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Empiema:

El empiema es una infección del espacio pleural, generalmente en forma de exudado.


Los empiemas comienzan por una fase aguda con un líquido fluido que puede drenarse
totalmente mediante un tubo torácico o un catéter de pequeño calibre. Generalmente,
este proceso empeora cuando el líquido se vuelve más turbio y espeso y empieza a
locular. En el espacio pleural se acumulan restos mucopurulentos que comprimen el
parénquima pulmonar subyacente. La fase crónica o de organización produce un mayor
atrapamiento pulmonar, con penetración de capilares y creación de una corteza pleural
que atrapa el pulmón.

Un empiema se desarrolla generalmente tras un derrame pleural reactivo como


consecuencia de una infección pulmonar. Antiguamente, estas infecciones se debían a
neumonías estreptocócicas o neumocócicas. Actualmente las causas más frecuentes de
empiema son microorganismos gramnegativos y anaerobios. Un empiema puede
aparecer también después de un traumatismo o una intervención torácica, por
diseminación hematógena, por rotura de un absceso pulmonar o mediastínico, o por
perforación esofágica.

La sintomatología consiste generalmente en una serie de síntomas constitucionales,


como malestar general, fiebre, falta de apetito y pérdida de peso. En caso de infección
pulmonar son habituales la tos y la disnea.

El estudio diagnóstico incluye una radiografía de tórax y una TC del tórax y el abdomen
superior.

Quilotórax:

El quilotórax es una condición en la que el líquido llamado "quilo", que normalmente


fluye a través del conducto torácico, se escapa hacia el espacio alrededor de los
pulmones en lugar de llegar al sistema digestivo. El quilo es un líquido blanco lechoso
que contiene una concentración elevada de triglicéridos, quilomicrones y leucocitos.

Las causas del quilotórax pueden ser diversas. Los síntomas comunes incluyen
dificultad para respirar y tos. La pérdida crónica de quilo puede tener consecuencias
nutricionales negativas, por lo que es necesario reponer líquidos y nutrientes y tratar la
causa subyacente.
Para el diagnóstico se puede emplear la toracocentesis o drenar el líquido con un tubo
torácico. El análisis del líquido pleural con quilomicrones confirma el diagnóstico.

Neumotórax:

El neumotórax es una acumulación de aire en el espacio pleural. Puede producirse tras


un traumatismo, una intervención quirúrgica, la aspiración con una aguja, la inserción
de una línea central, un aumento de la presión de la ventilación mecánica o una
neumopatía (p. ej., EPOC, fibrosis quística o pulmonar) u otros trastornos (p.
ej.,neumotórax catamenial). También puede producirse un neumotórax espontáneo
primario como consecuencia de la existencia de bullas subpleurales u otra enfermedad
pulmonar.

Un neumotórax a tensión se produce cuando sigue entrando aire en el espacio pleural


sin que se produzca una descompresión. Este problema genera una presión intratorácica
positiva que comprime el pulmón y el mediastino, desplaza el mediastino hacia el
hemitórax contralateral y limita la ventilación y el retorno venoso.

Los síntomas del neumotórax son dolor y disnea. Los pacientes con neumotórax
espontáneo son, por lo general, hombres jóvenes, altos y delgados.

El diagnóstico por imagen incluye la radiografía torácica y, en ocasiones, la TC. Es


frecuente observar bullas y ampollas apicales. La TC permite evaluar la causa del
neumotórax espontáneo o la presencia de otra enfermedad pulmonar oculta. El
neumotórax puede acompañarse de enfisema subcutáneo o no.

Dolor torácico intenso

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