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UNIDAD DIDÁCTICA 3
1. INTRODUCCIÓN
1. INTRODUCCIÓN
María Montessori inició en 1830 una revolución educativa que iba a cambiar la forma
de entender la Educación, la forma de enseñar y orientaría los trabajos que se han
derivado posteriormente relacionados con todas las pedagogías activas y más
ampliamente del paradigma cognitivo que llamamos constructivismo. El método de
María Montessori está tan ampliamente aceptado y forma una parte tan esencial e
indisoluble de todos los currículos en todas las sucesivas reformas educativas por las
que hemos pasado, que es difícil determinar exactamente el momento en que
estamos aplicando el método.
Cada vez que un maestro de Educación Infantil dirige el trabajo individual de los niños
en los diferentes rincones de actividad, cada vez que un maestro de segundo ciclo de
Primaria propone a los niños un reto en forma de puzle, o cada vez que un profesor de
Secundaria baja a los alumnos al laboratorio para que experimenten la explosiva
reacción del sodio sobre el agua; en todos los casos, el espíritu de María Montessori
está presente.
Sin embargo, tras colocar al mismo perro infinidad de collares y en los tiempos difíciles
que corren para el Sistema Educativo en nuestro país, la tendencia actual se
encamina al purismo, a redescubrir el método en sus raíces fundamentales. Muchos
centros educativos privados y privados – concertados en todos los niveles educativos
han adoptado el método Montessori como bandera ideológica. Los colegios
Montessori proliferan, y es que cuando las cosas no están claras, lo mejor es regresar a
la solidez y austeridad de los grandes de la pedagogía.
A ese objetivo se dirige la presente Unidad Didáctica, a describir el método tal y como
lo concibió Montessori y a facilitar las pautas que permitan una inmersión del
profesorado en el mismo, o que, al menos sepa reconocerlo cuando lo aplique desde
sus metodologías didácticas y currículos aprobados oficialmente.
Rechazada por los dictadores de su tiempo (Mussolini cerró todos sus colegios en Italia
cuando María se negó a adoctrinar en ellos a sus alumnos con mensajes de fidelidad
fanática al “Duce” y belicismo totalitario), denostada por los académicos ortodoxos
(en Estados Unidos su método fue cubierto de estiércol por los académicos más
reaccionarios y conservadores), consigue perdurar en el tiempo e instalar en las
conciencias de sus contemporáneos la necesidad de considerar la importancia de los
niños como redentores del mundo.
La influencia de su Pedagogía Científica –como ella misma la llamó – ha sido tal que
no es fácil separar su método de la práctica docente habitual. La figura de María
Montessori se yergue enorme pero bondadosa y próxima envuelta en la leyenda y el
profundo respeto de todos los educadores que la ven como una figura inspiradora y
actual.
Los niños montessori en trabajan juntos en una misma sala de clases (3-6-9-12-15-18)).
Esto de mezclar niños de distintas edades (aunque siempre de 3 en 3 años) podría
sonar extraño, pero es así como el método Montessori lo exige y es una marca
distintiva del método. El principal beneficio de esto es que el niño pequeño aprende
del niño más grande y el grande recuerda sus etapas anteriores. Otra gran
característica del método es que el material está dispuesto en rincones a disposición
de todos, así el niño elige libremente en que área trabajar.
En definitiva: tenemos niños deambulando por el aula, con diferentes edades (dentro
del rango de tres años de diferencia entre el más pequeño y el mayor de ellos). En un
momento dado y motivados por su maestro – guía deciden abordar una tarea que
deberán realizar por sí mismos, pero contando con la guía del maestro. De esa forma
cada niño realiza las actividades para las que está maduro y motivado, fortaleciendo
su dominio sobre las mismas. En este punto podemos apreciar la enorme importancia
que tienen la planificación de actividades, el control del ambiente y la motivación –
guía del maestro
El trabajo individual desarrolla los intereses personales del niño y no los del grupo en
general, de esta forma se desarrolla un medio educativo eficaz, dedicado a ayudarle
a conocer sus cualidades. En todo caso se asume que la función del grupo es ayudar
a completar los objetivos indiciduales de cada uno de sus miembros, no a la inversa.
Desde la perspectiva de este método hay que tener claro que la prioridad está en el
individuo y que en las aulas Montessori no hay lugar para el concepto de
“normalización”, ya que son rabiosamente “individualizantes”. De esa forma no se
compara el grado de desempeño de un alumno con su grupo – aula, sino que cada
niño sólo se compara con sí mismo en el logro de las capacidades programadas.
María Montessori opinaba que para que un individuo pudiera desarrollar conciencia
social, primero debía desarrollar las capacidad de autoconocimiento, autocontrol y
autodisciplina que tanto creía necesarias.
Hay que tener en cuenta que cada inteligencia evoluciona de distinta manera y de
acuerdo con un ritmo particular por lo que las etapas del desarrollo no se desarrollan al
mismo tiempo en todos los niños de una misma edad. El sistema educativo Montessori
elimina las lecciones colectivas en beneficio de las individuales, que son voluntarias,
breves, simples y adaptables a cada caso, es decir, valoriza y desarrolla la
individualidad de cada niño. De esta manera convierte, el principio de la
individualización en la enseñanza, en uno de los fundamentos de su pedagogía.
En las aulas Montessori ya hemos dicho que el niño trabaja con niveles muy altos de
libertad y autonomía; aunque su guía- maestro le motive y oriente, ésta guía nunca es
activa y el maestro suele utilizar una estrategia pasiva de orientación (parecida al
diálogo socrático) de forma que estimula la capacidad de observación del niño y su
capacidad para orientar su conducta hacia la resolución de problemas.
Por eso es tan importante diseñar las tareas de enseñanza –aprendizaje y los materiales
de forma que contengan en sí mismo las claves para el ajuste de la conducta del niño
explorador, guiéndolo hacia el éxito.
El ambiente Montessori, que cuenta con estímulos graduados que permiten el control
de errores, proporciona un “medio adaptable” para satisfacer las necesidades
interiores que tiene el niño de que sus aptitudes de aprendizaje funcionen plenamente.
En efecto, cada tarea que realiza el niño tiene raíces en el pasado y semillas para el
futuro, habiendo sido completamente estructurada y sirviendo, a su vez, como
preparación para otra actividad aun más complicada.
• Atrayente
• Auto correctivo.
• El niño lo disfruta individualmente a pesar de estar en grupo.
El ambiente Montessori, que cuenta con estímulos graduados por materiales que
permiten el control de errores proporciona un “medio adaptable”. Para que el niño
desarrolle sus capacidades, debe consolidar los logros obtenidos mediante la
• Ambiente estructurado:
• Atmósfera alegre y brillante
• Materiales sensoriales
• Un maestro, un auxiliar del maestro.
Es importante señalar que en las aulas Montessori hay simultáneamente dos maestros
formados específicamente en el método, con el fin de poder orientar a los niños
adecuadamente.
• Los materiales son diseñados para satisfacer las necesidades de los niños.
Durante su evolución el niño pasa por una serie de etapas transitorias, en las cuales su
sensibilidad responde en especial a ciertos aprendizajes.
El “gran trabajo” del niño desde su nacimiento hasta los seis años (período formativo)
es asimilar y organizar los estímulos del ambiente, bajo la guía de sus propias leyes de
aprendizaje, para hacerse a sí mismo. (Autoestructuración).
• Este período se extiende desde el nacimiento del niño hasta los cinco años y
alcanza su punto de mayor desarrollo a los dos años y medio aproximadamente.
• Durante este período el niño puede aprender las letras, formas geométricas, tonos
musicales, colores, dimensiones, etc.
• El niño desarrolla los sentidos y des esta forma elaborará ideas abstractas más claras.
• Comienza alrededor del año o año y medio y se extiende hasta alrededor de los
cuatro años.
• Este período se extiende desde las cuatro semanas hasta los ocho años.
• Las actividades que desarrolla el método Montessori en esta área son las
actividades de la vida práctica, los ejercicios sobre una línea, las actividades de
movimiento creativo y ejercicios que ayuden a desarrollar la musculatura del niño.
El hombre, “una criatura con ritmo”, necesita autocontrol para lograr el desarrollo
óptimo de sus potencialidades físicas.
El concepto de ritmo a que se refiere Montessori trata más bien de los ciclos y
predictibilidad cíclica en las actividades que desarrollan los alumnos. Si los alumnos se
ciñen a una rutina, es mucho más fácil inculcarles hábitos, autodisciplina y autocontrol.
Para Montessori, el hábito hace al monje.
• Descubrimiento y desarrollo
Montessori afirmaba que “El Niño es el padre del Hombre”. Solía decir que no hay
sobre la faz de la Tierra un solo adulto que no provenga del niño que una vez fue. Por
eso, entendió que la formación del niño con los valores que lo capacitarían como
adulto, era esencial para conseguir adultos bien formados, pacíficos y libres.
Inteligentes y capaces pero honestos y bondadosos. Montessori trata a los niños con el
respeto que dedicaría a un adulto, confiando en las capacidades que tiene aún en
desarrollo, respetando su capacidad de decisión y deseo de libertad, todas cosas que
se suponen en el adulto. En una sociedad que no consideraba a los niños, María
Montessori les otorgó el estatus de salvadores de la Humanidad.
Los Guías Montessori deben recibir una formación específica que veremos más
adelante con detalle, asimilando la filosofía del método, los postulados del método, el
manejo de materiales estandarizados y los criterios necesarios para producir ellos
mismos material didáctico adecuado. Son una parte esencial en la aplicación del
método.
Montessori tuvo que enfrentarse al fascismo durante una parte importante de su vida.
Mussolini cerró sus escuelas en Italia y Hitler hizo lo propio en Alemania cuando se negó
a entrenar pequeños soldados. Una defensora de la libertad como ella se negó a
formar a los niños en el servicio al Estado y la colectividad alienante.
Opinaba que el individuo era lo esencialmente importante y que sólo bien fortalecido
podría resultar de alguna utilidad a la Sociedad. Opinaba que el papel de la Sociedad
era contribuir al desarrollo del individuo. Defendía un equilibrio entre la razón y la
acción ponderada desde la libertad individual y el respeto a los valores. El servicio a la
sociedad sólo se puede hacer desde la elección individual.
4. EL GUÍA MONTESSORI
Uno de los pilares básicos del método lo constituyen los docentes especialmente
entrenados que María Montessori llamó Guías. Hemos querido dedicar un apartado
especial a este punto de manera que le lector interesado en el método a nivel
profesional pueda recabar información sobre la forma en que debería ser entrenado
para llevar a cabo una auténtica aplicación del método Montessori.
La Dra. Montessori siempre se refirió a los maestros (en realidad maestras, ya que en su
tiempo era una ocupación casi exclusivamente femenina) como "Guías" y su papel se
diferencia considerablemente del maestro tradicional.
Ante todo tiene que ser una gran observadora de los intereses y necesidades
individuales de cada niño.
La interacción del guía, los niños y el ambiente da como resultado que no existan dos
salones (aulas) Montessori idénticos en su rutina. Cada uno refleja las características
individuales de cada guía y de cada grupo de niños.
Algunos guías usan únicamente los materiales diseñados por la Dra. Montessori, otros,
en cambio, desarrollan ellos mismos materiales nuevos o adaptan materiales
educativos al salón de clases Montessori.
• Debe ser capaz de guiar al niño dentro del salón de clases hacia el material o
actividad que se requiera para lograr un desarrollo armónico y adecuado a su
edad.
• Debe ser activo cuando se pone al niño en contacto con el material por
primera vez y pasivo cuando este contacto ya se ha dado.
• Guiar al niño para que éste aprenda a observar, a cuestionarse y a explorar sus
ideas de forma independiente, motivando su interés por la cultura y las
ciencias.
Programa de estudios
Existen tres tipos de cursos que pueden realizarse, cuyos contenidos pasamos a
describir:
El curso “Casa dei Bambini” (La casa de los niños) prepara a los educadores para las
tareas de ayudar a desarrollar completamente el potencial humano individual de los
niños pequeños. El curso supone una oportunidad de estudiar en profundidad el
método y prácticas de la pedagogía Montessori destinadas al trabajo con niños entre
3 y 6 años de edad, las necesidades expresadas durante este estadio del desarrollo y
las formas disponibles para ayudar al trabajo de auto-construcción del propio niño.
El curso de Nivel Elemental (Elementary Training Curse) prepara a los educadores para
la tarea de ayudar a los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 12 años a
desarrollar todo su potencial humano individual. El curso supone una oportunidad de
estudiar, en profundidad, la pedagogía y prácticas de Montessori; así como el
Con el fin de que el lector pueda hacerse una idea de la calidad y especificidad de
estos cursos de formación, sólo hay que echar un vistazo a los criterios de selección de
los componentes del equipo de formadores cualificados que imparten los cursos. Estos
cursos sólo pueden ser impartidos por profesionales de gran experiencia y prestigio que
han dedicado sus vidas profesionales al método Montessori. Primero deben conseguir
el título de Entrenador AMI, culminando un curso intensivo de tres años de duración; sin
embargo para ser aceptados en dicho curso, deben cumplir el siguiente perfil:
El grado de implantación de las Escuelas Montessori ha sido más elevado en los últimos
años. De hecho, y por dar un dato objetivo, diremos que sólo en EEUU hay más de
4.000 centros educativos Montessori. En nuestro país, existen varios colegios privados
ESTRATEGIAS DIDÁCTICAS PARA LA MEJORA DE LAS CAPACIDADES EN LAS DIFERENTES ETAPAS
EDUCATIVAS
Unidad Didáctica 3 El método Montessori y su vigencia en la actualidad 14
La rigurosidad del método exige, una vez que hemos hablado de los principios básicos
y de la formación y cualificación de sus maestros – guías, que abordemos ahora el
tema de los materiales Montessori y el cuidado del ambiente, auténtica piedra de
toque de todo el método Montessori.
La doctora Montessori, en su trabajo inicial en 1907 en San Lorenzo, observó que los
niños pequeños estaban vivamente interesados en los aparatos de desarrollo sensorial.
Los niños usaban estos materiales espontáneamente, de manera individual,
repetidamente y sumidos en una profunda concentración. Tras esta actividad
espontánea, los niños parecían renovados y con una intensa sensación de satisfacción
interior. Recordamos al lector que los niños de San Lorenzo constituyeron una especie
de “fenómeno extraordinario” para la comunidad internacional de pedagogos,
porque eran niños en riesgo de exclusión social que aprendieron a leer por sí mismos.
Desde este descubrimiento inicial y tras muchos años de observación, prueba y error,
la Dra. Montessori y su hijo Mario (que siempre asumió con dedicación el papel de
principal colaborador), desarrollaron una amplia gama de materiales Montessori.
Para que el material aplicado produzca el máximo beneficio debe ser presentado al
niño de la forma apropiada, respetando el estadio de desarrollo y sus características
individuales por un maestro especialmente entrenado en el método Montessori. Los
materiales consiguen introducir al niño en una dinámica de trabajo auto-dirigida en el
marco de una actividad concreta. Los materiales deben ser bonitos, atractivos a los
sentidos, relucientes, sin imperfecciones, totalmente completos y ordenados de forma
que sean accesibles, listos para ser utilizados.
Siempre que las condiciones en las que se aplica el método Montessori sean las que
prescribe su autora, los resultados serán óptimos. Las condiciones que se consideran
óptimas son:
Echando un vistazo a nuestro propio sistema educativo, y sus evidentes carencias que
no pasaremos en ésta Unidad Didáctica a enunciar, podemos inferir la siguiente
conclusión.
Para terminar, simplemente recordaremos el lema educativo por el que siempre será
recordado el imponente gigante que fue María Montessori: