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UNIDAD 22: Consecuencias accesorias de la condena

A ciertas condenas penales el Código les adosa otras consecuencias, entre las que se encuentran: 1) penas accesorias y 2)
incapacidades civiles para el condenado.

1. Penas accesorias

Son aquellas que tiene como característica que siguen la suerte de la pena principal, no pudiendo aplicarse ni subsistir
independientemente de ellas. En nuestro CP son penas accesorias la inhabilitación absoluta y el decomiso de las cosas
del delito, hallándose otras dispersas en leyes especiales.

A. Inhabilitación absoluta del condenado

ART 12 CP: “La reclusión y la prisión por más de tres años llevan como inherente la inhabilitación absoluta, por el tiempo
de la condena, la que podrá durar hasta tres años más, si así lo resuelve el tribunal, de acuerdo con la índole del delito”.

ART 19 CP: “La inhabilitación absoluta importa: 1º. La privación del empleo o cargo público que ejercía el penado aunque
provenga de elección popular; 2º. La privación del derecho electoral; 3º. La incapacidad para obtener cargos, empleos y
comisiones públicas; 4º. La suspensión del goce de toda jubilación, pensión o retiro, civil o militar, cuyo importe será
percibido por los parientes que tengan derecho a pensión.

El tribunal podrá disponer, por razones de carácter asistencial, que la víctima o los deudos que estaban a su cargo
concurran hasta la mitad de dicho importe, o que lo perciban en su totalidad, cuando el penado no tuviere parientes con
derecho a pensión, en ambos casos hasta integrar el monto de las indemnizaciones fijadas.”

La inhabilitación absoluta es pena principal porque el art 5 del CP, al catalogar como tal la pena de inhabilitación sin
aclaración alguna, comprende tanto las especiales como las absolutas. Sin embargo, la inhabilitación absoluta no está
prevista como pena única como si lo están algunas inhabilitaciones especiales.

Pese a que a la inhabilitación del art 19 se la denomina “absoluta”, ésta no implica la perdida por el condenado de
absolutamente todos sus derechos ni un impedimento para el ejercicio de todos ellos, sino que se la llama así porque en
vez de referir a una actividad en particular como las inhabilitaciones especiales, lo hace a un apreciablemente elevado
número de ellas. El art 19 precisa taxativamente las actividades para que se incapacita al condenado, cumpliendo con el
principio de legalidad.

Conforme al aludido precepto la inhabilitación absoluta determina:


1) “La privación del empleo o cargo público que ejercía el penado aunque provenga de elección popular”. El art 77 del
CP aclara este precepto al señalar que “…Por los términos “funcionario público” y “empleado público”, usados en este
Código, se designa a todo el que participa accidental o permanentemente del ejercicio de funciones públicas sea por
elección popular o nombramiento de autoridad competente…”. A su vez, no es requisito que el empleo o cargo sea
remunerado pero debe ser público.
2) “La privación del derecho electoral”. Incapacidad de derecho de participar mediante el voto en actos destinados a la
elección de autoridades estatales (no privadas).
3) “La incapacidad para obtener cargos, empleos y comisiones públicas”. Aun a título gratuito.
4) “La suspensión del goce a toda jubilación, pensión o retiro, civil o militar, cuyo importe será recibido por los parientes
que tengan derecho a pensión…”. Una vez ejecutada la suspensión, pueden tener acceso al cobro los parientes con
derecho a pensión (únicamente ellos), aunque por consideraciones asistenciales puede establecerse que lo perciban
la víctima o deudos a su cargo hasta el monto de las indemnizaciones fijadas. Es una privación temporaria de derechos
de los que ya se goza pero no de los que se podrían obtener en el futuro.

Inhabilitación absoluta. Aplicación y extensión temporal

La inhabilitación absoluta se impone de puro derecho a toda persona condenada a pena de reclusión o prisión “por más
de 3 años”. La inhabilitación absoluta opera en forma accesoria, es inherente a la condena, por lo que no necesita su
expresa mención en el acto jurisdiccional de condena, salvo en lo que hace a una eventual prolongación en el tiempo.

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La inhabilitación se extiende durante el tiempo de la condena, aunque en forma facultativa y atendiendo a la índole del
delito, el tribunal puede disponer que dure “…hasta tres años más…”.

B. Decomiso de cosas y ganancias del delito (ART 23 CP)


Es la pérdida en favor del Estado nacional, provincial o municipal de las cosas que han servido para cometer el hecho y
de las cosas o ganancias que son el producto o el provecho del mismo. Los bienes salen del patrimonio del condenado y
se incorporan al del Estado.

Se excluyen los medios con que se cometió un delito imprudente (no podría decirse que alguien se “sirvió” de ellos para
la comisión, por lo que las cosas deben haber sido utilizadas intencionalmente para cometer el delito.

También se prevé el decomiso de la cosa mueble o inmueble donde se mantuviera a la víctima de delitos de privación
ilegítima de libertad u explotación.

Naturaleza y fundamento
Es una pena que se aplica a quien es condenado, es accesoria; no se trata de una confiscación prohibida por la
Constitución Nacional.
Su fundamento se hallaría tanto en desalentar futuras incursiones en delito, cuanto en evitar que los protagonistas del
hecho se aprovechen del producto del delito.

Imposición

Al momento de la condena, el decomiso necesita ser declarado por un juez, quien debe dejar en claro dos cosas: cuales
son los objetos sobre los que recae el decomiso y si entran al patrimonio del Estado nacional, provincial o municipal (y a
cuáles).

Bienes decomisables

Se consideran “cosas para cometer el hecho” aquellos objetos de que se sirvió (que utilizo intencionalmente) cualquier
participe en el hecho para cometer el mismo ej: camión utilizado para sustraer cosas desde un depósito; a su vez, la
expresión del art 23 relativa a “cosas o ganancias que son el producto o el provecho del delito” se interpreta en el sentido
de lo que se obtuvo con la comisión delictiva (ej: cosas robadas de un depósito) son el producto. En cuanto el provecho
del delito es aquello que se ha podido obtener aprovechándose del producto del delito (ej: un auto que se adquiere con
la plata que se robó). No hay duda que el damnificado podrá accionar en busca de reparaciones.

Ya anotamos también que se prevé el decomiso de la cosa mueble o inmueble donde se mantuviera a la víctima privada
de su libertad, u objeto de explotación.

Sujetos afectados por los decomisos

Como toda pena, el decomiso tiene carácter personal, esto es, no debe trascender de la persona del delincuente. Sin
embargo se prevén excepciones: 1) cuando se trate de cosas peligrosas para la seguridad común, el decomiso puede
ordenarse aunque afecte a terceros; 2) cuando el autor o los partícipes actuaron como mandatarios de alguien o como
órganos o administradores de una persona de existencia ideal (persona jurídica) y el producto o provecho del delito
benefició al mandante o a la persona de existencia ideal, el decomiso se pronunciará contra estos (seria el “actuar por
otro”); y 3) cuando con el producto o el provecho del delito se benefició a un tercero a título gratuito, el comiso se
pronuncia contra éste.

Expresamente señala el artículo que en todos los casos se deberán dejar a salvo los derechos de restitución o
indemnización del damnificado o de terceros.

Destino
El destino específico que dentro del Estado tendrán los bienes no es determinable por el juez sino que serán las
autoridades pertinentes las que lo harán, salvo que existan disposiciones normativas que ya le fijen destino. El mismo CP
fija que en el supuesto de decomisos de cosas muebles o inmuebles donde se mantuvo a la víctima privada de su libertad
(art 23, ult parf.), serán afectados a programas de asistencia a la víctima.

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Si el bien decomisado tiene valor de uso o cultural o de bien público, la autoridad que lo recibió podrá disponer su entrega
a ellos; si tiene valor comercial podrá disponer su enajenación; y si no tiene valor lícito se lo destruirá.

Medidas cautelares

ART. 23 “El juez podrá adoptar desde el inicio de las actuaciones judiciales las medidas cautelares suficientes para
asegurar el decomiso del o de los inmuebles, fondos de comercio, depósitos, transportes, elementos informáticos,
técnicos y de comunicación, y todo otro bien o derecho patrimonial sobre los que, por tratarse de instrumentos o efectos
relacionados con el o los delitos que se investigan, el decomiso presumiblemente pueda recaer.

El mismo alcance podrán tener las medidas cautelares destinadas a hacer cesar la comisión del delito o sus efectos, o a
evitar que se consolide su provecho o a obstaculizar la impunidad de sus partícipes”

Las medidas tratan de cumplir distintos fines; por una parte, cuidar los bienes que podrían ser objeto de decomiso, por
otro asegurar el cese de la comisión del delito, y por último, evitar el provecho o la impunidad de sus partícipes.

Decomiso sin condena

Respecto a los casos de delitos contra el orden económico y financiero el art 23 del CP prevé que “serán decomisados de
modo definitivo, sin necesidad de condena penal, cuando se hubiere podido comprobar la ilicitud de su origen, o del
hecho material al que estuvieren vinculados, y el imputado no pudiere ser enjuiciado por motivo de fallecimiento, fuga,
prescripción o cualquier otro motivo de suspensión o extinción de la acción penal, o cuando el imputado hubiere
reconocido la procedencia o uso ilícito de los bienes”. Estas disposiciones fueron incorporadas por ley especial, la cual
alude al problema relacionado con el lavado de dinero de origen ilícito.

- Naturaleza  Participa de la naturaleza de todo decomiso, pero su gran singularidad se encuentra en que permite
decomisos sin necesidad de condena penal previa, exigencia esta imprescindible para todos los demás delitos. Pese a
ello tampoco se trata de una confiscación porque habilita la posibilidad de entablar reclamos jurídicos para la restitución
de lo decomisado, o bien para obtener su valor monetario si fue subastado.

- Fundamento  Teniendo en cuenta que esta norma se aplica a las operaciones de lavado de dinero o activos y a delitos
contra el orden económico y financiero, la finalidad es desalentar la esperanza de obtener provecho o utilidades de
bienes mal habidos.

- Requisitos  Si bien no se exige para este decomiso la existencia de condena firme previa, aparecen dos requisitos: 1)
la comprobación de la ilicitud del origen del bien o del hecho con el que estuviere vinculado, y 2) que el imputado no
pueda ser enjuiciado (por fallecimiento, fuga, prescripción u otro motivo de suspensión o extinción de la acción penal).
Estos requisitos pueden obviarse cuando el imputado hubiere reconocido la procedencia o uso ilícito de los bienes.

- Reclamos  Todo reclamo o litigio sobre el origen, naturaleza o propiedad de los bienes se realizará a través de una
acción administrativa o civil de restitución, y en caso de que el bien haya sido subastado, solo se podrá reclamar su
valor monetario. (Ultima parte del art 23 que concuerda con el 305)

2. La incapacidad civil del condenado como consecuencia accesoria de la condena

ART. 12 parte final: “La reclusión y la prisión por más de 3 años […] Importan además la privación, mientras dure la pena,
de la patria potestad, de la administración de los bienes y del derecho de disponer de ellos por actos entre vivos. El
penado quedará sujeto a la curatela establecida por el Código Civil para los incapaces.”

En su parte final el art 12 establece ciertas repercusiones de la condena sobre cuestiones civiles. Señala que el condenado
a pena de reclusión o de prisión pero por más de tres años no solo sufrirá inhabilitación absoluta sino que además no
podrá ejercer la patria potestad (hoy, responsabilidad parental), ni administrar sus bienes o disponer de ellos por actos
entre vivos (si podría hacerlo para después de su muerte), quedando sujeto a la curatela establecida por el Código Civil
para los incapaces.

Esta disposición ha sido muy criticada. Sin embargo, se considera que estas incapacidades no constituyen penas, sino
simplemente una solución práctica para situaciones en que el Código estima que una persona, por estar encerrada en

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prisión, se encuentra incapacitada de hecho. Si se sostiene esta idea, una vez que el condenado recupera su libertad,
cesarán tales incapacidades. Fuera de las incapacidades expresamente señaladas en el art 12, el condenado no sufre
ninguna otra restricción para el ejercicio de sus derechos civiles.
REPARACION DEL DAÑO CAUSADO POR EL DELITO

El delito como daño reparable

De acuerdo al principio constitucional de lesividad, todo delito implica una lesión a un bien o interés jurídicamente
protegido, que desde una perspectiva civil produce un “daño” que debe repararse.

Si las normas legales relativas a las penas constituyen materia propia del Derecho Penal, las referentes a la reparación de
los daños –incluidos los producidos por el delito- son tema de responsabilidad civil. Sin embargo, esa aparentemente
tajante diferenciación no es tan clara ni tan absoluta, pudiéndose advertir que el Derecho Penal ha incluido algunas reglas
atinentes a la reparación, pensando en algunos momentos que la misma debía ser inherente a la pena (y aun ser parte
de ella), y en otros que por razones de economía legal era conveniente así establecerlo. Entre nosotros esto último ocurre
con las previsiones de los arts. 29 a 33 del CP, bajo el título “Reparación de perjuicios”.

Regulación legal en materia de reparación de perjuicios causados por el delito

El art 29 del CP estipula que “La sentencia condenatoria podrá ordenar…” la reparación de los daños causados por el
delito. Esta regla establece la posibilidad de que el Derecho Penal asuma el problema reparatorio, pero condiciona a los
ordenamientos procesales en el sentido de que deben incluir reglas que permitan el ejercicio de la acción civil reparatoria
dentro del proceso penal. Esta disposición resultaba inquietante para el Código de Vélez, pero el nuevo CCyC impuso en
su art 1774 la independencia de ambas acciones (“En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un
delito del derecho criminal, la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de
los códigos procesales o las leyes especiales”). De esta manera queda en claro que quien ha sufrido daños por un delito
puede reclamar su reparación en sede penal.

La reparación, dispuesta en sede penal, no es una pena y sigue por tanto teniendo naturaleza civil; consecuencia de ello
es que no puede ser declarada de oficio por el juez, sino que debe procederse solo ante pedido de parte.

Influencia de la condena penal sobre el proceso civil

ART. 1776 CCYC: Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el proceso civil
respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del condenado.

A su vez prevé que si la sentencia penal decide que el hecho no existió (no hubo acción) o que el sindicado como
responsable no participó en él, esas circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso civil.

Prioridades de juzgamiento. El Código Civil y Comercial establece la prioridad de juzgamiento de la cuestión penal, salvo
tres supuestos excepcionales:

ART. 1775 CCYC: “Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción penal precede a la acción civil, o es intentada
durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la conclusión del proceso
penal, con excepción de los siguientes casos: a) si median causas de extinción de la accion penal; b) si la dilación del
proceso penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del derecho a ser indemnizado; c) si la acción civil por
reparación del daño está fundada en un factor objetivo de responsabilidad”.

Contenido de la reparación y prueba del daño.

ART. 29 CP.- La sentencia condenatoria podrá ordenar: 1. La reposición al estado anterior a la comisión del delito, en
cuanto sea posible, disponiendo a ese fin las restituciones y demás medidas necesarias. 2. La indemnización del daño
material y moral causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto prudencialmente por el juez en
defecto de plena prueba. 3. El pago de las costas

ART. 1738 CCYC. La indemnización comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima, el lucro cesante en
el beneficio económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de chances. Incluye

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especialmente las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su integridad personal,
su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia en su proyecto de vida.

Respecto al contenido de la reparación, nos encontramos con normas insertadas en el Código Penal (arts 29 y ss) y con
otras que forman parte del Código Civil y Comercial (arts. 1708 y ss). Las disposiciones de ambas no son sin embargo
contradictorias sino complementarias; es que el Código Penal solo aborda algunos aspectos de la reparación, dejando los
restantes para su tratamiento por el cuerpo civil.

Solidaridad reparatoria

ART. 31 CP “La obligación de reparar el daño es solidaria entre todos los responsables del delito”.
ART. 1751 CCYC “Pluralidad de responsables. Si varias personas participan en la producción del daño que tiene una causa
única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas
de las obligaciones concurrentes”

Es evidente la concordancia entre las disposiciones penales y civiles. Se debe a que en materia penal, la reparación tiene
una única causa: la comisión de un delito. La solidaridad se extiende sobre todos los “responsables del delito”, esto es,
los que penalmente han sido considerados participes (participes en sentido amplio). Resulta entendible que la pena se
gradúe según el grado de contribución realizado a la perpetración del delito, pero es distinta la situación en orden a la
responsabilidad reparatoria porque en ella se mira preponderantemente a la víctima; de allí la solidaridad establecida.

El encubridor y la responsabilidad reparatoria del partícipe de los efectos del delito

ART 32 CP. El que por título lucrativo participare de los efectos de un delito, estará obligado a la reparación hasta la
cuantía en que hubiere participado.
ART. 1752. Encubrimiento. El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño

El encubridor no es técnicamente participe del delito por lo que no resulta alcanzado por la solidaridad reparatoria; sin
embargo, atendiendo a la disposición contenida en el art 1752 del CCyC, respondería en cuanto su cooperación hubiera
causado daño (ej: el encubrimiento consiste en asegurar el producto del delito), quedando así al margen de la obligación
reparatoria aquellos encubrimientos que no hubieren tenido tal resultado (ej: algunos encubrimientos “personales”). A
su vez el art 32 del CP establece una particular responsabilidad reparatoria para quien participa no del delito, sino de los
efectos del delito –cosas o ganancias que son el producto o provecho del delito-. Quien participó a título lucrativo de los
efectos del delito responderá hasta la cuantía en que hubiere participado.

Orden de preferencias en el pago de obligaciones del condenado

En el art 30 del CP se establece que el pago de la obligación de indemnizar es preferente a todas las otras contraídas
después de cometer el delito; acto seguido se establece un orden de preferencias para el supuesto de que los bienes del
condenado no alcanzaran para cubrir todas sus responsabilidades. El orden es el siguiente: 1. La indemnización de los
daños y perjuicios; 2. El resarcimiento de los gastos del juicio; 3. El decomiso de producto o el provecho del delito; y 4. El
pago de la multa.

Procedimientos sustitutivos del pago frente a la insolvencia del condenado

Se establecen procedimientos sustitutivos para proceder frente a su insolvencia –total o parcial-. Si se lo condenó a pena
privativa de libertad, la reparación se atenderá con la remuneración correspondiente al trabajo del condenado (art. 11,
CP). Si en cambio, se le impuso pena no privativa de libertad (multa o inhabilitación), se prescribe que de las entradas
que obtenga, el tribunal señalará la parte que deberá depositar periódicamente hasta el pago total. Art 33 CP

Influencias penales de la reparación del daño causado por el delito


Además de los efectos de naturaleza civil que produce la reparación del daño causado por el delito, en materia penal
tiene un significado muy positivo por el intento de solucionar el problema causado a la víctima. Entre ellos podemos
mencionar que se requiere el ofrecimiento de hacerse cargo de la reparación del daño para intentar obtener la
suspensión del juicio a prueba (art. 76 bis, CP), y también la importancia acordada por los diferentes ordenamientos
procesales (admitidos penalmente) para la aplicación de principios de oportunidad en el ejercicio de la acción penal.

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