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muy importante...)

Puente hacia Esther

Pastor A.T. Vergunst

Pastor A.T. Vergunst

Puente hacia Esther

B.V. Uitgeverij De Banier Apeldoorn, 2012

Diseño y maquetación de la portada: Janneke Paalman

Foto de portada: Istockphoto

ISBN 978 90 336 31139

NUR 746

TODOS los derechos reservados

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sistema de recuperación o transmitida de ninguna forma o por ningún
medio, ya sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o de cualquier
otra manera, sin el permiso por escrito del editor.
Puente hacia Esther

Pastor A.T. Vergunst

Logotipo De Banier
JANNEKE

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En portada Puente hacia Marcos: Puente hacia Esther

Esther 1:1-2 Dios tiene el control
1. Aconteció en los días de Asuero, conocido a menudo por su
nombre griego, Jerjes, (éste es el rey Asuero que reinó, o
gobernó, desde la India hasta Etiopía, un país al sur de
Egipto; reinando sobre ciento veintisiete provincias, áreas en
las que estaba dividido su gran reino. Judá era una de esas
provincias,
2. Que, en aquellos días, cuando fue afirmado el rey Asuero
sobre el trono de su reino el cual estaba en Susa capital del
reino, una de las principales ciudades del Imperio persa. Este
es el mismo palacio donde Nehemías sirvió más tarde como
copero del rey. Hoy, ese país se llama Irán.
Estás empezando a leer uno de los libros más sorprendentes de
la Biblia, un libro que nunca menciona a Dios, ¡ni una sola vez!
No leerás sobre gente orando, aunque en un momento dado sí
ayunan. Este libro no enseña específicamente sobre el cielo, el
infierno o el Señor Jesús.
A estas alturas quizá te estés preguntando: ¿Por qué estaría
entonces el libro de Esther en la Biblia? ¿No es la Biblia un
libro sobre Dios?
Hace muchos años, un ministro llamado Matthew Henry
escribió: "Aunque el nombre de Dios no se encuentra en
Esther, la mano de Dios se ve en todas partes. Él está
controlando el más pequeño evento para que su pueblo Israel
no fuera asesinado."
A través de la historia de Esther, Dios nos enseña que Él
siempre tiene el control. ¡Nada sucede porque sí! Todo en
nuestra vida y en nuestro mundo pasa porque Dios está
haciendo que ocurra.
Los acontecimientos de nuestra vida pueden parecer a menudo
piezas de un gran y difícil rompecabezas. Tal vez perdiste a tu
padre o a tu madre cuando eras joven, y te preguntas: ¿Por qué
Dios permitió eso? O te preguntas por qué naciste con una
discapacidad o tienes dificultades de aprendizaje. Tal vez no
entiendas por qué tus padres ya no se quieren; en vez de vivir
juntos, se han divorciado. Esto te hace sentir desgarrado y
confuso.
Los jóvenes no son los únicos que luchan con preguntas como
éstas. Incluso a los adultos que aman al Señor a veces les
cuesta entender los caminos de Dios. Pero pase lo que pase en
tu vida, recuerda que Dios te enseña en este pequeño libro de
Esther: que Él tiene el control. Él está en un trono mucho más
poderoso e importante que el del rey Asuero. Dios no sólo
gobierna sobre reyes poderosos, sino también sobre niños
pequeños. Esther perdió a sus padres cuando era una niña.
¿Controló Dios eso? Por supuesto que sí.
Dios no espera que entendamos todo lo que hace. En cambio,
nos dice que confiemos en Él, incluso cuando suceden cosas
que duelen, son confusas o no tienen sentido. Dios no sólo es
todopoderoso; ¡también es amoroso y bueno! Él sabe lo que
necesitamos o lo que es mejor perder. A veces permite los
problemas para llamar nuestra atención y atraernos hacia Él.
Por lo tanto, estudia este libro en oración. Pregunta al
Señor por la gracia de confiar siempre en Él. No está mal
decirle al Señor que estás herido, confundido o asustado.
Puedes confesarle que te cuesta confiar en Él. Pídele que te
enseñe a conocerle y a confiar en Él mientras te enfrentas a
tareas difíciles o pasas por acontecimientos dolorosos en tu
vida.
Lecturas complementarias: Salmo 73
Esther 1:3-4 Un rey infeliz
3. En el tercer año de su reinado [de Asuero], hizo banquete
a todos sus príncipes y sus cortesanos, teniendo delante de
él a los más poderosos, los gobernantes, de Persia y Media
estaban allí, así como los gobernadores y príncipes de
provincias
4. para mostrar a él las riquezas de la gloria de su reino, el
brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días,
ciento ochenta días (180 días). Todo este espectáculo era para
impresionar a la gente importante para que apoyaran al rey
Asuero en sus planes de hacer la guerra.
Para organizar una guerra contra la lejana Grecia, el rey Asuero
convocó a personas importantes de todo su gran imperio a
reunirse en la capital. Esta reunión duró cerca de medio año
porque había mucho que planificar. Los griegos eran muy
fuertes y era una invasión arriesgada. Pero el rey Asuero tenía
un plan audaz y su ejército era numeroso: ¡dos millones de
soldados! para ganarse el apoyo de los nobles y príncipes, hizo
una espléndida demostración de su poder, riqueza y lujo
durante aquella reunión de medio año. ¡Y qué poder y
magnificencia tenía este rico rey! Su imperio era inmenso: los
siervos lo rodeaban y satisfacían todas sus necesidades y
deseos; su dinero no tenía límites: podía conseguir lo que
quería. Más adelante leeremos en qué hermoso y lujoso palacio
vivía. No sólo tenía riquezas, sino también poder. De hecho,
tenía tanto control que, si tenía enemigos o alguien no le caía
bien, simplemente lo destituía o lo mataba. ¿Crees que, con
todo su poder y riquezas, acaso ¿el rey Asuero era feliz? No
estaba satisfecho con el enorme imperio que ya tenía, sino que
anhelaba conquistar también a los griegos. Si fuera capaz de
tener eso, ¿crees que entonces estaría satisfecho? Tienes razón,
si piensas que no lo estaba.
¿Qué hacía tan infeliz a este rey? Era codicioso y avaro. Todo
lo que le importaba era él mismo. Pensaba que la gente lo
admiraría aún más si lograba vencer a esos griegos.
Lamentablemente, aunque era un rey, en realidad era un
esclavo. Estaba gobernado por su corazón egoísta y codicioso.
¿Te das cuenta de cuánto nos parecemos todos al rey Asuero?
Cuando enviaba a los hombres a la guerra, no se preocupaba
realmente de todas las madres e hijos que llorarían por sus
maridos y padres que nunca volverían a casa. Pero piensa en ti
mismo: ¿Realmente te preocupas cuando hieres a alguien con
tus acciones o comentarios? ¡Qué fácil es desairar a un
compañero de clase o reírse cruelmente cuando ha cometido un
error! Podemos estar muy preocupados por lo que la gente
piensa de nosotros; pero, ¿eres igual de susceptible cuando
alguien comparte algunos datos poco amables sobre otra
persona? ¿Le dices inmediatamente que deje de hablar de los
demás? ¿Quieres ser feliz? Entonces necesitas conocer al
verdadero Rey: ¡el Señor Jesucristo! Las riquezas de gloria que
Él tiene en el cielo son infinitamente superiores a las que tenía
el rey Asuero. Pero lo que es tan asombroso es que cuando el
Señor Jesús vino a esta tierra, no parecía un rey. No, Él dejó a
un lado su gloria, se vistió de una naturaleza humana y vino a
ser un siervo, para poder salvar a los pecadores. No organizó
reuniones para luchar contra enemigos terrenales, sino que
luchó y ganó una guerra espiritual contra el pecado y satanás.
Cuando él esté en el 'trono' en tu corazón, El conquistará tu
pecado y tú serás verdaderamente feliz.
Lecturas complementarias: Juan 13:1-20.
Esther 1:5-9 Una fiesta egoísta
5. Y cumplidos estos días de planificación de la guerra, hizo
el rey otro banquete segundo banquete por siete días en el
patio del huerto del palacio real a todo el pueblo que había
en Susa, desde el más pequeño hasta los más importantes
sirvientes, capital del reino, desde el mayor hasta el menor.
6. El pabellón era de cortinas blancas, verdes y azules,
tendido o sujetas sobre cuerdas de lino y púrpura en anillos
de plata y columnas de mármol, una piedra hermosa y
costosa: los reclinatorios o divanes que la gente usaba en el
jardín eran de oro y de plata, y estaban colocados sobre
losado de porfido , (baldosas) de mármol, de alabastro y de
jacinto.
7. Y daban a beber a los invitados en vasos o copas de oro (y
vasos diferentes unos de otros, cada copa hecha a mano tenía
diseños diferentes) y mucho vino real, el mejor vino de
acuerdo a la generosidad del rey.
8. Y la bebida era segun esta ley, o a la orden del rey, que
quería mostrar cuán rico y grande era: Que nadie fuese
obligado ni forzado a nadie a beber; porque así lo había
mandado el rey a todos los mayordomos, o criados, de su
casa, que hiciesen según la voluntad de cada uno: si alguno
quería más vino, se lo diesen.
9. Asimismo la reina Vasti, la esposa más importante del rey,
hizo un banquete aparte para las mujeres que también eran
esposas del rey, en la casa del rey Asuero.
Este rey persa era un hombre fiestero; le encantaba exhibir sus
riquezas y su gloria. Además, todos estos líderes pronto
regresarían a sus lugares de origen, listos para llevar a cabo los
detalles de su plan de guerra, y el rey Asuero ciertamente
quería causarles una buena impresión. Tal vez necesitaba
demostrar que era lo suficientemente rico como para pagar
todo lo que había prometido por su trabajo.
Aunque no hay nada malo en celebrar días y acontecimientos
importantes (como los cumpleaños), esta fiesta se llevó
demasiado lejos. Piensa en cuánto dinero habrá costado.
¿Quién crees que pagó realmente esta extravagante fiesta? Los
habitantes del imperio del rey, muchos de los cuales debían de
ser muy pobres, pagaban impuestos para sufragar los gastos del
rey, pero eso no le molestaba en absoluto al rey. Claramente,
este rey no pensaba en sus súbditos, sino que sólo se
preocupaba por su propia comodidad, honor y gloria. Podía
vivir muy feliz mientras los demás sufrían por ello.
El egoísmo del rey Asuero vive en todos nosotros. ¡Qué poco
nos molesta que otros sufran, mientras nosotros disfrutamos de
placeres y comodidades! Nuestros países gastan millones de
dólares para albergar eventos deportivos de copa mundial,
mientras que cientos de personas mueren cada día por no tener
suficiente comida o agua limpia. La gente paga cientos o
incluso miles de dólares simplemente para divertirse, mientras
que millones de personas trabajan como esclavos por poco o
ningún salario. ¿Es esto justo? ¿Nos dio Dios nuestras riquezas
para que las usáramos de forma tan descuidada o egoísta?
¡Qué diferente es el gran Rey del cielo y de la tierra! El Señor
Jesús estuvo dispuesto a renunciar a su trono para ser clavado
en una cruz. Él sirvió y sufrió alegremente por los demás.
Lecturas complementarias: Juan 13:1-5; 12-20
Esther 1:10-11 Ebriedad
10. El séptimo día de la fastuosa fiesta, estando el corazón
del rey alegre, o ebrio, de vino, mandó a Mehuman, Bizta,
Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos,
sirvientes encargados del palacio, que servían delante del rey
Asuero, y que cumplían sus órdenes;
11. que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la
corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes
su belleza; porque era hermosa, muy hermosa.
Hoy en día vivimos en un mundo insensato. Mucha gente
piensa que es divertido beber alcohol y emborracharse. Pero si
lo piensas, puedes ver que esto es una gran mentira. ¿Es
divertido cuando conductores borrachos matan a otros en la
carretera? Muchas personas toman decisiones tontas cuando
están borrachas, y sufren consecuencias tristes y duraderas.
¡Nunca creas que emborracharse es divertido! Asuero es un
ejemplo de cómo beber demasiado vino hace que la gente
peque. ¿Recuerdas que en el versículo 4 leemos que el rey
Asuero organizó una impresionante fiesta para mostrar la gloria
de su reino? No contento con eso, decidió presumir también de
su bella esposa, la reina Vasti. Quería impresionar a sus miles
de invitados masculinos y ver cómo le envidiaban por su bella
esposa. Su sed de honor y admiración le hizo estar dispuesto a
todo para convertirse en el "Número 1". Sin embargo, como
leeremos en el siguiente fragmento, estos pecados trajeron
dolorosas consecuencias y profundas pérdidas a su vida; sus
acciones de borracho sólo le causaron tristeza.
Seguro que todos conocemos la sed de admiración. Puede que
a veces no te importe faltar el respeto a tus profesores, con tal
de que tus amigos piensen que eres estupendo (guay) o
atrevido. ¿O es que quieres ser el mejor en algo: músico,
futbolista, artista...? Pero recuerda que cada vez que "bebas la
gloria" del éxito, sólo tendrás sed de más.
Aprendamos otra lección de la vida del rey Asuero: beber
demasiado vino o alcohol a menudo conduce a una gran
insensatez. Una y otra vez, las personas ebrias rompen sus
promesas a sus maridos o esposas; muchos golpean
violentamente y maltratan a sus seres queridos; otros malgastan
su dinero, haciendo sufrir a sus familias. Por eso, Dios nos
advierte amorosamente en muchas partes de la Biblia sobre los
peligros del alcohol.
Puede que algún día te encuentres en la situación de que tus
amigos beban alcohol. Puede que te presionen para que te unas
a ellos, diciéndote: "Beber no te hará daño; además, todo el
mundo lo hace". ¿Qué harás entonces?
Lo primero es dejar a quienes te presionan. No son buenos
amigos; nadie debería presionar a otro para que se tome ni una
copa. ¡No te quedes cerca! En segundo lugar, recuerda a este
rey, así como a otros en la Biblia, que causaron gran vergüenza
y miseria en su vida por beber demasiado alcohol. ¿Crees que
Asuero recordaba con placer aquel día de borrachera?
En lugar de emborracharnos con vino, debemos procurar estar
llenos del Espíritu (Efesios 5:18). Estar llenos del Espíritu es
tener las palabras, los pensamientos, la sabiduría, y la belleza
del Espíritu Santo en nuestro corazón. Ese Espíritu se
encuentra al leer, meditar y obedecer la Palabra de Dios.
Lectura recomendada: Salmo 1
Esther 1:12La verdadera belleza de una mujer
12. Mientras la reina Vasti y las demás mujeres celebraban un
banquete, los servidores del rey Asuero la llamaron de repente.
Le ordenaron que se pusiera la corona real y que se mostrara a
todos los hombres que estaban festejando y bebiendo. Más la
reina Vasti no quizo comparecer a la orden del rey enviada
por medio de los eunucos, sus siervos: el rey se enojó
mucho, y estaba terriblemente disgustado, y se encendió en
ira porque su esposa se atrevía a desobedecerle delante de
todos los hombres importantes de su reino.
Sin duda, Vasti era una mujer hermosa, y eso no tiene nada de
malo. Dios mismo hace pájaros de colores revoloteando en
campos de flores silvestres, la grácil cierva con su cervatillo de
ojos suaves y, lo que es más especial para él, personas de todas
las razas y culturas. Toda la hermosa naturaleza de Dios es
nuestra para disfrutarla, pero él ha establecido sabiamente
límites con las personas. Dios le había dado al rey Asuero una
esposa hermosa, pero su cuerpo era sólo para que él lo
disfrutara. Fue un error de su parte querer mostrar la belleza de
su esposa a sus invitados. Cuando Dios creó a Adán y Eva,
eran perfectos. En su estado sin pecado, caminaban por el
Jardín del Edén sin ropa. Pero después de pecar, se
avergonzaron de su desnudez y rápidamente cosieron algunas
ropas. Más tarde, Dios les hizo ropa. ¿Por qué tuvo que
hacerlo? Dios sabía que mirar la belleza de los cuerpos
desnudos despertaría muchos pensamientos impuros en los
corazones de las personas pecadoras. La Biblia lo llama
"lujuria". Por muy buenas razones, Dios ahora nos prohíbe
mirar a hombres y mujeres desnudos, excepto dentro del
matrimonio. Cuando seas mayor, lo entenderás mejor. ¿Te
ayuda esto a entender por qué Vasti se negó a ir a la fiesta de
Asuero? Su marido mostró una gran falta de respeto hacia su
esposa. Debería haber protegido su honor y no utilizar su poder
para complacerse a sí mismo. Por otra parte, si una mujer
muestra la belleza de su cuerpo a cualquier otra persona que no
sea su marido en privado, también hace mal. Por lo tanto, Vasti
hizo bien en rechazar la orden de su marido. Aprende que la
mayor belleza de una mujer no es su cuerpo. Es lo que ella es
en su corazón. Dios valora la belleza de un espíritu humilde y
tranquilo (1 Pedro 3:4). Una niña o una mujer con un espíritu
tranquilo no llama la atención sobre sí misma. Está dispuesta a
servir a su padre, a su madre y a otros que necesiten cuidados;
y más tarde, si está casada, a su marido y a sus hijos. Hoy en
día, hay muchas personas famosas, incluso idolatradas, en los
medios de comunicación. Nunca pienses que estas glamorosas
estrellas de cine y modelos pasan la prueba de Dios de 'belleza'.
Puede que tengan un cuerpo hermoso, pero les falta el espíritu
humilde, tranquilo y servicial del corazón, que, a los ojos de
Dios, es de gran valor. Lo mismo ocurre con los hombres. Su
grandeza tampoco está en sus músculos, en su atractivo físico o
en sus coches rápidos y lindos. La verdadera grandeza se
encuentra en el espíritu del corazón. Un niño o un hombre con
espíritu de servicio utiliza su fuerza para proteger a los más
débiles. Muchos hombres abusan de su poder y se aprovechan
de los demás para su propio placer. Eso no se parece en nada al
hombre más grande de la tierra: el Señor Jesucristo. Él usó su
poder para ayudar, servir, sanar, buscar a los perdidos y salvar
a los pecadores. Nunca usó su poder o posición para
complacerse a sí mismo. Busca su gracia para hacerte más y
más como Él.
Lecturas complementarias: 1 Pedro 3:1-7
Esther 1:13-18 ¿Quién fue el mal ejemplo?
13. La reina Vasti acababa de negarse a obedecer la orden del
rey de venir a lucirse ante el rey y sus invitados varones.
Predunto entonces el rey a los sabios que conocían los
tiempos, hombres que conocían la historia de las leyes, (por
qué así acostumbraba el rey para con todos los que sabían
la ley y el derecho, y las decisiones tomadas en días pasados:
14. Y estaban junto a él, los hombres más importantes bajo el
rey, eran Carshena, Shetar, Admata, Tarsis, Meres,
Marsena, y Memucan, siete príncipes de Persia y de Media,
que veían la cara del rey, lo que significa que eran los que
ayudaban al rey a tomar decisiones importantes, y se sentaban
los primeros en el reino;)
15. les preguntó que se había de hacer con la reina Vasti
segun la ley, por cuanto no había cumplido ni obedecido la
orden del rey Asuero enviada por medio de los eunucos?
16. Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: no
solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti sino contra
todos los principes y contra todos los pueblos, o a todos los
maridos, que hay en todas las provincias del rey Asuero.
17. Porque este hecho, esta desobediencia de la reina, llegará
a oídos de todas las mujeres, y todas las mujeres lo oirán, de
modo que ellas tendrán poca estima a sus maridos y los
desobedecerán, diciendo: El rey Asuero mandó a traer
delante de si a la reina Vasti, y ella no vino.
18. Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de media
que oigan, el hecho de la reina a todos los principes del rey;
y habrá mucho menosprecio y enojo o falta de respeto en la
vida familiar.
Por lo que decían los consejeros de Asuero, parecía que Vasti
era la peor persona de Persia. Temían que todas las mujeres
siguieran su "mal" ejemplo. Pero, ¿hizo mal Vasti? ¿Debería
haber obedecido a su marido?
Dios ordena que la esposa sea sumisa a su esposo. Al esposo se
le ha dado la tarea de ser un líder, y él necesita ser honrado en
esa posición. Pero cuando un esposo le dice a su esposa que
haga algo que Dios prohíbe, ¡ella puede desobedecerlo! Eso es
lo que hizo Vasti. Así que, a diferencia de lo que decían los
consejeros, ella no era un mal ejemplo. La verdad es que el rey
mismo era el mal ejemplo. No actuó como debería hacerlo un
marido honorable.
Si eres varón, puede que un día te conviertas en marido. Se te
encomendará la tarea de guiar amorosamente a tu esposa.
Deberás defenderla y cuidarla como a tu propio cuerpo. El
marido es en realidad un "portador de oficio". Su oficio o tarea,
es cuidar de su esposa en el nombre de Dios. Comiencen ahora,
muchachos, a orar para que algún día puedan ser esposos
piadosos.
El mejor "esposo" es el Señor Jesucristo. Él gobierna y dirige,
pero también sirve a su novia-la iglesia. Él amó tanto a su
novia que voluntariamente murió por ella. Por su Palabra y
Espíritu, Él trabaja diariamente para hacer a su novia más y
más hermosa en su corazón y vida. Él sabe que su novia (los
creyentes) no son perfectos, pero Él los hará inmaculados a
través de su amor y poder.
Lecturas complementarias: Efesios 5:22-33
Esther 1:19-22 Obediencia forzada
19. El rey ha pedido consejo a sus sabios, y Memucán está
dando su respuesta. Si parece bien al rey escuchar mi opinión,
que salga un decreto real de vuestra majestad o real, y que
se escriba entre las muchas otras leyes de Persia y de Media
para que no sea quebrantado o no se cambie nunca más: Que
Vasti no venga más delante del rey Asuero; en otras
palabras, que no se le permita ser su esposa nunca más; y el rey
haga reina a otra que sea mejor que ella. Querían que esta
decisión se convirtiera en una ley inmutable, porque pensaban
que en el futuro, Vasti podría recuperar el favor del rey y si eso
ocurriera, sus vidas correrían peligro porque la reina podría
vengarse.
20. Y el decreto que dicte el rey, será oído en todo su reino,
(aunque es grande,) y todas las mujeres darán honra a sus
maridos obedeciéndoles, desde el mayor hasta el menor,
tanto a la gente importante como a la común.
21. agradó esta palabra a los ojos del rey y de los príncipes,
e hizo el rey conforme al dicho de Memucan
22. Pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada
provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo
conforme a su propio lenguaje, diciendo que todo hombre
afirmase su autoridad o tuviera el liderazgo en su casa y que
se publicase esto en la lengua de su pueblo.
Se hizo la nueva ley: A Vasti no se le permitió volver a ser
reina. La grave consecuencia de la desobediencia de Vasti
debía hacer que todas las esposas se lo pensaran dos veces
antes de desobedecer a su marido.
Obedecer a alguien que tiene autoridad sobre ti es lo correcto.
Dios ordena a los hijos que obedezcan a sus padres y maestros.
A una esposa se le ordena obedecer a su marido. Como
ciudadanos de nuestro país, todos debemos obedecer las leyes
de la nación y mostrar honor a nuestros líderes.
Pero Dios no es como Asuero, que exige una obediencia
forzada. Él nos llama a entregarle nuestros corazones, a
obedecerle de buena gana y alegremente. ¿Obedeces las leyes
de Dios porque no quieres ir al infierno o quieres evitar meterte
en problemas? Tal vez obedeces porque te gusta ir al cielo. Esa
es la obediencia de un esclavo que no quiere ser golpeado o
perderse su comida al final del día. Ese es el tipo de obediencia
que las mujeres persas iban a dar ahora a sus maridos. Sus
matrimonios serían como comer comida fría.
Piensa en la verdadera razón por la que debemos obedecer a
Dios y a aquellos que Dios ha puesto sobre nosotros. Dios es
digno de ser obedecido porque él es el Rey. Mostramos honor
por su grandeza y amor por su ser cuando seguimos sus
mandamientos. En realidad, estás obedeciendo a Dios cuando
obedeces a tus padres, maestros y gobierno, porque es Dios
quien les da su autoridad.
Esa obediencia voluntaria también tiene una dulce recompensa.
Habrá alegría y paz en nuestra relación con Dios y con los
demás. Traerá sonrisas, en lugar de ceños fruncidos, y ¿quién
no prefiere las sonrisas?
Lecturas complementarias: Lucas 2:41-52
Esther 2:1 Un rey solitario
1. Entre los capítulos uno y dos ocurrieron muchas cosas
tristes. Cuando el ejército del rey Asuero fue a luchar contra los
griegos, fue duramente derrotado. Miles de padres e hijos
persas murieron. Finalmente, después de unos cuatro años,
Asuero regresó a casa. Otros libros de historia nos dicen que
durante un tiempo vivió muy desenfrenadamente en pecado.
Sin duda estaba enojado por haber perdido la guerra contra sus
enemigos. Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey
Asuero, cuando sus sentimientos de enojo se calmaron, se
acordó de su ex esposa Vasti, y de lo que ella había hecho
cuando se negó a obedecerlo, y de la sentencia contra ella por
la nueva ley. Sabía que nunca más podría cambiar esa ley,
pedirle perdón y hacerla reina de nuevo. La ley persa era
inmutable e ¡incluso para los reyes!
Cuando el rey Asuero regresó a casa, no se sintió como en
casa. Claro, sus leales sirvientes se agolpaban a su alrededor, y
sin duda muchas personas lo adulaban para obtener favores.
Pero no eran verdaderos amigos. Anhelaba a alguien que le
escuchara, alguien que se preocupara de verdad por él. Ojalá no
hubiera echado a su esposa Vasti. Tal vez ahora recordaba
cómo ella solía escucharlo y consolarlo.
Tal vez puedas entender lo que sintió Asuero, si después de un
día ajetreado en la escuela o el trabajo, llegas a casa y no hay
nadie para saludarte o compartir tiempo contigo. Yo solía
enseñar a niños a los que llamaban "niños de la llave" . iglesia o escuela. Pero, sobre todo, pregúntale a Dios mismo en
Llevaban la llave de casa colgada del cuello porque sus padres
estaban trabajando cuando ellos llegaban a casa y tenían que
entrar solos en una casa vacía y cerrada. Pero quizá tú nunca
hayas vivido esa experiencia, porque uno de tus padres siempre
está ahí, listo para recibirte con un abrazo y quizá incluso con
una bebida. Si cada día tienes una vuelta a casa así, no dejes de
dar gracias al Señor por ello.
Dios te dio a tus padres para que no te sientas solo. Debes
compartir tus cargas con ellos. Tal vez ocurrieron cosas en la
escuela que te lastimaron. A menudo las personas pueden
herirse unas a otras con palabras desagradables y feas que se
dicen; con miradas mezquinas o risueñas que se lanzan; o con
una actitud mala de "¡con nosotros no se juega!". Estas cosas
pueden doler más que una rodilla raspada y sangrienta. Debes
compartir ese dolor con tus padres. Quizá no puedan cambiar la
situación, pero al menos intentarán ayudarte. El mero hecho de
saber que saben a lo que te enfrentas ya puede ayudar.
Piensa de nuevo en el rey Asuero, sentado en su palacio, con
sirvientes correteando de un lado a otro, haciendo todo por él.
Todos los días comía alimentos deliciosos preparados por los
mejores chefs. Pero también había algo que "probaba" todos
los días ¡y que deseaba no probar! Cada vez que sentía la
punzada de la soledad en su corazón, o recordaba con culpa
cómo había utilizado injustamente a la reina Vasti, saboreaba
los amargos frutos de su pecado. ¡Si tan sólo se hubiera dado
cuenta de lo difícil que sería para él más tarde!
Aprendamos de la insensatez de Asuero. Cuando tengas que
tomar una decisión, pregúntate: "Si hago esto, ¿cuál será el
resultado dentro de cinco o diez años?". Si no sabes la
respuesta, pregunta a tus padres, a los líderes piadosos de tu
oración. Eso es lo que Asuero nunca hizo.
Lecturas complementarias: Proverbios 3:1-10
Esther 2:2-4 La belleza es superficial
2. Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos que le
servían: busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen
parecer, hermosas, jóvenes y solteras:
3. y ponga el rey personas en todas las provincias de su
reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen
parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al
cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y
que les den sus atavíos
4. y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar
de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey y lo hizo así.
El rey pensó que sus sirvientes le habían sugerido un gran plan
para encontrarle una nueva reina. ¿Era realmente tan sabio su
consejo? ¿Crees que es la mejor manera de elegir una buena
esposa?
Algún día tendrás que comprarte un coche. Quizá ya sepas qué
color y qué modelo quieres comprar. Supongamos que
encuentras el coche perfecto: una pintura preciosa, ruedas
deportivas, ni un arañazo ni una abolladura en ningún sitio. El
único problema es que no tiene motor, ni frenos, ni siquiera
volante. ¿Lo comprarías? ¡Es tan atractivo! "Claro que no",
exclamarías. "¿Para qué sirve un coche tan chulo que no
funciona?". Lamentablemente, el rey Asuero utilizaba
exactamente este método para seleccionar una nueva esposa.
Al igual que la pintura brillante de un coche, sólo pensaba en el
aspecto exterior de la joven. Quería que tuviera una cara muy
bonita; piel suave; cabello de color y estilo correcto; una figura
bien proporcionada; uñas hermosas, dientes rectos, brillantes y
blancos.
Aquí nos encontramos de nuevo con un gran error en el
pensamiento del rey y sus sabios. La verdadera belleza de una
persona nunca está en su piel. La piel es como el papel de
envolver. Se puede envolver un hueso de perro con un papel
bonito y brillante. Pero también se puede envolver un collar de
oro o un reloj caro con papel de periódico o regalarlo en una
bolsa de plástico del supermercado. El envoltorio carece
totalmente de importancia y acaba en la basura. Lo que cuenta
es lo que hay dentro.
Tu corazón es también lo que mira el gran Rey del cielo y de la
tierra. Él conoce tus pensamientos, tus motivos y lo que es
importante para ti. ¿Sabes lo que el Señor considera valioso?
Lee 1 Pedro 3:4: "el ornamento [joya] de un espíritu manso y
apacible, que es de gran estima delante de Dios". Una persona
mansa no busca atención para sí misma, sino que ama, sirve, da
y busca lo mejor para los demás. El Señor dice que la
verdadera belleza está en la actitud de tu corazón.
En una persona con esta actitud de corazón también se puede
confiar para que sea un verdadero amigo y el mejor compañero
para toda la vida. ¿Cómo se puede encontrar a un verdadero
amigo o más adelante en la vida, a alguien con quien casarse?
No mirando lo que cubre a la persona (ya sea la piel o la ropa),
sino observando sus acciones y elecciones. ¿Es Dios
importante para ellos? ¿Quiénes son sus amigos? ¿Cómo trata a
su padre y a su madre, a sus hermanos y hermanas? ¿Tratan de
impresionar a los demás con lo buenos o guapos que son, o se
centran en ayudar a los demás? Y lo que es más importante,
búscate a ti mismo. ¿Es tu belleza sólo superficial? Dios dice:
"El SEÑOR no mira como mira el hombre; porque el hombre
mira lo que está fuera, pero el SEÑOR mira el corazón" (1
Samuel 16:7).
Lecturas complementarias: Rut 2:1-14
Esther 2:5-7 Dolor silencioso
5. Había en Susa residencia real un varón judío cuyo
nombre era Mardoqueo, tal vez un hombre importante, pues
vivía en los terrenos del palacio; era hijo de Jair, hijo de
Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín
6. el cual había sido transportado de Jerusalén con los
cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a
quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia, lo
cual fue unos 120 años antes de que ocurriera esta historia.
7. y había criado (Mardoqueo) a Hadasa, es decir, Esther,
hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de
hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su
madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.
Aquí leemos por primera vez sobre Esther. Sus padres le
pusieron un nombre precioso. Hadasa es el nombre hebreo del
mirto, una delicada flor en forma de estrella que tiene un olor
encantador. Quizá por eso su nombre persa se convirtió en
Esther, que significa "estrella". Pero al principio de su infancia
ocurrió algo que ensombreció su vida: ¡murieron sus dos
padres! Lo que eso significó para Esther sólo lo saben quienes
han perdido a sus padres. Nunca podrás imaginártelo.
El Señor no exige que comprendamos el dolor de otras
personas, pero sí nos ordena amar a nuestro prójimo como a
nosotros mismos. Esos niños o adultos que sienten pena y dolor
en sus corazones necesitan nuestro amor. ¿Conoces a niños en
tu clase o en tu iglesia que hayan perdido a su padre o a su
madre o a ambos? Hoy en día, los padres de muchos niños
están divorciados. Su padre y su madre ya no se quieren, se han
mudado a casas separadas y sus hijos viven a tiempo parcial
con cada uno de ellos o quizá sólo con uno. Otros niños viven
con abuelos o familias de acogida porque sus padres no pueden
o no quieren cuidar de ellos. Todos ellos cargan con un dolor
silencioso. ¿Cómo puedes mostrarles tu amor?
En primer lugar, intentando ser reflexivo cuando hables de tu
padre o de tu madre. Puede ser muy doloroso para los niños
que han perdido a uno de sus padres, cuando se habla mucho
de lo que hacen o dicen su padre y su madre.
En segundo lugar, ten en cuenta que estos niños pueden
sentirse bastante avergonzados de que su padre o su madre no
estén vivos o no vivan en su casa. Es posible que el hecho de
tener uno o ningún progenitor les haga sentirse diferentes de
los demás niños. Ser diferente a menudo nos hace sentir
vergüenza.
En tercer lugar, no finjas que sus padres nunca existieron o que
ya no son importantes. Pregúntales por su padre y su madre:
"¿Cómo eran? ¿Qué hacían tus padres mientras vivían?".
Mostrar verdadero interés por sus padres puede sentirse como
una gran amabilidad. Observa atentamente su reacción: si notas
que les gusta hablar de su padre o de su madre, entonces
podrías volver a hablar de ello. Quizá puedas averiguar el día
del cumpleaños o de la muerte de sus padres. Sería muy
especial que ese día oraras por ellos y les dijeras en voz baja
que te has acordado de ellos en tus oraciones. Pero si se sienten
incómodos cuando les preguntas por su madre o su padre, sé
sensible y no les hagas muchas preguntas.
Una lección más de esta porción, nota que Dios le dio a Esther
un primo amoroso, que era mucho más que un tio para ella,
pues la amaba y la trataba como a su propia hija. La
misericordia de Dios es muy grande y por lo tanto puedes
traerle todas tus necesidades en oración.
Lecturas complementarias: Lamentaciones 3:22-27
Esther 2:8-9 El concurso de belleza persa
8. Sucedió pues, que cuando se divulgó el mandamiento y
decreto del rey, ordenando a los siervos del rey que buscasen
muchachas hermosas en el reino, y habían reunido a muchas
doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Esther
también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai,
guardia de las mujeres.
9. Y la doncella agradó a sus ojos (de Hegai), y halló gracia
delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y
alimentos y rápidamente le dio cosas y perfumes para su
purificación, pues halló gracia en ella, y le dio también siete
doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus
doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres, ella era su
preferida no por su fisico sino por su bondad.
Nunca se sabe lo que traerá el día. Seguramente Esther nunca
pensó que los siervos del rey vendrían a su puerta y se la
llevarían con ellos. Pero sucedió. No tenía elección. Una vez
que hubiera llegado al palacio, se habría enterado de la horrible
verdad: "¡Estás en el Concurso de Belleza Persa! Si le gustas al
rey, eres afortunada. Si no le gustas, pues mala suerte. Vas a
vivir el resto de tu vida en este lugar. No volverás a casa. Así
que será mejor que trabajes duro para convertirte en la joven
más bella". ¡No te pongas celoso ni por un momento! No hay
nada hermoso en esta historia. De repente, Ester fue
arrancada de sus seres queridos y su vida dio una vuelta sin
previo aviso. Probablemente se sintió muy sola y asustada.
Estas pobres chicas y sus familias tenían que someterse al rey.
Si no eran de su gusto, las encerraban con todas las demás
mujeres "no lo bastante buenas para el rey" el resto de sus
vidas. Nunca podrían volver a casa, casarse y tener una familia.
Además, ¡uno puede imaginarse los celos amargos entre estas
chicas! Todas se pelearían por el primer puesto. Hablarían mal
de las demás a sus espaldas y tratarían de arrebatarse las
mejores cosas.
Las revistas suelen sacar fotos llamativas de las modelos en sus
portadas. Parecen tan felices; su piel es siempre bella; tienen
dinero suficiente para comprar y hacer lo que les plazca. No se
deje engañar. La mayoría de estas personas no son felices en
absoluto. Muchas están tristes, solas, inseguras, dolidas y
asustadas. No saben lo que es el amor de verdad. Hoy son muy
populares, pero mañana puede que otra persona alcance la fama
y ellos caigan en el olvido. Muchos jóvenes también sienten
que tienen que ser los más guapos, los más cool y los mejores.
Necesitan tener ropa a la última, sobre todo de marca. Tienen
miedo de no ser populares. Aunque por fuera sean glamurosos,
a menudo estos jóvenes se sienten vacíos, solos e inseguros.
¡No te dejes atrapar por la carrera de la popularidad!
Por otro lado, quizá pienses que tu vida es aburrida. "Sólo vivo
en casa con mi familia. No pasa nada especial en mi vida".
Piénsalo otra vez. ¿Tienes unos padres que se preocupan de
verdad por ti? ¿Puedes volver a casa todos los días después del
colegio? ¿Te has librado de ser secuestrada para servir a los
deseos de hombres egoístas? ¿Puedes llevar una vida normal?
Esther y muchos otros niños de nuestro mundo actual- estarían
celosos de ti.
Lecturas complementarias: 1 Timoteo 6:8-12

Esther 2:8-9 Dios en acción
8. Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y
decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en
Susa residencia real, a cargo de Hegai, Esther también fue
llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guardia de las
mujeres.
9. Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de
él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y
le dio también siete doncellas especiales de la casa del rey; y
la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las
mujeres.
Leímos estos versículos en la última porción, pero hay más en
ella que debemos considerar. Estos versículos comienzan
diciéndonos que el rey de Persia hizo una ley que decía que
muchas muchachas bonitas tenían que ser raptadas y
preparadas para el concurso para seleccionar a la nueva reina.
Pensemos de nuevo en Esther. Probablemente estaba teniendo
un día normal cuando, de repente, toda su vida cambió para
siempre. Aproximadamente un año después, fue coronada reina
de uno de los reinos más grandes del mundo. Eso es un gran
cambio, digo yo. ¡Una huérfana judía convertida en reina
persa!
¿Fue casualidad o suerte lo que provocó este increíble ascenso
de Esther? No, no lo fue. ¿Puedes ver la mano de Dios detrás
de estos increíbles eventos? Dios obra a través de las cosas
malas tanto como de las buenas. Estoy seguro que Dios no
estaba complacido con las fiestas malvadas del rey persa y su
estilo de vida sin Dios. Sin embargo, ¡Él estaba obrando allí
mismo! Dios no solo trabaja en familias cristianas e iglesias
agradables; Él trabaja incluso a través de reglas malvadas y
decisiones pecaminosas. Dios está en todas partes. Su mano
está en todo. Todo este concurso de belleza persa no era
aceptable para Dios en absoluto. Pero él estaba trabajando a
través de él, convirtiendo las cosas malas en buenas.
No sé qué está pasando en tu vida en este momento. Tal vez
hayan ocurrido o estén ocurriendo cosas muy tristes mientras
lees esto. Puede que haya una guerra en tu país. Tal vez las
inundaciones estén destruyendo tu ciudad. Puede que un
crimen haya afectado a tu vida familiar, o que tus seres
queridos se peleen a menudo.
Pero sí sé que Dios está actuando en todo lo que te está
pasando o te ha pasado. No siempre sabemos por qué Dios
hace lo que hace. Esther no tenía ni idea de por qué fue
arrebatada de su casa para convertirse en la reina de Persia.
Piensa en otros personajes de la Biblia: tal vez José estaba
perplejo por qué Dios permitió que lo vendieran y luego lo
metieran en la cárcel; David no entendía por qué Dios permitía
que Saúl intentara matarlo.
Más tarde, Esther, José y David pudieron mirar atrás y ver que,
después de todo, no se trataba de un rompecabezas. Era un plan
completamente pensado y sabio, que Dios mismo estaba
elaborando paso a paso. Dios no nos pide que mejoremos sus
planes ni nos sugiere cambios. No; en lugar de eso, nuestro
Dios Creador nos llama a confiar en Él, incluso en los
acontecimientos más oscuros. Eso es difícil, ¡pero no
imposible!
La fe es un don de Dios y cuando Dios nos da fe, podemos
confiar en Él, incluso en medio de una tormenta. Nuestra
lectura zextra de hoy es de Job. Al leer lo que le sucedió en un
día, fíjate en lo bien que Job terminó ese día. Sabía que Dios
estaba actuando. No sabía por qué lo estaba haciendo. En cierto
modo, nunca lo supo, pero aprendió a confiar en Él. Tal vez
eso es lo que Dios te está enseñando a ti también.
Lecturas complementarias: Trabajo 1
Esther 2:10-11 Obediencia
10.Esther no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, no
le había dicho a nadie que era judía; porque Mardoqueo le
había mandado u ordenado, que no lo declarase. No está
claro exactamente por qué el hecho de que Esther fuera judía
tenía que permanecer en secreto. Tal vez si el rey hubiera
sabido que era judía, no habría podido convertirse en reina.
11. Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de
la casa de las mujeres para saber cómo le iba a Esther y
cómo la trataban. ¡Observa cómo Mardoqueo realmente se
preocupaba por Esther!
¡En qué difícil situación se encontraba Esther! Dios había
ordenado claramente a su pueblo, los judíos, que no se casaran
con maridos y esposas paganos. Pero ahora Esther podría ser
forzada a casarse con el rey Asuero. ¿Qué debería haber
hecho?
¿Deberían Mardoqueo y Esther haber dicho a los siervos del
rey que el Dios al que servían les prohibía casarse con personas
de otras naciones, por lo que no era posible que el rey se casara
con Esther? ¿Acaso los tres jóvenes judíos (Daniel 3) no
defendieron la ley de Dios respecto a servir a los ídolos unos
años antes? Se negaron a inclinarse ante la estatua del rey
Nabucodonosor a pesar de que el rey había dicho: "¡O te
inclinas o ardes!". Con firmeza, respondieron al rey: "No nos
inclinamos, Rey. Servimos a otro Rey y Él dijo: 'No os
inclinéis'. Le obedeceremos y le dejamos a Él el resultado".
Como se mencionó anteriormente, Esther estaba en una
situación difícil. Su "padre" le había ordenado que no le dijera
a nadie que era judía. ¿A quién tenía que obedecer? ¿A
Dios o a Mardoqueo? La respuesta es clara: Esther debió haber
obedecido al Señor y decirle a su guardián que ella no podía ser
parte del concurso para ser seleccionada como la nueva reina.
Es difícil predecir que hubiera pasado si Esther hubiera dicho
que Dios no le permitía casarse con un rey pagano.
A veces podemos enfrentarnos a una situación en la que
tengamos que decir a los demás que no podemos hacer algo
porque Dios lo prohíbe. En tal situación, siempre debemos
obedecer a Dios y confiar en que ÉL cuidará de nosotros
cuando hagamos su voluntad. El Señor ha prometido:
"...honraré a los que me honran y los que me desprecian serán
menospreciados" (1 Sam. 2:30).
Hay otros ejemplos en la Biblia de personas que obedecieron a
Dios sin importar el precio que tuvieran que pagar. José se
negó a involucrarse en el pecado que le sugirió la mujer de su
jefe, y no sólo perdió su trabajo, sino que incluso acabó en la
cárcel. Sin embargo, más tarde, José fue ascendido a
segundo al mando en el reino más grande del mundo.
Tres siervos de Nabucodonosor se negaron a obedecer la orden
del rey de inclinarse ante la estatua de oro y por su obediencia
a Dios, terminaron en un horno de fuego. Sin embargo, al final,
Dios los honró salvándolos milagrosamente del fuego ardiente.
El rey que ordenó que fueran arrojados al fuego y fue
avergonzado. Dios cumple su palabra.
Tal vez Mardoqueo tenía una buena razón para ordenar a su
sobrina Esther que ocultara la verdad. Su deseo de vigilar a
Esther era fuerte. Pero las buenas intenciones nunca son
suficientes para justificar la desobediencia.
Lecturas complementarias: Daniel 3:16-30
Esther 2:12-14 ¿Carácter o piel?
12 Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas
para venir al rey Asuero para la prueba final en la que el rey
elegiría a la muchacha que sería la nueva reina, después de
haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las
mujeres (pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto
es, seis meses en los que la piel de las muchachas se frotaba
diariamente con oleo de mirra y seis meses con perfumes
aromáticos, o diversas lociones de buen olor y afeites de
mujeres;)
13. entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella
pedía de ropa o joyas para impresionar al rey se le daba para
venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la
casa del rey
14. Ella venía por la tarde, y si no le agradaba a la mañana
siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo
de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas el que
las cuidaba y protegía; no venía más al rey, salvo si el rey la
quería y era llamada por nombre.
Se necesitó todo un año para preparar a estas chicas para la
gran prueba. Sus cuerpos eran cuidadosamente pulidos o
frotados con las mejores cremas disponibles. Podemos estar
seguros de que, al cabo de un año, sus cuerpos resplandecían
de belleza. No se necesita mucho tiempo para embellecer el
exterior. Pero tristemente, estos versos no mencionan nada
acerca de que estas chicas pasaran un año entero puliendo sus
caracteres. ¡Cuánta maldad debió de haber en ese año! Cada
chica envidiaba a la otra. Sabemos que Esther era diferente.
Supongamos que ella no tuvo elección en el tratamiento de
lociones y perfumes que se le dio. Que dificil debe haber sido
para ella no seguir con lo que todos a su alrededor estaban
enfocados.
Quizá tú también sientas esa presión. Haces todo lo posible
para que tu cuerpo sea más bonito o guapo. Quizá te gustaría
tener un pelo bonito o unos músculos fuertes. Suplicas a tus
padres que te compren ropa de moda o lo último que tiene
"todo el mundo". Piensas que, si no lo tienes, ¡será lo mejor!
No te dejes llevar por ese pensamiento. Lo más importante es
tu carácter. ¿Cómo puedes trabajar para desarrollar quién eres
por dentro?
Primero, busque diariamente al Señor Jesús en oración. Sin Él,
nunca podremos llegar a ser una persona piadosa. En segundo
lugar, lee sobre los hombres y mujeres verdaderamente
grandes. Las estrellas de cine y los jugadores de fútbol no
suelen ser personas de gran carácter. Más bien, busque libros
sobre hombres y mujeres que han servido y se han sacrificado
para ayudar a otros. Aprende de ellos. No buscaron la atención
y el honor para sí mismos, sino que dieron voluntariamente su
tiempo y su fuerza para ayudar a los demás. Su ambición no
era hacerse ricos o populares, sino amar al prójimo como a sí
mismos. En tercer lugar, pide a tus padres que te muestren tus
debilidades. ¡Vaya! te oigo decir, ¡eso será demasiado difícil!
¿A quién le gusta oír hablar de eso? Sin embargo, si quieres
convertirte en una persona útil, necesitas conocer tus
debilidades para poder trabajar en superarlas.
Para desarrollar tu carácter hace falta mucho más que un año
de pulido con las mejores cremas. Es una lucha aprender
buenos hábitos y eliminar los malos. Pero es posible, porque el
Señor Jesús es un Salvador poderoso y dispuesto.
Lecturas complementarias: Filipenses 2:19-30
Esther 2:15-18 Sé tú mismo
15. Cuando le llegó a Esther, hija de Abihail tío de
Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el tiempo de
venir al rey, ninguna cosa procuró ni pidió ninguna joya ni
vestido sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las
mujeres; y ganaba Esther el favor de todos los que la
veían. ; todos los que la veían quedaban admirados de su
belleza, a pesar de que no había pedido ninguna prenda de
vestir o joya especial.
16. Fue, pues, Esther llevada al rey Asuero a su casa real en
el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de
su reinado.
17. Y el rey amó a Esther más que a todas las otras
mujeres, y halló en ella gracia y benevolencia delante de él
más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en
su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.
18. Hizo luego el rey un gran banquete a todos sus
príncipes y siervos, el banquete de bodas de Esther; y
disminuyó tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes o
riquezas conforme a la generosidad real.
¡Allá va! Todas las miradas la siguen. A todo el mundo le
gusta. ¡Nadie puede competir con ella! Finalmente, acaba
siendo la reina. Podrías haberlo predicho. Esther era
simplemente una persona muy atractiva, agradable en su forma
de actuar y hablar. Las personas así atraen automáticamente a
los demás.
Una de las cosas que hacían atractiva a Esther era que no
competía por el honor. Cuando por fin le llegó el turno de
presentarse ante el rey, no pidió joyas elaboradas, ropa cara ni
capas de maquillaje para ganarse el favor del rey. Se mantuvo
fiel a sí misma, y fiel a Dios, cuya voluntad es que luzcamos
modestos y puros.
No podemos estar seguros de lo que había en el corazón de
Esther. Tal vez ella no tenía ningún deseo de convertirse en la
reina de Persia como todas las otras chicas. Si Esther sintió que
la mano del Señor estaba en todas estas cosas, es difícil de
decir. Sin embargo, parece haber un tranquilo descanso en su
corazón que la hizo ser ella misma, tal como Dios la había
hecho. En los últimos doce meses de preparación, se resistió a
ser como las demás chicas de su entorno. Siguió siendo
modesta y sencilla. Así llegó al palacio, y así permaneció en
aquellos exigentes meses de preparación. Ese comportamiento
había causado una profunda impresión en todos los que la
conocían.
Tal vez te preguntes: ¿Cómo puedo llegar a ser así? Pues no lo
aprenderás del mundo. Arrodíllate y pídele a Dios. Pídele que
te muestre lo que es realmente valioso; ora para que te guarde
de ser superficial; búscale para que te enseñe y te haga una
persona piadosa de corazón y de vida. Escucha las respuestas
de Dios. Cuando leas o escuches su palabra, Él te señalará
pecados en tu corazón y en tus acciones. Confía en el Señor
para que te enseñe a través de la vida. En respuesta a tu
oración, El pondrá personas a tu alrededor que te retarán
grandemente. Sucederán cosas para las que no puedes
prepararte. Ten presente que el aprendizaje de Esther no
comenzó cuando ella llegó al palacio del rey. Eso fue solo una
nueva clase en la escuela de Dios en la que ella ya estaba
inscrita.
Lecturas complementarias: 2 Crónicas 34:1-7
Esther 2:19-23 Fiel en las cosas pequeñas
19 Cuando las vírgenes eran reunidas la segunda vez,
Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey, pues siempre
estaba observando que Esther este bien.
20. Y Esther, según le había mandado Mardoqueo, no
había declarado su nación ni su pueblo; porque Esther
hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.
21. En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la
puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres contra el rey, dos
eunucos del rey de la guardia de la puerta, y procuraban
poner mano en el rey Asuero y matarle.
22. Cuando Mardoqueo entendió esto, lo denunció a la
reina Esther, y Esther lo dijo al rey en nombre de
Mardoqueo.
23. Se hizo investigación del asunto y fue hallado cierto; por
tanto, los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue
escrito el caso en el libro de las crónicas del rey.
No cualquiera puede convertirse en guardaespaldas de un rey o
un presidente. Si solicitas ese trabajo, ten en cuenta que la
policía comprobará tu pasado y se asegurará de que eres digno
de confianza.
¿Y si una revisión de tus antecedentes revelara que robaste algo
en una tienda cuando tenías diez años? ¿O si leyeran que
mentiste al policía que te paró mientras ibas en bici o
conducías el coche?
A menudo pensamos que esas pequeñas cosas no tienen
importancia, pero ciertamente la tienen. El Señor Jesús enseñó:
"El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; y el que
es injusto [deshonesto] en lo poco, también en lo mucho es
injusto" (Lucas 16:10). Cuando eres joven, Dios te da pequeñas
tareas en las que ser fiel, como los quehaceres diarios que
haces en casa, las tareas del colegio o el reparto del periódico.
Puede que tu madre te dé dinero o su tarjeta de crédito para que
hagas la compra. ¿Comprarás sólo lo que te ha pedido? Si no se
puede confiar en ti en estas pequeñas cosas, ¿cómo van a poder
los demás confiar en ti en las grandes? ¿Confiaría un presidente
en ti para que le custodiaras cuando sabe que no eres capaz de
guardar un secreto? ¿Te daría una tarea de manejar su dinero si
sabe que no eres honesto?
¿Y si ya has sido deshonesto? Puedes hacer mucho para
recuperar la confianza confesando tus pecados antes de que los
descubran. Ve a contárselo a las personas a las que has robado
o mentido. Al confesárselo (y también a Dios, por supuesto),
les demuestras que eres honesto con tus propios fallos. Caer en
el pecado es malo, pero no confesar y apartarse del mal camino
es peor.
Lecturas complementarias: Josué 7:16-26
Esther 3:1-2 ¡Injusto!
1. Este capítulo salta al duodécimo año de Asuero como rey,
cuando Esther había sido reina durante unos cuatro años.
Después de estas cosas, (cuando Mardoqueo había salvado la
vida del rey al revelar que dos hombres estaban tramando
matarlo) el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de
Hamedata agagueo, y lo honró, y puso su silla sobre todos
los príncipes que estaban con él. Aman fue ascendido a ser el
príncipe más importante.
2. Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey
se arrodillaban profundamente, tocaron el suelo con la frente
y se inclinaban ante Aman, o le mostraron respeto, porque
así lo había mandado el rey. El rey había ordenado que todos
rindieran a Amán honores reales.
¿Te sorprendió que el rey ascendiera a Amán al cargo más
alto? Tal vez esperabas que este capítulo contara cómo el rey
recompensó a Mardoqueo por salvarle la vida, pero Mardoqueo
fue olvidado por completo. Ni siquiera recibió un
agradecimiento o un pequeño regalo. En cambio, Amán fue
ascendido al mejor puesto. ¡Qué injusto!
Este mundo no sólo está lleno de maldad y dolor; también está
lleno de injusticia. Mucha gente se pregunta: ¿Por qué permite
Dios que la vida sea injusta? Si Él es justo, ¿por qué hay tanta
injusticia?
No culpes a Dios: la respuesta está en nosotros. Recuerda,
vivimos en un mundo caído donde el pecado ha traído
destrucción por todas partes. Cuando sufrimos un trato injusto
u otros problemas, es a causa de nuestro pecado.
Volvamos a hablar de la injusticia. ¿Crees que te han tratado
injustamente? Con demasiada frecuencia pensamos que se nos
tratan injustamente cuando nos comparamos. En cambio,
piensa en los millones de niños del mundo que podrían
mirarnos y decir: "No es justo que tengan tanta comida",
"Mira todos sus juguetes, mientras que yo sólo tengo una lata
de comida vacía". Aunque soy un niño, trabajo más horas al
día que muchos adultos". Todos los días me pongo la misma
ropa hasta que se gasta'. ¿Sigues pensando que lo que tienes es
tan malo? Cuando los demás nos tratan injustamente, es fácil
compadecernos de nosotros mismos: nos encanta lamer nuestro
orgullo herido después de haber sido desairados o cuando
nuestro buen trabajo ha pasado desapercibido. Pero la
autocompasión nos hunde en un pozo oscuro. Nos hace perder
de vista todas las bendiciones que tenemos. ¿Caes a menudo en
ese pozo de autocompasión? La salida es mirar hacia arriba:
mira las cosas buenas que Dios te da y dale gracias por ellas.
Ora todos los días algo así: "Señor, abre mis ojos para que
pueda ver la cantidad de cosas buenas que tú traes a mi vida.
Mantén mis ojos abiertos para eso, Señor. Me quejo fácilmente
de lo que no tengo. Pero mantenme ocupado en darme cuenta
de lo que sí tengo y recibo cada día". Busca el perdón de Dios
por toda falta de gratitud.
Hay que tener en cuenta otra cosa. A menudo la gente no se da
cuenta cuando haces algo amable. ¿Te molesta? ¿Te hace sentir
menos dispuesto a volver a ayudarles? Creo que sé cuál es tu
respuesta. Nos gusta que se fijen en nosotros y nos reconozcan
por nuestras acciones amables o útiles.
Estoy de acuerdo en que la gente debería darse cuenta y
agradecer las cosas buenas que haces. Pero, ¿te das cuenta y
agradeces a Dios por todos los regalos amorosos que te da y
por su ayuda cada día?
Lecturas complementarias: Salmo 145
Esther 3:1-2 Rencores
1. Hay algo más en esta porción que necesitamos estudiar para
que podamos entender mejor el resto de este libro. Después de
estas cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de
Hamedata agagueo y lo honró y puso su silla sobre todos los
príncipes que estaban con él.
2. Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey
se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo
había mandado el rey.
De repente, se añade un nuevo nombre a esta historia: Amán el
agagueo. Cuatro veces en el libro de Esther se le llama
"enemigo de los judíos" (3:10; 8:1; 9:10, 24). ¿Por qué era
enemigo de los judíos? ¿Lo era ya antes de convertirse en el
siervo favorito del rey? ¿O lo fue después de su ascenso?
Algunos sugieren que Amán era un bisnieto muy lejano del rey
Agag que vivió unos seiscientos años antes que Esther. Dios
ordenó al rey Saúl de Israel que castigara a Agag y a su nación,
los amalecitas, porque habían tendido cobardemente una
emboscada a Israel en su viaje desde Egipto.
No podemos estar seguros de si Amán estaba emparentado con
el rey Agag, pero si es así, entonces podríamos tener una pista
sobre su odio hacia los judíos. Los habría odiado por lo que
hicieron cientos de años antes a sus antepasados. El profundo
rencor que guardaba en su corazón contra los judíos le hizo
aprovechar la oportunidad de vengarse. El rencor en el corazón
es una mala actitud o un sentimiento amargo contra una
persona o un grupo de personas. El rencor suele empezar
cuando alguien te ha hecho daño de una forma u otra. Si te
aferras a la ira y a los sentimientos heridos o piensas una y otra
vez en cómo te han hecho daño, estás guardando rencor.
Lamentablemente, algunos rencores se heredan de los
(abuelos). Tal vez Amán creció escuchando: "¡Los judíos son
las peores personas del mundo! Merecen que los maten". Si
creces escuchando opiniones rencorosas sobre los demás, es
probable que los odies sin mejor razón que la que tienen tus
padres.
Lamentablemente, lo vemos con demasiada frecuencia en el
mundo actual. Muchos niños que son violentos o desprecian a
otros grupos de personas simplemente están copiando a sus
padres. Les enseñan a odiar en vez de a amar.
¿Cómo puedes saber si guardas rencor? Lo descubres
escuchando tus pensamientos. Piensas: "Quizá algún día pueda
vengarme de él. No me importaría que se metiera en líos. Se lo
merece por haberse metido en mi vida". Ese tipo de
pensamiento revela rencores profundos.
Tienes que hacer todo lo posible para deshacerte de tus
rencores. Son como un volcán a punto de estallar.
¿Cómo deshacerse del rencor? Primero pregúntate: "¿Qué ha
hecho realmente contra mí?". A menudo descubres que lo que
hicieron no fue tan malo como habías imaginado. O descubres
que otra persona te ha estado susurrando al oído historias sobre
ellos que no son amables ni siquiera ciertas.
Lo segundo que hay que hacer es operarse. Hay que eliminar el
problema. Si es posible, ve a hablar con la persona a la que
guardas rencor. Compartid vuestra lucha e intentad resolverla
perdonándoos mutuamente. Lo último que hay que hacer es
"rehabilitarse". Intentad ser amigos. No sigas evitandolo. Sed
amables y compartid. ¿Y si todo eso falla? Entonces puedes
dejar el problema con Dios, ya que has hecho todo lo posible
para resolverlo. Mientras Jesús estuvo en la tierra, encomendó
algunas cosas a su padre en oración, ¡pero nunca guardó
rencor!
Lecturas complementarias: 1 Pedro 2:18-25
 Esther 3:2b-6 ¡Sabios como serpientes; inofensivos
como palomas!
2b. pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba.
3. Y los siervos del rey que estaban a la puerta preguntaron
a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey?
4. Aconteció que hablándole cada día de esta manera, y no
escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, para ver si
Mardoqueo se mantenía firme en su dicho; porque ya él les
había declarado que era judío.
5. Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se
humillaba delante de él; y se llenó de ira.
6. Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo
solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo
de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos
que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
No está muy claro por qué Mardoqueo no se inclinó ante Amán
al pasar. Si vives en una cultura occidental, inclinarse ante
otras personas parece extraño; sólo nos inclinamos ante Dios
cuando le oramos. Pero en muchas otras culturas, incluidos los
judíos de aquella época, inclinarse ante alguien es una forma
adecuada y aceptable de mostrar respeto. En la Biblia leemos
que Abraham "se inclinó ante el pueblo de la tierra, los hijos de
Het" (Génesis 23:7). Jacob se inclinó siete veces ante su
hermano Esaú (Génesis 33:3). José se inclinó con el rostro
hacia la tierra ante su padre Jacob (Génesis 48:12).
Seguramente estos hombres piadosos no estaban adorando a los
hombres ante los que se inclinaban, ni estaban quebrantando el
mandamiento de Dios con esta forma de respeto.
De hecho, Dios nos ordena mostrar respeto a las personas con
autoridad (Éxodo 20:12). Cuando un rey o una reina entran en
una sala, todos nos ponemos de pie. Lo mismo hacemos
cuando un juez entra en la sala del tribunal. Tal vez te
enseñaron que cuando saludas a una persona, te pones de pie y
le das la mano. Cada cultura tiene sus propias maneras de
mostrar respeto a los mayores y de mayor rango. Por lo tanto,
Mardoqueo actuó imprudentemente cuando se negó a mostrar a
Amán el debido respeto por el cargo que había recibido.
El Señor Jesús nos enseña a ser "prudentes como serpientes
[culebras] y sencillos como palomas" (Mateo 10:16). En esa
lección, el Señor habló a sus discípulos sobre los peligros que
enfrentarían como predicadores. Los comparó con ovejas que
se enfrentan a una manada de lobos. Lo último que quieren
hacer las ovejas, es llamar la atención de sus atacantes, porque
no serán rivales para su poder.
Del mismo modo, Jesús nos enseña que, como cristianos,
debemos ser prudentes. No es prudente enfadar u ofender
innecesariamente al mundo; hacerlo a menudo sólo perjudica la
causa del Reino de Dios. Si Mardoqueo hubiera mostrado a
Amán el debido respeto, de qué manera tan diferente habría
reaccionado.
Aprendamos de esto. A muchas personas en nuestros países no
les gustan los cristianos por todo tipo de razones equivocadas.
Debemos tener cuidado de no alimentar esas actitudes con
nuestras acciones equivocadas, porque entonces estamos
echando leña al fuego de sus sentimientos negativos hacia Dios
y el cristianismo.
Lecturas complementarias: Santiago 1:1-8
Esther 3:7-8 Las herramientas de Satanás
7. En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año
duodécimo del reinado del rey Asuero, fue echada Pur, esto
es, la suerte, delante de Amán suerte para cada día, y cada
mes del año y salió el mes duodécimo, que es el mes de
Adar. El sacerdote decía el nombre de un mes determinado y
luego echaba la suerte. Si el resultado era desfavorable, se
pasaba al mes siguiente. De este modo, averiguaban qué mes y
qué día serían los mejores. Finalmente, la suerte indicó que
Adar era el mejor mes, para el que aún faltaban once meses.
Después de esto, Amán fue a hablar con el rey.
8. Y dijo Amán al rey Asuero: Hay cierto pueblo esparcido
y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu
reino; todos los cautivos de diversas naciones -incluidos los
judíos- fueron esparcidos entre todas las demás culturas para
que perdieran la identidad de su antigua nación. Pero muchos
judíos temerosos de Dios permanecieron separados de los
dioses y prácticas paganas que los rodeaban. Amán continuó: y
sus leyes son diferentes o diversas, de las de todo pueblo; y
no guardan las leyes del rey, como la adoración de nuestros
dioses en nuestros templos: y al rey nada le beneficia el
dejarlos vivir más en nuestro reino. En otras palabras, hay que
matarlos.
El corazón de Amán ardía de odio. Sólo pensaba en vengarse y
matar. Paso a paso, hizo sus planes. Su primera acción fue
acudir al sacerdote persa. No sabemos si se lo contó todo, pero
ellos se mostraron dispuestos a ayudarle. Juntos, eligieron el
mes y el día en que mejor podría tener lugar la masacre. Poco
se imaginaba Amán que Dios estaba en control, incluso de la
propia fecha que finalmente seleccionaron.
Pero Amán aún tenía que convencer al rey. ¿Cómo iba a
conseguir permiso para asesinar a miles de personas? Eligió
dos de las mejores herramientas de Satanás: la calumnia y la
adulación.
Calumniar es hacer quedar mal a alguien o contar una historia
desagradable sobre él a sus espaldas. Amán calumnió a los
judíos cuando dijo que no cumplían las leyes del rey y que no
era rentable tener judíos en el reino. Difundir malos informes
sobre las personas a sus espaldas es desagradable y cobarde,
¡como apuñalar a un hombre con los ojos vendados!
En cierto modo, nunca se puede deshacer la calumnia porque
no se puede controlar adónde van a parar las malas historias.
Imagina que sacudes un saco de plumas desde una torre alta.
Será imposible volver a recoger todas esas plumitas. Lo mismo
ocurre con las cosas malas que dices de los demás.
Amán utilizó otra herramienta para poner a Asuero de su lado.
Observa cómo halagó al rey: "Rey, te mereces algo mejor que
eso. Esa gente de tu gran reino no te sirve y no te beneficia en
nada". Amán sabía que al rey le encantaba oír esas cosas.
Alimentando su orgullo, Amán engañó al rey.
Ten cuidado con los que te dicen lo malos que son los demás,
mientras te alaban por lo maravilloso que eres tú. Esos
aduladores son como Amán: parecen manzanas rojas y
brillantes, pero tienen el corazón podrido y lleno de gusanos. A
menudo, sólo te están utilizando para sus propios fines. Ten
aún más cuidado de no permitirte ser como Amán, utilizando y
manipulando astutamente a la gente para servir a tus propios
intereses. En las próximas porciones, ¡verás dónde acabó!
Lecturas complementarias: Génesis 4:1-15
Esther 3:8-9 La bondad de Dios
8. Amán intentaba convencer al rey de que asesinara a miles de
judíos. En la porción anterior, leímos acerca de su calumnia y
adulación. Observe en este versículo una tercera herramienta
de Satanás que Amán utilizó: mezcló la verdad y el error para
desviar a Asuero. Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un
pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas
las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las
de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada
le beneficia el dejarlos vivir. Esta era la verdad, pues los
judíos guardaban las leyes de Dios sobre la comida y la vida,
incluso cuando estaban en un país extranjero. Pero entonces
Amán dijo una mentira espantosa: y no guardan las leyes del
rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir
9. Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré
diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda,
para que sean traídos a los tesoros del rey. No está claro si
este dinero provendría de los judíos que iban a ser asesinados o
de las propias riquezas de Amán. En cualquier caso, era un
cebo tentador que tenía ante el rey: ¡otra de las herramientas de
Satanás!
Amán era un mentiroso aunque dijo algunas verdades. Dijo que
los judíos guardaban leyes diferentes a las del resto del pueblo.
¡Verdad! Dios había bendecido a los judíos con muchas leyes
sabias y buenas que ninguna otra nación tenía, y que no tenían
ningún sentido para los paganos que los rodeaban. Pero Amán
insinuó que cumplir esas leyes convertía al pueblo en
ciudadanos inútiles e incluso peligrosos.
Lamentablemente, esa idea sigue vigente. A menudo, los
cristianos son vistos como inútiles, o al menos no tan rentables.
Hoy en día, en algunos países se considera a los cristianos
peligrosos y, por ello, se les mata o se les encarcela. ¿Qué
opinas de las leyes de Dios? ¿Puedes ver por qué nos dio sus
mandamientos, o también los ves como inútiles o sin
provecho? Al contrario, Dios muestra su amor y cuidado por
nosotros en cada ley que ha escrito en su libro. Él se preocupa
por la salud de nuestros cuerpos, por eso prohibió a la gente
comer ciertos alimentos. Sabe que serás feliz cuando ames y
respetes a los demás y muestres bondad y obediencia. Prefiere
un hogar pacífico a un hogar donde todos se pelean o se
ignoran. ¿No es más agradable cuando puedes confiar en las
personas porque dicen la verdad y cumplen sus promesas?
¡Cuánto más agradable es cuando puedes compartir algo que
tienes sin sentir celos! Sabes que duele mucho cuando tus
compañeros se ríen de tus errores o de tu ropa. ¿Es inútil
cuando obedeces la ley de Dios y no te emborrachas? ¿Es inútil
cuando eres honrado al hacer la compra? ¿Perjudicas al país
cuando no te unes a los placeres pecaminosos del mundo que te
rodea?
En este mundo roto, puede que no siempre experimentes la
bendición por obedecer. Sin embargo, nadie perderá al final
por obedecer las leyes de Dios. No dejes que el mundo te haga
creer que eres inútil o poco provechoso para la sociedad
cuando obedeces las leyes de Dios. La verdadera razón por la
que los cristianos rectos no gustan o son odiados, es porque su
ejemplo hace que otros se sientan incómodos. Cuando
demuestras amor verdadero y vives obedientemente, picas sus
conciencias. Sienten lo mismo que tú cuando tienes que lavarte
la suciedad y las piedras de un rasguño en la rodilla. Lo
detestan.
Lecturas complementarias: Mateo 5:1-16
Esther 3:10-11 Corrupción del corazón
10. Tan pronto como Amán esbozó su plan asesino, el rey cayó
en la trampa. Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo
dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los
judíos, El anillo del rey era un 'anillo de sello'. Tenía una
superficie plana con un dibujo o grabado. Era el sello oficial
del rey. Cuando el rey escribía una nueva ley, presionaba el
grabado del anillo en una mancha de arcilla blanda o cera sobre
el papel, y este sello hacía que la nueva ley fuera legal. Al darle
este anillo a Amán, el rey daba su aprobación al horrible plan.
11. y le dijo: La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el
pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere. Al rey
no le interesaba el dinero de Amán; probablemente ya tenía
mucho. Pero pensar que había gente en su reino que no lo
estimaba lo suficiente como para obedecer sus leyes, era algo
que no podía continuar. Eran dignos de muerte.
Asuero se tragó el plan de Amán 'cayo en el anzuelo'. Parece
que ni siquiera se tomó un momento para pensarlo. Que miles
de personas, incluidos niños pequeños, iban a ser cruelmente
asesinados, no le hizo pestañear.
¿Sabía qué hace sólo unos ochenta años ocurrió algo parecido
en Europa? Casi seis millones de judíos y otros millones de
personas fueron asesinadas por Adolf Hitler. En el último
siglo, también se han producido asesinatos en masa en otras
naciones: más de 50 millones de personas han sido asesinadas
en la Rusia comunista; cerca de 38 millones de chinos fueron
ejecutados por el comunista Mao Zedong; en 1994, un millón
de personas fueron masacradas en Ruanda en sólo 100 días; y
millones de vidas más han sido segadas en Bosnia, Turquía,
Afganistán y muchos otros lugares. La lista es interminable.
¿Por qué la gente mata a otras personas como si sólo fueran
molestas moscas? ¿Es que esos asesinos no tienen
sentimientos? ¿No saben que lo que hacen está mal?
La dolorosa e impactante verdad es que la maldad que había
dentro de esos hombres asesinos está en cada corazón humano.
La misma naturaleza animal que vemos en Amán y Asuero
vive en todos nosotros. Somos tan malvados como ellos.
Probablemente te cueste creerlo. Crees que nunca podrías
matar a otra persona. Mírate profunda y largamente. Observa
atentamente tus pensamientos sobre alguien que es realmente
malo contigo. ¿Por qué no olvidas su maldad hacia ti? ¿Es
porque no puedes esperar a que llegue el momento de
perdonarla o de hacerle algo bueno? En absoluto; ¡esperas que
algún día tú u otra persona se lo devuelva! ¿Reconoces ese tipo
de pensamiento? ¡Ese es el corazón vengativo de Amán! Vive
en ti y en todos nosotros.
No hay forma de curar o controlar nuestros corazones
corruptos. Somos impotentes ante el mal que llevamos dentro.
Sólo el Espíritu Santo puede evitar que sigamos el camino de
Amán y el ejemplo de Asuero.
Nuestra única esperanza es el Señor Jesucristo. Él convirtió a
un feroz odiador de Cristo y asesino de cristianos en un
ferviente predicador de Cristo y un amoroso pastor de
personas. Ese hombre era Pablo, que más tarde escribió: "Pero
por la gracia de Dios soy lo que soy...".
Lleva tu corazón y todos tus pecados al Señor Jesús en oración.
Él vino a salvar a los pecadores y a hacerlos santos.
Lecturas complementarias: Jeremías 17:1-14
Esther 3:12-15 Burlas diabólicas
12. Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el
mes primero, al día trece del mismo, y fue escrito conforme
a todo lo que mandó Amán, a los sátrapas del rey, a los
capitanes que estaban sobre cada provincia y a los
príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su
escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del
rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
13. Y fueron enviadas cartas por medio de correos a todas
las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y
exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y
mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes
duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus
bienes.
14. La copia del escrito que se dio por mandamiento en
cada provincia fue publicada a todos los pueblos, a fin de
que estuviesen listos para aquel día.
15. Y salieron los correos prontamente por mandato del
rey, y el edicto fue dado en Susa capital del reino. Y el rey y
Amán se sentaron a beber; pero la ciudad de Susa estaba
conmovida.
Faltaban once meses... ¡cuánto tiempo para tener que esperar!
Tal vez a Amán no le hiciera mucha gracia, pero pensó que
sería mejor obedecer el consejo del sacerdote; de lo contrario,
el dios persa podría no ayudarle. Once meses también darían
tiempo suficiente para hacer llegar el mensaje a todo el
imperio.
Mientras el horror llenaba los corazones de los padres y madres
judíos, el rey y Amán se divertían. ¿Te imaginas a Amán
sentado con el rey, tomando una copa? Casi puedes ver esa
sonrisa malvada en su cara, mientras pensaba en el sufrimiento
y la muerte con que torturaría a los judíos.
Torturar es cruel, pero disfrutar torturando es diabólico. Sin
embargo, la gente se lo hace a los animales e incluso a otras
personas. Quizá nunca hayas torturado a un animal, y mucho
menos a una persona, y eso está bien. Pero, ¿te das cuenta de
que la tortura tiene parientes cercanos que a menudo viven en
nuestra casa o en el aula? Uno se llama "Sr. Bromista" y el otro
"Sr. Matón". ¿Te gusta hacer sentir mal a alguien? ¿Obtienes
placer burlándote a propósito o menospreciando a los demás?
Cuando haces estas cosas, entonces, según las enseñanzas de
Jesús, no eres diferente de Amán y su rey.
¿Por qué la gente se burla o menosprecia a los demás? A
menudo, los niños o adultos que actúan así se sienten inseguros
o asustados por dentro. Despreciar a otra persona les da la
sensación de victoria. ¿De verdad crees que es una victoria que
un elefante aplaste a un ratón? ¿O demuestras lo fuerte que eres
cuando aplastas a una hormiguita? Lo mismo ocurre cuando te
burlas o intimidas a una persona más joven o más débil.
Lecturas complementarias: Proverbios 10:12, 18; 26:24-26
Esther 4:1-4 Indiferencia
1 Luego que supo o comprendió Mardoqueo todo lo que se
había hecho en la ley aprobada para matar a los judíos, rasgó
sus vestidos, se vistió de cilicio (una capa áspera de pelo de
cabra o de camello) y de ceniza esparcida sobre su cabeza,
todo lo cual era señal de que estaba muy triste, y se fue por la
ciudad clamando con grande y amargo clamor.
2 Y vino hasta delante de la puerta del rey; pues no era
lícito pasar adentro de la puerta del rey con vestido de
cilicio. Sin embargo, Mardoqueo fue a la puerta porque quería
llamar la atención de Esther, pues ella aún no sabía lo que
estaba sucediendo.
3 Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del
rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno,
lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.
Aunque no se menciona, sin duda muchos judíos también
estaban orando y rogando al SEÑOR por su ayuda.
4 Y vinieron las doncellas de Esther y sus eunucos los
criados que el rey le había dado, y se lo dijeron. Entonces la
reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a
Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio tal vez para que
pudiera entrar en el palacio del rey; más él no los aceptó. Está
claro por esta acción que Esther no sabía la razón por la que
Mardoqueo estaba tan triste.
Mientras miles de personas estaban sumidas en un profundo
dolor, Amán y el rey se divertían. Decidieron no preocuparse
por los problemas de los demás. En el libro de Nehemías,
aprendemos que los reyes persas incluso tenían una ley según
la cual nadie en el palacio podía mostrar tristeza, por lo que
llevar cilicio y ceniza estaba absolutamente prohibido. ¡Nada
debía perturbar el disfrute del rey!
La indiferencia ante las necesidades de los demás es un gran
pecado en nuestra sociedad. Pero, ¿debería encontrarse tal
despreocupación entre los cristianos? ¿Debería algún niño de
una iglesia cristiana sentirse solo? La triste realidad es que hay
muchas personas que luchan, porque nadie muestra un interés
sincero por sus necesidades. Es fácil que mostremos una
actitud desconsiderada e indiferente como la que tuvieron
Asuero y Amán con los condenados de su reino. Naturalmente,
tratamos de evitar estar con personas enfermas o tristes, porque
pueden hacernos sentir incómodos por dentro, y sus problemas
nos estropean un día agradable. Pero el Señor Jesús es
completamente diferente. Su amor compasivo por los enfermos
atrajo a muchos sufrientes a venir a Él. Nunca se encontró con
esa actitud de "no me importa" cuando venían a Él. Él tendió la
mano y dio la bienvenida a los pecadores en sus necesidades y
penas. Su Palabra y su toque sanaron a cada uno de ellos.
Dios puede utilizar nuestras palabras y nuestro tacto para curar
o consolar a los demás. La mayoría de las veces no podemos
quitar el dolor o la tristeza de la gente. Puede haber lugares
vacíos o enfermedades que nunca desaparecerán. Algunos
niños tienen minusvalías u otras limitaciones en sus
capacidades que no se pueden cambiar. Estos niños o adultos
necesitan un amigo que se preocupe y comparta. Renunciar a
tus diversiones o a tu tiempo libre para estar con ellos, puede
ser muy reconfortante para ellos. También es muy importante
orar unos por otros. Hay necesidades que nunca podremos
satisfacer, ¡pero Dios sí puede! Por eso, acuérdate de orar por
las personas necesitadas que Dios ponga en tu camino.
Lecturas complementarias: Job 31:15-22
Esther 4:3-4 ¡Las dificultades curan!
3 Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del
rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno,
lloro y lamentación o fuerte clamor; cilicio y ceniza que era
su manera de vestirse para mostrar que estaban tristes, la cama
de muchos.
4 Y vinieron las doncellas de Esther, sus eunucos sus
criados, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor,
envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo y hacerle
quitar el cilicio; más él no los aceptó.
Los judíos de todo el mundo ayunaron y lloraron a lágrima
viva cuando se enteraron del decreto del rey. Ayunar
significaba dejar de comer y beber para mostrar su disgusto.
Sin embargo, estos terribles acontecimientos también les
unieron más. Eso es lo que vemos a menudo en nuestro mundo.
En el momento de escribir este libro, Nueva Zelanda sufrió un
terremoto en el que murieron casi 200 personas en pocos
minutos. Aunque muy doloroso, este acontecimiento también
hizo algo bueno. Hizo que la gente pensara en los demás y
hiciera cosas por ellos. Familias de otras partes del país
abrieron sus casas para que los habitantes de la ciudad
destruida pudieran descansar del estrés. La gente acudió en
masa a ayudar. Como alguien dijo: "El sufrimiento nos empuja
fuera de nuestras casas. Nos pone en contacto con nuestros
vecinos". A menudo, cuando todo va bien, ponemos vallas
alrededor de nuestro patio y vivimos separados unos de otros.
Qué triste que las tragedias y las penurias sean necesarias para
que nos cuidemos unos a otros y ¡derriben nuestras vallas!
Algo más importante surgió de las penurias de los judíos: les
hizo orar fervientemente a Dios. Aunque la Biblia no menciona
específicamente la oración, sí dice que ayunaban. El ayuno
siempre va acompañado de la oración. El ayuno le dice al
Señor que lo que estás orando es una carga muy grande en tu
corazón; es tan importante para ti que estás dispuesto a
renunciar a cosas como la comida y la bebida. ¿Con qué
facilidad te olvidas de orar? ¿O con qué frecuencia recitas
rápidamente tus oraciones sin pensar demasiado? Pero eso
cambia de repente cuando los problemas nos golpean. Entonces
caemos de rodillas orando con fuerza. Hace años, cuando
explotó una bomba en un tren del metro de Londres, ¡la gente
cayó de rodillas por todas partes, orando a Dios! Después del
11-S, cuando se destruyeron las Torres Gemelas de Nueva
York, las iglesias de todo Estados Unidos se llenaron de gente
que acudía a orar. Lamentablemente, la mayoría de las veces,
cuando se acaban los problemas, olvidamos a Dios y seguimos
con nuestras vidas como si nada. La oración es cada vez menos
frecuente. ¿Debemos entonces desear las dificultades?
¿Deberíamos orar por las dificultades, porque podrían ser
buenas para nosotros? No, eso nunca. Dios sabe perfectamente
lo que necesitamos, y es mejor orar para que nos mantenga de
rodillas. Dejemos que sea Él quien decida cómo responder a
esa oración. Algunos relojes antiguos tienen una pesa pesada
en el extremo de una cadena que hace que el reloj haga tictac.
Dios sabe sabiamente que las personas necesitamos 'pesos',
como los problemas, para mantenernos de rodillas. David
escribió: "Fue bueno para mí ser afligido", porque fue a través
de sus problemas que aprendió a conocer a Dios y a confiar en
Él. En lugar de rogar a Dios que te quite los problemas, debes
orar para que bendiga los problemas y el dolor de tu alma.
Lecturas complementarias: Salmo 119:81-96
Esther 4:5-8 Digno de confianza
5 Entonces después de que Mardoqueo hubo rechazado su
regalo de ropa nueva, Esther llamó a Hatac, uno de los
eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella como
criado personal y lo mandó a Mardoqueo, con orden de
saber qué sucedía y por qué estaba así. Esto nos muestra que
Esther tenía una vida protegida en el palacio. Ella ni siquiera
sabía lo que pasaba en la ciudad o en el reino.
6 Salió, pues, Hatac en quien Esther confiaba plenamente a
ver a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba
delante de la puerta del rey.
7 Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido,
y le dio noticia de la plata que Amán había dicho que
pesaría para los tesoros del rey a cambio de la destrucción
de los judíos. Claramente, Mardoqueo conocía los detalles del
malvado plan de Amán. No sabemos cómo recibió Mardoqueo
toda esa información. Tal vez tenía amigos secretos dentro del
palacio.
8 Le dio también la copia del decreto, la ley, que había sido
dado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que la
mostrase a Esther, se lo declarase, le encargara que fuese
ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su
pueblo, para que no los mataran. Al darle este mensaje a
Hatac, Mardoqueo demostró que también confiaba plenamente
en este siervo, pues ahora Hatac sabía que Esther era judía.
No sabemos mucho sobre Hatac, pero lo que sabemos es
verdaderamente honorable. Era un hombre al que tanto Esther
como Mardoqueo podían confiar un gran secreto. Esa jugosa
información -la reina era judía- podría haberle hecho ganar
mucho dinero si la hubiera compartido con Amán. Pero, por
suerte, Hatac era de fiar. Demostró una gran fiabilidad o lo que
llamamos integridad. Ser íntegro -ser honesto y hacer lo
correcto- vale mucho más que el oro. La bendición del Señor
siempre descansa sobre la honestidad, la lealtad, el
cumplimiento de la palabra dada, la fidelidad y el guardar los
secretos. Cuando la gente confía en ti contándote algo que es
personal e importante para ellos, nunca debes compartirlo con
los demás. Si alguien te diera un violín muy caro para que lo
guardaras, uno que valiera un millón de dólares, ¿cómo lo
manejarías? Debes tratar los secretos personales de tus amigos
de la misma manera. La única excepción, es cuando está en
juego la seguridad o el bienestar de tu amigo. En ese caso,
debes contárselo a un adulto de confianza. Algunos secretos no
son buenos secretos. La confianza es algo que tarda en crecer.
Es como la barba de un hombre. Se tardan años en tener una
barba larga. Cuando muestras fidelidad en tus palabras y en
cómo cumples tus promesas, estás construyendo confianza.
Cuando tus padres ven que eres honesto cuando eres joven,
confiarán en ti cuando seas mayor. Lo mismo ocurre con tu
comportamiento en la escuela y en tu trabajo extraescolar. Pero
recuerda que una barba larga puede cortarse en sólo unos
segundos. Puedes destruir tu confianza con una sola promesa
incumplida. Dañarás tu relación con tus padres con un solo
acto de deshonestidad. Puedes arruinar la oportunidad de un
buen trabajo por un pequeño hurto en una tienda. Salomón
escribió que una mosca muerta en el bálsamo del farmacéutico,
puede echar a perder todo el lote. ¡Así que una acción tonta
puede echar a perder tu nombre!
Lecturas complementarias: Mateo 25:14-23
Esther 4:9-12 Una reina temerosa
9 Vino Hatac y contó a Esther las palabras de Mardoqueo y
le mostró la copia de la ley con el sello del anillo de su marido
10 Entonces Esther dijo a Hatac que le dijese a
Mardoqueo:
11 Todos los siervos del rey donde él se sienta en su trono, y
el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier
hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al
rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de
morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro
la vara de oro que los reyes suelen tener en la mano, el cual
vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta
días. En otras palabras, ¡el rey no había querido ver a Esther
desde hacía ya un mes.
12 Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Esther.
La reina Esther tenía miedo. Mardoqueo le había ordenado que
fuera a hablar con su marido. Pero la vida en Persia
definitivamente no era como en nuestro país hoy en día. Una
esposa no podía simplemente entrar en la oficina de su marido
para decirle lo que estaba en su corazón. Imagina que tu madre
no pudiera hablar con tu padre a menos que hubiera sido
invitada. Esther podía ser asesinada si su marido estaba de mal
humor y no apreciaba su acercamiento no solicitado.
Fue uno de los momentos débiles de Esther. Pero antes de
condenarla, consideremos con qué facilidad nos parecemos a
ella. Ella estaba enfrentando una situación que amenazaba su
vida. No muy a menudo nos enfrentamos a consecuencias tan
serias como las que enfrentaba Esther. No sólo se encogió ante
la posibilidad de ser asesinada, sino que también pensó en cuál
sería la reacción del rey cuando le contara su petición. ¿Qué
haría al enterarse de que pertenecía a la nación judía? No tenía
motivos para esperar nada mejor que indignación y rechazo.
Esther se enfrentaba a una enorme montaña. La decisión que
debía tomar podía significar el fin de su vida o como mínimo
de su cómoda vida en palacio.
¿Cómo te sientes cuando estás comiendo en Macdonald's y
tienes que orar delante de todo el mundo? ¿O cuando sales con
tu grupo de la iglesia y te das cuenta de que eres el único que
va vestido decentemente? ¿O cuándo uno de tus amigos hace
un chiste sobre la Biblia? ¿O cuándo tu compañero de clase es
realmente malo o irrespetuoso?
¿Cómo tomar una decisión que puede costarle su estima, su
comodidad o incluso su libertad? Sólo es posible tomar la
decisión correcta cuando confías en el Señor y en sus
promesas. El Señor Jesús ha prometido que todos los que lo
confiesen delante de los hombres, ¡Él los confesará delante de
su padre que está en los cielos! Eso significa que Él
mencionará tu nombre ante su padre todopoderoso en el cielo.
Si crees eso, ¿qué tienes que temer entonces? ¿Quién es más
poderoso que Dios en el cielo? Pedro escribió, "¿Y quién es el
que os dañará, si sois seguidores de lo que es bueno? Y si
padecéis por causa de la justicia [por hacer lo correcto],
bienaventurados sois; y no temáis el terror de ellos, ni os
turbéis" (1 Pedro 3:13-14).
Esther luchó con sus miedos. Tal vez tú también luches con
temores acerca de cosas que Dios te pide que hagas y que son
mucho menos peligrosas que las que enfrentó Esther. No temas
decirle al Señor: "Tengo miedo; ayúdame a poner mi confianza
en Ti".
 Lecturas complementarias: Salmo 56
Esther 4:11-12 El cetro de Dios en Cristo
11 Una vez más pensemos en la respuesta de Esther a
Mardoqueo. Todos los siervos del rey, y el pueblo de las
provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer
que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser
llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo
aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro la vara de oro
que los reyes suelen tener en la mano, el cual vivirá; y yo no
he sido llamada para ver al rey estos treinta días.
12 Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Esther.
Imagina estar casada con alguien a quien temes tanto como
Esther temía al rey. Aunque era su marido, temía presentarse
ante él sin que se lo pidiera. Sabía que era capaz de rechazarla
y hacerla matar si estaba de mal humor. Y estaba segura de que
estaba de mal humor. Llevaba un mes sin hablarle, ¡ni una sola
vez! No sabía qué le pasaba.
Lo sabemos. Había aprobado un asesinato en masa y había
estado de fiesta con el hombre detrás de todo, Amán. Puedes
ver que el pecado es el peor amo. Mata toda alegría verdadera.
Llena a las personas de frialdad e indiferencia, incluso hacia
aquellos a los que están cerca.
Volvamos nuestros pensamientos a otro Rey. Él está en un
trono mucho más grande que el de cualquier rey terrenal. Su
gloria y majestad exceden por mucho al rey más brillante y rico
que jamás haya vivido en esta tierra. Su reino y poder hacen
que las naciones más fuertes de la tierra parezcan "una gota en
un balde". Sin embargo, a este Rey majestuoso y poderoso sí
le importan las personas. Es más, bajó de su trono para servir a
los pecadores; dejó las riquezas y la gloria del cielo para hacer
regalos a los indignos rebeldes. El Rey del que hablo es Dios y
su Hijo Jesucristo. Puedes pensar en el Señor Jesucristo como
el cetro de Dios. Esther tenía miedo de acercarse al Rey Asuero
porque él no le había pedido que viniera. Dios, por otro lado,
no sólo nos invita a venir a Él, sino que incluso nos asegura
que nunca echará fuera a nadie que venga a Él. En otras
palabras, ¡nos dice que su cetro de oro está siempre extendido!
¡Qué verdad tan asombrosa! Hemos ofendido profundamente a
Dios con nuestro pecado. Sin embargo, Él busca a los
pecadores para hablarles de su perdón. Cuando alguien te ha
herido profundamente, ¿corres hacia él diciéndole: "¿Mira,
realmente me heriste, pero deseo tanto arreglar las cosas y
quiero perdonarte”? No, pero eso es lo que Dios te dice de sí
mismo en su palabra. Él no busca tu destrucción. "Vivo yo,
dice Jehová el SEÑOR, que no quiero la muerte del impío"
(Ezequiel 33:11). Puedes comparar un versículo como éste con
el cetro de oro del rey Asuero. Te anima a no tener miedo de
buscarle para obtener el perdón de todos tus pecados.
Especialmente cuando te sientes mal por los pecados que has
cometido, lucharás con temores. Podrías pensar que como has
actuado tan pecaminosamente, no hay esperanza para ti. Dios
responde a ese temor en Isaías 55. Cuando leas ese capítulo,
observa que Dios nos dice que Él piensa y actúa de manera
completamente diferente a nosotros.
Nos cuesta perdonar a nuestro hermano cuando nos ha robado
un caramelo o nos ha hablado mal. Pero el Señor Dios no es así
en absoluto; Él se deleita en mostrar misericordia. Nos dice
claramente: "No me comparéis con vosotros. Vosotros apenas
podéis perdonaros unos a otros, pero Yo perdonaré
abundantemente a todos los que vuelvan a Mí".
Lecturas complementarias: Isaías 55
Esther 4:13-14 La Providencia de Dios
13 Entonces le dijo Mardoqueo que respondiesen a Esther y
envió de vuelta al criado de Esther, Hatac, con otro mensaje:
No pienses que escaparás en la casa del rey más que
cualquier otro judío.
14 Porque si callas absolutamente en este tiempo si no dices
ni haces nada, respiro y liberación vendrá de alguna otra
parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre
pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al
reino?
Mardoqueo recordó a Esther que nada sucede por casualidad. A
menudo debía de estar perplejo por lo que había ocurrido en los
últimos cinco o seis años. ¡Qué cambios tan asombrosos se
habían producido en la vida de su amada Hadasa! De huérfana
se había convertido en reina de la gran nación de Persia.
Nada sucede por casualidad; pero por qué suceden las cosas a
menudo sigue siendo un secreto. Tal vez ahora Mardoqueo
empezó a darse cuenta de que todos estos acontecimientos
sorprendentes formaban parte del gran plan de Dios. Así que su
mensaje a Esther fue claro: "¡Levántate y habla! ¡No te quedes
callada! Quién sabe, tal vez esta es la razón por la que te
convertiste en reina-para que puedas ser usada por Dios para
llevar a cabo su obra de liberación". Los caminos de Dios son a
menudo un enigma, también en el caso de las personas de las
que leemos en la Biblia. El joven José no entendía por qué tuvo
que ser vendido como esclavo, encarcelado y finalmente
ascendido a gobernador, ¡hasta que vio a sus hermanos en
apuros!
Esta historia de Esther debe reforzar tu convicción de que nada
escapa al control de Dios. Ningún detalle de tu vida es al azar o
por casualidad. El concurso de belleza persa, por equivocado
que fuera, seguía estando bajo el control de Dios.
Mientras lees esto, están ocurriendo muchas cosas en tu círculo
de vida o en el mundo que te rodea. Hay artículos en los
periódicos sobre guerras, enfermedades, crímenes, terremotos o
sobre malas leyes que se hacen. Nunca olvides que Dios
Todopoderoso del cielo y de la tierra está detrás de estas
historias. Dios nunca aprueba el mal, pero guía las cosas malas
para que produzcan el bien. Dios saca cosas buenas de lo que
llamamos malo. Mardoqueo le recordó a Esther su vocación.
Ella podía hacer algo que él nunca podría hacer, ni ningún otro
judío. Su posición le permitió acercarse al rey y pedirle que
revocara la terrible ley de Amán. La historia está llena de
ejemplos de personas a las que Dios utilizó en solitario para
marcar una gran diferencia. Por ejemplo, Martín Lutero. Su
valor para defender la verdad de Dios, fue de gran bendición
para todo el mundo a través de la Reforma. Piensa en el coraje
de Daniel para defender lo que era correcto. Otros tres se le
unieron. Como resultado, a todos los pueblos del mundo se les
ordenó adorar al Dios verdadero. Pronto leeremos sobre la
acción en solitario de Esther y lo que Dios hizo a través de ella
para la liberación de los judíos. Nunca dudes de la mano de
Dios en cada detalle de tu vida. Confía en que Él tiene un
propósito sabio para todo lo que hace o permite. Él nunca
espera que entiendas su propósito, pero te llama a confiar en
Él. Eso puede parecer imposible cuando todos los aspectos de
su vida parecen trabajar juntos en su contra. Dios a menudo
trabaja a través de lo imposible. Mirando hacia atrás más
tarde, puedes entender lo que Él hizo y adorarlo.
Aunque tengas que enfrentarte sola a un gran mal, ¡recuerda a
Esther!
Lecturas complementarias: Salmo 37:1-8
Esther 4:15-17 La posición de Esther
15 Y Esther dijo que respondiesen a Mardoqueo:
16 Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y
ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y
día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y
entonces entraré a ver al rey con mi petición sin invitación,
aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca;
si muero, muero.
17 Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que
le mandó Esther; pidió a todos los judíos de Susa que se
unieran a él en un tiempo de tres días de oración y ayuno.
La elección que tuvo que hacer la reina Esther fue muy dura.
Tal vez los pensamientos se agolpaban en su mente:
"¿Continuaré con mi fácil y mimada vida de palacio, o me
enfrentaré a la espada? ¿Podré continuar con mi estilo de vida
de reina cenando y relajándome, o acabaré mi vida como
soldado luchando por una causa justa?".
En algún momento de aquellas angustiosas horas, tomó una
decisión. Se dio cuenta de que había un enemigo, no sólo de su
pueblo o de ella misma, sino del Señor mismo. Cuando eso
quedó claro, tomó una decisión. No importaba cual fuera el
resultado final para ella personalmente sacrificara su vida para
hacer lo correcto. Finalmente, dio su decisión a Mardoqueo con
las palabras: "Si perezco, perezco".
Puede haber situaciones en tu vida en las que te enfrentes a
momentos como el de Esther, en los que tengas que defender lo
que es justo. Sabes que hay niños y adultos que hacen y dicen
cosas malas a los demás. Cada vez que Dios te plantee una
situación así, recuerda la pregunta de Mardoqueo: "¿Te ha
traído Dios a ver u oír esto para que puedas hacer algo al
respecto?". Puedes hablar y decir: "¡Estoy en contra de eso!
¡No deberías hacer eso! Lo que has hecho está mal y deberías
dejarlo".
No pienses: "Bueno, ¿qué diferencia voy a hacer? Sólo soy un
niño o una niña. Nadie me escuchará". Esther también pudo
haber luchado con ese pensamiento. Pero cuando se entregó al
llamado que Dios había puesto ante ella, Dios también la
bendijo. Lo mismo ocurrió en la vida de David cuando se
enfrentó al gigante Goliat. Los tres jóvenes judíos en tiempos
de Nabucodonosor escucharon el llamado: "Inclínate o arde".
Pero aun así se levantaron en defensa de su Dios. Hoy en día,
todavía están de pie en la gloria en el cielo, mientras que la
estatua y su rey se han ido hace mucho tiempo.
Tal vez tengas miedo cuando tienes que defender lo que es
justo. "¿Qué pensarán los demás de mí? ¿Les seguiré
gustando? ¿Y si todos se alían contra mí?".
Sí, da miedo hacer lo correcto si tienes que hacerlo solo. Pero,
¿no ha prometido y demostrado Dios que nunca avergonzará a
los que confían en Él? Lutero no estuvo solo. David no luchó
solo contra Goliat. Esether no entró sola en la presencia del
rey. Tú tampoco estarás solo si traes tu necesidad a Dios en
oración.
Cierto, Dios no te necesita. Él tiene otras personas a las que
puede utilizar. Si Esther no hubiera tomado una posición, Él
habría traído ayuda de otra parte. Pero eso no nos excusa de
hacer lo que es correcto, y Mardoqueo le advirtió a Esther que
le traería juicio personal al tratar de escapar del llamado de
Dios.
Por eso, deja que el ejemplo de Esther te anime hoy. Lleva tu
necesidad ante Dios en oración y ayuno. Dile al Señor que
quieres defender lo que es justo, pero que necesitas que Él te
sostenga.
Lecturas complementarias: 1 Samuel 17:32-51
Esther 4:16-17 El miedo de Esther a perecer
16 Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y
ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y
día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y
entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la
ley; y si perezco, que perezca.
17 Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que
le mandó Esther.
Consideremos estos versículos una vez más. Esther tenía miedo
de encontrarse con el rey. Había una ley que le prohibía llegar
a la presencia del rey sin una invitación, sino había sido
invitada, no por treinta días.
Esto ilustra una verdad que vale la pena considerar. Dios
también tiene su ley. En su ley, Él declara que todos aquellos
que lo desobedecen merecen perecer.
¿Alguna vez te has sentido condenado por tus pecados? ¿No
sólo molesto por el castigo, sino molesto por el mal que
hiciste? Es fácil sentirse avergonzado cuando te pillan
haciendo algo malo, pero es diferente sentirse avergonzado
porque realmente hiciste algo malo.
Tal vez sientas miedo cuando veas los pecados en tu vida. El
pecado siempre trae malestar e infelicidad. Incluso puede
dificultarte conciliar el sueño por la noche, o perturbarte en tus
sueños. Pensar en Dios, que todo lo ve, tampoco es muy
cómodo en esos momentos. Preferirías no encontrarte con Él,
porque sabes que no está nada contento contigo.
Oh, ¡qué pasaría si tuvieras que morir ahora! Sientes en tu
corazón que la ley de Dios está contra ti. ¿Haría mal Dios si te
castigara? ¿Ves que mereces perecer y que no eres digno de
nada?
En la parábola del hijo pródigo, cuando el hijo menor
derrochador y desobediente volvió a su padre, sabía que no era
digno de ser recibido de nuevo como hijo. Si su padre le
hubiera dicho: "¡No quiero volver a verte nunca más!", él
habría respondido: "Sí, padre, me lo merezco".
Es una gran victoria del Espíritu de Dios en tu corazón cuando
estás dispuesto a aceptar que mereces el justo castigo de Dios.
Eso no es algo que harás a menos que Dios doblegue tu
obstinada voluntad. Luchamos y pataleamos como un niño
pequeño que necesita recibir un castigo.
Pero el maravilloso mensaje de la Biblia es que Dios es un
Dios de gracia. La gracia es la bondad de Dios para con los
pecadores que no lo merecen. No hay nada más hermoso que la
voluntad de Dios de mostrar esta gracia a los pecadores. Es
como una luz brillante en plena oscuridad. Dios hace brillar
esta luz para atraernos hacia Él y para quitarnos el miedo de
volver a Él.
Una vez leí la historia de un hombre que tenía miedo de volver
a casa de sus padres. De joven rebelde, se había escapado de
ellos y vagaba por el mundo, sin preocuparse de decirles dónde
estaba. Años más tarde, se arrepintió y quiso volver a casa para
arreglar las cosas. No sabía si era bienvenido, así que escribió a
sus padres pidiéndoles que colgaran una sábana blanca en el
tendedero si era bienvenido a casa. Cuando por fin llegó el día
acordado, ¿qué vio? Había sábanas blancas por todo el césped,
los arbustos, el césped del vecino e incluso algunas en el
tejado. Debió de echarse a llorar al ver lo bien recibido que era.
Jesucristo es la "sábana blanca" de Dios Padre que cuelga del
cielo. Nunca tengas miedo de volver a Él.
 Lecturas complementarias: Salmo 86
Esther 5:1 Oración y ayuno
1. Aconteció al tercer día, después de que todos los judíos de
Susa ayunaron y oraron a Dios por Esther, se vistió Esther con
su vestido real, y entró en el patio interior de la casa del
rey, enfrente del aposento del rey; esperando en silencio
hasta que el rey la viera al final del gran vestíbulo; y estaba el
rey sentado en su trono en el aposento real, enfrente de la
puerta del aposento donde estaba Ester.
¡Sólo hay que leer un versículo! En efecto, pero entre el último
versículo del capítulo cuarto y éste han sucedido cosas
importantes. Han pasado tres días desde que Esther tomó su
postura y tomó su valiente resolución de ir a ver al rey y
pedirle que salvara a su pueblo. Esther habría sentido miedo
cuando pensó en la acción que ponía en peligro su vida. Pero
ella llevó sus temores al Señor y encontró refugio en Él.
También había pedido a todos los judíos de Susa que se
unieran a ella en un ayuno de tres días.
Aunque no está escrito, el ayuno siempre iba unido a la
oración. Los judíos no dejaban de comer sin un propósito o
sólo para adelgazar. Ayunaban con un propósito espiritual.
Cuando se avecinaban acontecimientos peligrosos o
amenazadores; o cuando había que tomar una decisión crítica;
o cuando la gente se sentía agobiada por sus pecados, añadían
el ayuno a sus clamores a Dios. No era tiempo de diversión y
banquetes, sino de oración y ayuno. Todas las horas que
normalmente dedicaban a preparar las comidas, comer y fregar
los platos, las dedicaban ahora a la oración.
¡No pienses en el ayuno como una ganancia! No decían: "Mira,
Dios, estamos ayunando ahora, ¡así que merecemos una buena
respuesta!". El ayuno se añadía a la oración para mostrar su
seriedad. Si no comes ni bebes durante un largo periodo de
tiempo, sufrirás. Te sentirás débil y hambriento. Tu cuerpo te
pedirá comida y bebida. Pero al negar a sus cuerpos comida y
bebida, los judios mostraron a Dios cuan grandes eran sus
necesidades y penas y cuan agobiados estaban.
Esther, sus doncellas y todos los judíos pasaron todo el tiempo
posible esperando ante Dios. Digo "esperando", porque ésa es
la palabra que la Biblia utiliza a menudo para describir la
oración. Así como Esther pronto esperaría ante el trono de su
esposo, ahora ella, sus doncellas y todos los judíos de la ciudad
esperaban ante el trono de Dios.
Le contaron a Dios todos sus temores y problemas, y le
pidieron ayuda en todas sus necesidades. Suplicaron
misericordia y gracia. Suplicaron que Esther tuviera valor.
Suplicaron a Dios que le perdonara la vida y cambiara el
corazón del rey.
¿Sirvió de algo? Veremos la respuesta completa más adelante.
Pero ya en esta porción, vemos que Esther tuvo el valor de
poner su vida en juego y presentarse ante el Rey Asuero. Ella
fue fortalecida para hacerlo, y eso ya era la respuesta de Dios a
sus oraciones. Dios ha prometido que aquellos que esperan en
Él (como Esther) nunca confiarán en Él en vano (para nada). Él
ha dicho: "Mas los que esperan en JEHOVÁ renovarán sus
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se
cansarán; caminarán, y no se fatigarán" (Isaías 40:31). ¿Estás
llevando tus necesidades a Dios en oración? Tal vez sientes
miedo de tomar una posición contra las acciones pecaminosas
de las personas que te rodean. Tal vez te resulte imposible
obedecer la Palabra de Dios. Sigue orando. Dios nunca te
defraudará cuando esperes en Él en oración y ayuno.
Lecturas complementarias: Isaías 40:12-31
Esther 5:2-5 Una petición sorpresa
2 Y cuando vio a la reina Esther que estaba en el patio, en
vez de enojarse porque se presentará en su trono sin que él se
lo pida, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y para demostrarle
que podía acercarse, y el rey extendió a Esther el cetro de
oro que tenía en la mano. Entonces vino Esther y tocó la
punta del cetro.
3 Dijo el rey, dándose cuenta, por supuesto, de que debía de
haber una razón muy importante para que Esther arriesgara su
vida entrando en el salón del rey: ¿Qué tienes, reina Esther, y
cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará. Era
una promesa apresurada, pero muy adecuada para Esther.
4 Y Esther dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán
al banquete o cena especial que he preparado para el rey. El
rey se habría sorprendido mucho con la respuesta de Esther.
¿Quién arriesgaría su vida simplemente por invitar a alguien a
cenar?
5 Respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán para hacer
lo que Esther ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al
banquete que Esther dispuso.
¿Te imaginas los jadeos de los sirvientes del rey? ¿No
pensarían o susurrarían entre ellos: "¿Qué está haciendo la
reina? ¿Cómo se atreve a hacer esto? No sobrevivirá a esto".
Sin embargo, no sabían lo que había pasado en los tres días
anteriores. No habían visto la lucha en oración en el trono de
Dios por Esther y su pueblo. ¡Ellos no entendieron que esta
mujer de apariencia segura se apoyaba fuertemente en Dios!
Ella no iba con sus propias fuerzas. Eso fue lo que la hizo tan
fuerte.
Si los sirvientes del rey jadearon cuando vieron a la reina entrar
sin invitación en la sala del trono, casi se habrían desmayado al
oír la sencilla petición de Esther. Debieron pensar: "¿Por qué
arriesgar tu vida por una invitación a cenar? ¿Qué haces, reina
Esther?".
Esther había estado orando a Dios. En esos tres días, suplicó
sabiduría para saber cómo plantear al rey su gran pregunta.
Mientras pensaba y oraba, varias ideas deben haber pasado por
su mente como, "¿Cómo se lo pido, Señor? ¿Debo pedirle
inmediatamente que cambie la ley? ¿O debo tomarme mi
tiempo y ganarme primero su confianza?". Estos y otros
pensamientos similares debieron de pasarle por la cabeza. Tú
sabes cómo te sientes cuando tienes que pedir un favor muy
grande a tus padres o a tus maestros. ¡Cuánto más nerviosa
debió sentirse Esther, mientras pensaba en cómo presentaría su
petición! Pero el Espíritu Santo guió a Esther para que primero
hiciera la petición de unirse a ella en una comida especial.
A menudo, tenemos tanta prisa por actuar, que nos olvidamos
de hacer lo que hicieron Esther y los judíos. Cuando actuamos
antes de haber orado, es como empezar a correr una carrera sin
esperar la señal de salida. Pero cuando esperamos en Dios,
experimentaremos que Él nos guía a tomar decisiones sabias.
Dios no tomó la decisión por Esther, pero la guió para que
tomara la decisión correcta. Tú también tendrás que tomar
decisiones importantes en tu vida. Algunas decisiones tendrán
consecuencias para toda la vida. Aprende de Esther. Pasa
tiempo esperando en Dios en oración y ayuno. Él ha prometido
guiarte cuando esperes en Él.
Lecturas complementarias: Proverbios 3:1-10
Esther 5:5b-10 Oración expectante
5b. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Esther
dispuso.
6 Y dijo el rey a Esther en el banquete, mientras bebían
vino: ¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu
demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será
concedida. El rey repitió su promesa, porque sabía que había
una razón importante para esta comida. Sabía que ella nunca
habría arriesgado su vida simplemente por invitar a cenar a
Amán y a él mismo.
7 Entonces, respondió Esther y dijo: Mi petición y mi
demanda es esta:
8 Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si place al rey
otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el
rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y
mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado o
mañana compartiré con vosotros lo que tengo en mente.
9 Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón;
pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del palacio del
rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de
ira contra Mardoqueo.
10 Pero se refrenó Amán y vino a su casa, no quiso decir
nada en aquel momento; y mandó llamar a sus amigos y a
Zeres su mujer,
A veces, detalles muy pequeños en la Biblia dicen mucho. ¡Es
fácil pasar por alto las pocas palabras que revelan algo muy
importante! "...cuando Amán vio a Mardoqueo en la puerta del
rey...". ¿Qué nos dice este pequeño hecho?
Mardoqueo estaba de vuelta en la puerta del rey: se había
quitado el cilicio, se había puesto su ropa normal y había vuelto
al trabajo. ¿Por qué hizo eso? Nada había cambiado aún. La
fecha de la matanza seguía en el calendario del rey.
Aunque eso era cierto, también lo era otra cosa. Se habían
presentado muchas peticiones ante el trono de Dios. Los judíos
se habían humillado ante Dios y habían clamado por su
liberación. Mardoqueo confiaba en la promesa de Dios:
"Invócame en el día de la angustia: Yo te libraré" (Salmo
50:15). Demostró que esperaba que Dios respondiera a sus
oraciones poniéndose de nuevo su ropa normal y ocupando su
lugar habitual en la puerta del rey. ¿Esperas que Dios responda
a tus oraciones? Hace años, había una oración en un pueblo
porque hacía meses que no llovía. Mientras todos los habitantes
del pueblo caminaban hacia la iglesia, una niña se acercó con
su paraguas. Cuando le preguntaron por qué llevaba el
paraguas, respondió: "¡Porque le pedimos a Dios que llueva!".
El bonito final de esa historia es que esa tarde necesitó su
paraguas.
Dios se ofende cuando oramos sin esperar que Él responda
amablemente a nuestra oración. Él puede responder a nuestras
oraciones de manera diferente y en un momento diferente al
que pensamos. Pero Él ha prometido que responderá a la
oración. Él no responde porque podamos orar tan bien o
seamos tan humildes, sino porque Él lo ha prometido en su
gracia y misericordia. Lutero dijo una vez: "Orar no es intentar
vencer la falta de voluntad de Dios. Es apoderarse de la
voluntad de Dios". El Señor mismo dijo: "Abre bien tu boca y
yo la llenaré" (Salmo 81:10). Eso es lo que esperaba
Mardoqueo. ¿Esperas tú que Dios responda a tus oraciones? Si
no es así, confiésalo como pecado y pídele a Dios que te ayude
a orar con fe.
Lecturas complementarias: Salmo 81
Esther 5:11-14 El orgullo precede a la destrucción
11 y les refirió Amán, lleno de orgullo y jactancia la gloria de
sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas
con que el rey le había engrandecido, y con que le había
honrado sobre los príncipes y siervos del rey. Su familia y
amigos ya sabían todas estas cosas, pero aún así tuvieron que
escuchar su discurso jactancioso.
12 Y añadió Amán: También la reina Esther a ninguno
hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a
mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el
rey.
13 Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al
judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. Todos estos
grandes honores son como nada, cuando veo la falta de respeto
de ese judío que se niega a inclinarse ante mí.
14 Y le dijo Zeres su mujer y todos sus amigos: Hagan una
horca un poste que se usa para torturar a la gente con una
muerte lenta y dolorosa, de cincuenta codos (73 pies o 24
metros) de altura que es como un edificio de siete pisos, y
mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y
entra alegre con el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos
de Amán, e hizo preparar la horca aquel mismo día; aunque
era un trabajo enorme por la extraordinaria altura del poste.
¡Allá va! En cuanto Amán llegó a casa, reunió a su mujer y a
sus amigos. Estaba impaciente por contarles las últimas
noticias. Una vez más, ¡había sido invitado a cenar con el rey
por invitación especial de la reina! Pacientemente, le
escucharon cacarear: "Todo el mundo reconoce lo importante
que soy, excepto ese judío, Mardoqueo. Se niega a inclinarse
cuando paso. Siempre me estropea el día".
La familia de Amán sabía cómo avivar su orgullo. Aceptó de
buen grado su sugerencia de ahorcar a Mardoqueo. Toda la
ciudad vería lo que le sucedería a cualquiera que no honrara a
Amán. Sin embargo, Dios no necesitó más que un pequeño
alfiler para reventar el globo de orgullo de Amán.
El orgullo está en todos nosotros. Hizo que Adán, nuestro
padre, cayera en el pecado. Llevó a Absalón a echar a su padre
David del país (2 Samuel 15). Hizo que Pedro negara al Señor
Jesús (Lucas 22:54-62). El orgullo nos ciega ante nuestros
propios defectos. También nos hace escuchar ideas tontas que
Satanás o amigos malvados sugieren.
¿Cómo puedes luchar contra el orgullo? Recuerda que eres
"Hecho por Dios". ¡Qué tonto es un león si se enorgullece de
ser un león y no un lagarto! Agradece los talentos y cualidades
que Dios te ha dado. No te los ha dado para que los muestres,
sino para que los uses: para honrar a tu Creador y para servir a
los demás.
Es fácil golpear el orgullo de Amán olvidando que el pecado de
Amán vive en nuestros corazones. ¿Has notado alguna vez
cómo tus propios pensamientos suenan espantosamente como
el discurso de Amán? Qué diferente es el hijo del hombre, el
Señor Jesús. Nadie tiene 'talentos y gracias' como Él. Sin
embargo, Él era 'manso y humilde de corazón'. Sirvió a Dios y
a todos a su alrededor con sus dones de enseñanza y su
ministerio de amor.
¿Luchas con tu orgullo? Llévalo en oración a los pies del
Señor Jesús y depende de Él para hacerte y mantenerte
humilde.
Lecturas complementarias: Proverbios 16:1-12

Esther 6:1-3 El cuento del rey
1Aquella misma noche, entre las dos comidas especiales que
Esther había preparado, se le fue el sueño al rey pues Dios lo
mantenía despierto con un gran propósito; y para llenar el
tiempo, o para ayudarlo a conciliar el sueño, y dijo que le
trajesen el libro de las memorias y crónicas los libros de
historia que registraban los acontecimientos importantes de su
reino, y que las leyeran en su presencia.
2 Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había
denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos
del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado
poner mano en el rey Asuero.
3 Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a
Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del
rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él. ¡El rey se había
olvidado por completo de recompensar a Mardoqueo! Esto era
una deshonra para el rey por no reconocer al leal siervo que le
había salvado la vida.
El libro de Esther no trata de Esther, Mardoqueo o Amán; trata
de Dios. Dios que gobierna nuestra vida y controla cada detalle
de ella, es soberano. Él es libre de decidir cómo dirigirá todo en
este mundo.
A menudo nos desconcierta cómo gobierna Él. Los malvados
parecen obtener favores, mientras que los buenos y fieles son
olvidados. Amán recibía todos los honores y ascensos, aunque
estaba planeando una masacre. Mardoqueo se sacrificó y trató
de honrar a Dios, y estaba a punto de ser asesinado. Tal vez te
preguntes cómo gobierna Dios. No eres el primero, ni serás el
último. En la historia de Esther, Dios nos da una respuesta a
estas difíciles preguntas. Él nos recuerda: "Incluso cuando lo
malo parece empeorar, todavía tengo todas las cosas en Mi
mano". Justo esa noche antes de que Amán fuera a matar a
Mardoqueo, el rey no podía dormir. No se dio cuenta de que
Dios lo mantenía despierto. Esther tampoco se dio cuenta de
que Dios estaba respondiendo a su oración a través de un
"cuento para dormir". Mientras Amán soñaba con una dulce
venganza, Dios estaba trabajando para convertir su plan en una
pesadilla.
En lugar de adormecer al rey, la lectura del siervo lo despertó.
"¿Qué recompensa le di a Mardoqueo?". La respuesta preocupó
al rey. Se sintió avergonzado de que un siervo tan leal nunca
recibiera una recompensa digna. Estaba decidido a arreglarlo
cuanto antes. ¿Ves a Dios obrando aquí? Un "gracias" olvidado
cuatro años antes se convirtió en la forma en que Dios salvó
una vida humana. Eso no debería hacernos olvidar decir
"gracias" cuando sea necesario; más bien debería enseñarnos
que debemos confiar en Dios incluso cuando la vida no parece
justa. Dejemos que Dios responda a las preguntas difíciles.
Deja que Él arregle el trato injusto. Él es el gobernante, y un
camino es perfecto.
Puede que hace poco no te reconocieran por hacer algo
encomiable. No te resientas. Puede haber sido un descuido.
Aunque pase desapercibido para la gente, ten por seguro que
Dios lo ha notado. Y Él no olvidará tus actos de amor, como
pronto descubrirá Mardoqueo. Tampoco olvidará las malas
acciones. Amán se creía seguro, pero Dios tenía otros planes.
Lecturas complementarias: Génesis 45:1-8
Esther 6:4-6 El precio del orgullo
4 . Al día siguiente, Amán estaba en el palacio muy temprano.
Tal vez estaba demasiado excitado para dormir bien. Lo
primero que iba a hacer, era pedir permiso para deshacerse de
aquel judío irrespetuoso. Entonces dijo el rey que estaba
pensando en cómo podría recompensar a Mardoqueo: ¿Quién
está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de
la casa real para hablarle al rey, para que hiciese colgar a
Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada, de modo
que más tarde en el día, pudiera disfrutar adecuadamente de su
comida con el rey y la reina.
5 Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán
está en el patio. Y el rey dijo: Que entre. ¡Qué sorpresa debió
de ser para Amán oír que el rey lo había llamado a su presencia
tan temprano por la mañana!
6 Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al
hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su
corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí?
"¿¡En quién más pensaría el rey sino en mí!? No cabe duda de
que soy el favorito. Después de todo, ¡a mí se me ocurrió ese
brillante plan que traerá grandes riquezas al rey cuando
limpiemos de nuestro reino a esos odiados judíos!". En la
cabeza de Amán debieron de rondar pensamientos tan
orgullosos. El orgullo es tan engañoso. Funciona como
“photoshop” en tu computadora. Con ese programa, puedes
"retocar" la foto de tu cara para que te veas mejor. Hacemos
exactamente lo mismo en nuestras mentes: nos arreglamos
nosotros mismos potenciando lo positivo y ocultando o
ignorando lo negativo. Al cabo de un tiempo, llegamos a creer
que somos la persona maravillosa que imaginamos. El orgullo
nos ciega los ojos ante lo que realmente somos. Cuando nos
comparamos con los demás, siempre salimos ganando. Sin
embargo, el orgullo tiene un precio muy caro. El orgullo
convirtió al ángel más elevado de Dios en Satanás. Hizo que
Adán y Eva se rebelaran contra un Dios bueno, generoso y
destruyeron por completo la perfecta creación de Dios. El
orgullo hizo que el rey David pecara muchas veces, trayendo
cargas de mal sobre su propia familia y país. El orgullo ha
provocado guerras mundiales. El orgullo siempre precede a la
destrucción. Piensa en el orgullo como en un diente de león.
Esas flores amarillas crecen por todas partes y sus raíces son
muy profundas. Sus semillas -las esponjosas bolas blancas que
flotan por todas partes- pueden convertir campos enteros en
una alfombra de malas hierbas profundamente arraigadas. Eso
es lo que nos hace el orgullo. Se apodera totalmente de nuestra
vida y de nuestro ser. Dios odia el orgullo. La razón es porque
Él es el dador de todo lo que tenemos o hacemos. Si tienes una
cara bonita, ¿Quién te la ha hecho bonita? Tal vez seas brillante
en matemáticas, pero ¿Quién te dio una mente tan inteligente?
Algunos de ustedes son muy buenos en música; ¡pero
recuerden siempre que Dios es el constructor de instrumentos!
El orgullo despoja a Dios de su honor. Todo lo que eres o has
logrado, se lo debes a Él. La triste verdad es que el orgullo vive
en todos nosotros. ¿Alguna vez te has sentido celoso o
enfadado con los demás? Lo más probable es que sea el orgullo
lo que enciende esos pecados. ¿Qué puedes hacer con tu
orgullo? Sólo hay una respuesta de verdadera esperanza:
¡confiesa tu pecado inmediatamente al Señor Jesús en oración!
Él vino a salvar a los pecadores de corazones orgullosos.
Búscale su espíritu, que es el único capaz de hacer y
mantenerte humilde.
Lecturas complementarias: Mateo 11:25-30
Esther 6:7-10 Atrapado en su propia red
7 Y respondió Amán al rey, lleno de expectación por recibir
los honores que iba a sugerir: Para el varón cuya honra desea
el rey,
8 traigan el vestido real de que el rey se viste, el caballo en
que el rey cabalga, la corona real que está puesta en su
cabeza;
9 den el vestido y el caballo en mano de alguno de los
príncipes más nobles del rey, vistan a aquel varón cuya
honra desea el rey, llévenlo en el caballo por la plaza de la
ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya
honra desea el rey. ". El plan era excelente. Riquezas y poder
ya tenía Amán, pero ser alabado en público aún le faltaba.
¡Esto dejaría muy claro a todos en la ciudad quién era el mejor!
10 Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido
y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío
Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada
de todo lo que has dicho. En otras palabras, asegúrate de
hacer todo exactamente como acabas de sugerir.
Creo que al rey le brillaban los ojos cuando escuchaba la
propuesta de Amán. Nos entran ganas de sonreír cuando
pensamos en cómo se le debió quedar la boca abierta a Amán.
Debía de estar temblando mientras su cabeza daba vueltas con
preguntas. "¿Habré oído bien? ¿Estaba soñando? Seguro que
está bromeando".
Pero el rey lo dijo en serio. Mientras entregaba a Amán su
corona y su abrigo, podría haberle dado un golpecito en el
hombro y advertirle: "Asegúrate de no olvidarte de hacer nada
de lo que has dicho".
Amán debió de sentirse como un globo reventado. Jamás en la
vida habría soñado que esto le sucedería a él. Pero ocurrió, y
sigue ocurriendo. Casi todos los días en las noticias se puede
leer sobre personas muy importantes que de repente caen de
sus altas posiciones. Es una advertencia para todos nosotros.
El éxito es peligroso porque tiende a hacernos sentir
orgullosos. El orgullo te hace sentir como un rey o una reina.
Te crees tan importante que todos los que no están de acuerdo
contigo o no te adoran son malos. Mientras escribía esta parte,
un antiguo general de un país europeo fue encarcelado. Fue
responsable de matar a miles de personas en su país. ¿Cómo
puede una persona hacer eso? Una respuesta es que se llamaba
a sí mismo el "dios serbio". Si piensas eso de ti mismo, ya no
piensas ni actúas con normalidad.
Hay una gran sabiduría en un viejo dicho: "No vigiles tus
debilidades, sino tus fortalezas". Tu mayor tentación está en el
área de tus talentos, habilidades y capacidades, especialmente
si la gente empieza a elogiarte. Los elogios actúan como la
levadura, que hace que la masa del pan suba en su molde.
Escucha las advertencias de Dios sobre el orgullo en
Proverbios: "Cuando viene la soberbia, viene la vergüenza;
pero con los humildes está la sabiduría. Antes del
quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de
espíritu. La soberbia del hombre lo abatirá; pero la honra
sostendrá a los humildes de espíritu" (Proverbios 11:2; 16:18;
29:23).
Lecturas complementarias: Mateo 8:5-13
Esther 6:11-12a Antes del honor está la humildad
11 Y Amán tomó el vestido y el caballo, vistió a
Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la
ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón
cuya honra desea el rey.
12 Después de este paseo tan especial en el caballo del rey, tal
vez te preguntes qué haría Mardoqueo a continuación. Después
de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, a su trabajo
acostumbrado en el palacio.
Varias veces en este libro, leemos acerca de días que
comenzaron como cualquier otro día, pero que resultaron tan
diferentes de lo que se esperaba. Ahora era el día de la sorpresa
de Mardoqueo. Después de levantarse y completar sus rutinas
matutinas, se fue a trabajar. Pero antes de que apenas se
hubiera instalado en su jornada, Amán lo llamó. ¿No te hubiera
encantado ver la cara de Mardoqueo cuando Amán le entregó
el mejor abrigo del rey y le dijo: "¡Ponte esto!". Y la cosa se
puso aún mejor: ¡tenía que ponerse la corona del rey! A
continuación, Amán lo condujo a las caballerizas reales, donde
estaba el caballo del rey, todo emplumado. "Señor, debes subir
ahora a este caballo, y yo te conduciré a través de la ciudad. Es
el tardío 'gracias' del rey por haberle salvado la vida hace
algunos años". Amán agarró al caballo por el ronzal y lo sacó a
la calle. A lo largo de las calles, tuvo que proclamar en voz alta
sobre el hombre que más odiaba de todos: "Así se hará con el
hombre a quien el rey se complace en honrar."
Durante este gran recorrido por la ciudad, es difícil saber qué
pasaba por la mente de Mardoqueo. Su cabeza debía estar
dando vueltas: "¿Yo, todo este honor es para mí? ¿Quién soy
yo para recibir semejante tratamiento real?".
Después de este espléndido paseo en el caballo del rey,
Mardoqueo simplemente regresó a la puerta del rey para hacer
su trabajo habitual. No corrió primero a su casa para jactarse
ante su familia y amigos, como había hecho Amán después de
recibir la invitación a comer con el rey y la reina.
Había una diferencia de la noche al día entre Mardoqueo y
Amán. A Mardoqueo no parecía gustarle tanto que se hablara
de su nombre o que los elogios del rey sobre su persona se
proclamaran a voz en grito por las calles de la ciudad.
¡Qué rara actitud de humildad se ve en Mardoqueo! Su
corazón manso, dispuesto a volver a su antiguo trabajo común,
era fruto de la gracia de Dios en su vida. La gracia siempre nos
humilla ante Dios y ante los demás. Algún día, puede que te
honren como a Mardoqueo. Puede que Dios te utilice para
ayudar a alguien que se enfrenta a un gran peligro o dificultad.
O tu duro trabajo da sus frutos y te conceden un premio en el
aula. ¿Cómo lo manejarás? El honor es muy difícil de
manejar. Ser honrado es como mirar al sol: tiende a cegar a la
gente ante sus propios defectos y debilidades. A menudo
convierte a las personas en "demandantes" en lugar de
"servidores", porque se sienten muy importantes. No fue el
caso de Mardoqueo; seguía contento de que lo dejaran en su
antiguo lugar de trabajo y de servir como solía hacerlo antes de
este inolvidable convite. La única manera de manejar bien el
honor es recordar que 'por gracia eres lo que eres'. Todo el
honor debe ser para Dios. El Señor es como el sol, y tú y yo
somos sólo como una sombra. En otras palabras, Él es la
fuente de todas nuestras cualidades y logros y por lo tanto todo
el honor se le debe a Él.
Lecturas complementarias: Jeremías 45
Esther 6:12-14 ¡No me toques el ojo!
12 Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y
Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado,
llorando y cubierta su cabeza. Talvez cubría su cabeza con
sus manos ya que estaba muy humillado
13 Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus
amigos, todo lo que le había acontecido o sucedido.
Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la
descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de
quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que
caerás por cierto delante de él. En otras palabras: Amán, no
tendrás éxito en tu lucha contra Mardoqueo, porque tu principal
enemigo ahora ha sido ascendido por encima de ti.
14 Aún estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos
del rey llegaron apresurados para llevar a Amán al
banquete que Esther había dispuesto.
¿Miró Amán hacia atrás, a la horca que había preparado para
Mardoqueo cuando fue conducido al banquete? ¿Se arrepintió
ahora de sus horribles planes? ¿Asumía la culpa de los
problemas que ahora le rodeaban? No lo sabemos; pero sí
sabemos que cuando entró en su casa, no lloró por sus pecados.
Lloró porque se sentía horrible, avergonzado, humillado,
ofendido y enfadado. Debió de sentirse como si le hubieran
quitado toda la ropa ante todo el pueblo. Probablemente nunca
le gustó el rey, pero ahora, sin duda, ¡lo odiaba!
Pero la gente no estaba causando la caída de Amán. Fue la
mano de Dios. ¡Todo en esta historia es su historia! ¿Por qué
Dios estaba poniendo su mano de juicio sobre Amán? Fue
porque Amán estaba decidido a destruir al pueblo del SEÑOR.
Piensa en la parte blanda de tu ojo. En el momento en que mi
dedo se acerca demasiado a la parte tierna de tu ojo, apartas la
cabeza. Cuando Amán planeaba hacer daño al pueblo de Dios,
Israel, era como si estuviera tocando la parte blanda del ojo de
Dios. Dios sigue siendo el mismo hoy. No tolerará que la gente
se burle de Él, de su pueblo o de su reino.
Tal vez usted cuestiona a Dios cuando ve lo bien que le va a
veces a la gente impía. Estrellas de cine y cantantes de rock
están ganando millones de dólares y obteniendo los mejores
premios, a pesar de que desobedecen e incluso se burlan de
Dios y de su palabra. Si Él existe, ¿por qué no detiene a estos
burladores modernos? ¿O por qué no detiene a los hombres que
asesinan o encarcelan a su pueblo? Cada año, miles de
cristianos son asesinados simplemente porque sirven al Señor.
¿O por qué el Señor permite otras formas de injusticia o
crueldad?
Tenga la seguridad, las razones por las que el Señor no detiene
al diablo y a sus obreros de hacer el mal son siempre buenas
razones. Dios es sabio, bueno y perfecto en todo lo que hace o
permite. El sufrimiento es una de las herramientas de Dios
para cambiarnos. Puede utilizarlo como un megáfono para
despertar a los pecadores. Otras veces lo usa como una
medicina amarga para hacernos mejores. Aunque no leemos lo
que las amenazas de Amán hicieron a los judíos, puedes estar
seguro de que les hizo bien. ¿Les hizo doblar más las rodillas
en oración? ¿Los alejó de los caminos del pecado personal o
familiar? ¿Les hizo estar más agradecidos por la paz que
habían disfrutado? ¿Decidieron algunos incluso regresar a su
patria, Israel?
Dios nunca hace nada sin un buen propósito. Incluso cuando Él
permite que el mundo lastime a su pueblo, al final veremos que
"Él ha hecho todas las cosas bien."
Lecturas complementarias: Job 42:1-6
Esther 7:1-6 El silencio roto
1 Después de la profunda humillación de Amán, cuando tuvo
que honrar públicamente a su enemigo Mardoqueo, llegó al
palacio. Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina
Esther.
2 Y en el segundo día, mientras bebían vino, dijo el rey a
Esther: ¿Cuál es tu petición, reina Esther y te será
concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del
reino, te será otorgada. Una vez más, el rey estaba dispuesto a
dar a su esposa cualquier cosa que ella deseara. A estas alturas,
ya debía de sentir mucha curiosidad por saber qué había en su
corazón.
3 Entonces la reina Esther respondió y dijo (usando
modales muy corteses, como se haría cuando se habla con un
rey): Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, si al rey place,
séame dada mi vida por mi petición y mi pueblo por mi
demanda. En otras palabras que tenga compasión de mi y de
mi pueblo.
4 Tenía que tener mucho cuidado con lo que decía a
continuación, porque no sólo Amán había decidido matar a los
judíos, sino que el propio rey también estaba de acuerdo. Por
eso no dijo todavía quién estaba implicado en el malvado plan.
Porque hemos sido vendidos por mucho dinero, mi pueblo y
yo, para ser destruidos, para ser muertos, matarnos y
exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos,
me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño
irreparable. La última parte de este versículo es difícil de
traducir; también podría significar: si tan sólo nos hubieran
vendido, yo no le habría preocupado al rey por ello.
5 Respondió el rey Asuero levantando sin duda la voz, y dijo
a la reina Esther: ¿Quién es, y dónde está, el que ha
ensoberbecido su corazón para hacer esto? ¿Quién se
atrevería a pensar en hacer daño a la reina y a su pueblo? El rey
no tenía ni idea de que no sólo estaba compartiendo una copa
con ese hombre, sino que él mismo formaba parte de ese
malvado plan.
6 Esther dijo: El enemigo y adversario es este malvado
Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la
reina, al darse cuenta de lo que significaban las palabras de
Esther. ¡Su plan de matar a los judíos amenazaba la vida de la
reina! Eso estaba demasiado cerca del corazón del rey. Amán
supo que ahora estaba en verdadero peligro.
Lo dijo. Por fin, Esther rompió el silencio sobre quién era en
realidad. Durante muchos años, había guardado
cuidadosamente este secreto. No era una forma cómoda de
vivir. Un secreto encerrado en tu corazón es como un trozo de
tierra clavado en un ojo. Nunca puedes disfrutar plenamente de
la vida con tus padres o amigos (o, más tarde, con tu cónyuge)
si ocultas algo. Siempre te molesta o te pellizca por dentro.
Aprendamos que al final todo mal nos alcanzará. Esther se
había equivocado al ocultar su judaísmo a su marido. Si Asuero
lo hubiera sabido, ¿habría aceptado el plan de Amán?
Tal vez hay algo que desearías no haber hecho. Intentas
olvidarlo, pero no puedes, aunque se lo hayas confesado a
Dios. Cuéntaselo a tus padres. Cuéntales el secreto para que
te ayuden a aclararlo. La sinceridad no sólo es lo que más dura,
¡también es lo más agradable!
Lecturas complementarias: Génesis 12:10-20
Esther 7:7 Los Sembradores Serán Segadores
7 Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y
se fue al huerto del palacio, luchando con sus sentimientos,
porque debió de darse cuenta de que él mismo era en parte
culpable de este terrible plan. Tal vez necesitaba unos minutos
para pensar en lo que debía hacer a continuación; y se quedó
Amán para suplicarle a la reina Esther por su vida
pensando que la ira del rey se dirigía contra él; porque vio que
estaba resuelto para él el mal de parte del rey. Talvez pensó
que el rey estaba pensando como castigar a Amán.
No sólo Amán estaba cosechando el amargo fruto de su
fechoría; el rey también estaba recogiendo una cosecha de
espinas. Apretando los puños con rabia, salió al jardín. Estaba
furioso, porque él mismo se había metido en este lío. No sólo
había aprobado el plan de Amán, sino que se había convertido
en una ley inmutable. Aunque su mujer sólo mencionó a Amán,
él sabía muy bien que había dado su aprobación a la malvada
acción. "¡Fui tan insensato! ¿Cómo he podido hacer esto? ¿Qué
debo hacer ahora?" Con preguntas como éstas, retrocedió hacia
el comedor. ¿Cuántas veces no le ocurre esto a la gente? Eva
pensó que encontraría placer cuando probó el fruto prohibido.
En lugar de eso, perdió todo el placer real y ¡sólo probó la
amargura! Las decisiones tontas que al principio parecen
buenas y emocionantes, tienen consecuencias que se sienten
como espinas desagradables. Así como los campos de Adán
produjeron espinas, las acciones pecaminosas producen
resultados espinosos. Amán y el rey se habían ido de fiesta
después de que se publicara su malvada ley. El rey pensó que
se haría más rico y que su reino mejoraría al eliminar a un
pueblo inútil. Pero ahora todo el oro y la plata de su imperio no
podrían hacer retroceder la marea del mal. Cosecharía el
amargo fruto de lo que había sembrado. ¿Cómo evitar tomar
decisiones equivocadas? En primer lugar, nunca tomes
decisiones importantes apresuradas. La prisa hace perder el
tiempo. Dedica tiempo a pedir a Dios en oración y a buscar
orientación en su palabra. Pídele que te ayude a tomar buenas
decisiones. Pídele sabiduría para ver cómo tu elección influirá
en tu futuro. Pregúntate: "¿Me ayudará a vivir mi vida de
acuerdo con la voluntad de Dios? ¿Me alejará de Dios y de Su
Reino? ¿Me llevaré a situaciones pecaminosas al tomar esta
decisión?". En segundo lugar, sigue haciéndote la pregunta:
"¿Es correcto lo que estoy haciendo? O, ¿hacia dónde voy, es
algo que quiero ocultar a mis padres, a otros familiares y
amigos?". Si prefieres la "oscuridad", tienes una buena pista de
que estás sembrando las semillas equivocadas. Un día, comerás
los frutos amargos de tus elecciones insensatas. Es posible
escapar a la justicia de Dios en esta vida, pero tendrás que
enfrentarte a ella después de morir. En tercer lugar, no tomes
decisiones basándote en tus sentimientos. El rey se sentía muy
bien cuando pensaba en todo el dinero que iba a ganar. No
quería pensar en el hecho de que ¡cada pieza de dinero estaría
manchada de sangre! La respuesta exagerada de Amán de
matar a todos los judíos, porque un judío, Mardoqueo no se
inclinó, también se basó en los sentimientos. Arrastrados por
sentimientos pecaminosos de orgullo, codicia, ira y venganza,
Asuero y Amán firmaron una ley de asesinato en masa. Pero
ambos terminaron recogiendo una cosecha de espinas en lugar
de que sus manos se llenaran de riquezas como habían
esperado. Cosecharon lo que habían sembrado.
 Lecturas complementarias: Proverbios 6:20-28
Esther 7:8-9 La Sabia y Buena Regla de Dios
8 Después el rey volvió del huerto del palacio al aposento
del banquete, y justo en ese momento Amán había caído
sobre el lecho en que estaba Esther para rogar por su vida.
Esto era una insensatez, porque a ningún hombre se le permitía
siquiera acercarse a la reina cuando el rey no estaba presente.
Entonces dijo el rey, al entrar en la habitación y al ver a Amán
tendido cerca de Esther: ¿Querrás también violar a la reina
en mi propia casa? El rey sacó conclusiones precipitadas y
descargó toda su ira sobre Amán. En realidad, Amán no
intentaba hacer daño a la reina, pero el rey lo juzgó mal. Al
proferir el rey esta palabra, le cubrieron el rostro a Amán
lo que significaba que Amán estaba condenado a muerte.
9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servía al rey: He
aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura
que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado
bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.
La principal enseñanza de este maravilloso libro, inspirado por
el Espíritu Santo, es enseñarnos a confiar en Dios. A veces
podemos sentir que Dios calla cuando suceden cosas en
nuestras vidas que no tienen sentido. Podemos preguntarnos
dónde está Dios cuando los hombres malvados matan a otros.
Podemos clamar a Él mientras los acontecimientos terribles nos
hieren, y sin embargo no verle ni oírle. En esos momentos, Él
nos llama a confiar en Él, incluso cuando no le vemos. Él está
cerca; Él siempre está trabajando; y ningún pequeño detalle
está fuera de su control. Nuestros periódicos no nos dirán que
el presidente o el primer ministro no pudieron dormir anoche.
Pero Dios nos dice que una noche, ¡Él mantuvo despierto al
Rey Asuero! Él hizo que un sirviente leyera precisamente la
página correcta. Un agradecimiento real olvidado no parece
gran cosa, pero mira qué detalle tan importante se convirtió en
el gobierno de Dios sobre los eventos que siguieron. Por tanto,
no desesperes cuando todo parezca ir mal. La historia de Esther
fue como un laberinto. Primero, murieron sus padres; luego fue
arrebatada del cuidado paternal de su primo; después, de
plebeya, pasó a ser reina. En este punto, su vida estaba en
peligro crítico. Aunque ella no pudo ver la mano de Dios
mientras sucedía, ahora sí podemos. Seguramente después, ella
y Mardoqueo se habrán maravillado por la forma en que Dios
los había guiado. "Claro", dirás, "pero eso es después. Yo
necesito vivir hoy, y mis circunstancias son muy difíciles". Eso
es cierto. Un autor comparó la vida con estar "a la deriva en el
agua". Te sientes frenético, temeroso, agotado y confuso sobre
dónde está la orilla. Llamas, pero nadie responde. El silencio te
rodea. Así puede parecer también en nuestras vidas. Escuchas a
Dios, pero no se muestra ni te habla.Tal vez eso es lo que
piensas. Pero Él te está escuchando. Todas las cosas están bajo
su control. Él no piensa en el tiempo como nosotros. Nosotros
sólo vemos las "piezas del rompecabezas" una por una a
medida que Él nos las da, pero Él ve todo el rompecabezas. No
te pide que entiendas sus caminos; te pide que confíes en Él.
"Pero me duele. Mis compañeros se burlan de mí o me ignoran.
Nuestra vida familiar está vacía ahora que mi madre o mi padre
han muerto o están divorciados. Me siento fatal por lo que me
hacen los demás. ¿Dónde está Dios?". Él dirige tu vida como
un Dios soberano, que se preocupa profundamente por cada
persona que ha creado. Él ama lo que es justo y santo, ¡y
triunfará sobre el pecado y el mal!
Lecturas complementarias: Hebreos 4:14-16
Esther 7:10 La derrota de Satanás
10 Harbona había informado al rey de la horca preparada en el
patio de Amán. Así colgaron a Amán en la horca que él
había hecho preparar para Mardoqueo¡Qué repentinamente
terminó la vida de Amán! En un día, pasó de ser el siervo más
honrado del rey a uno de los más despreciados y deshonrados.;
y se apaciguó la ira del rey; se calmó.
Amán fracasó. El hombre que planeaba ahorcar seguía sentado
a la puerta del rey, mientras él moría en la horca.
No sólo fracasó Amán: ¡Satanás también fracasó de nuevo!
Detrás de Amán estaba Satanás, ¡el planificador maestro! La
Biblia nos revela que hay una gran batalla entre Dios y Satanás.
Satanás, que una vez fue uno de los ángeles más altos de Dios,
se rebeló contra Dios. Desde ese momento, ha estado ocupado
tratando de destruir la obra de Dios: fue él quien llevó a Adán y
Eva y a todos los demás a la rebelión contra Dios.
Satanás se enteró de que Dios enviaría a este mundo un
Salvador que emprendería la batalla para derrotar a Satanás.
Pero si podía impedir que viniera el Salvador, entonces tal
vez la victoria sería suya. Así que reclutó a Caín y le sugirió
que matara a Abel. Ese plan fracasó cuando Dios dio a Adán y
Eva otro hijo, Set.
Entonces Satanás se enteró de que el Salvador nacería de la
nación judía. Varias veces intentó matar a los judíos: en Egipto,
el faraón ordenó que ahogaran a todos los bebés varones;
muchos años después, la reina Atalía intentó matar a todos los
hijos reales de la familia del rey David. El plan de Amán era
otro intento de matar a los judíos. Sin embargo, cada vez los
ataques de Satanás fracasaban por completo, porque Dios
Todopoderoso permanece en control.
Satanás no pudo impedir que el Salvador, el Señor Jesucristo,
viniera al mundo. El Señor Jesús peleó la batalla contra Satanás
toda su vida, y ganó la victoria en la cruz.
Satanás ha sido derrotado por el Rey de reyes, Jesucristo. Ese
es también el gran consuelo de este libro de Esther. El mundo
de hoy sigue lleno de maldad, el poder de Satanás sigue siendo
fuerte, y muchos corazones siguen cautivos en sus garras
pecaminosas. Pero él está derrotado; sólo puede hacer lo que el
Señor le permite.
¿Estás esclavizado al rey de las tinieblas? ¿Sirves a Satanás, o
es el Señor Jesucristo tu Rey? ¿Cómo puedes saber si sirves a
Satanás?
Fíjate en cómo piensas: ¿quieres complacerte a ti mismo?
¿Calculas lo que puedes sacar de todo para ti? ¿Eres vengativo?
¿Te preocupas más de ti mismo y de lo que los demás piensan
de ti que de lo que piensa Dios? Una mentalidad así muestra
claramente a qué rey sirves.
¿Qué ganarás con el rey de las tinieblas? No obtendrás nada,
excepto su compañía para siempre. Amán tuvo que dejar atrás
sus riquezas, su honor y todo lo que le era querido. Con
innumerables personas de ideas afines, Amán tiene que
soportar el castigo interminable que Dios dará a todos los que
lo desprecien como Rey.
Pensadlo bien, niños. ¿Qué rey es más digno de vuestra
confianza y amor? Satanás exigió muchas vidas por un poco de
oro, y todo terminó con la muerte. Dios Padre y su Hijo
Jesucristo dieron su vida, en lugar de quitarnos la nuestra para
que podamos vivir con Él en una gloria sin fin. Inclínate ante
este Rey de reyes que está dispuesto a perdonar todos nuestros
pecados.
Lecturas complementarias: Salmo 145
Esther 8:1-2 Vanidad
1 El mismo día, de la segunda cena de Esther y de la muerte
de Amán, el rey Asuero dio a la reina Esther la casa y las
posesiones de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo
vino delante del rey, porque Esther le declaró lo que él era
respecto de ella. Esther explicó cómo su primo Mardoqueo era
como un padre para ella. Esto hizo que el rey decidiera incluir
a Mardoqueo entre sus siervos de mayor confianza. Mardoqueo
ya no necesitaría invitación para presentarse ante el rey.
2 Y se quitó el rey el anillo que recogió de Amán para
mostrar que confiaba tanto en Mardoqueo que ahora se le
permitía gobernar en nombre del rey,, y lo dio a Mardoqueo.
Y Esther, que ahora era dueña de todas las posesiones de
Amán puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.
¿Se acuerda del 11 de septiembre? Dos enormes rascacielos de
Nueva York quedaron reducidos a un enorme montón de
escombros al estrellarse contra ellos dos aviones. Miles de
personas murieron ese día. Rascacielos que tardaron años en
construirse fueron arrasados en una hora.
En toda su altura, los magníficos rascacielos eran una imagen
de la vida de Amán. Trabajó duro para llegar a la cima. Su gran
devoción y esfuerzo le valieron la confianza del rey. Poco a
poco, fue acumulando riquezas y se rodeó de todo tipo de
comodidades. Vivía en una mansión y era atendido por muchos
sirvientes. Además de todo eso, el rey le otorgó gran poder y
honor. Mucha gente habría envidiado a Amán en sus
pensamientos: Lo tiene todo hecho. ¿Qué más puede querer?
Tiene mujer, muchos hijos y mucho dinero. Nada le impide
comprar lo que quiera. No tiene que preocuparse de limitar
sus gastos ni de ajustarse a un presupuesto. Aún hoy, a miles
de jóvenes y viejos les encantaría ser como Amán. Sueñan con
tener algún día esos privilegios.
Pero las cosas no siempre son lo que parecen. Los grandiosos y
aparentemente inamovibles rascacielos no son exactamente lo
que parecen. Hemos visto lo impensable: pueden derrumbarse
en pocas horas. Así le ocurrió a Amán: su vida parecía tan
segura como esas dos torres estables; sin embargo, en un solo
día pasó de su lujosa casa a la muerte en la
horca. Lo perdió todo en la tierra y murió sin esperanza. Todo
lo que poseía acabó en manos de su enemigo. La vida es como
un sueño; es tan corta y cambiante.
Esto es lo que la Biblia llama 'vanidad'. Significa 'sin sentido,
vacío o sin valor'. ¡Cuánto del mundo es precisamente eso! La
popularidad de las estrellas de cine y los cantantes, el glamour
de los ricos y el aplauso de los triunfadores no es más que una
pompa de jabón. Durante unos instantes, flota en el aire. De
repente, estalla y desaparece para siempre.
No envidies a los ricos, a las estrellas de cine, a los héroes
deportivos, a los cantantes populares o a los Hamanes. Si estas
personas no tienen una relación restaurada con su Dios y
Creador, su vida es como vivir dentro de una burbuja de jabón.
En el momento en que Dios toque la burbuja, todo
desaparecerá, y tendrán que enfrentarse a Dios como su juez.
¿Sueña tu mente con riquezas terrenales y popularidad?
Recuerda a Amán. Trabajó duro por las cosas terrenales, pero
nada de eso pudo salvar su alma y cubrir sus pecados.
Por eso, obedece las palabras de Jesús: "Buscad primero el
reino de Dios y su justicia" (Mateo 6:33). Si lo has encontrado,
has encontrado más tesoro que todo lo que el mundo pueda
darte.
Lecturas complementarias: Eclesiastés 1
Esther 8:3-6 La súplica de Esther
3 Volvió luego Esther a hablar delante del rey
probablemente poco tiempo después, y se echó a sus pies,
llorando y rogándole que hiciese nula la maldad de Amán
agagueo y su designio que había tramado contra los judíos.
Aunque Amán estaba muerto, la ley seguía en vigor y pronto se
cumpliría.
4 Entonces el rey extendió a Esther el cetro de oro en señal
de que estaba dispuesto a escuchar su petición, y Esther se
levantó, se puso en pie delante del rey,
5 y dijo: Si place al rey, y si he hallado gracia delante de él,
y si le parece acertado al rey, y yo soy agradable a sus ojos,
que se dé orden escrita para revocar o deshacer las cartas
que autorizan la trama de Amán hijo de Hamedata
agagueo, que escribió para destruir a los judíos que están
en todas las provincias del rey.
6 Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi
pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?
Esther no podía descansar. La fecha en la que el pueblo judío
iba a ser asesinado, seguía en el calendario. Así que arriesgó su
vida una vez más presentándose ante Asuero sin invitación. En
su petición, Esther añadió las palabras: "si soy agradable a tus
ojos". Con estas palabras, trató de convencer al rey de que le
concediera la petición.
Espero que reces. Dios te anima a que acudas a Él en oración.
Él extiende su cetro de oro, incluso antes de que vengas.
"Abre bien tu boca y yo la llenaré" (Salmo 81:10) es su
estímulo para que acudas a Él con todas tus necesidades. Pero,
¿cómo suplicar a Dios su misericordia y su gracia? ¿Tienes que
ser como Esther y ponerte en bandeja de plata? ¿Debes decir:
"Señor, si soy agradable a tus ojos, ¿ten misericordia de mí”?
Tal oración no será contestada, porque nunca podremos ser
agradables a su vista. Incluso nuestras mejores acciones o
palabras tienen manchas de pecado en ellas. ¿Ves la mancha
del orgullo cuando has hecho algo bien? En otras ocasiones, tal
vez has actuado amablemente, pero estaba manchado de falta
de sinceridad.
Mucha gente piensa: Si me esforzara más en ser obediente, y si
fuera más diligente en orar y leer la Biblia, entonces el Señor
seguramente me escucharía. O si me sintiera más humilde y
apenado por mis pecados, entonces habría más esperanza.
Ese pensamiento es erróneo. En las oraciones registradas en la
Biblia, leemos algo más. David oró: "Por amor de tu nombre,
SEÑOR, perdona mi iniquidad [pecado], porque es grande".
David le pidió al Señor que lo perdonara por causa del
Nombre del SEÑOR. Eso significa que David no suplicó por sus
propias acciones, sino por la verdad de que el SEÑOR es
clemente y misericordioso. En otro salmo, David le pidió al
SEÑOR: "Líbrame en tu justicia". Justicia significa 'ser recto y
hacer lo recto'. Pero note que David no alegó su propia justicia
ante Dios. No pidió: "Señor, si mi justicia te agrada, óyeme". Él
no tenía justicia propia; en vez de eso, él suplicó en la justicia
del Señor Jesucristo. Pídele a Dios que te enseñe a orar como
David.
Lecturas complementarias: Lucas 18:9-14
Esther 8:7-10 Malas leyes
7 Respondió el rey Asuero a la reina Esther y a Mardoqueo
el judío: He aquí yo he dado a Esther la casa de Amán, y a
él han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano
contra los judíos.
8 Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os
pareciere o como creáis conveniente para resolver el
problema, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey;
porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se
sella con el anillo del rey, no puede ser revocado ni
desobedecido.
9 Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes
tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes que
eran dos meses y diez días después que fue escrita la ley de
Amán; y se escribió conforme a todo lo que mandó
Mardoqueo a los judíos, y a los sátrapas, los capitanes y los
príncipes de las provincias que había desde la India hasta
Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia
según su escritura, a cada pueblo conforme a su lengua, a
los judíos también conforme a su escritura y lengua. La
nueva ley fue escrita en todas las lenguas de los diversos
pueblos de Persia para que no hubiera confusión al respecto.
10 Y escribió en nombre del rey Asuero, lo selló con el
anillo del rey y envió cartas por medio de correos montados
en caballos veloces procedentes de los repastos reales; El
reino persa fue uno de los primeros reinos en desarrollar un
sistema de entrega rápida de correo utilizando los mejores
animales para viajar a través de desiertos y montañas.
¿Su país tiene malas leyes? ¿Permite que se mate a los niños
antes de nacer? ¿Se libera de nuevo a los asesinos tras unos
pocos años de cárcel? ¿Permite tu país que la gente se suicide
cuando ya no tiene ganas de vivir, porque es vieja o está
enferma? Son leyes malas porque van en contra de los
mandamientos de Dios escritos en su palabra. ¿Qué harás con
respecto a esas leyes?
¿Estás pensando que no puedo hacer nada contra las malas
leyes? Sólo soy un joven. Mi país no me escucha. O tal vez
pienses que, aunque te manifiestes en contra, nada cambiará.
¿Estás seguro?
A menudo Dios ha utilizado la voz o las acciones de una sola
persona para hacer grandes cosas. David se enfrentó a Goliat
con unas pocas piedras. La súplica de Esther trajo grandes
cambios en el reino persa. Martín Lutero se levantó sólo con la
Palabra de Dios en la mano para luchar contra las falsas
enseñanzas de su poderosa iglesia. Fue el medio de Dios para
iniciar el mayor avivamiento de la iglesia.
Es nuestra tarea luchar contra las malas leyes. ¿Quién luchará
por todos los niños no nacidos que son cruelmente asesinados?
¿Quién recordará a la gente que la voluntad de Dios para los
asesinos es que pierdan la vida? ¿Quién le dirá a la gente que
nuestra vida no es nuestra y que, por tanto, no podemos decidir
cuándo acabar con ella?
¿Serás como la boca de Dios? Los ojos del SEÑOR van y vienen
por toda la tierra para mostrarse fuerte a favor de aquellos cuyo
corazón le es obediente (2 Crónicas 16:9). Él no te dejará solo.
Él sabe que no puedes hacer nada por ti mismo contra los
poderes del mal. Pero si vas con fe y confianza en Dios como
David fue contra Goliat, ningún mal se mantendrá. Comienza a
orar hoy para que Dios te use grandemente en su reino.
Lecturas complementarias: Salmo 82
Esther 8:11-16 Superstición
11 que el rey daba facultad a los judíos que estaban en
todas las ciudades para que se reuniesen el día en que se
cumpliera la ley de Amán, estuviesen a la defensa de su vida,
prontos a destruir, matar, y acabar con toda fuerza
armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos,
aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes, por lo
que se les permitía tomar todas las posesiones de sus
atacantes.,
12 en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero,
en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
13 La copia del edicto que había de darse por decreto en
cada provincia para que fuese conocido por todos los
pueblos, decía que los judíos estuviesen preparados para
aquel día, para vengarse de sus enemigos.
14 Los correos o carteros, pues, montados en caballos
veloces, salieron a toda prisa por la orden del rey; y el
edicto fue dado en Susa capital del reino.
15 Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de
azul y blanco, una gran corona de oro, un manto de lino y
púrpura, toda esta ropa mostrando el gran honor que el rey
había dado a Mardoqueo. La ciudad de Susa entonces se
alegró y regocijó por esta liberación.;
16 y los judíos tuvieron luz y alegría, gozo y honra, porque
ahora contaban con la protección especial del rey y de la reina
judía. Era el momento de celebrar la bondad de Dios.
Hay gente que cree que tendrá un mal día si ve un gato negro.
Otros se niegan a viajar el día trece del mes, sobre todo si es
viernes. Otros cuelgan dados en el retrovisor interior de su
coche, creyendo que les protegerán de los accidentes. Muchos
consultan su estrella de la suerte antes de tomar una decisión.
Otros tocan madera, pensando que esta acción evitará que su
"buena suerte" cambie. Todas estas acciones son supersticiosas.
¿Es tonto este comportamiento? ¿Tonto? ¿Triste? ¿Extraño? En
este caso, las cuatro respuestas son correctas. Y deberíamos
añadir otra palabra: ¡pecaminoso! Ser supersticioso es
pecaminoso, porque es lo contrario de creer que Dios, es
todopoderoso, es poner la confianza en otra cosa.
¿Sucede algo por casualidad en esta tierra? Dios nos dice que
cuida de todas las criaturas, incluso de los gorriones. Los
gorriones no suelen entusiasmarnos demasiado. Sin embargo,
el Padre celestial cuida de cada uno de ellos, y ni uno solo se
hará daño por caerse sin su voluntad. Si Él se fija y cuida tan
bien de los gorriones, podemos estar seguros de que cuida de
los reyes. Ninguno gobierna sin su voluntad. Cada ley que se
hace, sigue estando bajo el control de Dios. Lo que Dios haya
decidido para el viernes trece sucederá, ¡aunque veas cinco
gatos negros!
Es un gran consuelo saber que Dios gobierna todas las cosas.
Puede liberarte de temores innecesarios, porque Dios no tiene
un corazón frío ni es indiferente hacia sus criaturas. Es el Dios
del amor sabio, bondadoso y bondadoso. Puede permitir que
personas como Amán planeen días malos por razones que no
siempre conocemos. Pero confía en que Él hará que todas las
cosas sean para tu beneficio y para la gloria de su gran nombre.
Lecturas complementarias: Salmo 46
Esther 8:17 ¿Qué clase de cristiano eres?
17 Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el
mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría, gozo,
banquete y día de placer. Cuán grande debió de ser su alivio
cuando oyeron proclamar la nueva ley que podrían defenderse
contra cualquier ataque. Y muchos de entre los pueblos de la
tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había
caído sobre ellos.
Había una vez un rey llamado Carlomagno que obligó a sus
súbditos a hacerse cristianos. Les dio a elegir: o te bautizó o te
decapitó. Como la gente no quería que le cortara la cabeza, se
bautizó rápidamente. Como resultado, la iglesia cristiana creció
mucho en poco tiempo. Pero, ¿qué clase de cristianos crees que
eran muchos de ellos?
¿Es posible que algo así ocurriera en Persia después de que se
conociera la nueva ley escrita por Mardoqueo? Parece que
como mucha gente tenía miedo de los judíos, se unieron a la
nación judía. Eso significaba que también se habrían unido a
sus servicios de adoración. Parecía más seguro formar parte de
ellos. ¿Crees que eran muy sinceros en cuanto a servir a Dios?
En otras épocas de la historia, y en muchos lugares del mundo,
las autoridades matan o castigan a la gente si se hace cristiana.
De hecho, esto sigue ocurriendo en muchos países hoy en día.
En Corea del Norte, por ejemplo, miles de cristianos sufren y
mueren en campos de prisioneros. A pesar de ello, cada día hay
personas en ese país que se unen a la iglesia cristiana. ¿Qué
clase de cristianos crees que son esos hombres, mujeres o
niños?
También hay muchos niños que crecen asistiendo a la iglesia.
Sus padres y abuelos son fieles miembros de la Iglesia y llevan
a sus hijos a misa todos los domingos. Estos padres leen la
Biblia en casa con su familia y posiblemente envían a sus hijos
a una escuela cristiana o los educan en casa. Estos niños viven
como niños obedientes y van amablemente a la iglesia cada
domingo. Hacen lo que se les ha dicho. ¿Qué clase de
cristianos crees que son estos niños?
De estos diferentes grupos, son los cristianos de lugares como
Corea del Norte los que más dan la impresión de ser sinceros.
Saben que confesar a Cristo como su Rey podría costarles todo,
incluso la vida.
¿Te cuesta algo tu cristianismo? ¿Te sientes superficial cuando
te comparas con los cristianos perseguidos? Si viajas en
autobús al colegio, ¿muestras respeto a Dios rechazando los
chistes inmundos si te los cuentan allí? Tal vez vais en bicicleta
al colegio en grupo; ¿puede la gente ver en vuestro
comportamiento que sois cristianos? ¿Te pones del lado de los
niños que no quieren participar en bromas sucias? Si supieras
que la policía o los soldados te arrestarían si fueras a la iglesia,
¿seguirías asistiendo, o fingirías estar enfermo ese día? Si tu
gobierno anuncia que cualquiera que lleve una Biblia en la
mochila, será golpeado delante de todos los demás, ¿qué
harías? ¿Estás dispuesto a renunciar a tus derechos para amar a
Dios y a los que te rodean?
En otras palabras, ¿qué evidencias se pueden ver en tu vida
diaria y en tus elecciones que dejan claro a los demás que eres
un cristiano de verdad? Es fácil engañar a los demás, pero es
imposible engañar a Dios. Y es Él quien hace las preguntas.
Lecturas complementarias: Santiago 2:14-20

Esther 9:1 Tentación
1 Entre el último capítulo y éste habían transcurrido unos
nueve meses. Fueron meses tensos, pues la ley de Amán seguía
vigente. Cada puesta de sol recordaba a los judíos que estaban
un día más cerca del 'trece'. El 13 de Adar seguía siendo el día
en que todo el mundo podía atacarlos, matarlos y quitarles
todas sus posesiones. Muchos enemigos de los judíos
planeaban aprovechar la oportunidad para deshacerse de sus
odiados vecinos y enriquecerse. En el mes duodécimo, que es
el mes de Adar, a los trece días del mismo mes, cuando
debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el
mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban
enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los
judíos se enseñorearon de los que los aborrecían.
Nos acercamos al final de este libro. Se han producido cambios
asombrosos en las vidas de las personas implicadas: una joven
huérfana se convirtió en la nueva reina de Persia; los judíos se
enfrentaron a un complot de masacre aprobado por el rey;
Amán se derrumbó de repente, incluso cuando se elevó a la
cima del poder; la oscuridad que se había asentado sobre los
judíos fue levantada por una nueva ley que les dio el derecho a
defenderse. Con todos estos acontecimientos, Dios nos
recuerda que con Él hay esperanza, ya que puede cambiar
cualquier situación difícil.
Junto con esta esperanza llegó una gran tentación, pues la
nueva ley decía que los judíos podían "vengarse de sus
enemigos" (Ester 8:13). Vengarse es devolver el golpe con ira
y odio a quienes te han hecho daño. Incluso se les permitía
matar a mujeres y niños (8:11). Las tornas habían cambiado
por completo. Al principio, los enemigos de los judíos se
regocijaron porque se les había dado el poder de hacer lo que
quisieran con aquellos odiados y ricos judíos. Pero ahora los
judíos también habían recibido ese poder. ¡Esta era su
oportunidad! Podían devolver el golpe sin meterse en
problemas, ¡siempre y cuando lo hicieran el día trece!
Qué enorme tentación se les presentaba ahora a los judíos.
¿Has tenido alguna vez la oportunidad de devolverle el golpe a
alguien sin meterte en problemas? Está ese chico de tu clase
que una vez te hizo mucho daño. No lo has olvidado. Has
estado pensando en cómo vengarte de él y estás dispuesto a
aprovechar la primera oportunidad que se te presente. Pero
espera...
¿No dijo Jesús: "¿Amad a vuestros enemigos, bendecid a los
que os maldicen, haced bien a los que os odian, orad por los
que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44)?
Pablo utilizó una ilustración similar en el libro de Romanos.
Escribió sobre poner un carbón de fuego caliente en la cabeza
de tu enemigo. Obviamente eso llamaría su atención
rápidamente, ¡ya que su pelo chisporroteaba y su piel ardía!
Pero Pablo no se refería a usar un carbón caliente de venganza
o falta de amabilidad; en cambio, por carbones calientes, ¡se
refería a actos de bondad! Por ejemplo, si ves que la niña más
mala de la clase se cae y se hace daño, debes ir a ayudarla a
levantarse. Se sentirá incómoda y avergonzada al sentir el
cálido contacto de tu amor.
El amor es un arma poderosa que acabará ganando la batalla.
Tirar brasas de odio y venganza nunca ayudará; sólo encenderá
nuevos fuegos de más odio y venganza. ¿Qué tipo de "brasas"
llevas en las manos?
Lecturas complementarias: Romanos 12:9-21
Esther 9:2-5 El camaleón
2 Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las
provincias del rey Asuero para descargar su mano sobre los
que habían procurado su mal, y nadie los pudo resistir,
porque el temor de ellos había caído sobre todos los
pueblos.
3 Los judíos tenían una gran ventaja porque toda la gente
importante del gobierno los ayudó. Y todos los príncipes de
las provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey,
apoyaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo
había caído sobre ellos.
4 Pues Mardoqueo era grande en la casa del rey y su fama
iba por todas las provincias (llego a ser conocido por todo el
imperio); Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más.
5 Y asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de
espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus
enemigos como quisieron.
¿Ha visto alguna vez un camaleón? Este extraordinario lagarto
puede cambiar de color. Cuando hay mucho verde a su
alrededor, se vuelve verde. Si se sienta sobre algo marrón, se
pone de un color parduzco. Dios le dio esta maravillosa
habilidad para defenderse. Cuando se mimetiza bien con su
espacio vital, a sus enemigos les resulta más difícil encontrar
su almuerzo.
¿Actuaban como camaleones aquellos funcionarios del
gobierno persa? Notamos en el versículo 3 que cambiaron de
bando. Por supuesto, estuvo muy bien que apoyaran a
Mardoqueo y a los judíos para defenderse de sus atacantes.
Pero si lo hicieron sólo porque se dieron cuenta de que era más
seguro para ellos ya que Mardoqueo el judío era su jefe,
entonces sus motivos no eran correctos. No podemos juzgarlos,
pero podemos aprender algo de esto.
A veces, te encontrarás con situaciones en las que no todo el
mundo es cristiano, ya sea en el colegio con los amigos del
barrio, o más tarde en la universidad o en tu lugar de trabajo.
La tentación de ser como un camaleón puede ser muy atractiva.
"¿Por qué orar como lo hago habitualmente? ¿No puedo orar
igual de bien con los ojos abiertos antes de comer? Y si alguien
cuenta un chiste malo, haré como si no lo hubiera oído.
Mientras no participe en esa charla irrespetuosa sobre nuestros
profesores, no importa que me junte con ellos".
Compara ese comportamiento con el de los tres jóvenes de
Daniel 3. Su rey les ordenó: "Inclinaos ante mi estatua o
arderéis en el horno de fuego". Su rey les ordenó: "Inclinaos
ante mi estatua, o arderéis en el horno de fuego". ¡Qué
fácilmente podrían haberse mezclado con todos los demás,
inclinándose ante la estatua de oro! No se les pidió que
maldijeran a Dios con la boca. Hubiera sido fácil para ellos
simplemente doblar sus rodillas sin adorar realmente. Pero por
la gracia de Dios, no se inclinaron ni se mezclaron con la
multitud para ganarse el favor del rey terrenal. Es asombroso
cómo eligieron a Dios por encima de sus propias vidas.
¿Serás como ellos y confiarás en Dios en situaciones mucho
menos dolorosas? Dios no te creó para que fueras un camaleón,
sino para que fueras su imagen.
Lecturas complementarias: Salmo 119:1-16
Esther 9:6-10 La otra mejilla
6 Había llegado el decimotercer día de Adar, un día terrible de
lucha y derramamiento de sangre en la capital. En Susa capital
del reino mataron y destruyeron los judíos a quinientos
hombres que se valieron de la ley de Amán para atacar a los
judíos..
7 Lo más probable es que estas quinientas personas hayan sido
alentadas por los diez hijos de Amán, que querían vengarse.
Mataron entonces a Parsandata, Dalfón, Aspata,
8 Porata, Adalía, Aridata,
9 Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10 diez hijos de Amán
hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no tocaron
sus bienes.
10 diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los
judíos; pero no tocaron sus bienes.
El semáforo estaba en verde para ambos bandos: tanto los
persas como los judíos podían luchar entre sí. Al final del día,
quinientos hombres persas habían muerto en la capital. Pero los
judíos pudieron protegerse de los asaltos de sus enemigos.
Nótese que sólo hicieron eso: sólo lucharon contra los que les
atacaban. Según la ley, podían matar también a las mujeres y a
los niños, pero no lo hicieron. También se les permitía tomar
posesión de las casas, negocios y todas las riquezas de aquellos
a quienes mataban. Pero tampoco hicieron nada de eso.
Los judíos hicieron lo correcto. Se nos permite defendernos. En
Mateo 5, el Señor Jesús nos enseña que cuando alguien nos
golpea en la mejilla, no debemos resistirnos al mal, sino
ponerle la otra mejilla. Aquí no nos prohíbe defendernos, sino
que nos enseña cómo comportarnos con los que nos hieren.
Sí, puedes y debes defenderte a ti mismo, a tu familia y a tu
país de las malas acciones; ¡pero no puedes vengarte! Los
judíos en Persia no mataron más de lo necesario, ni saquearon
o destruyeron.
Otra ilustración de las enseñanzas de Jesús ocurrió en 1945,
después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los Aliados y
los judíos que quedaron no metieron a los alemanes en campos
de concentración para matarlos, a pesar de que los alemanes
habían tratado así a millones de personas. Pusieron 'la otra
mejilla' a Alemania al no vengarse; en lugar de eso, como Jesús
les instruyó, ayudaron al enemigo a reconstruir su país.
Si alguien te hace daño, no tienes por qué permitirlo. Puedes
resistir defendiéndote o buscando ayuda. Pero cuando alguien
te ofende o te hace daño, Dios te prohíbe vengártele. Sé que
tienes ganas de devolver el golpe cuando alguien te aborda,
¿verdad? O cuando tu compañero de clase te llama de una
manera desagradable, no es difícil pensar en lo que puedes
responderle; ¡lo difícil es no decirlo!
Dios quiere que hagas algo que es aún más difícil: Espera que
le respondas con amabilidad y cariño. ¿Difícil? No,
¡imposible! Sin el Espíritu de Cristo viviendo en tu corazón,
nunca podrás ser así. Va completamente en contra del espíritu
feo que vive en nuestros corazones malvados.
Sin embargo, esa es la belleza del poder de la gracia de
Dios que actúa en las personas. Puede convertirnos en
pacificadores. Una forma de hacer las paces, incluso con tus
enemigos, es negarte a devolverles el golpe y ser amable con
ellos.
Lecturas complementarias: Mateo 5:38-48
Esther 9:11-15 Respeto a los muertos
11 El mismo día (el 13th de Adar) se le dio cuenta al rey
acerca del número de los muertos en Susa, residencia real.
¿Cómo reaccionó? ¿Se enfadó?
12 Y dijo el rey a la reina Esther: En Susa capital del reino
los judíos han matado a quinientos hombres y a diez hijos
de Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del
rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? y te será concedida; ¿o qué
más es tu demanda? y será hecha.
13 Y respondió Esther: Si place al rey, concédase también
mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley
de hoy, que se permita a los judíos seguir defendiéndose un día
más, pues temía que aún hubiera muchos enemigos tramando
venganza; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de
Amán como fuerte advertencia a todos los antiguos partidarios
de Amán.
14 Y mandó el rey que se hiciese así. Se dio la orden en
Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán.
15 Y los judíos que estaban en Susa se juntaron también el
catorce del mes de Adar y mataron en Susa a trescientos
hombres así que Esther había tenido razón en que había más
enemigos que habrían tratado de matar a los judíos; pero no
tocaron sus bienes.
¿Era realmente necesario colgar los cuerpos de los hijos de
Amán en la horca? ¿No deberían haber mostrado respeto a los
cuerpos de los que habían muerto, aunque fueran enemigos?
¿No habría sido mejor enterrar sus cuerpos en lugar de
exhibirlos? Esperemos que los enterraran al día siguiente. Es
un deber cristiano mostrar respeto enterrando adecuadamente
los cadáveres, incluso los de nuestros enemigos o criminales.
Dios registró el ejemplo de los nobles hombres de Jabes de
Galaad (1 Samuel 31) que se enteraron de que el enemigo
había colgado los cadáveres del rey Saúl y de sus hijos en un
muro de la ciudad para escarnio. Al amparo de la noche,
aquellos valientes hombres retiraron aquellos cuerpos y
enterraron cuidadosamente sus huesos. Dios también registró el
ejemplo de José de Arimatea y sus ayudantes, que cuidaron con
esmero el cuerpo del Señor Jesús. Normalmente, los cuerpos de
las personas que eran crucificadas no se trataban con respeto y
se dejaban en la cruz durante días como advertencia para la
gente.
La muerte ya es una deshonra para nuestro cuerpo, pues es el
castigo por el pecado. Pero la muerte nunca debe empeorar con
el maltrato o la exhibición vergonzosa del cuerpo. A veces,
asistirás a un funeral o visitarás un cementerio. Es correcto
mostrar un respeto silencioso en esos lugares. Esto también se
aplica a todos los chistes, libros y películas que se burlan de la
muerte. La muerte nunca es un asunto de broma ni un objeto de
juego.
Algunos dicen que el ahorcamiento de los hijos de Amán no se
hizo para deshonrar sus cuerpos, sino para enviar una fuerte
advertencia a cualquiera que planeara seguir llevando a cabo
los horribles crímenes de Amán. Aunque es cierto que un
ejemplo público puede dar un fuerte mensaje de advertencia,
siempre debe ser respetuoso con los muertos.
Lecturas complementarias: Marcos 15:41-47
Esther 9:16-19 Mejor dar que recibir
16 En estos versículos, leemos lo que sucedió el 13 th de Adar
en otros lugares del imperio persa además de Susa. En cuanto
a los otros judíos que estaban en las provincias del rey,
también se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y
descansaron de sus enemigos, y mataron de sus contrarios a
setenta y cinco mil; pero no tocaron sus bienes así como los
judíos en la ciudad capital, Susa, no tomaron ningún botín.
17 Esto fue en el día trece del mes de Adar, reposaron en el
día catorce del mismo descansaron de todas las tensiones que
habían formado parte de su vida en los meses anteriores, lo
hicieron día de banquete y de alegría,
18 pero los judíos que estaban en Susa se juntaron para
defenderse de los ataques el día el día trece y el catorce del
mismo mes, el quince del mismo reposaron y lo hicieron día
de banquete y de regocijo.
19 Por tanto, los judíos aldeanos que habitan en las villas
sin muro situadas fuera de la capital persa hacen a los catorce
del mes de Adar el día de alegría y de banquete, un día de
regocijo, y para enviar porciones cada uno a su vecino.
¿Cuántos días faltan para tu cumpleaños? ¿Estás contando los
meses, luego las semanas y finalmente los días? Nos morimos
de ganas de celebrar ese día tan especial. Pero lo que realmente
queremos decir es que estamos impacientes por recibir todos
esos regalos especiales de padres y amigos. Y no nos
olvidemos de la tarta de cumpleaños. Pero celebrar no significa
recibir cosas. La palabra celebrar significa reunirse para cantar
alabanzas. En otras palabras, en lugar de recibir, ¡debemos
dar!
Los cumpleaños son días en los que debemos dar gracias
especiales y alabar a Dios. Considera que Él te ha perdonado
de nuevo otro año entero. ¿Has disfrutado de más días de salud
que de enfermedad? ¿Tus padres siguen cuidando
amorosamente de ti? ¿Hay todavía un lugar al que puedas
llamar "hogar"? Piensa en cuántos niños han perdido sus casas
en incendios, tornados o terremotos el año pasado. Muchos
otros están sufriendo y se sienten solos porque viven en
familias rotas.
Además, no olvides lo paciente que Dios ha sido contigo.
Muchos días no sólo lo ignoraste o lo olvidaste por completo,
sino también ¿cuántas veces no lo has desobedecido durante el
año pasado? ¿Cuántas veces te has negado a escucharle cuando
te llamaba en su palabra? Él podría haberte golpeado, pero en
lugar de eso, te ha dado más y más bendiciones. ¡Qué bueno es
Dios!
He aquí una idea: ¿qué te parece regalar algo el día de tu
cumpleaños? Estamos tan acostumbrados a recibir regalos en
nuestros cumpleaños, pero ¿no sería mucho mejor expresar
nuestro agradecimiento regalando cosas? Vuelve a leer lo que
hacían los judíos: agradecían a Dios el descanso y las
bendiciones haciendo regalos a otras personas, especialmente a
los necesitados. Con suerte, también compartían sus regalos
con sus vecinos persas.
Si el Señor te perdona, ¿qué podrías hacer para que tu próximo
cumpleaños sea un día especial de celebración? Tal vez podrías
compartir algunos de tus regalos con otras personas que no
reciben regalos. Compartir siempre es mejor que tener. Dar es
mejor que recibir.
Lecturas complementarias: Nehemías 8:9-12
Esther 9:20-28 Los recordaremos
20 En los capítulos anteriores, hemos considerado los días
difíciles que atravesaron los judíos. Pero ahora, para que no
olvidaran, era tiempo de hacer algunos arreglos para que lo
recordaran. Y escribió Mardoqueo estas cosas y envió cartas
a todos los judíos que estaban en todas las provincias del
rey Asuero, cercanos y distantes,
21 ordenándoles que celebrasen el día decimocuarto del
mes de Adar, el decimoquinto del mismo, cada año,
22 como días en que los judíos tuvieron paz de sus
enemigos, como el mes de tristeza se les cambió en alegría
y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete, de
gozo, para enviar porciones cada uno a su vecino, y
dádivas a los pobres. Es posible que todos celebraran ambos
días, o que Mardoqueo diera su aprobación para que se
utilizara cualquiera de los días, dependiendo de dónde vivieran.
23 Y los judíos aceptaron hacer, según habían comenzado
lo que les escribió Mardoqueo.
24 Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de
todos los judíos, había ideado contra los judíos un plan
para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir
suerte, para consumirlos y acabar con ellos.
25 Mas cuando Ester vino a la presencia del rey, él ordenó
por carta que el perverso designio que aquel trazó contra
los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a
sus hijos en la horca.
26 Por esto llamaron a estos días Purim, por el nombre
Pur. Y debido a las palabras de esta carta, por lo que ellos
vieron sobre esto, y lo que llevó a su conocimiento como
todos los que vivían en aquel tiempo habían experimentado
estos terribles días,
27 los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su
descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no
dejarían de celebrar estos dos días según está escrito
tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;
28 y que estos días serían recordados y celebrados por
todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que
estos días de Purim no dejarían de ser guardados por los
judíos, y que su descendencia jamás dejaría de
recordarlos. En otras palabras, ellos hicieron una nueva ley
para que esta maravillosa liberación de Dios nunca fuera
olvidada.
"Los recordaremos" son las palabras de un poema escrito sobre
los soldados australianos y neozelandeses que murieron en la
Primera Guerra Mundial. La mayoría de las naciones del
mundo celebran cada año un día conmemorativo para recordar
a los miles de soldados que han muerto en los campos de
batalla de su propio país o en el extranjero.
Dediquemos hoy un momento a recordar la bondad de Dios al
dar a las personas que han sacrificado sus vidas y sus
pertenencias para traernos las bendiciones de la libertad.
Pregunta a tus padres si te han llevado a visitar un cementerio
de soldados caídos en combate o a un monumento dedicado a
ellos. No olvidemos dar gracias a Dios por la libertad de que
disfrutamos hoy.
Lecturas complementarias: Salmo 136
Esther 9:29-32 Celebración
29 Y la reina Esther hija de Abihail, y Mardoqueo el judío,
suscribieron con plena autoridad esta segunda carta
referente a Purim, que dejaba claro que estas instrucciones
eran ahora una ley que todos debían cumplir.
30 Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento
veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y
de verdad,
31 para confirmar estos días de Purim en sus tiempos
señalados, según les había ordenado Mardoqueo el judío y
la reina Esther, según ellos habían tomado sobre sí y sobre
su descendencia para conmemorar el fin de los ayunos y de
su clamor.
32 Y el mandamiento de Esther confirmó estas
celebraciones acerca de Purim, y esto fue registrado en un
libro.
En las dos últimas porciones, hemos leído cómo comenzó la
fiesta de Purim. La nación judía todavía celebra estos días.
Todos nosotros tenemos diferentes días en los cuales
celebramos y recordamos eventos especiales. Es muy
apropiado que nos detengamos y reflexionemos en esos días.
Antes escribí sobre tu cumpleaños y en la última parte me
referí al día en memoria de los soldados caídos. Pero, ¿cómo
"recordamos" en esos días? ¿Cómo podemos convertir los días
conmemorativos en días de celebración y alegría? ¿Es
apropiada la alegría? Normalmente, los días conmemorativos
se reservan para recordar acontecimientos de guerra, sacrificio
y muerte. Pensamos o leemos sobre los sufrimientos, las
pérdidas, las vidas rotas, la terrible destrucción, las personas
que han perdido brazos o piernas y las familias que han perdido
a sus seres queridos. Puede que veamos imágenes de casas o
ciudades completamente destruidas. ¿Cómo podemos estar
alegres en un día en el que recordamos acontecimientos tan
terriblemente tristes? La alegría no viene recordando las cosas
tristes. No sólo debemos centrarnos en lo que sucedió en el
pasado, sino también en lo que ha sucedido después y en las
bendiciones que disfrutamos hoy por la gracia de Dios. Hace
algunos años, visité algunos campos de batalla en Bélgica
donde murieron miles de soldados en la Segunda Guerra
Mundial. Las historias de aquellas batallas son desgarradoras.
Pero cuando visité esa zona, vi flores floreciendo en hermosos
prados; casas restauradas; granjas en funcionamiento; vacas
pastando tranquilamente; y niños caminando hacia la escuela.
Dios ha puesto fin a esos oscuros días de guerra y ha vuelto a
traer la paz. Sin duda, es un motivo de alegría; Dios ha sido
misericordioso al cambiar esos días oscuros por los días buenos
que disfrutamos ahora. Pero, ¿por qué hacer una ley sobre
guardar un día conmemorativo como hicieron Mardoqueo y
Esther? Lo más probable es que sin esa ley, antes de que
hubieran pasado cincuenta o sesenta años, los nietos de
aquellos judíos no recordarían las maravillosas obras de Dios.
Se convertiría en una historia olvidada. Eso ocurre incluso en
tu vida. ¿Cuánto sabes sobre la Primera y la Segunda Guerra
Mundial, o sobre otras guerras que han asolado tu país? Puede
que tus abuelos hayan sufrido mucho y tal vez hayan perdido a
sus padres, hermanos o hermanas en esas guerras, pero tú
apenas lo sabes, ¡y mucho menos lo recuerdas!, por eso esas
palabras: "Nos acordaremos de ellos" son muy apropiadas. Si
todavía tienes abuelos, tómate tu tiempo para preguntarles qué
es lo que no debes olvidar de las misericordias de Dios que
estás disfrutando hoy.
Lecturas complementarias: Éxodo 12:1-8 & 24-28
Esther 10:1-3 El Dios de la Paz
1 El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y hasta las
costas del mar, lo que significa que hizo pagar a todos los
pueblos de su gran imperio una cierta cantidad de dinero o
impuesto..
2 Y todos los hechos de su poder y autoridad, y el relato
sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le
engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Media y de Persia? Estos libros no están
incluidos en la Biblia, pero son los libros de historia de esas
naciones.
3 Porque Mardoqueo el judío fue el segundo después del
rey Asuero, en otras palabras, era el segundo al mando del
imperio, y grande entre los judíos, y estimado por la
multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de
su pueblo y habló paz para todo su linaje.
Aunque el nombre de Dios no se encuentra en el libro de
Esther, hemos visto la mano de Dios sosteniendo, dirigiendo,
gobernando y anulando cada detalle. ¿Recuerdas cómo
mantuvo despierto al rey justo en la noche correcta? ¿Y cómo
su sirviente escogió justo esa porción sobre Mardoqueo para
leer? ¿Y cómo justo después de esa noche, Amán entró para
pedir la muerte de Mardoqueo? Al final, es Dios quien gana. El
diablo y todos sus ayudantes no eran ni son rivales para Él.
El libro termina contándonos algo sobre Mardoqueo. Todos lo
querían porque trabajaba duro por su pueblo, buscando y
hablando paz. Eso es un indicio de Uno mucho más grande que
Mardoqueo, el Señor Jesucristo.
Dios ha dado al Señor Jesús todo el poder en el cielo y en la
tierra. Qué maravilloso que el gobierno de este mundo y todos
los detalles de nuestra vida no estén en manos de un rey como
Asuero. El encantador Señor Jesucristo es el Rey de reyes.
El Señor Jesús hace lo que leemos de Mardoqueo: Busca la
riqueza de su pueblo. Cuando piensas en "riqueza", puedes
imaginarte dinero, casas, vacaciones o coches. Pero la riqueza
que el Señor Jesús da, es mucho más que cosas. Él trae la
riqueza de la paz, la paz con Dios.
Hemos declarado la guerra a Dios. ¡Cuán profundamente
ofensivo es esto para nuestro Rey y Creador! A pesar de ello,
Dios nos revela en su Hijo Jesucristo que sus pensamientos son
de paz. Él busca la paz en lugar de la guerra con nosotros. La
mayor prueba de que Él es el Dios de la paz, es el envío de Su
Hijo Jesucristo a esta tierra, pero tal vez te preguntes por qué
fue necesario enviar a Su Hijo.
¿Recuerdas cómo el rey persa necesitó hacer una nueva ley
para dar a los judíos permiso para defenderse contra la ley de
Amán? Eso fue porque la primera ley ya no podía ser
cambiada.
La ley de Dios tampoco se puede cambiar. Él debe castigar el
pecado. Su santa justicia no puede permitir un cambio de su
ley, pero Dios pensó en la mejor solución, infinitamente mejor
que la solución de Asuero. Dios dio a su único Hijo Jesucristo
para recibir el castigo que su pueblo pecador merecía. Lo hizo
porque busca la riqueza y la paz de su pueblo.
¡Qué rica es esta buena noticia! Dios busca la paz, aunque seas
muy culpable. Nunca pienses que necesitas ganarte su paz o su
gracia. Esther temía perecer cuando se presentara ante el rey,
pero tú no necesitas temer eso cuando buscas a Dios. La paz
sólo es posible cuando aprendes a confiar en Su Hijo
Jesucristo. Que tu oración sea: "Enséñame a confiar en Ti".
Alabado sea Él. Lecturas complementarias: Lucas 2:8-20