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El libro llegó además en esos años que podrían llamarse de la “expansión” de nuestro
grupo Tárbol teatro de Títeres, cuando tocó hacer montajes de gran envergadura, proyectos,
giras, apareciendo una cosa tras la otra; ¿generación espontánea?, en realidad todo el
trabajo entregado incansablemente desde 1999 bastaría para entender que eso podía llegar;
y fueron buenos tiempos, trabajando en mejores condiciones, sin ponerle techo al impulso
creativo, sin tener que ceder un milímetro en nuestras convicciones (vaya privilegio. Buenos
tiempos, pero al mismo tiempo muy exigentes, si pues “los sueños se hacen a mano y sin
pedir permiso” pero además con muchísimo trabajo.
Durante mucho tiempo me negué a la posibilidad de una edición digital, sin embargo,
ahora esta coyuntura no me hacía viable ni útil la opción impresa; por lo que, al principio a
regañadientes, tomé esta alternativa. Contra lo que esperaba, en el proceso me entusiasmó
el rumbo que iba tomando, encontrando posibilidades diferentes; quizá no mejores, quizá no
perores, simple y alentadoramente diferentes; por lo que además de este número, el
siguiente también verá la luz en digital. Luego aún no lo sé; una lección que me dejan estos
tiempos es la importancia de la apertura y la flexibilidad, con desapego a esquemas rígidos.
Alzamos un pequeño
pero amoroso fueguito
acompañando respetuosamente
a quienes partieron,
pensando a los que están pasando
momentos duros;
aunque la penumbra sea grande y fuerte,
siempre tendremos la posibilidad
de abrirle un espacio a la luz.
Seamos un mar de fueguitos,
que convoque lo bueno,
que construya esperanza,
que calme el dolor,
que aliente los sueños …
--- En esta Vida --------
Portada: La Machi
Dibujo de Esteban Herskovits
Un titiritero no muere
Juan Rodríguez …………………………………………………. 8
Hacerse Titiriter@
Martín Molina Castillo ……………………………………………. 114
La Tuerca
Carlos Torres ………………………………………….………….. 119
Sergio Mercurio en su paso por Perú
Sergio Mercurio ……………………………..………. 121
Gráfica Titiritera
Armando Samaniego, Eli Guzmán y Leonel Colina … 125
El Cine
Eduardo Galeano……………………………..……….. 127
Trozos de alma
José Quevedo …………………………………………. 140
Juan Rodríguez
“Paralamano” Sucre – Bolivia
Dibujo Juan Rodríguez
paralamano@hotmail.com
“La revolución de los títeres puede comenzar. ¡Adelante!... “
Luis Pajuelo Frías
Especialmente en el centro de
nuestro país, es reconocido el nombre
de Luis Pajuelo Frías: el hombre, el
poeta, el maestro, el inagotable gestor
cultural y luchador social. Es
indiscutible el invalorable aporte a las
letras y la cultura que entregó a su
pueblo. Sin embargo, poco se sabe
sobre su pasión y búsqueda sobre el
arte de los títeres, que cultivó de
manera silenciosa a lo largo de toda
su vida, a la par de sus ocupaciones y
otras exigencias cotidianas. La magia
de los títeres le llegó cuando él
apenas tenía ocho años de edad y,
desde entonces, nunca lo abandonó.
Respecto a su primer contacto con
este cautivante universo, describe
que:
Luis Raymundo Pajuelo Frías nació en la ciudad de Cerro de Pasco en el año de 1945,
hijo de don César Pajuelo Antúnez, quien era sastre de oficio y profesión y doña Felicia Frías
Lobatón, una mujer inquieta y profundamente creativa, dotada de una increíble habilidad y
magia en las manos. Doña Felicia, durante su larga existencia, practicó el arte de la confección
de muñecos de telas y, tempranamente, esta especial habilidad por las manualidades impactó
en el pequeño Luis. Esta influencia fue declarada por él mismo:
“Nunca estuvo quieta, hizo de todo y su dedicación a hacer muñecos fue intenso. Ella
no fue instruida para hacer títeres, sino ella hubiese sido mi maestra. Faltó poco, casi nada”.
Impartiendo un taller de títeres en la Escuela de Arte y Desarrollo Puckllay, fotografía archivo Puckllay
Entonces no conocía quien era Carlo Collodi, ni había revisado su exitosa obra. Con la
collera, vi seguramente, la película de similar título… De aquel primer libreto no queda
huella alguna, pero fue el primer intento de llevar a libreto el argumento fílmico de un
texto famoso.
Así, pasaba horas intentando fabricar sus propios títeres de manera artesanal e intuitiva,
sin conocimiento alguno y sin técnica. Entonces ocurrió que su querido hermano Alberto, al
percatarse de su obsesión, le regaló un libro titulado “Títeres” de Javier Villafañe. Al respecto,
refiere:
A partir de esta primera experiencia lectora sobre el universo de los títeres, las
posibilidades se mostraron vastas y, desde entonces, fue recopilando información, llenándose
de imágenes, recortes de periódicos, ensayando técnicas, mejorándolas y tomando apuntes.
Al terminar sus estudios secundarios, decidió estudiar la especialidad de historia y literatura en
la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle La Cantuta (UNE). En este
tiempo, impulsó la fundación del Centro Cultural Camilo Torres en el mismo barrio de
Moyopamba. En abril de 1970, participó del primer encuentro de escritores en Jauja, ese año
nace su primer hijo Gabriel y, en 1971, luego de graduarse viaja para el centro del país a
ejercer su profesión. Trabajó primero en la Normal de Huancavelica donde conoció a su
compañera Blanca América Valdez Callirgos con quien se casó y tuvo tres hijos: Anabelí,
Camilo y Oliver. Era un activo luchador sindical, motivo por el cual fue despedido y tuvo que
viajar hacia Huancayo donde obtuvo una plaza como profesor contratado en la Universidad
Títeres en proceso, realizados en el taller impartido en la Escuela Puckllay, fotografía archivo Puckllay.
Sistematizando sus reflexiones y método, fotografía archivo Puckllay.
En Cerro Pasco, Luis Pajuelo no sólo se dedicó a la enseñanza universitaria. Como era
habitual en él, se involucró en múltiples proyectos y acciones en los que se entrelazaban su
interés por la cultura, la enseñanza y el compromiso social. Uno de los proyectos más
importantes de esta época fue la fundación del Centro de Cultura Popular Labor del cual sería
su primer director. Pronto encontraría la manera de impulsar un nuevo elenco de títeres con
alumnos y alumnas de la especialidad de educación en la Universidad Daniel Alcides Carrión,
el cual se llamó ‘La Luciérnaga’. Así, dirigió un nuevo taller donde él mismo se encargaría de
diseñar y guiar la construcción de un nuevo teatrín, además de confeccionar los títeres y
realizar la adaptación de los libretos. Con todo listo, realizó un taller sobre manipulación y
montaje, siendo al mismo tiempo, en esta época, director de la oficina de proyección social de
la UNDAC. Con este elenco se logró montar tres obras: La casa del fantasma, El zorro y el cuy
y Por quien sale el sol, la última adaptada por Sara Joffré. Estas obras recorrieron los barrios,
escuelas y orfelinatos de Pasco, maravillando a la joven audiencia.
A través de muchos años de estudio, observación y práctica, poco a poco, fue afiatando
una propuesta metodológica y pedagógica sobre el arte de hacer títeres. A estas alturas, su
estilo en la confección y modelado de los títeres era ya característico, sobre todo cuando se
trataba de caracterizar facciones humanas. Año tras año y de forma sistemática, había ido
guardando todos los insumos que podrían ayudarle a enriquecer y mejorar su arte. Así, era
posible encontrar, por ejemplo, un conjunto de imágenes diversas que podrían inspirarle o
mostrarle el camino para poder
capturar la esencia de un
determinado personaje. De igual
manera, diseñó distintas
herramientas para elaborar de
manera profesional cada
personaje, buscando que
cumplieran con los requisitos
esenciales para, entre otros
aspectos, lograr medidas, peso y
dimensiones precisas; por otro
lado aspectos tan importantes
como la manipulación del títere,
el desplazamiento en el
escenario, la preparación física,
el trabajo vocal también formaron
parte de su exigencia y
permanente búsqueda en el afán
de seguir perfeccionando una
metodología coherente y útil.
En el año 2012, intenta radicar en la ciudad de Lima, donde emprende una propuesta
integral de títeres dentro de la Escuela de Arte y Desarrollo Puckllay, la cual se ejecuta en
Lomas de Carabayllo en la periferia Limeña. Allí se dedicó de manera intensa a trabajar con
tres grupos de niños, niñas y adolescentes de entre 9 y 13 años de edad, rescatando todo su
conocimiento y poniéndolo en práctica una vez más. En esta etapa elabora un manual para
títeres, donde recoge la siguiente observación sobre la incidencia de los títeres en el proceso
formativo temprano:
Ahora vivo en Oxapampa, una extensa provincia de Pasco. Allí como ejemplo, no
existen títeres. Lo poco que se ha hecho es un proyecto de títeres de bolsa en el colegio
integrado Bardo Bayerte, con los niños de 5to grado de inicial en el año 2015.
Fuentes:
- Pajuelo Frías, Luis. Notas de sus
cuadernos de trabajo y apuntes. Inédito.
- Pajuelo Frías, Luis. 1974. Texto de
presentación de Coyolito contra Lupino.
- Pajuelo Frías, Luis. Manual para Títeres
Zumbayllu. Inédito
- Pajuelo Valdez, Camilo 2020. “Luis Pajuelo
Frías: Huellas de su vida y obra”. La Voz de Tarma
106.
Personajes de la serie virtual "Con ojos de Girasol, Títeres y resiliencia para las familias haciendo frente al coronavirus"
realizada por Tárbol teatro de Títeres. Fotografías Martín Molina.
Katya Castro, Miguel Vergara y Fernando Colinchón, de la Asociación Cultural Camisa de Fuerza durante la emisión de uno
de los programas del proyecto "Cuento Con Mis Manos", realizado desde inicios de la pandemia. Lima – Perú.
y ante la adversidad nunca faltaron salidas; sin embargo, ahora era diferente, se
nos cayó el piso, dejándonos en terreno gaseoso y sombrío, sin tener claro de dónde
asirnos ni hacia donde continuar, donde alzar nuestros Títeres, ni como crear
encanto sobre los escombros.
Si siempre decimos que los Títeres son a todo terreno, que no le corren a
ningún escenario, ¿porque habrían de rehuirle al escenario virtual? Esta aparente
encrucijada me lleva a pensar en los Títeres acuáticos de Vietnam, si los Títeres
han sido capaces de colonizar la superficie del agua como espacio escénico es que
en verdad no tienen escenario imposible. Hemos de tener en cuenta también que
los Títeres, hace mucho, hicieron conexión con el lenguaje audiovisual para las
pantallas; desde los orígenes mismos del cine y la televisión, en lugar de aceptarse
desplazados, tomaron esos nuevos escenarios; una opción totalmente válida para
quien le provocara, y vaya que les fue bien, ahí tenemos a los trabajos geniales de
Jiří Trnka, Jim Henson, Tim Burton, Topo Gigio, 31 Minutos, Titeretambo, solo por
citar algunos.
Diseño de Afiche:
Luis Ipanaqué.
Diseño de logotipo
Titiricharlas
Mauricio Terrazas
" Buddhana”, trabajo audiovisual realizado por Compañía Proyecto Mariposa, Lima-Perú. Fotografía Martín Molina
válido, pero esto entrañaba varios y serios problemas, no es lo mismo ver la obra
en esas condiciones presencialmente que a través de una pantalla, en el equipo a
reproducir todo se vuelve más pequeño, si los títeres de por sí pueden ser pequeños
aquí se harían minúsculos en una toma abierta, mucho de lo que mostraría el
encuadre podría ser innecesario, abriendo un espacio muerto para mostrar un
pequeño espacio vital en medio; la dramaturgia y la dinámica del espectáculo
muchas veces estaba planteada para generar respuesta del público, la presencia
misma del público generaba un algo difícil de explicar y más difícil aun de intentar
reproducir a través de la pantalla o del teclado; el tiempo a sostener en una
experiencia física era más manejable, con un control mayor de otras variables y,
claro, sin la dinámica de deslizar el escenario al alcance de un dedo. Eso no
significa que esa opción fuera inviable, pues se hizo y se hizo mucho, pero como
mínimo había que evaluarla, pensarla, analizarla y quizá replantearla, hacerla por
un lado viable, por otro efectiva y por otro sostenible. De que puede funcionar
siempre es una posibilidad, pero habría que replantear la dramaturgia, y la dinámica
escénica, y demandaba un manejo mínimo de recursos técnicos. A pesar de ello
algunas experiencias de este tipo, provistas de gran ingenio prosperaron, unas se
consolidaron y proyectaron, satisfaciendo a creadores y público, otras se
desgastaron y se convirtieron en una estación de un proceso más amplio; allí
también fue un factor determinante lo novedoso de la situación, con un público
virgen ante estas experiencias.
"El Joven que se enamoró de una estrella fugaz" obra virtual de Títeres de sombras, realizada por XT Laboratorio Teatral,
Lima – Perú, fotografía archivo XT Laboratorio Teatral
"El joven que se enamoró de una estrella fugaz" obra virtual de Títeres de sombras del grupo XT Laboratorio Teatral,
Lima - Perú.
Rodaje de la obra para formato virtual "Pexie Morto" de la Compañía peruano-brasileña "La Polilla"
residente en Paranaguá-Paraná-Brasil, fotografía Angélica Ripari.
titiriter@s tenemos una habilidad natural para generarnos aprendizajes, con una
semilla de información florecen mil ideas, y así se fue abriendo un amplio espectro
de propuestas, nos fuimos capacitando (en la experimentación, asesoría
especializada, talleres virtuales, tutoriales de YouTube, etc. ) nos fuimos equipando,
quizá lo más difícil, pues si bien la tecnología no es tan inaccesible, en tiempos de
crisis y sin ingresos la accesibilidad se aleja; replanteamos nuestras dramaturgias,
la escritura de nuestros proyectos; y las pantallas se fueron poblando más de
Títeres, con trabajos audaces, bien logrados, con riesgo, con manejo del lenguaje,
con uso de los recursos, con limpieza técnica, amalgamando lenguajes, dialogando
con la cámara, incorporando el trabajo de edición, haciendo surgir productos
nuevos, interesantes, abriendo caminos que aseguren nuestra subsistencia y las de
nuestros proyectos, pero también y por sobre todo la de nuestro arte, que se
muestra versátil, dinámico, adaptable, resiliente, audaz.
La necesidad de organización
La crisis política y social que atraviesa cíclicamente el país, se trajo abajo
diversas formas de organización social, y entre ella la de los gremios artísticos, la
pandemia planteo la necesidad imperiosa de juntarse y organizarse para hacer un
frente común ante la crisis, ante la ineficacia del Estado una reacción esperable es
la organización de la sociedad civil, y así se hizo desde diversos gremios y algunas
organizaciones macro, esto generó expectativa y el entusiasta aglutinamiento de
artistas y gestores,
gracias a esto se
pudo hacer
presencia ante el
Estado e intentar
ejercer presión para
por lo menos ser
escuchad@s, y
aunque con la
lentitud esperable,
para que se
tomaran algunas
medidas.
Sin
embargo, juntarse
no es fácil, más si
no estamos
acostumbrad@s a
ello, lo que llevó en
algunos casos a la
fragmentación, y
una decantación
Titiriter@s Cristhian Atapaucar (Chancay y Calcetín) y Diana Patiño (Martina) con el elenco de actores del programa "Aprendo en Casa"
Nivel Inicial, del Ministerio de Educación, propuesta de educación remota emitida por TV Perú. Lima – Perú,
Fotografía archivo Cris Atapaucar.
natural en la que se fueran formando organizaciones más pequeñas marcadas por
la afinidad de sus miembros.
Quedan como uno de los frutos de la pandemia, varias colectividades de
artistas en general, y de titiriteros en particular, que de una u otra manera
contribuyen a hacerle frente a la crisis y con una proyección post pandemia que
puede ser el inicio de un movimiento artístico organizado que genere incidencia
hacia la construcción, al fin, de una política cultural que reconozca la importancia y
necesidad del arte, así como la necesidad de promoción y resguardo de l@s
creadores y el rol y responsabilidad ineludible del Estado en todo ello.
…
Hay muchos otros aspectos más a tener en cuenta, a analizarlos, pensarlos,
cuestionarlos, eso ya sería tarea del día a día; pero el día a día no da tregua, ahora
el panorama sigue siendo incierto, estamos en un terreno constantemente
cambiante que casi no permite hacer proyecciones, donde l@s artistas no nos
encontramos siquiera al final de las prioridades, donde el ánimo a veces decae,
donde la necesidad de crear se confronta con la necesidad de subsistir, con el miedo
de perder a l@s que amamos; con el público agotado anímica y económicamente,
saturado de tanta pantalla, con necesidad de retomar confiadamente la vida allá
afuera, y con otras necesidades vistas como más urgentes, y todo esto ante las
cifras de espanto en constante escalada.
Será que por eso seguimos siendo muy necesari@s, una vez más se ve que
hay tanto, tanto, tanto por hacer, quizá la presencia del arte en el día a día, nos
siembre de sensibilidad, nos germine conciencia y nos florezca entendimiento, nos
lleve a comprender que hemos estado andando por caminos equivocados, pero que
nunca es tarde para hacer un alto, respirar y encontrar el rumbo. A veces ese alto
lo puede generar el encuentro con un retablo en plena calle, con la irrupción de
traviesos seres que a punta de cachiporrazos, carcajadas, ternura y misterio nos
abren los ojos y el corazón, y nos llevan de vuelta allí, al encuentro con nosotr@s
mism@s …
Nuestro arte ha sobrevivido mil plagas, sobrevivirá también esta y nosotr@s
con él, y si, saldremos fortalecid@s, mejorad@s, repotenciad@s, pues tendremos
mucho que hacer allá afuera, hemos de estar a la altura de la gran responsabilidad
que depositaron en nosotr@s quienes nos legaron este poderoso arte.
"Cholito en los Andes Mágicos" versión virtual del grupo Tárbol teatro de Títeres, Lima – Perú, obra que fue una de las ganadoras
de los Premios ATINA (Argentina), en la categoría de espectáculos para infancia. Fotografía Juan Carlos Toro Velarde.
Conocí a Ariel Bufano meses antes de su muerte. Menos de un año. Muy poco tiempo.
Menos del que hace falta habitualmente para que las particularidades de alguien a quien uno
recién conoce se disuelvan en el todo, ese pegote, que nos proponen las relaciones extensas.
Será tal vez por eso que algunas de sus palabras, de sus imágenes, algunos de sus ejemplos,
un par de ejercicios que le conocí, han ganado en mí un extraño -altísimo- grado de
concentración de sentido. Tan pocos meses
no me dieron tiempo a humanizarlo. No tuve
tiempo de descubrirle reiteraciones, no le
advertí contradicción. No le vi los piolines.
Esos conceptos quedaron entonces en mi
cabeza con la claridad y el poder iluminador
de las cosas míticas. Y también con su
carácter intransferible. Puedo contarles
algunas cosas que me dijo, que le vi, pero es
improbable que a ustedes les pegue en el
mismo lugar en que a mí me han pegado.
Pensábamos —por ese entonces—
hacer una versión de La rosa de papel de
Valle- Inclán. Sería una dramaturgia
compartida, y él el director, claro. Mi relación
con los títeres era reciente: machacaba sobre
los libros que Ariel me pasaba: Jurkowsky,
Meschke. No podía quebrar —no obstante—
una visión esquemática: el espectáculo de
guiñol como versión limitada —y limitante—
del teatro de actores. No lograba
apasionarme con la idea de escribir para esos
bichos con los que ni siquiera se podía ir a
comer después de la función. Una tarde de
diciembre en el bar Azul me contó la imagen
que venía amasando para el final de la pieza:
esa escena apocalíptica, ese incendio
extraordinario que – en su imposibilidad
escénica – yo imaginaba resuelto por alguno
de los tantos efectos convencionales. “Voy a
quemar los títeres” me dijo. “Habrá que
escamotear a los reales para incorporar otros
más sencillos que pienso sacrificar cada
función.” Volví a casa con una inquietud
inexplicable. Fui al texto:
“Otro traspiés para llegar a la difunta. Cae una
velilla, y en las manos de marfil arde la rosa de
papel como una rosa de fuego. Arden las ropas,
arde el ataúd. Simeón Julepe, entre las llamas,
abrazado al cadáver, grita frenética. Las
mujerucas retroceden, aspando los brazos. Toda
la fragua tiene un reflejo de incendio.” (Valle-
Inclán, 1996: 87) (1)
Notas:
(1) Valle-Inclán, Ramón del. Retablo de la Avaricia, la Lujuria y la Muerte. Ligazón, La Rosa de Papel,
El Embrujado, La Cabeza del Bautista, Sacrilegio. Colección Austral, Espasa-Calpe, S.A., Madrid
1996.
(2) Kleist, Heinrich von. Sobre o teatro de marionetes. Rio de Janeiro: Sette Letras, 1997.
Mauricio Kartun
Argentina
https://www.facebook.com/mauricio.kartun
Tomado con autorización del autor del libro “Escritos 1975 – 2005”
1ra ed. Colihue Teatro, Buenos Aires
Dibujos Armando Samaniego “El Tenderete” - México
Me han pedido que cuente cómo inicié en los títeres y eso haré.
A los siete años de edad era un niño solitario. Mi madre, mis dos hermanas mayores y
yo vivíamos en el distrito de La Esperanza en las afueras de Trujillo. Muy cerca de casa, en
una pampa polvorienta, solían instalar juegos mecánicos en Fiestas Patrias o en diciembre;
en otras ocasiones, unos circos albergaban los encuentros familiares o las salidas nocturnas
de quienes vivíamos en ese barrio de calles sin pavimentar.
Una de las noches en que mi madre, una de mis hermanas y yo, caminábamos junto a
esa pampa, donde muchísimos años después se instalaría un parque, vimos un circo de esos
que, coloquialmente y con razón, llamamos circo pobre. Algo atrajo mucho mi atención en esa
noche; un hombre parado en la puerta de una caseta contigua al circo llamaba a viva voz:
“Vengan. Vengan y vean a estos seres venidos de otras galaxias…Hoy, gran noche de
marionetas. ¡No se lo pierdan, vengan, vengan!” Ese hombre y su pregón despertaron mi
curiosidad. No conocía a ningún ser venido de otras galaxias y quería conocer uno. Mi
hermana se opuso alegando que costaba mucha plata. Yo pedía que entráramos. Mi madre,
entre la espada y la pared, quería complacerme; mientras mi hermana intentaba disuadirme
diciendo que como no había dinero para la entrada de los tres que debía entrar solo y que
adentro me asustaría. No me convenció y entré.
Recuerdo el escenario muy sencillo, alto, bien iluminado, pero poco decorado; no por
ello carente de fascinación. Todo se inició cuando entró a escena el maestro de ceremonias:
una marioneta de hilo que se acercó a un micrófono instalado para él, habló y su voz se oía a
través de los altoparlantes. Vi el micrófono, vi a la marioneta hablando al micrófono, oí la voz.
De ahí para adelante todo adquirió vida y veracidad. Cuando vi las cuerdas que
sujetaban a las marionetas entendí que ese era el canal por el que estos seres diminutos
venidos de “otras galaxias” se
comunicaban con sus dioses.
4. Títeres y escuela
En el ambiente del teatro circula una frase que dice así: “Adónde no llega un maestro llega un
títere”. Esto se dice en relación a que la escuela tarda en llegar a lugares alejados porque es
más formal. En cambio, el artista y el hombre de teatro de títeres se movilizan con mayor
agilidad, con verdadera aventura y espíritu de sacrificio, puesto que es más trashumante y
ligero.
Muchas veces desde la educación se queja el maestro de estar mal pagado. Tiene, sin
embargo, un aliado a quien nadie paga nada y pone extraordinario fervor en su trabajo: el
titiritero.
Otro sentido que tiene esta frase es que los títeres llegan al ámbito del conocimiento, de la
afectividad y del gusto sutil de manera mucho más eficaz que cualquier lección escolar.
También, que a través de los muñecos que cobran vida se vuelven a decir las verdades
esenciales, prístinas y sinceras, como cabe
Characato, Títere presentador del grupo Paco Yunque
(Arequipa), realizado por Pepe Borja.
esperar que se digan en el ámbito de la
Fotografía Martín Molina educación.
Es por eso que los títeres son de la mayor
importancia en el aula escolar y en la
institucionalidad educativa en general, puesto
que a través de ellos se expresan contenidos
que no se podrían expresar de otra manera y
que obviarlos sencillamente sería fatal.
5. Títeres y poesía
La historia del titiritero es el latido y el palpitar
de un poeta.
Es el teatro de títeres una imagen que se
diseña, una voluntad que se plasma, una ilusión
que se hace tangible. Un mensaje que se hace
verdad.
El títere piensa, es el que más piensa, es el que
más siente.
Es el paladín, el gladiador, el juglar del infinito.
Como a Jesús siendo santo se le ofende y
escarnece, porque cuando alguien no piensa ni
tiene voluntad se le dice títere, cuando el títere
verdadero de este teatro valeroso es el que más
arriesga y se compromete.
Por eso, se le ofende cuando a alguien sin principios se le grita: ¡Títere! Cuando a los políticos
que son tránsfugas, los políticos lo son por naturaleza, se les dice títeres, cuando basta
decirles: políticos.
¡Y qué lejos de la verdad de lo que auténticamente es un “títere” en los retablillos del Maese
Pedro!: ser candoroso, idealista y tierno es insobornable; honesto y heroico en todas las
pruebas. Encarna lo núbil, lo casto y lo ingenuo. Porque es el alma del niño.
6. Yo me adhiero
Escribí por eso:
Títere valeroso
yo te quiero.
Porque eres yo,
y yo soy tú.
Y juntos somos él,
un solo racimo
y una sola ilusión
y un único corazón
Eres tú
quien asume
el rol más difícil,
cuando lo humilde es duro
cuando el servicio es arduo.
siendo de trapo
y apenas de hojas
como eres, te echas
sin embargo, a los hombros
los males del mundo y
los pesares de los hombres
ya que te encanta ser héroe.
Te quiero
porque encarnas
lo bueno y lo tierno.
Porque todo se descarga
sobre ti.
Porque te asombras
de mundo.
Porque eres puro,
confiado,
y soportas
los males de todos.
Por eso te digo y repito:
hacia ti y contigo,
¡yo hacia ti y contigo
me adhiero!
7. Títeres y democracia
La regla de oro del teatro de títeres es la
comunicación que se establece entre los
personajes que salen a escena y el público
que participa de manera auténtica,
espontánea y feliz con sus comentarios,
opiniones y su ilusión.
Esta participación del público en el teatro de
títeres es importante, significativa y
trascendente.
Hace de él un género literario libre,
democrático y con capacidad de
trasformación de la realidad.
La conversación con el niño es juego
democrático en donde se conoce de
inmediato la opinión del pueblo, en donde el
adulto no reprime, sino que consulta más
bien al niño que somos. Y ahí está la
capacidad que él tiene, cual es subvertir el
orden del mundo.
Y cualquiera sea el final, el acto de
comunicación y consulta ya se produjo y
alcanzó a ser un acto público. Siendo así es
la expresión más libre del lenguaje de la
Una vista del público durante una función de Tárbol teatro de Títeres en la
palabra y del voto popular.
peatonal del Jr. Ica, Lima, Perú. Fotografía Marco Castillo
8. Labores utilitarias
Pero la actuación de los títeres no se enclaustra en la presentación de obras que persiguen
unos fines artísticos basados en un argumento literario, con actores imbuidos de idealismo y
con mensajes de valor perdurable.
Los títeres también se manchan y ensucian las manos. Y realizan además de aquellas
funciones, que son las más consagratorias, labores más utilitarias, que abarcan desde dictar
normas de higiene pasando por recomendar el uso de determinados servicios.
Y hasta colaboran en el registro de la puntualidad.
Hacerlo a través de los títeres le da mucha mayor eficacia, puesto que se impregnan mejor los
contenidos que se imparten.
Y se fijan en la mente y en el alma de los niños de manera más permanente, porque a lo
informativo y cognitivo se suma la dosis necesaria de humor, magia y afectividad.
9. Libretos y guiones
Algunas consideraciones a tener en cuenta en la elaboración de libretos y guiones son estas:
– En este tipo de teatro las obras son breves y se anuncian con un título sugestivo.
– Al inicio de la escritura del guión se hacen indicaciones básicas respecto a la actuación.
– Luego se presenta la nómina de
personajes. Y enseguida la acción en la
cual participan los personajes referidos.
– En el teatro de títeres la acción es lo
fundamental y la palabra su complemento.
– El lenguaje debe ser claro, en base a
palabras comunes y corrientes dentro de
las cuales se puede engarzar un término o
un vocablo nuevo y poético.
– Utilizar palabras curiosas, sonoras, con
gracia, recurriendo a las onomatopeyas.
– Los argumentos deben de reunir dosis de
humor, aventura y pasión.
11. La actuación
Factores relacionados a la actuación:
– Ha de ser ágil, con movimientos que coordinen bien la palabra con el gesto. Con amplitud de
desplazamientos por la escena.
– El teatro de títeres, es principalmente voz y actuación. Es ponerle gestos, movimientos y
acción a lo que se habla o dice.
– Los parlamentos no deben ser largos sino breves y directos.
– En la manipulación de los muñecos, un detalle importante es cubrir manos y brazos con una
manga o bolsa de tela a fin de que al levantar los muñecos no se note la piel de los actores en
los brazos, antebrazos o manos, detalle que cuando se omite se rompe la magia y distrae al
espectador.
– Buscar en la pieza un significado poético tanto en la forma como en el contenido.
– Hay que ser divertidos y libres, pero,
además: serios y trascendentes.
Rigurosos, pero a la vez locos de amor.
12. El escenario
Los escenarios en el teatro de títeres son
dúctiles, sin rigidez, tanto que se puede
desarrollar desde una abertura perecida a
una ventana.
También se puede implementar el
escenario en cualquier superficie lisa
simple, monda y lironda.
Como también puede ser en lo alto de una
azotea, a techo abierto, espacio que da la
ocasión para que los personajes o
muñecos puedan desplazare con mucha
mayor destreza y agilidad.
Los personajes principales que entran a
escena son pocos. Esta es una ley, tanto
La Canasta de los Títeres, Compañía La Pandilla (Tacna, Perú), Títere por el reducido espacio con que se cuenta
de boca articulada y varillas, realizador David Ortiz. Función en la Feria hacia adentro, cuando es ventana, como
de libros del jr. Amazonas. Fotografía Martín Molina por el público infantil hacia el cual
generalmente se orientan las
representaciones.
El color de fondo del retablo o teatrino ha de hacer juego con el ambiente que se presenta.
La luz no será de alta sino de baja potencia, en base a reflectores tenues a fin de darle el halito
de magia que por ser muñecos los que actúan deben de permanecer siempre bajo un halo de
misterio y poesía.
Kusi Kusi, Títere de vara y mano prestada, y Mantequilla, Títere de guante. Grupo Kusi Kusi. Fotgrafía Amacio Guillermo Caballero
Títere de sombras de la obra "El torito de la piel brillante",
grupo XT Laboratorio Teatral. Fotografía Jhonatan Pittman .
panorama. Sin embargo, los Títeres van más allá; pues los objetos como parte de su naturaleza
material indefectiblemente poseen masa y son tangible ; sin embargo hay Títeres que son
sombras con cuerpos solo perceptibles por la vista, si las sombras son generadas por figuras
planas podría incluírseles en la categoría de objetos, pero algunas son generadas por partes
del cuerpo del titiritero alejándonos de los objetos y llevándonos a los Títeres corporales, que
componen su cuerpo con partes del cuerpo del titiritero; así ampliamos más la idea pero
seguimos en terrenos de lo tangible. ¿Podíamos ir más allá?, pues sí, hace unos años vi un
trabajo, realizado por la compañía peruano-bosnia Hugo e Inés, en el que los personajes eran
dos puntos de luz generados por punteros laser que perfectamente y sin el uso de una sola
palabra nos contaban una historia; esos personajes tenían un cuerpo de luz, pero sin embargo
encajaban muy bien en la categoría de Títeres, llevándolos más allá de lo tangible poniendo
como, quizá, última frontera y requisito lo visual. Por todo ello es que para transmitir esa amplitud
prefiero utilizar un término tan impreciso y abierto como elemento en el que pueda caber casi
todo lo imaginable.
En este momento entra a tallar el titiritero y lo que hace es habitar de vida a elementos
tan diferentes y de esta manera los unifica; gracias a su acción el titiritero provee de vida a los
Títeres, confiriéndoles movimiento, con el que transmite que tienen instintos, sentidos,
intenciones, sentimientos, emociones e inclusive la posibilidad de morir; por lo tanto, en la
convención escénica se convierten en seres que adquieren la categoría de personajes. El
movimiento de por si no basta para que el elemento llegue a ser un Títere, pues también se le
puede dar movimiento a piezas de escenografía y utilería, y con los mismos recursos con los
que se le da movimiento a los Títeres, pero en ese caso el movimiento, escénicamente, tiene
un origen físico y por tanto es justificado y entendido por la mecánica, mientras que en el
movimiento de los Títeres es inherente la sugerencia de vida, a eso le llamamos Animación.
Una última y necesaria precisión es la que nos ubica en un contexto escénico, pues la
animación no basta para que el elemento pase a ser un Títere; así, los niños son animadores
por excelencia, dotando de vida a cuanta cosa cae en sus manos, sin embargo, eso lo hacen
como parte de su juego y por tanto para sí mismos, ubicándose en un contexto lúdico. Mientras
que los Titiriteros animan los elementos para otro, para un espectador quien con su precepción
completa la animación del elemento. Entonces estamos ante una acción de comunicación en la
que la audiencia es indispensable y allí recién se cierra el círculo.
Por todo lo visto, la idea de objeto es sobrepasada por las posibilidades de los Títeres
resultándole insuficiente y restrictiva, pues los Títeres reclaman un horizonte más amplio; si
queremos unificar teatro de objetos y Títeres podríamos abarcar a una parte de los Títeres
pero no a todos; y al mismo tiempo, a mi entender, estaríamos restringiendo las posibilidades
del teatro de objetos, pues los objetos escénicamente, más allá de cumplir un rol como piezas
de escenografía o utilería, tienen un potencial expresivo enorme sin que para ello tengan que
ser animados, por tanto para comunicar desde el escenario no necesitan convertirse en Títeres.
Sin ahondar en este punto me quedo algo que escuché de Javier Swedsky al decir que el teatro
de objetos surge del teatro de Títeres, pero se independiza del mismo.
Acerca de la palabra Títere, es mucho más reciente que la existencia de los elementos
animados, ella tiene solo unos cuantos cientos de años, encontrándose los registro escritos más
antiguos en las primeras décadas del siglo XVI. Es la palabra del castellano que de manera
genérica designa a la totalidad de elementos animados, para precisar un tipo específico se
complementa con alguna característica de su morfología, estructura, funcionalidad,
mecanismos u orígenes;
así tenemos que existen:
Títeres de guante, Títeres
de hilo, Títeres de
sombras, Títeres de dedo,
Títeres corporales, Títeres
gigantes y una larga lista
que continua, y que se
mantiene abierta si
recordamos el dinamismo
y capacidad evolutiva que
tienen.
Entonces si ya
tenemos una
denominación con
justificación histórica e
idiomática ¿por qué
buscar otras
denominaciones?,
atreviéndome a
especular, creo que es un
intento de Títere Corporal de la obra "El teatro más pequeño del mundo"
contemporizar a los Cía. Ana Santa Cruz. Fotografía Paulo Yataco.
Títeres, de alejarlos de
la tradición y de limpiarlos de su fuerte esencia popular; pues en gran medida su persistencia
se ha sostenido en que una de sus corrientes más sólidas es como arte popular, proliferando,
desarrollándose y creciendo en las entrañas de los pueblos, lejos de circuitos oficiales e
inclusive apostando por los márgenes de la sociedad; entonces Títere suena a eso, a
tradicional, a antiguo, a popular, a marginal; por ello para adecentarlos y abrirles nuevas
Títere objeto, exploración de Títeres objeto durante la investigación "La animación de Títeres para la estimulación del pensamiento
divergente” de María Laura Vélez. Fotografía Martín Molina
puertas, surgen nombre nuevos que suenen sofisticados: teatro de objetos, teatro de figuras,
teatro de formas animadas, teatro de animación, teatro visual y seguro que la lista continua y
continuará.
Quizá no haya nada de malo en ello, quizá pueda pasar por intrascendente, quizá sea
solo una manifestación más de esnobismo. Para mí la defensa del término tiene ribetes de
identidad, necesaria en estos tiempos de expansión, en los que ser vanguardia puede tornarse
apremiante con el riesgo de que la dilución de las formas traiga como consecuencia diluir
esencias también.
Basado en el trabajo secular de los chamanes que en diferentes tiempos y culturas han
animado muñecos, como elementos aliados en su labor de sanación, nos dimos desde entonces
a la tarea de ir poco a poco estudiando y desarrollando la Titeroterapia, dentro de nuestras
posibilidades e itinerancias titiriteras.
Abrimos la invitación para personas interesadas sin importar la edad, profesión, ni el lugar
de residencia; a la fecha hemos tenido participantes de 5 a 74 años, residentes en 9 países
latinoamericanos, y varios son núcleos familiares.
Los inicios de esta experiencia fueron emocionantes, pero muy estresantes; no teníamos
las suficientes herramientas cibernéticas ni pedagógicas para hacer talleres de forma virtual,
sin embargo, nos animaba el seguir adelante y asumir el reto. Comenzamos precariamente con
un teléfono “inteligente”, una señal de internet prestada por generosos vecinos y un foro
improvisado en la sala de la casa para grabar. Así trabajamos los primeros meses.
Los resultados fueron fructíferos, pese a los problemas técnicos, la gente lo agradecía y
se apuntaba para el siguiente taller. Sin embargo, en la autoevaluación que hicimos con los
participantes, varios sugerían mejorar las condiciones técnicas, y tenían razón.
Haciendo malabares económicos, entre otros, pudimos adquirir una laptop y un servicio
de internet adecuado para los siguientes talleres; no obstante, tuvimos que impartir antes un
taller dentro de un Cyber público con una careta plástica, y después en el mismo Centro Cultural,
que a la semana siguiente lo cerraron por contagios…
En la actualidad tenemos dos grupos: los estudiantes nuevos y los estudiantes antiguos,
que son reincidentes del primer Taller. Asisten varios niños, generalmente con alguno de sus
papás, también hay dos personas con condición de esquizofrenia, tenemos estudiantes y
profesionales de varias
carreras, una de ellas con
un doctorado en educación,
y afortunadamente
participan varias psicólogas
y compañeros teatreros y
titiriteros.
Cada vez
profundizamos más en el
uso del títere como apoyo
emocional, con uno mismo
y con los demás. Hemos
podido compartir
experiencias y textos con
otras personas de
Latinoamérica, y en
ocasiones nuestras
reuniones virtuales,
además de ser catárticas,
terminan en un fin de fiesta.
Proponemos ejercicios de exploración personal y revisión propia de la dinámica del taller,
para realizar durante la semana, que incluyen 1) ver videos titiriteros del mundo, 2) investigar
sobre temas especiales, y, sobre todo, 3) hacer títeres con materiales elementales, además de
escenografías y breves obras donde ellos mismos vayan aflorando lo que sucede al interior de
su mente, de su psique, para irlo reconociendo y resignificando. También compartimos en el
whatsapp que tenemos para cada grupo, donde los participantes nos muestran sus avances
titiriteros, a través de fotografías, videos y comentarios.
Finalmente, creo que hemos podido adaptarnos un poco y con resiliencia a las nuevas
condiciones. Los participantes así lo sienten y lo manifiestan; cito como ejemplo a Jacob Lozada
García, niño de 9 años de Zacatelco, Tlaxcala, y lo que compartió en un audio como evaluación
final del taller que culminó en agosto pasado:
"Hola maestro, soy Jacob. Quiero decir que este taller me gustó mucho. Cada que
manejaba mis títeres me sentía tan feliz y profesional como usted, y se me olvidó lo de la
pandemia, y también me mantuve muy entretenido, feliz, creando a los títeres con mis papás.
Desde antes tenía muchas ganas de tomar un taller de títeres, pero por la escuela no podía y
por fin lo logré. Mi sueño es que algún día uno de mis títeres esté exhibido en el Museo Rosete
Aranda. Gracias maestro, aprendí muchísimo".
Agradezco las aportaciones de Milagros Arroyo Dávila -Perú, Iraida Valero -Venezuela y
Daniela Jara -Uruguay, entre otras personas
* lleva el
número 5
porque esta
serie la
iniciamos en
números
anteriores
Cercanas tradiciones lejanas
Dragones Chinos en el arco del Barrio Chino de Lima, Perú,
durante la celebración del Año Nuevo Chino. 2016.
Fotografía Martín Molina.
Encuentro Intergeneracional: Títeres de pantalla
El Maestro Jhonny Bravo (Circo de Marionetas), recordado por su segmento en el
programa televisivo “Hola Yola”, posando junto a Muñecos en Butacas, joven
proyecto que hasta el año pasado tomó las pantallas virtuales; durante el
homenaje al maestro Bravo en la Celebración por el Día Mundial del Títere
organizada por UNIMA Perú en el Ministerio de Cultura de Perú. Lima marzo 2019.
Fotografía Juan Carlos Toro Velarde
Entrevista a Rosa y Alicia Núñez del Prado
Las maestras cusqueñas Rosa y Alicia Núñez del Prado, conducen hace varias décadas una
de las experiencias más interesantes y exitosas de aplicación pedagógica de los Títeres en
Perú, y la única que se ha mantenido en el tiempo. A continuación, les compartimos una
entrevista realizada a ambas el año 2015, dicha entrevista se hizo en una grabación de
audio, siendo las preguntas en su mayoría dirigidas a las dos, respondiendo indistintamente
una u otra; luego, al transcribir las respuestas fue muy complicado identificar quien
respondía, por lo que no se consigna esa información, salvo cuando se trata de una pregunta
muy específica.
Señora Rosa ¿usted fue quien empezó a trabajar con los Títeres? ¿cómo fue eso?
Teníamos una sobrinita que lloraba de cualquier cosa, era bebé de brazos bien engreída, de
nada estaba contenta, no quería ni comer, entonces se me ocurrió mostrarle el Títere y se
entusiasmó, empezó a atender, y con el muñeco le conté cuentitos y desde ese momento ella
Rosa y Alicia Núñez del Pardo, con algunos de sus Títeres, Cusco 2015. fotografía Martín Molina.
Alicia y Rosa Núñez del Prado con sus Títeres. Fotografía tomada de revista “O Cruzeiro”, 1965
era otra porque antes era una niña muy triste; antes no quería mirar nada, al Títere si lo miraba
y vi que también era necesario en las clases.
Yo he sido profesora de jardín y no quería que la educación sea tan excesivamente triste para
los niños, por eso empecé a hacer dramas con los muñecos, entonces los niños recibían de
los Títeres y después ellos mismos eran quienes hablaban, habían aprendido una lección con
mucha alegría. Antes el trabajo con los niños era distinto: más fuerte, castigo, mala nota; ellos
iban casi con miedo, en cambio cuando se toma estos elementos nos llevamos muy bien con
los niños.
Estuve en Paucartambo, nuestro pueblo, con mi hermana; allí empecé y hacíamos siempre
títeres.
A veces se dice que los Títeres son algo del pasado con todo el impacto de la tecnología
en estos tiempos ¿Qué piensan al respecto?
A los niños les encanta cuando el Títere sale con la ropa del lugar de ellos, y cuando en clase
sacas un Títere los niños se callan y atienden con los cinco sentidos, todo lo que hablas creen
que habla el muñeco; uno podría pensar que con eso de la televisión y todo ya no le harían
caso, pero no es así; osea que siguen siendo importantes aun en esta época que todo lo tienen
a la vista, que todo lo compran.
Cada uno de nuestros niños tiene su Títere como parte de su lista de útiles, en las clases
corren a recogen su Títere, ya saben dónde está el cajón de Títeres y hacen hablar lo que
Jorge Núñez del Prado, fotografía tomada de su perfil de
Facebook
La a, la a, la a
que linda es la a
es una niñita muy bonita
que con su manita va pidiendo pan
Entonces se hace la A con toda una canción y la A tiene vida, para aprender a escribir tiene
que ser con cantito, eso les impresiona bastante, sino ellos no pueden diferenciar tan rápido
las vocales, se hace muy difícil, pero para nosotros es un juego.
Emilia, Emilia, Emilia,
Emilia tiene su vicuña
chiquita, bonita, finita
Emilia tiene su vicuña
teje teje pare ella
una linda chalinita
que tiene, que tiene la forma …
En ese caso ellos forman la letra O con la soga y Ukuku se escribe con la U, entonces
identifican la letra y la dibujan, y como son tan pequeños la profesora ya tiene lista la letra u en
papeles para que repasen y con una flecha por donde sube el Ukuku y baja y ese caminito del
Ukuku es la letra U, y transversalmente se va trabajando la noción de arriba-abajo.
Para la letra i es muy lindo, un amigo de mi hermano toca la quena antes de que salga el Inca,
y ahí trabajamos la leyenda de Manco Cápac, está el sol que es un Títere caracterizado con
un tul amarillo y con sus manitos le da al Inca la barrerita que tiene la forma de la letra i; ahí
además de conocer la letra i ya están sabiendo historia.
Alicia Núñez del Prado y el Títere Ukuku, fotografía Martín Molina, 2015
Esa canción los niños la prefieren a las de las otras vocales, por la historia del Inca, la
escenificamos en las mesitas que tiene sus huequitos para hundir la barretita y ellos todo han
creído.
Por eso son los chicos bien inteligentes, todo saben del Cusco y llevan una vida feliz con esta
vida de Títeres y aprender las canciones. Este método funciona perfectamente y nunca se
olvidan ni confunden porque el problema para enseñarles a leer es que confunden las vocales;
de hecho, que ya escriben su nombre desde los 4 años y pasan a 5 y son extraordinarios
porque han hecho bastante aprestamiento con todas las vocales y números y ya la profesora
sigue muy fácil.
Y ya que tienen tanto tiempo enseñando ¿hay ex alumnos suyos que han traído a sus
hijos al colegio?
Sí, tenemos bastantes, todos los papas son profesionales, y ellos han gozado así que cuando
tienen hijos los matriculan en nuestro colegio, acá por clase solo recibimos 15 niños, y los
recibimos con los elementos de trabajo.
1
Niño Amaro te queremos
Niño Amaro te buscamos
Ayayay ayayay
2
Los amautas te enseñaron
A querer a nuestras plantas
3
Queremos sembrar contigo por todita nuestra tierra
4
Y las plantas y las flores nos darán muchas sonrisas
5
Tu regabas y cuidabas una planta generosa
6
La flor siempre tan hermosa es el Kantu de los Andes.
Carlitos ha hecho un video que es una cosa linda porque está hecho con el fondo de Machu
Picchu, el niño Amaro cobra vida en una figura animada digital y muestra la ciudad, camina
precioso; es la
primera vez que se
ha hecho con
figura animada en
Cusco y para
niños, porque
vienen los turistas
buscando algo
para niños y no
encuentran.
Del ministerio de
educación solo
vienen a pedir
nómina de
alumnos, registros;
nunca preguntan
cómo enseñamos.
Sería lindo para el
Perú saber eso Rosa Núñez del Prado dando los buenos días a los niños con un Títere,
pues cada profesor fotografía tomada del libro "Títeres Andinos", 1990.
tiene su idea bonita.
En nuestro jardín las carpetas que llevan no son iguales que los demás, porque llevan su tarea
con costumbres cusqueñas, los niños salen bien amorosos de su tierra, teníamos que hacer
con el Corpus, su chiriuchu, sus platos típicos, porque muchas costumbres lindas se pierden.
Si bien es cierto que los niños no lloran cuando viene porque es un lugar tan bonito
¿cómo es cuando terminan?
De acá nunca se van porque siempre están regresado, cuando se van las mamás sienten la
diferencia porque en otros colegios no les dan arte sino solo para la fiesta del Cusco una vez
al año, en cambio acá tenemos cada mes funciones porque son tímidos y les hace bien trabajar
en público. En los colegios a los
que van nuestros alumnitos se
destacan mucho, a tal extremo
que en La Salle ponen en una
fila a los del Jardín Folclórico
porque están adelantadísimos.
Cuando crecen y vuelven con
sus parejas, algunos del
extranjero, se emocionan al ver
las fotos de sus promociones.
¿Después surgió la necesidad de que ustedes les enseñaran su método a los maestros?
Hubo un director de la departamental que llamó a Rosa para que dé un curso para profesores
del Cusco en el verano, les hizo bailar a los profesores como si fueran de inicial, vivieron lindo
el curso de especialización y les encantó porque antes todo era muy serio, pero nosotros felices
hacíamos nuestra participación, ahora ya bailan los profesores, pero antes no. Nosotras
sabíamos desde antes porque bailábamos en las fiestas con los campesinos en nuestros
pueblos. Otros profesores se guardan y no dicen sus secretos, pero nosotros no.
medallas en el dormitorio que nadie las ve. El jardín ha tenido presencia ininterrumpida en las
festividades del Cusco, nos identificaban como uno de los mejores, también carros alegóricos,
premios en las danzas que hemos sacado para las fiestas.
¿Qué fue se la sobrina que lloraba de pequeña y por la que empezaron con los Títeres?
Ahora es maestra, está acá trabajando con nosotros, quería tanto a los muñecos.
¿Cómo ven a los niños de ahora en comparación a los de cuarenta años atrás?
Más felices que nunca cuando hacemos el folklore, eso si la música nunca les hace decaer,
tampoco nos vamos a lo moderno que es lo que está por todos lados, acá escuchan también
muisca clásica por meses, como parte de un proyecto de descontaminación musical.
Pero hay bastante abandono a los niños en esta época, trabaja el papá, trabaja la mamá y ni
nana ya tienen porque no hay plata para pagarla; no saben ni sentarse en una silla porque los
tienen tirados en la alfombra o en la cama y desde eso hay que estarles enseñando porque
están abandonaditos. No es fácil esta época, felizmente el recurso de los Títeres les ayuda, es
que los Títeres son fantasía y la fantasía es hermosísima para enseñar.
Alicia y Rosa Núñez del Prado, fotografía tomada de revista "O Cruzeiro", 1965.
* Kantu: Flor sagrada de los Incas
Para conocer más acerca de la Institución Educativa Pío Rosario Núñez del Prado:
Página Web: http://www.munay.org.pe/
Facebook: https://www.facebook.com/munayperu
Ante la pandemia COVID 19, las maestras continuaron con su labor educativa en formato virtual.
El 21 de marzo de 2021 en el marco de las celebraciones por el Día Mundial del Títere, UNIMA Perú
otorgó el premio “Ño Valdivieso” a la trayectoria titiritera a las maestras Rosa y Alicia Núñez del Prado.
Habría mucho más que hablar sobre las dimensiones que tiene la animación de
títeres en sí misma, sin embargo, para efectos del artículo, lo haremos de manera esencial
y relacionada a nuestra investigación.
Escena de Titeres de sombras del espectáculo "Cuentos de los Andes, un viaje soñado al mundo andino" de Compañía Proyecto Mariposa.
fotografía Amancio Guillermo Caballero Raymondi.
Obra "El Zorro enamorado de la luna", parte del espectáculo “Cuentos de los Andes”, realizados por María Laura Vélez, Compañía
Proyecto Mariposa, Lima - Perú. Fotografía Guillermo Amancio Caballero.
procesos de relación entre la información que ya tenemos almacenada con la nueva
información, es allí donde se realizan procesos de atención, sensación, percepción,
abstracción, cognición, emoción, y gracias a estos procesos mentales, los hechos más
importantes de una experiencia sensible vivida a través del arte (pues el arte es vivencia),
quedan fijos en la memoria: he ahí la trascendencia de la experiencia de apreciación
artística, es ahí donde se produce el verdadero aprendizaje, el aprendizaje significativo.
A) Complexión física y corporeidad de los títeres: De por sí, por ser un muñeco, objeto,
sombra, elemento, figura con “Vida”, y no un ser “naturalmente vivo”, ya no es “real” (dentro
de las definiciones concretas de lo que es la realidad), este hecho en sí, ya es estimulante. A
esto se le suma que su físico no tiene que estar estructurado necesariamente en base a una
figura antropomorfa, un títere que representa una persona no tiene que estar estructurado como
el ser humano, o un animal no tiene que estar estructurado como un animal “real”, sumado a
que están hechos para ser movidos por técnicas de animación tales, que hacen que los títeres
sigan sus propios patrones estéticos. Esto definitivamente altera el realismo corporal del títere,
y es sumamente estimulante para el que lo ve. Tampoco tiene límites en su corporeidad, se
abre a un infinito abanico de posibilidades yendo mucho más allá de lo convencional, un objeto,
en su forma básica (zapato, piedra, sartén, media, tela), o una figura abstracta, o un punto de
luz, correctamente animados, son títeres, por el hecho de estar “vivos” en el escenario. A esto
se complementa sus múltiples formas de caminar, hablar, sentir, pero por sobre todo, hacer
“eso es el teatro de títeres, acción antes que palabra, movimiento vivo, ver a los títeres hacer
en el escenario” Molina…, es un verdadero deleite y poesía para los ojos de los niños, los
estimula a ver, sentir, pensar y vivir el mundo, como lo ven, sienten, piensan y viven los títeres,
de una manera diferente a la convencional, es decir, divergente.
Rogozinski, en el libro antes mencionado, hace un comentario interesante al respecto: “Los
títeres se dan el lujo de realizar muchas acciones que ni animales, ni humanos pueden llevar a
cabo, por eso son títeres, porque una magia intrínseca al género les permite hacer lo que
deseen. Es por eso que el género en sí mismo no pone límites a la imaginación, el límite
lo ponemos nosotros” (Rogozinski, 2005). También el educador Manuel Pantigoso plantea una
relación acertada entre el PD y su postulado Insumos Mínimos Necesarios, en ese postulado,
los títeres calzan perfectamente con el planteamiento de “nueva realidad” (véase marco
teórico), que será comprendida gracias a nuestra capacidad divergente.
C) Características emocionales de los títeres: Una tercera característica del títere y que exige
la puesta en funcionamiento de la divergencia del espectador, es su peculiar forma de sentir.
Es esa característica “grotesca” propia del títere, lo que lo hace “exaltar” sus emociones,
sentimientos, ideas (visibles en la plástica, movimiento y/o acción), y es lo que crea en él, un
efecto contradictorio, pero convencionalmente aceptado: crea “identificación”, porque
evidencia lo que normalmente “no se muestra” o “no se debe mostrar”. Esta sana naturaleza
contestataria y transgresora, que dialoga con la ternura y la fragilidad, esta peculiar forma de
sentir y vivir la “realidad relativa”, es lo que lo hace tan querible y rechazable a la vez, el títere
es la “conciencia despierta” frente a una sociedad dormida. Pero esta conciencia, no es
moralista, o producto del “deber ser”, simplemente ES, y el espectador puede criticarlo o no,
pero siempre estará con él, si lo rechaza, se está rechazando a sí mismo en su naturaleza
despierta, por ello las normas, los dogmas, el status quo no lo recibe, y hasta lo condena, pero
el espectador despierto lo avala, lo entiende, lo protege, y lo propicia, pues al protegerlo a él,
no sólo se protege a sí, si no que protege a su sociedad de la hegemonía que busca “la
producción en serie”, el silencio, y el adormecimiento de la memoria, por ello el títere en suma,
es una Sinécdoque, que representa a uno y a muchos, siendo transparente, lúdico, insólito,
pertinente e inusitado, original, fantasioso, transgresor, orgánico, consciente e inconsciente, o
es “lo consciente de lo inconsciente” que es más interesante aún, el títere se expone sin un
falso pudor, gracias a su capacidad de “ser a través de su verdad, así, nos revela la vida sin
intensiones aleccionadoras y de la manera más amorosa que puede existir: Jugando.
Tal vez algunos no lo sepamos del todo, o lo sabemos de manera muy general, pero
poseemos un natural pensamiento animista, el cual es mucho más activo durante la
“La niña, el lobo y el bosque” obra que forma parte del espectáculo “Secretos con el corazón de Noche” de María Laura Vélez, Compañía
Proyecto Mariposa, Lima-Perú. Fotografía Rafael Nova
primera infancia, pero permanece durante la adultez. Los niños, como parte de su
desarrollo, poseen una lógica animista de razonar, con el que explican la “realidad” de su
entorno. Pero el tema del animismo es mucho más importante para nuestra investigación,
porque explica también la natural relación que tiene el ser humano para relacionarse con
lo animado en cualquiera de sus formas, allí está incluida la animación de títeres.
Compartiremos un cuadro, según varios teóricos que hablan sobre este tema (Anexo 1).
Podríamos decir, entonces, que existe una natural inclinación a relacionarse con el
animismo en cualquiera de sus formas, al inicio del desarrollo de la especie como una forma
racional de explicarse el mundo que lo rodea o como una forma de religiosidad. En el juego
del niño, como una forma natural de pensar y percibir la realidad. En el “teatro de títeres”,
como espectadores, o como una forma de arte donde es natural el animar, el darle vida a
objetos, ya sea en el contexto de rito religioso, o en el contexto lúdico del rito teatral,
complaciendo en todos, sus necesidades animistas. Es entonces la capacidad animista del
pensamiento humano, uno de los factores que permite establecer un vínculo natural y entrar
en los códigos de relación entre animación de títeres y pensamiento divergente.
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Llama la atención que además enumera otros oficios entre quienes viajan con Cortés,
pero sin especificar los nombres o nacionalidades de quienes ejecutaban estos trabajos. Entre
estas menciones están los cinco músicos que tocaban la “chirimía, sacabuches y
dulzainas”; todos instrumentos de vientos. El autor no menciona si eran intérpretes europeos,
mestizos o aborígenes. Perfectamente podrían haber sido músicos de los pueblos originarios.
Solamente entre los mayas, se han identificado más de 125 instrumentos musicales como
flautas, ocarinas, trompetas, cornos de cerámica, conchas de caracol y otros instrumentos de
vientos. Es más, un dato secundario nos permitiría deducir que eran aborígenes. 1
1 Aparece posteriormente un dato importante. En el trascurso del trayecto, fallecieron el volteador y cuatro de los
músicos: ¿la causa del fallecimiento?... el hambre. Son muchos quienes sucumbieron a la travesía y en su mayoría
pertenecían al grupo de aborígenes que acompañaban a los conquistadores.
Retrato de Hernán Cortés, grabado del siglo XVIII
La segunda y última cita en este libro, aparece en el capítulo CCIX subtitulado: “De
cómo impusimos en muy buenas y santas doctrinas a los Indios de la Nueva España,
y de su conversión: y de cómo se bautizaron y volvieron a nuestra Santa Fe, y les
enseñamos oficios que se usan en Castilla, y a tener y guardar justicia” el autor
testifica lo habilidoso que son los originarios para aprender todo tipo de oficios, señalando:
“más yo lo tengo por de tan buenos ingenios (…) porque algunos de ellos son
cirujanos y herbolarios, y saben jugar de mano, y hacer títeres, y hacen vihuelas muy
buenas”. En esta frase, el autor reconoce que estos eran oficios autóctonos que se habían
desarrollado antes de la llegada de los españoles.
Todos los otros relatos de la época sobre el Conquistador Hernán Cortés, no vuelven a
mencionar a este titiritero, aunque sí se comenta en las cartas de Cortés a Carlos V que los
mayas sí conocían el arte de representar con títeres. Entonces podemos aclarar sin lugar a
duda, que López y Rodríguez, los supuestos titiriteros de Cortés, son una fábula que nació en
la segunda mitad del siglo XX. Ya tendremos la oportunidad de aclarar este equívoco.
Más que la simple mención del oficio del titiritero, que entre la gente del pueblo a esas
alturas tendría que haber sido más o menos común, es la distinción que se hace entre los
oficios, puesto que el término de volatineros utilizado en esos tiempos, era inclusivo a todos
ellos sin distinción.
¿Cómo surge entonces la fábula de Manuel Rodríguez y Pedro López, los titiriteros
españoles acompañantes de Cortés y el anonimato de los titiriteros mayas?
La incógnita entonces que nos queda rondando es: El titiritero que acompañó a Hernán
Cortés en el trayecto México-Las Higueras ¿era europeo o nativo? Aunque no existen datos
concluyentes, a nuestro parecer, como también el parecer de Flavio Daniel Gonzales, colega
titiritero e investigador argentino, quien también ha investigado este tema para su libro inédito
titulado “Hilos, guantes e ilusiones” también concluye que es más factible su origen
amerindio que español.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
Díaz del Castillo, Bernal: “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”
transcripción corregida por Miguel Andúgar Miñarro. (2014)
https://www.saavedrafajardo.org
Valle Arizpe, Artemio de: Andanzas de Hernán Cortés y otros excesos” (1940)
Cartas de Relación de Hernán Cortés a Carlos V. http://www.cervantesvirtual.com
Herskovits Álvarez, Sergio: “El Anónimo oficio de los titiriteros en Chile:
‘Representación con figuras. Teatro de objetos y títeres” (desde 1598 a 1910).
(2013)
Herskovits Álvarez, Sergio: “Representación con figuras, Teatro de objetos y Títeres”.
(desde 1598 a la actualidad y sus proyecciones). (2020)
Quizá esa sea la primera lección, la primera prueba, los Títeres demandan
audacia y es una gran prueba de audacia el lanzarte a hacer algo sin la menor
Taller con Gastón Aramayo, grupo Kusi Kusi. Lima - Perú Fotografía archivo Kusi Kusi
Taller con Raúl Narrea, grupo Wagaytíteres, Lima- Perú. Fotografía archivo Wagaytíteres
preparación, y puede que “funcione”, pero ahí nomás llega la segunda prueba,
empieza a cultivarnos la imprescindible humildad, que nos invita al sosiego y nos
lleva a tomarnos un respiro para contemplar el panorama, y así en ese hacer se
va abriendo paso la conciencia de que estamos ingresando en territorios amplios
que nos demandan más, descubrimos que somos pequeñitos y que estamos antes
del inicio mismo; allí viene la necesidad de buscar algo en que apoyarse,
entonces esa primera seguridad, sostenida en la audacia y el desconocimiento,
tambalea, y llega la pregunta ¿y cómo hago ahora?
El taller es una buena introducción al universo de los Títeres, las más de las
veces te lleva hacia una técnica específica, la más afín a quien lo imparte, pero aun
así termina por mostrar un espectro amplio, brinda herramientas, va nutriendo el
bagaje, deja semillas de información, técnica y mística, descubre y entrena
habilidades, pero quizá lo más importante es que motiva, sirve de impulso para
seguir explorando, y abre la conciencia de que al salir del taller no se sale titiritero
sino se sale convertido en aprendiz, listo para empezar el camino, un largo camino
de aprendizaje constante.
Taller con Ana Santa Cruz, Compañía Ana Santa Cruz, Lima – Perú. fotografía archivo Ana Santa Cruz.
Taller con Manuel Benites, Compañía
Manuel Benites. Lima – Perú.
Fotografía archivo Manuel Benites.
En ese andar
vamos entendiendo que
necesitamos, y vamos
tramando como adquirirlo,
vamos acertando y
equivocándonos y
aprendiendo de todo ello;
y ya con los Títeres al lado
es ineludible que ellos
demanden el escenario y
allí encontramos a otro
gran maestro: el público.
Lo que vamos adquiriendo
hemos de usarlo, ponerlo
a prueba, confrontarlo y
para ello el público es
indispensable, ellos nos
mostrarán los siguientes
tramos de la ruta, con ellos
continuaremos
aprendiendo a comunicar,
con ellos descubriremos la
gran responsabilidad que
implica pararse ante una
audiencia, allí
aprenderemos a
respetarlos y a ganarnos
su respeto, a recibir y dar
cariño, a escucharlos y
hacer que nos escuchen,
a gustarles pero también a
provocarlos, a removerlos
si hace falta, y por el respeto a ellos mismos merecen aprenderemos a no ser
complacientes, haciendo un pacto de sinceridad.
Pasada esa etapa quizá ya nos sintamos graduados de titiriteros, pero viene
otra pausa necesaria … respira, respira … que el aplauso no te nuble la visión,
respira, respira … y volvemos a sentirnos pequeñitos de nuevo, toca domar la
soberbia, nuevas lecciones de la imprescindible humildad, quizá entonces podamos
entender que no hemos inventado nada, y así podamos sentirnos parte de algo
mayor, de un mágico tejido tramado hace miles de años, toca agradecer que el
camino que ahora transitamos fue labrado con mucho esfuerzo y amor por nuestros
anónimos ancestros, que no nos dejaron sus nombres pero si sus saberes, que los
desperdigaron como pistas y lo que hemos estado haciendo hasta ahora ha sido
encontrarlos, descifrarlos; y solo hemos accedido a un pedacito de todo ello,
entonces nos descubrimos nuevamente aprendices con un amplio horizonte
enfrente, un bello camino que recorrer para seguir haciéndonos titiriteros, siempre
con los ojos bien abiertos y el corazón dispuesto …
Mi muñeco tuerca, era puro movimiento, era acción. Era gesto y actuación. Sí gestos.
Podía doblarse, y eso significaba cansado, o tal vez abatido. Si estaba contento, saltaba de
alegría, y si tenía apuro, pues corría. Yo era quien le daba movimiento, el que lo animaba. Mi
hermana era el público. No era necesario un acuerdo previo, ambos, titiritero y público
teníamos un acuerdo el cual se establecía al momento de aparecer el muñeco. Yo proponía
un personaje, mi hermana convenía en la existencia de un artista de papel y entonces la magia
acontecía, tal como ocurre con un titiritero y su público. El titiritero pone la parte de su habilidad
de imprimir movimiento a lo que no lo tiene, y el público acepta que ese movimiento es
expresión de verdad vital.
Hoy me pongo a escribir sobre La tuerca, y sonrío mientras digito las palabras. Mi
recuerdo revive momentos de disfrute, de instantes agradables. Dije: me pongo a escribir de
La tuerca, y pues tengo ya preparada una hoja, lápiz y tijeras, y empiezo con la construcción
del muñeco.
Carlos Torres
Narrador oral, Callao - Perú
Facebook: Carlos Torres (el narrador)
YouTube: Carlos Torres
El libro DE BANFIELD a México, es un libro de
crónicas de viaje que comprende el viaje de 12
años (1992- 2004) que
realizó Sergio Mercurio por América Latina.
En el año 99 vivió en Perú, alternando su
estancia entre la ciudad de Arequipa y Lima.
El libro está ilustrado en su totalidad por las
líneas de Nazca, sin duda la cosa más
maravillosa que he visto en América. En la
tapa, sobre relieve está una de las líneas de
Nazca que parece un espiral de doble entrada
cuando en realidad es un espiral hecho con una
sola línea
Elegí este dibujo porque es el que mejor
representa el espíritu de mi viaje. hice un viaje
en curvas para llegar hasta un centro, que
identifiqué como México, donde no me detuve,
sino que retorné creyendo que volvía a pasar
por los mismos lugares, pero ya no eran los
mismos, cuando llegué a mi lugar de partida y
yo habíamos cambiado. El espiral Nazca
representaba perfectamente lo que había
vivido.
A partir de haber volado sobre las líneas de
Nazca, creí encontrar una cultura que demostró
su poderío sin construir fortalezas. Me gustaría
ser recordado como uno de ellos
Sergio Mercurio
Tomado del libro “De Banfield a México” de Sergio Mercurio, Argentina 2004.
Texto de introducción escrito por Sergio Mercurio para esta publicación.
sergio.mercurio@gmail.com
Facebook: El jardín de Ui
Dibujo y fotografías tomados de internet.
Grupo “El Tenderete” - México
Facebook: El Tenderete
Caricatura de Tito Guzmán y la doctora Paulina del Río, en homenaje al día del médico
https://www.facebook.com/elipeque
Galeano sobre los Títeres 2
1910
La Habana
Eduardo Galeano
Tomado de “Memoria del Fuego 3, El siglo del viento”
Siglo XXI Editores, 1ra ed. Argentina 1986.
El milenario TEATRO DE TÍTERES fue conocido en Lima desde fines del siglo XVI. En
1597 se formó una compañía que había armado un “castillo de maravillas” en el que aparecían
los Títeres o muñecos.
NR (1) El Apellido de esta titiritera es mencionado en algunos textos como Goromar o Godomar, o también
Gondomar como aquí, así mismo la fecha en que se presentaría en Lima tampoco coincide con las de otras fuentes
que la ubican en 1693 (Ricardo Palma), 1696 (Ella Dunbar).
NR (2) Esta referencia es equivocada pues Vicky Morales no fue presidenta de la filial o centro nacional de UNIMA,
en ese entonces no existía el Centro Nacional en Perú, pero Vicky si era miembro de UNIMA Internacional por lo
que más bien ella ejercía la representación de UNIMA en Perú.
primer contacto del autor con los Títeres, una de esas anécdotas que entrañan un significado
especial pues marcan para toda la vida, y que al ser compartidas transmiten de manera
sintética, sencilla, directa y bella aquello que de otra manera podría demandar amplios
tratados; necesaria cuota sensible y personal; muy acertada como carta de presentación del
autor y como introducción a un mundo que es mucho más que técnica, recetas y fórmulas.
En esa misma línea, otro gran acierto y valiosísimo aporte del libro es la inclusión de
dos artículos sobre Amadeo De la Torre, referente fundamental de los Títeres en Perú; tenido,
hasta ahora, más como inaccesible figura mítica que como real personaje histórico, debido a
la imposibilidad de acceder a información sobre él, “Entretíteres” reproduce íntegramente dos
artículos periodísticos sobre De la Torre, testimonios directos que incluyen su propia voz, uno
de ellos aparecido en el diario “El Comercio” el año 1979 y el otro escrito por Manuel Jesús
Orbegoso publicado en la revista “Cultura Peruana” en 1953; documentos vitales para
aproximarnos a este histórico titiritero peruano, para conocerlo más terrenal a partir de sus
aportes y del contexto en el que le tocó vivir y morir; textos duros pero necesarios, que
transmiten los difíciles últimos tiempos de su vida, a la vez que ponen en realce su significación
y trascendencia en la cultura peruana de la época, rescatando así una de las más valiosas
páginas en la larga, compleja y no registrada historia de los Títeres en Perú, ubicándonos en
una línea de continuidad, que nos pone en contacto con nuestros ancestros artísticos,
honrándolos y agradeciéndoles el camino andado.
El autor y la mesa de comentarios, conformada por Carlos Villa Valle y Julio Abanto, en la presentación del libro
en la Academia ADUNI de San Juan de Lurigancho, Lima 11 de noviembre 2017.
Fotografía Archivo Juglar Teatro de Títeres
Luego, ofrece brevemente algunos conceptos necesarios de conocer, una mínima y útil
base para entrar de lleno al terreno práctico, partiendo de la definición de Títere de Bill Baird,
que, en mi opinión, es de la más acertadas.
El libro incluye también algunos principios básicos de animación de títeres, esta parte
por su importancia quizá pudo desarrollarse más y en la misma se extrañó el acompañamiento
El maestro Ernesto Ráez comentando el libro al lado del autor, durante la presentación realizada en La Casona de Rick, en el
distrito de Breña, Lima 17de noviembre 2017. Fotografía Archivo Juglar Teatro de Títeres.
Luego pasa a una sección dedicada a nociones y métodos para emprender la creación
dramatúrgica, que inicia con un extenso glosario de términos teatrales, que en principio podrían
verse innecesarios, pero luego se va entendiendo la necesidad de tener claras las ideas para
abordar la creación de libretos con proyección al montaje.
Finalmente cierra el libro con otro acierto, dando un espacio a la palabra del Títere, a
través de un testimonio y cuento del querido Peluchón del Juglar, emblemático personaje del
grupo, celebrado presentador irreverente y díscolo, portador de un humor ácido y mordaz,
que cuenta con muchos seguidores. De esta manera, poniéndose en la piel del Títere, Ángel
Israel da un lugar a otra de sus pasiones: la literatura.
Dejé para el final, algo que bien pudo estar al inicio, la portada del libro, la cual contiene
una fotografía impresionante, una función del grupo de Barros presentando la obra “El fiel
Machas” para una comunidad enclavada en las alturas de los Andes, allí donde se vive y siente
más el olvido y la postergación, allí donde el arte que hacemos no llega ni por asomo, donde
el Estado hace alarde de indiferencia, donde niños y adultos nunca han visto Títeres, allí donde
es muy difícil llegar, no se cumplen requerimientos técnicos y hasta ´puede que abunden los
obstáculos para dar una función, pero una vez más los Títeres nos demuestran que todo lo
pueden, que no le corren a las cumbres escarpadas, sino que más bien dialogan con ellas y
hasta integran como cómplice al viento que pareciera sumarse para juntar a los Títeres y el
público; bella, poética y potente imagen que con su sola contemplación muestra el camino, las
posibilidades y la responsabilidad de empuñar un Títere.
Ya cerrando, puedo decir que este es un bonito, útil y necesario libro, seguro que puede
mejorarse, tiene algunos problemas de edición, pero eso no afecta ni desmerece el contenido.
Me alegró mucho la aparición de “Entretíteres”, pues en nuestro país no solo escasean las
publicaciones especializadas, sino que también suele escasear el compartir información y
conocimientos. Felicitaciones Ángel Israel y gracias por sumar desde esta iniciativa y
esfuerzo a la escena titiritera peruana, vamos avanzando desde todos los frentes.
El libro se divide en tres partes. En la primera, titulada ‘El arte de los títeres: nociones
básicas de la técnica hacia la estética enmarcada en la mística’, se entra de lleno en la gran
diversidad que existe en el campo del teatro de las figuras, los muñecos o los objetos
animados. Historia, técnicas, tradiciones, la animación -término preferido al de la manipulación-
Mesa de comentarios en la presentación del libro, de izquierda a derecha: Julio Vega, Felipe Rivas Mendo, Mary Soto,
Ernesto Ráez y Toño Quispe. Casa de la Literatura Peruana, 12 de enero 2018. Fotografía Juan Carlos Subias
, los materiales, los recursos varios… Y lo hace Molina desde una posición de compromiso
casi ‘visceral’ con lo que representa tener un títere en la mano, como bien señala el marco
‘místico’ desde donde se postula su práctica. Compromiso que también es ético y social, al
asociarse a las corrientes de regeneración moral de la política. Una apuesta de honestidad
radical y libertaria en una época como la nuestra, tan proclive a dejarse llevar por los
pragmatismos del todo vale y de la pequeña felicidad consumista.
La segunda parte, titulada ‘Tiempo, espacio y sociedad’, nos habla de lo que hay ‘al otro
lado’, el público, para plantear y defender que el arte de los títeres no es un asunto sólo de
niños, como mucha gente cree, sino algo mucho más amplio. Plantea las dificultades que
suelen tener los titiriteros que plantean obras para adultos, un tema que el autor cierra con la
pertinente cita de Goethe: Los títeres gustan a los niños y a las personas inteligentes.
Contiene también esta parte el importante capítulo ‘Los títeres como herramienta de
aplicación’, en el que Molina entra de nuevo en los aspectos prácticos y didácticos: los títeres
en la educación, cómo se los puede utilizar para el desarrollo de la creatividad del niño, las
sesiones escolares, etc.
Continúa el autor la segunda parte con el trascendental capítulo titulado ‘Un arte
tradicional en tiempos de vanguardias’, en el que se sitúa el arte de los títeres en el contexto
de las artes contemporáneas, un terreno en el que no sólo se encuentra cómodo sino que lo
catapulta hacia el futuro con una potentísima carga de energía procedente de las relaciones
que mantiene con temáticas fundamentales como son las de la Identidad, el Doble, el Otro, El
Límite y la Hibridación con otras artes, etc. Por ello, ve preciso Molina delimitar las fronteras
de lo que puede considerarse teatro de títere, muy abiertas y deslizantes.
Y remata esta segunda sección del libro con el abordaje de la realidad peruana, para
mostrarnos su riqueza y la acumulación de nombres que han dejado huella imperecedera en
la práctica local del arte. Una mirada que hace ‘a vuelo de pájaro’, como no podía ser de otro
modo, al tratar unos contenidos que por sí solos requerirían otro volumen como mínimo. Se
remonta al siglo XVI para ir subiendo en el calendario hasta llegar a la actualidad, donde nos
muestra una verdadera explosión de nombres y grupos.
Vale la pena citar al autor en esta parte para tener una idea de lo que estamos hablando:
Actualmente en Lima, capital del Perú, hay poco más de una veintena de grupos
dedicados exclusivamente, o como actividad principal, a alguna forma del arte de los títeres.
Estos grupos se mueven en espacios teatrales o alternativos y difieren en cuanto a
trayectoria y a continuidad en su labor. Los más antiguos son Kusi Kusi y Títeres Rivas
Mendo, con más de cincuenta años de actividad, y Circo de Marionetas, con más de
cuarenta años. Ya con un buen camino andado tenemos a Madero, Taller de Gnomos y
Hugo e Inés. Con un camino a medio andar están La Gran Marcha de los Muñecones, Mi
casa encantada, Tárbol, La Pájara Gorda, Gaia, Wagaytíteres, Concolorcorvo, Intipacha,
Pepito Ron y Tarpuy. De más reciente formación son Proyecto Mariposa, Juglar, Higuerilla,
Dany Titiritero, Manu Benites, Casa Voladora, Makisaurios, XT Laboratorio Teatral, Ñahui
Teatro, Correteando, Fobia de Marionetas, Cía. Miguel Ramírez, y algunos que quizá se me
escapen.
Ahora se están tendiendo puentes, pero aún hay una brecha que desconecta a los
titiriteros de Lima con los del interior. De entre los titiriteros del interior que conocemos, están
en actividad: La Padilla en Tacna; Marionetas de Cajamarca en Cajamarca; Títeres Amigos y
Presentación del libro "Oficio de libres, del ancestral y contemporáneo arte de los Títeres" en La Casa de la Literatura Peruana,
12 de enero 2018.
Fotografía Juan Carlos Subias
Una vista del público durante la presentación del libro en la Casa de la Literatura Peruana, 12 de enero 2018.
Fotografía programa Puntos de Cultura del Ministerio de Cultura de Perú
Mueca en Chiclayo; Olmo en Trujillo; Raurachkani en Huacho; Laboratorio Kintu, Luisito
Artista de Varieté y Ave Fénix en Ayacucho; Atrapasueños, Manicomio Rosa y Más Allá en
Huaraz; Cepillín en Ilo; Muchik viajando por la Amazonía; Zeus en Húanuco; Darte en Cusco;
el Molinete, Titiricuentos y la Cigüeña en Huancayo; Cronos en Arequipa; Tanit en
Huarochirí, y recientemente Títeres del sur en Puno.
También encontramos grupos de teatro o solistas para quienes los títeres no son su
actividad principal, pero los incorporan a su quehacer o han montado algunos espectáculos.
Estos son Mashara Teatro, la Escuela Experimental de Mimo y Títeres, Gestos, Waytay,
Yawar, Sasá Teatro, Carlos Torres, Rodolfo Gamero, Lunasol, Puckllay Pacha, Caballo
blanco escenográfica, Taller Ambulante de Formación Audiovisual, Psicopompo Perro Negro,
Julia Amelia Castro, Concientizarte y Educación, Protagonismo y Arte.
De otro lado, existen solistas que trabajan en buses o en semáforos generalmente con
rutinas cortas de títeres de hilos y aquellos que solo trabajan en fiestas infantiles. Ambos
están desconectados de la escena antes descrita y no se dispone de información sobre ellos
Dedicados más a la confección de títeres tenemos a Ramón Vilca de El Muki, Pedro Núñez
Soto y Diego Quispe Villanueva, este último en la ciudad de Tacna.
Larga cita que nos da una idea de la volcánica realidad titiritera del Perú.
El libro nos habla aquí de festivales, teatros, circuitos, problemas laborales y todo el
cúmulo de realidades de orden sociológico que atañe a la profesión, de una gran utilidad para
disponer de la necesaria radiografía, amplia y veraz, del sector titiritero en Perú.
La tercera parte del libro, Molina la dedica a varias entrevistas realizadas a algunos
titiriteros importantes del país, un apartado que él denomina Memoria Titiritera Peruana. En
concreto son: Gastón Aramayo, del histórico grupo Kusi Kusi; Jhonny Bravo, de la Compañía
Circo de Marionetas; Maruja García Naranjo y Estela Huamán, de Cactus; Marcela Marroquín,
de Marionetas Marroquín; Azucena Arrasco, de Títeres Amigos; Felipe Rivas Mendo, de
Títeres y Marionetas Rivas Mendo; Pepe Borja, de Paco Yunque; Mario Herrera Asín, de
Títeres Antarita; Juan Pablo Arrasco, de Títeres Pepín; La Gringa Inga, de Los Títeres de Inga;
y Vicente Correa.
Creo que esta parte de las entrevistas es fundamental para dar al libro de Martín Molina
una gravedad que complementa las dos primeras partes con un acercamiento profundo de la
dimensión humana de los títeres en el Perú. Son entrevistas que van derechas al corazón del
oficio y del entrevistado, y que nos hablan tanto de los artistas que responden como del mismo
entrevistador.
Y es que toca hablar aquí de la vertiente documentalista y reflexiva que Martín Molina
viene desarrollando desde hace años a través de la revista Mil Vidas, de la que es principal
redactor y director. Una publicación artesanal, hecha con las manos y con el corazón, un caso
insólito que cumple con las funciones fundamentales de testimonio y de reflejar la realidad de
lo que se cuece en Perú y en otras geografías de América Latina. ‘Oficio de Libres’ no se
entendería sin esta dedicación editorial continuada del titiritero de Tárbol, una labor de la que
habrá que hablar un día desde Titeresante con más extensión.
El “ Toto” … .
Ardri Sobrero
Grupo “Agarrate Catalina”, Argentina.
https://www.facebook.com/ardri.sobrero
Mil Vidas
Historia de papel …
“Los sueños se hacen a mano y sin pedir permiso” (1)
En verdad esta aventura de hacer Mil Vidas está siendo por sobretodo gratificante, el
enfoque y las aspiraciones puestas en ella hacen que en el balance termine siendo así, y
desde luego las satisfacciones exteriores no han sido escasas, tampoco abundantes, pero sí
de tal trascendencia que justifican pasarse esta y otras vidas haciendo ese trabajo; quedan
para el recuerdo momentos como aquel cuando el maestro Felipe Rivas Mendo se tomó el
trabajo de ir a un Centro Cultural, lejano a su domicilio, para comprar un ejemplar de Mil
Vidas, pagando por él con una gran sencillez y con gratísimos comentarios; cuando estando
en la casa de Tito Guzmán, en Santiago de Chile, encontré en su biblioteca algunos de los
primeros números de Mil Vidas; cuando el maestro Mario Herrera venía a Lima desde
Huacho, una provincia del norte chico, para comprar los números conforme iban saliendo,
por ello le obsequié el número 6 al encontrarnos en un evento en Lima, en medio del trajín
me pidió que se lo dedicara, le dije para hacerlo luego, pero me insistió diciéndome “tiene
que ser ahora”, pocos meses después falleció; cuando el gran Tomás Temoche me pedía
ejemplares para llevarlos a las Muestras de teatro Regionales y Nacionales, y a los festivales
de teatro escolar y a poco me escribía entusiasmado contándome que se había agotado
inmediatamente; otro momento muy especial fue cuando estando en la casa de Guillermo
Bernasconi en Buenos Aires me mostró su colección de revistas de Títeres y entre ellas
estaban casi todos los números de Mil Vidas, allí en manos de quien había sido mi
inspiración …
Otro hecho significado, fue la hasta ahora única presentación, digamos, formal que se
hizo de Mil Vidas. Ya era inminente la aparición de los números 10 y 11 juntos, y ante tal
“acontecimiento” a María Laura Vélez se le ocurrió hacer una presentación en La Casa de la
Literatura Peruana, se pensó en ese espacio pues es un lunar de buenas prácticas culturales
en la administración pública del país; la fecha coincidió con el paso por Perú de Concha de la
Casa directora del Centro de Documentación de Títeres de Bilbao, referente fundamental de
la publicación de material especializado en títeres en castellano, por lo que ella junto al
maestro Felipe Rivas Mendo y Carlos Torres conformaron la mesa de comentaristas. Fue
además muy gratificante contar con varios colegas, amigos y público interesado en los
Títeres
Sí, tengo muchas razones para seguir haciendo esto, no es sólo un ejercicio
personalista, es un profundo deseo de aportar a nuestra escena titiritera desde otra
instancia, de comunicar, de divulgar, de decir, de mostrar ese ángulo que no se ve desde el
escenario, de honrar a los nuestros … cuando he releído los últimos números me he sentido
muy complacido, me gustaron y mucho, me supieron a nostalgia, a sinceridad, a emoción, a
sentimiento; definitivamente es más que papel, lo siento en mis manos, lo veo … palpita …
está cargado de espíritu(s) …
Vayan estas vidas y las que vienen como un modesto homenaje a todas las mujeres y
hombres que dan lo mejor de sí para, desde este maravilloso arte y oficio, seguir luchando,
construyendo sueños a mano y sin pedir permiso.
Con colegas que asistieron a la presentación de Mil Vidas 10 y 11 en la Casa de la Literatura Peruana, 8 de
diciembre 2015, fotografía Guillermo Amancio Caballero.
Gigante del grupo Yawar participando en el VII Encuentro con los Títeres por el Día Mundial del Títere,
organizado por Anaracos Colectivo de Titiriteros, en la Asociación de Artistas Aficionados, Lima. Marzo 2010.
Fotografía Carla Acrich.