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METAFÍSICA PRÁCTICA

Autor: Diego Raganato1

1. ¿Cómo es el conocimiento de la realidad?

El hombre no puede conocer la realidad de forma completa y en toda su profundidad por dos razones: a) por la
magnitud y profundidad de la realidad que supera sus posibilidades; y b) por sus propias limitaciones, es decir, por las
limitaciones de sus capacidades –de lo que puede ser capaz- al relacionarse con la realidad.

Consecuencia práctica: nadie puede tener un conocimiento completo y acabado. Por ende, toda persona puede y
debe avanzar y profundizar en el conocimiento. Avidez de incorporar aspecto de la realidad que el otro me
manifiesta.

El hombre conoce de modo parcial: de lo sensible (lo captado por los sentidos) se remonta a lo inteligible (mediante
un proceso de abstracción de lo sensible se llega a las esencias o lo que las cosas son –por ejemplo, ve un recipiente
de vidrio y capta la esencia de “vaso”-), y de unos aspectos de la realidad pasa a otros mediante razonamientos
(relación entre conceptos –por ejemplo, de la existencia del universo llega por razonamiento a la posibilidad de un
origen en un Ser Inteligente). Su conocimiento no abarca la realidad de una sola vez y de modo completo. Va
incorporando la verdad de modo progresivo no llegando a agotarla completamente.

Nuestras primeras impresiones o percepciones son fundamentalmente sensibles y poco profundas. Por ello las
opiniones que están basadas en estas primeras impresiones suelen ser desajustadas de la realidad.

Generalmente nuestras opiniones sobre cualquier cosa suelen tener escasa profundidad.

Sugerencias prácticas

• Estimular la capacidad de abstracción y de relación con lectura de temas humanos.

• Necesidad de contrastar la información que obtengo con fuentes más confiables. Lo mismo con las opiniones que
recibo de otras personas.

• Buscar y pedir fundamento -luchar contra la "pereza mental"- que nos hace ir más allá de lo sensible porque nos
hace reflexionar. P.ej. los diarios suelen tener información basada principalmente en percepciones sensibles y que
resaltan la emoción.

• Hacer ejercicios que nos hagan reflexionar con profundidad. Distinguir hecho de interpretaciones: si puedo
determinar con claridad los hechos podré tener mejor posibilidad en cuanto a su contexto o interpretación.

Nuestras opiniones están normalmente influenciadas por las corrientes de pensamiento filosófico dominante: en la
actualidad hay un escepticismo –la verdad como algo independiente del sujeto no existe o no puede ser conocida-
dando lugar a un relativismo –la verdad es subjetiva o de cada uno, cada uno tiene su verdad-; que deriva en un
utilitarismo (se ve al otro como objeto de utilidad propia) –hedonismo (se busca todo aquello que se relaciona con el
placer propio). Las opiniones suelen tener un fundamento en este sentido: basadas en el tener y el placer.

No haría falta razonar si conociésemos perfectamente y de una sola vez toda la realidad. Pero la limitación de nuestro
conocimiento exige que la inteligencia razone (relacione conceptos a través del pensamiento), para llegar a unos
conocimientos (menos conocidos) a partir de otros (más conocidos).

Por ejemplo, mediante la inducción se pasa de casos particulares a conocimientos generales (de la repetida
experiencia de que los cuerpos caen hacia la tierra, inducimos que eso sucede en todos los cuerpos). Mediante la
deducción se pasa de conocimientos generales a casos individuales (si sabemos que todos los cuerpos caen,

1
Licenciado en Ciencias de la Educación de la Universidad Católica Argentina, diplomado en Calidad Total y Reingeniería de la Educación de la
Universidad Católica de Honduras y postgraduado en Dirección Estratégica de Empresas de Servicios de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile.
Capacitador en empresas e instituciones como Banco Galicia, Arcor, Pepsi, Ediciones Errepar, Purina, Scania, Diario Los Andes y otras. Coautor
de la Metodología OTSE.
1
deducimos que, si lanzamos al aire un cuerpo concreto, caerá a tierra). Observando repetición de hechos particulares
podemos llegar a la conclusión de un caso general aplicado a todos los casos, pero esto tiene sus limitaciones.

Sugerencias prácticas:

• Cuidado con las expresiones que manifiestan poca actitud metafísica… como los “siempre”…
“nunca”…”todo”…”nada”; expresiones de absolutización que expresan un gran contenido emocional pero que
distorsionan la realidad.

• La inducción, para que pueda establecer una regla universal tiene que estar constatada por una cantidad
importante de casos particulares y que reflejen un amplio espectro de la realidad, además debe estar abalado por
peritaje comprobado de interpretación de las fuentes. Por ejemplo, un método muy utilizado en la actualidad -por
considerar a la verdad como una creación subjetiva- es el de fundamentar afirmaciones universales basadas en
estadísticas. Toda inducción científica tiene sus límites que deben ser enunciados para encuadrar sus conclusiones
dentro de esos límites: p. ej. OTSE o cualquier fundamento basado en estadísticas: divorcios, eutanasia, abortos,
pobreza, desnutrición.

También se debe verificar la razonabilidad que hay entre lo inducido y lo deducido…por ejemplo la legalización de lo
prohibido como la droga, la prostitución, etc. Esto lo veremos con más detalle cuando analicemos el principio de
razonabilidad.

Aristóteles (filósofo del siglo IV AC) afirmaba que nada hay en nuestra inteligencia que antes no haya pasado por los
sentidos. Nuestro conocimiento necesita de la participación de los sentidos, ya que depende de la materia de las
cosas. Nos es imposible conocer algo si antes no ha pasado de alguna manera por los sentidos (p.ej. un ciego de
nacimiento no podrá hacerse una idea o concepto de un color)

Descartes (filósofo del siglo XVII) afirmó que, para proceder con rigor, el filósofo debería poner en duda todo
conocimiento y empezar desde cero, demostrando todo desde el principio con una certeza semejante a la de las
demostraciones matemáticas. Descartes extiende su duda, por ejemplo, a la existencia misma de las cosas que caen
bajo nuestros sentidos. Pero con ello cierra el camino a la verdad, ya que nuestro conocimiento comienza
necesariamente por los sentidos. Que a veces nos engañemos en el conocimiento sensible exige solamente que se
examinen las posibles fuentes de error, y no es lógico ni posible dudar del valor mismo de ese conocimiento en
general.

Por influencia de este pensamiento “cartesiano” de buscar la certeza “absoluta” del conocimiento, más nuestro afán
de buscar la verdad, es que tenemos la tendencia a buscar una claridad absoluta sobre todo conocimiento hasta
creer que la poseemos. Cuando creemos que tenemos esa claridad…por ejemplo algo que dijo una fuente confiable o
algo que nos “cierra”, esa misma “certeza” nos suele limitar para avanzar en la profundidad de esa verdad o aceptar
puntos de vista diferentes. En las discusiones generalmente pretendemos que se clarifique la verdad al máximo
posible, nos parece que si no hemos obtenido esa claridad “final” sobre el tema que estamos discutiendo no estamos
tranquilos; nos cuesta aceptar dos cosas importantes: a) nuestras propias limitaciones “actitudinales” productos de
una deficiente “educación” y b) las limitaciones propias de nuestros conocimientos, conceptos y razonamientos. Esto
nos hace tener una actitud de “cerrazón” que no nos permite avanzar en la profundización de la verdad. Por ejemplo:
la dificultad que tenemos para encontrar puntos “positivos” a incorporar en opiniones diametralmente opuestas a las
que tenemos…ateísmo, homosexualidad, pobreza, matrimonio, sexo-género, etc.

Sugerencias practicas:

• Anteponer la escucha a la "idea". Tener una actitud de incorporar del otro algo que nos completa, nos complemente
o nos corrige, antes de que la "idea" que tenemos sobre el otro nos anule o limite esta posibilidad

• No pretender tener una idea "absolutamente clara" de la realidad

que nunca la podremos alcanzar, más bien tener una actitud de "avance", de "conquista", de " acercamiento" a la
verdad, con verdades aspectuales o en cierta manera "parciales" que deben ser completadas, corregidas o base para
nuevas verdades.

2
2. Relación entre fe y razón

El papel de la fe: la fe puede ser “racional” o “revelada”. Se basa en la aceptación de una información que proviene
de otra persona que no podemos constatar en el momento de recibirla o de ninguna manera. Nos solemos manejar
mucho con esta fe, de hecho, no podríamos vivir sin ella. La mayoría de la información que recibimos no podemos o
no estamos en condiciones de constatarla al momento de recibirla o quizás nunca.

La persona, por el valor que tiene en sí misma, es objeto de fe en la trasmisión de la información ya que, como veremos
más adelante, la verdad proviene del ser y toda persona refleja el ser en su máxima expresión: ser físico-espiritual.
En sí misma expresa verdad y merece ser creída en sí misma y en lo que afirma que es reflejo de su ser. No obstante,
como la verdad exige colaboración entre todos, normalmente es conveniente buscar el aporte de otros que nos ayude
a una mayor constatación de la información o consistencia con la realidad. Por ejemplo, un viaje, una compra de
cierta

importancia, una noticia que nos afecta…etc. Esto no es “falta de fe en la persona” sino tener una actitud metafísica
que me dice que la realidad es muy compleja y que necesita de la conjunción de varias fuentes y cierta constatación
por fuentes más confiables…que siempre hay más que uno.

En cuanto a la Fe “revelada” no ingresa en el campo de la metafísica por cuanto se basa en una información que
proviene de Dios mismo, que supera toda realidad, ya que la trasciende, de hecho es el creador de toda realidad. Y
por ende no puede engañarse o engañarnos. Pero en este caso es conveniente constatar la información que proviene
de Dios con fuentes más confiables, que han sido nombradas y habilitadas por el mismo Dios como en el caso del
Magisterio de la Iglesia, pero esto también está dentro del terreno de la Fe revelada. Dicha Fe supera y complementa
adecuadamente la Fe proveniente de la razón por cuanto es información dada directamente por Dios mismo.

Sugerencias prácticas

• Debemos aprender a argumentar (relacionar conceptos para ir profundizando en la verdad) partiendo de principios
de razón y de principios de Fe. Unos provienen de lo que el hombre puede descubrir por el ejercicio de su
razonamiento; otros provienen de lo que el hombre puede descubrir de lo que Dios le revela. Parten de principios
diferentes y con luces diferentes, aunque no contradictorias sino complementarias.

• En la actualidad debemos identificar la información que proviene de ambos principios por lo que uno debe
relacionarse con ellos a través de la metafísica y del estudio de la verdad revelada. Lo ideal sería la Teología que une
a la verdad revelada con la razón. No obstante, por lo menos, debemos tratar de identificar primero los principios de
razón para diferenciarlos de los de la fe y poder argumentar sin transpolar o confundir.

Prácticamente todos los temas pueden ser abordados desde los principios de la razón, salvo aquellos que tocan algo
que comprobadamente ha sido revelado por Dios. El argumento de autoridad es el más sencillo de afirmar, pero es
el más débil en el plano de la razón que se guía por la consistencia con la realidad. El argumento de razón tiene peso
en la medida de su solidez o consistencia al constatarlo con la realidad de las cosas –que generalmente es difícil- y
poco común. Es mucho más fácil afirmar algo porque alguien lo dijo que es como normalmente se nos trasmiten los
conocimientos.

3. Verdad absoluta y verdad relativa

¿Es fácil para el hombre llegar a la verdad?

La búsqueda de la verdad es una tarea compleja cuando, como sucede en la filosofía, se investigan los problemas a
fondo. Por eso, es una característica de los pensadores más profundos haber estudiado y discutido los puntos de
vista aportados por otros anteriores, y ello es una garantía de mayor aproximación a la verdad. Decimos que a la
verdad se llega por información confiable o de personas (fuentes) que tienen información que tiene coherencia o
consistencia comprobada con la realidad. (imaginación y realidad)

Santo Tomás de Aquino ofrece un destacado ejemplo de amor a la verdad, venga de quien venga; por eso examina
todo tipo de opiniones y procura aprovecharlas lo más posible. Dice Santo Tomás que la verdad, quienquiera que la
diga, procede el Espíritu Santo, que infunde la luz natural y mueve a la inteligencia y a la expresión de la verdad.

3
Si la verdad en forma parcial puede tenerla cualquier persona y ninguna persona la puede tener en forma completa
¿Cómo es posible que se pueda conocer una verdad absoluta?

Hay que distinguir entre la posibilidad de una verdad absoluta, sin la cual no podríamos hablar de una verdad parcial,
y la posibilidad del hombre de captarla de forma completa.

Si no hubiera una verdad absoluta que no dependiera del hombre, no podríamos hablar de una verdad parcial o
aspectual (es decir, un aspecto de la verdad absoluta). El hombre no estaría seguro de nada, y por tanto todo sería
subjetivo, con el consecuente imperio de su voluntad que terminaría en un mero juego de poderes para poder
establecer pautas de subsistencia.

En nuestra época, uno de los mayores peligros es el relativismo que no reconoce el valor de verdad definitivo a ningún
conocimiento humano. A veces, se llega a esa postura argumentando que incluso las doctrinas que se han considerado
más ciertas en la historia, finalmente se han revelado erróneas o parciales. Se comete así un grave error de negar
toda certeza bajo el pretexto de que en todos los filósofos o doctrinas ha habido errores, y se adopta una postura
pretendidamente objetiva que en vano busca un fundamento para seguir hablando de la objetividad y de la verdad.
Es decir, se pretende fundamentar como “verdadero” el que no haya algo como una verdad objetiva: claramente es
una contradicción.

Se debe distinguir una actitud relativista de una actitud metafísica: la actitud relativista es inmanentista,
consideramos la verdad de alguna manera relativa a nosotros como principio, como fuente; somos relativistas
cuando es nuestra opinión la que creemos superior porque procede de nuestro convencimiento, cuando nos creernos
jueces de los demás o nos sentimos superiores; somos relativistas cuando juzgamos la verdad de las cosas por nuestro
convencimiento o por querer tener una certeza absoluta de algo; en síntesis, cuando el criterio de verdad lo
relacionamos principalmente con nosotros o con nuestro parecer. La actitud metafísica consiste en considerar la
verdad como superior y trascendente a nosotros. Como algo que nos supera y por tanto debemos buscar e ir
incorporando con la ayuda de los demás, y en especial de Dios, fuente de toda verdad: de hecho, Él es la verdad.

Tenemos actitud metafísica cuando vemos al otro como un colaborador de la verdad y nos consideramos también
colaboradores de la verdad. Cuando estamos convencidos que la verdad en el fondo es una y profunda y llena de
sentido todo, que en última instancia se explica por ella, pero que nosotros por nuestras propias fuerzas sólo podemos
ir descubriéndola de a poco y aspectualmente, siempre con ayuda externa: primeramente, de Dios y también de los
demás, de todos los demás, en especial de aquellas personas o Instituciones que respaldan su vida con un Proyecto
consistente que perdura en el tiempo.

Sugerencias prácticas:

• Debemos ser "benevolentes" y abiertos a que cualquier persona nos pueda aportar algo, aunque sea una "partícula
de verdad".

Nuevamente recomendamos anteponer la escucha a la idea. La posibilidad de que el Otro/otro nos ayude en nuestro
acercamiento a la verdad que la imagen, conceptos o juicios que tengo sobre el Otro/otro.

• Conocer los principios metafísicos básicos (racionalidad, principalidad del fin, esencialidad, causalidad) nos
ayudarán a poder incorporar lo que de verdad nos trasmite el otro y también la posibilidad de complementar o buscar
avanzar en la verdad con nuestra contribución.

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ACTITUD
CIENTÍFICA
Versión 1.0 2020

ÍNDICE

1 Finalidad y aclaraciones sobre este escrito

2 La importancia del “hecho”

3 La importancia de la “interpretación”

4 Diferenciar hecho de interpretación

5 Consultas de fuentes confiables

6 Relación adecuada de fuentes

7 Incorporación del pensamiento metafísico

8 La opinión como conclusión


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1. Finalidad y aclaraciones sobre este


escrito

Denominamos ​“actitud científica” a la ​disposición habitual o


estable de incorporar y brindar información consistente con la
realidad​, luego de un ​proceso de consulta de fuentes
confiables​, dándole a esa opinión un ​carácter limitado a la
información que se posee, y por ello ​abierta a la incorporación de
otros aportes.

Es un concepto que hemos desarrollado desde la Pedagogía de la


Realidad, basándonos, sobre todo, en ideas de otros autores como
Mariano Artigas1 y Tomás de Aquino2.

La ​finalidad de este apunte es dar una ​base conceptual para la


participación en reuniones ​donde ​se intente profundizar y
compartir opiniones sobre un tema.

La “actitud científica” es una virtud que l​ a hemos comenzado a


investigar hace pocos años por lo que se encuentra en etapa de
desarrollo inicial.

Por ello, este apunte también tiene el límite de ese relativamente


poco tiempo de estudio y práctica, por ​lo que aquí se propone para
su desarrollo está especialmente abierto a aportes que lo
profundicen.

1
ARTIGAS, M. en ​Diálogo entre Ciencia y Fe afirma: “Sostengo, desde hace años,
un realismo científico según el cual en la ciencia experimental podemos alcanzar
conocimientos verdaderos, con una verdad que es siempre contextual y, por tanto,
parcial, pero, que es, al mismo tiempo, auténtica verdad. La verdad científica es
siempre «contextual» porque debe interpretarse dentro del contexto conceptual que
utilizamos en cada teoría. Por ser contextual, esa verdad es también «parcial», y no
agota todo lo que puede decirse acerca del objeto que se estudia. Pero, al mismo
tiempo, puede ser una verdad «auténtica» en el sentido clásico de correspondencia
con la realidad”.
2
AQUINO, T. en ​Suma Teológica sostiene: “la verdad se define como la adecuación
entre el entendimiento y el objeto. De ahí que conocer tal adecuación sea conocer
la verdad. Esto no lo conocen de ninguna manera los sentidos; pues aunque la vista
tenga la imagen de lo visible, sin embargo, no conoce la adecuación existente entre
lo visto y lo que aprehende de él. No obstante, el entendimiento puede conocer la
adecuación existente entre él y lo conocido; pero no la aprehende por conocer de
algo aquello que es, sino cuando juzga que hay adecuación entre la realidad y la
forma que de tal realidad aprehende”.
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2. La importancia del “hecho”

Según el ​Diccionario de la Real Academia Española por ​“hecho”


se entiende ​“acción, obra, cosa que sucede”.​ Es lo que podríamos
definir como ​lo que es o sucede más allá de nuestra
interpretación​. Por ejemplo: “lo que literalmente se dijo o está
escrito”; una descripción lo más ajustada posible a lo que se ha
emitido.

Es decir, ​la realidad como un acontecimiento objetivo


diferenciándolo más claro posible, de nuestra
interpretación​. Por ejemplo: ​Es diferente el hecho de que se
esconde el sol hoy a las 20hs en Argentina a mi interpretación de
cómo ya lo veía ponerse desde antes y todo lo que provocó en mí
contemplar la puesta del sol.

En realidad, ​el hombre no puede captar un hecho sin


interpretarlo​, si se entiende como interpretación darle un
sentido, aunque sea mínimo, a la información que incorpora.

Pero ​sí puede intentar distinguir la información que recibe


de lo que interpreta. Como cuando se puede distinguir lo que
uno está simplemente leyendo de este escrito del significado que
pueda darle el lector.

¿Por qué consideramos que es importante el hecho como distinto


de la interpretación? Porque ​el hecho generalmente nos es
dado, proviene de fuera de nuestro propio parecer, aunque
sea en el origen​. Como decía Aristóteles, ​no hay nada en las
potencias espirituales sin que antes haya pasado por los
sentidos3.

Este ​punto de partida es muy importante​, primero porque ​se


puede establecer cierta objetividad​, ya que el origen de la
información es captada de forma similar por los sentidos de la
mayoría de las personas. Pero también, porque ​puede ayudar,

3
​ARISTÓTELES en ​Tratado sobre el alma a ​ firma: “En la mayoría de los casos se
puede observar cómo el alma no hace ni padece nada sin el cuerpo, por ejemplo,
encolerizarse, envalentonarse, apetecer, sentir en general. No obstante, el inteligir
parece algo particularmente exclusivo de ella; pero ni esto siquiera podrá tener
lugar sin el cuerpo” y Tomás de Aquino lo cita así en su ​Suma Teológica:​ “dice el
Filósofo en III De Anima: El alma no entiende nada sin imágenes”.
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sobre todo, ​en la comunicación, a que varias personas


lleguen mejor a una interpretación conjunta y por ello,
generalmente más rica de la realidad.

3. La importancia de la “interpretación

Como dijimos, nosotros normalmente interpretamos los hechos. Es


una de nuestras riquezas a diferencia de los animales irracionales.
Sin la interpretación, la vida sería un suceder de hechos a los que
debería responder la potencia instintiva. Nosotros ​poseemos la
capacidad de “espiritualizar” los hechos,​ es decir, despojarlos
de sus características de estímulo de los sentidos para ​darle un
significado, un sentido​. Esto ​nos permite enriquecer nuestra
vida. ​Por ejemplo, ante la respuesta que nos da nuestra hija
(hecho), reflexionamos e interpretamos qué le estará
pasando o qué la habrá llevado a responder así.

La ​interpretación es la ​aplicación de las potencias superiores


(inteligencia y voluntad) a los hechos captados por los sentidos
potenciada por la afectividad y expresada mediante algún juicio
o relación: “ésto pasó por tal motivo, aquello significa que pasará
tal otra cosa”, por ejemplo. ​Esta relación,​ si se la hace de
manera profunda y consistente, es ​clave para la comprensión y
transformación de la realidad. Es clave para nuestra
libertad.​

No obstante, debemos tener presente que ​la interpretación es


nuestro parecer sobre algo,​ ​nuestro criterio sobre algo.
Normalmente ​necesita del criterio de otros para adecuarse
mejor, porque “nuestra visión del mundo no puede ser nunca un
sistema cerrado ni autorreferencial4”, ya que se encuentran
muchas riquezas en los aportes ajenos. Como la interpretación
sigue al hecho, ​el primer problema que se presenta muy a
menudo es identificar con claridad lo sucedido.​ Creer con
facilidad que lo que uno interpreta es el hecho en sí. Esto suele
generar problemas porque no refleja normalmente la complejidad
propia de la realidad.

4
YEPES, R. en ​Entender el mundo de hoy.
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4. Diferenciar hecho de interpretación

Como venimos deduciendo, ​es muy importante establecer una


distinción entre el hecho que se capta de las
interpretaciones​ que se dan a ese hecho.

El ​hecho y la interpretación ​se presentan normalmente


juntos, ya que todo hecho al ser captado necesita de su
interpretación para que ​tenga un sentido.​ Incluso en las noticias
que escuchamos se da ya una interpretación de un
acontecimiento, aunque pretenda informar con objetividad lo
sucedido. En el hombre ​todas sus potencias normalmente
trabajan juntas, integradas​: los sentidos que captan los
estímulos; la inteligencia, la voluntad, la afectividad intervienen en
la interpretación5.

No obstante, como ya analizamos, ​es posible distinguirlas ya


que son realidades diferentes. Una cosa es el estímulo que se
recibe como “hecho” -aunque ya implique cierta mínima
interpretación, como cuando digo que escuché una palabra- y otra,
las connotaciones que captan las demás potencias de esa palabra.
Sobre el “hecho”, normalmente suele haber un consenso
puesto que ​refleja una realidad más objetiva,​ como la palabra
que escucho. Pero ​sobre las connotaciones que tiene esa
palabra suelen haber diferencias de cierta importancia​.
Como por ejemplo, la connotación que puede tener al escuchar la
palabra “amor” y las diferentes emociones que puede producir en
los que la escuchan.

Es importante establecer esta distinción​ por varios motivos:

a) Como dijimos, ​el hecho tal cual se ha captado suele tener


mayor consenso como cuando establecemos que hemos
escuchado la palabra “amor”. Es decir que ​varias personas
pueden partir consensuando sobre un mismo hecho
inicial, s
​ iendo un ​primer punto de unidad y diálogo​, sobre
el que se puede avanzar. Desde allí ​uno puede aceptar mejor
que de esa palabra puede haber varios sentidos.​ Esto nos
ayuda mucho en la comunicación, en ​facilitarnos la

5
AQUINO, T. en Suma Teológica sostiene: “El orden que se da entre las potencias
del alma proviene por parte de la misma alma, la cual, a pesar de ser
esencialmente una, está capacitada para realizar actos diversos en un determinado
orden”.
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aceptación de que un hecho puede ser interpretado de


diferentes maneras por varias personas.

b) Nos ayuda a ​contrarrestar una costumbre e ​ n nuestra cultura


muy arraigada: ​establecer la propia interpretación como
un hecho​. Es decir, que ​lo que uno interpreta le asigna un
valor objetivo como si fuera un hecho​. Esto ayuda a
producir ​efectos negativos en la comunicación, ya que implica
ponernos en un lugar protagónico al hablar, dando por sentado
que nuestra postura es la más cercana a la realidad. Si a esto le
agregamos nuestra general tendencia al “pensamiento
extremo” -pensamiento que se resuelve en sólo dos
alternativas extremas como por ejemplo: bueno/malo-, da
como resultado el ​efecto negativo de considerar nuestras
interpretaciones como verdades absolutas6.

5. Consultas de fuentes confiables

En el desarrollo de la actitud científica ​el diferenciar el hecho de


la interpretación nos ayuda a tomar conciencia de las
limitaciones de la propia interpretación. Ricardo Yepes dice al
respecto: “La prudencia (...) es especialmente necesaria para los
intelectuales. La verdad no se conquista a ratos perdidos, ni en un
mes. No cabe en una frase, ni en un libro entero. Es preciso seguir
sus huellas, y buscarla, durante muchos años, quizá durante toda
una vida”7.

Por ello, ​es necesario confrontar nuestras propias


interpretaciones con las interpretaciones de otras personas
y/o autores​ que asumimos más confiables.

​La realidad es multifacética, muy profunda y muy dinámica.


Es a la vez compleja y orgánica, ya en la infinita variedad de
elementos siempre refleja una unidad y una armonía internas.
Tiene estructuras más estables y dinamismos que las afectan de
forma más o menos permanente. ​Necesitamos de la
interpretación de varios autores comprobados para poder
tener una idea más ajustada a lo real.

6
VILLAMIL-PINEDA, M. afirma en ​Fenomenología de la mirada​: “lejos de concebir la
presencia del otro como una amenaza que pone en peligro la subjetividad propia,
rompemos con el “sentirnos amenazados”, y reconocemos al otro como el ser que
misteriosamente enriquece nuestro mundo”.
7
YEPES, R. en Entender el mundo de hoy.
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La ​confiabilidad es la ​virtud que permite tener una


interpretación más acorde a la realidad de las cosas,​
apoyándose en varias fuentes y referencias. Para lograr una mejor
confiabilidad recomendamos buscar ​cercanía (trato habitual de la
persona con la realidad que interpreta), ​peritaje (capacidad de
interpretación de esa realidad), ​objetividad (capacidad de
ordenamiento de las potencias para la interpretación –es decir que
las emociones nos sean las que dirijan la interpretación-) e
integridad​ (quien interpreta tiene un proyecto integrado de vida).

Es muy recomendable ​consultar a varias fuentes para una


mejor interpretación, inclusive ​si la interpretación es en
equipo mucho mejor​. En lo posible, ​se debe tratar de cubrir
todas las características de una interpretación confiable
(cercanía, pericia, objetividad e integridad), sobre todo antes de
tomar alguna decisión de peso.

6. Relación adecuada de fuentes

Siguiendo con el desarrollo de la actitud científica, para poder


desarrollar una interpretación más objetiva, no sólo es importante
consultar varias fuentes confiables, sino también ​poder
relacionar bien esa información.

Para lograr esto es necesario desarrollar algunas ​habilidades​.

a) Captación de varios hechos sobre algún suceso, en lo posible


captados por varios sentidos como la observación, la escucha,
el tacto, el gusto, el olfato.

b) Constatación de los hechos captados,​ en lo posible con


otras personas que hubieran compartido esa captación. Siendo
muy recomendable tanto el registro en escrito y la verificación
de lo percibido sin que pase demasiado tiempo, ya que la
memoria suele agregar más matices emocionales e
interpretativos.

c) Registro de los hechos significativos​, en lo posible cómo


han sido captados. Por ejemplo, priorizando más las
expresiones utilizadas por la persona que escuché que mi
parafraseo de lo que entendí.
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d) Relación adecuada de la mayor cantidad de hechos


registrados​. Considerando que hay elementos sobre los que es
especialmente relevante captar los hechos: por ejemplo los
relacionados a los objetivos y expectativas de las personas, o
las circunstancias y limitantes de calibre.

e) Consulta a varias fuentes para la interpretación de esos


hechos.​ Ésto implica dos elementos. Por un lado, en la
consulta a diferentes fuentes también se debe diferenciar hecho
de interpretación. Por otro, la interpretación de la información
recogida de la mano de alguna otra persona que enriquezca
sobre los elementos más relevantes. Al menos cotejando: “yo
interpreto ésto de la información que tenemos, ¿qué pensás
vos?”8.

f) Relación adecuada de la información de las fuentes


consultadas.​ Logrando una consistencia que se da en una
visión de la realidad con varios aspectos importantes y
apoyando cada relación en alguna fuente consultada.

Este proceso parece muy largo y complejo, pero podríamos


resumirlo en: ​tratar de registrar lo mejor posible varios
hechos sobre un acontecimiento, para luego con ellos ​consultar
a varias fuentes y relacionar bien toda esa información
antes de establecer nuestra propia interpretación.

8
MILLÁN-PUELLES, A. sostiene en Las dimensiones morales del interés por la
verdad: “La primera de las virtudes que predisponen para el libre ejercicio del
interés por conocer la verdad es la humildad, es decir, lo contrario de la soberbia.
(...) Soberbio es el que se cree autosuficiente. El que dice: comprendo que hay
gente más inteligente que yo, pero a mí no me interesa conocer más de lo que ya
sé; para lo que yo quiero, bastante tengo con lo que sé”.
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7. Incorporación del pensamiento


metafísico

En la consulta a varias fuentes aconsejamos vivamente que s


​ e
tenga en cuenta un pensamiento metafísico,​ desde el
enfoque aristotélico-tomista.

Es decir, que además de las fuentes consultadas es muy importante


que para la interpretación –inclusive de las mismas fuentes
consultadas- ​incorpore el análisis causal​.

Recomendamos para esto ​consultar el apunte del circuito


metafísico.​

El pensamiento metafísico l​e dará profundidad a la


interpretación y con ello mayor posibilidad de tener un
acercamiento mejor a la realidad que queremos interpretar9
.

8. La opinión como conclusión

En resumen, ​para que podamos dar una opinión bien


fundamentada sobre algo recomendamos los siguientes
puntos -pasos para el desarrollo de la “actitud científica”-:​

1- Captación y registro del hecho lo más ajustado a la


realidad.​

2- Consulta a varias fuentes, en lo posible confiables​.

3- Incorporación del análisis causal.

4- Buena relación de toda la información obtenida.​

9
JUAN PABLO II en Fides et ratio sostiene: “debe tenerse en cuenta la desconfianza
en la razón que manifiesta gran parte de la filosofía contemporánea, abandonando
ampliamente la búsqueda metafísica sobre las preguntas últimas del hombre, para
concentrar su atención en los problemas particulares y regionales, a veces incluso
puramente formales”.
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5- Conclusión teniendo en cuenta los límites – estos límites


pueden deberse al registro de los hechos, la consulta de las
fuentes, al manejo del análisis causal, a las relaciones que he
realizado-; y por ello, con una ​apertura a
​ que la conclusión sea
modificada, rectificada o mejorada .10

10
YEPES, R. en ​Entender el mundo de hoy ilumina de esta manera: “Aprender es
seguir viendo la realidad como es, compleja, y no encajar cada experiencia nueva
en un esquema cerrado y preconcebido. La juventud intelectual consiste en no
perder nuestra capacidad de aprender. La vejez llega cuando no asimilamos lo
nuevo y lo reducimos a alguna experiencia anterior que ya en su día tuvimos”.

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