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Revalorización de La Víctima en El Sistema Procesal Penal Actual
Revalorización de La Víctima en El Sistema Procesal Penal Actual
En la materia hay un concepto generalizado internacionalmente que entiende como “víctimas” a las
personas que, individual o colectivamente hayan sufrido daños, lesiones físicas o mentales,
sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales
como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente (Declaración de
las Naciones Unidas de 1.985).
Con posterioridad se produce una etapa de revalorización del rol de la víctima que tiende a mejorar
la “testimonial” con una especie de ·”protección”en oportunidad de rendir la declaración judicial.
Hay un espíritu de que el sujeto pasivo del delito pueda participar de un procedimiento de adhesión.
La evolución revierte la tendencia orientada a suprimir al acusador particular y así, en otro estadio
temporal, se le reconoce a ala víctima plena participación configurándose su ingreso al proceso
penal ya sea como querellante conjunto, adhesivo, subsidiario, exclusivo o particular.
Con justa razón se ha afirmado que “se hace imperioso cumplir con el mandato constitucional
respecto del diseño del proceso, sosteniéndose que el único que se adecúa a ello es el modelo
acusatorio”
En esta orientación “se destaca el rescate del “rol de la víctima” reconociéndola efectivamente como
legítima interesada en el resultado del proceso” porque precisamente ostenta un derecho que
emerge de la propia y cierta información del ilícito.
A esta altura del discurso, sin temor a equivocaciones podríamos afirmar que a partir de la
implementación de instrumentos legales internacionales y la jurisprudencia integradora en tal
sentido, ha quedado consolidada la idea de reconocer que se han violado derechos humanos
fundamentales a quienes han sufrido las consecuencias de un delito y por tal motivo merece amparo
legal.
PROPUESTAS ACTUALES
Uno de los principios básicos establecidos en el mismo Código Procesal Penal es la protección a la
víctima, en virtud del cual se contempla una obligación perentoria para el Ministerio Público de
“velar por la protección de la víctima del delito en todas las etapas del procedimiento” (Art. 6
inc.1CPP).
Incluso este deber se extiende a la policía y a los demás órganos auxiliares, quienes deberán
otorgarle un trato acorde con su condición de víctima, procurando facilitar al máximo su participación
en los trámites que debiere intervenir.
La víctima es el ofendido por el delito (art. 108 inc. 1 CPP), es decir, aquella persona que sufre las
consecuencias perniciosas del acto ilícito que se atribuye al imputado.
Pero, existen delitos en los cuales la víctima no puede ejercer los derechos que la ley le confiere, por
diversas circunstancias, edad, estado de salud, etc., así como en el caso en que resulte la muerte de
la víctima, situaciones en las cuales el concepto de víctima se extiende al cónyuge y a los hijos; a los
ascendientes; a los descendientes; al conviviente; al adoptado o adoptante en ese orden de
prelación (art. 108 incs. 2 y 3 CPP).
La importancia del reconocimiento de la calidad de víctima tiene que ver con los derechos que le
confiere el ordenamiento. Que son:
A veces puede resultar que el imputado se presente como víctima, para encubrir su carácter,
caso en el cual deberá dejarse establecido de antemano su real calidad, para establecer cuales
son los derechos que efectivamente corresponden a cada uno.
CUESTIONES DE FONDO
Las reformas que se introducen en este plano, llevan como “objetivo fundamental abandonar el
sistema inquisitivo”.
REFLEXIONES INDISPENSABLES
Con agudeza se ha señalado que “el tiempo actual esta signado por una delincuencia cuyo
crecimiento opera en proporción geométrica, en tanto que la benignidad o levedad de los
Códigos mantiene un estatismo sancionador que contribuye a la expansión de los delitos.”
Deberá dársele la oportunidad de que actué asesorada por organismos creados apara tales
fines.
Se debe tener en cuenta la reparación del daño producido a la víctima para la solución del
conflicto.
Se debe consolidar la idea del trato digno y humanizado con respecto a ella y el inalienable
derecho a ser escuchado.