Está en la página 1de 12

Universidad de Chile

Facultad de Filosofía y Humanidades


Licenciatura en Estudios Internacionales - Estética Política

Inmigración latinoamericana y la noción del otro:


Un análisis estético - político

Profesor Mauricio Amar D.

Integrantes del equipo

Karla Cisterna P.
Alejandro Corales Z.
Nicolás García A.
Carolina Ríos P.
Alfonso Riquelme A.

Viernes 9 de julio, 2021


Introducción

En la última década, el patrón migratorio intrarregional se ha transformado en uno de


los principales fenómenos demográficos de América Latina, como consecuencia de la
conflictividad política, y deterioro socioeconómico de la región. En el año 2020, el 15% de la
población mundial migrante provino de Latinoamérica y El Caribe (ICMPD, 2020), cifra
solamente superada por Asia y Europa. El escenario de inmigración interregional se focaliza
en tres áreas geográficas principales, en primer lugar, América del Sur y la crisis de
Venezuela, la cual totaliza una diáspora de 5.4 millones de personas al año 2020 (ICMPD,
2020), recibida en los países de Colombia, Perú, Chile y Ecuador, como resultado de la
agudización progresiva de la inestabilidad político-económica interna y sanciones
internacionales impuestas al régimen de Nicolás Maduro, y en segundo lugar, América del
Norte y Central, escenario de la crisis migratoria de México, país de origen, destino y
corredor de tránsito hacia Estados Unidos de flujos migratorios provenientes de países de
América Central; principalmente El Salvador, Guatemala y Honduras.

En su proceso de inserción a la estructura política, social y económica del país de


destino, el inmigrante latinoamericano no solo se ve objeto de violencia directa, derivada de
la discriminación, xenofobia y discurso antiinmigración, sino también de un trato y
distribución diferenciada a nivel estructural, escenificada en tres categorías interseccionales:
raza, género y clase. Es de esta forma como la inmigración intrarregional se transforma en un
grupo y fuerza social de desafío, crítica o cuestionamiento del canon sociocultural
latinoamericano, vinculado a los discursos y modelos conductuales del patriarcado, racismo,
colonialismo y capitalismo neoliberal, aplicados de forma general y sistemática a la
construcción del discurso identitario, gestión o administración de la corporalidad, y
configuración del sentido estético - político a nivel nacional, contexto de reproducción de una
matriz hegemónica del poder conservadora, jerárquica, extractivista, socialmente
desarticulada, y deshumanizante de los tipos de cuerpo bajo las categorías de inmigrante,
mujer, y no blanco - racializado.

El objetivo general de esta investigación fenomenológica, es caracterizar las


principales dimensiones estético - políticas de la población migrante interregional en América
Latina, identificando los procesos de sistematización, generalización y distribución de las
corporalidades, y su interpretación teórica en el espacio político, económico y sociocultural
latinoamericano. Como metodología acorde a este estudio se establece el análisis de
contenido aplicado a la sistematización de información (codificación y categorización)
cualitativa obtenida a través del análisis de fuentes secundarias, estableciendo marcos
generales de análisis a partir de la teoría crítica y estudios culturales, vinculados al feminismo
interseccional y poscolonialismo. Esta investigación abordará la perspectiva político - estética
introductoria de la noción del otro, y su relación en los procesos de distribución de la
corporalidad de la población migrante; su relación con las categorías interseccionales de raza
y género, y su implicancia en las dimensiones de opinión pública y discurso identitario, y
segregación socioespacial urbana en la ciudad de Santiago, Chile.
I. Estética y política: La noción del otro y la sistematización, generalización y
distribución cognitiva de la corporalidad

A menudo los seres humanos se encuentran con una actividad común, conocer a otras
personas, no suena como algo complicado, pero puede serlo, hay una variedad de factores
que pueden impedir esto, por ejemplo, la comunicación o timidez. El proceso de las
relaciones interpersonales común a todos los seres humanos es la formación de una imagen,
es decir, compilar la información disponible de la persona y así entender, que esta, es otra
persona, no es yo, sino, un “otro”. El proceso hace un énfasis masivo en lo visible, en la
corporalidad de los entes ajenos, a partir de sus rasgos físicos, formas de hablar y el
pensamiento que el otro presenta, nos lleva a un proceso cognitivo de sistematización,
generalización y distribución en donde realizaron las operaciones de clasificación,
diferenciación y ordenamiento jerárquico de esta persona dentro de un marco
sociodemográfico trazado en filtros categóricos de clase, raza y género. En base a estos tres
criterios, se determinan otras categorías más complejas como la orientación sexual, posición
político - ideológica o nacionalidad, y en consecuencia, se genera una expectativa primaria
sobre caracteres discursivos y conductuales del otro.

Esto es un recurso común en todos los seres humanos, para facilitarse la comprensión
del mundo, considerando que todas las personas son distintas, el hecho de formar imágenes
facilita el entendimiento de un entorno complejo, pero puede tener connotaciones negativas
como por ejemplo los estereotipos, algo que Cook y Cusack (2009) desarrollan en
“Estereotipos de Género: Perspectivas legales transnacionales” dentro de la óptica del género,
pero que podemos extrapolar hacia la imagen del otro ya que: “cuando estereotipamos, no
tenemos en consideración las características de una persona en particular.”(p. 13)

¿Qué relación tiene la formación de imágenes del otro con los estereotipos? Que al
llevarlas a cabo podemos diluir la individualidad del otro, es decir, que la imagen que se
conforma, se establece como una verdad, pero no es objetiva y al final, es uno mismo quien
determina al otro y sin cavilaciones más complejas, no se da espacio para la individualidad
del otro y por tanto puede dar paso a que haya trabas en el entendiendo de otras personas, así
como la creación de expectativas que recaen en una idea sobre la persona y no en los hechos.
Si le damos una escala mayor a esto, se vuelve mucho más grave, si de por si entre dos
personas, esto suena problemático dado a que complica el entendimiento, si esta dinámica se
plantea entre un grupo hegemónico o dominante y uno más pequeño es donde vemos reales
problemas. Una clara aplicación de esto la hace Achille Mbembe en “Crítica de la Razón
Negra” (2013) respecto al racismo:

“De la raza o del racismo solo se puede hablar a través de un lenguaje


fatalmente imperfecto, gris, inadecuado. Basta con decir, por el
momento, que se trata de una forma de representación primaria. Y que
al ignorar la distinción entre el fuera y dentro, entre el envoltorio y su
contenido, remite ante todo a los simulacros de la superficie.” (p.55)

El filósofo camerunés Achille Mbembe hace énfasis en que el racismo, es una forma
de representación primaria, ya que se queda con la imagen simplemente, hace una
exploración de un grupo a través de un elemento superficial y no se da el espacio para que los
humanos afirmen su individualidad y como ya sabemos, el racismo fue el principal canal para
justificar actos inhumanos como la esclavitud a lo largo de la historia, la cual fue dirigida en
su mayoría, a la población afro - descendiente, donde la clase dominante: compuesta por
hombres de piel blanca, tomaron ventaja de ideas denigrantes como que los hombres de color
son inferiores, con el objetivo de asignarles trabajos pesados sin remuneración y en
condiciones deplorables, es aquí en donde se genera una deshumanización total del otro .
Entonces tenemos un precedente de que estas imágenes pueden depurarse en ideas que son
canalizadas por sujetos que están en una esfera dominante.

El literato palestino - estadadounidense Edward Said, respecto al discurso de James


Belfour en la Cámara de los Comunes el 13 de Junio de 1910, sobre si el Reino Unido debe
ocupar Egipto, dice: “La lógica de Balfour es interesante, sobre todo porque es totalmente
coherente con las premisas de su discurso Inglaterra conoce Egipto, Egipto es lo que
Inglaterra conoce; Inglaterra sabe que Egipto no es capaz de tener un autogobierno, Inglaterra
confirma que, al ocupar Egipto, Egipto es para los egipcios lo que Inglaterra ha ocupado y
ahora gobierna; la ocupación extranjera se convierte, pues, en el «el fundamento principal»
de la civilización egipcia contemporánea; Egipto necesita –de hecho, exige- la ocupación
británica” (p.79)

¿Qué es lo interesante de esta interpretación? Que es una clara aplicación de lo que


hemos estado desarrollando, una potencia dominante en el aquel entonces, a partir de sus
propios juicios determina un hecho, en este caso, que es Egipto, según Said y eso lo convierte
en un canal para perpetuar una ocupación política de un país como un hecho legítimo, la idea
de que un país no puede escapar de su posición de ser dominado. Entonces las imágenes
pueden ser un arma muy peligrosa en manos de grupos dominantes que ejercen opresión, ya
que a través de estas, pueden traer legitimidad a actos absurdos e inhumanos.

Hay una instancia en donde vemos cómo esta constitución del otro afecta la
individualidad: los migrantes. Usualmente se pueden oír afirmaciones como “los migrantes
son todos criminales” o “vienen a quitarnos el trabajo”, como una consecuencia de hechos
particulares, el problema, es que definimos a un grupo de personas, a partir de la
nacionalidad, que es una identidad atribuida a nacer dentro de una determinada posición
geográfica, la cual es visible en la forma de hablar y en algunos casos en los rasgos físicos, el
problema es que a partir de esto los definimos de maneras denigrantes, además de quitarles su
individualidad y lo más es grave es que puede desencadenar actos e ideas xenófobas, como el
pensar que todos los migrantes de un país son criminales o que los migrantes deben ser
deportados, ignorando las historias y posiciones de cada una de estas personas, simplificamos
el proceso de conocerlos a partir de nuestras preconcepciones, y nos privamos de la
capacidad de alcanzar el diálogo y entendimiento real entre personas variadas.

II. Inmigración latinoamericana: Opinión Pública y discurso político - identitario

La noción del “otro” dentro de la sociedad nacional encuentra su espacio en lo


conocido como opinión pública, mediante la generación y el uso orgánico de imágenes que se
dan a distintos grupos de personas en el espacio público. Estas imágenes se ven fomentadas
en su mayoría por la politización de estas en la esfera pública. Y es mediante los medios de
comunicación y los distintos instrumentos de la sociedad para crear y difundir opiniones
generalizadas que la opinión pública de una sociedad se modela, a pesar de que estas
opiniones estén basadas en hechos o en fantasías, ya que la opinión pública en lo mencionado
por Boladeras (2001) “puede ser manipulada y deformada, pero… constituye el eje de la
cohesión social, de la construcción y legitimación (o deslegitimación) política. Las libertades
individuales y políticas dependen de la dinámica que se suscite en dicho espacio público.

Un ejemplo recurrente se encuentra cuando nos referimos a la imagen del migrante, la


cual en la opinión pública se fomenta y se politiza generalmente debido al debate político que
se genera entre la búsqueda de un mayor reconocimiento de derechos sociales para la
población inmigrante y, por otro lado, la búsqueda de una mayor limitación en el acceso de
recursos de bienestar. Este debate generalmente termina por afectar la individualidad de los y
las migrantes y su imagen en la opinión pública, la cual en algunos casos se ve relegada a
imágenes negativas dentro de la sociedad. Y en el peor de los casos estas imágenes pueden
representarlos como un enemigo para la sociedad ya que pueden ser constituidos bajo una
lógica de seguridad que Achille Mbembe caracteriza en “Crítica de la Razón Negra” (2013)
desde la exclusión extrema del “otro” al ser estos vistos por la sociedad como “no en
semejante-a-si-mismo, sino en un objeto amenazador del que mejor protegerse, deshacerse o
al que habría que destruir para asegurar su dominación total” (p.33)

Sin embargo, cabe destacar que la imagen del “otro” en el migrante no es fomentada
siempre por su condición de migrante únicamente, sino que al conformarse en la opinión
pública hacen uso de los discursos político - identitarios de género, nacionalidad, etnicidad,
sexualidad, raza y de rasgos físicos. Ya que las imágenes politizadas se dirigen a poblaciones
específicas que en el ejemplo de Costa Rica mencionado por Voorend y Rivers-Moore (2020)
se dirigen a la población que se caracterizaba dentro del debate político referente a los
servicios médicos públicos y a la crisis de seguridad social en el 2011, este debate generaba
una opinión pública negativa de los migrantes nicaragüenses, y se les percibía erróneamente
por el 75% de la población como el grupo que más utilizaba los servicios sociales, sin
embargo los hechos demostraban que los servicios médicos eran incluso utilizados más por la
población migrante norteamericana (un 50% lo utilizaba frente a un 24.6% de población
nicaragüense) y que los migrantes nicaragüenses eran percibidos negativamente por ser el
grupo de migrantes más numeroso en el país además de ser en su mayoría de clase media -
baja e inmigrantes ilegales.

El mencionado debate respecto a los derechos sociales para los migrantes ejemplifica
también la mayoría de casos en la politización de la imagen de los migrantes en
Latinoamérica. Esto respecto a los efectos de las olas de migración que ha experimentado la
región en la última década, causando indirectamente que la imagen en la opinión pública de
determinados grupos de personas migrantes sea casi siempre politizada en la región, lo que
significó en la década de los 2010’s que la “creciente popularidad de los partidos populistas
de derecha y los sentimientos antiinmigrantes se basen en gran medida en el debate sobre los
derechos sociales de las personas migrantes y su acceso a los servicios sociales” (Voorend y
Rivers-Moore, 2020), raíz política del discurso antiinmigración.

III. Raza, migración y economía - mundo

La transformación del espacio producto de la creación de distintas fuentes de trabajo


en el capitalismo, los sistemas políticos latinoamericanos y la capacidad insurgente de la
población, entre otras instancias vinculantes a la temática, han generado estragos en otro
prospecto importante: la migración y las inserciones del “otro” en el espacio del nativo, y la
forma en la que ésta concepción afecta el establecimiento jerárquico no sólo desde las
cualidades profesionales del sujeto que emigra, sino en su derogación y trato diferenciado por
su etnia o raza.

Este fenómeno, puede ejemplificarse según la adopción de la economía-mundo de


carácter capitalista que, para su eficaz funcionamiento, “ha requerido que se produjeran
extensas y continuas migraciones de gente, tanto de forma forzada como voluntaria, para
responder a las necesidades de fuerza de trabajo en determinados enclaves geográficos”
(Soto, 2005). Y en la que se describe la “etnización” o “racialización” de la fuerza de trabajo,
en la que la población (nativa de un país y sus allegados) son clasificados según el constructo
cultural perteneciente y que brindaría una explicación a la “correlación relativamente alta
entre el estrato étnico, definido localmente, de las unidades domésticas y su respectiva
situación ocupacional” (Soto, 2005), en lo que se denomina como capitalismo racial.

En paralelo con la constancia del mundo capitalista, la insurrección de las élites


predominantemente blancas, han reformulado una nueva constancia de dominación; las
atribuciones fascistas (no desde el prospecto propio de los totalitarismos del s. XX), sino en
la valía del blanco por sobre el de color, y por sobre todo si este se consagra extranjero en
épocas de “democracia”. Dicha denominación bien puede verse extrapolada, pero tanto en la
forma contestataria de las élites locales que, tradicionalmente, “se alzan en defensa de los
principales aspectos de la ideología burguesa convertida en conservadora (la familia, la
propiedad, el orden moral, la nación) reuniendo a la pequeña burguesía (…) presentándose
como una resurrección violenta del mito que exige la participación de una comunidad
definida por seudo-valores arcaicos: la raza, la sangre, el jefe” (Debord, 1967), como también
las oportunidades del prevaleciente étnico más variado o “minoritario”, donde son utilizados
como el eslabón libertario de los blancos, ya que “no puede ser viable más que de la mano de
la segregación de los negros y de un aislamiento de los blancos en compañía de sus
semejantes. Por consiguiente, si la democracia es esencialmente incapaz de resolver la
cuestión racial, el interrogante pasa por saber cómo América puede deshacerse de los
negros.” (Mbembe, 2013) continuamente, han hecho estragos en la forma que los migrantes
se ven reflejados frente a la totalidad de la población, o la misma escalada que la población
multiétnica y local se refleja a sí misma.

Este tema, contrario a revocarse sólo desde la metodología económica del trabajo y
sus variantes del dueño y signatario del trabajo que realiza al dueño y al sistema en concreto,
también ha sido abordado históricamente por la antropología y las relaciones interétnicas
entre mestizos e indígenas (o también llamados aborígenes en otros países) (Soto &
Contreras, 2010) así como nociones de asimilación e integración, conjeturando otro precepto
que en Latinoamérica se asume bastante en las élites regentes: la aculturación. Esta, como se
menciona y se ha visto en reiteración, tiene sus propios intersticios explicativos, pero
básicamente “Alude a una relación cultural dominical de un grupo cultural “dominante” sobre
otro; obviamente tan presunción ha sido ampliamente criticada desde el ámbito de la
antropología ante la imposibilidad de hablar de culturas superiores e inferiores”. (Soto &
Contreras, 2010).
IV. Género y migración: Separación, desapropiación y envilecimiento

Achilles Mbembe introduce en Crítica de la razón negra (2013) tres significaciones


que experimenta la población negra en procesos que han dominado el discurso negro (dígase
la esclavitud, la colonización y el apartheid). Dichas significaciones que introduce el autor
bajo el marco de los procesos ya mencionados son de profunda relevancia y sirven de matriz
interpretativa para otras formas de dominación presentes en la sociedad actual, en este caso,
aplicada al sesgo de género presente en la experiencia de alteridad de los migrantes en
Latinoamérica.

En un primer estado de significación Mbembe habla de la separación para consigo,


un proceso de alienación en el cual se experimenta la propia vida desde la óptica de un testigo
de la escisión y desmembramiento de uno mismo, se “vive” la dominación y el sometimiento
como un tercero aun siendo sujeto de estos, pues se ha perdido el sí-mismo. Así, por ejemplo,
existen diversos testimonios que dan cuenta de cómo las mujeres migrantes en Latinoamérica
se han visto despojadas de aquello que son y han sido víctimas de múltiples dominaciones
que resultan de la intersección entre las diversas manifestaciones de violencia como la
estructural, la política, la simbólica, la sexual, la cotidiana, etc. En Migración y violencia: Las
experiencias de mujeres migrantes en Centroamérica (2016), las experiencias relatadas por
las mismas mujeres que han migrado por la ruta Centroamérica - México dan cuenta de lo
previamente establecido donde dejan constancia de violencias vividas como la del secuestro,
la extorsión de las bandas criminales organizadas (al ser migración ilegal), de la violencia
sexual producto de la situación de desprotección y vulnerabilidad en la que transitan, la
violencia sufrida de diversas formas en el país de destino y, finalmente, el riesgo de
deportación.

El segundo estado de significación es aquel denominado de la desapropiación. En él


convergen 2 procesos simultáneos: la expropiación material y el empobrecimiento
ontológico. En el proceso de la expropiación material el individuo se ve sometido a
procedimientos jurídico-económicos que lo dejan en una situación de desposesión material, y
que contribuyen a profundizar el proceso del empobrecimiento ontológico al influir
directamente en la conformación de su experiencia en el mundo y su lugar en la sociedad en
la que habitan, subjetivando cuerpos y desposeyéndolos de más que solo lo material necesario
para subsistir. Por ejemplo, aquellas mujeres migrantes que trascienden fronteras de forma
“ilegal” no solo no tienen acceso a lo básico que es necesario y que entre comillas garantiza
la migración “legal” una vez llegadas al país de destino (dígase acceso al sistema de salud y
la capacidad de trabajar con contrato, por ejemplo) sino también se ven despojadas de su
calidad de ser humano ante el sistema y la sociedad, profundizando como se mencionó
anteriormente, este estado de desconocimiento en su auto significación y la construcción de
su identidad y subjetividad.

El último estado de significación es aquel denominado envilecimiento por Mbembe, y


contempla una experiencia de “muerte civil del sujeto caracterizada por la negación de la
dignidad, la dispersión y el tormento del exilio” que se relaciona con “la condición servil del
negro esclavo que ha pasado por humillaciones, bajezas y un sufrimiento sin límites”. Si bien
este último estado de significación presenta mayores diferencias entre la experiencia negra y
la de una mujer migrante, los elementos que comparten siguen siendo significativos. Como se
mencionó anteriormente, aquellos que emigran de países en difíciles situaciones políticas
como Colombia y Venezuela, usualmente de forma ilegal, pierden su condición ciudadana, su
condición civil en el país al que migran.

Muchas de las mujeres migrantes se ven obligadas a ejercer el comercio sexual como
único medio de subsistencia en el país de destino en que habitan, se someten a condiciones
infrahumanas en los lugares de trabajo a los que pueden acceder de forma legal y también se
ven mayormente afectadas por la desprotección del sistema frente a la violencia patriarcal
presente en la sociedad. Sumado a lo anterior, las pocas opciones que tienen para trabajar y
subsistir en el país de destino exacerban y perpetúan formas de dominación heteropatriarcal
en las que se terminan legitimando como víctimas (comercio sexual, trabajo doméstico,
comercio ambulante). Sufren discriminaciones y sometimientos en los guetos que se han
formado en los sectores periféricos de la ciudad (por ejemplo, los campamentos, algunos de
los cuáles se constituyen casi exclusivamente de migrantes) además de las experiencias de
migrantes mujeres que han sufrido violencia gineco-obstétrica en la asistencia de sus partos
en el país de destino (Lozada, 2020), entre otros.

Así, tomando como matriz conceptual-interpretativa lo establecido por Mbembe, se


logra establecer un marco de análisis que permite una mayor comprensión de la experiencia
de las mujeres migrantes en Latinoamérica desde una perspectiva de género y con énfasis en
sus procesos de construcción de subjetividad, alteridad y autodeterminación dentro de una
sociedad en la que se constituyen como un agente extraño, muchas veces considerado
peligroso, y desde cuyas experiencias son sometidas a una serie de violencias, dominaciones
y discriminaciones que son producto de la intersección de diversas dinámicas del poder como
las que se mencionaron en este apartado.

V. Corporalidad inmigrante, segregación y espacio urbano: Distribución disciplinar


y espacios de clausura

Una de las dimensiones principales en la caracterización del fenómeno migratorio en


América Latina es la segregación socioespacial urbana, entendida como “la distribución
disciplinar de los individuos” (Foucault, 2002, p. 131), en el espacio territorial vinculado al
hábitat urbano: vivienda, comunidad, instituciones y medio ambiente, en función de
maximizar la extracción del valor social y económico del individuo (reconfigurado como
fuerza de trabajo), y garantizar la reproducción ampliada del modo de producción capitalista
bajo la forma de neoliberalismo extractivista (modelo económico predominante en América
Latina; especialmente en países andinos, tales como Chile, Colombia, Ecuador y Perú. El
principio de distribución disciplinar aplicado a segregación socioespacial urbana de la
población inmigrante interregional, se articula a partir de dos tendencias estético - política
fundamentales, en primer lugar, la clasificación, jerarquización y ubicación geográfica del
cuerpo en base elementos identitarios como la clase, raza, género y/o nacionalidad de
procedencia (ver capítulos anteriores), y en segundo lugar, la circulación de núcleos
familiares en espacios de clausura o cerrados (Foucault, 2002), caracterizados por la
restricción de movimiento, y disociación entre el cuerpo y sus necesidades vitales, tales como
subsistencia, participación, afecto y protección.
En el caso de Santiago, Chile (ver anexo 1), la presencia de estos dos factores de
distribución disciplinar se expresan en la alta presencia de población inmigrante de
procedencia venezolana, peruana y colombiana en las comunas centrales y pericentrales de
Santiago Centro (20.8% de población inmigrante), Independencia (19.7%), Estación Central
(11.5%) y Recoleta (9.1%), como consecuencia de la alta concentración geográfica en estas
comunas de unidades o ofertas de empleo asociadas a actividades productivas, de servicios y
comercio con bajos salarios, altos niveles de rotación, y nula garantía de derechos laborales,
relativa a la presencia de trato diferenciado y discriminatorio, jornadas laborales extenuantes,
peligros y amenazas a la seguridad del trabajador, y no organización sindical, en suma a altos
niveles de rotación.

El fenómeno de degradación de la corporalidad inmigrante a una condición


disciplinar, de restricción y no validación de su espacio metropolitano, en términos de
circulación, participación, y exigencia de derechos fundamentales, con el objetivo de su
alienación e introducción rápida, eficiente y eficaz en los eslabones primarios del sistema
urbano de reproducción del capital, de forma análoga a los procesos de circulación y
extracción de la plusvalía de la mercancía. En contraste, los focos de población inmigrante
europea y estadounidense, desplegados en las comunas de Las Condes Vitacura y Lo
Barnechea, escenifican la distribución disciplinar identitaria, y a su vez, la influencia de las
lógicas de diferenciación y jerarquización en la narrativa de las élites nacionales, aquí el
espacio metropolitano se abre y mimetiza como una plataforma performática neocolonial,
donde los cuerpos europeos y estadounidenses se articulan y movilizan de forma jerárquica
ascendente análoga al proceso de capitalización, adquiriendo potencia identitaria sobre el
discurso, conducta y capital nacionales, y a su vez constituyéndose como canales de
intermediación, traducción-interpretación y performance hegemónica de lo extranjero entre la
consciencia colectiva chilena y su proyección global.

Hay que ligar la distribución de los cuerpos, la disposición espacial


del aparato de producción y las diferentes formas de actividad en la
distribución de los "puestos" (Foucault, 2002, p. 133).

La máquina neoliberal de reproducción del capital no solo busca distribuir


geográficamente a la fuerza de trabajo en función de sus carácter sociodemográficos, sino
también la maximización del beneficio financiero a través de la especulación sobre el suelo y
espacio habitacional, a través de la construcción, gestión y dirección del mercado de
vivienda. Es de esta forma como la corporalidad inmigrante latinoamericana se articulan en el
espacio bajo núcleos hacinados unifamiliares o colectivos se ven compartimentados en
espacios de clausura o cerrados, bajo los formato pericentrales de pieza de arriendos y torres
densamente pobladas o ghettos verticales, asociados a la comunidad venezolana, peruana y
colombiana, y periféricos de block de vivienda social, y asentamientos irregulares,
generalmente vinculados a la comunidad haitiana, desplegada en las comunas de Quilicura,
Pedro Aguirre Cerda y San Bernardo, en “sectores caracterizados por problemas de
narcotráfico, violencia, mal estado de las viviendas y los espacios públicos” (Atisba, 2018).

Las tendencias urbanas de progresiva densificación, marginación, y restricción del


espacio y necesidades vitales en favor de una visión mercantil y utilitarista de la corporalidad
inmigrante interregional, tiene un contrapeso sistémico diametralmente opuesto, la rapidez y
eficiencia del capitalismo financiero en la mercantilización del hábitat metropolitano, y la
maximización de las utilidades del propietario - inversor en base a la capitalización
especulativa del espacio - tiempo, la que constituye a este tipo de unidad habitacional en una
“granja humana” del rentismo neoliberal: ghetto utilitario, transitorio, pero catalizador
permanente de los procesos convergentes de degradación, desarticulación social,
nacionalización parcial o restringida, neoliberalización y deshumanización de los cuerpos.

Conclusión

El ser humano, como se ha previamente establecido en el presente análisis, enfrenta el


mundo que le rodea mediante el análisis y creación de clasificaciones y categorizaciones. La
noción del “otro”, de aquél que se diferencia de uno mismo, toma profunda relevancia en este
proceso de autodeterminación y, por lo tanto, de categorización social. Sin embargo, a lo
largo de la existencia humana este proceso de diferenciación se ha vuelto una herramienta
mediante la cual ejercer dominación sobre el otro, estética del poder y de la dominación que
se constituye y se replica de diversas formas a nivel local, pero que responde en última
instancia a la misma lógica de discriminación y subordinación independiente de las
especificidades.

Con objetivo de aplicar el marco teórico - conceptual de la categoría del “otro”, y


analizar su construcción y subjetivación en individuos en específico que quedan supeditados
a la gran estructura de poder que la relación político - estética de ser el “extraño” impone
sobre un grupo de la sociedad en específico, en el presente trabajo se ha llevado a cabo un
análisis de la población migrante en Latinoamérica con especial énfasis en las categorías de
análisis que se imbrican en las distintas modalidades de poder que en ellos se ejercen y que
corresponden a raza, género y clase.

En primer lugar se ha presentado la racialización de los cuerpos en la categoría de


raza como una fuente de estratificación dentro de la sociedad en la cual opera la etnia o raza
como elemento diferenciador/segregador entre la población de origen (dígase aquella de
nacionalidad del país de destino de los inmigrantes) y los inmigrantes, elemento diferenciador
que está profundamente determinado por las características físicas de la población migrante
lo que en mayor medida contribuye en el proceso de identificación de los mismos y de
volverlos blanco de una construcción de alteridad que influye en su propio proceso
identitario.

Con respecto a la segunda categoría de género, se atiende a lo que se denomina


violencia de género que opera bajo el marco del patriarcado. En él, las mujeres han sido
sujetos de reiteradas discriminaciones que se intersectan en el caso de las mujeres
inmigrantes con aquellas violencias derivadas de la clasificación de alteridad de las que son a
su vez víctimas en su calidad de migrantes. Finalmente, la situación socioeconómica, que
determina en gran medida las oportunidades de los inmigrantes en el país de destino y la
situación en la cual emigraron. Siendo en la mayoría de los casos personas en situación de
pobreza que emigran ilegalmente, esta situación de vulnerabilidad económica termina
contribuyendo a la segregación socioespacial de la que son víctimas configurándose en las
ciudades de destino guetos que se caracterizan por profundizar la situación de
deshumanización en la que se encuentran en su calidad de “otros”.
En síntesis, la conformación identitaria de la población migrante en la región
responde a la visión político - estética de la noción del “otro”. Su corporalidad se encuentra
distribuida en relación con diversos procesos en los cuáles las categorías interseccionales de
raza, género y clase tienen un rol relevante en la diferenciación con el otro (aquel que ejerce
hegemonía sobre la población que se constituye en alteridad) y el entramado de relaciones de
poder en las que su proceso de subjetivación se encuentra inmerso. Además, la conformación
de una estética particular con relación al migrante se ve reforzada públicamente mediante los
discursos identitarios, antiinmigrantes, la opinión pública que resulta de la visión
estereotipada que se ha construido del “otro” y que se expresa de forma clara en la resultante
segregación socioespacial urbana de la que son víctimas.

Bibliografía

- ATISBA (2018), Monitor diagnóstico. El mapa de la inmigración en Santiago:


Localización espacial inmigrantes (Censo 2017). Disponible en: https://bit.ly/36jtnGe

- BOLADERAS, M. (2001). La opinión pública de Habermas. Anàlisi :quaderns de


comunicació i cultura, 26, pp. 51-70. Disponible en: https://bit.ly/2T0YinI

- COOK, R. & CUSACK S.. (2009). Estereotipos de género, perspectivas legales


transnacionales. University of Pennsylvania Press (Filadelfia).

- DEBORD, G. (1967) La sociedad del espectáculo.

- ICMPD (2020). Perspectivas de las migraciones en 2021 en Latinoamérica y el


Caribe (LAC) Cinco aspectos a tener en cuenta en 2021 Tendencias y
acontecimientos claves en la región. Disponible en: https://bit.ly/2UBmKfB

- LOZADA, M. (2020, 1 marzo). Madres migrantes: dar a luz lejos de casa y padecer
la xenofobia. Salud con lupa. Disponible en: https://bit.ly/3jXoz1d

- MBEMBE, A. (2016). Crítica de la razón negra: Ensayo sobre el racismo


contemporáneo. Ned Ediciones (Barcelona).

- MICHAEL, F. (2002), Vigilar y castigar: El nacimiento de la prisión. Ediciones Siglo


XXI (Argentina). Disponible en: https://bit.ly/3hroHV3

- SOTO, R. C. (2005). Reconstrucción y esbozo de la división étnica-técnica del


trabajo en Estados Unidos desde testimonios de migrantes mexicanos. Historia Actual
Online.

- SOTO, R. C., Contreras C. C. (2010) Diversidad cultural y migración.

- VOOREND, K., & RIVERS-MOORE, M. (2020). Política social y la politización de


la migración en América Latina. In García C. (Ed.), Puentes, no muros:
Contribuciones para una política progresista en migraciones. pp. 95-120. Disponible
en: https://bit.ly/2SWQ5kh

- WILLERS, S. (2016). Migración y violencia: las experiencias de mujeres migrantes


centroamericanas en tránsito por México. Sociológica (México), 31(89), 163-195.
Disponible en: https://bit.ly/3xydLuA
Anexos

Anexo 1 - Mapa de sectores inmigrantes en Santiago por país de procedencia

Fuente: ATISBA (2018), Monitor diagnóstico. El mapa de la inmigración en Santiago:


Localización espacial inmigrantes (Censo 2017). Disponible en: https://bit.ly/36jtnGe

También podría gustarte