderosas alas que
invitan al libre vuelo creativo. Quizá allí resida el
secreto de esa larga historia, una historia de
persistencia y de resistencia pues los Títeres no
la han tenido fácil, por el contrario, han tenido que
abrirse camino a punta de perseverancia;
llegando a este momento como un arte
contemporáneo pero que no niega ni desconoce
sus orígenes, por el contrario dialoga con ellos,
respetando y valorando tradiciones ancestrales
de las que se nutre y aprende; de modo que hoy,
en pleno siglo XXI formas tradicionales
comparten tiempo y escenarios con propuestas
innovadoras y experimentales. Extrapolando a
este caso, podrían aplicarse las reflexiones que
Alberto Ìsola hace en un homenaje a Carlos
Gassols: “Tradición es una palabra que hoy
muchos asocian a algo vetusto, pasado, muerto
o a punto de estarlo; cuando en realidad se trata
de lo contrario: Tradición es aquel bagaje
inmenso y rico, la savia que nos hace quienes somos, que nos da sentido de identidad”.
Esa evolución constante ha permitido que Los Títeres lleguen a estos tiempos con una
impresionante diversidad como muestra también de su gran versatilidad; entonces si pensamos
en Títeres y se nos viene a la cabeza solo una imagen tengamos la seguridad de que hay mucho
más. Hay Títeres que miden unos pocos centímetros hasta otros que llegan a varios metros de
altura, tomando carne en materiales propios de las culturas y tiempos en los que surgen:
madera, cuero, marfil, papel, papel maché, telas, metales, materiales sintéticos, partes del
mismo cuerpo del titiritero, etc., apelando a diversos recursos para cobrar movimiento según
los modos y tecnología: hilos, varas verticales, horizontales, superiores, inferiores; la inserción
de dedos y mano del titiritero, el préstamo de partes del cuerpo del titiritero, electricidad, etc;
habitando diversos espacios en los que construyen sus mundos: suelo, retablos, mesas, el aire,
la superficie del agua, el interior de una caja, el cuerpo de una persona, etc.; dando rienda suelta
a sus correrías en escenarios varios: calles, plazas, templos, teatros, bares, buses, casas,
escuelas, etc.
¿Qué unifica entonces a seres que a primera vista podrían parecer muy disímiles? Esa
pregunta, y tras ella la búsqueda de denominadores comunes en tan amplio espectro, nos lleva
a aproximarnos a una definición: Títere es cualquier elemento, que, animado por la acción del
titiritero, cobra vida en un contexto escénico. Desagregando las ideas expuestas nos
encontramos con aspectos fundamentales para entender a los Títeres.
En principio la amplitud de su constitución material, probablemente la primera idea que
se pueda tener sobre los Títeres es que son muñecos, y efectivamente algunos muñecos
pueden llegar a ser Títeres, y algunos Títeres por su aspecto nos remiten a los muñecos, pero
los Títeres no son muñecos y en muchos casos se alejan de ellos, pues no solo han de tener
forma humana o animal, o sugerirla; Títere puede ser también cualquier objeto en su estado
natural sin mediar modificación alguna, entonces nos encontramos con zapatos, cucharas,
botellas, piedras, hojas, frutas, etc. , que sin el mínimo agregado cumplen cabalmente el papel
de Títeres, eso nos lleva a adentrarnos en los territorios de los objetos lo cual amplia el

Kusi Kusi, Títere de vara y mano prestada, y Mantequilla, Títere de guante. Grupo Kusi Kusi. Fotgrafía Amacio Guillermo Caballero
Títere de sombras de la obra "El torito de la piel brillante",
grupo XT Laboratorio Teatral. Fotografía Jhonatan Pittman .

panorama. Sin embargo, los Títeres van más allá; pues los objetos como parte de su naturaleza
material indefectiblemente poseen masa y son tangible ; sin embargo hay Títeres que son
sombras con cuerpos solo perceptibles por la vista, si las sombras son generadas por figuras
planas podría incluírseles en la categoría de objetos, pero algunas son generadas por partes
del cuerpo del titiritero alejándonos de los objetos y llevándonos a los Títeres corporales, que
componen su cuerpo con partes del cuerpo del titiritero; así ampliamos más la idea pero
seguimos en terrenos de lo tangible. ¿Podíamos ir más allá?, pues sí, hace unos años vi un
trabajo, realizado por la compañía peruano-bosnia Hugo e Inés, en el que los personajes eran
dos puntos de luz generados por punteros laser que perfectamente y sin el uso de una sola
palabra nos contaban una historia; esos personajes tenían un cuerpo de luz, pero sin embargo
encajaban muy bien en la categoría de Títeres, llevándolos más allá de lo tangible poniendo
como, quizá, última frontera y requisito lo visual. Por todo ello es que para transmitir esa amplitud
prefiero utilizar un término tan impreciso y abierto como elemento en el que pueda caber casi
todo lo imaginable.
En este momento entra a tallar el titiritero y lo que hace es habitar de vida a elementos
tan diferentes y de esta manera los unifica; gracias a su acción el titiritero provee de vida a los
Títeres, confiriéndoles movimiento, con el que transmite que tienen instintos, sentidos,
intenciones, sentimientos, emociones e inclusive la posibilidad de morir; por lo tanto, en la
convención escénica se convierten en seres que adquieren la categoría de personajes. El
movimiento de por si no basta para que el elemento llegue a ser un Títere, pues también se le
puede dar movimiento a piezas de escenografía y utilería, y con los mismos recursos con los
que se le da movimiento a los Títeres, pero en ese caso el movimiento, escénicamente, tiene
un origen físico y por tanto es justificado y entendido por la mecánica, mientras que en el
movimiento de los Títeres es inherente la sugerencia de vida, a eso le llamamos Animación.
Una última y necesaria precisión es la que nos ubica en un contexto escénico, pues la
animación no basta para que el elemento pase a ser un Títere; así, los niños son animadores
por excelencia, dotando de vida a cuanta cosa cae en sus manos, sin embargo, eso lo hacen
como parte de su juego y por tanto para sí mismos, ubicándose en un contexto lúdico. Mientras
que los Titiriteros animan los elementos para otro, para un espectador quien con su precepción
completa la animación del elemento. Entonces estamos ante una acción de comunicación en la
que la audiencia es indispensable y allí recién se cierra el círculo.
Por todo lo visto, la idea de objeto es sobrepasada por las posibilidades de los Títeres
resultándole insuficiente y restrictiva, pues los Títeres reclaman un horizonte más amplio; si
queremos unificar teatro de objetos y Títeres podríamos abarcar a una parte de los Títeres
pero no a todos; y al mismo tiempo, a mi entender, estaríamos restringiendo las posibilidades
del teatro de objetos, pues los objetos escénicamente, más allá de cumplir un rol como piezas
de escenografía o utilería, tienen un potencial expresivo enorme sin que para ello tengan que
ser animados, por tanto para comunicar desde el escenario no necesitan convertirse en Títeres.
Sin ahondar en este punto me quedo algo que escuché de Javier Swedsky al decir que el teatro
de objetos surge del teatro de Títeres, pero se independiza del mismo.
Acerca de la palabra Títere, es mucho más reciente que la existencia de los elementos
animados, ella tiene solo unos cuantos cientos de años, encontrándose los registro escritos más
antiguos en las primeras décadas del siglo XVI. Es la palabra del castellano que de manera
genérica designa a la totalidad de elementos animados, para precisar un tipo específico se
complementa con alguna característica de su morfología, estructura, funcionalidad,
mecanismos u orígenes;
así tenemos que existen:
Títeres de guante, Títeres
de hilo, Títeres de
sombras, Títeres de dedo,
Títeres corporales, Títeres
gigantes y una larga lista
que continua, y que se
mantiene abierta si
recordamos el dinamismo
y capacidad evolutiva que
tienen.
Entonces si ya
tenemos una
denominación con
justificación histórica e
idiomática ¿por qué
buscar otras
denominaciones?,
atreviéndome a
especular, creo que es un
intento de Títere Corporal de la obra "El teatro más pequeño del mundo"
contemporizar a los Cía. Ana Santa Cruz. Fotografía Paulo Yataco.
Títeres, de alejarlos de
la tradición y de limpiarlos de su fuerte esencia popular; pues en gran medida su persistencia
se ha sostenido en que una de sus corrientes más sólidas es como arte popular, proliferando,
desarrollándose y creciendo en las entrañas de los pueblos, lejos de circuitos oficiales e
inclusive apostando por los márgenes de la sociedad; entonces Títere suena a eso, a
tradicional, a antiguo, a popular, a marginal; por ello para adecentarlos y abrirles nuevas
Títere objeto, exploración de Títeres objeto durante la investigación "La animación de Títeres para la estimulación del pensamiento
divergente” de María Laura Vélez. Fotografía Martín Molina

puertas, surgen nombre nuevos que suenen sofisticados: teatro de objetos, teatro de figuras,
teatro de formas animadas, teatro de animación, teatro visual y seguro que la lista continua y
continuará.
Quizá no haya nada de malo en ello, quizá pueda pasar por intrascendente, quizá sea
solo una manifestación más de esnobismo. Para mí la defensa del término tiene ribetes de
identidad, necesaria en estos tiempos de expansión, en los que ser vanguardia puede tornarse
apremiante con el riesgo de que la dilución de las formas traiga como consecuencia diluir
esencias también.

Martín Molina Castillo


Tárbol teatro de Títeres, Lima - Perú
titerestarbol@gmail.com
Artículo escrito en marzo 2019 para la columna “Territorio Volátil”
de la página Teatro Club http://www.teatroclub.pe/site/
Desde hace cuarenta años, motivado por los maestros Guillermo Villegas y Consuelo
Deschamps, de Estética Mexicana de Vanguardia, A.C., iniciamos una investigación sobre la
utilización del títere como recurso terapéutico, que siempre y sorprendentemente, nos enfrenta
a nuevos retos y nos abre a otras posibilidades.

Basado en el trabajo secular de los chamanes que en diferentes tiempos y culturas han
animado muñecos, como elementos aliados en su labor de sanación, nos dimos desde entonces
a la tarea de ir poco a poco estudiando y desarrollando la Titeroterapia, dentro de nuestras
posibilidades e itinerancias titiriteras.

Durante este trayecto hemos


ido testimoniando, cómo, a través de
funciones y talleres presenciales,
muchas personas con alguna
problemática física, psíquica y/o
espiritual, logran establecer una
estrecha relación con los títeres,
sobre todo si son ellos mismos
quienes los realizan. Crear un
muñeco moviliza lo interno para
plasmarlo en lo externo, darle vida e
interrelacionarse con los demás, es
una experiencia altamente positiva en
el proceso de sanación individual.
Evidentemente, como facilitadores,
acompañantes y testigos de este
proceso, tenemos un gran desafío
que implica estar muy alertas, por si
aparece algún demonio interno; para
darnos a la tarea comprensiva de
acogerlo e integrarlo a la compleja
naturaleza que tenemos con los seres
humanos con quienes trabajamos.
Captura de pantalla al final de una de las sesiones, publicada con autorización de l@s participantes.

Nuestra labor, generalmente ad-honorem, ha sido desarrollada desde el principio y hasta


hace unos meses en clínicas psiquiátricas, internados y en centros de atención especial, pero
los acontecimientos recientes, nos han obligado a replantearnos cómo proseguir con esta labor,
sobre todo con el aumento de casos de personas que por la pandemia necesitan una ayuda
especializada para salir adelante.

Afortunadamente, el Centro Cultural Futurama, perteneciente a la Alcaldía Gustavo A.


Madero, de la ciudad de México, convocó y becó hace varios meses a una serie de trabajadores
culturales de la zona para impartir talleres de forma presencial y gratuita; todo iba bien, pero
llegó El Bicho y nos obligó a cambiar planes y adaptarnos a la nueva realidad.

Es así, que la propuesta primigenia de nuestro taller Creación de Grupos Titiriteros


Comunitarios, se convirtió entonces en un taller virtual denominado Títeres Elementales como
Apoyo Emocional en la Familia.

Abrimos la invitación para personas interesadas sin importar la edad, profesión, ni el lugar
de residencia; a la fecha hemos tenido participantes de 5 a 74 años, residentes en 9 países
latinoamericanos, y varios son núcleos familiares.
Los inicios de esta experiencia fueron emocionantes, pero muy estresantes; no teníamos
las suficientes herramientas cibernéticas ni pedagógicas para hacer talleres de forma virtual,
sin embargo, nos animaba el seguir adelante y asumir el reto. Comenzamos precariamente con
un teléfono “inteligente”, una señal de internet prestada por generosos vecinos y un foro
improvisado en la sala de la casa para grabar. Así trabajamos los primeros meses.

Los resultados fueron fructíferos, pese a los problemas técnicos, la gente lo agradecía y
se apuntaba para el siguiente taller. Sin embargo, en la autoevaluación que hicimos con los
participantes, varios sugerían mejorar las condiciones técnicas, y tenían razón.

Haciendo malabares económicos, entre otros, pudimos adquirir una laptop y un servicio
de internet adecuado para los siguientes talleres; no obstante, tuvimos que impartir antes un
taller dentro de un Cyber público con una careta plástica, y después en el mismo Centro Cultural,
que a la semana siguiente lo cerraron por contagios…

En la actualidad tenemos dos grupos: los estudiantes nuevos y los estudiantes antiguos,
que son reincidentes del primer Taller. Asisten varios niños, generalmente con alguno de sus
papás, también hay dos personas con condición de esquizofrenia, tenemos estudiantes y
profesionales de varias
carreras, una de ellas con
un doctorado en educación,
y afortunadamente
participan varias psicólogas
y compañeros teatreros y
titiriteros.

Cada vez
profundizamos más en el
uso del títere como apoyo
emocional, con uno mismo
y con los demás. Hemos
podido compartir
experiencias y textos con
otras personas de
Latinoamérica, y en
ocasiones nuestras
reuniones virtuales,
además de ser catárticas,
terminan en un fin de fiesta.
Proponemos ejercicios de exploración personal y revisión propia de la dinámica del taller,
para realizar durante la semana, que incluyen 1) ver videos titiriteros del mundo, 2) investigar
sobre temas especiales, y, sobre todo, 3) hacer títeres con materiales elementales, además de
escenografías y breves obras donde ellos mismos vayan aflorando lo que sucede al interior de
su mente, de su psique, para irlo reconociendo y resignificando. También compartimos en el
whatsapp que tenemos para cada grupo, donde los participantes nos muestran sus avances
titiriteros, a través de fotografías, videos y comentarios.

Finalmente, creo que hemos podido adaptarnos un poco y con resiliencia a las nuevas
condiciones. Los participantes así lo sienten y lo manifiestan; cito como ejemplo a Jacob Lozada
García, niño de 9 años de Zacatelco, Tlaxcala, y lo que compartió en un audio como evaluación
final del taller que culminó en agosto pasado:

"Hola maestro, soy Jacob. Quiero decir que este taller me gustó mucho. Cada que
manejaba mis títeres me sentía tan feliz y profesional como usted, y se me olvidó lo de la
pandemia, y también me mantuve muy entretenido, feliz, creando a los títeres con mis papás.
Desde antes tenía muchas ganas de tomar un taller de títeres, pero por la escuela no podía y
por fin lo logré. Mi sueño es que algún día uno de mis títeres esté exhibido en el Museo Rosete
Aranda. Gracias maestro, aprendí muchísimo".

Agradezco las aportaciones de Milagros Arroyo Dávila -Perú, Iraida Valero -Venezuela y
Daniela Jara -Uruguay, entre otras personas

Villa de Guadalupe, Ciudad de México, septiembre 2020.

Alejandro Jara Villaseñor


Títeres Titipitipis – México / Venezuela
tiripitipis@gmail.com
Facebook: Titeroterapia sin fronteras
Dibujos Martín Molina Castillo
Alimento del
espíritu
Vista de una función
del grupo La Polilla de
Ruddy Castillo con su
obra “El lobo
vegetariano”
interviniendo en un
desfile escolar en un
barrio de Huancayo,
Región Junín, Perú.
Julio 2008.
Como parte del
Proyecto “Ninakuro”
organizado por
Anaracos Colectivo de
Titiriteros.
Fotografía Martín
Molina
En el corazón de la comunidad
Pepito Ron y la Ratita, personaje de su obra “La Ratita y el
Reciclador” integrándose, en pleno baile, a la fiesta en del
Tinyakuy en Warivilca, Valle del Mantaro, Región Junín, Perú.
Agosto 2008, como parte del Proyecto “Ninakuro” organizado por
Anaracos Colectivo de Titiriteros.
Fotografía Martín Molina.
Celebrando a los Títeres, celebrando la vida
Vicky Morales de Aramayo (grupo Kusi Kusi - Perú) y Adair Chevónica
(grupoa Dadá - Brasil) disfrutando de una intervención espontánea de
Carlos Torres (ex Kusi Kusi), durante la celebración por el Día Mundial del
Títere que organizó el Grupo Kusi Kusi en su teatro en la ciudad de Lima el
año 2013, en esa fecha se hizo un homenaje presencial a Adair Chevónika
quien muchos años atrás había sido parte del grupo Kusi Kusi. Adair había
vuelto a Lima después de una prolongada ausencia, meses después falleció
en su país.
Fotografía Martin Molina
Imágenes de resistencia 5 *
Mariacha y María Laura Vélez (Tárbol teatro de Títeres,
Perú), interviniendo en la Marcha por el Agua, en defensa
de las lagunas de Cajamarca,
concentración en Plaza dos de Mayo, Lima, Perú 2014
Fotografía tomada de internet

* lleva el
número 5
porque esta
serie la
iniciamos en
números
anteriores
Cercanas tradiciones lejanas
Dragones Chinos en el arco del Barrio Chino de Lima, Perú,
durante la celebración del Año Nuevo Chino. 2016.
Fotografía Martín Molina.
Encuentro Intergeneracional: Títeres de pantalla
El Maestro Jhonny Bravo (Circo de Marionetas), recordado por su segmento en el
programa televisivo “Hola Yola”, posando junto a Muñecos en Butacas, joven
proyecto que hasta el año pasado tomó las pantallas virtuales; durante el
homenaje al maestro Bravo en la Celebración por el Día Mundial del Títere
organizada por UNIMA Perú en el Ministerio de Cultura de Perú. Lima marzo 2019.
Fotografía Juan Carlos Toro Velarde
Entrevista a Rosa y Alicia Núñez del Prado
Las maestras cusqueñas Rosa y Alicia Núñez del Prado, conducen hace varias décadas una
de las experiencias más interesantes y exitosas de aplicación pedagógica de los Títeres en
Perú, y la única que se ha mantenido en el tiempo. A continuación, les compartimos una
entrevista realizada a ambas el año 2015, dicha entrevista se hizo en una grabación de
audio, siendo las preguntas en su mayoría dirigidas a las dos, respondiendo indistintamente
una u otra; luego, al transcribir las respuestas fue muy complicado identificar quien
respondía, por lo que no se consigna esa información, salvo cuando se trata de una pregunta
muy específica.

¿Por qué trabajan con los Títeres en su jardín?


Los que enseñan son los muñecos, y los chiquitos están felices, cuándo lloran se callan viendo
a los Títeres, es una vida muy linda, yo no sé porque en otros colegios no se interesan mucho
en los Títeres, porque esto debería estar fuerte, no entienden que es mucho más rápido
enseñar así y que los niños aprenden con alegría.

Señora Rosa ¿usted fue quien empezó a trabajar con los Títeres? ¿cómo fue eso?
Teníamos una sobrinita que lloraba de cualquier cosa, era bebé de brazos bien engreída, de
nada estaba contenta, no quería ni comer, entonces se me ocurrió mostrarle el Títere y se
entusiasmó, empezó a atender, y con el muñeco le conté cuentitos y desde ese momento ella
Rosa y Alicia Núñez del Pardo, con algunos de sus Títeres, Cusco 2015. fotografía Martín Molina.
Alicia y Rosa Núñez del Prado con sus Títeres. Fotografía tomada de revista “O Cruzeiro”, 1965

era otra porque antes era una niña muy triste; antes no quería mirar nada, al Títere si lo miraba
y vi que también era necesario en las clases.
Yo he sido profesora de jardín y no quería que la educación sea tan excesivamente triste para
los niños, por eso empecé a hacer dramas con los muñecos, entonces los niños recibían de
los Títeres y después ellos mismos eran quienes hablaban, habían aprendido una lección con
mucha alegría. Antes el trabajo con los niños era distinto: más fuerte, castigo, mala nota; ellos
iban casi con miedo, en cambio cuando se toma estos elementos nos llevamos muy bien con
los niños.
Estuve en Paucartambo, nuestro pueblo, con mi hermana; allí empecé y hacíamos siempre
títeres.

¿Ustedes vieron Títeres cuando fueron niñas?


No, Nunca.

¿Qué hicieron después?


Tuvimos que hacer para cada personaje todo, desde la cabeza, encontrar la manera que
nuestros dedos estén bien metidos, entonces tuvimos que hacer muñecos grandes y chicos,
vimos que necesitábamos ponerle pies y hasta zapatos, y cada uno no podía reemplazar a
otro entonces teníamos un montón. También tuvimos que hacerlos tejidos para que los niños
tuvieran comodidad y eran un éxito; los niños aprendían las danzas folklóricas a base de los
muñequitos, también servían para evaluar, el muñeco les pregunta algo del tema que se ha
tratado y a él le responden, le quieren y se esfuerza por dar una buena respuesta; así felices
van los niños al colegio. Ha sido un triunfo completo.
¿Alguien les enseñó a hacer los
Títeres?
No, nadie, nosotras solas
aprendimos.

¿Entonces ya tenían el jardín?


No, éramos maestras de un jardín
del estado, las dos trabajábamos
ahí en Paucartambo.

Señora Rosa ¿Cómo recibieron


la propuesta de los Títeres en
ese colegio?
El director no quería, cuando veía
que pasaba con nuestra bolsita
con los muñecos decía que el
colegio no se ha hecho para jugar,
que los alumnos no podían perder
el tiempo, entonces los llevaba a
escondidas para que no vea el
director y ya dentro del salón los
sacaba para la gloria de los niños;
felices, ni recreo querían por
conversar con los Títeres; pero las
autoridades no entendían que
había una persona enseñando con
otro sistema.
Primero yo fui de primaria, pero
miraba el jardín que tenían las
maestras y los niños paraban en el
patio, todos abandonados, tirando
piedras; y me dije yo quiero
Rosa Núñez del Prado en un reportaje en la revista “O Cruzeiro” 1965 enseñar a estos niños tan
botaditos. Después de eso para inicial hicimos espacialidad en Lima y regresamos con la idea
de hacer el jardín y adaptamos los Títeres al temario que tiene cada sección; porque los niños
estaban haciendo todo a la fuerza, aprendiendo de memoria, pero cuando nos tocaba enseñar
a nosotras, los niños estaban felices; hasta las mamas iban y ni se acordaban que eran
muñecos.

¿Tuvieron que hacer su propio jardín para desarrollar su experiencia?


Si, para librarnos de la autoridad esa del director, y así hacer lo que queríamos, ayudándonos
las tres hermanas con Elba también, las tres estudiamos en la normal de Monterrico y cuando
nos preguntaron donde queríamos trabajar dijimos las tres en Paucartambo.

¿Porque se vinieron de Paucartambo a Cusco?


Nosotros allá estábamos felices porque trabajamos en nuestro pueblo y vivía mi mamá, cuando
ella falleció ya todo era triste, vivíamos junto al templo de Paucartambo que tocaban las
campanas y era bien triste de no soportar; por eso solicitamos
nuestro cambio al Cusco y como era muy difícil nos dieron la
nocturna. Las tres nos vinimos, trabajábamos en nocturna y
teníamos todo el día para trabajar y pusimos el jardín porque
además teníamos casa que era de mi mamá, este fue el primer
jardín particular que se abrió en Cusco, y ahora ya va cuarenta
y tantos años. Le pusimos “Pío Rosario Núñez del Prado”, Pío
por nuestro papá y Rosario por nuestra mamá.
Se llenó, teníamos cada una 25 ó 30 alumnos; para las danzas
tuvimos que preparar los vestuarios porque las familias no
eran de plata y no estaban en condiciones y como hacíamos
muchas danzas, los niños necesitaban sus vestuarios.
Las danzas ahora se han diversificado en tres: Uno es
“Vivencias de mi tierra”, el otro “Así es mi Perú” y el tercero
Insignia del Jardín Folklórico Infantil,
“Los niños del mundo”, así conocen nuestras danzas del
tomada del libro "Títeres Andinos", 1990.
Cusco, luego danzas del Perú y danzas del Mundo

¿Sus padres tenían relación con la educación?


Nuestra mamá era telegrafista, una de las primeras en telégrafo morse, era una artista
haciendo su transmisión por todo el Perú y tocaba mandolina; papá también fomentaba mucho
el arte, tocaba un poco de guitarra también, por eso casi toda la familia Núñez del Prado toca
un instrumento. Papá era telegrafista de Cusco, se conocieron con mamá por telégrafo morse
y así se enamoraron. Nuestro papá estaba en la selva y mamá en Paucartambo, y se
Fachada de la Institución Educativa Pío Rosario Núñez del Prado
Fotografía Martín Molina 2015.
Alicia y Rosa Núñez del Prado preparando el vestuario de sus Títeres, fotografía tomada del libro "Títeres Andinos", 1990.
comunicaban hasta el amanecer porque el telégrafo estaba en su casa y eran solteros,
entonces vino nuestro papá sin conocerse, porque no había fotografía ni nada, y se
enamoraron.
Después, cuando ya estábamos nosotras, ellos se comunicaban por morse, para cualquier
secreto, cuando las hermanas queríamos ir a una fiesta, nuestros padres se ponían de acuerdo
por el aparato para no darnos permiso, hasta pestañeando y con los cubiertos sabían hacer
morse.

¿Cómo tomaron ellos su incursión en la educación?


Fomentaban, nos ayudaban por ejemplo con la excursión de los alumnos, nuestro papá era el
primero en ayudar, nuestra mamá nos permitía todas las reuniones del magisterio que sean
en nuestra casa en Paucartambo, Rosa enseñaba teatro en nuestra casa a los profesores de
las alturas, ahí hacíamos también funciones, números lindos con todo el magisterio; a papá le
gustaba que nos juntáramos para el arte, él no vio los Títeres, nuestra mamá si y le
encantaban.

A veces se dice que los Títeres son algo del pasado con todo el impacto de la tecnología
en estos tiempos ¿Qué piensan al respecto?
A los niños les encanta cuando el Títere sale con la ropa del lugar de ellos, y cuando en clase
sacas un Títere los niños se callan y atienden con los cinco sentidos, todo lo que hablas creen
que habla el muñeco; uno podría pensar que con eso de la televisión y todo ya no le harían
caso, pero no es así; osea que siguen siendo importantes aun en esta época que todo lo tienen
a la vista, que todo lo compran.
Cada uno de nuestros niños tiene su Títere como parte de su lista de útiles, en las clases
corren a recogen su Títere, ya saben dónde está el cajón de Títeres y hacen hablar lo que
Jorge Núñez del Prado, fotografía tomada de su perfil de
Facebook

quieran, el cuento que quieren, la música que


quieren y dialogan con ellos; y se corrigen la
manera de hablar, se corrigen entre los
títeres, después lo guardan con una canción
para guardar el material, los guardan en dos
por tres sin reprochar ni nada, todo es música.
Tenemos títeres de animalitos, de danzas, de
personajes, cada uno tiene su personalidad.
Por ejemplo los Collas con sus caras pintadas
son de una danza de Paucartambo, a los
niños les encantan los Collas, hacemos bailar
a los Títeres y cuando le decimos a los niños
que bailen igual que el Títere hacen todo, y al
día siguiente les ponemos a los niños la
máscara del Títere en grandecito tejido, y que
felicidad para ellos, ya están empezando a
llevar el compás y quieren bailar igual al Títere
y por la voz reconocen que están de ese
personaje, y cuando se visten con toda la ropa
ya son muy felices; ahí nos empiezan a invitar
su comidita de refrigeriocomo agradecimiento.
Los Títeres nos dan una vida muy linda, Dios
ha permitido que estemos con lo que nos
gusta,y nos hacen reír bastante.

¿Cómo se involucra en el proyecto su


hermano el músico?
Nuestro hermano Jorge Núñez del Prado
compone huaynos y toca acordeón y guitarra en su conjunto el trío “Los Campesinos”, la
música para los Títeres eso es una maravilla, los niños están muy atentos pues hace reír, es
muy cómico cuando los Títeres bailan huayno, porque su huayno es muy especial, apuradito
y también tiene elegancia, delicadeza de la mujer que la tenemos en nuestras manos; Jorge
ha hecho adaptación de la música de las danzas tanto para los niños como para los Títeres.
Rosa y Jorge han compuesto y grabado música para las vocales, las vocales son Títeres lindos
con sus propias historias:

La a, la a, la a
que linda es la a
es una niñita muy bonita
que con su manita va pidiendo pan

Entonces se hace la A con toda una canción y la A tiene vida, para aprender a escribir tiene
que ser con cantito, eso les impresiona bastante, sino ellos no pueden diferenciar tan rápido
las vocales, se hace muy difícil, pero para nosotros es un juego.
Emilia, Emilia, Emilia,
Emilia tiene su vicuña
chiquita, bonita, finita
Emilia tiene su vicuña
teje teje pare ella
una linda chalinita
que tiene, que tiene la forma …

Y ahí se pone la chalina y cruza


y es una letra E. Así con todas
las letras.

¿Cómo hacían la música con


su hermano?
A mi hermano le decíamos las
dos queremos un canto así, que
mueva a los muñecos porque no
es igual con una lámina nomas,
con los Títeres impresiona más
en la motivación; Jorge tocaba y
Rosa cantaba. Títeres del Jardín Folklórico Infantil,
Por ejemplo, la canción del Ukuku fotografía tomada del libro "Títeres Andinos", 1990
es muy bonita porque es con la bandera del Perú, este Ukuku es un personaje que vivía en un
cerro alto y nunca bajo al pueblo, era mitad oso y mitad gente, un día vio una bandera que
flameaba y él no conocía, entonces empezó a bajar; ahí trabajamos las nociones de arriaba y
abajo, y al bajar descubre que era una escuelita que tenía su profesora y en la ventana una
bandera, los alumnos se espantaron al verlo y se escondieron, pero él les dice que no se
asusten que quiere jugar al nudo de guerra con ellos y juegan y se hacen amigos, entonces
los niños juegan también con la profesora, la canción es:

El Ukuku baja del cerro


que está en una escuelita
el Ukukito ha llegado
a mi escuela que es el jardín
el Ukuku con una soga quiere jugar nudo de guerra
al ver que sus compañeros toditos ya lo querían

En ese caso ellos forman la letra O con la soga y Ukuku se escribe con la U, entonces
identifican la letra y la dibujan, y como son tan pequeños la profesora ya tiene lista la letra u en
papeles para que repasen y con una flecha por donde sube el Ukuku y baja y ese caminito del
Ukuku es la letra U, y transversalmente se va trabajando la noción de arriba-abajo.
Para la letra i es muy lindo, un amigo de mi hermano toca la quena antes de que salga el Inca,
y ahí trabajamos la leyenda de Manco Cápac, está el sol que es un Títere caracterizado con
un tul amarillo y con sus manitos le da al Inca la barrerita que tiene la forma de la letra i; ahí
además de conocer la letra i ya están sabiendo historia.
Alicia Núñez del Prado y el Títere Ukuku, fotografía Martín Molina, 2015

Inca ven, Inca ven


te llama el sol, te llama el sol
para entregarte una barretita
Igualita que la letra i
donde hundes la barretita
allí fundaras nuestro gran imperio del Tahuantinsuyo

Esa canción los niños la prefieren a las de las otras vocales, por la historia del Inca, la
escenificamos en las mesitas que tiene sus huequitos para hundir la barretita y ellos todo han
creído.
Por eso son los chicos bien inteligentes, todo saben del Cusco y llevan una vida feliz con esta
vida de Títeres y aprender las canciones. Este método funciona perfectamente y nunca se
olvidan ni confunden porque el problema para enseñarles a leer es que confunden las vocales;
de hecho, que ya escriben su nombre desde los 4 años y pasan a 5 y son extraordinarios
porque han hecho bastante aprestamiento con todas las vocales y números y ya la profesora
sigue muy fácil.

Entonces ¿ustedes componen todas sus canciones?


Si, veíamos que en inicial siempre que empieza el canto la profesora, los niños la dejan
cantando sola, porque no saben todos los versos o se distraen, por eso hicimos un sistema
que se llama “Aprendiendo a cantar”, como los niños no saben leer todavía hacemos cada
verso con una figura de lo que significa y con eso cantan los niños, agarran su cancionero y
ven la imagen; el cancionero lo llevan en su bolso, lo identifican por color y no necesitan leer
porque tienen la figura, así no abandonan la canción y eso
les sirve mucho más tarde para hacer lectura
comprensiva que es tan difícil hasta en la universidad.
Después hacemos nuestro Concierto, ahí los de inicial
cantan seis canciones escolares y seis villancicos,
primaria igual, es una noche linda, Carlitos ilumina todo el
patio, los profesores adornan las casitas referentes al
nacimiento y se sirve ponche.
Tenemos el personaje con la inicial de la letra que van a
aprender, tenemos una historia, un cuento que también
es una canción y tenemos un disco grabado musicalizado
por “Los Campesinos”, nuestro hermano Jorge y su
conjunto; hasta nos han propuesto comprar el disco.

Han encontrado una forma de confeccionar los


Títeres que les sirva a ustedes ya los niños ¿cómo
han llegado a eso?
Al principio adaptábamos muñecos, pero vimos la
incomodidad de los niños para meter sus deditos, se les
colgaba la cabeza y se volteaba; entonces para resolver
había que inventar algo que los deje con el cuello bien
paradito, y bien hechecitos, bien cocidos para que duren
40 años porque una cosa tembleque no soporta para esta
edad.
Unos son tejidos a crochet, nosotras mismos los tejemos,
para que el grosor del cuerpo este bien seguro, y como
Títere Q'olla, fotografía Martín Molina, 2015. es a crochet es para toda la vida, lo hacemos bien
hechecito, cuidamos mucho que el niño no se decepcione
cuando este manejando y que no se le vaya a caer el cuello.
A los niños les enseñamos a hacer una bola de plástico durita, se dibujan los tres dedos con
plumón, uno para la cabeza y los otros para los brazos, y eso aprendieron los más hábiles.
Cuando vi las botellitas pequeñas en una tienda dije esto está para adornar, corté una botella
y le puse la ropa y vi que era una maravilla para hacer un Títere instantáneo.
Si en el baratillo ven una cabeza especial tirada que ya no sirve se la llevan la meten a la
botella, la visten y es un personaje , cuando cortan la botella en la base el niño tiene que meter
toda su manito, tiene que ser una botella de esas de a sol porque ya probamos y entra
perfectamente la mano del niño, no sobra nada solo hay que ribetearla con una cinta aislante
para que no les raspe y evitar cualquier accidente, su mano encaja y no resbala a ningún lado;
eso lo encontré la semana pasada, les estamos dando nuestro último invento para que este
fresquito.
Tenemos que ser creativas todo el tiempo, utilizamos mucho los descartables, por ejemplo las
cajas de jugos que tienen una tapita blanca a presión, para algo tenía que servir, juntamos
varias tapitas y los niños han hecho maravillas con eso, se lo damos y les decimos invéntense
lo que quieran y han hecho maravillas: llamitas, casitas, trenes; tienen que inventar, eso es lo
que vale, su creatividad, no como en Estados Unidos que todo lo compran hecho y lo tienen;
les dimos material para que peguen con su goma después lo he recortado y lo puse en el
periódico mural y entonces todos se
preguntan ¿de dónde es ese material’ y no
se imaginan que es de los frugos. Todo eso
hemos tenido que inventar y seguimos
inventando, eso le digo a las profesoras
nunca una debe cansar de aprender,
seguimos aprendiendo de todo.

¿Con qué otros tipos de títeres trabajan?


Rosa maneja Marionetas también para las
danzas, para el Saqra por ejemplo que
tiene que golpear los piececitos y los niños
tienen que fijarse en eso, se han fijado en
el compás; eso no se puede hacer con el
Títeres de guante. Los Títeres que mueven
la boca hemos fabricado también, son
maravillosos para enseñar poesía y
canciones en quechua, nos ha ido regio con
ellos.

¿Los niños se llevan a casa los Títeres


que ellos hacen?
Los que hacen con papel se los van a llevar
después de que lo ponga en el arbolito de
navidad, como su angelito para que lo
pongan paradito, y así es un adorno.

¿Tienen una metodología con los Títeres


para recibir a los niños desde su ingreso
al jardín?
Eso está a cargo de Felipín; cuando recién
llegan algunos niños vienen llorando Títere de Contradanza,
porque son muy pegados a sus padres, fotografía tomada del libro "Títeres Andinos, 1990.
entonces es natural que la separación les haga estragos, ahí sale el payaso Felipín que tiene
uniforme del jardín, los niños a veces le tienen miedo a los payasos de verdad pero a este que
es pequeño lo quieren más bien; él tiene una canción que dice:

Yo soy Felipín, un niño feliz


me voy al colegio, Me voy al jardín
no lloro, no lloro, jamás lloraré
Y quiero a los niños que son como yo
mi jardincito es muy bonito
llenito de flores bien cuidadito
y mis profesoras me quieran también
y mis compañeros me quieren también
no lloro, no lloro, jamás lloraré
Y eso están escuchando y se callan, porque los niños no los ven como si fueran muñecos, Y

Felipín, fotografía Martín Molina, 2015


Y eso están escuchando y se callan, porque los niños no los ven como si fueran muñecos sino
como que hay unos personajes más chiquitos que se interesan en ellos, que se involucran en
su mundo; por ejemplo, si se enferma el papá de un niño, le dice al Títere y él lo lleva a la
iglesia, que tenemos chiquita, para que rece y pida que se mejore su papá.
En esta época ya no lloran tanto porque están abandonados en su casa y vienen al cielo, ya
no vienen a sufrir pues.
En otros centros lloraran, pero acá desde el primer día de clase acaba en un silencio nadie
llora porque estamos con los muñecos, y cuando vienen los papas a recogerlos ya ni quieren
irse y le prometen a Felipin que regresaran mañana.

¿Cuándo hay una experiencia de maltrato también le comunican al Títere?


Si también, y después el profesor le da consejos al padre, nos sirven hasta para enfocar el
hogar.

¿Emocionalmente también les ayudan?


Había un niño que tenía mucha inseguridad en su vida porque su madre se escapaba para ir
al trabajo y el la buscaba desesperado, nos lo trajeron y no me soltaba, estaba prendido de mi
hasta junio no me dejaba hacer nada, entonces le dije que me ayude a manejar los Títeres en
el teatrín, le di uno y él me ayudaba,
Rosa Núñez del Prado y Felipín, y después bajo conmigo tranquilo
fotografía Martin Molina, 2015 con sus compañeros, se prendía de
mi ropa, de mis manos, por la altura
le di un palo para que me ayude con
el Títere desde allí ya corrió solo,
feliz y se desenvolvió bien, le gustó
mucho; hasta disfrazado actuó, de
lo que no quería hacer nada ya era
un personaje, me han servido los
títeres para eso también.

Nos comentaron que los Títeres


también ayudan a trabajar el tema
de la muerte
Cuando fallecía el papá de un niño
con el Títere se maneja
perfectamente la experiencia de la
muerte. Cuando muere el papá el
Títere se preocupa por el niño como
lo hacía su papá, también le explica
que se ha ido al cielo, se le puede
presentar como un angelito que le
dice lo que ha ocurrido y que se
sienta tranquilo porque su papá está
feliz, y se tranquilizan los niños; hay
que aprovechar la fantasía del niño
para darle la tranquilidad y felicidad.
Por lo que hemos visto ustedes se centran básicamente en la tradición de aquí, tanto en
personajes como historias ¿cómo se relacionan ustedes con las historias, los cuentos
occidentales? ¿También los usan o no?
Es que hemos vivido en una hacienda en que hablaban quechua todos los indios, y nos
entendíamos muy bien porque era algo natural y también con sus historias.
Al comienzo usábamos otros cuentitos, pero hemos visto que era algo extranjero y que debía
haber algo nuestro, por eso trabajamos las vocales también con lo nuestro, con elementos que
son de Paucartambo y de otras provincias del Cusco y de historia del Perú. En cambio, otros
usan Caperucita Roja, tantos años la misma historia, una vez está bien, pero la ven en todos
lados y ya no es novedad. En el Perú debe haber más creativos, las maestras no se dan el
trabajo que hacemos nosotras mismas, lo queremos porque están hechos por nosotras, son
como nuestros propios hijos.

¿Usan algún tipo de teatrín?


En el aula no usamos teatrín, pero tenemos un teatrinsito para los niños, la maestra se sienta
en la banquita y usa el de ellos, a veces no usamos teatrín a veces así nomás; cuando son
danzas grandes usamos teatrín largo.
Lo que si usamos siempre son unos soportes, en los que ponemos los Títeres en el aula para
que estén paraditos, eso es muy importante porque ver a los títeres tirados en un cajón no
llama la atención de los niños; si los tenemos paraditos así les decimos que Felipín les está
mirando cómo se portan y está presente ahí, todos los Títeres tienen su pedestal, así se
conserva mejor la ropa de los Títeres y los niños
están más acompañados; se les pone como ejemplo Alicia Núñez del Prado y el cancionero elaborado para
y ahí mismo miran y recuerdan, se entusiasman el Jardín Folklórico Infantil,
cuando agarran un muñeco, se les hace referencia Fotografía Martín Molina 2015
a los Títeres y es una presencia viva; al terminar de
trabajar vuelven a poner al palito en fila ordenadito y
dejan a los Títeres parados y no tirados. Cuando
sale la maestra los Títeres están ahí y los niños ya
saben que ellos van a contarnos lo que hacen, es
que la fantasía es hermosísima para enseñar, los
niños creen todo.

En cuanto a los libros con los que trabaja con los


niños ¿tienen algún tipo de preferencia?
Esos libros que utilizan los colegios para primaria les
damos gusto, pero en caso de inicial absolutamente
los hacemos nosotros, acá los fabrica Carlitos con la
experiencia que tenemos, desde el primer día de
clases y con motivos y costumbres cusqueñas para
que quieran a su tierra. Son libros nuestros, el
programa está completo, somos autónomas.

¿A parte de los Títeres elaboran otros


materiales?
Nuestros materiales también son especiales, los
trabajamos con madera, y están el Ukuku, animales
y otros personajes, los ponemos en la mesa y los niños los hacen hablar utilizando su
vocabulario y crean cuentos, historias y les conversan también lo que les pasa en la casa con
su familia. “
El año 2012 con esos personajes hicimos el corto animado “El Milagro del Kantu” en 3d, que
es la historia de Amaro, un niño inca que cuenta la historia de cómo se hicieron los nuevos
hombres; Amaro tiene una canción también en la que enseña a cuidar las plantas y el medio
ambiente.
Tenemos los personajes en diferentes formatos: muñecos de madera, Títeres, vestuario para
los niños, 3d.
Entonces los niños dicen este colegio me encanta y se vienen pues felices.

Y ya que tienen tanto tiempo enseñando ¿hay ex alumnos suyos que han traído a sus
hijos al colegio?
Sí, tenemos bastantes, todos los papas son profesionales, y ellos han gozado así que cuando
tienen hijos los matriculan en nuestro colegio, acá por clase solo recibimos 15 niños, y los
recibimos con los elementos de trabajo.

¿Cómo es la respuesta del Ministerio o de otras Instancias de la Educación?


Ustedes titiriteros más que el ministerio de educación se interesan como enseñamos, eso nos
gusta de ustedes, porque no encuentras en autoridades ese interés por la educación peruana,
en ningún caso; eso es triste, pues hay profesores que como nosotros se desviven y hacen
buenas cosas, pero no se les estimula ni se les pregunta como enseñan ni para mejorar y
estamos copiando currículas de otros países. Nosotras no hacemos caso de eso, les damos
gusto en los papeleos de fin de año, pero en la realidad la vivencia es esta, con nuestro método.
Esta es una cosa muy linda, cada niño tiene su llamita y su bolsito que se cuelga al cuello,
cada mes tiene una canción especial que es como un centro de interés, como un núcleo de
aprendizaje, como un proyecto; por ejemplo, voy a coger del niño Amaro,

1
Niño Amaro te queremos
Niño Amaro te buscamos
Ayayay ayayay
2
Los amautas te enseñaron
A querer a nuestras plantas
3
Queremos sembrar contigo por todita nuestra tierra
4
Y las plantas y las flores nos darán muchas sonrisas
5
Tu regabas y cuidabas una planta generosa
6
La flor siempre tan hermosa es el Kantu de los Andes.

Carlitos ha hecho un video que es una cosa linda porque está hecho con el fondo de Machu
Picchu, el niño Amaro cobra vida en una figura animada digital y muestra la ciudad, camina
precioso; es la
primera vez que se
ha hecho con
figura animada en
Cusco y para
niños, porque
vienen los turistas
buscando algo
para niños y no
encuentran.
Del ministerio de
educación solo
vienen a pedir
nómina de
alumnos, registros;
nunca preguntan
cómo enseñamos.
Sería lindo para el
Perú saber eso Rosa Núñez del Prado dando los buenos días a los niños con un Títere,
pues cada profesor fotografía tomada del libro "Títeres Andinos", 1990.
tiene su idea bonita.
En nuestro jardín las carpetas que llevan no son iguales que los demás, porque llevan su tarea
con costumbres cusqueñas, los niños salen bien amorosos de su tierra, teníamos que hacer
con el Corpus, su chiriuchu, sus platos típicos, porque muchas costumbres lindas se pierden.

¿Carlos estudio con ustedes en el jardín?


Claro que sí, Carlos es hijo de Alicia, cuando participamos en un nacimiento móvil, él iba
cargado en la espalda de su ama, chiquito era, tendría un año; desde esa edad él miraba todo
en todas las funciones. Hizo su inicial con nosotras y luego paso al colegio. No pensamos que
iba a ser tan impregnado de lo nuestro, terminó la universidad y empezó a interesarse con una
fuerza única; está educado para ser director de casa de cultura pues conoce todo, pero se
quedó acá en el colegio por gracia de Dios, es parte del equipo y trae lo nuevo, con los alumnos
hacen robots, los tiene activismos, como arquitecto nos hace nuestras necesidades y sabe de
folklore más que todos, también les enseña danzas muy bien hechas

¿Los niños aprenden quechua con ustedes?


Con nuestro sistema tienen otro librito cancionero en quechua y se les explica el nombre en
quechua y toda la canción la saben en quechua y recitaciones también, es una educación
bilingüe porque tiene que saber quechua siempre. Hacemos en junio el Munay Raymi para el
día del Cusco como si fuera la fiesta del sol acá en el colegio y los niños también recitan lindo
en quechua.

Si bien es cierto que los niños no lloran cuando viene porque es un lugar tan bonito
¿cómo es cuando terminan?
De acá nunca se van porque siempre están regresado, cuando se van las mamás sienten la
diferencia porque en otros colegios no les dan arte sino solo para la fiesta del Cusco una vez
al año, en cambio acá tenemos cada mes funciones porque son tímidos y les hace bien trabajar
en público. En los colegios a los
que van nuestros alumnitos se
destacan mucho, a tal extremo
que en La Salle ponen en una
fila a los del Jardín Folclórico
porque están adelantadísimos.
Cuando crecen y vuelven con
sus parejas, algunos del
extranjero, se emocionan al ver
las fotos de sus promociones.

Cuéntennos cuando fueron a


Lima con sus niños
En Lima durante las vacaciones
estuvimos en un curso de
Cabezas para Títeres realizadas por un artista de Paucartambo, expuestas en el teatro, éramos alumnas y no
Jardín Folklórico Infantil, fotografía Martín Molina, 2015 podíamos preparar nada solas,
entonces hicimos una actuación con los muñecos y nos dejaron como maestras; de allí nos
fuimos a Paucartambo para preparar a nuestros alumnitos para llevarlos a Lima y le pedimos
avión al presidente Belaúnde y alojamiento al jardín número 1 que estaba atrás de estadio,
llevamos 18 alumnitos con papá o mamá, justo Alfonsina Barrionuevo era periodista y nuestra
amiga, ella fue a Paucartambo a la fiesta de la virgen y allí vio a nuestros alumnos y dijo que
eso no podía quedarse ahí, que teníamos que ir a Lima y ya nos metió en la cabeza y llegamos
a realizarlo, y nos ayudó Alfonsina con su esposo que era el periodista Hernán Velarde; nos
dieron hasta médico en el avión, y la estadía y comida especial, movilidad para hacer pasear
a los niños, hacían la siesta para que actuaran en la noche y llevaban a los padres para que
conocieran los sitios importantes de Lima.
Hemos llevado a nuestros niños pequeños de 3, 4 y 5 años, al Teatro Municipal de Lima con
José María Arguedas; él era muy recto, quería que fuéramos solo a la Cabaña, porque estaba
acostumbrado a que los niños entraban y daban una vuelta nomas, pero dijo para probar a
nuestros niños, fue a donde estábamos alojadas y al verlos dijo que teníamos abiertas las
puertas del Teatro Municipal por tres días, ese era un milagro que habíamos logrado. Arguedas
nos engreía porque llevábamos cosas muy nuevas, él fue a Paucartambo para ver nuestra
experiencia, cuando vio a los niños nos puso un sobrenombre, dijo que éramos hadas, está en
el periódico. Al Municipal los llevaos a los niños con danzas, pero como eran niños desnutridos
eran más pequeños que los demás, parecían unos títeres; teníamos que llevarlos en avión con
su papá o mamá. En el primer gobierno de Belaúnde hemos ido al palacio también con
nuestros alumnitos, tenemos fotos con él después de bailar le abrazaron al presidente.
Fueron periodistas al Teatro y sacaron mucha prensa, también fueron paucartambinos que
vivían en Lima, un público llenito, también fueron maestros que hasta ahora recuerdan.

También fueron a Estados Unidos con su experiencia, cuéntennos acerca de eso.


Si, nos llevaron con nuestros Títeres a Santa Bárbara, no llevamos alumnos sino una maleta
con muñecos, tres semanas estuvimos, hemos conocido mucho, fuimos a varias ciudades a
inicial y colegios de primaria; el programa era admirable porque los muñequitos causaban
impacto, había teatros llenos y ni siquiera teníamos música, dialogábamos y las danzas de
Paucartambo las cantábamos en quechua, y también movilizábamos a los danzarines, como
somos de Paucartambo sabemos todas las danzas.
Una amiga nos dijo para ir porque allá presentaban tonterías nomas, nos conectó con un
consejo en Santa Bárbara que tenía relación con Cusco, nos dieron pasaje, estadía, alimentos
Allí aprendimos mucho y también hemos enseñado. Creían que era método peruano, pero era
solo nuestro método. Nos han tratado muy bien después hemos dado función en un buen teatro
y se llenaba.
También nos han festejado bien, nos hicieron una cena a la que fueron los cusqueños y querían
comprarnos los muñequitos que estaban bien vestiditos exhibidos en la vitrina de una
biblioteca, y que lindo los gringos que se llevaban con todo respeto nuestros muñecos como
si fuera una joya.

¿Después surgió la necesidad de que ustedes les enseñaran su método a los maestros?
Hubo un director de la departamental que llamó a Rosa para que dé un curso para profesores
del Cusco en el verano, les hizo bailar a los profesores como si fueran de inicial, vivieron lindo
el curso de especialización y les encantó porque antes todo era muy serio, pero nosotros felices
hacíamos nuestra participación, ahora ya bailan los profesores, pero antes no. Nosotras
sabíamos desde antes porque bailábamos en las fiestas con los campesinos en nuestros
pueblos. Otros profesores se guardan y no dicen sus secretos, pero nosotros no.

¿Ustedes tuvieron también un proyecto de un instituto pedagógico?


Estaba funcionando, se hizo el año 94 con nuestro sistema y salieron varias promociones,
algunas están trabajando con nosotros tanto
en inicial como en primaria. Se trataba de
transmitir nuestro método pero los
profesores no estaban preparados, eran
muy pegados a la educación tradicional,
entonces no había la forma de hacer, eran
muy rígidos, y algo que fue peor es que
dispusieron que los institutos pedagógicos
sean más tecnológicos y eso no entraba con
nuestro sistema pues queríamos que los
profesores hagan lo mismo que hacemos
nosotros; varios han llegado a hacerlo, son
muy cotizados los profesores que han salido
de acá; pero después desistimos pues
veíamos que no íbamos a lograr lo que
queríamos porque no todos tenían vocación
pues ya les había metido que sean
tecnológicos

¿Cómo les va con las profesoras que


trabajan en el nido?
Las tenemos que preparar mucho, las
tenemos primero solo como ayudantes para
reemplazar alguna maestra, ahí
encontramos las que tienen vocación; Luis

Afiche primera edición de Titeralia


Carlos les orienta en el método y se adaptan, dan gusto nuestras profesoras. Siempre se les
dice que en primaria hay que continuar la tarea del jardín y como es complicado explicarles
con una charla lo complementamos con talleres, de lo que son tan serios se vuelven como
niños.

Cuéntennos acerca de Titeralia


Con la ayuda de Luis Carlos hace pocos días hemos hecho “Titeralia”, los profesores ya han
entendido este sistema, cuando llega Titeralia mandan a hacer dramas en Primaria y en Inicial
nosotros hacemos con los Títeres “Buenas noches San José” una canción bien bonita.
La idea de Titeralia es que el Títere sea parte de la educación, no solo como algo que se
prepara para la muestra, sino que es expresión de todo lo vivido en el año. En todas nuestras
clases importantes como un núcleo de aprendizaje entran nuestros Títeres.
Es como en el folklore, en el día del Cusco hay desfile folklórico y todos los colegios se esmeran
solo para ese día, después siguen su programa aburrido, pero nosotras tenemos un curso
especial de folklore y otro de títeres, en primaria folklore se lleva casi interdiario y en inicial
Rosa Núñez del Prado y su libro "Títeres Andinos", fotografía Martín también, los pequeños cuando ven salir
Molina, 2015 a los grandes también quieren ponerse
esos vestuarios para bailar; no es solo
una fecha el folklore hay que vivirlo, y
cuando enseñamos la danza hacemos
bailar al muñeco que se pone el
vestuario que después se ponen los
niños.
Titeralia son varias cosas, hay un
Titeralia docentes en el que la idea es
compartir experiencias novedosas que
les hayan llamado la atención y ahí los
profesores tienen que demostrar sus
destrezas en el campo de los Títeres.
También hay Titeralia alumnos en el que
los niños comparten y muestran lo que
han preparado, las técnicas que han
hecho porque en el año se hacen varios
tipos de Títeres y todo es libre, es
exploración de cada profesor; algunos
siguen un guion otros escriben el guion,
hacen una estructura básica y ahí ya
juegan y dejan libertad a los alumnos,
pero les dan los parámetros para que
puedan crear, pero de una forma
ordenada. El público que viene son los
padres de familia que son los que más
gozan, los ponemos adelante y atrás
van los niños porque los papás son los
invitados, algunos nunca habían visto
un Títere. Los niños lo gozan, son felices
y lo viven porque están disfrutando.
Aparte de Titeralia hay otras actividades en el año parecidas, por ejemplo, un festival de
robótica, no con títeres, pero son como primos hermanos, tiene que ver pues el muñeco.

Señora Rosa, cuéntenos acerca de sus libros


Hacer mis libros no fue tan difícil, “Folklore y Educación” fue a base de toda mi experiencia,
porque con las danzas obtuvimos bastantes progresos y no he gastado porque salió por
CONCYTEC (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), me dieron apoyo y todos los pasos;
ahora ya no apoyan así, nos regalaron una filmadora, apoyaban a personas que trabajan así
fuerte; el libro “Títeres Andinos, núcleos de aprendizaje inicial” también salió así, allí está el
plan anual como utilizábamos los Títeres de acuerdo al diseño curricular de entonces, ahora
también es así, cada mes tiene su centro de interés, ahí está desde marzo hasta diciembre y
respetando las fechas del Cusco.

¿Cómo surgió la idea de hacer los libros?


Se le ocurrió a nuestro hermano Jorge, la editorial del CONCYTEC tenía que ver si valía la
pena sacar los libros y salió rapidísimo porque ya estaba todo listo; hacían la distribución y
mandaba un porcentaje a las librerías.
Una vez la ex ministra de educación Mercedes Cabanillas fue a Huancayo y en una librería
compró el libro, quedó contenta y me escribió.
Hay proyectos de otros libros que se han quedado en el tintero, uno hay que está a medio
escribir que se llama “El autogobierno para infantes” sobre cómo se forma la responsabilidad
a esa edad del niño y bastante entra el folklore también en esos y los Títeres.

¿Han trabajado educando a adultos con Títeres?


Cuando trabajábamos en la nocturna era con jovencitas, eran las domésticas y también
usábamos Títeres con ellas, les encantaba, no las preparaban para estudiar sino para cocinar
Los libros de Rosa Núñez del Prado, fotografía Martín Molina 2015
en la casa, pero entraron a
la nocturna y ahí si
aprendían de todo, y con
los muñecos entendían y
hasta les enseñaban a
cocinar algunos platos,
todo eso que recién ahora
le están dando tanta
importancia; un muñeco
cocinero daba clases y
también enseñaba de
alimentos nutritivos. En
cuantas cosas se
aprovechan los Títeres,
eran felices porque se
Nota periodística sobre reconocimiento a la maestra Rosa Núñez del Prado olvidaban de estudiar, de
leer sus libros, solo al
muñeco le hacían caso y aplaudían, sabíamos que íbamos a triunfar.
A los adultos les encanta también, hemos llevado también a los ancianos, a los asilos, después
a la clínica San Juan de Dios donde están los niños inválidos y sus padres que los acompañan
son los que más gozan, se quedan estupefactos porque no hay para ellos una distracción y
el adulto vuelve a ser niño.
Con campesinos también hemos trabajado en quechua, en Suchubamba estaban implantando
el cooperativismo en una hacienda bien grande en tiempos del gobierno militar, habían traído
especialistas que habían ido a Israel inclusive, pero
los campesinos no entendían, entonces creamos un Cuadro de la promoción 1969 del Jardín Folklórico Infantil
drama con Títeres para hacerles entender como era
el cooperativismo, antes lo hacían con charlas, pero
no funcionaba, lo hicimos con Títeres y al día
siguiente se inscribieron los campesinos, antes no
querían por nada firmar porque creían que era un
robo del estado.
Una vez nos contrataron cuando hubo una huelga
del sindicato de profesores, nos pidieron que
hiciéramos un drama medio revolucionario con los
Títeres, lo hicimos en la casa del maestro con todo
lo que significaba la injusticia, entonces ya nos
estábamos metiendo en temas mayores.

¿Han recibido reconocimientos por su labor?


Si, bastantes, a Rosa le han dado la medalla de la
ciudad el Cusco, como se dieron cuenta que el
jardín era muy diferente a todos, el Municipio nos dio
la medalla de oro de la ciudad con el alcalde Daniel
Estrada, y también otra medalla de la ciudad de
Paucartambo, del teatro de Lima; tenemos muchas
Alicia y Rosa Núñez del Prado en la sala de Teatro de la I.E. Pío Rosario Núñez del Prado,
fotografía Martín Molina 2015

medallas en el dormitorio que nadie las ve. El jardín ha tenido presencia ininterrumpida en las
festividades del Cusco, nos identificaban como uno de los mejores, también carros alegóricos,
premios en las danzas que hemos sacado para las fiestas.

¿Cómo ven el jardín hacia el futuro?


Si no fuera por Luis Carlos, que hemos visto que está avanzando mucho mejor que nosotros,
hubiéramos dicho seguro hasta acá nomas; pero felizmente Luis Carlos está, porque no
encontramos personas que puedan vivir como nosotros vivimos con todo lo que hacemos, el
personal que está ahora trabajando se ha dado cuenta, se ha identificado, van a colaborar con
Luis Carlos.

¿Han salido artistas de sus alumnos?


Si varios, Tania Castro, por ejemplo.

¿Alguna vez han hecho trabajos con Títeres por encargo?


Un caso nos ha pasado con unos titiriteros que llegaron y alquilaron la casa del maestro, se
enteraron de nosotras y pidieron que les colaboráramos en un drama, algo del nacimiento de
Jesús quería que hiciéramos, manejábamos a los Títeres, el niño, pastorcitos y animalitos,
pero los que nos contrataron no querían que saliéramos ni que el público se acerque a
nosotros, decían porque estábamos cansadas, y después cuando nos encontrábamos con
conocidos nos decían que como nos habíamos perdido algo tan bonito; encima nos pusieron
gorros para que parezcan las cordilleras, éramos los cerros. Fuimos como 5 ó 6 días
matándonos ahí, no tenían un teatro adecuado y manejábamos tiradas en el suelo de rodillas,
era un sacrificio grande trabajamos en las noches y luego teníamos que estar puntuales en la
escuela las mañanas, encima las figuras pesaban mucho. Dijeron que nos iban a pagar bien y
ahí estaba el problema porque ni medio nos dieron, ellos se quedaron con todo, nos dijeron
que casi no había entrada y que de recuerdo nos dejaban dos discos de villancicos, de lo que
les sobraba; pero la boletera estaba en la puerta afanosa vendiendo y estaba lleno, todos
salían impresionados del ver el nacimiento que se movía.

¿Qué fue se la sobrina que lloraba de pequeña y por la que empezaron con los Títeres?
Ahora es maestra, está acá trabajando con nosotros, quería tanto a los muñecos.

¿Ustedes enseñan todavía?


Sí, tenemos que enseñar porque nos mantiene felices, porque hacemos lo que nos gusta y
vemos a los niños felices, y eso que ya estamos por los ochenta. Es lo que más nos alegra,
Dios nos ha dado ese premio de seguir trabajando acá, hay personas que nos dicen que
debemos descansar, pero no podemos, hay que supervisar y nos encanta estar en los salones.

¿Cómo ven a los niños de ahora en comparación a los de cuarenta años atrás?
Más felices que nunca cuando hacemos el folklore, eso si la música nunca les hace decaer,
tampoco nos vamos a lo moderno que es lo que está por todos lados, acá escuchan también
muisca clásica por meses, como parte de un proyecto de descontaminación musical.
Pero hay bastante abandono a los niños en esta época, trabaja el papá, trabaja la mamá y ni
nana ya tienen porque no hay plata para pagarla; no saben ni sentarse en una silla porque los
tienen tirados en la alfombra o en la cama y desde eso hay que estarles enseñando porque
están abandonaditos. No es fácil esta época, felizmente el recurso de los Títeres les ayuda, es
que los Títeres son fantasía y la fantasía es hermosísima para enseñar.

Alicia y Rosa Núñez del Prado, fotografía tomada de revista "O Cruzeiro", 1965.
* Kantu: Flor sagrada de los Incas

¿Qué mensaje les darían a las futuras maestras?


Que en educación inicial todo enseñen jugando y con lo nuestro, con nuestra identidad, que
den prioridad a las canciones y que inventen canciones para cada proyecto, con raíces andinas
con nuestra cultura. Todas las canciones con que trabajamos son compuestas por nosotros,
el sistema mismo es nuestro.
Que sean correctas y bien eficientes, pero bien alegres también.

Para conocer más acerca de la Institución Educativa Pío Rosario Núñez del Prado:
 Página Web: http://www.munay.org.pe/
 Facebook: https://www.facebook.com/munayperu

 Ante la pandemia COVID 19, las maestras continuaron con su labor educativa en formato virtual.
 El 21 de marzo de 2021 en el marco de las celebraciones por el Día Mundial del Títere, UNIMA Perú
otorgó el premio “Ño Valdivieso” a la trayectoria titiritera a las maestras Rosa y Alicia Núñez del Prado.

Entrevista realizada por Martín Molina Castillo y María Laura Vélez


Tárbol teatro de Títeres, Lima – Perú.
Cusco, diciembre 2015
Si algo es sustancial en estos tiempos de la
información, es que podemos tener acceso a ella, cuando
la necesitamos. A pesar de esa gran oportunidad, aún los
sistemas educativos en el Perú, no logran dar el gran salto
y valerse de las herramientas que el Arte le ofrece, y sobre
todo el Arte de los títeres, para dimensionar los procesos
de Aprendizaje dentro y fuera de la escuela; hay aún
mucho desconocimiento sobre el tema. Producto de esta
problemática y procurando aportar en algo desde nuestro
trabajo como artistas y arte-educadores, en el año 2010
realizamos una investigación de tesis en la Escuela
Nacional de Arte Dramático (ENSAD), asesorada por el
Maestro Iván Vivanco Bendezú (Psicólogo, artista y arte-
educador), la cual se está alimentando actualmente con
los nuevos aportes de la neurociencia.

La investigación aborda puntualmente cómo el


someterse al hecho de la apreciación artística, en este
caso la animación de títeres pone en actividad una serie
de facultades no sólo emocionales, o sensoriales, si no
también, áreas del cerebro específicas como las del
Pensamiento Divergente (PD en adelante), áreas que
además se utilizan para la resolución de problemas y la
producción de ideas creativas. Vale recalcar, que, para
efectos de la investigación, hablaremos de las facultades
del cerebro por separado, sin embargo, se sabe hoy en
día que las funciones del cerebro del hemisferio derecho,
izquierdo, lóbulos, etc. funcionan en simultáneo, y trabajan
al unísono integradas entre sí.

Yendo a nuestras definiciones, la animación de


títeres es aquel movimiento que se le da a algún elemento
(muñeco, luz, sombra u objeto) generando percepción de
vida en el espectador. En su publicación “Mil Vidas II”, el
titiritero y psicólogo Martín Molina aclara que “Se suele
usar el Término Manipulación, pero éste además de tener
una connotación despectiva, no sugiere lo central del
Teatro de Títeres, que es ese generar percepción de
vida sobre el Títere, por ello optamos por la palabra
"Melancolía" pieza que conforma el espectáculo "Secretos con el corazón de Noche",
Títere corporal realizado por María Laura Vélez, Compañía Proyecto Mariposa, Lima- Perú.
Fotografía Rafael Nova.
Sarita, Títere de animación a la vista, personaje de la obra "El corazón y la botella",
parte del Espectáculo "Secretos con el corazón de noche", realizado por María Laura
Vélez, Compañía Proyecto Mariposa, Lima-Perú. Fotografía Martín Molina.

animación, lo cual requiere un análisis mayor,


pero por efectos de tiempo y espacio, vaya
como punto de partida las definiciones de
diccionario:
Manipular: operar con las manos. Manejar
mercancías para su empaquetado y/o
transporte. Manejar uno los negocios a su modo
o entrometerse en los ajenos. Sinónimos:
mangonear, injerir, dirigir, mandar, mandonear.
Animar: Infundir alma, vigor, energía, dar vida,
movimiento. Cobrar ánimo y esfuerzo. Hacer
que una obra de arte parezca dotada de vida.
Sinónimos: alentar, infundir, divertir, interesar,
estimular” (Molina, 2004).

En “Mil Vidas I” el mismo Molina cierra la


idea comentando que “…no basta el
movimiento para que un elemento sea un títere,
éste requiere además intencionalidad de vida,
de voluntad propia…”, para ello hace una
clara diferencia con un objeto (una pelota), y
grafica la diferencia de cuándo la pelota
cumple el rol de objeto al ser manipulado, y
cuándo esta misma pelota es un títere, un ser
cargado de emociones, haciendo por sí mismo,
deseando cosas, comunicando algo propio.
(Molina, 2004).

Viviana Rogozynski, titiritera argentina y


Arte-educadora, dice que: “La palabra animar
implica colocar el alma, dotar de vida al
Títere. No es lo mismo animar que
manipular. La manipulación es la forma más técnica y menos amorosa de la relación entre
el Títere y el Titiritero” (Rogozinski, 2005).

Habría mucho más que hablar sobre las dimensiones que tiene la animación de
títeres en sí misma, sin embargo, para efectos del artículo, lo haremos de manera esencial
y relacionada a nuestra investigación.

Pasemos entonces al PD ¿Y por qué elegimos estimular el PD? Antes definamos


¿Qué es el PD? El creador del término PD fue Joy Paul Guilford, alrededor de los años
50, el cual desarrolló una profunda investigación de la cual se desprende su “Teoría
multifactorial” y el “Modelo de la Estructura de la inteligencia”.

Hemos elegido la definición de Ángela Ridao, Master Internacional de Creatividad


Aplicada la cual dice: “…entendiendo como Pensamiento Divergente a aquel que se
desarrolla con la creatividad. Se caracteriza por ser intuitivo, espontáneo, emotivo,
espiritual, fantasioso, por tener variedad de respuestas aceptables y válidas, recurre a la
imaginación como fuente de ideación, libre expresión, fluencia y apertura, realiza múltiples
conexiones y analogías, acontece lo insólito, lo nuevo, lo desconocido, lo original, no
necesita apelar a los datos de la memoria… ” (Ridao, 2005).

Una tercera definición importante es la de la Apreciación Artística, ya que la


investigación no estuvo centrada en el aspecto centrífugo de la expresión artística, si no
en el aspecto centrípeto de la apreciación artística (en el movimiento interior cognitivo,
emocional, sensorial) que ocurre en el hecho de apreciar. Esta elección no sólo la hicimos
para sustentar nuestro trabajo como artistas, si no que la mayoría de investigaciones en
arte-educación, están centradas en expresión, y pocas en apreciación, por tanto, se sabe
poco de la trascendencia que puede tener este hecho en desarrollo holístico de un
individuo.

En la experiencia de la apreciación artística, el cerebro hace uso de varias


funciones psíquicas superiores, una de las más importantes es la del lenguaje. Por medio
del lenguaje, el individuo aprende a decodificar, a comprender, a leer lo que ese “otro” le
está diciendo, y es en esa lectura, en esa decodificación de signos, donde se involucran

Escena de Titeres de sombras del espectáculo "Cuentos de los Andes, un viaje soñado al mundo andino" de Compañía Proyecto Mariposa.
fotografía Amancio Guillermo Caballero Raymondi.

Obra "El Zorro enamorado de la luna", parte del espectáculo “Cuentos de los Andes”, realizados por María Laura Vélez, Compañía
Proyecto Mariposa, Lima - Perú. Fotografía Guillermo Amancio Caballero.
procesos de relación entre la información que ya tenemos almacenada con la nueva
información, es allí donde se realizan procesos de atención, sensación, percepción,
abstracción, cognición, emoción, y gracias a estos procesos mentales, los hechos más
importantes de una experiencia sensible vivida a través del arte (pues el arte es vivencia),
quedan fijos en la memoria: he ahí la trascendencia de la experiencia de apreciación
artística, es ahí donde se produce el verdadero aprendizaje, el aprendizaje significativo.

Encontramos información interesante de la doctora Feggy Ostrosky-Solís,


Neurobióloga de la Universidad Autónoma de México, en una conferencia sobre “Psico-
fisiología del arte” dijo que: “entre las características distintivas y sobresalientes del ser
humano, se encuentra su capacidad de producir y comprender el lenguaje mediante la
producción y compresión de obras artísticas” (Ostrosky-Solís, 2009). En el artículo antes
mencionado además Ostrosky hace un reporte sobre el resultado de varias investigaciones
que hablan sobre el tema, como la de Ramachandran, donde expone que “dentro del
campo de la neurociencia tanto el artista como el neuro-científico experto, explora
ciertas reglas o principios para estimular áreas cerebrales específicas y producir en el
espectador la apreciación artística, esto puede darse tanto de manera consciente como
inconsciente”. Además, aseveran que la apreciación artística, encierra tres niveles: Nivel
sensorial: Por considerarlo la base necesaria de todo conocimiento (percepción). Nivel
cognitivo: Por efectuarse en él procesos de conceptualización (reflexión). Nivel afectivo:
Por su implicación con toda actividad personal (emoción).

Dadas estas apreciaciones, la pregunta clave es: ¿Cómo se estimula el


Pensamiento Divergente por medio de la Animación de títeres? los espectadores se
someten al hecho de Apreciar la Animación de Títeres, esta Animación de Títeres,
cargada de elementos lúdicos-no realistas propios del universo del títere, impresiona los
sentidos del espectador, produciéndose una selección en su mente a través de la
flexibilidad espontánea, la cual permite entrar en el código no-realista que exigen los
títeres para comunicarse con el espectador, esta flexibilidad abre la puerta para dar paso
a los estímulos, estos estímulos generan procesos de Atención-Sensación-
Percepción-Abstracción-Cognición-Emoción- (entre muchos otros), y ellos a su vez,
permiten que se den nuevas combinaciones cruzando la información previa con la nueva,
el resultado es el pensamiento imaginativo y fantasioso, esta combinación de la
imaginación y fantasía, llevarán a su vez al espectador, a una nueva combinación, que
es la de la actividad creadora, se “crean” razones, asociaciones, respuestas de lo que
está apreciando, las cuales, como sabemos, hacen uso de la actividad divergente del
pensamiento, por lo tanto los espectadores emitirán respuestas cognitivas de: flexibilidad
del pensamiento, asociación de ideas, originalidad, elaboración semántica, propias
del PD, y que son visibles y medibles a través de la expresión verbal y/o corporal.

Vigotsky, en su ensayo psicológico La Imaginación y el arte en la Infancia, nos


completa la idea en relación a las combinaciones que se hacen en el acto de pensar
relacionando, imaginación-fanstasía-creación, y dice: “En su acepción vulgar suele
entenderse a la imaginación o fantasía a lo irreal, a lo que no se ajusta a la realidad y que,
por lo tanto, carece de valor práctico, pero, al fin de cuentas, la imaginación, como base
de toda actividad creadora, se manifiesta por igual en todos los aspectos de la vida
cultural posibilitando la creación artística, científica y técnica” (Vigotsky, 1990; Pág. 9-10-
el subrayado es nuestro-).
Ahora bien ¿qué características tiene el títere animado que, al apreciarlo, genera
esta estimulación tan poderosa del PD? Sí, es importante entender que el arte de los títeres
expresada a través de la animación, tiene “leyes propias”, y que por su naturaleza lúdica
no-realista, se vale del PD, estimulándolo sobremanera. Algunas de estas características
son:

Características de los títeres que hacen posible la estimulación del PD:

A) Complexión física y corporeidad de los títeres: De por sí, por ser un muñeco, objeto,
sombra, elemento, figura con “Vida”, y no un ser “naturalmente vivo”, ya no es “real” (dentro
de las definiciones concretas de lo que es la realidad), este hecho en sí, ya es estimulante. A
esto se le suma que su físico no tiene que estar estructurado necesariamente en base a una
figura antropomorfa, un títere que representa una persona no tiene que estar estructurado como
el ser humano, o un animal no tiene que estar estructurado como un animal “real”, sumado a
que están hechos para ser movidos por técnicas de animación tales, que hacen que los títeres
sigan sus propios patrones estéticos. Esto definitivamente altera el realismo corporal del títere,
y es sumamente estimulante para el que lo ve. Tampoco tiene límites en su corporeidad, se
abre a un infinito abanico de posibilidades yendo mucho más allá de lo convencional, un objeto,
en su forma básica (zapato, piedra, sartén, media, tela), o una figura abstracta, o un punto de
luz, correctamente animados, son títeres, por el hecho de estar “vivos” en el escenario. A esto
se complementa sus múltiples formas de caminar, hablar, sentir, pero por sobre todo, hacer
“eso es el teatro de títeres, acción antes que palabra, movimiento vivo, ver a los títeres hacer
en el escenario” Molina…, es un verdadero deleite y poesía para los ojos de los niños, los
estimula a ver, sentir, pensar y vivir el mundo, como lo ven, sienten, piensan y viven los títeres,
de una manera diferente a la convencional, es decir, divergente.
Rogozinski, en el libro antes mencionado, hace un comentario interesante al respecto: “Los
títeres se dan el lujo de realizar muchas acciones que ni animales, ni humanos pueden llevar a
cabo, por eso son títeres, porque una magia intrínseca al género les permite hacer lo que
deseen. Es por eso que el género en sí mismo no pone límites a la imaginación, el límite
lo ponemos nosotros” (Rogozinski, 2005). También el educador Manuel Pantigoso plantea una
relación acertada entre el PD y su postulado Insumos Mínimos Necesarios, en ese postulado,
los títeres calzan perfectamente con el planteamiento de “nueva realidad” (véase marco
teórico), que será comprendida gracias a nuestra capacidad divergente.

B) El distanciamiento Brechtiano o el doble espacio-tiempo de los títeres: Otra


característica propia del títere, es la de jugar entre las realidades espacio-temporales, una de
ellas es la realidad títere - espectador. Siendo justos, son más las dimensiones que se abordan
en la animación de títeres en relación al espectador y que generan una “superposición” de
realidades, pero las dos más importantes de entender son:
Primero, el doble espacio-tiempo del lado del espectador. El espectador se sienta, y sabe
que a pesar de estar en su realidad concreta, está entrando a la realidad “ficticia del títere”,
entra en lo que llamamos “convención animada”, es decir, cree que ese elemento que está
en el escenario e impacta sus sentidos “tiene vida propia” sabiendo desde su lógica
convencional que no es tan así. Segundo, el doble espacio-tiempo del títere. Él, se mueve
en su universo lúdico, pero a la vez, irrumpe en el espectador, no sólo visual o auditivamente,
si no que se instala en el imaginario del espectador como “objeto con vida”, alimentando la
realidad lúdica, animista, mágica-no realista, del espectador. Sutilmente entonces, ambas
realidades se juntan o superponen, coexisten, la realidad “absurda” y la realidad lógica o
concreta. Esta ruptura de realidades, se revela o pone en evidencia, en momentos claves, en
momentos dramáticos, el títere evidencia su drama o conflicto, o rompe con lo que está
sucediendo en su historia, con un movimiento, un texto, una acción, o incorpora algún
elemento que ponga “revele” esta superposición de realidades. Esta acción propia de los
títeres, de jugar a salir de su realidad escénica para entrar a la realidad cotidiana del
espectador (y luego volver a la suya) se le llama distanciamiento, este juego de
distanciamiento “Brechtiano” inherente al títere, permite que tanto el espectador, como él,
se distancien o desapeguen de lo que está ocurriendo y jueguen, por un instante, “a que
nada es tan real como parece”. Este aporte es sumamente importante y hasta trascendente,
ya que aparte de ser estimulante para los procesos divergentes del espectador, nos entrena
finalmente a cuestionar nuestra “aparente” realidad cotidiana.

C) Características emocionales de los títeres: Una tercera característica del títere y que exige
la puesta en funcionamiento de la divergencia del espectador, es su peculiar forma de sentir.
Es esa característica “grotesca” propia del títere, lo que lo hace “exaltar” sus emociones,
sentimientos, ideas (visibles en la plástica, movimiento y/o acción), y es lo que crea en él, un
efecto contradictorio, pero convencionalmente aceptado: crea “identificación”, porque
evidencia lo que normalmente “no se muestra” o “no se debe mostrar”. Esta sana naturaleza
contestataria y transgresora, que dialoga con la ternura y la fragilidad, esta peculiar forma de
sentir y vivir la “realidad relativa”, es lo que lo hace tan querible y rechazable a la vez, el títere
es la “conciencia despierta” frente a una sociedad dormida. Pero esta conciencia, no es
moralista, o producto del “deber ser”, simplemente ES, y el espectador puede criticarlo o no,
pero siempre estará con él, si lo rechaza, se está rechazando a sí mismo en su naturaleza
despierta, por ello las normas, los dogmas, el status quo no lo recibe, y hasta lo condena, pero
el espectador despierto lo avala, lo entiende, lo protege, y lo propicia, pues al protegerlo a él,
no sólo se protege a sí, si no que protege a su sociedad de la hegemonía que busca “la
producción en serie”, el silencio, y el adormecimiento de la memoria, por ello el títere en suma,
es una Sinécdoque, que representa a uno y a muchos, siendo transparente, lúdico, insólito,
pertinente e inusitado, original, fantasioso, transgresor, orgánico, consciente e inconsciente, o
es “lo consciente de lo inconsciente” que es más interesante aún, el títere se expone sin un
falso pudor, gracias a su capacidad de “ser a través de su verdad, así, nos revela la vida sin
intensiones aleccionadoras y de la manera más amorosa que puede existir: Jugando.

D) Razonamiento y “Lógica” de los títeres: Igualmente importante en el Títere es su peculiar


forma de razonar y resolver las cosas, aliada del absurdo (aquello que es visto como no
razonable - Pavis, 2007), la RAE lo define como contrario y opuesto a la razón. Así, mucho
de lo aparentemente ilógico para el razonamiento común, es lógico para el títere: él vive la vida
bajo otros parámetros paralelos, pero creemos que lo mencionado en el anterior punto, describe
claramente esta inusitabilidad del títere.

Hemos compartido las características básicas de la animación de títeres que


permiten la estimulación del PD. Pero no hemos mencionado ¿Qué características básicas
tiene el cerebro de las personas, para entrar en convención con la animación de títeres,
asumiendo el hecho como real, sabiendo que no lo es? La respuesta está en la relación
“Animismo, animación y pensamiento animista”.

Tal vez algunos no lo sepamos del todo, o lo sabemos de manera muy general, pero
poseemos un natural pensamiento animista, el cual es mucho más activo durante la
“La niña, el lobo y el bosque” obra que forma parte del espectáculo “Secretos con el corazón de Noche” de María Laura Vélez, Compañía
Proyecto Mariposa, Lima-Perú. Fotografía Rafael Nova

primera infancia, pero permanece durante la adultez. Los niños, como parte de su
desarrollo, poseen una lógica animista de razonar, con el que explican la “realidad” de su
entorno. Pero el tema del animismo es mucho más importante para nuestra investigación,
porque explica también la natural relación que tiene el ser humano para relacionarse con
lo animado en cualquiera de sus formas, allí está incluida la animación de títeres.
Compartiremos un cuadro, según varios teóricos que hablan sobre este tema (Anexo 1).

Podríamos decir, entonces, que existe una natural inclinación a relacionarse con el
animismo en cualquiera de sus formas, al inicio del desarrollo de la especie como una forma
racional de explicarse el mundo que lo rodea o como una forma de religiosidad. En el juego
del niño, como una forma natural de pensar y percibir la realidad. En el “teatro de títeres”,
como espectadores, o como una forma de arte donde es natural el animar, el darle vida a
objetos, ya sea en el contexto de rito religioso, o en el contexto lúdico del rito teatral,
complaciendo en todos, sus necesidades animistas. Es entonces la capacidad animista del
pensamiento humano, uno de los factores que permite establecer un vínculo natural y entrar
en los códigos de relación entre animación de títeres y pensamiento divergente.

El diseño de la Investigación fue pre experimental y se desarrolló de la siguiente


manera: Al iniciar se evaluó a los niños con el pretest de pensamiento divergente, luego se
desarrollaron tres módulos de animación de títeres, los cuales estimularon a los niños en el
pensamiento divergente. Finalmente, se les volvió a tomar el test de pensamiento
divergente.

El esquema de investigación es: O1 – X – O2 (observación 1 en el pretest– estimulación


de títeres - observación 2 en el postest).

Para ello, se eligieron 5 componentes del pensamiento divergente basados en el Modelo


de la Estructura de la inteligencia de Joy Paul Guilford:

1. Fluidez de ideas (cantidad de ideas).


2. Flexibilidad del pensamiento (variabilidad o cambio de los patrones del pensamiento).
3. Originalidad (novedad o inusitabilidad de las ideas).
4. Fluidez de asociación (cantidad de asociaciones).
5. Elaboración semántica (secuencia detallada de pasos).

Por otro lado, se eligieron 5 componentes de la animación de títeres que son:


1. Orientación de la mirada: es la mirada del Títere.
2. Eje corporal: es el equivalente a una columna vertebral humana.
3. Locomoción: es el desplazamiento físico del Títere.
4. Lenguajes de acción es lo que hace el títere (dentro y fuera de sí).
5. Lenguaje verbal es lo que dice el títere con palabras.

En el siguiente Cuadro se muestra la articulación de ambos factores o componentes de


las variables:
"Uru y Wayta"
Población obra quede
o universo forma parte del
nuestra espectáculo "Secretos
investigación estuvo concomprendida
el corazón de noche",
por 13María Laura Vélez,
alumnos
Compañía Proyecto Mariposa, Lima-Perú. Fotografía Juan Carlos Toro Velarde.
del primer grado de primaria del colegio José Antonio Encinas ubicado en el distrito de
Magdalena del Mar. No se eligió muestra. El colegio está organizado en base a un modelo
educativo “no tradicional”, en el que, como ellos mismos citan: “…Los alumnos y alumnas
se convierten en protagonistas de su propio proceso educativo, aprenden a aprender, a dar
y recibir afecto, a convivir construyendo un futuro colectivo mejor…”.
(www.colegioencinas.edu.pe) Sin embargo, a pesar de sus intereses por impartir una
educación democrática que promueva el desarrollo integral de los alumnos a través de
metodologías actualizadas donde el alumno es protagonista de sus propios aprendizajes,
contradictoriamente, como se dijo anteriormente (ver descripción del problema), al no estar
formados bajo una propuesta de una educación por el arte integrada, hace que los alumnos
estén muy bien estimulados en el aspecto de cognitivo tanto en conocimientos y procesos
de aprendizaje, pero sobre todo, desde los reflexivo y analítico, carente de espacios para
la estimulación de la creatividad, el pensamiento divergente, imaginación, fantasía, etc. por
medio de procesos de educación integrados a través del arte, entendiendo que el lenguaje
del arte es propio de los niños de esta edad (6 años). Vale recalcar que esta situación
sucede en la mayoría de escuelas de nuestro país. Salvo contadas excepciones.

Aplicación: Se aplicó la técnica “test”, que constó en una prueba de valoración de


pensamiento divergente. Se elaboró en base a ejercicios utilizados en diversos test de
pensamiento divergente creados por el investigador Joy Paul Guilford y expuestos en el
libro “Implicaciones Educativas de la creatividad” Torrance y otros, ANAYA S.A. 1976. p.p.
113-123. El test está dirigido a niños de 6 años y consta de 5 ítems o reactivos, los cuales
tienen la facultad de medir la capacidad del pensamiento divergente tanto cuantitativa como
cualitativamente en sus 5 componentes respectivamente (ver cuadro arriba). Los cuales
fueron estimulados por la animación de títeres en sus 5 componentes (ver cuadro arriba).
El resultado fue positivo.

La animación de títeres en sus 5 factores o componentes contribuye en el incremento del


pensamiento divergente en sus 5 factores o componentes. Se confirma la hipótesis.
La continuidad de la apreciación de la animación de títeres por los niños, permite la
asimilación de ciertos códigos mágicos/ no-realistas, fantasiosos y hasta absurdos,
propios del teatro de títeres, los cuales desarrollan la divergencia en los niños.
Se puede elegir cualquiera de las técnicas de animación de títeres existentes para
estimular a los niños, en la investigación se probaron varias y todas lograron motivar,
estimular e impresionar a los niños y llegar finalmente a los objetivos planteados.
No son indispensables elementos complejos ni títeres elaborados o “bellos” para la
realización de títeres, cualquier objeto convertido en títere, puede impactar intensamente
si estos son correctamente animados, se pueden usar títeres básicos o aun objetos
cotidianos sin modificación alguna, sin embargo, si se eligen títeres complejos, o “bellos”,
también estimulan positivamente a los niños, todo esto forma parte de la propuesta
estética.
Los Títeres, por sus características emocionales, facilitan el establecimiento de una
relación empática y afectiva con los niños y por lo tanto, la apertura para la asimilación de
cualquier tipo de conocimiento.
Los códigos lúdicos no-realistas de la animación de títeres son muy bien recibidos y
entendidos por los niños de 6 años gracias a su etapa de desarrollo la cual es ideal para
este tipo de metodologías. Esto no excluye a niños de otras edades y hasta jóvenes y
adultos.

Los formadores deben estimular el pensamiento divergente en los niños a través de la


animación de títeres.
El trabajo con títeres demanda rigurosidad y preparación, con conocimientos específicos
que asimilar, no necesariamente como artistas profesionales, pero sí con un rigor
merecido, propio del arte y la educación. Por lo tanto, es necesario que los docentes se
capaciten previamente antes de trabajar con títeres, para estimular a los niños
aprovechando todas las posibilidades que este arte ofrece.
Ampliar la presencia de los títeres como complemento de la labor de los maestros, ya que
estos, por su naturaleza emocional, por su forma de razonar, por sus características
mágicas/ no-realistas, fantasiosas y
hasta absurdas, son de gran utilidad
para estimular diversas áreas como la
del pensamiento divergente (entre otras)
o para facilitar aprendizajes que se
tornen realmente significativos.
Ampliar también la presencia de los
títeres por medio de los profesionales
del área (titiriteros o gestores culturales),
elaborando proyectos de apreciación
artística para las escuelas como el DCN
lo pide.
El Ministerio de educación debería
elaborar planes de acción para el
desarrollo de un programa de
“apreciación de títeres” y para el
desarrollo tanto del pensamiento
divergente como de otras áreas
indispensables para la creatividad y
resolución de problemas.
Así también se le recomienda al
Ministerio de educación, promover
investigaciones que permitan elaborar
enfoques integrados para el desarrollo
del área de educación por el arte, y
articular así los conocimientos, los
procedimientos, las actitudes, el
desarrollo de capacidades de los
estudiantes, por medio del arte de los
títeres.

Títere realizado por niña alumna de taller realizado


en la Casa de la Literatura Peruana.
Fotografía Martin Molina
Desarrollar programas de apreciación de animación de títeres en el aula.
Desarrollar investigaciones sobre otras posibilidades de aplicación práctica del teatro de
títeres en la pedagogía, para elaborar metodologías que puedan replicarse y contribuir así
con la labor de los formadores.
Se le recomienda a las Instituciones Educativas elaborar programas de apreciación de
animación de títeres para el desarrollo del pensamiento divergente entre otras áreas de
interés. Así mismo se les recomienda que, confirmadas las posibilidades para el
desarrollo de los aprendizajes en los niños, capacitar a los docentes de primaria (e incluso
secundaria) para que utilicen la animación de títeres como parte de su metodología de
enseñanza, esto ayudará en gran medida a equilibrar las falencias que puedan tener en el
área de “educación por el arte”.

Bernardo, M., & Bianchi, S. (1987). Títeres para jardineras. Buenos Aires: Estrada.
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María Laura Vélez Valcárcel


“Tárbol teatro de Títeres” y “Compañía Proyecto Mariposa” Lima-Perú
proyectomariposaperu@gmail.com
Títeres realizados por niñas y niños de taller de Tárbol teatro de
Títeres en Lomo de Corvina, Villa el Salvador – Lima.
fotografía Martín Molina
ANEXO 1: Teorías sobre el animismo y la animación

Sthal Tylor Queyrat Piaget Gründ


“…los procesos “El hombre “El niño no se “En efecto, si el “La anterioridad de
mecánicos y primitivo, en el detiene aquí. No niño no puede las figuritas del teatro
químicos del estadio inicial del contento con distinguir el mundo de sombras sobre las
organismo, pensamiento creer en la físico del psíquico, marionetas en tres
recurriendo a un humano, a fin de existencia, es natural que dimensiones –
alma sensitiva explicarse la extendía por considere los hipótesis sostenida
que regía esos naturaleza, toda la objetos inanimados por numerosos
procesos, y sin la imagina que no naturaleza de como dotados de investigadores- no
cual el cuerpo se sólo los seres seres vivos más o algunas de las hace olvidar que las
pudre; por tanto, humanos y los menos análogos características de unas y las otras son
esa alma era, animales, sino a él, anima y los seres vivos, y vehículos rituales,
para Stahl, el también todos personifica las esto es lo que védicos, después
principio de la los objetos mismas cosas. Piaget a hinduista, a menudo
vida, y existía en “inanimados” Parecido en esto denominado mezclado con
todos los están dotados de al hombre animismo”. substratos mágicos y,
organismos…” personalidad y de primitivo, Estos están en casos muy raros,
(Stahl, 1737). vida. Los ríos, las concede divididos en 4 influenciado por el
piedras, los sentimiento y estadios: budismo. Estos
árboles, las vida a lo que - la vida está objetos inanimados,
armas, etc.…”. nosotros definida por la considerados en la
(Tylor1871) miramos como actividad en India como fuerzas
inerte y como general útil al que duermen,
absolutamente hombre recaban los mayores
inconsciente, y - la vida está cuidados de los
supone, en los atribuida a los titiriteros durante su
diversos objetos, objetos que son inactividad y se
emociones, susceptibles de convierten en
deseos o moverse, ya se verdaderas
voluntades trate de un divinidades cuando
semejantes a los movimiento propio “bailan” narrando
nuestros. De tal o recibido de otro. una historia.
manera no sólo - la vida es Contribuyen así a
da cuerpo, sino asimilada al cambiar la percepción
también alma al movimiento propio. de los públicos sobre:
viento que sopla - sólo se le atribuye “el vivo” y los
y aúlla durante la a animales y conceptos de vida y
noche…”. plantas o sólo muerte”. (Gründ,
(Queyrat 1905). animales. (Piaget 2006)
1926).
Es común encontrar en libros o artículos referentes a la historia de los títeres, citas
donde se mencionan a Pedro López y Manuel Rodríguez como los titiriteros que acompañaban
al conquistador español Hernán Cortés en uno de los supuestos viajes del conquistador, desde
España a la Nueva España, como se denominaba en esos tiempos a nuestra América Latina.

La referencia bibliográfica que nos remite a este hecho histórico se fundamenta –


supuestamente- en las Crónicas de Bernal Díaz del Castillo, recapituladas en el libro “Historia
verdadera de la conquista de la Nueva España” cuyos manuscritos se terminaron de
escribir en 1568 y posteriormente en el año 1632, fueron publicados como libro impreso.

Luego de una estricta y minuciosa


revisión de estos textos, podemos precisar
que las menciones a López y Rodríguez
como titiriteros no son exactas y los sucesos
son diferentes a los difundidos; incluso nos
permitimos elaborar algunas hipótesis sobre
el verdadero acompañante titiritero de
Cortés, como también el origen de esta
confusión.

Para esclarecer esta controversia


debemos remitirnos a la fuente bibliográfica
donde aparece mencionado el viaje de
Hernán (o Hernando) Cortés escrito por
Bernal Díaz o a otros documentos
secundarios que podrían hacer referencia a
estos titiriteros, como las cinco “Cartas de
Relación” escritas por Cortés a Carlos V o los
Archivos de Indias.

En el texto original de Bernal Díaz,


soporte de dicha aseveración, existen dos
referencias al tema que nos interesa; los
títeres y sus titiriteros.

La primera cita, que es la que ha


generado específicamente este
Portada de la primera edición del libro "Historia Verdadera de
la conquista de la Nueva España", 1632
Presunto retrato de Bernal Díaz Del Castillo, basado en el retrato del rey francés
Enrique IV, por Genaro García, Guatemala 1904

cuestionamiento o controversia, aparece en el capítulo


CLXXIV subtitulado “Cómo Hernando Cortés salió de
México para ir camino de las Higueras en busca de
Cristóbal de Olid, y de Francisco de las Casas, y de
los demás Capitanes y soldados, y de los caballeros
y Capitanes que sacó de México para ir en su
compañía, y del aparato y servicio que llevó hasta
llegar a la villa de Guacacualco, y de otras cosas
que pasaron”.

A partir del subtítulo corroboramos que el viaje fue


desde la Ciudad de México a las Higueras (Honduras).
Esta expedición, no fue marítima, sino terrestre, se
inició el 12 de octubre del año 1524 y duró cinco meses.
Es importante retener esta fecha para compararla con
los viajes realizados entre Europa y el Nuevo Mundo por
el mismo Cortés, ya que el viaje en cuestión, se relata
como realizado entre España y México.

En dicho capítulo donde se menciona al o los titiriteros


viajeros, se menciona a una larga lista de los principales
integrantes del grupo que acompañan a Cortés. En ella
se hace mención con sus nombres y apellidos a algunos de los “Caballeros y Capitanes
vecinos de México” que lo acompañaban; son poco menos de cuarenta personas las
destacadas -incluyendo a una dama-. En general, Bernal Díaz comenta los motivos por los
que viajaban o la función que cumplían. De este número de individuos, destacamos que se
nombra “por médico, el Licenciado Pedro López”, aunque más adelante se menciona a
Pedro López como guía y piloto, pero Bernal Díaz nunca identificó a este personaje como
titiritero. También se nombra a Gonzalo Rodríguez de Ocampo, siendo el único
acompañante en este viaje con dicho apellido; su oficio era el de Caballerizo, es decir, estaba
a cargo del cuidado de las caballerizas, que nada tienen que ver con el oficio de los títeres.

Llama la atención que además enumera otros oficios entre quienes viajan con Cortés,
pero sin especificar los nombres o nacionalidades de quienes ejecutaban estos trabajos. Entre
estas menciones están los cinco músicos que tocaban la “chirimía, sacabuches y
dulzainas”; todos instrumentos de vientos. El autor no menciona si eran intérpretes europeos,
mestizos o aborígenes. Perfectamente podrían haber sido músicos de los pueblos originarios.
Solamente entre los mayas, se han identificado más de 125 instrumentos musicales como
flautas, ocarinas, trompetas, cornos de cerámica, conchas de caracol y otros instrumentos de
vientos. Es más, un dato secundario nos permitiría deducir que eran aborígenes. 1

Posteriormente Bernal del Castillo comenta que viajaban “tres azemileros


españoles”; lo curioso es que, a pesar de no citar los nombres y apellidos, en este caso son

1 Aparece posteriormente un dato importante. En el trascurso del trayecto, fallecieron el volteador y cuatro de los
músicos: ¿la causa del fallecimiento?... el hambre. Son muchos quienes sucumbieron a la travesía y en su mayoría
pertenecían al grupo de aborígenes que acompañaban a los conquistadores.
Retrato de Hernán Cortés, grabado del siglo XVIII

identificados con su nacionalidad. Es que esta


labor era considerada un oficio de palacio,
respetable y muy bien pagado que consistía en el
cuidado de los cerdos, los burros, asnos de carga
y otros animales.

Antes de los cuidadores de animales, se


señala que viajan “un volteador y otro que
jugaba de manos y hacía títeres”.

Es necesario especificar el significado


otorgado en esos tiempos a los términos de
“volteador” y a los que “jugaban de manos”
para especificar a qué se refiere el autor.

Volteador o volatineros se les llamaba a los


gimnastas, equilibristas, acróbatas, funámbulos,
incluso a quienes hacían títeres, puesto que
generalmente en un mismo espectáculo, se
mezclaban los distintos géneros.

También se incluían a los titiriteros en el grupo de quienes hacían juegos de manos y


así se les llamaba a los prestidigitadores, magos, malabaristas, ilusionistas, escamoteadores,
titiriteros y todos los juglares que utilizaban sus manos para distraer o engañar al público.

Y es a partir de este relato donde el oficio de los titiriteros se convierte en sustantivo ya


que es el primer registro escrito en el idioma español o castellano, donde se menciona de
manera independiente de los otros oficios, la palabra “títere”.

La segunda y última cita en este libro, aparece en el capítulo CCIX subtitulado: “De
cómo impusimos en muy buenas y santas doctrinas a los Indios de la Nueva España,
y de su conversión: y de cómo se bautizaron y volvieron a nuestra Santa Fe, y les
enseñamos oficios que se usan en Castilla, y a tener y guardar justicia” el autor
testifica lo habilidoso que son los originarios para aprender todo tipo de oficios, señalando:
“más yo lo tengo por de tan buenos ingenios (…) porque algunos de ellos son
cirujanos y herbolarios, y saben jugar de mano, y hacer títeres, y hacen vihuelas muy
buenas”. En esta frase, el autor reconoce que estos eran oficios autóctonos que se habían
desarrollado antes de la llegada de los españoles.

Todos los otros relatos de la época sobre el Conquistador Hernán Cortés, no vuelven a
mencionar a este titiritero, aunque sí se comenta en las cartas de Cortés a Carlos V que los
mayas sí conocían el arte de representar con títeres. Entonces podemos aclarar sin lugar a
duda, que López y Rodríguez, los supuestos titiriteros de Cortés, son una fábula que nació en
la segunda mitad del siglo XX. Ya tendremos la oportunidad de aclarar este equívoco.

En favor de nuestro oficio de lo títeres, creemos necesario destacar el texto de Hernán


Cortés en una de las cartas escritas personalmente al Emperador Carlos V -redactada catorce
años después que el texto de Bernal-. Donde se refiere a
los titiriteros y artistas populares de los pueblos mayas y
aztecas.

“Además de los tributos que se pagan al señor por


estas tierras, así como maíz, ropa, algodón, aves, ají,
frijoles, chía, y otras legumbres y hortalizas que son
muchas y tienen obligación estas comunidades de
sostener con sus tierras a otras gentes que son
oficiales de oficios mecánicos, cazadores, pescadores,
maestros de hacer rosas, otros que inventan cantares y
que los ejecutan para que otros los bailen, otros que
hacen farsas, juegos de manos; otros que hacen títeres
y otros juegos. Y cada barrio y parroquia tiene
obligación de tener tantos (artistas) para las obras y
para las fiestas que el Señor quisiera hacer, y dan esto
por adahalas de los tributos que pagan por las tierras.
Estas gentes (los artistas) están y residen en estos
pueblos y barrios a costa de los vecinos y están el
tiempo que quieran, según lo que les pagan y se van
cuando quieran y como se les antoja a donde mejor
partido les hacen”.

Aunque el concepto de los mayas con respecto a la


propiedad colectiva de las tierras no está muy bien definido,
-por las distintas interpretaciones que le han dado los
historiógrafos- en esta versión que nos entrega Cortés
queda claro que se entregaba a los lugareños tierras para
ser explotadas y a cambio de ello, debía pagan tributo con
especies. Estos tributos estaban destinados a mantener,
además de la ciudad-estado, a cazadores, pescadores, o
sea a quiénes proveían al pueblo de alimentos no
cultivables y también a los artistas, -compositores y
cantantes, actores y dramaturgos, prestidigitadores,
malabaristas y titiriteros.

La comunidad además tenía la obligación de pagar


tributos extras para las fiestas y para mantener a los artistas
conformes, alegres y bien alimentados, en caso contrario,
tenían derecho los artistas a buscar otra ciudad-estado
donde se les dieran un mejor trato.

Lo interesante de esta carta, es que nos devela una


distinción y categoría especial a quiénes proporcionaban el
alimento (caza y pesca) otorgándoles, además, a los
artistas, un nivel de privilegio aún mayor. El alimento del
cuerpo y del alma, en contraposición al cultivo de la tierra,
Títere prehispánico de la cultura Teotihuacán (México).
puesto que esta pertenecía al Señor, o en este caso, al Estado, que podía distribuirla entre
aquellos dispuestos a trabajarla.

Más que la simple mención del oficio del titiritero, que entre la gente del pueblo a esas
alturas tendría que haber sido más o menos común, es la distinción que se hace entre los
oficios, puesto que el término de volatineros utilizado en esos tiempos, era inclusivo a todos
ellos sin distinción.

Si realizamos un análisis cronológico a los sucesos investigados, constatamos que


Hernán Cortés zarpó en su viaje inicial al Nuevo Mundo en la flota de Alonso Quintero, cuando
tenía apenas 19 años (1504) llegando a la Isla La Española (hoy República Dominicana y
Haití).

Cuando realiza posteriormente el viaje donde se menciona el titiritero, (octubre de 1524)


entre la Ciudad de México a Las Higueras, Cortés contaba con 39 años y tenía 20 años
residiendo en América.

En el mes de abril de 1528, (cuando tenía 43


años) viaja nuevamente a España anclando en
Puerto de Palos a fines del mes de mayo de ese
mismo año. En este primer retorno a su tierra natal,
convertido en una leyenda viviente, con los honores
de haber conquistado México y derrotado al
Imperio Azteca, se hace acompañar por un séquito
de artistas nativos que causaron un gran impacto
en la Corte Imperial de Carlos V como también
frente al Papa Clemente VII en Roma.

Esta primera comparsa o delegación


artística desde el Nuevo Mundo a la Vieja Europa,
consistía en originarios expertos en diversas
acrobacias alcanzando un resonado éxito en la
corte imperial de Carlos V y en el Vaticano frente al
Papa. Quién bien lo comenta, es don Artemio de
Valle Arizpe en su libro “Andanzas de Hernán
Cortés y otros excesos” (1940) donde resume
textualmente esta comitiva indígena: "Para
divertirlas –a las damas de la corte– ordenó a
los indios que llevaba, que ejecutasen muchos
de sus variados juegos y vistosas juglarías que
sabían hacer, a uso de su tierra de México, pues
llevaban volatineros, jugadores de palos en los
pies y jugadores de pelota de hule,
prestidigitadores, titiriteros, bailadores y
volteadores. Agradó bastante todo lo que
hicieron, con grandísima habilidad, no sólo a
las damas, sino que el pueblo entero de

Títere prehispánico de la cultura Teotihuacán (México)


Grabado que reproduce el monolito 21 de Bilbao (Guatemala)

Guadalupe se solazó viendo con admiración a aquellos esbeltos hombres desnudos,


de color de bronce y aspecto triste, hacer suertes y gracias donosísimas".

Entonces podemos afirmar que, en el viaje marítimo de México a España,


efectivamente viajaron titiriteros con Hernán Cortés, junto a otros artistas aztecas, pero su
origen era muy distinto al popularizado. Eran titiriteros aborígenes. No sabemos cuántos
fueron los que efectivamente viajaron a Europa.

La existencia de titiriteros en nuestro continente antes de la llegada


de los conquistadores, puede corroborarse tanto en “El códice Florentino"
escrito por Fray Bernardino de Sahagún en 1577, como también mediante el
grabado del Monumento 21, monolito de piedra ubicado en Bilbao,
Guatemala donde podemos distinguir claramente a un personaje que
sostiene un títere en su mano derecha.

¿Cómo surge entonces la fábula de Manuel Rodríguez y Pedro López, los titiriteros
españoles acompañantes de Cortés y el anonimato de los titiriteros mayas?

La primera causa es la antigüedad del libro. Cuando surgen los primeros


investigadores, historiadores o cronistas interesados en la historia de los títeres en América,
el texto de Bernal Días ya tenía varios siglos de antigüedad, por lo que obviamente, no estaba
al alcance de cualquiera persona, salvo para algunos investigadores calificados y
especializados en un tema muy distante al de nuestro interés, por lo que debemos suponer
que el dato llegó a oídos desde segundas o terceras fuentes. Es decir, fue un dato que pasó
de boca en boca hasta sufrir la deformación difundida, sin tener la posibilidad de confrontarla
con la fuente original. Debemos tener en cuenta que el antecedente de los dos titiriteros
españoles, (López y Rodríguez), surge a mediados del Siglo XX, década del 60, cuando no
existían fotocopiadoras o scanner y tampoco se permitía fotografiar los volúmenes antiguos.
La única posibilidad de recopilar datos de los libros antiguos, era mediante apuntes o la
memoria del lector.

Y como última causa, aunque difícil de comprobar, es la cosmovisión eurocentrista para


interpretar nuestra historia, donde los aborígenes eran salvajes y bárbaros y que la civilización,
el arte y la cultura nos llegó con los conquistadores.

El texto original de la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España “está


escrito en un castellano bastante diferente a nuestro actual idioma, por lo que es difícil de
comprender. Recién en el año 2014 aparece una transcripción corregida realizada por Miguel
Andúgar Miñarro, copia que se puede consultar en internet, -como también la versión original-
para comparar y verificar estrictamente los antecedentes expuestos en esta investigación.

La incógnita entonces que nos queda rondando es: El titiritero que acompañó a Hernán
Cortés en el trayecto México-Las Higueras ¿era europeo o nativo? Aunque no existen datos
concluyentes, a nuestro parecer, como también el parecer de Flavio Daniel Gonzales, colega
titiritero e investigador argentino, quien también ha investigado este tema para su libro inédito
titulado “Hilos, guantes e ilusiones” también concluye que es más factible su origen
amerindio que español.

Quinta de Tilcoco (Chile); agosto de 2020.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
 Díaz del Castillo, Bernal: “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”
transcripción corregida por Miguel Andúgar Miñarro. (2014)
https://www.saavedrafajardo.org
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 Cartas de Relación de Hernán Cortés a Carlos V. http://www.cervantesvirtual.com
 Herskovits Álvarez, Sergio: “El Anónimo oficio de los titiriteros en Chile:
‘Representación con figuras. Teatro de objetos y títeres” (desde 1598 a 1910).
(2013)
 Herskovits Álvarez, Sergio: “Representación con figuras, Teatro de objetos y Títeres”.
(desde 1598 a la actualidad y sus proyecciones). (2020)

Investigación realizada para “Mil Vidas” por


Sergio Herskovits Álvarez
Compañía Payasíteres, Chile
payasiteres@yahoo.com, payasiteres@gmail.com
http://payasiteres.wix.com/herskovits
¿Y cómo nace un(a) titiriter@? Siente el llamado probablemente, algunos
titiriteros dicen que uno no escoge convertirse en titiritero, sino que los títeres lo
eligen a uno, y es que la mayoría de las historias que compartimos entre colegas
son de lo más inesperadas. Pero al margen de cómo se haya dado ese primer
impulso el desafío viene luego, cuando se toma conciencia de que se está
ingresando en algo grande, algo que no solo es divertido y puede generarnos unos
ingresos, sino que empieza a demandar seriedad y respeto en el abordaje.

Muchos simplemente empezamos haciendo, así empecé yo sumido en el


absoluto desconocimiento; la desinformación sobre la amplitud, profundidad y
complejidad del arte de los Títeres, puede que lleve a creer que es algo sencillo,
que con solo chispa e ingenio cualquiera puede resolver, total agarrar un muñeco y
hacer reír a unos cuantos niños no parece tan complicado, y audacia de por medio,
empezamos a hacer, con algún vago recuerdo de nuestra infancia como referencia
o apelando al “sentido común”. El producto, salvo algún iluminado, suele ser muy
cuestionable, con serias deficiencias en técnica, estética y contenidos, pero ese
momento de resolver ante el impulso de hacer títeres es fundamental pues nos
sumerge en la experiencia y allí empieza a tejerse el camino, allí los Títeres nos dan
las primeras lecciones, nos ponen las primeras pruebas y amorosamente nos
muestran que hay más allí adelante, esperándonos si sabemos buscarlo.

Quizá esa sea la primera lección, la primera prueba, los Títeres demandan
audacia y es una gran prueba de audacia el lanzarte a hacer algo sin la menor
Taller con Gastón Aramayo, grupo Kusi Kusi. Lima - Perú Fotografía archivo Kusi Kusi
Taller con Raúl Narrea, grupo Wagaytíteres, Lima- Perú. Fotografía archivo Wagaytíteres

preparación, y puede que “funcione”, pero ahí nomás llega la segunda prueba,
empieza a cultivarnos la imprescindible humildad, que nos invita al sosiego y nos
lleva a tomarnos un respiro para contemplar el panorama, y así en ese hacer se
va abriendo paso la conciencia de que estamos ingresando en territorios amplios
que nos demandan más, descubrimos que somos pequeñitos y que estamos antes
del inicio mismo; allí viene la necesidad de buscar algo en que apoyarse,
entonces esa primera seguridad, sostenida en la audacia y el desconocimiento,
tambalea, y llega la pregunta ¿y cómo hago ahora?

Una posibilidad de emprender el camino ya con paso más firme, al lado de


alguien que ya tenga camino andado, es el taller de Títeres; ahora en Lima, no es
tan difícil tomar uno, no es que abunden las opciones, pero quizá eso sea
proporcional a la demanda la cual tampoco es tan grande. Algunos titiriteros los
realizan con regularidad, otros eventualmente y de cuando en cuando se da el paso
de algún extranjero que comparte por aquí sus saberes.

El taller es una buena introducción al universo de los Títeres, las más de las
veces te lleva hacia una técnica específica, la más afín a quien lo imparte, pero aun
así termina por mostrar un espectro amplio, brinda herramientas, va nutriendo el
bagaje, deja semillas de información, técnica y mística, descubre y entrena
habilidades, pero quizá lo más importante es que motiva, sirve de impulso para
seguir explorando, y abre la conciencia de que al salir del taller no se sale titiritero
sino se sale convertido en aprendiz, listo para empezar el camino, un largo camino
de aprendizaje constante.

Hay quienes se saltan el taller, es que el taller quizá tampoco sea


indispensable en esta etapa, así algunos entran de lleno a la siguiente etapa, la
que si considero indispensable, que es investigar y experimentar; allí vamos
encontrado nuestros modos de hacer y sentir en el arte de los Títeres, lo que nos
funciona, lo que es afín a nuestras necesidades, intereses, expectativas y
posibilidades; allí vamos descubriendo nuestra especificidad de titiriteros, vamos
definiendo nuestra estética, afinando y peculiarizando nuestra técnica,
descubriendo la mística, consolidando habilidades, vamos construyendo una
identidad y tomando recién una real conciencia de la gran demanda que nos implica
la decisión de seguir. Como fuere, a estas alturas ya debería estar claro que los
Títeres demandan respeto y ya no se hace por hacer, con la pasión ya instalada nos
queda claro que trabajo, esfuerzo y compromiso son imprescindibles.

Esa investigación puede partir de la intuición y llevarnos a probar y volver a


probar, pueda apoyarse también en la escasa bibliografía especializada accesible,
en beber la experiencia de quienes tienen ya camino andado, dialogando con ellos,
viendo sus espectáculos, conociendo sus vivencias, nuestro arte es generoso y sus
ejecutantes tienden a abrir ampliamente las puertas de su oficio y compartir sus
vivencias, técnicas, “secretos”, así que no es complicado acceder a un maestro que
desde esa instancia comparta. En estos tiempos la internet es una gran ventana
también que nos facilita la posibilidad de encontrar desde detallados tutoriales,
textos de todo tipo, hasta espectáculos completos.

Taller con Ana Santa Cruz, Compañía Ana Santa Cruz, Lima – Perú. fotografía archivo Ana Santa Cruz.
Taller con Manuel Benites, Compañía
Manuel Benites. Lima – Perú.
Fotografía archivo Manuel Benites.

En ese andar
vamos entendiendo que
necesitamos, y vamos
tramando como adquirirlo,
vamos acertando y
equivocándonos y
aprendiendo de todo ello;
y ya con los Títeres al lado
es ineludible que ellos
demanden el escenario y
allí encontramos a otro
gran maestro: el público.
Lo que vamos adquiriendo
hemos de usarlo, ponerlo
a prueba, confrontarlo y
para ello el público es
indispensable, ellos nos
mostrarán los siguientes
tramos de la ruta, con ellos
continuaremos
aprendiendo a comunicar,
con ellos descubriremos la
gran responsabilidad que
implica pararse ante una
audiencia, allí
aprenderemos a
respetarlos y a ganarnos
su respeto, a recibir y dar
cariño, a escucharlos y
hacer que nos escuchen,
a gustarles pero también a
provocarlos, a removerlos
si hace falta, y por el respeto a ellos mismos merecen aprenderemos a no ser
complacientes, haciendo un pacto de sinceridad.

Hasta este punto ya empezamos a asumirnos artistas, ya sentimos un natural


fluir con los Títeres, pero para el titiritero los Títeres no son solo su arte sino que
también son su oficio, entonces ha de aprender a vivir de él, vivir dignamente y no
resignarse a la sobrevivencia; para esto si no hay talleres, esto se aprende en el
campo, y puede ser con lecciones no tan amorosas como las anteriores, habitamos
un país que suele dar las espaldas a sus artistas, es duro vivir del arte aquí y hemos
de desarrollar templanza y firmeza, en esta etapa quizá terminamos de definirnos
como titiriteros, pues los Títeres no se contentan con el tiempo que nos sobra, nos
reclaman íntegros y para ello es indispensable vivir de los Títeres y para los Títeres.
Esta etapa sirve de filtro, es quizá una de las pruebas más difíciles, una prueba de
coraje, pues implica renuncias, hacer frente a cuestionamientos y lidiar con la
Taller con Martín Molina,
grupo Tárbol teatro de Títeres.
Lima – Perú
Fotografía Martín Molina.

carencia encontrando el punto de equilibrio para que la necesidad no se imponga


sobre la sinceridad; en definitiva, es tomar una apuesta de vida.

Pasada esa etapa quizá ya nos sintamos graduados de titiriteros, pero viene
otra pausa necesaria … respira, respira … que el aplauso no te nuble la visión,
respira, respira … y volvemos a sentirnos pequeñitos de nuevo, toca domar la
soberbia, nuevas lecciones de la imprescindible humildad, quizá entonces podamos
entender que no hemos inventado nada, y así podamos sentirnos parte de algo
mayor, de un mágico tejido tramado hace miles de años, toca agradecer que el
camino que ahora transitamos fue labrado con mucho esfuerzo y amor por nuestros
anónimos ancestros, que no nos dejaron sus nombres pero si sus saberes, que los
desperdigaron como pistas y lo que hemos estado haciendo hasta ahora ha sido
encontrarlos, descifrarlos; y solo hemos accedido a un pedacito de todo ello,
entonces nos descubrimos nuevamente aprendices con un amplio horizonte
enfrente, un bello camino que recorrer para seguir haciéndonos titiriteros, siempre
con los ojos bien abiertos y el corazón dispuesto …

Quizá en algún momento entendamos también que nunca estuvimos solos,


que siempre tuvimos al lado a los más grandes maestros, que son tan grandes que
a pesar de estar totalmente visibles se nos muestran transparentes. Para mí los
mayores maestros del titiritero son los Títeres.

Martín Molina Castillo


Tárbol teatro de Títeres, Lima - Perú
titerestarbol@gmail.com
Artículo escrito en 2019 para la columna “Territorio Volátil”
de la página Teatro Club
Títere Tuerca realizado por Carlos Torres, fotografía Carlos Torres

Hace ya unos buenos años en la


televisión nacional se transmitía un
programa llamado: La tuerca, creo era por
el canal 5, su emisión era una vez por
semana. Era de humor, generalmente de
ese humor en que se les da por reír del otro
y no con el otro. Lo que me gustaba del
programa era la secuencia en que aparecía
un muñeco de papel que tenía una cabeza
de tuerca de seis lados, es decir, una tuerca
hexagonal.

El muñeco no hablaba. Lo que hacía


era moverse, agitarse, desplazarse. Se
escuchaban risas de fondo, de esas risas
grabadas. El fondo, es decir el escenario,
era totalmente negro.

Yo veía el programa con mi hermana.


Ella no gustaba de las secuencias de
humor. La verdad que eran muy sosos,
nunca entendíamos que causara tanta risa,
risas que escuchábamos como fondo en el
mismo programa. Mi hermana se
entusiasmaba con la aparición de la tuerca.
Solo eran segundos y creo por esas
secuencias nos enlazábamos al canal.

Un día al terminar la emisión, cogí un


papel, hice unos trazos, tomé unas tijeras,
entonces hice un muñeco: La tuerca. Se lo
presenté a mi hermana, y estuvimos buen
tiempo jugando con ese muñeco. Yo lo iba
desplazando sobre una mesa. Nuestro
Niñas y niños viendo la obra "Juancha y Mariacha" de Tárbol teatro de Títeres en la Casa Museo Joaquín López Antay, Ayacucho (Perú),
fotografía Juan Carlos Toro Velarde

muñeco se presentaba en secuencias de varios minutos, y sobre todo, no teníamos que


escuchar las risas grabadas.

Mi muñeco tuerca, era puro movimiento, era acción. Era gesto y actuación. Sí gestos.
Podía doblarse, y eso significaba cansado, o tal vez abatido. Si estaba contento, saltaba de
alegría, y si tenía apuro, pues corría. Yo era quien le daba movimiento, el que lo animaba. Mi
hermana era el público. No era necesario un acuerdo previo, ambos, titiritero y público
teníamos un acuerdo el cual se establecía al momento de aparecer el muñeco. Yo proponía
un personaje, mi hermana convenía en la existencia de un artista de papel y entonces la magia
acontecía, tal como ocurre con un titiritero y su público. El titiritero pone la parte de su habilidad
de imprimir movimiento a lo que no lo tiene, y el público acepta que ese movimiento es
expresión de verdad vital.

Hoy me pongo a escribir sobre La tuerca, y sonrío mientras digito las palabras. Mi
recuerdo revive momentos de disfrute, de instantes agradables. Dije: me pongo a escribir de
La tuerca, y pues tengo ya preparada una hoja, lápiz y tijeras, y empiezo con la construcción
del muñeco.

Carlos Torres
Narrador oral, Callao - Perú
Facebook: Carlos Torres (el narrador)
YouTube: Carlos Torres
El libro DE BANFIELD a México, es un libro de
crónicas de viaje que comprende el viaje de 12
años (1992- 2004) que
realizó Sergio Mercurio por América Latina.
En el año 99 vivió en Perú, alternando su
estancia entre la ciudad de Arequipa y Lima.
El libro está ilustrado en su totalidad por las
líneas de Nazca, sin duda la cosa más
maravillosa que he visto en América. En la
tapa, sobre relieve está una de las líneas de
Nazca que parece un espiral de doble entrada
cuando en realidad es un espiral hecho con una
sola línea
Elegí este dibujo porque es el que mejor
representa el espíritu de mi viaje. hice un viaje
en curvas para llegar hasta un centro, que
identifiqué como México, donde no me detuve,
sino que retorné creyendo que volvía a pasar
por los mismos lugares, pero ya no eran los
mismos, cuando llegué a mi lugar de partida y
yo habíamos cambiado. El espiral Nazca
representaba perfectamente lo que había
vivido.
A partir de haber volado sobre las líneas de
Nazca, creí encontrar una cultura que demostró
su poderío sin construir fortalezas. Me gustaría
ser recordado como uno de ellos

Perú Año 1999


Todo es inca, hasta la Coca Cola. Solo que esa bebida amarilla con gusto a chicle
que se llama Inca Cola pertenece a la Coca Cola también. Perú es un museo al que le
pusieron un país encima. Todo es anterior. O muy complicado. En el país centro del
imperio incaico, la cultura la maneja la Iglesia Católica a través de sus universidades y
centros culturales. Aunque te pase lo que pase, es un país que hay que conocer. Si elegís
lo que yo intenté, te va a costar un Perú. Las contradicciones son tan magnéticas como
sus bellezas. huaqueros* y guerrilleros, narcos y falsos incas, limeños y arequipeños,
seres simples y guachimanes**.
“¿Qué vas a comer en Perú?”, me preguntaba mi madre, “ahí la carne es muy frita”.
Era lógico lo que decía mi vieja, el único dato que le faltaba era que en Perú también
había vegetarianos, igual que en la Argentina hay otra cosa además de gauchos y tango.
Yo me quedé encantado con Arequipa; la primera noche dormí en un hostal colonial
y escribí en mi diario: “Esta ciudad es para ser viejo y tener una novia”.
–Mi papá te va a ayudar porque es masón –me dijo una chica que me vio en un
espectáculo. En ese momento yo no sabía qué era exactamente ser masón, pero me
parecía que podía ser alguien que combatía en Titanes en el Ring.
En Perú todo es irreal. Todo es corruptible. Todo oculta otra cosa. Todo está
clonado o más barato.
Un guachimán me prohibió entrar en la universidad donde iba a presentarme, me
pedía el carnet universitario y se negaba a girar la cabeza para mirar el cartel con el
anuncio de mi espectáculo para esa mañana. Pedí hablar con el rector y no me prestó
atención, tuve que llamar por teléfono para que me autorizaran a entrar a hacer el
espectáculo que ellos habían contratado. El masón era un buen padre, pero a mí no me
quería pagar; esta historia se repetiría en cada una de
las presentaciones que hice en Perú, con o sin masones, salvo en la que me consiguió
Cristi: ella me había visto un par de veces y estaba encantada con mi trabajo, quería
ayudarme de alguna manera. No tenía contactos en teatros, no conocía productores, no
participaba de ningún centro cultural; sin embargo, su tío era general del Ejército.Es la
tercera persona más importante del ejército peruano. Responsable de la tercera región.
–Ajá.
–Y bueno, yo puedo hablar con mi tío, él me ama.
–Ajá.
–Y le puedo pedir que organice una función tuya. Vos la harías para el ejército, claro que
te pagarían.
El general estaba sentado en su escritorio, un capitán me llevó hasta él y
permaneció parado con su gorro debajo de la axila. Me senté al lado de Marco, el abogado
novio de Cristi, con el que jugábamos al fútbol todas las tardes. El general me preguntó
cuándo podía actuar. Yo le dije que ese mismo día, me preguntó cuál era el costo y le
dije. Me preguntó si debía pagarme por adelantado. Le dije que no era necesario.
Entonces miró al capitán y pidió que marcara el número
telefónico del cuartel Bustamante. El general tomó el
teléfono y dio las últimas indicaciones: “¡A las cuatro de
la tarde! ¡Toda la tropa! ¡Un espectáculo de títeres!”. Del
otro lado solo se escuchaba: “Sí, mi general”,
“Entendido, mi general”. Entonces pareció que se
olvidaba algo importante, colocó el tubo en su boca
como para beber algo y casi gritó: “¡Y que se bañen! ¡Es
una orden!”. Después me miró totalmente imperturbable
y me dijo que el capitán me acompañaría. Que debía
estar a las tres de la tarde. A esa hora el sol caía filoso
sobre Arequipa. El volcán Misti dibujaba el horizonte con
nieve. Cuando me paré en la puerta del regimiento y
pedí llamar al capitán, el milico me miró desconfiado y
me pidió el documento, insistió en preguntas, y yo me
limité a decir que él me estaba esperando. Atravesé
el patio con mi pelo largo y mi bolso rojo. Me miraban
así como deben haber mirado los indios a Colón.
Llegué donde estaba el capitán, quien había destinado
Portada del libro "De Banfield a México" dos edecanes para que me ayudasen. Me llevaron a la
cancha de básquet y empecé a ordenar todo. Trajeron dos luces y una tela negra que
colgaron desde el techo.
La tropa entró marchando. Yo había comenzado a hacer mi calentamiento personal
y me sentía alegre, aunque no sabía por qué. Eran 300, unos 280 sentados en el piso uno
al lado del otro, de verde, preparados para la guerra, con la cabeza rapada y los ojos de
adolescentes.
Cuando yo salí hacia ellos con Bobi a mi izquierda, retrocedieron vergonzosos. Los
oficiales miraban la tropa desde los costados y ordenaban silencio de vez en cuando. En
los pasillos superiores se acomodaban los oficiales de más alto rango. La risa salía por
puñados, la mayoría nunca en su vida había visto teatro, no sabían si se podían reír, de
hecho, se reían más por ver a sus compañeros incómodos ante la cercanía de un muñeco,
que por lo que sucedía en la obra. El humor no fluía. En un momento caminé alrededor
de la masa y, al pasar al lado del capitán, Bobi le hizo la venia, el militar se quedó seco,
frenamos y el oficial repitió la venia. Rió
franco, la cancha de básquet se rió
entera con él. Estaban autorizados a
reírse.
Después todo corrió como uno
desea. Terminé y salí a saludar. La obra
se convertía en otra cosa en ese lugar.
Aplaudieron. El general me llamó para
felicitarme. Por mi forma de ser pensé
que debía decir algo más. Entonces tiré
mi pelo largo para atrás y hablé:
–Yo sé que soy un ser extraño ante
ustedes. Los artistas y los militares
somos dos extremos de algo. Me siento
feliz de haber trabajado aquí y de que
me hayan respetado. Quizás esa
distancia que tenemos exista porque no
nos permitimos conocernos.
No sé si dije algo más, pero una
emoción tomó cuenta de mi cuerpo. Un
cierto melodrama.
Marco me esperó hasta que
sacamos las telas, y salimos juntos tal
cual lo esperado. Yo salí inmenso. Esa
noche me perdí en divagaciones
morales acerca de la realización de un
mundo mejor y me quedé dormido
escribiendo encima de mi computadora.

* El guachimán es un guardia encargado de la seguridad privada, los hay en abundancia en toda


la zona andina. Su nombre deriva de una deformación del inglés, “guach” por mirar (watch) y
“mán” por hombre (man).
** Los huaqueros son los usurpadores de tesoros de la actualidad, la palabra proviene de “huaca”
que significa “ídolo, algo preciado”. Los huaqueros son los que encuentran cementerios y roban
los objetos con los que eran enterrados los muertos.

Sergio Mercurio
Tomado del libro “De Banfield a México” de Sergio Mercurio, Argentina 2004.
Texto de introducción escrito por Sergio Mercurio para esta publicación.
sergio.mercurio@gmail.com
Facebook: El jardín de Ui
Dibujo y fotografías tomados de internet.
Grupo “El Tenderete” - México
Facebook: El Tenderete
Caricatura de Tito Guzmán y la doctora Paulina del Río, en homenaje al día del médico
https://www.facebook.com/elipeque
Galeano sobre los Títeres 2
1910
La Habana

Escalerita al hombro anda el


farolero. Con su larga pértiga enciende
las mechas, para que pueda la gente
caminar sin tropiezos por las calles de
La Habana.
En bicicleta anda el mensajero.
Lleva rollos de películas bajo el brazo, de
un cine al otro, para que pueda la gente
caminar sin tropiezos por otros mundos y
otros tiempos y flotar en el alto cielo junto
a una muchacha sentada en una estrella.
Dos salas tienen esta ciudad
consagradas a la mayor maravilla de la
vida moderna. Las dos ofrecen las
mismas películas. Cuando el mensajero
se demora con los rollos, el pianista
entretiene a la concurrencia con valses y Ilustración recomposición de una escena de 'Viaje a la luna',
danzones, o el acomodador recita película de Georges Méliè, 1902.
selectos fragmentos de Don Juan
Tenorio. Pero el público se come las uñas esperando que en la oscuridad resplandezca la
mujer fatal con sus ojeras de dormitorio o galopen los caballeros de cota de malla, a paso de
epilepsia, rumbo al castillo envuelto en niebla.
El cine roba el público del circo. Ya no hace cola la multitud por ver al bigotudo domador
de leones, ni a la Bella Geraldine envainada en lentejuelas, refulgiendo de pie sobre el
percherón de ancas enormes. También los titiriteros abandonan La Habana y se van a
deambular por playas y pueblos, y huyen los gitanos que leen la ventura, el oso melancólico
que baila al son del pandero, el chivo que da vueltas sobre el taburete y los escuálidos
saltimbanquis vestidos de ajedrez. Todos ellos se van de La Habana porque la gente ya no les
arroja monedas por admiración sino por lástima.
No hay quien pueda contra el cine. El cine es más milagroso que el agua de Lourdes. Con
canela de Ceilán se cura el frío de vientre, con perejil el reuma y con cine todo lo demás.

Eduardo Galeano
Tomado de “Memoria del Fuego 3, El siglo del viento”
Siglo XXI Editores, 1ra ed. Argentina 1986.
El milenario TEATRO DE TÍTERES fue conocido en Lima desde fines del siglo XVI. En
1597 se formó una compañía que había armado un “castillo de maravillas” en el que aparecían
los Títeres o muñecos.

También está registrada documentalmente una exhibición de Títeres habida en 1630 en


los claustros del convento de San Francisco. Leonor Gondomar (1), titiritera española que, con
licencia otorgada por el virrey Conde de la Moclova, actuó en 1699 en el Coliseo de San Agustín,
no fue, pues, como se ha afirmado reiteradas veces, la introductora de los Títeres en el Perú.

Con estos remotos antecedentes, la actividad titiritera en Lima ha tenido considerable


número de cultores. Los del siglo pasado,
acostumbraban ubicar sus teatros portátiles en
solares o corrales distantes del centro de la
ciudad, en busca de públicos populares. Ñor
Manuelito, Ño Valdivieso y Amadeo de la
Torre fueron los titiriteros más renombrados.

Además del eco de su fama, poco es lo


que se sabe de Ñor Manuelito. Tres eran sus
representaciones semanales, la entrada
costaba un real y los asistentes – con un
promedio de 100 por función – portaban sus
asientos. Hacia 1830, Ñor Manuelito tenía más
de setenta años y era muy festejado por su
ingenio criollo y su habilidad para simular las
voces y los bailes de los muñecos.

La genialidad del mulato Ño Valdivieso


creó Títeres limeñísimos que alcanzaron
legendaria popularidad como Mama Gerundia,
Don Silverio, Perotito, Orejoncito,
Chocolatito y Misia Catita. Con ellos alegró a
millares de niños limeños de la segunda mitad
del siglo pasado, y hasta principios del actual,
Amadeo de la Torre, escultor, caricaturista y
bohemio cuzqueño, creó en nuestra capital un

Ño Valdivieso, dibujo Martín Molina


Dr. Guillermo Ugarte Chamorro, fotografía revista Caretas
No. 704 del año 1982

extraordinario conjunto de Títeres que funcionó desde


1933 hasta 1953. Los personajes más populares de
Lima de entonces, estuvieron representados en esa
maravillosa muñequería, y niños y adultos fueron
felices con las aventuras del Negro Betún, El Cholo
Timoteo y Don Amadeyo, Títere aficionado al licor y
protagonista de escenas que representaban el drama
personal de su creador.

En julio de 1971 se realizó el Primer Festival


de Teatro de Títeres organizado por la Escuela
Enrique Marquinza del Callao y patrocinado por el
Instituto Peruano de Teatro de Títeres que dirige
Felipe Rivas Mendo; en setiembre de 1972 tuvo lugar
en Lima el Primer Encuentro Nacional de Teatro de
Títeres; y en junio de 1988 se efectuó, también en
Lima, el Festival de la Marioneta Francesa con la
actuación de tres de las más importantes compañías
de marionetas de ese país.

Hoy los principales grupos titiriteros son Rivas


Mendo, Kusi – Kusi (ambos con giras y meritorios
premios internacionales) y Hermanas Marroquín, decanas de las titiriteras nacionales. Vicky
Morales de Aramayo, directora de Kusi – Kusi, preside la filial peruana de la Unión
Internacional de Marionetas (UNIMA) (2).

Recordemos, finalmente, al periodista Emilio Bobbio Alejos, director, en las décadas


del 40 y del 50, del teatro de títeres Santa Claus; a Humberto Morey y Carmen Morey, quienes
como integrantes del Teatro Universitario de San Marcos, en la década del 60 ofrecieron
gratuitamente innumerables funciones titiriteras; a Víctor Montesinos Aliaga, maestro primario
que ha dedicado amorosamente cerca de 70 años a las labores titiriteras con su animoso grupo
Monti; y a José Solari Hermosilla, gran marionetista y patriota peruano nacido en Arica en
1901 y fallecido en Lima en 1987. Solari desarrolló su actividad artística en nuestra capital y,
durante muchos años, en Puerto Rico, Cuba y Estados Unidos.

NR (1) El Apellido de esta titiritera es mencionado en algunos textos como Goromar o Godomar, o también
Gondomar como aquí, así mismo la fecha en que se presentaría en Lima tampoco coincide con las de otras fuentes
que la ubican en 1693 (Ricardo Palma), 1696 (Ella Dunbar).
NR (2) Esta referencia es equivocada pues Vicky Morales no fue presidenta de la filial o centro nacional de UNIMA,
en ese entonces no existía el Centro Nacional en Perú, pero Vicky si era miembro de UNIMA Internacional por lo
que más bien ella ejercía la representación de UNIMA en Perú.

Guillermo Ugarte Chamorro


Fragmento del artículo “El teatro escolar y el teatro de títeres en Lima” publicado en el Diario
El Comercio, el 6 de junio de 1989
La publicación especializada sobre Títeres en el país, se dice que es escasa, sin
embargo, en los últimos años ha empezado a tener cierta frecuencia, en una nueva e
interesante etapa, que podría decirse, fue abierta por el libro que a continuación paso a
reseñar.

“Entretíteres, dramaturgia, animación, libretos, confección” escrito por


Ángel Israel Barros Vargas del grupo Juglar teatro de Títeres, publicado en Lima por
Editorial Apogeo el año 2017; con apoyo de la
Gerencia de Cultura de la Municipalidad Metropolitana
de Lima; siendo esto último un logro muy importante
a destacar, pues el proyecto de edición fue ganador
de la convocatoria de publicaciones del programa
Cultura Viva Comunitaria de la Municipalidad de
Lima, lo cual da respaldo institucional a una
publicación sobre Títeres, lo que contribuye para
seguir visibilizando, posicionando y poniendo en
valor nuestro arte; del cual nosotros sabemos
perfectamente el enorme valor que tiene, pero
aún hay mucho que trabajar para conseguir una
justa valoración social.

Entrando ya propiamente al libro,


encontramos que es un libro eminentemente
práctico, digamos que sin dar muchas vueltas
y sin mediar complicaciones va directo al
grano, ofreciendo herramientas útiles para
quien quiera iniciarse en el arte de los
Títeres, o para quien desee echar mano de
él como técnica complementaria en diversas
actividades.

Todo ello sin dejar de lado el


espíritu titiritero, es así que empieza con
un breve, pero significativo relato sobre el
Ángel Israel Barros firmando libros después de la presentación en la Academia ADUNI de San Juan de Lurigancho,
Lima 11 de noviembre 2017. Fotografía Archivo Juglar Teatro de Títeres.

primer contacto del autor con los Títeres, una de esas anécdotas que entrañan un significado
especial pues marcan para toda la vida, y que al ser compartidas transmiten de manera
sintética, sencilla, directa y bella aquello que de otra manera podría demandar amplios
tratados; necesaria cuota sensible y personal; muy acertada como carta de presentación del
autor y como introducción a un mundo que es mucho más que técnica, recetas y fórmulas.

En esa misma línea, otro gran acierto y valiosísimo aporte del libro es la inclusión de
dos artículos sobre Amadeo De la Torre, referente fundamental de los Títeres en Perú; tenido,
hasta ahora, más como inaccesible figura mítica que como real personaje histórico, debido a
la imposibilidad de acceder a información sobre él, “Entretíteres” reproduce íntegramente dos
artículos periodísticos sobre De la Torre, testimonios directos que incluyen su propia voz, uno
de ellos aparecido en el diario “El Comercio” el año 1979 y el otro escrito por Manuel Jesús
Orbegoso publicado en la revista “Cultura Peruana” en 1953; documentos vitales para
aproximarnos a este histórico titiritero peruano, para conocerlo más terrenal a partir de sus
aportes y del contexto en el que le tocó vivir y morir; textos duros pero necesarios, que
transmiten los difíciles últimos tiempos de su vida, a la vez que ponen en realce su significación
y trascendencia en la cultura peruana de la época, rescatando así una de las más valiosas
páginas en la larga, compleja y no registrada historia de los Títeres en Perú, ubicándonos en
una línea de continuidad, que nos pone en contacto con nuestros ancestros artísticos,
honrándolos y agradeciéndoles el camino andado.
El autor y la mesa de comentarios, conformada por Carlos Villa Valle y Julio Abanto, en la presentación del libro
en la Academia ADUNI de San Juan de Lurigancho, Lima 11 de noviembre 2017.
Fotografía Archivo Juglar Teatro de Títeres

Luego, ofrece brevemente algunos conceptos necesarios de conocer, una mínima y útil
base para entrar de lleno al terreno práctico, partiendo de la definición de Títere de Bill Baird,
que, en mi opinión, es de la más acertadas.

La confección de Títeres la aborda a partir de dos técnicas y materiales diferentes, en


los que más se ha desarrollado el autor, Títeres de boca articulada ensamblados en espuma
flexible y revestidos con tela, y Títeres de guante modelados en papel maché. Esta sección,
más que abundar en la descripción, cuenta con un soporte gráfico importante a través de
patrones y esquemas muy útiles al momento de querer llevar a la práctica la confección; así,
paso a paso, de manera ordenada y sistemática, muestra el camino y orienta para darle cuerpo
a los Títeres. Los patrones están realizados a escala contando con una referencia visual que
permita una reproducción dirigida a las dimensiones deseadas. Este material bastaría como
guía para que quien recién se aproxima a los Títeres pueda concretarlos fácilmente, siendo un
punto de partida muy útil que lo encamine, luego, a lograr sus propios diseños y variantes.

De la misma manera aborda la confección de teatrines o retablos para Títeres animados


hacia arriba, en este caso, tomando como material tubos y uniones de pvc; el libro comparte
el diseño de una estructura de retablo tipo biombo con panel de fondo, sencillo pero funcional,
con una guía gráfica adecuada que facilite hacerlo paso a paso. Vale mencionar que Ángel
Israel es un apasionado investigador de estructuras para retablos, que de manera ingeniosa y
experimentación de por medio, ha resuelto problemas recurrentes en el diseño y armado de
retablos, logrando resultados originales que facilitan enormemente la instalación ofreciendo
mayor estabilidad, practicidad y a la vez reduciendo considerablemente el tiempo del armado;
estos modelos más sofisticados no son parte del libro y bien merecerían un volumen
exclusivamente dedicado a este tema, pues esta área técnica, con su correlato estético y
dramático, ha sido muy poco divulgada.

El libro incluye también algunos principios básicos de animación de títeres, esta parte
por su importancia quizá pudo desarrollarse más y en la misma se extrañó el acompañamiento
El maestro Ernesto Ráez comentando el libro al lado del autor, durante la presentación realizada en La Casona de Rick, en el
distrito de Breña, Lima 17de noviembre 2017. Fotografía Archivo Juglar Teatro de Títeres.

visual que hubiera facilitado el entendimiento de las nociones expuestas y servido de


acompañamiento para la realización de ejercicios llevando a la práctica lo expuesto.

Luego pasa a una sección dedicada a nociones y métodos para emprender la creación
dramatúrgica, que inicia con un extenso glosario de términos teatrales, que en principio podrían
verse innecesarios, pero luego se va entendiendo la necesidad de tener claras las ideas para
abordar la creación de libretos con proyección al montaje.

En cuanto a la dramaturgia propiamente, comparte dos técnicas para la elaboración de


libretos: la técnica PCETC (Personajes, Cuadros, Escenas, Texto, Corrección) para la
adaptación de cuentos al formato escénico, poniendo como ejemplo la adaptación de un
fragmento del texto narrativo “La Oscuridad” de Maritza Valle Tejeda; y la técnica de
Dramaturgia básica, que comprende la construcción del personaje, espacio, tiempo, escritura
y análisis de la acción, conflicto y orquestación de personajes. Aborda ambas técnicas de
manera esquemática y sencilla, apoyándose en ejemplos lo que facilita el entendimiento de los
procesos y de esta manera viabiliza llevarlos a la práctica. Cierra esta parte con seis libretos
para Títeres de autoría de Ángel Israel, algunos que ya han sido montados, así como otros
aún sin estrenar; incluyendo el celebrado y ya clásico, “El Fiel Manchas”.
La inclusión de estos libretos, viene a atender directamente una demanda real, amplia
y muy desatendida: la de libretos para Títeres; pues a pesar de que libretos de este género
escénico son requeridos no hay publicación específica que atienda esa demanda, de esta
manera “Entretíteres” responde a esa necesidad dándole un peso adecuado a esta sección.

Finalmente cierra el libro con otro acierto, dando un espacio a la palabra del Títere, a
través de un testimonio y cuento del querido Peluchón del Juglar, emblemático personaje del
grupo, celebrado presentador irreverente y díscolo, portador de un humor ácido y mordaz,
que cuenta con muchos seguidores. De esta manera, poniéndose en la piel del Títere, Ángel
Israel da un lugar a otra de sus pasiones: la literatura.

Dejé para el final, algo que bien pudo estar al inicio, la portada del libro, la cual contiene
una fotografía impresionante, una función del grupo de Barros presentando la obra “El fiel
Machas” para una comunidad enclavada en las alturas de los Andes, allí donde se vive y siente
más el olvido y la postergación, allí donde el arte que hacemos no llega ni por asomo, donde
el Estado hace alarde de indiferencia, donde niños y adultos nunca han visto Títeres, allí donde
es muy difícil llegar, no se cumplen requerimientos técnicos y hasta ´puede que abunden los
obstáculos para dar una función, pero una vez más los Títeres nos demuestran que todo lo
pueden, que no le corren a las cumbres escarpadas, sino que más bien dialogan con ellas y
hasta integran como cómplice al viento que pareciera sumarse para juntar a los Títeres y el
público; bella, poética y potente imagen que con su sola contemplación muestra el camino, las
posibilidades y la responsabilidad de empuñar un Títere.

Ya cerrando, puedo decir que este es un bonito, útil y necesario libro, seguro que puede
mejorarse, tiene algunos problemas de edición, pero eso no afecta ni desmerece el contenido.
Me alegró mucho la aparición de “Entretíteres”, pues en nuestro país no solo escasean las
publicaciones especializadas, sino que también suele escasear el compartir información y
conocimientos. Felicitaciones Ángel Israel y gracias por sumar desde esta iniciativa y
esfuerzo a la escena titiritera peruana, vamos avanzando desde todos los frentes.

Martín Molina Castillo


Tárbol teatro de Títeres, Lima – Perú
titerestarbol@gmail.com
Acaba de salir el libro “Oficio de Libres, del ancestral y contemporáneo arte de los
títeres”, obra del titiritero peruano Martín Molina Castillo, de la compañía Tárbol. Editado
por Tárbol, tras ser uno de los proyectos ganadores de
la Convocatoria 2017 de Sistematización de
experiencias y Publicaciones de Puntos de Cultura del
Ministerio de Cultura del Perú, es un libro importante
que llega para cubrir estos crónicos huecos que
existen en la bibliografía sobre títeres en
español. Martín Molina ha querido matar dos pájaros
de un sólo disparo y creo que lo ha conseguido con
creces: ofrecer a los que quieren iniciarse en el arte
de los títeres un texto a modo de manual
introductorio que sitúa al neófito en cuanto a la
historia, las técnicas, los usos y los procesos de
puesta en escena, prácticos y teóricos, y por el
otro lado, asentar las bases para un conocimiento
de la historia reciente de los títeres en Perú, con
profusión de entrevistas a algunos de los más
eminentes maestros del país.

La gracia del libro es sin duda alguna la


sinceridad con la que escribe el autor, que le
da un acusado tono personal, a modo de
testimonio vívido de la práctica del oficio de
titiritero, que él asocia a la Libertad. Hacer
títeres es aprender a ser libre, a vivir en
libertad. Un estimulante punto de partida, al
poner el arte titiritero en la vía del arte
verdadero, que siempre ha sido ir de por
libre y hacer lo que a uno le da la real gana.
Sólo así se abren al osado hacedor las
puertas de la creación, que si algo requiere es
tener las manos libres, aunque luego las reglas y la práctica del
oficio exijan atroz pleitesía y tozudo empeño.

El libro se divide en tres partes. En la primera, titulada ‘El arte de los títeres: nociones
básicas de la técnica hacia la estética enmarcada en la mística’, se entra de lleno en la gran
diversidad que existe en el campo del teatro de las figuras, los muñecos o los objetos
animados. Historia, técnicas, tradiciones, la animación -término preferido al de la manipulación-
Mesa de comentarios en la presentación del libro, de izquierda a derecha: Julio Vega, Felipe Rivas Mendo, Mary Soto,
Ernesto Ráez y Toño Quispe. Casa de la Literatura Peruana, 12 de enero 2018. Fotografía Juan Carlos Subias
, los materiales, los recursos varios… Y lo hace Molina desde una posición de compromiso
casi ‘visceral’ con lo que representa tener un títere en la mano, como bien señala el marco
‘místico’ desde donde se postula su práctica. Compromiso que también es ético y social, al
asociarse a las corrientes de regeneración moral de la política. Una apuesta de honestidad
radical y libertaria en una época como la nuestra, tan proclive a dejarse llevar por los
pragmatismos del todo vale y de la pequeña felicidad consumista.

La segunda parte, titulada ‘Tiempo, espacio y sociedad’, nos habla de lo que hay ‘al otro
lado’, el público, para plantear y defender que el arte de los títeres no es un asunto sólo de
niños, como mucha gente cree, sino algo mucho más amplio. Plantea las dificultades que
suelen tener los titiriteros que plantean obras para adultos, un tema que el autor cierra con la
pertinente cita de Goethe: Los títeres gustan a los niños y a las personas inteligentes.
Contiene también esta parte el importante capítulo ‘Los títeres como herramienta de
aplicación’, en el que Molina entra de nuevo en los aspectos prácticos y didácticos: los títeres
en la educación, cómo se los puede utilizar para el desarrollo de la creatividad del niño, las
sesiones escolares, etc.

Continúa el autor la segunda parte con el trascendental capítulo titulado ‘Un arte
tradicional en tiempos de vanguardias’, en el que se sitúa el arte de los títeres en el contexto
de las artes contemporáneas, un terreno en el que no sólo se encuentra cómodo sino que lo
catapulta hacia el futuro con una potentísima carga de energía procedente de las relaciones
que mantiene con temáticas fundamentales como son las de la Identidad, el Doble, el Otro, El
Límite y la Hibridación con otras artes, etc. Por ello, ve preciso Molina delimitar las fronteras
de lo que puede considerarse teatro de títere, muy abiertas y deslizantes.

Y remata esta segunda sección del libro con el abordaje de la realidad peruana, para
mostrarnos su riqueza y la acumulación de nombres que han dejado huella imperecedera en
la práctica local del arte. Una mirada que hace ‘a vuelo de pájaro’, como no podía ser de otro
modo, al tratar unos contenidos que por sí solos requerirían otro volumen como mínimo. Se
remonta al siglo XVI para ir subiendo en el calendario hasta llegar a la actualidad, donde nos
muestra una verdadera explosión de nombres y grupos.
Vale la pena citar al autor en esta parte para tener una idea de lo que estamos hablando:

Actualmente en Lima, capital del Perú, hay poco más de una veintena de grupos
dedicados exclusivamente, o como actividad principal, a alguna forma del arte de los títeres.
Estos grupos se mueven en espacios teatrales o alternativos y difieren en cuanto a
trayectoria y a continuidad en su labor. Los más antiguos son Kusi Kusi y Títeres Rivas
Mendo, con más de cincuenta años de actividad, y Circo de Marionetas, con más de
cuarenta años. Ya con un buen camino andado tenemos a Madero, Taller de Gnomos y
Hugo e Inés. Con un camino a medio andar están La Gran Marcha de los Muñecones, Mi
casa encantada, Tárbol, La Pájara Gorda, Gaia, Wagaytíteres, Concolorcorvo, Intipacha,
Pepito Ron y Tarpuy. De más reciente formación son Proyecto Mariposa, Juglar, Higuerilla,
Dany Titiritero, Manu Benites, Casa Voladora, Makisaurios, XT Laboratorio Teatral, Ñahui
Teatro, Correteando, Fobia de Marionetas, Cía. Miguel Ramírez, y algunos que quizá se me
escapen.

El centralismo en que vivimos también se manifiesta en el arte de los títeres. Si en


Lima es complicado dedicarse a él, tanto más en las regiones. Por ello, si nos vamos hacia el
interior, las cifras disminuyen, así como la sostenibilidad que los colegas pueden darle a su
accionar.

Ahora se están tendiendo puentes, pero aún hay una brecha que desconecta a los
titiriteros de Lima con los del interior. De entre los titiriteros del interior que conocemos, están
en actividad: La Padilla en Tacna; Marionetas de Cajamarca en Cajamarca; Títeres Amigos y

Presentación del libro "Oficio de libres, del ancestral y contemporáneo arte de los Títeres" en La Casa de la Literatura Peruana,
12 de enero 2018.
Fotografía Juan Carlos Subias
Una vista del público durante la presentación del libro en la Casa de la Literatura Peruana, 12 de enero 2018.
Fotografía programa Puntos de Cultura del Ministerio de Cultura de Perú
Mueca en Chiclayo; Olmo en Trujillo; Raurachkani en Huacho; Laboratorio Kintu, Luisito
Artista de Varieté y Ave Fénix en Ayacucho; Atrapasueños, Manicomio Rosa y Más Allá en
Huaraz; Cepillín en Ilo; Muchik viajando por la Amazonía; Zeus en Húanuco; Darte en Cusco;
el Molinete, Titiricuentos y la Cigüeña en Huancayo; Cronos en Arequipa; Tanit en
Huarochirí, y recientemente Títeres del sur en Puno.

También encontramos grupos de teatro o solistas para quienes los títeres no son su
actividad principal, pero los incorporan a su quehacer o han montado algunos espectáculos.
Estos son Mashara Teatro, la Escuela Experimental de Mimo y Títeres, Gestos, Waytay,
Yawar, Sasá Teatro, Carlos Torres, Rodolfo Gamero, Lunasol, Puckllay Pacha, Caballo
blanco escenográfica, Taller Ambulante de Formación Audiovisual, Psicopompo Perro Negro,
Julia Amelia Castro, Concientizarte y Educación, Protagonismo y Arte.

De otro lado, existen solistas que trabajan en buses o en semáforos generalmente con
rutinas cortas de títeres de hilos y aquellos que solo trabajan en fiestas infantiles. Ambos
están desconectados de la escena antes descrita y no se dispone de información sobre ellos
Dedicados más a la confección de títeres tenemos a Ramón Vilca de El Muki, Pedro Núñez
Soto y Diego Quispe Villanueva, este último en la ciudad de Tacna.

Larga cita que nos da una idea de la volcánica realidad titiritera del Perú.

El libro nos habla aquí de festivales, teatros, circuitos, problemas laborales y todo el
cúmulo de realidades de orden sociológico que atañe a la profesión, de una gran utilidad para
disponer de la necesaria radiografía, amplia y veraz, del sector titiritero en Perú.

La tercera parte del libro, Molina la dedica a varias entrevistas realizadas a algunos
titiriteros importantes del país, un apartado que él denomina Memoria Titiritera Peruana. En
concreto son: Gastón Aramayo, del histórico grupo Kusi Kusi; Jhonny Bravo, de la Compañía
Circo de Marionetas; Maruja García Naranjo y Estela Huamán, de Cactus; Marcela Marroquín,
de Marionetas Marroquín; Azucena Arrasco, de Títeres Amigos; Felipe Rivas Mendo, de
Títeres y Marionetas Rivas Mendo; Pepe Borja, de Paco Yunque; Mario Herrera Asín, de
Títeres Antarita; Juan Pablo Arrasco, de Títeres Pepín; La Gringa Inga, de Los Títeres de Inga;
y Vicente Correa.

Creo que esta parte de las entrevistas es fundamental para dar al libro de Martín Molina
una gravedad que complementa las dos primeras partes con un acercamiento profundo de la
dimensión humana de los títeres en el Perú. Son entrevistas que van derechas al corazón del
oficio y del entrevistado, y que nos hablan tanto de los artistas que responden como del mismo
entrevistador.

Y es que toca hablar aquí de la vertiente documentalista y reflexiva que Martín Molina
viene desarrollando desde hace años a través de la revista Mil Vidas, de la que es principal
redactor y director. Una publicación artesanal, hecha con las manos y con el corazón, un caso
insólito que cumple con las funciones fundamentales de testimonio y de reflejar la realidad de
lo que se cuece en Perú y en otras geografías de América Latina. ‘Oficio de Libres’ no se
entendería sin esta dedicación editorial continuada del titiritero de Tárbol, una labor de la que
habrá que hablar un día desde Titeresante con más extensión.

El libro acaba de ser presentado en su versión en papel en La Casa de la Literatura


Peruana, en Lima. Para conseguirlo, hay que escribir a la dirección de
Tárbol: titerestarbol@gmail.com. Un estímulo siempre bienvenido e indispensable para
quién pretende adentrarse en el fascinante mundo del teatro visual y de títeres, y conocer la
realidad titiritera en Perú.
Toni Rumbau
Artículo publicado en la revista virtual española Titeresante, 16 de enero 2018
http://www.titeresante.es/
https://www.facebook.com/rumbau
José Quevedo, titiritero venezolano ahora radicado en Portugal, dialoga con un Títere hace
15 años, hace 8 publica esas pequeñas conversaciones en el tweeter; reflexiones producto
de anécdotas, imaginación o encuentros con otros titiriteros, para José son trozos de alma.
A partir de este número les compartimos en nuestras páginas algunos de esos breves,
bellos, sensibles y profundos diálogos filosóficos sobre el arte de los Títeres, sobre la vida
misma … diálogos entre un Títere y un titiritero …

El Títere sonreía viendo al cielo,


veía cada nube y su sonrisa era luminosa, intensa.
El titiritero se puso a ver el cielo y se tomaron de la
mano.
¿Los ves? - preguntó el Títere.
¿Ver qué? - dijo el titiritero, intentando entender.
- Pues las millones de cosas que vamos a hacer...

El Títere estaba en un rincón, veía algo frente a él,


un afiche de una función.
El titiritero se acercó para saber que le pasaba, sí extrañaba
Algo, y el títere le respondió:
No, sólo estoy recordando la sonrisa en los ojos de lxs niñxs.
¡ Sólo eso!
Y entonces, ¿esto es la felicidad? - Preguntó el Títere
con lágrimas en los ojos.
No lo sé, solo sé que hay tranquilidad y hasta paz! - Respondió el titiritero con una sonrisa.
Al Títere le salieron dos tiritas de colores de los ojos,
las juntó y vió que juntas debían estar.

Cuéntame una historia – le pidió el titiritero al Títere.


El Títere dijo: no puedo contarte una historia,
Vamos, toma la maleta y formemos historias.
El titiritero tomó la maleta para nunca más dejarla.
José Quevedo
“Telba
Carantoña”, Venezuela / Portugal
carantona.teatro@gmail.com / https://www.facebook.com/jose.quevedo.127
Dibujos Armando Samaniego “El Tenderete” - México
Cuando alguna vez, entre en la
escuela Taller Municipal de Actores
titiriteros de Avellaneda, un simpático y
encantador” viejito” me dijo: Adelaaante!!
pase pase… esta es su casa!!
Con el correr del tiempo me fui dando
cuenta que esa no había sido una original
manera de recibirme, era su manera de
recibir. Y también con el tiempo pude
guardar la primera de las fotos que
albergaría mi alma de Elvio
“Toto”Villarroel.
Esa fue su primera impronta en mí, sin
entender nada me encontraba sentada, en
un lugar que recién conocía, con un viejo
que parecía ya conocerme, (¿??) por todo
lo que me decía, y entre mate y mate
hablando de la vida. ¡De la vida!!! ¡Si yo
vine a estudiar títeres señor!!
Y es que si, su encanto no dejaba
posibilidad a otra reacción que quedarse en
esta escuela.

El “ Toto” … .

Estoy en condiciones de asegurar que Elvio "Toto" Villarroel


no ha sido el mejor de los maestros en
cuanto a técnica se refiere, su desprolijidad,
su desorden ordenado, su libretita de direcciones de unas hojas sueltas inconexas,
perdidas…. por momentos era gracioso, y por otros la verdad que no. Tampoco fue fácil al
momento de trabajar con él. Pero si a pesar de su tozudez y las discusiones, ofrecía algo
importante: el dialogo.
De todas maneras, y ante muchas críticas hacia lo que a la técnica se refiere, es
indudable para mí su marca y galardón de mejor maestro en lo más sutil y profundo del arte
de los títeres. La esencia. Su alegría. Su corazón. Su búsqueda incesante de la alegría a
pesar de todo.
Hola Toto como andas?…Cada vez mejor era su respuesta
Divertite, te decía atrás del retablo, Si nada te pasa a vos, si vos no la pasas bien, nada
va a sucederle a los títeres y por ende nada sucederá. Parecían hasta infantiles estas
palabras. Esto retumbó mucho tiempo en mi cabeza, sin terminar conscientemente de
aprehenderlas.( Genial!! ¡Si todas las personas pudiesen conectarse con su hacer, con su
profesión desde ese lugar!!) Se entendía claramente, pero no era fácil. Es que era mucho lo
que pedía…y a la vez era tan simple y tan poco. Despojarse de todo lo aprendido para poder
entregar lo que el público estaba esperando…. Ahí sentadito…...la magia.

Con esto no estoy diciendo que No a la técnica, ni al mejoramiento y crecimiento del


arte del títere… Hablo de Sumar….
Recuerdo, sus saludos al ingresar a clase, ¡eran buenísimos!! Siempre fueron cargados
de energía: ¡Hasta mañana!! que le vaya bien!! gritaba desde la puerta de la escuela. Y
por y para cada uno de nosotros había un saludo, una palabra de fuerza, o de aliento.
Claro es fácil hablar lindo cuando las personas ya no están, pero de “Toto” no es que es
fácil, sino que siento que “ES” y hoy lo necesito más que nunca.
Creo que quienes tuvimos la oportunidad de compartir algún camino con él, nos llevamos
de regalo muchas cosas, poemas, marionetas, vinos charlados, y entre ellas la importancia
del trabajo en grupo sin competencia, nada más ni nada menos.
Eso es el Toto para mí, y esto es lo que es para mí la escuela de Avellaneda, espacio
que me ha formado con todas sus deficiencias, y que considero que la escuela no debería
olvidarse nunca por más cambios curriculares que se postulen.
inicio,
esencia,
naturalidad,
gentileza,
sonrisa con grandes anteojos negros,
trabajo en grupo
alegría,
espíritu generoso,

Toto Villarroel, dibujo Ardri Sobrero


responsabilidad

amor profundo por lo que uno hace.

amor profundo por la vida.

Gracias “viejo” vos sabes igual


que estas en cada una de mis funciones,
y en cada uno de mis títeres.

13 de Julio del 2005,


Noche de luna cuarto creciente acostada, en la que descansaba sobre ella una estrella.

Ardri Sobrero
Grupo “Agarrate Catalina”, Argentina.
https://www.facebook.com/ardri.sobrero
Mil Vidas
Historia de papel …
“Los sueños se hacen a mano y sin pedir permiso” (1)

El primer número vio la luz el


21 de marzo de 2004, en medio de las
actividades que entonces
organizábamos por el día mundial del
Títere en Lima Perú, sin embargo la
idea ya venía de tiempo atrás, no
recuerdo exactamente cuándo pero sí
recuerdo que fue en Titerenet donde
descubrí que había un fanzine
argentino sobre Títeres llamado
entonces “Fardón”, eso se sumó al
recuerdo de un boletín sobre Títeres
de único número editado por el grupo
peruano de teatro “Yawar” que llegó a
mis manos en fotocopia. Con todo eso
me entraron unas ganas enormes de
hacer un fanzine dedicado a los
Títeres. Conocía a los fanzines de la
contracultura subterránea limeña en la
que no eran escasos sobre todo los
dedicados a la música; siempre me
sedujo ese hacer por el sólo querer
hacerlo, sin mediar condicionamiento
o limitación alguna desarrollando una
herramienta absolutamente
independiente para la comunicación.
Esto calzaba plenamente con el
espíritu rebelde de los Títeres: qué
mejor manera y medio para hablar
sobre ellos.
Todo, además tenía como
motivación, última y primera, el
enorme vacío de información sobre el
arte de los Títeres en Perú, vacío que
padecí cuando empecé a hacerme titiritero, me fue muy difícil acceder a información y
supuse que otros podrían encontrarse en las mismas; así, las fuerzas cósmicas confabularon
y convergieron idea, necesidad y motivación, entonces decidí hacerlo.
Los fanzines son “publicaciones no
profesionales producidos por seguidores de un
fenómeno cultural particular para el placer de
otros que tienen los mismos intereses”(2), son
hechos a fuerza de ganas y sacándole la lengua
a las carencias, llenando sus hojas de lo que a
uno le provoque sin restricción alguna; eso es lo
que quería para divulgar, aunque sea en chiquito,
las andanzas y sentires de Títeres y titiriteros,
para que aquellos que están dispuestos a
sumergirse en este mundo maravilloso no se
sintieran tan solos, para que aquellos que quieren
saber algo pudieran acceder a retazos de
información; lo pensé para ellos, para iniciantes y
para público que quiere ir más allá de la platea; a
los titiriteros ya encaminados los veía con
intereses un tanto lejanos a esas humildes
páginas, pues debían ser humildes por ello
también el formato, por ello nunca lo llamé
revista.
Le puse por nombre “Mil Vidas”, sin
pensarlo mucho me vino de una y me gustó,
porque los titiriteros estamos rodeados de vidas
que circulan entre nuestros dedos para alojarse en
los cuerpos que eligen, homenajeamos a la vida
desde lo aparentemente inerte, le cantamos a la
vida en nuestras historias, vivimos rodeados de
sueños plagados de vida, miles de vidas que
circulan por cada fibra de nuestra existencia … no
quise llamarle fanzine por mi rechazo a la
impositiva lengua del imperio, pero sin embargo
eso era y para no usar el término lo llamé
simplemente “publicación artesanal dedicada a
los Títeres” … Y así quedó listo para echarse a
andar.
Aunque en aquellos tiempos tenía mayores
aspiraciones al trabajo colectivo, a “Mil Vidas”
siempre lo concebí como algo individual, solitaria
y tiránicamente mío, imaginaba que el tomar
decisiones en grupo implicaría retrasos mayores,
además quería hacerlo enteramente a mi gusto y
necesidades, concibiéndolo en principio como
algo que quisiera tener en mis manos para luego
compartirlo pero antes que nada tendría que
satisfacerme a mí, por ello ni siquiera lo plantee
como un proyecto de mi grupo sino enteramente a
título personal. A estas alturas, años y números
adelante, estoy convencido que fue la mejor manera
de hacerlo viable. Y si bien está concebido como
proyecto personal eso no excluye la participación de
otros, por el contrario, intento propiciarla y desde los
inicios abrí las páginas a quien quisiera poblarlas de
lo que fuera, mientras esté referido a los Títeres.
Tiene una estructura bastante flexible y sólo
referencial: Una portada, siempre un dibujo y
siempre hecho para la publicación pedido a algún
titiritero u otro que tenga alguna relación con los
Títeres, y aunque siempre tuve ganas de hacer uno
me postergué hasta que no tuviera a quien pedirle,
de preferencia estaría hecho por otros; el primero
se lo pedí a Eduardo Calvo (quien tuvo un fugaz
paso por Tárbol), cuya decadente estética me
parecía ideal para abrir a “Mil Vidas” como fanzine,
luego pasaron por allí Daniel Huarocc
(Concolorcorvo), David Olaya (La Pera), Julio César
Tuesta (no titiritero pero pasado por un taller de
Kusi Kusi), Tomás Temoche (Yawar) con el único
Collage, también yo (tenía un dibujo y ya no
aguantaba las ganas de hacer una portada) , luego
otro de Tuesta, Edgar Quispe (ex Tárbol), Toño
Quispe (Infinito Por Ciento), Mauricio Terrazas (Títeres Tulum) y Pauli Vidal (Lo Tïtere).
En las páginas interiores van textos diversos
sobre los Títeres: artículos de opinión, históricos,
teóricos, técnicos, investigación, cuentos, poemas,
comentarios de espectáculos, obras, entrevistas y lo
que fuera mientras tenga relación con los Títeres,
sin límites de extensión ni de forma, y aun sin que
tenga que gustarme o estar de acuerdo con lo que
se dice (cosa que hasta ahora no ha pasado).
Las entrevistas son una sección vital y
urgente, destinadas a los titiriteros mayores en
actividad o retirados, de preferencia aquellos que no
tienen mayor exposición en el medio titeril y claro
con prioridad a los peruanos o aquellos que han
desplegado su trabajo en estas tierras, para rescatar
sus aportes, sus vivencias, sus sentires, sus
palabras y contribuir a hacer un modesto registro del
trabajo de quienes nos precedieron; son entrevistas
amplias respetando la extensión, la forma y el
lenguaje que le dan los entrevistados. No alcanzó a
salir una entrevista en el primer número pues tenía
fecha de salida y el tiempo jugó en contra, a partir
del segundo fueron regulares pasando por nuestras
páginas Vicky y Gastón (Kusi Kusi), Jhonny Bravo
(Circo de Marionetas), Estela Huamán y María Angélica García Naranjo (Cactus), Marcela
Marroquín (Marionetas Marrokín) y a partir del sexto número se quebró la línea peruana pues
en este vino una entrevista a Guillermo Bernasconi editor del ahora “Fardom”, que habiendo
sido inspiración para Mil Vidas no podíamos dejar pasar la oportunidad de entrevistarlo, y en
el séptimo al maestro Eduardo Di Mauro que estando de paso por Perú igual era una gran
oportunidad, en el octavo no hubo entrevista en el papel, cambió de formato pero luego
pasaremos a ese tema, de aquí para adelante retomamos con titiriteros peruanos: Azucena
Arrasco (Amigos), Felipe Rivas Mendo (Títeres y Marionetas Rivas Mendo) y Pepe Borja
(Paco Yunque).
El resto del contenido en parte es original elaborado para la edición, otros
reproducciones, pocas veces ofrecido por alguien, generalmente solicitado por mí, de paso
que así se promueve la producción de textos sobre los Títeres, la mayoría de los
colaboradores son peruanos como Raúl Narrea (Wagaytíteres), Mauricio Terrazas (Títeres
Tulum), Antonio Quispe (Infinito Por Ciento), Vicky y Gastón (Kusi Kusi), Carlos Torres,
contando también con colabores extranjeros como Ricardo Lista (La Sambayonesa –
Argentina), Sergio Herskovitz (Payasíteres – Chile), Ignacio Larios (La Cucaracha – México),
Alejandro Jara Villaseñor (Tiripitipis – México/Venezuela), Toni Rumbau (Titeresante –
España), entre otros compañeros que generosamente alimentan nuestras páginas. Yo
también escribo y no poco, a veces porque quiero, por necesidad de decir, otras porque hay
algún tema necesario y nadie lo aborda.
Una sección que salió en el camino es “La Kachiporra” , que tomando el nombre del
arma por excelencia del Títere de guante, pretende ser un espacio para cantarle sus cuatro
verdades a aquellos, personas o instituciones, que chocan contra nuestro arte o nuestros
compañeros, los cuales no son escasos y fácilmente se llenaría una publicación sólo de
Kachiporras, pero vamos con los más saltantes, la idea era que cualquiera pudiera tomar
esta sección pero hasta ahora nadie más se atreve por lo que sigo de reincidente por allí.
Algo que se ha ido sumando sin ser propiamente una sección, porque además
desearíamos no tener que hacerla, son las reseñas a modo de homenaje a los compañeros
que parten a la gran gira cósmica; no tendría nada de malo la natural partida, pero
lamentablemente muchas veces se da en medio de una ingratitud indignante tras toda una
vida de contribuir a la sociedad a través del arte, páginas dolorosas pero necesarias que nos
toca escribir.
No todos los textos y/o
imágenes son producidas
directamente para “Mil Vidas”, otros
son tomados de libros, revistas o el
ciberespacio, generalmente con el
pedido de la respectiva autorización a
menos que el autor haya fallecido o
nos resulte inubicable, pero eso si
siempre citando la procedencia, podrá
ser piratería pero respetuosa y se hace
porque creemos que la información
está hecha para circular más aún si
ésta es valiosa; así hemos reproducido
en entregas el invalorable artículo
“Una tradición olvidada: Los Títeres”
de Javier Montori, el clásico “Los
Títeres” de José Gálvez o los
maravillosos poemas de Elvio Toto
Villarroel.
Si bien Mil Vidas pone énfasis
en el quehacer titiritero peruano no
excluye lo que hacen hermanos de
otros países, no hay razón para tal, las
fronteras no tienen lugar entre
nuestras páginas; pero si hay que
considerar que la publicación responde
también a la necesidad de divulgación
de la escena titiritera peruana, una
escena muy interesante, productiva y
valiosa pero poco conocida y menos
difundida.
En cuanto al financiamiento, la
demanda en términos monetarios es
tan pequeña que puedo cubrirla yo
mismo y así está todo resuelto; el original es impreso en computadora y el resto de
ejemplares son reproducidos en fotocopia, además de gustarme el resultado, así se puede
sacar un tiraje mínimo, con una proyección más o menos real, lo que se cree posible a
circular: generalmente 50 ejemplares, con la posibilidad de sacarse más cuando fuera
necesario y sin mayor
complicación. ¡Ah! y me tomé
enserio lo de artesanal y dados
mis escasos conocimientos
informáticos el cortar y pegar
tuvieron que hacerse literales a
mano con tijeras y pegamento de
por medio, cuadrando así cada
página, a veces también los
dibujos o fotografías, y le
encontré un gran gusto a esa
precariedad, que si bien suma
bastante trabajo por eso mismo
se convierte en un acto de amor
y una especie de ofrenda.
Más de una vez se planteó
la idea de buscar financiamiento,
pero me negué a ello y me
seguiré negando, iría en contra del espíritu de la publicación y me niego a cualquier
posibilidad de condicionamientos, y además no es necesario, es perfectamente viable
hacerlo como lo estoy haciendo, la rusticidad del resultado es parte de su identidad y en
verdad me gusta mucho hacerlo de esta manera.
La demanda de trabajo si es otro tema, otro gran tema, es algo que asumo solo y
aunque al comienzo me parecía sencillo ahora veo
que no era así, es sumamente demandante desde
la concepción del siguiente número, pasando por
su conformación, solicitar, buscar o elaborar los
textos e ilustraciones, cuadrarlos, ensamblarlos, en
fin, es algo que pensé tomaría unas semanas pero
sin embargo se prolonga por meses o más, al
comienzo era más sencillo, había menos material
el primer número tuvo veinte páginas, pero fue
creciendo y hemos pasado las ochenta; todo eso
hace que su aparición sea incierta, al inicio pensé
que podría ser bimensual pero ha habido brechas
hasta de varios años entre un número y otro; cada
vez que termino uno creo que el siguiente podrá
estar en unas semanas pero la realidad me
despierta crudamente y me encuentro con que no
es así. En los últimos tiempos aspiraba a sacar un
número por año, pero han sido etapas de otros
proyectos muy demandantes, por lo que le dejo
absoluta libertad para que llegue cuando tenga
que ser. Así mismo no hay límite de páginas, eso
está en función al material con el que se cuenta.
A partir del octavo número dejamos de
hacer las portadas en fotocopia pues tenía para
ese número un dibujo lleno de sutiles detalles que la fotocopia devoraría, estando ya escaso
de dinero llegó la propuesta de María Laura Vélez, mi compañera de vida y trabajo, para
financiar la portada en imprenta y
ante tan generoso y sincero
ofrecimiento lo acepté y lo tomé
como auspicio, así saqué esa hoja
en imprenta y papel couché, quedó
bastante bien por cierto y ya que se
prestaba para imágenes, en las
correspondientes páginas interiores
agregué una nueva sección
destinada únicamente a fotografías
para compartir esos instantes que a
veces vale la pena eternizarse por lo
que trasmiten en esa milésima
de segundo. Me gustó el resultado,
así que quedó y los últimos números
impresos salieron con portada en
imprenta y papel couché.
A partir del número 8 también
se produjo otro cambio y es que “Mil
Vidas” empezó a salir como proyecto
de mi grupo “Tárbol teatro de
Títeres” que en realidad es mi
proyecto de vida y ya que en parte
debido a esta publicación lo
descuido de cuando en cuando,
entonces me auto justifico
vinculándolos, pero al margen de
ello se mantiene la dinámica de
trabajo y toma de decisiones
individual.
Hasta ahora he estado
tratando sobre el emisor, pero esta
es una aventura comunicacional por
ello debe haber receptor(es); ese es
otro gran tema, que ya se vincula
con los mecanismos de circulación y distribución y desde luego con la demanda; si, vaya que
es otro gran tema. Desde el primer número me negué a la idea de distribución gratuita para
que llegará a manos interesadas y no al que lo toma como lo haría con cualquier volante que
tuviera enfrente, pero tampoco tenía intenciones y es más rechazaba la idea de ganar dinero
con este material; primero porque lo veía inviable, no sería proporcional el esfuerzo a la
expectativa, y luego porque no lo veía correcto en tanto los colaboradores ceden
gratuitamente sus textos e imágenes. Se puso un precio de venta para cubrir los gastos de
reproducción e intentar cubrir otros gastos, fue muy bajo empezando en S/. 1 (un nuevo sol
moneda peruana) y conforme creció en páginas y en gastos fue incrementándose, pero
nunca significativamente; también subió un poco para que lo adquirieran quienes realmente
les interesa.
De los 50 ejemplares de primera reproducción algunos van obsequiados a los
colaboradores (lo mínimo que podría
darles), otros a gente muy cercana,
familiares entusiastas que lo atesoran
pero siendo realistas ni siquiera sé si
lo lean, unos pocos son comprados y
algunos otros los regalo a colegas en
festivales; hace algunos números
tomé la decisión de no regalar un
ejemplar más … no me parece bien,
prefiero que le llegue a alguien que
muestre interés en él, pero recaigo y
quiero que lo que hay allí adentro sea
leído y vuelvo a regalar algunos,
espero ahora ser más firme con eso,
ha de llegar a quienes
verdaderamente lo quieran, y para
ello que lo busquen y paguen esa
mínima cuota por él, es como darle
dignidad a todo el trabajo entregado.
Ese punto flaco, el receptor, no
deja de ser desalentador, frustrante y
más de una vez me ha mandado a
pensar si vale la pena hacer esto,
darle todo lo que le doy para una
respuesta tan escasa; siempre supe
que no sería algo masivo, que no
circularía por miles, pero tampoco
pensé que la respuesta fuera así, y
sí, claro he decidido varias veces no
hacerlo más, pero luego recuerdo
que en principio lo hago para mí y
que además hay unos cuantos allí
esperándolo, eso justifica todo el
trabajo, llegará a quienes tiene que
llegar, la necesidad de la existencia de “Mil Vidas” no tiene que ser proporcional a la
demanda, después de todo estamos moviéndonos en terrenos de los sueños, esos que se
hacen a manos y sin pedir permiso.
Otro punto flaco, flaquísimo es la retroalimentación, de todos esos a que les llega es
rarísimo recibir comentarios, opiniones, sean positivos o negativos, pero por lo menos que
permitan saber que algo se leyó, termina siendo comunicación de un lado.
En paralelo a la escasa demanda local se presenta una igualmente pequeña pero
entusiasta demanda internacional, imposible de cubrir pues no contamos con los
mecanismos de distribución internacional, aunque en nuestras giras se cuelan ejemplares.
Presentación de los números 10 y 11 de Mil Vidas, en la Casa de la Literatura Peruana, Lima 8 de diciembre
2015, fotografía Amancio Guillermo Caballero

Líneas arriba hice mención a la ausencia de entrevista impresa en el número 8, pero


sólo impresa, es que ese número salió acompañado con una entrevista en video, a la que
nos atrevimos a llamar “video documental”, que partió de un material en video que hicimos
sobre Vicky Morales de Aramayo (Kusi Kusi) para el Festival “Títeres en femenino” que
organiza el Centro de Documentación de Títeres de Bilbao el año 2010, en que a Vicky le
fue otorgado el premio Mariona Masgrau, ese material quedó y con él la inquietud de que
fuera más visto, y así surgió la idea de, sin dejar el papel, pasar también a otro soporte y eso
desembocó en “Vicky Morales de Aramayo, titiritera alas al viento …” el primer número de lo
que llamamos “Video en Rústiko, tras la huella titiritera” otra aventura comunicacional como
una extensión de “Mil Vidas” para documentar y divulgar el trabajo y aporte de los maestros
mayores del teatro de títeres en Perú; el video puede verse en youtube. El segundo número
debía estar dedicado a la maestra Marcela Marroquín pero lamentablemente partió antes de
que pudiera concretarse, años después hicimos uno más dedicado al maestro Jhonny Bravo,
que se encuentra en una larga etapa de post-producción bastante larga por cierto,
esperamos que pronto vea la luz.
Una posibilidad de “evolución” harto recomendada hace mucho, fue pasar al formato
digital; eso nos habría liberado del gasto de reproducción, que aunque mínimo igual es un
gasto, y sobretodo facilitaría el acceso al material pues no habría limitaciones espaciales, si
es cierto esto último, pero me encanta el papel, me gusta mucho la presencia física y me
negué todo lo que pude a que nos devore el ciberespacio, aunque hace un tiempo estuve
contemplando la posibilidad de digitalizar y subir a la red los números más antiguos, con
muchos años de diferencia a su aparición en físico; eso quedó en una posibilidad aún
pendiente, y en ello llegó la pandemia ya con el número12 casi listo para imprimirse; era un
tiempo que planteaba cambios y renuncias y eso me dejó solo a un paso de este: el primer
número digital, encontrándome ahora en un mar de incertidumbre, el siguiente inmediato
también será digital, de allí para adelante aun no lo sé, esa es una historia que empieza a
escribirse.
Mesa de comentarios en la presentación de Mil Vidas 10 y 11: Felipe Rivas Mendo, Concha de la Casa y Carlos
Torres, Casa de la Literatura Peruana, 8 de diciembre 2015, Fotografía Amancio Guillermo Caballero.

En verdad esta aventura de hacer Mil Vidas está siendo por sobretodo gratificante, el
enfoque y las aspiraciones puestas en ella hacen que en el balance termine siendo así, y
desde luego las satisfacciones exteriores no han sido escasas, tampoco abundantes, pero sí
de tal trascendencia que justifican pasarse esta y otras vidas haciendo ese trabajo; quedan
para el recuerdo momentos como aquel cuando el maestro Felipe Rivas Mendo se tomó el
trabajo de ir a un Centro Cultural, lejano a su domicilio, para comprar un ejemplar de Mil
Vidas, pagando por él con una gran sencillez y con gratísimos comentarios; cuando estando
en la casa de Tito Guzmán, en Santiago de Chile, encontré en su biblioteca algunos de los
primeros números de Mil Vidas; cuando el maestro Mario Herrera venía a Lima desde
Huacho, una provincia del norte chico, para comprar los números conforme iban saliendo,
por ello le obsequié el número 6 al encontrarnos en un evento en Lima, en medio del trajín
me pidió que se lo dedicara, le dije para hacerlo luego, pero me insistió diciéndome “tiene
que ser ahora”, pocos meses después falleció; cuando el gran Tomás Temoche me pedía
ejemplares para llevarlos a las Muestras de teatro Regionales y Nacionales, y a los festivales
de teatro escolar y a poco me escribía entusiasmado contándome que se había agotado
inmediatamente; otro momento muy especial fue cuando estando en la casa de Guillermo
Bernasconi en Buenos Aires me mostró su colección de revistas de Títeres y entre ellas
estaban casi todos los números de Mil Vidas, allí en manos de quien había sido mi
inspiración …
Otro hecho significado, fue la hasta ahora única presentación, digamos, formal que se
hizo de Mil Vidas. Ya era inminente la aparición de los números 10 y 11 juntos, y ante tal
“acontecimiento” a María Laura Vélez se le ocurrió hacer una presentación en La Casa de la
Literatura Peruana, se pensó en ese espacio pues es un lunar de buenas prácticas culturales
en la administración pública del país; la fecha coincidió con el paso por Perú de Concha de la
Casa directora del Centro de Documentación de Títeres de Bilbao, referente fundamental de
la publicación de material especializado en títeres en castellano, por lo que ella junto al
maestro Felipe Rivas Mendo y Carlos Torres conformaron la mesa de comentaristas. Fue
además muy gratificante contar con varios colegas, amigos y público interesado en los
Títeres
Sí, tengo muchas razones para seguir haciendo esto, no es sólo un ejercicio
personalista, es un profundo deseo de aportar a nuestra escena titiritera desde otra
instancia, de comunicar, de divulgar, de decir, de mostrar ese ángulo que no se ve desde el
escenario, de honrar a los nuestros … cuando he releído los últimos números me he sentido
muy complacido, me gustaron y mucho, me supieron a nostalgia, a sinceridad, a emoción, a
sentimiento; definitivamente es más que papel, lo siento en mis manos, lo veo … palpita …
está cargado de espíritu(s) …
Vayan estas vidas y las que vienen como un modesto homenaje a todas las mujeres y
hombres que dan lo mejor de sí para, desde este maravilloso arte y oficio, seguir luchando,
construyendo sueños a mano y sin pedir permiso.

(1)Tomado de un grafiti que parafrasea una línea de Silvio Rodríguez


(2) Fuente Wikipedia
Martín Molina Castillo
Tárbol teatro de Títeres, Lima – Perú
titerestarbol@gmail.com
Versión corregida y actualizada del texto escrito para “La Hoja del Titiritero” (segunda etapa), boletín
electrónico de la Comisión para América Latina de UNIMA Número 30, aparecido en julio 2014
Imágenes: Portadas de “Mil Vidas” No. 1 al 11, portada de “Video en Rústiko” No. 1

Con colegas que asistieron a la presentación de Mil Vidas 10 y 11 en la Casa de la Literatura Peruana, 8 de
diciembre 2015, fotografía Guillermo Amancio Caballero.
Gigante del grupo Yawar participando en el VII Encuentro con los Títeres por el Día Mundial del Títere,
organizado por Anaracos Colectivo de Titiriteros, en la Asociación de Artistas Aficionados, Lima. Marzo 2010.
Fotografía Carla Acrich.

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