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AVANCES MÉDICOS
einstein. 2017;15(4):516-21
1
Hospital Israelita Albert Einstein, São Paulo, SP, Brasil.
Autor correspondiente: Daniel de Sousa Filho - Avenida Albert Einstein, 627/701, 3er piso, edificio B - Morumbi - Código postal: 05652-900 - São Paulo, SP, Brasil - Teléfono: (55 11)
2151-5084 Correo electrónico: danieldesousafilho@gmail.com
Recibido el: 25 de mayo de 2016 - Aceptado el: Sep 28,
2017 DOI: 10.1590/S1679-45082017MD3746
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SIMULACIÓN
La simulación no se considera un trastorno mental. Está
incluida en el DSM-5 y se define como la producción
intencionada de síntomas físicos o psicológicos falsos o
exagerados motivada por incentivos externos con el fin
de evitar el servicio militar obligatorio, evitar el
trabajo, obtener una compensación económica, escapar
de un proceso penal u obtener drogas. La simulación
difiere del trastorno facticio en cuanto a la motivación
para la producción de síntomas. En la simulación, el
incentivo es externo, mientras que los trastornos
facticios carecen de él.
La simulación también se clasifica en el DSM-5 en la
categoría "Otro foco de atención clínica", pero en la
versión revisada de la Clasificación Internacional de
Enfermedades 10ª, se clasifica en Z76.0 - Simulación
(consciente) en el ítem "Personas que acuden a
servicios de salud en otras circunstancias".(5,25)
Según el DSM-5, el cuadro 5 muestra elementos
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TRATAMIENTO
En general, el tratamiento del trastorno facticio no se
basa en estudios controlados y aleatorizados. En 2008,
una revisión sistemática sobre trastornos facticios, que
incluía 32 informes de casos y 13 series de casos,
mostró pruebas insuficientes para evaluar la eficacia
de cualquier técnica de tratamiento de los trastornos
facticios, incluidas la psicoterapia, el tratamiento
farmacológico, la terapia conductual y las técnicas
multidisciplinares(26). Hasta el momento, ninguna
terapia biológica o psicológica ha mostrado eficacia
según las revisiones y los informes empíricos de
clínicos con experiencia en este campo. No se han
realizado análisis comparativos entre los distintos tipos
de enfoque terapéutico, aunque se han descrito varias
técnicas, como las psicodinámicas y las conductuales.
Algunos autores afirmaron que la hospitalización
psiquiátrica involuntaria se ha utilizado para pacientes
que se ponen en riesgo a sí mismos y que no pueden
ser tratados e n una unidad ambulatoria. Este abordaje
es necesario porque la mayoría de los pacientes,
aunque estén dispuestos a asumir la posición de
enfermos o a poner a otros en esta posición, no se
reconocen a sí mismos como portadores de un
trastorno mental, no suelen adherirse al tratamiento y,
en ocasiones, huyen de su ciudad de origen para
intentar ser ingresados en otro servicio sanitario
informando de las características clínicas previas que
había producido intencionadamente. El tratamiento de
estos pacientes es extremadamente difícil; presenta
tasas muy bajas de adherencia, mal pronóstico; y
pocos casos presentan mejorías. Cabe destacar que la
mayoría de los tratamientos reportados en estudios de
casos o revisiones bibliográficas fueron realizados en
ámbitos hospitalarios, con pocas semanas o meses de
tratamiento, lo que podría ser un sesgo importante en
estos estudios.(7-9)
DEBATE
El síndrome de Munchausen y el síndrome de
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poderes
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El síndrome de Munchausen y el síndrome de
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sanitarios. La falta de identificación puede dar lugar a
muchas pruebas de laboratorio y procedimientos
innecesarios que pueden prolongar las
hospitalizaciones y aumentar los costes de los sistemas
sanitarios. Hasta el momento, no se han demostrado
tratamientos eficaces mediante estudios bien
realizados y no existen criterios diagnósticos; estos
hechos pueden explicar el escaso conocimiento de los
estudiantes y los profesionales sanitarios sobre estas
afecciones. Los síndromes de Munchausen y el
síndrome de Munchausen por poderes son variantes de
los trastornos facticios. Son afecciones que suponen un
reto para la Medicina a pesar de la tecnología y los
conocimientos actuales sobre las fronteras entre mente
y cuerpo.
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